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LA SENTADA
Por: La Muchacha
- ¿Qué ocurrió?
- ¿A quién le ocurrió?
- ¿Qué pasó primero?
- ¿Qué pasó después?
- ¿De qué trata la historia?
- ¿Quién lo dijo?
- ¿A quién se le dijo?
- ¿Para qué lo dijo?
- ¿Cuáles son los hechos más importantes?
- ¿Dónde y cuándo ocurrió?
19 días y 500 noches
Joaquín Sabina
Lo nuestro duró lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks
Desde el taxi y haciendo un exceso, me tiró dos besos, uno por mejilla.
Y regresé: A la maldición del cajón sin su ropa, a la perdición de los bares de copas
A las cenicientas de saldo y esquina y por esas ventas del fino laina
Pagando las cuentas de gente sin alma, que pierde la calma con la cocaína
Volviéndome loco derrochando la bolsa y la vida la fui, poco a poco dando por perdida
(Estribillo)
Con la cofradía del santo reproche tanto la quería que tardé en aprender a olvidarla,
diecinueve días y quinientas noches.
Destrozó el cristal de mis gafas de lejos, sacó del espejo su vivo retrato
(estribillo)
- ¿Qué ocurrió?
- ¿A quién le ocurrió?
- ¿Qué pasó primero?
- ¿Qué pasó después?
- ¿De qué trata la historia?
- ¿Quién lo dijo?
- ¿A quién se le dijo?
- ¿Para qué lo dijo?
- ¿Cuáles son los hechos más importantes?
- ¿Dónde y cuándo ocurrió?
Taller aplicativo 1: Módulo de comprensión lectora y lectura crítica
De nada sirve transformar estructuralmente una ciudad si sus habitantes siguen igual,
si los espíritus que la recorren no crecen como lo hacen sus calles, sus edificios y andenes.
Quienes viven en Bogotá reconocen que ese cambio duró años, que fue un proceso no de una
administración, sino de un plan a largo plazo, sin la envidia y la vanidad de los gobernantes.
Castro le dejó tareas a Mockus, y éste a Peñaloza, y así sigue. Lo mismo dicen los
nariñenses, y en especial los pastusos, que son otros después de Navarro y de Parmenio
Cuellar, que sienten que la ciudad es más suya y que les duele verla fea, sucia.
De Neiva se puede decir que se ha transformado, que hay más cemento, menos zonas
verdes, pero el ser huilense, el neivano, sigue sin transformarse, sin asumir como propios los
cambios del lugar en el que vive. Nuestros gobernantes quieren pegar el primer ladrillo de
la obra y cortar la cinta de la inauguración. No piensan en tanto en la ciudad, en programas a
gran escala, sino en sembrar placas en monumentos sin sentido, diseñados casi siempre para
pagar costosos favores políticos. Pero el trabajo espiritual, el de base, no se ha hecho.
Cuando tengamos gobernantes cultos, conscientes de lo importante que es el trabajo
espiritual de un pueblo, quizás los neivanos cambiemos. Mientras tanto pongamos más
placas, sigamos cortando más cintas. En el fondo, Neiva seguirá igual.
Análisis: