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LA NOVELA Y EL ENSAYO EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX

La novela realista y naturalista, heredada de la narrativa del siglo XX, gozó de un amplio
público en los primeros años del siglo XX. En esta línea se inscribe la obra de Blasco Ibáñez,
quien alcanzó gran éxito con una novela naturalista de tono social, ambientada en la huerta
valenciana: La barraca, Entre naranjos...
Al igual que en la lírica, las innovaciones novelescas de principios del siglo XX fueron
consecuencia de la visión pesimista de la cultura occidental del momento (véase tema de la
lírica). Ante la imposibilidad de encontrar significado a la existencia, el mensaje fue de
frustración y desesperanza. La narrativa más innovadora procede del modernismo, por parte de
Valle-Inclán, y de los noventayochistas Baroja, Unamuno y Azorín. En 1902 se publicaron en
España cuatro obras significativas: La voluntad, de Azorín; Camino de perfección, de Baroja;
Amor y pedagogía, de Unamuno, Sonata de otoño de Valle-Inclán. Estas obras iniciaron un
camino innovador. Cada una con su peculiar estilo se alejó del realismo y de su intento de
representación mimética, en busca de una expresión profunda de la realidad interior.

La prosa en el Modernismo no se desarrolla con la misma fuerza que la poesía. Sin embargo,
destacan dos importantes autores:
- Valle-Inclán: comienza con las Sonatas en el Modernismo más rico en imágenes ostentosas y
lenguaje brillante, desarrolladas en ambientes exóticos, con presencia de lo decadente, empleo
de símbolos... Luego su modernismo se orienta hacia la estilización deformante de las normas
clásicas con el esperpento en obras como Tirano banderas y El ruedo ibérico.
- Juan Ramón Jiménez con Platero y yo (modernismo simbolista e inspirado en su tierra
andaluza).

Los noventayochistas muestran en sus obras sus preocupaciones existenciales y su visión de la


decadencia española mediante un lenguaje sencillo y directo. Manifiestan una oposición directa
y una actitud comprometida con el mundo en el que viven. La preocupación por España en sus
obras se refleja especialmente en la atracción que sienten por Castilla cuyo paisaje muestra una
belleza áspera y al mismo tiempo ese paisaje duro, árido y seco es la representación del atraso
social y cultural de la España de su tiempo. Las inquietudes existenciales son esenciales en
Unamuno, pero también en Azorín y Baroja, que manifiestan en sus obras una voluntad por
desentrañar el sentido de la vida. Además, el 98 manifiesta atracción por la Historia, en la que
los escritores buscan redescubrir la esencia de España.
El 98 presenta a menudo sus preocupaciones en el ensayo y lo configura como género literario
en el que caben desde el lirismo hasta la reflexión histórica, política o filosófica. Destacan
autores como Ángel Ganivet, Ramiro de Maeztu, Unamuno y Azorín.
En la narrativa, se observan cambios con respecto al Realismo, como la visión subjetiva de la
realidad representada y la incorporación de novedades técnicas (la acción se sustituye por la
percepción, la narración suele fragmentarse en estampas, hay dramatización, es decir, el
narrador se diluye y los personajes hablan por sí mismos...).
Los principales prosistas de esta generación fueron Unamuno, Pío Baroja y Azorín.
Unamuno, aunque cultiva también la poesía y el teatro, es en el ensayo y en la novela donde
alcanza sus mayores logros, siendo el autor más destacado de su generación en el ámbito del
ensayo. Sus libros se centran en dos temas: preocupación por España y el sentido de la vida.
Cabe mencionar los ensayos: En torno al casticismo y Por tierras de Portugal y España; y
novelas (a las que él llama nivolas para diferenciarlas de las realistas) como: Del sentimiento
trágico de la vida, Niebla, San Manuel Bueno, mártir...
Pío Baroja fue un novelista muy prolífico y escribió también ensayos, teatro y poesía.
Distinguimos tres etapas en su producción. En la primera escribió sus obras más
representativas marcadas por la estética del 98: Tierra vasca, El árbol de la ciencia, Camino
de perfección... Las obras de la segunda etapa están marcadas por la recreación histórica. La
tercera fase está dedicada a la redacción de sus memorias.
José Martínez Ruiz “Azorín” escribió en el campo de la novela La voluntad, Antonio Azorín...
obras caracterizadas por su fragmentarismo, su carácter reflexivo y el gran peso de la
descripción. También destacan sus ensayos y artículos periodísticos como El alma castellana,
Los pueblos...

La prosa desde 1914 sufre un desarrollo paralelo al de la poesía. Inicialmente influenciada por
las vanguardias y el Novecentismo, evoluciona en torno a los años 30 hacia una
rehumanización.
La generación del 14 comparte con el 98 la preocupación por España, pero defiende la
europeización del país, supera el pesimismo, critica la exaltación sentimental y persigue un arte
puro liberado del subjetivismo. El ensayo es el género más característico del Novecentismo,
destacando el escritor y filósofo Ortega y Gasset con La deshumanización del arte.
En cuanto a la novela Novecentista, rompe con la estética del siglo anterior mediante el
desarrollo escueto de la acción y la incorporación de reflexiones de tipo ensayístico. Sus
principales representantes son Gabriel Miró, cuyas novelas destacan por un marcado lirismo
(Nuestro padre San Daniel) y Ramón Pérez de Ayala.
En la novela vanguardista, que se identifica con el formalismo y la experimentación, cabe
destacar a Ramón Gómez de la Serna con obras como La viuda blanca y negra, La mujer de
ámbar...

La generación del 27 cultiva esencialmente la poesía; sin embargo, se incluyen algunos


prosistas contemporáneos como Benjamín Jarnés, Pedro Salinas, Francisco de Ayala, Max
Aub... en cuyas obras es frecuente la concepción de la literatura como un juego, la innovación
estructural y estilística, así como la presencia de humor y la metáfora.
La evolución de la prosa se abre hacia la rehumanización y el compromiso (novela realista y
social). Esto se refleja en la obra de José Díaz Fernández, en su ensayo El nuevo romanticismo.
En la novela destaca especialmente Ramón José Sender con Imán, obra más importante de su
primera etapa.

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