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Hablar de identidad latinoamericana supone hablar de un conjunto de discusiones

acerca de cómo se ha formado esta identidad a lo largo de la historia. Según Larraín (1994)
«el proceso de construcción de la identidad cultural debe entenderse como uno que no se
detiene ni puede detenerse en alguna etapa supuestamente privilegiada. Es más, debe
entendérselo como un "proceso discursivo que permite una variedad de versiones"» (p. 31).
En este sentido, señala el autor que se encuentran dos grandes vertientes entre los críticos
que debaten sobre la identidad latinoamericana: 1) algunos revisan de forma crítica la
conquista española y la anulación que esta supone de las culturas nativas; y, 2) otros
resaltan la contribución que la cultura española ha tenido en la parte religiosa.
Relacionado con lo anterior, en el presente foro, me centraré en el primer
posicionamiento de la crítica; a saber, hablar de la construcción de la identidad
latinoamericana supone hablar de la anulación de las culturas nativas y la centralización del
poder/saber de la cultura española al esta imponerse de manera violenta y construirse como
la ‘historia oficial’. De esta manera, es posible aseverar que dialogar acerca de la
construcción de la identidad latinoamericana exige hablar de la desposesión cultural de los
pueblos indígenas; esta desposesión supone, por supuesto, una trasgresión a la
territorialidad de la tierra, del cuerpo y del pensamiento.
En este entramado, cabe cuestionar o, más bien, cuestionar-nos desde dónde, cómo
y por qué se ha erigido nuestra identidad latinoamericana y cómo contribuir a los procesos
de reconstrucción y rescate de nuestra identidad que cada vez es más fragmentada. Decía
García Márquez (1982) que una característica que unifica y singulariza a los
latinoamericanos es la creciente necesidad de saber ¿quién carajos somos? Somos, pues,
según el autor, un saco lleno de sorpresas:
Los latinoamericanos nos atrevemos a más. Somos menos académicos y tenemos
menos trabas. Somos inventores y hasta jodones. Todo eso se nota. Creo que los
europeos, por ejemplo, se dan cuenta que, sobre muchos aspectos, nuestro
continente es virgen y que tiene muchas cosas que decir al mundo. Somos en
realidad sacos llenos de cosas inéditas y sorprendentes.

Referencias bibliográficas
García, G. (1982). ¿Quién carajo somos los latinoamericanos? El Mundo.
Larraín, J. (1994). Identidad latinoamericana: crítica del discurso esencialista católico.
Estudios Públicos 55.

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