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IBQ 4º A

BIOQUÍMICA II
UNIDAD III:
AYUNO, ALIMENTACIÓN Y METABOLISMO INTERMEDIO EN EL HUMANO (SEGUNDA PARTE).

1. Hormona. Se aplica a una sustancia secretada por la célula que la produce que modifica el
funcionamiento de otras células (células “blanco” o “diana”); es decir, se trata de un mensajero
bioquímico.
Importante: una hormona no crea funciones nuevas en sus células “diana”; más bien, estimula o inhibe
procesos celulares ya existentes.
En un principio, el nombre hormona se asignó a
sustancias producidas por estructuras multicelulares
llamadas glándulas endócrinas, que las secretan
hacia la sangre, vehículo que las transporta hacia sus
células o tejidos “diana”, esto es, hormonas que
actúan lejos de su sitio de producción (efectos
endócrinos).
Hoy en día, se sabe que existen células, en distintos tejidos del cuerpo, que no forman parte de
estructuras glandulares, pero que funcionan como tales, produciendo hormonas que luego secretan
hacia la sangre (ejemplo, las células G de la mucosa gástrica que sintetizan la hormona gastrina).

Con el descubrimiento y caracterización de las


prostaglandinas, el concepto de hormona se amplió para
incluir a sustancias que ejercen efectos sobre las células
que las producen (efectos autócrinos) o,

sobre las células adyacentes (efectos parácrinos) →

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1.1 Célula “diana”.
Es la célula capaz de reconocer la presencia de una
hormona. El reconocimiento ocurre a través de proteínas
receptoras, capaces de identificar la presencia de su
ligando (hormona) entre miles de sustancias disueltas.

El reconocimiento es:
• Específico, ya que implica la formación de un complejo hormona – receptor (HR), indispensable para
que ocurran los efectos bioquímicos de la hormona.
• Sensible, pues identifica la presencia de una cantidad minúscula de la hormona en cuestión, del orden
attomolar (10–15 M) a nanomolar (10–9 M). Y,
• Saturable: el número de receptores es finito, y está sujeto a regulación a la alza (upregulation) o a la
baja (downregulation).

Recordar: si una célula carece del receptor es incapaz de reconocer a la hormona, aunque ésta esté
presente en gran concentración.

1.2 Receptores hormonales. Los receptores son de naturaleza proteínica,


y pueden estar ubicados en la superficie celular (receptores de
membrana) o,

dentro de la célula “diana” (receptores intracelulares), sea


en el citoplasma o en el núcleo.

1.3 Complejo hormona – receptor (H – R).


La formación del complejo H – R, indispensable para que la hormona ejerza sus efectos sobre la célula
“diana”, es rápida, reversible y de gran afinidad.
Para algunas hormonas, la respuesta celular es proporcional a la cantidad de complejos H – R formados;
en otros casos, la concentración de hormona necesaria para lograr un efecto máximo, no alcanza a
saturar a los receptores disponibles.

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1.4 Secreción hormonal. La mayoría de las hormonas son sintetizadas y secretadas para cubrir las
demandas de cada momento. Sin embargo, algunas glándulas, como la tiroides, poseen una reserva
hormonal que les permite satisfacer las necesidades corporales durante varios días.

La secreción hormonal no es continua ni


uniforme; suele ser pulsátil, con períodos de
secreción (pulsos) y de reposo. Las características
de los pulsos pueden variar a lo largo del día,
tanto en situaciones normales como patológicas.

Cuando la secreción varía mucho a lo largo del día,


se habla de un ritmo circadiano, con un máximo y
un mínimo de secreción en cierto momento del
día. Por ejemplo, normalmente la secreción del
glucocorticoide cortisol es máxima en las
primeras horas de la mañana, y mínima al
aproximarse la media noche.

Los mecanismos de control de la secreción hormonal son variados. Uno muy utilizado es la regulación
de la secreción de una hormona, a través de hormonas liberadoras (releasing hormones) y hormonas
trópicas (tropic hormones), cuya “diana” es una glándula. Algunas hormonas trópicas, también son
tróficas, esto es, estimulan el crecimiento de su glándula diana.
Ejemplo:
Eje hipotálamo – adenohipófisis – corteza suprarrenal.
Entre las diversas hormonas esteroideas que produce y secreta la corteza de las glándulas
suprarrenales, está el glucocorticoide cortisol, una de las llamadas “hormonas del estrés”. Como se
mencionó, su secreción sigue un ritmo circadiano, y es controlada por dos zonas anatómicas ubicadas
en el cráneo: el hipotálamo, una región del encéfalo, y el lóbulo anterior de la glándula hipófisis
(adenohipófisis).
El hipotálamo produce y secreta hacia la circulación sanguínea, a través de un sistema porta, la
hormona liberadora de corticotropina (CRH, por sus siglas en inglés), la cual estimula a la
adenohipófisis para que secrete hacia la sangre, la hormona adrenocorticotrópica (ACTH, por sus siglas

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en inglés). Ésta, a su vez, estimula la secreción de cortisol, por parte de la corteza de las dos glándulas
suprarrenales, así denominadas porque están ubicadas sobre los riñones.

El cortisol ejerce diversos efectos sobre sus


células “diana”, los cuales estudiaremos
más adelante, pero además, inhibe la
secreción de CRH y de ACTH, a través del
mecanismo conocido como
retroalimentación o retroacción negativa
(negative feedback).

1.5 Señalización hormonal. No hay que olvidar que una hormona es un mensajero bioquímico, ni que
una hormona debe, para ejercer su(s) efecto(s) sobre la célula “diana”, combinarse transitoriamente
con su receptor, formando el complejo hormona – receptor (H – R).
Pero, ¿cuál es la señal o mediador que desencadena el efecto hormonal? Esto depende de la
naturaleza química de la hormona y del receptor que la reconoce. En el caso de una hormona cuyo
receptor es intracelular, el mediador es el propio complejo H – R; en contraparte, si la hormona
interactúa con un receptor de membrana, el mediador es un “segundo mensajero” intracelular
(ejemplo: AMP cíclico).

2. Clasificación de las hormonas. Para los fines de nuestro curso, vamos a agrupar a las hormonas en
dos clases (I y II), de acuerdo con los criterios siguientes:
• Naturaleza química.
• Solubilidad.
• Requerimiento de proteína de transporte en plasma.
• Vida media en el plasma.
• Ubicación celular de sus receptores.
• Mediador o señal.

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Clasificación de las hormonas
Clase I Clase II
Esteroides, yodotironinas, Catecolaminas, oligopéptidos, polipéptidos,
Naturaleza química
calcitriol, retinoides. proteínas.
Solubilidad Lipofílicas Hidrofílicas
Proteína de transporte Sí No
Vida media en plasma Prolongada (horas a días) Breve (segundos a minutos)
Receptor Intracelular Receptor de membrana plasmática
Mediador o señal Complejo H – R “Segundo mensajero” (AMP cíclico, Ca2+, etc.)

Analicemos la tabla: ¿Por qué las hormonas de clase I:


• requieren de proteínas de transporte en el plasma? Porque no son solubles en agua.
• tienen una vida media prolongada en el plasma sanguíneo? Porque circulan unidas a proteínas de
transporte.
• se unen a receptores intracelulares? Porque, debido a que son liposolubles, atraviesan con facilidad
la membrana plasmática de su célula “diana”.
Por otra parte: ¿Por qué las hormonas de clase II:
• no requieren de proteínas de transporte en el plasma? Porque son solubles en agua.
• tienen una vida media breve en el plasma sanguíneo? Porque no circulan unidas a proteínas de
transporte.
• requieren de un “segundo mensajero”? Porque, debido a que son hidrosolubles, deben formar un
complejo con receptores de la membrana plasmática.
Las hormonas también pueden ser clasificadas, de acuerdo con la naturaleza del mediador o señal que
traduce el mensaje que portan en efectos sobre las células “diana”.

Hormonas que se unen a receptores Hormonas que se unen a receptores de la membrama


intracelulares: plasmática:
- Yodotironinas (hormonas tiroideas: T3 y T4). A. Segundo mensajero: AMP cíclico (AMPc).
- Andrógenos, estrógenos, progesterona. Ejemplos: catecolaminas, ACTH, vasopresina, glucagón,
- Glucocorticoides y mineralocorticoides. gonadotropina coríónica humana (GCH), tirotropina (TSH),
- Calcitriol, ácido retinoico. hormona paratiroidea, hormona estimulante del folículo
(FSH).
B. Segundo mensajero: GMP cíclico (GMPc).
Ejemplos: óxido nítrico (NO), factor natriurético auricular.
C. Segundo mensajero: Ca2+ y/o fosfoinosítidos.
Ejemplos: catecolaminas a1-adrenérgicas, gastrina, hormona
liberadora de tirotropina (TRH), oxitocina, angiotensina II,
colecistocinina.
D. “Cascada” de cinasas/fosfatasas.
Ejemplos: insulina, prolactina, eritropoyetina, hormona del
crecimiento (GH), leptina.
IMPORTANTE: hay hormonas que caen dentro de más de una categoría; las asignaciones cambian a medida que
se obtiene más información.

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3. Insulina y glucagón (glucagon). Son hormonas de clase II: polipeptídicas, hidrosolubles y no requieren
de proteínas de transporte; su vida media en el plasma, es breve.
Al no poder atravesar la membrana plasmática, se unen con receptores de membrana de sus células
“diana”. En el caso de la insulina, el mediador o señal es una “cascada” de cinasas y fosfatasas que
catalizan reacciones de fosforilación y desfosforilación de proteínas. Por lo que se refiere al glucagón,
o glucagon, el segundo mensajero hormonal es AMP cíclico, generado por la actividad de la adenilato
ciclasa.
La insulina y el glucagón son producidas, procesadas, almacenadas y secretadas por células de la
porción endócrina del páncreas, agrupadas en los llamados islotes pancreáticos o de Langerhans, que
representan 1 – 2 % de la masa del órgano.

Las células b, las más numerosas, se encargan de la producción de insulina; las células a, sintetizan
glucagón; y, las células D o d, somatostatina.

4. Insulina. La insulina es una hormona conformada por dos


péptidos, A (21 residuos de aminoácidos) y B (30 residuos de
aminoácidos), unidos de manera covalente por dos puentes
disulfuro entre residuos de cisteína.

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4.2 Secreción de la insulina. El principal estímulo para la secreción de insulina al torrente sanguíneo,
es la entrada de glucosa a las células b, mediante difusión facilitada por el transportador GLUT2.
La secreción de insulina es bifásica. El incremento en la concentración de glucosa en la sangre, por
ejemplo, luego de administrarla por la vía endovenosa, causa un primer pulso rápido de secreción de
insulina, el cual alcanza su máximo luego de 3 – 5 minutos (fase temprana), desapareciendo alrededor
de los 10 minutos.
Esta liberación inmediata de insulina, probablemente se debe a la exocitosis de vesículas que la
contienen, cercanas a la membrana plasmática de las células b.

Si la concentración sanguínea de glucosa se mantiene elevada, se sostiene la secreción de insulina (fase


tardía) debido, probablemente, a la liberación de insulina almacenada o recién sintetizada. Esta
segunda fase de secreción suele estar ausente en pacientes con diabetes mellitus tipo 2.
4.3 Efectos fisiológicos de la insulina.
La insulina actúa sobre las células que poseen receptores (hepatocitos, adipocitos, miocitos, etc.). De
manera directa o indirecta estimula la captación y utilización de la glucosa por las células “diana”, las
cuales, en consecuencia:
• la oxidan con fines energéticos (glucólisis, vía de las pentosas);
• la almacenan como glucógeno (glucogénesis), y
• transforman el excedente en ácidos grasos y otros lípidos (lipogénesis).
También promueve la captación y almacenamiento de ácidos grasos en forma de triglicéridos, así como
la captación de aminoácidos y la síntesis de proteínas.
En contraparte, inhibe procesos catabólicos tales como la glucogenólisis, la lipólisis (incluidas la
oxidación de ácidos grasos y la cetogénesis), la proteólisis. Inhibe, así mismo, la síntesis de glucosa a
través de la gluconeogénesis.

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En resumen, la insulina es una hormona que promueve el anabolismo, utilizando como fuente de
energía el ATP generado a través de la glucólisis, y el poder reductor del NADPH producido por la vía de
las pentosas.
Es la única hormona que disminuye la concentración sanguínea de glucosa (efecto hipoglucemiante).

4.4 Receptor de la insulina. Es una glucoproteína tetramérica, formada por dos subunidades a y dos
subunidades b, con actividad enzimática.
Las subunidades a se encuentran en
la cara extracelular de la membrana
plasmática.
Las subunidades b están insertas en
la membrana, con una porción
extracelular, una transmembranal, y
otra, intracelular.
Cada subunidad b está enlazada a
una subunidad a mediante un
puente de disulfuro. Las
subunidades a están unidas entre sí,
a través de puentes disulfuro.

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Las subunidades a contienen los sitios de reconocimiento y unión para la insulina, en tanto que las
porciones intracelulares de las subunidades b, constituyen el dominio catalítico (tirosina cinasa).
La tirosina cinasa es una fosfotransferasa: cataliza la transferencia de un grupo fosfato de una molécula
de ATP a un residuo de tirosina de una proteína o de ella misma.
4.5 Vías de señalización de la insulina.
Una vez que se forma el complejo insulina – receptor
(I–R), las subunidades a experimentan cambios
conformacionales que conducen a la activación de
las subunidades b. Esta activación del dominio
catalítico, promueve la autofosforilación de
residuos de tirosina de dichas subunidades. A partir
de este momento, se inician las “cascadas” de
señalización intracelular, las cuales dependen de
diversas interacciones entre proteínas.

4.6 Transporte transmembranal de glucosa.


La glucosa es una sustancia fundamental para el funcionamiento
celular, ya que es el sustrato preferente para la degradación oxidativa
con fines energéticos en muchos tipos celulares. Por lo tanto, un
aspecto crucial es el proceso de entrada (y salida) del monosacárido
a través de las membranas celulares.
El transporte transmembranal de glucosa puede ser pasivo (difusión
facilitada), o activo. En todos los casos, el transporte transmembranal
de glucosa requiere de la participación proteínas de membrana,
conocidas como transportadores de glucosa, pertenecientes a dos
familias: GLUT (difusión facilitada) y SGLT (cotransporte con Na+).
Los transportadores SGLT, presentes en las células de la mucosa
intestinal y las células de los túbulos de las nefronas, llevan a cabo el
cotransporte (simporte) de glucosa con el ión Na+, proceso acoplado
al transporte activo (antiporte), efectuado por la “bomba” de Na+ y
K+.
Los transportadores GLUT se agrupan en tres clases (I, II, III). Los más
estudiados son GLUT1, GLUT2, GLUT3, GLUT4 y GLUT5,
pertenecientes a la clase I.

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La tabla siguiente muestra su distribución en distintos tipos celulares:

Transportador Distribución y características.


Transportador bidireccional.
Presente en todos los tipos celulares. Responsable de la captación basal de glucosa.
GLUT1
Este tipo de receptor es particularmente abundante en eritrocitos y en células
endoteliales (ejemplo; barrera hematoencefálica).
Transportador bidireccional.
Células b (islotes pancreáticos), hepatocitos, células de los túbulos de nefronas.
GLUT2
En los enterocitos, posibilita la transferencia de glucosa, galactosa y fructosa a la
sangre de la vena porta.
Transportador bidireccional.
GLUT3
Presente sobre todo en las neuronas y en la placenta.
Transportador bidireccional.
GLUT4 Músculo esquelético, músculo cardiaco, adipocitos.
Dependiente de insulina.
Borde en cepillo (microvellosidades) de las células de la mucosa intestinal
GLUT5 (enterocitos), hepatocitos, espermatozoides.
Transporta fructosa.

Todos los tipos celulares tienen la capacidad de recibir glucosa, en cualquier circunstancia, ya que es
necesaria para obtener energía a través de su catabolismo. A este fenómeno se le llama captación basal
de glucosa, y corre a cargo del transportador GLUT1.
Los hepatocitos poseen, además, el transportador GUT2, que les dota con una capacidad para captar
glucosa mucho mayor que la de otros tipos celulares.
El aporte necesario de glucosa para las neuronas, está garantizado por la presencia de GLUT3.
4.6.1 Transportador GLUT4 e insulina. El transportador GLUT4, es el responsable de que los tejidos
adiposo y muscular (incluido el cardiaco), puedan captar glucosa con fines de almacenamiento en
forma de glucógeno o lípidos). A diferencia de lo que ocurre con otros transportadores, el transporte
transmembranal de glucosa a través de GLUT4, depende de la presencia de insulina.
Un efecto de la unión de la insulina con su receptor, es el reclutamiento de transportadores GLUT4,
presentes en las membranas de vesículas, para que se incorporen a la estructura de las membranas
plasmáticas de los adipocitos y miocitos.
Si no hay insulina, o su cantidad es insuficiente, o hay resistencia celular a la insulina, el transporte
transmembranal de glucosa en esos tipos celulares, se limita a la captación basal de glucosa que les
permite llevar a cabo la respiración celular.

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5. Glucagón (glucagon). El glucagón es un polipéptido (29
residuos de aminoácidos), sintetizado y secretado por las
células a de los islotes pancreáticos.

Su secreción es regulada por nutrimentos, neurotransmisores y


hormonas.
El estímulo principal para la secreción de glucagón, es la
disminución de la concentración sanguínea de glucosa
(hipoglucemia).

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La insulina inhibe su secreción.

El glucagón es reconocido por receptores de membrana plasmática de sus células “diana”, con los que
forma complejos H – R, y se desencadena la producción de AMP 3´,5´cíclico (AMPc), su segundo
mensajero intracelular, el cual media sus efectos fisiológicos.

Cuando se forma el complejo del glucagon y su receptor, la proteína G acoplada a éste, activa a la
enzima adenilato ciclasa, que cataliza la formación de AMPc a partir de ATP.
El AMPc activa a la proteína cinasa A (PKA), la cual, a su vez, cataliza la fosforilación de diversas
proteínas, activándolas o inactivándolas, según sea el caso. Es a través de estas fosforilaciones, que el
glucagón ejerce sus efectos sobre el metabolismo de la célula “diana”. Por lo que se refiere al AMPc, es
transformado en AMP por acción de la enzima fosfodiesterasa, inactivándolo.
5.1 Efectos fisiológicos del glucagón.
Su órgano “diana” primordial es el hígado. Promueve el incremento en la concentración sanguínea de
glucosa, al estimular la glucogenólisis hepática y la gluconeogénesis.

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Cuando el ayuno es prolongado, estimula la cetogénesis.
Su participación en la lipólisis y liberación de ácidos grasos por el tejido adiposo, es menor: el estímulo
principal es la disminución de la concentración de insulina en la sangre.
La hiperglucemia inhibe la secreción de glucagón.

6. Glucemia postprandial e insulina. La glucosa es el único monosacárido que normalmente circula en


la sangre; es, además, el sustrato preferido por las células, que la oxidan con fines energéticos.
Si bien existen tipos celulares que, en un momento dado, pueden oxidar preferentemente ácidos grasos
(por ejemplo; hepatocitos, miocitos), hay otros que no pueden renunciar a la utilización de glucosa:
eritrocitos, neuronas, células del cristalino, por mencionar algunos.
Cuando nos alimentamos, habitualmente nuestro organismo recibe una buena cantidad de glucosa, la
cual, al ser absorbida, y aumentar su concentración sanguínea (hiperglucemia postprandial), estimula
la secreción de insulina e inhibe la secreción de glucagón.
La figura siguiente ilustra el perfil (valores promedio) de glucemia e insulinemia, durante 24 horas, de
nueve estadounidenses.
La secreción de insulina coincide con los incrementos de la glucemia postprandial (tres comidas). La
insulinemia disminuye durante el ayuno nocturno.

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Glucemia postprandial y secreción de insulina
B (breakfast, desayuno)
L (lunch, almuerzo)
D (dinner, comida).
Barra negra: período de ayuno nocturno.

RESUMEN
En el período postabsortivo, la insulina estimula la captación y utilización celular de glucosa.
El metabolismo se vuelve:
• Glucolítico. La oxidación de glucosa satisface las necesidades energéticas de las células.
• Glucogénico. Ocurre la síntesis y almacenamiento de glucógeno, particularmente en los hepatocitos
y las células musculares.
• Lipogénico. El excedente de glucosa es transformado en ácidos grasos, triglicéridos y otros lípidos. El
hígado exporta triglicéridos incorporándolos a la estructura de las lipoproteínas de muy baja densidad
(VLDL). Los ácidos grasos que reciben o sintetizan los adipocitos, son almacenados en forma de
triglicéridos.
• La insulina también promueve la captación celular de aminoácidos y la síntesis de proteínas.

7. Ayuno, glucemia y cambio en la orientación del metabolismo. A medida que pasan las horas
después de la ingestión del último alimento, el organismo entra en la fase de ayuno. En esta etapa, lo
que solía ser abundante, la glucosa, ahora escasea. Se debe recordar que hay células, como las
neuronas y los eritrocitos, que deben recibir continuamente glucosa, pues no pueden renunciar a
oxidarla. El reto, entonces, durante el período de ayuno es el mantenimiento de la glucemia.
Durante el ayuno, disminuye paulatinamente la secreción de insulina y se incrementa la secreción de
glucagon. Es esta fluctuación de las concentraciones de estas hormonas, lo que causa que el

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metabolismo corporal se reoriente, enfocándose a mantener a toda costa la concentración normal de
glucosa en la sangre. Es por ello que, durante el ayuno, el metabolismo se torna:

• Glucogenolítico. El glucagón estimula la glucogenólisis y liberación de glucosa por los hepatocitos.


• Gluconeogénico. Al agotarse las reservas hepáticas de glucógeno, el glucagón estimula la síntesis de
glucosa (gluconeogénesis) y su liberación hacia la circulación sanguínea, por parte de los hepatocitos y
células de la corteza renal. Entre los precursores gluconeogénicos destacan el ácido pirúvico, el ácido
láctico, el glicerol y los llamados aminoácidos glucogénicos, proveídos por la hidrólisis de las proteínas
musculares.
• Lipolítico. La disminución de la concentración de insulina estimula la actividad de la lipasa sensible a
hormonas de los adipocitos. La lipasa cataliza la hidrólisis de los triglicéridos, con la consiguiente
liberación de ácidos grasos, los cuales son transportados por la sangre unidos a la proteína albúmina.
Los tejidos muscular, hepático y otros, captan ácidos grasos y los oxidan con fines energéticos,
disminuyendo de esta manera su consumo de glucosa.
• Cetogénico. Si el ayuno se prolonga, los hepatocitos sintetizan, a partir de acetil-CoA proveniente de
la oxidación de ácidos grasos, los ácidos acetoacético y b-hidroxibutírico, conocidos como cuerpos
cetónicos, los cuales son secretados al torrente sanguíneo.
Diversos tejidos extrahepáticos (nervioso, músculo esquelético, músculo cardiaco, etc.), extraen los
cuerpos cetónicos de la circulación sanguínea y los oxidan con fines energéticos.
La presencia de insulina impide que la producción de cuerpos cetónicos se traduzca en acidosis
metabólica.

La ilustración siguiente muestra el papel que desempeñan la insulina y el glucagón en el control de la


glucemia.

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METABOLISMO INTERMEDIO DE LA GLUCOSA
1. La glucosa y sus destinos metabólicos. Una vez que la glucosa entra a una célula, el primer reto es
impedir que salga al espacio extracelular, pues los transportadores GLUT1, GLUT2, GLUT3 y GLUT4 son
bidireccionales.
La solución es unir a la glucosa un grupo fosfato,
transformándola en glucosa-6-fosfato: sus cargas
negativas hacen que la membrana plasmática no permita
su egreso.
La enzima que cataliza esta reacción, es la hexocinasa (o
hexoquinasa). Es una fosfotransferasa (EC 2.7.1.1) que
utiliza ATP como donador de grupos fosfato.
En las células de los mamíferos hay cuatro isoenzimas de la hexocinasa, las cuales difieren en sus
propiedades cinéticas, sustratos y, en su distribución celular y subcelular.
• Hexocinasa I. Se encuentra en todos los tipos celulares. Es una enzima constitutiva, ubicada en el
citoplasma, a la que no afectan la mayoría de los cambios fisiológicos, hormonales o metabólicos.
• Hexocinasa II. Presente en diversos tejidos. Es la hexocinasa del tejido muscular y del tejido nervioso,
y está asociada a la membrana mitocondrial externa, lo que le permite tener rápido acceso al ATP.
• Hexocinasa III. Se localiza en los leucocitos. Es una enzima alostérica (modulador negativo: glucosa-
6-fosfato).
• Hexocinasa IV (glucocinasa). Tiene menor afinidad por la glucosa que las otras hexocinasas. No es
inhibida por su producto. Está ubicada en hígado, células de los islotes pancreáticos e intestino delgado.
En las células b de los islotes pancreáticos, funciona como un sensor de glucosa que controla la
secreción de insulina; del mismo modo, controla la secreción de glucagón en las células a.

La glucosa-6-fosfato puede seguir distintos caminos metabólicos, dependiendo de la célula en que se


encuentre y de su momento fisiológico:
• Puede ser fragmentada oxidativamente en el citoplasma, para formar ácido pirúvico (C3), a través de
la glucólisis.
Si la célula posee mitocondrias funcionales, y dispone de oxígeno (O2), el ácido pirúvico ingresa a la
matriz mitocondrial, donde es oxidado hasta CO2 y H2O, con la producción consiguiente de ATP.
• Puede ser oxidada, alternativamente, a través de la vía de las pentosas (citoplasma).
• Puede ser almacenada en el citoplasma en forma de glucógeno (glucogénesis).
• El excedente de glucosa es transformado en ácidos grasos, triglicéridos, colesterol y otros lípidos
(lipogénesis).

La figura siguiente muestra los distintos caminos metabólicos que puede seguir la glucosa-6-fosfato:

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2. Glucólisis.

RESUMEN
• Vía central del catabolismo de la glucosa.
• Ocurre en el citoplasma de todos los tipos celulares.
• Consiste en la fragmentación oxidativa de la molécula de glucosa (C6) en dos moléculas de ácido
pirúvico (piruvato, C3).
• Productos: por cada molécula de glucosa se obtienen 2 moléculas de ácido pirúvico, 2 moléculas de
NADH y 2 moléculas de ATP.

2.1 Destino del piruvato (ácido


pirúvico).
El piruvato puede ser oxidado en
presencia de oxígeno molecular
(glucólisis en condiciones aerobias) o
fermentado (glucólisis en condiciones
anaerobias).

2.2.1 Glucólisis en condiciones aerobias. En células que poseen mitocondrias funcionales y que
disponen de O2, las moléculas de piruvato (ácido pirúvico) ingresan a la matriz mitocondrial y son
oxidadas hasta CO2 y H2O por el ciclo de Krebs y la cadena respiratoria.

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Regla clásica: La oxidación aerobia de una molécula de glucosa genera 36-38 ATP dependiendo de la
lanzadera de electrones que se utiliza.
Regla actual: La oxidación aerobia de una molécula de glucosa genera 30-32 ATP dependiendo de la
lanzadera de electrones que se utiliza.
2.3 Glucólisis en condiciones anaerobias. Cuando una célula no posee mitocondrias, o bien, carece de
O2, el camino que sigue el piruvato es el de la fermentación. Dependiendo del organismo, el piruvato
puede ser fermentado a etanol (fermentación alcohólica), o a ácido láctico (fermentación láctica).
El rendimiento energético es magro: 2 ATP por molécula de glucosa.

Ejemplos:

• Eritrocitos. Estas células obtienen ATP a través de la


vía glucolítica. Como carecen de mitocondrias, el
ácido pirúvico (piruvato) es reducido a ácido láctico
(lactato) por acción de la enzima deshidrogenasa
láctica. El agente reductor (donador de electrones) es
el NADH generado por la glucólisis.
El ácido láctico difunde al plasma sanguíneo y es
reconvertido en glucosa por los hepatocitos, mediante
gluconeogénesis
• Músculo esquelético que se contrae vigorosamente, de manera abrupta, como cuando se corre para
escapar de una situación amenazadora, o se compite en una carrera de velocidad.
En esta circunstancia, los músculos no reciben suficiente oxígeno, y el ATP que necesitan para la
contracción lo obtienen de la oxidación anaerobia de glucosa. El piruvato (ácido pirúvico) no puede
ingresar a las mitocondrias, y para evitar que la acumulación de NADH inhiba la glucólisis, lo utiliza para
reducir el piruvato a lactato (ácido láctico).

3. Vía de las pentosas. Es una vía alternativa de


oxidación de la glucosa-6-fostato.

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RESUMEN
• Sinónimos: vía de la hexosa-monofosfato, ciclo de las pentosas.
• Ocurre en el citoplasma de todos los tipos celulares. Es particularmente activa en tejidos que realizan
síntesis abundante de lípidos.
• Genera pentosas-fosfato, como la ribosa-5-fosfato, necesaria para la síntesis de ribonucleótidos, y
NADPH, agente reductor que participa en procesos de síntesis de biomoléculas y en sistemas anti-
oxidativos celulares.

4. Glucogénesis (síntesis de glucógeno). Otro de los caminos


metabólicos que sigue la glucosa, abundante durante el
período post-absortivo, es la síntesis de glucógeno
(glucogenogénesis, glucogénesis).

RESUMEN
• La síntesis de glucógeno ocurre en el citoplasma de varios tipos celulares, predominando en los
hepatocitos y células musculares.
• Es estimulada por la insulina (realimentación) e inhibida por el glucagón (ayuno)
• Requiere un sustrato energizado: uridina difosfoglucosa (UDP-glucosa) y un oligosacárido lineal de
glucosa, unido a una proteína (glucogenina). La glucogenina es una enzima que cataliza la formación
del oligosacárido.
• Dos enzimas: sintasa de glucógeno (cataliza la formación de enlaces a1,4 glucosídicos) y enzima
ramificadora (cataliza la formación de enlaces a1,6 glucosídicos).
• El glucógeno hepático constituye una reserva de glucosa para el período del ayuno. El glucógeno
muscular está destinado a satisfacer las necesidades energéticas de las miofibrillas.

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Dado que la capacidad de almacenamiento de glucógeno es pequeña, el excedente de glucosa es
transformada en ácidos grasos y otros tipos de lípidos. A este proceso se le conoce como lipogénesis y
es estimulado por la insulina.

5. Síntesis de ácidos grasos. La síntesis de ácidos grasos es estimulada por la insulina e inhibida por el
glucagón.

RESUMEN
• Ocurre en el citoplasma celular, a partir de acetil-CoA.
• Estimulada por la insulina; inhibida por el glucagón.
• Requiere: un precursor C3 (malonil-CoA) y un agente reductor (NADPH).
• Fuente de NADPH: vía de las pentosas.
• Estrategia de síntesis: unir carbonos, de dos en dos, mediante ciclos repetidos de cuatro reacciones:
condensación, reducción, deshidratación y reducción. Cada ciclo consume dos moléculas de NADPH.
• Enzima encargada de la síntesis: sintasa de ácidos grasos, la cual sólo puede sintetizar ácidos grasos
saturados con una longitud máxima de 16 carbonos.
• El alargamiento (elongación) y desaturación de ácidos grasos está a cargo de los sistemas enzimáticos
elongasas y desaturasa.
• Enzima reguladora de la vía: complejo acetil-CoA carboxilasa.
• Es un proceso costoso desde el punto de vista energético.

6. Síntesis de triglicéridos y otros lípidos saponificables.


Bajo el estímulo de la insulina, los ácidos grasos son almacenados en diferentes tejidos, particularmente
en el adiposo y el hepático, en forma de triglicéridos (triacilgliceroles), lípidos completamente
hidrofóbicos, que constituyen una reserva energética formidable, pues no son voluminosos ni atraen
agua. Además, se sintetizan fosfoglicéridos y esfingolípidos.

Recapitulando: el aumento en la concentración sanguínea de insulina, que ocurre en respuesta a la


elevación postprandial de la glucemia, hace que el metabolismo se torne:
• Glucolítico,
• Glucogénico, y
• Lipogénico.
La insulina también estimula la captación celular de aminoácidos y la síntesis de proteínas.

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AYUNO
Al paso de las horas después de la ingestión del último alimento, nos adentramos en el ayuno, por lo
que cambia la orientación del metabolismo para garantizar que haya en todo momento disponibilidad
de glucosa para los tipos celulares (eritrocitos, neuronas, etc.) que no pueden dejar de oxidarla.
La disminución de la concentración sanguínea de glucosa, inhibe la secreción de insulina y estimula
la secreción de glucagón. En consecuencia, se ponen en marcha los procesos metabólicos para
mantener la glucemia, a saber, la glucogenólisis hepática y la gluconeogénesis (hígado y corteza renal),
que culminan con la liberación de moléculas de glucosa a la circulación sanguínea.
Adicionalmente, la disminución de la concentración de insulina estimula la degradación de los
triglicéridos almacenados en el tejido adiposo, y se liberan a la circulación ácidos grasos que pueden
ser captados por diferentes tejidos y órganos (hígado, músculo, etc.) y oxidados para obtener energía.
Además, cuando el ayuno se prolonga, el hígado sintetiza cuerpos cetónicos (cetogénesis),que pueden
ser oxidados por diversos tejidos extrahepáticos, incluido el nervioso, para sintetizar ATP.
En resumen, durante el ayuno el metabolismo se torna glucogenolítico, gluconeogénico, lipolítico y
cetogénico.
1. Glucogenólisis hepática.

RESUMEN
• Ocurre en el citoplasma de los hepatocitos.
• Es estimulada por el glucagón e inhibida por la insulina,
• Participan dos enzimas: fosforilasa de glucógeno y enzima desramificadora.
• La fosforilasa a cataliza la hidrólisis de enlaces a(1,4)-glucosídicos de los extremos no reductores de
las porciones lineales de la molécula de glucógeno, liberando moléculas de glucosa-1-fosfato.
La glucosa-1-fosfato es isomerizada a glucosa-6-fosfato, y pierde el grupo fosfato por la acción de la
enzima glucosa-6-fosfatasa, lo que posibilita la salida de glucosa a la circulación sanguínea.
• La enzima desramificadora es bifuncional (dos sitios activos). Se encarga de liberar el residuo de
glucosa del punto de ramificación (enlace a1,6-glucosídico).

Si el ayuno se prolonga, las reservas hepáticas de glucógeno se agotan y, por estímulo del glucagón, se
pone en marcha el proceso de la gluconeogénesis.
2. Gluconeogénesis.

RESUMEN
• La gluconeogénesis es la síntesis de glucosa a partir de precursores que no son carbohidratos.
• Entre los precursores gluconeogénicos están el lactato (ácido láctico), piruvato (ácido pirúvico),
glicerol y los aminoácidos glucogénicos (alanina, ácido glutámico, metionina, etc.).
• Es estimulada por el glucagón e inhibida por la insulina.
• Ocurre en el citoplasma de los hepatocitos y en células de la corteza renal.
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3. Lipólisis durante el ayuno.
La glucogenólisis hepática y la gluconeogénesis, proveen la glucosa necesaria para que el nivel de
glucemia no descienda durante el ayuno. Cuando éste se prolonga, el glucagón estimula un tercer
proceso metabólico: la lipólisis, que comienza con la movilización de ácidos grasos de la reserva de
triglicéridos del tejido adiposo.
3.1 Degradación de triglicéridos y movilización de ácidos grasos. Los adipocitos poseen una lipasa
sensible a hormonas, que puede catalizar la hidrólisis de los enlaces éster entre el glicerol y los ácidos
grasos de los triglicéridos. Es inhibida por la insulina y estimulada por el glucagón y la epinefrina.
Cuando el ayuno se prolonga, la disminución de la concentración sanguínea de insulina y el aumento
del nivel de glucagón, activan a la lipasa, de manera que al degradarse los triglicéridos, los ácidos grasos
liberados son transferidos a la circulación sanguínea. En la sangre, forman un complejo con la proteína
albúmina, que los transporta a diversos tejidos. El músculo y los hepatocitos, por ejemplo, los captan
para oxidarlos de manera preferente, reduciendo su consumo de glucosa.
3.2 Beta-oxidación de ácidos grasos. Existen distintas modalidades de oxidación de los ácidos grasos:
alfa (a), beta (b) y omega (w). Las letras hacen referencia al átomo de carbono del ácido graso sobre
el cual ocurren la mayoría de los cambios químicos. Desde el punto de vista cuantitativo, el proceso
de b-oxidación es el más importante.

RESUMEN
• La b-oxidación ocurre en la matriz mitocondrial.
• Consiste en la fragmentación oxidativa del ácido graso en el mayor número posible de moléculas de
acetil-CoA.
• Es catalizada por cuatro enzimas que efectúan rondas o ciclos de oxidación, hidratación, oxidación y
separación.
• Cada ciclo genera 1 FADH2, 1 NADH y 1 acetil-CoA.
• El ácido graso debe ser previamente activado, esto es, es unido a una molécula de coenzima A, para
formar acil-CoA.
• El ácido graso activado es transportado a la matriz mitocondrial unido a una molécula de carnitina.
• Los ácidos grasos de cadena corta o media, pueden ingresar directamente a la matriz mitocondrial,
donde son activados antes de ser oxidados.
• La b-oxidación de ácidos grasos con número impar de carbonos o insaturados, requiere la
participación de enzimas adicionales.

Durante el ayuno, el hígado y otros tejidos oxidan preferentemente ácido grasos con fines energéticos.
En estas circunstancias, los hepatocitos pueden utilizar parte del acetil-CoA generado en la matriz
mitocondrial por el proceso de b-oxidación, para sintetizar los “cuerpos cetónicos”, acetoacetato (ácido
acetoacético) y b-hidroxibutirato (ácido b-hidroxibutírico).

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3.3 Cetogénesis y utilización de cuerpos cetónicos.

RESUMEN
• La cetogénesis es la síntesis de “cuerpos cetónicos” a partir de acetil-CoA obtenida por b-oxidación
de ácidos grasos.
• La cetogénesis ocurre en la matriz de las mitocondrias de los hepatocitos, esto es, el único órgano
cetogénico es el hígado.
• Los “cuerpos cetónicos” son el acetoacetato (ácido acetoacético) y el b-hidroxibutirato (ácido b-
hidroxibutírico). El acetoacetato, puede descarboxilarse espontáneamente generando un tercer
“cuerpo cetónico”: acetona.
• La cetogénesis es inhibida por la insulina y estimulada por el glucagón. Esto quiere decir que, en
condiciones normales, este proceso metabólico ocurre durante el ayuno prolongado. A medida que el
ayuno se hace más largo, aumenta la producción de cuerpos cetónicos, pero no se desborda ya que hay
insulina presente.
• El hígado produce los “cuerpos cetónicos” acetoacetato (ácido acetoacético) y el b-hidroxibutirato
(ácido b-hidroxibutírico), pero no los utiliza. Los transfiere a la circulación sanguínea para que diversos
tejidos extrahepáticos (muscular, cardiaco, incluso el tejido nervioso) los capten y oxiden para obtener
ATP.
• Las células extrahepáticas (incluidas las neuronas) captan acetoacetato y b-hidroxibutirato,
interconvertibles por acción de la enzima b-hidroxibutirato deshidrogenasa. Cada molécula de
acetoacetato es escindida en 2 moléculas de acetil-CoA, cuya oxidación aerobia genera 24 ATP (o, 20
ATP, según la regla actual).
• El tercer “cuerpo cetónico”, acetona, es volátil y puede ser excretado en la orina, o a través del aire
exhalado por los pulmones. Existen indicios de que el hígado puede oxidar acetona.

Fuentes:
1. MEISENBERG, G. y SIMMONS, W.H. (2018). Principios de Bioquímica Médica. 4a ed. Elsevier. España.
2. McKEE, T. y McKEE, J.R. (2013): Bioquímica. Las bases moleculares de la vida, 5ª ed., McGraw Hill, México.
3. RODWELL, V.W.; BENDER, D.A., BOTHAM, K.M.; KENNELLY, P.J.; y WEILL, P.A. (2016). Harper. Bioquímica Ilustrada.
30a ed. McGraw-Hill Interamericana. México.

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