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Capacidad

Capacidad para contratar

La capacidad se clasifica en 2 formas: la capacidad de hecho o en la terminología del CCC de


ejercicio, que es la posibilidad, la capacidad o la alternativa que tiene el sujeto de poder llevar a
cabo, ejercitar por sí mismo los derechos de los cuales es titular.

La contra cara de esta capacidad de ejercicio, es la incapacidad.

Y, por otro lado, la capacidad de derecho, la potestad o posibilidad del sujeto, de ser titular de
algún derecho u obligación.

A diferencia de lo que ocurre con la capacidad de ejercicio o, de hecho, la contra cara es la


incapacidad.

Cuando hablamos de la capacidad de derecho, no cabe respecto de ninguna persona, predicar su


incapacidad de derecho, por lo tanto, no tiene una contra cara de incapacidad, sino que cuando el
sujeto carece de capacidad de derecho para algún concreto derecho subjetivo, para un caso
singular o particular, hablamos en propiedad de prohibiciones o en la terminología del CCC, de
inhabilidades.

Vamos a empezar a hablar de la incapacidad de ejercicio y vamos a ver como ella impacta la
incapacidad para contratar. Recordamos la capacidad de ejercicio es la regla general, es decir, el
esquema del código de Vélez, pero que ha reforzado el CCC es, destacar que toda persona, como
regla, tiene capacidad de ejercicio.

Pero también sabemos que existen supuestos de incapacidad, puede ser:

Absoluta o relativa.

Las incapacidades absolutas son las personas por nacer, es decir, en los términos del art. 19 CCC,
desde la concepción allí se debate, se discute, si es la concepción en el seno materno, o cualquier
forma en que un óvulo femenino sea fecundado y anidado en el vientre de una mujer, hasta el
momento del alumbramiento, el parte. Esta persona, a pesar del reconocimiento de calidad de
persona jurídica o sujeto de derecho, carecen totalmente de capacidad de ejercicio, y por lo tanto
también carecen de capacidad de realizar o celebrar contratos.

También entran en esta categoría de incapacidades absolutos, los niños, niñas y adolescentes
menores a 13 años. Estas personas, a pesar que el CCC le ha reconocido de manera novedosa,
capacidad para realizar nuevos actos jurídicos de la que carecían en el Cód. de Vélez, estos actos
jurídicos están vinculados a derechos personalísimos, como por ejemplo a la posibilidad de ser
oídos, presentarse en juicio, cuando se está debatiendo derechos vinculados a sus cuidados, a los
alimentos. La posibilidad de oír al niño en todo el proceso judicial en donde se esté debatiendo sus
derechos, pero sin perjuicio este enorme de capacidad de los niños y niñas, a partir de que puedan
de poder expresar su voluntad, no se refieren a cuestiones patrimoniales, es decir, que en lo que
refiere a la capacidad para contratar, siguen siendo incapaces de ejercicio para realizar actos
jurídicos patrimoniales o contratos.

Por último, dentro de las personas están comprendidas dentro de una incapacidad absoluta,
aquellas personas privadas de su capacidad por sentencia judicial. Hay que recordar que este
supuesto es EXCEPCIONAL, esto quiere decir, que en principio la sentencia judicial puede
restringir la capacidad, pero nunca privarla, si el sujeto mantiene alguna posibilidad de poder
expresar su manifestación de voluntad, y esta privación de la capacidad por sentencia judicial es
una regla excepcional para supuestos extremos donde no queda otra alternativa al juez que en
protección al incapaz, limitar o privar, de su capacidad a la persona, porque no tiene forma de
expresar su voluntad. Por lo tanto, tampoco pueden celebrar contratos.

Una categoría más interesante, los incapaces de ejercicio relativos, en donde poseen algún grado
de incapacidad más, la regla, es la incapacidad.

Dentro de esta categoría encontramos más interesante que son los incapaces de ejercicio
relativos, donde poseen algún grado de incapacidad, más la regla, que es la incapacidad.

Dentro de esta categoría encontramos a los adolescentes, mayores a 13 años. Como decíamos
antes, el CCC le ha dotado a los niños, niñas y adolescentes, a partir de que su grado de madurez
mental le permite expresar su voluntad, de la posibilidad de ejercer una serie de actos jurídicos. Si
bien, hasta los 13 años, estos actos jurídicos están fuertemente vinculados a los derechos
extrapatrimoniales, derechos personalísimos. A partir de los 13 años pueden realizar algunos actos
jurídicos patrimoniales dependiendo de las circunstancias de los que se encuentren. Esto es un
cambio novedoso, del modelo, del paradigma que hace el CCC respecto del modelo de familia, del
Cód. de Vélez derogado.

Los niños, niña y adolescentes, se los van dotando aun siendo personas que tienen menores de 18
años de edad, se los va dotando de capacidad de ejercicio hacia ciertos actos en lo que tiene que
ver con contratos, por un lado, sus padres para representarlos en contratos de servicio, a partir de
13 años, le tienen que pedir autorización. Supongamos, que niño, niña y adolescente que ejerce
algún deporte profesional y va a suscribir un contrato con el club donde va a ejercer ese deporte de
manera profesional, lo realiza el padre como representante, pero tiene que tener el consentimiento
del niño, para poder realizar ese acto, ese contrato de servicios. Por otro lado, algunos niños que
prestan alguna actividad lucrativa, sea relación de dependencia, de trabajo, cuando las leyes de
trabajo lo permiten, o la prestación de algún servicio, por ejemplo, por tener algún titulo profesional,
por ejemplo, algún niño o adolescente de 16-17 años que pueda tener algún titulo que le permite
desarrollar software, diseñar y recibe un pago por ese servicio, puede administrar y disponer de
ese dinero libremente, entonces vemos que niños, niñas y adolescentes tienen alguna capacidad
para celebrar contratos a partir de los 13 años, a partir de que se los denomina adolescentes.

Por otro lado tenemos aquellas personas con capacidad restringida, por sentencia judicial, en este
caso, es la regla, personas que tengan algún problema salud mental, mayores de 18 años, pueden
tener alguna restricción de su capacidad, pero mientras puedan manifestar su voluntad, no van a
ser privados de su capacidad de ejercicio y simplemente se le debe brindar un apoyo, es decir, un
auxilio para la celebración de todos o algunos de los actos jurídicos, en estos casos, aquellas
personas con capacidad restringida con sentencia judicial, podrán realizar los contratos o los actos
jurídicos que la sentencia le permite o que no prohíbe, y podrán realizar los demás actos jurídicos
mediante el sistema de apoyos en donde otra persona, cercana, ordinariamente un familiar, mayor
de edad y sin restricción a su capacidad, conlleva para la declaración de voluntad, una especie de
voluntad compuesta, entre la persona que tiene capacidad restringida y el apoyo. En este caso, la
capacidad de ejercicio o incapacidad de ejercicio de esta persona va a depender de los términos
de la sentencia.

También tenemos a los inhabilitados, el CCC mantiene en el art. 48, la calificación de inhabilitados
para aquellas personas prodigas, que, en virtud de alguna situación de prodigalidad, puedan
afectar sus derechos patrimoniales o de la su familia y en estos casos, tienen una restricción a la
capacidad para actos jurídicos de disposición, para contratos de disposición.

Pueden realizar contratos de administración, pero no van a poder realizar actos o contratos de
disposición de sus bienes.

Y por último, dentro de esta categoría de incapaces de ejercicio, encontramos a los emancipados,
solamente se mantienen hoy aquellos casos de personas menores de 18 años que luego de una
autorización judicial celebran un matrimonio, es un caso obviamente excepcional, puesto que, las
personas en principio para casarse tienen que tener mas de 18 años y solo podrían casarse con
menos de 18 años con una venia judicial, no basta la autorización de los padres, tiene que haber
una autorización de un juez y este juez tiene que tener en vista la protección de la persona menor
de edad o la persona adolescente, con lo cual es un supuesto sumamente excepcional, pero si
hubiera un supuesto de una persona emancipada, tiene una capacidad de ejercicio limitada, la
regla es la capacidad, en este caso puede realizar contratos pero no puede realizar contratos a
título gratuitos, respecto de cosas recibidas, también de manera gratuita.

Por otro lado, tenemos la capacidad de derecho, que tiene su denominación en que, la capacidad
que tiene el sujeto de poder ejercer por sí los derechos de los cuales se es titular y sin necesidad
del auxilio o ayuda de otra persona, no existe un supuesto de incapacidad de derechos, sino que,
pueden darse determinadas prohibiciones o inhabilidades, como la denomina el CCC, y en el art.
1001 establece cuáles son estos casos excepcionales de inhabilidad y que va a decir que entonces
no podrán contratar solamente aquellos que sufren o padecen o que están mencionados con algún
supuesto de inhabilidad. Por ejemplo, cuando no puede contratar una persona con otra, por
ejemplo, el mandante no puede contratar respecto de los bienes que el mandatario le encomendó,
vender o administrar; los progenitores no pueden contratar respecto de los bienes de sus niños,
niñas o adolescentes mientras dure la representación de los progenitores respecto de los niños.
Son prohibiciones concretas en cuanto la persona o el objeto. Si no existe otra prohibición, la
persona no padece o no sufre inhabilidad o prohibición para contratar.

Aun cuando tenemos la regla general en el art. 1001, el CCC menciona algunas prohibiciones
especiales para contratar que denomina inhabilidades especiales. Entre estas inhabilidades
existen 4 supuestos:

1- Están inhabilitados de contratar los funcionarios públicos, respecto de los bienes cuya
administración o enajenación le ha sido encargado. Gobernador, el intendente, ministros,
presidente.
2- Tampoco pueden contratar los jueces y funcionarios o auxiliares de justicia. Árbitros,
mediadores, respecto de los bienes relacionados con un juicio o proceso, en que,
intervienen actualmente o hayan intervenido en alguna oportunidad. Esto tiene que ver con
una premisa moral, para evitar que los jueces o funcionarios judiciales intervengan en
algún sentido para digamos facilitar la contratación que están persiguiendo. Hay una razón
moral en esta prohibición.
3- Los abogados y procuradores, que no pueden contratar respecto de los bienes litigiosos en
los procesos en que intervienen o que hayan intervenido. Tienen una prohibición similar a
la de los jueces, evitar que el abogado o procurador realice una influencia indebida para
facilitar u obtener una contratación más favorable.
4- Por último, prohibido de contratar entre sí o inhabilitado en los términos del CCC, los
cónyuges entre sí, es una prohibición en tanto extensa, no estaba en el anteproyecto del
CCC, sino que, surgió en su debate en el seno del Congreso de la Nación. Parece
desproporcionada la prohibición, puesto que no se advierte razón de ser para la cual un
cónyuge no la prestar sus bienes al otro, un cónyuge no pueda prestar servicios, como por
ejemplo, un cónyuge no puede ser abogado de su otro cónyuge, o no le pueda alquilar
ciertos bienes. Pareciera que una prohibición tan extensa no se compadece con el régimen
marital, con lo cual, la doctrina admite que la única prohibición es la que tiene que ver
contratos de disposición, como la compraventa, la donación, la cesión.

Cerramos el tema de la capacidad para contratar. Pasamos a analizar el segundo elemento de los
contratos.
Vimos que los elementos de los contratos son el consentimiento, objeto y causa.

Ahora vamos a analizar el objeto de los contratos.


Con respecto al objeto de los contratos, ya adelantamos al comienzo de este video, que no es un
concepto novedoso, puesto que, vamos a utilizar el mismo concepto y las mismas
reglamentaciones, regulaciones, que hemos visto al hablar del objeto del acto jurídico.

Cuando hablamos del objeto de los contratos, lo que nos estamos refiriendo al contenido del
contrato, es decir, al conglomerado, al conjunto de derechos y obligaciones de las partes que se
ven afectados por las cláusulas de un contrato, y que tiene algunos requisitos.

El CCC establece los requisitos del objeto de los contratos, en el art. 1004 CCC. (20:49)

Forma
La podemos mencionar en un sentido amplio y en un sentido restricto

En un sentido amplio podemos decir que es una exteriorización de la voluntad, y en este sentido
amplio podemos encontrar la acepción de la palabra forma cuando hablamos la forma como
exteriorización que es el elemento de la voluntad. La voluntad tiene elementos internos, que son
discernimiento, intención y libertad. Y un elemento exterior o externo, que su exteriorización, allí
encontramos esta acepción amplia de la palabra forma.

Pero también hablamos de forma en un sentido estricto, y este sentido estricto es el que vamos a
es la solemnidad
usar en esta parte del programa para referirnos a la forma, que
exigida por la ley, por una norma jurídica, para la realización de
un determinado acto jurídico, en este caso, para la celebración o
la realización de un contrato . Entonces hablamos de forma como sinónimo de
solemnidad o solemnidades.

El principio general de la forma con respecto a los actos jurídicos


y en particular contratos, es el principio de libertad de formas,
está previsto para los contratos en el art. 1015 CCC.
La regla, el principio general es que los contratos no tienen una forma preestablecida y que puede
realizarse mediante la exteriorización o solemnidad, que las partes elijan sin que en principio exista
una solemnidad, legalmente exigida para su celebración. Esta es la REGLA.

lo accesorio
Pero vamos a encontrar 3 EXCEPCIONES, la primera, tiene que ver con que
sigue la suerte de la principal; las modificaciones a un contrato ,
tiene que tener la misma forma, que la forma establecida por el contrato principal por la cual
modifican.
Algo parecido podemos decir de los contratos accesorios, los contratos que complementan un
contrato principal, también siguen la forma de un contrato principal. En ambos casos, estamos
hablando de aquella premisa que establece que lo accesorio sigue la suerte de la principal.

Por último, tenemos la forma cuando se exige por disposición legal, que es cuando existe
una forma jurídica, ordinariamente una ley, que exige una determinada solemnidad para su
celebración.

¿Cuál es la función de la forma?


Encontramos 3 funciones

1: La forma tiene una función de dar eficacia, o validez al contrato, o al acto jurídico en general.
Pero en nuestro caso particular nos vamos a referir al contrato.

2: también tiene una función probatoria: Cuando la formalidad, o solemnidad es exigida para
poder acreditar la existencia de un contrato. Encontramos allí, por ejemplo, los supuestos de
contrato de consumo, donde se exige al comerciante o al proveedor
que dé por escrito una determinada constancia de la operación
realizada por el consumidor, ordinariamente la factura o el ticket que
resume las características de la operación y que tiene una función
probatoria, es decir, facilitarle al consumidor a acreditar la existencia y
características de la operación comercial.
protectoria, para alertar a las
3: Por último, existe una función de la forma, una función
partes sobre la realización de un determinado acto jurídico , en este caso
encontramos los ejemplos en el que un determinado acto jurídico gratuito o sin contraprestación, se
le exige una determinada solemnidad para advertir al sujeto que va a realizar un acto trascendente,
importante.

eficacia, vamos a distinguir que la exigencia de la


Con respecto a estas funciones, la función de
formalidad con la finalidad de eficacia, puede ser en 2 sentidos, en un sentido
absoluto, cuando no se cumple con la formalidad el acto queda
privado de cualquier tipo de efectos, es decir, se produce la nulidad del
contrato. La nulidad es la sanción más grave del derecho civil, extingue cualquier tipo de acto
jurídico, en este caso el contrato. Tenemos otra categoría o grupo de contratos, vemos que la
tiene un efecto relativo, si bien, se priva de efectos al
función de eficacia
contrato celebrado por las partes, la ley le da un efecto nuevo o
diferente, que se opone a la de conversión, es decir, el acto jurídico
mantiene algún efecto residual, que, a diferencia de los absolutos,
carece totalmente de efectos.
Por último, con respecto con la función protectoria que hablamos, encontramos también el ejemplo
de la ley de defensa de consumidor, cuando exige la entrega de documentos para que el
consumidor pueda conocer las características de la operación que está llevando adelante.

Cómo se clasifica los contratos de acuerdo a la forma.


Los contratos pueden ser formales o no formales.
Los no formales, son los que están comprendidos dentro del principio
general de formas, es decir, aquellos en los cuales la ley no exige
ninguna solemnidad para su celebración.
los contratos formales, aquellos en los
Dentro de la segunda categoría, es decir,
cuales la ley si exige una determinada solemnidad para su
celebración, vemos una distinción entre los contratos solemnes y no
solemnes.
Algunos autores denominan al primero contratos ad solemnitatem y a los segundos, contratos ad
probationem.

formales solemnes, aquellas en los cuales la solemnidad o


Son contratos
formalidad está exigido como requisito de validez o eficacia del
contrato. Es decir, la solemnidad es un requisito para la existencia del
contrato que las partes han realizado.
En cambio,contratos formales no solemnes o ad probationem, aquellos
en los cuales, el requisito de la solemnidad es exigido no para la
eficacia del contrato, sino a otros efectos, por ejemplo, su acreditación
en juicio para la prueba.
Dentro de la primera categoría de los contratos solemnes encontramos
a una última subdivisión, entre formales solemnes absolutos, que serán
aquellos en los cuales que, si no se cumple el requisito de solemnidad, la sanción de la ley es la
privación de todo efecto, es decir, la nulidad del acto jurídico o del contrato realizado mediante una
formalidad diferente a la prevista por la ley, es un sanción muy grave, por eso la cantidad de actos,
es una cantidad reducida, expresa, limitada. Allí encontramos algunos de los ejemplos en los
cuales se considera que son contratos formales solemnes absolutos.

Y por otro lado tenemos la categoría de los contratos solemnes


relativos, que son aquellos en los cuales el requisito de solemnidad es para la validez y por eso
son solemnes, pero si no se cumplen por las partes, la sanción no es la nulidad, sino que la
sanción que es prescripta por la ley, es la conversión del contrato en otro contrato, es la
transformación del contrato en un contrato en que las partes quedan obligadas a cumplir con la
solemnidad. Esto quiere decir, que el contrato se transforma en un contrato por la cual las partes
se ven obligadas o nace una nueva obligación, que es la obligación que es la de cumplir con la
formalidad o solemnidad prescripta en la ley. Hay varios ejemplos que aparece, enumerados en el
art. 1017 CCC. El ejemplo más conocido, mas difundido, es la compraventa de inmuebles.

contratos formales no solemnes o ad


Por último, con respecto con los
probationem, aquellos contratos en los cuales la prescripción de
solemnidad no es requisito de validez del acto, sino que es un
requisito para la producción de algunos de sus efectos, encontramos
algunos ejemplos como el alquiler de inmuebles, en donde se exige
que sea por escrito, que es un requisito exclusivamente para la
prueba, es decir, que el contrato es igualmente valido, aunque en caso
de ser discutido en juicio, el medio de prueba exigido es el medio
escrito. Tal como prescribe la formalidad no solemne.
Por último, con respecto a la forma de los contratos, y antes de introducir a la cuestión de la
prueba, vamos a ver los efectos de incumplimiento de solemnidad , esto
tiene estrecha vinculación con la categoría de contratos formales (es decir, los contratos formales
solemnes absolutos, solemnes relativos y formales no solemnes). Evidentemente no entra dentro
de esta determinación de efectos ante el incumplimiento de la forma, los contratos no formales.
Puesto al no tener una forma prescripta por la ley, no existe ninguna sanción, no hay sanción, por
en un contrato no
la falta de una solemnidad expresa. Con esto queremos decir que
formal (ej. el contrato de transporte) puede celebrarse por cualquier
medio, inclusive verbalmente, no existe ninguna sanción porque no se
haya realizado mediante alguna otra solemnidad. En cambio, los
contratos formales (sean solemnes absolutos, relativos o no solemnes)
vamos a encontrar algunas consecuencias o efectos jurídicos en razón
del incumplimiento prescripta en la ley.
Vemos cuando hablamos de formales solemnes absolutos, el incumplimiento de la
formalidad acarrea la nulidad del acto. El ejemplo más habitual de esta categoría es la de
donación de inmuebles y vemos que la donación de inmuebles debe ser realizada por escritura
pública, la consecuencia es la nulidad. Es decir, no existe ningún efecto jurídico derivado de ese
contrato nulo.

En cambio, los contratos formales solemnes relativos , la consecuencia no es la


nulidad, sino la transformación, o como denomina la doctrina, la
conversión del negocio, es decir, la transformación del acto jurídico o contrato en otro
contrato nuevo, se transforma el contrato en un contrato en la cual las partes se obliga a realizar la
escritura pública, el ejemplo más común es la compra venta de inmuebles, si debe realizarse por
escritura pública. Si se realiza por instrumento privado o por otro medio, se transforma en la
obligación de realizarlo por escritura pública.

los contratos formales no solemnes o ad probationem, el


Por último,
incumplimiento de la forma significa la pérdida del beneficio de la
perdida en caso de ser impugnado el contrato en un proceso judicial.
Vemos una estrecha vinculación que existe entre forma y prueba, aunque debemos destacar que
son consecuencias diferentes de los efectos de los contratos, o las normas de los contratos.

Cuando estamos hablando de la prueba, nos estamos refiriendo a los


medios para acreditar en un proceso judicial la existencia de un
determinado contrato y su contenido.
Es decir, poder demostrar en juicio que el contrato existe y cuáles son sus cláusulas, su contenido,
cuáles son las obligaciones que hacen nacer en cabeza de cada uno de las partes.

la prueba de los contratos, tenemos una noción importante que


Cuando hablamos de
es la carga de la prueba, es decir, cual, de las dos partes, quien actor o
demandado, en un proceso judicial, tiene el deber de probar, y si no
logra probar, va a tener la consecuencia de la perdida de la acción
planteada. La noción fundamental es que la carga de la prueba
corresponde aquel sujeto que esté en mejores condiciones de hacerlo,
es decir, en principio el que alega la existencia del hecho debe probar,
el que alega la existencia del contrato debería probar la existencia del
contrato.
Otra noción importante relativa a la prueba, son los medios de prueba, es decir, por qué
procedimiento, tramite, herramientas, o métodos, la parte que desea probar la existencia de un
contrato lo debe hacer.

Estos medios de prueba incluyen la prueba escrito (si es un


instrumento privado o público), testigos, presunciones, declaraciones
juradas, informativas, constataciones judiciales.
Estos medios de prueba están regulados en los código de procedimiento, porque tiene que ver con
la introducción de la prueba en un proceso judicial, y como nosotros sabemos, de acuerdo a la
división constitucional de facultades entre el estado federal y los estados provinciales, la cuestión
de los códigos de procedimiento ha quedado reservada para los estados provinciales o locales, por
lo tanto la regulación de los medios de prueba, está prevista en cada una de las jurisdicciones en
los códigos de procedimientos provinciales.

Cuando hablamos de la prueba, el medio de prueba más importante


es el medio de prueba instrumental, los documentos.
Ahí vamos a encontrar los instrumentos públicos y los instrumentos
particulares.
El instrumento público son aquellos instrumentos realizados por un oficial público dentro de
su ámbito de competencia material, física o geográfica. Cuando ese acto está previsto y regulado
Por ejemplo, un decreto de un gobernador o de un
en alguna norma jurídica.
presidente, una legislatura provincial o el congreso nacional, una
ordenanza municipal, una infracción labrada por un inspector de
tránsito, una sentencia judicial, y también lo son la categoría más
importante de los instrumentos públicos, la escritura pública. Que son,
instrumentos realizados por un profesional singular, que es el notario o escribano público, en su
registro del protocolo, que es un libro especial que lleva el escribano para la realización
específicamente de escrituras públicas.

instrumentos particulares, que a partir del CCyC pueden


Y por otro lado, tenemos los
ser instrumentos particulares firmados (que vamos a llamarles instrumentos
privados) que consta con la firma de la o de las partes que lo han celebrado y los
instrumentos particulares no firmados, que son por ejemplo un audio, una fotografía,
un estudio médico con una radiografía, también son instrumentos particulares, pero no tiene firma
de las partes que lo han realizado.

La cuestión más importante referida a la prueba, es la que tiene que ver con la regulación de la
prueba de los contratos formales, que está prevista en el art. 1020
CCC.
la prueba del contrato formal se
Surge esta norma de la lectura integral del art. Que
debe realizar, como regla, en principio, mediante la forma prescripta en
la ley. Allí encontramos la íntima vinculación, la relación estrecha que
existe entre forma y prueba. Cuando una solemnidad prescripta por la
ley (forma) la prueba de ese contrato se realiza mediante la forma .
Por ejemplo, el contrato de alquiler de inmuebles, se debe hacer por
escrito, la prueba del contrato debe ser por escrita.
Si el contrato de compraventa de mercaderías para consumo debe ser por escrito, también debe
probar por escrito.

Vemos que la regla general es que, los contratos formales, se prueban


por la forma prescripta por la ley. Pero lo más importante de la norma, lo que regula
justamente la norma, los supuestos de excepciones, es decir, las causales que admiten la
posibilidad de saltarnos el principio general, excepcionar al principio general, y probar un contrato
formal, por algún medio de prueba diferente de la forma.

en qué casos si el contrato fuera


Ejemplo, la norma que es el art. 1020 CCC prescribe
un contrato formal, por ejemplo, el alquiler de inmuebles, se puede
probar por un medio distinto de la forma, es decir, cuándo puedo
probar un alquiler de inmuebles por un medio diferente de la prueba
escrita, que es la forma en que se debe realizar el contrato de alquiler
de inmuebles.
establece 3 casos, supuestos, que admiten excepcionar del
El art. 1020
principio general:
 Imposibilidad de obtener la prueba de haber sido cumplido con la
formalidad, o sea, imposibilidad de obtener la solemnidad
prescripta en la ley.
 Si existe un principio de prueba por escrito, o prueba
instrumental; y si
 Existe comienzo de ejecución.
Imposibilidad de obtener la prueba, o sea, con la formalidad se realizó , pero la prueba se
perdió y por lo tanto es imposible de traerla. Supongamos que podamos acreditar
que el documento escrito se hizo, pero fue robado, o se incendió o se destruyó. Acreditada la
imposibilidad pudo probar por otro medio de prueba (la existencia del contrato), principio de prueba
instrumental, que dice el código “cualquier documento que emane de la otra parte o de un tercero
por ejemplo, un recibo puede ser un
interesado y que haga verosímil el contrato”,
medio de prueba instrumental, que me permite con otros medios de
prueba poder acreditar la existencia del contrato .
que el contrato ya se está cumpliendo, o
Y el comienzo de ejecución, es decir,
sea, yo puedo probar que el contrato ya se está cumpliendo, y si acredito
esto, voy a poder acreditar la existencia del contrato, con otros medios de prueba, como dice el
propio art. 1020, inclusive por testigos.

Por último, que vamos a desarrollar hoy, es la interpretación del contrato. Qué es la
interpretación del contrato, como proceso lógico que debe realizar el jurista.

La interpretación se engloba dentro de 3 actos, tareas que debe realizar el jurista:

 Calificar
 Integrar; e
 Interpretar (es la más importante)

Calificar el contrato, significa dar al contrato la naturaleza jurídica que le corresponde, esto quiere
decir, determinar a qué tipo de contrato pertenece. Por ejemplo, si es un contrato de compraventa,
si es un contrato de alquiler, si es un contrato de leasing, determinar qué tipo de contrato es.

Integrar, en cambio, es otra tarea del jurista, que significa que a ese contrato que ya lo hemos
calificado, le vamos a sumar, adherir, integrar con las normas jurídicas supletorias aplicables a ese
tipo de contrato. Es decir, una vez que determinamos que se trata de un contrato de alquiler,
vamos a sumarle al contrato escrito, celebrado por las partes, todas las normas jurídicas
supletorias aplicables al contrato de alquiler. Vamos a completar el contrato que las partes han
hecho, con lo que la ley establece de manera supletoria. También se debe integrar el contrato, con
las normas jurídicas imperativas, escasas, muy pocas, excepcionales en materia de contratos, que
pueden resultar aplicables a los contratos.

Por último, la tercera tarea lógica del jurista es la de interpretar el contrato, interpretar es poder
desentrañar, conocer cual ha sido la voluntad común expresada por las partes al momento de
celebrar el contrato.

La tarea de interpretar está iluminada por una regla fundamental que es propia del todo el derecho
civil, que es la regla de buena fe.
El contrato debe interpretarse conforme a la buena fe que las partes se deben prodigar
recíprocamente.

Pero debemos después de esta regla general, aplicable a cualquier categoría o modalidad de
contratos, debemos diferenciar reglas de interpretación para cada modalidad de contrato. Esto
tiene que ver con que, si queremos desentrañar la voluntad común que han querido llevar adelante
las partes, no va a ser idéntica la manera de desentrañar esa voluntad común, si se trata de un
contrato paritario en el cual ambas partes mediante concesiones recíprocas han podido realizar un
contrato en donde suponemos que ambas partes han colaborado con la redacción del contrato, son
los contratos paritarios, y que va a ser muy distinta la interpretación de un contrato predispuesto o
contratos sujetos a condiciones generales y predispuestas, puesto que en esta categoría de estos
contratos, de los predispuestos, no hay una colaboración común de ambas partes para celebrar el
contrato, es un contrato que ha escrito o elaborado y que al otro solo adhiere y también será
diferente la manera de interpretación en un contrato de consumo donde advertimos que hay una
normativa de protección al consumidor, donde el legislador ha decidido, es profeso, de proteger, de
dar una mirada de preferencia a uno de los dos sujetos de la relación jurídica, que es el
consumidor. Entonces, la interpretación no puede ser idéntica de un contrato paritario a un contrato
de consumo, puesto que en el contrato de consumo hay un preferente, preferido, cosa que no
podemos predicar de los contratos paritarios.

De tal manera, vamos a encontrar normas de interpretación para los contratos paritarios, están
reguladas por el art. 1061 y ss. Del CCC.

Normas para los contratos predispuestos, o sujetos a condiciones generales y predispuestas (art.
986 y 987 CCC). Regulados a partir del art. 984 CCC. La interpretación en caso de duda a favor
del adherente, o la interpretación en caso de colisión entre normas generales y normas
particulares, a favor de las normas particulares.

Por último, normas relativas a interpretación a los contratos de consumo, que están regulados en
los arts. 1094 y ss. CCC.

En los contratos paritarios, se reitera la regla de interpretación de la buena fe (1061 CCC). Otra
regla de interpretación es que se suma de la regla de la buena fe, que no la desplaza, que colabora
con la regla de buena fe para interpretar un contrato, es la interpretación convencional prevista en
el art. 1002 CCC. En el art. Quiere decir, que, si las partes de un contrato han previsto una manera
específica de interpretación, debe elegirse ese medio de interpretación. Esto es muy habitual, en la
contratación comercial, especialmente en la contratación imitada, copiada en la contratación del
derecho anglosajón, en donde en muchos contratos entre empresas, las propias partes dan
definiciones, entonces por ejemplo cuando dicen “cuando en este contrato se habla de partes se
refiere a fulano, al vendedor y comprador; cuando en este contrato se hable de territorios, se refiere
al espacio físico comprendido en la ciudad dentro de la provincia de Misiones; cuando en este
contrato se habla de productos, se refiere a este listado de productos”. Es decir, las propias partes
le dicen al interprete como se debe interpretar las palabras de este contrato. Acá prima la
autonomía de la voluntad, entonces si las partes han elegido un medio de interpretación, ese medio
de interpretación es el que debe elegir el intérprete.

Fíjense claramente que esta clase de interpretación no va a ser aplicable en los contratos
predispuestos y los de consumo, puesto que, en los contratos predispuestos no hay una
construcción común del contrato y en los contratos de consumo ordinariamente tampoco aparece
esa construcción común del texto del contrato.

Otra interpretación, otra regla del contrato, es la interpretación literal, está en el art. 1063 CCC. El
art. Quiere decir que las palabras deben ser interpretadas en un sentido textual, literal, prescripto.
Es a los fines de evitar que el interprete tergiverse la voluntad de las partes.
Y por último hay una interpretación contextual, está prevista en el art. 1064 CCC. Quiere decir que
la interpretación de una cláusula de un contrato o de una frase del contrato no puede interpretarse
de manera aislada del resto del contrato. Quiere decir que debe interpretarse contenida o de una
manera contextualizada con el resto de las cláusulas del contrato.

No se puede interpretar de manera aislada y diferente del resto de las cláusulas una frase, un
texto, una palabra o una cláusula de un contrato.

A estas formas o reglas de interpretación el código le agrega las fuentes de interpretación. Es


decir, de donde va a tomar elementos el interprete para poder interpretar la voluntad de las partes
de en el contrato, y está previsto en el art. 1065 CCC, de las cuales únicamente me voy a referir
por la importancia que tiene, al inc. b del art. 1065 CCC.

El interprete debe tener en cuenta para aplicar las reglas de interpretación la conducta de las
partes, es decir, el interprete debe utilizar estas reglas que hemos visto para interpretar, y debe
interpretar el contenido del contrato, es decir, el texto, la frase, las palabras del contrato, las
cláusulas del contrato, pero también debe utilizar como fuente, la conducta de las partes. Es decir,
lo que las partes han realizado es fuente de interpretación, el juez o el intérprete, puede utilizar
para aplicar estas reglas de interpretación que hemos visto, como las partes se han desenvuelto en
el curso del contrato para poder interpretar también ese mismo contrato.

Efectos de los contratos bilaterales


Ineficacia del contrato

Cuando hablamos de ineficacia vamos a aplicar las mismas reglas que cuando hemos hablado de
ineficacia de los actos jurídicas, y la doctrina distingue entre la ineficacia estructural, que es
aquella que deriva de un defecto congénito del acto del contrato, es decir, en la cual el contrato
tiene un vicio que lo perjudica desde su mismo origen y por eso se habla de un defecto estructural
o congénito, y lo vamos a distinguir de la ineficacia funcional, que diferencia al anterior, se trata
de supuestos, defectos o vicios del contrato, que ocasionan en su pérdida de vigencia, pero no por
defecto concomitante o estructural o de origen, sino nacido en el devenir, en el curso, en el
trascurrir durante el cumplimiento del mismo contrato. Allí vamos a encontrar 3 figuras
fundamentales de las que nos vamos a detener con algún detalle: la revocación, la rescisión y la
resolución. Todas comparten la característica que se trata de casos, todos, casos de ineficacia, es
decir, extinción de contratos.

Decimos que hay revocación cuando para que el contrato o el acto jurídico, por decisión unilateral,
y en virtud de una autorización legal, una de las partes, cumpliendo con los requisitos que
prescribe la ley, es decir, en algunos casos exige causa y otros no, deja sin efecto unilateralmente
un acto jurídico o un contrato.

Acto jurídico revocables son por ejemplo, la oferta o la aceptación, ya hemos visto, las
posibilidades de revocación de oferta y aceptación, también es revocable el testamento y algunos
contratos son también revocables, por ejemplo, el contrato de mandato, el contrato de donación,
autoriza el CCC a que puedan ser revocados, es decir, es un medio de extinción unilateral, cuando
está expresamente autorizado en la ley.

En cuanto los efectos de esta categoría, de esta especie, los efectos de la revocación tienen
efectos hacia el futuro, es decir, no perjudican, no modifican los actos realizados con anterioridad.
Por otro lado, tenemos la rescisión, tenemos que distinguir 2 especies, o 2 clases de rescisión.
Puede ser rescisión unilateral, también denominada por la doctrina “denuncia”, es cuando una de
las partes autorizado por la ley o por el texto del propio del contrato puede extinguir unilateralmente
dicho contrato. Es decir, plantea alguna similitud con la revocación, en cuanto que la rescisión
unilateral también, no requiere acorde de la parte, es decir, es la voluntad de declaración de una
persona, y en ambos casos, puede verse alguna autorización legal. A diferencia es que la rescisión
también podría encontrarse una autorización contractual, es decir, que el propio contrato autorice a
una o ambas partes a extinguir unilateralmente el contrato. Son ejemplos de rescisión unilateral,
por prescripción legal, el contrato de alquiler, el cual el inquilino puede rescindir unilateralmente a
partir del 6to mes de duración de un contrato de alquiler de inmueble o el contrato de obra, contrato
de construcción, en el cual dueño de la obra o comitente puede rescindir el contrato de obra en
cualquier momento, sin necesidad de invocar causa. Son supuestos o ejemplos de rescisión
unilateral por causa previstas en el propio contrato, los contratos usualmente de larga duración
entre empresas. Por ejemplo, el contrato de franquicia, en donde ordinariamente autoriza a ambas
partes luego de transcurrido un plazo de tiempo para la amortización de inversión y con un
determinado preaviso permite que cualquiera de las partes pueda denunciar o rescindir
unilateralmente el contrato.

El otro supuesto es la rescisión bilateral, también denominada por la doctrina “distracto”. Es un


acuerdo entre dos partes que han celebrado el contrato, las mismas partes que han celebrado el
contrato, que se ponen de acuerdo en dejar sin efecto el contrato ya celebrado. Es decir, es un
acuerdo extintivo del contrato anterior. Un contrato que fulmina los efectos jurídicos de un contrato
celebrado por las mismas partes anteriormente.

La autonomía de la voluntad en materia contractual autoriza sin reparos la posibilidad de este tipo
de acuerdos. Son supuestos o ejemplos los casos de también en el contrato de alquiler, cuando el
inquilino o locador deciden, de manera acordada, negociada, extinguir el contrato y entonces es un
contrato que extingue un contrato ya celebrado.

La rescisión unilateral o bilateral, tienen efectos al igual que la revocación, exclusivamente hacia el
futuro donde tenemos que reconocer que el supuesto de la rescisión bilateral, las partes podrían, si
lo desean, darle un efecto diferente, no solo hacia el futuro, sino retroactivo, puesto que, aquí está
en juego la autonomía de la voluntad y las partes podrían negociar en una rescisión bilateral que el
contrato extinto pueda mantener o los efectos o no. En cuanto a la normativa, para la revocación y
la rescisión, en cuanto a sus efectos, está previsto en el art. 1079 inc. a del CCC.

El supuesto más importante de ineficacia y que le vamos a dar algún detalle es la resolución. Es
la extinción del contrato por imperio de la ley o por decisión de una de las partes, que fulmina los
efectos del contrato con efecto retroactivo, es decir, a parte de restituir lo que han recibido
recíprocamente, este efecto retroactivo aparece regulado en el CCC, en el art. 1079 inc. b CCC.

La resolución entonces, es un supuesto de ineficacia, basado en la prohibición legal, supuestos


estrictamente previstos en la ley o los casos en que las partes lo hayan acordado.

Son ejemplos o especies, clases, de resolución, algunos ya conocidos, la condición resolutoria, el


plazo y el cargo, son modalidades de los actos jurídicos. La condición resolutoria es cuando las
partes supeditan la extinción del contrato con efecto retroactivo a un acontecimiento futuro e
incierto que puede no ocurrir. Si ocurre ese efecto, por imperio de la ley, el contrato
automáticamente queda sin efecto de manera retroactiva. La imposibilidad es un supuesto de
resolución, advertimos que es la imposibilidad derivada, no la imposibilidad originaria.

Si un contrato fuera un contrato imposible física o jurídicamente de manera originaria, estaríamos


hablando de una nulidad de un contrato, puesto que carecería de un objeto válido. Pero si el
contrato nace por un objeto posible y posteriormente ese objeto se transforma es imposible de
concretarlo, es un caso o supuesto de resolución.
Otro supuesto de resolución es la imprevisión o excesiva onerosidad sobreviniente.

La resolución surge de la frustración de la finalidad, de la causa fin. Por último, un supuesto mas de
resolución, es el incumplimiento, el incumplimiento de un contrato bilateral, autoriza a la otra parte,
a la parte cumplidora a pedir la resolución, esta figura se llama pacto comisorio, el CCC denomina
“cláusula resolutoria”.

En cuanto los efectos de la resolución, tiene efectos retroactivos, este efecto está previsto en el art.
1079 inc. b CCC.

Pacto Comisorio o como denomina el CCC: Clausula Resolutoria

La facultad que tiene una de las partes de resolver el contrato ante el incumplimiento de la
prestación a cargo de la otra parte.

Entonces la resolución por pacto comisorio, es cuando lo que da razón o motivo, lo que origina la
resolución, es el incumplimiento de una de las partes de un contrato que permite a parte está
cumpliendo el contrato, es decir, que no está en mora, a decidir la extinción el contrato.

Hay 2 especies de pacto comisorio: Expreso y tácito.

El pacto comisorio expreso, está previsto en el art. 1086 CCC. Cuando las partes han
incorporado a las clausulas del contrato una facultad particular que autoriza a una o ambas partes
a extinguir el contrato, es decir, cuando las mismas partes han establecido, han pactado, han
acordado, en virtud de la autonomía de la voluntad, que determinados incumplimientos, autorizan a
la otra parte a pedir la extinción por pacto comisorio o clausula resolutoria. Aquí la autonomía de la
voluntad da fundamento suficiente a esta forma de resolución.

Otra clase o especie de pacto comisorio, es el pacto comisorio implícito o tácito, previsto en el
art. 1087 y 1088 CCC. Aquí el fundamento o la razón de ser, es la necesaria, correlación,
correspectividad entre las prestaciones de ambas partes. Es decir, si una parte se obligó en razón
de la obligación que asumió la otra y la otra parte no cumple, la ley autoriza a que ese
incumplimiento le dará derecho a la parte que sí está comprimiendo a poder pedir la resolución.

¿Cuáles son los requisitos para poder exigir o pedir, hacer valer, el pacto comisorio?

Primero tiene que haber un incumplimiento de la prestación. Ese incumplimiento debe ser esencial,
el propio CCC 5 incisos del art. 1084 CCC establece cuáles son los incumplimientos que se
consideran esencial. Si fuere un incumplimiento parcial, es suficiente para habilitar la posibilidad
del pacto comisorio, sin perjuicio de la lectura de la bibliografía y del propio art. Sobre estos 5
supuestos de configuración del incumplimiento podemos decir en general que el incumplimiento
para que habilite el pacto comisorio debe ser un incumplimiento importante, grave, esencial. Si el
incumplimiento no es tal, si fuera un incumplimiento de una prestación accesoria, menor, un
pequeño retardo, no habilita al pacto comisorio, aunque por supuesto, el acreedor de ese
incumplimiento, obligación, puede exigir en tanto acreedor el cumplimiento perfecto, en tiempo y
con todas las características como está acordado. Pero no lo va a autorizar a esa parte del contrato
a resolver el contrato, o sea, extinguirlo.

Además, debe existir una comunicación de la decisión de resolver.

Para que el pacto comisorio tenga efectos, extinga el contrato por resolución, debe haber una
decisión voluntaria de la parte cumplidora de querer resolver el contrato, es decir, advertimos aquí,
que no se trata de un supuesto de resolución por imperio de la ley, sino por voluntad de la parte.
Debe ser la parte que no está en mora, no puede la parte, la misma parte incumplidora pedir la
resolución, sino que solamente la parte cumplidora puede exigir la resolución, pero además debe
comunicar la resolución. Esto tiene relación con que la resolución del contrato es una vía, un
camino, es una posibilidad que tiene la parte cumplidora, pero no es una exigencia legal, es decir,
ante el incumplimiento la parte que está cumpliendo el contrato, puede exigir el pacto comisorio,
pero también puede exigir que se cumpla el contrato. Es decir, puede optar por una u otra vía, la
ley no le impone una sola medida, un solo camino, entonces es la parte cumplidora la que puede
optar, de tal manera, la decisión de la rescisión no es por imperio de la ley, sino por decisión de la
parte. Entonces para que sea efectiva tiene que haber una comunicación de la decisión de
resolver. Aparece expresamente regulada en el inc. a) del art. 1078 CCC.

Con respecto a los medios o formas de hacer efectiva la resolución por pacto comisorio, el código
admite el medio judicial, una demanda judicial de resolución o el mecanismo, los medios
extrajudiciales, ordinariamente mucho más breves, rápidos, ágiles e informales.

El pacto comisorio es una resolución tiene claramente efectos retroactivos, previstos en el art. 1079
inc. b) CCC, aunque estos efectos no pueden, esta retroactividad del contrato, no puede afectar
derechos de terceros, vale decir, supongamos que, yo vendo algo, entrego la cosa vendida, no me
pagan el precio, entonces ante el incumplimiento total del comprador, decido resolver el contrato, y
como tiene efectos retroactivos, debe volver a las cosas al estado anterior, la cosa vendida debería
volver a mi patrimonio. Pero en ese espacio de tiempo, algún tercero hubiera adquirido algún
derecho, algún tercero hubiera embargado la cosa, mientras estaba en propiedad del comprador o
algún tercero hubiera comprado total o parcialmente la cosa y hubiera adquirido derechos real de
dominio o condominio sobre la cosa, la retroactividad de la resolución del contrato originario, no
perjudicaría nunca los derechos de ese tercero, y en ese caso, solamente me restaría, me
quedaría como reparación la indemnización de los daños y perjuicios ocasionados.

La resolución por pacto comisorio admite lo que la doctrina llama “ius variandi” o “el derecho de
opción”, es la posibilidad que si la parte cumplidora exige demandar daños, o sea, el cumplimiento
del contrato exige reclamar que se cumpla el contrato, luego en cualquier momento, inclusive
después de la sentencia, lo que ha dado algunos dolores de cabeza los procesalistas, puede
cambiar su acción y reclamar la resolución del contrato. Es decir, si en el ejemplo que estábamos
dando anteriormente la venta de una cosa, si yo vendo la cosa, entrego la cosa y no me pagan el
precio, puedo reclamar que me paguen el precio. En cualquier estadio de ese trámite, puedo
cambiar mi acción y pedir la extinción del contrato y que me devuelvan la cosa. En cambio, si
desde el inicio la parte cumplidora demandó la resolución, o sea, resolvió el contrato o demando la
resolución del contrato, luego no puede cambiar y exigir el cumplimiento, es decir, una vez
extinguido el contrato por resolución, no se puede hacerlo renacer unilateralmente y pedir el
demandado cumpla el contrato ya extinto. Esta regla aparece expresamente en el art. 1085 CCC.

Procedimiento

Es decir, qué tramite tiene que hacer la parte, que quiera resolver, para poder obtener la resolución
que procura.

Va a distinguir la doctrina, entre el procedimiento del pacto comisorio expreso y el procedimiento


del pacto comisorio tácito o implícito.

Pacto comisorio expreso: En el art. 1086 CCC autoriza a que, a partir de la mora de una de las
partes, la otra, es decir, la parte cumplidora puede resolver el contrato. Es una opción de ella,
debiendo comunicar su decisión. La resolución del contrato se produce cuando se realiza, cuando
llega a destino la comunicación de la resolución, es decir, el contrato va a seguir vigente aun luego
de la mora, hasta luego de la recepción de la comunicación de la decisión de extinguir el contrato.

La característica del procedimiento en este pacto, es que requiere comunicación de la parte


cumplidora.
Pacto comisorio tácito o implícito: En cambio en el pacto comisorio tácito, que es aquel la cual
las partes no han previsto expresamente una clausula que autoriza a una o ambas partes a
extinguir el contrato ante el incumplimiento, pero esta facultad, o este derecho surge implícitamente
del texto legal, surge tácitamente el texto legal como un efecto natural, los contratos bilaterales, el
tramite va a ser diferente.

A partir de la mora (es decir, ante el incumplimiento de una de las partes), la otra parte debe
intimar, o sea, exigir, reclamar, el cumplimiento a la parte morosa en un plazo no menor a 15 días,
además, dice el CCC, la intimación debe ser por un medio fehaciente y debe contener el
apercibimiento de la resolución. Pero nos quedamos con esta primera parte y es la más importante.
La parte cumplidora ante la mora de la otra parte no puede elegir extinguir el contrato directamente.
Sino que debe dar una especie de plazo extra para el cumplimiento que no puede ser menor a 15
días, para que la parte incumplidora pueda cumplir manteniendo vivo el contrato.

Vencido ese plazo, ósea, luego de esos 15 días, si la parte incumplidora no cumplió, a partir de allí,
automáticamente, es decir, sin necesidad de una segunda notificación, se produce la resolución del
contrato.

Así como dijimos que el pacto comisorio expreso lo característico era la comunicación de la
decisión de resolver; en el pacto comisorio tácito o implícito lo que lo define en cuanto a su
procedimiento es la necesidad de la intimación por plazo no menor a 15 días al
cumplimiento. Es decir, ante resolver, la parte debe darle una segunda chance u oportunidad de
que el incumplidor, cumpla. Aunque la parte que está cumplimiento el contrato decida o prefiriera
extinguir el contrato por resolución, no lo puede hacer si es un pacto comisorio tácito, directamente
no puede extinguir el contrato sin esta previa intimación al cumplimiento por 15 días, y si dentro de
los 15 días la parte morosa cumple, ya el contrato no podrá ser resuelto o al menos por este
incumplimiento.

Seña

También denominada por la doctrina, señal o arras.

Definición conocida por la doctrina, está prevista legislativamente, en el art. 1059 CCC. Podemos
decir que seña es algo, una cosa o bien (es decir, un objeto material o inmaterial, pero ambos
casos susceptibles de apreciación pecuniaria, es decir, un objeto valioso) a la otra parte en un
contrato ya celebrado para asegurar su cumplimiento o para permitir que cualquiera de las partes
pueda arrepentirse de dicho contrato.

Una figura muy conocida en la contratación mercantil. Aunque, no siempre advirtiendo las
características de los efectos que tiene.

Denominaciones: seña señal o arras, y también la cosa o bien que se entregan, se suele llamar
seña. Es decir, se llama seña al pacto y así como también seña a la cosa o a la suma de dinero
que también es cosa, que se entrega en concepto de este pacto de seña.

El ámbito de aplicación, es un contrato celebrado, es decir, la seña no es una clausula que accede
a la preparación de un contrato ni tampoco del momento de las tratativas. Hay algunas figuras
análogas a la seña, que no nos vamos a detener, como, por ejemplo, la reserva, que son acuerdos
o pactos en los cuales una persona da algo de valor a la otra parte para, como dice la palabra,
reservar una cosa durante un cierto tiempo, generalmente muy breve, pero, sin que
necesariamente signifique que existe contrato, esto no es seña. La seña se da cuando el contrato
ya está celebrado y las partes quieren o asegurar el cumplimiento o permitir que cualquiera de
ambas pueda arrepentirse. Como ven, la seña puede tener 2 efectos sumamente verosímiles, diría
antagónicos entre sí, porque es totalmente contradictorio decir que pueda tener el efecto de
reforzar el cumplimiento o permitir el arrepentimiento, es decir, son dos efectos incompatibles entre
sí, no podría una misma seña tener el efecto de reforzar que se cumpla, pero permitir que se
arrepienta, puesto que sería, sumamente contradictorio, lo cual a da lugar. A 2 especies de seña, la
que va a tener por efecto reforzar el cumplimiento y aquella otra, diferente, no puede ser igual a la
anterior, que tiene un efecto particular permitir el arrepentimiento.

El surgimiento de estas 2 especies de seña aparece en el derecho argentino por la existencia


durante el siglo XIX y XX, del CC y el Cód. de Comercio por otro lado. El CC regulaba una especie
de seña, el Cód. de Comercio regulaba otra especie de seña.

Hoy, con el CCC, unificado, la legislación ha tratado de compatibilizar ambas especies de seña.

Una es la seña penitencial, es la seña que históricamente estaba regulada en el CC de Vélez, y


tiene por efecto dar a las partes la facultad de poder arrepentirse del contrato. Esto quiere decir
que, si las partes colocan una seña penitencial en un contrato, cualquiera de las partes puede
arrepentirse de ese contrato, es decir, no cumplirlo, dejarlo sin efecto, extinguirlo por
arrepentimiento. Si se arrepiente la parte que dio la cosa en seña, pierde lo que dio en seña, es
decir, la seña pasa a cumplir un rol de indemnizar los daños por la extinción unilateral o incausada
del contrato. Una indemnización tarifada.

En cambio, quien se arrepiente es el que recibió la seña, tiene que devolver la seña, que no era
suya. Pero además para poder arrepentirse tiene que dar otro tanto de su valor, es decir, lo que se
denomina en doctrina, una seña doblada, en doble de la seña. Devuelve lo que recibió y otro tanto
de su valor.

La seña confirmatoria, en cambio, previsto históricamente en el Cód. Comercio argentino, tiene


por efecto reforzar el cumplimiento, es decir, las partes no solamente se comprometen en cumplir
el contrato, sino que además una de las partes le da a la otra algo, asegurándole que va a cumplir.

Este aseguramiento, esta seña con fuerza confirmatoria, no modifica los efectos jurídicos del
contrato. El contrato no tiene ahora mayor fuerza vinculatoria que la que tenía sin seña. Es decir, si
las partes hubieran celebrado un contrato, sin seña, ese contrato es obligatorio, tiene fuerza
vinculatoria, las partes deben cumplirlo. Si las partes hubieran celebrado ese mismo contrato, con
una seña confirmatoria, jurídicamente, tiene los mismos efectos. Es decir, tiene la misma fuerza
vinculatoria. Pero hay que reconocer, es verdad, la seña confirmatoria, a pesar de no tener un
efecto jurídico adicional respecto del contrato, si tiene un efecto psicológico en las partes, aquél
quien ya dio algo en parte de pago del precio de lo que compró, seguramente va a hacer un
esfuerzo importante para no perderlo lo que dio y terminar de pagar. Es decir, tiene mas un efecto
psicológico que jurídico respecto de las consecuencias del contrato.

¿qué ocurre si las partes dan algo en seña y no dicen en concepto de qué? Es decir, si es una
clase de seña penitencial o en cambio es una especie de seña confirmatoria.

El CCC, en el art. 1059, ha elegido por defecto, es decir, a falta de acuerdo de las partes, que la
seña, si las partes no le dan un efecto diferente, es la seña del derecho comercial o del derecho
mercantil vigente en el cód. de comercio, es la seña confirmatoria.

Garantías de saneamiento

Son aquellas obligaciones que son exigibles al que transfiere una cosa a título oneroso y que, por
tratarse de una responsabilidad objetiva, es decir, que no exige de enajenante o vendedor culpa,
para su exigibilidad, o sea, para que la obligación sea exigible, se la denomina garantía. O sea, no
hace falta que el deudor o el vendedor sepa que la cosa que entregó tenía algún defecto tiene que
garantizar que la cosa está en buenas condiciones y por lo tanto, se la denomina garantía. Se
aplica a los contratos onerosos. Parte de la premisa en que transmite algo a título oneroso, es
decir, recibe algo a cambio, efecto de los contratos bilaterales, tiene que asegurar al que adquiere
o recibe la cosa, que la cosa está amonestado.
Con respecto a la denominación, el CCC lo denomina garantía de saneamiento. La doctrina
también lo denomina obligaciones de saneamiento. Otros autores hablan de responsabilidad por
saneamiento.

Hay 2 formas de garantías comprendidas:

1) La evicción: que va a tender una garantía respecto los derechos de la cosa o bien
transmitido, es decir, en la evicción el que enajena una cosa o un bien debe asegurar que
esa cosa que está enajenando es propia y que tiene derechos a enajenar. Si luego
pareciera que tiene otro dueño, o tuviera una medida cautelar o una inhibición, u otro
derecho real, por ejemplo, un derecho real de garantía. En ese entonces, el enajenante, el
que vendió la cosa, el vendedor, debe responsabilizarse por esta garantía de evicción que
atiende a los derechos respecto de la cosa o bien transmitido.

2) Vicios ocultos: A diferencia de la anterior, que garantiza los derechos sobre las cosas o
bien, en los vicios lo que debe garantizar el vendedor es que la materialidad de la cosa,
está en condiciones. Es decir, que la cosa no presenta defectos, imperfecciones, fallas,
que sean imperceptible a la vista, es decir, que no pudieron ser advertidas al momento de
la entrega, por eso se denominan vicios ocultos. Claramente si yo compro una cosa que
está rota, una cosa que está destruida, puedo comprar algo que está roto, pero estoy
advirtiendo que está roto. El que vende chatarra puede vender chatarra, no está prohibido,
no es ilícito, pero lo que se busca garantizar, es que el que vende una cosa, en buen
estado, se haga garante o garantice que la misma está en ese buen estado o que presente
un defecto imperceptible, invisible, oculto, que no pudo ser detectado luego de la revisión
al momento de la entrega.

El ámbito de aplicación de estas garantías son los contratos onerosos o bilaterales.

Excepcionalmente podría afectar a los contratos gratuitos. Esto tiene que ver con que, si se trata
de un contrato gratuito, donde no hay contraprestación, tampoco hay en principio, garantía por
evicción o vicios ocultos. Si alguna persona regala algo gratuitamente a un amigo, y luego resulta
que esa cosa que regaló, tenía una falla o defecto, el que recibió el regalo no puede pedir que le
den una cosa nueva o que le pague el precio de su valor. Si fuera un contrato oneroso en cambio,
si puede exigirlo, puesto que está en juego la regla de correspectividad de obligaciones.

¿cuáles son las acciones que plantea la responsabilidad por saneamiento? Están prevista en el art.
1039 CCC:

 Subsanación de los defectos


 Un bien equivalente si es fungible. Supongamos adquirí un electrodoméstico nuevo, y falla,
puedo pedir un reemplazo por la misma calidad y especie.
 Reclamar o exigir la resolución del contrato. Salvo abuso (arts. 1050 y 1057). La parte que
se ve perjudicada por la evicción o por los vicios ocultos puede pedir la extinción
retroactiva del contrato. Es decir, volver atrás en el contrato, vuelvan las cosas al estado
anterior. Pero dice el CCC, salvo los casos previstos en el art. 1050 y 1057, es decir, son
los casos de abusos, es decir, cuando el defecto es subsanable, supongamos el titulo sea
subsanado, si es un caso de evicción, o el defecto o la falla del producto es corregible,
supongamos que cambiando una pieza, electrodoméstico funciona correctamente, como si
fuera nuevo nuevamente, no puede la parte acreedora de la garantía, hacer una especie
de abuso del derecho y exigir la resolución cuando el defecto puede ser subsanado.
Entonces vemos que la acción por saneamiento admite la resolución, pero solamente los
supuestos en que el defecto no se puede subsanar o el título no se puede corregir.
A esta responsabilidad por saneamiento tenemos que distinguir la responsabilidad por daños,
está regulado expresamente en el art. 1040.

¿esto que quiere decir?, la responsabilidad por saneamiento, como habíamos dicho, se trata
de una responsabilidad objetiva, es decir que yo compré el electrodoméstico y quien me lo
vendió no sabía que la cosa tenía un defecto, por lo tanto, en principio me tiene que cambiar la
cosa, o me tiene que corregir para arreglar la cosa, o subsanar las fallas que tiene, pero no me
paga los daños producidos por esta evicción o vicio oculto, puesto que, de su parte no hubo
culpa, SALVO, en los supuestos previstos expresamente en el art. 1040, de responsabilidad
por daños. Es decir, debemos distinguir la garantía de saneamiento, que habilita siempre las
acciones por saneamiento, pero, no siempre la responsabilidad por daños.

Tiene derecho excepto, es decir, cuando no aplicaría daños si el adquirente, el que compró la cosa,
conoció o pudo conocer el peligro de la evicción o la existencia de defectos, si el que la vendió no
conocía ni podía conocer que tenía defectos o vicios, si la transmisión fue hecha a riesgo, o si la
adquisición fuera una subasta.

Es decir, que no va a haber responsabilidad por daños si el que la compró sabía que podría haber
vicios o saneamiento, si la que vendió no sabía que podría haber vicios o saneamiento, si se
compró a riesgo, o si se compró en subasta.

Evicción

El contenido de la responsabilidad se vincula con asegurar los títulos, es decir, los derechos
respecto de la cosa transmitida. Art. 1044 CCC.

Ejemplo, compro una cosa, resulta quien me la vendió no era dueño, y apareció el dueño tiene una
causa anterior a mi compraventa.

La evicción tiene una importancia sumamente acotada, puesto cuando se trata de bienes
registrables, la registración autoriza la compra de la buena fe, cuando el comprador adquiere
conforme las constancias del registro y cuando se trata de bienes no registrables, la posesión vale
título, con lo cual, el adquirente de buena fe y a título oneroso tiene un título suficiente que no
puede ser turbado, con lo cual la evicción tiene hoy un espacio sumamente acotado, a los
supuestos de la prescripción adquisitiva o usucapión. Es decir, supongamos, compro un inmueble,
se lo compro al dueño que figura en el registro, si lo compro con título, hacemos la escritura ante al
notario, inscribimos el título a mi nombre, pero cuando voy al terreno resulta que hay un ocupante
que vive allí hace 40 años, y por lo tanto, esa persona que no tenía un título inscripto, en cambio,
se ha transformado luego de una posesión continua, pública y pacífica de 20 años, en el dueño de
la cosa, y por lo tanto, no voy a poder, desalojar a ese propietario, aunque no tenga título inscripto,
porque en virtud de la prescripción adquisitiva larga, de 20 años, a podido transformarse en dueño
de la cosa. Y para estos casos, queda casi exclusivamente reserva los supuestos de
responsabilidad por evicción.

El código prevé un procedimiento especial y tiene como característica la necesaria citación por
evicción al vendedor, es decir, la evicción se va a dar en un juicio entre el comprador y el tercero,
que dice tener mejores derechos, en el caso del ejemplo, el poseedor, ya propietario, y a ese juicio
necesariamente para que exista garantía por evicción, el comprador debe citar al vendedor. Si no
lo cita, pierde la garantía.

Por último, también pierde la garantía en los supuestos previstos en el art. 1048 CCC. Si no lo cita,
o lo cita tarde, si no apela una sentencia adversa, si decide no presentar pruebas a su favor, o
decidiera que en lugar del juicio se realice una decisión por árbitros, son algunos casos de la
perdida de la garantía que puede padecer o sufrir el comprador o adquirente.

En cuanto a los supuestos, se refiere al caso del ocupante o poseedor en la usucapión.


Responsabilidad por vicios ocultos

Es la garantía que debe el que transfiere una cosa a título oneroso, por las fallas o defectos que la
cosa pueda hacerla aparecer, siempre y cuando se trate de defectos ocultos. Es decir, no pudieron
ser advertidos al momento de la entrega y que tengan una causa origen anterior a la entrega. Es
decir, el defecto ya estaba en germen, desde el momento de la entrega, aunque no era visible.

Art. 1051 CCC.

Vamos a distinguir vicios ocultos de vicios redhibitorios. El CCC ha distinguido, una distinción que
no aparecía en el CC.

Vicios ocultos, son defectos o fallas en la cosa, que no sean advertidos, que no podían ser
advertidos, no estaban visibles al momento de la entrega y que tengan origen en una época
anterior a la entrega.

En cambio, son vicios redhibitorios, los que regulan esos 2 requisitos, pero que además son
defectos graves en la cosa, son fallas importantes.

Es evidente que la garantía por vicios ocultos comprende los vicios redhibitorios, pero también
comprende defectos no graves.

Respecto de la garantía por vicios ocultos, el CCC prevé un caso de caducidad, según trate de
cosas muebles o inmuebles. Si es una cosa mueble, la garantía caduca a los 3 años, es decir, si yo
compro un inmueble, pasan 3 años, y luego de los 3 años aparece el defecto, ya no podré reclamar
garantía por vicios ocultos. En cambio, si es una cosa mueble, la garantía es de 6 meses. Si yo
compro una cosa mueble y el defecto se hace visible después de los 6 meses no puedo reclamar la
garantía por vicios ocultos.

Esta garantía se puede extender convencionalmente, de hecho, por ejemplo, de la compraventa de


algunas cosas muebles, como, por ejemplo, los vehículos automotores, tienen una garantía de este
plazo mayor, que va de 1 años para algunos vehículos hasta 5 años, de acuerdo el fabricante.

Junto con este plazo de caducidad, el CCC prevé un deber para el ejercicio del derecho, que es, el
acreedor de esta garantía tiene que notificar por un medio fehaciente dentro de los 60 días de
haberse manifestado el defecto. Es decir, debe comunicarle a la otra parte, al vendedor, que la
cosa ha manifestado, mostrado, se ha hecho visible el defecto y esa comunicación debe hacer
dentro de los 60 días, ese es un deber que tiene que ver con la buena fe.

No podría abusarse el comprador y utilizar todo el plazo de caducidad de 3 años o de 6 meses, o el


extendido voluntariamente, para reclamar vicios ocultos al final de este plazo. Le tiene que avisar a
la otra parte que apareció un defecto y este aviso tiene que hacerlo dentro de 60 días.

Por último, tiene un plazo de prescripción que solamente de un año. Un plazo bastante breve, está
en el último libro del CCC, en el art. 2564. Habla de plazo de prescripción de los vicios
redhibitorios. Entonces plantea la duda, incluye también en los vicios ocultos. La doctrina admite
que hay un error, una falla, falta de coherencia entre los autores de los distintos libros del CCC.

Efectos de los contratos. Entre partes y terceros.


Cuando hablamos de los efectos de los contratos, podemos pensar en 2 sentidos.

En un sentido objetivo, se refiere a las consecuencias que se derivan de los efectos de los
contratos, o sea, las obligaciones recíprocas o no, que hace nacer un contrato. Los efectos de los
contratos en sentido objeto, tiene un efecto obligacional, porque es la principal fuente de
obligaciones.

En otro sentido, en un sentido subjetivo, decimos que los efectos de los contratos en este sentido
subjetivo indagan sobre a qué personas, a quienes afectan los contratos. Este es el sentido el que
vamos a trabajarlo en esta clase y vamos a decir en este sentido subjetivo los efectos de los
contratos tiene un efecto relativo, en el art. 1021 CCC.

Quiere decir el art. Que los contratos forman una regla de derecho aplicable solamente a las
partes. Podríamos marcar una diferencia, entonces, entre los contratos como derechos creditorios,
que son los derechos personales, con los derechos reales, los cuales conocemos su concepto,
pero donde advertimos que tienen un efecto erga omnes, o sea, un efecto que lo hace exigible a
cualquier sujeto, no solamente al deudor de esa prestación, como en el contrato, en cambio, en los
contratos en el que los efectos tienen una vinculación relativa, es decir, que solamente vinculan o
relacionan acreedor y deudor, o sea, las partes en el contrato, no se transfieren esos efectos a
terceros. es el principio salvo las excepciones en la ley.

Por lo tanto, quienes son parte en el contrato es un aspecto importante, estas partes serán
aquellas que están vinculadas por el contrato. En este punto en el art. 1023 CCC establece cuáles
son las partes del contrato y menciona como parte del contrato a la que otorga el contrato en
nombre propio, agrega el art, aunque sea o aunque fuere el interés ajeno, esto quiere decir,
que es parte del contrato la que lo celebra, participando en el contrato en nombre personal, no en
representación de otro, sin invocar la representación de otro, esta es la parte sea que actúa por un
interés propio, o sea, para defender un interés ajeno, pero siempre y cuando participe en ese
contrato, en nombre propio.

También se denomina parte al contrato, a la persona que es representada por un representante,


quien lo otorga en un interés ajeno, es decir, cuando un representante, representa el
representado en un contrato, el representante defiende un interés ajeno, el interés de su
representado.

Ese representado es la parte del contrato y el representante, aunque celebra el contrato, al


realizarlo en nombre e interés ajeno, no es parte del contrato.

Por último, menciona el art. 1023 CCC, es parte del contrato, aquella persona (humana o
jurídica) que manifiesta su voluntad, aunque esa manifestación de voluntad sea transmitida
por medios de un mensajero, de un agente, el código dice “un corredor o agente sin
representación”. Entonces cuando hablamos de parte, vamos a referirnos a estas personas.

Quienes no son las partes pasan a formar de ese gran colectivo que son los terceros. pero dentro
de los terceros encontramos una categoría muy singular, destacada, que es el caso de los
sucesores.

Los sucesores a título universal, en primer lugar, son terceros, muy cercanos a las partes. Luego
tenemos los sucesores a título singular.

Con respecto al sucesor a título universal, decimos es aquel que reúne dos requisitos: por un lado,
que se transforma en sucesor, de su antecesor, por causa de muerte de éste. Es decir, que el
sucesor a titulo universal, sólo es sucesor por el fallecimiento de su antecesor.

Y el segundo requisito, es que el sucesor a título universal, recibe todo el patrimonio o al menos
una parte alícuota, una parte proporcional, del patrimonio que le correspondía al antecesor.
Entonces, sucesor universal, es el heredero. Aquél que se le transmite el patrimonio del causante
ante su fallecimiento, se le transmite todo el patrimonio si es un solo heredero, se le va a transmitir
una parte proporcional si son varios herederos.
Los efectos de los contratos respecto los sucesores a título universal, son los más cercanos a los
efectos de las partes. Puesto que el art. 1024 CCC dice expresamente “que los efectos de los
contratos se extienden activa y pasivamente” esto quiere decir, los créditos, pero también las
obligaciones “… a los sucesores universales”. Con lo cual los sucesores universales que son los
herederos, pasan a ocupar el lugar que tenía el causante (el fallecido) en los contratos. Los
herederos reemplazan al fallecido en los contratos que el fallecido había celebrado.
Transformándose en acreedores de lo que el fallecido era acreedor, pero también en deudores de
aquello que era deudor. Con algunas excepciones, el código menciona las excepciones: 2 grandes
núcleos que quedan exceptuadas o exceptuados los contratos que contengan obligaciones
inherentes de la persona del causante, es decir, obligaciones en las que sea tenido en vista las
calidades personales del sujeto que acreedor o deudor y que falleció y que, por lo tanto, el
heredero no puede reemplazar al causante porque no tiene las mismas calidades personales que
han sido tenida en vista en el contrato. Por ejemplo, un profesional, los contratos celebrados por un
artista, no puede realizarlo su heredero, puesto que, se ha tenido en vista para ese contrato, las
calidades de ese sujeto, por su calidad de profesional o su calidad artista.

La segunda gran excepción, tampoco se transmiten los efectos de los contratos a sucesor
universal o heredero, cuando la transmisión de los contratos estuviera prohibida por una clausula
expresa del contrato o por una disposición literal expresa de la ley. Estos casos por la vía de la
autonomía de la voluntad, o por la previsión de normas imperativas aplicables al contrato, se
impide que los efectos de los contratos se transmitan a los herederos o sucesores universales.

Por últimos, los sucesores a título singular, son aquellos que no reúnen ninguno de los 2 requisitos
del sucesor a título universal, o al menos no reúnen alguno de esos dos requisitos. Por ejemplo, es
sucesor a título singular aquel que recibe algo del patrimonio del causante, una cosa por un acto
entre vivos, por ejemplo, si una persona compra una cosa y pasa a ser dueña de esa cosa con la
entrega, es sucesora a título singular en el dominio de esa cosa. Entonces no es sucesor universal
porque no es por causa de muerte y porque no es el patrimonio completo, sino que es una cosa
individual, singularmente considerada. También es sucesor a título singular, cuando sucede al
causante, por causa de muerte, por ejemplo, en un legado, pero de donde se transmite alguna
cosa en particular. Supongamos una persona que deja un testamento, y en ese testamento deja un
legado para que una cosa de su patrimonio, por ejemplo, su biblioteca, sea transferida a una
biblioteca pública, a una institución de bien público, amigo o socio. Esa persona que recibe la
biblioteca pasa a ser sucesor a título singular, solo porque recibe solo esa cosa individualmente
considerada y no el resto del patrimonio del causante. El sucesor a título singular no le afecta los
contratos celebrado por su antecesor, esto es lógico, si yo compro un auto, no tengo porque verme
afectado por los demás contratos celebrado por el vendedor, salvo aquellos contratos
estrechamente vinculados con la cosa, sobre la cual el sucesor singular sucede al antecesor.

Luego encontramos los terceros. demás terceros en donde, la regla general es que, el contrato les
es oponible, aunque no genera ni obligaciones ni créditos. Con esto queremos decir que la regla
principal, que está en el art. 1022 CCC, establece que los contratos celebrados por las partes,
pueden serles oponibles a los terceros. es decir, el tercero no podría, en principio, desconocer la
existencia de los contratos celebrados por las partes. Yo compro una cosa, una máquina para una
fábrica, no podría un tercero decir “Señor Ud. no es dueño de la cosa por que yo desconozco el
contrato de compraventa que Ud. ha celebrado”. Esto es inadmisible, el contrato es oponible al
tercero, en la medida en que no sea fraudulento, es decir, el tercero debe reconocer la existencia
del contrato, pero el efecto fundamental, es que el contrato, jamás, en ningún supuesto, bajo
ninguna condición, puede generar obligaciones en cabeza del tercero, que es la regla que prevé en
el art. 1022, que dice “el contrato no hace surgir obligaciones a cargo de terceros”.

También la contracara de esta regla, es que, en principio, no nace derechos a favor del tercero,
fruto de un contrato en que no es parte, como dice el mismo art. 1022 “ni los terceros tienen
derecho a invocarlo para hacer recaer sobre las partes obligaciones”. Es decir, que no tiene nunca
obligaciones de terceros, y en principio, tampoco tiene derechos, salvo, como expresamente lo dice
en el art. 1022, “excepto disposición legal”. Entonces los terceros, nunca quedan obligados por el
contrato y en principio tampoco tienen derechos que tengan causa origen en el contrato, salvo los
supuestos previstos en la ley.

Tenemos terceros muy particulares que son los acreedores. En este sentido los acreedores son
terceros ajenos al contrato de su deudor, pero en su carácter de acreedor, tienen varias acciones
para poder defender su crédito. Por ejemplo, tienen la acción revocatoria o pauliana de fraude,
cuando el acto jurídico de su deudor fuera fraudulento, puede plantear la acción de simulación,
puede plantar la acción subrogatoria, como para poder invocar los derechos de su deudor para que
el deudor haga valer un crédito que tiene contra otra contraparte en el contrato, entonces, los
acreedores son terceros, pero, gozan por su carácter de acreedor, de algunas acciones, que están
justificada en la medida de la protección del crédito en que son titulares.

Vemos ahora 2 instituciones que vinculan a los terceros en el contrato:

La 1° es el caso del contrato a favor de terceros. habíamos explicado recién, que los terceros en
relación a un contrato, jamás en ningún supuesto pueden quedar obligados en un contrato en que
no han sido parte, pero en cambio, en principio, no tienen derecho o beneficios o créditos que
puedan invocar en un contrato, salvo los casos impuestos en la ley: que es el caso a favor de
tercero.

Es un supuesto admitido legalmente, en el cual, 2 partes en un contrato, denominadas es el sujeto


“estipulante” que es que fija un beneficio a favor de un tercero y otro que promitente, estas son las
partes del contrato, celebran un contrato donde el estipulante establece un beneficio a favor de un
tercero y el promitente se obliga a cumplir esa prestación a favor de este tercero ajeno al contrato,
que se llama beneficiario. De manera tal que vemos en esta figura del contrato a favor del tercero,
3 sujetos involucrados: las partes que son el estipulante, que es el fija el beneficio a favor del
tercero, generalmente porque tendrá algún vinculo afectivo o económico con el beneficiario a quien
quiere beneficiar; por otro lado, la otra parte del contrato es el promitente, que es el obligado a una
prestación en favor de un beneficiario o tercero, y por último; el beneficio que no es parte del
contrato, y que recibe solo ventajas o beneficios de ese contrato. En razón de que se trata de
ventajas que se le deparan al beneficio gratuitamente, es decir, sin que el beneficio quede obligado
a ninguna prestación se admite que pueda entonces, el tercero recibir, excepcionalmente, ventajas,
créditos o derechos, en virtud de un contrato.

De esta vinculación entre estos tres sujetos, que conforman la figura del contrato por terceros,
vemos que van a salir, surgir relaciones entre el estipulante y el promitente, reitero, que son las
partes del contrato, relaciones entre el estipulante y el beneficiario y vínculos o relaciones entre el
promitente y el beneficiario.

Estas relaciones están expresadas en el art. 1027 y 1028 CCC.

Entre estipulante y promitente, advertimos que, la primera acción es que, el estipulante puede
exigir el cumplimiento de la prestación, inclusive, aunque esta fuera a favor del beneficiario, que no
es él. Una persona distinta del estipulante. El estipulante tiene acción, tiene derecho de poder
reclamar, del promitente que es el obligado, el cumplimiento de la prestación que no le favorece a
él, sino que lo favorece al tercero del contrato, que es el beneficiario. Pero junto a esta acción de
poder exigir el cumplimiento, el estipulante puede también resolver el contrato con el promitente
ante el cumplimiento de este, es decir, si el promitente no cumple la obligación con el beneficiario,
el estipulante además de la acción de poder pedir el cumplimiento, alternativamente con esta
acción, puede pedir otra acción, no la puede pedir conjuntamente, pero si alternativamente, puede
pedir la acción de resolver, o sea, dejar sin efecto el contrato, por el incumplimiento del promitente
de la prestación a favor del beneficiario.
También encontramos vínculos o relaciones entre el estipulante y el beneficiario, podemos decir,
puede haber un vinculo afectivo, por ejemplo, una persona que contrata un seguro donde el
beneficiario del seguro sea su hijo, su compañero, su socio, sus padres, su amigo. Entonces hay
un vinculo afectivo que lo relaciona.

También puede existir un vinculo contractual, fruto de otro contrato, no del contrato de favor a
terceros, sino de otro vinculo contractual, en donde el estipulante y el beneficiario son las partes de
ese contrato. Pero, fruto del contrato a favor de terceros, es decir, del contrato del estipulante y
promitente, el vinculo o la relación jurídica que surge es que, el estipulante tiene el derecho de
retirar, de revocar el beneficio, hasta el momento en que el beneficiario acepte el beneficio. Con
posterioridad a ese momento no va a tener derecho a revocar ese beneficio, es decir, que como se
trata en la relación entre estipulante y promitente de un beneficio de un tercero o beneficiario
gratuito, se le puede retirar hasta el momento de la aceptación. De allí la importancia que el
beneficiario que quiera confirmar el beneficio en su patrimonio debe aceptarlo. A partir de ese
momento, el estipulante no puede revocar la ventaja e favor del beneficiario.

Por último, la relación entre el promitente y el beneficiario, en razón del contrato entre estipulante y
promitente, es decir, reiteramos que, el contrato a favor de tercero, es entre estipulante y
promitente, y aquí estamos tienen qué efectos surge entre promitente y beneficiario, que no son
parte de un contrato entre estas dos personas, la relación que vemos es que, el promitente u
obligado, puede oponer, es decir, puede defender, puede oponer al beneficiario, todas las defensas
que estuviere, no sólo contra el propio beneficiario, sino contra la estipulante, es decir, el
promitente si tuviera un reclamo del estipulante para que cumpla la prestación podría defenderse
frente al beneficiario, con todas la defensa que tenga respecto del beneficiario, por ejemplo, podría
oponer compensación al beneficiario, es decir, yo le debo una suma de dinero, ud me debe a mí,
compensamos las obligaciones. O podría oponer confusión, ya se han confundido en una sola
persona acreedor y deudor. Y no solamente este obligado que es el promitente puede defenderse
frente al beneficiario, con las defensas que tenga respecto de esa misma persona, sino que
defenderse respecto del beneficiario, con defensas que tiene respecto de otra persona, que es
el estipulante. Podría decir, por ejemplo, yo no cumplo frente a Ud. Porque en el contrato a favor
de tercero, el estipulante me debe a mí alguna contraprestación, entonces yo todavía no cumplo
con esta prestación, porque en el contrato principal se me adeuda algo.

La segunda relación, es que, el beneficiario que no es parte del contrato, pero tiene un crédito, a
partir de lo que aceptó, puede exigir por derecho propio, no por subrogación en los derechos de
otro, sino como un crédito de su propio patrimonio, el cumplimiento de la prestación. Una relación,
un efecto parecido a que habíamos visto entre el estipulante y el promitente, pero en cambio, no
tiene acción el beneficiario para pedir la resolución del contrato como si habíamos visto que lo tiene
el estipulante para pedir la resolución del contrato ante el incumplimiento del promitente de la
obligación prometida.

De lo que se destacaba del contrato a favor de terceros, se trata de un supuesto excepcional


donde el tercero pasa a ser titular de un crédito a su favor. Lo admitimos porque no tiene
contraprestación, solo beneficio, podría no aceptarlo. Pero, se lo admite doctrinariamente, porque
le genera ventajas a su favor, sin contraprestación.

Promesa del hecho de un tercero (art. 1026)

Noción
También encontramos un contrato entre 2 partes, donde se promete que un tercero va a quedar
obligado a una determinada prestación, podríamos decir entonces que la promesa del hecho de un
tercero, es un acuerdo en donde, una de las partes del contrato, se obliga frente a la otra parte a
que un tercero ajeno a estas 2, realice un acto jurídico o cumpla una determinada prestación.

Supongamos si una persona se compromete con otra a que, un tercero le venda a la contraparte,
una obra de arte que está esperando. Me comprometo que el artista que es dueño de la obra, te
venda esa obra de arte o represente una obra de arte o realice una obra de arte a tu favor.

Una de las partes promete, y otra parte acepta, que un tercero va a realizar un acto jurídico o va a
cumplir una determinada prestación. Hay que plantear una diferencia, con un supuesto análogo,
pero diferente de lo que la doctrina denomina “contratación a nombre de un tercero” esta prevista
en el art. 1025 CCC.

La contratación a nombre de un tercero, como refiere el art. 1025 CCC, es cuando una de las
partes invoca una representación a nombre de un tercero, sea que la tenga, que no la tenga. Por
ejemplo, siguiendo el ejemplo anterior, cuando la persona dice “yo vengo en nombre y
representación del artista” y en su nombre y representación vendo la obra de arte o me
comprometo a que realice la obra de arte o represente una obra artística. Es decir, la persona no
está prometiendo que el tercero va a hacer algo, sino que está INVOCANDO que tiene, alega
tener, la representación de un sujeto, una persona, que no está presente en el acto. Alega una
representación. Como si yo dijera “en nombre y representación de Leonel Messi, me comprometo
que va a venir a la universidad a brindar una charla sobre sus inicios en la actividad deportiva”. Es
diferente al supuesto anterior.

En el supuesto anterior de la promesa de un hecho de un tercero, la parte del contrato, se


compromete a que el tercero va a hacer algo. Pero no dice que es su representado. En el caso de
la contratación de un tercero, del art. 1025 CCC, la parte dice tener una representación, que si la
tiene es un contrato obligatorio para el representado, pero si no la tiene no genera ningún efecto ni
para el representado ni para el representante, excepto la indemnización de daños, si hubiera
causado daños.

Marcada esta diferencia, vamos a avanzar sobre los efectos de la promesa del hecho de un
tercero. (art. 1026 CCC)

El efecto es la obligación que asume el que promete el hecho de un tercero, el CCC lo dice
literalmente, asume la obligación de hacer lo razonablemente necesariamente para que el tercero
acepte. Es decir, en principio, el que promete el hecho de un tercero, se compromete a hacer lo
humanamente posible, lo que esté a su alcance para que el tercero acepte el acto jurídico o cumpla
la prestación, es decir, siguiendo el ejemplo del artista, a que el artista, debo hacer todo lo posible
para que el artista haga la obra o la venda la obra o represente la obra. Claramente, el CCC, nos
está hablando de una obligación de medios.

Este supuesto, que genera simplemente una obligación de medios, tiene 2 excepciones:

Es una obligación de resultado, si ha garantizado la aceptación de la promesa. Es decir, si el


promitente del hecho de un tercero dice que yo me comprometo que el artista va a entregar la obra
o me garantizo que va a hacer la obra, en donde allí claramente la autonomía de la voluntad
transforma la obligación de medios, en una obligación de resultado. Tal como lo prevé el art. 1026
CCC. La segunda excepción, viene derivada de la parte general de los contratos, del objeto de los
contratos, y es que, si el que promete el hecho de un tercero, actúa como si el acto fuera propio.
Supongamos si yo sé que la obra es ajena, es del artista, pero vendo la obra, no como es del
artista, sino como fuera mía. Entonces, mi contraparte tiene derecho de exigir no el cumplimiento
de la prestación como una obligación de medios, sino como una obligación de resultado.
Siempre el obligado va a ser la parte del contrato, JAMÁS el obligado va a hacer el tercero si no es
parte del contrato.

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