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Facultad de Teología
Materia: Práctica de la Confesión
Profesora: Víctor Martínez, SJ
Alumnos: Emanuel Vega, SJ.
21 de agosto de 2020
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Congregación para el clero, “El ministerio de la penitencia y de la reconciliación en la perspectiva
de la santidad cristiana”, en: El sacerdote, confesor y director espiritual, ministro de la misericordia
divina, recuperado de: http://www.clerus.org/clerus/dati/2011-05/20-
13/Sussidio_per_Confessori_es.pdf
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Ibíd., 8.
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Ibíd., 18.
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se ve secundado por la acción misma del Espíritu de Dios, que acompaña, garantiza y
mueve al perdón.
En este punto también se enfatiza que los ministros deben actuar con la prudencia
debida prestando atención a la condición y edad del penitente. Siempre en vistas de
favorecer el proceso de configuración con Cristo. Por ello, no se deben desdeñar los
consejos en el espacio de confesión o invitar al penitente a proseguir con una dirección
espiritual. Para que este proceso tendiente a la santidad también se debe mirar a la
«calidad» del ministro: su disponibilidad, el deseo de conocer y discernir las enfermedades
espirituales, la oración personal, sensibilidad al Espíritu de Dios, etc. Este debe garantizar,
en la medida en que el contexto de confesión se lo permita, un «diálogo de salvación» a
imagen del Cura de Ars, que mueva al penitente a un mayor deseo de «vivir la vida de la
gracia».
Reflexiones personales sobre el texto
En primer lugar, quisiera resaltar el estilo de redacción cercano y conciso que
presenta el texto. A diferencia del texto anteriormente trabajado, este se encuentra escrito
de manera menos impositiva. De hecho, no toca temas que pudieran ser «controversiales»
como el aborto o la comunión de divorciados vueltos a casar. Es decir, pretende marcar
menos la cancha en relación con el anterior.
En segundo lugar, el hecho de que el texto presente traiga a la memoria la labor
denodada del santo Cura de Ars, hace que se torne menos racional la estructuración y más
vivencial-afectiva.
En tercer lugar, considero que en este texto se manifiesta más la íntima relación
entre el sacramento de la reconciliación y los restantes sacramentos. La vida de la gracia
adquiere en estas páginas una notable relevancia.
(2) ¿CUÁL CONSIDERAS QUE ES EL APORTE DE ESTE TEXTO EN SUS ELEMENTOS
CENTRALES A LA PRÁCTICA DE LA CONFESIÓN?
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Pontificia Universidad Javeriana
Facultad de Teología
Materia: Práctica de la Confesión
Profesora: Víctor Martínez, SJ
Alumnos: Emanuel Vega, SJ.
21 de agosto de 2020
ocasiones la gran utilidad del «diálogo de salvación» como medio, también, del cual Dios
se puede servir para hacer al penitente partícipe de su vida divina.
(3) TENIENDO PRESENTE EL CASO RELATADO ANTERIORMENTE: LA
PROFUNDIZACIÓN EN EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA QUE VIENES HACIENDO,
¿TE LLEVA A APROXIMARTE A ÉL? ¿POR DÓNDE? ¿DE QUÉ MANERA?
Me ha iluminado mucho la conciencia de que el sacramento de la reconciliación es
una instancia de reconocimiento del pecado, de arrepentimiento sincero, pero, por sobre
todo, es un «acto» de corazón que nos permite tomar conciencia de la misericordia de Dios
y de su llamada a «configurarnos con su Hijo». También me ha iluminado la noción de
«diálogo de salvación» y la idea de que un consejo bien dado puede se factor motivante de
la gracia en el penitente. Es entrando en relación, disponiéndonos a la gracia de Dios, como
podemos generar espacios de conversión.
Al releer el caso que expuse en el Taller 1 a la luz de la pregunta planteada en este
punto, creo que -en primer lugar- lo visto hasta ahora me alienta a abrirme (si me pienso
como confesor) a la escucha y a facilitar al penitente un espacio de encuentro con Dios por
medio del sacramento. Jesús es el principio, el medio y el fin del sacramento; y este último
tiene su cabal sentido en la medida en que permite re-disponernos a la gracia. Esto me
parece tremendamente importante.
En la misma línea, creo puede ser importante señalar que es Dios el que nos mueve
a «arrepentirnos», a «pedir perdón» y «confesar» nuestros pecados. Dios operando en el
penitente, y en todo pecador. Y que este mismo Dios no deja de acompañarlo/nos en el
camino, de sostenerlo/nos en las dificultades.
No obstante, muchas de las interpretaciones del caso y los criterios de abordaje de
este me vienen de las experiencias de acompañamiento que he tenido. En esto, siento que
debiera tener más claro el «hasta dónde» de una confesión, para no transformarla en un
«acompañamiento espiritual». Claro que reconociendo el sumo valor del «diálogo de
salvación» que proponía el texto.