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Unidad 1: La Ética y el mundo

de los valores

Ética y Responsabilidad Social


Lectura complementaria
Introducción a las Teorías Éticas
Dr. Fernando Cabrera R.

Universidad Diego Portales

En primer lugar, conviene diferenciar entre moral y ética, aunque en ciertas circunstancias
suelen usarse como sinónimos.

La palabra moral deriva del latín “mos, mores” que significa costumbre mientras ética
deriva del griego y fue Cicerón, escritor romano, el que la tradujo al latín como moral.

La moral no es otra cosa que el conjunto de costumbres de la cotidianeidad, la vida diaria


del pueblo, no es una invención de los filósofos; como pertenece a la vida dentro de las
sociedades puede apellidarse como éstas, de modo que se habla de moral cristiana, moral
occidental, moral musulmana, medieval, es decir de la sociedad o la época a la que
corresponden dichas costumbres.

En cambio, la ética, si bien significa lo mismo etimológicamente, se refiere al estudio de


esas costumbres o, lo que es lo mismo, es el estudio de la moral; en realidad es la parte de
la filosofía que estudia las costumbres. De hecho, casi cada filosofo que ha estudiado la
moral elabora una teoría ética. Por eso, se habla de ética aristotélica, o kantiana sólo por
mencionar algunas de las más conocidas.

Volviendo a la moral como forma de vida, costumbre, realización de vida o norma de vida,
cualquiera sea la forma de llamarlas, hay dos maneras de entenderla. La primera manera
de vivir moralmente es darle a la vida un fin, una finalidad de vida buena, un qué sentido
debo darle a mi vida, es la que ha sido llamada ética teleológica (telos= fin).
La otra manera de vivir la moral es hacerlo según una ley u obligación universal que
apunta a lo que es correcto, que es lo que debo hacer para cumplir con la norma o ley
moral, es la ética deontológica (deon= deber)

Otra diferencia entre moral y ética es histórica, en efecto, la moral se origina con el mundo, desde
tiempos inmemoriales.
Hay teorías evolucionistas (la moral aparece en algún momento de la evolución humana cuando el
desarrollo cerebral lo permite) y creacionistas (relativo a la Creación, de hecho, en el Génesis
inmediatamente ocurre una grave transgresión moral que termina con la expulsión del Paraíso).
La ética es posterior y es una creación más de los griegos. Ya hemos dicho que son muchas las
teorías éticas de modo que surge la pregunta de por qué estudiarlas.

¿Por qué teorías éticas?

Nuestro fin es llegar hasta el estudio de la ética médica y la bioética. Ambas, como lo veremos
pronto pretenden servir de base racional para la toma de decisiones en las circunstancias de la
actividad médica donde está, muchas veces, en juego la vida de nuestros pacientes. De tal manera
que necesitamos un marco conceptual, racional para fundamentar nuestras decisiones evitando el
emotivismo y la intuición. Esa es la razón por la cual debemos estudiar las teorías éticas.

Otro hecho muy importante, que es necesario tener presente, es que hasta alrededor de 1960 todas
las teorías disponibles tenían como origen las especulaciones filosóficas o teológicas no médicas
que debían ser, en cierto modo adaptadas a la realidad médica, pero, por la fecha mencionada hace
su aparición la bioética, la primera Ética Aplicada en exclusiva a la medicina, motivo de una segunda
parte de esta exposición.

Dividiremos esta primera parte según un calendario histórico para más facilidad de nuestros lectores.
1.- Ética Antigua

Ética Griega

La ética comienza con los griegos, ellos fueron los primeros en admirarse y sorprenderse
de las costumbres propias y con sus viajes conocer otras costumbres diferentes a las
griegas.

Uno de los primeros fue Sócrates (469-399 ac), de origen humilde, tenía como divisa el
"conócete a ti mismo " porque estimaba que si los hombres conocían la verdad o la virtud
la practicarían; por eso recorría las calles de Atenas enseñando o extrayendo la verdad de
las cosas. Si le preguntaban a él contestaba "sólo sé que nada sé" No era el camino
adecuado y por lo mismo fue acusado absurdamente y condenado a muerte; podría
haberse fugado como le recomendaban sus amigos, pero no lo hizo y murió de acuerdo
con su conciencia. Lo que le interesaba a Sócrates era el conocimiento del hombre, un
conocimiento orientado al aspecto moral.

Nos interesa también mencionar a los filósofos presocráticos como los estoicos y
pitagóricos como autores de muchos de los preceptos del Juramento de Hipócrates, en
efecto, se dice que suyos son los conceptos del secreto médico, la amistad o paternalismo
que se advierte en el citado documento.

Platón fue testigo de la muerte de Sócrates y lo pinta como un humorista y un filósofo de gran amor
a la humanidad. Nos vamos a saltar a Platón cuya ética se basa en una de las características
generales de los griegos: la prudencia y la templanza. (su filosofía ha sido llamada idealista).
Teleologismo o teoría basada en los fines

Aristóteles (384- 322 ac) al revés de Platón es realista, tiene los pies bien puestos sobre la
tierra; dice que todos los hombres tienden al bien: “el bien es el fin de todas las acciones
del hombre” todas nuestras acciones tienen por mira algún bien, multitud de actos de las
artes o las ciencias tienen fines distintos, la salud es el fin de la medicina, la victoria para el
militar, la riqueza para la ciencia económica, y así hasta llegar a un Fin o Bien Supremo que
es la felicidad.

La felicidad es el Bien Supremo.

Pero ¿en qué consiste la felicidad? Dice Aristóteles que no todos entienden lo mismo; para
unos será la riqueza, para otros los honores, para otros los placeres del estómago, incluso
puede variar en distintos estados de la persona, así para el enfermo la máxima felicidad
será recuperar la salud. También aquí habrá un máximo, en realidad lo bueno y mejor
para Aristóteles es la vida contemplativa entendida como felicidad en la autorrealización.

Esta ética teleológica cuyo fin es la felicidad es llamada eudemonismo (eudaimonía= vida
buena, felicidad).

Queda pendiente el significado de la virtud que para Aristóteles es el término medio, el


recto obrar en el justo medio entre dos tendencias opuestas, es la teoría del justo medio;
todo lo que peque de exceso o defecto se aparta de la virtud del justo medio

Hay virtudes éticas pertenecientes al carácter o costumbres de las personas: valentía,


templanza en el comer y el beber, generosidad, sinceridad; y también hay virtudes
intelectuales o dianoéticas que son fruto de la educación y el estudio.

En resumen, la ética aristotélica es la búsqueda de la felicidad a través de la vida buena


alcanzada mediante la práctica de las virtudes y el amor a la sabiduría.
La vigencia de Aristóteles es universal y sobrepasa los tiempos, todos en algún momento
somos aristotelianos, en la Edad Media lo fue Santo Tomas de Aquino que introdujo el
aristotelismo en la Iglesia Católica.

En medicina y en bioética ha sido reactualizada y la veremos en su oportunidad como


ética de la virtud o del carácter que intenta reintroducir las virtudes en la práctica médica
contemporánea.

Ética Cristiana

Nos interesa, dejando de lado otras consideraciones de gran importancia, como la figura
de Jesus y su mensaje o nuevo evangelio dos aspectos que en medicina han llegado ser
principios de gran importancia. Primero, el concepto de persona, tan importante, por
ejemplo, al considerar los problemas éticos al momento de nacer y a la hora de la muerte
y, segundo, la ruptura del hombre con la naturaleza, el antropocentrismo y el valor del
alma. En lo valórico, la regla de oro “ama al prójimo como a ti mismo”

2.- Ética Moderna

Deontologismo o teoría basada en el deber

Emanuel Kant (1724-1804) es el primer filósofo deontologista al decir que “un acto es
moralmente bueno, si es cumplido por deber o por respeto a la ley”. Kant nació y vivió
hasta su muerte en Koenisberg, en Prusia, cerca de Polonia, de vida reposada y discreta le
interesaban los problemas morales.

El modernismo, la época de la razón y las luces, le marcaba de tal manera que decidió que la
filosofía debía partir del hombre y no de Dios. De modo que la ética debía partir de una base
exclusivamente racional.
Su razonamiento es más o menos el siguiente:
La moralidad de una acción no depende de sus consecuencias sino de las intenciones.

La única cosa que hay en el mundo que es buena es la buena voluntad.

El poder, la riqueza o el honor y otros, son cosas buenas, pero igualmente, sin buena
voluntad pueden llevar a malos fines.

No basta entonces con las buenas intenciones.

La única motivación para actuar bien es el sentido del deber.

Si uno actúa sólo por compasión no es moral; la motivación por el deber es lo único que
importa.

Incluso el “amor al prójimo” cristiano debe ser por deber.

Así, todas las otras cosas buenas sólo son buenas en determinadas circunstancias.

Para saber si un acto o una afirmación es moral, Kant inventa un medio para distinguir las
máximas morales de las demás: el imperativo categórico.

Presenta tres formulaciones de este imperativo:

1. “Actúa únicamente de acuerdo con la máxima que hace que tú puedas querer que ella
se transforme en ley universal” (que todas mis acciones tengan valor universal)
2. “Actúa de tal manera que tu trates a la humanidad siempre y al mismo tiempo como
un fin y no solamente como un medio” (trata a la humanidad como fin en sí misma)
3. “Toda voluntad humana aparece como una voluntad instituyendo por todas sus
máximas una legislación universal” (la idea de la humanidad como reino de los fines).
La importancia de Kant es enorme, y contrasta fuertemente con Aristóteles, primero,
porque hace del deber y el respeto que él inspira una ley universal (la universalidad es un
tema fundamental en la ética moderna); y segundo, hace al sujeto íntegramente
responsable de sus actos (la autonomía de toda decisión ética).

El kantismo o deontologismo, tal someramente expuesto, también ha reaparecido


contemporáneamente como neokantismo en autores como John Rawls, Karl-Otto Apel y
Jurgen Habermas que serán oportunamente estudiados.

Consecuencialismo o utilitarismo

Como lo dice la palabra, el consecuencialismo evalúa una decisión según sus


consecuencias y toma el nombre de Utilitarismo cuando la consecuencia se ajusta al
principio de utilidad. Sus principales estudios son Jeremy Bentham (1748-1832) y John
Stuart Mill (1806-1873), ambos ingleses.

El origen de esta teoría reside en las ideas del hombre moderno del siglo XIX, la nueva
economía, liberación de tabúes religiosos y morales tradicionales y, sobre todo la
preocupación por los negocios y las ventajas personales.

Una acción no puede ser juzgada moralmente buena o mala, más que en razón de sus
consecuencias buenas o malas para la felicidad de los individuos implicados.

Como se ve, el utilitarismo promociona el bienestar o beneficencia y al mismo tiempo


evalúa objetivamente los intereses de las partes para maximizar los buenos resultados.

Muchas de las decisiones en medicina y en bioética son del tipo consecuencialista; es otra de las
ÉTICAs Aplicadas y por lo tanto su estudio aplicado a la bioética es pertinente.
Individualismo liberal o ética basada en los derechos

Gradualmente, casi espontáneamente aparece entre los siglos XVII y XVIII esta forma de
pensamiento, aunque ciertos escritores como Adam Smith, (1723-1790) escocés, autor de
“La Riqueza de las Naciones” y el barón de Montesquieu, francés, autor de “El Espíritu de
las Leyes” (1748) dan forma a esta manera de entender las relaciones con el Estado
habitualmente opresor.

En lo legal, comercial y moral persigue proteger los intereses de los individuos, es decir sus
derechos.

Los derechos, o peticiones que los individuos hacen a otros individuos, justifican las
obligaciones y garantizan la libertad.

Esta filosofía liberal se apoya fundamentalmente en la libertad humana, de todos los


individuos, libertad de conciencia, libertad de expresión, libertad de asociación.

La fundamentación de esta libertad está en los derechos.

Los derechos permiten exigir, insistir, confirmar lo que se debe hacer.

Los derechos deben expresarse en reglas que pueden ser legales, morales, institucionales.

Contemporáneamente, podemos ver el liberalismo o la teoría de los derechos en los


movimientos pro-derechos del enfermo o de los discapacitados, tema de bioética.
3.- Éticas Contemporáneas

Las éticas aplicadas

Hacia la década del 70, concretamente con la publicación del libro de Potter, podemos
decir que se inicia le época de las éticas aplicadas, llamadas también prácticas
entendiendo por tales aquellas “que intentan de algún modo aplicar los principios
descubiertos en el nivel fundamentador a las distintas dimensiones de la vida cotidiana”
(Cortina).

Una de las primeras éticas aplicadas fue la bioética, posteriormente han aparecido otras
como la ética empresarial, de las comunicaciones, eco-ética, ética cívica, etcétera.

El desarrollo de la bioética ha sido rápido y fecundo y por supuesto, ha significado la


aparición de intentos de explicarla y justificarla.

Al principio se apeló al aristotelismo, kantismo, utilitarismo, que, si bien siguen en auge en


su forma moderna o contemporánea no satisfacen por completo las expectativas del
progreso tecnológico de las ciencias de la vida.

El principialismo ha sido una de las teorías bioéticas más fecundas por la novedad de
basarse en principios fáciles de aceptar o aplicar, también su facilidad de ser enseñado.

Sin embargo, a poco de andar le han ido surgiendo competidores, cada uno con una propuesta
distinta y atractiva.

La ética de la virtud o del carácter busca reintroducir las virtudes del aristotelismo en la
práctica médica como una manera de humanizar la práctica clínica y mejorar la relación
médico-paciente. Su núcleo o centro está en el médico virtuoso.
El Comunitarismo aparece en la década del 80 en el mundo anglosajón, especialmente
McIntyre.

Para algunos es otra puesta al día del aristotelismo.


Su tesis central es la necesidad de preocuparse de la comunidad, al mismo nivel que la libertad y la
igualdad; propone una ética de las virtudes; critica a la anarquía moral y su objetivo inmediato es el
bien común, aún a costa de los derechos.

Ética del Cuidado es el punto de vista femenino puesto que aborda las cuestiones del
cuidado de los enfermos como una prioridad de origen femenino. Su autora es la
psicóloga norteamericana Carol Gilligan. Por cuidado se entiende la preocupación por el
compromiso y el deseo de actuar por el beneficio de las personas con las que se tiene una
relación estrecha. Su núcleo reside en la compenetración (la “química”) entre el médico y
el paciente.

Ética basada en casos o Casuística. La casuística es el arte de origen medieval de aplicar


principios abstractos, máximas o reglas a casos concretos. Por ejemplo, para estudiar un
problema ético en una situación concreta (un caso clínico con un problema moral) se
recurre a casos similares históricos ya resueltos que le sirvan de paradigma.

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