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Artículo original
CLa información adicional se
publica en línea solo en http://
adc.bmj.com/content/vol93/
issue11
1División de Psicología y Ciencias
del Lenguaje, University College
London, Londres, Reino Unido;
2Departamento de Lenguaje y
Ciencias de la Comunicación, City
University, Londres, Reino Unido
Correspondencia a:
Peter Howell, División de
Psicología y Ciencias del
Lenguaje, University College
London, Gower Street,
Londres WC1E 6BT, Reino
Unido; p.howell@ucl.ac.uk
Aceptado el 24 de junio de 2008
Publicado primero en línea
9 de septiembre de 2008
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42
Los efectos del bilingüismo en la tartamudez durante la
infancia tardía
P Howell,1s davis,1r williams2
RESUMEN
Objetivos:Examinar la tartamudez de los niños que hablan un idioma
alternativo exclusivamente (LE) o con inglés (BIL) y estudiar el inicio de
la tartamudez, el rendimiento escolar y la tasa de recuperación en
relación con los hablantes monolingües que tartamudean (MONO).
Diseño:Muestra de referencia clínica con datos complementarios
obtenidos de grabaciones de voz y entrevistas. Ajuste:Sudeste de
Inglaterra, 1999–2007. Participantes:Niños de 8 a 12 años o más
que tartamudeaban (monolingües y bilingües) y controles
bilingües fluidos (FB).
Las principales medidas:Historial de tartamudeo de los
participantes, puntajes SATS, medidas de recuperación o
persistencia del tartamudeo.
Resultados:69 (21,8%) de 317 niños eran bilingües. De 38 niños
que usaban un idioma diferente al inglés en casa, 36 (94,7%)
tartamudeaban en ambos idiomas. Menos LE (15/38, 39,5 %) que
BIL (23/38, 60,5 %) niños tartamudeaban en la primera
derivación a la clínica, pero más niños en la muestra de control
con fluidez eran LE (28/38, 73,7 %) que BIL (10 /38, 26,3%). La
asociación entre tartamudez y grupo bilingüe (LE/BIL) fue
significativa porX2prueba; Los altavoces BIL tienen más
posibilidades de tartamudear que los altavoces LE. La edad de
inicio de la tartamudez y la proporción hombre/mujer para los
hablantes de LE, BIL y MONO fueron similares (4 años 9 meses, 4
años 10 meses y 4 años 3 meses, y 4,1:1, 4,75:1 y 4,43:1,
respectivamente). El logro educativo no se vio afectado por el
bilingüismo en relación con los grupos MONO y FB. La tasa de
recuperación para los controles LE y MONO juntos (55 %) fue
significativamente mayor porX2prueba que para el grupo BIL
(25%).
Conclusiones:Los niños BIL tenían un mayor riesgo de tartamudear y
una menor probabilidad de recuperarse de la tartamudez que los que
hablaban LE y MONO.
El bilingüismo ha sido considerado como un factor de riesgo
para la tartamudez.1 2Sin embargo, hay poca información
sobre cómo un segundo idioma afecta las posibilidades de
inicio y recuperación de la tartamudez. En consecuencia, se
realizó un estudio de todas las referencias por tartamudez
de niños atendidos por primera vez entre los 8 y 10 años de
edad que acudían a clínicas especializadas en el diagnóstico
y tratamiento de la tartamudez. Se seleccionaron niños que
usaron un segundo idioma en los años preescolares (a)
exclusivamente (estos aprendieron inglés en la escuela,
denominados LE) o (b) junto con inglés en el hogar
(bilingües desde el nacimiento, denominados BIL). La
mayoría de los niños fueron vistos nuevamente cuando
tenían más de 12 años. Se examinaron las tasas de
prevalencia de la tartamudez para los niños LE y BIL en
comparación con todas las derivaciones para determinar si
un número desproporcionado de hablantes de un idioma
distinto del inglés se deriva a las clínicas de tartamudez.
Arch Dis Child: publicado por primera vez como 10.1136/adc.2007.134114 el 9 de septiembre de 2008. Descargado dehttp://adc.bmj.com/el 11 de noviembre de 2022 por invitado. Protegido por derechos de autor.
Qué es lo que ya se sabe sobre este tema
C La concepción popular y los primeros datos sugieren un
mayor riesgo de tartamudeo para los hablantes
bilingües, aunque los datos son escasos y esta afirmación
se ha cuestionado recientemente.
C Se ha informado que el programa de tratamiento de
Lidcombe es un tratamiento eficaz para los niños
pequeños bilingües que tartamudean.
Lo que añade este estudio
C Los niños que son bilingües suelen tartamudear en
ambos idiomas (en lugar de solo uno). Si solo se usa un
idioma minoritario en el hogar hasta los 5 años, la
posibilidad de comenzar a tartamudear es menor y la
tasa de recuperación es mayor que para los niños que
aprenden inglés además de un idioma minoritario
durante este período.
C Aprender inglés simultáneamente con o después
de un idioma minoritario no afecta el logro
educativo en las etapas clave uno (7 años) y dos (11
años).
se realizaron para verificar que los niños LE y BIL
tartamudeaban comparando la edad de inicio de la
tartamudez y la proporción de género para estos
grupos de hablantes con hablantes monolingües de una
muestra de referencia que tartamudeaba (MONO). El
rendimiento escolar temprano de los niños LE y BIL que
tartamudeaban se comparó con el de un grupo MONO y
niños bilingües que hablaban con fluidez (el grupo
bilingüe con fluidez, denominado FB). Se compararon
los patrones de inicio y recuperación en los grupos LE,
BIL y MONO.
MÉTODOS
Participantes y subgrupos
Participaron un total de 317 niños que tartamudeaban. Todos (a)
comenzaron la escuela en el Reino Unido a los 4 o 5 años, (b) se
presentaron por primera vez en una clínica cuando tenían entre
8 y 10 años y (c) vivían en el área metropolitana de Londres. La
tartamudez fue confirmada por un terapeuta especialista en
habla y lenguaje en la clínica. El inicio informado de la
tartamudez generalmente ocurre antes de los 6 años. La
asistencia a la clínica 2 o más años después se debe en parte al
tiempo necesario para procesar a los niños en el sistema de
salud; estas son derivaciones secundarias a la clínica
especializada y los presupuestos transferidos a las autoridades
de salud del área local pueden causar demoras. Se tomaron
grabaciones para estimar el porcentaje de tartamudos
Arco dis niño2009;94:42–46. doi:10.1136/adc.2007.134114

sílabas y permitir que el instrumento de gravedad de la tartamudez mida
SSI-33que se aplicará (consulte a continuación los detalles sobre cómo se
calculó el SSI-3).
Cuando se vio por primera vez a cada niño, se preguntó a los 317 cuidadores si usaban un
idioma distinto del inglés exclusivamente oa veces en el hogar. En los casos en que se informó
el uso de un segundo idioma que no sea el inglés, los cuidadores tuvieron una entrevista
adicional. Cuando el cuidador no hablaba inglés, se obtuvo ayuda con la traducción de un amigo
cercano que hablaba el mismo idioma además de inglés. La entrevista obtuvo detalles de
antecedentes sobre el niño, la familia e información sobre los idiomas utilizados en el hogar. Se
recopilaron detalles sobre la relación biológica del cuidador con el niño (todos eran padres del
niño que cuidaban). Se obtuvieron datos sobre sexo y edad de inicio de la tartamudez. Se
obtuvieron los puntajes educativos de la Prueba de rendimiento estándar (SATS) del niño a las
edades de 7 y 11 años (etapas clave uno y dos) para inglés, matemáticas y ciencia. También se
estableció si el cuidador hablaba inglés con el niño desde el nacimiento hasta que el niño fue a
la escuela, y si el cuidado lo brindaba esta persona exclusivamente o parte del tiempo hasta los
5 años. Los cuidadores indicaron si el niño hablaba inglés cuando ingresó a la escuela. Se
obtuvo información sobre el lugar de nacimiento del niño y, en los casos en que el niño era un
inmigrante, la edad a la que había entrado en el Reino Unido y el idioma que usaba en su país
anterior. Esta información del idioma se usó para clasificar a los niños como LE o BIL. Los
cuidadores indicaron si el niño hablaba inglés cuando ingresó a la escuela. Se obtuvo
información sobre el lugar de nacimiento del niño y, en los casos en que el niño era un
inmigrante, la edad a la que había entrado en el Reino Unido y el idioma que usaba en su país
anterior. Esta información del idioma se usó para clasificar a los niños como LE o BIL. Los
cuidadores indicaron si el niño hablaba inglés cuando ingresó a la escuela. Se obtuvo
información sobre el lugar de nacimiento del niño y, en los casos en que el niño era un
inmigrante, la edad a la que había entrado en el Reino Unido y el idioma que usaba en su país
anterior. Esta información del idioma se usó para clasificar a los niños como LE o BIL.
Hubo 69 casos en los que se hablaba en el hogar al menos un
idioma distinto del inglés. Los cuidadores de 38 de esos 69 niños
informaron que principalmente o exclusivamente usaban un
idioma distinto al inglés en el hogar y lo habían hecho desde el
nacimiento de su hijo. Este criterio excluyó a las personas que
optaron por hablar un idioma diferente al inglés en el hogar para
el avance educativo/social de sus hijos. Las 38 familias han
seguido participando. Nueve del grupo de 38 aún no han llegado
a los 12 años, quedando 29 que fueron categorizados como
recuperados de la tartamudez o no.
Los 38 niños seleccionados se dividieron en grupos LE y BIL. Se
puede considerar que los niños LE no son bilingües hasta la edad
de inicio escolar. El grupo LE estaba formado por 15 niños (39,5%
de los 38 niños) que no hablaban inglés cuando comenzaron la
escuela. Durante este período, los cuidadores no usaban el inglés,
no se accedía a los medios de comunicación en inglés en el hogar
y, si había hermanos, no hablaban inglés hasta la edad de ingreso
a la escuela.
Veintitrés (60,5%) de los niños hablaban inglés además del
idioma principal hablado en el hogar (grupo BIL). Todos
estuvieron expuestos al inglés en el hogar desde su
nacimiento.
Se seleccionó un grupo de niños monolingües de habla inglesa
que tartamudeaban (MONO) para evaluar el impacto que tiene la
tartamudez en la epidemiología y la educación y para determinar
cómo se compara la gravedad de la tartamudez del grupo MONO
con la de los grupos experimentales. Los niños MONO fueron
seleccionados al azar de toda la muestra de niños referidos a la
clínica, sujeto a las restricciones que el grupo tenía para coincidir
con los grupos LE y BIL por edad y género. Tenían antecedentes
socioeconómicos similares y asistían a escuelas similares a las de
los niños LE y BIL.
Cuando los niños de todos los grupos pasaron los 12 años de
edad, se les entrevistó a ellos y a sus familias sobre su tartamudez
y antecedentes escolares, y se registró a los niños para poder
obtener una medida de la gravedad de la tartamudez (para
confirmar si su tartamudez había continuado o no).
Arco dis niño2009;94:42–46. doi:10.1136/adc.2007.134114
Artículo original
Arch Dis Child: publicado por primera vez como 10.1136/adc.2007.134114 el 9 de septiembre de 2008. Descargado dehttp://adc.bmj.com/el 11 de noviembre de 2022 por invitado. Protegido por derechos de autor.
Se reclutó un segundo grupo de control de niños con fluidez que
usaban un idioma distinto al inglés en sus años preescolares (bilingüe
con fluidez, denominado FB). Estos niños fueron emparejados por
edad con los niños que tartamudearon en la segunda asistencia, de
modo que se pudieran comparar las puntuaciones del SATS. Los niños
fueron reclutados de escuelas en las mismas áreas de captación que
las clínicas y tenían antecedentes educativos y socioeconómicos
similares a los de los niños LE y BIL, y no informaron antecedentes de
problemas auditivos o del habla. Se dividieron en grupos LE y BIL
utilizando los mismos criterios que antes. Los datos de los grupos LE y
BIL de niños FB se utilizaron para comparar los niveles de logro
educativo con los obtenidos para los niños LE y BIL que
tartamudeaban.
Clasificación como persistente/recuperada
La tartamudez se volvió a evaluar cuando el niño fue visto a los 12 años o
más por (a) el niño, (b) el cuidador y (c) un investigador (lo mismo para
todos los niños). Todas las escalas utilizadas en estas evaluaciones han sido
normalizadas (un concepto estadístico en psicometría) (ver datos
complementarios disponibles en línea). El cuestionario para niños y los
formularios de informe del investigador se proporcionan como material
complementario (el cuestionario para padres era el mismo que el
cuestionario para niños, excepto que las declaraciones se cambiaron de la
primera a la tercera persona). Para el niño y el cuidador, siete de las 15
preguntas del cuestionario de Boberg y Kully4se emplearon, y se construyó
una pregunta adicional que combinó tres más de sus preguntas. Para cada
una de las ocho preguntas, el niño o el cuidador indicó el grado de acuerdo
en una escala de cinco puntos. Cada pregunta se calificó de 1 a 5, donde 1
representaba un comportamiento fluido y 5 un comportamiento disfluido.
Se sumaron las puntuaciones de todas las preguntas, siendo la puntuación
máxima 40. Las puntuaciones inferiores a 21 se consideraron
"recuperadas" y las puntuaciones superiores a 21 se consideraron
"persistentes". Las puntuaciones de estos cuestionarios se correlacionaron
con las puntuaciones SSI-3 como criterio de validación (parte del
procedimiento de normalización descrito en los datos complementarios).
Esto mostró que estos puntos de corte dividieron a los tartamudos en el
extremo inferior de la escala moderada (la tartamudez no podía ser
moderada para haberse recuperado y tenía que ser al menos moderada
para ser designada como persistente).
La investigadora visitó el hogar de cada niño y grabó una entrevista que
duró aproximadamente 90 min. Durante esta visita, el investigador habló
con un cuidador y el niño sobre el problema del habla y su experiencia en la
clínica. También buscó sus puntos de vista sobre el estilo de comunicación
y la confianza en sí mismo en una variedad de entornos típicos. Estos
incluyeron reuniones sociales y en el hogar con adultos y niños dentro y
fuera de la escuela. El desempeño y la experiencia en la escuela se
evaluaron en términos de relaciones interpersonales con el personal y
otros niños (incluido el acoso escolar). También se examinaron problemas
generales de salud, incluidas las ausencias frecuentes de la escuela y las
enfermedades infantiles. Posteriormente, el investigador evaluó la fluidez
del habla, las habilidades socioconversacionales y si el niño tenía una
autoimagen positiva/confianza en el habla, utilizando las grabaciones y
notas tomadas en la visita domiciliaria. Cada una de las tres evaluaciones se
calificó en una escala de 0 (buena) a 3 (mala). Las puntuaciones de los tres
factores se sumaron para dar una puntuación de entre 0 y 9. Una
puntuación de 5 o más indicaba que todavía tartamudeaba.
Para ser designado como persistente, el cuidador, el niño y el investigador
tenían que calificar al niño como tartamudo. Para ser designado como
recuperado, el cuidador, el niño y el investigador tenían que indicar que el niño
no tartamudeaba. Todos los casos fueron clasificados inequívocamente en los
tres criterios.5–8Todos los participantes han sido seguidos durante un mínimo de
12 meses y mucho más en algunos casos (la duración media del seguimiento
para todos los hablantes es de 31,5 meses con
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 Artículo original

Arch Dis Child: publicado por primera vez como 10.1136/adc.2007.134114 el 9 de septiembre de 2008. Descargado dehttp://adc.bmj.com/el 11 de noviembre de 2022 por invitado. Protegido por derechos de autor.
Se observaron concomitantes físicos asociados, como tics y espasmos.
Los puntajes SSI-3 fueron obtenidos por personal calificado.

análisis estadístico
Se utilizó SPSS 11.0 (versión 11.5.0; SPSS, Chicago, IL) para el análisis
descriptivo y para el análisis no paramétrico.X2pruebas Para las
medidas paramétricas, se utilizaron pruebas t independientes
(categorías de rendimiento de SATS) o ANOVA (edad de inicio,
puntuaciones absolutas de SATS y puntuaciones de SSI-3) para evaluar
las diferencias entre los grupos. Para las medidas paramétricas se
calcularon intervalos de confianza del 95% y se consideró significativo
p<0,05.

Figura 1Las puntuaciones SSI-3 de los grupos recuperados y persistentes durante estas
Aprobación ética
dos edades.
Se obtuvo la aprobación de ética del Comité de Ética de la
Investigación Humana No-NHS de la UCL (proyecto ref 0754/003).
una DE de 24 meses). Los participantes recuperados no mostraron recaídas
y ninguno de los participantes designados como "persistentes" se recuperó RESULTADOS

durante este período. Prevalencia de LE y BIL en una muestra de hablantes tartamudos

El porcentaje de sílabas tartamudeadas del total de sílabas habladas en una
grabación de 2 minutos de habla espontánea realizada en la segunda ocasión
cuando el niño tenía más de 12 años se usó para verificar aún más la
persistencia/recuperación. Todos los tartamudos recuperados tenían menos del
4% de sílabas tartamudeadas, mientras que todos los tartamudos persistentes
tenían más del 4% de sílabas tartamudeadas. Yairi y Ambrose informaron que el
3% de las sílabas tartamudeadas distinguieron a la mayoría de los hablantes que
tartamudeaban de los controles fluidos.9A partir de esto, los tartamudos
recuperados pueden considerarse casi fluidos, mientras que los tartamudos
persistentes no pueden.
Evaluación de la gravedad de la tartamudez (SSI-3)
El SSI-3, una medida estándar de la gravedad de la tartamudez, se
administró cuando el niño fue visto por primera vez y nuevamente a
los 12 años o más.3Las evaluaciones siempre se realizaron en
muestras habladas en inglés, incluidas muestras de dos niños que no
tartamudeaban en inglés pero sí en su lengua materna. Esto se debió
a que SSI-3 no está disponible para los primeros idiomas de esos niños
y no existen normas. Para SSI-3, se grabó un monólogo, un diálogo y
un texto, todos los cuales contenían al menos 200 sílabas, utilizando
un micrófono Sennheiser K6 y una grabadora Sony DAT.
La prevalencia de un segundo idioma en la muestra fue 69/317 o
21,8%, que se compara con el 28,4% de niños bilingües en general
informado por la Autoridad de Educación de Londres. La bondad de
ajuste entre los datos obtenidos y las estimaciones utilizando 28,4%
como valor esperado para el bilingüismo no fue significativa (X2=
3,702, gl = 1, p = 0,054). Por lo tanto, no parece haber una diferencia
entre el número de niños que usaban una lengua minoritaria en esta
muestra y en las escuelas de Londres en general.
Dos (5,3%) de los 38 niños LE y BIL tartamudeaban en un solo
idioma. Ambos eran niños BIL que no tartamudeaban en inglés. Esto
está de acuerdo con los informes que muestran que para los
hablantes bilingües que tartamudean, lo habitual es tartamudear en
un solo idioma. 10 11
El número de niños LE que tartamudearon (15) fue menor que el
número de niños BIL que tartamudearon (23). Sin embargo, cuando
los niños FB se dividieron en grupos LE y BIL utilizando los mismos
criterios, ocurrió lo contrario, con 28 niños LE y 10 BIL. La asociación
entre LE y BIL y el grupo de fluidez (niños que tartamudeaban/niños
que hablaban con fluidez) fue significativa (X2= 9,051, gl = 1, p = 0,003).
Por lo tanto, una proporción relativamente alta de niños BIL
tartamudeaba en comparación con los que hablaban con fluidez.

tabla 1Resumen de las pruebas estadísticas realizadas

(A) Comparaciones entre altavoces LE y BIL
% tartamudeo en
tartamudos Relación H/M uno/ambos idiomas Edad de inicio de la tartamudez SAT SSI-3

LE, n = 15 4:1 0% 4 años 9 meses 4 Igual que todos los pares Igual que otros tartamudos

BIL, n = 23 4,75:1 5,3% años 10 meses NS Igual que todos los pares Igual que otros tartamudos NS

NS – NS

(B) Comparación entre todos los tartamudos bilingües y los no tartamudos bilingües
Prevalencia de una segunda lengua en la muestra respectiva

tartamudos bilingües 21,8%

bilingües no tartamudos 28,4%
NS

(C) Comparaciones entre grupos tartamudos y no tartamudos

Incidencia de LE y BIL Tasa de recuperación de LE y BIL

Muestra de tartamudeo Menos LE que BIL Tasa de recuperación de LE mejor que la de BIL
Muestra sin tartamudeo Más LE que BIL –
Significativo Importante

BIL, bilingüe de nacimiento; LE, aprendió inglés en la escuela; H/M, hombre/mujer; NS, no significativo; SATS, puntaje educativo de la Prueba de Logro Estándar; SSI-3, Instrumento de gravedad de la tartamudez,
tercera edición.

44 Arco dis niño2009;94:42–46. doi:10.1136/adc.2007.134114


Perfiles individuales y estructura familiar de niños LE y BIL que
tartamudean en comparación con controles monolingües que
tartamudean Los grupos de niños que tartamudearon se compararon
en otras características para determinar si había alguna diferencia
entre los niños LE, BIL y MONO. La tartamudez afecta más a los
hombres que a las mujeres.8 9Esto fue cierto para los tres grupos de
niños que tartamudean, con proporciones hombre/mujer de 4:1,
4,75:1 y 4,43:1 para los grupos LE, BIL y MONO, respectivamente. AX2
La prueba mostró que no había asociación entre estos grupos y el
género, lo que indica que los tres grupos tenían el mismo
desequilibrio de género hacia los hombres.
La tartamudez generalmente comienza temprano en el desarrollo,
pero algún tiempo después del inicio del lenguaje.8 9La edad media de
inicio para los grupos LE, BIL y MONO fue de 4 años 9 meses, 4 años
10 meses y 4 años 3 meses, respectivamente. Nuevamente, esto se
corresponde con las estimaciones obtenidas en otros niños en este
rango de edad,8aunque los niños menores que los examinados aquí
informan un inicio más temprano.9 12 13Un ANOVA entre grupos mostró
que la edad de inicio de la tartamudez no difirió entre los tres grupos.
Cuando se compararon el inicio y el género, los niños LE y BIL eran
similares a los hablantes MONO que tartamudeaban.
Rendimiento escolar temprano de los niños LE y BIL en relación con
los controles MONO y FB
Los cuidadores informaron puntajes SATS para inglés, matemáticas y
ciencias para los niños en la etapa clave uno (7 años) y la etapa clave dos
(11 años). A la edad de 7 años, los niños aún no habían asistido a la clínica,
pero habían tenido un mínimo de 2 años de escolaridad.
Los puntajes de rendimiento de SATS se publican para cada etapa
clave y se clasifican como excepcionales, más allá de las expectativas,
al nivel esperado y por debajo de las expectativas para el grupo de
edad en particular. Los niños fueron asignados a una de estas
categorías por separado para cada materia examinada (inglés,
matemáticas y lenguaje). Aunque se esperaría que los niveles de
desempeño fueran más bajos para la etapa clave uno que para la
etapa clave dos, las distribuciones aún pueden compararse. Esto se
hizo para los grupos LE, BIL, MONO y FB LE y FB BIL. La distribución de
los niveles de rendimiento de los niños en estos grupos no fue
significativamente diferente porX2prueba (no hubo asociación entre la
categoría de rendimiento SATS en los cinco grupos de hablantes, p =
0,865).
Se realizaron ANOVA separados para inglés, matemáticas y
ciencias en puntajes absolutos. Para cada uno de estos
análisis había un factor entre grupos (grupo de hablantes con
cinco niveles: LE que tartamudeaba, BIL que tartamudeaba,
MONO que tartamudeaba, FB que eran LE, FB que eran BIL) y
un factor intragrupos (etapa de evaluación con dos niveles:
etapa clave uno, etapa clave dos). Para los tres tipos de
evaluación hubo una mejora significativa en todas las etapas
de evaluación (inglés, F(1,44) = 160,762, p,0,001; matemáticas,
F(1,44) = 102,271, p,0,001; ciencias, F(1, 44) = 129,175, p,0,001)
pero sin efecto del grupo de hablantes. La interacción entre el
grupo de hablantes y la etapa de evaluación fue
marginalmente significativa para matemáticas (F(4,44) = 2,647,
p = 0,046).
Evaluación de la gravedad y tasas de recuperación de los niños LE y BIL en
comparación con los controles MONO
Estimaciones de gravedad SSI-33fueron examinados en la primera asistencia y a
los 12 años o más. Los niños se dividieron primero en aquellos que se
recuperaron y aquellos que persistieron en tartamudear a los 12 años o más,
Arco dis niño2009;94:42–46. doi:10.1136/adc.2007.134114
Artículo original
Arch Dis Child: publicado por primera vez como 10.1136/adc.2007.134114 el 9 de septiembre de 2008. Descargado dehttp://adc.bmj.com/el 11 de noviembre de 2022 por invitado. Protegido por derechos de autor.
ya que se esperaba que las medidas de gravedad difirieran
entre las edades para los dos tipos. Las puntuaciones SSI-3 se
examinaron en un ANOVA de tres vías con dos factores entre
grupos (el factor 1, grupos de hablantes, tiene tres niveles: LE,
BIL y MONO; el factor 2, tipo de recuperación, tiene dos
niveles: persistente o recuperado) y un factor dentro del
grupo (edad con dos niveles: 8–10 y 12 más). Hubo una
disminución significativa con las edades: F(1,44) = 29,119,
p,0,001. También hubo un efecto principal significativo del
tipo de recuperación, F(1,44) = 40,639, p, 0,001, pero ningún
efecto principal significativo del grupo de hablantes, F(2,44) =
0,186, p = 0,836. También hubo una interacción significativa
entre la edad y el tipo de recuperación, F(1,44) = 51,785,
p,0,001. La Figura 1 muestra esta interacción en las
puntuaciones SSI-3 para tartamudos persistentes y
recuperados en las dos edades.
La tartamudez tiende a persistir en los hablantes de BIL y existe un
mayor riesgo de que estos niños comiencen a tartamudear. Los
grupos LE y MONO colapsaron juntos porque los números en el grupo
LE eran bajos cuando estos hablantes se dividieron en casos
persistentes y recuperados, y los patrones en los grupos colapsados
fueron similares. Hubo una asociación significativa entre el grupo de
hablantes (BIL y LE-MONO) y el resultado de la recuperación
(persistente/recuperado):X2= 4,381, gl = 1, p = 0,036. El grupo BIL tuvo
una tasa de recuperación del 25 %, mientras que los grupos LE y
MONO juntos tuvieron una tasa de recuperación del 55 %. Estas y
otras estadísticas se resumen en el cuadro 1.
DISCUSIÓN
La incidencia de bilingüismo en la muestra clínica fue del 21,8%. Esto
fue más o menos comparable con la incidencia informada de
bilingüismo en la misma área geográfica (28,4% de los alumnos en el
área cubierta por la Autoridad Educativa de Londres son bilingües). La
tartamudez en un idioma por parte de niños bilingües es rara (solo el
5,3% de la muestra de 38 niños bilingües tartamudeaba en solo uno
de sus idiomas).10Las proporciones de género similares (alrededor de
4:1 para los grupos LE, BIL y MONO) y la edad similar reportada al
inicio de la tartamudez (alrededor de 4kaños para todos los grupos)
apoyaba la opinión de que todos los grupos tartamudeaban.
El grupo BIL era particularmente propenso a empezar a tartamudear. Por lo
tanto, a la edad en que los niños asistieron por primera vez a la clínica, había más
niños BIL que LE, mientras que ocurría lo contrario en una muestra de control
con fluidez. Las estadísticas respaldaron la opinión de que había una mayor
probabilidad de que los niños con BIL comenzaran a tartamudear, ya que la
asociación entre tartamudear/no tartamudear y BIL/LE era significativa. Esto
mostró que los grupos BIL y LE se distribuyeron de manera diferente en la
muestra con tartamudez, en comparación con la muestra sin tartamudez (el
60,5% del grupo con tartamudez eran BIL,
mientras que solo el 26,3% del grupo sin tartamudez eran BIL). los
El grupo BIL también tuvo una menor probabilidad de recuperación. La
tasa de recuperación a partir de los 12 años fue mayor para los grupos LE y
MONO combinados que para el grupo BIL. Las estadísticas respaldaron la
posición de que los niños BIL tenían una menor probabilidad de
recuperación ya que había una asociación significativa entre el grupo BIL
versus el grupo LE-MONO y el resultado de la recuperación. La inspección
de los datos reveló que solo el 25 % del grupo BIL se recuperó, mientras
que el 55 % del grupo LE-MONO se recuperó. Juntos, estos hallazgos
sugieren que si un niño usa un idioma que no sea inglés en el hogar,
retrasar el momento en que aprende inglés reduce la posibilidad de
comenzar a tartamudear y ayuda a las posibilidades de recuperación más
adelante en la infancia. Un último factor a destacar es que el rendimiento
escolar no se vio afectado con respecto a si el niño tartamudeaba o no.
45
 Artículo original

Agradecimientos:Damos las gracias a Mariam Abbas y Katie Gunn por su ayuda en la
recopilación de datos. También agradecemos a los médicos y su personal que brindaron
gratuitamente su tiempo y asistencia, y a las familias y los niños que participaron en el estudio.
Fondos:The Wellcome Trust, Londres, Reino Unido
Conflicto de intereses:Ninguna.
Aprobación ética:Se obtuvo la aprobación de ética del Comité de Ética de la
Investigación Humana No-NHS de la UCL (proyecto ref 0754/003).
Consentimiento del paciente:Consentimiento de los padres obtenido.
Colaboradores:PH, SD y RW participaron en la concepción y el diseño del estudio y la
interpretación de los datos. SD y RW llevaron a cabo evaluaciones de reclutamiento y
clínicas. SD supervisó aspectos de la recopilación de datos. PH redactó el artículo y
todos los autores revisaron y aprobaron la versión enviada. PH es garante.
REFERENCIAS
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Johannesburgo.Logotipo J1948;1:15–25.
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Archivista

Paracetamol y enfermedades atópicas

En los últimos años se ha acumulado evidencia de que el uso de paracetamol durante el embarazo, en la
infancia y en la edad adulta puede aumentar el riesgo de asma. La fase tres del Estudio Internacional de
Asma y Alergias en la Infancia (ISAAC) ha proporcionado más datos (Richard Beasley y colegas.La lanceta
2008;372:1039–48; véase también Comentario, ibíd.: 1011–12).
El estudio incluyó a 205 487 niños de 6 a 7 años en 73 centros en 31 países en seis continentes. La información se recopiló de los
padres o tutores mediante un cuestionario. En todo el mundo, a la mayoría de los niños se les administró paracetamol en la infancia.
El análisis multivariante de datos de 105 041 niños con datos de covariables mostró que el uso de paracetamol para la fiebre en la
infancia aumentó el riesgo de síntomas de asma, rinoconjuntivitis y eccema a la edad de 6 a 7 años en un 46 %, 48 % y 35 %,
respectivamente. El mayor riesgo de síntomas de asma varió del 22 % en el subcontinente indio al 82 % en la región de Asia y el
Pacífico. Los resultados fueron similares para niños y niñas. El riesgo atribuible a la población de síntomas de asma debido al uso de
paracetamol para la fiebre en la infancia (datos de 47 centros combinados) fue del 21 %. Para los síntomas de asma grave, el riesgo
atribuible a la población fue del 22 %. Para la rinoconjuntivitis y el eccema a la edad de 6 a 7 años, los riesgos atribuibles a la
población fueron del 22 % y el 17 %, respectivamente. El uso actual de paracetamol se asoció con aumentos dependientes de la dosis
en el riesgo de las tres condiciones. Con el uso actual de paracetamol al menos una vez al mes, el riesgo de síntomas de asma a los 6
o 7 años aumentó en un factor de 3,2 y en un 61 % con el uso una o más veces en el último año. Los riesgos de rinoconjuntivitis y
eczema también aumentaron con el uso actual. y en un 61% con uso una o más veces en el último año. Los riesgos de
rinoconjuntivitis y eczema también aumentaron con el uso actual. y en un 61% con uso una o más veces en el último año. Los riesgos
de rinoconjuntivitis y eczema también aumentaron con el uso actual.

Este es el estudio más grande de paracetamol y asma informado hasta ahora, pero no se pueden excluir los
factores de confusión, el sesgo de recuerdo y el sesgo de informe. Tanto estos investigadores comoLa lanceta
comentarista pide un gran ensayo controlado aleatorio. Están de acuerdo en que la evidencia actual no justifica
un cambio en la práctica. La base biológica para un vínculo entre el paracetamol y las enfermedades atópicas es
incierta, pero se ha sugerido una capacidad reducida para combatir el estrés oxidativo y la promoción de la vía
Thelper-cell-2.
(NB. La edición del 20 de septiembre de 2008 deLa lancetaincluye cuatro artículos originales y cuatro artículos
de revisión, todos sobre el tema del asma).

46 Arco dis niñoEnero 2009 Vol 94 No 1