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Trastornos temporomandibulares
Complejo clínico que el médico general debe conocer y saber manejar. Cátedra
especial “Dr. Ignacio Chávez”
Los trastornos temporomandibulares (TTM), abarcan un conjunto de problemas clínicos
que comprometen diferentes estructuras anatómicas como son: músculos de la masticación,
la articulación temporomandibular y estructuras asociadas.
Se consideran como una subclasificación de desórdenes musculoesqueléticos y han sido
identificados como una causa importante de dolor en la región facial de origen no dentario.
Los trastornos temporomandibulares se caracterizan clínicamente por dolor en músculos de
la masticación, área preauricular o directamente en la articulación (usualmente agravado
por la manipulación y alteración de los movimientos mandibulares principalmente debido a
limitación del movimiento), presencia de ruidos articulares como crepitación y chasquidos
(clicking).
Epidemiológicamente la prevalencia va del 20 al 70% en la población general.
La articulación temporomandibular (ATM) forma parte del aparato masticador o gnático,
que incluye a los dientes y sus estructuras de soporte, huesos maxilares, mandibulares, así
como huesos de cabeza y cara, músculos de cabeza y cuello, sistema vascular, nervioso y
linfático de estos tejidos; constituyen una unidad funcional cuyos elementos se
correlacionan íntimamente entre sí y con el resto del organismo.
La ATM posee características únicas dentro de las articulaciones del cuerpo humano.
Los cóndilos mandibulares se articulan en la fosa mandibular del hueso temporal
Las áreas articulares de ambos huesos no se corresponden entre sí, lo hacen a través
de un disco interarticular que genera 2 cavidades sinoviales separadas que la hacen
compleja.
La ATM es una articulación clasificada como sinovial de tipo gínglimo modificada,
que permite movimientos conjugados de traslación, rotación y elevación, y
descenso.
Los trastornos temporomandibulares (TTM)
Comprenden una serie de alteraciones intraarticulares, periarticulares, sistémicas, aunque se
puede manifestar como combinaciones entre ellas.
Los signos y síntomas que se presentan en los TTM incluyen:
Ruidos en la articulación como chasquidos o crepitación
Dolor de los músculos masticadores y suprahioideos a la palpación o durante la
Masticación
Limitación de los movimientos mandibulares,
Alteraciones de apertura y cierre oral
Contracción involuntaria de los músculos masticadores
Cefalea,
Dolor periodontal
Dolor facial difuso
Otalgia
Tinnitus,
Cambios degenerativos como los observados en la artrosis y artritis reumatoide
Análisis oclusal
La oclusión puede ser la causa de que aparezca una alteración de la articulación
temporomandibular, si existe una situación de inestabilidad maxilomandibular no
compensada que provoca una sobrecarga articular, ya sea porque dicha inestabilidad genere
bruxismo o porque obligue a trabajar la ATM en una situación de carga desfavorable.
También puede ser que alteraciones de la ATM o de la musculatura masticatoria provoquen
cambios en la oclusión. En trastornos degenerativos avanzados de la articulación, como en
la artritis la destrucción de las superficies articulares puede originar una mordida abierta
progresiva, al acortarse la longitud total de la rama ascendente mandibular y rotar la
mandíbula hacia atrás.
Tratamiento
Entre las medidas de tratamiento conservador se encuentran: aplicación de calor húmedo o
compresas frías en la zona afectada, así como ejercicios de estiramiento según indicaciones
del fisioterapeuta. Los hábitos dietéticos son de mucho interés, se aconseja ingerir
alimentos blandos en general y evitar alimentos duros o crujientes así como alimentos
masticables.
El tratamiento farmacológico de primera elección consiste en antiinflamatorios no
esteroideos (AINE) aunque se pueden usar analgésicos más potentes como los narcóticos.
El uso de relajantes musculares puede llegar a ser de utilidad. Los medicamentos
ansiolíticos pueden ayudar a aliviar el estrés que a veces se piensa es un factor que agrava
los TTM.
Tratamiento oclusal
Este tratamiento tiene la finalidad de modificar la oclusión del paciente temporalmente,
permitiendo aliviar los cuadros clínicos desencadenados o agravados por una alteración en
la relación maxilomandibular. Para ello se emplean férulas superiores o inferiores que
proporcionan una determinada posición de la mandíbula.
NOTA: El tratamientos para los trastornos temporomandibulares va desde simples
prácticas de autocuidado, tratamiento conservador, hasta la cirugía. La mayoría de los
expertos coinciden en que se debe iniciar el tratamiento con terapias conservadoras dejando
como último recurso el tratamiento quirúrgico.
TRATAMIENTO
El 80% de los pacientes con patología témporomandibular mejora sin tratamiento al cabo
de 6 meses. El tratamiento de todos los pacientes con patologías témporomandibulares tiene
como objetivos una reducción o eliminación del dolor, una restauración de la función
mandibular y una reducción en la necesidad de la futura asistencia médica.
Educación personal
Los síntomas témporomandibulares más agudos son autolimitados y generalmente la
necesidad de intervención para su resolución es mínima. Por lo tanto, el tratamiento inicial
para la mialgia y la artralgia debería ser el cuidado de sí mismo, para poder reducir la
tensión del sistema masticatorio al conseguir la relajación de los músculos y de la
articulación.
En general se recomienda:
1. Aplicar calor húmedo o frío a la unión o los músculos doloridos durante 20 minutos
varias veces al día.
2. Comer una dieta más suave. Evitar productos de masticación difícil y trocear los
alimentos antes de ingerirlos.
3. Masticar el alimento a ambos lados al mismo tiempo o el lado alterno para reducir la
tensión sobre un lado.
4. Evitar determinados alimentos como el café, té, chocolate que pueden aumentar la
tensión de la mandíbula y desencadenar el dolor.
5. Evitar el bruxismo con protectores bucales.
6. Evitar las actividades que implican la amplia apertura de la mandíbula (el bostezo,
tratamientos dentales prolongados, etc.).
Farmacoterapia
El tratamiento para el dolor crónico mandibular se basa en la escala analgésica de la OMS.
Entre los fármacos usamos:
AINE: Gran actividad analgésica, antipirética y antiinflamatoria
Corticoides: (Para síntomas más severos inflamatorios, como la tenosinovitis, y en
general en toda la patología reumática)
Opiáceos: Está indicado en el dolor crónico de moderado a intenso que no cede con
analgésicos convencionales, entre ellos codeína, tramadol, morfina, fentanilo, etc.
Coadyuvantes (Relajantes musculares, ansiolíticos hipnóticos y antidepresivos):
Los relajantes musculares se administran cuando predomina el dolor por
espasticidad muscular. En las mialgias, especialmente con limitación en la apertura
mandibular son muy efectivos como coadyuvantes al tratamiento analgésico y
además favorecen la conciliación del sueño. Otros coadyuvantes en el tratamiento
del dolor crónico son el grupo de los antidepresivos. Los antidepresivos tricíclicos
como la amitriptilina mejoran significativamente el dolor, el insomnio y la ansiedad.
Medicina física
La medicina física puede ser eficaz en pacientes con dolor y movilidad limitada. El
ejercicio mandibular es a menudo el único tratamiento necesario. Los ejercicios incluyen
relajación, rotación, estiramiento, ejercicios isométricos y posturales. El estiramiento junto
con el frío y calor local son muy efectivos para la disminución de dolor y mejoría de la
movilidad. Estos ejercicios son eficaces cuando son realizados de forma rutinaria por el
paciente, unido a técnicas posturales y de relajación que disminuyen la contracción
mandibular.
Tratamiento ortopédico
Las dos tablillas más comunes incluyen la tablilla de colocación anterior y la tablilla de
estabilización.
1. La tablilla o férula de colocación anterior se usa en los desplazamientos de disco
para reducir el chasquido articular que ocurre durante la apertura y cierre
mandibular.
2. La tablilla o férula de estabilización proporciona una superficie de oclusión plana
sobre los dientes para permitir la protección pasiva de la mandíbula y la reducción
de malos hábitos orales.
Son pacientes (fig.1) que en los movimientos protrusivos no presentan una disoclusión
inmediata sobre los dientes anteriores debido al característico Resalte. Como resultado
inmediato podría haber interferencias oclusales posteriores que transmitan las fuerzas de
oclusión al periodonto4 y a la ATM, así como causar disfunción muscular. De cualquier
forma, lo que sí sucede siempre es que hay un excesivo rango de función mandibular para
llegar a producirse la disoclusión anterior derivado de la posición dental anterior.
Clase II, 2
En esta situación, al contrario de la anterior, el rango de movimiento está limitado debido a
la excesiva sobremordida vertical y el efecto traumático de esta maloclusión se relaciona
con una probable posición de los cóndilos desplazados e intruídos en la fosa (fig.4). Un
desplazamiento más distal a este punto se encontraría con el espacio retrodiscal ricamente
inervado y fuente del típico dolor temporomandibular retrodiscal5. Esta posición distal
condilar extrema sería causa de inflamación de los tejidos y debilidad funcional de la
articulación por estiramiento de los tejidos blandos y mayor pérdida de contacto discal.
Hay una guía anterior exagerada, de tal manera que no guarda sincronía la disoclusión
anterior con la guía condilar ya que tienen distintos desplazamientos angulares. Es
importante señalar que la salud articular y periodontal queda salvaguardada si existe una
similitud entre la amplitud y arco del movimiento del cóndilo dentro de la cavidad y el
movimiento y arco de los distintos movimientos de desoclusión. Un individuo con unas
caras oclusales muy planas y sin guía anterior se correspondería con una articulación con
una eminencia y una cavidad poco pronunciada y de igual manera ocurriría a la inversa.
En caso de pacientes con una clase II con gran sobremordida y un periodonto frágil, puede
desembocar en fuerzas ejercidas sobre los dientes anteriores de manera traumática y
prolongada provocando un microtrauma periodontal hasta desencadenar una migración en
abanico exterior o splaying anterior (fig.5) con aparición de diastemas6. Sin embargo, si el
periodonto presenta una gran fortaleza ósea y no permite el desplazamiento y la migración
dental, es la articulación temporomandibular la que puede sufrir un grado de stress mayor
debido a esta gran sobremordida asociada.
Clase III
Estos pacientes pueden carecer de guía anterior (fig.6), y existir una falta de disoclusión
anterior durante los movimientos protrusivos. Si se acompaña de una ausencia de guía
canina, el contacto en las lateralidades tendrá que confiar en una función de grupo pero en
caso contrario la presencia de interferencias en balanceo en los movimientos de lateralidad
sería inevitable. Esta anomalía en los movimientos excéntricos podría desencadenar, como
se estudiará más adelante, en un traumatismo oclusaló una disfunción temporomandibular7.
Mordida cruzada
Aparentemente una mordida cruzada anterior (fig.7) podría simular una clase III esquelética
pero un análisis ulterior de la oclusión céntrica puede demostrar que se trata de una
mordida cruzada dental en clase I donde el cóndilo podría apreciarse, radiograficamente, en
una posición más avanzada de tal forma que si lo situamos en su posición exacta en la fosa
en relación céntrica podrían surgir fuertes interferencias posteriores que el paciente va a
evitar colocando la mandíbula hacia delante en oclusión céntrica. De esta manera, los
músculos y ligamentos podrían sufrir un estiramiento y posible disfunción
temporomandibular.
Interferencia en protrusiva
Interferencia en trabajo
No son tan lesivas como las interferencias en lado de balanceo, pero pueden, también, en
determinados casos desarrollar un estiramiento de los ligamentos y músculos así como un
desplazamiento condilar anómalo en la articulación ya que puede rotar sobre el eje del lado
afecto.
Interferencia en balanceo
mejoría que puede ir de moderada a muy evidente cuando se suprimen este tipo de
contactos dentales en pacientes aquejados de dolor temporomandibular
Cabe destacar que las interferencias en céntrica pueden coincidir con las de balanceo y ello
tiene implicación en el ulterior tratamiento con un tallado selectivo.
Discrepancia OC-RC
Los tratamientos con placas oclusales o férulas, nosotros creemos que deben
reservarse, en principio, para los pacientes refractarios a las terapias anteriormente
descritas y, en ocasiones, sólo como método de diagnóstico diferencial.
Diagnostico:
8.1. Historia clínica
Junto con la exploración, debe de efectuarse de forma sistemática. Se deben de abordar
unos ítems, que podrían ser:
- Síntoma principal por el que acude el paciente: chasquidos, crepitación, dolor,
limitación de la apertura oral .
- Síntomas uni o bilaterales.
- Nivel de dolor, según VAS. Localización, duración, evolución.
- Hábitos parafuncionales;
- Accidentes y traumatismos cráneo-cérvico-faciales; infecciones.
- Alteraciones del sueño. Factores posturales.
- Antecedentes de aperturas prolongadas.
- Episodios de bloqueo o luxación mandibular.
- Cefaleas, dolor cervical o dolor de dientes.
- Cambios recientes en la oclusión.
8.2. Exploración
Valorar simetría facial.
La palpación puede evaluar la presencia de:
- Tumefacción, inflamación.
- Chasquidos o crepitación.
- Desplazamiento condilar.
- Artritis.
- Quistes.
- Tumores.
- Dolor de origen articular, que evidenciará: desplazamiento meniscal, degeneración
de la superficie articular o lesiones óseas.
- Causas de ruidos articulares: desplazamiento meniscal, subluxación condilar,
hipermovili-
dad, alteraciones de forma o relieve de las superficies articulares, cuerpos libres
intraarticula-
res, bridas o adherencias intracapsulares. La crepitación normalmente se asocia con artropa-
tía degenerativa.
Exploración intraoral:
Máxima apertura oral (MAO) indolora (normal: 35-44 mm). Laterodesviaciones (N: 5-10
mm). Protrusión (N: 5-10 mm). Desviación de la línea media con la MAO y protrusión.
Tejidos blandos; línea alba y borde lateral de lengua, lesiones intraorales. Oclusión, guía
canina, incisal..., interferencias oclusales, caries, ausencia de dientes, dientes incluidos.
Estado de prótesis y restauraciones.
Exploración neuromuscular: Pares craneales, ojos, oído.
Musculatura masticadora y cervical, valorar si hay dolor directo o reflejado.
Presencia de contracturas, puntos gatillo, bloqueos anestésicos. Columna cervical.
Vamos a comentar a continuación las peculiaridades de las patologías más frecuentes.
DISFUNCIÓN TEMPOROMANDIBULAR
Dolor periarticular bien localizado, responde a la palpación manual y manipulación
funcional.
Un disco adelantado suele limitar la traslación del cóndilo, produciendo una asimetría en la
apertura, que se corrige si se captura el menisco (desplazamiento con reducción).
Debe diferenciarse, sobre todo, de trastornos musculares, como el dolor miofascial y la
fibromialgia.
-Lesión de los ligamentos.
Aparece dolor intermitentemente. Es típica la interferencia del disco durante los movi-
mientos mandibulares. La oclusión es normal. Si el deterioro es definitivo, los movimientos
son descoordinados e indoloros.
-Retrodiscitis.
Suele aparecer maloclusión aguda. El dolor es intermitente, se acentúa con la
máximaintercuspidación, excursión homolateral forzada y la intrusión del cóndilo.
Disminuye al morder contra un separador en el lado afecto. La protrusión contra resistencia
no produce dolor.
Pruebas complementarias
9.1. Radiología convencional:
9.1.1. Radiografía panorámica: Constituye la única prueba necesaria para muchos
pacientes. Evidencia cambios degenerativos avanzados del cóndilo y lesiones como quistes,
tumores, osteomielitis y trastornos del desarrollo. Puede identificar fracturas y luxaciones.
Es de elección para:
- Confirmar posibles cambios óseos degenerativos.
- Diagnóstico de patologías no sospechadas.
- Estadiar procesos patológicos.
- Evaluar efectividad del tratamiento
9.1.2. Tomografía convencional: Puede evaluar todas las zonas de la articulación. Aunque
histológicamente las lesiones son más frecuentes en la porción temporal, la lesión
radiológica se diagnostica con más frecuencia en el cóndilo.
9.1.3. TAC: Se utiliza para el diagnóstico de fracturas, anquilosis y tumores, así como
valoración de cuadros degenerativos óseos. Puede detectar la remodelación de superficies
articulares, con excelentes detalles óseos.
9.1.4. TAC-3D: Es útil para cualquier enfermedad que curse con hipoplasia articular o
mandibular, para valorar la reconstrucción quirúrgica, vectores de distracción o tamaño del
injerto. También se utiliza en fracturas de cóndilo.
9.1.5. Resonancia magnética (RMN): Es la técnica de elección para valorar la disfunción
de ATM. También está indicada para laevaluación de lesiones tumorales y pseudotumorales
desarrolladas a partir de tejidos blandos.
Evaluación de las imágenes de RMN:
- Desplazamiento discal, tanto en boca abierta como cerrada.
- Reducción discal.
- Morfología de la pars posterior.
- Adaptación o fibrosis de la zona bilaminar.
- Desplazamiento del cóndilo.
- Presencia de exudado.
- Deformidades en fosa-cóndilo;
9.2. Gammagrafía conTc99
Muy sensible para el Do de hiperplasia condilar, trastornos inflamatorios, artrítides, y
metástasis óseas, aunque no es específica. Puede definir mejor la extensión de la
enfermedad que otras técnicas.
Estadios de Wilkes-Bronstein.
Correlaciona los hallazgos clínicos y radiológicos con los hallazgos artroscópicos.
- Estadio I. Inicial. Clic recíproco, indoloro. RMN: desplazamiento discal, con reducción.
Artroscopia: Roofing del 80% en boca cerrada y del 100% en boca abierta. Elongación
incipiente de la zona bilaminar. Sinovial y resto normal.
- Estadio II.Inicial-intermedio. Chasquido más intenso y tardío en la apertura. Bloqueos y
algias ocasionales. RMN: desplazamiento con reducción, engrosamiento de la banda
posterior. Artroscopia: Roofing del 50% en boca cerrada y del 100% en boca abierta.
Elongación de la zonabilaminar. Sinovitis adhesiva.
- Estadio III: Intermedio. Mayor no de episodios de bloqueo. Dolor más intenso y
frecuente. RMN: deformidad articular evidente. Artroscopia: Roofing del 5% en boca
cerrada y del 15% en boca abierta. Elongación importante de la zona bilaminar.
Condromalacia de grados I, II ó III. Adherencias visibles. Sinovitis prominente.
- Estadio IV: Intermedio-avanzado. Dolor crónico, variable. Cefaleas. Limitación del
movimiento en fases irregulares. RMN y TAC: evidencia de cambios óseos leves-
moderados. Art roscopia: Hialinización o metaplasia de la banda posterior. Condromalacia
de grados III-IV.
- Estadio V: Avanzado. Empeoramiento progresivo de la función. Crepitantes articulares.
RMN: gran deformidad anatómica del disco. TAC: signos degenerativos, esclerosis
subcondral, geodas, osteofitos. Artroscopia: Fibrilación o perforación
meniscal.Condromalacia grado IV. Adherencias fibrosas generalizadas y pseudowalls.
Sinovitis avanzada.