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730 HISTORIA ANTIGUA UNIVERSAL II

Tras esta aparente coherencia en la que se encuentran definidos en


sus rasgos más fundamentales, estas divinidades podían ser veneradas de
forma diferente y con atributos diversos en los distintos lugares de culto.
Es posible que ello se deba a varias causas: la propia evolución de los
cultos locales, los intereses ciudadanos, la asimilación de la religiosidad
indígena en asentamientos coloniales griegos e, incluso, la aceptación del
propio individuo que buscaba en la advocación de una u otra divinidad,
la satisfacción de sus necesidades espirituales más apremiantes.
Mientras en algunas divinidades confluyen distintas atribuciones, por
el contrario, puede hallarse una misma advocación en varios y diferentes
dioses. Tal es la complejidad y pluralidad del mundo religioso griego.
Así Zeus era venerado en el Ática como un dios uranio, señor de los
fenómenos atmosféricos; en Creta era divinidad agraria y local (Zeus Cre-
tagenes) y en Corinto adquirió su carácter ctónico como dios de la ferti-
lidad (Zeus ctónico).
Ártemis, diosa de la virginidad en Atenas, era vengadora y guerrera en
Esparta (Árthemis Orthia) y diosa de la fertilidad en Éfeso (Ártemis Poli-
mastos), donde, muy probablemente, adquirió los atributos de una ances-
tral divinidad anatólica de fecundidad.

4.4. Dioses menores, héroes y daimones

Junto a estos grandes dioses del panteón griego, la mitología griega


comprendía otras divinidades consideradas menores, héroes y espíritus,
aceptados por la creencia popular. Éstos carecían de la «grandeza» y poder
de los primeros. No recibían el honor de los grandes cultos ni fiestas ni
tenían derecho a los grandes actos oficiales.
Pero eran considerados benefactores y protectores de los hombres
como intermediarios entre la humanidad y las grandes divinidades ya que,
por lo general, habían sido engendrados por aquellos en su unión con un
mortal.
• Unos eran considerados como grandes protectores de la humani-
dad en su papel de portadores de presentes y enseñanzas: Prome-
teo, Neptólemo, Meliseo...
• Otros fueron epónimos de lugares o fuerzas divinizadas: Meandro,
Maya, Ladón...
• Citemos también las ninfas, los sátiros y las fuerzas divinizadas de
la naturaleza.
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FIGURA 151. Plano del Altis de Olimpia. Uno de los principales recintos religiosos
panhelénicos.
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• También había espíritus benefactores (Agathos daimon) o adversos


que condicionaban la vida cotidiana del hombre griego.

4.5. Cultos y ritos


La religión y sus actividades culturales estaban presentes en todas las
escalas de la vida griega, desde las grandes manifestaciones religiosas ofi-
ciales a las más íntimas y personales.

4.5.1. Cultos, asociaciones y festividades panhelénicos


A) PANEGIRÍAS
Estas festividades se celebraban en determinadas ciudades o santua-
rios dedicados a una divinidad cuyo culto era aceptado y respetado en
todo el ámbito griego.
En cuatro lugares: Delfos, Olimpia, Istmo de Corinto y Nemea, se cele-
braban competiciones atléticas, coreográficas, musicales y literarias en
honor de ciertas divinidades y en fechas determinadas en las que partici-
paban todos los griegos.

FIGURA 152. Reconstrucción del santuario de Olimpia.


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Los heraldos anunciaban la «Tregua Sagrada» que garantizaba la paz


y el libre acceso para que se pudiera acudir sin peligro a la «Panegiría».
Estas competiciones duraban varios días. Los ganadores recibían la
corona de laurel y la palma del vencedor, pero, sobre todo, se buscaba
alcanzar la fama y el prestigio que recaía sobre su «genos» y su ciudad.
Además de los indudables caracteres religiosos de estas festividades
panhelénicas, pues en ellos se ofrendaban a los dioses y en su honor se
celebraban estos acontecimientos, existían otras circunstancias con enor-
me poder de atracción: la multitud que se concentraba y los intercambios
materiales, espirituales y culturales que allí se produjeron.
Es importante subrayar que estas fiestas contribuyeron a incremen-
tar el sentido de unidad panhelénica y la conciencia de pertenecer a una
misma cultura y a un mismo pueblo.

B) LAS ANFICTIONÍAS
Eran agrupaciones de distintas ciudades en torno a un santuario con
fines religiosos, políticos y de defensa.
Algunas de estas Anfictionías tuvieron un antiquísimo origen y su cen-
tro sagrado alcanzó un gran prestigio.
Tal vez, el más famoso era el santuario dedicado a Poseidón Helico-
nio (Helike, Acaya), donde se celebraba la festividad de la Paniomia, en
torno al sacrificio del toro.
Otras importantes Anfictionías fueron la de Calauria (Argólida),
Onquesta (Beocia), Aigion (Asia Menor) y el santuario de Apolo en Delos,
centro de los jonios en el Egeo.

C) LOS SANTUARIOS ORACULARES


Los griegos, al igual que muchos pueblos antiguos, creían que median-
te ciertos signos externos, los dioses podían ponerse en contacto con los
humanos e incluso transmitirles mensajes, consejos o la propia decisión
divina.
Así Poseidón podía presagiar en el sacrificio del toro a él consagrado,
Esculapio transmitía en sueños su diagnóstico a los enfermos que acu-
dían a su santuario en Epidauro. También Zeus, Hermes y Atenea podían
manifestarse de modo oracular.
Pero, sin duda, era Apolo la divinidad oracular por excelencia. Fue-
ron varios centros en diversos lugares del mundo griego los que se jacta-
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ban de recibir el favor del dios: Dodona, Dídime (Asia Menor), Claro
(Jonia), Cumas de Magna Grecia y sobre todo, Delfos.
En Delfos, Apolo había heredado su función oracular, al parecer, de
una divinidad ctónica anterior, prehelénica, simbolizada en una serpien-
te (Pitón), que interpretaba los sueños junto a la fuente Castalia.
Delfos desde el siglo VII a.C., se convirtió en uno de los centros reli-
giosos griegos más prestigiosos.
El dios se manifestaba a través de una sacerdotisa (Pitia en Delfos,
Sibila en Cumas), mujer de mediana edad, escogida entre los habitantes
de Delfos, dedicada por entero y de por vida a la divinidad.

FIGURA 153. Gracias a las descripciones de los documentos antiguos y a las ruinas
que se conservan, se ha podido realizar la reconstrucción de Delfos reproducida en
la imagen superior, con el gran templo del dios en posición preeminente. Abajo,
copia del omphalos («ombligo»), la piedra semicilíndrica que constituía el centro del
culto en el templo de Apolo.
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El consultante debía purificarse, consagrar un pastel de miel al que


más tarde se sustituyó o añadió la entrega de un donativo en dinero como
tasa de consulta («Pélano»). Además debía sacrificar una víctima a Apo-
lo y otra a Atenea.
Si la víctima era propicia, el dios se dignaría a escucharle. Entonces
era llevado al recinto interior del templo («Aditon») donde la pitia, sobre
un trípode, inspirada por el «Peuma» divino, era presa de la posesión del
dios («Manía») que se expresaba a través de ella.
Las respuestas oraculares de Apolo a las preguntas del comunicante
solían ser ambiguas y de diversa interpretación, tal vez para dejar siem-
pre una salida digna al mensaje divino.
Sin embargo, Delfos no sólo fue un centro de gran reputación y poder
como centro religioso y oracular, además aprovechó su autoridad como
mediador y moderador en los conflictos entre los griegos. También fue
núcleo de información y polo de relaciones de gran interés para la vida y
las empresas griegas.
Delfos jugó un papel importante en las expediciones coloniales, pues
las informaciones y consultas que llegaban de los distintos lugares y via-
jeros, le proporcionaban valiosa documentación. También desarrolló una
notable actividad diplomática y política en los diversos acontecimientos
de la historia de Grecia (Guerras Sagradas, Médicas y del Peloponeso) y,
aunque el centro fuera calificado de una acusada tendencia filoesparta-
na, lo que no llegó a empañar el prestigio religioso, moral y cultural de
este santuario panhelénico.

4.5.2. Los cultos ciudadanos

La ciudad (Polis) fue marco fundamental en el que se desarrollaron


las principales manifestaciones religiosas. La religiosidad ciudadana tuvo
una evolución paralela a la histórica y política de las «Poleis».
Las manifestaciones religiosas pasaron de ser dirigidas por los «Genos»
aristocráticos, a ser utilizadas en la política popular de los Tiranos y, por
fin fueron confiadas a la responsabilidad de ciertos magistrados (Arcon-
te basileus) en Atenas, cuyo cargo era anual.
Aunque, por tradición, se reservó la permanencia de ciertos cultos
ciudadanos en algún miembro de ciertas familias aristocráticas (Así los
Eumólpidas y los Cerices quedaron a cargo del santuario de Eléusis en
el Ática), sin embargo, estas familias no formaban un colegio sacerdo-
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FIGURA 154. Vista del estadio dedicado a Apolo en Delfos, donde se celebraban los
famosos juegos panhelénicos, cuyas competiciones (Agones), eran una de las
festividades (Panegiría) más importantes del mundo griego junto con las de Nemea,
Corinto y Olimpia.

tal en sí, cuya institución nunca existió en la religión griega. Los sacer-
dotes eran elegidos por sorteo de forma temporal y sólo en casos excep-
cionales, como la Pitia de Delfos, ocupaban este puesto religioso de for-
ma vitalicia.
Las festividades religiosas más importantes de la ciudad se celebra-
ban en honor de la divinidad considerada como su protectora (Divinidad
Poliada).
Estas fiestas religiosas no sólo eran primordiales en la vida ciudada-
na sino decisivas en las relaciones de intercambios entre distintas ciuda-
des griegas.
Era la ocasión propicia para establecer contactos. Pero, es que, ade-
más, las ciudades rivalizaban entre sí en manifestar su ostentación y derro-
che de riqueza en estas festividades.
Las grandes fiestas del mundo griego eran las Panateneas y las Gran-
des dionisíacas de Atenas, las dedicadas a Ártemis en Éfeso, a Hera en
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FIGURA 155. Las ciudades rivalizaban en el esplendor de sus festividades dedicadas


a sus dioses poliados en las que se celebraban competiciones y ceremonias. En la
figura se representa en una pintura de una crátera, una procesión en honor de las
divinidades cuyos fieles entonan cantos, seguidos por caballeros.

Samos y en Argos. Todas ellas adquirieron tal fama e importancia, que


fueron celebradas en todo el ámbito griego y rivalizaban con las grandes
festividades panhelénicas.
Los magistrados encargados por la ciudad preparaban los calendarios
para la celebración de estas fiestas. Los preparativos, que comenzaban
con gran antelación, contemplaban no sólo los acontecimientos de exclu-
sivo carácter religioso (sacrificios, procesiones...) sino fiestas y competi-
ciones en honor de la divinidad, muchas de ellas eran financiadas por los
ciudanos más ricos. (Liturgias).
En las festividades religiosas y cultos ciudadanos hay que distinguir:
— Los cultos de carácter oficial: dedicados a las divinidades poliadas
y las divinidades reconocidas públicamente como protectoras del
Estado.
— Ritos y cultos ancestrales de carácter agrario, orgiásticos o de puber-
tad que se conservaron vigentes en la ciudad, celebrándose en fies-
tas determinadas.
Así las Cronias y las Arretoforías anunciaban el fin de la cosecha, la
Khloias y la Prokharisterías, dedicadas a Deméter y Atenea respectiva-
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mente, se celebraban con motivo de la primavera con los primeros bro-


tes vegetales en abril y las famosas Tesmoforías festejaban en octubre las
primeras siembras.
Estas celebraciones alcanzaron un significado de fertilidad y en ellas
se solía evocar a las divinidades ctónicas: Deméter, Perséfone o Core, su
paredro Plutón y a Dióniso. Así, las Tesmoforías en Atenas estaban reser-
vadas a las mujeres casadas como únicas portadoras de fecundidad, que
conmemoraban durante tres días el duelo, la separación y el reencuentro
de Deméter y su hija Core o Perséfone.

4.5.3. Los cultos gentilicios y familiares

Tampoco los cultos y celebraciones religiosas en torno al clan y a la


familia escapaban de un carácter propiciatorio de la fecundidad, pues
solían estar relacionados con el matrimonio y la descendencia.
La necesidad del mantenimiento del «Genos», de la herencia familiar
y de perpetuarse con herederos varones, obligaba a evocar la protección
y el favor de los dioses al mismo tiempo que se asociaba la fecundidad
femenina a la fertilidad de la tierra.
A. Los cultos gentilicios como pervivencia de las antiguas agrupacio-
nes de los «Genos» se mantenían en las ciudades jonias que cele-
braban las fiestas de las Apaturías («los que tienen el mismo padre»),
durante tres días del mes de Painepsion (entre octubre y noviem-
bre), dedicados a Zeus «Fratrios» y Atenea «Fratría». En el tercer
día de estas festividades, los niños nacidos en aquel año eran reco-
nocidos como legítimos por su padre y aceptado en la «Fatría».
B. Dentro del culto familiar se celebraban también los banquetes de
los «Fatrías» y los recién casados celebraban sacrificios en la cere-
monia de bodas («Gamelias») a los dioses de la Fratría: Zeus
«Patroos», Atenea «Patroa» y Apolo «Patroos».
En este vínculo familiar y religioso se incluían a los propios difuntos,
como hilo de unión familiar entre el pasado y el futuro, por ello fue impor-
tante el perpetuar y respetar el culto a los antepasados.

4.6. Doctrinas y cultos de salvación

La religión «oficial» griega se mostraba poco atrayente a la espiritua-


lidad popular, distante a sus preocupaciones y lejana a sus necesidades.
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Tal vez por ello surgieron otros cultos y doctrinas que pudieran lle-
nar ese vacío religioso, cubrieran estas exigencias espirituales y además
ofrecieran una relación más directa e íntima entre el individuo y la divi-
nidad.
En ellas se buscaba:
— La esperanza en la vida de ultratumba.
— El consuelo en esta vida mediante la relación con la divinidad.
Zeus y Apolo como divinidades uranias y Deméter y Dióniso como ctó-
nicas, fueron los elegidos para representar los misterios de su religiosi-
dad, las leyes de la naturaleza y el círculo de la vida, muerte y deseo de
una nueva vida tras la muerte que tanto preocupaba al hombre, cons-
ciente de su debilidad y de la brevedad de su paso por este mundo.

4.6.1. Orfismo

Se trata de una doctrina religiosa compleja elaborada con diversos


componentes míticos y filosóficos, que asignaba a Orfeo, hijo de Eagro y
la musa Calíope, la enseñanza de esta corriente religiosa entre los hom-
bres.
Los mitógrafos dan a Orfeo un origen tracio. Protegido por Apolo, es
cantor, músico y poeta, capaz de calmar a las fieras y a los elementos con
su arte y su magia divinas.
Así salva en numerosas ocasiones a los Argonautas y desciende al
Hades en busca de su esposa Eurídice.
En torno a este mito se formó la teología órfica. En su descenso a los
infiernos, Orfeo había traído informes para lograr entrar en el país de los
bienaventurados y evitar las trampas y obstáculos que ha de salvar el alma
en su paso a la otra vida tras la muerte.
El mito de Orfeo es uno de los más oscuros y complicados de la mito-
logía helénica por su carga de simbolismo.
Aunque sus orígenes sean muy remotos, los elementos de su doctrina
pudieron ir evolucionando hasta convertirse en toda una teología en tor-
no a la cual existe una literatura muy abundante cargada de esoterismo.
Se pueden encuadrar en esta doctrina los libros e himnos apócrifos sobre
la construcción del Universo (Teogonía), y la posición del ser humano en
el mismo, escritos en el siglo VI a.C e incluso, las breves fórmulas popu-
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lares que se escribían en placas metálicas y se enterraban con los muer-


tos para facilitar su paso a la vida de ultratumba.
Estos escritos e himnos, a pesar de ser muy distintos en su estructu-
ra, todos tienen respuestas comunes a los grandes interrogantes: el ori-
gen del Universo y la naturaleza humana.
Ofrecen un sentido panteísta de la naturaleza, considerando a Zeus
como única divinidad por antonomasia, principio y fin de todas las cosas:
«Zeus es el principio, el medio y mediante Zeus todo se cumple...lo que está
a su alrededor constituye la perfección...» (Col. 13).
Todos los hombres son iguales por nacimiento, pues todos se origi-
naron de las cenizas de los Titanes. Pero el hombre está formado por un
cuerpo mortal y un alma inmortal, surgida de la propia divinidad que bus-
ca volver a sus orígenes divinos.
El alma ha de vencer sus ataduras corporales, «para vencer esta cor-
poreidad y volver en cuanto “alma” (como ser espiritual), a la unidad divi-
na de la que provenimos». Ello podría lograrse mediante:
— Unas normas de conducta y de pureza: Ayunos y dieta vegetaria-
na, sacrificios y vida ascética.
— Unos rituales de iniciación compuestos de fórmulas y ritos. A tra-
vés de todo ello se conseguía un proceso de encarnación en seres
cada vez más perfectos hasta lograr la unión con Zeus y llegar al
estado órfico.
Entonces, se manifestaban como auténticos profetas en comunica-
ción con la divinidad.

4.6.2. Pitagorismo

También Pitágoras, fundador del pitagorismo, se relaciona con otra


divinidad: Apolo, incluso la tradición le llegaba a considerar como su reen-
carnación.
Pitágoras nació en Samos y se afincó en Crotona (Magna Grecia), fun-
dando en torno al 530 a.C. una escuela pseudo filosófico-religiosa que
predicaba una forma de vida y una búsqueda de unión con la divinidad
mediante el accesis.
Se enseñaba a los futuros iniciados en la escuela (Scholé) junto a los
principios matemáticos, en los que se buscaba ofrecer una interpretación
aritmética o matemática de la realidad, una explicación simbólica y mís-
tica de los números (numerología).
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FIGURA 156. Los cultos dionisíacos ofrecían la posibilidad de una unión mística con
la divinidad. El dios se manifestaba rodeado de un cortejo «báquico» que, en su
honor, danzaba y cantaba. En el vaso decorado aparecen dos de estos personajes
relacionados con el culto dionisíaco: El dios Pan tocando el doble aulo y una
ménade danzante.

Además, los iniciados debían llevar un género de vida distinto de los


demás hombres, caracterizado por su austeridad y dirigido por unas rígi-
das normas de conducta, un régimen alimenticio vegetariano y unas doc-
trinas que buscaban encauzar la propia vida al unísono que las leyes del
Cosmos.
De esta manera se buscaba conseguir la perfección y la armonía del
alma y con ello alcanzar la isla de los bienaventurados que los pitagóri-
cos situaban en los astros.
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4.6.3. Dionisismo

Dióniso, denominado también Baco, es un dios originariamente de


vegetación, tal vez de origen tracio (Zagreo), como podría iniciar la eti-
mología de este nombre, que pasó a ser la divinidad griega de la vida, del
vino y de las fuerzas productoras de la naturaleza, también de la inspira-
ción y del delirio místico.
Su leyenda es complejísima, pues asimila cultos orientales, tracios y
griegos.
Dióniso es representado como un joven impetuoso y rebelde, hijo de
Zeus y una mortal. Ha de sufrir duras pruebas exilado entre los hombres:
descender a los infiernos para recuperar a su madre Sémele, hacerse reco-
nocer como dios e implantar la observancia de su culto. Terminada su
misión, pudo ascender a los cielos.
Dióniso aparece como un dios libertador de las penas y tristezas de
esta vida. Sus cultos y fiestas (Dionisíacas) representan la embriaguez físi-
ca y espiritual, la liberación de los sentimientos, la alegría desenfrenada,
la libre sexualidad, el canto, la danza junto con el éxtasis y la unión con
la divinidad.
Las diversas vicisitudes que ha de atravesar Dióniso tal vez demos-
traran la resistencia que encontró su culto en la sociedad. Al manifestar-
se como una divinidad de consuelo y salvación, fue adoptado por las capas
más humildes y necesitadas cuyos ritos orgiásticos, violentos y de liber-
tad desenfrenada, serían rechazados y perseguidos por su peligrosidad
hasta que, aceptado y convertido en una divinidad «ciudadana», sus fies-
tas fueron controladas y organizadas en un calendario oficial.
Se celebraban las «Dionisíacas campesinas», en las que se paseaba en
medio de aclamaciones obscenas el alegre cortejo del «Falo», las fiestas
«Leneas», en el mes de Gemelión (entre enero y febrero) o fiestas del vino,
en torno al lagar con sus procesiones y sacrificios. En las «Antesterías»,
también se exhaltaba a Dióniso como divinidad del vino. En ellas, el dios
se unía en una ceremonia simbólica y ritual con la esposa del Arconte
«Basileus». Tras un día de fiesta con la entrada triunfal del dios en la ciu-
dad, se celebraba un día de duelo y de culto a los muertos.
En las «Grandes Dionisíacas urbanas» en el mes de Elafebolión (entre
marzo y abril), al iniciarse la primavera, se aclamaba a Dióniso con toda
pompa y se celebraban en su honor concursos dramáticos.
Pero los cultos y ritos en honor de Dióniso no significaban sólo la ale-
gría de una festividad. Lo principal no era eso. Dióniso nunca perdió su
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FIGURA 157. Grupo de fieles ofreciendo sacrificios a los dioses (tabla votiva corintia).
Museo Arqueológico Nacional de Atenas.

significación más antigua de divinidad de la naturaleza unido al ciclo de


la vida (nacer, morir y renacer). Por ello se encuentra siempre relaciona-
do con los bosques, los árboles y los elementos vegetales (son sus símbo-
los la corona del mirto y el tirso), al mismo tiempo que sus ritos apare-
cen ligados al Deméter (Madre tierra) y Zeus Zagreo (ágreus: salvaje,
rústico) cretense. Incluso su cortejo de sátiros y ménades contribuyen a
explicar el carácter orgiástico y ctónico de su culto.
El mismo nombre de Dióniso es muy antiguo como también los cul-
tos y ritos que se le dedican en Creta y en Tracia. El nombre de Dióniso
es de los pocos que ya aparecen en las tablillas micénicas (di-wo-nu-so-
jo). Incluso debió existir un culto a esta divinidad en la Creta pre-aquea,
tal vez procedente de Anatolia, lo que explicaría sus relaciones con Zeus
Ideo y con Deméter en su conexión con la Magna Mater frigio-Anatolia.
Los cultos dionisiácos ofrecían el consuelo de la unión mística con la
divinidad. Sus fieles se retiraban a las montañas para celebrar el rito de
la «Oribajía» (Oríbacxía), donde se celebraban las orgías sagradas: Las
carreras desenfrenadas por los campos, las danzas y los cantos.
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En estas fiestas pervivió el elemento bárbaro y violento donde el dios


se manifestaba como un animal salvaje y poderoso que era sacrificado,
despedazado y consumida su carne cruda entre los fieles en un rito de
comunión mística, a fin de lograr que la propia fuerza divina del dios se
introdujera y mostrara en ellos. Este rito bárbaro y feroz de la homofa-
gia es narrado con toda su fuerza en las Bacantes de Eurípides, en su des-
cripción de la muerte de Penteo depedazado por su madre:

«La boca de ella echaba espuma; sus ojos la locura/ extraviada y revol-
vía. Su espírituo ya no era el suyo/ ¡El dios la poseía! Vanas fueron las
voces de Penteo/ Ella le trabó del brazo izquierdo, apoyó el pie con fuer-
za/ en las costillas del /infeliz y le arrancó el hombro/ No fue suya la fuer-
za; era el dios quien daba/ poder a sus manos. >Y por el otro lado/, Ino
la ayudó en la obra, desgarrando sus carnes./ Autonoe y las demás bacan-
tes/ participaron también/ Y un clamoreo se oía. Cuando Penteo gemía
con todas sus fuerzas,/ daban alaridos de triunfo. Una le tiró del brazo,/
otra del pie calzado. Todos sus miembros/ fueron rotos y despedazados.
Luego, las bacantes/ de ensagrentadas manos pelotean con las carnes
de Penteo» (EURÍPIDES, Bacantes, vv. 437 y ss.).

De esta forma terrible el dios transportaba a sus seguidores a condi-


ciones psicóticas anormales, al éxtasis y a la locura. Por ello se conside-
ra a Dióniso como el dios de la transformación, del cambio de lo natural
a lo espiritual, de lo humano a lo sobrenatural y a la ruptura del sistema
en contraposición de la realidad del mundo.
Precisamente por ello, el misticismo de Dióniso era atrayente: su acción
desmitificadora de la vida lograba hacer parecer accesible el mito y has-
ta la cercanía de la propia divinidad.

4.6.4. Los misterios de Eléusis

Eléusis era una pequeña población cercana a Atenas e incorporada a


la misma en época de Solón. En ella se encontraba uno de los santuarios
panhelénicos más importantes dedicado a Deméter y a su hija Perséfone
o Core. Era un centro no sólo de culto sino de iniciación en los misterios
de las dos diosas.
En estos ritos mistéricos podemos encontrar cierta relación con los
misterios Dionisíacos. Ambos representaban la posibilidad de relación
con la divinidad y lo que ello significaba: cambiar o al menos modificar
los límites de la naturaleza mortal humana.
Además, tanto Deméter como Dióniso ofrecían caracteres similares:
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• Ambos representan las fuerzas de la naturaleza. Deméter es la dio-


sa de la tierra cultivada, la Madre Tierra, identificada con la Gran
madre frigio-anatolia.
• Ambos como divinidades ctónicas se encuentran relacionadas con
los ciclos naturales de la vida vegetativa.
• Ambos son «tránsfugas» del mundo de los dioses, que, por diferen-
tes causas, marchan a convivir con los humanos y en este peregri-
nar se relacionan también con el mundo de los infiernos.
• Ambos son dioses benefactores de la humanidad. Si Dióniso ense-
ña el cultivo de la vid y la fabricación del vino, Deméter encarga a
Triptólemo la misión de difundir el cultivo del trigo. También se le
atribuye la difusión de las hortalizas y otros frutos de la tierra.
El mito central del culto de Deméter y su hija Perséfone constituye el
centro de sus misterios cuya profunda significación era revelada en los
ritos de iniciación de Eléusis, Perséfone, hija de Zeus y Deméter fue rap-
tada por Hades señor de los infiernos.
Entonces empieza para Deméter la angustiada búsqueda de su hija
sin éxito, decidiendo no volver al cielo y permanecer en la tierra, abdi-
cando de su función divina sobre la tierra. Tal actitud tenía terribles efec-
tos: volvía al suelo estéril y se alteraba el orden natural del mundo.
Por lo que Zeus tuvo que recurrir a una solución:
Unida Perséfone definitivamente a Hades, alternaría su existencia divi-
diendo el año entre su esposo, rey de los Infiernos y su madre, la tierra.
Ello daba lugar a los ciclos naturales de la vida vegetativa. En primave-
ra, unidas madre e hija, renacen los campos y en otoño, tras la siembra,
se separan las diosas y el suelo queda estéril y la tierra baldía.
Esta faceta de Deméter como señora de la vida y Perséfone con su
paredro, Hades como dioses del más allá, unido a sus poderes de conce-
der la inmortalidad, atraía al hombre corriente a comunicarse con estas
divinidades y a solicitar de ellos el accésis para lograr la vida de ultra-
tumba junto a los bienaventurados.
Los Misterios de las diosas de Eléusis alcanzaron tanta importancia
que Pericles se vio obligado a duplicar la superficie del «Telesterion» cons-
truido en época de Pisístrato.
Estos ritos de iniciación se realizaban en tres etapas:
1. Los Misterios Menores, al comenzar la primavera (mes de Antes-
terion), celebrados en el barrio de Agre.
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FIGURA 158. Plano de Eléusis, Santuario dedicado a las diosas Deméter y Perséfone,
donde se celebraban los ritos de iniciación de los fieles en sus misterios y centro
de peregrinación religioso griego.
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2. Los Misterios Mayores, en septiembre, que comprendían dos gra-


dos alcanzados durante dos años (mes de Boedromión), cuyo ter-
cer y último estadio no se alcanzaba hasta el segundo año.
Sabemos muy poco de estas ceremonias, guardadas celosamente por
los iniciados (Misthes).
Entre el 13 y el 20 del mes de Boedromión se realizaban las ceremo-
nias iniciales en Atenas:
— La procesión de los Efebos que transportaban en sagradas cistas
las reliquias de Deméter (Hiera) desde Eléusis.
— Los sacrificios, ofrendas y consumo de productos de la tierra.
— El drama místico de la Hierogamia.
A continuación el sacerdote o Hierofante decretaba la expulsión de
los impuros entre los elegidos para la iniciación:
«Retírese y abandone el lugar quien quiera que no esté iniciado en
tal lenguaje o no sea puro de intención. A tal le digo, repito y digo bien
alto por tercera vez que abandone el lugar y el coro de iniciados». (ARIS-
TÓFANES, Las ranas, 345-370).

Los elegidos para la iniciación debían proceder a tomar un baño puri-


ficador en el mar, en el puerto de Falero. También se purificaba en el mar
un cerdo que se sacrificaba en holocausto.
Después, la procesión se encaminaba por la vía Sagrada hacia Eléu-
sis, conducidos por Yaco, especie de encarnación de Dióniso, o tal vez
Zagreo, cuyo nombre parece derivarse del grito ritual: «Iacche», proferi-
do por los fieles.
La última fase de estos ritos iniciáticos («epoptía») tenía lugar entre
los días 20 y 23 del mes de Boedromión. Ésta es iniciada con una fórmu-
la sacramental:
«He ayunado, he bebido la mixtura, he tomado de la cista, he pro-
bado y he vuelto a poner en el harnero, he vuelto a tomar en el harnero
y he dejado la cista».
El secreto de sus ritos ha sido tan celosamente guardado que nada se
sabe a cerca de su celebración. Posiblemente tenía lugar en la sala inte-
rior del santuario de Eléusis («Anactoron»), y tuviera varias fases hasta
llegar a completar un proceso o ceremonia, donde la vista de objetos sagra-
dos (Tal vez eran objetos sexuales), las palabras rituales del Hierofante y
la representación del drama sagrado, se llegaba al final de la iniciación
donde se provocaba un éxtasis o visión («deiknimena») que ponía al ini-
748 HISTORIA ANTIGUA UNIVERSAL II

ciado en comunicación con la divinidad y recibían la promesa de la feli-


cidad en la otra vida. Así lo describe Platón:
«Quien llegue al Hades sin haberse iniciado, caerá en el cenagal, pero
si ha sido purificado e iniciado logrará la suprema beatitud contem-
plando a los dioses» (PLATÓN, Fedro, 250, b-c).

Es posible que los misterios eleusinos derivaran de antiquísimas cere-


monias de fertilidad de origen cretomicénico, donde se exponían las fuer-
zas de la vida vegetal, animal y humana de la muerte, el renacer y la per-
petuidad de las especies. La participación y la iniciación en los misterios
significaban ser un ser nuevo identificado con la propia divinidad y como
tal llamado a la eternidad. Así lo explica Sófocles:
«Tres veces dichosos aquellos mortales que, después de haber con-
templado estos misterios irán a la morada del Hades, pues únicamente
ellos poseen la vida, para los demás no habrá más que sufrimiento».
(SÓFOCLES, frag., 753).

La influencia de las religiones y doctrinas que predicaban una vida y


una esperanza de salvación fue considerable. Además de satisfacer estas
ansias espirituales y la piedad. El mismo Aristófanes a pesar de sus bur-
las y sarcasmo afirmaba:
«Los que han sido iniciados llevan una vida piadosa hacia los extran-
jeros y demás ciudadanos». (ARISTÓFANES, Las ranas, 320).

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750 HISTORIA ANTIGUA UNIVERSAL II

Cuadro 31. Principales divinidades del Panteón griego

Primera Generación: Hijos de Cronos (El Tiempo) y Rea (La Tierra)

Zeus Carácter Uranio: Dios de la luz, cielo sereno y fenómenos atmosféricos.


Símbolos: rayo, águila, nimbo. Divinidad Patriarcal, protectora de hombres y
bienes, salvadora y justiciera.
Símbolo: balanza.
Carácter Ctónico: Dios de vida y fertilidad.
Símbolo: serpiente, toro.
Poseidón Dios que reina sobre el mar y las aguas.
Símbolo: Tridente, caballo y pez.
Protector de marinos y pescadores.
Unido a Deméter: dios de la fertilidad.
Plutón Denominado «El Rico» (de la raíz Ploutos = riqueza). También Hades, como dios
de los infiernos y de los muertos. Divinidad ctónica.
Su origen es agrario, dueño de la tierra en sus profundidades y sus riquezas.
Símbolo: Cuerno de la abundancia. Como tal, unido a Deméter y esposo de su
hija Persófone.
Hera Esposa de Zeus, protectora del matrimonio y de la mujer.
Diosa de la fertilidad. Protectora de los partos.
Símbolo: el pavo real, la luna, la ternera, la flor.
Divinidad poliada de Argos y Samos.
Deméter Gran madre de los dioses.
Ctónica: divinidad de la tierra cultivada.
Tesmófora: engendra la vida, la renueva.
Mistérica: Iniciada en los ritos de salvación y de ultratumba.
Unida a su hija Perséfone, esposa de Plutón, con los que se asocia en los ritos y
fiestas de los ciclos de la vida.
Símbolos: espiga, adormidera, cerdo, objetos sexuales.
Hestia Considerada la mayor de las hijas de Cronos.
Diosa del hogar y de la virginidad.
Permanece inmóvil en el Olimpo.
Protectora de las casas, de lugares públicos y templos, donde se le adora.
Principio abstracto de la Idea de Hogar.
Símbolos: hogar, fuego sagrado.

Segunda Generación de dioses

Afrodita Hija de Zeus y Dioné. Esposa de Hefesto y amante de Ares.


Diosa del amor y de la belleza, de la fertilidad y de los jardines.
Protectora de los niños.
Nacida de la espuma de las olas, en Chipre es diosa marina.
Símbolos: paloma, la rosa, el mirto, concha marina, manzana y granada.
Atenea Hija de Zeus y de Metis.
Nacida de la cabeza de Zeus completamente armada.
Diosa guerrera. Protectora y guardiana del Ática de los Hábitat griegos, Diosa
poliada de Atenas.
Diosa del talento y los trabajos domésticos y artesanos.
Benefactora del hombre, protectora de las cosechas. Introduce el olivo y enseña
la producción del aceite.
Sus atributos: lanza, casco y égida con la cabeza de la Gorgona.
Su planta: el olivo. Su animal: la lechuza.
LA CULTURA GRIEGA EN LOS SIGLOS V Y IV A.C. 751

Cuadro 31. Principales divinidades del Panteón griego (continuación)

Apolo Hijo de Zeus y Leto. Hermano de Artemisa.


Dios de la luz solar, la belleza, la sabiduría, la música, la razón y los sentimientos
más nobles.
Dios vengador y guerrero, armado de arco y flechas.
Legislador y protector del hombre.
Oracular y adivino. Su centro estaba en Delfos.
Relacionado con el pitagorismo y el orfismo.
Su planta: el laurel. Su animal: el delfín y el cisne.
Ares Hijo de Zeus y Hera.
Divinidad de la guerra y la violencia.
Es ayudado por su hermana Eris, la discordia y sus hijos Deimo y Fobo, son
daimones violentos y feroces.
Amante de Afrodita y Pirene.
Sus símbolos son el perro y el buitre.
Ártemis Hija de Zeus y Leto. Hermana de Apolo.
Como diosa virgen y cazadora, era adorado en lugares agrestes y montañosos:
Arcadia y Esparta.
Como diosa de la fertilidad era adorada en Éfeso, asimilando a una antigua
divinidad asiática.
Protectora de los bosques, las fuentes y los animales.
Asimiló cultos ancestrales y bárbaros con sacrificios humanos.
Su planta: el nogal. Su animal, la cierva.
Asclepio Hijo de Apolo y Corónide.
Es a la vez héroe y dios de la medicina, identificándose con Hipócrates.
Adorado en Tracia, Cos y Epidauro, donde se forjaron importantes centros de
medicina.
Su símbolo era la vara en la que se enrrollaba una serpiente, piñas, coronas de
laurel y perro.
Dióniso Hijo de Zeus y Sémele.
La mitología le hace divinidad errante por Oriente.
Tal vez indique un origen asiático.
Dios protector. Introduce la vid, el vino.
Divinidad mistérica y divinidad etónica y de fertilidad, ritos en los que se relaciona
con Príapo y con Deméter.
Sus ritos son orgiásticos y licenciosos, donde aparece acompañado de sátiros,
silenos y bacantes.
Sus símbolos: mirto, el pámpano con uvas, el tirso y la cista mística.
Hefesto Hijo de Zeus y Hera. Esposo de Afrodita.
Dios de fuego.
Es el dios que tiene un defecto físico: bien por nacimiento o porque irritó a Zeus,
al salir en defensa de su madre; entonces Zeus le arrojó del Olimpo, al caer a la
tierra quedó cojo.
La tradición le atribuye un gran poder y destreza manual.
Su símbolo es la fragua.
Hermes Hijo de Zeus y Maya.
Dios del comercio y del robo. Protector del ágora, del estadio y la palestra.
Protector de pastores y rebaños.
Mensajero de Zeus, protegía los caminos y a los viajeros. Su imagen, representada
en un pilar con busto humano y falo sobre un montón de pidras, se levantaba
como protectora en las encrucijadas.
Divinidad de la elocuencia.
Símbolo: sandalias aladas, pétaso (sombrero de alas anchas) y caduceo.
752 HISTORIA ANTIGUA UNIVERSAL II

Cuadro 32. Cuadro cronológico general

5000 Neolítico: Primeros testimonios de la difusión de


Cultura de Sesklo. la escritura.
Guerra de Jonia.
3000 Subneolítico: Dímini. Arcaismo Pleno
Transición a la edad de los metales.
Concentración de colonizaciones. 750 Fundación de Naxos, Siracusa y Cor-
Diferenciación regional. cira (757).
Composición escrita de la Ilíada.
2600 Heládico Antiguo o Broce Antiguo: Primera guerra de Mesenia (735-716).
Poblaciones de cultura agraria.
Formación de centros culturales en 725 Adopción de la economía monetaria
torno a los centros económicos. en Grecia.
Comercio. 710 Fundación de Tarento (703).
Urbanismo.
700 Colonización de la Calcídica (700).
2000 Heládico Medio o Bronce Medio: Teogonía de Hesiodo.
Pueblos indoeuropeos llegan a las Escuelas aédicas.
costas continentales del Egeo. Caída de la monarquía en Atenas
Hegemononía marítima de Creta. (687).
Escritura «lineal A» y jeroglífica. Difusión de la lírica jonia.
Minoico Medio: Talasocracia Minoica.
Anatólico Medio: Dinastía Regional. 680

1600 Heládico Reciente, Bronce Reciente o 670 Derrota espartana de Hísias (669).
Micénico Antiguo: 660 Segunda guerra de Mesenia (660-
Hegemonía con Troya, Sicilia y las 640).
penínsulas Itálica e Ibérica.
Comienzan las migraciones de los 650 Tiranía en Corinto (650).
pueblos del Egeo. Fundación de Selinunte.
Escritura «lineal B». Creación de la poesía yámbica.
Lengua griega.
Incendio y destrucción del palacio de 640 Conspiración de Atenas.
Cnoso. Muere Arquíloco de Paros.
Fundación de Naucratis en Egipto.
1150 Período Submicénico:
Destrucción de las fortalezas micé- 630 Tiranía en Corinto.
nicas. Colaios de Samos y los focenses llegan
Invasión de los dorios. al sur de la península Ibérica.
Colonización de Jonia. Fundación de Cirene.
Destrucción de las fortalezas y ciuda- Legislación de Dracón en Atenas.
des micénicas. Conspiración en Atenas.
620
1000 Alto Arcaísmo.
Aristocracia. 610 Líricas monódicas.
Sincretismo. (Sinecismo). Epitalamios.
Ciudades-Estado (900) Polis.
Introducción del alfabeto fenicio; se 600 Fundación de Marsella (Massalía).
introduce la primera escritura fonética Leyes solonianas en Atenas.
en Grecia. Tiranía en Sición.
Arcaismo Medio
590 Reorganización de los juegos Délficos
850 Fundación de Cartago por los fenicios (píticos).
(814) 580 Fundación de Agrigento.
Se inicia la colonización griega 800).
Primeras Olimpiadas (776). 570 Creación de las Grandes Panateneas
Fundación de Roma (c. 753). (566-565).
LA CULTURA GRIEGA EN LOS SIGLOS V Y IV A.C. 753

Cuadro 32. Cuadro cronológico general (continuación)

Tiranía de Agrigento. Expedición de Atenas en Egipto (458).


Tiranía en Atenas. Pisístrato. Sitio y toma de Egina por Atenas (458-
456).
560 Tregua de cinco años entre Atenas y
Esparta (451).
550 Conquista de Lidia por los persas.
Fundación de la Liga del Peloponeso. 450 Congreso panhelénico (449-448).
Paz de Calías (448).
540 Los cartagineses y los etruscos vencen Segunda Guerra Sagrada (448).
a los focenses en Alalía (Córcega). Batalla de Queronea (447).
Institución de los concursos de tragedia Confederación beocia.
(534). Paz de los «treinta años» (446-431).
Tiranía en Samos. Antígona (442).
530 Tiranía en Atenas (527-510). 440 Medea (431).
520 Guerra del Peloponeso (431-404).

510 Caída de la tiranía en Atenas. 430 Hipólito (428).


Victoria de Atenas sobre los beocios y Revuelta de Mitilene (429-427).
los calcidios (510). Edipo Rey (427).
Reformas democráticas en Atenas. Paz de Atenas con Esparta.
Fracaso de la coalición de Esparta Expedición a Tracia (424).
contra Atenas. Batalla de Delio (424).
Batalla de Anfípolis (422).
500 Periégesis. Paz «de Nicias» (421).
Rebelión de Jonia contra los persas
(499-494). 420 Victoria de Esparta en Mantinea (418).
Toma y destrucción de Mileto por los Las Troyanas.
persas (494). Revuelta en Jonia (412).
Tiranía en Gela y Siracusa. Alianza Esparta-Persia (412).
Arcontado en Atenas.
Guerra entre Atenas y Egina. 410 Batalla de Cícico.
Batalla de Colofón (408).
490 Primera Guerra Médica: batalla de Se restablece la democracia en Atenas
Maratón (set. 490). (403).
Arcontado en Atenas.
Tiranía en Siracusa (485). 400 Sócrates, condenado a beber la cicuta
Congreso panhelénico (481). (399).
Construcción de la flota ateniense. Batalla de Haliarto (395).
Guerra de Tebas contra Esparta (393).
480 Segunda Guerra Médica; paso de las
Termópilas; victoria griega en Platea 390 Paz «del Rey» o «de Antácidas» (386).
(479); batallas de Hímera, de Salami- Fundación de la Academia (387).
na y de Micale (479). Expansión griega en el Adriático y en
Liga de Delos (480-467). Córcega (386).
Revoluciones democráticas y revueltas Guerra de Esparta contra Atenas (382).
contra Esparta en el Peloponeso (472). Esparta toma Cadmea.
Fedón, El banquete.
470 Derrota de los naxianos ante Atenas
(470-469). 380 Atenas y Tebas contra Esparta (378).
Batalla de Eurimedonte (468). Gran confederación marítima (377).
Alianza Atenas-Mégara (461). Batalla de Naxos (376).
Atenas, soberana del Egeo (376).
460 Guerra de Corinto contra Atenas Se reconstituye la Liga beocia (376).
(459). Conflicto entre Tebas y Atenas (373).
754 HISTORIA ANTIGUA UNIVERSAL II

Cuadro 32. Cuadro cronológico general (continuación)

370 Fundación de la Liga Mesenia (369). Batalla de Benevento (276).


Alianza Esparta-Atenas (369). Epopeya de los Argonautas
Revuelta de Quíos (364).
Batalla de Mantínea (362). 260 Batalla de Mila.
Paz Tebas-Esparta-Atenas (362). Segunda guerra de Siria (260-255).
Independencia de Bractriana y de
360 Guerra Sagrada (357-346). Sogdiana.
Victoria de Filipo sobre los foceos. Tercera guerra de Siria.
Primera «Filípica» (351). 240 Reino greco-bactriano.
Guerras itálicas. Fundación de la biblioteca de Pér-
gamo.
350 Olínticas. Reformas de Cleómenes.
Asedio de Olinto (349).
Paz «de Filócrates» (346). 220 Batalla de Rafia (216).
Alianza Argos-Mesenia-Arcadia (342). Segunda guerra de Iliria (216).
Expedición de Atenas a Quersoneso. Paz de los etolios (207).
Derrota de Cartago en Crimiso (341). Guerra de Filipo con Roma.
El misántropo.
200 Batalla de Cinoscéfalos (197).
340 Liga Heládica (340). Batalla de las Termópilas (191).
Batalla de Queronea (338). Batalla de Magnesia (1860.
Liga de Corinto (337). Paz de Apamea (188).
Destrucción de Tebas (335). Fundación de la trigonometría.
Batallas de Gránico y de Isos. Tercera guerra de Macedonia (171-
Fundación de Alejandría (331). 160).
170 Batalla de Pidna (168-148).
330 Expedición a la India (327-325).
Delos, puerto franco (167).
Plan de fusión entre macedonios y
Decadencia de Rodas (167).
persas:bodas de Susa (324).
Gramática elemental de la lengua
Muerte de Alejandro Magno (323).
griega.
Pacto de Triparadiso (321).
Macedonia, provincia romana (148).
Guerra de la Liga aquea contra Roma
320 Guerra de los Diádocos (315-301).
(147).
Confederación de los nesiotes.
Batalla de Leucopetra (147).
Batalla de Écnomo (310).
Batalla de Escarfea (147).
Destrucción de Cartago y de Corinto
310 Batalla de Salamina (306).
por Roma (146).
Sitio de Rodas (305-304).
Batalla de Ipso (301). 130 Los Yué-Tché en Bactriana y en Sog-
Fundación de Antioquía (300). diana (130).
Grecia es proclamada provincia ro-
300 Creación del museo y de la biblioteca mana de Asia.
de Alenjandría. Revuelta en Grecia (88).
Batalla de Curupedio (281). Saqueo de Delos (88).
Toma de Atenas por Roma (86).
280 Expansión de La liga etólica (278). Anexión de Siria por Roma (64).
Batalla de Lisimaquía (277).
Primera guerra de Siria (276-272). 50
CAPÍTULO XVI

ALEJANDRO MAGNO
Cuadro 33. Alejandro Magno

1. CRONOLOGíA: Macedonia 356 a. C.-Babilonia, 323 a. C.

• Literarias: Arriano, Plutarco y Diodoro.


2. FUENTES • Arqueológicas.
• Numismáticas.

• Macedonia: Sucesión de Filipo.


• Imposición en Grecia, Atenas y Tebas.
– Batallas de Gránico, Ipso y Gaugamela.
• Conquista del Imperio Persa.
3. OBRA y REINADO – Egipto.
– Asia Menor.
• Conquista de la India.
– Batalla de Hydaspés contra Poros.

• Frada. «Conjura de los Pajes».


4. DECADENCIA 37 a. C.
• Proceso y ejecución de Clito, Filotas y
Parmenión.

• Expansión territorial.
• Administración. Ciudades y satrapías.
5. CONSECUENCIAS • Economia. Mercado. Sistema monetario.
• Cultura: Ecumené. Helenismo.

• Historiadores: Ehrenberg, Radet y


Schachermeyr.
• Influencia e importancia de su figura en la
6. VALORACIÓN HISTÓRICA
Historia.
• Valoración actual.
• Divinización de Alejandro Magno.
«Es hermoso vivir con valor
y morir dejando tras de sí fama imperecedera»

Alejandro III
de Macedonia

Figura histórica colosal.


Es uno de los militares
más famosos que ha da-
do la Historia Antigua y
universal. Su vida y su
obra son fascinantes.
En sus treinta y tres
años consiguió con-
quistar el mayor Impe- FIGURA 159. Busto de Alejandro. Museo de la
Acrópolis, Atenas.
rio alcanzado hasta ese
momento, llegando a las tierras bañadas por el Indo y dominando la ma-
yor parte del continente asiático. Fundador de varias ciudades a las que
dio su nombre: Alejandría, es considerado el creador de una nueva épo-
ca histórica: El Periodo Helenístico. Su breve vida marcó un antes y un
después en la historia entre Oriente y Occidente.

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