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LA FICCION DEL SUJETO

Néstor A. Braunstein

¡Ojo! La condición es la de no abusar del truco. Pero siempre, para quien se dispone a
escribir, comenzar con un genitivo en el título del trabajo permite encaminar la escritura.
¿El discurso del método o el método del discurso? ¿La escritura de un trabajo o el trabajo
de una escritura? ¿La ficción del sujeto o el sujeto de la ficción? Veamos las dos
posibilidades: La ficción del sujeto, en sentido subjetivo. El sujeto, entendido como un yo
y no sólo como sujeto gramatical, hace o tiene una ficción; el sujeto finge: "Finjo, luego yo
existo", ¿cómo podría ex-sistir sino a partir de que me creo (doble sentido, crear, creer),
me creo, autor (activo) de mis reflexiones? Después de esta manifestación surge el
genitivo en su otro sentido, objetivo: la ficción es el sujeto de la oración y yo, supuesto
sujeto, soy el objeto (pasivo) de esa ficción. La oscilación de ambos sentidos, se ve por lo
que está enjuego, no es un juego. O, mejor,-es un juego de lenguaje, de esos que
desmenuzaba Wittgenstein al final de su vida, esos que constituyen el mundo como un
mundo de lenguaje. Y es en él donde las ficciones imperan y donde es, o al menos parece,
imposible desentenderse de ellas, de su omnipresencia. Son seres de ficción los que el
lenguaje impone y, entre ellos, el sujeto, autor y efecto de la ficción, se cree y se crea un
yo ficticio, ek-siste a su discurso. E insiste.
Tendremos que demostrar que la ficción de un sujeto es el sujeto de una ficción en los
dos saberes que se ocupan del sujeto: el derecho y el psicoanálisis. Bueno sería aclarar
desde ya que no consideramos que la ficción sea un ser jerárquicamente inferior a una
supuesta verdad pura y libre ded contaminaciones ficticias. Porque no la hay.
Porque el problema de una eventual depuración de las ficciones no se resuelve ni una respuesta por el momento dogmática: hay sujeto en la realidad, pero no lo habría si
recurriendo a comprobaciones empíricas ni haciendo un análisis del lenguaje. Porque no fuese impuesto en ella por el lenguaje, al que podemos llamar Otro, así, con
ficción, si la hubiese, sería la de una verdad libre de ficción. Veremos porqué. mayúsculas. El sujeto es una criatura cuya carne es la palabra: la letra, el sonido y el
¿Y fingo, ergo sum, no suplanta acaso al cogito sin que nada esencial cambie? ¿Cuál es sentido. No hay sujeto sino por la oposición binaria que se entabla entre él y el Otro del
la sustancialidad, cuál la referencia, del ego, sino su posibilidad de hacer ficciones, lenguaje que es su casa y su causa. Es su morada, allí vive; de él depende. Para bien y
incluyendo la de sí mismo, y desde allí, por autoengendramiento, creer que, como el para mal.
legendario barón de Munchhausen, puede salir del pantano en el que se ahoga tirando de Eso sí, una vez construido en medio del andamiaje de palabras consagradas en actas
sus propios cabellos? notariales habrá de, le guste o no, intentar (y fracasar) de manera variable en el
Lo que es, finge, dijimos hace bastante tiempo. Hay ahí un misterio de esos de los cumplimiento del gnóthi seauton, del conocerse a sí mismo. Mandamiento imposible para
egipcios. El sujeto finge que es él, el sujeto de la ficción. A su vez, si no fuese él su propio el sujeto según se sabe tanto desde Kant que lo ubicó como fuente de todos los predicados
autor, sería él una ficción, una invención, un sueño, ¿de quién?, ¿de alguien? ¿de otro sin que nada pueda predicarse de él como desde que Freud propuso su inconsciente y
sujeto? (tema borgesiano de Las ruinas circulares). ¿Quién sería ese supersujeto -o, planteó la paradoja: lo que de él se enuncie, por el hecho mismo de enunciarlo, ya no
mejor, ese no sujetado- que podría inventar al sujeto, a todo sujeto? Hay que recurrir a corresponde a él; siendo inconsciente es inefable. Cabe agregar a la lista de quienes
plantearon el conocimiento imposible de sí por sí a Fichte, Schelling, Nietzsche, Dilthey, retroactivamente una prehistoria del sujeto y anotar su prefiguración entre los griegos o
Wittgenstein, Heidegger. en Descartes (1)(2).
Echemos una mirada al andamiaje. Sujeto no es un viviente organismo humano si no Surge ahora la tentación de negarle realidad al sujeto si sólo, consideramos como tal á
en la medida en que a ese organismo corresponden un nombre, que el sujeto llama la observable, mensurable, tangible. En tal caso, con esa actitud epistemológica,
"propio" como si ignorara que le fue impuesto, de una imagen de sí, que el sujeto llama yo desaparecerían también de la "realidad" todos los conceptos utilizados por la ciencia, los
y que le permite reconocerse del otro lado del espejo o en una fotografía, y de un cuerpo números, las fórmulas, las leyes inducidas a partir de regularidades, todo aquello que es
que también es considerado como "propio, mío" en la medida en que acepte, por una construcción lenguajera. Son, siempre, ficciones, producciones en el consabido reino de la
parte, las exigencias de ese organismo y, por otra, la responsabilidad de conducir tal palabra de cosas y relaciones que están siempre imperfecta, arbitraria, retóricamente
cuerpo según una normatividad variable que procede de los usos, costumbres y leyes del traspuestas, transferidas a un mundo que no es el de lo real. El reino de la palabra es el
entorno social. Dicho de otro modo ese cuerpo sólo le es "propio" en la medida en que no del "como si", el de metáforas consagradas por el usa, el del "semblante", el de un juego
contravenga la ley vigente, bajo la revocable anuencia del Otro. El soporte de lo que que todos jugamos: hagamos "como si" las palabras mesa, table, Tisch, fuesen muebles en
llamamos sujeto es el anudamiento (mejor dicho, encadenamiento) de cuerpo, palabra e torno a los cuales pudiésemos sentarnos para platicar o comer. Hagamos como si en la
imagen en una supuesta unidad. Tal unidad no existe sino como ficción, pero es una realidad hubiesen el uno y el dos, el triángulo y la velocidad. Representemos como repre
ficción salvadora. El sujeto se considera y se cuenta como uno; pretende tener una cierta sentamos en el teatro o como nos hacemos representar por diputados o embajadores.
sustancialidad, una permanencia de esa sustancia a través del tiempo y de los Traigamos a los ausentes como si estuviesen presentes. Muchos se lamentan por esta
desplazamientos en el espacio. Sólo hay el nombre propio para permitirle esa fantasía, dimensión fantasmática que nos incluye mas no tardan en advertir que sólo hay mundo a
esa ilusión que se llama sí mismo, self. La experiencia clínica muestra lo inestable de esa través y por el lenguaje que establece en él las distinciones apalabradas que recortan y
creencia en esa ficticia y siempre amenazada unidad. Reconocemos al sujeto porque hacen aparecer lo real, que la realidad (agregar "humana" pasa a ser pleonasmo) es una
cuando habla de sí dice yo. Está seguro de su ego sum. Y el Otro, la sociedad, la cultura, realidad trabajada (worked, werkt, de ahí la Wirklichkeit, palabra alemana que traduce
el derecho, el Estado, le confirman que sí existe. Con una condición: que cuando lo nuestro término de realidad) por el lenguaje.
llaman diga ¡presente! Como si, en efecto ahí estuviese. En cuerpo y alma. Como un solo Kant adelantó que el pensamiento funciona por medio de analogías, de observación de
hombre. regularidades, de borramiento de las diferencias entre los existentes singulares para
En palabras sacadas del vocabulario psicoanalítico (Lacan), el encadenamiento de lo extraer conceptos como si (ais ob, en alemán), como si existiesen sustancias, causas,
real, lo simbólico y lo imaginario de un sujeto introducido, en y por, esa institución categorías, y como si el ser racional, es decir, nosotros mismos, fuésemos los legisladores
humana, institución de instituciones, que es el lenguaje. Sujeto, pues, sujeto del en el reino de los fines, en la naturaleza. O sea que el entendimiento interpreta el mundo
lenguaje, hablente (parlétre), interpelado y reconocido como tal por el, socius, por la ley por medio de intuiciones, metáforas, figuras retóricas, proyecta sobre él las formas y las
(con un pasaporte), súbdito de un estado, sujeto de derechos y deberes que le son fijados categorías del pensamiento. Interpreta el mundo; no lo refleja ni lo reproduce ni da
por el discurso jurídico, y substancia "personal" a la que se atribuyen también, en cuenta de él.
nuestra época, ciertos derechos del hombre que, por extensión y en medio de encendidas Nietzsche, supuestamente enfrentando a Kant, sacó las consecuencias necesarias del
discusiones, se acepta que pueden ser también derechos de la mujer. Sujeto sexuado, planteo del de Kónigsberg: sólo podemos comprender el mundo que nosotros hacemos, a
ciudadano de un Estado, sujeto de un cierto número de predicados, objeto de la partir de la proyección de nosotros mismos (490) y de nuestras propias categorías; lo
psicología, del psicoanálisis, de las ciencias sociales, del derecho. importante es que algo sea tenido por verdadero aunque no lo sea (502); la verdad es el
Fácil sería decir que este sujeto no es una realidad natural, que es una construcción error sin el cual la vida sería imposible (488); somos nosotros los que hemos creado la
de los diferentes discursos que se ocupan de él. Fácil e indiscutible. Como también es cosa, el sujeto, el atributo (515); "el pensamiento racional es una interpretación
posible, esfuerzo de erudición y reflexión mediante, comprobar que, en tanto que comandada por un esquema del que no podemos prescindir" (516); el mundo se nos
categoría filosófica, se ha impuesto en la historia desde hace relativamente poco tiempo, presenta como algo lógica "porque nosotros hemos comenzado por logificarlo y someterlo
que es un producto del clima intelectual propio del iluminismo y que, incluso, podemos a nuestras categorías de lenguaje (515). Y, en la formulación más radical, la del aforismo
asignarle un inventor, dar el nombre de Emmanuel Kant como el filósofo que hizo al 533 de La voluntad de poder: "Parménides dijo: 'No se puede pensar lo que nó es';
sujeto advenir al mundo de las ideas. Vale decir que consideramos al sujeto como un nosotros, en el otro extremo, decimos: 'Lo que es pensado debe ser seguramente una
invento condicionado por las necesidades históricas de la burguesía triunfante sobre la ficción'" (3).
aristocracia en el siglo de las luces. A partir de esta promoción del individualismo y de la Vivimos en un mundo en el que sólo podemos orientarnos por medio de la actividad
instauración presuntamente soberana del ciudadano es que puede retrasarse
interpretante (simbólica) y figurativa (imaginaria), del pensamiento. La condición humana se ciertamente hubiera escandalizado tanto a uno como a otro. En su demostración de la importancia de
caracteriza por el hecho de que los cuerpos nacen en un terreno abonado por el lenguaje que preexiste las ficciones para la ciencia y para la vida recurrió en muchas oportunidades Vaihinger a argumentos
a cada existencia singular. "El hombre habla, sí, pero porque el símbolo lo ha hecho hombre" (Lacan, que tomaba de la teoría y de la práctica derecho. No le fue difícil porque la teoría de la fictitia
4); Estas variables configuraciones lenguajeras, variables en el tiempo histórico y en el espacio geogr persoiuigtk la construcción imaginaria de "personas morales" que carecen de toda sustancia física,
áfico, ofrecen determinados marcos de subjetivación, modelos para la constitución de ese alguien que que son inmortales, que son sujetos derechos y deberes, que gozan de atributos imprescriptibles
piensa y que se considera autor y dueño de sus pensamientos, un "yo" imaginario, imaginante, inalienables, era un lugar común de la teoría jurídica desde la alta Edad Media (8).
hablante, fuente y origen de sus frases. Esta idea de un "yo pienso", para Nietzsche -y rio podemos
menos que seguirlo- es una condición para la vida. "'Sujeto' es la ficción que pretende hacernos creer (*) S con barra(/) . Sujeto barrado
que muchos estados similares son en nosotros el efecto de un mismo 'substratum'; pero somos
nosotros los que hemos creado la analogía entre estos diferentes estados" (480). Y en el aforismo
482, siempre de La voluntad de poder: "El deber de toda filosofía, ¿no es clarificar las suposiciones
en que se funda el movimiento de la razón; nuestra fe en el 'yo' como en una sustancia, como en la
única realidad respecto a la cual nosotros atribuimos entidad a las cosas? De nuevo, aparece el viejo
realismo, al mismo tiempo
que toda la historia religiosa de la humanidad se reconoce como historia de la superstición del alma"
(5).
Se trata de una ficción en la que todos participamos, una necesidad. Alrededor de la imagen
especular, anudada a un cuerpo y a un nombre, nos establecemos como "unos", como unidades, como
polos de atributos, derechos y deberes. Que esta ficción sea necesaria y normal no quita que sea
también fantástica. Tal unidad es fantasmática y allí están la locura y el sueño, la ilusión y el error, el
arte y el psicoanálisis, la deconstrucción de las categorías del pensamiento y de la filosofía, para
mostrar que, por debajo de la proclamada unidad del sujeto, corren y transcurren disociaciones,
esquizia, Spaltung, conflictos que enfrentan al sujeto consigo mismo. La S del sujeto sólo puede
escribirse correctamente si se la tacha, S, (*) marcando gráficamente su escisión.
Afirmar la condición ficticia de la subjetividad, mostrar las contradicciones inherentes al concepto
y elaborar deconstructivamente la arqueología de la noción no significa que se pueda nomás, disipar
el fantasma y hacer reinar en su lugar la claridad de un concepto irrebatible. La nuestra no es la
posición de la defensa de una verdad objetiva y luminosa a la cual las contaminaciones ficticias
vendrían a hacerle sombra. Estamos en contra de considerar a la artificialidad de las construcciones
lenguajeras
aqui esta extraña palabra, este necesario neologismo, viene al caso para oponerse a la idea extendida
de que se trata de cónstrucciones o representaciones mentales como defectos. Mal podríamos
denigrar a las ficciones después de haber sostenido que la mayor dé ellas sería la de defender o
propugnar una verdad que existía de hecho o como posibilidad más allá de las ficciones. Vaihinger
en 1911, autor hoy olvidado y relegado a la exhaustividad de las enciclopedias, escribió un
voluminoso tratado acerca de la filoso- fía del "como si" (6) y estableció que estas "ficciones" no
constituyen una anomalía o una patología del entendimiento sino que su uso es normal, que son
instrumentos imprescindibles y que la única alternativa abierta a la ciencia es la de utilizarlas tanto
de modo informado, aceptando su carácter de artificios, como demodo astuto, al servicio de los fines
cognoscitivos. Parece regirse por el principio diplomático: si no puedes derrotar a tu enemigo, hazte
su aliado. Vaihinger agrega, bajo la forma de un apéndice a su magna obra (7), un estudio de la
evolución del concepto de "ficción" en Nietzsche y, puesto que parte, desde el título mismo de la
noción kantiana de "como si", acaba por postular que hay mucho de Kant en Nietzsche", cosa que

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