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en las cuales los seres humanos crean la historia. Puede, en algunos casos, especular con la
existencia de un fin u objetivo teleológico de la historia, o sea, preguntarse si hay un
diseño, propósito, principio director o finalidad en el proceso de creación de la historia.
Las preguntas sobre las cuales trabaja la filosofía de la historia son diversas y complejas.
Algunas de ellas podrían ser: ¿Cuál es el sujeto propio del estudio del pasado humano? ¿Es
el individuo? ¿Son las organizaciones sociales, la cultura, o acaso la especie humana por
entero? Yendo aún más allá de estas preguntas clásicas, algunos filósofos modernos han
introducido un nuevo concepto, sosteniendo que la historia ha dejado de ser el estudio de
unidades, de hechos, pasando a ser el estudio de una compleja totalidad, que comprende no
sólo las acciones humanas pasadas y sus consecuencias visibles, sino que incluye un
sinnúmero de factores en su contexto, como las relaciones humanas, las corrientes de
pensamiento, las motivaciones particulares, y, tal vez el factor más recientemente
incorporado y que más ha revolucionado este campo de la filosofía, es el de los
pensamientos, acciones, relaciones y motivaciones de aquel individuo que escribe la
historia, esto es, del historiador.
Voltaire entendía por filosofía de la historia una disciplina crítica, por lo que trata de
explicar los acontecimientos pasados por medio de principios razonables con el fin de que
"la luz" de la razón elimine todo el fanatismo y las supersticiones irracionales que había en
la historia.
La respuesta a por qué no surge antes del XVIII esta disciplina es debido a que los filósofos
de otras épocas se han centrado en otras cuestiones, en la Antigua Grecia por
la física, matemática, etc. En la Edad Media por la teología y más tarde en las ciencias
naturales y finalmente los filósofos sintieron la necesidad de reflexionar sobre la historia en
el siglo XVIII y que cuyo objeto era el pasado. Esta historia plantea una serie de problemas
que se dividen en cuatro apartados:
El objeto de la historia: son las acciones pasadas de los hombres del pasado.
Valor y sentido de la historia: el saber histórico nos permite conocer mejor al ser
humano, ya que la mejor forma de conocernos, es estudiando nuestras obras.
Los romanos entendían la historia igual que los griegos, como demuestra Tácito, que utilizó
el término historiae cuando hablaba de la época que el mismo había vivido y las que son
anteriores a él, y no puede observar personalmente. Los llama Annales, por lo que no
representaba la narración de hecho del pasado. En la época romana se empleraron annales y
crónicas.
A partir de esta doble concepción, la historia planteó dos problemas a la filosofía: uno de
tipo ontológico y otro epistemológico. La res gestae planteó problemas ontológicos, pero si
nos referimos al segundo significado, serán de tipo epistemológico.
Los de tipo epistemológico, son los problemas planteados por la historia en cuanto a un
modo de ciencia. Un ejemplo sería el de aclarar si la historia es un conocimiento inmediato
o no. El conocimiento histórico es ideográfico. Las leyes de la naturaleza rigen también la
historia. También se crearon categorías históricas y se planteaba qué tipo de verdad es la
verdad del conocimiento histórico.
La filosofía del conocimiento histórico se ocupará por tanto de la realidad histórica (res
gestae) y la historiografía (res memoria).
El ser humano es un ser histórico en contraposición a los seres naturales, que no tienen
posibilidad de cambio, son estáticos. Sin embargo, el ser humano se está haciendo
constantemente a sí mismo. En la medida que la filosofía tiene un carácter histórico quiere
decir que está determinada espacio-temporalmente, está siempre situada de una forma
determinada, planteándole problemas que le plantean la sociedad en la que vive y su
momento histórico.
Los filósofos buscan soluciones a problemas concretos pero plantean las respuestas con
carácter universal, por eso Platón, cuando se enfrenta a la descomposición política
de Atenas, tras la muerte de Pericles, las tiranías y la corrupción de la nueva democracia, y
plantea una solución definitiva y universal, La República que es utópica y teórica, mientras
que los políticos de la época lo que buscaban eran soluciones a corto plazo, parches al
problema, en lugar de arreglarlo desde los cimientos.
La historia por su parte también tiene un carácter filosófico, y necesita siempre una
narración filosófica que complemente su sentido. Habrá, por tanto, historiadores idealistas y
materialistas, hegelianos y marxistas, positivistas y hermenéuticos, etc. La filosofía de la
historia va tan intrínseca a la historia como el propio pensamiento del historiador, que
tendrá, quiera o no quiera, una determinada perspectiva filosófica que siempre está
actuando. Observamos que filosofía e historia están siempre en contacto íntimo.
Buscar en el pasado las leyes que rigen la historía para prever el futuro.
La filosofía crítica de la historía renuncia a significar el fin último del ser histórico y se
limita al análisis crítico de los supuestos que subyacen en el trabajo de los historiadores.
Los supuestos que subyacen al conocimiento histórico, para descubrir las posibilidades de
una realidad de ciencia histórica y el alcance de este tipo de conocimiento. Esta rama surge
en el s. XIX a partir del rechazo del idealismo de Hegel, gracias a las aportaciones de Von
Ranke y los seguidores de la escuela histórica alemana como Meineke Burkhardt, dentro de
la corriente hermenéutica de Droysen y Dilthey que continúan Heidegger y la escuela
neokantiana de Wildelband y Rickert. También se formará parte de esta filosofía crítica
la Escuela de Frankfurt y la corriente de la filosofía analítica de la historia. También se
deben encuadrar dentro de la historia crítica a Danto, Hempel, Popper y a Dray.