Está en la página 1de 2

CURANDEROS

Carlos Traver Lebedev

1. En la introducción, el autor se refiere a que estamos ante “un horizonte


profuso de tecnologías y despojado de dioses”. ¿Qué significa esa
afirmación en términos culturales?
La afirmación implica el distanciamiento de las formas tradicionales de concebir las
bases del mundo y la formación de un marco distinto. Las creencias transmitidas de
generación en generación (con sus correspondientes cambios y evoluciones) ubicadas en
el entorno sobrenatural de la magia, utilizadas para explicar el mundo, quedan cada vez
más apartadas y sin un uso concreto en la actualidad. Pese a la aparente ausencia de los
elementos “mágicos” y sobrenaturales en la práctica totalidad de las civilizaciones del
planeta en el siglo XXI, cabe no olvidar la permanencia de numerosos ritos y
tradiciones similares, (no solo en comunidades tribales, o grandes sociedades modernas
pero con la permanencia de fuertes tradiciones como la India, sino también en
“occidente”), como el propio autor destaca. Además, numerosos valores y convicciones
existen firmemente implantados como consecuencia de unas creencias mucho más
amplias (los valores de cada sociedad ligados a las religiones antes profesadas por los
antecesores de esta; o el lenguaje y la escritura, propiamente ligados en su origen a
tradiciones y creencias concretas, que han evolucionado hasta nuestros días, con
reminiscencias propias del pasado). Finalmente, sistemas propios de las sociedades
contemporáneas (tales como las ideologías políticas), resultan las alternativas modernas
a aquellas creencias despojadas de su posición, ocupando su lugar y haciendo uso del
mismo patrón general en el funcionamiento intrínseco.

2. Según el autor, ¿cómo se adquiere la condición de curandero o


curandera? ¿A través de que otros mecanismos hemos visto en clase que se
puede adquirir ese estatus?
La condición de curandero se adquiere, en los casos que el autor refiere, por transmisión
hereditaria (comúnmente entre antepasados mínimamente lejanos, no los propios
progenitores del curandero). Entre otros, los mecanismos para adquirir el estatus de
curandero (u otros de carácter similar tales como la condición de chamán) pueden ser: la
vocación espontánea (mediante un “llamamiento” concreto) o por elección del clan y/o
la comunidad. La propia voluntad, también puede llegar a funcionar como mecanismo
para la adquisición de un estatus similar.

3. ¿Cómo supo el protagonista-curandero de su capacidad extraordinaria?


A partir del conocimiento de las “capacidades” poseídas por su propia abuela y el
convencimiento de haber heredado aquellas, el contacto con otro curandero distinto (el
cual le menciona la posesión de un “gran caudal de energía”, tras examinarlo) le hace
estar convencido de sus propias capacidades, “confirmando”, desde su perspectiva, las
anteriores suposiciones.

4. ¿Qué significa la afirmación de que “las enfermedades son emociones”?


La afirmación parte de la creencia en una conexión existente entre el alma (de donde
partirían las emociones, entre ellas las perjudiciales) y el propio cuerpo, a partir de la
cual, los males de una se transmiten al otro, y viceversa. De este modo, la curación del
alma estaría íntimamente relacionada con la curación de los males del cuerpo y cada
enfermedad concreta se correspondería con aflicciones emocionales.

5. El autor parece insinuar que el verdadero “milagro” de este curandero


reside en su empatía y positividad que afectaría en beneficio de sus
pacientes. ¿Estás de acuerdo? Desarrolla tu opinión sobre este supuesto
factor placebo o en favor de la efectividad médica del curandero.
La empatía y la conexión emocional establecida por el curandero con sus pacientes es,
en efecto, el principal motivo de “éxito” en sus procedimientos. Tal y como sucede con
otros remedios similares (acupuntura, homeopatía…), el efecto placebo es desarrollado
a partir de diversos modos: la convicción en la profesionalidad de aquel que cura o en
sus habilidades extraordinarias, el ambiente concreto en el que se desarrolla la cura, el
origen de esta… O, como es el caso presente, la propia empatía del curandero, reflejada
a su vez en los propios pacientes, que, al sentirse o sospechar su propia curación, unida
a la mejoría emocional, pueden no sólo evitar empeorar sus condición o recaer en la
enfermedad sino aliviar esta y sus síntomas, y, en último término (gracias además,
normalmente, al cuidado propio ejercido por los pacientes desde la consulta con el
curandero y, como es lógico, a los demostrados positivos beneficios en el resto del
organismo de una buena salud mental), curarse.

También podría gustarte