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LA FIESTA EN EL HUMEDAL MAGICO

Esta es una historia poco contada que ocurrió en el Humedal de Ventanilla, en el cual se
hallaba un hermoso lugar que los humanos no conocían, era un lugar en donde la vida silvestre
y la flora prosperaban en armonía. Todos los animales llegaban a este lugar en busca de
refugio y comida, y se sentían seguros y protegidos en este paraíso natural por lo que un día
decidieron hacer una fiesta celebrando el Día de la Vida Silvestre, el cual se encontraba cada
vez más cerca, por lo que todos estaban felices y entusiasmados a excepción de uno,
comentaban los preparativos que realizarían para esta ocasión tan especial:

Cernícalo: ¡Yo podría traer las ramas! Pues, se me facilitan llevarlas -exclamo con entusiasmo-

Junquero: Yo puedo decorar la fiesta. Tengo un gran talento para la decoración y un buen
gusto y ya tengo una gran idea de lo que quiero hacer para la fiesta.

Chorlo: ¡Yo voy a animar la fiesta! Pues mi voz es muy fuerte

Gavilán: ¡Ay, no! De ninguna manera me interesa entrar en esta fiesta. No me gusta la música,
ni me llevo bien con los animales, ni me gusta salir ni hacer actividades con otros. ¡Me quedo
aquí yo solo en mi soledad y no quiero ni un poco de ruidos molestos! – se quejó disgustado-

Ya cayendo la noche, el viento suavizaba el aire con sus frescas ráfagas y sus llamados de
canto, acunando y calmando a los animales que se encontraban descansando en sus pequeñas
cabañas después de un largo día. Los sonidos de las plantas susurrando sus ramas en la brisa,
formaron un suave arrullo mientras que el sol ponía fin a otro día mágico en el mundo natural.

Fue entonces cuando la pacifica noche se vio interrumpida por un insoportable ruido.

Cigüeñuela: ¡Que fue eso! -se despertó con un gran susto-

Pato: No lo sé, ¡Creo que el ruido proviene del centro del humedal!

Los dos se dirigieron al lugar proveniente de aquel ruido, escondiéndose detrás de los arbustos
para investigar lo que habían escuchado... Sin embargo, no ven nada, solo un silencio
apasionante. De pronto, otra vez un ruido... Pero esta vez mas fuerte, decidieron asomarse y
ven a un grupo de adolescentes maltratando y maldiciendo la flora silvestre, Tal acto sello sus
corazones causándoles una furia y rencor imperdonable.

Pato: ¡esto es horrible! ¿Qué haremos?

Cigüeñuela: Debemos decirles a los demás sobre esto.

Pato: Si, esa es una buena idea

A la mañana siguiente los animales del Humedal de Ventanilla estaban tristes y deprimidos al
ver su hábitat dañado por los adolescentes. Estaban preocupados al mismo tiempo por el daño
a largo plazo que esa acción podría causar a la naturaleza, y enojados por la poca conciencia
que tenían los adolescentes sobre sus acciones.

Gavilán, que era un ave muy molesta, se había sentido muy angustiado y triste al enterarse de
la noticia, En ese entonces se concientizo y se puso a pensar mucho en cómo ayudar a sus
amigos animales a que se sintieran mejor, y por fin había encontrado una solución. Así que él
voló hasta donde estaba la señora naturaleza y le pidió que ayudara a reparar el daño y evitar
que los otros animales se sintieran tristes. Si la señora naturaleza aceptaba, Gavilán se
encargaría de que todos los animales se sintieran mejor y felices en su hábitat.
La señora Naturaleza estaba dispuesta a ayudar, ya que sabía que las personas eran una
amenaza para la vida silvestre. Ella era una sabia guardiana que estaba dispuesta a hacer lo
que era necesario para proteger y conservar la naturaleza. Entonces resoplo con todas sus
fuerzas y restableció el humedal devolviéndole el característico brillo de siempre, y así creando
una barrera inmortal e inmune a donde el humano no pueda entrar ni destruir su hábitat,
siendo la única forma de entrar y tener contacto, es tener un corazón puro y limpio de pecado.

Todos los animales se despidieron y agradecieron a la señora Naturaleza por reconstruir su


hogar y mantenerlos protegidos, La madre Naturaleza tenía paz en su territorio una vez más.

Junquero: ¡Hoy es el día de la vida silvestre! Hay que ir por la señora naturaleza, pues sin ella
no podríamos festejar este día tan especial

Fueron en busca de la señora naturaleza, cantaron alegres melodías todos juntos, todos
bailaban al ritmo de la música y la vegetación crecía y florecía más que nunca. El aroma a flores
frescas y hojas verdes llenaban el aire, haciendo que todos los sentidos se deleitaran, en la
festividad. La fiesta fue tanto una celebración de la vida Silvestre como una forma de darle
gracias a la madre naturaleza. Y nuestro amigo el Gavilán aprendió la importancia de la
amistad, el trabajo en equipo y la diversión, y se entusiasmó con la fiesta que organizaron
todos los animales del humedal de Ventanilla en su honor.

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