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HISTORIA DEL TURRON DOÑA PEPA

Se atribuyen tradicionalmente dos orígenes al tradicional postre limeño, que recuerda a


la esclava afroperuana Josefa Marmanillo, proveniente del cercano valle de Cañete,
reconocida como buena cocinera.
La primera historia y la más difundida en la historia oral y escrita, cuenta que hacia fines
del siglo XVIII, Josefa Marmanillo comenzó a sufrir una parálisis en los brazos,
enfermedad que posibilitó que fuera liberada de la esclavitud, pero al mismo tiempo -al
impedirle trabajar- la dejaba sin posibilidad de sustento: en tales circunstancias escuchó
rumores sobre los milagros que realizaba la imagen
del Cristo de Pachacamilla, viajó hasta Lima, y gracias a
su fe y devoción se recuperó de su enfermedad, y en
agradecimiento creó el dulce dedicado al Cristo de
Pachacamilla, actualmente llamado Señor de los
Milagros. En la siguiente salida del Señor, Josefa
levantó el turrón, ofreciéndoselo. Otra versión de la
leyenda afirma que el Cristo se le aparece en sueños
para revelarle la receta que luego ofrecerá.
Al regresar a Cañete, la esclava aseguraba que el Cristo
la había mirado sonriendo mientras bendecía la ofrenda.
También existe la versión que Josefa llevó una primera
vez el turrón a la procesión y se lo ofreció al Cristo de
Pachacamilla, curándose al retornar a Cañete. En
cualquier forma, en los años posteriores siempre
regresó a Lima para ofrecer su turrón en las procesiones del Cristo morado a los fieles,
tradición que continuaron su hija, su nieta, y las generaciones posteriores.
La segunda refiere que un virrey organizó un concurso premiando a quien hiciera un
alimento agradable, nutritivo y que se pudiera conservar por varios días: la ganadora no
fue otra que Josefa Marmanillo, por lo que su apodo «Doña Pepa» quedó asociado al
postre.
Diversos documentos del siglo XIX dan cuenta que el postre en ese entonces también se
conocía como «turrón de miel» o «turrón del Señor de los Milagros», como un
mejoramiento y modificación del clásico turrón español con elementos nuevos y
originales, el bautizo definitivo con el nombre «turrón de Doña Pepa» en recuerdo de su
inventora, se produjo recién a inicios del siglo XX.

IMPACTO SOCIAL DEL TURRON DE DOÑA PEPA EN EL PERÚ

El 18 de octubre de 2009, se preparó el «turrón de


Doña Pepa más grande del mundo» que alcanzó los
307 metros de largo y fue preparado por los
alumnos del Instituto de alta cocina D'Gallia en
el Parque de los Próceres en Jesús María.

 En 5 de octubre de 2013, la Municipalidad


Metropolitana de Lima con el respaldo de
la subgerencia de Sanidad organizó el
concurso "El Turrón más grande" donde especialistas en la preparación del
tradicional dulce limeño elaboraron uno de 200 metros de longitud en el Parque de la
Reserva Circuito Mágico del Agua. Vladimir Zaragoza, Jefe de Promoción del Parque
de la Reserva, agradeció a todas las empresas que se sumaron a esta iniciativa que
buscó promover emprendimientos de los comerciantes del Cercado de Lima.
 En el 2008 se estima que la producción del «turrón de Doña Pepa» alcanzó los 540
mil kilos solamente en las tres mil panaderías agrupadas en la Asociación Peruana
de Empresarios en Panadería y Pastelería (ASPAN).

 Durante las épocas virreinal y


republicana existió un oficio dedicado
exclusivamente a la venta del turrón,
conocido como «turronero» o
«turronera», quienes fueron
representados en crónicas y
acuarelas costumbristas como las
de Pancho Fierro y el francés Charles
Angrand.

 En el Perú, existe una golosina


comercializada conocida como «Doña Pepa» en clara alusión al «turrón de Doña
Pepa», la cual es una galleta bañada en chocolate y cubierta con grageas de colores.

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