Está en la página 1de 2

Instituto de Filosofía Jiménez Niebla José Guillermo

Seminario de San Agustín y Santo Tomás 01 de febrero de 2021

¿QUÉ TE PARECE QUE PRETENDEMOS AL HABLAR Y ESCRIBIR?

San Agustín escribe en el De Magistro1 una pregunta a su hijo Adeodato: ¿Qué te parece que
pretendemos al hablar y escribir? Adeodato le responde: Por lo que ahora se me alcanza,
enseñar o aprender.

Reflexionando esta pregunta, pensaba en otra acción que pretendemos al hablar y escribir.
Llegando a pensar en que también conocemos y a diferencia del aprender convendrá entenderlo
como otra parte del saber, que implica en sí una experiencia. Mientras que el aprendizaje gira en
torno a la experiencia o a lo entendido por otro. Para fines de este trabajo se entenderán tres
tipos de conocer: El conocimiento por logro cognitivo, que ha de cumplir con tres principales
requisitos, que sea verdad, que se pueda justificar y que lo creas. El conocimiento por
familiaridad, que consiste en saber algo porque se ha estado o porque se ha experimentado, un
saber fruto de que he probado, he sentido o he tocado. Por último, el conocimiento por saber
hacer, el cual tiene que ver con un hacer y que es transferible por lo kinestésico principalmente.2

Entorno a la filosofía de Agustín, siendo un eje central la expresión y el conocimiento de Dios,


encuentro de mucha importancia, a pesar de las ideas platónicas, la dimensión sensible para ello.
Siendo así la escritura y los signos un proceso importante no solo para el expresar sino para el
conocimiento, puesto que llevan consigo una experiencia que suscita en el individuo algo más
que la razón. Algunos años después veremos expresiones como iconos, la liturgia y la distinción
misma entre filosofía y teología, aunque sabemos que para Agustín el principal medio es la
palabra, cuando dice que por medio de ellas se dan a conocer los pensamientos del alma.

Al conocer, entonces, somos capaces de materializar la experiencia y la idea de lo divino, las


ideas o aquello trascendente, convendría pensar en el amor, en la verdad o en Dios.
¿Aprendemos o conocemos del amor? ¿Aprendemos o conocemos de Dios?

Desde allí pensar muy favorable la idea Agustiniana de que existe el conocimiento sensible y
conocimiento racional, sumado a la fe como camino a la verdad, contrapuesto a la influencia
Platónica de una realidad dual y jerarquizada.

En conclusión, podemos pasar gran tiempo de nuestras vidas acumulando aprendizajes,


acumulando conocimientos impartidos y procesados por otros que se han generalizado. Esto
ocurre, por ejemplo, en la religión. Se han internalizado experiencias particulares, como
ejemplo, la idea de pecado en Agustín dándola como aprendizaje aplicado en todos y en todo,
antes que incitar a una fe de experiencias o invitar a generar conocimiento de Dios.

Retomando la pregunta que suscita este ensayo ¿Qué te parece que pretendemos al hablar o
escribir? Yo respondo: Aprender, conocer y enseñar.

1
Cfr. HIPONA, Agustín; De Magistro II, 3-4; III, 5-6.
2
Cfr. FANTL, Jeremy; ‘’Knowledge How’’, The Stanford Encyclopedia of Philosophy, 2017, Edward N. Zalta
(ed.), [en línea] en: https://plato.stanford.edu/entries/knowledge-how/ (última consulta 31 de enero de
2021).
Instituto de Filosofía Jiménez Niebla José Guillermo
Seminario de San Agustín y Santo Tomás 01 de febrero de 2021

BIBLIOGRAFÍA

FANTL, Jeremy; ‘’Knowledge How’’, The Stanford Encyclopedia of Philosophy, 2017, Edward N. Zalta (ed.),
[en línea] en: https://plato.stanford.edu/entries/knowledge-how/ (última consulta 31 de enero
de 2021).

HIPONA, Agustín; De Magistro II, 3-4; III, 5-6.

También podría gustarte