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Diplomatura Superior en Educación Sexual

Integral

Módulo 2: Enseñanza y aprendizaje de la


Educación Sexual Integral

Clase 1: La ESI, la sexualidad y la escuela


Clase 1: La ESI, la sexualidad y la escuela
1. Introducción
2. Un inicio que abre interrogantes
3. Experiencias
3.1. Jorgelina, 44 años
3.2. Mariano, 35 años
3.3. Stella Maris, 69 años
3.4. Gisella, 40 años
4. Lo que los relatos revelan
5. ¿Qué es el género? Una definición preliminar
6. La sexualidad en la escuela a lo largo del tiempo
7. Recuerdos de la escuela
8. Referencias
9. Licencia Creative Commons

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1. Introducción

Les damos la bienvenida al módulo “Enseñanza y aprendizaje de la


Educación Sexual Integral”, en el que les proponemos reflexionar en
torno a la sexualidad y la educación con el propósito de construir un
encuadre general para adentrarnos en el campo de estudio y
trabajo de la Educación Sexual Integral (ESI).

Al pensar la sexualidad en el ámbito escolar, nos ponemos en


contacto con un aspecto fundamental de nuestra identidad para
abordarla como objeto de conocimiento. En esta primera clase
compartiremos diferentes biografías escolares que dan cuenta de
cómo ha sido pensada a lo largo del tiempo la relación entre
sexualidad y escuela, dando lugar a distintas experiencias que
producen efectos en quienes las transitan. Inevitablemente,
entonces, será también una reflexión sobre la propia historia
subjetiva.

La ESI no introduce la temática de la sexualidad por primera vez en


la escuela. La sexualidad y el género siempre formaron parte de la
escena (o institución) escolar como contenido explícito u oculto que
subyace a los rituales, gestos, intervenciones, disposiciones
corporales, contenidos, etc. Lo que la ESI propone, desde una
concepción de integralidad, es un enfoque nuevo y superador en la
educación sexual. En este sentido, en la clase 2 presentaremos los
distintos modelos de educación sexual que a lo largo del tiempo han
estado presentes en las escuelas. Se trata de modelos cuyas ideas y
prácticas aún están vigentes, en tensión y disputando sentidos con
el enfoque de la ESI. También realizaremos un pequeño recorrido
histórico que nos permitirá comprender, desde las
transformaciones sociales y las dinámicas sociopolíticas, los

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fundamentos de la Ley Nacional 26.150 de Educación Sexual
Integral y de la Ley Provincial 14.744.

En la clase 3 trabajaremos los ejes de la ESI que propone el


Programa Nacional de Educación Sexual Integral. Reflexionaremos
sobre la idea de integralidad y la necesidad de la transversalidad,
realizando un contrapunto entre las llamadas pedagogías
tradicionales y la propuesta pedagógica de la ESI.

En la clase 4 abordaremos cómo “entra” la ESI en la institución


escolar, a partir de las denominadas “Puertas de entrada” que
proponen diferentes vías de acceso: desde la reflexión subjetiva y
colectiva de los propios supuestos, los desarrollos curriculares, la
vida institucional y los llamados “acontecimientos que irrumpen”
hasta la relación de la escuela con las familias y comunidades.

Por último, en la clase 5 presentaremos el escenario que se


configura en la provincia de Buenos Aires al recuperar la historia de
la ESI en ella. Haremos una lectura crítica de la situación actual para
sintetizar logros y desafíos a más de quince años de la sanción de la
Ley Nacional 26.150 y a seis años de contar con la Ley Provincial
14.744.

2. Un inicio que abre interrogantes

Les proponemos comenzar por plantear una serie de preguntas y


reflexiones que habitualmente nos interpelan y movilizan al trabajar
la ESI en el aula y que remiten, en primer término, al lugar del
cuerpo en el aprendizaje:

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● ¿Existe la posibilidad de aprender por fuera de una
experiencia corporal, sexuada?

● ¿Qué posibilidades nos ofrece tomar la sexualidad como


contenido pedagógico?

● ¿Qué puede aportar la mirada de la ESI a las prácticas


pedagógicas?

● ¿Puede la ESI transformar la escuela?

● ¿Qué nos cuentan nuestras biografías escolares sobre este


aprendizaje?

3. Experiencias

Para pensar la enseñanza y el aprendizaje de la ESI, las y los


invitamos a escuchar a docentes bonaerenses de diferentes edades
que nos contaron sus experiencias de educación sexual en la
escuela.

3.1. | Jorgelina, 44 años |

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¿Si tuve educación sexual en la escuela? No. En la primaria ni recuerdo,


y en la secundaria iba a un colegio privado medio pelo, en zona sur, y
venía una señora pelirroja, con muchos rulos, a mostrarnos el video de

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Pablo Rago y el conejito.

Ese famoso, que era de lo más más más más bizarro. No nos decía
nada, absolutamente nada, ni nos explicaba nada sobre la sexualidad o
sobre el “uso” de nuestra sexualidad o cómo la construíamos. Nada de
eso. Nos mostraba el video de Pablo Rago, nos mostraba un dibujo del
útero y nos repartía Carefree. Porque en ese momento, eran los 90,
auspiciaban ese recorrido por las escuelas Carefree y Siempre libre,
creo. La cuestión era que todo eso derivaba en la nada misma. Yo tenía
muy buen vínculo con mis compañeros de colegio, así que lo único que
hacíamos era que ellos se quedaran con las muestras gratis de las
toallitas y que después nos las den, porque las íbamos a usar. Y como
no teníamos ni idea (esto fue hace muchos años), con el resto de los
productos –que eran los tampones, no eran preservativos ni nada de
eso– derivaba en una guerra en el aula: tirarle a la profesora por la
cabeza y ese tipo de cositas. No recuerdo jamás, jamás, haber tenido
una clase de educación sexual “como la gente”.

¿Cómo impactó en mi subjetividad? Fue como un silenciamiento.


Muchos años después, nosotros pensamos… Sigo teniendo un buen

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vínculo con mis compañeros de la escuela secundaria, y la última vez
que nos juntamos recuerdo que pensábamos en eso, que mientras
venía esta señora a repartirnos Carefree a los varones de mi curso,
algún padre, el más “poronga” del aula, lo llevaba a debutar con 15
años con prostitutas en Constitución. Recuerdo que mis compañeros
estaban… Muchos no querían y se sentían totalmente obligados, como
para ver también que el ejercicio de la violencia del tema género iba
para todos los wines.

Pero bueno, así, nacidos y criados machistas en el conurbano. De todas


esas cosas me di cuenta muchos años después. En el momento era
como parte de esa normalidad: la guerra de tampones, el video de
Pablo Rago, la mujer de rulos y los padres que obligaban a los
compañeros varones, entre los que por ahí en ese momento estaba o
tu mejor amigo –que te lo contaba, que se sentía muy mal– o tu
noviecito del momento, y era como una básica obligación de padres a
hijos.

3.2. | Mariano, 35 años |

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En el segundo año del polimodal, que equivale hoy al quinto año del
secundario, tuve educación sexual. Una clase sola. Esto fue en el año
2001. Vino una gente preparada con mucho folleto, mucho papel, que
nos explicó varias cosas. Pero más que eso recuerdo a mi profesor de

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Física en el laboratorio (yo hice bachiller en Ciencias Naturales), que
luego de esa clase nos agarró a los varones del curso –que era muy
numeroso pero éramos cinco varones– y nos dio una pseudo clase
explicando cosas solo a nosotros. La escuela estaba en Villa Ballester,
acá en provincia de Buenos Aires. Este hombre primero nos preguntó si
ya habíamos tenido relaciones sexuales, y, segundo, nos explicó cómo
colocarnos un preservativo. Bueno, apretando la punta, desenroscando
de la cabeza hacia abajo del tronco del falo y con esas explicaciones, y
nos interiorizó del tema que con eso no solo nos cuidamos de
embarazar a la chica que tenga relaciones con nosotros, sino también
de todas las enfermedades de transmisión sexual. Esa fue su
explicación.

3.3. | Stella Maris, 69 años |

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Durante toda la escuela primaria jamás. Lo único que un primo me


decía, en esos momentos que yo tendría 7 u 8 años, que no me
preocupara, que en algún momento me iba a crecer el pene. Y después,
donde realmente tomé conciencia de qué pasaba con nosotros…
Porque hasta esa época era como que “la cigüeña actuaba”. En tercer
año de la escuela secundaria, una profesora de Zoología nos llevó al
laboratorio, y ahí habló de los mamíferos y que nosotros pertenecíamos
al grupo de los mamíferos, y trabajamos con un conejo. Hicimos la
disección del conejo, vimos adentro dónde estaban los órganos, cómo

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eran los órganos y que eso era lo mismo que pasaba en los seres
humanos. Ese fue mi aprendizaje científico –entre comillas– de qué
pasaba con la sexualidad. Ahora, detalles de la cópula y eso, fue
mirando, observando el entorno. Pero allí nada. Igual en la escuela
secundaria principalmente cuando estaba en cuarto, quinto año, mucha
charla con nuestras compañeras. El tema iba ahí, en el grupo de
compañeras. Ahí venía alguna y te decía cómo sucedían las cosas.

3.4. | Gisella, 40 años |

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La primera vez que tuve educación sexual en la escuela fue en séptimo


grado. Me acuerdo que vino una médica, fuimos al SUM. Nos hacían ver
un video primero y después más que nada la charla consistía en,
básicamente, abordar las cuestiones de cambios físicos. Era
exclusivamente sobre cambios físicos en la pubertad y adolescencia, y
después había lugar a preguntas que tuviéramos y ella respondía.
Tengo el recuerdo de que las maestras prácticamente no aportaban. Se
ocupaba ella, se lo dejaban a ella, la doctora. Ese es el recuerdo que
tengo, en séptimo grado, y después la anécdota que siempre
recordamos es que, una vez terminada la charla, pedían a los varones
que por favor salieran, que volvieran al aula, y nos quedábamos las
chicas para que nos dieran una toalla femenina.
¿Cómo afectó nuestra subjetividad? Me imagino que asumíamos de
alguna manera que la menstruación era algo de qué avergonzarse o

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algo que teníamos que ocultar.

4. Lo que los relatos revelan

Como podrán identificar, estos relatos nos revelan que la escuela


siempre ha educado y transmitido contenidos, y también mandatos
y valores ligados al género y la sexualidad. Quizá nos sorprenda esta
afirmación, pero, a modo de ejemplo, podemos remontarnos al año
1884 para citar la Ley 1.420 de Educación Nacional, que en su
artículo 6 establecía que: “Para las niñas será obligatorio además el
conocimiento de labores de manos y nociones de economía
doméstica. Para los varones el conocimiento de los ejercicios y
evoluciones militares más sencillos, y en la campaña, nociones de
agricultura y ganadería”. Es decir, a través de las disciplinas
escolares se prescriben contenidos y prácticas diferenciales en
función del género que colaboran en la construcción jerárquica de
la diferencia sexual.

Desde ya que lo que hoy entendemos por “sexualidad” merece


también un recorrido. Para ello, en esta clase nos referiremos a los
modos en que se ha educado en sexualidad, y de ese modo
observar las definiciones y transformaciones implícitas y explícitas
que ha tenido este concepto a lo largo de la historia. Por lo pronto,
veremos que el disciplinamiento en relación al género, lo que se
espera socialmente como conductas apropiadas y deseadas para
varones y mujeres, tiene mucho que ver con la sexualidad.

En este punto nos detenemos, entonces, para presentar una


definición preliminar de género, como perspectiva insoslayable a la

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hora de emprender un recorrido por la educación y su vínculo con
la sexualidad.

5. ¿Qué es el género? Una definición preliminar

El género es un concepto relacional, referido a las relaciones sociales,


vinculadas al modo en que cada sociedad entiende, organiza y percibe
las diferencias sexuales y cómo las traduce en desigualdades sociales.
Se trata, por lo tanto, de construcciones sociales, que en nuestra
sociedad han tomado un carácter binario.
Hacemos referencia a cómo se construye socialmente lo femenino, lo
masculino y las relaciones de poder que atraviesan estas
construcciones.

La perspectiva de género nos sirve para comenzar a abordar la


relación de la escuela con la sexualidad desde diversos ángulos y
dimensiones.

Por ejemplo, el universo escolar nace teñido de algunas


características que se asociaron históricamente a las mujeres: el
cuidado, la crianza, la higiene, la reserva moral de los hogares.
Incluso se nombró a las docentes “señoritas”, dejando en claro su
estatus matrimonial. Un poco más adelante, se las asoció a las
“segundas madres”, anteponiendo la vocación de crianza y cuidados
a la profesión de educar.

Las instituciones escolares colaboraron en la construcción de


masculinidades y feminidades acordes a las exigencias sociales y
fueron organizadas en torno a esas preocupaciones, como, por

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ejemplo, la de formar mujeres para ser madres. Una asignatura
como Educación Física se incorpora a los planes de estudio con
objetivos precisos orientados, por ejemplo, al entrenarlas para que
desarrollaran una salud fuerte y pudieran sobrellevar los partos y la
crianza. Sin embargo, no debían ser expuestas a ejercicios alejados
“del decoro, el pudor, la gracia, el recato, la delicadeza y la elegancia
en los movimientos para esa tarea”; en el caso de los varones, “los
ejercicios corporales aseguraban la conversión en verdaderos
hombres, una virilidad fuerte, emprendedora y claramente dirigida
al espacio público” (Aisenstein y Scharagrodsky, 2006).

En la actualidad, la provincia de Buenos Aires, por medio de la


Resolución 2476/13 de la Dirección General de Cultura y Educación,
se propuso la implementación de este espacio curricular de manera
mixta, impulsando un cambio paradigmático y pionero en esta
materia que intenta cuestionar esa tradición pedagógica.

6. La sexualidad en la escuela a lo largo del tiempo

Veamos algunos ejemplos de cómo la escuela se ha preocupado


y ocupado de la sexualidad a lo largo del tiempo.

Pensemos en los delantales y uniformes escolares y en las marcas


de género que estos portan.

El delantal utilizado por las mujeres emula un


delicado vestido, con un moño ceñido a la cintura
que se abotona en la espalda. Incluso en nuestros
días, se ha introducido una variante a ese delantal,
un “ponchito” que solo se “estila” para las niñas.

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El discreto atuendo masculino, dado por un delantal
simple con botones adelante, reafirma la sobriedad
varonil y no se diferencia en mucho de los
guardapolvos que usan en ciertas profesiones de
“prestigio”.

Imaginemos las escenas escolares en las que hay que trasladar


bancos y sillas, ¿a quiénes les solicitamos ayuda?, ¿a los varones o a
las mujeres?

Sumemos, por supuesto, las filas separadas por género, el uso


diferencial del espacio en los recreos, las expectativas diferentes
para varones y mujeres. Podríamos seguir con una extensa lista que
impacta, desde luego, en las y los docentes, desde la vida en la sala
de profesores al propio cuerpo, gestos, atuendo y vestimenta.

¿Qué otros ejemplos podrían pensar acerca de cómo la escuela


reproduce estereotipos y desigualdades en torno al género, el
cuerpo y la sexualidad?

A pesar de lo descripto, la escuela suele presentarse como una


institución asexuada, sin marcas de este tipo e igualitaria al
respecto. Preguntarnos por el modo en que la escuela educa en
relación con la sexualidad nos interpela e invita a revisar nuestra
propia trayectoria individual y profesional.

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¿Cuánto de lo relatado en las entrevistas compartidas al inicio de
la clase nos resuena como familiar?

7. Recuerdos de la escuela

Las y los invitamos a evocar su paso por la escuela y pensar su


biografía escolar en relación con la educación sexual:

● ¿Recuerdan alguna escena, frase, gesto que se vincule con la


educación sexual?

● ¿Cómo era el contexto entonces?

● ¿Qué personas nos vienen a la mente cuando pensamos en


nuestra cotidianeidad en la escuela?

● ¿Quiénes nos iban a buscar a la salida o a las reuniones de


“padres”?

Nuestros recuerdos escolares están habitados por situaciones en


las que el género y la sexualidad son parte de la escena. Afirmamos,
entonces, que siempre tuvimos educación sexual porque implícita o
explícitamente la escuela educa en sexualidad, ya sea desde los
lugares de silencio, desde las disposiciones arquitectónicas, desde
los proyectos institucionales, pero no toda educación sexual es
integral y esa es la segunda definición que queremos proponer.

Desde esta consideración, comprendiendo que la ESI no viene a


“traer” la sexualidad a la escuela, trabajaremos en la clase siguiente

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los distintos modelos y enfoques desde los que la educación sexual
ha sido abordada en el ámbito escolar.

Referencias

Aisenstein, Á. y Scharagrodsky, P. (2006). Tras las huellas de la


educación física escolar argentina. Buenos Aires: Prometeo
Libros Editorial.

Licencia Creative Commons

Autoras: Israeloff, Natalia; Otero, Eugenia; Sarlinga, Mariela y Equipo de


la Diplomatura Superior en Educación Sexual Integral. DGCyE. Provincia
de Buenos Aires (2022).

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