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INTRODUCCIÓN

«La religión griega no fue revelada de golpe por' un


profeta o un mago para imponerse, inmutable, a lo
largo de una serie de siglos. No se codificó en ningún
libro; no perteneció a una casta cerrada ni a una
iglesia; no tiene dogmas conocidos. Surgió del propio
corazón de los diversos pueblos que se fueron mez-
clando poco a poco en el solar de Grecia. Evolucionó
al mismo ritmo que aquellos pueblos, su historia está
en estrecha dependencia con la de ellos, y representa
un elemento de su civilización» (A. J. Festugiére). En
cuanto se trata de interpretar unos elementos vivos en
su formación y en su posterior evolución, aparece la
religión griega con sus múltiples aspectos..
Vinculada a la formación y evolución histórica del
pueblo griego, las aportaciones de que está hecha son
tan variadas que a veces se ha preferido emplear la
expresión de «religiones griegas», que reflejaba mejor
la diversidad de dioses, cultos y ritos. Aun las divini-
dades que, aparentemente, tanto en su personalidad
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como en su función, presentan más unicidad, como inventarios y las cuentas administrativas contienen al-
Zeus o Atenea, tienen en el tiempo y en el espacio gunos nombres de divinidades—Zeus, Poseidón—
variedades difíciles de fusionar; Zeus Ammón, Zeus cuyo parentesco con lo heredado del fondo indoeuro-
Agoraios o Zeus Meilichios desempeñan unas funcio- peo al que pertenecían los primeros estratos de la po-
nes y son objeto de unos ritos muy distintos de los blación helénica no tiene nada de sorprendente.
del Zeus Olímpico. ¿Qué decir de Poseidón, deidad Pero estos primeros griegos entraron muy poco en
marina en Atenas y dios de las fuentes en el Pelopo- contacto con el mundo egeo y la civilización de la
neso? En un área tan reducida como la del Pelopone- Creta minoica y fueron cautivados por su arte y su
so rivalizan dos concepciones de Asclepios: el dios de refinamiento. Tanto en su arquitectura como en la
Epidauros, que se instala en Atenas, compite con el decoración, la orfebrería y la cerámica, los elementos
Asclepios de Arcadia. Y ¿cómo sería posible reducir egeos abundan, y se han señalado muy a menudo.
a uno los diversos aspectos de Deméter y de Persé- Aun conservando su originalidad propia, los micéni-
fone? Entre los cultos y ritos de Eleusis, las ceremo- cos no rechazaron ciertas creencias, y se produjo una
nias de Deméter la Negra en el Peloponeso, y las primera amalgama, donde se pueden reconocer los
distintas Deméter del mundo griego occidental, las estratos micénicos. La mayoría de las deidades feme-
diferencias no se pueden reducir a una misma concep- ninas han tomado rasgos de la Gran Diosa Madre
ción, que siempre sería demasiado general y vaga para minoica, cuyos poderes en el mundo de la naturaleza
conservar valor explicativo alguno. y de la fecundidad aparecen evocados en gemas y
Al tomar contacto con el mundo religioso de los pinturas. Y ¿no es también, al fin y al cabo, la tierra
griegos lo primero que hay que hacer es evitar gene- cretense el lugar natal de Zeus Kretagenes? Tanto los
ralizaciones y sincretismos demasiado precipitados y marfiles de Micenas que representan a la diosa nu-
no perder la sensibilidad a las grandes diversidades tricia como el relieve del tímpano de la gran Puerta
regionales. de los Leones reflejan estos mismos parentescos.
Estas diversidades vienen, en primer lugar, de la Pero aquí ya aparecen los rasgos y la aportación de
variedad de los orígenes. un tercer componente: la ola oriental, que dejará sus
Los esfuerzos de las genealogías, cuyo modelo sigue sedimentos en varios momentos de la historia de la
siendo la de Hesíodo, no consiguen reducir a la uni- religión griega. A partir del siglo Iv antes de nuestra
dad estas discrepancias, cuyos elementos conservan su era, los cultos de Atis, Adonis y Cibeles pasarán de la
propio colorido y su sello primitivo. orilla oriental a las costas occidentales del Egeo, no
Hay, indudablemente, un elemento griego primitivo sin trastornar un tanto las ideas tradicionales; más
que deriva de la primera migración de los pueblos tarde, Isis, Osiris y Serapis confirmarán a posteriori
griegos, la de los micénicos; actualmente los textos las afirmaciones de Herodoto sobre el origen egipcio
vienen a confirmar las referencias arqueológicas. En de los dioses griegos, o al menos de algunos de ellos.
las tablillas de lo que se denomina el linaje B, los Pero ya desde la época de las primitivas amalgamas,
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a fines del II milenio, Asia Menor había contribuido sos elementos que constituyen el mundo, el cielo, la
a la constitución del panteón griego: ni la Gran Ma- tierra y las aguas, en una cosmogonía que diferencia
dre de Pesinonte, ni la familia de Apolo, su madre claramente a los dioses de lo alto de los del mundo
Latona y su hermana Artemisa, ni tal vez el dinámico subterráneo.
Dionisos de las Bacantes pueden ocultar su origen ex-
tranjero, frigio o lidio.
La religión de los grandes señores micénicos, que
los poemas homéricos reflejan de una forma precisa Las fuentes
y ya organizada muy sistemáticamente, se enriquece
Para poder captar este mundo en toda su compleji-
así con múltiples aportaciones que dan nueva vida a
dad y diversidad es importante no despreciar ningún
unos diosos y diosas que el naciente mundo griego in-
medio de aproximación, ninguna fuente. Estas últi-
voca en busca de ayuda, protección y socorro. Los
mas, aunque numerosas, son de desigual valor docu-
dioses se integrarán entonces estrechamente en la evo-
mental; no van todas a dar al mismo punto, ni per-
lución social y política de Grecia. Como se ha visto
miten internarse hasta la misma profundidad en todos
en los recientes estudios, con distintas perspectivas,
los campos ni en todos los niveles de las creencias,
de M. P. Nilsson y J.-P. Vernant, tanto la elaboración
los ritos y la propia personalidad de las divinidades.
como la estructuración del mundo divino son resulta-
Por supuesto, se ha recurrido en primer lugar a las
do de la organización política y están en relación con fuentes escritas y a los textos que la tradición antigua
la forma adoptada por la vida y el pensamiento polí- ha conservado para nosotros. Son numerosas, pues
ticos en el marco de la ciudad griega. todos los autores—historiadores, poetas o filósofos—
De ello resulta una nueva forma de complejidad entraron a fondo en los temas religiosos, e incluso
cuyas realidades no siempre son fáciles de captar, algunos los modelaron o los transformaron; sabemos
pues la información de una religión oficial, con sus la importancia, en esta faceta, de las grandes obras
fiestas y ritos, se superpone a unas creencias religio- trágicas. Para el joven griego, los poemas homéricos
sas, sin duda más profundas, vivas y verdaderas, que eran la primera y principal iniciación a la religión,
informan la vida cotidiana. Los cultos populares, lo- pero para el historiador no son más que el reflejo de
cales o familiares, las creencias relativas a las múlti- un determinado momento de esas creencias, momento
ples divinidades de la casa, de los campos, de la calle, que corresponde esencialmente al mundo micénico,
de los caminos y de las encrucijadas, de las fuentes aunque en la primitiva epopeya micénica de la que
y de los bosques; esos cincuenta mil dioses cuya pre- nació la obra homérica se hubieran introducido apot-
sencia en el mundo afirma Hesíodo, vienen a alimen- taciones recientes de los siglos v1t1 y vir. Pero a partir
tar una vida religiosa más difícil de captar y de cono- de este momento, trátese de poetas líricos como Pín-
cer que la jerarquía oficial, claramente estructurada, daro, Estesícoro o Baquílides, o de poetas trágicos
de las grandes divinidades, repartidas entre los diver- como Esquilo, Sófocles y Eurípides, las tradiciones
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especulaciones religiosas, la gran masa de las inscrip-
locales y las vicisitudes históricas y políticas exigen
ciones aborda unas realidades más concretas; las
un manejo muy crítico de los temas explotados por
leyes religiosas, los reglamentos del culto, los inven-
ellos.
tarios, las crónicas del santuario, las múltiples de-
Algunas grandes genealogías, como la Teogonía de dicatorias constituyen una documentación de gran
Hesíodo en la época arcaica, y las grandes compila- riqueza y variedad, y sobre todo directa, sin intet-
ciones posteriores de la tradición alejandrina y hele- pretación filosófica ni política.
nística atribuidas a Apolodoro y a Eratóstenes, refle- Desde principios de este siglo, la investigación so-
jan los esfuerzos sistemáticos realizados en los distin- bre la religión griega ha conocido una renovación,
tos períodos de la historia griega para recoger y ot- provocada por los descubrimientos arqueológicos que
ganizar la masa de leyendas y tradiciones. Pero estas ahora constituyen una de las fuentes esenciales. Gra-
investigaciones filológicas e históricas, estas compila- cias a ellos, de una nueva lectura de los textos se
ciones revestidas de carácter científico, son posible- pueden sacar a menudo interpretaciones completa-
mente menos ricas en enseñanzas que las múltiples mente originales.
observaciones y detalles recogidos por Pausanias a lo Es indudable que las artes plásticas—bronce, már-
largo de sus peregrinaciones y conservados en la Pe-
mol o terracota—eran ya desde hacía mucho tiempo
riegesis, a pesar de lo tardío de su fecha (siglo 11 de
la base esencial de la iconografía religiosa, proporcio-
nuestra era); numerosos cultos locales, ancestrales,
nando un importante repertorio de imágenes divinas.
próximos a las creencias primitivas; ritos y fiestas Pero una larga labor de idealización práctica, unida
cargados de valor religioso nos introducen en el mis-
a la influencia de los prototipos de taller, contribuyó
mo corazón de las creencias populares, mientras que
frecuentemente a anquilosar el tipo de las divinidades,
los escritos filosóficos de Platón, Plutarco y Plotino
privándolas de toda relación con la personalidad real
nos presentan una concepción mucho más compleja,
del dios. Hay otras series, como los tipos monetarios,
pero indudablemente más intelectual y menos viva que son muchas veces más fieles por estar más liga-
del pensamiento religioso de los griegos.
das a las tradiciones locales e inspiradas en unos mo-
Hay otra serie de documentos escritos que nos pone delos muy concretos; los estudios de L. Lacroix han
en contacto, a veces más directo e inmediato, con la abierto un fecundo camino a la investigación.
realidad religiosa, especialmente con los rituales, la
La pintura, y muy especialmente la cerámica, cons-
descripción detallada de las fiestas, las múltiples dis- tituye otra serie de documentos que seguramente es-
posiciones sobre los sacrificios, las procesiones, las taba en un contacto mucho más directo con la reali-
vestiduras, la vida material del santuario; son unas dad de las creencias y de los ritos. Los decoradores
inscripciones que las excavaciones arqueológicas en- se inspiran en una imaginería popular—cuyas expre-
riquecen sin cesar. Si algunos de estos documentos, siones deben ser lo suficientemente claras para la
los Himnos, evocan, al igual que los textos literarios, clientela—y se cuidan de respetar los rasgos esencia-
la genealogía de los dioses o se extienden en doctas
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les del asunto religioso. Los temas mitológicos, las griega abarca todos los aspectos de la vida pública y
grandes escenas de la vida religiosa, los diversos as- privada y se enriquece con todos los progresos que
pectos de los ritos y de las festividades reflejan en realiza la investigación en terrenos tan diversos.
la decoración cerámica una vida religiosa continua- Frente a esta complejidad, a las continuas revisio-
mente sensible a las transformaciones de sus respec- nes de posición y a los enriquecimientos que resultan
tivas épocas. Pero los temas están sacados muy direc- de ellas, toda síntesis queda rápidamente superada, y
tamente de las manifestaciones religiosas de Atenas todo balance se hace pronto incompleto. Por tanto,
o del Ática; hay unos aspectos regionales de la reli- nos ha parecido más interesante mostrar, a través de
gión que no aparecen en la decoración de cerámicas varios ejemplos recogidos en campos diferentes, y re-
en las zonas en que esta producción es escasa o in- curriendo a unas fuentes también muy variadas, cómo
existente: Peloponeso y Grecia central, excepto Beo- la adquisición de una documentación inédita, sea cual
cia. Estas lagunas se pueden observar por algunos sea su fuente, permite nuevas interpretaciones y abre
ejemplos de la Grecia occidental, donde la decoración nuevas perspectivas en el estudio de las divinidades,
plástica de los templos (metopas de Selinonte, meto- de los cultos y de los ritos.
pas del Heraion del Selé, en Posidonia) representa
aspectos originales de mitos conocidos (Heracles, etc.)
que no tienen una representación paralela en la pro-
ducción cerámica.
Finalmente, la estructura arquitectónica de los tem-
plos permite igualmente precisar algunos ritos o for-
mas de culto. Los edificios eleusinos, los templos de
los dioses de Samotracia, los templos de las divinida-
des oraculares, la disposición de los santuarios dedi-
cados a Asclepios presentan una serie de particulari-
dades que, por su divergencia con las disposiciones
comunes a los santuarios tradicionales, revelan los
aspectos originales del ritual y aclaran las oscurida-
des de la tradición literaria.
Para terminar, las investigaciones sobre: el pensa-
miento religioso de los griegos y el contenido de sus
creencias pueden sacar un provecho seguro, como han
demostrado estudios recientes, de las actuales investi-
gaciones sobre las mentalidades y las estructuras so-
ciales y económicas; pues el campo de la religión

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