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“YANAPAQI, EL PROTECTOR DEL BOSQUE”

Hace mucho tiempo, entre los árboles de una zona muy boscosa de
AYACUCHO, existía un duendecito que cuidaba el bosque y se encargaba de
que no les falte agua a los árboles, las plantas ni a los animales que allí vivían.
Éste duendecito se llamaba YANAPAQI y era quien cuidaba del lugar y amaba
su trabajo de proteger la naturaleza. Sólo salía de noche porque de día la zona
era muy visitada por los turistas y no podía ser visto por ellos.
Cada año el turismo crecía más, porque el lugar era muy bonito y natural,
pero a la vez, también aumentaba el trabajo para YANAPAQI. Cada día era
más cansado para él porque la gente que venía de turismo, dejaba tan sucio el
lugar, arrojaban basura a los ríos, botaban desperdicios en el pasto, sacaban
indiscriminadamente los peces del río y dejaban tanto trabajo para el pobre
duendecito que se la pasaba toda la noche hasta el amanecer trabajando en
limpiar el bosque. Realmente era tanto trabajo que terminaba exhausto.
Cierto día, cercano a las vacaciones de medio año, Juan, su hermana
María y sus papás decidieron pasar unos días de vacaciones en AYACUCHO,
disfrutar de la naturaleza y compartir en familia aprovechando el feriado largo
de fiestas patrias y cambiar el clima de la LIMA GRIS (en Julio en la sierra es
verano).
La noche antes del viaje, conversaban en familia sobre lo divertido que
sería pasar en familia en un lugar rodeado de naturaleza.
PAPÁ DE JUAN: Niños iremos a pasar unos días en un hermoso lugar de
AYACUCHO, es un mágico lugar con un clima y un paisaje como nunca habían
visto. Sé que será inolvidable estos días de vacaciones.
JUAN: Si papá. ¡Estas vacaciones serán maravillosas!
MARÍA: (sonriendo) Serán mágicas vacaciones en medio de la hermosa
naturaleza. ¡Qué emoción!
Al día siguiente, todos se despertaron muy temprano para el viaje
esperado. Salieron emocionados por la nueva experiencia porque nunca
habían salido de LIMA. Recorrieron con su auto la carretera bordeada de
árboles y pasto verde lleno de flores, y en el camino divisaban ovejas, vacas,
campos de cosechas, riachuelos que cruzaban en medio de los cerros verdes.
Todo un espectáculo de la naturaleza que se plasmaban en las fotos que
sacaban de recuerdo. Luego de unas horas llegaron a AYACUCHO. Quedaron
sorprendidos pues el cielo era un espectáculo, miraban las nubes tan blancas
como algodón, el aire tan puro y hasta se podía sentir la brisa del río, el cantar
de las aves, todo lo majestuoso que puedas imaginar, estaba en ese hermoso
lugar.
Pasearon todo el día y disfrutaron de los deliciosos platos típicos, luego
de comer fueron al río a jugar en sus aguas y refrescarse, porque el sol
alumbraba a su máximo esplendor.
Al atardecer el cielo oscurecía, Juan y María se dieron cuenta que todas
las personas que visitaban el lugar se iban dejando su basura y todo el río tenía
objetos flotando y no les gustó a los niños pero lo ignoraron. Los papás de Juan
decidieron que acamparían para que la experiencia sea mayor y empezaron a
buscar leña por el bosque y como no encontraron decidieron cortar un árbol
cuando de pronto escucharon en medio de la oscuridad que alguien lloraba.
Los papás de Juan se acercaron atemorizados a ver quién era.
PAPÁ DE JUAN: ¿Quién está allí? -El llanto cesó- ¿hola?
JUAN: ¿Quién está allí papi?, escuché llorar a alguien pero todo está oscuro y
casi no se ve nada.
PAPÁ DE JUAN: No lo sé hijo, no puedo ver a nadie, pero si lo escuché
JUAN: ¿Hay alguien ahí? -exclamó Juan- ¡por favor salga, lo vamos a ayudar!
El duendecito nunca se dejaba ver por nadie, no quería que sepan que
era él quien cuidaba del bosque, pero de verdad ya estaba muy cansado de la
difícil situación. El hombre no cuidaba de la naturaleza, sólo la estaban
destruyendo y ese bosque era su hogar y el de muchas criaturas que allí
también vivían. Cansado y muy decepcionado respondió:
YANAPAQI: (llorando) Lo siento pero no puedes acercarte, soy un duende
cansado y muy triste porque las personas sólo vienen a destruir mi hogar. Yo
amo cuidar de la naturaleza y me duele que corten los árboles que sirven de
vivienda de las aves, que son el oxígeno de todos nosotros pero nadie lo cuida
y cada día destruyen más mi hogar, lo ensucian y maltratan.
JUAN: (apenado) Lo siento mucho duendecito, no pensé que hiciéramos tanto
daño a tu hogar. Lamentamos habernos comportado de esa manera, no nos
dimos cuenta del daño que hicimos.
PAPÁ DE JUAN: (con la cabeza gacha) amigo duende, mi familia y yo
lamentamos el daño ocasionado a tu hogar y también ser los culpables de
darte tanto trabajo. En nombre de todas las personas, vamos a enmendar
nuestros errores y ayudaremos a cambiar el comportamiento de los visitantes
para vivir en armonía con la naturaleza y que tú amigo tengas un mejor lugar
donde vivir. - ¡lo prometo! - aseguró el papá de Juan.
YANAPAQI: Muchas gracias señor, sé que de verdad me ayudará. Se ve que
son buenas personas.
MARÍA: si amiguito, por cierto ¿Duendecito cuál es tu nombre?
YANAPAQI: Mi nombre es YANAPAQI que significa PROTECTOR, porque yo
protejo y cuido siempre de mi bosque.
JUAN: ¡Qué bonito nombre tienes duendecito! . Sentimos mucho ser los
culpables de no cuidar de la naturaleza y de darte mucho trabajo, amigo.
Prometemos a partir de hoy que las cosas cambiarán, te vamos a ayudar, lo
prometemos.
YANAPAQI: Muchas gracias amiguitos a partir de hoy sé que todo mejorará,
porque el trabajo de cuidar la naturaleza será compartido.
MARÍA: ¡Así es amiguito, vamos a ayudarte!.
Esa noche Juan y María junto a sus padres empezaron a ayudar a
YANAPAQI en la limpieza de los ríos y del bosque para que el pequeño
duendecito no se cansara mucho y decidieron poner carteles por todo el
bosque y a las riveras del río pidiendo que los turistas sean más conscientes y
no maltrataran la naturaleza y respetaran el hermoso lugar, sus árboles, los
peces y su apacible río.
A la mañana siguiente, las personas que visitaban el bosque, al llegar
encontraron un aviso a la entrada y al leer los mensajes se dieron cuenta que
estaban actuando de una manera irresponsable y tomaron consciencia de los
errores que estaban cometiendo y todos se comprometieron a cuidar del
hermoso lugar.
YANAPAQI en agradecimiento les regaló un cesto lleno de deliciosos
frutos que brindaban los árboles que habían en su bosque. Aquel día fué muy
bonito y lo disfrutaron en familia y YANAPAQI les agradeció a JUAN, MARÍA y
SUS PADRES por haberlo ayudado. Ellos le prometieron volver en las
próximas vacaciones para visitarlo.
Desde entonces todas las noches sale YANAPAQI a cuidar de sus
amigos del bosque y queda alegre al darse cuenta que los visitantes han
cuidado de su bosque y su río durante el día y se siente agradecido porque
están cuidando entre todos de ese hermoso y mágico lugar de AYACUCHO.

“HOY EN DÍA HAY ARMONÍA ENTRE LAS PERSONAS Y


LA NATURALEZA”.
AUTOR: SEBASTIAN IPARRAGUIRRE

AUTOR: “EL YANAPAQI”


SEBASTIAN IPARRAGUIRRE

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