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Cuenta la leyenda que hubo en El Hierro un árbol que manaba agua en forma de finas

gotas de lluvia y que escurrían por sus hojas y tronco,formando charcos en su base. Los
bimbaches ( antiguos pobladores de la isla ) lo llamaban Garoé (‘río, laguna’) era uno de
sus bienes más preciados al no haber en la Isla más fuente que sus hojas. Cuando
llegaron los conquistadores, los bimbaches decidieron mantener en secreto el escondite
de su Árbol Sagrado. Lo hacían con la esperanza de que los extranjeros abandonasen el
lugar al no hallar en él ni ríos ni manantiales.
Sin embargo, el secreto sólo se guardó durante un tiempo: una joven isleña se enamoró
de un soldado europeo y acabó mostrándole el lugar donde se hallaba el Garoé. Los
conquistadores no tardaron en apoderarse del árbol, acabando así con la libertad de los
bimbaches, quienes condenaron a muerte a la traidora. Ahora conocemos que el Garoé
(un Til), debido a su ubicación en la cabecera de un barranco de la localidad de San
Andrés, captaba y sigue captando con sus ramas y hojas el agua de la niebla.

Cuando uno camina por los bosques de laurisilva de la parte alta de la isla de  El Hierro, descubre el fenómeno de
la "lluvia horizontal", ese fino rocío de los vientos alisios del Atlántico que se engañan en las copas de los árboles
de las islas más altas de Canarias produciendo una suerte de lluvia constante que mantiene el bosque húmedo e
incluso, reconducida esa agua, abastece los pozos y acuíferos de la isla. El símbolo de esa lluvia y lo que significa
desde tiempo inmemorial para la Isla de el Hierro es el árbol sagrado del Garoé, que aun hoy se venera en la
pequeña isla.
La leyenda cuenta la existencia  de un enorme árbol, llamado "Garoé",de cuyas ramas caía gran cantidad de agua,
de la cual se abastecían los aborígenes herreños. Este árbol tenía doce palmos de circunferencia,cuatro de ancho y
cuarenta de alto.Su copa ocupaba ciento veinte pies en redondo.Sus ramas jamás perdía su hoja.Se hallaba
emplazado en un lugar denominado Tigulanche y sus hojas destilaban tanta agua que bastaba para dar de beber a
todos los habitantes de la isla.

Cuando los españoles desembarcaron en la isla, estos ocultaron el árbol y su secreto a los soldados. Tenían la
convicción de que la sed obligara a los españoles a marcharse. Juan de Bethencourt, el Adelantado castellano con
sus hombres, habían desembarcado en la playa de Tecorone. 

En aquellos tiempos reinaba en la isla un bimbache llamado Armiche. El castellano convenció al rey para que se


rindiera y se sometiera al conquistador. Sin embargo,otros herreños dirigidos por Erese y Tenesedra no
consistieron en rendirse al invasor. Su primera preocupación consistió en ocultar El Garoé de los conquistadores.
Cuando los españoles desembarcaron en la isla, estos ocultaron el árbol y su secreto a los soldados. Tenían la
convicción de que la sed obligara a los españoles a marcharse. Juan de Bethencourt, el Adelantado castellano con
sus hombres, habían desembarcado en la playa de Tecorone. 
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