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CRISTIANO
¿Cuál es el énfasis de Pablo entonces? ¿Se trata de “oír a Cristo”[5] o la palabra “referente
a Cristo”? ¿Es Cristo el instrumento de la predicación o el sujeto de la predicación? Las
respuestas correctas a estas preguntas, deben considerar el contexto.
Ahora bien, Jesús muchas veces repitió: “El que tiene oídos para oír, oiga…” (cf. Mt.
11:15; 13:9,43; Mr. 4:9, 23; Lc. 8:8; 14:35; Apo. 2:7, 11, 17,29; 3:6, 13,22). ¿Qué estaba
diciendo Jesús con ello? Es evidente que el sentido era espiritual, esto es, el que ha recibido
oídos espirituales, entonces, ¡ocúpelos! No todos escucharon aquel entonces, hoy, no todos
escucharán, pero, los que lo harán, contingentemente evidenciarán que recibieron oídos
espirituales, demostrarán con hechos espirituales que fueron regenerados. ¿Por qué no
escuchan todos? Jesús también respondió a esta objeción, dándonos un principio
transversal: “…Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos;
mas a ellos no les es dado.” (Mt. 13:11).
En otras palabras, quienes oyen y abrazan el evangelio es porque han sido dotados de
sentidos espirituales, los que no han sido arrastrados[11] por Dios, no podrán reaccionar
por sí mismos (Jn. 6:44),
44
Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré
en el día postrero.
la fe en Cristo que proviene por el oír, pero el oír el mensaje de la cruz (Rom. 10:17).
Podemos orar mucho pidiendo más fe, pero la fe vendrá solamente invirtiendo
tiempo en el conocimiento de Dios y de su Palabra a través de sus enseñanzas,
promesas y mandamientos.
(Hebreos 4: 12-13).
12
Pues la palabra de Dios es viva y poderosa. Es más cortante que cualquier espada de
dos filos; penetra entre el alma y el espíritu, entre la articulación y la médula del
hueso. Deja al descubierto nuestros pensamientos y deseos más íntimos. 13 No hay
nada en toda la creación que esté oculto a Dios. Todo está desnudo y expuesto ante
sus ojos; y es a él a quien rendimos cuenta.
Ha sido la falla nuestra como padres, como comunidad y como iglesia de articular la
verdad de la Palabra de Dios a nuestros jovenes. No hemos enseñado a nuestros
jóvenes y niños como guardar la Palabra de Dios.
Cuando hablamos de darles consejos les damos nuestra "palabra" no la "palabra"
de Dios. El consejo que les damos es a menudo el mismo que la cultura les dice.
Como consecuencia no saben cómo responder al sinnúmero de situaciones morales
y éticas en este mundo. El resultado es desastroso. No quieren nada de Dios y
menos de su Palabra.
Aunque la pregunta está dirigida a una persona joven, no quiere decir que es solo
para ellos. Es también para nosotros.
¿Qué debemos tener o necesitamos para vivir una vida pura, limpia, sin mancha,
irreprensible, santa delante de Dios?
Parece ser que hay una contradicción. En la primera parte, el salmista está
determinado a buscar al Señor a través de su Palabra, pero aquí pide que Dios le
ayude a no desviarse.
No es una contradicción. Dios dice que debemos de hacer nuestra parte. Filipenses
2:12 dice que debemos de "ocuparnos de nuestra salvación con temor y temblor." En
la vida cristiana no hay lugar para la auto confianza. 1 Cor. 10:12 dice "Así que, el
que piensa estar firme, mire que no caiga."
Pero también sabemos que Dios es el que nos ayuda en el proceso de nuestro
crecimiento espiritual. Esto es lo que dice Filipenses 2:13 y debemos rogar que él no
nos permite desviarnos de sus mandamientos.
Los jóvenes hoy día se dedican a los deportes, a las artes, o a querer ser alguien
importante o reconocido. Y nosotros como padres o como iglesia les animamos, pero
no a buscar al Señor y depender de Él