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Ética
Nº de clases: 7 y 8
Unidad 7: Los actos humanos
Unidad 8: La conciencia moral
Muy estimados alumnos:
Comencemos por los actos humanos. Se denominan así a aquellas
acciones que proceden de la inteligencia y la voluntad, y que por ser objeto del
“para que el hombre obre bien se requiere no sólo que esté bien
dispuesta la razón por el hábito de la virtud intelectual, sino que también
esté bien dispuesta la facultad apetitiva por el hábito de la virtud moral.
Por consiguiente, así como se distingue el apetito (voluntad) de la razón,
así se distingue también la virtud moral de la virtud intelectual. Por lo
que, así como el apetito es principio del acto humano en cuanto de algún
modo participa de la razón, así el hábito moral es virtud humana en
cuanto se conforma con la razón” 2.
1
San Juan Pablo II, encíclica Veritatis splendor, 71 y 73 (excepto corchetes)
2
Suma Teológica, I-II, q. 58, a. 2
Por ello, para adentrarnos al tema que nos ocupa en esta unidad, nos
parece conveniente cavilar aquí sobre la inteligencia y la voluntad humana. Y
“en esta vida es mejor conocer que amar las cosas inferiores a nosotros,
(…) es mejor amar las cosas superiores. Respecto de Dios es mejor amarlo que
conocerlo, porque el conocimiento hace que las cosas vengan a nosotros y se
adapten a nuestra manera de ser; pero el amor, que es la caridad, nos hace salir
3
Suma Teológica, I q. 82; a. 3
de nosotros y nos lanza hacia el objeto amado. El que ama se asemeja a la cosa
amada; el que conoce adapta la cosa conocida a su propio modo de ser. De
suerte que, cuando se trata de cosas inferiores, las elevamos cuando las
conocemos porque les damos nuestro propio modo de ser; pero cuando las
amamos nos envilecemos. En cambio, cuando conocemos las cosas superiores,
las empequeñecemos cuando se adaptan a nuestra inteligencia; pero, cuando
las amamos, nos elevamos hacia ellas. Por eso, en esta vida es mejor amar a
Dios que conocerlo, y por ello es más lo que amamos a Dios por la caridad que
lo que lo conocemos por la fe"4 .
En resumen, podemos citar al clásico axioma que reza: para amar algo es
preciso conocerlo primero. Llevado al plano de los actos humanos: no obrar sin
antes pensar. Y concluyendo: para hacer lo bueno, hay que amar lo bueno, y
para amar lo bueno es preciso conocer bien el bien.
percatarse del hecho de que el hombre está ligado por estos juicios morales,
por cuanto responden a su naturaleza. La conciencia moral es innata.
Algunas opiniones niegan la existencia de la conciencia:
4
Santo Tomás de Aquino; Exposición del símbolo de los apóstoles; Prólogo