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Universidad Sergio Arboleda

Jorge Steven Prieto Villanueva

Historia de la Filosofía Contemporánea

Alejandro de Jesús García Durán

Escuela de Filosofía y Humanidades

Comentario sobre “La crisis del estado de bienestar” de Habermas

La humanidad se ha caracterizado por tener transiciones de épocas, cambiar unas cosas por otras,
adquirir lo nuevo en vez de lo viejo, esto es algo que ninguno de nosotros puede negar, pues lo
hacemos hasta con las cosas más mínimas, por ejemplo, con un par de zapatos, lo cambiamos por
unos nuevos cuando ya no sirven, esto puede verse como transición donde que se repite porque
siempre aparece o nace algo nuevo, desde que comienzan a cambiar las épocas de la humanidad,
de la antigüedad a la época medieval, de ésta a la moderna, y luego a la contemporánea, donde se
han visto nacimientos de cosas nuevas que permiten el decir el “nacimiento de una nueva época”.

De hecho, Habermas (1988) dice “La Modernidad ya no puede pedir prestadas a otras épocas las
pautas por las que ha de orientarse.” (p. 2). Esto me parece clave para entender un poco mejor lo
que se dijo anteriormente, puesto que tiene razón, una época no puede pedirle las pautas a otra
(sea la que sea) para como llevar las cosas, puesto que, son contextos diferentes, vivencias
diferentes, los hombres no son los mismos, entonces es absurdo el utilizar las mismas pautas de la
Grecia Clásica, por ejemplo, en nuestra actualidad.

Ahora, se distingue que hay una especie de “espíritu de la época” en donde se mueve el
pensamiento y el debate, también hay dos tipos de pensamiento: uno histórico (nutrido por
experiencia) y otro utópico (con alternativas de acción que trascienden continuidades
históricas), este espíritu ha hecho que, el pensamiento político se impregne por energías utópicas
y experiencias históricas, aquí hay algo de razón, este pensamiento se ve trastocado, se ve como
lo histórico sirve para el contexto del discurso y como la energía utópica sirve para el trastocar al
otro.

También, nos va a expresar Habermas (1988) que “Desde comienzos del siglo XIX, la “utopía”
es un concepto de lucha política que todos usan contra todos.” (p. 3). Esto se puede vislumbrar
prácticamente en todo lado, algo más cercano, nuestra propia realidad, unos tildando de utópicos
a otros en la vida política por sus propuestas e ideales, mostrando a la utopía como si fuese lo
peor que ha parido la sociedad, “utópicos” llego a ser casi igual que “mentirosos”, por ello es por
lo que nadie quiere serlo, se ha perdido el verdadero significado de la utopía. Esto, por un lado,
pero si giramos la cabeza hacia otro lado, donde ve a la utopía de manera rehabilitada, como un
medio de posibilidades alternativas que pueden llevarse a cabo dentro de lo histórico, una utopía
que puede hacer cambia el contexto desde lo dicho.

Además, aparece una utopía social mezclada de pensamiento histórico que da una perspectiva
histórica más realista, mostrando herramientas como la tecnología, la ciencia, como mecanismo
de crecimiento para la sociedad. Esto puede verse en muchos discursos, donde priman temas de
estos como una utopía casi que realista, gracias a esa perspectiva histórica. Pero, aquí también se
nos muestra por ejemplo a Foucault, que aquel circulo de poder que plantea, casi que aniquila la
utopía, pues el poder está en una especie de eterno retorno, el poder no se termina y por ende, la
utopía es casi que imposible.

Pero, casi que desde la Segunda Guerra mundial ha aparecido una nueva especie de utopía que
puede denominarse como el Estado Social, y no ha aparecido un sustituto de éste, más adelante
seguiré tocando este tema, que tiene como antecedentes aquellos estados que nacieron o se
fortalecieron después de la Primera Guerra, como el soviético, o las socialdemocracias de
Europa.

Otra cosa interesante, es cuando Habermas (1988) dice “(…), he perdido la capacidad de
formular posibilidades futuras de alcanzar una vida colectiva mejor y más segura.” (p. 9). Esto
me parece interesante de comentar, puesto que, el perder la capacidad para pensar en formas para
alcanzar una vida mejor de manera colectiva es algo que me es fuerte, es como que ya no hay
solución para mejorar y estar mejor, es como una perdida de fe, en donde ya debemos
acostumbrarnos a estar como estamos, no sé que tanto esto sea así, pero sí considero que puede
perderse tal “fe” por lo que refleja la sociedad y Estado.

El trabajo también es mencionado por Habermas, dice que, hay presencia de una Utopía de la
sociedad del trabajo que piensa en participación cívica, derechos sociales, oportunidad de vivir en
libertad, justicia social, bienestar. Esto puede verse casi que reflejado es nuestro contexto, se
lucha por esto, y en otras ocasiones creemos que ya tenemos esto, lo digo de esta forma porque
todos vamos a ser trabajadores que están en esta utopía.

Volviendo al Estado Social, este no es fuente de bienestar, no puede garantizarlo, y esto es algo
que debe comentarse, porque por ejemplo, la utopía de la sociedad del trabajo busca el bienestar,
el Estado Social no garantiza tal cosa, esa sociedad del trabajo ya se ve relegada en una de las
cosas que busca, aquí empieza a fallar este Estado, pero, veo que, lo que importa es que se
mantenga el Estado como tal, no las utopías, que al final están en éste, pero que cambien no tiene
“gran” relevancia. Además, el poder de un Estado se ejerce por medio de la fuerza de la ley, pues
esta fuerza tiene una gran red de normas jurídicas, nada fuera de la realidad, a diario salen tantas
nuevas normas, reglamentos, sentencias, que van acordonando cada vez más y más la fuerza de
un estado por medio de la ley, esto es evidente, pues todos estamos sujetos a esas normas, que
muchas llegan a disfrazarse de leyes “morales”, pero al final, solo sirven para ejercer más poder,
y esto de las leyes, ha servido para el desarrollo del sistema político.

Me parece importante también rescatar esto que Habermas (1988) dice “Los legitimistas son hoy
los auténticos conservadores, que quisieran consolidar lo que ya se ha alcanzado” (p.16). Esto me
parece correcto, porque esos conservadores están presentes casi que, en todo lado, quieren solo
que se mantenga lo que ya se alcanzó, el cambio no lo ven bien visto, quizás porque temen el
perder su poder o aquello que les beneficia, como si quisieran mantener el Estado en sus manos,
lo pienso de tal manera. Además, también se nos muestra ese neoconservadurismo, que cultiva la
ética convencional y patriotismo, esto también puede verse, es como que cultivan cosas
nacionales para que ciertos sectores se identifiquen y no pierdan popularidad.

También se nos expresa que, las sociedades modernas disponen de tres recursos: dinero, poder,
solidaridad (éste debe afirmarse contra los otros dos poderes), esto es casi que obvio aquí, porque
incluso para algunos la solidaridad es opuesta a dinero y poder, lo veo algo similar, y es acertado
decir que estos son tres recursos de las sociedades modernas, el poder como aquello que vigila,
que mantiene y siempre está; el dinero es aquel con el que se mueve; y la solidaridad, la que
quizás toca más en lo humano de las personas en una sociedad.

Se añade también lo que dice Habermas (1988) sobre que “Los partidos, las instituciones
legislativas y las burocracias tienen que tomar en consideración la presión no declarada de los
imperativos funcionales y hacerlos coincidir con la opinión pública; el resultado es la “política
simbólica”. (p. 23). Acertado, se ve por todo lado esa política simbólica, que se traslada por toda
la opinión pública, ahora la política se ha vuelto en un símbolo, muestra salvadores, para que el
pueblo piense en que alguien puede salvarlos en el Estado, es una política que mueve masas, pues
los Partidos se han dado cuenta de tal cosa, mover masas es lo que vale, y cómo se mueven, ya no
es por medio de la utopía del trabajo, las masas se mueven desde la política simbólica con una
utopía en la que está presente la comunicación, es la comunicación en la que la utopía se mueve,
a tal punto que, hasta puede usarse la comunicación para mostrar la utopía del otro con terror, que
la utopía del otro es lo negativo y la mía la positiva, cosa que, en el juego político de nuestra
sociedad del ahora, se ve de manera clara.

Finalmente, se puede decir que, Habermas ha hecho un buen análisis frente al Estado Social que
está presente en nuestra sociedad del ahora, que ha logrado mostrar el como la utopía se ha ido
cambiando para usarla como mejor convenga, a pesar de que hay puntos criticables, es un análisis
interesante, en donde se resguardan varias ideas importantes, como la fuerza que se impone por
medio de la ley. Habermas conoce la sociedad en la que está, reconoce de una gran manera como
es el “juego” político de la sociedad del ahora, de la utilización de la comunicación y hasta de la
utopía, haciendo esta interesante crítica.
Referencias

Habermas, J. (1988). La crisis del estado de bienestar. Omegalfa: Biblioteca virtual.


Bibliografía

Habermas, J. (1988). La crisis del estado de bienestar. Omegalfa: Biblioteca virtual.

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