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Derecho Canónico Sacramental

Pbro. Guillermo García V. Miguel Ángel Campos García

Comentario
“Carta apostólica Misericordia Dei”
Este comentario, es muy personal, en el que más que repetir las palabras escritas
en el documento, me invita a una reflexión desde el lugar en el que me encuentro
actualmente, y que no me bastaría con una cuartilla.
“La salvación es, pues y ante todo, redención del pecado como impedimento para la
amistad con Dios, y liberación del estado de esclavitud en la que se encuentra al
hombre que ha cedido a la tentación del Maligno y ha perdido la libertad de los
hijos de Dios”. Con este texto de la misma carta quiero iniciar mi comentario, pues
considero que es fundamental, conocer esto, para ser conscientes de lo grande e
importante que es el sacramento de la Reconciliación. Esto aplicable, claro está,
para quienes confiesan sus pecados y para quienes administran el sacramento.
Esto que nos dice el Papa JP II, me parece de mucho valor, especialmente para
quienes nos formamos para el sacerdocio. En lo personal, me ayuda a una toma de
conciencia en dos aspectos.
a) En primer lugar, como fiel, como persona que se equivoca, que tiene errores y
que necesita experimentar, constantemente, la misericordia de Dios. Este escrito
plasma comprensiblemente los beneficios que otorga el sacramento y lo que como
fiel cristiano necesito para realizar una buena confesión. Permite también,
reflexionar sobre el tipo de confesión que, a lo largo de mi vida, he realizado y,
sobre todo, la disponibilidad y la constancia que debo tener para llevarla a cabo.
b) Por otro lado, como formando, con miras al sacerdocio, me permite tener una
perspectiva amplia, de la seriedad y la importancia que un Pastor/Presbítero le
debe dar a este sacramento. La confesión, como sacramento que aporta los medios
para la salvación personal, debe ser promovida, más que cualquier cosa material en
las parroquias. Debe dedicársele el tiempo necesario y suficiente, y se debe tener la
mayor apertura para administrarlo, y adminístralo bien, para no ayudar así a los
fieles a que se condenen, realizando confesiones apresuradas, con absoluciones
masivas, cuando se tiene la oportunidad de ayudar a salir adelante a una persona.
Este documento, permite darme cuenta que sí y que no se debe hacer, y de una
manera justificable. Pues en las manos del presbítero se deposita la tarea de la cura
y santificación de las almas, y si no se hace esto de la mejor manera, entonces cuál
es el sentido de ministerio que se recibió.

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