Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Preal (2009) El Proceso de Mejoramiento y El Liderazgo Escolar Haciendo Uso Sabio de Datos.
Preal (2009) El Proceso de Mejoramiento y El Liderazgo Escolar Haciendo Uso Sabio de Datos.
Grupo de
Trabajo sobre
Estándares y
Evaluación
El proceso de
mejoramiento y el
liderazgo escolar
haciendo "Uso Sabio de
Datos"
(PREAL) es un proyecto conjunto del Diálogo Interamericano con sede en Washington, D.C. y la Corporación de Investigaciones para el
Desarrollo (CINDE) con sede en Santiago de Chile. Las actividades de PREAL son posibles gracias al generoso apoyo que brindan la
United States Agency for International Development (USAID), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), GE Foundation International
Association for the Evaluation of Educational Achievement (IEA), Banco Mundial, entre otros. Las opiniones expresadas en este
documento son responsabilidad del autor y no comprometen al PREAL ni a las instituciones que lo patrocinan.
El proceso de mejoramiento haciendo “Uso Sabio de Datos”
El paquete que contenía los resultados del examen estatal obligatorio que rindieron los alumnos
en la primavera anterior cayó con un golpe seco sobre el escritorio del director Roger Bolton. El
periódico local ya había publicado un artículo que ponía a la escuela secundaria Franklin High en
la lista de “los que necesitan mejorar”. Ahora este paquete enviado por el estado ofrecía los
desagradables detalles. Rogers tenía cinco años de paquetes iguales a este, compartiendo un
espacio en sus estantes junto a cartapacio sy cajas llenas de resultados de las otras
evaluaciones requeridas por el distrito y el estado. El mero volumen de papel era abrumador.
Roger quería creer que había algo que su cuerpo docente podía aprender de todos estos
números que los ayudaría a incrementar el aprendizaje de los estudiantes. Pero no sabía por
dónde empezar.
Líderes escolares de toda la nación comparten la frustración de Roger. Las barreras que
existen para el uso constructivo y regular de los datos de evaluaciones estudiantiles para el
mejoramiento de la enseñanza pueden parecer insuperables.
Simplemente hay demasiada información. ¿Por dónde empiezas? ¿Cómo te das tiempo
para el trabajo? ¿Cómo desarrollas en tu cuerpo docente la habilidad para interpretar datos de
manera sensata? ¿Cómo construyes una cultura focalizada en el mejoramiento y no en la culpa?
¿Cómo mantienes el ímpetu para ello, de cara a todas las demás demandas escolares?
1
La presente es una traducción realizada en el marco de las actividades del Grupo de Trabajo Sobre
Estándares de Evaluación del PREAL con autorización del Harvard Education Letter, del artículo publicado
en su Vol, 22, No. 1 de Enero/Febrero del 2006.
2
Kathryn Parker Boudett enseña en la Escuela de Postgrado en Educación de Harvard (HGSE). Elizabeth A.
City enseña a aspirantes a cargos de dirección en el Instituto de Liderazgo Escolar de Boston y es candidata
al doctorado del HGSE. Richard J. Murnane, economista, tiene la cátedra Thompson de Educación y
Sociedad del HGSE. Este artículo es una adaptación de libro Data Wise: A Step-by-Step Guide to Using
Assessment Results to Improve Teaching and Learning de los mismos autores (Harvard Education Press,
2005).
Inicialmente, las escuelas se preparan para el trabajo, estableciendo las bases para aprender de
los resultados de la evaluación estudiantil. Las escuelas luego indagan – buscan patrones en los
resultados que señalan deficiencias en la enseñanza y aprendizaje – y subsecuentemente actúan
en base a lo aprendido, diseñando e implementando mejoras instruccionales. Las escuelas luego
pueden volver al ciclo de cuestionamiento y realizar más acciones en un proceso de
mejoramiento continuo. En el breve resumen a continuación, delineamos los pasos de lo que
podría ser una tarea que tiene tanto de desprolijo como, finalmente, de satisfacción (ver el
recuadro “El distrito de “uso sabio de datos”).
Cuando revisas los reportes de evaluaciones de tu escuela, algunas veces puedes sentir que
están escritos en otro idioma. Tantos términos, tantas advertencias, ¡tantos pies de página!
Como líder escolar, ¿cómo puedes ayudar a tu cuerpo docente a empezar a darle sentido a todo
ello? Un paso esencial en la fase de “preparación” es ayudar a tu cuerpo docente a desarrollar
conocimientos de evaluación. Para interpretar los informes de resultados de las evaluaciones es
importante entender los diferentes tipos de evaluaciones y las diversas escalas que se usan.
Para apreciar qué inferencias pueden ser deducidas de estos reportes y cuáles diferencias en los
resultados son significativas, puede ser de gran ayuda tener familiaridad con conceptos claves
tales como confiabilidad, validez, error de medición y error de muestreo. También es importante
tener una conversación abierta con tus docentes sobre por qué “ jugar con el sistema”,
enseñando para la prueba, puede no ser de utilidad para los alumnos.
Mientras entras a la fase de “indagación” del proceso, un buen punto de partida es hacer que tu
equipo produzca una presentación gráfica con los resultados de sus evaluaciones estandarizadas.
Muchas veces, las escuelas reciben informes de evaluaciones en un formato que puede ser un
tanto abrumador. Con una modesta inversión en el aprendizaje de habilidades técnicas, tu
equipo de datos puede “empaquetar” estos datos de manera de facilitarle al cuerpo docente ver
patrones en los números. Luego, como líder escolar, puedes involucrar a tus profesores y
administradores en conversaciones constructivas sobre lo que ellos ven en esa visión general de
los resultados. Nuevamente, el usar protocolos para estructurar las conversaciones puede
ayudar a asegurar que estas discusiones sean productivas.
Una vez que tu cuerpo docente haya discutido la imagen general de los resultados, es hora de
explorar a fondo los datos de los estudiantes para identificar un “problema centrado en el
alumno” – un problema de comprensión o de habilidad que es común entre muchos estudiantes
y que subyace a su desempeño en las evaluaciones. En este paso del proceso, puedes mirar en
mayor profundidad las fuentes de datos que investigaste para tu visión general. Seguidamente,
también seguirás investigando otras fuentes de datos para buscar patrones o inconsistencias
(ver el recuadro “Triangulación de datos”). El proceso de meterse a fondo en los datos puede
profundizar la comprensión del cuerpo docente con respecto al desempeño de los alumnos,
ayudarte a salir de tus “cuellos de botellas” (“Lo enseñamos, pero no lo entienden”) y permitirte
llegar a un entendimiento compartido sobre aquellas habilidades o conocimientos para lograr los
cuales tus alumnos necesitan mayor apoyo.
Una premisa central del proceso de mejoramiento haciendo “Uso Sabio de Datos” es
que es importante examinar una amplia variedad de datos, no sólo los resultados de las
pruebas estandarizadas. Muchas escuelas usan el análisis de ítems individuales de pruebas
como punto de partida para entender el pensamiento del alumno. En el análisis de ítems,
primero observas ítems en grupos ya sea de contenido (tal como geometría) o según tipo
(tal como las de múltiple opción), para ver si existen brechas en determinadas habilidades.
Luego, buscas patrones entre grupos de ítems similares. Finalmente, analizas más de cerca
ítems individuales para formular hipótesis sobre por qué los estudiantes responden a ciertas
preguntas de determinadas maneras.
Las escuelas luego pueden “triangular” sus hallazgos usando múltiples fuentes de
datos para aclarar, confirmar o cuestionar sus hipótesis iniciales. Las fuentes pueden incluir
proyectos de aula, reportes de laboratorio, portafolios de lectura, pruebas, tareas u
observaciones del profesor. Otra rica fuente de datos son los mismos alumnos. Puede ser de
mucha utilidad realizar grupos focales con estudiantes para hablar sobre sus procesos de
pensamiento.
Para poder resolver tu problema centrado en el alumno, es importante que en esta etapa se
replantee como un “problema de la práctica de enseñanza” que tus docentes han de atacar.
Ahora, el reto es desarrollar un entendimiento compartido sobre cómo se vería una enseñanza
efectiva sobre este tema. Los líderes escolares pueden ayudar a los profesores a desarrollar
habilidades para examinar la enseñanza, articulando lo que realmente pasa en las aulas, y
comparándolo al tipo de enseñanza que se necesita.
Finalmente, ¡soluciones! Puede parecer que tienes que pasar por un gran número de pasos
antes de decidir qué hacer con respecto a las cuestiones que surgen de tus datos. Pero dado el
cuidadoso trabajo que has realizado hasta ahora, los pasos restantes ocurrirán de manera más
fluida. En este primer paso de la fase del “actuar”, empiezas por acordar una estrategia de
enseñanza que resolverá el problema de práctica que has identificado. Luego trabajas en
colaboración con otros para describir cómo se verá esta estrategia cuando la implementes en las
aulas. Después es hora de poner el plan sobre papel. Al documentar los roles y
responsabilidades de los miembros del equipo construyes responsabilidad interna. Al identificar
el desarrollo profesional y la instrucción que tu equipo necesitará e incluirlo en tu plan de acción,
permites a los profesores saber que serán apoyados en cada paso del camino.
Tu equipo escolar ha hecho un gran trabajo poniendo sus planes de acción sobre papel.
Ahora que es tiempo de sacar las ideas del papel, hay cuatro preguntas que pueden guiar tu
trabajo como líder escolar: ¿Estamos todo en la misma página? ¿Estamos haciendo lo que
dijimos que haríamos? ¿Nuestros alumnos están aprendiendo más? ¿A dónde vamos luego? La
implementación del plan de acción puede ser como llevar a cabo un experimento en el que
pones a prueba tus teorías sobre cómo las estrategias de enseñanza llevan al aprendizaje del
alumno.
Tomamos una decisión muy conciente al graficar el proceso de “Uso Sabio de Datos”
como una flecha curva que vuelve sobre sí misma. Una vez que llegas al “final” de la fase de
“actuar”, sigues repitiendo el ciclo con más indagaciones. Mientras se va arraigando la práctica
de un enfoque estructurado para mejorar la enseñanza, puede hacerse más fácil saber qué
preguntas hacer, cómo examinar los datos y cómo apoyar a los profesores y alumnos. También
podrás meterte más a fondo en el trabajo, haciendo preguntas más complejas, planteando
metas más altas e involucrando a más personas en el uso más sabio de los datos.
El distrito que hace “Uso Sabio de Datos”
¿Qué pueden hacer los administradores de distritos para apoyar a las escuelas para que
hagan uso sabio de datos?
2. Crear incentivos
Un incentivo es requerir que los proyectos de mejora escolar se basen en resultados de
evaluaciones estudiantiles. Si se les brinda una mayor autonomía a las escuelas que
tengan proyectos sólidos de mejora y resultados probados, esto puede motivar a los
equipos de las escuelas a hacer bien el trabajo de análisis.
4. Encontrar el tiempo
Los docentes necesitan tiempo para trabajar juntos para poder aprender e implementar
estas nuevas habilidades. las opciones pueden incluir:
5. Modelar el trabajo
Los líderes distritales también pueden modelar el proceso de “uso sabio de datos” para
la mejora. Esto puede ser un trabajo nuevo y desafiante par la mayoría de miembros
del equipo de la oficina central, pero transmite un fuerte mensaje a las escuelas del
distrito.
Lecciones de liderazgo desde las escuelas que hacen “Uso Sabio de
Datos” 3
Cuando Almi Abeyta, directora desde hacía dos años de la escuela McKay de Boston dio su
discurso de inicio del año escolar a los docentes, esperaba que el mostrar los últimos resultados
de las pruebas estatales ”encendiera un fuego” entre los maestros y diera lugar a una extensa
conversación sobre el mejoramiento de la enseñanza. En cambio, los docentes reaccionaron con
un silencio aturdido, seguido rápidamente por expresiones de cólera y frustración. Eran las
primeras noticias que recibían sobre la caída en los puntajes en las pruebas de lenguaje del año
anterior. Almi sintió como si hubiese “dejado caer una bomba” sobre la habitación. Lejos de
encender una energía colaborativa, su presentación de los datos de logros de aprendizaje
parecía haberla apagado.
A medida en que las escuelas responden a la presión externa por aumentar los logros de sus
estudiantes, los peligros de examinar datos se agrandan. ¿Cómo - pueden preguntarse los
líderes escolares - convences a tus colegas de que vale la pena involucrarte en discusiones sobre
datos de manera continua y colaborativa? ¿Cómo discutes sobre datos y enseñanza sin señalar
con el dedo o saltar a conclusiones? ¿Y cómo usas ideas obtenidas a partir de los datos para
hacer mejoras significativas y duraderas en la enseñanza?
Invertir en la preparación
En la primera fase del proceso de hacer uso sabio de datos, “Preparar” (ver el artículo “El
proceso de mejoramiento haciendo Uso Sabio de Datos”), los líderes escolares suelen
enfrentarse a dos desafíos críticos: comunicar la necesidad de una iniciativa de datos y crear
equipos de datos que estén capacitados para liderar el trabajo. Los líderes que estudiamos se
enfrentan a estos desafíos de dos maneras: haciendo que los datos sean relevantes y dándole a
sus equipos de datos tiempo para desarrollar las habilidades y los sistemas que necesitan para
tener éxito.
Hacer que los datos sean relevantes. Mientras los líderes escolares van
embarcándose en el proceso de mejoramiento, necesitan convencer al equipo docente de que
3
La presente es una traducción realizada en el marco de las actividades del Grupo de Trabajo Sobre
Estándares de Evaluación del PREAL con autorización del Harvard Education Letter, del artículo publicado
en su Vol, 22, No. 1 de Enero/Febrero del 2006.
4
Jennifer Stelle es estudiante de doctorado en la Escuela de Postgrado en Educación de la Universidad de
Harvard. Kathryn Parker Boudett enseña en la Escuela de Postgrado en Educación de Harvard y es directora
del proyecto “Uso Sabio de Datos” (Data Wise)
examinar los datos no será una distracción más en su trabajo, sino que los ayudará a hacer ese
trabajo de manera más eficiente. Por ejemplo, a la hora de hacerse cargo de la escuela
secundaria Newton North High School en Newton, Massachusset, una escuela con una historia de
alto rendimiento académico, la directora novata Jennifer Price se encontró a sí misma en una
situación en que los resultados de las pruebas podrían ser fácilmente descartados por no ser de
interés. Ella decidió centrarse en un tema de vieja preocupación para los profesores y la
comunidad: cómo cerrar las brechas en el rendimiento académico de la escuela. Esto la ayudó a
reclutar un equipo grande y diverso de docentes para recolectar y analizar datos. Al explicar su
decisión de hacer relevante los datos, Jen dice, “Cada departamento ve que la brecha en el
rendimiento se manifiesta de una manera u otra. Al centrar el trabajo del equipo de datos en la
brecha de rendimiento, el uso de datos se empieza a conectar con la razón por la cual las
personas vienen a trabajar”.
Al moverse de la fase de Preparar a la fase de Indagar, los líderes escolares enfrentan muchas veces
otro desafío crítico: cómo involucrar a todo el equipo docente en conversaciones abiertas sobre los
datos, sobre todo cuando, como dice Shari Robinson, “los datos pueden herir”. Este fue el desafío que
Almi Abeyta confrontó cuando presentó sus datos al equipo docente de la Escuela McKay. Al abordar
este desafío, Almi y otros líderes que observamos nos muestran dos lecciones importantes:
establecer normas claras para examinar los datos y llevar a cabo conversaciones frecuentes y
centradas en el aprendizaje estudiantil.
Al pasar a la siguiente fase de Actuar, los líderes de “Uso Sabio de Datos” enfrentan el desafío
de ayudar al equipo docente a elegir, implementar y evaluar un plan de acción viable basado en
las ideas obtenidas de los datos que han recogido. Actuar puede resultar una tarea difícil; los
miembros del equipo docente muchas veces tienen ideas divergentes sobre cuán amplio o cuán
bien delimitado debe ser el plan de acción y sobre qué tipos de mejoras en la enseñanza
probablemente tengan el mayor impacto. Las escuelas que observamos abordan este desafío
bajando a un nivel muy detallado en sus planes de acción y ayudando a los docentes a
“mantener la fe” cuando se necesitan más ajustes.
Bajar el nivel de detalle. Cuando los puntajes en las pruebas de la escuela primaria
Mason Boston demostraron que los estudiantes tenían grandes dificultades para escribir sobre
textos, los maestros se sorprendieron. Después de todo, los estudiantes escribían sobre textos
todo el tiempo en sus cuadernos de lectura. Sin embargo, cuando los maestros examinaron los
cuadernos de manera colaborativa, se dieron cuenta de que cada maestro tenía estándares
diferentes para evaluar las “cartas de reacción a lecturas” que pedían a sus estudiantes. Como
en muchos colegios, un desafío clave que enfrentaban los maestros era la definición de
expectativas de enseñanza consistentes transversales a todos los grados. Después de mucha
conversación y debate, ellos desarrollaron un plan de acción que describía exactamente cómo
enseñarían y evaluarían las “cartas de reacción a lecturas” en cada grado. La maestra y
coordinadora de datos Hilary Shea explica que esta focalización en lo detallado fue la clave para
el éxito eventual del plan: “Si quieres mejora…no puedes atacar todo a la misma vez. Hacer
que las personas elijan temas bien delimitados es muy importante.”
Mantener la fe. El proceso de mejoramiento haciendo “Uso Sabio de Datos” no es un
evento singular sino un modelo de indagación permanente. Los líderes escolares que
observamos en nuestros estudios de caso entienden que el trabajo de mejora continua nunca se
termina definitivamente. En la Academia Comunal, una escuela secundaria alternativa de
Boston, la directora Lindsa McIntyre y su equipo docente diseñaron un plan de acción para
asignar tareas de manera consistente en toda la escuela. Sin embargo, al evaluar el plan de
implementación y su efectividad, se dieron cuenta de que su éxito inicial en elevar las
expectativas de los maestros y el compromiso de los alumnos se estaba erosionado por la
continua transferencia de nuevos alumnos a la escuela, duplicándose el número de alumnos en
algunas clases. Algunos estudiantes nuevos se resistían a hacer tareas, mientras que a otros les
parecía abrumador el requerimiento y se desesperaban al intentar mantenerse al día. Lindsa y
su equipo se dieron cuenta que tenían que explorar nuevas alternativas: ¿Establecer una sala de
estudios? ¿Requerir que los alumnos nuevos empezaran un lunes de manera que los maestros
pudieran planificar actividades de orientación? El desafío para Lindsa y el equipo de liderazgo –
como para cualquier líder escolar en esta fase del ciclo – es animarse con la evidencia de éxito a
la vez que se continúa identificando nuevas áreas para el mejoramiento.
Si te estás preguntando si tu escuela está lista para usar datos de estudiantes para
mejorar la enseñanza y el aprendizaje, deberías considerar cuatro preguntas claves:
En cuanto a Almi Abeyta, las lecciones que ella aprendió tras su presentación inicial fortaleció su
determinación de promover productivas y colaborativas conversaciones sobre datos entre su
equipo docente. Dos años más tarde, pudo dar la posibilidad de hacer la presentación de inicio
de año a su entusiasta equipo de datos, quienes ofrecieron evidencias de mejoramiento
académico en varias áreas y que luego anunciaron que la escuela McKay habia logrado una
mejora anual adecuada en lenguaje. Al escuchar las noticias, los docentes vitorearon. Luego se
sumergieron inmediatamente en una animada discusión sobre cómo seguir construyendo sobre
el progreso de sus alumnos en el año escolar que tenían por delante.