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Buenas noches hermanos, para los que no me conocen me llamo Marco y hoy el
Espíritu Santo me a dado la oportunidad de darles este mensaje que deseo sea para
edificación de cada uno de nosotros. No soy merecedor de esta bendición de darles
este mensaje, pero le agradezco a Dios está oportunidad que me brinda hoy.
Cómo uds recordarán el lema de este año de nuestra iglesia es Camino a la madurez,
dentro de estos temas tenemos 7 subtemas donde hoy tengo la oportunidad de hablar
sobre Revitalizar.
Dios no envejece ni se cansa
Cuando Adán y Eva pecaron desobedeciendo a Dios y comieron del árbol de la ciencia
del bien y el mal, no eran consientes de que la sentencia divina: “el día que de él
comieres, ciertamente morirás”, había comenzado a cumplirse, y sus cuerpos, antes
inmortales, habían comenzado a envejecer. No era verdaderamente el plan de Dios, el
envejecimiento es producto del pecado, es en sí la semilla de la muerte.
Note que Dios está exento de todo esto, él es por siglos y siglos, como dice nuestro
pasaje “No desfallece, ni se fatiga con cansancio”. Su poder y fortaleza son eternos y su
entendimiento es infinito. Mientras Dios es vida y desea otorgar vida a todo aquel que
en él confía, Satanás va camino a la muerte y pretende llevar tras sí a muchos.
El cansancio
Los años, el largo camino, la persistencia de las situaciones difíciles, las largas y
costosas enfermedades, las decepciones de la vida y tantas otras cosas que vivimos y
hemos vivido provocan un estado de pasividad y desconsuelo. La sociedad actual se
debate en la depresión y la pasividad, ya no quieren luchar más por salir adelante de las
situaciones que viven.
Pero el cristiano tiene nuevas fuerzas, porque es promesa de Dios que los que en él
confían levantarán alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se
fatigarán.
reactivar.
reavivar.
dinamizar.
revigorizar.
vigorizar.
revivir.
relanzar.
reanimar
Oremos para que Dios sea el que hable a través de este mensaje.
Recuerdo siempre al principio del año que nuestro Pastor nos habla de
nuestras metas en el año y comúnmente ponemos el ejercicio como meta
para alcanzar para tener un cuerpo más sano y saludable, también
ponemos como meta, estudiar algún idioma como el inglés para tener una
mente más sana.
Y todo esto está bien excelente, pero yo les pregunto, Como discípulo de
Cristo, que haces para revitalizar el Espíritu en tu vida.
Los cristianos fuertes saben que un refrigerio cada semana (la iglesia el domingo) no es
suficiente para sostenerlos durante las pruebas que Jesús dijo que vendrían (Juan 16:33).
Necesitamos comida espiritual todos los días para estar en la cima de cada prueba en una
posición de fortaleza.
Hablando con un hermano, que en ese momento estaba teniendo diferentes situaciones,
yo le hice la pregunta estas leyendo las lecturas diarias que la iglesia nos envía. El
contesta que no
Realmente es difícil cuando no estas teniendo una conversación con nuestro creador día a
día le estas dando cabida a las mentiras de satanás, por lo tanto hermano discípulo lea
diariamente la palabra de Dios, para que aprendamos a defendernos de los ataques del
enemigo.
2: Los discípulos Construyen su Fe
Mas David se fortaleció en el Señor su Dios.
¿Cómo se construye ese tipo de fe? Al escuchar la Palabra de Dios (Romanos 10:17).
Alimentar tu fe es la semilla; escuchar la Palabra una y otra vez es cómo riegas la semilla y
edificas la fe. Al igual que con los músculos naturales, la repetición es la clave para
desarrollar una fe sólida. Para fortalecerla, intenta implementar algunas de estas ideas en
tu rutina diaria:
A medida que alimentas tu espíritu, recuerda que la fe se obtiene al oír, pero también la
duda. Entonces, ¿qué estás escuchando? ¿Qué te está diciendo las noticias? ¿Qué te
están diciendo tus amigos? Guarda la preciosa Palabra que has sembrado en tu corazón
al negarte a consumir cualquier cosa contraria.
Los cristianos fuertes hablan la Palabra y solo la Palabra sobre sus vidas y las vidas de
quienes los rodean. Saben que a menudo es una cuestión de vida o muerte. Y no tienen la
intención de desperdiciar el poder y la autoridad que Jesús les dio.
Para llegar al punto en donde hables la Palabra sobre cada situación, debes trabajar en
dominar los dos primeros hábitos. Al poner la Palabra de Dios en tu corazón a diario,
hablar Su Palabra se convertirá en tu reacción instintiva ante cualquier situación, lo que
significa que reaccionarás con una respuesta automática y predecible: la FE.
Cuando se te presente una prueba, no seas perezoso y dejes que el diablo tenga la última
palabra: ¡responde! Cuando el diablo tentó a Jesús, Él respondió (Mateo 4: 1-11). ¿Cómo
respondió? Con la Palabra y sólo con la Palabra. Cuando se encontró con una higuera que
no producía, no solo la aceptó, sino que le habló (Marcos 11: 12-14). Dios usa palabras
para “llamar a las cosas que no son como si fueran” (Romanos 4:17), y nosotros debemos
hacer lo mismo.
No importa a qué te enfrentes, habla sanidad, habla bendición, habla abundancia, habla
perdón, habla paz. Habla la Palabra una y otra y otra y otra vez. Dispara las Escrituras
como una ametralladora. Confiesa la Palabra de Dios con fe; cambiará tu vida
4: Los Cristianos Fuertes Controlan
sus Pensamientos
“Procura que nunca se aparte de tus labios
este libro de la ley. Medita en él de día y de
noche, para que actúes de acuerdo con todo
lo que está escrito en él. Así harás que
prospere tu camino, y todo te saldrá bien”. –
Josué 1: 8, RVC.
¿Tus pensamientos son saludables o tóxicos? La mente, el espíritu y el cuerpo están
interconectados: tus pensamientos afectan tus palabras, lo que repercute en tu salud,
prosperidad, gozo, paz y todas las demás áreas de tu vida. Por lo tanto, ¡vale la pena
tomarse el tiempo para perfeccionar los pensamientos!
Para llevar todo pensamiento cautivo (2 Corintios 10: 5), comienza a concentrarte en lo
que estás pensando. Cuando tus pensamientos se desvían hacia cosas como, no vas a
sanar; vas a morir; nunca conseguirás un ascenso; ¿Cómo tomas los pensamientos como
estos y los rechazas? Te resistes a ellos. Tú les respondes. Nunca dejes que tus
pensamientos queden sin respuesta. En su lugar, di: «No voy a aceptar ese pensamiento».
Si la alabanza está continuamente en tu boca, ¿eso significa que solo adoro cuando pasan
cosas buenas? No. Eso es fácil. La alabanza es un acto de fe. Si crees que recibes lo que
pediste, agradecerás a Dios por ello, incluso si no se ha manifestado. La alabanza dice:
«Sé que viene».
Los cristianos fuertes saben que existe una conexión entre la alabanza y la fortaleza.
Saben que un espíritu de alabanza te pone en posición y produce fuerza espiritual.
Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en
espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
Juan 4:23.
6: Los Cristianos Fuertes Oran en el
Espíritu
“[Edifíquense] Pero ustedes, amados
hermanos, sigan edificándose sobre la base
de su santísima fe, oren en el Espíritu Santo”
– Judas 20, RVC
Un cristiano fuerte sabe la importancia de mantener cargada su batería espiritual. Ahí es
donde entra en juego la oración . Cuando oras en el espíritu, te edificas a ti mismo, lo que
significa mejorar o elevar. Fortalecer tu espíritu y tu fe.
Imagínese ver a un corredor olímpico tratando de dar la vuelta a la pista y correr una
carrera con una armadura. Probablemente lo entrenarías a través de la televisión,
diciéndole: «¡Quítate la armadura! ¡Te está frenando! «
¿Qué tipo de equipaje llevas hoy? ¿Preocupación, ansiedad, estrés o miedo? Tal vez sea
un hábito del pecado que no has eliminado o la falta de perdón que has mantenido durante
años. Sea lo que sea, ¡toma la decisión de deshacerte de él hoy mismo! Te está frenando.
¡Quítate todo lo que te estorbe y corre tu carrera hacia la victoria!
Yo les invito a actualizar esta promesa en nosotros mismos. No nos cansemos de hacer
el bien, no nos cansemos de orar y de alabar a Dios. No dejemos de luchar ni por
nuestra vida entregada al Señor ni por nuestra situación como personas, somos hijos de
Dios para alabarle y para mostrar su obra en nuestras vidas.
Revitalicemos nuestro espíritu. Dios nos invita a crecer y a nunca desmayar, cada día
con más ánimo sigamos a Cristo y sirvamos a Dios. Sin importar lo que venga
esforcémonos por crecer en todos los ámbitos de nuestra vida. No podemos detener el
envejecimiento de nuestro cuerpo pero si el de nuestro espíritu.
Pidamos a Dios nos vivifique, nos anime y nos levante y nos enseñe a luchar con
renovadas fuerzas en cualquier campo donde se requiera fortaleza.