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UNIVERSIDAD PONTIFICIA COMILLAS DE

MADRID
FACULTAD DE TEOLOGIA
Departamento de Teología Dogmática y Fundamental

LUIS QUERBES
SERVIDOR DE LA PALABRA

Tesina para la obtención del grado de Licenciado


Director: Prof. Dr. D. José Ramón García-Murga Vázquez
Autor: D. José Alberto Linares Gutiérrez

1
Madrid 2001

LUIS QUERBES
SERVIDOR DE LA PALABRA

2
CONTENIDO

0. PRESENTACION

I. DATOS BIOGRAFICOS

II. SERVIDOR DE LA PALABRA DE DIOS

0. Presentación. Objetivos. Metodología.

1. Servidor de la Palabra de Dios en la Contemplación (Oración).

1.0. Introducción.
1.1. Oración Litúrgica: Eucaristía.
1.2. Oración bíblica, no-litúrgica: La Leyenda.
1.3. Oración personal / particular. Necesidad y condiciones.

2. Servidor de la Palabra de Dios en la Acción: En la Vida


Religiosa concreta (Acción vital / experiencial).
2.0. Introducción.
2.1. Vida Comunitaria.
2.2. Virtud de la Obediencia.
2.3. Virtud de la fe: "Una fe viva e ilustrada".
2.4. Virtud del celo: "Un celo ardiente y desinteresado".

3. A manera de epílogo/conclusión: "Servidor de la Palabra".

BIBLIOGRAFIA.

3
LUIS QUERBES
SERVIDOR DE LA PALABRA

0.- PRESENTACIÓN
Para un cristiano el presente alcanza totalmente su significado sólo
en relación con un pasado, y abierto a un futuro lleno de promesas. Pero
debemos conocer el objeto de nuestro recuerdo, aquello que debemos
recordar. No para poner al día el calendario de los aniversarios que se
deben conmemorar sino para que gracias a este recuerdo, podamos
actualizar la gracia de un momento pasado. Para leer en nuestra historia la
acción de alguien que ha hecho de nuestra historia, una historia santa.
Un fundador recibe un carisma de fundación. Toma conciencia de
una situación que es necesario cambiar en el mundo o en la Iglesia. En la
vida del P. Querbes vemos la aventura de un párroco, un cura rural, que
vive las dificultades de su tiempo.
Es la vida de un fundador de un instituto religioso nuevo, con las
innumerables e inevitables dificultades que acompañan una fundación.
Dificultades con las autoridades civiles y religiosas, y financieras por la
miseria de sus comunidades.
Como buen lyonés al P. Querbes no le gustó hablar de sí mismo.
No escribió memorias. Fue un hombre de acción y sencillamente un
hombre... ¿No será precisamente esto el toque de santidad? Y este hombre
nos ha dejado una obra inserta en el mundo de su tiempo. Y somos sus
herederos... 1
El carisma no está en lo que el fundador hace sino, “en un don de
lucidez que le permite captar los sufrimientos del pueblo de Dios; un don

1
cfr. Laur, P., Notas sobre el P. Luis Querbes, Perú, 1990, pp. 1 y 2 (refundido de su reflexión).
4
de creatividad que le permite imaginar soluciones, remedios a los males
que está viviendo”2.
El P. Querbes vio una necesidad urgente en la Iglesia y en la
sociedad; quiso responder a ella y recibió la gracia de hacerlo. Este carisma
que nos hizo nacer y del que somos herederos espirituales nos empuja, a su
vez, a ser inventivos frente a las necesidades de hoy y a responder a ellas
con los medios de hoy. Pero además debemos hacerlo en continuidad
profunda y dinámica con la visión fundadora del P. Querbes o para retomar
las palabras del Vaticano II en continuidad con “el espíritu y las
intenciones propias del fundador”3
De esta manera acogeremos también nosotros la gracia de la
fundación viatoriana para el servicio de la Iglesia de hoy.
Reinterpretaremos su visión fundadora para hoy y para mañana.
Tomaremos contacto con la gracia profética que guio al P. Querbes en los
tiempos de la fundación y nos dejaremos inspirar por el dinamismo de
nuestros orígenes, “estando dispuestos a dar razón de nuestra esperanza a
todo el que nos pida una explicación” (1 Pe 3,15). Aceptaremos la misión,
desde el Vaticano II, de ser enviados al mundo para “evangelizar a
Jesucristo”4 según la hermosa expresión del P. Querbes. Y acogeremos el
mandato de formar, de manera renovada y significativa, comunidades de
discípulos “donde se viva, se profundice y se celebre la fe”5.

I.- DATOS BIOGRAFICOS


“Cuando el 21 de Agosto de 1793, en una ciudad sitiada y
tremendamente sacudida por la guerra civil, Juana Brebant, esposa de José
Querbes, dio a luz a un hijo, estaba lejos de pensar que dos siglos más

2
Bonnafous, R., En los orígenes de la sociedad, Dirección General C.S.V., Roma, 1991, p. 15.
3
Vaticano II, Decreto sobre la Renovación de la vida Religiosa, P.C., nº 2.
4
D.Q. 246 A . 5 . 17.
5
Constitución C.S.V., nº 8.
5
tarde los hijos espirituales de Luis Querbes recordarían este acontecimiento
y celebrarían el bicentenario de su nacimiento. Decididamente las vías del
Señor son misteriosas, sus designios impenetrables (cfr. Rom 11,33).
Solamente más tarde se puede vislumbrar el alcance y la significación
profunda del acontecimiento gracias a una lectura del suceso que subraye
la importancia de la memoria y el recuerdo”6.
1.- Infancia, juventud, estudios, vocación eclesiástica,
ordenaciones.
En plena revolución francesa, en la época del Terror, el 21 de
Agosto de 1793, nació en Lyon Jean-Louis-Joseph-Marie Querbes
Brebant. Así reza el acta de nacimiento: “Hoy día 22 de Agosto de 1793,
año segundo de la República Francesa ha comparecido ante mí, Jacques
Derrion, oficial público provisional en la municipalidad de Lyon, el
ciudadano Joseph Querbes de oficio sastre, calle de L´Enfant-qui-pisse. Me
ha presentado un niño varón nacido a las tres de la tarde, de él y de su
esposa, la ciudadana Jeanne Brebant. Al niño se le han dado los nombres
de Jean-Louis-Joseph-Marie, de lo cual levanto acta”7.
El mismo día de su nacimiento fue presentado por su padre, José, a
un sacerdote fiel de la parroquia de S. Pedro que bautizó al niño 8. El día
27 de Abril de 1797 Luis Querbes tuvo una hermanita, que recibió los
nombres de Josefa-Magdalena.
Desde 1802 iba asiduamente a la Iglesia de Saint-Nizier, que en
adelante será su parroquia. Sus padres se apresuraron a proponerlo a los
sacerdotes como acólito. Sin duda para prepararlo a las altas empresas
divinas, la gracia le inspiró una resolución muy por encima de sus diez
años. El sábado 15 de Octubre de 1803 se consagra a Dios con el voto de

6
Audet, Leonard c.s.v. (Superior General), “El Bicentenario del nacimiento del P. Luis Querbes”
(Carta Circular nº4), Roma, Septiembre 1992.
7
Robert, Pierre, Vida del P. Luis Querbes, Librería A. Dewit, 53-Rue Royale, Bruxelles, 1922, p.14.
8
Robert, P., o.c., p.14 y García, Emiliano, Párroco y fundador, Escoriaza (Guipúzcoa), 1945, p.20.
6
perpetua castidad. Cual preciosa reliquia conserva el Instituto de San
Viator el tosco cartón en que estampó lo siguiente: “Yo, Luis José María
Querbes hago voto de castidad para toda mi vida. En Lyon, a 15 de
Octubre de 1803. L.J.Mª Querbes”9. Cubrió el cartón con una imagen de
Ntra. Sra. de Fourvière, patrona de Lyon, a la que tuvo gran devoción. Más
tarde cuando dirija su Instituto escribirá: “Nos piden sacristanes para Ntra.
Sra. de Fourvière. Aunque es grande nuestra penuria en hombres, no hay
vacilación posible. La Virgen nos lo devolverá con creces”10.
En el año 1805 está con un grupo de alumnos de la Preceptoría de
Saint-Nizier. Era una verdadera antesala del seminario. Ejerció en él un
profundo influjo su profesor de Retórica y Filosofía, D. Guido Mª Deplace,
lyonés y profundo católico, hombre de firme carácter e inflexible en sus
principios. El 24 de Julio de 1812 coronaba los estudios de Filosofía con el
diploma de Bachiller. El señor Deplace condujo al pequeño grupo de Luis
Querbes hasta el objetivo fijado por el párroco Sr. Besson, de prepararlos
para poder emprender el estudio de la Teología en el Seminario Mayor.
Luis Querbes entró en el Seminario de S. Ireneo. Era el 31 de
Octubre de 1812. Abundaban los hombres de talento en el Seminario, pero
era fama que ninguno aventajaba a Luis, pese a ser de los más jóvenes. En
1815 fue llamado al subdiaconado. A su lado estaban Juan Bta. Vianney,
Juan Claudio Colin (futuro fundador de los Padres Maristas), y Marcelino
Champagnat (futuro fundador de los Hermanos Maristas). Sin embargo sus
amigos más íntimos eran: Fernando Donnet (futuro cardenal-arzobispo de
Burdeos), y Domingo Dufêtre (futuro obispo de Nevers), lo que hacía decir
a los seminaristas:
“Querbes, Dufêtre, Donnet
Trois têtes sous le même bonnet”11

9
Robert, P., o.c., p.18 y García, E. , o.c., p.23.
10
Carta al P. Faure el 19-I-1838. Querbes a Faure. Vol IV p.80, (DQ 179 . 4 . 33).
11
Cristiani, L., Le Père Louis Querbes, Edic. Fayard, París, 1958 , p. 29.
7
Ese mismo año de 1815 solicitó, sin conseguirlo, poder entrar en el
noviciado de los PP. Jesuitas.
El 21 de Julio de 1816 fue ordenado de diácono en la Capilla del
Seminario por Monseñor Dubourg, Obispo de Nueva Orleans. El mismo
obispo le confirió el presbiterado el 17 de Diciembre de 1816. Al día
siguiente recibió una carta del Sr. Besson anunciándole su destino en la
parroquia de Saint-Nizier, en la que se había formado. “Un nombramiento
tal, no puede explicarse más que por la profunda estima en que se le tenía
en la parroquia de su infancia”12.
2.- De Saint-Nizier a Vourles (1817-1822).
La actividad de Luis Querbes fue enorme en los seis años de
coadjutor. Como director de la Preceptoría consiguió su ampliación. Con
un caudal muy amplio de ciencia eclesiástica, enriquecido por un buen
nivel formativo. Dedicaba tiempo al repaso de la Teología; la Sagrada
Escritura le era muy familiar. Consultaba a los Padres, especialmente a S.
Juan Crisóstomo, S. Agustín, S. Ireneo y S. Bernardo.
Se le escucha con gusto en la predicación. “El P. Querbes logra
enseguida una reputación de orador que no puede ponerse en duda” 13.
Tenemos como prueba el hecho de que en 1821, Mgr. De Montblanc
(auxiliar del Obispo de Tours) solicita un grupo de cuatro o cinco
“misioneros” que formarían “la misión de S.Martin”. Fue en el P. Luis
Querbes en quien se pensó en primer lugar para ser el superior de este
grupo.
Los temas preferidos de sus sermones son:
. La Santísima Virgen: Había hecho suya la divisa de S. Bernardo: “De
María, numquam satis”.

12
Cristiani, L., o.c. , p. 32.
13
Cristiani, L., o.c. , p. 35.
8
. La oración: de la que habla mucho. Combate el prejuicio de que es algo
específico de las personas consagradas a Dios...quiere que sea común para
los seglares.
. Insiste también en la obligación de la limosna.
No pasa ceremonia ni fiesta cuyo significado no explique a los
fieles. Se respira ya el aroma de Dom Gueranger y su escuela, que años
más tarde tanto van a influir en la liturgia católica. El confesionario le
ocupaba varias horas del día. Se conserva correspondencia que atestigua la
admiración y respeto que le profesaban sus dirigidos.
En la parroquia era el encargado de las cofradías. Añadió la del
Sgdo. Corazón para cuya guía apareció en 1818 un libro de 397 páginas
titulado: “Instrucciones, ejercicios piadosos, reglamento para uso de los
fieles asociados en la Cofradía del Sgdo. Corazón de Jesús erigida
canónicamente en la Iglesia parroquial de Saint-Nizier de Lyon”14.
Ese mismo año fundó la “Obra de la Providencia” para la educación
gratuita de las niñas pobres de la parroquia. Con toda abnegación ayudó a
las señoras protectoras y a las Hermanas de S. Carlos, instrumentos de su
caridad.
El fondo de la espiritualidad del P. Querbes, dice Monseñor
L.Cristiani es “una espiritualidad del amor”. Queda reflejada en el
comienzo del año escolar de la Preceptoría. Les dice a sus alumnos:
“Enseguida, manos a la obra. ‘Dixi, nunc coepi’. A la obra desde hoy, por
las buenas resoluciones tomadas ente el altar (el de la Capilla de Ntra. Sra.
de las Gracias). Poneos de rodillas y haced esta oración: ‘Señor, gracias te
sean dadas por este bien. Hemos sido tocados por tu gracia; venimos, pues,
a consagrarte todos los días, todos los momentos de este año. En la Iglesia,
en casa, en clase, en cualquier lugar, haremos a menudo actos de amor de
Dios’. ¡Oh mis muchachos!, amad al Señor, consolad a la Iglesia; sois el

14
cfr. Gutiérrez, Luis, La obra pedagógica del P. Querbes, Madrid, 1954, p. 13.
9
objeto de sus cuidados. El Señor tiene designios de misericordia sobre esta
Preceptoría. Terminemos cantando un himno a la Virgen”15.
A propósito de esta devoción a María, recordamos, que se atribuye
al P. Querbes el mérito de haber extendido en Saint-Nizier primero, y en el
país, después, la práctica del “Mes de María”. Esta devoción está muy
extendida en el siglo XVIII en el Colegio Romano (Roma). De ahí pasó al
sur de Italia. Poco antes de 1789 la introdujo en Francia el P. Pedro Doré (a
petición de la princesa Luisa de Francia, priora del Carmelo de S. Denis).
Pero con la Revolución se perdió el influjo de este primer conato de Mes
de Mayo en Francia. El P. Vanier, archivero de la Congregación de la Sta.
Cruz, recoge una carta en que anota: “Esta devoción había comenzado en
la diócesis de Lyon entre 1815 y 1822”16.
Por estos años el P. Querbes había compuesto el “Reglamento del
mes piadoso”. Todos los días del mes de Mayo reunía a los alumnos en una
clase ante una estatua de María. Como los locales daban directamente a la
Capilla de Ntra. Sra. de las Gracias, pronto los ejercicios se hicieron en la
misma. Así se inició en Francia la devoción al mes de María17. En la
parroquia de Saint-Nizier existe una lápida conmemorativa con esta
inscripción: “A la memoria del P. Luis Querbes (1793-1859) coadjutor de
la parroquia de Saint-Nizier, párroco después de Vourles y fundador de los
C.S.V. Hacia 1816, delante de este altar, con los alumnos de la Preceptoría
instauró la piadosa práctica del Mes de María, muy pronto extendida por
toda Francia”.
Otra conocida obra eclesial, que nació casi entre las manos del P.
Querbes, es la “Obra de la Propagación de la fe” creada en Lyon por
Paulina Jaricot. Recibe su inspiración Paulina ante la Virgen de las
Gracias, en 1817, en la misma Capilla desde la que irradió Luis Querbes la
15
Cristiani, L. , o.c. , p.39-40.
16
Gutiérrez, L. , o.c. , p.15.
17
cfr. Cristiani, L. , o.c. , p. 41 ; Gutiérrez, L. , o.c. , p. 15 ; Anuario de los C.S.V. , Año 1951,
p.199 y ss.
10
devoción al Mes de Mayo. Parece que al principio el P. Querbes estuvo
reticente, previendo un posible cisma. No le faltaba razón, pues en 1822
surgió esa división en el seno mismo de la “Propagación de la fe”. Pero
superada esa dificultad, desde Mayo de 1822 Paulina es feligresa del P.
Querbes en Vourles. Ella le envía al P. Luis este billetito cuando va a
Roma (a solicitar la aprobación de su Instituto): “Dios se adelanta a sus
deseos. Estoy contenta con esta aventura. Vivan Jesús y María. ¡Qué dulce
viajar en tan dulce compañía!”18. Precisamente Paulina trajo de Roma las
Letras Apostólicas de la aprobación de los C.S.V. en 1839.
En la hora de la prueba de Paulina, en que la mayoría le volvió la
espalda, el P. Querbes la apoyó desde el púlpito, y la socorrió
económicamente. En 1849, desde París, escribe Paulina al P. Luis Querbes
agradeciéndoselo; y además le da gracias por los cuidados dispensados a su
hermano Pablo Jaricot, que acababa de morir en Vourles, sin que ella
hubiera podido asistir a sus funerales19.
El 25 de Octubre de 1822 fue nombrado párroco de Vourles: El
presbítero Luis Querbes sólo tenía 29 años. Era un campo muy ingrato el
que le confiaban porque los vourleses desde la Revolución de 1789
estaban por las nuevas ideas y eran bastante anticlericales e indiferentes.
Luis Querbes puso manos a la obra, y en pocos años transformó el
panorama espiritual y el mismo edificio de la Iglesia quedó completamente
restaurado.
A los niños dedicó el P. Querbes los cuidados más delicados. Los
reunía todos los días, y con el arte que le era peculiar les tenía pendientes
de sus labios en un catecismo claro, animado, vivo y piadoso. Gracias al
apoyo de varias familias, y en particular el de las señoritas Comte, pudo
confiar la dirección de la escuela de niñas a las religiosas de S. Carlos.

18
Robert, P. , o.c. , p. 56.
19
cfr. Gutiérrez, L. , o.c. , p.16-18.
11
En menos de dos años había levantado de la ruina una parroquia
desahuciada por sus cuatro predecesores. Él supo y pudo restaurar las
brechas que la revolución había hecho en su parroquia, pero junto a él
muchos compañeros de sacerdocio se lamentaban de la inutilidad de sus
esfuerzos. Deploraban en particular la imposibilidad de encontrar maestros
cristianos para sus pueblos. Luis Querbes quiso aportarles el auxilio de su
celo, y para ello concibió una asociación de maestros catequistas. También
su palabra da sus frutos: En la Pascua de 1823, puede registrar un buen
número de conversiones. Un excelente feligrés, M. Magneval, le escribirá
el 31 de Marzo de 1823: “Me será muy agradable ir a estar mañana un rato
con Vd., y felicitarle por los buenos sentimientos que me expresan los que
han sido testigos de la Pascua en Vourles”20.
Poco después de la Pascua de 1823 hizo reparar su vieja iglesia.
Fue la primera restaurada de los alrededores, y de las más bellas. Será
solemnemente bendecida, el 5 de Mayo de 1828 por Mgr. De Pins,
administrador apostólico de la diócesis de Lyon. Y en esta intensa
actividad el párroco de Vourles se siente conducido, como de la mano,
llegando a ser fundador de un Instituto religioso dedicado a la enseñanza21.
3.- Por qué el P. Querbes llegó a ser fundador.
El primer esbozo de los C.S.V. data de 1826. “La idea le vino en
presencia de Dios como una inspiración” (borrador de una carta a Mgr. de
Amasia)22. Es una aplicación del principio que le vimos predicar a sus
muchachos de la Preceptoría de Saint-Nizier: “Habla Señor, que tu siervo
escucha” (1Sam 3,10).
Conociendo, aunque sea someramente la situación de la enseñanza
primaria en Francia, sobre todo en el campo, donde la instrucción era
menor y el auxilio de los religiosos más dificultoso, podemos entender la

20
Cristiani, L. , o.c. , p.49.
21
cfr. Cristiani, L. , o.c. , p.51.
22
Robert, P. , o.c. , p.111 ; Cristiani, L. , o.c. , p.54.
12
solución que aportó el P. Querbes, tal como él mismo nos la presenta en
diversos documentos de los orígenes de la Institución. “Cuando en las
postrimerías del reinado de Carlos X en Francia una multitud de escritores
liberales ensalzaba las escuelas de Lancaster y se corría el riesgo de que las
introdujesen en el ambiente rural, el sacerdote Querbes concibió la idea de
una sociedad de catequistas, que enviados de uno en uno, cuando fuera
necesario, llenaran el vacío que dejaban otras congregaciones religiosas, y
que pudieran ser:
1º. Compañeros de los sacerdotes en su soledad.
2º. Sus clérigos y ministros en el altar.
3º. Maestros cristianos cuyo primordial deber fuera vivificar toda la
enseñanza elemental con la Doctrina Cristiana”23.
Para lograrlo pensó en crear una especie de Escuela Normal donde
recoger y formar a los jóvenes. Llevaba en su alma grabadas las palabras
de Jesucristo que luego haría divisa de su Instituto: “Sinite parvulos venire
ad me”(Mt 19,14).
En el primer borrador de una carta a su Obispo en 1828, para
explicarle su proyecto lo describe como: “un seminario menor que
proporcione a las parroquias rurales buenos maestros... y que luego serían
enviados revestidos de tonsura a los párrocos que lo solicitasen, para ser
sus fieles compañeros, y ayudarles en la administración de los
sacramentos”24. “No me pareció necesario establecer una nueva
congregación religiosa, sino sencillamente una Cofradía de maestros
piadosos y cristianos. Estos maestros laicos unidos por el lazo de la
caridad, podrían permanecer célibes o contraer matrimonio sin por eso
dejar de formar parte de la Cofradía”25.

23
Documents de la Fondation nº 87, p.1 ; D.Q. 87.2.54.
24
Documents de la Fondation Vol. VI , p.75 ; D.Q. 345 . 6 . 75.
25
Martin, J.B. , Historia de las Iglesias y Capillas de Lyon, Edic. Landarchet, Lyon, 1908, (cap. 10).
13
La finalidad de su Institución la expone el fundador en el primero
de sus Estatutos: “Procurar a los niños una primera educación sólida y
cristiana; secundar a veces a los párrocos rurales en las funciones propias
de las órdenes menores de la clericatura...”26.
Podemos ver que: “La fundación del P. Querbes se presenta
enraizada en la organización de la Iglesia primitiva, cuando las órdenes
sagradas tenían cada una su función vital y realísima: con las mismas
aspiraciones del Concilio de Trento, que en el Capítulo 17 de sus sesión
XXIII quería que no fueran prácticamente inútiles las ordenaciones
sagradas; y en particular proponía que hubiese clérigos con vestidura talar
que fueran los catequistas de las pequeñas y grandes circunscripciones
parroquiales. Con lo que la experiencia parroquial había enseñado al P.
Querbes, y lo que las nuevas modalidades de los tiempos parecían
reclamar, brota a la invocación y esfuerzos del P. Querbes, y bajo el título
y patronazgo de un antiquísimo clérigo y lector lyonés, SAN VIATOR, la
nueva Congregación”27.
El P. Querbes pensaba que había de ser de mucho provecho en la
Iglesia, y solicita la cooperación del pueblo cristiano mediante una especie
de circular: “Ha llegado el tiempo de combatir y no de deplorar la
indiferencia religiosa. ¿Dudarán los fieles en cooperar a la formación de
piadosos maestros que puedan ir de uno en uno a las parroquias más
modestas y retiradas... que se ocupen de formar los corazones de los
alumnos con las lecciones de la fe católica?”28.
Este es el plan que Luis Querbes propone al Arzobispo de Lyon en
1828: “La Asociación se compondrá: Primero, de Hermanos, vinculados
por votos simples. Segundo, de Cofrades o Asociados, formados en el
Seminario o Casa Central, que podrían casarse. Cada año deberían

Anuario C.S.V. 1940, p. 477.


26
Documents de la Fondation, nº 64, p.5 (24 - 3 - 1829) ; D.Q. 64.1.128.
27
Artero, José : en “ Prólogo” a García, E., Párroco y Fundador, o.c., p.6 .
28
Robert, P. , o.c. , p.204.
14
participar en los ejercicios espirituales de la Casa Central. Tercero, de los
Afiliados, que no han sido formados en la Casa Central, pero que han sido
admitidos en la Asociación”29.
Más adelante escribe el P. Querbes al Ministro de Instrucción
Pública y Culto: “Me parece que... un buen maestro cristiano, casado o
célibe, que viste y vive como los demás, puede hacer mayor bien en
determinados sitios que un religioso...”30.
Tuvo mucha dificultad esta estructura, y hubo de retirar la mención
a los Asociados. Hoy estamos mentalmente preparados para comprender la
propuesta del P. Querbes, que se adelantaba a su tiempo. Está en la línea de
Paulina Jaricot (con respecto a la actividad misionera de la Iglesia), y en la
de Federico Ozanan (en relación con la organización de las Conferencias
de S. Vicente de Paúl, en el ejercicio de la caridad). Vio la posibilidad de
poner la acción del cristiano seglar al servicio de la Evangelización.
4.- Las diferentes autorizaciones
La idea del P. Querbes era clara pero pocas veces los fundadores
logran realizar el primer esbozo ideal. Su intuición tuvo que irse
acomodando a las presiones del tiempo. De las dos partes intuidas (La
Congregación y la Asociación) sólo la primera logró la aprobación
episcopal, y más tarde la pontificia.
En 1829 el P. Querbes se había adelantado a solicitar la aprobación
del Rey. Gracias a los buenos oficios de amigos cercanos al Ministro, se
aclararon las dudas, y solucionaron las dificultades. Así el 8 de Agosto de
1829 el Real Consejo de Instrucción Pública aprobó los Estatutos de las
Escuelas de San Viator.
Las dificultades le vienen ahora desde el Obispado. Monseñor de
Amasia, de Lyon, no dio su “placet”, por parecerle que se habían hecho

29
Anuario de los C.S.V. , 1953, p.372 ; y Documents de la Fondation : Vol I, p.78 ; D.Q. 52.1.78.
30
Documents de la Fondation : Vol I , p. 107 ; D.Q. 38.1.107.
15
demasiadas concesiones a la Universidad. El Fundador hubo de defender
su posición: “Si en la aprobación se dice que se estará sometido a la
Universidad, en iguales términos están aprobados los HH. de las Escuelas
Cristianas... y otros. Si he comenzado por solicitar la aprobación civil, ha
sido por prudencia, siguiendo el ejemplo del Venerable Demia, en
parecidas circunstancias. ¿Estima peligroso que uno de vuestros sacerdotes
realice bajo vuestra vigilancia lo que tradicionalmente se realizaba en toda
la Iglesia, lo que recomienda el Concilio de Trento, y lo que quiso ejecutar
el Venerable Demia?”31.
Pese a todo hasta finales de 1831 no pudo vencer la irreductible
oposición de su Obispo. El 3 de Noviembre de 1831 es la fecha del
verdadero nacimiento oficial de los Clérigos de San Viator.
Entre 1826 y 1836 fecha en la que se imprime “El Directorio del
Clérigo de San Viator”, el P. Querbes hizo una gran reflexión, que
podemos seguir significativamente en los sucesivos títulos que propone
para su obra:
- En el primer borrador de 1826 habla de: “Asociación de maestros
parroquiales”
- En 1829 titula: “Sociedad de maestros para las escuelas primarias”.
- Un segundo borrador varía el nombre: “Asociación caritativa de buenos
ejemplos socorro mutuo entre maestros de escuela y clérigos parroquiales,
llamada Catequistas de San Viator.”
- Un tercer borrador introduce un nuevo elemento: “Asociación caritativa
de maestros sacristanes llamada Catequistas de San Viator”.
- El 3 de Noviembre de 1831, en la aprobación episcopal se les titula:
Clérigos de San Viator (C.S.V.)

31
Documents de la Fondation : Vol I, nº 26 , 34 , 35 ; D.Q. 26.1.89; D.Q.34.1.91; D.Q. 35.1.96.
16
- Al final de ese año la obra se presenta como . “Institución de la
Asociación caritativa de Catequistas parroquiales de San Viator”.
- Incluso en 1833 encontramos el curioso nombre de “Asociación caritativa
de los catequistas parroquiales de Nuestra Señora y San Viator”.
- Finalmente desde 1835 se fija el nombre en: “Clérigos de San Viator”, a
los que se suele añadir “Catequistas parroquiales”32.
En 1838 la obra se extendía por cinco diócesis diferentes, por lo
que el P. Luis estimó que debía asentarla sobre la roca de Pedro. Por ello se
trasladó a Roma para solicitar la aprobación de S.S. el Papa Gregorio XVI.
El 27 de Septiembre de 1838 en una audiencia concedida por el
Papa, el P. Querbes renueva sus votos de pobreza, castidad y obediencia...
según el tenor de los Estatutos aprobados por el Santo Padre. Y es su
feligresa y amiga Paulina Jaricot quien trajo las Letras Apostólicas “Cum
coelestis doctrinae”, fechadas el 31 de Mayo de 1839. La Obra recibía la
aprobación de la Iglesia, en forma de Congregación religiosa, destinada a
la educación de los niños, y el servicio de los altares33.
5.- Nueva organización y expansión.
A la vuelta de Roma, el P. Querbes explicó a sus religiosos los
cambios verificados en las Constituciones, encareciendo sobre todo el
cumplimiento estricto del voto de pobreza y la dirección espiritual.
Hasta entonces la casa de formación de Vourles era a la vez
Noviciado y Escuela Normal. Se organizó el Noviciado, con el P.
Liauthaud de Maestro de novicios.
Hubo muchas peticiones gracias a la aprobación del Estado y la
Santa Sede. Las diócesis en que el Instituto estaba implantado reclamaban

32
cfr. para los Títulos: Documents de la Fondation Vol I pp. 76, 81, 82, 84, 89. D.Q. 51. 1 . 76;
D.Q. 18 . 1 . 81; D.Q. 55 . 1 . 82 ; D.Q. 56 . 1 . 84 ; D.Q. 34 . 1 . 91.
33
cfr. Cristiani, L. , o.c. , pp. 84-94 (resumen).
17
como un derecho la creación de nuevas escuelas. Esta prematura extensión
hizo que se perdiera solidez y profundidad. El Noviciado de Vourles
contaba en Mayo de 1840 con 34 miembros, y el Juniorado con unos 20
aspirantes.
El 5 de Julio de ese año es ordenado sacerdote el P. Hugo Favre.
Será un colaborador precioso, y hasta la muerte de su párroco y “padre” lo
secundará en todo. Y él será el sucesor del P. Luis Querbes, como Superior
General.
Se abre casa en Dijon: Una escuela-taller. También son llamados a
la diócesis de Rodez: Escuela San Viator de Salles-Curan. En la capital,
Lyon, le ofrecen la “Providencia de San Ireneo”. El Instituto se extendió
por otras diócesis, mientras se remataban las obras de la casa generalicia de
Vourles. A fines de 1844, el Instituto de San Viator dirigía en Francia 33
escuelas, 5 sacristías y una “Providencia”. Pronto surgen en Francia dos
nuevas provincias: La de Rodez, y la de Ternes.
La diócesis de Saint-Flour tenía una congregación: Los Hermanos
de S. Odilón, bajo el mandato de su Obispo. Pero tropezaban con
invencibles dificultades para alcanzar la aprobación civil, y carecían de
recursos y vocaciones. Esto obliga al Obispo a suplicar al P. Luis que
salvara su congregación. Resultado de la afiliación de estos Hermanos de
S. Odilón, fue el nacimiento de la Provincia religiosa de Ternes (Saint-
Flour), y los nuevos C.S.V. se distinguieron por su generosidad y elevado
espíritu religioso.
En Canadá echó raíces el Instituto y creció uno de esos retoños que
son honor y gloria del tronco común. Antes se había implantado en los
Estados Unidos: Años más tarde daría origen a la Provincia de Chicago.
Impulsor principal de la fundación del Canadá fue el Obispo de
Montreal, Monseñor Ignacio Bourget; y su fundador c.s.v. el Hno. Esteban
Champagneur, con el que fueron los HH. Agustín Fayard y Luis Chrètien.

18
Antes de separarse de su amado Padre en Cristo, quisieron sellar para
siempre la alianza contraída, y el 18 de Abril de 1847 hicieron o renovaron
los votos perpetuos. El 19 por la mañana salió el P. Luis Querbes con ellos,
y los consagró a Ntra. Sra. de Fourvière (Lyon) . El señor Obispo hizo
siempre las veces de Padre adoptivo; así lo dice en la carta de despedida al
P. Querbes: “Me siento incapaz de expresarle toda mi gratitud...
confiándome algunos de sus hijos. Espero que los sentimientos que el
Señor le dio a Vd. para con ellos, me los pondrá y mantendrá en mi
corazón... Sé que su corazón estará allí donde esté su tesoro, allí donde
estén sus hijos”34.
El 31 de Julio se inauguró el Noviciado con los Ejercicios
Espirituales, con los tres c.s.v. y los seis primeros novicios. Citemos entre
ellos a Pascual Lajoie (futuro 4º Superior General).
Dos nuevas escuelas abrieron sus aulas: Sta. Isabel, y Berthier. El
P. Lahaye (que era superior entonces, habiendo venido de Chicago-USA)
escribió muy a gusto al P. Fundador: “La Providencia puede derribar todo
esto, si quiere, pero hablando a lo humano el porvenir se presenta
halagüeño”35. Mientras el H. Champagneur se preparaba para recibir la
ordenación sacerdotal: esto ocurrió el 9 de septiembre de 1849; le ordena
Monseñor Bourget.
Posteriormente Mgr. Bourget, usando de los poderes que había
recibido del P. Querbes, solicitó al P. Lahaye la autorización para nombrar
al P. Champagneur superior de los Clérigos de San Viator del Canadá.
Cargo que ejerció durante 20 años.
Respecto a Mgr. Bourget, recogemos unas palabras del P. Robert:
“El segundo fundador y segundo padre de los C.S.V. del Canadá.
Verdaderamente el alma del P. Querbes y la de Mgr. Bourget eran del
mismo metal, y daban el mismo sonido. Sólo había diferencia de timbre y
34
Carta desde París, 18 - 4 - 1847 : cfr. Robert, P. , o.c. , p.297 ; y García, E. , o.c. , p.193.
35
Cristiani, L. , o.c. , p.131 , citando a : Robert, P. , o.c. , pp. 409-410.
19
tonalidad, en donde resaltaba el carácter propio, la personalidad de cada
uno. Los C.S.V. de Canadá, más dichosos que los de Francia, tenían dos
padres en lugar de uno”36.
6. Rasgos de la espiritualidad del P. Querbes
Al acabar “El Directorio” pronuncia una frase esencial: “Adorado y
amado sea Jesús”. Con ella el P. Querbes resume toda su espiritualidad,
toda su vida interior. En ello ha querido poner la perfección para sus
C.S.V.
- El espíritu de fe.
Detalles tan significativos como el voto de castidad a temprana
edad son fruto de su fe. Pero también ha de sostenerla y aumentarla. Su fe
es activa, siempre presente, siempre fija en Dios, juzgando los
acontecimientos y las personas en función-relación a Dios. El principio
parece simple y evidente. Su espíritu de fe está en esto: No perder nunca de
vista, ocurra lo que ocurra, lo que la fe enseña e impone. “Parece que jamás
el P. Querbes tuvo la menor duda respecto a la sabiduría de Dios, su poder,
y su amor divino (según el tríptico en que había resumido Sta. Teresa la
cuestión de la fe). Esto lo observamos en sus cartas, de las que nos quedan
un buen número: Ve todo en Dios, refiere todo a Dios”37. Se observa sobre
todo ante las dificultades en Roma cuando la aprobación pontificia.
Otro detalle: la religión (y la fe) no sólo es la primera de las
materias de enseñanza, sino que ella penetra todo el enseñar, e incluso todo
actuar en la vida (Así lo dice en “El Directorio”). Detalle de la pedagogía
de la fe: “El C.S.V. debe hacer vivir a sus alumnos bajo los rayos de la fe,
en la que vive él mismo”38. Algunas de sus máximas: “Viva el

36
Cristiani, L. , o.c. , p.131 , citando a : Robert, P. , o.c. , pp. 409-410.
37
Cristiani, L. , o.c. , p. 162-163.
38
Cristiani, L. , o.c. , p. 163.
20
atrevimiento del que trabaja por Dios”, y “Si Deus pro nobis, quis contra
nos? (Rom 8,31)”39.
Sus palabras dirigidas a sus hijos: “Nuestra sociedad obra el bien y
vivirá. Es inútil que os participe las tribulaciones y amarguras que nutren y
acrecen mi esperanza. Soy débil pero confiado como nunca en Dios”40.
- El amor: lugar de la perfección:
Acabamos de oír al P. Querbes: “¿Descorazonarse? Es imposible si
se está muy bien unido a Dios”41. Ese es el gran secreto de la vida interior.
Lo dice con estas palabras: “Sí, debemos ser santos, y yo en particular.
Siento como nunca que el Señor me pide todos los sacrificios. Gracias a su
bondad ninguno rechazo”42.
Y el amor a Dios se prolonga necesariamente en el amor a las
almas, ya que son obra de Dios. Es lo que el P. Querbes veía en las
personas: Criaturas hechas a imagen de Dios (cfr. Gen 1), rescatadas por
la sangre de Cristo. Su caridad rebasaba los límites de su Instituto y de su
feligresía.
- Devoción el Santísimo Sacramento:
Es una de las raíces esenciales de la fundación de los C.S.V. Esta
devoción en el P. Querbes se traducía de mil maneras: recogimiento,
dignidad, fervor al celebrar la Eucaristía. Recogemos este consejo,
reiterado en sus conferencias: “Al dirigiros a vuestro destino, al divisar el
campanario de la Iglesia, hincaos de rodillas, adorando al Señor. Pensad
que vais a servirle en su templo de piedra, y en sus templos vivos, en las
almas de los niños”43.

39
García, E. , o.c. , p. 237.
40
Cristiani, L. , o.c. , p. 165. ; y García, E, o.c. , p. 238.
41
Cristiani, L. , o.c. , p.166.
42
Cristiani, L. , o.c. , p.166-167, y García, E. , o.c. , p. 239.
43
García, E. , o.c. , p. 236.
21
Admiremos la sublime familiaridad que en los días de gran carestía
y de apuros apremiantes como en 1840 le inspiraba la fe, yendo a llamar a
la puerta del sagrario para recordar a Jesús sacramentado su Palabra:
“Pedid y recibiréis, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá”(Mt 7,7). En
la misma línea hay que colocar su perfecta obediencia a los superiores
eclesiásticos, su veneración por los Obispos, su fidelidad al Romano
Pontífice 44.
- La imitación de Jesucristo:
Es una de las notas más visibles de la espiritualidad del P. Querbes
siguiendo la espiritualidad francesa “cristocéntrica” del siglo XVIII.
“Adorado y amado sea Jesús”: Es a ello a lo que quisiera dirigir todos los
objetos de su Instituto. Es la razón de ser suprema de los C.S.V.
Otra prueba del culto del P. Querbes por la divina persona de Jesús:
la manera como él entiende y prescribe la “Leyenda”, en su Directorio.
Para sus religiosos no-sacerdotes, el P. Querbes fija así la lectura cotidiana:
“La palabra de Dios, la doctrina cristiana propuesta por la autoridad del
Vicario de Jesucristo, el libro de La Imitación , el más admirable que ha
salido de manos del hombre”45.
La Imitación de Jesucristo, es decir el culto apasionado de la divina
persona de Jesucristo, hasta llegar a la sublime palabra de S. Pablo: “Ya no
vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí”(Gal 2,19-20). Esto lo
constatamos más ampliamente en las últimas meditaciones del Retiro de
1848 que predicó: “- XI. Vida de Jesucristo en nosotros.
- XII. Interior de Jesucristo.
- XIII. Exterior de Jesucristo.
- XIV. Vida oculta de Jesucristo”46.

44
cfr. Cristiani, L. , o.c. , p.172.
45
Cristiani, L. , o.c. , p. 174.
46
Cristiani, L. , o.c. , p. 176-182.
22
Llegamos a estas conclusiones: es una espiritualidad sencilla, sin
afectación de originalidad, pero sólida, sustancial, y por encima de todo
“de verdad, auténtica”. Una espiritualidad que semeja a la de S. Ignacio, S.
Francisco de Sales, y a la de la Escuela Francesa Sulpiciana, pero no
menos profundamente personal. La ha asimilado, hecho suya, y
comunicado a los suyos con todo el convencimiento. Lo que un C.S.V.
debe retener de la piedad de su fundador es la voluntad de hacerlo todo:
“Por él, con él y en él” como se proclama al final de la Plegaria
Eucarística: Espiritualidad litúrgica, y en conexión (adelantándose en el
tiempo) con el Concilio Vaticano II47.
Partiendo de esta “imitación de Jesucristo”, Luis Querbes intenta
una síntesis de “adoración y amor” en su vida. Está abierto a la Palabra
(entregada como misterio de Dios, del Padre en Jesucristo). A ella
responde desde su “Devoción al Santísimo Sacramento”, y con su entrega
en el “amor” (lugar de la perfección), y con un gran “espíritu de fe”. Así
está siendo “Servidor de la Palabra”.
7.- Últimos trabajos, últimos éxitos, últimos días:
- Últimos trabajos:

Tras la Revolución de 1848, en Francia, el P. Querbes dirigió a sus


religiosos una circular para trazarles una línea de conducta tan prudente
como mesurada. Algunos establecimientos fueron cerrados. El P. Luis
debió dejar marchar a algunos novicios reclamados por sus alarmados
padres. Pero pronto aclaró el horizonte político. La cartera de Instrucción
Pública fue asumida por M. de Falloux, que preparó una nueva ley de
enseñanza. El P. Querbes fue invitado por el Gobierno a presentar un
informe sobre su Instituto, y a dar su opinión sobre la enseñanza primaria.
Respondió con franqueza y honradez. Naturalmente reclamó más libertad
para la Escuela de la Iglesia, y menos trabas administrativas. No todas las

47
cfr. Cristiani, L. , o.c. , p. 183.
23
opiniones del P. Querbes fueron seguidas por el nuevo ministro, pero un
buen número se incluyeron en la famosa ley de 15 de Marzo de 1850, que
llamamos todavía “Ley Falloux”.
El P. Luis aprovechó la ocasión para ampliar los límites que la
aprobación de 1830 asignaba a su sociedad. Y así el Instituto de San Viator
llegó a poder extenderse por todo el país entero48.
- Últimos éxitos:
Uno de los éxitos más reconfortantes fue la afiliación de los HH. de
S. Juan y la creación de una Provincia religiosa del Instituto en Rodez,
como consecuencia de esta unión.
En 1858 la Casa-Madre de Vourles tuvo que erigir cinco nuevos
lugares de enseñanza. Y la de Ternes, en Cantal, fundó otros tres.
En Canadá, este mismo período marcó una etapa decisiva para la
implantación de la Congregación de San Viator. Al final de 1857 la
estadística daba un total de 50 religiosos, en la futura provincia de Joliette.
La provincia de Rodez también prosperaba deprisa. Tanto que el
Obispo pensó que esta obediencia estaría mejor cercana a la Capital, y
compró un terreno para construir un noviciado y un internado. Pero el P.
Querbes no vería el final de estas obras.
Uno de los últimos triunfos del P. Querbes fue la creación de la
“Cofradía de los Santos Ángeles”49. La idea venía de antiguo. El lema:
“Todo por Jesús, todo por María, en unión de los Santos Ángeles”50, la
rezaba mañana y tarde, y al abrir y cerrar sus Juntas. Esta Asociación lleva
de su puño y letra la fecha del 2 de Febrero de 1859 como inauguración de
esta obra. La Cofradía de los Santos Ángeles fue, si se puede decir así, una
forma de preparación para el gran día en el que se dice el Salmo 115:

48
cfr. Cristiani, L. , o.c. , p. 185-188.
49
Cristiani, L. , o.c. , p. 192 ; Robert, P. , o.c. , p.452.
50
Robert, P. , o.c. , p. 453.
24
“Preciosa es a los ojos del Señor la muerte de sus santos”. Es en esta
ocasión cuando la Iglesia - la asamblea cristiana - entona el : “Te
conduzcan los ángeles...”
- Últimos días:
Por entonces estaba ya gravemente enfermo el P.Luis. Seis o siete
años antes había sentido los primeros síntomas de la diabetes que lenta e
implacablemente iba arruinando su salud. Pero era tal su empeño en
desviar de su persona la atención ajena que ni los que vivían con él
conocían su estado. Veíase forzado a trabajar sin tregua pues la Divina
Providencia le privaba de sus colaboradores. Pocas veces le rodearon
tantos obstáculos como al morir el P. Pedro Liauthaud en 1858. Proseguía
su labor diaria, y además el “Comentario de los Estatutos” y la nueva
edición del “Directorio”. Sólo Dios sabe cuántas horas de sueño les
consagró. Tales causas aceleraban los progresos de la enfermedad. Una
crisis en Enero de 1859 lo confinó en su habitación. Durante los meses de
Febrero y Marzo pudo dedicarse a una parte de sus ocupaciones con mano
temblorosa pero con pasmosa claridad y precisión.
Hasta entonces no infundía temores su estado. Los religiosos y el
médico esperaban que se restablecería por completo pasando una
temporada en Vichy. A principios de Abril otras malignas dolencias se
añadieron a la diabetes y pusieron en peligro sus días. Con motivo de la
Pascua (24 de Abril de 1859) el P. Hugo Favre (sucesor, como General, del
P. Luis) citó a los religiosos en Vourles en torno a su fundador, pensando
que sería la última reunión.
Pero a comienzos de Mayo se declaró una mejoría. Lo cuenta él
mismo al H. Esteban Gonnet, director de la casa de Espalion: “Estoy del
todo fuera del peligro... He visto de cerca la muerte... El doctor Mathey,
que Vd. conoce, y que no es de los que se comen los santos, lo atribuye a
milagro, y dice que ya no entiende nada. Bien resignado estaba y sigo

25
estando a la voluntad divina para consagrar las fuerzas que me quedan y la
vida al bien de nuestro Instituto”51.
El primer domingo que pudo celebrar en su amada Iglesia se
agolparon los vourleses ansiosos de contemplar y de oír al buen pastor
“resucitado”. Poseídos de alegría esperaban verle pronto completamente
restablecido, mas no tardaron en desvanecerse las esperanzas. En el mes de
Julio recayó gravemente. Los dolores fueron más vivos y continuos. Le
dolía el corazón, respiraba con dificultad, no se aguantaba en cama.
Apenas se quejaba; únicamente se le escuchaban estas o parecidas
invocaciones: “Dios mío tened piedad de mí; Dios mío socorredme. Jesús
mío misericordia. María, buena madre mía, asistidme, rogad por mí”52.
Esta postración se prolongó durante Julio y Agosto sin tregua. El
día de S. Luis (25-Agosto) su fiesta onomástica y jueves aquel año
vinieron sus hijos de Lyon, y de los contornos a felicitarle como los de
Vourles. Sacó fuerzas de flaqueza, bajó a la terraza: “Su rostro apareció
sonriente aunque muy desfigurado por los sufrimientos” (cuenta el P. José
Pailhés)53.
El lunes 29 de Agosto pidió y recibió del P. Hugo Favre los últimos
sacramentos. Le rodeaban sus hijos arrodillados, conteniendo la emoción.
Alzó sobre ellos los ojos, y concentrando sus fuerzas les dirigió las últimas
palabras: “Hijos míos, sed fieles a la obediencia”54. Las conservaron como
el testamento de un padre y la recomendación del cielo.
El jueves siguiente 1 de Septiembre entró en agonía, y hacia las
nueve y cuarto entregó su alma al Creador. El 2 y 3 de Septiembre quedó
expuesto el cadáver, revestido con los ornamentos sacerdotales, en el salón
de la casa Comte. Los funerales se celebraron el 5 de Septiembre. Presidió

51
Última carta del P. Querbes, en Robert, P. , o.c. , p.454-455.
52
Cristiani, L. , o.c. , p. 196 ; Robert, P. , o.c. , p. 456.
53
Robert, P. , o.c. , p. 456.
54
Robert, P. , o.c. , p. 456.
26
el arcipreste (párroco de St.-Genis-Laval). Asistió un nutrido grupo de
sacerdotes, C.S.V., feligreses y muchas personas de los alrededores. El
elogio fúnebre lo realizó D. Vicente Pater, quien testimonió una antigua y
constante amistad de cincuenta años: “... Conozco tu excelente corazón, y
confío que tendrás en cuenta mis esfuerzos. Te pido que intercedas por
mí... para que puedan decir sobre mi sepultura las palabras que brotan de
todos los labios en estos instantes y que con tanto acierto se aplican a ti:
Beati qui in Domino moriuntur... opera enim illorum sequuntur illos”55.
Sus restos mortales fueron depositados en el cementerio del pueblo
al pie de una gran cruz, en la avenida principal, en frente de la entrada.
Sobre la losa se grabó el siguiente epitafio:
“Sous cette pierre
Repose en attendant la bienheureuse résurrection,
le Corps de
JEAN-LOUIS-JOSEPH-MARIE QUERBES
Prêtre d´un zèle, d´un désintéressement
d´une charité admirables
Qui pendant 37 ans fut Curé de la paroisse de Vourles
Mourut le 1er septembre 1859, âgé de 66 ans” 56

“Debajo estaba grabado el anagrama de Cristo, alrededor de una


corona de espinas y llevando esta sentencia evangélica: Sinite parvulos
venire ad me"57.

55
Robert, P. , o.c. , p. 457 : el guion de este elogio fúnebre se guarda en los Archivos del Instituto.
56
Cristiani, L. , o.c. , p. 198 .
57
Cristiani, L. , o.c. , p. 198. Texto evangélico: Mc 10,14.
27
El 25 de mayo de 1909 fueron reconocidos, exhumados y
depositados en el mismo sitio los restos del P. Luis Querbes, en un ataúd
nuevo, con el fin de asegurar mejor su conservación58. “Esperando - dice
un texto del Instituto - el día deseado por todos sus hijos espirituales, en el
que puedan ser colocados sobre el altar, y honrados como las reliquias de
un santo”59.

II.- SERVIDOR DE LA PALABRA DE DIOS


0. Presentación. Objetivos. Metodología.
- Presentación. Condicionantes previos:
Se trata de recoger en este estudio las intuiciones teológicas
fundamentales de la obra del P. Querbes. Para ello se han rastreado sus
escritos fundamentales, pero no son grandes tratados. Es hijo de su tiempo:
predica más sobre el pecado, el infierno y los mandamientos que sobre el
Evangelio (cfr. los Documentos Querbes, especialmente del volumen 10 al
14). Otra dificultad proviene de que no fue excesivamente audaz, ni dado a
exteriorizar en su vida espiritual. Estas notas, estas observaciones, estas
cuasi-confidencias hay que sacarlas de sus escritos: este es un punto
delicado. Disponemos de un millar de documentos escritos que pudieran
clasificarse como teológico-espirituales. “Hay esquemas de retiros, charlas,
sermones... notas sacadas de obras de aquella época”60.
El P. Querbes no redactó un tratado de espiritualidad o teología. Le
interesa sobre todo lo práctico más que la teoría o la especulación. Por ello
con el P. Querbes hemos de recurrir, empleando una imagen pictórica, al

58
cfr. Anuario de 1909, Dirección General, Roma, p. 149.
59
Cristiani, L. , o.c. , p. 214.
60
Prud´homme, Fco. , “Les retraites du Père Querbes”:Feuillets querbesiens,nº 55, 1 - Feb - 1962,
p. 624-632.
28
puntillismo, aportando una serie de pequeños detalles o breves
observaciones. Esto supone, recoger multitud de datos, lo cual requiere un
esfuerzo de investigación de archivos. Claro que todo esto nos da un
retrato íntimo, caluroso, familiar y hasta creo que verdadero.
- Objetivos:
El objetivo general y fundamental de este trabajo es hacer aflorar
las intuiciones teológicas que nos muestran a Luis Querbes como
SERVIDOR de la PALABRA. Como el teólogo K. Barth invita al cristiano
a hacer síntesis de la Biblia y el periódico (dos formas de “palabra” aunque
no sean simétricas o equivalentes), una en cada mano, así hace Luis
Querbes (adelantando a su tiempo esa intuición tan asumida hoy día). Nos
invita en esta línea con lo que denominaré síntesis “adoración-amor”
(como los dos polos, las dos manos en las que sostendrá la “palabra”),
siendo “Servidor de la Palabra” de este modo. Nos propone estar abiertos a
la llamada de la Palabra en y desde la Sagrada Escritura (“adoración”); y
estar abiertos al compromiso (“amor”) a que nos lanza la Palabra (la
llamada de la Buena Noticia que nos compromete) en la realidad concreta
de la vida (que también nos interpela).
Esta es la primera fuente de nuestro trabajo: las afirmaciones (en
sus textos escritos) y realizaciones de Luis Querbes (en ese doble polo
“adoración-amor” o “contemplación-acción”). En ellos se concreta su
servicio de la Palabra, que extiende a su carisma de fundación. Esto último
especialmente en el polo de la "acción/amor/compromiso".
Querbes siguió el impulso que venía del Concilio de Trento.
Nosotros hoy estamos a la sombra del Concilio Vaticano II. Por ello
destacaremos su “valoración” y uso de la “Palabra de Dios”, que en
algunos casos vemos cristalizados en los Documentos Conciliares. Será
una segunda fuente de referencia: la vigencia, como actualización creadora,
de las intuiciones teológicas de Querbes, en el Vaticano II. Será
comprobar, constatar, contrastar, por más que sea levemente,
29
someramente, y aunque muchas veces sea más fácil el contraste que la
línea de continuidad. A pesar del salto del tiempo intentaremos al menos
constatarlo de una manera referencial o aproximativa.
Una tercera fuente (como línea de actualización) será destacar las
intuiciones de Luis Querbes que permanecen como “espíritu vivo” en la
última concreción de la Constitución de los C.S.V. (a la sombra de la
renovación del Vaticano II). En estos tiempos de
“refundación/revitalización” de los Institutos religiosos, es un objetivo
claro poner de manifiesto que nosotros, C.S.V., hemos de volver a nuestra
fuente querbesiana (como el Concilio Vaticano II invitó a toda la Iglesia a
volver a la fuente del Evangelio). En ella beberemos en lo más genuino de
Luis Querbes: “Evangelizar a Jesucristo”61 (= Servicio de la Palabra de
Dios) en los dos núcleos vitales que él sintetizó en su vida:
Contemplación y Acción.
Y en ambos núcleos destacaremos como elemento esencial de sus
intuiciones teológicas (a manera de rasgo evangélico) la “Confianza en la
Providencia” (al estilo de Mt 6,25-34 y Lc 12,23-31), que es expresión
concreta de una fe radical. Y podemos afirmar que estos son puntos de
apoyo o fuentes básicas para una refundación, al menos de nuestro Instituto
Viatoriano. A mi parecer son elementos renovadores, impulsores de
refundación, junto con el carisma de la Comunidad Viatoriana. Somos
herederos de su carisma de fundación. Pero lo actualizamos a través del
Vaticano II, y su concreción, para nosotros, en la Constitución C.S.V.,
aprobada el 11 de Febrero de 1983, bajo el pontificado de Juan Pablo II.
Ese es otro de nuestros propósitos: Comprobar la actualidad de sus
intuiciones a pesar del tiempo transcurrido, y cómo aspectos poco
desarrollados, hoy día se han explayado en frutos.
En el desarrollo de este objetivo, siguiendo los dos grandes
núcleos se tratará de hacer una síntesis unificadora. Vamos tras las pistas
61
cfr. D.Q. 246 A 5.17.
30
de Luis Querbes. ¿No tendríamos aquí una síntesis de su vida espiritual y
de su vida apostólica? Contemplación y acción; adoración y amor; amor a
Dios y amor al prójimo. El P. Querbes vivió para “adorar y amar a Jesús”.
Lo sintetiza en su slogan: `Adoretur et ametur Jesus´. “Para él la
contemplación será prestar atención a Dios en los pequeños y grandes
acontecimientos de cada día, adorarle en la oración, escucharle en la
lectura de la Palabra, dejarse llevar por El en un espíritu de abandono
filial”62.
-Metodología:
La expresión “oyente de la palabra” (debida a K. Rahner), tan
asumida hoy día, ya era vivida en cuanto a su contenido por Luis Querbes
en su vida ordinaria de “Adoración” y “Entrega/Amor”. Procuró estar
atento a la Palabra salvadora. Es nuestro propósito y objetivo que se ponga
de manifiesto. Y también Luis Querbes intentó, siendo Servidor de la
Palabra escuchar esa palabra en la realidad que le tocó vivir, con su estilo
peculiar. Y se esforzó en ponerla en práctica en los condicionamientos
históricos en que se desarrolló su vida.
Para el tratamiento de estos objetivos, metodológicamente se han
distribuido todos los datos y materiales en torno a los dos núcleos:
. La contemplación/oración.
. La acción - vital: vida religiosa concreta.
En ellos desarrolla el P. Querbes sus intuiciones teológicas y
espirituales.
Es la Palabra (de Dios) la que llama y exige respuesta. Luis
Querbes, escucha esa palabra que le llama en un doble nivel: desde la
Sagrada Escritura, la Liturgia, la Celebración del Culto, la Oración

62
Bonnafous, R. ,El P. Querbes y las virtudes ordinarias, Dirección General C.S.V., Roma, 1992, p.70.
31
personal; y desde las personas concretas, especialmente los más
desfavorecidos. De ahí los dos núcleos: CONTEMPLACIÓN Y ACCIÓN.
Y esa Palabra exige respuesta, que Luis Querbes también da a doble
nivel: de nuevo referencia a los dos núcleos, CONTEMPLACIÓN
(relación con Dios) y ACCIÓN (relación con los hombres, el prójimo, los
hermanos).
Nosotros en el desarrollo unimos y sintetizamos la llamada y
respuesta en cada núcleo, porque esa es la síntesis que realiza Luis
Querbes. Pero lógicamente separamos expositivamente los dos núcleos,
CONTEMPLACIÓN Y ACCIÓN.
Así en el primer núcleo (CONTEMPLACIÓN) desarrollamos la
“llamada-respuesta” en:
. La oración litúrgica (con especial concreción en la Eucaristía), que es
Bíblica, Comunitaria, y con sus rúbricas rituales.
. La oración Bíblica-no litúrgica, pero que es comunitaria, y con sus
“ritualidades”. (La Leyenda).
. La oración personal, que aun no siendo litúrgica, ni ritual, no deja de
ser Bíblica, aunque sea individual.
Así en el segundo núcleo (ACCIÓN) desarrollamos la “llamada-
respuesta” en el compromiso de la Vida Religiosa (como la organiza
el P. Querbes para sus religiosos). Nos centramos en:
. La Vida Comunitaria: compromiso de amor con los demás, el
prójimo, los hermanos.
. La virtud de la Obediencia: al servicio del plan de Dios; fieles a la
Palabra, fieles a la obediencia.
. La virtud de la Fe: "viva e ilustrada", siempre impregnada de
confianza en la Providencia.

32
. La virtud del Celo: como amor compartido, en el trabajo apostólico,
especialmente hacia los más desfavorecidos (los pobres).
Con todo ello trataremos de trabajar sobre terreno firme. Porque hay
documentación disponible para analizar e interpretar. Aunque en el caso de
Luis Querbes una cierta prudencia se impone. Es debido a que sus
reacciones, sus pensamientos profundos, sus progresos espirituales, su
teología básica... no pueden diseccionarse en un análisis ´logicista`, sobre
todo si la persona ha sido discreta respecto a su vida. Y es éste el caso.
Acentuado además por la síntesis contemplación-acción impuesta a su
vida. Los fundadores de Congregaciones religiosas y sus primeros
seguidores suelen ser personas atentas a Dios, buenos “oyentes” de su
Palabra. En este caso, por lo que a Luis Querbes respecta, lo fue sin duda.
Veamos cómo utiliza la Palabra de Dios (sus intuiciones teológicas
básicas) en su obra, cómo se sitúa y actúa de esta manera como:

SERVIDOR DE LA PALABRA DE DIOS.

33
SIGLAS Y ABREVIATURAS:

- C.S.V.: Clérigos de San Viator (Congregación fundada por el P. Luis


Querbes). Sigla referida también a la Constitución de los
Clérigos de San Viator.
- A CSV: Archivos de los Clérigos de San Viator (En la Dirección
General de Roma están los originales; hay copias en las
Direcciones Provinciales C.S.V.)
- D.Q.: Documentos del P. Querbes (el número que sigue indica el nº
de documento; el segundo número indica el volumen; el tercer
número indica la página).
Ej.: D.Q. 163.3.106: Documento del P. Querbes nº 163,
volumen 3º, pág. 106.
- P: Correspondencia Pasiva: cartas o documentos recibidos por el P.
Querbes (el primer número indica el nº de documento; el
segundo indica el volumen; el tercero indica la página). Ej.: P.
826.4.181: Documento (carta) recibido por el P. Querbes, nº
826, volumen 4º, pág. 181.
- S: Sermones (Dentro de los D.Q.). Seguido de la indicación del nº de
Sermón, volumen, y página de dicho volumen. Ej.: D.Q. S-
7.10.38: Sermón nº 7 (en los D.Q.), volumen 10º, pág. 38.

- Resto de las citaciones: Van conforme a las normas generales en


cuanto a libros, revistas (artículos), citas del Concilio Vaticano
II, o de la Biblia.

34
INDICE

0. PRESENTACIÓN

I. DATOS BIOGRAFICOS

1. Infancia, juventud, estudios, vocación. De Saint-Nizier a Vourles.


2. Por qué el P. Querbes llegó a ser fundador.
3. Las diferentes autorizaciones.
4. Nueva organización y expansión.
5. Rasgos de la espiritualidad del P. Querbes.
6. Últimos trabajos, últimos éxitos, últimos días.

II. SERVIDOR DE LA PALABRA DE DIOS

0. Presentación. Objetivos. Metodología.

1. Servidor de la Palabra de Dios en la Contemplación (Oración).

1.0. Introducción.

1.1. Oración Litúrgica: Eucaristía.


1.1.0. Introducción: “Adoretur et ametur Jesus”.
1.1.1. Disposiciones ante la Palabra.
1.1.1.1. Escucha (de la palabra de Dios).
1.1.1.2. Meditación (de la Palabra de Dios).
1.1.1.3. Fidelidad a la Palabra de Dios.
1.1.2. Participación en la Eucaristía (Palabra – Sacramento).
1.1.2.1. Temor – Amor (al participar en la Eucaristía).
1.1.2.2. La Palabra de Dios como alimento.

35
1.2. Oración bíblica, no-litúrgica: La Leyenda.
1.2.1. El espíritu de la Leyenda.
1.2.1.1. La palabra “Leyenda”.
1.2.1.2. La Leyenda es sobre todo una oración.
1.2.1.3. La Leyenda es también una lectura-instrucción.
1.2.1.4. Actualidad de la Leyenda.
1.2.2. Fuentes bíblicas de la Leyenda.

1.2.3. La lectura de la Sagrada Escritura en la Leyenda.


1.2.3.1. Toda la Biblia (1836-1861).
1.2.3.2. Una selección de libros (1861-1874).
1.2.3.3. Sin lectura de la Sagrada Escritura (1874-1878).
1.2.3.4. El NT y los Salmos (1878-1909).
1.2.3.5. Otra selección de libros (1909-1930).
1.2.3.6. El NT y los Salmos (1930-1950).
1.2.3.7. Selección de libros (1950).

1.2.4. La Leyenda: el “Oficio Divino” de los C.S.V.


1.2.4.1. Unidad y actualidad de la Leyenda.
1.2.4.2. La Leyenda: el Breviario de los C.S.V. hermanos.
1.2.4.3. ¿Una reforma de la Leyenda?

1.2.5. Dificultades para cualquier arreglo o nueva disposición.

1.2.6. Hacia una formación bíblica a través de la Leyenda.


1.2.6.1. Conocimientos bíblicos generales.
1.2.6.2. La lectura completa de la Escritura.

1.3. Oración personal / particular. Necesidad y condiciones.

36
1.3.1. Necesidad de la plegaria/oración.
1.3.2. Condiciones de la plegaria/oración.
1.3.2.1. Fe, centrada en Cristo (Confianza).
1.3.2.2. Humildad (Discernimiento).
1.3.2.3. Perseverancia: Constancia y atención.

2. Servidor de la Palabra de Dios en la Acción: En la Vida


Religiosa concreta (Acción vital / experiencial).

2.0. Introducción.

2.1. Vida Comunitaria.


2.1.1. La Caridad/Amor en la Vida Comunitaria.
2.1.2. La Paz en la Vida Comunitaria.
2.1.3. La “unidad de corazones/de espíritu” en la Vida
Comunitaria.

2.2. Virtud de la Obediencia.


2.2.1. Obediencia a los superiores.
2.2.2. Obediencia como servicio de autoridad.

2.3. Virtud de la fe: “Una fe viva e ilustrada”.

2.3.1. Una fe viva.


2.3.1.1. El sentido de toda una vida.
2.3.1.2. La transparencia de los acontecimientos.
2.3.1.3. El sentimiento de la presencia divina.

2.3.2. Una fe ilustrada.

2.3.3. Fe en la Providencia: “Dios proveerá”.


37
2.3.3.1. Una invitación constante.
2.3.3.2. “La mecha que aún humea”.

2.4. Virtud del celo: “Un celo ardiente y desinteresado”.

2.4.1. La urgencia de actuar.


2.4.2. Celo por el carisma de fundación.
2.4.3. El amor a los pobres.
2.4.4. Días llenos.

3. A manera de epílogo/conclusión: “Servidor de la Palabra”.

BIBLIOGRAFÍA.

38
1. Servidor de la Palabra de Dios en la Contemplación
(Oración)
1.0. Introducción.
En esta introducción al primer núcleo (adoración/contemplación) ya
apunta la importancia de la Palabra y su uso por parte de Luis Querbes. La
síntesis a la que hemos hecho referencia queda incoada en el lema
“Adorado y amado sea Jesús”, que citamos a continuación.
El lema “Adorado y amado sea Jesús” nos sitúa en las corrientes de
redescubrimiento de Cristo. Recalcamos aquí un aspecto profético que
marca la vivencia profunda de Luis Querbes. Se redescubre a Cristo como
Palabra de Dios encarnada. Este lema es el resumen de una cristología no
escrita sino vivida experiencialmente en el día a día.
Encontramos dos dimensiones que nos motivan: adoración y amor,
contemplación y acción, mística y política. Dos lenguajes también
indisociables en la misión, como sugiere Gustavo Gutiérrez: “Sin la
profecía (el amor), el lenguaje de la contemplación (adoración) corre el
peligro de no influir sobre nuestra historia en la que Dios actúa y donde lo
encontramos. Sin la dimensión mística, la profética puede estrechar sus
miras y debilitar la percepción de Aquel que todo lo hace nuevo”63.
Esta doble dimensión la podemos traducir en una doble cristología
descendente-ascendente, que Luis Querbes expresaba de esta manera: “Es
Jesucristo... consustancial a Dios, su Padre, Dios de Dios, luz de luz,
esplendor de su gloria, y la huella de su sustancia. Es el principio y fin de
todas las cosas. Es el Enmanuel en una palabra. O el Verbo, el hijo del
Eterno, engendrado antes de todos los tiempos; el increado ha venido a
unirse a las debilidades de nuestra naturaleza. Aquí, hermanos míos,
debemos considerar en este nacimiento temporal el abajamiento (=

1
Gutiérrez, Gustavo, Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente, Sígueme, Salamanca, 1981,
p. 210.
39
descenso, humillación) infinito de la naturaleza divina, y la elevación (=
ascenso, levantamiento) de la naturaleza humana”64.
El movimiento de ascenso por parte de la naturaleza humana lo
resalta a continuación: “Elevemos nuestros corazones, hermanos míos,
¨sursum corda¨. Me sitúo sobre una montaña a ejemplo de Jesucristo.
¿Quién es el que da a esta asamblea el movimiento y la vida? Es aquel por
quien todo ha sido hecho, es Dios. ¡Oh hombres!, ¿dónde estáis vosotros?
Más alto, hermanos míos. De repente el Todopoderoso hace oír su voz. Él
truena desde lo alto de los cielos, y su voz golpea los cedros del Líbano.
Me precipito a través de esas esferas inmensas sostenidas las unas sobre las
otras por un movimiento continuo, y que el dedo de Dios arrojó antes,
como jugando, en la inmensidad del espacio. Llego al centro del universo,
al pie del trono del eterno. He aquí a Dios, el esplendor de su Luz, la figura
de su sustancia. Millones de serafines lo rodean, y cantan el hosanna
eterno. Oh hombres, ¿dónde estáis? ¡Oh Dios!. ¡Oh Verbo!. ¡Oh hombre!.
He aquí lo que es preciso reunir, los dos extremos... ´et verbum caro
factum est`. Oh Dios mío, vuestro poder ha encontrado el medio de unir en
sus grandezas dos abismos infinitos, porque un abismo llama al otro
abismo”65.
Intuición que la teología de hoy actualiza (y que está a la base del
Vaticano II). Así reflexiona Rahner: "Cuando Dios es para nosotros
verdaderamente Dios, cuando es el fuego devorador, reconocer en esa
llama abrasadora y en esa cegadora luz la verdad de la realidad creada y
amada por él... que vivifica en sí y para nosotros, reconocer todo esto y
realizarlo sólo es posible para la madurez de la relación con Dios lograda
en el cristianismo"66.

64
D.Q. S-8 .10.45.
65
D.Q. S-8 .10.45-46.
66
Rahner, K., Eterna significación de la humanidad de Jesús, Escritos III, Taurus, Madrid, 1961,
p.55.
40
El hombre se sitúa, por lo tanto, en la identificación y seguimiento
de Cristo, que reúne en sí ese doble movimiento ya señalado. El P. Querbes
recoge la invitación de S. Mateo: “Si alguno quiere venir detrás de mí, que
se niegue a sí mismo y coja su cruz cada día y que me siga” (Mt 16,24).
Así lo comenta con sus palabras como una teología `pascual´ destacando el
aspecto de cruz, pero centrada en Cristo: “He aquí al hombre. Ecce homo
(cfr. Jn 19,5). Parémonos, hermanos míos, ante este espectáculo. Es aquí
donde podemos descubrir el tipo de tormento que el salvador ha padecido...
Nosotros lo hemos visto, dicen los profetas, cuando lo intuyen desde la
lejanía del tiempo, el más bello de los hijos de los hombres, y no hemos
podido reconocerle, ¡tanto ha cambiado!. He aquí al hombre, dice Pilatos,
he aquí a quien vosotros habéis dado el nombre de Cristo... ¿Estáis
satisfechos? ¿No está suficientemente castigado?”67.
Esta teología del seguimiento, se concreta en seguir a Cristo en el
camino de la cruz, tal como nos lo sugiere el Vaticano II: “Los cristianos
están dispuestos siempre a dejarlo todo por Cristo (cfr. Lc 14,26) y a
padecer persecución por la justicia (cfr. Mt 5,10) recordando las palabras
del Señor: `Si alguien quiere venir en pos de mí...´ (Mt 16,24)”68.
Ello porque el propio Cristo: “sufriendo la muerte por todos
nosotros, pecadores, nos enseña con su ejemplo a llevar la cruz que la
carne y el mundo echan sobre los hombros de los que buscan la paz y la
justicia”69. En esta línea nos indica el P. Querbes: “La Iglesia... suple el
camino real de la cruz, hecho sobre las huellas de los pasos de Jesús, por
un camino representativo, en el que hay doce estaciones a las que se
añaden el descendimiento de la cruz y la sepultura, mientras se realizan
plegarias y meditaciones. Volvamos a esta gran ciencia de Jesucristo

67
D.Q. S-13.10.68.
68
Vaticano II, Decreto sobre el apostolado de los seglares, A.A. , 4,f .
69
Vaticano II, Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual, G.S. , 38,a .
41
crucificado; es la sola necesaria, es él quien es el camino, la verdad y la
vida (cfr. Jn 14,6)”70.
Y en esta cruz, y en la identificación con Cristo está la salvación:
“Oh cruz adorable, signo de nuestra salvación y liberación, eres el
estandarte que deben seguir todos los cristianos que quieren recordar los
signos destacados de la Pasión. Bendícenos, oh Cruz santa, a fin de que
sigamos a Jesucristo sobre el Calvario en `espíritu y en verdad´ (cfr. Jn
4,23), bendícenos en el tiempo y en la eternidad”71.
Esta teología del Dios crucificado la personaliza el P. Querbes en su
relación-diálogo con la cruz; éstas son sus palabras: “Yo os saludo, oh
cruz, consagrada, ennoblecida por los sufrimientos y la muerte de un Dios.
Él te ha llevado para enseñarnos a recibirte y a llevarte con alegría. Él ha
muerto en tus brazos para rescatarnos. Signo de salvación: es en ti en quien
pongo mi confianza...”72
Para Luis Querbes se concreta la presencia de Dios en este
movimiento descendente: la Palabra de Dios -Jesucristo- se encarna en
nuestro mundo. Comenta así el texto de Mt 11,10: (´Yo envío mi ángel que
preparará el camino delante de ti´): “Vemos hoy, en este evangelio, a los
dos personajes más importantes que jamás hayan aparecido en el mundo, el
Mesías y su precursor. Les vemos rindiéndose mutuamente testimonio.
Juan Bautista envía a sus discípulos a preguntar al Salvador: `¿Eres tú el
que debe venir o debemos esperar a otro?´... Quería instruir a sus
discípulos, y darle a Jesucristo la ocasión de manifestar a los hombres el
gran misterio de la encarnación, del abajamiento de la divinidad hasta
llegar a ser humanidad=hombre”73.

70
D.Q. S-13.. 10.71.
71
D.Q. S-13.10.72.
72
D.Q. S-16.10 82.
73
D.Q. S-48 . 11 . 37.
42
Es una teología del abajamiento que en el hombre se centra en
reconocer su pequeñez en el perdón de la penitencia. Por ello comenta más
adelante: “También por medio de la penitencia la Iglesia, nuestra tierna
madre, hace nacer a Jesucristo, espiritualmente en nuestros corazones...
Sirviéndose, como en el tiempo de preparación a la Pascua, de ornamentos
de un color oscuro nos dice: `Haced penitencia, porque el reino de los
cielos está próximo´ (cfr. Mc 1,15)... Ánimo, hermanos míos, ya que
Jesucristo se digna, todavía, descender desde lo alto de los cielos y venir
hasta nosotros, no pongamos ningún obstáculo a su llegada. El viene, no
tardará. No apareció más que una sola vez bajo la figura humana, no
aparecerá más que una vez en su gloria... Pero escuchad otro prodigio.
Tantas veces como vayáis a la mesa de los ángeles (= el altar, la
comunión), tantas veces Jesucristo hace su entrada real en vuestro corazón,
no tanto como redentor y juez, sino más bien como el esposo de vuestras
almas”74.
Y desde esta pequeñez, en la más pura línea de los “pobres de
Yahvé”, al estilo de María, la sugerencia, la invitación que nos aporta Luis
Querbes, es abrirse a la gracia de Dios: “Sí; a mí tampoco me caben dudas
de que es la Providencia quien te ha inspirado el generoso pensamiento de
consagrarte a Dios. Ella pretende ahora acabar en ti su obra, con tal de que
tú te abandones sin reserva al espíritu de la gracia, cuyo impulso has
obedecido hasta ahora”75.
Hemos destacado la síntesis “adoración-amor” en el doble
movimiento “ascenso-descenso” (hacia Dios – hacia los hombres), que
Luis Querbes señalaba en sus sermones. Es su forma de situarse como
SERVIDOR DE LA PALABRA. Y los leves apuntes en el Vaticano II
(señalados antes) nos lo confirman. Pero todo ello lo vamos a desarrollar
en los tres aspectos (los apartados siguientes que vienen a continuación):

74
D.Q. S-48 . 11 . 41-42.
75
D.Q. 452 . 7 . 62.
43
- Oración litúrgica (y bíblica): Eucaristía.
- Oración no litúrgica (pero bíblica): La Leyenda.
- Oración personal (no litúrgica, ni comunitaria, aunque bíblica).
Comenzaremos volviendo a retomar el lema “Adorado y amado sea
Jesús”, explicándolo, ampliando su contenido y especificando su
significación.

1.1. Oración litúrgica: Eucaristía.


1.1.0. Introducción: “Adoretur et ametur Jesus”.
Cristo es el objeto de las complacencias de Dios Padre (cfr. Mt
17,5). Será también el objeto de las líneas teológico-espirituales del P.
Querbes. La divisa “Adorado y amado sea Jesús” está en el
encabezamiento de la mayor parte de las cartas del P. Querbes. Las
iniciales L.A.J.C.(Laudetur et ametur Jesus Christus), aparecen por primera
vez al final de una biografía escrita por el P. Querbes 76, (aunque no la
firme, y que fue publicada en 1829). “Las letras L.A.J.C.(Laudetur et
ametur Jesus Christus), divisa con la que después de haberla modificado
ligeramente, acabará en adelante todos sus escritos es solamente un indicio
de su mano”77.
También podemos leer en el encabezamiento de cierto número de
cartas la frase evangélica “Sinite parvulos venire ad me”(Mc 10,14). Estas
dos frases resumen muy bien los fines de la Congregación tal como fueron
formulados por el P. Querbes y aprobados por Gregorio XVI: “El Instituto
de los Catequistas tiene por fin su propia santificación, la enseñanza de la

76
cfr. D.Q. 559.2.5: Vida de Dom Agustín de Lestrange, Abad de la Trapa, por un religioso de su
orden.
77
Robert, P., Vida del P. Luis Querbes, Librería A. Dewit, 53, Rue Royale, Bruxelles, 1922, p.
160.
44
doctrina cristiana, y el servicio del santo altar, de acuerdo con la intención
del Santo Concilio de Trento, Sesión 23, Capítulo 17”78.
Los C.S.V. hemos recogido y conservado estas divisas del P.
Querbes. La Constitución aprobada el 11 de Febrero de 1983, nos presenta
la actualización de esta intuición teológico-espiritual del P. Querbes:
“Respondiendo a una llamada del Espíritu, el P. Querbes funda una
Asociación para `la enseñanza de la doctrina cristiana y el servicio de los
santos altares´. El espíritu del fundador sigue inspirando nuestra misión
apostólica y nuestra adaptación a las nuevas exigencias de la
Evangelización”79.
Y conforme a las exigencias del Concilio Vaticano II, la intuición
de Luis Querbes queda aún mejor actualizada en el nº 8 de la Constitución:
“Anunciar a Jesucristo y su Evangelio, suscitar comunidades en las que se
viva, se profundice y se celebre la fe: en estos términos expresamos hoy la
misión de los C.S.V. que el P. Querbes definía como `la enseñanza de la
doctrina cristiana y el servicio de los santos altares´.”80 El lema “Adorado
y amado sea Jesús” aparece al final del Corpus juridicum viatorianum,
poniendo el punto final a los 57 artículos de la Constitución. El mismo P.
Querbes había concluido sus Estatutos de 1838 así: “Adorado y amado sea
Jesús”81.
Esta divisa, tal como la formula el P. Querbes, tiene un gran sabor
paulino. San Pablo era, por otra parte, un autor preferido del P. Querbes.
Lo cita frecuentemente (como tendremos ocasión de comprobar en el punto
de “La Leyenda”). Además, como hombre empapado de Biblia que era,
cuya oración aflora constantemente en la punta de su pluma, no es difícil
encontrar la inspiración lejana y profunda. El famoso "Shemá Israel" está
lleno de fórmulas parecidas: “Escucha Israel. Yahvé nuestro Dios es el

78
El P. Luis Querbes y la Congregación de los C.S.V., Noviciado de Joliette, Canadá, 1959, p. 122.
79
Constitución C.S.V. , nº 2.
80
Constitución C.S.V. , nº 8, párrafo 1º.
45
único Dios. Y tú amarás a Yahvé tu Dios” (Dt 6,4). “No te olvides de
Yahvé... Temerás a tu Dios, a Él servirás e invocarás su nombre” (Dt 6,12-
13). Mateo lo retomará así: “Adorarás al Señor tu Dios, a Él sólo servirás”
(Mt 4,10) (cfr. Eclo 7,31-32) (Sab 6,12.17). “Obviamente estamos aquí en
la más pura tradición bíblica sea profética o sapiencial. Estamos en el
meollo de la Alianza: Adorar a Dios y rechazar todos los ídolos, y el amar
que se concreta en la construcción de una sociedad justa y fraterna. Y Luis
Querbes da a su lema la dimensión neotestamentaria que viene de la
Pascua”82.
La vida, y la vida espiritual, precede a la teología. El P. Querbes
habla de Providencia, de sumisión a la voluntad de Dios, de abandono. Su
orientación espiritual lo lleva hacia los únicos signos de Dios en nuestra
historia: la Iglesia, la Palabra de Dios y los Sacramentos. Ellos concretan la
presencia de Dios en Cristo, "adorar y amar a Jesús" que aflora en la
reflexión teológica de Rahner: "Ese corazón de Jesús debe ser venerado,
adorado, amado. Debe ser hecho real en nuestra piedad. Es merecedor de
culto y veneración"83. Comprobamos la actualidad teológica de la intuición
querbesiana. Y esto en la oración, y la oración litúrgica, y en su proyección
hacia los pobres, los más desfavorecidos. Palabra de Dios y Eucaristía: Son
el lugar de enriquecimiento de su fe, de su adoración y de su
contemplación. Pues por ellos el signo de Jesús queda en la historia visible
y actual. Allí el Dios que los habita se hace presente para entregar al
mundo y a cada hombre su misterio. Dios hace vivir, ama, atrae, congrega
a los hombres y los recrea en su Reino.
La Eucaristía supone la presencia directa de Cristo, Palabra de
Dios. Es el sacramento en el que la Palabra (la Sagrada Escritura) adquiere
su máxima relevancia. Luis Querbes nos sugiere unas actitudes básicas,

81
D.Q. 246 A . 5 . 27.
82
Laur, P., Notas sobre el P. Querbes, Lima, 1991, p. 50.
83
Rahner, K., Eterna significación de la humanidad de Jesús, Escritos III, Taurus, Madrid, 1961,
p.51.
46
como punto de partida para sintetizar la “adoración y el amor”. Hay una
interpenetración mutua entre Eucaristía y Palabra de Dios. Lo vemos en el
siguiente apartado de “Disposiciones ante la Palabra” (que sería el
subrayado de la primera parte de la síntesis “adoración – amor”). Y lo
situamos, por ello, en el apartado de “Oración Litúrgica (y comunitaria):
La Eucaristía”.
Vamos a seguir el rastro del pensamiento de Luis Querbes en el
desarrollo ampliador de lo que ha supuesto la síntesis en el lema "Adoretur
et ametur Jesus".

1.1.1. Disposiciones ante la Palabra.


Ante la Palabra de Dios (la mesa de la Palabra en la Eucaristía) el
hombre ha de situarse con unas determinadas disposiciones. Las comenta
el P. Querbes desde el análisis exegético-homilético de la Parábola del
Sembrador (cfr. Mt 13, 3-23):
“Semen est verbum Dei. He aquí lo que significa esta parábola. La
semilla es la palabra de Dios... Pero, ¿a qué se debe que esta semilla, tan
fecunda por sí misma, produzca en nuestros días tan poco fruto para la
inmortalidad? ¡Ay, hermanos míos!, son las malas disposiciones de los que
escuchan. Sigamos al Salvador en la explicación de su parábola”84. Esta
pregunta introductoria nos sitúa en la actualidad de esta parábola: fue
impactante para el P. Querbes, y lo sigue siendo hoy en día. Sigue
habiendo situaciones criticables de “malas disposiciones”. Por ello
comenta el P. Querbes la necesidad de estar abiertos a Dios y a su Palabra.
Reflexiona sobre el texto de Hch 2,10: (“Fueron llenos todos del Espíritu
Santo”): “La Verdad, la primera necesidad de las inteligencias, ha bajado
del cielo el día en que el hombre sale del seno de la tierra... Es el alimento
84
D.Q. S-5.10.26.
47
de su alma... esta sed de saber Dios la había satisfecho completamente
dando al hombre un alma que le ponía en relación con la soberana
inteligencia, y le obligaba a tender a ella... Había depositado en ella un
número suficiente de verdades... allí encontraba la revelación de todos los
secretos de la sabiduría y de la justicia de Dios”85.
Y siguiendo la invitación de Dt 6,6-9 nos sugiere el P. Luis
Querbes: “Es preciso asistir sobre todo a la enseñanza-instrucción que os
será dada.... aquí grandes y pequeños aprenderemos sin pena... los padres y
madres por ellos mismos y por sus hijos... os preguntaréis los maestros y
los criados... y veréis la diferencia que hay con un hombre instruido”86.
Por eso nos indica claramente que: “Las disposiciones para
escuchar la Palabra de Dios son:
1º: Venir con deseo de aprovechar. 2º: Escuchar con atención.
3º: Aplicarse. 4º: Retenerla. 5º: Ponerla en práctica.
Es preciso considerar los motivos que nos llevan a escuchar la
palabra de Dios, obligaciones, necesidades, la manera de escuchar, con
sencillez, docilidad, respeto. `Dichosos los que oyen la palabra de Dios y la
guardan en su corazón´ (Lc 2,51)”87.
Nos centramos en tres grandes disposiciones positivas ante la
Palabra.
1.1.1.1. Escucha (de la Palabra de Dios).
En el comentario de la parábola del Sembrador, que hemos dejado
más arriba nos centra el P. Querbes en esta primera disposición: “La
palabra de Dios siempre predicada y siempre combatida, encuentra sobre la
tierra aún hoy día los mismos obstáculos que hacían más de una vez
inútiles las predicaciones del Salvador en el Evangelio. El primero y uno

85
D.Q. S-85.11.149.
86
D.Q. S-89.11.164.
87
D.Q. S-190.12.190-191.
48
de los más peligrosos es la disipación del espíritu. Ser o estar disipado es
venir a escuchar la Palabra de Dios para pasar el rato y tener la
imaginación ociosa. Estar disipado es no ir al templo santo más que por
vanidad, para allí ser visto como un espectáculo, por espíritu de
curiosidad... mientras que no se hace ningún esfuerzo para retener esta
imaginación errante. Estar disipado, en fin, es enseguida juzgar al ministro
de Dios en la exposición de las verdades santas, como un orador profano, y
no pensar de sus razonamientos más que como si se tratase de un discurso
académico”88.
Estamos por lo tanto desbrozando el camino de la Palabra de Dios.
Comienza el P. Querbes por señalar los obstáculos. Se sirve del propio
texto sagrado para después poder seguir dócilmente la Palabra de Dios -
Jesucristo- en sus pasos concretos y en su encarnación en las personas.
Sintetiza así “adoración – amor”, y pone pilares firmes que nos lo muestran
como “Servidor de la Palabra”.
Otro obstáculo a la escucha atenta de la palabra de Dios: Dureza de
corazón: “Otra parte cayó sobre terreno pedregoso, y el grano apenas había
brotado se secó falto de humedad (Mt 13,5-6). Lo que cae sobre un terreno
pedregoso añade Nuestro Señor Jesucristo son aquellos que habiendo oído
la palabra la reciben con alegría, pero como no tienen raíces, no crecen más
que por un tiempo, y en el momento de la tentación se retiran. Dureza e
inconstancia de corazón, es el segundo obstáculo, no menos peligroso que
el primero”89.
Un obstáculo que en su tiempo, el P. Querbes lo expresaba así: “Es
un fervor pasajero, una conversión de un momento, no tienen raíces, sólo
crecen durante un tiempo, y en el momento de la tentación se retiran. En
efecto, la Palabra de Dios es anunciada públicamente. Por todas las partes
los fieles se agolpan todavía alrededor de la cátedra sagrada; y a menudo

88
D.Q. S-5 . 10 . 27.
89
D.Q. S-5.10.28.
49
un buen pastor tiene el consuelo de ver un numeroso auditorio prestar
atención. Pero, ¿se ve menos ambición y codicia en los hombres fuertes, en
los ancianos menos apego a los bienes de la tierra, y en la juventud más
modestia? ¿No vemos al contrario, a la impiedad y al libertinaje marchar
con la cabeza levantada?”90
Un tercer obstáculo nos presenta el P. Querbes diciéndonos:
“Retomemos nuestro Evangelio: Otra parte cayó entre espinos, y las
espinas crecieron y la ahogaron (Mt 13,7). Lo que cayó entre espinas, son
los que han oído la palabra... pero enseguida es ahogada por los cuidados,
por las riquezas y por los placeres de la vida, de suerte que no dan frutos.
Tales son los obstáculos que los mismos cristianos oponen al progreso de
la palabra de Dios, y que la hacen todavía en nuestros días tan
infructuosa”91.
Tras señalar lo negativo, se nos invita a centrarnos en las
disposiciones necesarias para oír bien la palabra: “Otra parte cayó en tierra
buena y dio fruto, ciento, sesenta, treinta (Mt 13,8).
Lo que cayó en tierra buena, son los que habiendo escuchado la palabra
con un corazón bueno y perfecto la conservan y dan fruto con paciencia.
Como el primer defecto es la disipación, por contra la primera disposición
es la atención y el respeto. Es preciso ante todo escuchar la palabra de Dios
con un corazón bueno y perfecto. En segundo lugar es preciso conservarla
y meditarla. Ella es, dice S. Gregorio, un alimento que produce en el alma
los mismos efectos que los alimentos ordinarios producen en el cuerpo. Por
último, después de haber escuchado la palabra de Dios, y haberla retenido,
es necesario dar fruto, con paciencia, y rendir el ciento por uno”92.
Podemos comprobar que esas disposiciones que nos sugería el P.
Querbes han sido incorporadas por la mejor tradición viatoriana. Así

90
D.Q. S-5.10.28-29.
91
D.Q. S-5.10.29.
92
D.Q. S-5.10.29-30.
50
nuestra Constitución nos invita a poner nuestras “raíces en la voluntad
misma del Fundador. Él quiere que escuchemos frecuentemente la Palabra
de Dios. Es él también quien nos pide que hagamos de la Eucaristía el
centro de nuestra vida”93. Y ello en la más genuina línea del Concilio
Vaticano II que no exhorta: “... los miembros de los institutos han de beber
en las límpidas fuentes de la espiritualidad cristiana. Tengan
continuamente en sus manos la Sagrada Escritura para conseguir con su
lectura y meditación `el sublime conocimiento de Cristo´ (Flp 3,8)”94.
Nos invita el P. Querbes a profundizar en esta actitud de escucha,
cuando comenta el relato evangélico de la Transfiguración (cfr. Mt 17,1-9).
Con ello nos está dando las pistas de cómo debemos situarnos ante la
Palabra -Jesucristo- el Hijo de Dios encarnado: “Hay aquí, a la vez, una
gran lección y un mandato. Reclamo vuestra atención para desarrollar el
uno y la otra. `Este es mi Hijo amado en quien me complazco: escuchadle´
(Mt 17,5). Tal es la lección que Dios nos da, y donde aprendemos el más
grande de todos los misterios: Jesús es el Hijo de Dios, y por tanto él
mismo es Dios. Un hijo es de la misma naturaleza que su padre, él es pues
eterno y Dios”95.
Continúa con el estilo retórico del siglo XIX pero insistiendo ´a
tiempo ya destiempo` (2 Tim 4,2) que diría S. Pablo, al que sigue el P.
Querbes: “¿Lo hemos oído, hermanos míos? Dios ha hablado.
Impongamos silencio a nuestra orgullosa razón. Jesucristo es el principio y
el fin de todas las cosas. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el
cielo, en la tierra y en los infiernos (cfr. Flp 2,10). En los infiernos donde
él es juez, en la tierra que él se ha adquirido por su sangre, y en el cielo
donde la Iglesia triunfante será también su herencia eterna. Tal es la gran
lección que recibimos hoy por boca de Dios Padre acerca de su Hijo Bien

93
Constitución C.S.V. , nº. 21.
94
Vaticano II, Decreto sobre la Renovación de la Vida Religiosa, P.C. , nº.6.
95
D.Q. S-8 .10.44.
51
Amado. Escuchad la voz de sus misterios, la voz de sus acciones y de sus
ejemplos, la voz de sus enseñanzas”96.
El final de este sermón-homilía sobre la Transfiguración supone un
remachar el clavo de esta primera disposición de atenta escucha. Así nos
dice: “Él nos ha hablado. Cristianos escuchadle. Abro el libro divino donde
está encerrada su historia y su doctrina, y tres capítulos de S. Mateo me
descubren una moral en que la pureza, la sublimidad, la santidad están a la
base de todas las leyes. Jesús nos ha hablado. ¿Qué nos queda por hacer?
`Ipsum audite´.”97
Y escuchar es la más pura tradición evangélica. También lo
desarrolla el P. Querbes con estas palabras que complementan el
comentario que venimos refiriendo: “Jesús habla: a su voz los vientos se
calman, los muertos salen de la tumba, el ciego ve, el mundo entona las
alabanzas del Señor. Pedro avanza sobre las aguas delante de su maestro.
Asombrados por tantas maravillas las villas y pueblos siguen en
muchedumbre a Jesucristo, olvidando hasta las primeras necesidades de la
naturaleza. Tienen hambre dice el apóstol, tanto que cinco panes son
bendecidos y cinco mil hombres saciados. ¿Quién podría ser sordo a la
vista de tantos prodigios?”98
Es una escucha que supone confianza en la palabra pronunciada:
“Maestro hemos trabajado toda la noche sin coger nada, pero por tu
palabra vamos a lanzar nuestras redes (Lc 5,5). Habéis visto la vocación de
estos pobres pescadores al apostolado, figura de vuestra vocación y
llamada a la santidad”99.
Y ha de ser una escucha continuada y perseverante. En ello insiste
el P. Querbes: “No olvidemos que lo que acabamos de oír es figura de

96
D.Q. S-8.10.46.
97
D.Q. S-8.10.47.
98
D.Q. S-22.10.110.
99
D.Q. S-29.10.124.
52
vuestra vocación. Disponeos, pues, por un santo y religioso respeto a
escuchar los designios de Dios sobre vosotros. Sois llamados a hacer
revivir la llama de la fe en vuestras almas donde no queda más que un
débil fulgor. Sois llamados a recibir de nuevo el don de la fe”100.
Nos anima el P. Querbes a la escucha recogiendo la invitación
antigua pero radical del libro de Deuteronomio (Dt 15,11): “Pero Dios
también ha hablado a nuestros oídos y su voz aquí no es menos restallante.
Desde el Monte Sinaí donde viene a declarar que Él es el Dios de Israel, el
solo grande, el creador del Universo... es necesario conocer su voluntad
sobre la limosna. Escuchad, hermanos míos, y desengañaos: `Abre tu
mano a tu hermano que es indigente y pobre en tu tierra´ (Dt 15,11)”101.
Escucha de la llamada de la Palabra, en su vertiente de
"amor/compromiso". Implica la otra cara, el otro polo de la síntesis
"adoración-amor".
Nos precisa el P. Luis que la escucha ha de ser con sencillez de
corazón, con el saber de Dios, siguiendo la indicación de Lucas 2, 52:
“Jesús crecía en edad, en sabiduría y gracia ante Dios y los hombres”.
Comentando este texto realiza la siguiente observación incisiva: “Pero
vosotros, hermanos míos, que no la despreciáis, ¿seguís mejor el ejemplo
del Salvador? ¿No olvidáis esta ciencia sagrada y esta sabiduría de los
hijos de Dios? Estamos sinceramente apegados a la doctrina de Jesucristo.
Pero no buscamos su Ley, evitamos su Palabra. Las razones más frívolas,
los pretextos más vanos... ¡qué sé yo! Todo sirve para dispensarnos de
recibir las enseñanzas divinas y avanzar en el conocimiento de
Jesucristo”102.
De nuevo recoge la invitación de S. Pablo para hacernos perseverar
en la actitud de escucha de la Palabra: “Os exhortamos a que no recibáis en

100
D.Q. S-29.10.126.
101
D.Q. S-32.10.148.
102
D.Q. S-49.11.47.
53
vano la gracia de Dios... pues es el tiempo favorable, es el día de la
salvación” (2 Cor 6,1-2). Y de esta manera nos amonesta: “Es preciso
escuchar la Palabra de Dios... porque no sólo de pan vive el hombre, sino
de toda palabra que procede de la boca de Dios (cfr. Mt 4,4)... La Iglesia
envía por todas partes a sus ministros para extender la semilla. Hela aquí,
esa palabra. Sin embargo os exhortamos para que vengáis a escucharla,
nosotros que somos los últimos de todos... Venid a escuchar la venerable
verdad antigua que Dios nos ha enviados este año en su misericordia...”103.
Esta escucha atenta empieza a comprometernos en ciertos
momentos; por ejemplo cuando la palabra se concreta en el mandamiento
nos dice el P. Querbes: “Dos cosas son aquí mandadas (comenta el primer
mandamiento según Ex 20,1): Adorar a Dios, y no rendir culto a otro más
que a Él. Es lo que Jesucristo ha expresado en estas palabras, `al Señor tu
Dios adorarás, y a él solo servirás´(Mt 4,10). Hay aquí, pues, a la vez, un
precepto y una prohibición...”104.
Nos justifica esta escucha atenta, sobre todo de las palabras del
Evangelio porque: “Es Jesucristo mismo quien habla... son sus oráculos...
nosotros sólo os los transmitimos... todo es claro en sus palabras de vida
eterna... sólo os invitamos a meditarlas, y a haceros felices y saludables
aplicaciones... ricos y pobres... todos ahí encontraréis abundantes
enseñanzas... son una fuente inagotable. Sea el que sea el objeto principal
de nuestra lectura del Evangelio, podemos encontrar en cada una de las
palabras del Salvador algunas verdades importantes y de las que podemos
sacar consecuencias para nuestra santificación... no seguimos otro orden
más que el de las palabras mismas del Evangelio”105.
Todo ello en la línea del seguimiento de Jesucristo (una de sus
intuiciones teológicas) porque “nadie puede servir a dos señores”(Mt 6,24).

103
D.Q. S-70.11.109.
104
D.Q. S-90.11.166.
105
D.Q. S-174.12.119.
54
Por lo que es necesario poner en práctica lo escuchado y meditado. Nos lo
confirma el propio P Querbes: “La palabra de Dios: es preciso oírla y
practicarla. Es vano que cada día la acojamos con indiferencia. `Si
conocieras el don de Dios, y quién es el que... ´(Jn 4,10). La voz del Señor
es espada de doble filo. Oídla, meditadla, llevadla a vuestras casas... no
cerréis vuestros corazones”106.
Todos estos aspectos de profundización en la actitud de escucha de
la Palabra de Dios sugeridos por el P. Querbes los vemos incorporados y
actualizados en los documentos del Vaticano II: “La Palabra de Dios la
escucha con devoción y proclama con valentía el Santo Concilio...”107.
“La Palabra de Dios se compara a una semilla sembrada en el campo (cfr.
Mc 4,4): quienes la escuchan, y se agregan a la pequeña grey de Cristo
(cfr. Lc 12,32), ésos recibieron el Reino”108. “La semilla que es la Palabra
de Dios, al germinar en buena tierra, absorbe la savia, la transforma y
asimila para dar al fin fruto abundante”109. De hecho es la gran tradición de
la Iglesia, en la que lógicamente se sitúa también el P. Querbes.
Todo ello nos viene a hacer patente cómo las intuiciones de Luis
Querbes son actualmente un espíritu vivo que alienta nuestra refundación
desde su primigenio carisma fundacional. De manera que sus escritos y
exhortaciones pueden ser para nosotros fuente de inspiración para
acercarnos a la propia fuente evangélica. Así también nos lo recuerda el
Concilio Vaticano II: “Recuerden todos los fieles que tanto mejor
practicarán la unión de los cristianos, cuanto mayor sea su esfuerzo por
vivir una vida más pura según el Evangelio”110. Es una llamada, aunque
tangencial, a la Palabra evangélica. Más directa y centrada es la siguiente
exhortación: “Todos los cristianos procuremos que, ajustándonos cada vez

106
D.Q. S-226.13.76.
107
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación, D.V. , nº 1.
108
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia, L.G. , nº 5,a.
109
Vaticano II, Decreto sobre la Actividad Misionera de la Iglesia, A.G. , nº 22,a.
110
Vaticano II, Decreto sobre Ecumenismo, U.R. , nº 7.
55
más al Evangelio, (por su atenta escucha) cooperemos fraternalmente para
servir a la familia humana”111. Así concretamos el compromiso que se
deriva de la escucha de la Palabra, tal como también nos lo indicaba el P.
Luis Querbes en su síntesis “adoración-amor”.
1.1.1.2. Meditación (de la Palabra de Dios).
La segunda disposición o actitud positiva ante la Palabra es la
meditación de la misma. Así lo atestigua el P. Querbes siguiendo la
parábola del Sembrador: “En segundo lugar, hermanos míos, es preciso
conservarla y meditarla”112. (Esto tiene un indudable sabor lucano: la
actitud de María queda aquí reflejada: cfr. Lc 2,51). Para ello hay que
quitar los impedimentos u obstáculos: “... pero vosotros, cristianos infieles,
vosotros cuya vida no había sido envuelta en espesas tinieblas de idolatría
y de ignorancia, habéis resistido a la voz de Dios que se hacía oír en todas
partes en vuestras asambleas en la ciudad, en el campo...”113.
Nos invita a una meditación perseverante siguiendo la indicación
del autor de la carta a los Hebreos: “Fijos los ojos en Jesús, el que inicia y
consuma la fe, que soportó la cruz sin miedo a la ignominia. Fijaos en
aquel que soportó tal contradicción de parte de los pecadores, para que no
desfallezcáis faltos de ánimo” (Heb 12, 2-3). A este propósito reflexiona el
P. Querbes incitando, e invitando a profundizar de diversas maneras la
meditación de la Palabra de Dios. Y en esto sigue el mismo estilo sugerido
por el propio Jesús en sus parábolas.
Quitados los obstáculos referidos a esta actitud nos da el P. Querbes
las mejores maneras para meditar la Palabra. Él lo llama: “Ventaja y
manera de meditar la Pasión”114. Siguiendo las pistas paulinas (como ya
hemos resaltado alguna otra vez) nos dice: “El gran apóstol, él mismo, ante

111
Vaticano II, Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, G.S. , nº 92,c.
112
D.Q. S-5.10. 30.
113
D.Q. S-5.10.30,b.
114
D.Q. S-7.10.38. Primera instrucción sobre la Pasión.
56
el prodigio de su conversión, cuando por un golpe admirable de la Gracia,
fue reclutado bajo los estandartes de la fe, él vino a ser el más firme sostén,
y no cesó de animar a sus nuevos hermanos a combatir como buenos
soldados de Jesucristo. Les propone el gran ejemplo de los sufrimientos de
nuestro divino salvador. `No quise tener otra ciencia, entre vosotros, más
que la de Jesús, y Jesús crucificado´ (1 Cor 2,2)”115. Este conocer a
Jesucristo se logra mediante una asidua meditación, a la que nos invita el
P. Querbes un poco más adelante: “Vayamos, hermanos míos, a Jesús. En
efecto, es en la meditación de la pasión del Salvador donde aprendemos a
conocer y a practicar las grandes virtudes que hacen la dicha del hombre.
La Pasión del Salvador confirma nuestra fe, sostiene nuestra esperanza e
inflama nuestro amor por Dios y nuestro hastío por el pecado”116.
Concreta el P. Querbes es la mejor manera de meditar con algunas
precisiones que señalamos y que nos ponen en pista de una profunda
espiritualidad: “Hay algunas cosas a observar antes, durante y después de
la meditación. En primer lugar es preciso preparar vuestras almas.
Cristianos, soltad primeramente los lazos que os impiden elevaros hasta la
contemplación de tan sublime misterio. Caminad sobre sus pasos en todas
las circunstancias de su doloroso camino. Envidiad la dicha de aquellos
que le acompañaron en este encuentro. Entrad dentro de las disposiciones
de su santa madre que tuvo el corazón traspasado por tantas espadas de
dolor como su Hijo. En una palabra: sed otros Cristos, si os puedo hablar
así. Y cuanto más os lo representéis dentro de vosotros mismos, en su
pasión, más dignos seréis de un Dios crucificado, seréis más cristianos en
profundidad”117.
Meditación de la Palabra que supone según las indicaciones del P.
Querbes: “Recogimiento y retiro. Y he aquí por qué la Iglesia
multiplicando sus enseñanzas nos la anuncia como un tiempo de retiro
115
D.Q. S-7.10.38.
116
D.Q. S-7.10.39.
117
D.Q. S-7 . 10 . 41-42.
57
(para meditar)... siguiendo las bienaventuranzas... presencia de
Dios...entrar con frecuencia en tu corazón para allí escuchar la voz de Dios,
y hablar a su corazón”. (Porque como dice Yahvé por el profeta, y así lo
recoge el P. Querbes): “Así dice el Señor Yahvé: Aquí estoy yo; yo mismo
cuidaré de mi rebaño y velaré por él... las apacentaré en buenos pastos. Yo
mismo apacentaré a mis ovejas (cfr. Ez 34,11-15)”118.
Para prevenir las distracciones que pueden producirse en esta
meditación nos aconseja el P. Luis: “¿Sabéis leer un buen libro? Consultad,
Dios ha enriquecido su Iglesia. Santa Teresa se pasó 18 años leyendo y
meditando... pero vosotros no sabéis leer. Escuchad la Palabra de Dios,
hombres de mundo en particular. Recoged vuestros pensamientos. Poned
los ojos sobre un crucifijo, haced lo que podáis... No se hace oración para
hallar gusto en ello. La oración de Jesús en el Huerto de los Olivos fue
meritoria. Santa Teresa se animaba por este ejemplo. Dios es rico en
misericordia para aquellos que le invocan... Perseverar... Dar todos los días
algún tiempo... Gustad y ved”119.
En esta línea referida a la Palabra de Dios escuchada y meditada,
nos actualiza y, a la vez, en ello nos confirma el Concilio Vaticano II estas
intuiciones teológicas del P. Querbes: “Todo fiel debe escuchar de buena
gana la Palabra de Dios y poner por obra su voluntad con ayuda de la
gracia, a fin de que la caridad crezca en el alma como una buena
semilla”120. Semilla que ha de crecer y difundirse desde lo íntimo del
corazón de cada cristiano, como atento oyente de esa palabra. Y de esa
manera, como pretendía el P. Querbes también llegar a expandirse con un
ímpetu y afán misionero. Ello nos lo confirma el Vaticano II, al hacer esta
invitación: “La Iglesia Católica... debe trabajar denodadamente `a fin de
que la Palabra de Dios sea difundida y glorificada´ (2 Tes 3,1)”121.

118
D.Q. S-70 . 11 . 110.
119
D.Q. S-75 . 11 . 124.
120
Vaticano II , Constitución Dogmática sobre la Iglesia, L.G., nº 42,a.
121
Vaticano II , Declaración sobre la Libertad religiosa, D.H. , nº 14,a.
58
Más directamente insinúa el Concilio: “Enséñeseles (a los
seminaristas) a buscar a Cristo en la fiel meditación de la Palabra de
Dios”122. Porque, se nos aclara por si había alguna duda, (cuestión que ya
había precisado el P. Querbes adelantándose en esa intuición global) que:
“Solamente con la luz de la fe y con la meditación de la Palabra divina es
posible reconocer siempre y en todo lugar a Dios `en quien vivimos, nos
movemos y existimos´ (Hch 17,28), y contemplar a Cristo en todos los
hombres”123. Meditación e interiorización, que decimos con lenguaje
actual, son necesarias para conseguir: “El fomento de aquel amor suave y
vivo hacia la Sagrada Escritura... por su importancia en la celebración
litúrgica, que es sumamente grande, como lo atestigua la venerable
tradición de los ritos tanto orientales como occidentales”124.
Avanzamos en la consideración de características que debe tener la
meditación de la Palabra de Dios: “El hombre, después de haber
considerado la majestad infinita, se repliega sobre él mismo (sus pecados),
temblando, gime, suplica, implora... llama al espíritu de oración... tres
sentimientos que deben informar al cristiano que medita”125.
Porque, como acabamos de ver en el Concilio Vaticano II, nos
adelanta el P. Querbes que: “Dios habla o en las Sagradas Escrituras o en
los libros dictados por su Espíritu. El cristiano ve las verdades eternas, o
los encantos de la ley de Dios... Atento, escucha, lentamente se para; si no
sabe, escucha la palabra... obligado a escuchar la Palabra de Dios...
sigámosla”126.
Como he señalado antes, la meditación supone un retirarse
(´experiencia de desierto, y del desierto`, tanto en la acepción histórica del
pueblo de Israel, como en la moderna modalidad de meditación). Jesús

122
Vaticano II , Decreto sobre la Formación Sacerdotal, O.T. , nº 8,a.
123
Vaticano II , Decreto sobre el apostolado de los seglares, A.A. , nº 4,c.
124
Vaticano II , Constitución sobre la Sagrada Liturgia, S.C. , nº 24.
125
D.Q. S-76 . 11 . 126.
126
D.Q. S-76 . 11 . 126,b.
59
entró en esta dinámica; y el P. Querbes nos lo comenta en estos términos
sobre el ´Sedete hic et manete` (Mc 14,32): “Es en el retiro donde ocurren
los mayores favores: Moisés, la Virgen María, y su Hijo. Y hay tantos
ejemplos. Jesucristo mismo se oculta, los apóstoles... es preciso hacer
retiro... ¡cuán necesario es el retirarse!”127. En el relato del retiro de los
apóstoles, en la espera del Espíritu Santo, comenta el P .Querbes: “Tales
eran las palabras. Fieles a la palabra de Jesús, ellos se encierran... `Y
perseveraban unánimes en la oración´ (Hch 1,14)”128.
En sus contactos concretos con la gente el P. Querbes les proponía
temas evangélicos que pudieran ser punto de una meditación provechosa.
Esto ocurre a propósito de Mt 25, 31-46 -el juicio final- : `Entonces verán
al Hijo del Hombre venir sobre las nubes con poder y majestad´ (Mt
25,31): “No me pararé a probároslo: La razón y la fe. Quiero solamente
daros un algo más al conocimiento que ya tenéis de ello, y alimentar la
materia para las reflexiones, desarrollándoos las circunstancias, tales como
las que el Hijo de Dios ha tenido cuidado en describírnoslas”129.
También en sus sermones/charlas de retiros/ejercicios espirituales a
comunidades de religiosas hace exhortaciones en las que destaca la
meditación reposada como una actitud fundamental y algo a tener en
cuenta frente a la Palabra de Dios: “Es la lectura y la meditación de las
verdades, lo que alimenta; es el crucifijo en la mano y en vosotras,
recordando los misterios adorables de nuestro Salvador, encarnado,
anonadado y muerto por sus creaturas, lo que alimentará vuestras almas
generosas”130.
Apoyaba, por otra parte, el P. Querbes, esta necesidad de meditar la
Palabra de Dios en la propia Sagrada Escritura, siendo así fiel al estilo de
la propia Biblia, que en unos libros da plenitud y sentido a otros, como nos
127
D.Q. S-121 . 12 . 32.
128
D.Q. S-122 . 12 . 33.
129
D.Q. S-133 . 12 . 49.
130
D.Q. S-154 . 12 . 79.
60
enseña el Concilio Vaticano II 131. De esta manera se expresaba en su
momento el P. Querbes: “Es necesario meditarla de otro modo, no `como
el que contempla su imagen en un espejo, pero yéndose se olvida de cómo
es´ (Sant 1,24). La Palabra de Dios, no son nuestras ideas pero... `Hijo de
hombre, come lo que se te ofrece, come este rollo y ve luego a hablar a la
casa de Israel´ (Ez 3,1)... `¡Ay de mí si no evangelizare!´(1 Cor 9,16). Y
sin esto, ¿cómo osaríamos nosotros? Curiosidad, venid, escuchemos. `El
pueblo estaba de pie, oyendo el recitado de la Ley de Dios. Esdras leyó en
el libro de la Ley de Dios diariamente desde el primer día al último´ (Neh
8,18). Todo esto es claro... `lámpara para mis pies es tu palabra´ (Sal
118,10ss). El oyente va a comenzar, su tarea, corazón abierto a todo como
María que: `conservaba todo, meditándolo en su corazón´ (Lc 2,51)”132.
Queda pues, resaltada la posición del P. Querbes como Servidor de la
Palabra, dándole la máxima importancia a la misma, desde la doble
perspectiva de la oración/contemplación (más acentuada, lógicamente, en
este apartado), y de la acción/amor (compromiso concreto, menos
destacado en este apartado).
Ya hemos señalado la conexión de este punto con la actualización
en el Concilio Vaticano II. Más normal veremos que este rico venero se
recoja en nuestra tradición viatoriana. Especialmente el último aspecto
referente a María, como modelo de oyente atenta y meditativa de la Palabra
encarnada, que es su propio Hijo, Jesús, se recoge en nuestra Constitución
viatoriana: “Y que reservemos un lugar privilegiado a la devoción a María,
por ejemplo, por la meditación de los misterios del Rosario”133. Se nos
exhorta a continuación en esta misma línea, que estamos justificando, con
las siguientes palabras, que hacemos nuestras en el hoy de cada día:
“Heredamos de nuestro Fundador una especial solicitud por la Palabra de

131
cfr. Constitución sobre la Divina Revelación, D.V. , nº 11,b y otros.
132
D.Q. S-234 . 13 . 89.
133
Constitución C.S.V. , nº 21.
61
Dios, leída, interiorizada (paralelo a nuestro aspecto de `meditada´)... Esa
Palabra inspira nuestra oración personal y nuestra plegaria comunitaria”134.
Todo ello como actualización de la adecuada renovación exigida
por el Concilio Vaticano II (P.C., nº 6): “Tengan continuamente en sus
manos la Sagrada Escritura para conseguir con su lectura y meditación el
sublime conocimiento de Cristo” (cfr. Flp 3, 8). Así pues las dos fuentes
de referencia (Vaticano II y Constitución C.S.V.) van perfilando en el hoy
actual las intuiciones querbesianas, base de su teología, y primera fuente
del trabajo.
De manera que somos invitados a escuchar esta Palabra de Dios,
que se nos revela en la Biblia, “también en las llamadas de los hombres a
los que somos enviados”135. Y así podemos ir haciendo vida la síntesis
contemplación-acción que el P. Luis Querbes consiguió en su lema, ya
comentado, ´ADORETUR ET AMETUR JESUS`. Y lo seguimos
desarrollando en una concreción más en el siguiente apartado.
1.1.1.3. Fidelidad a la Palabra de Dios.
Finalmente la tercera disposición ante la Palabra de Dios es la
fidelidad, como lo atestigua en el texto de partida de los dos apartados
anteriores, `La Parábola del Sembrador´(cfr. Mt 13, 1-23): “Por fin es
preciso, después de haber escuchado la Palabra de Dios, y haberla retenido,
meditado, dar fruto por la paciencia (paralelo a `ser fieles = fidelidad´).
Recordad, hermanos míos, que la Palabra de Dios no retorna jamás vacía;
ella se vuelve siempre una ocasión de conversión o de fracaso, de ruina o
de resurrección. Si ella no es para vosotros una fuente de buenas obras, de
justificación y de salvación, ella será el principio de vuestra perdición; y el
día de vuestro juicio los ninivitas, y con ellos los que no han sido duros de
oídos a la Palabra de Dios, se levantarán contra vosotros y dirán: `Desde
que la voz del profeta Jonás sonó en nuestros oídos, despertamos de
134
Constitución C.S.V. , nº 22.
135
cfr. Constitución C.S.V. , nº 22.
62
nuestra ceguera, e hicimos penitencia en ceniza y con cilicio, pero vosotros
cristianos, infieles... habéis resistido a la voz de Dios´. ¡Ah, hermanos
míos!, no os contentéis con venir a escuchar la Palabra de Dios, sed fieles
y constantes en practicarla”136.
Se justifica pronto esta fidelidad a la Palabra, que es el propio
Jesucristo, porque Él es el Buen Pastor (cfr. Jn 10,1-10). Y en la aplicación
de esta parábola-comparación joánica, comenta el P. Querbes: “El Buen
Pastor, Jesús, alimenta a sus corderos con su propia sustancia; Él mismo es
su alimento y su vida. Él las alimenta por su gracia, Él las alimenta por la
palabra de vida, que Él les ha dirigido durante el curso de su misión
evangélica, y que Él ha dejado en depósito a su Iglesia, por los
Sacramentos... Él es verdaderamente el Buen Pastor, Él cumple las
cualidades de una manera inefable”137. Intenta aunar, sintetizar el P.
Querbes la fidelidad como virtud ordinaria, y la fidelidad en el seguimiento
del Pastor, Cristo, Palabra definitiva del Padre.
Por eso surge natural y como consecuencia lógica, la siguiente
exhortación en labios del P. Querbes: “Vosotros que erais como ovejas
errantes y vagabundas, y que habéis venido cerca del pastor y del obispo,
conservad bien la llama preciosa de la fe que habéis venido a reanimar al
pie de los santos altares, renovando los compromisos de vuestro Bautismo
y recibiendo en vuestros labios al autor y consumador de vuestra fe”.
(Sigue la exhortación en línea de profundizar la fidelidad): “Las ovejas
fieles oyen, escuchan, a su pastor y le siguen (cfr. Jn 10, 1-10); y vosotros,
hermanos míos, que no habéis entrado aún en el redil... oíd la voz de Jesús:
´Yo tengo otras ovejas, es preciso que yo las traiga` (Jn 10,16). Acudid
ovejas infieles. El Buen Maestro da la misma recompensa a los obreros
llegados al fin del día a su viña (cfr. Mt 20,1-16); el Buen Padre hace la
misma acogida a los hijos que vuelven de sus desvaríos, que al que jamás

136
D.Q. S-5 . 10 . 30.
137
D.Q. S-18 . 10 . 87.
63
ha dejado el techo paterno (cfr. Lc 15,11-32). Por lo tanto: Podéis ser
admitidos con las ovejas felices en los pastos eternos”138.
Procediendo por contrarios, intenta resaltar lo negativo que resulta
la actitud de infidelidad. E incluso se sirve el P. Querbes de relatos bíblicos
que nos ponen en esa tesitura de elegir ser fieles a Dios, evitando
oponernos a Él. Ocurre con el texto de Hechos 5,34-39: “No, dice
Gamaliel a los judíos reunidos, la obra de los hombres no subsiste. Todas
las sociedades, todas las sectas, después de haber hecho más o menos
ruido... caminan al olvido. Sólo la religión como una roca inmóvil
subsiste... ¡Ah! reconozcámoslo, el dedo de Dios está aquí. Abrid los ojos
incrédulos, infieles, y temblad por el resultado de vuestros esfuerzos
impotentes. ¿Qué esperáis, qué queréis? Abrid los ojos... Combatid a
ejemplo de los que nos han precedido y cuya memoria celebramos hoy; y
el Señor guiará vuestros esfuerzos aquí abajo, y los coronará sin fin”139.
Frente a estos modelos negativos resultan impactantes los modelos
de fidelidad que nos propone el Evangelio cuando se refiere a los
apóstoles. También el P. Querbes se percata de ello: “En fin, hermanos
míos, es aquí donde me paro. Habéis visto la vocación de esos pobres
pescadores, figura de vuestra vocación a la fe y a la santidad. Y la fidelidad
de los discípulos a la vocación, modelo de cuidado que vosotros debéis
poner para responder a la vuestra, siguiendo a los apóstoles que `dejándolo
todo le siguieron´ (Lc 5,10)”140.
Este seguimiento de los apóstoles a Jesucristo -Palabra de Dios
encarnada- supone una fidelidad que requiere algunas características. Así
las concreta el P. Luis Querbes: “Caracteres que deben servirnos de
modelos de la fidelidad para responder al favor que Dios nos ha hecho de

138
D.Q. S-18 . 10 . 88-89.
139
D.Q. S-22 . 10 . 112.
140
D.Q. S-29 . 10 . 124.
64
llamarnos aún para entrar en el camino de la verdad y de la virtud. Se trata
de una fidelidad pronta, entera, y constante:
- Fidelidad pronta: los apóstoles no hacen razonamientos, no buscan
el menor pretexto. Y vosotros, que no habéis respondido aún, ¿qué
esperáis?
- Fidelidad entera: No es por la cantidad de la ofrenda por lo que
Dios distingue a sus servidores, es por la disposición del corazón.
- Fidelidad constante: En efecto, es a la constancia a lo que es
debida la recompensa de la virtud.
Entreguémonos todos a esta fidelidad pronta, entera y constante que
acabamos de admirar en los apóstoles”141.
Son modelos que nos remiten a la mejor tradición evangélica
neotestamentaria. Esta es deudora a su vez de la línea trazada por la
Promesa y la Alianza, que culminan en Jesús, síntesis y concreción de
todas las líneas veterotestamentarias. Así pues considero que la fidelidad es
fundamental, situada en línea de Alianza cuando uno de los dos elementos
del pacto es Dios, porque: “Sed santos, ya que yo soy santo” (Lv 11,44).
Tras esta escucha de la llamada a la santidad se impone absolutamente la
fidelidad. Así le parece al P. Querbes que nos lo justifica con estas
palabras: “Él les dirige estas palabras después de haberles hecho las más
severas prohibiciones. Pero nuestra sorpresa y nuestra extrañeza cesan, y la
luz se descubre enteramente a nuestros ojos, cuando vemos que San Pedro
se sirve de estas mismas palabras para exhortar a los primeros cristianos a
purificar y a santificar sus almas (cfr. 1 Pe 1,15-16), y a comportarse en
todo de una manera digna de la vocación santa a la cual habían sido
convocados. ¿Cómo poder llegar a la santidad en la que es preciso
proponerse a Dios como modelo? El Señor ha dejado su impronta en

141
D.Q. S-29 . 10 . 127-128-129.
65
hombres que son más cercanos, como modelos, a nuestra fragilidad y a
nuestra pequeñez”142.
En el contraste y paralelismo comparativo con el Concilio Vaticano
II vamos a ver las líneas en las que el P. Querbes intuyó algunas
renovaciones necesarias a la Iglesia. Un capítulo importante es éste de la
fidelidad a la Palabra. Nos resuenan los datos querbesianos que acabamos
de aportar en palabras tales como: “Con su fiel adhesión al Evangelio y el
ejercicio de su misión, la Iglesia (...) consolida la paz en la humanidad para
gloria de Dios”143.
En relación con el tema de los modelos de fidelidad (los apóstoles)
que habíamos comentado en el P. Querbes, actualiza el Concilio Vaticano
II: “La Iglesia, fiel a la verdad evangélica sigue el camino de Cristo y de
los apóstoles...”144. Por ello: “...procuren todos no enseñar cosa que no
esté conforme con la verdad evangélica y con el espíritu de Cristo tanto en
la Catequesis como en la predicación de la palabra de Dios”145.
Profundizamos en la FIDELIDAD dando un paso más: El
testimonio del Espíritu nos da un motivo más para ser fieles: “recibiendo el
Espíritu Santo... daréis testimonio de mí en...” (Hch 1,8). Ser fieles supone
estar comprometidos a dar testimonio de la palabra que hemos escuchado y
meditado. Estas son las palabras del P. Querbes: “Nosotros, también,
recibiendo los dones del Espíritu Santo somos llamados a dar testimonio de
la verdad de la religión (= del Evangelio). Frente a la idolatría el Santo
Espíritu opone el testimonio de sus apóstoles y la fuerza de los mártires.
Frente a la herejía el Espíritu opone el testimonio invencible dado por la
Iglesia y publicado en sus concilios o proclamado por boca del soberano
Pontífice. Preparémonos hermanos míos, a esta gracia, a recibir el don de
fortaleza para confesar a Jesucristo (= ser fieles a Jesucristo, la Palabra
142
D.Q. S-34 . 10 . 162.
143
Vaticano II, Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, G.S. , nº 76,f.
144
Vaticano II , Declaración sobre la Libertad religiosa, D.H. , nº 12,a.
145
Vaticano II , Declaración sobre Las Religiones no cristianas, N.A. , nº 4,f
66
encarnada) que es el don principal del Espíritu Santo, y que su nombre sea
santificado”146.
Se pregunta el P. Querbes, para prevenir desfallecimientos en la
fidelidad: “Pero, ¿no hay mandamientos imposibles o al menos difíciles?
Según el Dt el mandamiento está junto a ti, en tu boca y en tu corazón para
que lo cumplas. Y Dios ayuda para que puedas (Concilio de Trento, Ses.
VI, cap. 11), siguiendo a S. Agustín: ´...blasfemia de aquellos que dicen
que los preceptos son imposibles de cumplir` (Libro de Nat. et Grat. c.
43). Es pues una verdad de fe que no hay mandamientos imposibles de
observar por el hombre. Porque ´todo lo puedo en aquel que me conforta`
(2 Cor 3,5); no estamos, pues, solos; y ´si Dios está con nosotros ¿quién
contra nosotros?` (Rom 8,31). No es pues la ley de Dios la que es difícil,
sois vosotros los que sois difíciles”147.
Por ello se desprende de ahí la siguiente exhortación que nos
mantiene en la fidelidad: “Sed fieles a Dios, y él será fiel a sus promesas, y
vosotros sabréis, sin dudas, lo que conviene saber a un cristiano... que
después de haber esperado en Dios, tendréis la vida”148. Una vida que es el
mismo Dios como recompensa a la fidelidad. Confiados además porque
como Buen Pastor nos lo ha prometido. Vuelve sobre ello el P. Querbes
confirmándonoslo: “Yo soy el Buen Pastor (Jn 10,11). ¡Qué dulce imagen
bajo la cual se presenta Jesús! Yo soy el Buen Pastor, yo conozco mis
ovejas, yo doy mi vida. Después de este tiempo de salvación en el que
nosotros somos llamados, Jesús el soberano pastor de nuestras almas...
reconocemos todo lo que habéis hacho para arrancarnos del furor de los
lobos rapaces. Somos las ovejas fieles”149.
Esta fidelidad, seguimiento, compromiso de testimonio es exigente
(teología de la cruz, veíamos en las grandes líneas de la INTRODUCCIÓN
146
D.Q. S-59 . 11 . 80-82.
147
D.Q. S-89 . 11 . 160-161.
148
D.Q. S-90 . 11 . 175.
149
D.Q. S-150 . 12 . 72.
67
de este apartado, en el que estamos, de CONTEMPLACION-ORACION).
Lo sabe el P. Luis: “¡Qué dura Ley! ¡Dura es esta palabra! (cfr. Jn 6,60). Si
alguno quiere seguirme que tome su cruz. Es dura para aquellos que no
tienen inteligencia. Cojámosla hoy, y encontraremos en la palabra de
nuestro evangelio motivos de paciencia y de resignación, motivos de
consolación, por la promesa que nos hace ´vuestra tristeza se convertirá en
gozo y alegría` (cfr. Jn 16,20)”150. Y sin solución de continuidad remacha,
haciendo hincapié en fundamento bíblico (muy en la línea escriturística
actual): “Hemos destacado en nuestro evangelio motivos de consolación
por la promesa que nos ha sido hecha de una alegría futura... de la dicha
del cielo. Prometemos aprovechar la lectura y la meditación de este
evangelio”151.
Es una fidelidad que ha de concretarse en los pequeños detalles. Así
lo tenía en cuenta el P. Querbes en el esquema de sus sermones: “Fidelidad
en las pequeñas cosas. No hay nada pequeño que no sea importante
practicarlo. Hay para las pequeñas cosas, como para las grandes, el mismo
mérito y recompensa. ´Sobre lo poco fuiste fiel, te constituiré sobre lo
mucho` (Mt 25,21)”152.
Y a partir de lo pequeño podemos construir la fidelidad, de manera
que la palabra (la gracia de Dios en nosotros, Jesucristo) dé su fruto. Como
nos atestigua San Pablo: “La gracia de mi Dios me ha levantado a donde
me veis, y la gracia de Dios no ha sido estéril en mí” (1 Cor 15,10).
Recoge esta cita el P. Querbes y concretando esa fidelidad a la Palabra,
comenta: “Siempre el designio de su eterna sabiduría fue el de proponer a
la admiración de sus hijos las maravillas de su poder y su bondad sobre sus
almas, y comprometerles para no hacer inútiles sus grandes beneficios, y
hacer valer los talentos preciosos recibidos de su mano generosa. Es así
como el gran Apóstol, exaltaba las misericordias del Señor, recordando a
150
D.Q. S-152 . 12 . 74.
151
D.Q. S-152 . 12 . 76.
152
D.Q. S-190 . 12 . 179.
68
los fieles de Corinto esta primera gracia de su vocación y todas las que
habían sido la recompensa de su fidelidad a la gracia”153.
En esta línea y en paralelo con los aspectos que estamos
comentando, podemos ver que la gran síntesis del Vaticano II confirma,
actualizado en nuestro hoy, estas breves intuiciones querbesianas. Así lo
podemos comprobar en las siguientes palabras que contrapuntean lo dicho
anteriormente (completando, actualizando y contrastando): “Como todo lo
que afirman los hagiógrafos lo afirma el Espíritu Santo, se sigue que los
libros sagrados enseñan sólidamente, fielmente y sin error la verdad que
Dios hizo consignar en dichos libros para la salvación nuestra. Toda la
escritura, inspirada por Dios es útil para enseñar, reprender, corregir,
instruir en la justicia; para que el hombre de Dios esté en forma, equipado
para toda obra buena (cfr. 2 Tim 3,16-17)”154.
Esta actualidad de las intuiciones del P. Querbes plenamente
desarrolladas en el Vaticano II, también están señaladas en los documentos
viatorianos. Lo señalamos en el tema de los modelos. Luis Querbes
escogió a San Viator para sus Catequistas.
Fue S. Viator lector de la Iglesia de Lyon y discípulo y compañero
del Obispo S. Justo. Vivió a finales del siglo IV y murió hacia el año 390.
Es imposible establecer la fecha de su nacimiento. Lo que se conoce de la
vida de S. Viator está íntimamente ligado a la vida de su Obispo. Justo
confió a Viator su intención de abandonar la sede de Lyon con el fin de
entregarse a la vida ascética en el desierto de Escete en Egipto. Parece que
esta decisión fue motivada por diversos factores: su carácter, hombre
bondadoso, estudioso y contemplativo; su edad, obispo durante muchos
años; y por un nefasto suceso que había ocurrido en Lyon poco tiempo
antes.

153
D.Q. S-195 . 13 . 9.
154
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación, D.V. , nº 11,b.
69
Según parece, el año 381, el Obispo Justo salió secretamente de
Lyon. Viator conocedor de sus intenciones, decidió seguir a su obispo y
maestro. Juntos embarcaron en Marsella, para ir a Egipto. Parece que el
Obispo Justo y su lector Viator no revelaron su identidad a la comunidad a
la que se incorporaron en Egipto. Sin embargo por causa del azar, algunos
años después de su llegada, un peregrino de Lyon los reconoció y los instó
a regresar con él. Según parece, a su vuelta a Lyon, el peregrino dio cuenta
de ello a la Iglesia local, ya que poco después, un sacerdote de Lyon,
Antioco, que más tarde sería obispo de Lyon, fue enviado con el propósito
de persuadir a los dos varones para que regresaran a Lyon. Sus esfuerzos
fracasaron.
Según la tradición el Obispo Justo falleció poco después de la
visita de Antioco, probablemente hacia el 390, y Viator murió al poco
tiempo. Los restos mortales de Justo y Viator fueron traídos a Lyon
probablemente en 399. El culto de ambos se impuso pronto al de sus más
famosos predecesores: S. Potino (obispo, mártir, fundador de la Iglesia de
Lyon) y S. Ireneo, doctor de la Iglesia y mártir, segundo obispo de Lyon.
Hacia el siglo V se celebraban las vidas de estos dos varones en cuatro días
distintos. El 21 de Octubre era la fiesta particular de S. Viator. Es en 1830
cuando el P. Querbes, estableció la sociedad de Catequistas que coloca
bajo el patronazgo de S. Viator. “Nos lo propone como modelo
precisamente por la fidelidad de Viator al servicio de la Palabra y del Altar,
y por la adhesión a su Obispo”155. Es línea que marca el espíritu vivo de
Luis Querbes, impulsora para el hoy de la refundación.
También en torno a la fidelidad a la palabra del Evangelio, estamos
urgidos, actualizando ese espíritu vivo, por la propia tradición querbesiana-
viatoriana, lo cual es lógico y coherente con el “ite ad fontes” del Vaticano

155
Constitución C.S.V. , nº 3.
70
II: “Para nosotros el Evangelio es prioritario. Esta adhesión a Cristo y a los
valores evangélicos debe ser signo de esperanza y fuente de plenitud”156.
Esa “adhesión” que nos pide la Constitución C.S.V. son las
palabras actuales, en el hoy postconciliar, al que se ha adecuado nuestra
Constitución, que traducen la “fidelidad” que nos pedía y urgía el P.
Querbes. De esta manera concretamos los C.S.V. nuestro ser “servidores
de la Palabra”, como herederos que somos de Luis Querbes, “Servidor de
la Palabra”.
Y esa “plenitud” concreta lo que nos decía San Pablo a propósito de
que la gracia de Dios no fue estéril en él (cfr. 1 Cor 15,10); como tampoco
lo fue en Luis Querbes, sino que al contrario fructificó, como seguiremos
comprobando en los próximos apartados.
1.1.2. Participación en la Eucaristía (Palabra-Sacramento).
El pan de la Palabra tiene su complemento en el pan de la
Eucaristía. Es la presencia sacramental de Jesucristo. El P. Querbes nos
sitúa ante Jesucristo en el relato del lavatorio de los pies y de la institución
de la Eucaristía: “Es necesario contemplar al Verbo de Dios (la Palabra) a
los pies de los apóstoles. Sigamos a Jesús. Como el día de Caná, Él cambia
una sustancia en otra, la sustancia de pan en la del cuerpo de Nuestro
Señor. La del vino en su Sangre; y esto con una sola palabra, como había
creado el universo, como mandaba a las tempestades y a los elementos.
Pero esto no es todo: Él da a estas divinas palabras una virtud, una fuerza
que se perpetuará hasta el fin de los siglos; y tanto que en el nombre de
Jesucristo el ministro de Dios pronunciará en el altar las palabras
sagradas... dócil a la voz que le llama esta santa víctima vendrá a ocultarse
bajo los velos de su amor”157.

156
Constitución C.S.V. , nº 10.
157
D.Q. S-11 . 10 . 56.
71
Esta presencia de Jesucristo, Palabra de Dios encarnada, es un
Sacramento. Jesucristo es sacramento del Padre, como nos indica el
Concilio, siguiendo las pistas del evangelio de Juan: “El Padre y yo somos
uno” (Jn 16,32; 17,21). “Yo estoy en el Padre y el Padre en mí” (Jn 14,11).
Reflexionando el P. Querbes sobre esta realidad nos comenta: “¿Qué es un
sacramento? ¿Podéis decir algo nuevo sobre ello? Es considerado por los
autores sagrados como una cosa oculta, misteriosa y sagrada...`dándonos a
conocer el misterio de su voluntad según el benévolo designio´ (Ef 1,9).
Grande es el Sacramento-misterio de la piedad (cfr. Tim 3,16). No
conocieron el misterio de Dios (cfr. Sab 2,22). Estas traducciones: `Signo
de una cosa sagrada´ (S. Agustín), signo visible de una gracia invisible.
Cosa sensible que por la institución divina tiene la virtud de representar y
producir a la vez la santidad y la justificación... Para no perder nada de esta
definición, es necesario retomarla más arriba con San Agustín (Libro De
Doctr. Christ.)”158.
Esta Palabra-Sacramento, que es Jesucristo, es salvación gratuita,
amor derramado por Dios. A este propósito reflexiona el P. Querbes que de
todos los medios para la salvación nada hay más necesario que la Palabra.
Aduce el ejemplo del diácono Felipe (cfr. Hch 8, 26 ss.), “porque el que es
de Dios, oye la palabra de Dios” (Jn 8, 47)159.
Dando por supuestos todos los temas de los apartados anteriores,
nos centramos en las actitudes básicas al participar en la Eucaristía
(entendida como desarrollo de la Palabra que se explicita en el
Sacramento). Y también desarrollaremos cómo esta Palabra-Sacramento de
Dios, se nos convierte en alimento, para nosotros, de vida eterna (en la
mejor tradición y más pura línea joánica: cfr. Juan, capítulo 6).
1.1.2.1. Temor - Amor (al participar en la Eucaristía).

158
D.Q. S-106 . 12 . 2.
159
cfr. D.Q. S-236 . 13 . 94.
72
En la participación de/en la Eucaristía, en tiempos del P. Querbes,
tenía lugar una doble actitud: “Temor - Amor”. Probablemente se daba
mayor énfasis al “Temor” con tintes reverenciales (no exentos por otro
lado, de notas bíblicas en la mejor tradición tanto vetero como
neotestamentaria). Pero ya comenzaba una corriente que valoraba el
mayor acercamiento a participar en la Eucaristía. Lo hemos denominado
“Amor” hacia la Eucaristía. Estas breves precisiones nos sirven para
centrar las palabras y datos que nos aportará el P. Luis Querbes. Esta doble
actitud, hasta cierto punto paradójica, ya nos la encontramos en el siguiente
texto de un sermón redactado por el P. Querbes: “Y bien, hermanos míos,
si en el momento de participar en los santos misterios, una voz formidable,
salida del fondo del tabernáculo os hiciera oír estas palabras de Nuestro
Señor a sus discípulos: `Vosotros estáis limpios, pero no todos´(Jn 13,10),
retrocederíais espantados de horror. ¿Queréis libraros de este temor o
miedo? Seguid el aviso del apóstol. Que el hombre se pruebe a sí mismo, y
que coma de este divino alimento; y que no se acerque a la sagrada mesa,
más que después de haberse ejercitado en la práctica de las virtudes, y
principalmente de la humildad, de la que Jesús le da ejemplo en el
Cenáculo, y después de haberse lavado de sus iniquidades en el baño
saludable de la penitencia”160.
Estamos en un tema cuya formulación nos llama más la atención
por el tipo de expresión que se empleaba. Pero nos centra en el meollo del
Evangelio, que es Cristo, su Corazón (Sagrado Corazón de Jesús), su amor
que `es entrega´ y `se entrega´, y se queda con nosotros en el altar. La
reflexión teológica de hoy nos la acerca Rahner cuando nos dice: "Corazón
significa, un corazón verdaderamente humano; y ese corazón es
verdaderamente mentado, existe realmente para nosotros. En su finitud, en
la descriptible evidencia de su amor, se distingue de la terribilidad del
amor divino, que puede esconder en su origen abismal gracia y justicia,

160
D.Q. S-11 . 10 . 56.
73
piedad e ira. Y sólo se nos hace amor evidente al encarnarse en el Corazón
de Jesús"161.
Así lo expresaba el P. Luis: “Esta mañana os voy a presentar el
Sacramento del Altar bajo su aspecto majestuoso. Se os ha dicho `temblad
delante de mi santuario, y recelad de la suerte funesta´. Por un lado yo
querría que estas palabras se grabaran en vuestro corazón; por otro os diría
`tranquilizaos´. Es del amor de lo que voy a hablaros, la devoción al
Sagrado Corazón es la devoción del Amor. Voy a explicaros la respuesta a
la invitación que habéis oído al comienzo: Hijo mío dame tu corazón. Es lo
de esta oración tan común. `Jesús, dadme vuestro corazón, yo os doy el
mío, haced el mío semejante al vuestro´.”162
Aunque sea con el lenguaje decimonónico, estamos en la pista del
seguimiento de Cristo, de la imitación e identificación con Él. De alguna
forma por ahí nos ha impulsado el Concilio Vaticano II; podemos verlo y
comprobar que es la línea, que comenzaba a intuir y explayar el P.
Querbes: “La vida de Cristo se comunica a los creyentes, quienes están
unidos a Cristo paciente y glorioso, por los sacramentos, de un modo
arcano pero real”163.
Este “arcano”, antiguo pero nuevo, lo había intuido el P. Querbes
cuando continúa con las palabras que citamos: “La devoción al Sagrado
Corazón es tan antigua como la religión y tan augusta como su autor.
Consiste en adorar el Amor inmenso de Jesucristo bajo el símbolo del
Corazón. El objeto principal es el Amor. En efecto entremos en este
santuario, y veremos todas las palpitaciones de este corazón, desde que ha
comenzado a latir: su vida oculta, su vida pública, sufrimientos, su agonía,
su muerte, su corazón atravesado para expiar nuestros pecados (...) Sin
embargo he aquí la obra maestra: Él se queda con nosotros... hasta el fin de
161
Rahner, K.,Eterna significación de la humanidad de Jesús, Escritos III, Taurus, Madrid, 1961, p.
59.
162
D.Q. S-27 . 10 . 122.
163
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia, L.G., nº 7,b.
74
los siglos (cfr. Mt 28, 20), Él se prepara a daros su corazón, ¿qué vais a
hacer?”164.
El Concilio nos diría (respondiendo a esta pregunta retórica que el
P. Querbes deja en el aire): “Jesucristo quiere que por la fiel predicación
del Evangelio y por la administración de los sacramentos, crezca su
pueblo”165. Esta respuesta estaría justificada y en conexión con lo aportado
por el P. Querbes porque: “Los sacramentos, especialmente la Sagrada
Eucaristía comunican y alimentan aquel amor hacia Dios y hacia los
hombres, alma de todo apostolado”166. El P. Querbes al responder a la
pregunta que ha dejado como en suspenso, nos orienta por aquí. Su
respuesta es de plena actualidad: “Yo os doy mi corazón. El amor demanda
amor. `Él nos ha amado primero... nosotros debemos, pues, amarle´ (cfr.
1Jn 4,10)”167.
Empezamos a constatar que en esta doble, paradójica y contraria
actitud el P. Querbes se decanta por la del “amor” al participar en la
Eucaristía. Esto no quita que tenga en cuenta el aspecto de “temor”
traducido como ´respeto`: “Es poco el respeto que se le tiene y testimonia
al Cuerpo de Cristo todas las veces que se administra la Santa Comunión,
que se le lleva de un altar a otro, y particularmente en la Comunión más
numerosa que se hace después de la Misa de la Parroquia. Tenemos
necesidad, hermanos míos, de hacer serias reflexiones sobre la grandeza de
Jesucristo en el sacramento augusto de nuestros altares, así como también
sobre el respeto en el lugar santo”168.
Por eso nos invita el P. Querbes encarecidamente hacia una actitud
positiva, hacia un compromiso favorable que testimonie nuestro amor a
Jesucristo, Palabra y Sacramento del Padre: “Ah, hermanos míos, procurad

164
D.Q. S-27 . 10 . 122.
165
Vaticano II, Decreto sobre Ecumenismo, U.R., nº 2,d.
166
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia, L.G., nº 33,b.
167
D.Q. S-27 . 10 . 122.
168
D.Q. S-41 . 10 . 189.
75
hoy un dulce consuelo a todos los cristianos reunidos en este santo
Templo, por medio de un testimonio público de vuestra fe, de vuestra
piedad y de vuestro celo, por el honor de nuestro divino salvador, que ha
querido ocultarse bajo los velos de las apariencias de pan y de vino de una
manera tan inefable”169.
Para este comentario estaba apoyándose el P. Querbes en Mt 23,12:
“Todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será
ensalzado.” No es casual que se tome como punto de reflexión las palabras
de Jesucristo que nos advierte: “Muchos son los llamados, pero pocos los
elegidos” (Mt 22,14), y las aproveche para señalar un hito más en la
cuestión que estamos tratando. Es que además ese doble juego en el trato
con el Señor puede llevar a la experiencia íntima del amor de Dios, de la
felicidad, de la paz del corazón: “La dicha, la felicidad de los hombres es la
paz y la unión de sus corazones con Dios; unión tan íntima y tan
indefectible como la de los esposos. Venid pues, a celebrar estas bodas
eucarísticas y esta unión sublime de vuestras almas con su divino
esposo”170. Por lo tanto se nos invita a desechar todo temor, y a acercarnos
con confianza y gozo a Cristo, palabra de Dios, bajo las especies del
Sacramento eucarístico: “El Señor, que es todopoderoso, ¿podía hacer más
de lo que ha hecho para mostrarnos que Él quiere la salvación de todos, y
que lo quiere eficazmente? Venid, dice él, todo está preparado”171.
La segunda parte del texto evangélico, “pero pocos los elegidos”
(Mt 22,14), la aprovecha el P. Querbes para quitar obstáculos (y en ello se
esfuerza), de manera que se facilite el acercamiento y seguimiento de
Cristo: “Comenzando esta obra de vuestra salvación hay dos escollos a
evitar. Unos desde el principio se desaniman y caen en el abatimiento, y
los otros se entregan a una ciega confianza. Es preciso, pues, despertar a
unos de su funesto adormecimiento, y es necesario disipar los vanos
169
D.Q. S-41 . 10 . 190.
170
D.Q. S-44 . 11 . 18.
171
D .Q. S-44 . 11 . 19.
76
terrores de otros. Tal es el saludable efecto que debe producir la meditación
de las palabras de nuestro evangelio (cfr. Mt 22,14)”172.
Este saludable efecto, que ha de producir la escucha de las palabras
evangélicas, lo fundamenta el P. Querbes en el ejemplo de los apóstoles en
su relación con Cristo: “El día de la última Cena, los apóstoles, aun
estando seguros de la amistad y de la predilección de su buen maestro,
celebraban la última Pascua entristecidos, es cierto, por las predicciones
sombrías del Salvador; pero contentos de gozar, todavía, de la dicha de su
presencia. De repente en medio de la Cena, Jesús les dice: `Uno de
vosotros me traicionará´ (Mt 26,21). La alegría sencilla que comenzaba a
reinar cesa de repente; una tristeza angustiosa gana todos los corazones y
todos los rostros. Los apóstoles tan seguros como están, no pueden
defenderse de un estremecimiento involuntario. Cada uno se pregunta ¿soy
yo? Cada uno le pregunta a Jesucristo (cfr. Mt 26,22). Hermanos míos, si
una voz terrible, salida del fondo de este tabernáculo, llenase el amplio
recinto de este templo y retemblara bajo estas bóvedas inmensas, oiríais
estas palabras tremendas: `uno de entre vosotros me traicionará´. ¡Ah! no
tendríamos necesidad de decir más. Esta sola palabra diría más que todos
nuestros discursos, abriría todos los ojos y cambiaría todos los
corazones”173.
Es el cambio del corazón lo que nos llevará del “temor” al “amor”.
Esto ya lo anunciaban los profetas como Jeremías o Ezequiel. Y un
“corazón limpio” (cfr. Mt 5,8) es imprescindible para ver a Dios y
acercarse a Cristo, palabra y sacramento, en la Eucaristía. También en esta
línea van los Santos Padres, como se puede ver en la tradición patrística, y
en un punto recoge el P. Querbes refiriéndose a S. Agustín: “Este nos
advierte que es por la fe, la esperanza y la caridad... como se llega a Dios
(Enchir. 2,3). Él había recogido esta máxima del libro del Eclesiástico,

172
D .Q. S-50 . 11 . 49.
173
D .Q. S-50 . 11 . 55.
77
donde el Sabio dice: `Quien teme al Señor, le ama...´ En efecto, la
adoración es un acto de sumisión al soberano de todos los seres. O que la
señal más grande de sumisión que reduce su espíritu a servidumbre...es
sacrificar y atarse a Dios como verdad inmutable”174.
Se trata, precisando más la cuestión, de dejarse ganar por el amor
de Dios: “Palabra de Dios, no tanto como escritura... a la entrada del
Templo, él olvida su propia debilidad; y elevando la voz, habla a los
grandes como maestro, a los pequeños como padre; la palabra para el
oyente es como el oro, bruto en la mina, o saliendo brillante de fulgor,
tiene el mismo precio. Cuando os reprochamos no es para dominar vuestra
fe (cfr. 2 Cor 1). Vosotros que derramáis lágrimas verdaderas a historias
legendarias... se han visto, y se ven aún maravillas. El crucificado una vez
elevado hace conquistas en los pueblos”175.
Se está refiriendo a llamadas, de modo indirecto, al auténtico Amor
por la Eucaristía. Recibir esa Palabra y participar en la Eucaristía con
amor. Quitados los obstáculos, que son piedras de tropiezo, algo negativo,
nos invita el Concilio Vaticano II (aclarando y actualizando la intuición de
Luis Querbes) a participar porque: “La Iglesia siempre ha venerado la
Sagrada Escritura, como lo ha hecho con el Cuerpo de Cristo, pues sobre
todo en la Sagrada Liturgia nunca ha cesado de tomar y repartir a sus fieles
el pan de la vida que ofrece la mesa de la Palabra de Dios y del Cuerpo de
Cristo”176.
Aunque esta participación en tiempos del P. Querbes era con cierta
precaución o temor, se apoya en el argumento del apóstol Pablo, y así nos
dice: “El uso: el apóstol aporta que: ‘Así, pues, aquel que comiere del pan
y bebiere del cáliz del Señor indignamente, reo será del Cuerpo y de la
Sangre´ (1Cor 11,27)... ¿Qué hacer, pues? Conversión, contrición,

174
D.Q. S-90 . 11 . 168.
175
D.Q. S-234 . 13 . 91.
176
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación, D.V. , nº 21.
78
disposición. Señor, Gran Dios, no soy digno de que entres bajo mi techo...
Pero tú lo has dicho, tú lo vas a decir. Y sanaré y me darás la vida, la de
fuera y la vida inmortal”177.
La invitación a estas actitudes positivas que nos hace el P. Querbes,
también la tenemos actualizada en el Concilio Vaticano II: “En las
comunidades locales se congregan los fieles por la predicación del
Evangelio de Cristo, y se celebra el misterio de la Cena del Señor para que
por medio del Cuerpo y de la Sangre del Señor quede unida toda la
fraternidad”178. Son pues intuiciones querbesianas, que han perdurado con
fuerza de actualidad hasta nuestro hoy conciliar. Y abundando en ello, la
misma Constitución Conciliar nos dice que: “los fieles, en virtud de su
sacerdocio regio, concurren a la ofrenda de la Eucaristía y lo ejercen en la
recepción de los sacramentos”179.
Esta dualidad "temor-amor" la podríamos interpretar y enriquecer
actualmente con la reflexión teológica (que de paso estaría dando validez a
la intuición de Luis Querbes). Así afirma Rahner: "Ese corazón que existe
ahora, que ya no pertenece al mundo, que parece como perdido en la
lejanía de Dios debe ser venerado adorado, amado... Dios es para nosotros
verdaderamente Dios cuando es el sencillamente incomparable... fuego a
infinitos grados de temperatura, que nos vivifica en sí y para nosotros. Ese
corazón es centro mediador para llegar realmente a Dios"180. Así el temor
sería tomar conciencia de la grandeza del don del amor. Es una presencia
ofrecida, y nosotros la estimamos por la apertura de la fe (por eso la
preparación quitando lo negativo). Nuestra disposición es abrir la puerta al
amor (abiertos a lo positivo). "Es una puerta que nunca se puede dejar
atrás. Sólo se llega pasando continuamente por el centro mediador de la

177
D.Q. S-298 . 14 . 18.
178
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia, L.G., nº 26, a.
179
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia, L.G., nº 10, b.
180
Rahner, K., Eterna significación de la humanidad de Jesús, Escritos III, Taurus, Madrid, 1961,
pp. 51, 55, 59.
79
humanidad de Cristo... centro unificador que llamamos corazón". De esta
manera concluye la reflexión de Rahner en la cita anterior. Así valoramos
positivamente la aparente contradicción, que podemos volver en síntesis,
del "temor-amor".
También nuestra tradición viatoriana, yendo a las fuentes del
carisma (según indicación del propio Concilio Vaticano II), recoge las
grandes líneas diseñadas por el P. Querbes con estas palabras: “La
Eucaristía sacrificio de la Nueva Alianza, celebración de la presencia
salvadora del Señor resucitado, sacramento de la fe, es fuente y
culminación de nuestra relación personal con el Señor, de la comunión con
nuestros hermanos y con todo el pueblo de Dios. La celebración diaria de
la Eucaristía y la devoción especial al Santísimo Sacramento constituyen
un deber para todos nosotros”181.
Esta última cita de nuestra Constitución Viatoriana, nos pone en
primer plano la intuición de nuestro fundador. Hay que saber unir respeto
(temor) con amor (aprecio y participación) en relación a la Eucaristía. Es
prueba de la actualidad del espíritu vivo (carisma fundacional) de Luis
Querbes. Él fue ´Servidor de la Palabra`. Nosotros, sus hijos, somos
´servidores de la Palabra`. Esto lo destacamos en los Objetivos del trabajo
(como punto de partida, con la síntesis “Adoración–amor”). Y va poco a
poco decantándose y resaltando. Y nos permite ahora, dar paso y enlazar
con el siguiente apartado.
1.1.2.2. La palabra de Dios como alimento.
La Palabra de Dios se hace alimento en la doble mesa de la
Eucaristía. En la mesa de la Sagrada Escritura, y en la mesa del Pan y Vino
consagrados. Ambas mesas son presencialización de Jesucristo, único
sacramento del Padre: “En la Santísima Eucaristía se contiene todo el bien

181
Constitución C.S.V. , nº 23.
80
espiritual de la Iglesia, a saber, Cristo mismo, nuestra Pascua y Pan vivo
por su carne, que da la vida a los hombres”182.
El propio Concilio nos señala esta síntesis cuando nos afirma: “La
vida común, nutrida por la doctrina evangélica, la sagrada liturgia y
señaladamente por la Eucaristía, debe perseverar en la oración y en la
comunión del mismo espíritu (cfr. Hch 2,42)”183. El P. Querbes en el
lenguaje de su tiempo se expresaba así: “¡Oh no!, mi Dios, no más gloria,...
más que en la cruz de mi Jesús. Yo quiero beber el cáliz de vuestras
humillaciones para alimentarme contigo del pan de los ángeles. Dios no
quiere que busque otra gloria más que la de la Cruz de mi divino
Redentor”184.
Cualquier ocasión es buena para invitar a alimentarse de esta doble
mesa. Así nos lo confirma el P. Querbes aprovechando el texto de Jn 14,26
: “Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre
os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho”. Nos lo
comenta de esta manera: “Es en la explicación de estas palabras donde me
detengo, hermanos míos. Conocer la verdad y hacerla alimento de su
espíritu, gustarla, sentirla, saborearla y hacerla las delicias de su corazón,
he aquí el fin del hombre, he aquí su felicidad”185.
Comentando el efecto del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, dice
el P. Luis: “Estos hombres por otro lado, tan ignorantes, que no podían
comprender las parábolas más sencillas, comprendían sin embargo los más
sublimes misterios, realizan la explicación más clara de las profecías del
A.T. y de los acontecimientos del N.T. Por lo tanto esta llama divina

182
Vaticano II, Decreto sobre los Presbíteros, P. O. , nº 5, b.
183
Vaticano II, Decreto sobre la Renovación de la Vida Religiosa, P.C., nº 15, a.
184
D.Q. S-12 . 10 . 65.
185
D.Q. S-23 . 10 . 113.
81
instruye, calienta y transporta sus corazones, por otro lado, tan carnales y
tan terrestres”186.
El Espíritu Santo, siguiendo el texto joánico `tomará de lo mío y os
lo dará a conocer´ (Jn 16,14), continúa la acción de Cristo. Por tanto su
palabra, su acción también es alimento espiritual. Así comenta el P.
Querbes: “El Espíritu Santo no desciende ya de lo alto de los cielos de una
manera tan destacada y tan prodigiosa. No llena ya a los hombres
(encargados) de la palabra divina del don de lenguas y de milagros. Pero si
el Espíritu Santo no aparece ante nuestros ojos bajo la forma exterior y
sensible, sin embargo se hace sentir aún mediante las operaciones
exteriores de su gracia. Desciende sobre las almas regeneradas en las aguas
del Bautismo, que no es solamente un Bautismo de agua que purifica, sino
el Bautismo de Espíritu Santo y de fuego que anima y que vivifica”187.
El propio Cristo es el alimento de sus fieles ovejas: “Alimentarlas
en los más grandes pastos, y alimentarlas ¿de qué? De su Palabra, de su
Cuerpo y de su Sangre. Y defenderlas... porque `Yo soy el Buen Pastor´
(Jn 10,11)”188. Alimentarse de la Palabra de Dios tiene lugar en el culto,
que para el P. Querbes ha de estar en lo profundo y en el interior, debe ser
auténtico: “Pero la expresión de este culto interior, ¿es auténticamente
necesaria?¡Qué pensar de esta diversidad de ceremonias, de imágenes,
retablos, reliquias...! Los verdaderos adoradores, adorarán al Padre en
espíritu y en verdad (cfr. Jn 4, 23)”189.
Son necesarias actitudes profundas de apertura, escucha y
aceptación para hacer efectivo este alimentarse de la Palabra de Dios. Esto
se consigue, como nos sugiere suavemente, el P. Luis Querbes “a través de
ejercicios de piedad, que cuidados y animados alimentan a su vez. Y es
Jesucristo el modelo de devoción. Así como también los hijos de Israel
186
D.Q. S-23 . 10 . 115.
187
D.Q. S-23 . 10 . 117.
188
D.Q. S-80 . 11 . 132.
189
D.Q. S-90 . 11 . 169.
82
ofrecían para el tabernáculo la oblación de una mente pronta y devota (cfr.
Ex 35)”190.
Estas intuiciones querbesianas quedan refrendadas por el Concilio
Vaticano II. Con ello vamos apoyando la tesis de la línea teológica-
espiritual del P. Querbes que sintetiza acción y contemplación, o mística y
compromiso (con expresión muy al uso en la reflexión de la teología
actual). Así nos concreta la reflexión conciliar: “La Iglesia como cuerpo
del Verbo encarnado que es, se alimenta y vive de la Palabra de Dios y el
Pan Eucarístico”. Porque “la vida de la Iglesia se desarrolla por la
participación asidua del misterio Eucarístico”191.
El propio P. Querbes a su vez, recogía las invitaciones del otro gran
Concilio anterior a él: “El Concilio de Trento aconseja como una cosa muy
saludable, y recomienda a los Obispos, desde diversos lugares, a exhortar
al pueblo a acercarse allí más frecuentemente al altar (Sess. 22)... para
escuchar la Palabra de Dios (Sess. 24). En esta diócesis hay obligación
para todos, el domingo. Es lo que se os pide. Es pues su deber ir a recibir
en persona las gracias que le están reservadas... es lo que se os anuncia:
fiestas, ayunos, vigilias, bodas; y cuando un cristiano no ayuna... peca a
pesar de su ignorancia (...) La parroquia es como un redil, donde somos
regenerados, nutridos por la leche de la doctrina, alimentados allí por el
pan de los fuertes en la Primera comunión, las Pascuas, el Viático...
fortalecidos por la Unción”192.
Todo esto nos lo actualiza el Concilio Vaticano II con estas
palabras: “Todo fiel debe participar frecuentemente en los sacramentos,
sobre todo en la Eucaristía y en las funciones sagradas”. “En la comunidad
de los cristianos, entre aquellos señaladamente que parecen entender o
creer poco aquello que frecuentan, la predicación de la palabra se requiere
190
D.Q. S-90 . 11 . 170.
191
Vaticano II, Decreto sobre la Actividad misionera de la Iglesia, A.G., nº 6, c.
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación, D.V., nº 26.
192
D.Q. S-97 . 11 . 193.
83
para el ministerio mismo de los sacramentos, como quiera que son
sacramentos de la fe, la cual nace de la palabra, y de ella se alimenta”193.
El cristiano se alimenta de la Palabra de Dios en cada Eucaristía,
cuyos textos pueden ser comentados como así lo hace el P. Querbes (el
Domingo 20 después de Pentecostés, según el antiguo calendario
litúrgico): “La epístola comienza por estas palabras: `Ved hermanos de qué
modo vivís´ (Ef 5,15). Consiste en seguir la voluntad de Dios, nutrirse no
de un alimento humano, sino del Espíritu Santo, ocuparse en sus alabanzas.
La epístola tiene un motivo de sabiduría, de sagacidad, aprovechar el
tiempo; es corto... regla de sabiduría, en lugar de lamentarse: 1º.Seguir la
voluntad de Dios. 2º.Llenarse, no de alimento despreciable, sino que
comamos y bebamos el santo espíritu. Es preciso que su amor se extienda
si queréis tener parte. 3º.Alabanza y acciones de gracias”194.
Se trata por tanto de un alimento del Espíritu, y para el espíritu (del
hombre). Aunque a veces este alimento no lleva, o no produce fruto. El P.
Querbes se lo reprochaba a sus contemporáneos: “¿Cuál será el fruto?;
oyen tus palabras, y no las cumplen, ¿por qué Esto puede ser porque ellos
no escuchan verdaderamente vuestra palabra (cfr. Ez 33,32: “Escuchan tus
palabras, pero no hay quien las cumpla”). Oyentes curiosos y delicados.
Háblales del cielo, del infierno... no importa, con tal que todo sea
grandilocuente. Ah Corozaín, Francia, `mis palabras no volverán a mí
vacías´ (Is 55,11). `Enviaré el hambre a la tierra, no hambre de pan, sino de
oír la Palabra de Yahweh´ (cfr. Am 8,11)”195.
Esto es lo que con palabras actuales nos dice el Concilio Vaticano
II, y que va clarificando nuestra tesis de partida (“síntesis entre oración y
acción; contemplación y misión”, que se da en el P. Querbes, y que nos ha
transmitido en la tradición-espiritualidad viatoriana): “La Iglesia siempre
193
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia, L.G., nº 42, a.
Vaticano II, Decreto sobre el ministerio de los Presbíteros, P.O., nº 4, b.
194
D.Q. S-179 . 12 . 126.
195
D.Q. S-234 . 13 . 90.
84
ha venerado la Sagrada Escritura y el Cuerpo de Cristo, pues sobre todo en
la Sagrada Liturgia nunca ha cesado de tomar y repartir a sus fieles el pan
de vida que ofrece la mesa de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo”.
Por ello y para ello: “... es de suma importancia que los fieles comprendan
fácilmente los signos sacramentales y reciban con la mayor frecuencia
posible aquellos sacramentos que han sido instituidos para alimentar la
vida cristiana”196.
El mismo Jesucristo, que es Palabra (del Padre) y entrega personal
se nos ofrece como alimento. El viene y se nos da: `Decid a la Hija de
Sión: He aquí a tu rey que viene a ti manso.´ (Mt 21,5). Este lenguaje del
P. Querbes, es lo que nosotros podemos traducir, trasladar de `recibir a
Cristo en la Comunión´, a ´ser alimentados de/por Cristo, Palabra de vida
eterna` (cfr. Jn) en bella expresión joánica. Son actitudes y disposiciones
positivas que suponen haber superado las negativas, para poder aprovechar
este alimento que es Jesucristo, la Palabra de Dios. Nos lo advierte el P.
Querbes al decirnos que hay que quitar superficialidades, vanidades,
pasiones, envidias; y comulgar con buenas disposiciones para que el Pan
Celestial sea prenda de eterna bienaventuranza197.
Nos concreta estas disposiciones un poco más adelante
profundizando en el programa para fundamentar el acercamiento a
Jesucristo, Palabra y alimento del fiel cristiano. “Antes de la comunión:
´He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo´ (Jn 1,29). Para
escapar del golpe del ángel exterminador estamos marcados por la sangre
del Cordero. He aquí el Cordero divino, vuestro Salvador, monarca pleno
de dulzura. Escuchadle que os llama. ¡Oh Cordero sin tacha, inmolado!
Ved a vuestros hijos. `No soy digno´. ¡Ay! qué terribles recuerdos, la
ligereza, la disipación; nosotros no traemos más que nuestras miserias.
Dios de las virtudes, conviértenos. Nos llamáis a una Alianza, a una unión
196
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación, D.V., nº 21.
Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, S.C., nº 59, b.
197
cfr. D.Q. S-274 . 13 . 167.
85
más íntima, inefable (...) Todo nos garantiza que el Señor nos perdona.
Esta interpelante palabra está en nuestros corazones. Venid, pues, dulce
Jesús, tomad posesión de nuestras almas, reanimadlas, fortalecedlas
hacedlas vivir con una vida nueva. Venid Señor Jesús, venid”198.
La frecuencia de participación en este alimento, que es el propio
Cristo, Palabra de Dios, nos la justifica el P. Querbes apoyándose en el
ejemplo del mismo Cristo. Nos dice así: “Después de haber dispuesto los
espíritus a la creencia de este misterio por el milagro de la multiplicación
de los panes (cfr. Jn 6,1-21), por medio de un discurso sublime sobre la
excelencia de la fe... (cfr. Jn 6,29). ´Vuestros padres comieron el maná y
murieron` (Jn 6,49). ´Yo soy el pan de vida, quien me come vive para
siempre, y el pan que yo daré es mi carne` (Jn 6,51). Si no coméis la carne
del Hijo del Hombre, y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros`
(Jn 6,53). El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en
él` (Jn 6,55-56). He aquí ciertos: el dogma, y la verdad de fe bien
establecida... Pero, hermanos míos, ¿no veis en ello aún la lección?
Frecuentar los sacramentos. Vosotros sacáis la vida del alimento; tomad a
menudo este alimento. He aquí porqué los primeros fieles, todos los días
salían de la mesa santa como leones terribles para el diablo y el mundo. Si
la piedad floreció entonces... florece aún en los lugares en que los
sacramentos son frecuentados. Venid y alimentaos a menudo”199.
Esta última invitación del P. Luis Querbes nos la sugiere también el
Concilio Vaticano II con lo que podemos constatar la actualidad
significativa de estas líneas teológico-espirituales querbesianas (como lo
hemos comprobado a lo largo de este capítulo, en especial en este último
apartado en el que estamos): “Los presbíteros por su propio ministerio,
que consiste sobre todo en la Eucaristía, la cual perfecciona a la Iglesia,
comulgan con Cristo cabeza y llevan a otros a la misma comunión...”200.
198
D.Q. S-281 . 13 . 180.
199
D.Q. S-298 . 14 . 17.
200
Vaticano II, Decreto sobre la Actividad misionera de la Iglesia, A.G., nº 39, a.
86
“Los hijos de Dios, reúnanse, alaben a Dios en medio de la Iglesia,
participen en el sacrificio y coman la cena del Señor”. “En el
cumplimiento de la obra de santificación, trabajen por igual para que los
fieles se apacienten del pasto espiritual por medio de la devota y frecuente
recepción de los sacramentos”201.
Además es un derecho de los fieles cristianos esta participación
frecuente como lo proclama el Concilio: “Los Obispos trabajen para que
todos aquellos cuyo cuidado les ha sido encomendado sean unánimes en la
oración y en la recepción de los sacramentos, y sean fieles testigos del
Señor”. “Los laicos, al igual que todos los fieles cristianos, tienen el
derecho de recibir con abundancia de los sagrados pastores los auxilios de
los bienes espirituales de la Iglesia en particular la Palabra de Dios y los
Sacramentos”202.
Ya hemos comprobado que nuestra documentación viatoriana
actualiza el carisma querbesiano. En este apartado resuenan las palabras
del P. Querbes cuando oímos: “Él es, también quien nos pide que hagamos
de la Eucaristía el centro de nuestra vida”203. En relación con la
participación diaria, volvemos a citar un texto ya aducido en otro apartado,
y por el que también nos llega el espíritu vivo de Luis Querbes: “La
celebración diaria de la Eucaristía y la devoción especial al santísimo
sacramento constituyen un deber para nosotros”204. Esta última invitación
es en relación con la frecuencia de participación a la que estamos llamados
desde estas diversas instancias. Con ello hacemos vida la síntesis
"adoración-amor" que nos ofrece y propone Luis Querbes, y que él vivió
como ´servidor de la Palabra`.

201
Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, S.C., nº 10, a.
Vaticano II, Decreto sobre el Oficio Pastoral de los Obispos, Ch.D., nº 30, f.
202
Vaticano II, Decreto sobre el Oficio Pastoral de los Obispos, Ch.D., nº 15, b.
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia, L.G., nº 37, a.
203
Constitución C.S.V. , nº 21.
204
Constitución C.S.V. , nº 23.
87
1.2. Oración bíblica, no-litúrgica: La Leyenda.
Presentamos a Luis Querbes como servidor de la Palabra de Dios
en la Oración y la Instrucción (entendida como conocer-saber-gustar de la
Palabra de Dios). Se trata de una oración no-litúrgica, pero bíblica y
comunitaria.
1.2.1. El espíritu de la Leyenda.
1.2.1.1. La palabra “Leyenda”.
La palabra “Leyenda” es el neutro plural del participio futuro
pasivo del verbo latino “legere”= leer. Significa: “Las cosas que hay que
leer”. Y da naturalmente la palabra francesa “légende” (traducida al
español como “Leyenda”). De ahí la explicación que se encuentra en
nuestras Constituciones: “Una lectura obligatoria o leyenda”. El P.
Querbes decía también: “lecture obligée”. Al transcribir el P. Querbes los
Estatutos concreta: “Lectura obligada extraída de la Sagrada Escritura, de
la Imitación, y del Catecismo del Concilio de Trento”205.
El C.S.V. debía hacer en comunidad la Leyenda mañana y tarde. El
P. Querbes estimaba que la Leyenda podría ser útil incluso a los
sacerdotes: “En cuanto a la Leyenda extraída de la Sagrada Escritura... es
muy deseable y muy útil que asistan, pero no están obligados”206.
1.2.1.2. La Leyenda es sobre todo una oración.
El Manual formula bien el espíritu de la Leyenda cuando dice: “Es
menos una lectura que una oración”207. Será útil transcribir el texto
primitivo para hacernos una correcta idea de lo que presentamos de cara a
la tesis que pretendemos fundamentar respecto a las líneas teológico-
espirituales del P. Querbes: “La lectura es el alimento del espíritu; en la
oración nosotros hablamos a Dios, en la lectura espiritual Dios nos habla a

205
D.Q. 112 . 2 . 117.
206
D.Q. 334 . 9 . 35. Directorio de los Sacerdotes (Livre d´or), p. 71.
207
Manual de los C.S.V. , Dirección General, 1961 , nº 128 , p. 175.
88
nosotros... Sed fieles a la lectura obligada. La Palabra de Dios, la doctrina
cristiana, el libro de la Imitación... he aquí lo que compone la Leyenda o
lectura a la cual todo Catequista (= C.S.V.) está obligado... Tratad de
penetraros de lo que leéis, de aplicarlo, tratad de examinar si practicáis lo
que tenéis a la vista, y pedid a Dios el coraje y la fuerza para conformar
vuestra conducta a ello”208.
1.2.1.3. La Leyenda es también una lectura - instrucción.
El P. Querbes había concebido la Leyenda con el fin principal de
hacer rezar a sus religiosos, pero también con la finalidad de instruirles.
“Las palabras (los oráculos) de la Santa Escritura son una mina fecunda a
la que el C.S.V. vendrá cada día”209.
Incluso esperaba que la Leyenda mantuviera a los sacerdotes en
contacto con sus estudios teológicos, que debían incorporar, por otra parte,
en el plan del Catecismo de Trento: “Para ser de verdad Catequistas se
esforzarán en integrar lo más posible en el método y plan del Catecismo de
Trento todos los conocimientos que tengan de la Sagrada Escritura, de la
Teología Dogmática y Moral, y tener por este medio a su disposición un
curso completo de instrucciones catequéticas”210.
El objetivo es utilizar de manera normal la Palabra de Dios. Y ya que el
Catecismo es la transmisión de esta Palabra, debe ser bíblica en su
inspiración y en su expresión. Esto exige un conocimiento de la Sagrada
Escritura, adquirido por un trabajo personal de búsqueda y reflexión211.
1.2.1.4. Actualidad de la Leyenda.
La Leyenda guarda un valor permanente, por su contenido
fundamental. Poco antes del Concilio Vaticano II, el Papa Juan XXIII

208 Directorio de los C.S.V. , Imprimerie de M-P. Rusand, Aux Halles de la Grenette, Lyon,
1836. (cfr. D.Q. 163 A . 3 . 110).
209 D.Q. 550 . 8 . 98. Comentario de los Estatutos.
210 D.Q. 334 . 9 . 36. Livre d´or p. 72 ; cfr. Manual de los C.S.V. 1961, nº 308 , p. 395.
211 cfr. referencias en Manual del C.S.V., 1961, nº 301, pp. 383-384.

89
hablaba: “...Y la Sagrada Escritura, con todos sus tesoros, especialmente
los que se encuentran en los libros sapienciales, y en los Evangelios, que
deben ser el alimento cotidiano del espíritu (inteligencia) y del corazón, sin
hablar de las otras obras de nuestra literatura ascética comenzando por la
Imitación de Cristo”212.
La riqueza doctrinal de la Leyenda hace que la valoremos en su
justa medida, pero ello a su vez constituye una dificultad y un acicate para
superar ese escollo. La causa de la dificultad está en la renovación de los
estudios bíblicos y catequísticos. Esto supone un esfuerzo de actualización
de este rico venero de nuestra tradición querbesiana, ya que probablemente
sea el aspecto más “original” del P. Querbes. Se aplican nuevos métodos
de búsqueda y estudio sobre la Sagrada Escritura213. Por ello es necesario
un trabajo serio y profundo. Así se podrá realizar la promesa del P.
Querbes: “Si el religioso se entrega a esta lectura con el respeto que ella
reclama, la saboreará más, y lo que en principio parece oscuro se aclarará
pronto, y encontrará su aplicación en infinidad de circunstancias de la
vida”214.
1.2.2. Fuentes bíblicas de la Leyenda.
Tratamos de ver cuál es el espíritu de la lectura de la Sagrada
Escritura en la Leyenda.
El P. Querbes nos indica por las respuestas que preceden a la
lectura de la Sagrada Escritura el espíritu en el que el Catequista-C.S.V.
debe en la Leyenda escuchar la Palabra de Dios. Dos versículos del Salmo
118 (v. 34 y 115) sirven de introducción: “Dame inteligencia Señor, y
escrutaré tu Ley”. “Alejaos de mí malignos, y escrutaré los mandamientos
de mi Dios”

212
L´Obsservatore Romano, edición francesa semanal, 24 de Julio, 1959.
213
cfr. Concilio Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación. D.V., nº 12, 23.
214
D.Q. 162. 5 . 137. Costumbrero del Noviciado de los C.S.V.
90
El paralelismo de los dos versículos, en los que la segunda parte
comienza por las mismas palabras “et scrutabor”, determinan su elección.
El sentido se completaba con los dos versículos consecutivos, y satisfacía
la idea que el P. Querbes quería poner en evidencia.
Por el primer versículo el alma se coloca en sentimientos de
docilidad ante la Palabra de Dios. Pide la ayuda del Espíritu Santo, el don
de la sabiduría, en el estudio de la Ley, es decir de la Sagrada Escritura. No
se trata de una obra de literatura profana, que la inteligencia humana podría
desentrañar, sino de la misma revelación de verdades sobrenaturales que
sobrepasan totalmente los poderes de nuestras facultades. La comprensión
real de esta lectura se sitúa bajo la acción de la Gracia y requiere la
asistencia divina.
El alma, por otra parte, no permanece pasiva. Puede y debe quitar
los obstáculos, puede concentrar sus facultades naturales, puede
“aplicarse”. Es el sentido del segundo versículo. El alma se exhorta ella
misma a concentrar su atención, a alejar las distracciones que podrían
venirle de los espíritus de la maldad, es decir de las distracciones de su
imaginación.
Después de la lectura de la Sagrada Escritura, todos los asistentes
expresan la resolución de sacar pleno provecho a través de una reflexión
personal que les hará profundizar en todo su significado: Sal 118,16: “En
tus preceptos tengo mis delicias, no olvido tu palabra”.
Las lecturas de la Sagrada Escritura iban encuadradas por
versículos de la propia Palabra de Dios, escogidos por el P. Querbes con el
sentido de animar a una instrucción y formación bíblicas. También animan
a una oración basada en la Palabra de Dios. Muestran las fuentes bíblicas
de la espiritualidad viatoriana y de la Teología fundamental del propio
fundador, el P. Luis Querbes. “Revistámonos de nuestro Señor Jesucristo”
(Rom 13,14). “Ocúpate de estas cosas; vive entregado a ellas para que tu
aprovechamientos sea manifiesto a todos. Vela por ti mismo y por la
91
enseñanza; persevera en esta disposición, pues obrando así te salvarás a ti
mismo y a los que te escuchan” (1Tim 4,15-16). “Permanece adherido a la
Palabra, fiel, conforme a la enseñanza, para que seas capaza de exhortar
con la sana doctrina” (Tit 1,9)... “pues obrando así te salvarás a ti mismo y
a los que te escuchen” (1Tim 4,16). Se repite el versículo de 1Tim con este
sentido pedagógico y didáctico de la recitación repetitiva del mensaje
central que se quiere transmitir, que no es otro más que: aplicación de la
Palabra escuchada (en clima de oración) a la vida práctica, apostólica de la
catequesis y la educación. Por ello sigue: “Vivid, pues, según Cristo Jesús,
el Señor, tal como le habéis recibido” (Col 2,6). “Tened entre vosotros los
mismos sentimientos que tuvo Cristo” (Flp 2,5)215.
El P. Querbes insinúa que el C.S.V. no debe olvidar que la propia
santificación es el objetivo primero de la voluntad del Padre para él mismo.
Comentando este primer objetivo personal el P. Querbes cita a San Pablo:
“Que El, el Dios de la paz, os santifique plenamente, y que todo vuestro
ser, el espíritu, el alma y el cuerpo se conserve sin mancha hasta la venida
de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tes 5,23). Y realiza este comentario: “Así
pues que el Dios de la paz dirija todos vuestros esfuerzos para santificaros,
ante todo a vosotros mismos y todas vuestras facultades: vuestro corazón,
mediante una piedad ilustrada en vuestras relaciones con Dios; y vuestro
espíritu progresando en las ciencias con mente cristiana; y vuestro cuerpo
por el control de sus tendencias y la prudente administración de vuestra
salud y fuerzas”216.
Este alimentarse en la oración y por la instrucción es condición de
fecundidad apostólica: “No haréis nada sólido por el bien espiritual de
vuestros alumnos, si Dios no bendice vuestros esfuerzos. Manteneos

215
cfr. D.Q. 550 . 8 . 103.
216
Querbes, L., Manuel nécessaire des Clers de S. Viateur, Edic. Chez Briday, Lyon, 1861, p. 446.
92
unidos por la oración al principio de la Gracia para hacerla llegar hasta
vuestros discípulos. ¡Orad por ellos, y orad con ellos!”217.
1.2.3. La lectura de la Sagrada Escritura en la Leyenda.
La Biblia es muy larga. Se compone de partes independientes y
muy diversas. El interés que ella puede presentar varía mucho según lo que
el lector espera. Además la finalidad de uso de la lectura de la Sagrada
Escritura evoluciona en la Iglesia. Así pues no es sorprendente que sea la
Leyenda la disciplina comunitaria que más cambios ha conocido. Será
esclarecedor recorrer las etapas principales para después ver cómo el
mismo problema ha ocurrido con la composición del Oficio Divino a partir
de la renovación del Concilio Vaticano II.
1.2.3.1. Toda la Biblia (1836 - 1861).
El Directorio del C.S.V. publicado por el P. Querbes en 1836
prescribe en el nº 37: “Por la mañana se lee: 1º El salterio o el NT. Por la
tarde se lee: 1º en dos años el AT, los libros históricos (lunes a jueves); y
los libros sapienciales y proféticos los otros tres días... La tabla siguiente
indica el orden de las lecturas para hacer cada día del año eclesiástico. En
el año impar se sigue, para la Sagrada Escritura, la columna que lleva el
título de primer año, y en los años pares, se sigue la segunda”.
El párrafo precedente (nº36) decía: “Cuando algunos de los
asistentes no sepan latín, la Leyenda se hará en francés, y se servirá para la
Sagrada Escritura de la traducción de Carrières”. Se supone que la Biblia
de Carrières debió ser quitada a los pocos años, ya que el Comentario de
los Estatutos, editado en 1855, menciona que la Biblioteca de la Sala de
Comunidad debe tener la “Bible de Genouche, nouv. édit., 2
volúmenes”218.

217
Ibidem p. 215.
218
D.Q. 550 . 8 . 115. Comentario de los Estatutos.
93
Por lo tanto el P. Querbes hacía leer la Biblia entera: el NT y los
salmos cada año; el resto del AT en dos años.
1.2.3.2. Una selección de libros (1861 - 1874).
La lectura de toda la Biblia no daba satisfacción. En efecto el
sucesor del P. Querbes, el P. Hugo Favre justifica así un cambio
importante en el “Ordo” de la Leyenda. Una reforma era necesaria; se
deseaba la supresión de ciertos libros o pasajes de la Biblia que no parecían
ser bastante útiles en la lectura obligada que se hacía dos veces al día. En
consecuencia se hizo una selección de libros de la Sagrada Escritura, en la
lectura de los cuales pareció que ganaría más el espíritu y el corazón.
1.2.3.3. Sin lectura de la Sagrada Escritura (1874 - 1878).
El 27 de Mayo de 1874 una circular del P. Favre modifica de nuevo
muy seriamente pero de manera temporal el “Ordo” de la Leyenda. Hasta
nueva orden se abstendrían de la Lectura de la Sagrada Escritura.
Esperando que dicha lectura de la Sagrada Escritura pudiera volver a ser
obligatoria (desde el momento en que se tuviera en buenas condiciones la
traducción del Abbé Glaire), se vería con gusto que fuera reemplazada por
la recitación de Vísperas, al menos las de la Virgen María. Esta última
sugerencia del Superior General nos hace ver que en su espíritu la Leyenda
equivale a la recitación de esa parte del Oficio Divino. Podemos constatar
con ello la intuición adelantada al Vaticano II que tuvo el P. Querbes. Así
podremos valorar la teología de base que informaba toda la obra -
acción/contemplación- del P. Querbes, que como hemos afirmado en otros
puntos es fundamentalmente bíblica: SERVIDOR DE LA PALABRA.
1.2.3.4. El NT y los Salmos (1878 - 1909).
El Capítulo de 1875 había pedido al Consejo General el hacer una
nueva distribución de la lectura de los libros de la Leyenda. El “Pequeño
Ordo de la Leyenda” aparecido en 1878 responde a este deseo. Se leían tres
veces cada año los Evangelios, dos veces el resto del NT y los Salmos. El
94
P. Gonnet (3er Superior General) declaraba que este arreglo era temporal
“esperando tener una traducción de los libros sagrados aprobada por la
Santa Sede, y en consonancia con nuestras necesidades”219. Se constató
que sería conveniente incluir en la Leyenda, aparte de los Salmos, algunas
partes más interesantes del AT.
1.2.3.5. Otra selección de libros (1909 - 1930).
En la siguiente etapa hemos de citar la publicación de un nuevo
“Ordo” por parte de la Dirección General en 1909: “Una selección juiciosa
de libros y de capítulos más apropiados a las necesidades de los religiosos
del Instituto ha sido hecha entre los Libros Históricos, Sapienciales y
Proféticos del AT. Varios capítulos juzgados demasiado largos para una
lectura han sido divididos teniendo en cuenta el sentido de la Historia o de
la Palabra. Se ha buscado adecuar en cierta medida la lectura de los libros
santos a los tiempos y a las fiestas del Año Litúrgico; y parece que se ha
logrado en tanto en cuanto la cuestión era posible y realizable”220.
Se comenta la cuestión de la traducción, caballo de batalla de la
anterior etapa: “De esta manera los hermanos, escuchando siempre la
misma palabra divina en francés, acabarán por aprenderla, retenerla y
serles familiar; y podrán más tarde servirse de ella con ocasión de sus
catequesis o charlas y conferencias”221.
1.2.3.6. El Nuevo Testamento y los Salmos (1930 - 1950).
Por mandato del Capítulo la Dirección General publica, en 1930, un
nuevo “Ordo” que vuelve a la fórmula de 1878: "Todas la lecturas de la
Escritura, sea el NT o los Salmos solamente se encuentran en el Manual
del Cristiano (Edición Desclée, con numerosas traducciones) parecido al
Vademecum precedente. Para completar los espacios-recuadros libres, será

219
Ordo de la Légende des Clers de Saint Viateur, Belgique, Jette-Saint-Pierre, Bruxelles, 1909,p. 4-
5.
220
Ordo de la Légende des Clers de Saint Viateur, Belgique, Jette-Saint-Pierre, Bruxelles,1909, p. 7.
221
Ordo de la Légende des Clers de Saint Viateur, Belgique, Jette-Saint-Pierre, Bruxelles, 1909, p. 8.
95
necesario leer dos veces todo el NT, salvo el Apocalipsis (1 sola vez); los
72 primeros Salmos se leen dos veces”222.
1.2.3.7. Selección de libros (1950).
Se echaba en falta desde 1930 la lectura del AT. Por eso a petición
del Capítulo de 1947, la Dirección General publica en 1950 un nuevo
“Ordo” que introduce ciertos textos del AT juzgados más útiles para la
vida espiritual.
Este “Ordo”de 1950 da una neta preponderancia a los libros
Históricos sobre los Sapienciales y los Proféticos. Sólo el NT, los Salmos,
Ruth, Tobías y Jonás son leídos enteramente. En total, la Leyenda maneja
ahora 31 libros del AT; pero descarta aún 15 completamente.
Este repaso histórico tiene la finalidad de destacar el interés de los
C.S.V. por mantener esa intuición de su fundador, el P. Querbes, en poner
la Sagrada Escritura como base de la Oración y la formación. En este
trabajo queremos aportar datos (y los estamos proporcionando) que
confirmen cómo Luis Querbes fue “servidor de la Palabra” insuflando su
espíritu (valoración de la Palabra de Dios) a sus hijos espirituales. Lo
precisamos en los próximos apartados. Destacaremos ahora el paralelismo
de la Leyenda con el Oficio Divino (como oración oficial de la Iglesia), y
retomaremos después, el hilo histórico en la etapa del Vaticano II.
1.2.4. La Leyenda : el “Oficio Divino” de los C.S.V.
1.2.4.1. Unidad y actualidad de la Leyenda.
El P. Querbes había tenido ya la idea de la Leyenda en 1829. La
forma que le dio en la primera edición del Manual, en 1836, no sufrió más
que ligeros cambios223. La Leyenda tiene la estructura litúrgica de un
`Oficio´ calcado sobre `Maitines´ (actual `Oficio de Lecturas´), más sobre
los elementos menores (los `responsorios´ y los `versículos´) que sobre los

222
Ordo de la Légende des Clers de Saint Viateur, Belgique, Jette-Saint-Pierre, Bruxelles,1909, p. 9.
96
elementos principales (la `salmodia´ y las `lecturas´). La recitación de la
Leyenda fue el acoplarse a `la oración pública de la Iglesia´: “Así mismo
hacen oración pública de la Iglesia si rezan en virtud de las Constituciones,
algún Oficio, con tal que esté estructurado a la manera del Oficio Divino, y
debidamente aprobado”224.
Nuestra constitución C.S.V. debidamente renovada y aprobada tras
el Concilio Vaticano II, el 11 de Febrero de 1983, nos invita a ello: “El
Fundador quiere que escuchemos frecuentemente la Palabra de Dios”225.
“Palabra de Dios, leída, interiorizada, compartida y celebrada...fundamento
de nuestra vida espiritual. Palabra de Dios que se nos revela en la Biblia, y
que se proclama en Iglesia”226.
En virtud de la estructura que le dio el P. Querbes la Leyenda debe
ser para el C.S.V. como el Oficio Divino para el sacerdote “la fuente de la
piedad y alimento de la plegaria personal”227. Su contenido ha estado
elegido teniendo en cuenta la vida de los C.S.V., y las condiciones en las
que ejercen su apostolado, para armonizar su espíritu con su voz; para ello
tendrán necesidad de “procurarse un conocimiento más abundante de la
liturgia y de la Biblia”228. Esto mismo había precisado el P. Querbes
cuando pergeñó esta cuestión: “La Leyenda encierra en sí lo que debe ser
el objeto de estudio y de meditación de toda la vida para el catequista
C.S.V. La Leyenda pone al Catequista C.S.V. dos veces por día en
contacto con la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura”229. Vive así en
un contacto diario con todos los elementos de la Revelación, Sagrada
Escritura y Tradición. Constituye así la Leyenda un todo completo,

223
cfr. citas anteriores, en especial, D.Q. vol. 2, p.117 (D.Q. 114 . 2 . 117).
224
Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, S.C., nº 98.
225
Constitución C.S.V., Roma, 1985, Dirección General, nº 21.
226
Constitución C.S.V., Roma, 1985, Dirección General, nº 22.
227
Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, S.C., nº 83 ; cfr. Constitución C.S.V.,
Roma, 1985, Dirección General, nº 22.
228
Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, S.C., nº 90.
229
A. CSV, D.Q. 162.5.137. ; Manual C.S.V., Dirección General, 1961, nº 128, p. 157.
97
estructurado y equilibrado. Toda su cultura religiosa, todo su apostolado,
toda su cultura profana vienen así a confrontarse cada día con la Palabra de
Dios. La Leyenda se sitúa al mismo tiempo como una respuesta a la
renovación actual de la Iglesia. Se está ávido de una piedad `objetiva´, por
una vuelta a las fuentes litúrgicas, bíblicas, teológicas y espirituales. Es
precisamente el objetivo de la Leyenda.
1.2.4.2. La Leyenda: el Breviario de los C.S.V. hermanos.
El Oficio Divino tradicional consistía esencialmente en su
celebración comunitaria en el Coro. Duraba mucho tiempo cada día y
exigía un número considerable de volúmenes. “Para las pequeñas Iglesias y
monasterios fue preciso componer una obra abreviada que contuviera lo
esencial: es el Breviario”230. Los monjes y sacerdotes, impedidos por sus
funciones pastorales para participar en el Oficio Divino compensaban con
la ayuda del Breviario. Con la fundación de los jesuitas y congregaciones
semejantes, desaparece la obligación del Oficio en el Coro, para dejar lugar
a la recitación privada. Los moralistas interpretaron progresivamente el
Oficio Divino, oración oficial de la Iglesia, como obligación personal
grave para los clérigos con órdenes mayores. El Código de Derecho
Canónico sancionó este estado de cosas (cfr. C.D.C. de 1917, Canon 135).
En esta línea se pensó a menudo en la composición de un Breviario en el
cual los Catequistas C.S.V. recitaran su Leyenda. Se hicieron dos
tentativas: “una en 1878, y otra en 1930”231. Se trataba de recitar la
Leyenda con la ayuda de volúmenes que tuvieran la comodidad de un
breviario. Las dos veces fue un empobrecimiento del contenido, y se
abandonaron ambas experiencias. Las dos veces se había dejado el AT de
lado, salvo los salmos a fin de utilizar un “Manual del cristiano”(que
reunía los Salmos, el NT y la Imitación). El “Ordo” de la Leyenda, con el

230
cfr. Bouchère, Dom M., Historia del Breviario en la Iglesia Latina, Letouzey et Ané, París,
1949, t. 2.
231
cfr. Feuillets querbésiens, nº 34, 15 de Abril de 1959, p. 331.
98
AT amputado, pareció responder insuficientemente a las necesidades de los
C.S.V., y a las intenciones del P. Querbes.
La cuestión se mantuvo en estudio hasta la reforma de la
Constitución tras el Capítulo General de 1969, como consecuencia de las
orientaciones del Concilio Vaticano II, cuya influencia vamos viendo en
diversos apartados de este punto sobre la Leyenda. Y esto nos lleva a una
ulterior cuestión.
1.2.4.3. ¿Una reforma de la Leyenda?
En los varios cambios del “Ordo” de la lectura de la Sagrada
Escritura siempre se dejaban de lado un número apreciable de libros. Sin
embargo hoy día la reforma del Breviario decretada por el Concilio
Vaticano II, y el movimiento bíblico tienden a conseguir que se acceda lo
más ampliamente posible al tesoro completo de la palabra divina. Ya
señalamos que el P. Querbes hacía leer en dos años toda la Sagrada
Escritura. Estaba, en su espíritu, por esta línea conciliar, que el Vaticano II
desarrolló.
El Concilio recomienda “que los clérigos no obligados al Coro, y
sobre todo los sacerdotes que vivan en comunidad, recen en común al
menos una parte del Oficio Divino”232. Es lo que conlleva la recitación de
la Salmodia a dos coros. El P. Querbes había diseñado una práctica muy
parecida: “Se designan dos lectores para la Sagrada Escritura; ellos dicen
los versículos a turnos”233.
En la manera de hacer la Leyenda, del primer Manual, prescribía
incluso: “Se lee en conjunto, y a dos coros, los versículos de la Sagrada
Escritura”234. La primera forma era fácil de realizar. La segunda supondría
que se tuviera una Biblia a disposición de cada religioso, en el lugar de los
ejercicios comunes. La recitación coral así como las lecturas individuales

232
Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, S.C., nº 99.
233
Costumbrero del Noviciado, en A. CSV, D.Q. 162 . 5 . 137.
99
exigen una dicción cuidada. El Concilio Vaticano II subraya esta
importancia: “Todos cuantos rezan el Oficio, ya en coro, ya en común,
cumplan la función que se les ha confiado con la máxima perfección, tanto
por la devoción interna como por la manera externa de proceder”235.
El P. Querbes había dado indicaciones prácticas acerca de la
realización exterior del Oficio que había concebido para sus Catequistas
C.S.V. Las lecturas y las plegarias comunes “deben hacerse lentamente y
con pausa, y de manera que todas la voces sea aúnen en una sola, y
haciendo oír con distinción todas las palabras. Los lectores deben leer
lentamente y observando las pausas marcadas por el sentido y por la
puntuación”236. Debían pues, preparar con cuidado su lectura. Se puede
decir que las lecturas de la Leyenda debían tener las mismas cualidades
que la lectura de la Epístola o del Evangelio en la Eucaristía parroquial.
Las reformas recientes del Oficio Divino han dejado de lado varias
partes accesorias. Lo mismo se pensó para la Leyenda. Con ello siendo un
Oficio corto, sería aligerada. Esto permitiría introducir positivamente los
textos del AT. Además hay lecturas y comentarios complementarios para
sacar de ellos el provecho que el P. Querbes esperaba para su C.S.V. La
Sagrada Escritura presenta un conjunto de elementos muy complejos, que
publicaciones de calidad nos permiten, hoy día, abordar y profundizar. Sin
lecturas complementarias, la Leyenda es difícil porque está concebida en la
más pura tradición litúrgica de la piedad objetiva. No es suficiente, para
asimilar su contenido, el hecho de la repetición en la recitación de la
Leyenda. El Catequista C.S.V. necesita una formación litúrgica, bíblica,
teológica y espiritual centrada en la Leyenda como expresión de la Palabra
de Dios, interiorizada intelectualmente, y además orada-rezada
comunitariamente.

234
Directorio del CSV, Lyon, Imprimerie de M-P Rusand, 1836, nº 36, p. 21
235
Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, S.C., nº 99,b.
236
Costumbrero del Noviciado, en A. CSV, D.Q. 162 . 5 . 137.
100
1.2.5. Dificultades para cualquier arreglo o nueva disposición.
(La Leyenda en paralelo con el Oficio Divino en la etapa del
Vaticano II).
Hay que decir que la organización de las lecturas de la Sagrada
Escritura, para la Leyenda, del “Ordo” de 1950 no ofrecía completa
satisfacción. El Capítulo General de 1957 vuelve sobre el tema para señalar
la necesidad de una sucinta presentación de los textos que hay que leer:
una corta introducción debería preceder a cada libro e incluso a cada
lectura, (día, bloques...) para hacerlas inteligibles. Este Capítulo de 1957
retomó el problema bajo un nuevo punto de vista. Se preguntaba si sería
posible “la impresión en varios volúmenes, para uso personal de cada
religioso, de diversos textos de la Leyenda para todos los días del año”237.
Se reprocha a ciertos pasajes que: “no aportan ningún
enriquecimiento espiritual. La selección de los textos deberá inspirarse en
los numerosos apuntes aparecidos después de la renovación de los estudios
bíblicos. Se destaca que a veces uno de ello no responde exactamente a la
finalidad-objetivo de la Leyenda”238.
Seguramente no es exagerado afirmar que toda disposición-arreglo
de los textos en un programa de lectura continuada de la Sagrada Escritura,
presentará siempre ventajas e inconvenientes. Los que estamos
introducidos en la práctica de la lectura de la Biblia a través del Oficio
Divino, nos encontramos con la misma dificultad objetiva. No tenemos
más que pensar en la selección de los textos para la lectura continuada de
la Eucaristía de cada día. Por supuesto que hay opiniones diversas. El
Concilio Vaticano II a través de la Constitución sobre la Liturgia
(“Sacrosantum Concilium”) ha impulsado esta práctica. Los C.S.V. en
consecuencia cuando recitan la Leyenda “se ponen ante el trono de Dios en

237
Feuillets querbésiens, nº 34, 15 de Abril de 1959, p. 332.
238
Ordo de la Légende des Clers de Saint Viateur, Belgique, Jette-Saint-Pierre, Bruxelles, 1909,
p. 10.
101
nombre de la Madre Iglesia”239. Por su voz “es verdaderamente la voz de
la esposa (La Iglesia) quien se dirige a su Esposo; e incluso es la plegaria
de Cristo con su Cuerpo Místico al Padre”240, plegaria por medio de la cual
“alaba sin cesar al Señor e intercede por la salvación del mundo entero”241.
Porque “el sumo sacerdote de la nueva y eterna alianza, Cristo Jesús, al
tomar la naturaleza humana, introdujo en este exilio terrestre aquel himno
que se canta perpetuamente en las moradas celestiales. El mismo une a sí la
comunidad entera de los hombres y la asocia al canto de este divino himno
de alabanza”242. En todo ello vemos aflorar las intuiciones del P. Luis
Querbes, y la actualización de nuestras disposiciones Capitulares (de los
C.S.V.). Pero también comprobamos la dificultad de selección y
organización de la Lectura continuada del Oficio Divino (y de La
Leyenda).
En sus comienzos el Oficio consistía sobre todo en lecturas: “Se
leían pasajes del AT y NT con los comentarios que los Padres habían
realizado. Lo mismo que el Salterio era recitado cada semana, la Biblia era
leída cada año. Las lecturas a menudo eran demasiado largas... Por otro
lado las lecturas del Oficio encontraban su prolongación en las del
refectorio. La materia de todas estas lecturas se contenía en varios
volúmenes diferentes: Biblia, Pasionario, Homiliario. Con el Antifonario,
el Responsorial y el Salterio, estos volúmenes representaban el material
indispensable para la celebración del Oficio Divino”243.
El Concilio Vaticano II tomó medidas para hacer más útil
espiritualmente la recitación del Oficio Divino: “El venerable tesoro del
Oficio romano será adaptado de tal manera que aquellos a los que está
confiado puedan aprovecharlo más fácilmente y durante más largo
239
Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, S.C., nº 85.
240
Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, S.C., nº 84.
241
Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, S.C., nº 83.
242
Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, S.C., nº 83.
243
Leclercq, Dom Jean, o.s.b. "L´Office divin et la lecture divine": La Maison-Dieu, nº 21,
1950, p. 63.
102
tiempo... Los salmos no serán repartidos en una sola semana, sino en un
tiempo más largo. La Lectura de la Sagrada Escritura será organizada de tal
manera que sea fácil acceder al tesoro de la Palabra divina”244.
Así ocurrió en nuestra Leyenda: La longitud de la lectura, y la
inteligibilidad de los pasajes aislados no son sólo consideraciones que se
tienen en cuenta; sino que además nuestro Capítulo General (C.S.V.) desea
también que la disposición de los libros de la Biblia se integre
armoniosamente en el cuadro del año litúrgico. Es mejor aceptar
simplemente la realidad, referente al “Ordo” de la Leyenda. Los libros de
la Biblia han sido compuestos en el curso de un largo período y sin un
plan común. Por lo tanto no es posible insertarlos en una sucesión lógica de
períodos tales como `los ciclos litúrgicos´, esperando que cada uno
encuentre su sitio exacto. Es la dificultad que se presenta al establecer un
“Ordo” de la Leyenda.
Nuestra Constitución Viatoriana renovada, y aprobada por Roma el
11 de Febrero de 1983 nos concreta: “Heredamos de nuestro Fundador una
especial solicitud por la Palabra de Dios leída, interiorizada, compartida y
celebrada... Esta Palabra inspira nuestra oración personal y nuestra plegaria
comunitaria; favorece el compartir y celebrar nuestra fe en comunidad y
también nuestro servicio al Pueblo de Dios. La Palabra de Dios que se nos
revela en la Biblia y que se proclama en la Iglesia se nos manifiesta
también en las necesidades y en las llamadas de los hombres a los que
somos enviados”245.
Después del Vaticano II, con el mayor espacio hecho a la Sagrada
Escritura en la Eucaristía y en la Liturgia de las Horas, y la mayor
flexibilidad admitida para las lecturas doctrinales en el interior de las
mismas, nuestra Leyenda ha ido tomando la forma de “Laudes” para la
oración de la mañana, y “Vísperas” como oración de la tarde. Y hay un

244
Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, S.C., nº 90-92.
245
Constitución C.S.V., Roma, 1985, Dirección General, nº 22.
103
margen de creatividad amplio según las Comunidades, para acomodar las
lecturas añadidas en el espíritu de la Leyenda. Pero estas acomodaciones,
vemos que no hacen sino poner de manifiesto el espíritu clarividente del P.
Querbes que había venido nutriendo a sus religiosos desde 1840, con los
mismos alimentos sólidos que hoy la Iglesia recomienda para todos sus
hijos: “Siendo la voz de la Iglesia o sea de todo el Cuerpo Místico, que
alaba públicamente a Dios”246... “También los fieles siguiendo el ejemplo
de sus mayores tomen parte devotamente en el Oficio Divino, según sus
posibilidades”247. Por eso nuestra disciplina actual resalta lo bíblico en la
oración comunitaria (posteriormente completada con la personal). Ello
permite una formación de base bíblica. Lo desarrollamos en el siguiente
apartado.
1.2.6. Hacia una formación bíblica a través de la Leyenda.
La Biblia es una obra compleja por el arco de tiempo en el cual se
desarrolla la redacción de los diversos libros que la componen. También lo
es por la gran variedad de géneros literarios que hay en ella. Además no
tiene la ordenación lógica de un tratado de teología. Pero es el fundamento
y sustancia misma de la Teología y de la espiritualidad, que tienen métodos
y técnicas particulares. Teología y espiritualidad dicen de otra manera lo
que ya está en la Biblia. La teología se dirige al espíritu cognoscente (=
inteligencia) del hombre; la espiritualidad a su corazón. Es preciso abordar
de otra manera la lectura de la Sagrada Escritura. Es Dios quien habla,
comentaba el P. Querbes a propósito del espíritu de la Leyenda, como ya
hemos visto. La teología y la espiritualidad existen precisamente para
adaptar la Sagrada Escritura a la inteligencia o al corazón del hombre. En
la lectura de la Sagrada Escritura se debe escuchar simplemente la Palabra
de Dios, a la vez con toda nuestra inteligencia y con todo el corazón.

246
Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, S.C., nº 99.
247
Vaticano II, Decreto sobre las Iglesias Orientales, O.E., nº 22.
104
Porque el contenido de la Sagrada Escritura no es fácilmente
inteligible, el Concilio Vaticano II advierte de ello a los sacerdotes, aunque
hayan recibido una buena iniciación durante sus estudios teológicos:
“Como el Oficio divino en cuanto plegaria pública de la Iglesia, es la
fuente de la piedad y alimento de la oración personal, los sacerdotes y
todos los que participan en el Oficio divino son exhortados en el Señor a
que, al rezarlo, la mente concuerde con la voz. Y para conseguirlo mejor,
adquieran una instrucción litúrgica y bíblica más rica, principalmente
acerca de los salmos”248. Algo semejante aconsejaba Luis Querbes a sus
sacerdotes a este respecto, como hemos visto anteriormente.
Es pues necesario estudiar de verdad la Sagrada Escritura si se
quiere sacar provecho de su lectura en el Oficio divino, o en la Leyenda
(caso de los C.S.V.). Mediante un trabajo perseverante se puede construir
una verdadera cultura/formación bíblica. Además estamos iluminados por
la misma palabra de Dios: “Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en
mi sendero” (Sal 118,105). Y animados por la exhortación renovadora del
mismo Vaticano II: “Tengan continuamente en sus manos la Sagrada
Escritura para conseguir con su lectura y meditación `el sublime
conocimiento de Cristo´ (Flp 3, 8)”249. Para ello ya el P. Querbes nos
indicaba lo que desarrollamos en los dos puntos siguientes:
1.2.6.1. Conocimientos bíblicos generales.
La Biblia evoca una historia muy larga, cuyo desarrollo se extiende
a territorios muy extensos. Se mueve entre civilizaciones muy variadas con
sus costumbres, su vocabulario, sus instituciones, su evolución en el
tiempo. La Sagrada Escritura ha sido objeto, en el curso de los siglos, y
sobre todo en las últimas generaciones de búsquedas y análisis literarios,
arqueológicos, geográficos e históricos muy precisos y científicos. El
Catequista C.S.V. no podrá especializarse en todas estas disciplinas, en las

248
Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, S.C., nº 90.
249
Vaticano II, Decreto sobre la renovación de la Vida Religiosa, P.C., nº 6.
105
que por otra parte, a veces es difícil descubrir el espíritu de la revelación
bajo los detalles técnicos y las controversias científicas. Pero deberá, sin
embargo, asimilar las adquisiciones esenciales de la ciencia bíblica.
Para lograrlo tenemos una amplia gama de obras. Según el idioma
del C.S.V. (francés, español, inglés) las sugerencias serían diferentes. Lo
importante es llegar a familiarizarse con la Sagrada Escritura. Pueden
consultarse los grandes diccionarios bíblicos (en francés, español o inglés),
las Enciclopedias de la Biblia, los Atlas bíblicos... Y siempre dentro del
espíritu heredado del P. Querbes, que nos decía: “La lectura es el alimento
del espíritu... Tenéis que procurar penetraros de lo que leéis, aplicándolo a
vuestra vida, viendo con sinceridad si practicáis lo que se os dice... y
conformando a ello vuestra conducta”250.
Y siguiendo la actualización del Vaticano II, a la que Luis Querbes,
de un modo intuitivo, hemos visto que impulsó a sus hijos espirituales, los
C.S.V., reafirmamos la unión y conexión entre Sagrada Escritura, la
oración y la acción apostólica: “El Concilio recomienda insistentemente a
todos los fieles especialmente a los religiosos la lectura asidua de la
Escritura, pues desconocer la escritura es desconocer a Cristo. Acudan de
buena gana al texto mismo en la Liturgia, en la lectura espiritual.
Recuerden que a la lectura de la Sagrada Escritura debe acompañar la
oración para que se realice el diálogo de Dios con el hombre, pues a Dios
hablamos cuando oramos, a Dios escuchamos cuando leemos sus
palabras”251. Estas últimas palabras `a Dios hablamos cuando oramos, a
Dios escuchamos cuando leemos sus palabras´, con un siglo de antelación
se las había dedicado el P. Querbes a sus religiosos al presentarles la
Leyenda252. Por eso ésta es una línea firme del espíritu vivo de Luis
Querbes que nos llega hasta nosotros hoy. Así se nos manifiesta como
´servidor de la Palabra`.
250
Querbes, L., Manual necesario de los C.S.V., Edic. Chez Briday, Lyon, 1861, p. 300.
251
Vaticano II, Constitución sobre la Divina Revelación, D.V., nº 25.
252
cfr. D.Q. 163 A . 3 . 110.
106
1.2.6.2. La lectura completa de la Escritura.
El P. Querbes había repartido en dos años la lectura completa de la
Biblia en la Leyenda. (Es su aportación en la línea de lo que recomendará
el Vaticano II. Y así lo destaco añadiendo datos a la tesis de partida, como
objetivos del trabajo). Algunos pasajes de la Sagrada Escritura son
fastidiosos de leer en común sea porque repiten algo ya leído en otro libro,
sea porque se extienden en detalles quizá preciosos para búsquedas
históricas, pero sin interés para una lectura corriente. Es una de las razones
que motivaron las diversas selecciones de textos desde 1861, y todas las
ediciones incompletas de la Sagrada Escritura en la Leyenda.
Para elegir los pasajes de mayor interés es necesario conocer el
texto completo. Este conocimiento integral de la Sagrada Escritura es el
que falta siempre que no se frecuentan más que los pasajes escogidos. Por
eso el Vaticano II recomienda: “A fin de que la mesa de la Palabra de Dios
se prepare con más abundancia para los fieles, ábranse con mayor amplitud
los tesoros de la Biblia”. Y en otro lugar se nos aduce y justifica: “Los
laicos, y todos los fieles cristianos tienen el derecho de recibir con
abundancia la Palabra de Dios”253.
Podemos preguntarnos si los pasajes omitidos carecen de interés
hasta el punto de no merecer la lectura ni el estudio. ¿Si no son
interesantes, son por ello inútiles? ¿Se puede legítimamente aceptar el
familiarizarse solamente con un cierto porcentaje de la Revelación? Por
ello al querer comprender un libro cualquiera de la Biblia, se acaba por
sentir la necesidad de leer el texto completo, y recurrir a un mínimo de
explicaciones para asir el conjunto y los detalles. Así es normal que el
C.S.V. que sigue atentamente la Leyenda experimente un día el deseo, para
su propia satisfacción, de completar, en su lectura personal de la Biblia, las
lecturas comunes. Leerá los pasajes omitidos, la introducción a cada libro,

253
Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, S.C., nº 51.
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia, L.G., nº 37.
107
las notas explicativas, y los libros totalmente excluidos de la Leyenda. Se
habrá conseguido así el objetivo propuesto por el P. Querbes de: “... tener
un conocimiento de la sana doctrina, ... y propagar esa celeste doctrina que
asegura a los hombres la felicidad eterna”254.
Hoy día ese objetivo se puede lograr a través de excelentes
traducciones de la Biblia. Un ejemplo para franceses y españoles es la
“Biblia de Jerusalén”.
También es importante tener en cuenta este principio bíblico-
exegético: Cada libro de la Biblia recibe su mejor iluminación del conjunto
de todos los otros. Es necesario recurrir a comentarios pero, la misma
Escritura conlleva el mejor comentario de la propia escritura: “Toda
escritura, inspirada por Dios, es útil, para enseñar e instruir en la justicia”
(2 Tim 3,16)255.
El C.S.V. encuentra en la lectura obligada de cada día una gran
ventaja al leer dos pasajes. Para llegar a familiarizarse con toda la Sagrada
Escritura no le queda más que una lectura suplementaria, de apenas unos
quince minutos por día. Y se puede servir de algunas guías de lectura muy
bien adecuadas que distribuyen la Biblia a lo largo del año.
Esta lectura asidua de la Sagrada Escritura en su totalidad le hará
penetrar al C.S.V. en el espíritu de la Iglesia. Y al mismo tiempo le referirá
y reafirmará en el espíritu del fundador. Luis Querbes, desde hace más de
un siglo y medio no concebía la enseñanza de la doctrina cristiana sin una
orientación bíblica. Sin embargo el C.S.V. no puede limitar la inspiración
de su enseñanza y de su vida interior solamente a la Sagrada Escritura. En
efecto, la Revelación no se limita sólo a la Escritura, sino que encuentra su
complemento en la Tradición. Así nos lo ratifica el Concilio Vaticano II:

254
Circular del P. Querbes, 1855 : D.Q. 496 . 7 . 122.
255
cfr Vaticano II, Constitución sobre la Divina Revelación, D.V., nº 11,b.
108
“La Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura constituyen un solo depósito
sagrado de la Palabra de Dios encomendado a la Iglesia”256.
La Iglesia es depositaria de la Palabra de Dios, escrita y oral. La
revelación se completa pues con la enseñanza de la Iglesia cuando ella dice
explícitamente, en la Teología lo que hay que creer, y lo que hay que hacer
para salvarse. Y cuando ella muestra también a cada uno, por las obras de
espiritualidad, cómo conformar su vida a la Palabra. Es por lo que la
Leyenda completa la Sagrada Escritura con un tratado de Teología (en la
última etapa este "tratado", eran los documentos del Concilio Vaticano II,
poniendo al día el Catecismo del Concilio de Trento), y un tratado de
espiritualidad (en su momento era “La imitación de Cristo”). De esta
manera el C.S.V. será capaz de transmitir la Revelación entera/total porque
le será familiar con todos sus elementos, siendo así fiel al espíritu del P.
Querbes: “Su norma de vida ordinaria, la lectura obligatoria de la Sagrada
Escritura, del libro de la Imitación y del Catecismo del Concilio de
Trento...Sea cual fuera su misión particular... nunca hablará a los fieles sin
explicarles algo de la doctrina cristiana... nunca perderá ocasión de
`evangelizar a Jesucristo´, sobre todo entre los pobres, ni de disipar según
sus fuerzas, de todas partes las tinieblas de la ignorancia y de la
irreligión”257.
La evolución de la Leyenda, tras el Concilio Vaticano II, y la
reforma de nuestra constitución, ha desembocado en la oración comunitaria
de Laudes y Vísperas (mañana y tarde); de esta forma se unen a la oración
de la Iglesia258. Esta es nuestra disciplina/norma actual, pero se añaden e
introducen lecturas bíblicas (las de la Eucaristía del día, por ejemplo) y
lecturas espirituales (el Vaticano II, entre otras). Esto en el espacio/tiempo
de Laudes y Vísperas. Sin embargo actualmente no hay ningún "Ordo"

256
Vaticano II, Constitución sobre la Divina Revelación, D.V., nº 10.
257
Estatutos de la Asociación de los Clérigos Parroquiales o Catequistas de San Viator, Cap. Iº,
art. II y art. IV; D.Q. 246 A . 5 . 17.
258
cfr. Reglamentos Generales de los C.S.V., nº 54, Dirección General, Roma, 1985.
109
establecido de dichas lecturas. Hay margen de elección, que es utilizado
con flexibilidad por cada comunidad particular.
Todo ello está complementado con el Oficio de Lecturas (sobre
todo realizado por los sacerdotes, y un número cada vez más amplio de
religiosos no sacerdotes), que es el paralelo más cercano, en el Oficio
Divino, a la Leyenda. Y todo eso unido a la “Lectura espiritual”, en tiempo
personal (de diversas obras en línea de lo que hemos comentado en esta
parte de nuestro estudio), va haciendo que la Leyenda (en su forma actual
señalada) sea un instrumento eficaz para caminar gradualmente hacia la
perfección del religioso C.S.V. Es lo que ya el P. Querbes tenía en su
espíritu y en su corazón cuando compuso la Leyenda: “Lo que debe ser
objeto de estudio y de meditación durante toda su vida para el C.S.V. Si se
entrega a esta lectura, la saboreará, y lo que le parecía oscuro al principio
se aclarará pronto, y encontrará su aplicación en infinidad de circunstancias
de la vida”259.

1.3. Oración personal / particular. Necesidad y condiciones.


Nos situamos en el apartado de la oración personal, considerado
como consecuencia inmediata de la Palabra de Dios, y su interpelación a la
persona concreta. A la llamada que Dios nos hace desde la Eucaristía
(Oración Litúrgica) y desde la Sagrada Escritura (Oración bíblica)
respondemos en el ámbito de nuestra relación personal, con nuestra
oración íntima, particular, de tú a tú, personal. Probablemente en este
punto notaremos más diferencias que semejanzas entre la teología-
espiritualidad del P. Querbes y la actual, promovida desde la renovación
del Concilio Vaticano II. No obstante nuestra tradición viatoriana recupera
las vetas más auténticamente querbesianas; y nos daremos cuenta de que
incluso ahí el P. Querbes tuvo intuiciones que aún hoy tienen plena
actualidad. Esta forma de oración, aunque no sea litúrgica, ni comunitaria,
259
Costumbrero del Noviciado, en A. CSV, D.Q. 162 . 5 . 138.
110
sí tiene su base en la Palabra de Dios, es bíblica. Tenemos necesidad de
ella, y nos exige algunas condiciones.
En primer lugar nos centraremos en la necesidad de la oración.
1.3.1. Necesidad de la plegaria/oración.
Recogiendo el texto de Lc 18, 1: “Es preciso orar siempre sin
desfallecer”, San Pablo nos invita en Col 4, 2: “Sed fieles a la plegaria”.
Este texto lo toma como punto de partida el P. Querbes para enseñarnos la
necesidad de la oración: “La oración es nuestra única respuesta en medio
de las calamidades, y sin embargo ningún deber es más olvidado. Relegado
por unos a los claustros, abandonado a los que hacen profesión de orar;
otros se dispensan con el más ligero pretexto. Comencemos por reanimar
en nuestros corazones el ardor por este santo ejercicio, comencemos por
reflexionar sobre la necesidad y ventajas de la oración”260.
Es un ardor al que también nos invita el Vaticano II: “A la lectura
de la Sagrada Escritura debe acompañar la oración para que se realice el
diálogo de Dios con el hombre, pues a Dios hablamos cuando oramos, a
Dios escuchamos cuando leemos sus palabras”261. Por ello es necesaria la
oración, “a fin de que la caridad crezca en el alma como una buena semilla
y fructifique, todo fiel debe (…) aplicarse asiduamente a la oración”262.
En esta línea comenta el P. Querbes: “Es verdad que hay aún
lugares destinados a la oración, pero están desiertos; hay momentos, pero
que son rápidos; hay ministros encargados de presidir, pero están solos;
unos no saben, no pueden… Dios es tan grande, y no tenemos necesidad de
rezarle, ¡qué blasfemia! Errores que desaparecen delante de la verdad.
¿Qué es la oración? Aprendedlo al fin. No es un esfuerzo sublime, ni un
juego ni una diversión… Es una elevación de nuestra alma hacia Dios.

260
D.Q. S-71 . 11 . 112.
261
Vaticano II, Constitución sobre la Divina Revelación, D.V., nº 25,a.
262
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia, L.G., nº 42,a.
111
Supone la adoración, la alabanza, la acción de gracias, la petición, la
ofrenda”263.
Vuelve el P. Querbes sobre el texto de partida de S. Lucas: “Oportet
semper orare et non deficere” (Lc 18, 1), y comenta en este sermón: “Pero,
si el hombre debe orar… el cristiano es un hombre de oración. ¿Tiene él
necesidad? La Iglesia de la que nosotros somos hijos nos está formando,
amamantando en la plegaria: Ejemplo de los apóstoles: `nada como la
plegaria´. Olvidadlo si podéis. Ventajas: por la práctica de la oración el
alma se purifica de sus pecados, la caridad se alimenta, la fe, la esperanza,
el espíritu entran en la alegría, el interior se llena de dulzura, el corazón
adquiere la paz; ¡ah hermanos míos!, cesad, pues, de agitaros: `Es bueno
confiar en el Señor mejor que confiar en el hombre´ (Sal 91, 2; Sal 117,
8)”264.
La oración debe estar basada en la Palabra escuchada y meditada.
Como consecuencia de la escucha surge la plegaria. Se apoya ahora el P.
Querbes en el texto de Mt 7, 7-11: “Pedid y recibiréis”. Este es el
comentario que hace y del que podemos sacar relación adecuada a nuestro
tema: “Parece primeramente extraño que Dios nos haya hecho un deber de
esta acción augusta, que era ya una tan gran necesidad para nosotros. Él es
nuestro Padre, nosotros somos sus hijos; `Padre nuestro que estás en el
cielo´(Mt 6, 9)… que vuestro nombre sea santificado. Él es nuestro rey,
nosotros somos su pueblo: `Venga tu reino´(Mt 6, 10). El es nuestro
maestro, nosotros somos sus servidores: `hágase tu voluntad así en la tierra
como en el cielo”(Mt 6, 10). Él es rico, nosotros somos pobres: `danos
hoy´(Mt 6, 11). Estamos enfermos, Él es nuestro médico; estamos cautivos
y expuestos a mil peligros; Él es nuestro salvador, `no nos dejes caer en la
tentación, y líbranos del mal´ (Mt 6, 13). Sí, hermanos míos, el solo
sentimiento de nuestras miserias nos advierte que existe una obligación

263
D.Q. S-71 . 11 . 112-113.
264
D.Q. S-71 . 11 . 113.
112
universal e indispensable de elevar nuestras manos y nuestros corazones
hacia el Señor. La oración es la primera necesidad del hombre”265.
Esta oración evangélica debe estar presente en la vida ordinaria,
con frecuencia y profundidad. Es clara la invitación que nos hace el P.
Querbes a una plegaria como es el Padrenuestro (litúrgica y bíblica, por
otro lado). Plegaria que tantas veces utilizamos en nuestro corazón, en
nuestro interior, en el ámbito personal y particular. Pero sabemos que ella
es “palabra directa” del que es la Palabra del Padre, Cristo el Hijo. Querbes
con su explicación y aplicación hace un buen servicio a esa Palabra, que es
Evangélica y Buena Noticia. Es el modelo de toda oración. Por eso insiste
el P. Luis Querbes en motivarla: “Os equivocáis, hermanos míos, decía S.
Juan Crisóstomo, cuando pensáis que la oración no está hecha más que
para los cristianos metidos en el retiro (los monjes), y que no mira a las
personas inmersas en el mundo. Cuanto más débil es el hombre, más debe
orar. Cuanto más violenta es la tentación, más debe redoblar el ardor en sus
súplicas y deseos. ¿O acaso el mundo no es una tentación continua… para
descarriar vuestro espíritu, para enfriar vuestro corazón, para volverlo
hacia las criaturas, tanto como para destruir y desenraizar los primeros
frutos que la semilla divina de la palabra de Dios había comenzado a
producir en vuestras almas? ¡Ah!, si quisierais sinceramente ser liberados,
no temeríais ser importunos y fatigar al cielo con vuestras súplicas”266.
Canaliza la necesidad a través de intercesores. En este caso los
Santos Ángeles Custodios. Es un rasgo típico del P. Querbes esta forma de
plegaria. Se apoya en Mt 18, 10: “Porque yo os digo que sus ángeles, en
los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos”.
Y nos invita a dirigir nuestra oración a través de tan poderosos
intercesores: “Ellos nos defienden de los peligros, como a Jacob; nos dan
coraje para el bien como el ángel que Dios dio a Moisés; ellos paran las

265
D.Q. S-21 . 10 . 99-100.
266
D.Q. S-21 . 10 . 101.
113
asechanzas del demonio como el ángel de Tobías; ellos presentan nuestras
plegarias como Rafael presentó las de Tobías; ellos rezan por nosotros;
ellos reciben las almas de los justos en la hora de su muerte como la de
Lázaro”267.
Se trata como vemos de una oración que brota de los propios textos
de la Palabra de Dios que el P. Querbes manejaba con soltura,
referenciados en este caso a los Ángeles Custodios,
intermediarios/mensajeros entre Dios y nosotros. Por eso acaba su
invitación diciéndonos: “Confianza, si estáis débiles, recurrid, tendedle la
mano; prácticas de piedad para todos los días. Imitad su piedad, su
obediencia, su dulzura, su humildad, su pureza; rezad al Santo Ángel de la
Guarda”268.
Es otro apoyo más en la necesidad de la oración. Una oración
orientada en línea de corresponder a la gracia de Dios, que nos salva. Nos
dice el P. Luis con sus palabras: “Oración, plegaria… La Iglesia las
multiplica; los oficios son más largos; ella se enternece, ella gime; semilla
de incredulidad germina en los corazones… Por ello: `Entre el atrio y el
altar lloren los sacerdotes, ministros del Señor, y digan: Perdona, Señor,
perdona a tu pueblo; no des tu heredad al oprobio para que los dominen las
naciones. ¿Por qué se ha de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?´
(Joel 2, 17).`Y sucederá que todo el que invoque el nombre de Yaveh será
salvo´(Joel 3, 5). ¡Oh cruz!, ofrecemos lo que hacemos, en tus pies
depositamos nuestro homenaje, depositamos nuestras resoluciones”269
La oración litúrgica-eucarística, y la bíblica-comunitaria quedan
complementadas con la personal (meditación o reflexión). Pero todas son
necesarias. Puntualiza esta necesidad el P. Querbes cuando nos comenta
sobre la oración/meditación, y nos habla sobre “verdad divina”(como

267
D.Q. S-26 . 10 . 121.
268
D.Q. S-26 . 10 . 122.
269
D.Q. S-70 . 11 . 110-111.
114
paralelo de la “Palabra de Dios): “¿Qué es la oración? Digo en general: una
reflexión sólida y seria sobre cualquier verdad divina natural o evangélica,
en la que el alma toma coraje, ánimo para… La meditación es la operación
del Espíritu Santo; la oración es el movimiento del corazón que se vuelve
hacia Dios; la meditación es como el ojo que guía en el peligro; la oración
se eleva hacia Dios. Cuanto más sólida haya sido la meditación, más
ferviente será la oración. Después de esto, ¿podemos extrañarnos de que la
piedad sea extraña y rara? Pero con la oración nosotros, pasamos a la
conversión, respondemos de los otros. El hombre de oración es una piedra
preciosa”270.
Esta necesidad en las variadas formas de oración nos es propuesta
por el Concilio Vaticano II cuando nos dice: “De muchos modos
especialmente por la alabada oración mental y por las varias formas de
preces que libremente eligen, los presbíteros buscan y fervorosamente
piden a Dios aquel espíritu de verdadera adoración por el que ellos mismo,
junto con el pueblo que se les ha encomendado, se unan íntimamente con
Cristo, y puedan así gritar como hijos de adopción `Abba, Padre´ (Rom 8,
15)”271.
No sólo es una invitación para los sacerdotes; como ya advertía el
P. Querbes, citando a S. Juan Crisóstomo, todos tenemos este deber y
necesidad de la oración; lo confirma el Concilio: “El cristiano llamado a
orar en común, debe no obstante, entrar también en su cuarto para orar al
Padre en secreto (cfr. Mt 6, 6); más aún debe orar sin tregua, según enseña
el apóstol”272.
Este resonar en el Vaticano II de las intuiciones de Luis Querbes
nos hace ver su línea de ´servidor de la Palabra`. Afloran sus intuiciones
como “piedras preciosas” en referencia a Mt 13, 43. Y además nos va

270
D.Q. S-74 . 11 . 120-121.
271
Vaticano II, Decreto sobre el ministerio y vida de los Presbíteros, P.O., nº 18,c.
272
Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, S.C., nº 12.
115
abriendo al doble eje “adoración–amor”. El P. Querbes desarrolla ambos, y
los sintetiza. Ahora estamos desarrollando el primer eje “adoración”
(oración, en su vertiente ´personal`). En la segunda parte será el “amor”
(acción / misión) el que será puesto de manifiesto.
Siguiendo al apóstol Santiago nos centra más el P. Querbes en la
importancia y necesidad de la oración: “La religión pura e intachable ante
Dios Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación y
conservarse incontaminado del mundo” (Sant 1, 27). Esta cita como
elemento de referencia, sitúa el compromiso consecuente de la oración para
que sea auténtica. A ello añade el P. Querbes: “El Evangelio de este día
nos refiere la necesidad y condiciones de la oración. Jesucristo que
continúa hablando a sus apóstoles de su próxima separación (cfr. Jn 16 y
17) les deja como consuelo el ejercicio de la oración. `Vosotros pediréis en
mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre
mismo os quiere, porque me queréis a mí´ (Jn 16, 26-27). Aquí nada de
imágenes, ni de comparaciones, ni de parábolas. Los dichosos discípulos
experimentan la satisfacción de su buen maestro anunciándoles su
promesa, que mantiene iluminados sus espíritus sin las nubes que se
levantan de ordinario, y llena su alma de reconocimiento. La epístola
sacada de Santiago tiene diversos temas: “Poned por obra la palabra y no
os contentéis sólo con oírla engañándoos a vosotros mismos” (Sant 1,22).
Este aviso del apóstol que vamos a desarrollar… porque el fin principal de
las oraciones públicas, a las cuales somos llamados, es el de desviar los
azotes de la cólera divina”273.
El fundamento de una auténtica perfección religiosa no es otro que
el don total de sí mismo, en el amor (línea de Rahner274). Sobre todo en lo
que se refiere a lo que el hombre tiene de más entrañable, su propia
voluntad: ésta es puesta en manos de Dios por medio de la oración. Dice

273
D.Q. S-81 . 11 . 138.
274
cfr. Rahner, K., Sobre la teología de la abnegación, Escritos III, Taurus, Madrid, 1961, p. 62-64.
116
así el P. Querbes: “Monsieur Mermet, lo sé muy bien, tiene un espíritu
verdaderamente religioso (en línea con lo comentado de la carta de
Santiago), y abnegación de voluntad, que es el fundamento de la verdadera
perfección”275.
Por lo que hace a los ejercicios de piedad, a las plegarias, a la
oración y su necesidad, el P. Luis nos indica sus preferencias: “Toda la
vida espiritual se sostiene mediante un doble elemento: la oración y el
examen de conciencia. No las abandonéis nunca. Que la meditación esté
bien preparada y no acabe sin una especial resolución, (de nuevo referencia
al compromiso que comentamos a propósito de la carta de Santiago 1, 27).
Y que el examen sea verdaderamente particular, sobre un objetivo fijado
con el director”276.
El P. Querbes volverá sobre el mismo tema. A sus religiosos del
Canadá les insiste y para ello les escribe: “El espíritu religioso no se
renueva ni se desarrolla y consolida sino mediante el espíritu de oración.
Sed fieles al método que aprendisteis en el Noviciado. Mantengámonos,
sobre todo, en comunión de oraciones, queridos hijos”277.
Todas estas líneas teológico-espirituales, sobre la necesidad de toda
oración han sido puestas al día en diversos documentos del Concilio
Vaticano II. Y como consecuencia de la debida y exigida renovación
también están presentes en los documentos viatorianos. Todo ello nos
patentiza la actualidad y vigencia de las líneas de fuerza fundamentales en
lo espiritual y teológico del P. Querbes. Veámoslo en los siguientes
documentos:
“Los presbíteros, ora vaquen a la oración y adoración, ora
prediquen la palabra... contribuyen al aumento de la gloria de Dios y a
promover la vida divina en los mismos hombres.” “Todos y cada uno de

275
D.Q. 342 . 6 . 67. Carta de Querbes a Faure.
276
D.Q. 480.7.94. Circular a los religiosos del Canadá (Circular de 7 de enero de 1853).
277
D.Q. 496.7.122. Circular a los religiosos del Canadá (Circular de 14 de noviembre de 1855).
117
los presbíteros están unidos con sus hermanos por el vínculo de la caridad,
de la oración y de la omnímoda cooperación”. “El alma sacerdotal se
esfuerza en reproducir en sí misma lo que se hace en el ara sacrificial. Pero
esto no puede lograrse, si los sacerdotes mismos no penetran, por la
oración, cada vez más íntimamente en el misterio de Cristo”278.
“La oración cristiana tiene su origen en el hecho de que Dios se ha
hecho Palabra en Jesús, y mediante el Espíritu de Jesús, sigue haciéndose
Palabra en nosotros. De esta manera ayudados por el Espíritu, podemos
escuchar a Dios y dirigirnos a Él; y nuestra oración, hecha en el nombre de
Jesús, es eficaz ante el Padre”279.
En cuanto queda claro que la necesidad de la oración es en orden a
identificarse con Cristo, Palabra del Padre, se nos invita a su “necesario”
aprendizaje (como nos decía más arriba el P. Querbes). De esta manera nos
exhorta el Concilio: “Aprendan los alumnos a vivir según la forma del
Evangelio; a cimentarse en la fe, la esperanza y la caridad, para alcanzar
con la práctica de estas virtudes el espíritu de oración”. “Los seminaristas
deben prepararse para el ministerio de la Palabra: para comprender cada
vez mejor la Palabra revelada por Dios, poseerla con la meditación, y
expresarla con las palabras y la conducta”280.
Y en los documentos viatorianos nos encontramos con esta
invitación: “Para nosotros la oración diaria personal y comunitaria nos es
indispensable para profundizar en nuestra relación con el Señor”. “La
oración en nuestra congregación lleva el sello de una espiritualidad que
tiene sus raíces en la voluntad misma del Fundador”. “La Palabra inspira
nuestra oración personal y nuestra plegaria comunitaria”281.

278
Vaticano II, Decreto sobre el ministerio y vida de los Presbíteros, P.O., nº 2,e; 8,a; 14,b.
279
Constitución C.S.V., nº 20,a.
280
Vaticano II, Decreto sobre la formación sacerdotal, O.T., nº 8,b ; 4,a.
281
Constitución C.S.V., nº 20,b ; 21 ; 22.
118
Por otro lado un poco más adelante se nos concretan aspectos del
día a día en este tema de lo espiritual-teológico: “Nuestra Congregación
nos propone además otros medios para alimentar nuestra vida espiritual:
Un tiempo razonable de oración mental... La celebración comunitaria de
una parte de la Liturgia de las Horas, especialmente del Oficio de Mañana
y Tarde... Se procurará mantener un clima de paz que favorezca la vida de
oración”282.
Las líneas de continuidad y actualización afloran y emergen. Así lo
destacamos, porque Luis Querbes sigue presentándosenos como ´servidor
de la Palabra`, en este punto concreto de la necesidad de la oración.
1.3.2. Condiciones de la plegaria/oración.
Al presentar este apartado, bebiendo en el evangelio, volvemos a
retomar a Lucas como punto de partida: “Sucedió que estando Él orando en
cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: Señor
enséñanos a orar” (Lc 11, 1). A partir de aquí el P. Querbes comenta, en
algunos de sus sermones, lo que luego concretará a sus religiosos: “La
oración es una unión de nuestra alma, una petición toda ella, con todas
nuestras facultades; en qué consista la oración como petición o demanda,
se reduce a dos tipos: unas ocupan el espíritu, otras afectan al corazón”283.
Y precisa, en otro sermón, algo importante en línea cristológica
(centrándose en Cristo, Palabra del Padre, y camino hacia Dios): “Pero
todas, hermanos míos, de todas estas plegarias u oraciones, no hay ninguna
de ellas que no deba ser hecha en el nombre de Jesucristo”284.
Sintetiza el P. Luis Querbes las condiciones en tres grupos, en los
que podemos compendiar alguna disposición o condición adyacente, pero
semejante, en cuanto asimilable a ese tipo determinado.
1.3.2.1. Fe, centrada en Cristo (Confianza).

282
Constitución C.S.V., nº 24.
283
D.Q. S-72 . 11 . 115.
284
D.Q. S-21 . 10 . 103.
119
La confianza nos la da el sabernos centrados en Cristo. Lo tenía
claro el P. Querbes cuando comentando Flp 2, 6-11 afirma que: “Es a este
gran nombre al que toda rodilla debe doblarse en el cielo y en la tierra y en
los infiernos. No hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres para ser
salvados. Pero, ¿qué es lo que significa orar en nombre de Jesucristo? Es
aquí, hermanos míos, donde vienen a reunirse todas las cualidades de la
oración. Rezar en nombre de Jesucristo, es rezar con una `fe
viva´(expresión típica del P. Querbes), firme, en que Jesucristo salió del
seno del Padre, y que Él allí volvió para ejercer de mediador y de pontífice
universal. La fe es la fuente y el fundamento de la oración, dice S.
Agustín”285.
Insiste en diversas ocasiones sobre esta primera disposición o
cualidad:
“Es preciso, primeramente, orar en nombre de Jesucristo, que ha
dicho: `Yo vengo´ (Heb 10, 7), uniendo en él la divinidad y la humanidad...
y así las plegarias de los santos son presentadas ante el trono del Cordero.
Todo era entonces figurado, todo hacía referencia a la sangre de la Nueva
Alianza; y desde entonces Dios ha declarado por medio de su Hijo: `Si
algo pidierais al Padre en mi nombre os lo dará´ (Jn 16, 23). Así fieles a las
lecciones de su divino maestro... tenemos un abogado junto al Padre, no
hay otro nombre bajo el cielo en quien salvarnos (cfr. Flp 2, 6-11), y
siempre termina `por Cristo Señor nuestro´.”286
Es una confianza que tiene su refrendo en la propia Palabra de
Dios. En ella se sustenta el P. Querbes: “Confianza, y venid, argüidme.
`Mejor es confiar en el Señor que confiar en el hombre´ (Sal 118, 8).
Después de haber expuesto los medios, y unos cuantos motivos bien

285
D.Q. S-21 . 10 . 104.
286
D.Q. S-72 . 11 . 115-116.
120
señalados... confianza como Abraham: `Mira que soy atrevido de interpelar
a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza´.”287
Y empalman los dos ramales, a continuación: “Orar en nombre de
Jesucristo es orar con confianza, ya que puesto que Él se digna presentar en
nuestro favor a su Padre la virtud de sus méritos y de su nombre, será
escuchado a causa de su augusta calidad, y también porque Dios nos
ama”288.
Sigue dándonos motivos y sugerencias para fundamentar nuestra
confianza en y por Jesucristo: “Ah, hermanos míos, hasta aquí no habéis
pedido nada en su nombre (referencia a Jn 14, 14 y Jn 16, 24). Hablo a los
cristianos piadosos y fervientes en apariencia que rezan, y rezan a menudo.
¡Ay! Qué pocos se ajustan como es preciso al deber de la oración. ¿Oráis
en nombre de Jesucristo? Vosotros que aparecéis en los lugares destacados
de nuestros templos más atentos a atraeros las miradas de una multitud
ignorante que a purificaros bajo la mirada de Dios; y que parecéis decir a
Dios por una continencia hipócrita como el fariseo del Evangelio: `Yo no
soy como el resto de los hombres´ (Lc 18, 11). ¿Acaso rezáis en nombre de
Jesucristo, vosotros que acudís en muchedumbre a los lugares de la oración
cuando se trata de implorar al cielo para obtener el fin de las calamidades
temporales? ¿Acaso rezáis en nombre de Jesucristo, vosotros que tenéis el
espíritu y el corazón llenos de ideas y de afectos extraños, por no decir
superfluos? Ah, Señor, no sabemos nada, porque no sabemos rezar. Lo
reconocemos Jesús, no hemos rezado aún en tu nombre. En estos días
destinados a la oración, enséñanos tú mismo a rezar (cfr. Lc 11, 1)”289.
Señaladas esas disposiciones negativas que es preciso quitar para
tener una oración confiada a través de Jesucristo, vuelve el P. Querbes
sobre la `fe viva ´ (como primera condición): “Pero para rezar en nombre

287
D.Q. S-73 . 11 . 119.
288
D.Q. S-21 . 10 . 103.
289
D.Q. S-21 . 10 . 104.
121
de Jesucristo es preciso, primeramente, una fe viva. Pero esta primera
cualidad es hoy día rara; es preciso una fe viva en Jesucristo, no una fe
muerta, sino una fe viva, activa, que sea el principio de nuestras acciones,
que penetre en los defectos más comunes; no un fe débil, sino una fe firme
y razonada (más adelante añadirá `ilustrada´ el P. Luis), que crea en la
palabra de Dios y no en su propio sentimiento; una fe generosa que
muestre, sin rubor, el primer signo impreso sobre su frente. Esto es: creer
en la mediación todopoderosa del Pontífice eterno. Jesucristo desciende de
su trono, se coloca a mi lado y queda en el altar”290.
Es ésta una línea recogida por la tradición espiritual que llega a
desembocar en el Vaticano II. Así este sentido intercesor de Cristo, que
hemos visto en el P. Querbes, nos lo actualiza el Concilio: “Cristo está
presente siempre a su Iglesia sobre todo en la acción litúrgica. Está
presente con su virtud en los sacramentos, de modo que cuando alguien
bautiza, es Cristo quien bautiza”291.
También se nos recuerda, por parte del mismo Concilio, la cuestión
de la `fe viva e ilustrada´: “Lleno de fe viva y de esperanza firme, sea el
cristiano (el misionero en especial) hombre de oración”292. El poder de
intercesión también se aplica a otros cristianos, que ponen fe y confianza
en su oración: “Los Institutos de vida contemplativa tienen importancia
máxima en la conversión de las almas con sus oraciones... porque es Dios
quien, por la oración, envía obreros a su mies, y fecunda la palabra de
salvación”293.
Nuestros documentos viatorianos igualmente nos actualizan este
tema:

290
D.Q. S-72 . 11 . 116.
291
Vaticano II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia, S.C., nº 7,a.
292
Vaticano II, Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia, A.G., nº 25,b.
293
Vaticano II, Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia, A.G., nº40,b.
122
“Nuestra oración hecha en el nombre de Jesús... El Fundador quiere
que seamos hombres y comunidades de `fe viva e ilustrada´. La Eucaristía,
sacramento de la fe, celebración de la presencia salvadora del Señor
resucitado, es fuente y culminación de nuestra relación personal con el
Señor”294.
Constatamos con ello la presencia y aplicación actual de las
intuiciones del P. Querbes.
1.3.2.2. Humildad (Discernimiento).
Consecuencias de orar en nombre de Jesucristo, son las otras dos
condiciones: humildad y perseverancia. Así se expresaba el P. Querbes
respecto a la primera: “Rezar en nombre de Jesucristo es rezar con
humildad, pidiéndole al Señor que quite sus ojos de nuestras miserias, de
nuestras debilidades y de nuestra nada; y asemejarnos a su Hijo, que se
dignó ponerse en nuestro lugar, despojándonos de nosotros mismos y
revistiéndonos por así decir, de sus méritos para aparecer delante del Padre
de las misericordias como en otro tiempo Jacob se presentó delante de
Isaac revestido de las prendas de Esaú”295.
La humildad busca la verdad. Para ser hombres `de verdad´ hay que
discernir lo correcto, lo auténtico, ante Dios y en su presencia. Hay que
realizar las peticiones con discernimiento, dice el P. Querbes en otro texto.
Viene a ser una variante asimilable de la humildad. Porque: “Con
discernimiento; las cosas que es preciso pedir, en su orden: `Buscad
primero el reino de Dios, y lo demás se os añadirá´ (Lc 12, 31). A los hijos
de Zebedeo: `No sabéis lo que pedís´ (Mt 20, 22). Y ¿cómo pedir? Unas
cosas de manera absoluta; otras condicionalmente”296.
En otro momento y siguiendo la invitación de Jesús en Lc 11, 1:
“Domine, doce nos orare”, continúa el P. Querbes explicándonos esta

294
Constitución C.S.V., nº 20 ; 21 ; 23.
295
D.Q. S-21 . 10 . 103.
123
condición: “Con humildad: el justo lo mismo que el impío. Vuelto hacia la
tierra, `como si fuera polvo y ceniza´ (cfr. Gen 18, 27); con el corazón
contrito y humillado (cfr. Sal 50). La oración de los humildes penetra los
cielos. Consiste la humildad en imitar al publicano (cfr. Lc 18, 9-14): su
exterior; él permanece junto a la puerta del templo. Su interior: un cambio,
una conversión. `Dios, sé propicio a mí, que soy pecador´ (Lc 18, 13). La
compunción del pecador. Y ¿quién no lo es? Dos tipos de personas pueden
presentarse: los pecadores voluntarios y endurecidos; sin embargo la
oración del pecador en quien la voluntad no ha cambiado, pero que gime y
que desea... Dios se contenta con una sola lágrima, ¡qué digo yo!, con un
solo pensamiento. Es, pues, cierto que un solo pecado hace inútil... todo lo
que hacéis. Pero también un solo suspiro... Aprovechemos: es el tiempo de
orar, el tiempo de la visitación y el consuelo”297.
Aprovecha el P. Querbes la crítica que Jesús hace de los escribas y
fariseos para invitar a la actitud de humildad: “Si vuestra justicia no es
mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los
cielos” (Mt 5, 20). Comenta el P. Luis Querbes estas palabras del propio
Jesús con estos pensamientos que refuerzan la posición que estamos
fundamentando: “Estas palabras pueden aplicarse no solamente a la falsa
devoción y a la piedad de esos cristianos que toman el cambio, la
conversión... ¡Ay!, ellos están bastante más atentos a las críticas del mundo
que a ser ellos mismos justos. Y por otra parte son raros en un siglo de
incredulidad, en el que es mucho más fácil hacerse una reputación o fama
sacudiéndose el yugo. Digo que estas palabras se aplican enteramente a
esas gentes honradas. Podría aquí mostrar sus defectos: su probidad
exterior es deslumbrante, pero por dentro, servidores de las conveniencias,
y sacrificando según la ocasión el derecho y la virtud... `Si vuestra justicia
no es mayor...´. No es solamente contra la devoción, es contra vosotros
también contra quien se dirige, según los tratados de bien aparentar lo

296
D.Q. S-72 . 11 . 117.
297
D.Q. S-73 . 11 . 118.
124
exterior... Tal es la justicia humana que no conduce más que a la exacta
observancia de la ley. No quiero degradar a vuestros ojos al hombre
abandonado a sí mismo. La ley era la regla; la razón, la ley de los sabios de
la tierra; la fe, la sabiduría del evangelio. `En Dios nos movemos y somos´
(Hch 17, 28). La sabiduría del evangelio supone renuncias: amor a los
enemigos, y práctica de las virtudes ignoradas: humildad, abnegación,
penitencia”298.
En otro pasaje evangélico Jesús propone la virtud de la humildad,
como algo esencial, a sus discípulos. Así lo entiende el P. Querbes y su
aplicación es ésta que a continuación transcribimos: “Quien se ensalza será
humillado, y quien se humilla será ensalzado (cfr. Mt 23, 12ss). La
humildad es la más grande de las virtudes; el orgullo causa todos los
males... y sin embargo es tan rara no solamente entre los reyes sino
también hasta entre los pobres. ¿A qué se debe esto? Los unos la miran
como un consejo, los otros como una debilidad. Pero: 1º. Nada más
necesario. No se podrá ser santo si no se es humilde. 2º. Nada más
razonable. Es preciso ser humilde incluso para ser sabio. La razón la
exige”299. Estaríamos traduciendo y actualizando a nuestro hoy, “humildad
y discernimiento” por “sinceridad, verdad” (siguiendo a Sta. Teresa, ´la
humildad es la verdad`). En ese sentido, por aproximación, el Concilio
Vaticano II recoge toda esta tradición sobre esta virtud en la oración. Y nos
indica que cada uno en su condición, o sea en sinceridad y humildad,
discerniendo su ofrenda, sepa participar en la celebración de la sagrada
liturgia y en la oración (que tendrá carácter personal): “Los fieles en virtud
de su sacerdocio regio, concurran a la ofrenda de la Eucaristía, y lo ejerzan
en la recepción de los sacramentos, en la oración y en la acción de
gracias”300.

298
D.Q. S-172 . 12 . 113.
299
D.Q. S-224 . 13 . 69.
300
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia, L.G., nº 10,b.
125
Vuelve a retomar el P. Querbes este tema de la humildad en la
oración, en el mismo sermón, más adelante, utilizando el Salmo 50 como
punto de apoyo. Nos dice a este propósito: “Nacido en pecado, un
condenado (por orgullo), ¿piensa él captar las alabanzas? El orgullo nos
hace pecar: nuestro espíritu, nuestro corazón, nuestra imaginación, mil
pasiones, vasos frágiles de gracia, ¡ay! en nuestras plegarias. Cristiano
discípulo de Jesucristo, nos es preciso seguir sus máximas: `Enséñame
porque eres manso y humilde de corazón´ (cfr. Mt 11, 29). Él nace, vive,
muere entre oprobios... Y `no es el discípulo mayor que su maestro´ (cfr.
Mt 10, 24). Ventaja de la humildad de parte de Dios: `Al humilde da su
gracia´ (1 Pe 5, 5), `los humildes del pueblo son salvados´(Sal 17, 28), y
`ha mirado la humillación de su esclava´ (Lc 1, 48). La rosa celeste inunda
los valles humildes y no florece en las altas montañas. Seamos humildes,
es fuente de méritos y de paz. Así la humildad no será rara” 301. Este último
comentario del P. Querbes nos ha puesto sobre la pista de la necesidad de
la humildad para hacer fecunda la oración, y así Dios dará su gracia al
humilde.
María, modelo de oración humilde y la primera discípula de su Hijo
Jesús, nos es propuesta por nuestra Constitución viatoriana, siguiendo esta
tradición querbesiana (que hemos comprobado en este último sermón
comentado con referencia a Lc 1, 48): “Que reservemos un lugar
privilegiado a la devoción a María”302. Además hay que tener en cuenta
prácticas de oración que suponen la humildad y el discernimiento
(recomendadas en los documentos viatorianos al hilo de la tradición y
carisma querbesiano), como son: “El sacramento de la reconciliación,
frecuentemente recibido, al mismo tiempo que nos da el perdón de Dios,
nos impulsa al perdón fraterno. El acompañamiento espiritual... elementos
que marcan el ritmo de nuestra vida espiritual”303.

301
D.Q. S-224 . 13 . 71-72.
302
Constitución C.S.V., nº 21.
303
Constitución C.S.V., nº 24.
126
Todos ellos, como hemos visto en las líneas fundamentales de la
teología/espiritualidad del P. Querbes, tienen su reflejo patente,
actualizados conforme a la adecuada renovación propuesta por el Vaticano
II.
1.3.2.3. Perseverancia: “Constancia” y “atención”.
De nuevo es Jesús el modelo en esta tercera condición. Lo ve, y así
lo expresa el P. Luis Querbes: “Si os ponéis delante de Dios, os
apercibiréis enseguida y os pareceréis a Jesús, prosternado en oración,
como en el jardín de los Olivos. Él estará allí sin duda bastante tiempo. Y
sin embargo tanto como conviene estar bastante tiempo, es necesaria la
atención”304.
Es necesaria la atención, la constancia, el perseverar como
consecuencia natural de nuestra `fidelidad´ a la Palabra escuchada y
meditada. Esto es claro para el P. Querbes cuando nos dice: “Si quisierais
sinceramente ser liberados de ello (se refiere a la tiranía de las pasiones) no
temeríais ser importunos y fatigar al cielo con vuestras súplicas. ¿Hay un
deber más recomendado y recordado más a menudo en los libros santos
que el deber sagrado de la plegaria? Pedid se dice en el Evangelio (cfr. Mt
7, 7) y recibiréis. Por otro lado: `Orad, para no caer en tentación; orad sin
cesar´. Según el Evangelio el Padre celestial dará el Espíritu bueno a
aquellos que se lo pidan. Él no se contenta con recomendar la oración y
darnos ejemplo de ello, Él nos enseña a hacerla bien. El fin de la palabra
que dirige a los discípulos es el de enseñarles que es preciso orar siempre y
jamás dejar de hacerlo. Meditad estos Evangelios”305.
Precisa la necesidad de la atención por el motivo central de...“orar
en nombre de Jesucristo, que es rezar con atención de espíritu, y afecto de
corazón, porque el Salvador no puede presentar a su Padre oraciones tibias,

304
D.Q. S-72 . 11 . 116.
305
D.Q. S-21 . 10 . 102.
127
oraciones flojas, disipadas, negligentes, ya que él ha maldecido al que hace
las obras de Dios negligentemente. He aquí pues, cómo es preciso orar”306.
A esta atención y perseverancia el P. Querbes añade su preferencia
por la oración comunitaria/litúrgica: “Es necesaria la oración vocal, que
expresa por medio de palabras los sentimientos del alma. Debemos preferir
aquella que puede hacerse en público o en la asamblea de los fieles, como
en el Oficio Divino de la Iglesia, o en común, como aquellas que se hacen
por la mañana y por la tarde en las familias cristianas, porque Jesucristo ha
dicho (cfr. Mt 18, 20) que ´allí donde dos o tres personas se hayan reunido
en su nombre, él se encontrará en medio de ellas`. Notad, sin embargo que
la oración particular y secreta es buena en sí misma y a menudo útil, ya que
ella ha sido recomendada por nuestro Señor: ´Cuando recéis, rezad en
secreto para no ser como los hipócritas que se colocan en medio de las
asambleas numerosas, y en los lugares elevados y vistosos` (Mt 6, 5-6)”307.
En esta línea la Iglesia, en la actualización renovadora del Concilio,
confirma esa intuición y preferencia del P. Querbes cuando nos exhorta:
“Esta conversión del corazón y santidad de vida, junto con las oraciones
públicas y privadas (por la unidad de los cristianos), han de considerarse
como alma de todo el movimiento ecuménico”308. La propia Iglesia nos
anima cuando nos recuerda: “Para conseguir esto (la unidad de los
cristianos y el fomento de las vocaciones), la Iglesia madre no cesa de orar,
esperar y trabajar“309. Y es preciso que “...recuerden todos que con el culto
público y con la oración, pueden llegarse a todos los hombres y ayudar a la
salvación del mundo entero”310.
La atención queda rota por la inconstancia de las distracciones. A
este propósito comentaba el P. Querbes: “Unos nos dicen que no saben;

306
D.Q. S-21 . 10 . 103.
307
D.Q. S-21 . 10 . 102-103.
308
Vaticano II, Decreto sobre el ecumenismo, U.R., nº 8,a.
309
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia, L.G., nº 15.
310
Vaticano II, Decreto sobre el Apostolado de los seglares, A.A., nº 16,g.
128
otros que no pueden, que no le sacan gusto. ¡Qué bondad la de Dios por
soportar a viles criaturas! Para entendernos bien es preciso destacar que
hay dos tipos de distracciones: distracciones involuntarias, ciertas; y digo
yo: una oración sostenida -perseverante- es más agradable. ¿Queréis
examinar la fuente? Si son involuntarias, sean bien recibidas; pero si son
voluntarias, en ellas mismas o en su principio... Esto supuesto, no podéis
quejaros más que de vosotros mismos por vuestras distracciones
voluntarias; y que vuestra oración entonces, no es más que un continuo
ultraje; y añado que estas distracciones voluntarias son más frecuentes de
lo que pensáis (...) Hay un medio de superar las distracciones, porque
´donde está tu tesoro, allí está tu corazón`(Mt 6, 21): rechazad, renunciad.
Pero siempre oigo las mismas quejas: estos lazos no se rompen. Servíos de
vuestras mismas distracciones. A la vista de una flor, S. Ignacio de Loyola:
´ver en Dios y por Dios`. ¿Y vosotros, hombres de mundo, no podéis?
Dejad por un instante esta oración; imaginaos la vanidad de estos
pensamientos... y más y más os desprenderéis, y más desearéis los
verdaderos bienes, y los pediréis como se debe”311.
El propio evangelio que nos da motivos para superar las
distracciones, nos da fundamento sólido para nuestra perseverancia. Lo
decía el P. Luis Querbes con estas palabras: “Perseverancia: Jesucristo en
el Huerto de Getsemaní (cfr. Mt 26, 36-46, y paralelos: Mc 14, 32-42; Lc
22, 40-46; Jn 18, 1); la cananea (cfr. Mt 15, 21-28), la parábola del
huésped importuno (cfr. Lc 11, 5-8). Dios no tarda más que para
probarnos, para aumentarnos el deseo. Es preciso orar para que se renueven
vuestras almas; es necesario orar por la Iglesia”312.
El mismo Concilio Vaticano II se nos muestra en esta línea
evangélica propuesta por el P. Querbes para animarnos a la perseverancia:
“El Santo Concilio recomienda ante todo, los medios tradicionales de la

311
D.Q. S-72 . 11 . 116-117.
312
D.Q. S-73 . 11 . 119.
129
cooperación común, cuales son la oración insistente, la penitencia
cristiana”313. “Debe instruirse a todo el pueblo cristiano sobre su deber de
cooperar de diversos modos, por la oración perseverante... para que la
iglesia tenga siempre aquellos sacerdotes que necesita para cumplir su
misión divina”314. Con invitación más directa a los religiosos: “Estos fines
apostólicos los religiosos deben primeramente promoverlos por la oración,
las obras de penitencia y el ejemplo de su propia vida”315.
Nuestros documentos viatorianos nos sugieren la perseverancia
constante en algunos números de la Constitución con estas palabras: “La
oración diaria, nos es indispensable en nuestra relación con el Señor”.
“Que escuchemos frecuentemente la Palabra del Dios”. “La celebración
diaria de la Eucaristía”. “Un tiempo de oración mental, estrecha
diariamente nuestra relación con el Señor”316. Los subrayados son
personales (del autor del trabajo), y quieren resaltar esa cualidad de la
perseverancia y constancia en la oración.
Todo ello en continuidad con las intuiciones del P. Querbes, y
como renovación actualizada desde la exhortación del Decreto Perfectae
Caritatis del Concilio Vaticano II: “Los miembros de los Institutos deben
cultivar con asiduo empeño el espíritu de oración, y la oración misma,
bebiendo en las genuinas fuentes de la espiritualidad cristiana”. “Los
Institutos que se ordenan íntegramente a la contemplación, en asidua
oración y generosa penitencia, mantienen siempre un puesto eminente en el
Cuerpo Místico de Cristo”317.
Aunque esa ´asidua oración` de los contemplativos estaría matizada
en los Institutos de vida activa, no deja de ser una característica importante.
Y no podemos prescindir de ella para poder asemejarnos a Cristo. Ser

313
Vaticano II, Decreto sobre la formación sacerdotal, O.T., nº 2,d.
314
Vaticano II, Decreto sobre el ministerio y vida de los presbíteros, P.O., nº 11,a.
315
Vaticano II, Decreto sobre el Oficio Pastoral de los Obispos, Ch.D., nº 33,b.
316
Constitución C.S.V., nº 20,b ; 21 ; 23 ; 24.
317
Vaticano II, Decreto sobre la Renovación de la Vida Religiosa, P.C., nº 6,b ; nº 7.
130
´servidores de la palabra`, como nos lo sugiere el P. Luis Querbes (y él lo
fue en su predicación y en su vida), nos exige el contacto frecuente y
perseverante con el Padre (el Abbá de Jesús). Así somos deudores,
bebiendo en la fuente de la tradición querbesiana. De esta manera
actualizamos el carisma de Luis Querbes como fiel, confiado, humilde y
perseverante ´Servidor de la Palabra`.

2. Servidor de la Palabra de Dios en la Acción: En la Vida


Religiosa concreta: (Acción vital - experiencial).
2.0. Introducción.
“Cuando venga el Espíritu de la verdad convencerá el mundo en lo
referente al pecado, en lo referente a la justicia, y en lo referente al juicio”
(Jn 16, 8). Este texto nos sitúa en el movimiento descendente, de
encarnación de Dios en el mundo. La teología actual en palabras de Rahner
nos orienta cuando nos dice: "Estamos lo más cerca posible de él, donde él
está lo más lejos posible de sí mismo: en su verdadero amor al mundo; en
cuanto Amor enamorado del mundo"318. La actuación divina, trinitaria, es
modelo para nuestra actuación en el momento presente. Al comenzar esta
parte seguimos los pasos del P. Querbes, servidor de la Palabra en la
acción vital-experiencial, en su contexto próximo que es la vida religiosa.
Hoy decimos que la consagración religiosa está en función de la misión, a
la cual sirve el carisma fundacional. Luis Querbes de forma progresiva
(intuida para su momento histórico) lanza a sus religiosos al servicio del
Reino (de la Buena Noticia, de la Palabra, que desde el Padre nos trae
Cristo). Lo hace en la vida ordinaria y concreta. Él personalmente, y
posteriormente en las indicaciones a sus religiosos. Por aquí va el hilo
conductor de esta segunda parte. En ella queremos destacar de la síntesis

318
Rahner, K., Eterna significación de la humanidad de Jesús, Escritos III, Taurus, Madrid, 1961, p.
55.
131
“adoración-amor”, el componente “amor” (como misión y compromiso) en
sus ramificaciones y frutos concretos.
El modelo en la acción, para Luis Querbes, es el propio Dios,
comunidad de amor trinitario. De esta manera se expresaba: “Es una
verdad enseñada por todos los maestros de la doctrina cristiana, que la
divinidad une en tres personas, distintas entre ellas por sus operaciones
correspondientes: el Padre es el principio, el Hijo Palabra sustancial y
eterna del Padre y el Espíritu Santo, amor y vínculo inefable procedente el
Padre y del Hijo. Dios inseparable en su esencia es también inseparable en
sus operaciones exteriores. Siempre esta actividad parte de un solo
principio que es Dios; siempre las tres personas de la augusta Trinidad
entran en esta acción universal, y en ella cooperan. Así todas las obras
buenas de la divinidad en el orden de la naturaleza, y en el de la Gracia
son, a la vez, la obra del Padre, del Hijo y del Espíritu”319.
La teología actual considera la perfección cristiana como realización
de la perfección del amor, que se nos da en Cristo por el Espíritu Santo.
Una posibilidad concreta se da en los Consejos evangélicos320. La vida
religiosa es un posible camino a elegir como consecuencia de responder a
la llamada de Dios, hecha a través de su Palabra. Así nos lo plantea el P.
Querbes recogiendo unos textos bíblicos como punto de partida: “Ven del
Líbano esposa mía, ven: serás coronada” (Cant 4, 8). “Yahvé dijo a Abrán:
Sal de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te
mostrará… Y te bendeciré” (Gen 12, 1-2).
Los comenta de esta manera: “Desde el día de vuestro nacimiento
hasta este momento en que la madurez de la razón y la viveza de
sentimiento comienzan por fin a agradarnos en un estado de vida y de
libertad perfecta, no hemos conocido más que a medias el precio de nuestra
existencia. Para recorrer este corto espacio, dos caminos se presentan ante

319
D.Q. S-69 . 11 . 104.
320
cfr. Rahner, K., Sobre la teología de la abnegación, Escritos III, Taurus, Madrid, 1961, p. 61.
132
nuestros ojos. Aunque sea muy estrecho, el camino de los cielos, trazado
por la verdad eterna se divide no obstante, en dos senderos: La vía
ordinaria y común de los mandamientos de Dios y de los deberes
indispensables impuestos a todo hombre que se gloría del nombre de
cristiano; y la vía particular y extraordinaria de los consejos evangélicos y
de la perfección religiosa”321. En este sentido para nosotros hoy, los
Consejos realizan la profundización de los mandamientos. Establecemos
una línea de complementariedad y continuidad.
Sigue apoyando el P. Querbes sus líneas teológicas básicas sobre la
vida religiosa en datos bíblicos. Es ahora el texto de Mt 19,17 el que le
sirve de base, comentando el Decálogo y proponiéndose el seguimiento de
Cristo, Palabra del Padre: “Si quieres entrar en la vida guarda los
mandamientos” (Mt 19,17). “Preparación para oír la Ley de Dios (su
llamada): la continencia, el ayuno (cfr. Ex 19, 14-15). Dios de santidad,
vais a hacernos oír vuestra voz; purificad nuestros corazones, hacednos
dignos, que el amor triunfe de nuestra indocilidad y de nuestra
inconstancia. La facilidad con la que nos aproximamos a vuestra santa
montaña, la nube de amor bajo la cual os escondéis… Aquí podemos
adoraros en la calma y el silencio. Un aparato terrible espantaba a los
judíos… Aquí una dulce libertad atrae a los cristianos. En cambio vosotros
os habéis acercado al monte Sion, a la ciudad de Dios vivo,... y a Dios juez
universal, y a los espíritus de los justos llegados ya a su consumación, y a
Jesús, mediador de una nueva alianza, y a la aspersión purificadora de una
sangre que habla mejor que la de Abel (cfr. Heb 12, 18-24). La misma Ley
de Dios va a ser íntima a nosotros; pero nosotros somos ahora los hijos de
Dios (cfr. 1Jn 3,1). Este Dios supremo, hoy es un Padre tierno que forma,
instruye a sus hijos en el amor y la caridad”322.

321
D.Q. S-84 . 11 . 146.
322
D.Q. S-89 . 11 . 157-158.
133
Siempre intenta buscar el P. Luis Querbes la síntesis "adoración-amor"
(oración-acción). En su momento lo vimos desde el lado de la
“oración/contemplación”. Ahora desde la “misión/ compromiso” la vida
religiosa visibiliza existencialmente la presencia de Cristo (al que la Iglesia
presencializa sacramentalmente). Así que desde el lado de la acción “vital /
experiencial” éstas son sus palabras: “La misma oración es fácilmente
ilusoria cuando no conduce día tras día a lo que es más práctico en nuestro
conducta”323. En la misma línea revela a un colaborador suyo (el P. Carlos
Faure, con el que tiene una abundante correspondencia) uno de los motivos
de su predilección por los jesuitas y la Compañía de Jesús: “Sí, amigo mío,
me gustan los jesuitas porque son buenos operarios en la viña del Señor,
las columnas más sólidas de su templo y los vasos más preciosos de su
santuario. Oran pero también trabajan. No dejan enterrados los talentos que
el Señor les ha dado”324.
Encontramos sintetizadas las dos dimensiones que nos ocupan:
"adoración/contemplación" y "amor/acción". Dos lenguajes que son
también indisociables en la misión. Hoy nos interrogamos: ¿Cómo ser fiel
a la voluntad del Señor en y para nuestra sociedad? ¿Puede el P. Querbes
darnos unas pistas de respuesta a este interrogante fundamental para
nosotros? Suponemos y apostamos que sí, a pesar de sus limitaciones
históricas. Bajo un vocabulario, quizá en desuso, no perdamos de vista las
realidades profundas a las que nos refiere siempre. Vamos a tratar de
ponerlo de manifiesto en los apartados siguientes.
2.1. Vida comunitaria (La caridad, el amor fraterno, fundamento de
la Vida Religiosa).
2.1.1. La caridad - amor, en la vida comunitaria.
A la vida en común, a ejemplo de la Iglesia primitiva (cfr. Hch 4, 32),
es Dios quien nos llama. Esta línea básica de la teología del seguimiento,
323
D.Q. 374 . 6 . 103. Carta de Querbes a Favre.
324
D.Q. 192 . 4 . 80. Carta de Querbes a Faure.
134
siendo discípulos de Cristo, Palabra-Sacramento del Padre, estaba clara en
los escritos del P. Querbes: “No es al hombre al que pertenece abrirse él
mismo a uno o a otro camino. Es Dios quien llama, en su sabiduría y
designios eternos, y marca la ruta que da a cada criatura. Es el Señor quien
dice: `Si quieres ser perfecto, vete, vende lo que tienes… y sígueme´ (Mt
19, 21). De cualquier manera que manifieste su voluntad… desdichada el
alma que permanece sorda a esta voz poderosa y que rehúsa rendirse a una
invitación tan formal de parte de Dios”325.
Es el propio Cristo quien nos invita a permanecer en el amor. Así lo
recoge el P. Querbes comentando el relato de la última Cena (cfr. Jn 16 y
17): “Jesucristo les recomienda el amarse entre ellos los unos a los otros
como Él les ha amado. Precepto impactante que era muy bien observado en
los primeros tiempos del cristianismo. Pero ¡ay!, la gran familia de los
cristianos, la Iglesia, tiene el sentido desvariado hoy día por las querellas,
las disensiones, los odios internos de sus hijos. Como consolador y como
mediador, intercede Jesucristo cerca de su Padre por ellos: ´Padre santo
que sean uno por los lazos del amor` (cfr. Jn 17,11)”326.
Nos señala el P. Querbes algunas cualidades de la caridad: “Su
corazón ha sido impactado y sus entrañas se han compadecido (cfr. Lc 10,
33). Primera circunstancia que debe acompañar nuestra caridad hacia
nuestros hermanos: caridad dulce, misericordiosa, caridad universal. Para
encontrar los motivos y la fuente de esta caridad compasiva no hay más
que consultar nuestro corazón. La compasión penetra en el corazón más
endurecido, y el primer latido de este corazón habla en favor del
infortunado. Este sentimiento es general. ¿Quién no ha probado varias
veces estas dulces emociones?”327.

325
D.Q. S-84 . 11 . 146.
326
D.Q. S-11 . 10 . 56.
327
D.Q. S-37 . 10 . 173.
135
Está comentado el P. Querbes el texto de Lucas: “¿Quién de los tres se
hizo prójimo del que cayó en manos de los ladrones? El que ejerció la
misericordia con él” (Lc 10, 36-37). Y nos invita a valorar nuestro amor
para con los hermanos: “Poned al desnudo hoy esa pretendida caridad, y
comparad con la tierna compasión de nuestro piadoso samaritano. Caridad
del samaritano, caridad compasiva: sus asuntos no le preocupan más, su
viaje no le apresura más. Caridad de nuestros días, caridad insensible;
caridad del samaritano, caridad dulce; la primera palabra es una palabra de
consuelo; su mirada y su gesto llevan el bálsamo de la esperanza al alma de
este desdichado que no había encontrado hasta ahora más que corazones
insensibles. Caridad de nuestros días, caridad dura. Caridad del samaritano,
caridad universal. No examina qué nacionalidad tiene el infortunado que se
encuentra. Caridad de nuestros días, caridad limitada a ciertos tiempos, a
ciertos lugares, a ciertas personas. El pobre, el necesitado representa a
Jesucristo en persona, porque el Señor ha dicho que todo lo que les sea
hecho, le será hecho a Él mismo (cfr. Mt 9, 41; Mt 25, 31-46). ¡Oh la
ingeniosa caridad del Salvador!… que reviste a los pobres de una dignidad
tal que pide nuestra veneración y nuestra piedad”328.
La unidad entre los dos primeros mandamientos nos pone de
manifiesto la prioridad fundante del primero: “Ama al Señor tu Dios con
todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas” (Lv 19,18; Dt 6,
5; Lc 10, 27). Comenta este hecho el P. Querbes con estas palabras: “Es en
efecto a este mandamiento al que se remiten todos los demás. Amar a su
Dios, es haber cumplido toda la ley y los profetas. La caridad, hermanos
míos, es la reina de la religión, y la reina de todas las virtudes. Como es la
fuente de ello, es también la de la vida y la perfección. Ella produce la
paciencia, la bondad, la dulzura, la longanimidad. Con la caridad no se es
envidioso, no se es egoísta para sus intereses. La caridad no es ambiciosa,
no es altanera, ella cree todo, soporta todo, espera todo (cfr. 1Cor 13, 4-7).
Y cuando el cortejo de todas estas virtudes que sostienen al cristiano en su
328
D.Q. S-37 . 10 . 174-175.
136
peregrinaje, lo haya abandonado, la caridad sola irá a sostener con sus
fuegos inmortales la dicha de los elegidos en el descanso de la gloria
celestial. El amor de Dios es el principio y fin de la ley”329.
Una prioridad que tiene su continuación en el compromiso de lo que
supone la segunda parte del texto-sermón. Páginas más adelante comenta
el P. Luis: “No, dice San Juan, hijos míos, no amemos de palabra, ni de
lengua, sino con obras y de verdad (cfr. 1Jn 3,18). El amor no es sólo el
cumplimiento de ciertas obras extraordinarias, y la observancia regular de
todas las partes de la ley. El amor, dice S. Pablo, es el cumplimiento de
toda la ley. Plenitud de toda la ley es el amor. Amar a Dios es buscar
únicamente agradarle, es respetar su nombre sagrado, estar lleno de amor
hacia el prójimo, querer y venerar a sus padres, y superiores”330.
Una muestra del amor en la vida comunitaria es el perdón, porque
Dios nos perdona: “Confía hijo, tus pecados están perdonados” (Mt 9, 2).
Por ello nos exhorta el P. Querbes por esta línea puramente evangélica:
“En fin caminad; para estar convertidos no basta con tener principio y
mandamientos, es preciso marchar, es necesario avanzar. No es suficiente
no tener vicios, es preciso trabajar para adornar el alma con virtudes”331.
Recoge la invitación directa de S. Mateo: “Vete primero a reconciliarte con
tu hermano” (Mt 5, 24). Y nos exhorta a partir de este gran principio: “La
gran ley de los cristianos es la caridad. Os doy un mandato nuevo… en
esto conocerán todos… (cfr. Jn 13,14). Ved, pues, cómo los primeros
cristianos se aman. Pero, ¡ay!, el primer fervor ha degenerado, y aparece la
discordia. El Señor ha colocado a nuestro lado el remedio de la
reconciliación. Examinemos. Nuestras reconciliaciones deben ser puras y
sinceras en sus motivos, prontas y generosas en su ejecución; en fin,
eficaces y firmes en su continuidad. Uno se reconcilia, no deben influir ni
la venganza, ni la política. Que no se ponga el sol sobre vuestra ira (cfr. Ef
329
D.Q. S.42 . 11 . 3.
330
D.Q. S-42 . 11 . 9.
331
D.Q. S-43 . 11 . 16.
137
4, 26). La reconciliación franca debe colocarnos cara a cara con vuestro
adversario… Todo esto es difícil, convengo en ello, pero la gracia está a
nuestro lado; y nos obliga a ello”332.
Por ello comenta a continuación la obligación del precepto dándole
profundidad a sus diversos argumentos; y lo hace con las siguientes
palabras: “Dios manda, ¿quiénes son nuestros enemigos? Cristianos,
nuestros hermanos, coherederos nuestros, bautizados, alimentados del
mismo pan, sentados en la misma mesa. ¿Queréis pronunciar vuestra
propia condenación? Padre nuestro perdónanos como nosotros perdonamos
(cfr. Mt 6,12). Jesucristo sobre la cruz nos predica, habla de una manera
elocuente: `Perdónales´ (Lc 23,34). Sí, Señor, esto haré, iré a encontrarme
con mi hermano, y le diré: Vamos, juntemos nuestras manos, abracémonos,
olvidemos el pasado, unámonos ahora en este tiempo para estar unidos en
la eternidad”333.
Y justifica y apoya el P. Querbes este precepto del perdón en los
ejemplos de la propia Palabra de Dios: “David, Job, Susana, José, los
mártires, S. Esteban: Precepto de autoridad. No es suficiente, es necesario
aún el ejemplo del Salvador. ´ ¿No debías tú también compadecerte de tu
compañero como yo me compadecí de ti?` (Mt 18, 33). Si dudáis escuchad
los terribles anatemas. Recordad la oración de S. Esteban: ´No les tengas
en cuenta este pecado` (Hch 7, 60). Y aquí es donde os espero: a los pies
de vuestro crucifijo. Le habéis visto pendiente, le oís clamando: ´Padre
perdónales` (Lc 23, 34). Ejemplo para nosotros”334.
Insiste el P. Luis en el tema del perdón en otro sermón: “Siendo la
caridad la gran ley del cristianismo, ¡cómo hemos degenerado!. Todas las
pasiones parecen juntarse para atacar esta virtud celestial, discordia,
querellas, los odios inveterados, las venganzas. Remedio: la reconciliación

332
D.Q. S-62 . 11 . 86.
333
D.Q. S-62 . 11 . 86.
334
D.Q. S-237 . 13 . 97.
138
(…). Y he aquí el predicador más elocuente, desde lo alto de la cruz:
´Perdónales` (cfr. Lc 23, 34). ¿Quién podrá resistir? Sí, mi Dios, eso haré.
No entraré más en vuestro santo templo sin haber dado el beso de paz”335.
Este amor fraterno justificado en Lc 10, 29-37 (parábola del Buen
Samaritano), tiene para el P. Querbes algunas cualidades que él resume así:
“Debemos amar al prójimo porque Dios lo manda; porque estamos unidos
por los lazos de la misma fe, y la participación en los mismos sacramentos.
Debemos amar al prójimo en Jesucristo y por Jesucristo, considerando su
persona en nuestros hermanos. El amor por el prójimo debe ser
sobrenatural en su principio, universal en su extensión, constante en su
duración”336.
De nuevo se apoya en el texto sagrado, Palabra de Dios vivida y
proclamada, para invitarnos el P. Luis a un cordial amor fraterno. En su
sermón 98 toma el texto de Mt 22, 39: `Ama a tu prójimo como a ti
mismo´. “Su precepto es nuevo en cuanto al motivo: amor en Dios,
hermano y miembro de Jesucristo; amarles por Dios, amor puro y
desinteresado. Nuevo en cuanto a su extensión. Oísteis que se dijo a los
antiguos: odiarás a los enemigos; sin embargo yo os digo, amad (cfr. Mt 5,
43-44). Él debía apoyarlo en su ejemplo. ¿Pero quién es nuestro prójimo?
Todo hombre es nuestro prójimo. Todo hombre tiene derecho al mismo
origen, al mismo destino; hijo de un mismo Padre, ciudadano de una
misma patria. La caridad, la primera de todas las virtudes: amor interior y
exterior, afectivo y efectivo”337.
Todas estas líneas directrices del P. Querbes las podemos ver
actualizadas por el Vaticano II, lo que nos da prueba de su actual vigencia
para nosotros. Es como ´espíritu vivo` que nos llega, iluminando nuestros
pasos en la refundación/revitalización de los C.S.V. Y para esta tarea es

335
D.Q. S-282 . 13 . 183.
336
D.Q. S-190 . 12 . 164.
337
D.Q. S-98 . 11 . 194-195.
139
básica la síntesis “adoración-amor” que nos aporta Luis Querbes.
Señalamos los textos del Concilio en referencia a los temas de este
apartado (dejando oír las resonancias):
- La extensión universal de la caridad: “En realidad la caridad cristiana
se extiende a todos sin distinción de raza, condición social o religión”338.
Cristo mismo es el modelo: “Con razón puede decirse que es el propio
Cristo quien en los pobres levanta su voz para despertar la caridad de sus
discípulos”339. “De ahí que la caridad para con Dios y para con el prójimo
sea el signo distintivo del verdadero discípulo de Cristo”340. “Cristo es
quien nos revela que Dios es amor (cfr. 1 Jn 4, 8), a la vez que nos enseña
que la ley fundamental de la perfección humana, es el mandamiento nuevo
del amor. Así pues a los que creen en la caridad divina les da certeza de
que abrir a todos los hombres los caminos del amor y esforzarse por
instaurar la fraternidad universal no son cosas inútiles”341.
- Referente al tema del perdón nos dice el Concilio: “Como todos
caemos en muchos fallos y faltas (cfr. Sant 3, 2) continuamente
necesitamos la misericordia de Dios, y todos los días debemos orar:
Perdónanos nuestras deudas (cfr. Mt 6,12)”. “Los religiosos cuiden con
atenta solicitud de que por su medio, la Iglesia muestre de hecho mejor
cada día a Cristo, convirtiendo a los pecadores al buen camino” 342. “Es
pues deber de la Iglesia en su predicación el anunciar la cruz de Cristo
como signo del amor universal de Dios y como fuente de toda gracia”343.
Nuestra tradición viatoriana siguiendo las pautas del Vaticano II
recoge estas líneas del P. Querbes: “El Señor Jesús nos llama a la
comunión fraterna. Esta se expresa entre nosotros en una vida comunitaria

338
Vaticano II, Decreto sobre la Actividad Misionera de la Iglesia, A.G., nº 12,b.
339
Vaticano II, Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, G.S., nº 88,a.
340
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia, L.G., nº 42,a.
341
Vaticano II, Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, G.S., nº 38,a.
342
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia, L.G., nº 40,a. y 46,a.
343
Vaticano II, Decreto sobre la Relación con las Religiones no Cristianas, N.Ae., nº 4,h.
140
en la que, unidos, acogemos a Jesús solidariamente, imitando su forma de
vivir y siguiendo su doctrina”344. Y aún más se nos insiste en esta línea
querbesiana: “Nuestra vida comunitaria debe favorecer el enriquecimiento
y la realización humana y espiritual, la profundización y la expresión de
nuestra fe por la oración y la verificación de nuestros compromisos
religiosos y apostólicos”345.
En ello se recoge especialmente la invitación del Concilio en el
“Perfectae Caritatis”: “La comunidad como una verdadera familia, reunida
en el nombre del Señor, disfruta de su presencia (cfr. Mt 18, 20), porque el
amor de Dios se ha derramado en los corazones por virtud del Espíritu
Santo (cfr. Rom 5, 5)”346.
2.1.2. La paz en la vida comunitaria.
Un elemento esencial a la vida comunitaria es la paz construida día a
día en el trato y en la relación fraternal. Así lo consideraba el P. Querbes:
“Motivos y medios para mantener la paz. `Estad en paz con todo el
mundo´. La ley de Jesucristo es una ley de paz, de caridad y de amor. El
divino salvador ha encerrado todos los preceptos que ha dado a los
hombres en estos dos grandes mandamientos: amar a Dios, amar al prójimo
(cfr. Mt 22, 37-39). ¡Ay! hermanos míos, recordad en toda su extensión el
gran precepto de la caridad hacia nuestros hermanos. La paz parece
haberse exilado de aquí, lugar en otro tiempo de unión y de
tranquilidad”347.
Por eso recogiendo la invitación del apóstol (que retoma y actualiza el
Vaticano II): “Los religiosos hónrense a porfía ´unos a otros con trato
fraternal` (Rom 12, 10)”348, el P. Querbes en su anterior comentario se
preguntaba: “Pero ¿cuál es esta paz que nosotros perdimos y en qué

344
Constitución C.S.V. , nº 11.
345
Constitución C.S.V. , nº 12,c.
346
Vaticano II, Decreto sobre la Adecuada Renovación de la Vida Religiosa, P.C., nº 15.
347
D.Q. S-40 . 10 . 182-183
141
consiste ella? Esta paz, hermanos míos, es primeramente un sentimiento
interior y profundo que conduce al espíritu a la calma y quita del corazón
una aspereza y un amargor que son tanto más peligrosos cuanto que ellos
parecen tender más a la justicia que a la compasión. Esta paz, hermanos
míos, produce hacia fuera dichosos efectos en los hombres de buena
voluntad: `Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad´ (Lc 2,14). Si
ella ha podido ser oscurecida un instante, ellos (los hermanos) ceden cada
uno lo que deben poner para el bien general. Unos abriendo los ojos a la
luz, reconociendo sus errores y entrando sin dudar en el camino de la
verdad y la virtud, los otros se muestran indulgentes hacia sus hermanos, y
se guardan muy bien de rechazarles con sus desprecios. He aquí lo que
pide de nosotros esta paz cristiana, que parte del precepto de la caridad”349.
Una paz que toma una triple dirección, y que concretaba así el P.
Querbes, sintiéndose reconfortado por Cristo al escuchar su palabra: “Paz
con vosotros. Como el Padre me ha enviado, os envío yo también” (Jn 20,
21). Nos dice pues el P. Luis directamente: “La paz con Dios, con el
próximo, consigo mismo, he aquí el secreto para llegar al eterno reposo.
Sería necesario recorrer todas las páginas del Evangelio si quisiéramos
acordarnos de todas las lecciones de paz y de dulzura que hemos recibido
de nuestro maestro. Llamado el Príncipe de la paz por los profetas. Se
reconocerá que sois mis discípulos cuando se vea reinar entre vosotros la
unión, el amor y la paz. Hasta ese momento incluso Él les dirá: ´la paz con
todos vosotros` (Jn 20, 26)”350.
Concluye su comentario sobre los motivos para la paz, el P. Querbes,
de esta manera: “Sí hermanos míos, la paz con vosotros. Que me sea
permitido expresaros los mismos deseos que Nuestro Señor a sus
apóstoles: La paz a vosotros: La paz a los justos a fin de que la conserven y
la den de su abundancia, haciéndoles partícipes de ella a sus hermanos; paz
348
Vaticano II, Decreto sobre la Adecuada Renovación de la Vida Religiosa, P.C., nº 15,b.
349
D.Q. S-40 . 10 . 183-184.
350
D.Q. S-40 . 10 . 185.
142
a vosotros: paz a los pecadores a fin de que ellos la recobren: la paz a
todos. Agrade a Dios que ella esté siempre con nosotros. Ella os será
anunciada por los trabajadores y predicadores evangélicos”351.
Comenta el P. Querbes con la propia Palabra de Dios, a que nos hemos
referido ´Paz a vosotros` (Jn 20, 21): “La paz de Jesucristo, ¿a quién se
dirige? Vuestra alegría estalla al relato de la resurrección. Jesús rompiendo
los lazos de la muerte, y sosteniendo vuestra fe, reanima vuestra esperanza,
hablando de la dulce paz. Palabras cortas, pero en las que se encuentra el
sujeto-contenido de esta instrucción. ¿Qué paz nos aporta Jesucristo en este
día? ¿A quién se dirige? A vosotros”. (Establece ahora el P. Querbes una
audaz comparación). “Cuando el salvador del mundo sale del seno de su
madre, Él hace anunciar la paz (Lc 2,14: ´Y en la tierra paz`); cuando sale
de la tumba toma un nacimiento glorioso; Él da su paz, la paz por
excelencia. Es pues de importancia definitiva no equivocarse sobre un don
tan precioso. La paz de Jesucristo es la tranquilidad y el reposo de la
conciencia; es fruto de la alianza que habéis contraído, en este tiempo de
fervor; es a vosotros a quien se dirige”352.
Por eso en el Ceremonial de los Votos el P. Querbes concreta: “Que la
paz esté contigo y que seamos un solo corazón y una sola alma”353. Y a
veces tiene que especificárselo algo más a ciertos hermanos. Estas son sus
palabras: “No juzgues a tus hermanos, examínate a ti mismo; y puedes
estar seguro de que todo irá bien”354. Lo cual está en plena línea de
actualidad con el Vaticano II: “La paz es también el fruto del amor, el cual
sobrepasa todo lo que la justicia puede realizar”355. A continuación
resuenan algunos datos reseñados del P. Querbes: “La paz sobre la tierra
nacida del amor al prójimo es imagen y efecto de la paz de Cristo, que

351
D.Q. S-40 . 10 . 187.
352
D.Q. S-56 . 11 . 70-72.
353
D.Q. 246 . 5 . 17.
354
D.Q. 452 . 7 . 62. Carta de Querbes a Duvert.
355
Vaticano II, Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, G.S., nº 78,b.
143
procede de Dios Padre. En efecto el propio Hijo Encarnado, Príncipe de la
Paz, ha reconciliado con Dios a todos los hombres por medio de su
cruz”356.
Construir la paz exige una actitud de correspondencia, de ternura y
compasión. En esta línea se expresaba el P. Luis Querbes: “Dichosos, nos
dice el Señor por su profeta, aquellos que están atentos a las necesidades
del pobre y del afligido (cfr. Sal 40). Esto es: que cuando él caiga en la
aflicción el Señor vendrá en su ayuda. Si corre algunos peligros, Dios le
preserva; si sus días están amenazados, Dios los prolonga; si la adversidad
le rodea, Dios será su fuerza. Palabras preciosas cuyos efectos se dan
siempre: Loth, Job, Tobías, la Samaritana…” (Establece seguidamente un
enlace entre la piedad, en nuestros caso ternura, y la caridad causa de la
propia paz): “Sí, hermanos míos, por una dichosa alianza, la piedad
(compasión) lleva a la caridad; la caridad, a su vez, alimenta y mantiene la
piedad. Ejemplos de los hombres ilustres por su sabiduría y su piedad (cfr.
Eclo 44,1ss). Dad, pues vuestro interés lo exige. Dad y se os dará: Una
medida buena, apretada, remecida, rebosante (Lc 6, 38)”357.
Esos pequeños detalles que evitan envidias, construyen la paz. En ello
era muy perspicaz el P. Luis: “Recomienda mucha la observancia de la
Santas Reglas de la pobreza. Nada de regalos personales, y si a pesar de tu
negativa, se obstinaran en hacéroslos, que vayan a la comunidad y para uso
de uno distinto al que lo ha recibido”358. Es el amor (en los pequeños
detalles) que edifica y construye la paz. Aunque no es posible una
extrapolación, sí podemos decir que a gran escala, por analogía, se podría
aplicar ese indicativo de Luis Querbes. De hecho, en las relaciones entre
naciones lo sugiere el Concilio359.

356
Vaticano II, Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, G.S., nº 78,c.
357
D.Q. S-212 . 13 . 48-50.
358
D.Q. 451 . 7 . 61. Carta de Querbes a Champagneur.
359
cfr. Vaticano II, Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, G.S., nº 81,b ; 92,e.
144
La línea de los pequeños detalles es importante para la paz. No
olvidemos la parábola de Jesús: “Fiel en lo poco, te constituiré sobre lo
mucho” (Lc 19,17). Así decía el P. Luis: “Mantén tu residencia ordenada y
limpia. Que la paz y la caridad convivan en ella con la inocencia. Que
quienes viven contigo no se sientan solamente obligados a hacerte justicia,
sino que también te amen”360. Y a nosotros (como discípulos-herederos del
carisma del P. Querbes) nos es necesario no perder esa fidelidad en “lo
poco”, que nos sugiere el Evangelio.
Como vemos es una paz comunitaria basada en el amor, y que el
Concilio nos pide insistentemente: “El Concilio pretende hacer un ardiente
llamamiento a los cristianos para que con el auxilio de Cristo, autor de la
paz, cooperen con todos los hombres a cimentar la paz en la justicia (de
eso hablaba también el P. Querbes) y el amor, y a aportar los medios de la
paz”361.
Cada uno, generalizando los datos (con una cierta extrapolación)
puede hacer aplicaciones desde el Evangelio. El P. Querbes para su tiempo
y su comunidad; el Concilio Vaticano II para nuestro mundo; y nuestros
documentos viatorianos para los C.S.V. en la actualidad. La paz
comunitaria exige corresponsabilidad: “Todos personal y
comunitariamente somos responsables de la calidad de nuestra vida
comunitaria. Ejercitamos ya esta corresponsabilidad cuando invitados por
el superior local, precisamos de forma concreta las condiciones en que
pensamos realizar una verdadera comunidad de vida, de oración y
apostolado. Proyecto de vida, que deberá ser aprobado por el Superior
Provincial”362.
2.1.3. La unidad “de corazones”/ “de espíritu”, en la vida
comunitaria.

360
D.Q. 453 . 7 . 63. Carta de Querbes a Lahaye.
361
Vaticano II, Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, G.S., nº 77,b.
362
Constitución C.S.V. , nº 13, a y b.
145
Nuestra Constitución al proponernos los ejemplos motivadores para
nuestra Vida Comunitaria recoge dos textos evangélicos: “Donde están dos
o tres reunidos, apelando a mí, allí en medio de ellos estoy yo” (Mt 18, 20).
“Que todos sean uno como tú, Padre, estás conmigo y yo contigo” (Jn 17,
21). Este era el espíritu que animaba al P. Querbes cuando hablaba de la
“unidad de espíritu”, comentándoselo a sus colaboradores: “Mientras tanto
los cargos de regente no pueden darse más que a los antiguos. Sólo ellos
son capaces de formar a los nuevos. Interesa que ´estemos todos de
acuerdo` (cfr. 1 Cor 1,10). Es necesario que en sus reflexiones con
Monseñor y los Sres. Curas y otros, se penetre bien de nuestros móviles.
De lo contrario ´cadet domus in se divisa` (cfr. Lc 11,17). ´Todo reino
dividido queda asolado`."363
La unidad de corazones también se manifiesta en el compartir y poner
en común lo que se tiene. Jesucristo nos invita a pasar de las palabras a los
hechos como parece indicar en la parábola del hijo que dijo “no”, pero fue
“sí” con sus obras. Por eso la concreción de la “unidad de corazones” en el
compartir los bienes, puede estar en la línea de la síntesis “contemplación-
acción” que aflora en el espíritu de Luis Querbes. Nos lo especifica de esta
manera: “Así vuestra abundancia remedia su necesidad para que la
abundancia de ellos pueda remediar también vuestra necesidad y reine la
igualdad, como dice la escritura: ´El que mucho recogió, no tuvo de más; y
el que poco, no tuvo de menos` (cita a Ex 16,18)”. Y sigue: “Tales son los
designios de Dios: Él os ha establecido como ministros suyos,
dispensadores de sus gracias. Miradlo siempre como uno de los deberes
más sagrados, al cual van ligados los lazos que unen a los hermanos entre
sí. Una vez más consultad vuestro corazón. ¡Él ha debido responderos
ya!”364.

363
D.Q. 330 . 6 . 53. Carta de Querbes a Faure.
364
D.Q. S-32 . 10 . 148.
146
Recogiendo la invitación de los Hechos, “la muchedumbre de los
creyentes tenía un corazón y una sola alma” (Hch 4, 32), nos exhorta el P.
Querbes a estar: “Unidos por lazos indisolubles, hijos de un mismo Padre,
miembros de un mismo Señor, herederos de unas mismas promesas,
discípulos de un mismo maestro, los cristianos de todos los tiempos, como
los primeros discípulos, deben ser todos un solo corazón y una sola
alma”365.
Sigue aquí la tradición aportada por Lucas en los Hechos: “Un corazón
y una sola alma” (Hch 4, 32), “la unión del mismo espíritu” (Hch 2, 42), y
la tradición paulina: “Ayúdense mutuamente a llevar sus cargas” (Gal 6,
2). Con sus palabras Luis Querbes lo concreta de esta manera: “Vosotros
que os creéis puros, comenzad por practicar la caridad; ella destierra esos
rodeos estudiados sobre la vida de vuestros hermanos; ella les excusa al
menos, y atribuye a uno sorpresa, y a otros miedos involuntarios: Ella deja
todos esos exámenes para la Providencia. Ah, hermanos míos, cuántos
amigos hubiesen sido reconciliados, si no hubiésemos olvidado estas reglas
puras y santas de la caridad cristiana”366.
Desciende a detalles más concretos el P. Querbes; éstos nos lo hacen
más comprensible: “El amor entraña, como el respeto, muchos cuidados y
atenciones. Interiores: amor cordial, verdadero, sensible, religioso como
base de lo que se debe a los otros. Alegrarse y afligirse con ellos; su
presencia conlleva la alegría. Exteriores: confianza, maneras abiertas,
ceder: son el mejor aviso. Adivinar si se puede sus deseos. ¿He dicho
mucho? No, si consultáis vuestro corazón. La confianza exige la ternura.
Jesucristo no pide otra prueba de más, que la confianza. Atención a evitar
todo lo que pueda generar pesadumbre. Adivinad sus más pequeñas
necesidades”367.

365
D.Q. S-40 . 10 . 182.
366
D.Q. S-40 . 10 . 186.
367
D.Q. S-100 . 11 . 200.
147
Esto mismo nos lo actualiza nuestra Constitución con estas palabras:
“Nuestra comunión fraterna nos exige aceptar a los demás y compartir con
ellos teniendo una preocupación especial para con nuestros hermanos
enfermos o ancianos”368. Por ello sigue siendo ´espíritu vivo`, carisma
querbesiano que nos ilumina e impulsa. Y esta preocupación fraterna crea
la unidad de corazones. Así lo pensaba el P. Luis cuando comentaba: “Al
menos esto hermanos, miembros de Jesucristo, templos del Espíritu Santo,
es metafórico. Esto es regla de fe y de conducta. ´Pues así como nuestro
cuerpo… los unos miembros de los otros` (Rom 12, 4-5). ´Pues del mismo
modo que el cuerpo es uno...` (1Cor 12,12-13). Un mismo espíritu nos
anima por la caridad; mismo cuerpo, porque nos hacemos capaces de la
Eucaristía; unión más íntima que la de los miembros. Cristiano: otro
Cristo, Templo del Espíritu Santo”369.
La unidad en el mismo espíritu supone en ciertos momentos la
corrección fraterna, que lleva hacia el objetivo de ser un solo corazón. El P.
Querbes justifica esta fraterna acción con estos motivos: “Este precepto
está fundado en el amor de Dios, y el celo por su gloria. En el amor del
prójimo y el bien común. Se debe hacer la corrección cuando se tiene
autoridad, con justicia y prudencia. Se debe recibir con humildad, con
acción de gracias y deseo de aprovechar. La corrección detiene los
desórdenes, impide a otros pecar; gana a nuestros hermanos y contribuye a
su salvación. ´Interroga a tu prójimo antes de amenazarle` (Eclo 19,17)”370.
Nos invita el P. Querbes a colaborar al bien común con un mismo
espíritu. Y arguye así: “Estas satisfacciones superabundantes de Jesucristo
y de los santos no pueden quedar inútiles y sin fruto porque ´aunque
nosotros seamos varios, no somos más que un solo cuerpo en Jesucristo, y

368
Constitución C.S.V. , nº 11,b.
369
D.Q. S-113 . 12 . 18.
370
D.Q. S-190 . 12 . 172.
148
miembros unos de otros` (Rom 12, 5), y que ´todos los miembros
colaboran igualmente al bien los unos de los otros` (1Cor 12, 25)”371.
Continúa en otro momento argumentando a favor de la unidad de
corazones: “Sin unidad no hay sociedad propiamente dicha. Jesucristo
describe la Iglesia como un reino en el que Él es el jefe soberano, y nos
advierte que ´un reino dividido dentro de sí, será destruido` (Mt 12, 25);
pide que sus discípulos sean uno, como lo es Él mismo con su Padre (cfr.
Jn 17,11). Él dice: ´yo tengo aún ovejas que no son de este rebaño; es
preciso que yo la traiga, y entonces no habrá más que un solo rebaño bajo
un mismo pastor` (Jn 10,16). Todas estas ideas del reino, del rebaño,
comportan la unión más estrecha entre los miembros. San Pablo compara
la Iglesia al cuerpo humano, y los fieles a los miembros que lo componen.
Hemos sido bautizados dice él para formar un solo cuerpo y tener un
mismo espíritu. No debe haber división en este cuerpo, sino que todos los
miembros deben ayudarse mutuamente (cfr. 1Cor 12,13)”372.
Finalmente en un breve apunte nos pone en guardia el P. Luis contra
errores doctrinales que pueden ir contra la unidad. Es una llamada de
atención contra la ruptura doctrinal dentro de la comunidad: “Es suficiente
un poco de levadura para corromper toda la masa, lo que significa
evidentemente que un solo error doctrinal hace perder la fe y la salvación.
El apóstol San Juan dice poco más o menos lo mismo. Quien se retira y no
permanece en la doctrina de Jesucristo no posee a Dios. Si alguno viene a
vosotros, no trayendo esta doctrina, no le recibáis en vuestra casa, ni le
saludéis (cfr. 2 Jn 9-10)”373.
Todo esto nos lo resume el Concilio con una actualización
constructora y generadora de actitudes vitales. Estas son sus palabras: “La
vida común, a ejemplo de la Iglesia primitiva en que la muchedumbre de

371
D.Q. S-293 . 14 . 7.
372
D.Q. S-300 . 14 . 20.
373
D.Q. S-300 . 14 . 22.
149
los creyentes tenían un solo corazón y una sola alma (cfr. Hch 4, 32)…
debe perseverar en la oración y en la comunión del mismo espíritu (cfr.
Hch 2, 42)”374. Sobre esto, adelantándolo a su momento, decía el P. Luis:
“Que no haya entre vosotros ni griegos, ni judíos, ni bárbaros, y que las
diferencias de nacionalidad, de costumbres, de usos, de estilos… se borren
ante la importante uniformidad de la santa obediencia religiosa”375.
Con palabras actuales nuestra Constitución confirma esta intuición
querbesiana: “Cada Provincia velará para que sus religiosos mantengan
lazos de unión entre ellos y con la Congregación”376. Unidad de espíritu
que abre hacia los demás: “Una comunidad local no existe sólo para sí. En
comunión con los superiores de la Congregación, y con las demás
comunidades de la Provincia debe dar testimonio de fraternidad y del
espíritu evangélico de las bienaventuranzas ante el pueblo de Dios y ante
los grupos con los que está más en contacto”377.
Esta unidad de corazones, en el amor, tiene un compromiso con el
mundo, sobre todo con los prójimos más necesitados, los pobres. Lo
desarrollaremos más adelante en el apartado del: Celo (punto, "El amor a
los pobres"). Y la paz y caridad, en la vida comunitaria, se abren en una
doble dirección (interior-exterior). Lo veremos (en sus consecuencias,
derivadas de estas intuiciones querbesianas) en el apartado posterior de: Fe
en la Providencia (punto, "La mecha que aún humea").
Se va concretando así, de la síntesis "adoración-amor", el polo del
compromiso, del amor, en la vida comunitaria. Con los componentes de la
"paz" y de la "unidad de espíritu" se va visibilizando la presencia del que
fundamenta toda vida consagrada: Cristo, la Palabra del Padre. Con estas
aportaciones y en este punto se nos ha presentado Luis Querbes como
´Servidor de la Palabra`.
374
Vaticano II, Decreto sobre la Adecuada Renovación de la Vida Religiosa, P.C., nº 15,a.
375
D.Q. 496 . 7 . 122.
376
Constitución C.S.V. , nº 12,d.
377
Constitución C.S.V. , nº 14,a.
150
2.2. Virtud de la obediencia.
Dice Jesús: “Como el Padre me envió también os envío yo” (Jn 17, 18;
Jn 20, 21), y “quien acoja al que yo envíe me acoge a mí” (Jn 13, 20 ; Mc
9, 37; Mt 10, 40 ; Lc 9, 48 ; Gal 4,14). El P. Luis Querbes fue toda su vida
un párroco rural dependiente de su obispo. La relación jerárquica tuvo
enorme influencia práctica sobre su persona, y sobre su Instituto.
Partimos, como paso previo, del cuarto mandamiento (cfr. Ex 20, 9) y
la obediencia a los padres: “Aquí la naturaleza y la religión se reúnen. Dios
es el soberano Señor porque Él es el creador. Sobre este principio está
apoyada la autoridad. En ellos resuena el eco de la autoridad de Dios.
`Hijos obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto es justo´ (Ef
6,1). `Hijos obedeced en todo a vuestros padres porque esto es grato a Dios
en el Señor´ (Col 3, 20). La religión había apoyado; la antigua y la nueva
ley son el eco fiel”378.
Siendo el apoyo de la obediencia el mismo Dios, comenta el P. Luis
Querbes en la línea de una obediencia como escucha de la Palabra (´ob-
auditio fide`= obediencia de fe): “¿Cómo es preciso obedecer? Viendo (en
el superior) a Dios, de quien es la autoridad; no por agradarle o ser bien
visto. Humildemente y sin exigir razones. Pronta y gozosa… para imitar la
obediencia de los ángeles”379. Por eso el P. Querbes en su obediencia
manifestaba una firmeza una continuidad, una seguridad que ningún
obstáculo desconcertaba, extrañaba o desanimaba 380.
La obediencia es abandono radical y sin premeditación de su vida al
Padre que edifica y libera; impulsa a una proximidad práctica y eficaz con
los que lejos de vivir la obediencia como una virtud, la sufren como signo
de opresión. La obediencia en la vida religiosa supone una entrega total. Lo
expresaba así el P. Querbes comentando, en una profesión de una religiosa,

378
D.Q. S-101 . 11 . 201.
379
D.Q. S-101 . 11 . 203.
380
cfr. Cristiani, L., o.c., p. 162.
151
el texto `Ven esposa, serás coronada´ (Cant 4, 8): “Vas a unirte a Él por
una triple cadena de oro: los tres votos. Tus bienes y tu esperanza en la
tierra: pobreza. Tus sentidos y sentimientos; tú misma y tu voluntad:
obediencia. Nada falta para la plenitud de este sacrificio”381. En este
sentido la obediencia religiosa juega un papel de bisagra entre la
contemplación y la acción, entre la adoración y el amor, los dos ejes, cuya
síntesis intentamos poner de manifiesto como hipótesis del trabajo.
Esta visión del P. Querbes ciertamente es completada hoy día por el
Concilio Vaticano II. La renovación y reformas postconciliares atenúan el
acento disciplinar y jurídico, y procuran enfatizar la dimensión teologal:
“La obediencia religiosa, lejos de menoscabar la dignidad de la persona
humana, la lleva por la más amplia libertad de los hijos de Dios a la
madurez”382 . El modelo de Dios en Cristo para la obediencia, sugerido por
el P. Luis, también nos lo ofrece el Vaticano II: “Por esta humildad y
obediencia responsable y voluntaria, se conforman a Cristo, sintiendo en sí
mismos, lo mismo que Cristo Jesús; el cual se anonadó a sí mismo… hecho
obediente hasta la muerte (cfr. Flp 2, 7-8), y por esta obediencia venció y
redimió la desobediencia de Adán”383 .
Afirma Gabino Uríbarri, reflexionando desde la teología actual: "En el
cristianismo la obediencia es la cara visible del amor. La libertad según la
vida cristiana se ordena a la obediencia y se logra o se malogra en su
seguimiento"384. En esa línea Luis Querbes (comentando Heb 10, 5.7)
concreta desde la obediencia su ´ser servidor de la Palabra` con esas
indicaciones (que veremos en los puntos/apartados siguientes) a sus
religiosos385. Con ello sintetiza y desarrolla el aspecto del
"amor/acción/misión" en el seguimiento de Jesús.

381
D.Q. S-294 . 14 . 10.
382
Vaticano II, Decreto sobre la Adecuada Renovación de la Vida Religiosa, P.C., nº 14,b.
383
Vaticano II, Decreto sobre el Ministerio y Vida de los Presbíteros, P.O., nº 15,c.
384
Uríbarri, G., "Hacia una cultura vocacional": Sal Terrae, nº 1038, T. 88/9, (Oct-2000), p.690.
385
cfr. D.Q. S-301 . 14 . 26.
152
2.2.1. Obediencia a los superiores.
Aún dentro de un momento histórico en que la obediencia se basa en
una disciplina rígida, en las indicaciones del P. Querbes ya apunta una
mística evangélica, como reflejo de su ser ´servidor de la Palabra`. Se
apoya en la Sagrada Escritura y en Jesucristo como modelo. En el
Directorio del Clérigo de San Viator afirma tajante el P. Luis: “Obedeced a
vuestros superiores y estadles totalmente sujetos (cfr. Heb 13,17).
Persuadíos de que la observancia de este artículo es la garantía del
cumplimiento de todos los demás y de que este punto de la obediencia es
por sí mismo, el resumen de todo el Directorio. En efecto, si sois en verdad
obedientes de corazón y de espíritu, lo mismo que en los actos brillaréis en
todas las virtudes; seréis castos, humildes, mortificados, celosos,
desinteresados, llenos de fe, porque los Estatutos nunca de dejarán de
mandaros que lo seáis. Por eso en el acto de vuestra profesión, la promesa
de obediencia se formula más explícitamente que las otras: Yo prometo
obediencia a su Ilma. el Sr. Arzobispo de Lyon y al Sr. Director de las
Escuelas de San Viator " 386.
Con frecuencia tenía que recordarlo a sus religiosos: “Ay, querido
Padre, mientras hablamos mucho, el tiempo pasa y no hacemos nada. Ya
tenemos bastante de qué ocuparnos, virtudes del religioso: obediencia,
castidad, pobreza y virtudes de nuestro estado. Comencemos por construir
sobre estas virtudes, que yo considero ordinarias, el edificio de nuestra
salvación y de nuestra perfección y lo demás ya se nos concederá (cfr. Lc
12, 31). He aquí en qué ocuparnos cada uno a partir de nuestra entrada en
la vida religiosa”387.
Esta obediencia religiosa tiene su modelo perfecto en Cristo. A este
propósito se preguntaba: “¿Somos obedientes hasta la muerte como
Jesucristo? Era preciso que los oráculos se cumplieran, que fuera cargado

386
D.Q. 163 A . 3 . 106.
387
D.Q. 342 . 6 . 67. Carta del P. Querbes al P. Faure.
153
con nuestras iniquidades, que Él muriera para hacernos vivir de la vida de
la gracia. Su amor tanto como su obediencia le hizo apresurar ese dichoso
momento. Cristo se hizo obediente hasta la muerte y una muerte de cruz
(cfr. Flp 2, 8). Hermanos míos, en la vida y en la muerte ¿queremos hacer
la voluntad de Dios?”388. Los sentimientos, actitudes y conducta de Jesús
son modelo, a través de la obediencia, para la construcción de la
comunidad. La obediencia de Jesús es propuesta por el P. Querbes a sus
religiosos. Es una clave teológica de su pensamiento, donde vemos aflorar
su síntesis adoración-amor, estando atento a la Palabra (el propio Cristo
como modelo) a cuyo servicio consagra su vida. En esta clave nos resume
lo principal de la obediencia en un plan de sermones: “La obediencia nos
hace seguir el ejemplo de Jesucristo; nos pone al abrigo de muchos
peligros; nos hace ganar muchos méritos. Ella es un camino seguro,
derecho, recto para la salvación. Ella es el sacrificio más grande, más
entero y más agradable a Dios. Ella debe ser pronta, entera, voluntaria.
´Mejor es la obediencia que las víctimas de los sacrificios` (1Sam 15,
22)”389.
Volviendo al Directorio y a propósito de este texto comentaba el P.
Luis: “Mirad el fundamento inquebrantable de vuestra obediencia.
Obedecéis a Dios en la persona de vuestros superiores, ya que habéis
ligado vuestra voluntad a Estatutos aprobados por la Iglesia, los cuales
regulan sus poderes y reciben su institución del legítimo Pastor. De este
principio se deducen las cualidades de la obediencia. Ha de ser pronta y
exacta a la menor señal de la voluntad del superior; será íntegra y mucho
más en el afecto y en la voluntad que en la ejecución misma de la obra; sin
murmuración, sin excusa, sin tristeza. Conviene recordar que los defectos
personales, sean los que fueren, no impiden que los superiores ocupen el
lugar de Dios. Finalmente no olvidéis que cuantos están encargados por su
Ilma. el Sr. Arzobispo, de tener alguna relación de autoridad con vosotros,

388
D.Q. S-16 . 10 . 76.
389
D.Q. S-190 . 12 . 188.
154
son en eso vuestros superiores y, en la debida proporción vosotros les
debéis el mismo respeto y deferencia en cuanto es de su competencia”390.
Sigue profundizando el P. Querbes en Cristo como modelo ejemplar
de la obediencia; y al comienzo de un nuevo año litúrgico en Adviento
dice: “La tercera disposición conveniente a este santo tiempo, es meditar a
menudo las divinas lecciones que el Verbo Encarnado nos da desde su
entrada en el mundo. Lecciones de humildad más profunda, puesto que Él
se abaja dentro de ese misterio hasta el anonadamiento: ´Se despojó de sí
mismo` (Flp 2, 7); la más perfecta obediencia a las órdenes de su Padre.
Cristo entra en el mundo diciendo: ´Aquí vengo, oh Dios, para hacer tu
voluntad` (Heb 10, 5-7). ¿Comprendemos la importancia que tiene para
nosotros, en este santo tiempo, el escuchar o el leer con más atención la
Palabra de Dios para honrar al Verbo Encarnado, que viene, Él mismo, a
instruir al género humano?”391.
Obediencia que se concreta en referencia al Papa y a los Obispos,
como sucesores de Pedro y de los Apóstoles, y que el P. Querbes tenía
claro, como hemos visto más arriba. Esta era una de sus exhortaciones: “Os
digo, hermanos, que por una primera promesa, Jesucristo, recompensando
la fe de San Pedro le ha establecido, juntamente con sus sucesores, como
fundamento de nuestra promesa, y nos manda tener hacia ellos la fidelidad,
la obediencia y el respeto. Yo abro el Evangelio de Mateo: ´Tú eres
Pedro… lo que ates, quedará atado… lo que desates, quedará desatado`
(Mt 16, 18-19)”392.
Continúa, en otro momento, comentando esta perícopa central de
Mateo relacionándola con el evangelio de Juan: “Sigo abriendo el
Evangelio: ´¿Me amas más que estos?` (Jn 21,15). Como recompensa, él es
colocado como pastor. Él es Pastor de pastores. En esta función, él tiene

390
D.Q. 163 A . 3 . 107.
391
D.Q. S-301 . 14 . 26-27.
392
D.Q. S-64 . 11 . 91.
155
derecho a nuestro amor y asentimiento. Él es el Pastor, es el Padre. Ocupa
el lugar de Jesucristo. Es Él (Jesucristo) quien nos alimenta y comunica la
vida, Él quien defiende; Él da su vida; Él llama a sus ovejas; ellas conocen
su voz. Es necesario someterse a su autoridad, es preciso amarles, alegrarse
de sus triunfos, no considerarlos con indiferencia, afligirse por sus
tribulaciones”393.
Esta obediencia en la vida religiosa tiene una ambivalencia: sacrificio
por lo que se ofrece, dicha por lo que se vive. Así se expresaba el P.
Querbes a propósito de una profesión religiosa: “En fin, el sacrificio de
vuestra voluntad que vais a hacer por el voto solemne de obediencia os
libera de los males que causa el abuso de toda libertad; y cuando yo hablo
de libertad ¡ay!, ¿qué es la condición libre en el mundo? El mundo tiene
sus leyes tiránicas. Pero en la vida religiosa, ¡qué dicha!, vivir cada día,
cada hora, los momento están reglados; los días son plenos, no hay más
que seguir la dulce mano que conduce o da seguridad de la voluntad de
Dios en la acción del momento. Tales son las ventajas de la vida religiosa,
y la situación es más dichosa”394.
Grandes líneas intuidas por el P. Querbes que vemos reflejadas en el
Vaticano II, dándonos pie para poder ser sus seguidores, volviendo así a las
fuentes del carisma querbesiano y viatoriano. Nos dice el Concilio: “Esta
obediencia que conduce a la más madura libertad de los hijos de Dios,
exige por su naturaleza que (los presbíteros) propongan confiadamente sus
proyectos y expongan insistentemente las necesidades de la grey que les ha
sido confiada, prontos siempre a someterse al juicio de los que ejercen la
autoridad principal en el gobierno de la Iglesia de Dios”395. Más
específicamente a los religiosos se les dice: “Los religiosos con espíritu de
fe y amor a la voluntad de Dios, obedezcan humildemente a sus superiores
(resuenan las cualidades de la obediencia dictadas más arriba por el P.
393
D.Q. S-206 . 13 . 31.
394
D.Q. S-241 . 13 . 108.
395
Vaticano II, Decreto sobre el Ministerio y Vida de los Presbíteros, P.O., nº 15,b.
156
Querbes), según la norma de la regla y de las constituciones, empleando las
fuerzas de la inteligencia y la voluntad, así como los dones de la naturaleza
y de la gracia en la ejecución de sus mandatos y en el cumplimiento de los
cargos que se les han confiado”396.
La ambivalencia de la obediencia, comentada por el P. Querbes,
también es recogida por el Concilio: “Por la profesión de la obediencia, los
religiosos ofrecen a Dios, como sacrificio de sí mismos, la plena entrega de
su voluntad y por ello se unen más constante y plenamente a la voluntad
salvífica de Dios”397. Y el gozo lo resalta el Concilio con estas palabras:
“Esas familias religiosas ofrecen a sus miembros las ventajas de una mayor
estabilidad en el género de vida, una doctrina experimentada para
conseguir la perfección, una comunión fraterna en el servicio de Cristo y
una libertad robustecida por la obediencia”398.
También hay una palabra respecto a la obediencia para con los
Obispos (que era diáfana para el P. Querbes) desde la actualidad del
Vaticano II: “Los religiosos dedicados al apostolado externo deben estar
imbuidos del espíritu de su propia religión y permanecer fieles a la
observancia regular y a la sumisión respecto de sus superiores (entre los
cuales se cuentan a los Obispos)”399.
Nuestra Constitución nos resalta las líneas claves del P. Querbes, que
asumimos como herederos que somos de su carisma: “La obediencia
religiosa tiene su modelo en Jesús, cuya vida fue búsqueda constante y
amorosa aceptación de la voluntad de su Padre. Esta voluntad divina se nos
revela especialmente en la Palabra de Dios (vemos la resonancia del P.
Querbes y del Concilio), y en la enseñanza de la Iglesia. Por el voto de
obediencia consagramos a Dios nuestra voluntad, aceptando con espíritu de
fe a los que en la Congregación ejercen el servicio de autoridad. En virtud
396
Vaticano II, Decreto sobre la Adecuada Renovación de la Vida Religiosa, P.C., nº 14,b.
397
Vaticano II, Decreto sobre la Adecuada Renovación de la Vida Religiosa, P.C., nº 14,a.
398
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia, L.G., nº 43,a.
399
Vaticano II, Decreto sobre el Oficio Pastoral de los Obispos, Ch.D., nº 35,d.
157
de este voto debemos igualmente obediencia al soberano pontífice, nuestro
superior supremo”400. (Especial sabor querbesiano tiene esta última
precisión).
Los momentos y aspectos ´críticos` (distintos enfoques de una
cuestión) suponen diálogo (una obediencia ´discernida`, de ´discusión`). El
P. Querbes lo practicó con sus superiores (Obispos) y súbditos viatores,
siguiendo la línea ignaciana. Esto supone un concepto renovado de
obediencia tal como nos sugieren el Vaticano II y la Constitución C.S.V.
Esta temática nos permite enlazar con el punto siguiente y ahí lo
desarrollamos.
2.2.2. Obediencia como servicio de autoridad.
El P. Querbes, que no escatimaba sus elogios a la Compañía de Jesús,
recibió seguramente de S. Ignacio la inspiración de hacer de la obediencia
el fundamento de la vida religiosa viatoriana. ¡Qué otra garantía mejor para
la supervivencia de su Instituto!. He aquí sus palabras: “Adheríos a la
obediencia que resume en sí todas las virtudes religiosas. Procuraos la carta
de S. Ignacio a sus religiosos de Portugal sobre la obediencia y leedla con
frecuencia en vuestras comunidades en público o en particular”401.
Por lo que se refiere al voto de obediencia, para el P. Querbes resume
los otros dos, y por ello recomienda una especial fidelidad al mismo. Y
concluye así su exhortación: "Sed hombres de obediencia y seréis cuanto
Dios quiere que seáis”402.
La obediencia en su vertiente de corresponsabilidad, debe ser sencilla,
para gustar sus deliciosos frutos que son la paz y la alegría. A uno de sus
religiosos que atravesaba un período de angustias le escribe: “Casi todas
sus cartas están teñidas de inquietud como resultado de sus prolongadas
consideraciones sobre cosas que son inútiles. No se niegue en nada el

400
Constitución C.S.V. , nº 18, a y b.
401
D.Q. 480 . 7 . 94. Carta del P. Querbes a los Religiosos del Canadá.
158
mérito de la simple obediencia. La paz y la alegría interior, que son su
recompensa, no se harán esperar”403.
El P. Querbes no tergiversa, especialmente cuando se dirige a un
maestro de formación, maestro de novicios. Veámoslo: “Por mi parte
jamás he puesto en duda que el simple deseo de un legítimo superior, pese
a sus defectos y miserias, no sea una orden para un religioso encargado de
enseñar y explicar las reglas de la Vida Religiosa a los formandos”404.
En este tema de la corresponsabilidad, en tiempos del P. Querbes eran
más estrictos; ahora somos más amplios y flexibles. Por eso referente a los
defectos contrarios a la obediencia, el P. Querbes teme sobre todo la
obstinación 405 , y la crítica que tiene por objeto a la misma autoridad 406.
No descuida dar prudentes directrices a los directores de establecimientos
para facilitar la obediencia de sus coadjutores, y para aconsejarles
flexibilidad cuando se puede. A un director que tiene un choque con un
subordinado el P. Querbes le aconseja de esta manera: “Me olvidaba
recomendarle que dirija con cuidado a M.X.; es un `cabeza dura´, y es
preciso tratarle con dulzura, pero al mismo tiempo con firmeza. Tiene
necesidad, mucha necesidad de abnegación de su propio juicio”407. En el
mismo sentido escribe al P. Foucault, director de Donjon: “Participo
intensamente en los disgustos que le causan sus coadjutores. Pórtese con
gran bondad y firmeza con ellos. Con bondad al darles los avisos,
esperando pacientemente el momento de la gracia. Y con firmeza,
exigiendo estrictamente la práctica de la regla”408.
Están resonando en estas intuiciones las palabras de Mt 7, 21: "...sino
el que haga la voluntad de mi Padre". Podemos decir ahora: No basta oír la

402
D.Q. 496 . 7 . 122. Circular del P. Querbes a los Religiosos del Canadá.
403
D.Q. 389 . 6 . 125. Carta del P. Querbes al P. Faure.
404
D.Q. 521 . 8 . 33. Carta del P. Querbes al P. Liauthaud.
405
cfr. D.Q. 323 . 6 . 46. Carta del P. Querbes al P. Faure.
406
cfr. D.Q. 422 . 7 . 33. Carta del P. Querbes al P. Faure.
407
D.Q. 181 . 4 . 44. Carta del P. Querbes al P. Foucault.
159
Palabra, es necesario ponerla en práctica ("práctica de la regla"). Es un
rasgo querbesiano que destaco aquí: la obediencia como escucha atenta y
efectiva de la Palabra de Dios. Se deja notar su referencia a Jesucristo,
Palabra del Padre.
Considera un gran obstáculo el P. Querbes, la costumbre de algunos
espíritus de razonar y filosofar continuamente en vez de darse enteramente
a la práctica de las virtudes y a la acción apostólica como deberían: “En
cuanto a la Sociedad (la Congregación), lo que precisa para su crecimiento
y perduración es que cada uno de sus miembros practique sobre todo la
obediencia y la caridad. Ocuparse menos de los otros y más de sí mismo
para domeñar la propia voluntad y los propios caprichos y repugnancias,
ahí está el heroísmo de nuestro estado”409.
A veces la invitación es directa, siguiendo la consigna paulina de
insistir a tiempo y a destiempo, con ocasión o sin ella (cfr. 2 Tim 4, 2). A
un novicio que le ha consultado, le responde el P. Querbes: “Pero, querido
hijo, si los pocos conocimientos que hasta ahora has adquirido no van
acompañados de una humildad verdadera y profunda, de una sincera
desconfianza de ti mismo y de una franca disposición a dejarte conducir
por la voz de la obediencia, te engañarás a ti mismo y no harías ningún
bien entre nosotros”410.
En este sentido la obediencia se convierte en un camino para ir de la
adoración al amor, de la contemplación al compromiso de la acción. La
obediencia es un acceso directo al misterio de Cristo como sacramento e
imagen del Padre. Es el núcleo central del misterio de Cristo frente al
Abbá. Está claro que para el P. Querbes, la obediencia es una búsqueda y
una acogida de la voluntad de Dios. ¿Cómo ser el que vive del Espíritu de
Jesucristo y manifestar el ´fiat voluntas tua`? Así, con palabras y obras:

408
D.Q. 544 . 8 . 59. Carta del P. Querbes al P. Foucault.
409
D.Q. 342 . 6 . 67. Carta del P. Querbes al P. Faure.
410
D.Q. 452 . 7 . 62. Carta del P. Querbes al H.Duvert.
160
“Obediente a la voluntad divina suficientemente clara con la decisión de su
Ilma., yo acepté con resignación las inevitables consecuencias”411.
Por la obediencia el P. Querbes entra en la gran disponibilidad de los
pobres de Yahvé; disponibilidad en las pruebas como radicalidad de su
obediencia (y de su fe a la vez): “Monseñor nos puede arrojar por tierra de
un plumazo. Nos levantaremos con un saco al hombro y guiados por la
Providencia iremos en busca de nuevas pruebas”412.
Como fruto de esta libertad el P. Luis nunca desconfía de la autoridad
(los obispos), a pesar de cierta reticencia con uno con quien no logró
sintonizar fácilmente. Le presenta sus proyectos e intenciones. Desea para
él esa confianza y esa estima recíproca. No busca esconder las cosas. Por
eso le confía a un colaborador: “Podrá enseñarle mis cartas. Me parece (la
visita del obispo) una nueva gracia del Señor y un nuevo signo de su
voluntad sobre nosotros”413.
En su unión con Dios por la fe, encuentra el P. Querbes esa libertad
que no se opone a la incondicionalidad, articulando así la
corresponsabilidad. Por eso llega a obligar a la autoridad a que se defina y
comprometa (en la firma de un proyecto). Ha notado la resistencia del
Arzobispo que: “tarda en dar su asentimiento oficial… por la repugnancia
personal… a comprometerse en un proyecto con la Universidad. ¿Acaso
resultará peligroso que su Ilma. autorice a uno de sus sacerdotes probar,
bajo su mirada y su autoridad, lo que ya se practicaba antes en toda la
Iglesia?”414. Como buen ignaciano, y apoyado en la fuente del evangelio
(cfr. Mc 16, 15: "Id al mundo entero") Querbes pensaba que `el bien cuanto
más universal es más divino´. Defenderá su proyecto ante las autoridades
refiriéndose a las necesidades del mundo, de la Iglesia o de la
Congregación. “La misión urgía: parar los tremendos progresos de las
411
D.Q. 97 . 2 . 87. Carta del P. Querbes a Mgr. de Pins.
412
D.Q. 164 . 4 . 9. Carta del P. Querbes al Sr. Cattet.
413
D.Q. 174 . 4 . 25. Carta del P. Querbes al P. Faure.
414
D.Q. 96 . 2 . 40. Carta del P. Querbes a los Srs. De Laval y De Verna.
161
escuelas de `la enseñanza mutua´ (escuelas de Lancaster, de carácter laico)
que hubieran acabado por invadir todas las ciudades y pueblos de la
diócesis”415.
Esta obediencia y búsqueda insistente de la voluntad divina tiene otro
criterio: La disponibilidad y el sentido corporativo (de cuerpo). Por parte
de la autoridad es la responsabilidad de mantener la unidad. Y para los
miembros es la opción para colaborar a construir un solo cuerpo concreto.
Retomando la carta de S. Ignacio a los religiosos de Portugal, escribe el P.
Querbes en el Directorio del C.S.V.: “Por ella (la obediencia) se puede
distinguir en todo momento los verdaderos hijos del Instituto, de los que no
pertenecen a él”416. No encontró fácilmente compañeros que tuvieran un
verdadero carisma en el servicio de autoridad. Mantener la unidad del
cuerpo será una gran preocupación de los últimos años. En este sentido
hemos de entender su última recomendación en su lecho de muerte:
“Obedeced de la misma manera que me habéis obedecido a mí. Desterrad
lejos de vosotros el espíritu partidista. Sed fieles a la obediencia”417.
Es importante no perder de vista una dimensión más amplia y general:
“Esto sería poca cosa si la consecuencia inmediata no fuera que en cuanto
uno se encuentra fuera de la vista del superior se considera autorizado por
criterios que considera mejores y obra según su propia regla” 418. Esa
misma consideración de corporatividad amplia le lleva a la necesidad de
descentralización, a una responsabilidad compartida. A pesar de su carácter
autoritario el P. Luis Querbes no buscó controlar todo. Tiene responsables
regionales, y acepta decisiones de los encargados o superiores de las
obras419. En línea de su propia conducta aconseja: “Cuando después de

415
D.Q. 70 . 2 . 45. Carta del P. Querbes a Mñr. de Pins.
416
D.Q. 163 . 3 . 106.
417
Anales del P. Querbes, 1954, part. 4, pág. 26.
418
D.Q. 338 . 6 . 59. Carta del P. Querbes al P. Faure.
419
cfr. D.Q. 437 . 7 . 49 ; D.Q. 465 . 7 . 80 ; D.Q. 491 . 7 . 114.
162
haber consultado y haber tomado la decisión delante de Dios se pronuncie,
hágalo de manera firme y segura”420.
El P. Querbes trata de convencer no de vencer. Es el sentido de la
fundamentación de sus decisiones. Tampoco confunde de manera
mecánica la voluntad del superior con la voluntad de Dios. Esta nunca se
impone de manera inmediata sino en el diálogo en libertad. Hemos visto
cómo practicaba este diálogo con sus obispos para saber que su obediencia
respondía a la voluntad de Dios. Hoy decimos que los que temen la
posibilidad de conflicto ignoran que de todas maneras la conciencia se ve
abocada a la soledad de una decisión que sólo puede apoyarse en un Dios
silencioso. Pero nunca para seguir la voluntad de Dios, podrá apropiarse
uno de ella.
En palabras del Concilio Vaticano II vemos actualizados estos
comentarios sobre las líneas del P. Querbes en la obediencia: “Los
superiores lleven a los religiosos a que en el cumplimiento de los cargos y
la aceptación de las empresas, cooperen con obediencia activa y
responsable”421. “Este celo (de la juventud), si está lleno del espíritu de
Cristo y se ve animado por la obediencia y el amor a los pastores de la
Iglesia, ofrece la esperanza cierta de frutos abundantes”422.
De esta manera nos propone Luis Querbes ser servidores de la Palabra
en y con la obediencia, siguiendo el mismo modelo: Cristo, Palabra del
Padre. Y en esta línea nos lo concreta nuestra tradición viatoriana: “Para
nosotros clérigos de San Viator, la obediencia supone el compromiso de
cumplir nuestra misión, la participación en la vida comunitaria, la adhesión
a nuestros superiores y a los Pastores de la Iglesia, la preocupación por las

420
D.Q. 453 . 7 . 63. Carta del P. Querbes al P.Lahaye.
421
Vaticano II, Decreto sobre la Adecuada Renovación de la Vida Religiosa, P.C., nº 14,c.
422
Vaticano II, Decreto sobre el Apostolado de los Seglares, A.A., nº 12,b.
163
necesidades de los demás, en una búsqueda solidaria de la voluntad de
Dios” 423.
Se nos pide ser corresponsables al participar en tareas de gobierno:
“Solicitud por el diálogo, confianza, disponibilidad para el servicio mutuo.
Este servicio de autoridad requiere también participación activa y
responsable, es decir obediencia corresponsable que nos compromete a
unos y a otros en el amor fraterno, fundamento de la verdadera unidad de
la Congregación”424.
Nos damos cuenta de que las intuiciones de Luis Querbes se han
abierto, ampliado y desarrollado desde el Vaticano II y nuestra
Constitución C.S.V. Pero hemos descubierto que en germen ahí estaban.
Responden pues, a la síntesis "adoración-amor". Están en el camino de la
fidelidad a la Palabra. Luis Querbes está siendo y se nos muestra ´Servidor
de la Palabra`.

2.3. Virtud de la fe : “Una fe viva e ilustrada”.


2.3.1. Una fe viva.
2.3.1.1. El sentido de toda una vida.
A través de la fe se manifiesta Luis Querbes como atento servidor de
la Palabra. En su actuación, fe en la Providencia, aflora la Palabra de Dios.
La reflexión teológica actual nos lo señala e indica: "La mejor realización
de la persona, el sentido de la vida, se encuentra precisamente en ponerse
enteramente a disposición de Dios. Es decir el cristianismo entiende la vida
radicalmente como vocación"425. La Palabra llama y exige la fe, y en la
vida ordinaria, concreta, en la fe, se hace patente la Buena Noticia de la

423
Constitución C.S.V. , nº 18,a.
424
Constitución C.S.V. , nº 42,b.
425
Uríbarri, G., "Hacia una cultura vocacional": Sal Terrae, Santander, nº 1038, T. 88/9 (Oct-
2000), p. 690.
164
Palabra. Hay una interrelación mutua. Luis Querbes, en su vida y escritos,
nos muestra y facilita esa interpenetración entre ambas.
Según las expectativas del P. Querbes lo que permite distinguir a sus
Catequistas es "una fe viva e ilustrada". Es una expresión que está desde el
proyecto inicial, y que supera una veintena de redacciones distintas hasta
nuestro hoy. No puede imaginarse otro modo de iniciar una enumeración
que dice así: “Las virtudes que caracterizan a un verdadero catequista (de
San Viator) son: fe viva e ilustrada, celo ardiente y desinteresado, la
humildad, la pobreza, el amor al trabajo, a la soledad y al silencio” 426. A
este propósito y apoyándonos en el NT podemos afirmar con un
comentarista-historiador del P. Querbes lo siguiente: “San Pablo termina su
canto al amor fraterno (cfr. 1Cor 13,13) afirmando que entre la fe, la
esperanza y el amor, `el amor es la más grande´. ¿Puede imaginarse
cualquiera de estas virtudes separada de las otras dos? En el P. Querbes es
difícil distinguir lo que es fe, esperanza o amor. Una a otra se estructuran y
se animan. Es un creyente, confía en Dios y pone toda su persona al
servicio de los demás”427.
Conocemos el texto de la Carta a los Hebreos (cap. 11) en que el autor
evoca a los patriarcas y padres en la fe judía: “Por la fe Abraham
respondiendo al llamamiento de Dios… Por la fe Jacob… Moisés…” (Heb
11,1-39). Se podría parafrasear este texto hablando de todos los
fundadores y por tanto también del P. Querbes: Por la fe Luis Querbes
respondiendo a una llamada, se lanza a lo desconocido de la fundación…
Por la fe puesto a prueba, confió en Dios. ¿Puede imaginarse una vida
como la del P. Querbes sin una sólida base de fe? Separado de esta
perspectiva de fe su vida carece de sentido. Un contemporáneo suyo
escribe y no se equivoca: "Cuando el señor Querbes pensó en la creación
de su obra, renunció a toda promoción en el ministerio sagrado, a la cual le
2
D.Q. 58 . 1 . 11.
3
Bonnafous, R., El P. Querbes y las virtudes ordinarias, Dirección General C.S.V., Roma, 1992, p.
10.
165
daban derecho sus talentos, y aceptó de buena gana los cansancios, las
contrariedades y las pequeñas decepciones que tendría que sentir, ¿quién
tendrá la osadía de despreciar esta abnegación y estos sacrificios?”428.
La actitud de un alma religiosa en las pruebas es una de las bases de la
fe del P. Querbes, que da sentido a toda su vida al servicio de la Palabra
que le llama. En la enfermedad: “Ruega a Dios que se digne reanimar mis
fuerzas que parece que disminuyen desde hace algunos años, o mejor que
me dé la más absoluta sumisión a su santa voluntad”429. Durante la estancia
en Roma, para la aprobación pontificia de los Estatutos, ve la muerte de
cerca: “Mi salud está quebrantada. Orad a Dios por este pobre sacerdote
francés que se debate aquí para poner los fundamentos de su obra. Es el
momento en que los obstáculos se elevan a la altura de las montañas, pero
también es el momento en que la gracia de Dios me inspira una mayor
resolución. En ti Señor esperé; no sea confundido para siempre (Sal 31,
2)”430.
La prueba deberá necesariamente concluir un día, y cuando se ha
soportado con valor y fe, es fecunda en frutos espirituales. Al P. Liauthaud,
su brazo derecho en la dirección del Instituto, el P. Querbes le recuerda lo
siguiente: “El H. Gonnet ha cumplido estrictamente su deber al cuidarle
como era debido y es natural que por su parte se interese tanto por él. Pero
no le haría un buen servicio compadeciéndose excesivamente de sus penas
presentes o futuras. La gracia y la paz acompañan siempre a las pruebas en
los hombres de buena voluntad”431.
Esta fe se apoya en la Palabra. De la meditación en la pasión de Cristo
extrae la siguiente consecuencia: “Ella reafirma nuestra fe. Es cierto que la
razón parece primero perderse y confundirse en un gran misterio. Un Dios
lleno de humillaciones, un Dios visto como un vil ajusticiado, conducido al
428
Testimonio anónimo: Feuillets querbesiens, nº 53, 15-Nov-1961, p. 606.
429
D.Q. 151 . 3 . 142. Carta del P. Querbes al P. Faure.
430
D.Q. 194 . 4 . 122. Carta del P. Querbes al P. Faure.
431
D.Q. 521 . 8 . 33. Carta del P. Querbes al P. Liauthaud.
166
último suplicio, un Dios lleno de angustias horribles como el último de los
hombres. Reconozcámoslo, pues, con el Centurión, testigo de
circunstancias milagrosas de la muerte de este hombre-Dios:
´Verdaderamente éste era Hijo de Dios` (Mt 27, 54). Al mismo tiempo que
la pasión del Salvador es el más firme apoyo a nuestra fe, también es el
más sólido fundamento de nuestra esperanza”432.
Insiste en fundamentar la fe, que da sentido a su vida, en Cristo, como
roca firme: “Materia importante: Fundamento de la fe. La fe debe reposar
sobre una base sólida e inmutable. Es la palabra de Dios. Esta puede ser
escrita o transmitida de viva voz. Fundada sobre una roca inmóvil (la fe),
está a prueba de vientos y tormentas. Es la autoridad divina esta roca. No la
de la palabra escrita, porque ella misma está sujeta a tantas explicaciones…
Pero sí la de la Iglesia; y ella misma debe estar apoyada en un fundamento
(que es Cristo): que recompensa la fe de San Pedro, y le establece como
fundamento de nuestra fe (cfr. Mt 16,16-20)”433.
Esta fe viva que da sentido a una vida tiene unos motivos, apoyados en
Cristo el enviado del Padre. A este propósito se pregunta el P. Querbes:
“Yo creo. ¿Por qué creéis vosotros? Yo creo las verdades que mi razón me
enseña: la existencia de un Dios independiente, inmutable, eterno, presente
en todo, en mi alma que es imagen de Dios; que está en todos mis
semejantes, y que no puede equivocarse, porque sin esto nada sería cierto
para mí, incluso mi propia existencia. Yo creo las verdades a las que mi
razón no puede llegar, de otro modo dicho: los misterios conocidos por
revelación, es decir, por el testimonio expreso que Dios nos ha dado,
viendo en primer lugar que el autor de la religión Jesucristo ha sido
enviado por Dios”434.

432
D.Q. S-7 . 10 . 40.
433
D.Q. S-64 . 11 . 90.
434
D.Q. S-167 . 12 . 98-99.
167
El Concilio Vaticano II confirma estas intuiciones con estas palabras:
“Es uno de los capítulos principales de la doctrina católica contenido en la
Palabra de Dios, y predicado constantemente por los Padres, que el hombre
no puede adherirse a Dios que se revela a sí mismo, a menos que atraído
por el Padre, rinda a Dios el obsequio racional y libre de la fe”435.
Completa esto el siguiente número en que se presenta a Cristo como
fundamento: “Cristo apoyó y confirmó su predicación con milagros para
excitar y robustecer la fe de los oyentes, pero no para ejercer coacción
sobre ellos”436. Es la fe que da sentido porque: “La fe todo lo ilumina con
nueva luz y manifiesta el plan divino sobre la entera vocación del hombre.
Por ello orienta la mente hacia soluciones plenamente humanas”437.
Y esto es lo que nos proponen los documentos viatorianos en nuestra
concreción de las líneas querbesianas. Podríamos decir que ese es el
sentido de nuestra vida: “Anunciar a Jesucristo y su Evangelio, suscitar
comunidades en las que se viva, se profundice y se celebre la fe: en estos
términos expresamos hoy la misión de los C.S.V.”438.
Convergen las tres líneas, fuentes de nuestro trabajo, (Querbes,
Vaticano II y Constitución C.S.V.) en subrayar que la fe es la base del
sentido de la vida cristiana en general, y de los viatores, en particular.
2.3.1.2. La transparencia de los acontecimientos.
En los acontecimientos de cada día el P. Querbes supo escuchar la
llamada de Dios, de su Palabra. La fe se transparenta a través de ellos.
Intenta interpretarlos y captar los mensajes que contienen. Así le dice al P.
Faure: “Los hombres son casi siempre instrumentos de la Providencia”439.
Escribe al P. Champagneur, superior del Canadá en estos términos: “El P.
Thibaudier me ha traído algo de dinero. Dios se sirve de todo. Este dinero

435
Vaticano II, Decreto sobre la libertad religiosa, D.H., nº 10.
436
Vaticano II, Decreto sobre la libertad religiosa, D.H., nº 11,a.
437
Vaticano II, Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, G.S., nº 11,a.
438
Constitución C.S.V., nº 8,a.
168
nos ha venido muy bien en estos tiempos de gran penuria. Me alegro con
Vd. de que el Señor, en su Providencia, le haya enviado un precioso
instrumento en la persona del P. Lahaye”440. En medio de la Revolución
del 1848, en Francia, les escribe a sus religiosos: “Rezad por Francia. Dios
es el único dueño de los acontecimientos. Recibámoslos de su mano.
Cuando os enteréis de algo, que eso mismo provoque en vosotros
únicamente manifestaciones de confianza y abandono total en las manos de
la Divina Providencia”441.
Confianza y abandono: en efecto, cuando los acontecimientos no
funcionan, cuando se encuentra en un callejón sin salida, es entonces
cuando se siente impulsado a dar un paso más. Refleja una confianza filial
en Aquel que guía a sus hijos, con estas palabras: “Animo, no tema; no
busque nada. Tenemos a Dios con nosotros”442. Cuando la situación
económica de la Sociedad es muy mala, le dice al P. Faure: “Animo,
querido Padre. Los campos ya están dorados para la siega (cfr. Jn 4, 35).
Nuestras propias miserias nos muestran que solamente podemos contar con
la mano de Dios. Él, que nos ha ayudado hasta ahora, no nos faltará;
sabemos que es obra suya la que estamos haciendo”443.
Confianza en los acontecimientos ordinarios que justificaba y apoyaba
en su predicación: “A los días de tristeza suceden días de alegría y de
regocijo. Vuestra alegría exultante ante el anuncio de la Resurrección.
Jesús rompe los lazos, y sostiene vuestra fe: `Dichosos los que aun sin ver
creyeron´ (Jn 20, 29). Jesucristo se nos presenta hoy para sostener nuestra
fe”444.

439
D.Q. 420 . 7 . 31.
440
D.Q. 451 . 7 . 61.
441
D.Q. 444 . 7 . 57.
442
D.Q. 157 . 4 . 6. Carta del P. Querbes al P. Faure.
443
D.Q. 307 . 6 . 31. Carta del P. Querbes al P. Faure.
444
D.Q. S-56 . 11 . 70.
169
Luis Querbes apostó totalmente por Dios, más allá de las seguridades
humanas, en una entrega confiada y alegre. Impregnado de la Palabra de
Dios, vive de la mística de los anawin, los pobres de Yahveh. Fue un
verdadero pobre en el ejercicio de la fe. Su confianza va más allá de los
intereses económicos: “Más que nunca estoy sin fondos, pero si la
oportunidad es buena, tendremos que poner nuestra confianza en la
Providencia”445. “Dios ha de alimentar a sus hijos. ¡Animo!, sin tener nada,
sin buscar nada, tendremos a Dios con nosotros”446. Su correspondencia lo
manifiesta siempre referido al Señor, su confidente permanente. Un texto
ilustrado nos lo presenta llamando a la puerta del sagrario, implorando la
ayuda del Señor. Una imagen que nos dice en forma sencilla, toda la
profundidad de su fe. Una observación que le confía al H. Archirel,
confirma la anécdota antes descrita: “He guardado todo y he abierto mi
corazón al Señor”447.
Las críticas le dolían y el Señor recibía sus confidencias. Comentando
el texto de Mt 5, 37: ´Vuestra palabra sea sí, sí, no, no, lo que pasa de ahí,
procede del maligno`, escribe al H. Archirel: “¿Por qué desconcertarse al
ver escándalos en el Santuario? Normalmente se exagera y siempre se saca
de ellos conclusiones falsas. Los buenos cristianos se sirven de todo ello
para recordar los oráculos de Cristo y para confirmarse en la fe”448.
Fe que manifiesta también en las pruebas de la enfermedad,
acontecimientos dolorosos. El P. Luis habla poco de sus achaques, pero por
los consejos que da a los hermanos tenemos un breve tratado del buen uso
de las enfermedades: “Yo estaba resignado a la voluntad divina y lo estoy
todavía para consagrar lo que me queda de fuerzas y de vida al bien de
nuestro Instituto. Bueno, ya basta en lo que a mí respecta”449. “Para las

445
D.Q. 465 . 7 . 80. Carta del P. Querbes a Mgr. Croizier, Obispo de Rodez.
446
D.Q. 157 . 4 . 6. Carta del P. Querbes al P. Faure.
447
D.Q. 511 . 8 . 13. Carta del P. Querbes al H.Archirel.
448
D.Q. 343 . 6 . 70. Carta del P. Querbes al H.Archirel.
449
D.Q. 546 . 8 . 61. Carta del P .Querbes al P.Gonnet.
170
enfermedades del cuerpo tenemos un buen motivo de tranquilidad que es
dejar obrar a la mano de Dios… y aceptar con paz la curación o el
sufrimiento, después de haber empleado los medios humanos a nuestra
disposición”450.
Es una indiferencia que ve, en los acontecimientos imprevisibles, otras
tantas oportunidades de percibir la voluntad de Dios: “Podemos
permanecer en el Aveyron, hasta que la nueva congregación (recién
fundada por el Obispo de Rodez, y en choque con los C.S.V.) pueda tomar
la dirección de sus establecimiento, y entonces nos retiraremos, felices de
que Dios sea glorificado no importa por quién”451. El resto se sabe: La
pequeña y nueva congregación duró cuatro años; se afilió a los C.S.V. y
continuaron éstos su desarrollo en la diócesis. El P. Querbes testimonia una
búsqueda atenta de la voluntad de Dios. Es una actitud que se asemeja a
aquello que S. Francisco de Sales quería que fuera todo cristiano
comparándolo con una bola de cera en las manos de Dios. Esta
disponibilidad, esta adhesión y comunión con la voluntad del `Otro´ se
inscribe en la línea de los grandes creyentes que desean vivir ´estremecidos
por su palabra` (cfr. Is 66, 2). Deja así transparentar la fe que aflora en los
acontecimientos.
2.3.1.3. El sentimiento de la presencia divina.
La fe implica una relación frecuente con Dios. Esta se realiza
fundamentalmente a través de la oración. Decía el P. Querbes: “Los
ejercicios de piedad diarios, contribuyen poderosamente a mantener la
unión de nuestras almas con el Señor, y nos disponen mejor para llegar a
hacer esta unión más íntima y más estrecha por la oración; por cuanto suele
gustar al Señor comunicarse especialmente a los humildes”452.

450
D.Q. 374 . 6 . 103. Carta del P. Querbes al P.Favre.
451
D.Q. 465 . 7 . 80. Carta del P. Querbes a Mgr. Croizier.
452
D.Q. 550 . 8 . 96. Comentario a los Estatutos.
171
Sólo aconseja caminos seguros, y a fin de cuentas comunes. Tampoco
él buscó a Dios por caminos arriesgados. En la continuación del
Comentario de los Estatutos vuelve sobre varios puntos. Y desde luego no
deja de subrayar lo anterior con las siguientes palabras: “Por el santo
ejercicio de la presencia de Dios… el C.S.V. animará y vivificará su fe…
impregnará y dirigirá todos sus pensamientos y proyectos, todas sus
palabras, todas sus acciones y todos sus pasos”453.
Hombres sensibles a una presencia, con el corazón abierto, así es como
quiere a sus hermanos. Esta actitud vivificará la serie de ejercicios de
piedad realizados con fe viva. El pensamiento de la presencia divina está
en estrecha relación con la celebración de la Eucaristía, que es misterio de
fe. Así: “Procurarán hacerse dignos de comulgar, con la autorización de su
confesor, los domingos y los jueves, así como en las fiestas solemnes, sean
obligatorias o no”454.
Por eso explica con todo lujo de detalles las actitudes que deben tener
los que están encargados de sacristías y de celebraciones litúrgicas.
Recogidas en el Directorio y el Comentario de los Estatutos: “Su fe viva,
su piedad ilustrada y una sincera devoción al Santísimo Sacramento del
Altar, los preservarán de incurrir en sacrílega familiaridad con las cosas
santas. Su modestia y silencio serán motivo de edificación a los fieles que
observan su conducta, aquel respeto que se debe a la presencia del Santo de
los Santos. Andarán siempre con paso lento, los ojos bajos, y harán la
genuflexión al Santísimo pausada y reverentemente”455.
Quizá este lenguaje nos parezca en desuso. Ahora estamos
acostumbrados a ceremonias que expresan la fe de una Comunidad que la
vive y la profundiza (cfr. Constitución C.S.V. 8). Después del Concilio
Vaticano II, la Liturgia flexibiliza el rubricismo. Pero no son puro

453
D.Q. 550 . 8 . 97. Comentario a los Estatutos.
454
D.Q. 550 . 8 . 99. Comentario a los Estatutos.
455
D.Q. 550 . 8 . 102. Comentario a los Estatutos.
172
formulismo los consejos del P. Querbes. Ataca la rutina que trivializa la
presencia del Señor. Esto revela en él un profundo sentido de la
trascendencia. Gestos sencillos y hechos con todo respeto son testimonio
de una certeza: la presencia de Aquel que no puede percibirse más que por
la fe viva del creyente. Vive, el P. Luis, un contacto permanente con el
Señor, que recomienda en sus retiros y cartas: “Por el santo ejercicio de la
presencia de Dios y por la contemplación de los misterios de la vida y
muerte de Jesucristo (…) el C.S.V. animará y vivificará su fe”456.
Contemplación, “fe viva e ilustrada”, son virtudes básicas, pilar de apoyo
del compromiso religioso en la acción.
Tiene la intensa seguridad de la presencia del Señor. Su compromiso
de fe está vinculado directamente al movimiento de esperanza. A pesar de
todas las dificultades jamás su confianza en Dios le abandonó: “Contamos
con la Providencia, no se preocupe, Dios proveerá (cfr. Gen 22, 8), como
en todo lo demás”457.
Esta fe en la presencia divina se apoya en la Palabra de Dios, por la
presencia de Jesús y María: “Se celebraba una boda en Caná y estaba allí la
madre de Jesús... ´No tienen vino` (Jn 2,1-3). Parémonos, hermanos míos,
en este primer trazo para descubrir ahí la bondad de María. ¿Por qué
estaremos inquietos sobre nuestro porvenir, vosotros sobre todo, hermanos
míos? ´¿Qué comeremos, de qué nos vestiremos?` (Mt 6, 25). Tengamos
confianza. ¿No tenemos una madre en el cielo? ¿No sois hijos de María
con doble título? Sí, ella es la seguridad de los cristianos, y refugio de los
afligidos. No lo dudéis, ella ha expuesto vuestras necesidades a Dios como
en las bodas de Caná”458. Y continúa su invitación a la confianza en María
con estas palabras: “Oh, hermanos míos, seáis lo que seáis, justos o
pecadores… Si las tentaciones se elevan y os asedian, recurrid a María,
mirad a María. Si comenzáis a caer en el abismo de la desesperación,
456
D.Q. 550 . 8 . 96. Comentarios de los Estatutos.
457
D.Q. 373 . 6 . 102. Carta del P. Querbes al P. Faure.
458
D.Q. S-2 . 10 . 19.
173
pensad en María. ¿No es ella la que hace fuerza en el corazón del
Altísimo? Por intercesión de María, Dios cambia también los
corazones”459.
Y es un acoger la presencia de Dios que actúa en favor de los
necesitados, la que nos presenta en los siguientes renglones. De esta
manera comentaba el P. Querbes el texto evangélico: “Se apiadó de las
turbas que estaban desfallecidas" (cfr. Mt 14,14 y Mt 15, 32). "¡Oh Dios!,
¿qué veo? Al Dios todopoderoso ocupado en recrear el mundo. El Señor
abre su mano… Pero, ¡qué mirada de clemencia y de bondad la
Providencia fija sobre el hombre! Dios lo ha hecho todo por él; Dios lo
conserva todo para él. Es preciso testimoniar nuestro reconocimiento. Es
bueno no confiar en sí mismo, donde no se encuentra más que duda y
aflicción de espíritu: ´Maldito quien confía en el hombre y pone su
confianza en su brazo. Mejor es confiar en el Señor que confiar en los
jefes` (cfr. Sal 117, 9)”460.
El Vaticano II refuerza y clarifica estas líneas cuando nos propone
que: “Por la fe el hombre se entrega entera y libremente a Dios, le ofrece el
homenaje total de su entendimiento y voluntad, asintiendo libremente a lo
que Dios revela. Para dar esta respuesta de la fe es necesaria la gracia de
Dios. El Espíritu Santo perfecciona constantemente la fe con sus dones”461.
Es una fe que partiendo de la presencia de Dios penetra la vida y los
acontecimientos: “El pueblo de Dios presta su asentimiento en las cosas de
fe y costumbres. Con este sentido de la fe, que el Espíritu de la verdad
suscita y mantiene, el pueblo de Dios se adhiere indefectiblemente a la fe,
penetra más profundamente en ella con juicio certero y le da más plena
aplicación en la vida”462.

459
D.Q. S-2 . 10 . 22-23.
460
D.Q. S-63 . 11 . 88-89.
461
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación, D.V., nº 5.
462
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia, L.G., nº 12,a.
174
Y nuestra Constitución C.S.V. nos lo indica y sugiere de esta manera:
“Nuestro Fundador quiere que seamos hombres y comunidades de fe viva e
ilustrada, escuchando la Palabra de Dios, que formemos parte del Pueblo
de Dios y que seamos fieles a sus Pastores”463.
Además este último apunte nos permite enlazar y empalmar con el
siguiente apartado.
2.3.2. Una fe ilustrada.
Entre las dos cualidades que han de caracterizar la fe del catequista
C.S.V. “viva e ilustrada”, quizá tenemos tendencia a olvidar la segunda. Al
P. Querbes le debemos una de las fórmulas más claras y de perenne
actualidad: “El estudio y la enseñanza de la Doctrina Cristiana, eso es
nuestra vida”464. En otra sección del Comentario a los Estatutos,
encontramos esta preocupación: “Su fe debe también ilustrarse y sus
amplios conocimientos basarse en las verdades y fundamentos de la
religión”465.
Esta "ilustración" se basa en los aspectos más fundamentales. Una
formación, que considera importante, es una buena ayuda para mantener la
fe. Comentando Ef 4,1:"Para que seáis dignos de andar en la vocación a la
que habéis sido llamados", el P. Querbes invita a una atenta escucha de los
maestros y padres en la fe466. También aporta motivos para incentivar esta
fe y su cultivo: “El cristiano es grande cuando llevado por las alas de la fe,
se para a ´considerar` las más bellas obras maestras de la gracia y de la
virtud, que hayan salido de la mano del Todopoderoso”467. Ese
"considerar" supondría dedicar atención estudiosa, que ilustre y dé
contenido. Esto en la línea del entender bíblico y experimentar los planes y
los caminos de Dios. Excelente manera de "ilustrar" la fe, haciendo que

463
Constitución C.S.V., nº 21.
464
D.Q. 550 . 8 . 101. Comentario de los Estatutos.
465
D.Q. 550 . 8 . 100. Comentario de los Estatutos.
466
cfr. D.Q. S-65 . 11 . 93-94.
175
supere ignorancias, miedos y temores. Para ello el P. Querbes nos da unas
cuantas pautas. En ellas siempre es importante la Palabra de Dios. Piensa
que: “Este estudio es el de toda la vida. ´Id creciendo en la ciencia de Dios`
(Col 1,10). Las palabras de Nuestro Señor son graves. Este estudio es una
obligación más estricta que las otras (pedagógicas). ´La vida eterna es que
te conozcan...` (Jn 17, 3).´Todo me parece una pérdida comparado con el
conocimiento de Cristo` (Flp 3, 8). Si pues, no se puede conciliar los
deberes de su profesión con el estudio de la Palabra de Dios, que forma
parte de la obra de la salvación… se sigue que será preciso abandonar esa
profesión. En materia de religión la ignorancia no es buena para nadie.
Consultad Heb 5,11 y 1Cor 3,1:´Os habéis hecho tardos de entendimiento`.
´Sólo puedo hablaros como a niños en Cristo`. Por lo tanto este estudio es
necesario”468.
En este aspecto nos sugiere unos puntos para profundizar la fe: “La fe
es necesaria para conocer y amar a Dios; para agradarle y vivir en
cristiano. La fe eleva nuestro espíritu; santifica nuestro corazón; nos hace
vencer las tentaciones. La verdadera fe consiste en creer de corazón;
profesarla de boca, mostrar por las acciones que se cree. La fe debe ser
humilde y sumisa, viva y dinámica. ´Es oportuno creer` (Heb 11)”469.
Es una fe “viva e ilustrada” apoyada sobre la Palabra y la roca de
Pedro. El apoyo en los pastores es rasgo destacable en el P. Querbes: “Tú
eres Pedro (cfr. Mt 16,16-18). Parémonos en estas bellas palabras. Tú,
pobre pescador, tu fe te ha hecho `piedra´. Y sobre esta piedra yo
construiré mi Iglesia… tu fe será sin tacha. Memorables palabras. Es
preciso ahora retomar los razonamientos adecuados. Es vana la razón de la
ignorancia”470.

467
D.Q. S-67 . 11 . 100.
468
D.Q. S-138 . 12 . 56-57.
469
D.Q. S-190 . 12 . 180.
470
D.Q. S-206 . 13 . 31.
176
Nos propone el P. Querbes los medios para instruir nuestra fe con
palabras claras y directas: “Los medios para instruirnos son simples y
fáciles. Escuchar con atención la Palabra de Dios, meditarla con cuidado.
No perder ninguno de los momentos preciosos dedicados al estudio de la
Doctrina Cristiana. Conservar por escrito los aspectos que más os
impactan. Estos medios ¿qué éxito tienen? El celo y la perseverancia lo
tienen asegurado: en la ley del Señor meditaré día y noche. Las lecturas
sólidas y piadosas. Y el medio infalible sin el que los otros no darán fruto,
es la oración. La ciencia, de la que tenemos necesidad no es una ciencia
profana; es la ciencia y el arte de llegar a ser santo (´Si invocas a la
sabiduría, encontrarás la ciencia de Dios`: Pro 3, 5), y de santificar a los
otros”471.
El P. Querbes como responsable de una comunidad cuyos miembros
no se habían beneficiado precisamente de una buena formación, añade una
serie de ´defensas` de la fe: “El catequista no leerá más que obras
autorizadas o permitidas. Sumiso a las enseñanzas de la Iglesia católica, de
inteligencia y corazón, no participará nunca en discusiones sobre
cuestiones controvertidas. Si su fe es viva, será a la vez fuerte, generosa,
capaz de obrar milagros. Sin temor, sin presunción no se ha de turbar, en
las tentaciones y dudas que pueda tener sobre la fe”472.
Alguna de estas dudas le debió tocar; su fe `viva e ilustrada´ le ayudó a
superarlas. Dificultades por las que deja escapar una especie de suspiro
cansino, al estilo del anciano Simeón tras mucho esperar. Dirigiéndose al
P. Carlos Faure (en relación con su compromiso, los votos) escribe: “Su
firma cuando el Señor le inspire enviármela, me aliviará de una inmensa
inquietud. Entonces diría con inmensa satisfacción mi ´nunc dimittis`.”473
Y otra vez al P. Faure, en Mayo de 1845: “Le ruego encarecidamente que

471
D.Q. S-303 . 14 . 30.
472
D.Q. 550 . 8 . 99. Comentario de los Estatutos.
473
D.Q. 179 . 4 . 33.
177
pida siempre a Dios por la Sociedad y por mí. Nunca he tenido más
necesidad; las dificultades, las preocupaciones, los disgustos abundan”474.
Sería imprudente ver en estas breves anotaciones una crisis de
confianza en la Providencia o dudas que alteren su fe. Es una fe que a pesar
de los momentos difíciles, inspiró toda su vida. Así y en este momento
actual, también a nosotros el propio Concilio Vaticano II nos invita a
cultivar nuestra fe: “Predicando el Evangelio la Iglesia atrae a los oyentes a
la fe y a la confesión de la fe”. “En las regiones o sectores no cristianos por
la predicación evangélica son atraídos los hombres a la fe y a los
sacramentos”475. Una vez predicada la fe ha de profundizarse. Así nos lo
sugiere el Concilio: “La investigación teológica siga profundizando en la
verdad revelada sin perder contacto con su tiempo, a fin de facilitar a los
hombres cultos un más pleno conocimiento de la fe”. “La educación
cristiana busca, sobre todo, que los bautizados se hagan más conscientes
cada día del don recibido de la fe”476.
Son datos que refrenda nuestra tradición querbesiana. Ya hemos citado
de la Constitución C.S.V. el nº 21, que nos habla de la “fe viva e ilustrada".
Recordemos la misión de los Clérigos de San Viator, que va en línea de
educar (ilustrar) la fe (esta es una auténtica veta querbesiana): “Suscitar
comunidades donde se viva, se profundice y se celebre la fe. El P. Querbes
la definía como ´la enseñanza de la doctrina cristiana, y el servicio de los
santos altares`.”477 Para concretar este ´se profundice` es necesario basarse
en las ciencias actuales, filosofía, psicología, sociología, teología... Así se
puede enseñar "con verdad", y de esa manera es un auténtico servicio a la
Palabra. Damos continuidad, de este modo, al carisma querbesiano, y

474
D.Q. 420 . 7 . 31.
475
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia, L.G., nº 17 y P.O., nº 4,b.
476
Vaticano II, Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, G.S., nº 62,g y G.E.,
nº 2.
477
Constitución C.S.V., nº 8,a.
178
hacemos síntesis de la "adoración" a Dios, con el "amor" a su Palabra, en el
servicio de una ´fe ilustrada`.
2.3.3. Fe en la Providencia : “Dios proveerá”.
El creyente que encuentra a Dios sabe que puede tener confianza en Él
y entregarse a Él. Esta actitud se basa en la fe que le reconforta y le anima.
Comenta Jon Sobrino (a propósito de ´La fe en Rahner`): "La razón teórica
la enmarca en la experiencia primigenia humana existencial de haber
escuchado una palabra, dirigida a uno de tal manera que no se la puede
desoír. Para el homo viator, palabra de vida es aquella que le hace caminar
en la historia encontrando sentido, esperanza y entrega al otro"478. Entre los
teólogos contemporáneos la esperanza cristiana llena un campo más
amplio que el de la confianza en Dios. En los escritos del P. Luis Querbes
no hay alusiones a esta esperanza escatológica. Es una dimensión que
apenas se da en la teología del siglo XIX. El P. Luis habla más bien de
“confianza en Dios” y sobre todo de “Providencia”, términos ambos muy
frecuentes en sus escritos. Estas son sus experiencias primigenias, y es la
palabra que no desoye y a la que siempre está atento.
El H. Saulin conoció muy bien al P. Querbes. El retrato que esbozó de
él, termina con estas palabras: “Siempre con el mismo humor, tanto en la
prosperidad como en la adversidad; tan instruido como piadoso y modesto,
con una confianza sin límites en la Providencia, su palabra favorita era:
´Dios proveerá`."479 (Son las palabras de Abraham a Isaac: Gen 22, 8). Y
Dios proveyó. Al contar la fundación, el H. Saulin hace el siguiente
resumen: "Pero ¿cómo realizar este proyecto sin recursos ni protección? El
abate Querbes confía en la Providencia, hace una llamada a la caridad del

478
Sobrino, J., "¿Cómo creer hoy?": Sal Terrae, Santander, nº 1042, T. 89/2, (Feb-2001), p.
135.
479
Feuillets querbesiens, nº 41, 15 de Marzo de 1960, p. 431.
179
clero y de los fieles de la diócesis de Lyon. Aquí empezó para él una serie
de críticas y tribulaciones”480.
El H. Francisco Favre fue, unos años antes de la muerte del P.
Querbes, su secretario. En la línea de lo que estamos comentando su
informe sencillo es el siguiente: “Su desinterés era tan sincero y su
confianza en Dios tan grande que le gustaba llamar a sus hermanos ´los
hijos de la Providencia`, la que seguramente no les abandonaría”481. Hay
una constante en estos testimonios y en otros. Es la confianza sin límites en
la Providencia de Dios. Además podríamos decir que está unida a una gran
tenacidad en la realización de sus proyectos. La acertada conjunción de
esas dos cualidades sacaron adelante el proyecto de los Clérigos de San
Viator. Es una forma de hacer síntesis, en su vida ordinaria, de la oración
confiada (adoración), y el empeño (el amor en la acción vital). Lo
comprobamos en los dos subapartados siguientes.
2.3.3.1. Una invitación constante.
En sus cartas el P. Querbes invita a los Catequistas C.S.V. a confiar en
aquel que alimenta a los pájaros del cielo (cfr. Mt 6, 36). Queda bien claro
que esta disposición es él quien la adopta el primero. Oigamos sus propios
sentimientos formulados por escrito en la carta que dirige a uno de sus
colaboradores: “Lo que me llena de confianza en el futuro a pesar de las
pruebas, que se han visto acrecentadas por las desgracias de Lyon
(inundaciones) es el buen espíritu que anima a todos en la Sociedad (los
C.S.V.). Busquemos afianzar nuestra vocación con buenas obras y Dios no
nos fallará”482. En otro momento este ánimo que quiere infundir, lo insinúa
de manera directa: “En cuanto a Vd. hijo querido, arréglese como pueda
hasta el día en que se agoten sus recursos. Aproveche esta oportunidad

480
Feuillets querbesiens, nº 41, 15 de Marzo de 1960, p. 425.
481
Feuillets querbesiens, nº 6, 15 de Enero de 1956, p. 47.
482
D.Q. 336 . 6 . 57. Carta del P. Querbes al H.Archirel.
180
para ponerse más que nunca en manos de la Providencia. No se preocupe
por nada”483.
Y a otro colaborador, también en apuro y dificultad económica, le
recomienda: “Cuiden bien sus ahorros… Los demás gastos procuren
pagarlos con donativos. Dios cuidará de sus hijos”484. Al hilo de la
revolución francesa de 1848, recomienda medidas prácticas como las
siguientes, armonizadas con su fe y confianza de Dios: “Guarden también
algo para el caso de una salida imprevista, pero sobre todo tengan
confianza en la Providencia”485.
Podemos sacar la conclusión de que se puede poner la confianza en
Dios, ya que Dios por su parte siempre responde. Así lo intuye el P.
Querbes y lo comenta en una de sus cartas: “Deben saber también que nos
han prometido un donativo; con esto y la venta del Poyet, pagaremos
nuestras deudas, seremos dueños de nuestra casa y saldremos a flote.
Bendito sea el Señor, pero que no nos dé riquezas”486.
Con esta seguridad las dificultades que vienen de los hombres se
aprecian de distinta manera. Y se pueden superar, sin angustiarse, con
calma, confiando también en los demás: “Si quiere venir a París (donde se
encontraba entonces el P. Querbes) me ayudará a llevar el peso de mis
angustias. Luego volveremos juntos, o bien azotados, o bien contentos,
pero siempre muy sumisos a la Providencia”487. Sin embargo este
abandono en manos de Dios no debe desviar al creyente de la acción. La
virtud de la prudencia le lleva a una actitud más realista: “No hay que
desconfiar de la Providencia, ni tampoco tentarla”. “Quiera Dios que nos

483
D.Q. 463 . 7 . 78. Carta del P. Querbes al H.Archirel.
484
D.Q. 151 . 3 . 142. Carta del P. Querbes al P. Faure.
485
D.Q. 444 . 7 . 57.
486
D.Q. 373 . 6 . 102. Carta del P. Querbes al P.Favre.
487
D.Q. 418 . 7 . 29. Carta del P. Querbes al P. Faure.
181
hayamos parado a tiempo en este camino de presuntuosa confianza en la
Divina Providencia”488.
Confiar en Dios no siempre es confortable. En el P. Querbes, sin
embargo, este grito de confianza expresa a veces una constatación, una
certeza: “Pero lo que saco como conclusión de todo lo que veo es que si
somos buenos religiosos no nos faltarán ni los trabajos, ni la
Providencia”489. Esta certeza de que Dios no faltará a quien en Él confía la
vemos a lo largo de toda la Biblia. Es la de los pobres de Yahveh. Han
tenido la experiencia de que Dios actúa según sus pequeñas posibilidades a
partir de su indigencia: “En esta dimensión de la fe todo es signo, todo es
Palabra de Dios. Sólo los no creyentes no ven milagros. Sólo los santos
ven en todo la mano de Dios; ´no tengáis miedo, vuestros mismos cabellos
están contados` (Mt 10, 30)”490.
El P. Querbes debía a su fe extraordinariamente viva la facilidad para
relacionar con toda naturalidad los acontecimientos diarios con la voluntad
providente de Dios. Así comunica a Mgr. Bourget una buena noticia: “La
Providencia ha venido en socorro nuestro, para la obra de los sordomudos.
El buen P. Charles, capellán de los sordomudos de Lyon, quiere cedernos
un joven muy instruido y piadoso, que tiene vocación religiosa”491. Sobre
el mismo tema y al mismo interlocutor un mes más tarde le precisa, en la
línea que estamos comentando, estos sentimientos: “La Providencia se ha
encargado de resolver el problema de la educación de sus queridos
sordomudos. El señor Yung, apellidado Lejeune, es un hombre lleno de
talentos, activo, piadoso y celoso”492.

488
D.Q. 341 . 6 . 66. y D.Q. 323 . 6 . 46. Cartas del P. Querbes al P. Faure.
489
D.Q. 377 . 6 . 106. Carta del P. Querbes al P. Faure.
490
Laur, P., “Un pobre por su fe: El P. Querbes” : Servir, Vourles (Lyon), Mayo, 1968, p. 271.
cfr. Bonnafous,R., La disponibilidad del P. Querbes, Dirección General C.S.V., Roma, 1991, p. 15.
491
D.Q. 491 . 7 . 114. Carta del P. Querbes a Mgr. Bourget.
492
D.Q. 492 . 7 . 115. Carta del P. Querbes a Mgr. Bourget.
182
El P. Luis manifiesta concretamente su fe y confianza en la
Providencia aceptando dos obras especializadas, que llevarán ese nombre:
una Providencia para obreros en Lyon, y una Providencia para huérfanos
en Dijon493. Este es el compromiso de su fe, que le da al P. Querbes esa
seguridad en la Providencia. Lo que "ora" ante el Padre (adoración) lo hace
vida en el "compromiso" (amor) con los demás a través de esas obras en
favor de los más necesitados.
2.3.3.2. “La mecha que aún humea”.
En el espíritu de esa última idea del apartado anterior, podemos
hacernos esta pregunta: ¿Cómo se puede decir que se ama a Dios a quién
no se ve, cuando no se ama al hermano a quien se ve? (cfr. 1Jn 4,20).
¿Cómo se puede esperar algo de la Providencia de Dios, poner su
esperanza en Él, si no se espera nada del hermano? Esperar, aguantar,
acompañar, perdonar, es creer que después del traspiés, la debilidad o la
culpa, es posible un nuevo despertar, un retorno, un nuevo amanecer. Es
esta una actitud ´pascual`. Y en el dinamismo de la Pascua la prueba es
inevitable. Eso nos expresa esta profundización de la confianza en la
Providencia, a través de la confianza en los hermanos; así lo sentía el P.
Querbes: “El Señor se digna reservarle la prueba para un poco más tarde;
esté preparado para ello. Sucederá esto cuando se dé cuenta de que los
éxitos rápidos no responden a lo que Vd. esperaba. Pero sea fiel y Dios no
le fallará”494.
Sabemos por experiencia que la fe lleva a confiar y darse a los demás,
y a recibir en reciprocidad. Observemos al P. Querbes en esta faceta. La
confianza que obtiene de la Providencia, él la ofrece a los demás. La
conducta del Catequista (aspirante a C.S.V.) Damoisel no es muy buena; el
P. Luis le llama la atención con palabras claras y termina la carta con esta
corazonada: “Usted me conoce; venga a verme cuando quiera; me

493
cfr. D.Q. 396 . 7 . 3. Cartas del P. Querbes al Consejero de Educación.
494
D.Q. 201 . 5 . 54. Carta del P. Querbes al H. Archirel.
183
encontrará siempre igual, es decir lleno de ternura para con Vd. y
deseándole que no esconda las muchas cualidades que el Señor le ha
dado”495. Otro Catequista, Juan Delmas, también había cometido algunas
torpezas; le escribe al P. Querbes: “Si quiere olvidar lo pasado para
recordar sólo esa bondad natural que le caracteriza, me consideraré muy
feliz”496. El P. Luis toma la delantera y lo acepta.
El H. Francisco Favre que vivió en Vourles cerca del P. Querbes
testifica lo siguiente, que viene a corroborar ese espíritu: “Le hemos visto
con lágrimas de alegría en los ojos recibiendo con los brazos abiertos a
hermanos extraviados. Como padre bueno y generoso olvidaba sus errores
y les daba la misma confianza y el mejor cariño. Ese día con el regreso del
hijo pródigo había fiesta en la comunidad”497. Allí estaba el corazón del
padre, de un padre al que a veces se engañaba: “No desesperaba por nadie,
ni por nada. Quizás su buen corazón le había hecho a veces confiar
demasiado en gente no merecedora de su confianza. ¿Habrá que
reprocharle esta actitud?”498. En la medida en que él tiene fe y confianza
en la Providencia, él otorga esa fe y confianza a los demás. Esto es
voluntad de vida, no apagar la mecha que quizá aún humea (cfr. Is 42, 3), y
encarar la vida por su lado positivo. Esto él lo expresa con alegría, después
de pasado el dolor y la prueba. Es lo que escribe desde Roma: “Entonen el
Tedeum. Se nos ha dicho: ´Creced y multiplicaos` (cfr. Gen 1, 23).
Dichosos por este éxito, ahora solamente debemos pensar en hacernos
dignos de nuestra hermosa vocación”499.
Esa alegría también la expresa en sus sermones cuando esa fe, con la
confianza, vuelven a brillar: “Sí, hermanos míos, sois dichosos, os afirmáis
sobre vuestra fe. Es justo el temor de que no tengáis la fe que profesáis. La

495
D.Q. 155 . 4 . 4.
496
P. 862 . 4 . 225.
497
Favre, F., “Feuillets querbesiens”, nº 44, 1 de Junio de 1960, p. 475.
498
Anónimo, “Feuillets querbesiens”, nº 53, 15 de Noviembre de 1961, p. 606.
499
D.Q. 199 . 5 . 21. Carta del P. Querbes al P. Faure.
184
fe no puede permanecer ociosa. En efecto es una locura haber creído sin
practicar (S. Juan Crisóstomo); el término no es demasiado fuerte.
“Insensatos gálatas”, dice S. Pablo (Gal 3,1); “necios”, dice Jesucristo (Lc
12, 20). ¿Vosotros queréis? Sí, mi Dios”500. Confía el P. Luis y pone en
práctica esa máxima evangélica de "no apagar la mecha" (Mt 12, 20). Él
era el primero en hacer posible ese renacer de la confianza ya que él daba
´crédito` por adelantado provocando así una nueva fe, una nueva luz. Nos
lo expresa de esta manera un colaborador suyo, el H. Juan Bautista Clavel:
“A estas objeciones respondía: ´Sí, yo pienso como Vd., tal sujeto no tiene
hoy las disposiciones necesarias, pero ¿quién me asegura que no las tendrá
mañana? Si lo despedimos, ¿llegará por eso a ser mejor? Trabajemos al
contrario por reformar su carácter y corregir sus defectos. ¿No vino nuestro
divino maestro a la tierra para justos y pecadores? A su ejemplo las
comunidades religiosas deben abrirse para servir de apoyo al débil, para
dar perseverancia al justo y para la conversión de los pecadores. No
perdamos la paciencia, y no desconfiemos ni de la Providencia, ni de la
ayuda de la gracia`. Estas palabras hacían callar a los descontentos y
apaciguaban a los murmuradores”501.
Queda destacada su preocupación por dar nuevas oportunidades, y ese
deseo de no enterrar, como él dice, lo que Dios ha puesto en el corazón de
sus hermanos. Tal vez la llama vacilante vuelva a brillar. En esta línea nos
invita el Concilio Vaticano II, cuando nos sugiere, aunque sólo sea de
pasada: “Deben tenerse en cuenta los derechos de la persona humana y la
medida de la gracia que Dios, por Cristo ha concedido al hombre, que es
invitado a recibir y profesar voluntariamente la fe”502.
En el punto de no apagar la mecha humeante, además de proporcionar
otra oportunidad a las cualidades de cada persona, nos dice el Concilio
que: “Esta fe activa ha producido no pocas instituciones para socorrer la
500
D.Q. S-209 . 13 . 38-39.
501
Clavel, J. B., “Feuillets querbesiens”, nº 27, 15 de Septiembre de 1958, p. 263.
502
Vaticano II, Declaración sobre la Libertad Religiosa, D.H., nº 14,d.
185
miseria espiritual y corporal, para cultivar la educación de la juventud, para
humanizar las condiciones sociales de la vida, para establecer la paz en el
mundo”503. En ese espíritu se inscribe la intuición del P. Querbes.
Y hay que tener presente la fuerza de la gracia, la virtualidad de la fe
teologal, traducidas en confianza, fe en las posibilidades humanas. Para
nosotros supone estar en la más directa tradición querbesiana. Así se nos
actualiza en concreto: “Realizamos nuestra misión (suscitar comunidades
en las que se viva, se profundice, y se celebre la fe) desde nuestro trabajo
de educadores y tareas profesionales y pastorales, esforzándonos por
integrar los valores de la fe en la cultura actual”504.
Y además nos sentimos apoyados y animados en esta perspectiva
actitudinal humana y evangélica con estas directas palabras: “Esta
adhesión a Cristo y a los valores evangélicos debe ser signo de esperanza y
fuente de plenitud”505.
Esta es la actualización aquí y ahora, para nosotros, de la confianza del
P. Querbes en la Providencia, expresión de su fe profunda "viva e
ilustrada". Es para nosotros un reto en nuestra misión: Ser hombres que
sinteticemos "adoración-amor" a Dios, en el amor al prójimo, ofreciéndole
confianza y nuevas oportunidades, sobre todos a los más necesitados. Y
también como respuesta a la Palabra que llama, en línea evangélica
(haciendo actual la actitud del Buen Samaritano: cfr. Lc 10,27). Así fue
como respondió el P. Querbes. Y sus intuiciones nos orientan.

2.4. Virtud del celo: "Un celo ardiente y desinteresado".


Porque el P. Querbes tenía un amor vivo a Dios se consagró a Él. El
amor le llevó a “no saborear más que la voluntad de Dios... a no servir más

503
Vaticano II, Decreto sobre el Ecumenismo, U.R., nº 23,b.
504
Constitución C.S.V., nº 8,b.
505
Constitución C.S.V., nº 10,b.
186
que de instrumento para Dios”506. Como San Pablo, como los santos,
urgido por el amor de Cristo (cfr. 2Cor 5,14), el P. Querbes une amor a
Dios y amor al prójimo. Usa poco la palabra ´caridad`. Si la utiliza es en el
sentido de ´hacer caridad`. Emplea más bien una palabra que casi
desapareció del vocabulario francés: ´celo`. En tiempos del P. Querbes
dicha palabra se utilizaba corrientemente y significaba: “Afecto vivo y
ardiente para el mantenimiento o el éxito de algo, según los intereses de
alguien. Se utiliza sobre todo en asuntos de religión. Celo por la gloria de
Dios y del prójimo, por la fe y por la cosas santas”507.
Este deseo, ardor, pasión por servir a la causa de Dios y del prójimo es
para el P. Querbes el celo. ¿Por qué palabra lo traduciríamos hoy? ¿Acción
apostólica? ¿Compromiso, misión? Todas esas palabras envejecerán a su
vez. Caridad y amor tienen un sentido más fuerte. Son eternas. El propio P.
Querbes reflexiona sobre el celo partiendo del Evangelio: “He venido a
traer fuego a la tierra, y qué quiero sino que arda (cfr. Lc 12, 49). El divino
maestro dirige sus palabras a sus apóstoles. ¿Qué es pues este fuego que
dice Jesucristo? Es el fuego del amor divino extendido por entre todo. Ved
el celo. Es, dice Sto. Tomás, un amor más intenso, más vivo, más ardiente,
es el amor de los ministros del altar”508.
A continuación se pregunta por el objeto y los motivos del celo, y los
encuentra en la doble dirección de la síntesis "adoración-amor". Así lo
expresa: “La gloria de Dios y la salvación de las almas. He aquí el objeto,
el fin sublime. Asociados a la gran obra. El amor es la ley entera del
cristiano. El celo es la ley del sacerdote. El hombre no está más que para
servir a Dios, amarle y procurar la salvación de su alma. El presbítero no es

506
D.Q. S-308 . 14 . 65.
507
Bonnafous, R., El P. Querbes y las virtudes ordinarias, Dirección General C.S.V., Roma, 1992, p.
54.
508
D.Q. S-285 . 13 . 190.
187
elevado al sacerdocio más que para procurar la gloria de Dios, extender su
reino y salvar las almas. ¡Qué noble fin!”509.
2.4.1. La urgencia de actuar.
El P. Querbes estuvo siempre muy ocupado, sobre todo en su etapa de
joven sacerdote: el culto ordinario, la reconstrucción material de la iglesia
parroquial de Vourles, la apertura de la escuela de niños y niñas, la
publicación de ´colecciones de cantos` y su complemento ´Áir notés`,
predicaciones de jubileos (Charly, Vourles) a manera de ´maratones
espirituales`510. Y fue finalmente hacia fines de 1826 cuando el Fundador
de los Clérigos de San Viator concibe el primer diseño de esta Sociedad
511
. Esta urgencia de actuar es consecuencia de su celo ardiente y
desinteresado. Comentaba el P. Querbes que el celo es el ardor de la
caridad, es la caridad intensa y ardiente: “Hermano, es preciso un celo
puro, fuerte y generoso, que pase de los grandes a los pequeños, de los
fuertes a los débiles, a los niños, a las últimas ovejas del rebaño”512.
Y continúa en esta línea con estas palabras: “El celo nace de la fe. El
celo ardiente jamás obra por rutina o por costumbre, no marca límites,
vuela a todos los lugares del mundo, nos reclama, no se detiene ante
ningún obstáculo. El celo es desinteresado, no busca más que la gloria de
Dios, se muestra indiferente a las alabanzas y a los honores, se consagra
sin desmayo a los trabajos que se le confían”513. Si se sustituye la palabra
´celo` por ´caridad` el texto anterior resulta un comentario/calco de 1Cor
13 (elogio de la caridad). Es muestra de cómo el P. Luis se sitúa en
´servidor de la Palabra`, tiene a flor de labios constantemente la Palabra de
Dios.

509
D.Q. S-285 . 13 . 190.
510
cfr. D.Q. 32 . 1 . 59.
511
cfr. D.Q. 270 . 5 . 60.
512
D.Q. S-82 . 11 . 142.
513
D.Q. 550 . 8 . 100. Comentario a los Estatutos.
188
En la introducción a este apartado hemos dicho que la gloria de Dios
es uno de los objetivos del celo. Sigue comentando, a continuación el P.
Querbes en este sentido del paralelismo celo/caridad: “Dios sacrifica a su
propio Hijo. Así ama Dios su gloria, y la salvación de las almas. Por eso
dice S. Pablo: ´Ay de mí si no evangelizare`. El celo como la caridad, que
en esto es el principio, tiene sus caracteres y sus reglas, porque nada más
peligroso que el celo desordenado. En cambio inflamado por la caridad es
pureza de intención y no ambición. El celo es ternura, compasión y
humanidad. Estudia las lecciones de la fe, lleva a frecuentar los
sacramentos. El celo es firme y constante sin acritud en las pruebas y
sufrimientos. Estos son los caracteres del celo. Oh Dios, llenad los
corazones inflamad las almas de este don”514.
Completa este desarrollo con un breve esquema en un plan de
sermones. A propósito del celo dice: “Celo de las almas: cada cristiano
debe emplearse en favor de la salvación del prójimo. La gloria de Dios y el
bien del prójimo lo demandan. El celo debe ser: puro y desinteresado,
dulce y paciente, prudente y discreto. ´A cada cual le di órdenes respecto
de su prójimo` (Eclo 17,14)”515.
El P. Luis es párroco, constructor, predicador solicitado, y ´luchador`
en el sentido de que organizar escuelas parroquiales tenía un cariz
político516. Ahora bien en una carta de 1828 encontramos una confesión
íntima de querer desarrollar aún, más actividad: “…pero el tiempo pasa,
tengo ya 36 años y no he hecho casi nada”517. Podemos interpretarlo a la
luz de la tarea tan ingente que veía el P. Querbes. Y no podía llegar a todo.
Para remediarlo en algo, lanza su propuesta fundacional, con el carisma de
ser ´portadores`, ´servidores de la Palabra`.
2.4.2. Celo por el carisma de fundación.
514
D.Q. S-285 . 13 . 191-192.
515
D.Q. S-190 . 12 . 199.
516
cfr. D.Q. 314 . 6 . 36.
517
D.Q. 53 . 1 . 79. Carta del P. Querbes a Mgr. Cattet.
189
En 1824 el P. Luis Querbes quiso traer a Vourles un hermano marista
para dirigir la escuela de niños. Recibió una negativa, pero dice el H.
Saulin: “El celo del abate Querbes por la salvación de las almas, no podía
dejarle inactivo”518. El amor, el celo es inventivo. Imaginó primero un
proyecto un tanto complicado519, luego lo hizo más realista. El P. Querbes
recibió un carisma de fundación. El P. Tillard en un estudio clarificador y
clasificador, distingue ´carisma de fundador` y ´carisma de fundación`:
“Precisar esta significación puede ser útil. Un hombre, una mujer crean un
proyecto alrededor del cual se congregan otros hombres, otras mujeres. A
veces el proyecto va muy lejos y propone un estudio del misterio de Cristo,
y que lleva a una nueva manera de entender y de vivir el Evangelio. A su
alrededor viviendo su espiritualidad marcada por el aspecto del Evangelio
que les ha sensibilizado, nacen congregaciones religiosas, órdenes…
Domingo, Francisco, Ignacio recibieron un carisma de fundador. Otras
veces el proyecto que crea este hombre, esta mujer puede nacer no de una
visión muy personal del Evangelio, sino de la percepción de una necesidad
precisa del pueblo de Dios, de un vacío que hay que llenar y al cual hay
que dar una respuesta adecuada. Este hombre, esta mujer poseen un don de
perspicacia, de creatividad, para la difusión del Evangelio. En este caso
hablamos de carisma de fundación”520.
El P. Querbes no hizo un estudio particular del Evangelio. No creó una
corriente de espiritualidad. Vio una necesidad y quiso responder a ella. Y
respondió con energía, con determinación y hasta con terquedad. Eso es
realmente un celo ardiente. Lo menos que podemos decir del P. Luis es que
no se dejó llevar por la rutina. En St. Nizier, en Vourles no aceptó
solamente las situaciones dadas. Crea, innova. Su imaginación, su
creatividad son tan fecundas que en varias oportunidades la jerarquía
piensa utilizar sus talentos. Es un celo, un amor siempre alerta para

518
Feuillets querbesiens, nº 41, 15 de Marzo de 1960, p. 432.
519
cfr. D.Q. 52 . 1 . 78.
520
Tillard, P., “El dinamismo de las fundaciones”: Vocation, nº 295, Julio de 1981, p. 18.
190
responder de la manera más flexible, más adecuada a las exigencias de la
misión de la Iglesia.
El P. Pierre Robert da varios ejemplos de su caridad misericordiosa
que no mide tiempo ni recurso con los necesitados521. Hizo que su
Asociación se dedicara a trabajar “sobre todo entre los pobres” 522, lo que
refleja a Mt 25, 40: “Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis
hermanos, conmigo lo hicisteis”. Ningún esfuerzo será ahorrado para
cumplir la misión que partiendo de su propia iniciativa, inspirado por el
Señor, le fue confiada. Y ese mismo espíritu lo intenta inculcar a sus
colaboradores. Al P. Favre le escribe: “No se canse de preparar
instrucciones. Si se acomoda al orden de la Doctrina cristiana, siempre
encontrará oportunidad de aprovecharlas. Ese trabajo le hará mucho bien a
Vd. mismo, haciéndole meditar con frecuencia las grandes verdades de la
Religión. Inflamará su celo y le procurará ánimo y paz”523.
Y nos concreta ese celo, que anima su carisma de fundación, de esta
manera: “Celo, para nuestro avance: única vía. No hacemos más que
guardar sus reglas y ya somos santos. Celo por el prójimo. Celo por la
honra del Instituto: El siglo nos juzgará nuestra conducta… es medida de
toda una comunidad”524. La concreción del carisma y la fundación lo
hemos desarrollado en los Datos biográficos (puntos 3 - 4 - 5). Aquí sólo
destacamos el influjo e importancia del celo para la puesta en marcha del
proyecto de los Viatores.
El P. Querbes está en la línea de lo que el Concilio Vaticano II nos ha
actualizado respecto a los carismas. Así dice: “El Espíritu Santo distribuye
gracias especiales entre los fieles de cualquier condición ´distribuyendo a
cada uno según quiere` (1Cor 12,11), sus dones, con los que les hace aptos
y prontos para ejercer las diversas obras y deberes que sean útiles para la
521
cfr. Robert, P., o.c. , pp. 630-638.
522
D.Q. 86 C . 2 . 47. Estatutos de la Asociación.
523
D.Q. 374 . 6 . 103. Carta del P. Querbes al P. Favre.
524
D.Q. S-308 . 14 . 69.
191
renovación y la mayor edificación de la Iglesia, según aquellas palabras ´a
cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu para común
utilidad`(1Cor 12,7). Estos carismas, tanto los extraordinarios como los
más comunes y difundidos deben ser recibidos con gratitud y consuelo,
porque son muy adecuados y útiles a las necesidades de la Iglesia”525.
En su urgencia por actuar, en su intuición/carisma parece escuchar el
P. Querbes lo que el Concilio nos dice ahora a nosotros: “Los cristianos
tienen dones diferentes. Por ello deben colaborar en el Evangelio cada uno
según su posibilidad, facultad, carisma y ministerio”526. Además la
interpelación y la conexión son más fuertes; estamos impulsados a ello:
“Es la recepción de estos carismas, incluso de los más sencillos, la que
confiere a cada creyente el derecho y el deber de ejercitarlos para bien de
la humanidad y edificación de la Iglesia en el seno de la propia Iglesia y en
medio del mundo”527.
Este celo ardiente debe profundizarse con los años. No acomodarse,
decía el P. Luis; debe servir para avanzar, y ser buen ejemplo. El Concilio
va por aquí cuando nos exhorta: “Con el paso de los años el alma se abre
mejor, y así puede cada uno ejercer con mayor eficacia los carismas que el
Espíritu Santo le dio para el bien de sus hermanos”528. Y de cara al
ejemplo, para los que nos ven y escuchan: “El ministerio de la palabra se
ejerce de forma múltiple según las varias necesidades de los oyentes y los
carismas de los predicadores”529.
También en nuestra Constitución tenemos actualizadas estas
intuiciones vitales y experienciales del P. Querbes. Así empalmamos con
nuestra tradición querbesiana: “Lleno de celo por educar la fe y celebrarla,
se siente fuertemente apremiado por la ignorancia religiosa, especialmente

525
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia, L.G., nº 12,b.
526
Vaticano II, Decreto sobre la Actividad Misionera de la Iglesia, A.G., nº 28,a.
527
Vaticano II, Decreto sobre el Apostolado de los Seglares, A.A., nº 3,d.
528
Vaticano II, Decreto sobre el Apostolado de los Seglares, A.A., nº 30,f.
529
Vaticano II, Decreto sobre el Apostolado de los Seglares, A.A., nº 3.
192
entre los jóvenes. Por eso respondiendo a una llamada del Espíritu, el P.
Querbes funda una Asociación. El título que le da: ´Clérigos parroquiales o
Catequistas de San Viator`, refleja bien sus intenciones. El espíritu del
fundador sigue inspirando nuestra misión apostólica y nuestra adaptación a
las nuevas exigencias de la evangelización”530. Como consecuencia de
ello: “La vocación viatoriana como llamada recibida de Dios y respuesta
continuamente dada, es una gracia concedida a cada uno de los C.S.V. para
trabajar juntos por el advenimiento del Reino de Dios y por su propia
santificación”531.
Resuena aquí el doble objetivo que daba el P. Luis al celo: ´gloria de
Dios` (el Reino de Dios), y ´salvación de las almas`(propia santificación).
El P. Luis Querbes es modelo y ejemplo para nosotros, en esa síntesis
"adoración-amor", que él hizo vida con su celo ardiente.
2.4.3. El amor a los pobres.
A sus Catequistas, el P. Luis les asigna un campo concreto sobre el
que no cabe ambigüedad alguna: ´Sobre todo a los pobres`. Explaya el
´celo desinteresado`. Los destinatarios de la misión son los pobres. Así lo
confirma nuestra Constitución C.S.V. con estas mismas palabras: “Además
por las llamadas incesantes de la Iglesia y del mundo Cristo nos urge a
hacernos presentes sobre todo entre los abandonados de la sociedad”532.
Queda esto muy claro en los textos esenciales de la Congregación desde el
principio: “No perderá ocasión de evangelizar a Jesucristo, sobre todo
entre los pobres”533. “Esta Sociedad contribuye a formar a la juventud
pobre”534. “Formar desde temprana edad en piedad y letras a la juventud de
la clase humilde”535.

530
Constitución C.S.V. , nº 2, b, c, d.
531
Constitución C.S.V. , nº 25, a.
532
Constitución C.S.V. , nº 9.
533
D.Q. 246 . 5 . 17. Estatutos, Art. 4.
534
Decreto de Aprobación de los C.S.V. , 27 de Septiembre de 1838.
535
Gregorio XVI, Papa, Letras Apostólicas “Cum coelestis” , 31 de Mayo de 1839.
193
Y en la práctica queda claro y patente que los catequistas acudieron a
las pequeñas parroquias. También acudieron a tierras de misión. La
sociedad no era todavía más que una pequeña congregación diocesana y ya
el P. Querbes escribía en Febrero de 1838: “Le ruego cuide y cultive las
buenas disposiciones del Sr. Archirel y en general el celo por las misiones.
Hay una que me gustaría realizar más adelante, sería la de Argelia para
catequizar a los árabes”536.
Sin embargo también posee un gran principio de realidad y prudencia.
A un religioso que pone en duda la utilidad de su vocación de catequista en
un país cristiano, y que aspira a una vocación aparentemente más heroica y
más útil a la Iglesia, el P. Luis le recuerda esta verdad: “Aplaudo tus santos
deseos de trabajar en la salvación de los infieles. Sigue alimentándolos en
tu alma. Pero ese celo ardiente y puro (´desinteresado` dirá más tarde)
úsalo ya desde ahora con las almas que te estén confiadas en este
momento. Piensa que eres el ángel de tus muchachos. La obra que haces
ahora no es menos preciosa ante Dios, que una misión entre salvajes. Es
ciertamente sencilla y oscura. Y se compone de sacrificios que renacen
cada día”537.
El propio P. Luis muestra en Vourles su atención a los más
desamparados física o moralmente. Este es un testimonio de un
contemporáneo suyo: “Lleno de compasión para con los pobres, hubiera
querido aliviar todas las miserias y dar a todos los indigentes no solo el
alimento de la inteligencia sino también el denario de la limosna. En sus
salidas atendía a todos los pobres que le pedían”538. Esta apertura a los más
pobres revertía en modificar para bien el carácter del P. Querbes. A pesar
de la viveza de su carácter da a su celo un matiz de paciencia y de
amenidad que van aumentando con los años. Consiguió suavizar su aspecto

536 D.Q. 180 . 4 . 43. Carta del P. Querbes al P. Faure.


537 D.Q. 252 . 5 . 58. Carta del P. Querbes al H.Archirel.
538 Anónimo, Feuillets querbesiens, nº 53, 15 de Noviembre de 1961, p. 605.
194
“severo, e incluso indiferente”539. “Tenía un corazón de oro, incapaz de
negar un servicio o de guardar rencor”540. “Su caridad rebosaba mucho los
límites de su comunidad y de su parroquia”541. No escatima esfuerzos con
un dominico italiano, el P. Poggi, refugiado en Ginebra. Le escribió y
visitó542, pagó sus deudas, intervino para reconciliarlo con su Orden, y
mientras tanto le hospedó en Vourles durante siete meses.
Este celo desinteresado por los más pobres o necesitados se va
adquiriendo en una conversión permanente; lo exige de sus religiosos; sabe
reconocerlo cuando existe; invita a adquirirlo, manifestándolo en cosas
concretas543. Más allá del desprendimiento de los bienes materiales hay
una actitud muy evangélica, de apertura a Dios, disponibilidad de quien
todo lo espera del Señor: “Si Dios está con nosotros, ¿quién contra
nosotros?”(Rom 8,31). Frase paulina muy empleada por el P. Querbes:
Con ella se abre así la puerta de una actitud ineludible para entrar en
solidaridad con el mundo de los pobres544.
Ya señalamos al comienzo de este apartado, la referencia actualizadora
de nuestra Constitución C.S.V. en este tema del celo/amor por los pobres.
Veamos ahora las líneas del Concilio, que dejan aflorar la certera intuición
de los planteamientos del P. Querbes: “Cuando llegó la plenitud de los
tiempos envió a su Hijo, el Verbo hecho carne, ungido por el Espíritu
Santo para evangelizar a los pobres y curar a los contritos de corazón” 545.
“La misión evangelizadora continúa y desarrolla en el decurso de la

539 Robert, P., o.c., pp. 631-638 (resumen).


540 Saulin, H., Feuillets querbesiens, nº 41, 15 de Marzo de 1960, p. 431.
541 Anónimo, Feuillets querbesiens, nº 52, 15 de Octubre de 1961, p. 593.
542
cfr. D.Q. 355 . 6 . 86. y D.Q. 360 . 6 . 91.
543
cfr. D.Q. 342 . 6 . 67. Carta del P. Querbes al P. Faure.
544
cfr. Bonnafous, R., La disponibilidad del P. Querbes, Dirección General C.S.V., Roma, 1991, p.
40.
545
Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Sagrada Liturgia, S.C., nº 5,a.
195
historia la misión del propio Cristo, que fue enviado a evangelizar a los
pobres”546.
En la tarea de la educación y catequesis (que junto con la enseñanza
forman parte del proyecto del P. Querbes) se puede conectar con los
pobres: “Al enseñar la Doctrina cristiana, los Obispos muestren la maternal
solicitud de la Iglesia para con todos los hombres, fieles o no fieles, y
consagren cuidado peculiar a los pobres, a quienes los envió el Señor para
darles la buena nueva”547. “Los Padres y Doctores de la Iglesia enseñaron
que los hombres están obligados a ayudar a los pobres, y por cierto, no sólo
con los bienes superfluos”548.
La apertura más allá de los límites estrictos de su comunidad, típica
del P. Querbes nos lo confirma el Concilio: “Los gozos y las esperanzas,
las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo
de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas
y angustias de los discípulos de Cristo”549. “La misericordia para con los
necesitados, y las llamadas obras de caridad y de ayuda mutua para aliviar
todas las necesidades humanas son consideradas por la Iglesia con singular
honor”550. Tenemos aquí el reflejo del servicio a Cristo, Palabra del Padre,
en la persona de los pobres, que Luis Querbes ejercitó con su celo
desinteresado, subrayando así el compromiso/misión/acción, de la síntesis
"adoración-amor".
2.4.4. "Días llenos".
Retomamos una cita anterior: “El tiempo pasa, tengo ya 36 años y no
hago casi nada”551. El P. Querbes se lamentará toda su vida de falta de
tiempo. No dejará de repetir a los Catequistas C.S.V. que usen bien el

546
Vaticano II, Decreto sobre la Actividad Misionera de la Iglesia, A.G., nº 5,b.
547
Vaticano II, Decreto sobre el Oficio Pastoral de los Obispos, Ch.D., nº 13,a.
548
Vaticano II, Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, G.S., nº 69,a.
549
Vaticano II, Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, G.S., nº 1.
550
Vaticano II, Decreto sobre el Apostolado de los seglares, A.A., nº 8,c.
551
D.Q. 53 . 1 . 79.
196
tiempo. Durante el día él no lo mide: “Fíjese cuán acosado estoy que no
puedo continuar esta carta más que a las once de la noche; y me apresuro a
terminarla para llevarla mañana por la mañana a Lyon”552. Sabe el P. Luis
estimular a sus religiosos para no contentarse con decir ¡Señor, Señor!:
“Sed constantes al reglamento de cada día para que las jornadas resulten
llenas delante de Dios y para que no resultéis demasiado livianos en la
balanza de su santo tribunal”553.
Perder el tiempo es despilfarrar lo que pertenece a los demás, es dejar
pasar un medio de santificación ordinario, de esos que tanto gustan al P.
Luis: “La principal mortificación para luchar contra las tentaciones es el
trabajo asiduo y serio. No tendrás necesidad de servirte de otros medios,
que podrían traer tristes consecuencias para tu salud”554. Respecto al ´amor
al trabajo` da el P. Querbes directrices firmes como son: “El Catequista
(C.S.V.) no debe perder un solo momento del día o emplearlo de manera
indebida. Es menester que sus días sean llenos… Mientras quede algo por
hacer no nos lisonjeemos con lo que hemos hecho; la vida del hombre es
una lucha continuada. No suspiremos por otro descanso que no sea el
eterno”555.
Posiblemente el H. Clavel se sabía de memoria este texto cuando
escribía la vida del P. Querbes: “La vida de nuestro fundador fue una lucha
continua”556. Sus días estuvieron muy llenos. Está animado por una
caridad/celo ardientes (con toda la fuerza de este adjetivo). El P. Luis
predica con el ejemplo. No perder el tiempo es en su vida una verdadera
preocupación. Era una predisposición y una resolución. En la víspera de su

552
D.Q. 374 . 6 . 103. Carta del P. Querbes al P. Faure.
553
D.Q. 496 . 7 . 122. Carta/Circular a los Religiosos del Canadá.
554
D.Q. 476 . 7 . 91. Carta del P. Querbes al H. Alex.
555
D.Q. 550 . 8 . 100. Comentario a los Estatutos.
556
Clavel, J.B., Feuillets querbesiens, nº 37, 15 de Noviembre de 1959, p. 368.
197
diaconado toma la resolución de “trabajar con ardor, pero también con toda
pureza de motivo e intención”557.
Convencido de que el tiempo no nos pertenece, es un deber de justicia
actuar, no perder el tiempo. Por esto teme a los soñadores e indecisos:
“Gente que quiere y que no quiere, es inútil y peligrosa”558. Conocía el
texto de Mateo 25 (que hemos visto comentado en algún sermón), donde el
criterio del juicio es el amor al hermano. El trabajo para el P. Luis no era
sino una expresión concreta de este amor al hermano que apunta al
compromiso. Es hombre práctico y por ello, impulsa a cumplir “buenas
obras y santos deberes”559. Pero ve también en el trabajo una protección
contra muchos males: “Cuando las ocupaciones cesan, no nos
preocupamos suficientemente de lo interior para entregarnos a los demás
con éxito. Así que Vd. se pasa la vida previendo el futuro y abandonando
el presente que es el único que tenemos”560. Con el trabajo uno sale de su
egocentrismo no deja tiempo al desaliento, no se abandona al vacío, “se
consolida y ratifica su llamamiento y su elección (cfr. 2 Pe 1,10)”561.
El “Comentario a los Estatutos” tiene una relectura de mayor relieve si
se sustituye la palabra “celo” (original empleada por el P. Querbes) por
amor o caridad (palabras más paulinas): “La caridad nace de la fe, una
caridad ardiente que jamás actúa por rutina, que no marca límites a la
obediencia, que acepta con prontitud cualquier cargo que se le imponga,
que vuela a todos los lugares donde se le llama, que no se detiene ante
ningún obstáculo, sino que los acomete y supera con valentía. Una caridad
que da a todas las obras encomendadas toda la amplitud de que son
capaces. Una caridad desinteresada que no tiene otra mira que la gloria de
Dios y la salvación de las almas, que se muestra indiferente a los elogios y

557
D.Q. 15 . 1 . 53.
558
D.Q. 342 . 6 . 67. Carta del P. Querbes al P. Faure.
559
D.Q. 444 . 7 . 57. Carta del P. Querbes a los Religiosos de Francia.
560
D.Q. 420 . 7 . 31.
561
D.Q. 437 . 7 . 49. Carta del P. Querbes al H. Archirel.
198
a las distinciones honoríficas. Una caridad que se dedica sin desmayo y sin
descanso a los trabajos que se le confían dejando al cuidado de la
Providencia el coronar con éxito sus trabajos”562. Resulta un paralelo
perfecto de 1Cor 13,1-13, comentado por el P. Luis Querbes. Es una
especie de retrato-robot del Catequista de San Viator. Es también lo que
animaba al P. Luis, y la manera como se nos muestra ´servidor de la
Palabra`, desde el trabajo, de días llenos, y con “celo ardiente y
desinteresado”.
En este sentido estos párrafos del P. Querbes conectarían en directo
con las indicaciones emanadas del Vaticano II. Oigámoslo: “Los religiosos
cada uno en su oficio siéntanse obligados a la ley común del trabajo y al
procurarse así lo necesario para su sustento y sus obras…”563 “Sabemos
que con la oblación de su trabajo a Dios los hombres se asocian a la propia
obra redentora de Jesucristo, quien dio al trabajo una dignidad
sobreeminente laborando con sus propias manos”564. “Recuerden que con
la libre aceptación de los trabajos, con la que se asemejan a Cristo paciente
(cfr. 2 Cor 4,10 ; Col 1, 24) pueden llegarse a todos los hombres y ayudar a
la salvación del mundo entero”565.
Trabajo que está a la base del amor/caridad (´celo` en palabras del P.
Querbes). Así nos dice el Concilio: “Por el trabajo, el hombre se une a sus
hermanos y les hace un servicio, puede practicar la verdadera caridad y
cooperar al perfeccionamiento de la creación divina”566.
Y todo ello lo tenemos confirmado en nuestra Constitución C.S.V., en
cuyo texto, aflorando la intuición querbesiana, se nos sugiere: “Es
característica de nuestra Congregación que religiosos, ya sean sacerdotes o
no, compartan la misma vida comunitaria y la misma misión apostólica.

562
D.Q. 550 . 8 . 100. Comentario de los Estatutos.
563
Vaticano II, Decreto sobre la adecuada Renovación de la Vida Religiosa, P.C., nº 13,c.
564
Vaticano II, Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, G.S., nº 67,b.
565
Vaticano II, Decreto sobre el Apostolado de los seglares, A.A., nº 16.
566
Vaticano II, Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, G.S., nº 67,b.
199
También hoy, según nuestras vocaciones particulares, y las necesidades de
la Iglesia elegimos servir al pueblo de Dios. Queremos que esta diversidad
vivida en unión fraterna, sirva para la edificación del Cuerpo de Cristo y
llegue a ser testimonio de unidad”567. Y un último apunte más: “En virtud
de la pobreza religiosa… servimos a los hombres, y nos invita al
desprendimiento de los bienes de este mundo”568.
Por tanto, días llenos de celo (amor/caridad) en el trabajo
(misión/compromiso) cotidiano. Es la forma de servir a Cristo, la Palabra
de Dios, en los hombres (los hermanos de comunidad, y en los pobres,
especialmente). Se llena así, de contenido experiencial humano, al
encuentro con Dios (en la oración), y se equilibra la síntesis "adoración-
amor". Es la experiencia y el carisma de Luis Querbes.

3. A manera de epílogo / conclusión : “Servidor de la Palabra”.


La obra del P. Querbes no ha tenido que hacer grandes cambios para
acomodarse al espíritu del nuestro tiempo. En todo caso el cambio mejor
ha sido casi siempre la vuelta al espíritu primitivo y a la puesta en
aplicación de las ansias del Fundador, que no encontraron antes cauce
legal. Recomienda el P. Luis (a un colaborador): “Que todo marche bien en
el Nivernesado, y recomienda a todos los nuestros, celo y vigilancia, para
que cuando llegue… Os lo dejo dicho para que os acordéis de mi aviso,
´cuando llegue la hora` (cfr. Jn 16,4)”569.
Partiendo de ese estar atento (vigilancia) a los signos de los tiempos
actuales, nosotros actualizamos el carisma, ´siendo lo que somos` como
dice Monseñor León Cristiani, Prelado de H.S.S.: “La obra original del P.
Querbes presenta sorprendentes rasgos de modernidad en la pastoral. Para
responder a la pérdida del sentido de Dios quiso fundar una Congregación

567
Constitución C.S.V. , nº 4, b y c.
568
Constitución C.S.V. , nº 16, a.
200
de Catequistas. Frente a la pérdida del sentido de la sagrado, organiza un
Instituto al servicio del altar. Para combatir la crisis de élites, soñaba en
formar en sus escuelas militantes de Acción Católica. En fin, en su deseo
de ayudar a los sacerdotes en su penuria, creó una Sociedad de
colaboradores parroquiales. Para estar, como se dice ´al día`, los C.S.V. no
tienen más que ser auténticos, seguir siendo lo que son, en una
imperturbable fidelidad a las enseñanzas de su fundador”570.
“Es cierto, - dice el P. Broutin s.j.- que a primera vista existe una cierta
distancia entre el ideal soñado por el P. Querbes y la realidad que le fue
permitido realizar. Había soñado ´clérigos parroquiales` con órdenes
menores a ejemplo de San Viator, y logró sacerdotes y hermanos. Hubiera
querido maestros-sacristanes y catequistas, y tuvo maestros y profesores.
Hubiera querido auxiliares del clero, incluso casados, y tuvo religiosos
pasados por el rasero de las normas comunes del derecho canónico. Como
San Pedro, el P. Querbes, fue llevado en su ancianidad allá a donde no
quería. El P. Querbes conservó siempre su idea original, pero se sometió
dócilmente a las normas de la jerarquía contento de hacer en cada
momento el mayor bien posible doquier que sus religiosos estuviesen
establecidos. En toda obra sobrenatural hay que contar con la gracia y el
tiempo. Dios da a los fundadores un carisma y una idea, pero no les revela
el tiempo de la realización de sus proyectos”571.
Luis Querbes desarrolló su carisma de fundación. Se expresa en términos
de experiencia humana y espiritual personal. Pero su lema ´Adorado y
amado sea Jesús` fue vivido por él a nivel de realidades mucho más
profundas y penetrantes, y permite abrirse fácilmente a comprensiones
nuevas. ¿No tendríamos quizá aquí la síntesis de su vida espiritual y de su
vida apostólica? Contemplación y acción; adoración y amor; amor a Dios y

569
D.Q. 388 . 6 . 119. Carta del P. Querbes al P. Favre.
570
Cristiani, L., Un apóstol de la enseñanza cristiana el P. Luis Querbes, Librería Fayard, París,
1958, p. 54.
571
Broutin, P., “Luis Querbes”: Nouvelle Revue Théologique, nº 7, Julio-Agosto, 1959, p. 719.
201
amor al prójimo. El P. Luis Querbes vivió para adorar y amar a Jesús. Lo
original es que haya resumido su aspiración en una fórmula tan sencilla y
tan completa.
“He leído -escribe el P. Marcel Genest, c.s.v.- centenares de libros de
teología de la época, y no he encontrado en ningún lugar de Francia y en
esa época las dos ideas de adoración y amor aplicadas juntas a la persona
de Jesús, y no sólo a su Corazón o al Santísimo Sacramento. Esta manera
breve de propagar el culto al amor, este ´chispazo` que se ajusta
admirablemente a la teología, a la catequesis y al servicio de los santos
altares aparece por primera vez en los escritos del P. Querbes poco después
de lo que se dio en llamar su ´inspiración` de fundador”572.
De esta manera tiene ese doble arranque que marca al discípulo de Cristo
con un amor a Dios, que va hasta los más pequeños entre los hermanos de
Jesús, y un amor del más pequeño que vuelve al Padre. El uno no puede
darse sin el otro. Es el P. Luis un caso privilegiado de la voluntad de Dios,
aceptada en la adoración y volcada hacia los demás en la construcción del
Reino. Así lo dice: “Confíele a su director espiritual, francamente todas sus
inquietudes y dificultades. Es un hombre de Dios. Uno se pierde en el
oleaje cuando se entrega a tantos pensamientos (cfr. Mt 14, 24), es mejor
obrar. Incluso la oración llega a ser fácilmente ilusión cuando no termina
cada día en lo que hay de más práctico en nuestra conducta”573.
Después del Concilio Vaticano II, el pensamiento y la obra del P. Querbes
pueden sorprender menos, pero creemos que no en vano su Congregación
ha alimentado durante siglo y medio un espíritu, y en parte, una
experiencia original, esperando los tiempos de su manifestación al Pueblo
de Dios. Y así fue ´servidor de la Palabra`. Por ello sus contemporáneos no

572
Genest, M., Reflexión sobre el Instituto fundado por el P. Querbes, y sobre la actualidad de su
carisma, Los C.S.V. Canadienses, Mayo de 1987, p. 82.
573
D.Q. 437 . 7 . 49. Carta del P. Querbes al H. Archirel.
202
se equivocaron cuando esculpieron en su tumba: "Sacerdote de un celo, de
un desinterés y de una caridad admirables"574.
Hoy sigue el carisma su desarrollo en la apertura hacia los ´Asociados`:
"De acuerdo con una idea entrañable a nuestro Fundador la Congregación
acepta asociar otras personas que quieran participar de nuestra misión, de
nuestra vida espiritual y de nuestra vida comunitaria"575.
Hoy se concreta el servicio de la Palabra en los ´Delegados de la Palabra`
(especialmente en Hispanoamérica, donde trabajan los C.S.V., por ejemplo
en Honduras). Es síntesis de adoración (celebración, oración), y amor (en
el trabajo de promoción de su pueblo). El carisma y la idea de Luis
Querbes aflora, tiene vigencia, y se proyecta en realizaciones de futuro. Es
un espíritu vivo que nos alimenta.
Y a través, y con el pilar de apoyo del Vaticano II, (cual piedra que resbala
apoyándose en el agua tersa) su idea original se ha ido desarrollando y
encarnando en diversos lugares y modos. Su concreción ha sido La
Constitución C.S.V., aprobada por la Iglesia, que certifica ese carisma. Es
un servicio a la Palabra de Dios, en una síntesis diaria de relación con el
Padre (en la adoración/oración), y amor concreto al hermano (en el servicio
diversificado de la misión).
Las intuiciones teológicas y espirituales querbesianas, hoy, son una
aventura comunitaria, y de una comunidad insertada. Una entrega activa,
eficaz, sin descanso en la lucha por la vida, con él como luz que nos
ilumina y orienta. Discípulos de Luis Querbes, esta experiencia teológico-
espiritual es la fuente/carisma en la que tenemos que beber. Y el lema
querbesiano ´Adorado y amado sea Jesús` será también para nuestra
Comunidad C.S.V. / Viatoriana, y para nosotros mismos una promesa de

574
Cristiani, L., o.c., p. 198.
575
Constitución C.S.V., nº 5 ;
cfr. Zudaire, J.R., Los asociados de San Viator historia de una refundación, Dirección Provincial
C.S.V., Madrid, 1997.
203
resurrección, con la que estaremos abiertos al futuro. Así también nosotros
seremos ´Servidores de la Palabra`, como hemos visto que fue
Luis Querbes
´Servidor de la Palabra`.

204
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