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Universidad Sergio Arboleda

Jorge Steven Prieto Villanueva

Historia de la Filosofía Contemporánea

Alejandro de Jesús García Durán

Escuela de Filosofía y Humanidades

Comentario sobre “Historia de la sexualidad: 1. La voluntad del saber” de Michel Foucault

Es interesante como hay en la historia de la humanidad ciertas cuestiones que van a permanecer
en esa misma, una de ellas el sexo como tal, que ha estado presente prácticamente desde nuestros
inicios, como método de procreación o de satisfacción. Foucault nos va mostrando que el sexo ha
tenido una especie de represión, en donde no es que le cancele inmediatamente, sino que se le
oculta y se ha llegado a asociar al mismo – por medio de la religión – con el pecado, como si el
tener sexo nos hiciera inmediatamente pecadores, además, debe reconocerse que el poder ha
mandado al sexo, no es que lo haya oprimido, sino que lo ha tenido en régimen de constante
libertad, cosa con la que puedo estar de acuerdo, quizás porque he visto que si he tenido el sexo
bajo las sombras y llegan incluso a exaltarse cuando se toca este tema.

Me parece curioso cuando Foucault (2011) expresa que:

De ahí que el punto esencial (al menos en primera instancia) no sea saber si al
sexo se le dice sí o no, (…); el punto esencial es tomar en consideración el hecho
de que se habla de él, quiénes lo hacen, (…), en una palabra, el “hecho discursivo”
global, la “puesta en discurso” del sexo. (p. 15).

Esto me es interesante puesto que, el autor expresa que lo realmente importante no es saber si le
damos opiniones positivas o negativas frente al sexo, aquello en lo que reside importancia es que
pensemos en cómo se habla de él, quiénes hablan de esto, y es que si me remito a cuestionarme
tal cosa, entiendo que hay cierto punto de razón para decir tal cosa, pues el sexo es algo que está
tan presente en la humanidad, que, debemos entender quienes dicen su “discurso”, porque el dejar
de lado tal cosa nos puede llevar – desde mi perspectiva – a una ignorancia frente a lo que el sexo
verdaderamente es.
Ahora, en el texto se nos va presentando más consideraciones frente al sexo, como el sexo como
falta (pecado), cosa que, a mi parecer ha hecho que el sexo llegue a ser un tabú, y es aquí donde
me parece acertado que en el texto se exprese que se debe hablar de sexo y necesario hacerlo,
porque es que el sexo no es ajeno al ser humano, está ahí, entonces por qué no hablar de él. Otra
cosa que puede decirse aquí es que, el poder no ha prohibido el sexo, de hecho, pienso que sería
absurdo llegar a pensar tal cosa, sino que, ha establecido una reglamentación para éste, cosa con
la que me encuentro de acuerdo, pues se ha visto como todo lo que tenga que ver con sexo está
bajo una reglamentación, bajo un “debes hacer esto y no aquello”, casi como muchos otros
tópicos que intervienen en el ser humano.

Me parecer fuerte que Foucault (2011) dice “Que el Estado sepa lo que sucede con el sexo de los
ciudadanos y el uso que le dan” (p. 26). Me parece de tal manera porque esto de que el Estado
sepa esto, es control, tras de que ya estamos controlados desde lo que consumimos hasta
prácticamente lo que hacemos o no en casa, y ahora que sepan lo que hacemos con nuestro sexo,
es un control casi que de todo lo que hacemos y somos, qué pensaría Foucault si viera el siglo
XXI, con los dispositivos celulares que casi que sirven como método de control de todo lo que
hacemos.

Otro punto importante a tener en cuenta es el cómo se le habla de sexo a los niños y quiénes les
hablan de éste, o el cómo está todo organizado en el ambiente de los niños, es como el querer una
especie de detención del sexo de los niños, le ponen la mano para que no pueda desarrollarse éste,
de hecho, si lo pienso, tiene sentido, recuerdo que, de niño el que me hablarán de sexo, así fuese
lo más mínimo y sin sentido, ya era una barbaridad, y es que esto es así porque las antiguas
generaciones fueron criadas así, con esa limitación del sexo hacia los niños. También, si se
vuelve a pensar en el pecado, el sexo es como aquello que debe confesarse, porque hemos caído
también en eso, en una especie de sociedad de la confesión, donde el sexo es un secreto que debe
ser manifestado en la confesión, porque es una falta, pero me surge una cuestión ¿una falta frente
a quién? ¿a quién daña el sexo?

También, surge otro tema, el sexo de conyugues y el de aquel que quiebra reglas, pues en el sexo
de pareja hay presencia de unas recomendaciones para el sexo, cosa que me parece interesante a
considerar, hasta debe haber recomendaciones e incluso reglas para el sexo, hemos reglamentado
hasta el sexo, y cuando se siguen las reglas pensamos en tranquilidad, y por ello condenamos la
sexualidad de los locos, del homosexual, de hecho el texto nos expresa que los hermafroditas
llegaron a ser considerados criminales por ser como son, terrible, prácticamente puedo ver con
esto que el sexo se ha convertido en un objeto más, que, como quizás pensaría Foucault el poder
podría usarlo como le convenga.

Ahora bien, sí que hay una especie de represión frente al sexo, Foucault nos va mostrando cuatro
maneras de ésta, la primera como una especie de dispositivo de contención para los niños donde
hay una vigilancia constante sobre ellos, cosa que de cierta forma es real, siempre está presente
un padre, maestro, etc., que ejerce poder sobre él y con cualquier “paso” que da sobre su
sexualidad se alarman; en la segunda, vemos como hay presencia de una especificación y
definición de lo diferente, por ejemplo, el homosexual, se especifica a determinadas personas
como tal, y aquí veo que puede surgir otro debate importante, el cómo esa especificación hace
que empiecen a surgir nuevas ideologías en donde al principio si tienen una lucha para que se les
reconozca como iguales, pero donde ya después es ideología tiende a ser tan fuerte puede pasar a
un obligar, sin el reconocimiento del diferente; el tercero puede casi que resumirse en el placer de
impartir un poder, puesto que es placentero el acechar al otro con preguntas cuando de sexo se
refiere; finalmente, el cuarto es la monogamia, donde se ha estigmatizado diversos temas como
por ejemplo de la masturbación, cosa que es evidente, incluso, esa segregación entre varón-
hembra, donde llega a valer más uno que el otro. Esto no deja de ser interesante, puede analizarse
de varias formas, por ejemplo, esto de la masturbación que ha sido bastante criticado y el que lo
hace en un enfermo, que duro, porque llego a pensar entonces en que casi que todos hemos sido
enfermos entonces una vez.

Además, en el texto Foucault (2011) dice:

Proliferación de las sexualidades por la extensión del poder; (…): este


encadenamiento, sobre todo a partir del siglo XIX, está asegurado y relevado por
las innumerables ganancias económicas que gracias a la mediación de la medicina,
de la psiquiatría, de la prostitución y de la pornografía se han conectado a la vez
sobre la desmultiplicación analítica del placer y el aumento del poder que lo
controla. (p. 48).

Esto me parece un buen análisis, aquí es prácticamente el ver cómo el generar unas ganancias
económicas por medio de cosas relacionadas con sexo, generan un aumento del poder, el ejemplo
más fácil, el de la pornografía – que, por cierto, llega a generar adicción – un producto que se
consume a diario en todo el mundo, que genera riquezas, y que gracias a éste se tiene cierto
control frente a quienes lo consumen, puesto que ahí se está controlando casi que su actividad
sexual.

El texto muestra incluso dos procedimientos para descubrir la verdad frente al sexo: el arte
erótico, donde Foucault (2011) manifiesta que “(..), el placer no es tenido en cuenta en relación
con una ley absoluta de lo permitido y lo prohibido (…), es tenido en cuenta en relación consigo
mismo; debe ser conocido como placer” (p. 55). Aquí puedo decir que, en el arte erótico, el
placer es placer para sí, el poder encontrar el placer como debe ser en realidad, donde no existe lo
que se prohíbe para el placer, pero tal cosa es difícil, porque hay placeres complejos, que pueden
considerarse en las sociedad como aberraciones, pero sin salirnos de contexto, sigamos con esto
de los dos procedimiento, se dice en el texto que el arte erótico casi que ni se ve con claridad en
la sociedad occidental, pues usamos es la confesión como técnica para producir lo verdadero (la
Scientia Sexualis), de hecho se ve como en nuestro sociedad se confiesa todo, los deseos, las
pasiones, pensamientos, crímenes, el amor por el otro, todo; confesamos a padres, maestros,
pareja, etc., la confesión se ha vuelto casi que obligatoria, y esto es acertado decirlo, pues ahora
en el confesar creemos que está la verdad – incluida la sexual – pues, puede verse incluso en
cosas sencillas como el decir “confiesa tu amor por mí” y con decirlo, ya esto es verdad. La
confesión se ha convertido casi que un cuestionario o interrogatorio, ya no se hace la confesión
sobre lo que se quieres esconder, sino que, sino que se confiesa aquello que no puede salir a la
luz. Incluso, puede verse aquí que nos hemos inventado un nuevo placer: la verdad, porque por la
confesión quiere saberse, se desea, se quiere exponer y descubrir.

Ahora, Foucault (2011) dice “El sexo, razón de todo.” (p. 74). Esto me ha parecido interesante
comentarlo, pues puede que sin contexto se pueda prestar para malas interpretaciones, pero
precisamente por eso he querido comentarlo, pues quisiera mostrar varios puntos frente a esto, el
sexo desde la antigüedad ha sido importante, ha tenido relevancia, de hecho es por el sexo por el
cual existe la procreación, desde aquí puede ser la razón de todo, pero pensemos en otro punto,
donde el sexo se convierte, por ejemplo, en una adicción, aquí también sería la razón de todo para
quien es adicto a éste, es que el sexo puede convertirse en razón de todo de muchas formas, por
ello me ha parecido traer eso dicho en el texto, para expresarlo desde mi perspectiva.
Además, sobre el poder Foucault (2011) expresa que “Habla, y eso es la regla.” (p. 79). Pues si el
poder prohíbe, ya no está bien visto, si dice no experimentarás, pues no lo harás; debe ver
claramente la existencia de un poder y un sujeto obediente de éste, pero es que no solo es un
poder de un Estado gigante que observa cada uno de mis movimientos, este poder también puede
verse en la relación padre-hijo, un poder y sujeto obediente, donde si el padre dice NO pues el
hijo no lo hace, así de sencillo, y el hijo crece con esa idea de poder para seguir transmitiéndola,
incluso, en otros espacios, como la relación maestro-alumno.

Pero, así como el poder se ejerce a partir de innumerables puntos o espacios, la resistencias a éste
también tiene varios focos, que cuando logra codificarse en uno de ellos puede llevar a la
revolución, puesto que se al codificarse hace grande y se esparce para tumbar lo que está
establecido como poder, pero esto me lleva a pensar en algo, puede que sí, hay revolución y se
tumba ese poder establecido, pero al tumbarlo, quienes lo hacen no estarían ahora instaurando un
nuevo poder para que así nazcan nuevos focos de resistencia, es como si el poder fuese casi que
imparable, así pase por resistencias y esto, al final en si el poder – sea el que sea – se mantendrá.
Es curioso, además, el análisis que hace Foucault sobre las relaciones de fuerza, que en el pasado
estuvieron en la guerra y que ahora se concentra en el poder político, esto me parece digno de
mención, puesto que encuentro razón allí, el poder político es quien ahora conduce las riendas de
las cosas, es quien dice NO o SÍ, es quien prohíbe, quien legaliza, de manera que, lo veo como
una transformación del poder.

Al mismo tiempo, en el texto se nos va diciendo que junto la aparición de la sexualidad, la


pedagogía del sexo, la psiquiatrización del sexo, o la socialización de la procreación, también
pueden vislumbrarse dos dispositivos de cómo funcionan las sociedades: uno denominado el de la
Alianza donde se defiende a la pareja, las reglas que vienen con esto y éste es aquel que está
establecido, y el de la Sexualidad, Foucault (2011) lo denomina “(…); para el segundo, lo
pertinente son las sensaciones del cuerpo, la calidad de los placeres, la naturaleza de las
impresiones, por tenues o imperceptibles que sean.” (p. 100). Aquí se ve que este de la
Sexualidad es algo diferente del de la Alianza, pues está es una búsqueda de los placeres, del
deseo, de lo que siente el cuerpo, incluso – me atrevo a decirlo – de lo que se piensa cuando se
sienten tales placeres y deseos, este dispositivo aún no está completamente establecido en nuestra
sociedad occidental. Pero, cuando hay presencia de una Alianza descarriada y una sexualidad
anormal esto puede generar: mujeres nerviosas, madres indiferentes, esposos sádicos, perversos;
en fin, pienso que, esto que traen estos dispositivos cuando están corruptos es algo muy similar a
lo que pasa en nuestra sociedad, por lo tanto, estamos en una Alianza descarriada y con esa
sexualidad anormal, porque se pueden ver muchas madres indiferentes de sus hijos, se ven
esposos sádicos que pueden llegar al punto de asesinar a sus esposas, esto no me parece muy
lejos de lo que pasa en nuestra sociedad y de hecho, me parece acertado decirlo.

Luego, aparece la sexualización, pues Foucault (2011) dice “(…), uno de los primeros en verse
“sexualizado”, fue, no hay que olvidarlo, la mujer “ociosa”, (…), donde debía figurar siempre
como un valor” (p. 114). Algo que me parece clave en este punto, es eso de llegar a verse aquello
que se está sexualizando como un valor, esto es terrible, porque lo veo como cierto, cuando
sexualizamos estamos inmediatamente dando cierto valor de medida a quien es el objeto de
sexualización, hacerlo es objetivar, en el caso que dice Foucault, a la mujer “ociosa”.

Al mismo tiempo, se presenta que la burguesía se logra dotar de su cuerpo y su sexo, por lo que,
el proletariado llega a ver esto como una actividad que es pura del burgués, y por lo tanto, para
los proletariados no será importante el dotarlo, pero, para que esta clase logré hacer tal cosa, se
necesitan conflictos, en donde le proletariado se llegue a ver en “peligro” como enfermedades y
urgencias económicas, cosa que, me parece interesante, y que incluso ignoraba antes de llegar a
leerlo.

Enseguida, se nos menciona el derecho de la muerte y el poder de la vida, Foucault (2011)


expresa que “Podría decirse que el viejo derecho de hacer morir o dejar vivir fue remplazado por
el poder de hacer vivir o de arrojar a la muerte” (p. 128). Ya no es un derecho morir y que
podamos vivir, de hecho puede llegar a ponerse en duda si alguna vez lo fue, pues el poder de
alguna forma siempre ha esta presente de alguna u otra manera, ahora estamos en el poder que
hace vivir y que puede arrojarnos cuando quiera a la muerte, que prácticamente maneja casi que
lo más importante para el ser humano: vida y muerte a su antojo, como se le da gana, el poder
tiene esa capacidad incluso de llegar a decidir cuándo morimos y cuando nos permitirá el vivir, y
es aquí donde aparece el suicidio como un resistencia a ese poder sobre la muerte, resistencia
contra el derecho que tiene el poder de arrebatar la vida cuando quiera, para cambiarlo por esa
difícil decisión del lanzarse al vacío de la muerte, mostrando resistencia en contra del poder del
soberano que tiene derecho frente a la vida y la muerte.
Después, se nos menciona un tópico que me parece algo interesante, el de la sangre y la
participación de esta en el poder por medio de diferentes manifestaciones como rituales, de
hecho, Foucault (2011) expresa “El nazismo fue sin duda la combinación más ingenua y más
astuta – valga lo uno por lo otro – de las fantasías de la sangre con los paroxismos de un poder
disciplinario.” (p. 140). Aquí puedo ver claro lo que quiere expresarnos el autor, pues no da el
ejemplo del nazismo, esa ideología tan fuerte que incluso a llegado a nuestro siglo XXI en forma
del neonazismo, donde al igual que desde sus inicios se cree que la sangre aria es aquella perfecta
y que las demás son solo aberraciones, y es que se ve como se usa la sangre en esta ideología para
controlar, para ejercer poder sobre quien cree en este caso, en una especie de “poder” de la
sangre.

Y, se nos da también unas últimas consideraciones frente al sexo, pues se nos muestra un deseo
del sexo, cosa que me parece acertada, pues es evidente que se quiere tener a éste, queremos
acceder a él, y eso es evidente, queremos poseerlo, usarlo como nos plazca y es por ello que lo
deseamos; además que, el decirle que sí al sexo no simboliza el decir no al poder, esto lo puedo
ver en el sentido en que cuando decimo sí al sexo, suele someterse a alguien, de diferentes
maneras, no necesariamente en la práctica, en el simple de hecho de ver el sexo como ideología ,
cosa que desde lo que pienso, está sucediendo actualmente; también, se dice que el sexo es bello
cuando es poderoso y sagrado, puedo entenderlo, pues el sexo se ha materializado y objetivado de
tal manera que solo importa la satisfacción del placer y se ha perdido en cierto sentido aquello
que puede tener el sexo más allá, un verdadero significado de conexión y unidad entre uno y el
otro, incluso, entre cuerpo y alma.

Para finalizar el texto, Foucault (2011) finaliza diciendo “Ironía de este dispositivo de sexualidad:
nos hace creer que en él reside nuestra “liberación”.” (p. 150). Me parece perfecto el como
termina la obra así, puesto que, es cierto lo que dice, nos ha hecho creer que en la sexualidad está
presente la liberación de todos, cuando verdaderamente el poder usa al sexo para mantener cierto
grado de control frente al sujeto obediente, mirarlo de esta forma: no es que el poder prohíba el
sexo y nos diga que no lo hagamos, pero lo reglamente y dice qué hacer con éste, que es lo que
está bien visto, y tal cosa se nos ha vendido como liberación.

Finalmente puedo decir que, el sexo ha sido una figura importante para que el poder se ejerza
sobre nosotros, puesto que, no conocemos el significado de éste, porque nos has expuesto
diferentes discursos del sexo para que aceptemos alguno, pero al hacerlo caeremos en ese juego
del poder, del placer de quien tiene el poder. Además que, como con muchas otras cosas
pertenecientes a nuestra naturaleza, nos han hecho ver al sexo como una falta, cuando – desde mi
parecer – es algo normal y que va casi que impregnado en nosotros, pero, es que por eso mismo
no ha aparecido este discurso, para el mantener esa relación que tiene el poder con el sexo y/o
placer para mantenerse un poder que ha nos vendido discursos de liberación, igualdad sexual,
diversificación, etc., todo con el objetivo de mantenernos como ese sujeto obediente que hemos
sido desde niños, donde se nos ha implementado el que hacer y que no frente a temas tan
“complicados” como el sexo, teniendo una alta diferenciación entre lo bueno y lo malo que está
presente en éste, cosa que, es materializar el sexo y convertirlo en objeto, hasta el punto que se ha
convertido en Occidente en un tema tabú.
Referencias

Foucault, M. (2011). Historia de la sexualidad: 1. La voluntad de saber. (Traducción Ulises


Guiñazú). Siglo XXI editores.
Bibliografía
Foucault, M. (2011). Historia de la sexualidad: 1. La voluntad de saber. (Traducción Ulises
Guiñazú). Siglo XXI editores.

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