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LUX

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Todos los perros ladran cuando uno habla

Antología del X Festival de Poesía Latinoamericana


de Bahía Blanca
2021

LUX

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Todos los perros ladran cuando uno ladra / María Florencia Alvarez ... [et al.] ;
compilación de Matías Matarazzo. - 1a ed. - Bahía Blanca : Vox/Lux, 2021.
102 p. ; 14 x 14 cm.

ISBN 978-987-48158-7-3

1. Antología de Poesía. 2. Poesía Argentina. I. Alvarez, María Florencia. II. Matarazzo, Matías, comp.
CDD A861

La reproducción total o parcial no autorizada por los editores viola derechos reservados.
Cualquier utilización debe ser previamente solicitada.

Edición: Matías Matarazzo


Ilustración de tapa: Agustín Rodríguez
Diseño y maquetería: Carlos Mux / Amílcar P. Gutierrez

Proyecto LUX
www.proyectolux.com.ar / edicioneslux@gmail.com
Nicaragua 2070 / (8000) Bahía Blanca / Buenos Aires / Argentina

Impreso en Argentina / Printed in Argentina


©2021 Proyecto LUX

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Todos los perros ladran cuando uno habla

María Florencia Álvarez / Gabriela Bejerman


Sebastián Bianchi / Larisa Cumin
Pablo Dacal / Florencia Di Paolo
Mariela Gouric / Mercedes Halfon
María Fernanda Maciorowski / Azul Marín
Matías Moscardi / Bernardo Orge
Facundo Passarella / Manuel Pérez
Maximiliano Pozzer / Florencia Roth
Andrea Testarmata / Lorena Valderrama
José Villa / Clementina Zivano

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María Florencia Álvarez / Longchamps

*
tu padre acaba de morir
me sostengo en tu abrazo
sería más fácil
si estuvieras llorando

*
hay cadáveres pudriéndose
bajo este terciopelo
y sus flores casi plásticas

*
tenés el pelo largo
como una mujer
cuando cae por tu espalda
mientras dormís
me confunde

de Crimen pasional (2006)

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En un momento la percepción del cuerpo se pierde,
soy una conciencia que flota.
Y los sonidos del espacio me rodean como una cápsula.
Es fundamental no abrir los ojos.

Si tuviera uno de esos dispositivos


-que existen o están por existir-
que permiten twittear directamente desde tu cerebro,
tendría que habérmelo quitado,
junto con todos los aparatos electrónicos
y objetos metálicos,
antes de entrar.

Picos y palas arremeten


contra mi hombro inmóvil.

- ¿Cómo estás?, ¿mucho ruido?


- Bien, estuvo buenísimo.

de Resonancia magnética (2014)

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Gabriela Bejerman / Buenos Aires

Que amanezca un jardín

Que de lo dorado nazca


que el verdor venga
que pulse brillo, ramaje dilate
que oree viento el invierno
que rugosa crezca
ascienda, trepide, manada del aire
que vierta hilos
ensanche las alas
que tienda color
que todo lo agite
que árboles grite, componga
derrame licor, alimente, dé
resina, humo, entrañas
sólida curva
transparente el deseo
convierta este grito
levante las nubes, telones
que afiance, que cruce
que amanezca un jardín

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Hasta ananá

Hasta enredarnos en sombra caliente


hasta las más altas flechas erguir
hasta montarnos en tres barriletes
hasta la púrpura luna hilar con látigos mil
hasta batir que chillamos espuma, hasta sentir
molernos en dócil maleza, luz, ananá
hasta picarnos con nieve intangible
vaciar la inquietud, hasta mascar
el oro suspenso en las noches de río
hasta soplar bien la magia en copos de amor
hasta colarnos un pájaro verde
hasta el caudal, hasta ser sólo
una pizca de mar largando papiros, helechos
hasta desenvainar toda la sombra y que quede
una estela, tizne dorado, un libro en el viento deshecho
páginas, vértigo, un largo chupón en el viento
al borde del año que ama empezar

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Dame 10’ de cool

Dame 10 minutos por día


en que todo sea muy cool
haya música sexy
una copa de vino
iluminación perfecta
y yo esté bailando inspirada
mirándome al espejo
con ropa elegida,
rouge y un pirincho
incomprensible en la cabeza: mi corona

Dame 10’ de cool


sin niñes a la vista
sin platos por lavar
sin gritos familiares
ni demandas de las que no paran
vení, mami, mirá lo que hice
¿puedo ver un dibu?

Dame 10 minutos por día


que parezca que es una fiesta
quince amigos por llegar

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bien vestidos, sonrientes,
dispuestos al reviente

Dame 10’ de cool


como si fuera sábado
como si fuera soltera
como si no hubiera cuarentena

Jala el silencio

Yo veía el silencio
en la cima del engaño
era un ámbar puntilloso
que lamía de mis manos

Yo nutría con mis sellos


el acero de esa forma
esquilaba los misterios
y leía entre las sombras

Cuando diosas muy desnudas


se arrimaron a su antojo
con fecunda miel de alga
y un anhelo sin abrojos

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En la cima del silencio
donde moran abanicos
dejé entrar las sterlitzias
que empotraron sus manjares
muy adentro de mi rosa

Fui tocada para siempre


ahora soy jacarandá
gajos, lonjas de pomelo,
y me gimen las entrañas
cuando chupo caramelo

Poemas inéditos de Poesía para bailar

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Sebastián Bianchi / Buenos Aires

Qué es el morir aquello

Qué es el morir aquello donde van los ríos a apagarse


pensando en durar la espera que todo lo vio pasar
según nuestra fe para ganar a aquel que entendemos

Cuán presto se va al placer por claridad


las yerbas secretas hacen nacer acá al sobrino del cielo
y corremos a rienda suelta

Cómo pintaremos (nosotros)

Cómo pintaremos a nuestros primeros padres


En el caso mismo de la primera culpa
Procurando honestarse con las hojas de parra
Sólo para encubrir las partes prudentes

Así como sortean los paños del sepulturero


Considerado discreto por la resurrección de la carne

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Así debiéramos cautelarnos los hijos desnudos
Con la erección expresada y retirar la vista

Poesías

I
Una mueca adentro
del camello
le picaba
la mueca.

En eso rascó
camello
de la mueca
con ganas.

El fanático
de rascarse
la mueca.

II
El gato blando
salta contento tardío,
llega después al trabajo
de agarrarse de la laucha.

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III
El ruiseñor sacude sus plumas
al alba.
La sirena se da cuenta
y no lo dice.
Va, y con la pluma,
le produce las cosquillas
a la ardilla de cristal.

IV
El pajarito roto
se mordió su pico
en el trabalenguas
de poxirán.

V
Lerda vaca
feliz y buena
de mutación.
Es una rana
muerta
panza arriba.

LA TARDE

VI
La tarde está
mugrienta sombra

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entre los flacos
abedules.

Unos feos bonsai


de pino,

nubes de algodón
y juguete.

EL PESPIR

VII
Para que Rasti bailara con las patas
los canteros tenían vino-escarcha.
A cada lado, una estatua pálida,
sin rostro,
y un cascabel.
Lo agita,
la estatua vacía agita el cascabel.

VIII
En el anaquel tirado
colgaba el esqueleto de Rasti.
Salimos vestidos parecidos a Rasti.
La gente pensaba que éramos Rasti
en el anaquel tirado.

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IX
El clavel que R. nos mostró
era elemental:
un clavel dibujado a tiza,
con la firma de Gastón
Mar del Plata.

X
Estoy vivo, me agitaré cual niña,
gritó el Pespir.
El Pespir Mujer
contra La Gorila Macho, Eugenia.
Rasti intentó separarse
del hule de la maqueta.
Las nalgas del gorila
ocultaban la vulva del Pespir Mujer.
El sol templaba sus brazos
de lento atardecer.
Parecían ser eternos,
vivirían por siempre
los brazos de La Mujer Pespir.

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Larisa Cumin / Santa Fe

Los días más felices


-fueron
y serán peronistas-
dice un mural
a la vuelta de
casa
una forma de llamar
a esta piecita
donde habito
una ciudad también
nueva para mí
pero fundada -antes
que aquella
donde nací, crecí, amé,
me separé, perdí-
y refundada
por el mismo
conquistador
que allá
erigió el rollo
en tierras Quiloazas

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-acá ya está, dijo
pero no estaba
y se tuvieron que mudar cincuenta años después
corridos por las langostas
el río y los malones-
¿qué voy yo a fundar
a ese lugar?
me pregunté
ante un mural diferente
de mosaicos
en Santa Fe
que mostraba
con dos puntos negros
las ciudades
unidas por un hilito
celeste
las aguas
sólo las aguas y esas dos ciudades
unidas por el falo de Garay y este
monumento pobre
en el límite
de un barrio cheto
y otro picante
ahí donde siempre termino yendo
en el Parque Garay
antes y después de una separación.
Dejé a mi primer novio

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me acuerdo
lloré mirando al lago
de bordes como cordones de vereda
y a los gansos
-que dicen que se comen los pibes de la villa-
flotar como barquitos a pedal.
Se los comen, posta
yo lo vi
después
siete años después
ahora
con el novio que acabo de dejar
vi cómo
tres chicos
en el verano
saltaban a nadar en esa mugre
es playo
corrían chapoteando
al ganso
que de tan ganso no supo escapar
se quedaba ahí
para que lo agarren
lo atrapen
y la patrulla del parque nada
los llamé les dije
el ganso pobre ganso
¿y los pibes…?

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me pregunté después
¿si de verdad es para comer?
¿si de verdad alguien en la casa espera
que lleven algo?
yo no tengo
a nadie que espere nada
qué espero yo de mí
qué esperaron mis novios de mí
¿qué me quedara?
¿qué me dejara atrapar como el ganso
que se hacía el que volaba, pero no puede, pobrecito?
por eso mismo
es que se queda a vivir en un lugar tan horrible
como ese parque.
¡Qué se lo coman no más!
¡Qué sirva para algo
más interesante que decorar la tarde de los que no tenemos hambre!
¡Qué se lo coman!
Yo ahora paso por este mural
donde un rodete abraza a Perón
y no me quedo
ni me quedé
camino por unas calles
que no conozco
y quizás en tres o cuatro años o menos
me aburran, no sé
pero camino

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de noche
con un paraguas
y por eso no llovió
y por eso, quizás
también
nadie me toque
porque según
un informe
estadístico de la federal
que circulaba por cadena
en los dos mil
a las minas con paraguas
nadie nos viola
o casi nadie
los usa
ni sale a violar
cuando llueve.

De La gran avenida (2020)

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Tacuara

Gracias por comer todas


las arañas, tacuarita
de las oquedades del zinc
en el alero.
Apurate, tacuarita
que Simona está por volver
pero no pierdas la gracia
de tus patitas circences
en el tendido flojo
del cable vídeo.
Mmm, qué rica, qué crocante
está la tejedora
esas ocho patitas te cosquillean el buche
y vos no dejás
de timonear eléctrica
en plano inclinado prendida
de un cacho de revoque
donde cuelgan hilachas
que el plumero no escarbó
tan bien como vos, tacuarita.
Dale, dale queda una en ese vértice
no hagás caso del vecino
y seguí hurgando.

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Llevate también los huevitos
blandos como telgopor
y andate
a tu huequito, no te quedés acá.
¿Tenés hijos?
¿Conocés la cañada, tacuarita
la que amuralla al Salado
y repara el viento de las casas
unas cuadras más allá
hacia el oeste?

de La escapista

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Pablo Dacal / Buenos Aires

En la caye

En la calle conocí lo negro,


lo blanco y lo dorado del mundo.
El palacio que ayer construí
se derrumba en medio segundo.
En la calle cuando ves un umbral
ves un lugar para descansar,
apretar, fumar, beber y
dormir como un vagabundo.
En la calle caminé sobre los autos
esquivando los charcos,
aprendí a colarme en un bar
y escapar por la ventana del baño.
En la calle toque las canciones
antes de pisar un escenario
y te lo aseguro, es más difícil
que escaparse del barrio.

En la calle encontré un perro


fue mi compañero diez años

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y aprendí que mi pedigree
es la cruza espontánea en los caños.
En la calle conocí una chica
que no tenía casa tampoco
y pateamos tanto juntos
que perdimos el rumbo poquito a poco.
En la calle y a la luz del día
cogimos mirando la esquina
los autos me saludaban
pasando veloces por la avenida.
En la calle me cagaron a piñas
por pasarme de listo
volví a casa con la boca hinchada
y la corona de cristo.

En la calle tomé desayuno,


almuerzo, merienda y cena
siempre fue tan mía que nunca
la pude ver como una condena.
En la calle conocí el abrigo del sol
la gloria del viento
mientras veía a todos encerrados
y muy aburridos adentro.
En la calle conocí un flautista
que tocaba tan libre
nadie lo entendía, todos se reían
por ser de otro calibre.

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En la calle desplegaba
su sonido con tanta elegancia
que todo a su alrededor
se derrumbaba y perdía sustancia.

En la calle nos miramos


una vez y nos elegimos
nos tomamos de la mano
y caminamos el mismo camino.
En la calle nos miramos con furia
y nos cagamos a palos
nos amamos, nos odiamos,
nos reímos, nos lloramos.
A la calle te escapabas
para evitar seguir en el rollo
yo salía detrás tuyo
corriendo para desarmar el embrollo.
En la calle me citaste una vez
para poder irte muy pronto
ese día no quise la calle
no era mi casa y me sentí un tonto.

En la calle te encontré una vez


y otra vez y otra vez y ahora siempre
que camino la calle recuerdo
tu cuerpo como una serpiente
que conoce las puertas, esquinas,

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ventanas y cada baldosa
yo también las conozco
y en cada esquina
me cavo mi propia fosa.
En la calle perdida, escondida
en algún barrio lejano
dentro de doscientos años
tomando una birra me están recordando:
era yo aquel tipo que
cantaba siempre sobre las calles
sin estrellas ni placas
solo mi recuerdo en algún detalle.

En la calle conocí lo negro,


lo blanco y lo dorado del mundo.
El palacio que ayer construí
se derrumba en medio segundo.
En la calle cuando ves un umbral
ves un lugar para descansar,
apretar, fumar, beber y
dormir como un vagabundo.
En la calle caminé sobre los autos
esquivando los charcos,
aprendí a colarme en un bar
y escapar por la ventana del baño.
En la calle toque las canciones
antes de pisar un escenario

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y te lo aseguro, es más difícil
que escaparse del barrio.

Una canción simple

Quiero regalarte una canción simple


una que no tenga condición, libre por vos
que estás aquí a mi lado.
Debería darte la razón siempre
pero hay que tener mucho valor,
entre los dos
creamos un gigante
que cuando decide levantarse
aplasta lo que sea que se encuentre
a su alrededor
y no distingue nada
y los dos corremos espantados
y en medio de la gente nos perdemos
y en un mostrador
pasamos una noche
o dos.

Una madrugada en la estación, cerca


de tu casa y nunca pasa el tren,
llega tu voz, me está llamando ahora.

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Yo quería darte una canción simple
pero no soy tan buen domador
¿viste? me voy con tantas emociones
que no puedo controlar y siento
que ese toro desbocado tiene todo el control
y somos su juguete
que se aferra al cuello, que lo abraza,
pero hace falta ser un buen jinete
para no caer
y ya estamos
en el suelo
los dos.

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Florencia Di Paolo / Pringles

10.
Voy a la cocina
me desplazo sin habitar
–de izquierda a derecha–
la pava, en la segunda hornalla del fondo.
Tomo el mango de plástico
el material maleable de la época
un monumento a la humanidad yacente
al tocarlo, acaricio la eternidad
esperando encontrar tu nombre
en la premura de los límites.
La canilla gira como siempre
se traba en la mitad y sigue
hace de su eje, la duda
lo etéreo del agua en movimiento
atrae al gato
que quiere atraparla
con las patas delanteras.
Lo que conduce es el tacto
y lo ausente.
La pava arde donde siempre.

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31.
Las mitologías contemporáneas
se escribieron en los 90
cuando los dioses caminaban
libres como el mercado
yo era una niña
que habitaba en lo sutil
veía a mi abuelo muerto
saludarme por la ventana.

Ahora son otros muertos


y otra niña
con la camiseta
argentina como túnica,
llora el final del siglo
los límites del pasado y el presente
marcados por una sombrilla a rayas
clavada en la arena
que más que al sol, tapa al viento.

Los hombres
que me hicieron llorar
están llorando a dios, mi padre
me dejó una moneda
de diez pesos que

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tiene dibujada una rueda de la fortuna
hoy que dios ha muerto
enciendo una vela para adorarme.

De La extinción de nuestro mundo

Flores en el trago

En esta semana electoral


necesité afecto y recibí gin tonic.
Alguien reclama:
Falta el sol
¿de qué están hechos
nuestros corazones?
Pongo a disposición mi renuncia
hasta saber la respuesta.

Ella limpia el aire con sus manos


una manera elegante de dar
un discurso paralelo.
Voy a la cocina decidida a hacer algo
tengo un paquete de yerba en los brazos
y lloro porque no lo encuentro.
¿Qué vamos a hacer cuando Ella no esté?
Cumplo con la función de pensarlo,

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un poco por militancia, otro poco por la ansiedad
de prever los daños del futuro
como si pudiera hacer algo al respecto.
Me gustaría decirle que la amo
y crear un tiempo lento, de trabajo para nosotras
donde mirarnos las caras cuando todo se mueva.
Los abstractos son peligrosos
la pantalla se apaga por falta de batería.
¿Por qué me está pasando ésto?
Al pestañear todo se vuelve en contra.

¿Vamos a tomar un gin tonic?


escucho con los resultados en la mano
mientras veo personas bailar en la tele
¿Será que se cayó internet y no saben?
En ese lugar sirven gin tirado
con flores en el vaso
flores comestibles, como el perejil
que decora un plato de pasta,
lo correcto sería dejarlo a un costado
pero el decorado es parte
del absoluto que representa
la obra. En la tele todo es decorado
falta la actriz principal, la que garantiza
el éxito en la taquilla. ¿Qué estará haciendo?
¿Estará también tomando su trago?
Seguramente Ella no se come el decorado

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y mueve el vaso, creando
el tiempo lento, de trabajo
con las flores quietas, como nosotras
para que duela menos la colisión entre los hielos.
Las personas bailan
por la misma razón por la que bebo esta noche.
Nos amontonamos
un charquito que riega la tierra seca
para que algo crezca
después de un final
de semana largo.

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Mariela Gouiric / Bahía Blanca

Mis preferidas

Que vivan las zorras, las negras, las putas,


las rubias teñidas.
Las que invitaron con su desobediencia
a que la violencia les rompa la jeta
y aprendieron a sanar sin dejar de retobarse.
Las que no aguantaron
las que duermen con pastillas.
Las atorrantas, las que no cocinan,
las que se dejaron caer al piso
las que trabajan cama adentro
las que tienen verga
esas, por favor, que vivan.
Las que cuando casi se la estás poniendo
se te ríen, te dicen, no, no quiero.
A las que putanean tranquilas
vida larga, pero muy larga
qué digo, larguísima
a las que se arrancan los fetos
con pinzas.

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Para esas que tuvieron miedo
y se fueron lejos,
a pedirle permiso a la distancia
y a las ciudades grandes
de ser así
tortas, marimachos, camioneras,
bocas sucias, de cloaca,
mal habladas, mal vestidas, mal peinadas,
las que no sirven
aunque hagan.
Esas que vivan,
futboleras que se hermosean bajo el naranja
con que las baña el sol
en un atardecer de campo.
Dulces con el viento suave
entre los yuyos
son espigas.
Para estas
que se besan entre ellas, vida
que se fabricaron una concha, vida
y que desafían,
nunca voy a parir
nono
desafían,
siempre voy a ser madre,
vida.
Las más turras de todas, que vivan.

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Las que conocen el peso de un puño de varón
porque usaron el cuerpo de balanza.
Las que se pusieron unas lindas siliconas
que tal vez algún día
salvarán a sus corazones de las balas.
Las que se cuidan entre ellas,
las que lloran la esclavitud de sus madres
saliendo a bailar,
acostándose o de paradas,
las que cobran, las que se regalan
que vivan
las que se contagiaron
las que se masturban
las que envejecen humedecidas.

Sin forma y hermosas,


que vivan
expulsadas de las mesas familiares
mandadas a tapar.

Estas que son las peores,


que vivan aunque las haya atrapado la muerte.

Que vivan con sus manos hermosas


venosas y gruesas como pijas.

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Las del resentimiento y la bronca,
las que no tranzaron con el perdón,
esas por favor,
que vivan
por vagas, por gordas, por yeguas, por chorras,
por chantas, por burras atrevidas.

Preciosas
nunca falten,
nunca cedan ante las promesas de la mansedumbre
ni se acobarden ante el cansancio y el costo
de todo esto que son.

Vivan ustedes, por todas las otras


que todavía no se enteraron,
o no les sale
o no se animan.
Y si mueren,
que una procesión de todas nosotras las abrace,
las llene de flores
y las llore y las nombre
tan fuerte y tan alto
hasta resucitarlas.

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Las cartas siempre llegan

Ahora que soy yo la mujer


que busca precios de cortinas
para vestir la casa, y encuentra que no le alcanza
hace cuentas y pregunta si vale la pena el esfuerzo
para que se vea más bonita.
Hace cálculos si conviene la tela
cortar, coserla, pasarla por
la máquina. Prolijo el dobladillo.
¿Cuánto vale mi tiempo? Ahora que
soy yo quien, mientras hace números, destiende
la ropa, separada por color para que no se manche
y la doblo y las huelo para comprobar si
funcionó el jabón, ¿quedó el perfume?
Ahora que soy yo, la que prueba la cantidad de abrigo
en la cama, y enciende estufa para templar la pieza.
Enciende y después apaga porque
hago todo haciendo cuentas
invisibles que cargan el aire,
un peso enorme sobre mi espalda
pero entonces digo, voy a hacer un té para descansar.
Y me baño, y acarició cremas sobre mi piel seca.
Ahora que soy también ese hombre
que despierta a las seis de la mañana

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y viaja en bicicleta a su trabajo,
aprecia amanecer al final de la avenida
y al soplar sus manos para calentarlas en el semáforo
encuentra cayos en sus palmas. Ahora que
soy ese hombre que come lo que cocina
sin quejarse, lava los platos y brilla
caído de sueño frente a la pantalla.
Hace pie y se encuentra más viejo en el reflejo
del vidrio empañado, diciendo
buenas noches al perro, besando
a la mujer, cerrando con llave, escondiéndola
en el cajón de la cocina. Bajando
las persianas, dejando la casa a oscuras
con una luz por si en medio de la noche
el miedo a despertar llama.
Ahora que soy yo, el hombre y la mujer, que
me hicieron y me nacieron, comprendo:
tuve suerte, fui amada. Un amor
vasto y suficiente para atravesar
el túnel de la necesidad y el tiempo,
accidente de la costumbre que amenazó tragárselo todo.
Pero acá estoy, me doy cuenta:
tuve suerte, fui amada.

De Este amor tan Grande (2021)

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Mercedes Halfon / Buenos Aires

Las formas de la poesía no se fueron a ningún lado


solo caminaste en línea recta cinco kilómetros por la ciudad
hasta llegar a tu casa. Las plantas habían muerto
aun así les echaste agua,
dijiste una frase en voz baja, mirando
hacia enfrente, el garaje a medio construir.
Nadie la escuchó
no había autos pasando, ni personas trabajando
en ninguna parte.
Pensaste como un creyente en algunas palabras:
eucalipto, alambre, puente levadizo,
miraste los libros tapados por el polvo
y sentiste una vez más cómo tu fuerza
se retiraba hacia un lugar
sombreado de la habitación.

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No vi llover en tu casa del árbol
no subimos los peldaños de madera
para apreciar ese pasto tan verde
que su nombre es porvenir.
Es que el pasto tiene un nombre
y una voz, como todo lo que nos rodea
¿Si comiera la comida que vos preparás sanaría?
Los rayos ciegan los ojos de los iluminados
resplandecen los árboles en el pensamiento
mi casa se ha desmoronado, se ha perdido
yo misma como un lobo soplé hasta derribarla
y ahora vago mirando este pasto
y los árboles
buscando un lugar que una vez pensé
pero nunca fue mío.

46
Estaba en el aire pero
con el peso del lado de adentro
el mensaje se presentó
con un contenido aparente
no sé qué fue de aquel tiempo
el fuego fue apagado por la lluvia
los árboles colmaron nuestros sentidos
pese a lo reducido de su tamaño.
El último día vino un zorro
de carne y hueso a nuestra casa
lo habíamos leído en un poema
y visto en sombras la noche anterior:
estaba contando un secreto
como quien descubre un rostro
en la sombra de un armario.

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Estoy tomando nafta con una amiga
es normal
es algo que la gente hace en un país como éste
ya no hay nada barato, ni cerca, ni fácil
la extensión se despliega como una luz azul
cuando tenga tiempo voy a volver sobre mis pasos
los bolsillos son sigilosos
no recuerdo donde guardé
las plantas que estaban vivas
una sirena se adelanta a la velocidad
si pudiera saber algo de lo que quiero
no estaría acá
trasladando sombras de un lado a otro.

48
María Fernanda Maciorowski / Puerto Madryn

todos los perros ladran cuando uno ladra


se acompañan
en lo único que pueden hacer.
una cajita de carne
guardando algo
una muñequita de carne
a la que quieren hacer mover.
la montan a un perro
uñas guardando abajo
restos de segregaciones, sangre
abre un poco más sus ojos
movimiento cruel
imposibilidad en decidir
límites placer y dolor
Ella siempre así
de una carne eterna
a la que todos admiran
a la que todos atrae
a la que quieren hacer mover.

De Conejo, 2010.

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no estamos sobre el escenario
no podemos percibir desde acá el amanecer real
ni la fuerza del cielo que nos mantiene

escarbamos sobre pensamientos sin forma


pasan las horas como latidos del tiempo:
ahora sé que el amor no alcanza

seguiremos siendo el ave


que rasgue con su pico
lo más preciado de alguien

animales sueltos en la ruta

nos veo en el espejo:


mi cara angulosa
con un hachazo de luz sobre el lado izquierdo algo pregunta
palabras punzantes rebotan en el reflejo pero he decidido no caer:
estoy en equilibrio en una cuerda que se llama día y nada de lo que
pueda hacerte en la cama
va a ayudarnos
vos dormido y yo despierta es la única manera en que se alimenta el
sentimiento maquinal de empuñar el silencio sobre este tablado

50
contar las respiraciones bajo el agua
o en la superficie que tiraniza como la carne en la vigilia de la sole-
dad
pero siempre a la hora pactada:
a la hora del no.

escribir con una garra emplumada


que el cuarto respira y que yo
estoy inmóvil hace mucho tiempo

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Azul Martín / Bahía Blanca

Tercera trocha

División de un camino en dos


para que pase el camión
que sube lento
por el peso, y su acción
un sobrepaso en el piso
por la banquina, de combustión
pasa lento por peso
pisa banquina, siniestro
mira su vida en subida
Maratón de moretón:
un temón, ¡maldición!
Una marca en el mentón
el panteón del polizón
Una bocha de evasión
Techo de maricón
División de un camino
estrecho: atajo para el
ancho o atajo al guacho

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Postal de cataratas

Agua que cae firme


en picada boquiabierta
hombros con hombros
pegados, transpirados
celulares desesperados
disparando sus luces
como una sentencia al movimiento
¿y si se les cae?
pobres quienes piensan en no volver
foto como recurso, recuerdo extensivo
píxel como poro
el dedo atontado
los ojos cruzados
¿ya no se sabe a dónde mirar?
¿o se mira todo al mismo tiempo?

53
Melatini Turismo

Cuarenta personas que no conozco


charlan, bailan,
se mueven, me aplastan,
toman mate, van al baño
toman mate, van al baño
buscan buscapina
piden caipiriña
questo quelotro
-tres grupos de WhatsApp-
questo quelotro
-tiene un chongo nuevo-
questo quelotro
necesito soledad,
busco el momento exacto
para desaparecer
y encontrarme conmigo,
vuelvo cuando suenan
Los Palmeras

54
Matías Moscardi / Mar del Plata

La Equis

acabo de ver cosas:


la realidad en los rayos de La Equis.
el rizoma es pura fiesta, dice ella,  
y le brillan los ojos, los dientes,
mientras se deshace en la pista,
el talco humeante arrastra por el piso
algo primitivo, en el brillo arenoso
de las luces, el láser que irradia el aire
del amanecer y baña, en otro tiempo,
nuestros cuerpos, el futuro, el agua sucia
de la popular, pedazos de basura flotando
rozan nuestros labios suaves como luz
toda la música, madonna, los clash,
la música. fuimos bañados por el primer sol,
en el mar batiente, las olas, una droga
que no entra en el cuerpo, sale del cuerpo,
aire exhalado, nunca inalado, pero aire
en los rayos de La Equis. el frío del agua
en el cuerpo o un rayo de algo, una mesa

55
con botellas de cerveza, celulares,
una tapita naranja, restos como rayos.
miramos una película muda nominada al oscar,
después de ducharnos para sacarnos
las hojas secas adheridas en la piel,
la arena de la playa. el mar hace música
electrónica, digo. es el mejor DJ, decís.
y te das cuenta, estamos en una película muda:
alguien acumula palabras para ser entendido
horas más tarde. luz, el mar, un rayo equis
quemando nuestros cuerpos delineados por el aire,
mutando con cada movimiento. suena el reloj
del vecino del otro lado de la pared:
una campanada por cada hora.
pero ya perdimos la cuenta y no sabemos
si es tarde o temprano, si estamos en el pasado,
en el futuro o qué, pero de todos modos
nos cambiamos y arrancamos directo para La Equis,
nos olvidamos los celulares pero no las llaves,
y llevamos la plata contada para negociar
un dos por uno con el de la puerta, que miró
a su compañero musculoso, y todos dijimos
que sí con la cabeza hasta que alguien dijo sí
y pasamos. dos minutos antes, te había dicho
que si esto fuera una película, en La Equis
tendría que estar sonando madonna,
como en casa, y cuando escuchamos madonna

56
pegados a la barra, fue como estar en una película,
pero el fernet genérico estaba caliente, puro,
y desapareció como si la luz lo hubiera barrido del vaso,
pulverizado, hecho partículas y a negociar
los últimos veinte pesos por un destornillador
que se quemó en la luz como el fernet.
y aunque esto está perdido, no me duermo,
no sé si es hoy o ayer, si es tarde o temprano,
no me importa, igual le pongo palabras,
porque las palabras son lo más parecido
a los rayos de La Equis, rojos, verdes, celestes
que laqueaban el aire, cuando la pequeña reina
apreció, la diosa griega, con sus botas altísimas,
un peinado tan alto como sus botas, o más.
nos pusimos contentos porque la pequeña reina
nos bailaba, a vos y a mí, aunque es una forma de decir,
porque éramos dos cuerpos por el precio de uno,
fundidos en la luz, bailando con la petit queen.
y reímos a carcajadas, lloramos, cuando te conté
a los gritos que esa tarde había comprado
cinco bananas, dos choclos y una fanta
en la verdulería, para cambiar cien pesos,
para poder pagarle al hombre que nos había
cortado un pedazo de vidrio a medida. y reímos
a carcajadas, lloramos. vos querías mear en la calle.
yo, en el baño. esa idea nos separó por un instante.
te fuiste. me quedé tranquilo, porque esa noche

57
no te podía perder, éramos dos por uno.
después sí, años después te iba a perder.
pero esa noche no. y cuando salí de mear, ya estabas acá
pero al final no habías meado y terminaste
meando en el baño. cuando salimos era de día.
llegamos al departamento, pusimos madonna,
bailamos en el balcón. reímos a carcajadas, lloramos.
decidimos ir a la playa, a bañarnos en el mar
y un segundo después estamos en la playa.
fue así. te lo juro. me gustaría que lo recuerdes
toda tu vida así. en un segundo estábamos en la playa
y al segundo siguiente teníamos la cabeza
sumergida en la basura salada y burbujeante
de las olas oscuras, basura con pátinas de agua
brillando con la luz del amanecer. y no sentimos
el frío. ni la paranoia de que nos robaran la mochila.
estábamos sumergidos en ese brillo, y nos dejábamos
caer en él, era lo neutro, ni el frío ni la paranoia,
solamente luz esparcida sobre el mar.
y era como no tener piel, como tener la piel desenchufada.
me gustaría que lo recuerdes toda tu vida así:
la piel desenchufada. saber que el aire es helado
pero no sentir el frío. cuando salimos, por un segundo,
quedaste en tetas, tus pezones erizados en la luz,
hasta que el buzo cubrió tu piel mojada y se humedeció
en la parte de las tetas y un segundo más tarde
nos estamos duchando en casa, con toda la música,
madonna, los clash, la música.

58
Bernardo Orge / Rosario

Querido amigo y corredor inmobiliario Walter Gargarella:

supe que este no sería un día cualquiera ya cuando hablamos por


celular.

No tuve más que escuchar tu voz calma, grave, sincera, para saber
que a diferencia de lo que había esperado eras un hombre sensible,
dado.

Pronto en el baldío de mi impaciencia y a pesar de la ansiedad que


me gobernaba con gracia descriptiva lograste levantar, a fuerza de
la especificidad de tu vocabulario, muros portantes, dinteles, vigas,
aberturas y, como corolario, la luz que los cuartos inundaba: una vida

entera en ese lugar armaste para mí, Walter.

Así que cuando finalmente fui a ver el departamento y me extendiste


la mano… ¡qué momento! No sabía si venía a conocer la propiedad
o a conocerte a vos en realidad.

¿Vos sos Bernardo, no? —me dijiste.

59
Y yo por poco me tardo en responder más de la cuenta, mareado
por el olor a menta que salía de tu boca, desconcertado por la
prolijidad de tu ropa.

Erguido, limpio, perfectamente afeitado, tu estampa era la de un


soldado del negocio inmobiliario parado en medio del calvario del
déficit habitacional.

Eras algo nuevo para mí, original, serio, pero amable, colgado, pero
responsable… No conozco mucha gente así, entendeme.

Capaz por eso cuando me preguntaste —Y vos por qué te mudás,


nene?— te conté toda la verdad.

Fue esa cordialidad tuya, tan genuina, lo que me ablandó. Y lo


agradezco un montón, en serio, necesitaba ser sincero con alguien
como vos.

Ruin oficio el tuyo Walter, lo sé, uno en el que se cobra por ofrecer
lo que a alguien le sobra, a otro que le hace falta.

Y para peor impactan tus honorarios no sobre quien solicita el


servicio, el locador, sino sobre quien lo realiza, el locatario.

Pero sé también que de este orden precario, injusto, abominable,


vos no sos el culpable: locatario entre propietarios, locador entre
inquilinos, vas, encontrando tu camino, me consta, abriendo y
cerrando puertas, a donde te lleve el destino.

60
Y con cordialidad experta pero genuina a la vez hacés tu trabajo:
estirás y estirás el brazo, estrechas una mano y la otra, en una
larguísima cadena que atraviesa barrios, centenas de cuadras y
avenidas y que jamás se corta.

En eso se te va la vida, Walter, y ya a esta altura te es difícil


diferenciar lo que es irse de lo que es llegar.

¿Quién es el que viene, quién se va? ¿Hay en eso alguna diferencia o


es solamente una impertinencia del azar?

Desde el fondo de tu abismo, hola y chau significan lo mismo, y por


un momento, Gargarella, gracias a la fría estela de tu amabilidad yo
también pude sentirlo —y cómo lo necesitaba—

también estuve en ese limbo


donde hola y chau significan lo mismo

hola y chau significan lo mismo!

61
Facundo Passarella / Bahía Blanca

cada vez me cuesta más distinguir entre ayer y antes de ayer

conteiners de basura en las puertas de los hospitales;


un joven mira por la ventana y entiende lo que significa la nostalgia.
(unas moscas se paran encima mío,
mi hijo quiere sacarlas pero yo tomo su mano.
está bien, ellas pueden oler lo que vendrá
no hay que sacarlas porque tengan razón)

e s t e l u g a r
es como el recuerdo de una ciudad
y ese recuerdo se está desvaneciendo
(esta noche sueño que estoy durmiendo,
¿ya no queda alternativa?: nos robaron la d istancia
entre el otro y la pantalla; son bots
pero ahora los bots son nuestros amigos)

a veces siento que dejamos atrás al futuro

62
Este poema es el intento de buscar algo que no puedo obtener.

Escribimos en el espejo con el vapor que dejaba la ducha.


Jugábamos en el baño, relajados,
comentándonos mutuamente entre la risa y el encanto.
Nos bañábamos juntos, vos salías primero,
yo escribía una línea en el espejo,
vos volvías a buscar tu ropa y escribías
otra, haciendo de mis letras un verso
y así hicimos siempre, de los versos poemas.
Íbamos y volvíamos, del baño a la pieza, de la pieza al baño.
Dijimos que los teníamos que transcribir algún día,
tenerlos cerca de la cama, no empotrados en la biblioteca,
para leerlos al salir de la ducha,
con tu toallón en la cabeza y el mío en la cintura.
No pude recordar ningún poema,
y si hubiera podido, no hubiera podido escribir esto.
Sigo, trato de acordarme alguna línea, algún versito, algún poemita,
pero no puedo.

Escrito y corregido: prefiero esos poemas, antes que este.

63
Alquilamos un departamento a buen precio :)

Estoy aterrada 11.39


Salían del inodoro 11.42
Estaban todas agarradas de la tapa 11.43
Un horror, salían por la bañadera 11.43
Encima seguían saliendo por días 11.43
Medio muertas 11.43
Los pájaros se las llevaban 11.43

twiteado 11.47
por otraCeci, y ceci b. le comenta:

Tuve una experiencia similar.


Tiré raid por una pequeña grieta en la madera del techo y empezaron
a llover cucarachas. Las sigo sintiendo caminándome por el cuello.
10.44

64
Manuel Pérez / Bahía Blanca

1.
Declarar fallida cualquier pugna y ya no hablar de triunfos,
sino de los fracasos tamizados, vueltos tolerables por lo aciago
que se les pudo extraer.

Así estalla la ampolla que no es ni de piel ni de vidrio,


es la última que figura en su definición de diccionario:
viene a decir otra cosa.

Viene a decir que no hay diferencia entre disponer la mesa


mientras se cocina lo que haya requerido menos esfuerzo
y verlo a Cristo encanecer o devolviendo la mirada, solemne,
de atrás del plástico arrugado de la caja de cigarrillos.

2.
La reforma, la adultez:
hacen falta imágenes,
hacen falta sinólogos,
no hace falta una explicación.

65
De todas las partes y mecanismos
que conforman un martillo
podría sacar una conclusión o miles,
si así nos interesara.

De todas las migas que se desprenden


de un pedazo de pan, podríamos reconstruir
como si fuese un rompecabezas, la pieza completa.

Vengan, siéntense: hablemos de lo público.


Siempre se puede ser un poco menos justo.

3.
El ojo herido del gato en una pelea con una comadreja.
La piel rota que se desprende de un garbanzo después de hervirlo.

La llama de gas encendida desde temprano.


Todo lo que puede desparramarse sobre la mesa.

La humedad que queda en el aire después de que haya llovido


y las lombrices que se ahogan en el cemento al secarse los charcos.

Vigas quemadas y escombros en la copa del edificio.

Nada de esto se asemeja salvo en una cosa:


Todo me permití anotarlo al dorso
de mi último recibo de sueldo.

66
Maximiliano Pozzer / Bahía Blanca

Boya

Suelo ser un péndulo


que marca el transcurrir de las cosas,
una boya en el agua
corroída y hábitat de lo cobarde.

Hoy lloré frente a un charco,


lloré en silencio
y sin indicios,
porque sentí
que todo acababa.
En sueños
me vi arder en la cima,
alimentaba el viento las llamas
y las cenizas bajaban desde el cielo
yaciendo sobre techos,
árboles y animales
que dormitaban fuera.

67
Cómo quisiera que alguno
de estos restos
sea insoluble,
y eche raíces.
Ser ya sin contratiempos,
ser lo que fuere, pero con fuerza,
y si acaso crezco en un pedazo de madera
en medio del mar,
no dejarme matar,
ser por siempre un trozo de vida valiente.

Desaire

En algunas noches
trato de apretar
las sobras
que gotean de un
recuerdo que me incomoda
y que a su vez me
llevan a un lugar
que a veces creo mejor
donde nos faltaban cosas
pero no me faltaba nadie

68
Instante
Cómo es que
funcionamos,
que mirando al
cielo
nos perdemos,

con los ojos


obnubilados
y casi sin
equilibrio,
frenando la vida.
Rastreando en el tórax
un recuerdo empedernido
en no querer irse más.
Un remolino en la nuca,
un sudor en la mirada,
escalofríos en los brazos,
delegamos al rostro
el papel de delatarnos,
cristalizar los sentimientos.
Guardar el instante,
enfocar el camino,
terminar el día.

69
Florencia Roth / Comodoro Rivadavia

Entrecierro los ojos


al borde del arroyo
y veo un montón de arañitas
subiendo por las hojas
que nacen del agua

decididas

van recorriendo el espacio


constantes
lo habitan

pienso que no piensan

van

a veces,
si pongo los ojos un poco más
chiquitos
puedo ver una huella de luz en ese
movimiento

70
un aura acompasada
verde brillante
amarilla
roja sangre

las observo
detenidamente

y
pienso
si yo

alguna vez

me detengo

para estar en la vida


sin perder-me en el pensamiento
o
al menos
para hacer un bollito de papel
y jugar

71
I
Busco las flores
entre los árboles,
los frutos de época,
me cuesta ver
las hojas apagarse
con cierta belleza
morir
en sus ramas
transformarse
en tierrita negra
para enlazar
nuevos comienzos

serán ancestras
de otras hojas

[[conciencia
cotidiana
del ritual
que me habita]]

II
a veces

inundo

72
los espacios vacíos

con agua de lluvia

a veces

se hace barro negro

y oculta las grietas

más vitales

a veces

camino en círculo

a la tierra

para encontrar

mi newen

y, a veces

entiendo:

lo único que necesito

es habitar el silencio

73
III

Otoñar es
florecer
de a poco

74
Andrea Testarmata / Bahía Blanca

II
La extinción habita en los humedales del Río Paraná
la actividad inmobiliaria y la caza furtiva
contribuyen a la desaparición de las ciervas.
¿Quién sabe cuándo voy a extinguirme?
¿Qué acción del hombre hará que eso suceda?

Cuando no seré otra...


¿Seré aquella que corre tras el reloj de arena?
¿Seré aquella que se hunde en el agua?
La extinción me habita
un ojo que apunta un cuerpo
me extingo
lo sé
la urbanización de mis dedos
me encorva hacia un teclado
y la luz de una pantalla me deja ciega.

XI
La palabra noche atraviesa mi garganta
la palabra angustia también

75
Pienso en ellas que cruzan el río.

La palabra noche no significa nada


tampoco la palabra angustia
lo importante
es llegar a la otra orilla

hasta que alguien sostenga


cuando todo el cuero se me esté por caer.

XV
Hay pezuñas que lloran
al borde del río negro.
Las ciervas coloradas viven
en promedio once años
aunque pueden resistir
hasta los veinte.

¿Quién resiste las lágrimas


cuando rozan los pastos sus pezuñas?

Algunos les arrojan piedras


para ahuecar sus ojos y luego cazarlas.

¿Cuál es la estadística
que calcule lo que soporta el cuerpo
cuando le quitan los cuernos?

76
¿Cuánto resiste el alma
luego de que se desgarra el cuero?

XXXIII
El Rey Ricardo II
alimentaba a un ciervo blanco
algunos creen que el racismo
empezó allí
cuando los negros
tenían que esperar
para comer.

De Ciervas

77
Lorena Valderrama / Bahía Blanca

Stronzo

just a memory
i think
he didn’t understand why
so we try to explain
el chileno dijo que venía de Santiago
el tano dijo que no le había gustado tanto
todo era hermoso
podrías mirarlo
sin tocar
el chileno dijo que fue de intercambio a Santa Fe
y que uff había estudiado halto
ingeniería ambiental
y el tano said: i
i don’t understand how
es que acá resulta muy difícil tano
si querés estudiar tenés que estar muy bien alimentado
para empezar
y por más que sea pública la universidad
necesitás medios para llegar

78
para leer y practicar
so im vegan dijo el tano
and i laughed
because
i tried to explain to him:
in a poor family
«like mine»
me dijo el chileno
and we laugh
because
weon ya no sabe´ ni como hablar
but
in a poor family
tenés que cultivar
y al menos en casa
el polo petroquímico de Bahía Blanca se llevó hasta el agua
and us, we try
criás tus pollos, tus vacas, pescás
los animales viven su vida con vos
me solía decir mamá
los alimentás, cuidás
y cuando llega el día
los matás
some people don’t have the privilege to choose like us
like the rest of us
everything kinda works like that
el chileno nos contaba:

79
in my country everyday
children get shoot in the eyes
just for demanding principle rights
and here everything lives in left or right
everything is
left
or
right
and the difference
between you and i
there and here
then and now
«the young people» i said
we believe
we can live in our world
en paz
discutimos con nuestros padres
quienes creen que para vivir hay que sufrir
para ganar
¿qué?
y entonces pasan cada día
de trabajo en trabajo
hasta que la luz se va
por sus hij2s
a quienes no pueden disfrutar
y no viajan porque les van a robar
y no compran porque se puede gastar

80
y no ríen porque igual van a llorar
y no lloran porque llorar está mal
but us
we know that we can’t win the war against companies and stuff
but we can try
i want to live my life
i want to live the life that i want
so mum…
y el chileno said
«fuck off mum»
and we laughed
´cus «i cant said that to my mum»
but i said that
and us
we can try
en América Latina tano
we have fighters
SHE is a fighter
and we are going to fight
and that is why
that is how
y el tano said
«oh,
i think maybe that’s our problem
we
kinda
just gave up»

81
No simpatizo con los perros

detesto que me toquen


que me rocen me susurren
detesto que me toquen
no simpatizo con los perros
de hecho no me gustan y tengo miedo de decirlo
no me gustan
salvo uno
un solo perro
digo oso del amor

no simpatizo con los perros


y sueño en secreto no volver a abrir la boca nunca
quizá solo para un beso
quizá solo con fideos
sí, fideos con queso y huevo y salsa de tomatito y cebolla y morrón
sabor a rico sabor a cosa que dice negra te quiero te abrigo calor
quizá solo si el universo en vista enorme me devuelve el eco que me
/dice cuando canto
esto que siento

   vos podrías salir al mundo dejar de bailar dentro de otro baño,


/escondidita

82
cuando canto esto que siento esto que siento es el amor
cuando canto manifiesto de la vida que se expande no puedo creer
/que esta sea mi voz

no simpatizo con los perros


y mi pelo eternamente será negro
si lo trenzo dirá un día
               ¡silencio!
cállate la boca cállate silencio detesto de vos y de mi detesto este
tiempo detesto el dolor en el pecho que dice escuchaste que dijo
escuchaste te miro y me gusta tu amiga me gusta tu hermana tu
amiga tiene algo que dice querete te miro y me atrae más tu amiga
querete dejá relajate viví más tranquila con eso silencio me gusta el
silencio me gusta escucharme por dentro tranquila discreta me gusta
pensarme y sentirme mejor

83
José Villa / Buenos Aires

Actor

La mancha va rompiéndose
y deja ver mi presencia lacrando,
recuadrando, concentrando

La pileta, un gajo, el tembleque del agua


Ceniza con resplandor en tu cara,
peca gris, peca celeste de las sillas

Conversaciones que llegan,


la tanza veraniega en el fondo como toronjil,
vas dejando el despertador
a las 7, poniendo de este lado la hora

84
Habrá final tranquilo

La viga
tiene números escritos con un pedazo de ladrillo:
o un dos o un tres, su pata se estira
e irisa hacia el borde
duplicada, veleta, mano, dios
Cormorán saliendo
de escombros para ir tirando de ella que no quería
ir a ninguna parte,
al día de la luz con testigos

Tema de Marcela

Miro hacia la calle, el aire se pone lento


Aparece una bolsa negra,
sonrío más con los ojos que con los labios,
sé que la bolsa
aterriza en el tiempo y pasa por una fila
de botellas y envoltorios de fideos
que segmentadamente
la van reflejando, casi
una pelusa construyéndose

85
antes de perderse
Aterriza y me agacho
un poco para verla como si fuera
otra mujer
que despeja maleza y escucha
los secretos de sus hijos una escena detrás,
me inclino entre tonos
sobre su movimiento y veo que se estira
como lo haría
una bailarina, enganchada al poste
del alumbrado, paraguas deshecho
o paloma que se asienta
con voluntad, qué más,
un manipuleo de herramienta resuena por ahí,
goznes, cosas aumentadas y vencidas

De El estilo verdadero

86
Clementina Zivano / Bahía Blanca

historias de bahía blanca

Vivimos en una pecera


en la profundidad de lo desconocido
donde todos se conocen
en un lugar que huele a asfalto
y marca cada esquina con un nombre
donde los semáforos esperan a los autos
y los peatones ocultan la cara
para no saludar
                                                                          
Arriba
olas
abajo
un suelo secándose
que agrieta por brotar.

Busco el puente inútil


veo el agua oscura

87
canal Maldonado
mal llevado
no dejás descansar a las ramas  
sos acuarela del cielo
del Parque de Mayo
    Tu esencia de charco
arrulla las acacias
mientras se encienden
las primeras luces
    En el recorrido despierto
  me digo tranquila
ya casi soy yo.

Se vuela diciembre entre ramas y sombras


Se acuerda de agosto y sus nubes de polvo
un símbolo

el viento.

88
89
90
Autorxs

Pág. 9 / María Florencia Álvarez nació en Longchamps en 1983.


Vive en Puerto Madryn, Chubut, desde el 2007. Es editora de Infamia
Trascendental. Editó: Manos (fanzine, 2000-2002), Crimen pasional
(Infamia Trascendental, 2006), Devotchka (Estrella deliciosa, 2010) y
Resonancia magnética (Infamia Trascendental, 2014). Aprendió a andar
en manada con Jinete4, con quienes editó el fanzine y el libro Cover
(Espacio Hudson, 2017). Ahora vive la poesía con Shirley Temperley,
fanzine de chicas. Le gusta bailar como si fuera el último día.

Pág. 11 / Gabriela Bejerman nació en Buenos Aires en 1973. Sus


últimos libros de relatos son Heroína (Mansalva) y Un beso perdurable
(Rosa Iceberg). En poesía publicó recientemente Querida (Caleta Olivia)
y Aurelia (Nebliplateada). Su interés por el vínculo entre palabra y
cuerpo la llevó a la performance, la composición musical, el teatro y
la experimentación sonora en poesía. En 2021 salió a la luz El libro de
escribir (Rosa Iceberg), un compendio de consignas de escritura, fruto
de veinte años coordinando talleres.

Pág. 16 / Sebastián Bianchi nació en Buenos Aires en 1966. Es


docente en la UNA y el Rojas. Integró el staff de las revistas Lamás
Médula, La trompa de falopo, Extremaficción y participó del almanaque
Flora de selva negra. Publicó, entre otros, Atlético para discernir
funciones (1999, 2017), Manual Arandela (2009), Lalamatic y otros

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versos (2019), Poemas Inc. (1998-2016) (2019). En 2018, la Librería
Mastronardi realizó una muestra de su obra visual, Asado en el Malba,
en la cual se expusieron dibujos, animaciones y juguetes textuales.

Pág. 21 / Larisa Cumin nació en Santa Fe en 1989. Actualmente


reside en Mar del Plata. Es Magíster en Escritura Creativa (UNTREF),
Profesora de Letras (UNL) y Especialista en Lectura y Escritura en
Educación (FLACSO). Publicó los libros de poesía: La Gran Avenida (Vera
Cartonera, 2020), La escapista (Club Hem, 2018), Flaquito (Corteza
Ediciones, 2014) y Ela Acorda (4ojos, 2015). Dirige la colección de
crónicas Quiloazas de Vera Editorial Cartonera (UNL/CONICET). Además,
integra el grupo de difusión de poesía para las infancias Poeplas y se
desempeña como narradora oral. Integra las antologías: Van Llegando,
Premio Poesía Bienal (Mansalva, Bs As, 2017), Poetas centro del CFI,
Martes Verdes Federal, entre otras.

Pág. 28 / Pablo Dacal nació en Buenos Aires en 1976. Editó cinco


discos solistas, entre otras grabaciones, fundó junto al violoncellista
Manuloop La Orquesta de Salón, y formó parte de los grupos Los
Viajantes y Coki & The Killer Burritos. Publicó el libro Las Canciones
Escritas (Mansalva, 2017)

Pág. 34 / Florencia Di Paolo nació en Coronel Pringles en 1993.


Es licenciada en Comunicación Social por la UNLP y docente.
Formó parte del colectivo literario LITIN. Textos suyos aparecen
en distintas antologías. En 2019 fundó Ediciones Tutuca. La
extinción de nuestro mundo es su primer libro de poemas.

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Pág. 39 / Marie Gouiric nació en Bahía Blanca, en 1985. Es licenciada
en la Enseñanza de las Artes Audiovisules. Publicó la novela De dónde
viene la costumbre, (Penguin Random House, 2019), finalista del
premio Filba-Fundación Medifé y mención especial en el Premio Sara
Gallardo. Los libros de poesía: Este amor tan Grande (Mansalva, 2021),
Un método del mundo (Blatt&Ríos, 2016), Botafogo (Eloísa Cartonera,
2014) y Tramontina (Vox, 2012). Las plaquetas Decime qué se siente,
se siente hermoso (Belleza y Felicidad, 2014) y Pensaba que había un
paisaje, pero (Belleza y Felicidad, 2014). Participó de la antología 30.30
(Editorial Municipal de Rosario, 2013). Actualmente vive en Buenos
Aires donde integra el colectivo Serigrafistas Queer.

Pág. 45 / Mercedes Halfon nació en Buenos Aires en 1980. Estudió


Artes (UBA) y Escritura creativa (UNTREF). Es escritora, periodista
cultural y curadora en artes escénicas. Escribe en el suplemento Radar
de Página/12. Es docente de poesía en la carrera Artes de la Escritura
en la Universidad Nacional de las Artes. Es curadora del ciclo teatral
Invocaciones. Publicó las plaquetas de poesía Dormir con lo puesto
(Zorra Poesía, 2008) Un paisaje que nunca vi (Color Pastel, 2010), el
Epub Tres Islas (Determinado Rumor, 2011), Hebilla de pasto (Vox,
2012), Un fuego cualquiera (Editorial Neutrinos, 2015) y Lámparas
ideales (Liliputienses, España, 2019). Sus novelas El trabajo de los ojos
(Entropía, 2017) y Diario Pinchado (Entropía, 2020) fueron publicadas
en Chile y España. Dirigió en colaboración con Laura Citarella el film Las
poetas visitan a Juana Bignozzi, ganador del premio a Mejor Director
en el Festival Internacional de cine de Mar del Plata y el Silver Dove
Award del Festival DOK Leipzig.

93
Pág. 49 / Fernanda Maciorowski nació en Puerto Madryn, en 1982.
Escribe y agita en los fanzines Jinete4, con quienes editó Cover (Espacio
Hudson, 2017), y Shirley Temperley. Publicó La superficie de Medea
(2007), Conejo (2010), Doma latina (2010), Ceremonia del té en los
ojos (2012) y El primer impulso (2018), además de algunas plaquetas
de poesía, como acuarium y los gorriones. Borda poemas en la escuela
pública todos los años. Prepara un fanzine llamado “Juana Inés, estrella
de rock” dedicado a la figura de Sor Juana Inés de la Cruz.

Pág. 52 / Azul Martín nació en Bahía Blanca en 1997. En 2016


participó en diferentes eventos de lectura, en festivales y librerías. en
la actualidad realiza fotografía intentando captar lo poético a través
del lente de la cámara.

Pág. 55 / Matías Moscardi nació en Mar del Plata, 1983. Es


investigador de CONICET y doctor en Letras por la UNMdP, donde
trabaja como docente. Publicó La máquina de hacer libritos. Poesía
argentina y editoriales interdependientes en la década de los noventa
(Eduvim, 2020). En poesía: Una, dos comadrejas (VOX, 2010), Bruma
(VOX, 2012), Los misterios del punk rock (Neutrinos, 2015) y Strobel
Street (Club Hem, 2016); y los libros La rosca profunda y otros ensayos
(Prebanda, 2018) y ¡El Gran Deleuze! Para pequeñas máquinas infantes
(Beatriz Viterbo, 2021). Coescribió, junto a Andrés Gallina, el Diccionario
de separación. De Amor a Zombie (Eterna Cadencia, 2016).

Pág. 59 / Bernardo Orge nació en Rosario, en 1988. Publicó Folk (EMR,


Rosario, 2014) y, en colaboración, 40 esquinas de Rosario (Pulpo Edita,

94
Rosario, 2014). Textos suyos fueron incluidos en 30.30 poesía argentina
del siglo XXI (EMR, Rosario, 2013).

Pág. 62 / Facundo Nicolás Passarella nació Bahía Blanca en 1994.


Actualmente es estudiante de las carreras de Letras de la UNS. Participó
en el Festival Hispanoamericano de Poesía en Internet Aceleradit@s
y como poeta residente en el 26° Festival Internacional de Poesía de
Rosario. Público Tirar la cadena (Matrerita, 2020).

Pág. 65 / Manuel Pérez nació en Bahía Blanca en 1993. Es profesor


de Letras por la Universidad Nacional del Sur. Su libro Maples ganó
el I Premio Rapallo de Poesía 2020 y fue publicado al año siguiente.

Pág. 67 / Maximiliano Pozzer nació en Bahía Blanca en 1996. Estudia


Letras en la UNS. Es el crador de @fluidopoetico página de Instagram
de difusión cultural que reune entrevistas, lecturas y concursos artísticos.
Formó parte de eventos a nivel municipal, nacional e internacional en
carácter de poeta invitado, representante de Fluido Poético y como
coordinador.

Pág. 70 / Florencia Roth nació en Comodoro Rivadavia en 1989.


Es tejedora, emprendedora, educadora y artista. Formó parte de la
Biblioteca Fija y Ambulante, el Sector Cultural Parque Noroeste y La
Nave-Escuela de circo. Es estudiante del profesorado y licenciatura en
Letras en la UNS y del profesorado en Expresión Corporal en la Escuela
de Danzas Alba Lutecia. Es integrante de la comunidad Kumelen Newen
Mapu, organización mapuche de Bahía Blanca. Es poeta y cantautora,

95
su primer fanzine “Poemas para el puente” fue compartido junto a
algunas de sus canciones en diversos eventos locales. Junto a Valeria
Mussio forma parte de “Enlazadoras de Mundos”, proyecto editorial
independiente. Arbórea es su primer libro de poemas.

Pág. 75 / Andrea Testarmata nació en Bahía Blanca en 1982. Es


Profesora en Letras y amante de la didáctica de la lengua y la literatura.
Da clases en nivel terciario y trabaja para el Plan de Lecturas de la
provincia de Río Negro.

Pág. 78 / Lorena Valderrama nació en Bahía Blanca en 1999. Estudió


Letras en la Universidad Nacional del Sur. Publicó su primer libro digital
Apareció en mi galería otra foto del Chaltén (Editorial Matrerita, 2020)
y actualmente participa del sitio Trafkintu.com.ar Grabó la canción
“Collage”, disponible en Spotify.

Pág. 84 / José Villa nació en Martín Coronado en 1966. Poeta, editor


y crítico literario. En los años noventa, fue director 18 Whiskys y
codirector de Ediciones del Diego. En los años dos mil, fue editor de
la revista digital Atmósfera y del sitio PoesíaArgentina. Actualmente
edita el sitio literario opcitpoesia.com. Es corrector de estilo y coordina
talleres literarios. Entre sus libros de poesía publicados se encuentran
10 poemas, 2019 (Maravilla, 2020), Escombro (Club Hem, 2015) y
Camino de vacas (Gog y Magog, 2007).

Pág. 87 / Clementina Zivano nació en Bahía Blanca, en 1989. Es música


cantautora y escribe poesía desde chica. Estudió Profesorado en Letras

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en la UNS y música en el Conservatorio de Música de Bahía Blanca. Se
desempeña como docente y coordina el taller de Creación Literaria:
Poesía y Canción realizado en Bahía Blanca, Dorrego, Saldungaray, Mar
del Plata, Coronel Vidal, Pirán, Río Colorado y San Salvador de Jujuy.
Participó del 3er Encuentro de Poesía “Estación Juarroz” (Dorrego) y
en el primer Encuentro de Literatura Regional realizado en la Facultad
de Humanidades de UABC (Universidad de Baja California, México).
Como música y cantautora conforma el proyecto musical Milpuentes
junto a Lucas Magallán. Participa del colectivo Canciones del Sur junto
a cantautores bahienses con quienes organizan el Festival de la Canción
Propia.

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Se
terminó
de imprimir
en noviembre de 2021
bajo el cuidado de Proyecto LUX
8000 Bahía Blanca / Buenos Aires / República Argentina
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