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Trabajo Practico N° 1
La conciencia moral.

Nombre Espacio Curricular: Filosofía.

Nombre Profesor: José C. Cortez.

Alumnos: María julia Ordoñez.

Fecha: 03-09-2019
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Introducción:
En este trabajo desarrollaremos la conciencia moral, y lo que esto representa para Kant. Ya
que este describe que la conciencia moral siempre acompaña a la libertad, porque esta es la
que define las acciones de los seres humanos.

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Desarrollo:
El hombre obra suponiendo que esta bien y que esta mal. En este punto esta lo que se dice
la conciencia moral.
El autor del libro Principio de la Filosofía, de Adolfo Carpio, habla sobre la conciencia
moral, y cita al filósofo Immanuel Kant para explicarlo, lo cual este dice:
La actitud de Kant frente a la metafísica - por tanto, frente a lo absoluto: frente a los
problemas del alma, del mundo y de Dios- es en cierto modo ambigua o vacilante. Porque,
de un lado, afirma que no conocemos lo absoluto, ni podemos conocerlo, puesto que todo
conocimiento humano se ciñe a los límites de la experiencia, al mundo de los fenómenos.
Pero, por otro lado, como el hombre es un ente dotado de razón, y la razón es la facultad de
lo incondicionado, la metafísica es una disposición natural del hombre y por tanto necesaria
para éste. Tal como declara Kant en el Prefacio a la primera edición de la Crítica, las
cuestiones metafísicas - la de Dios, la del mundo, la del alma, la de la libertad- son asuntos
que jamás pueden serle indiferentes al hombre, como se ve por la circunstancia de que cada
uno de nosotros toma siempre una posición al respecto (afirmando o negando la libertad, o
la existencia de Dios.). Este estado de cosas, esta ambigüedad en que se coloca Kant frente
a la metafísica, parece forzarnos a tratar de resolver lo que no es sino una aparente
contradicción.
Kant busca una solución, pero no en el campo de la razón teorética, no en el campo del
conocimiento (porque en éste tenemos que atenernos a los fenómenos), sino en el campo
moral, en el campo de la razón práctica (como llama Kant a la razón en tanto determina la
acción del hombre).
En efecto, no conocemos lo absoluto; pero sin embargo tenemos un cierto acceso, una
especie de "contacto", por así decirlo, con lo absoluto o, mejor, con algo absoluto.
Este contacto se da en la conciencia moral, es decir, la conciencia del bien y del mal, de lo
justo y de lo injusto, de lo que debemos hacer y de lo que no debemos hacer. La conciencia
moral significa, según Kant, algo así como la presencia de lo absoluto o de algo absoluto
en el hombre.
Ahora dejamos enteramente de lado las diferencias entre lo que cada cual entiende por bien
o por mal, o lo que debe concretamente hacer o no hacer; en este punto no interesan esas
diferencias, no interesa el contenido concreto de la conciencia moral, ni menos que se la
escuche o desoiga, sino que interesa sólo la conciencia moral misma, simplemente el hecho
de que todos hacemos constantemente discriminaciones de orden ético. Y afirmamos
entonces que en la conciencia moral se da un contacto con algo absoluto porque la
conciencia moral es la conciencia del deber, es decir, la conciencia que manda de modo
absoluto, la conciencia que ordena de modo incondicionado. La conciencia moral no nos
dice, por ejemplo: "hay que hacer tal cosa para congraciarse con Fulano"; tal mandato no es
expresión de la conciencia moral, sino un criterio de "conveniencia" práctica, una regla de
sagacidad o prudencia. La conciencia moral, en cambio, es la que dice: "Debo hacer tal o
cual cosa, porque es mi deber hacerlo", y ello, aunque me cueste la vida, o la fortuna, o lo
que fuere. Podrá ocurrir que no cumplamos nuestro deber, pero tal circunstancia se la
excluye de nuestra consideración, porque no interesa ahora lo que efectivamente hacemos,

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sino que interesa sólo fijarnos en esta exigencia según la cual algo debe ser, aunque de
hecho no sea y aunque quizá nunca sea. Lo que el deber manda, repetimos, lo manda sin
restricción ni condición ninguna; "debo hacer esto", pero no porque ello me vaya a dar
alguna satisfacción, o me granjee amigos o fortuna, sino tan sólo porque es mi deber.
La conciencia moral es entonces la conciencia de una exigencia absoluta, exigencia que no
se explica y que no tiene ningún sentido desde el punto de vista de los fenómenos de la
naturaleza. Porque en la naturaleza no hay deber, sino únicamente el suceder de acuerdo
con las causas; no es que una piedra deba o no deba (moralmente) caer; la piedra cae sin
más. La naturaleza es el reino del ser, de cosas que simplemente son; mientras que la
conciencia moral es el reino de lo que debe ser. (Por ello resultará siempre radicalmente
insuficiente todo intento por explicar la conciencia moral mediante la psicología o la
sociología y, en general, mediante cualquier ciencia; puesto que las ciencias se refieren -
dicho en términos de Kant- a la naturaleza, donde las cosas simplemente son, y allí todo,
según vimos, ocurre según leyes necesarias, no según libertad. Por ello será también vano
todo ensayo de fundar la moral sobre base empírica, como, por ejemplo, sobre el concepto
de felicidad, tal como hizo Aristóteles. En el dominio de la naturaleza está todo
condicionado según leyes causales. En la conciencia moral, en cambio, aparece un
imperativo que manda de modo incondicionado, un imperativo "categórico". La conciencia
moral dice, por ejemplo: "no mentirás", sin someter este mandamiento a ninguna condición.
No dice que no deba mentir en tales o cuales circunstancias para lograr así una recompensa,
porque esto no sería exigencia moral, sino expresión de astucia; en efecto, al decir: "Si
quiero ganar dinero, no debo mentir", hay aquí un imperativo, una orden ("no debo
mentir"), pero el imperativo está sujeto a una condición (la de que quiera ganar dinero);
mas si no quiero ganarlo, el imperativo deja de valer. Este tipo de imperativo lo llama Kant
"hipotético". Pero los imperativos morales son incondicionados, es decir, categóricos,
porque lo que el imperativo manda lo manda sin más, sin ninguna condición (otra cuestión
será, repetimos, que se lo obedezca, o que, según ocurre frecuentemente, se lo infrinja).
Reflexión.
Lo que trata de decir el autor en el libro es que, en determinada situación se presenta en
opciones, en posibilidades que presionan y generan un sentimiento de angustia y la
conciencia quiere salir de esa angustia8. Debe decidir para salir de su angustia. Ese
momento de la decisión ante opciones, es un momento de presión y de algún modo un
momento de libertad.
La libertad es algo propio de lo humano. Lo propio de la naturaleza es el determinismo. Lo
natural no puede comportarse de otro modo que el que dicta su naturaleza. Lo humano se
expresa a través de la conciencia en el mundo buscando salir del determinismo que le
impone lo natural. El cuerpo humano está sometido a todas las leyes de lo natural, sin
embargo, su conciencia posee esa capacidad de optar de decidir, de elegir su camino y su
vida. Posee libertad. A medida que evolucionó y se constituyó como ser social, lo humano
busca ganar libertad respecto a los determinismos que ahora le impone la sociedad, sobre lo
que esta bien y lo que esta mal.
Al elegir, podemos liberarnos de un campo de determinismo y no llegamos a la libertad,
sino a otro campo de determinismo del cual también buscaremos liberarnos. Se trata de un
proceso de liberación.

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Ese momento en que se abre la posibilidad, se experimenta como angustia, que es un dolor
de la conciencia del cual necesita salir y sólo podrá hacerlo una vez elegida la acción a
seguir, una vez que toma la decisión. En momentos de contradicción esta angustia puede
ser desintegradora por la imposibilidad de tomar una decisión. Pero siempre estará presente
en el momento de la libertad, antes de la elección. La persona, aunque se lo naturalice y se
lo aprisione y se lo someta, siempre posee libertad porque en la base de su libertad está la
decisión si quiere vivir y en qué condiciones.
Llamamos acción moral a las acciones realizadas en un momento de libertad de la
conciencia moral, y cuya consecuencia aumenta la propia libertad. Pero cómo se constituye
ese momento de libertad para la conciencia, cómo se experimenta la ampliación de libertad
con la acción que se realiza, cómo es que algunas acciones se experimentan con una carga
de sentido, esto nos muestra un modo particular de estar la conciencia en el mundo, un
modo de experimentar y un modo de hacer, una estructura de conciencia que llamaremos
conciencia moral.

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