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MOVIMIENTO OBRERO DURANTE LA RESTAURACIÓN EN ESPAÑA Y

PAÍS VASCO:
SOCIALISMO, ANARQUISMO , SINDICATOS CATÓLICOS

Introducción. La España de la Restauración fue un régimen político bajo la hegemonía


de una burguesía reaccionaria, aliada de una oligarquía terrateniente, cuyas
concepciones sociales eran de un extremado conservadurismo. Además, los
trabajadores carecían de una legislación que protegiera sus intereses. En estas
condiciones, el movimiento obrero tuvo grandes dificultades para organizarse y
obtener el reconocimiento legal, siendo muy lentas las medidas de reconocimiento
de derechos sociales.

La situación de la clase obrera. A través de los informes de la Comisión de Reformas


Sociales, creada en 1883 en el Parlamento a iniciativa de los liberales sagastinos para
conocer con datos fehacientes la penuria de las clases trabajadoras, constamente
denunciadas por el movimiento obrero, o el famoso Informe de Jaime Vera (1884),
sabemos que:

. la jornada laboral no bajaba de las doce horas y era obligatorio alojarse en los
barracones de las empresas y consumir las mercancías en sus tiendas.
. los salarios que percibían los trabajadores estaban muchas veces por debajo de los
mínimos necesarios para la subsistencia. La acumulación de capital, que rige las
relaciones laborales, supone la existencia de salarios por debajo del mínimo vital, y por
otra parte, los principios del liberalismo económico imponen que estén prohibidas las
organizaciones sindicales y la inexistencia de una legislación protectora de los
trabajadores.
. no existía ningún tipo de garantía legal frente a los despidos.
. el trabajo infantil continuaba siendo importante en la minería y en la industria textil.

En estas condiciones siguen produciéndose grandes epidemias de enfermedades


infecciosas (tuberculosis que en 1885 acabó con la vida del rey Alfonso XII; gripe, con
años de enorme virulencia, como 1918).

Por otra parte, en la España agraria de la zona centro, Extremadura y Andalucía, el


proletariado agrícola estaba sometido a condiciones de vida quizá más precarias, puesto
que aquí el problema radicaba en el latifundis mo y en la falta de tierras para el
campesinado. La desamortización había reforzado el latifundismo, creando una masa de
jornaleros agrícolas que no bajaba de los dos millones de personas. Estos solamente
disponían de trabajo en algunas épocas del año, en labores de recogida de cosechas.

Organizaciones obreras (AMPLIAR CON EL LIBRO)

La respuesta social ante esta situación está representada por el movimiento obrero,
conjunto de tendencias que luchaban por mejorar las condiciones de vida de los
trabajadores, y su emancipación social y política.
Con la Restauración se produjo una etapa de represión de los movimientos sindicales.
La derrota de la Comuna en París, en 1871, había traído la prohibición de las secciones
de la Asociación Ibternacional de Trabajadores (AIT) en todos los países, entre ellos
España: a los pocos días del golpe del general Pavía un decreto disolvía las asociaciones
dependientes de la AIT.

Los gobiernos canovistas de la Restauración mantuvieron frente al movimiento obrero


una política de represión y persecución. Más tarde, con los gobiernos liberal-fusionistas
de Sagasta se aprobaron algunas leyes que facilitaron la autoorganización de los
trabajadores, al legalizar las asociaciones y sindicatos: libertad de expresión y reunión
(188l), libertad de prensa (1883), libertad de asociación sindical (1887).

El movimiento obrero estaba dividido, tras el Congreso de Zaragoza de 1872, en dos


tendencias político-sindicales:

* La corriente anarquista, que se mantenía en la clandestinidad por la durísima represión


que comenzó en 1874, era partidaria de alcanzar la emancipación económica de las
clases trabajadoras al margen del Estado y luchando contra él, desconfiando de
cualquier tipo de acción política reformista. Eran partidarios de la movilización de los
trabajadores, hasta llegar a llegar a la huelga general que permitiera abolir el estado y
crear comunidades basadas en la democracia directa, el mutualismo y la federación libre
de los pueblos. Estaba organizada en sindicatos locales y de rama, y tenía su fuerza,
sobre todo, en el tercio mediterráneo de la península – coincidente con el movimiento
cantonalista del 73 -, en especial en Andalucía, Levante, Aragón y Cataluña. Se
organizó definitivamente en 1911, en la CNT.

* La corriente socialista, representada por el PSOE, fundado en 1879 por el tipógrafo


Pablo Iglesias, y el sindicato vinculado a ese partido, la UGT, que se creó en 1888, eran
de ideología marxista, partido “de clase”, exclusivamente obrero. Para el triunfo del
proletariado proponía tres bases: a) la posesión del poder político por la clase
trabajadora, transformando la propiedad privada en propiedad colectiva; b) la abolición
de todas las clases y su conversión en una sola de trabajadores dueños del fruto de su
trabajo; c) unas medidas políticxas y económicas de inmediata realización (derechos de
asociación y reunión, libertad de prensa, sufragio universal, jornada de ocho horas, igual
salario para trabajadores de ambos sexos...). El periódico El Socialista, periódico oficial
del PSOE, se empezó a publicar en 1886, como órgano entonces semanal del partido.
Esta tendencia contaba con más adeptos en Castilla la Nueva, especialmente Madrid, y
Extremadura, esde donde se exytendería a los núcelos mineros e industriales de la
periferia (Asturias, Sevilla, Vizcaya y Cataluña principalmente). Su programa
preconizaba la lucha política legal y la movilización obrera mediante huelgas y otras
formas de lucha colectiva.

Además hay que tener en cuenta el inicio de un sindicalismo católico, inspirado en la


encíclica Rerum Novarum de León XIII (189l), en el que desempeñó un papel destacado
el P. Vicent. Este sindicalismo estaba representado por los Círculos Obreros Católicos,
cuyas funciones no eran reivindicativas sino de instrucción y recreativas, y estaban
amparados por el paternalismo de algunos sectores de la Iglesia y la clase patronal.
Movilizaciones obreras

En la última década del siglo XIX, el movimiento obrero experimentó un fuerte


crecimiento, debido a varias razones: la crisis económica de 1887, que empeoró las
condiciones de vida y provocó numerosos despidos, y la libertad de acción y actuación
legal de las organizaciones obreras. La UGT llegó a contar con 30.000 afiliados en
1900.

Los anarquistas se debilitaron bastante debido a la represión que desencadenó la


persecución gubernamental contra una supuesta organización anarquista secreta, "la
Mano Negra", en 1883 y, sobre todo, a las disensiones intemas de las organizaciones
anarquistas.

Las movilizaciones obreras alcanzaron su punto culminante en 1890, año en que tuvo
lugar la primera huelga general de la minería vizcaína a raíz del despido de varios
trabajadores. A partir de ese año creció continuamente la implantación de sindicatos por
todo el país, y el PSOE, por su parte, comenzó a obtener concejalías en elecciones
municipales de distintas zonas industriales.

La movilización obrera consiguió que, en los primeros años del siglo XX, se aprobasen
algunas leyes que mejoraban las condiciones jurídicas de los trabajadores: la ley de
accidentes de trabajo (1900), la de protección a las mujeres y niños (1900), la creación
del Instituto de Reformas Sociales (1903) y el Instituto Nacional de Previsión (1908). El
sindicalismo creció en fuerza e influencia social en el primer tercio del siglo XX,
llegando los grandes sindicatos (UGT y CNT) a contar con más de un millón de
afiliados en los años treinta.

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