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La revelación

¡Buenos días! En esta mañana les hablaré sobre La revelación.

Antes de casarme con Edgardo, aquel hombre guapo que ven allí,

habíamos decidido que queríamos tener hijos. Yo muchos hijos y

Edgardo pocos. Nos casamos y en nuestro tercer aniversario yo quería

saber si iba a poder tener hijos porque por alguna razón no quedaba

embarazada. No estaba desesperada, pero ansiaba tener hijos.

Además, no me podía demorar mucho porque me había casado a los 30

años. No recuerdo exactamente que día y ni el momento, pero decidí

ayunar y orar para recibir la respuesta a mi pregunta de si podía tener

hijos. Pasó una semana y el Señor me contestó la pregunta. Utilizó una

joven de aproximadamente 14 años. Mientras tomaba unos cursos de

inglés, una joven se me acercó y me dijo: “Tú estás embarazada”. Yo le

contesté: No, es que estoy gordita. Y ella me dijo: “No te estoy

preguntando. Te lo estoy diciendo. El Espíritu Santo me dijo que te lo

dijera. Dentro de un mes te haces la prueba de embarazo y verás”. Me

quedé callada por un momento. Sentí unos deseos enormes de llorar

porque el Padre Celestial me había contestado, además, porque nunca

había ayunado y orado antes. Nunca imaginé que la respuesta llegaría de

esa manera. Fue como una experiencia surrealista. Como la mayoría

sabe, mi hija ya tiene 11 años. Es una gran hija de Dios.


Cuando nosotros, los hijos de Dios, nos comunicamos con Él lo

hacemos en oración, sin embargo, cuando Él se comunica con nosotros lo

hace mediante varios métodos, medios o canales.

La revelación es la comunicación de Dios con nosotros. Llega a

través de varios medios y de acuerdo con las necesidades y

circunstancias que tengamos nosotros, nuestras familias y la iglesia.

¿Por qué necesitamos la revelación? El presidente Russell M.

Nelson, recientemente expresó que “en los días futuros, no será posible

sobrevivir espiritualmente sin la influencia guiadora, orientadora,

consoladora y constante del Espíritu Santo. Reitero mi súplica de que

hagan lo que sea necesario para elevar su capacidad espiritual, para

recibir revelación personal.”

Hoy día estamos batallando con tempestades físicas y

espirituales: el COVID-19, hambre, pestes, guerras y terremotos.

También, abunda la iniquidad, la maldad. Por ende, necesitamos con

urgencia recibir la guía divina de Nuestro Padre Celestial. Necesitamos

escuchar su voz y su guía constante. En Juan 14: 18 dice: “No os dejaré

huérfanos; vendré a vosotros.” El Padre Celestial nos ama, conoce

nuestros corazones y Él responderá siempre a nuestras súplicas. El

Señor está dispuesto a revelarnos su voluntad. (D. y C. 42:61).

Ahora bien, es necesario que conozcan que la revelación sigue un

modelo de comunicación. A veces los mensajes del Padre Celestial llegan


de inmediato. Lo podemos comparar con la luz que encendemos en un

cuarto oscuro. Cuando prendes la luz. Pronto se disipa la oscuridad de

repente y todo se ve de forma clara y brillante. Ese modelo de

comunicación de Dios no es muy frecuente. Un segundo modelo es

cuando la luz llega gradualmente, como en la salida del sol. Va

aumentando la luz en el horizonte. Este modelo de comunicación es más

común.

Cuando seguimos las enseñanzas de Jesucristo, Él es la luz. Cuando

seguimos su ejemplo y vivimos según sus enseñanzas hay iluminación

para todos los aspectos de nuestra vida. Al grado de que si lo

rechazamos a Él y sus enseñanzas nos quedaremos sin guía.

Ahora bien. ¿Presto atención a las impresiones que llegan? ¿Qué

es lo que estoy haciendo mientras llegan? ¿Qué debería de dejar de

hacer? ¿Qué es lo que no estoy haciendo y qué debería comenzar a

hacer?

Hace varios años atrás, un sábado, mientras me encontraba en

Costco haciendo compra. Me encontré a Norca con sus hijos. La saludé

y hablamos bastante tiempo en uno de los pasillos de la tienda. Luego,

tomamos diferentes rumbos. Pagué la compra y mientras salía del área

de las cajas… sentí una impresión muy fuerte de que tenía que esperar a

Norca. Me volteé para verla y la vi bien. Así que me fui del lugar. Al

otro día, aquí en la capilla, ella me cuenta que la guagua no le prendió


cuando salió de Costco. En mi vida me había sentido tan mal. Aun lo

cuento y siento mi rostro caliente.

Entonces, ¿Cómo lo escuchamos? Saber cómo habla el Espíritu

Santo es esencial hoy día. José Smith estableció un modelo para

nosotros.

 Primeramente, tenemos que dedicarnos de lleno a las

escrituras. Las palabras de Cristo nos dirán todas las cosas

que debemos hacer. (2 Nefi 32:3)

 En segundo lugar, tenemos que orar y pedir al señor. La

oración es parte esencial de la revelación. Debemos

aprender a orar, orar seguidito, orar mentalmente, orar con

profundo sentimiento, orar de rodillas y orar en familia. Sino

lo estamos haciendo así debemos empezar de inmediato.

Oren, aunque a veces se sientan como Alma cuando era joven

y desobediente. ¿Saben por qué? “Porque La oración es su

propia llave de acceso al cielo”. Lo dijo Boyd K. Paker.

 Tercero, debemos fortalecer nuestra fe. La corriente de

revelación depende de la fe que tengan. Si fortalecen su fe,

serán capaces de discernir; de ver con ojos espirituales y

tendrán dirección sobre las decisiones practicas de su vida

cotidiana. Mediante la fe el espíritu santo comenzará a

enseñarnos.
 Cuarto, debemos cuidar nuestro cuerpo. En otras palabras,

seguir la palabra de Sabiduría. Es importante que sepan que

nuestro cuerpo es el instrumento que nos ayudará a

aprender espiritualmente y conocer para tener revelación,

en gran parte de como tratemos nuestro cuerpo.

 Quinto, escuchar música sagrada. Prepara la mente y es el

alimento para el espíritu.

 Sexto, evitar las tentaciones. Sabemos que el enemigo

tratará a toda costa de desanimarnos y descarrilarnos.

Moroni 7:17

 Por último, tenemos que ser dignos. Debemos ser dignos de

recibir revelación. No tenemos que ser perfecto, pero sí

tenemos que esforzarnos cada día. Debemos de hacer ese

esfuerzo diario y arrepentirnos todos los días.

Cuanto más cerca sigas la guía divina más grande será tu felicidad

aquí y en la eternidad. Y mayor será tu progreso y capacidad para

servir.

Antes de que el Elder Hales falleciera preparó un discurso para la

conferencia general que no pudo dar. Escribió: “Nuestra fe nos

preparará para estar en la presencia de Dios.

Yo prefiero seguir la luz de Cristo. Sé que él me guiará, protegerá

y cuidará. Russell M. Nelson dijo: Cuando recibimos revelación pasamos


tiempo en la presencia de Dios a medida que nos revela su intención,

voluntad y voz.”

En el nombre de Jesucristo, amén

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