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Cuaresma camino de conversión

Hemos iniciado la cuaresma el 14 de febrero con el miércoles


de Ceniza, y hoy estamos ya en el segundo domingo de cuaresma

Cuantas cuaresmas hemos vivido, tu podrías decir una cantidad X, pero


realmente cuantas hemos vivido, es decir con su verdadero sentido.

¿Que es la cuaresma?
La Cuaresma hace algunos años era todo un acontecimiento
para los católicos; se tomaba tan en serio que envolvía en un ambiente especial
a toda la familia. Ahora, el sentido de la Cuaresma se ha perdido.

Para muchos católicos la cuaresma, no les dice nada, es un tiempo más, pasa
desapercibida, eso si el miércoles de ceniza asisten, no por convicción sino por
superstición.

Para otros le dan más importancia al carnaval. Otros es un tiempo de sacrificio


y abstinencia, pero solo por tradición o por obligación.

Aunque pocas personas viven con conciencia el sentido de la cuaresma, el


porqué de la oración, del ayuno y la abstinencia y de las obras de caridad

Sentido de la cuaresma

En este tiempo necesitamos evocar el sentido verdadero de


la Cuaresma, en este mundo lleno de perplejidades, de desencantos, excesos y
donde todo es permitido, en un mundo lleno de violencia, de odio y necesitado
de amor.

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Porque la cuaresma nos hace volvernos a Dios, hoy el hombre necesitade Dios,
si volteamos a nuestro alrededor nos damos cuenta de que el vacío, el
sinsentido de la vida que impera en nuestra sociedad y especialmente en los
jóvenes, por la falta de Dios.

La cuaresma es un tiempo de gracia y de reflexión, que conlleva sacrificio y


austeridad, pero no por mero sentido masoquista, sino con la finalidad positiva
de reorientar constantemente nuestra vida hacia Dios y ante Dios.

La Cuaresma – Iniciación Cristiana

La Cuaresma es por excelencia el tiempo de la


iniciación cristiana, es el "signo sacramental de nuestra conversión"

En los primeros siglos del cristianismo, surgió la idea de vivir comunitariamente


un período de 40 días de preparación a la Pascua con un itinerario marcado por
algunos evangelios particulares y gestos de penitencia, como la ceniza y el
ayuno.

Principalmente eran las protagonistas de la antigua Cuaresma: los


catecúmenos, es decir, que querían incorporarse a la fe y debían bautizarse en
Pascua y los penitentes, eran los que debían hacer penitencia por pecados
graves cometidos públicamente.

Y después se fue extendiendo a todos los cristianos, todos los cristianos debían
escuchar los mismos evangelios que los catecúmenos, y ayunar como los
penitentes. Como si dijéramos: todos tenemos que volver a ser cristianos,
porque, aunque ya lo seamos, en realidad todavía no lo somos.

Este es el sentido fundamental de la Cuaresma: necesitamos la iniciación


cristiana, volver a partir de lo esencial, empezar de nuevo. No se trata de ser un
poco más cristianos en las obras, de rezar un poco más o de dar más limosna,
sino de algo radical: se trata de la conversión.

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Llamado a volver a ser Cristianos

La Cuaresma, en este sentido, es una llamada a


plantearnos la cuestión fundamental como creyentes y cristianos, es decir
preguntarme como estoy viviendo mi fe y como vivo mi ser cristiano.

Porque ser cristiano no es solamente asistir a misa, cumplir los mandamientos y


ser bueno, el ser cristiano es vivir conforme al evangelio, es vivir con radicalidad
la fe que profeso.

La mayoría de nosotros los cristianos vivimos un ateísmo practico, no vivimos


realmente como creyentes, vivimos como paganos, nos dejamos llevar por las
ideologías, las modas, lenguaje, etc, es decir conforme a los pensamientos del
mundo

Por eso san Pablo les decía a los Romanos 12, 2: “Y no


os acomodéis al mundo presente, antes bien
transformaos mediante la renovación de vuestra
mente, de forma que podáis distinguir cuál es la
voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto”.

Porque el cristiano vive conforme a su fe en donde quiere que se encuentre, es


cristiano en el trabajo, en la familia, en la sociedad, con sus amigos, no
solamente en los grupos de la Iglesia y en la Iglesia.

La Cuaresma nos ayuda a volver a lo esencial, a través de un camino de


purificación que nos tiene que llevar a la conversión, es por eso que en este
tiempo se nos invita:

 La oración no es complicada: "rezar simplemente es hablar con Dios,


escucharlo, leer sus palabras en el Evangelio. La oración es una
conversación personal con Dios: decirle lo que hay en tu corazón y
luego hacer tiempo para estar en silencio y escuchar su voz en tu
corazón”.

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 Ayuno: ayunar no significa morirse de hambre, sino que el ayuno me
ayuda a mortificar mis pasiones e ir creciendo en el dominio de
sí y a solidarizarme con el que menos tiene para ser menos
egoísta.
En concreto, “significa hacer pequeños sacrificios, pequeñas ofrendas a Dios,
con espíritu de penitencia y de sacrificio”, para vivir un camino, una conversión
 Limosna: «Cuando des limosna, no sepa tu izquierda lo que
hace tu derecha» (Mt 6, 2-3)
Los cristianos llamamos “limosna” al compartir con los mas pobres
nuestros bienes. No debe ser un aporte de lo que sobra sino un acto de amor
hecho de corazón, un compartir que nos mueve a renuncia y al sacrificio. Todo
viene de Dios como don. Toda nuestra vida debe convertirse en una dádiva de
amor en imitación a Cristo.

Pero que significa la conversión, muchos de nosotros ya tenemos claro o


sabemos que es la conversión:

¿En qué consiste la conversión?

Las facultades superiores del hombre son la inteligencia y la voluntad.


Son las facultades que lo distinguen como ser racional y libre. El
término «conversión» toca a ambas facultades, pero más directamente
a la inteligencia.

Lo dice claramente el término griego «metanóia». El prefijo «meta»


significa «cambio», y el sustantivo «nous» significa «inteligencia,
mente».

El concepto se traduce por «cambio de mente, cambio de percepción de las


cosas». Y esto es la conversión. Si examináramos nuestros criterios y nuestro
modo de ver las cosas y la comparamos con los criterios de Cristo,
encontraríamos muchas cosas de qué confesarnos.

San Pablo es ejemplo magnífico de auténtica y profunda conversión: «Todo lo


que era para mí ganancia, lo he juzgado una pérdida por Cristo. Y
juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de
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Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas y las tengo por basura
para ganar a Cristo» (Fil 3,7).

Ha cambiado su criterio. Ahora puede asegurar: «Nosotros tenemos la mente


de Cristo» (1Cor 2,16).

La conversión verdadera consiste en buscar tener los mismos


criterios de Cristo.
Es la "transformación" interior y profunda de la persona, que
surge de un encuentro con Cristo, que hace la de mente, corazón
y sus acciones sean movidas por los criterios de Cristo.

Cuando alguien cambia de modo de pensar y adopta los criterios


de Cristo, se ha convertido. Ahora sigue el dolor por la conducta
anterior y el arrepentimiento.

En pocas palabras es un volver a Dios, dejar todo aquello que me


separa de el y de su voluntad, y retomar en mi el proyecto de Dios para mi vida.

Iluminados a la luz de la Palabra

Durante el proceso de la iniciación cristiana, los catecúmenos tenían


una etapa que se llama escrutinios, y es qui donde el catecúmeno a
la luz de la palabra y confrontado por ella iba viendo su vida y les revele esas
áreas de pecado que necesitan conversión y liberación.

Y el pecado es considerado estrechamente ligado al corazón humano (primer


escrutinio), como social (segundo escrutinio), como causa de muerte (tercer
escrutinio).

Las lecturas del evangelio que se leían En ese proceso catecumenal eran:

 La Samaritana, el pecado estrechamente ligado al


corazón, la necesidad de sentirme amado, las
pasiones, la concupiscencia.

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 El Ciego de nacimiento el pecado social, la indiferencia que me ciega al
otro

 La resurrección de lázaro, el pecado como causa de


muerte

Es la Palabra la que nos hace conscientes de nuestra falta de conversión,


porque nos muestra un modo de vivir más verdadero, más libre, más amoroso,
y así enciende el deseo en nuestro corazón. De alguna manera, escuchando la
Palabra vemos nuestra vida con los ojos de Dios.

Por eso que en este tiempo de Cuaresma se nos ofrece


una serie de lecturas bíblicas, que está llena del Espíritu
de la verdad y de la voluntad de Dios.

Es necesario entrar en contacto con la palabra de Dios y dejar que la palabra


nos lleve también entrar en nosotros mismos, para volver a descubrir quién soy
a los ojos de Dios y lo que él quiere para mi vida y adquirir los criterios de
Cristo, nos dice la palabra de Dios

Pero también es necesario que esta palabra me interpele, ya que dice el Señor:
“yo no quiero la muerte del pecador, si no que se arrepienta y viva”.

Es dejar que me revele mi pecado que me aparte de Dios, toda actitud contraria
a su voluntad y todo ídolo o ideóloga que me aparta de él.

Porque la paga del pecado es la muerte, ya que rechazo su amor y su proyecto


que me liberan y me da vida. es por eso que en este tiempo de cuaresme nos
dejemos también interpelar a la luz de su palabra preguntarnos ¿qué actitudes,
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maneras de pensar y de ser hay en mí que no son conforme a la voluntad de
Dios?

La Conversión es ver al otro

Muchos de nosotros nos podemos preguntar de que me tengo que convertir, no


mato, no bebo.

La conversión implica un cambio del corazón, dice la palabra de Dios


que lo más “retorcido del hombre es su corazón, y que lo que mancha
no es lo que viene de afuera, sino lo que sale de dentro”.

Necesitamos un cambio de corazón, pedirle al señor que cambie nuestro


corazón de piedra en un corazón de carne, ya que el egoísmo, la soberbia, la
prepotencia y el afán de querer hacer lo que yo quiera, han endurecido nuestro
corazón y nos han llevado a cerrar los ojos a las necesidades de los demás.

El ayuno que yo quiero es este:

Muchos durante esta cuaresma, llevamos a la practica todo lo que no pide,


oración, ayuno, penitencia, pero solamente queda en meras prácticas, estamos
como el pueblo de Israel, los escribas y fariseos. Cumplir la ley por la ley, creer
que es solamente eso, por eso el Señor le recordó al pueblo: Is. 58, 5-8
¿Acaso es ése el ayuno que yo quiero para el día en que el
hombre hace penitencia? Doblar la cabeza como un junco,
acostarse sobre saco y ceniza, ¿a eso llamáis ayuno, día
agradable al Señor?
El ayuno que yo quiero es éste: abrir las prisiones injustas, desatar las
coyundas de los yugos, dejar libres a los oprimidos, romper todas las
cadenas; partir tu pan con el que tiene hambre, dar hospedaje a los
pobres que no tienen techo; cuando veas a alguien desnudo, cúbrelo, y
no desprecies a tu semejante….
Cuando destierres de ti los yugos, el gesto amenazante y las malas
intenciones; cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago
del indigente, entonces brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se
volverá mediodía, y tu herida se curará rápidamente. Te precederá tu
justicia, la gloria de Yahveh te seguirá.
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Hace tres años el papa Francisco nos presentó la encíclica,
Fratelli Tuti (Hermanos todos o la fraternidad Universal) y en ella
llama a la conversión de nuestro corazón de piedra a un
corazón de carne”, ya que no podemos en mejorar la sociedad,
si no está la conversión personal, ya que estas están relacionadas
íntimamente.

La conversión del corazón implica voltear la mirada al rostro de


los más pobres, de los más vulnerables, de los descartados
por esta sociedad por esta sociedad mercantilista e
individualista. Es acercarse a ellos, implicarse con ellos, tomar
partido por ellos y comprometerse por su causa.

Decía su santidad Benedicto XI, que el problema de la humanidad


no son las guerras, el hambre, la violencia, la enfermedad, el
problema de la humanidad es la falta de fraternidad, es decir de no
ver al otro como mi hermano.

Cuando nuestro corazón se convierte empiezo a ver al otro como mi hermano,


y no pasaría, no habría guerra, ni violencia.

Vivimos hoy en un mundo de injusticias, donde las desigualdades


actuales son tremendas, no solo en términos económicos entre los
que tienen y los que no tienen, sino también de la negación de la
dignidad humana y de los derechos humanos básicos, a tal grado de una
esclavitud.

Algunos datos:

1. según la Organización Mundial de la Salud, en 2023 tres de cada diez


personas no tendrán acceso a los servicios sanitarios esenciales y se calcula
que dos mil millones de personas tendrán que reducirse a la pobreza para
hacer frente a los costes de la atención médica y los medicamentos;

2. según la Oficina Internacional del Trabajo, en 2023, todavía hay 152 millones
de niños y adolescentes (64 millones son niñas y 88 millones son niños) que
son víctimas del trabajo infantil, entre los cuales 40.000 extraen coltán en las
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minas de la República Democrática del Congo, y el coltán es el elemento
fundamental para construir smartphones, tabletas, ordenadores... esas
herramientas que en no pocos casos producen una forma de adicción en
quienes las utilizan;

3. según un informe de la ONU, en 2021, 28 millones de personas se verán


obligadas a realizar trabajos forzados y 22 millones a contraer matrimonios
forzados; por no hablar de la trata de seres humanos de la que oímos hablar
casi a diario.

El déficit de esperanza actúa aquí su poder: ante este panorama podríamos


decir como cambiar esta realidad nos parece posible. Y, sin embargo,
podríamos cambiar lo poco:

 fomentando un estilo de vida más respetuoso con uno mismo, con los
demás y con el medio ambiente;
 reaprender la solidaridad y la fraternidad, ante todo
en nuestros propios hogares;
 colaborar para construir entornos de trabajo
saludables, promotores del bien común y no esclavos
del beneficio a toda costa.

Esta Cuaresma, por tanto, puede ser también una "conversión social" si, al
ver la realidad tal como es, podemos actuar deteniéndonos y cambiando lo
poco que podamos, recuperando el aliento y la esperanza.

Este proceso de conversión debe ser también un camino de


libertad, ya que es un aspecto de la conversión: Ser libre es
una cuestión de vida o muerte, de felicidad o infelicidad. La
buena noticia de la Cuaresma es que Dios libera y llama a la
libertad. Dios es un aliado de la libertad del hombre.

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