Está en la página 1de 16

i 10

--1 EVALUACIÓN DE LAS FUNCIONES EJECUTIVAS

Marina A. Drahe
con la colaboración de Teresa Torralva

El concepto de {unciones ejecutivas (FE) describe un conjunto de


habilidades cognitivas que controlan y regulan otras capacidades más
básicas (como la atención, la memoria y las habilidades motoras), y
que cstán al servicio del logro de conductas dirigidas hacia un objeti-
vo o de resolución de problemas. Comprenden una serie de procesos
cuya función principal es facilitar la adaptación del sujeto a situacio-
nes nuevas y poco habituales, particularmente cuando las rutinas de
acción no son suficientes para realizar la tarea~:Dado que poseen un
rol de regulación del comportamiento, están implicadas en todas las
actividades no automáticas (controladas).
Lezak, Howieson y Loring (2004) definen a las FE como aquellas
funciones que le permiten a una persona abocarse eficazmente a una
conducta independiente, propositiva y provechosa. Se encuentran en
la base de muchas habilidades cognitivas, emocionales y sociales. Pa-
ra estos autores, las FE poseen cuatro comilonentes fundamentales: la
volición, la planificación, una acción propositiva y un desempeño efi-
ciente. Cada una implica un grupo diferente de comportamientos nc-
cesarios para una conducta adulta autosuficiente, apropiada y social-
mente rcsponsable. .
Las FE son indispensables, por tanto; para una adaptación y desem-
peño exitosos en la vida real. Debido a que el medio puede ser imprede-
cible, las FE son vitales para reconocer la};ignificación de las situacio-
nes inesperadas y hacer planes altemativos de manera rápida cuando
surgen eventos inusuales que interfieren con las rutinas normales.
Cuando las FE se encuentran afectadas, el sujeto puede no ser ya
, ., capaz de un auto cuidado satisfactorio, de realizar un trabajo remune-
rativo o útil, o de mantener relaciones sociales normales, más allá de
cuán bien preservadas estén las restantes capacidades cognitivas (Le-
zak et al., 2004).
300 MARINA DR..-\KE Y TERESA TO¡{HALVA EVALUACiÓN DE LAS FUNCIONES E.JE,CUTIVAS 301

Si iJiEm las FE han sido asociadas históricamente como dependien. 1. Aspectos metodológicos de la evaluación
tes del lóbulo frontal (más específicamente la región prefrontal), lle- de las funciones ejecutivas
gando incluso en ocasiones él utilizarse "función ejecutiva" y "función
frontal" como términos intercambiables, su correcto funcionamiento Requisitos y limitaciones de los tests
depende también de otras regiones cerebrales en conexión con ellóbu-
lo frontal (como los ganglios basales, por ejemplo). Como muchos auto- De todas las funciones cognitivas, probablemente sean las FE las
res han señalado, no es una buena práctica sustituir términos neuroa- que suscitan más dificultades a la hora de la evaluación y de la cons-
natómicos por términos funcionales. Por otra parte, además de las trucción de técnicas apropiadas.
contribuciones no frontales a las FE, el lóbulo prefrontal interviene en 1 En principio, todo test que pretenda evaluar FE debería poseer, en
otras funciones que no se ajustan a lo que se describe como FE. mayor o menor grado, las siguientes características: ser.nouedoso, de-
Si bien la definición de funciones ejecutivas varia de un autor a mandar esfuerzo cognitivo, e implicar memoria de trabajo (Phillips,
otro, la mayoría considera que los siguientes procesos forman parte 1997).
del funcionamiento ejecutivo (Burgess, 1997; Pennington, Bennetto, El requerimiento de ser una tarea novedosa para el sujeto es cen-
McAleer y Roberts, 1996; Eslinger, 1996): tral, ya que un aspecto clave de las FE es que se ponen en juego en si-
tuaciones no habituales. Cualquier actividad que haya sido practicada
formulación de un objetivo o meta; probablemente requiera un procesamiento automático más que con-
planificación (elaboración de un plan basado en una estrategia trolado; esto es, una tarea previamente practicada o conocida podría
autogencrada, incluyendo la elección cntre secuencias de con- utilizar para su resolución estrategias previamente aprendidas (rela-
ducta alternativas); tivamente automáticas), desvirtuando el concepto mismo de FE. La
iniciación de la respuesta; necesidad de que sean recursos novedosos se extiende no sólo al conte-
inhibición de la producción de respuestas automáticas inapro- nido, sino esencialmente a la forma. Esto hace' problemática la crea-
piadas en un contexto particular; ción de formas alternativas para utilizar en reevaluaciones, y hace di-
flexibilidad (capacidad de cambio o corrección de la respuesta, en fícilla validez test-retest.
base a la información obtenida por el medio); En directa relación con este aspecto, está la demanda de que sean
automonitoreo de la conducta; tareas exigentes en cuanto al esfuerzo cognitivo, ya que tanto la pla-
organización del pensamiento; nificación de los objetivos como las etapas subsiguientes para la re-
capacidad de razonamiento abstracto y conceptual; solución, deberían incluir algún grado de complejidad de resolución,
control de la atención (mantener la atención durante largos pe- implicar un automonitoreo, y requerir la inhibición de respuestas au-
ríodos de tiempo para asegurarse el desarrollo de largas secuen- tomáticas, que empujan para imponerse, y a las que el sujeto debe
cias de comportamientos); oponer resistencia.
memoria de trabajo (mantenimiento en memoria de trabajo de Cuando un sujeto se enfrenta a una tarea nueva, tiende natural-
los datos con que se cuenta para su logro y del plan de respues- mente a utilizar estrategias efectivas para maximizar el desempeño
ta). con un esfuerzo mínimo, intentando hacerlas menos esforzadas y más
automáticas. El propósito de los tests ejecutivos es, en cambio, evitar
Dado el amplio abanico de habilidades englobadas en las FE, no es este paso a lo automático y provocar un I)rocesamiento nuevo y esfor-
esperable que un único test pueda evaluar el funcionamiento ejecuti- zado. Por eso, como señala Denckla (1994), "los tests que son fáciles y
vo de un individuo. Se requiere una multiplicidad de técnicas que per- agradables de realizar no son buenos candidatos para evaluar funcio-
mitan poner en evidencia los distintos componentes, ya que el déficit nes ejecutivas", 10 cual hace que su administración genere cierta inco-
no necesariamente afccta a todas los procesos ejecutivos, sino que pue- modidad en algunos pacientes, particularmente en aquellos que pre-
de ser selectivo y presentarse en sólo algunos de ellos. sentan disfunción ejecutiva.
Las pruebas ejecutivas también deberían incluir demandas de me-
moria de trabajo para coordinar el mantenimiento de las consignas y
EVALUACiÓN DE LAS FUNCIONES EJECUTIVAS
~[ARINA DRAKE Y TERESA TORRALVA
302
Denckla refiere una correlación entre un test clásico de FE, COlllOel
reglas de la prueba, con los procesos cognitivos y la manipulación de Test de Clasificación de Cartas de Wisconsin Y el Cl verbal. Muchos
los datos necesarios para su adecuada resolución. trabajos que refieren ausencia de correlación entre la presencia de da-
Shallice y Burgess (1991) señalan que muchas veces las caracterís- ño frontal Y algunas pruebas ejecutivas no suelen tonlar en cuenta la
ticas de las técnicas y de la propia situación de evaluación hacen que posibilidad de la interacción del Cl en ese desempeño.
las dificultades ejecutivas del paciente no se manifiesten en el exa-
men. En los tests neuropsicológicos el paciente tiene habitualmente
un único problema explícito que resolver por vez, la duración de cada 2. Las técnicas de evaluación
sub prueba tiende a ser muy corta, la iniciación de la tarea está fuerte-
mente estimulada por el examinador y 10 que constituye una resolu- Como ya se mencionó, la gama de procesos implicados en las FE
ción exitosa de la tarea está claramente caracterizado y explicitado. hace difícil que un único test pueda objetivarlos a todos. Y, por otro h;:
Es habitualmente el evaluador quien determina qué actividad debe do, dada la naturaleza misma de las FE es muy difícil también que un
realizar el sujeto, con qué materiales, dónde, cómo y cuándo (Lezak, test pueda aislar un único proceso ejecutivo. La mayoría de las prue-
1995). Es muy raro que los tests neuropsicológicos exijan que el bas implican varias habilidades Ycomponentes ejecutivos para su rea-
paciente organice o planifique su conducta en tiempos relativamente
lización exitosa
largos, o que establezcan prioridades entre dos o más tareas competi- Existen numerosos instrumentos que han demostrado eficacia y
tivas. Sin embargo, son este tipo de tareas ejecutivas las que forman sensibilidad para la evaluación de las FE. Se detallan a continuación
el gran componente de varias actividades diarias (Shallice y Burgess, aquellos procesos fundamentales del funcionamiento ejecutivo y los
1991). tests, que han probado ser más útiles para su medición (véase Tabla 1),
Como refieren Delis, Kaplan y Kramer (2001) la mayoría de los La capacidad de planificación se puede medir con la Torre de Lon-
tests de FE fueron desarrollados a mitad del siglo pasado, antes de la dres (TOL), la Torre de Hanoi, los Laberintos de Porteus, la tarea de
revolución en la investigación cognitiva, la neuropsicología y las neu- búsqueda de la llave del BADS, Behavioural Assessment of the Dyse-
rociencias. Por ello, suelen no cumplir con todos los requisitos que se xecutive Syndrome (Wilson et al., 1996).
acaban de mencionar. Para el mantenimiento de la información Yla manipulación de los
Esto se ve reflejado, por ejemplo, en la modalidad de puntuación de datos, es decir, la memoria de trabajo, pueden utilizarse el PASAT y la
muchos tests. Como fue señalado en el capítulo 1, el uso de un único subprueba Ordenamiento de Números y Letras, del WAlS-llI (ya des-
puntaje para cuantificar el desempeño en un test suele enmascarar la criptos en el capítulo 3) .
naturaleza multivariada de las funciones cognitivas requeridas para La flexibilidad cognitiva, en lo que se refiere a la capacidad de
su desempeño exitoso. El puntaje único es particularmente problemá- cambio de patrón de respuesta, puede ser evaluada a través del Test
tico con las tareas ejecutivas debido a que tales tests habitualmente de Clasificación de Cartas de Wisconsin (WCST), el Trail Making Test
cubren una serie de habilidades básicas (no ejecutivas) y complejas (TMT), y diferentes pruebas de secuencias motoras y gráficas.
(ejecutivas). Los pacientes pueden desempeñarse pobremente en los La flexibilidad cognitiva implica también la capacidad de creativi-
tests de funciones ejecutivas por una amplia variedad de razones Yel dad y productividad cognitiva, y la capacidad de abstracción. La pri-
puntaje único que proveen la mayoría de los instrumentos no permite mera característica es medida por tests de fluencia verbal, el Test de
obtener datos útiles que capturen los mecanismos neurocognitivos del Fluencia Figural de Ruff, y la subprueba de Fluencia de Diseños de
trastorno. Las competencias en dominios cognitivos básicos (memoria, la batería Delis-Kaplan para la evaluaci<}fide funciones ejecutivas,
percepción, habilidades lingüísticas) plantean efectos de techo y de pi- D-KEFS (Delis, Kaplan y Kramer, 2001). La capacidad de abstracción
so para la especificidad y sensibilidad de la medición de FE. puede observarse a través de la prueba de Analogias del WAlS-llI ya
En esta misma línea, Denckla (1996) menciona que al momento de descripta en el capítulo sobre Inteligencia (véase capítulo 3).
valorar los rendimientos en pruebas ejecutivas se debe tener en cuen- La inhibición de respuestas no pertinentes Y la resistencia a la in-
ta la inteligencia general del sujeto, dado que la existencia de un alto terferencia pueden ser estudiadas a través del Test de Stroop, del
Cl en algunos sujetos puede hacer que ciertas tareas sean demasiado WCST y de la TOL.
fáciles para ellos y por eso no ser sensibles a la disfunción ejecutiva.
MARINA DHAKE Y TEm::St\ TORRALVA EVALUACIÓN DE LAS ¡"UNCIONES l';JECUTIVAS 305

estrellas, cruces y triángulos), 4 colores (rojo, verde, amarillo y azul) y 4 can.


Proceso Test tidades (uno, dos, tres y cuatro). La Figura 1 ejemplifica una tarea similar. El
Planificación Torre de Londres. Torre de Hanoi, sujeto desconoce cuál es el criterio por el cual se espera que asocie las cartas.
laberintos de Porteus Son tres criterios posibles (color, forma, número) y el paciente deberá deducir
Mantenimien~o de la información por el refuerzo positivo o negativo del examinador cuál es la categoría con la
Ordenamiento Numeras-letras, PASAT,
WCST que se espera que realice el emparejamiento (según el color, por ejemplo). Es-
te criterio cambia -sin que se le comunique al sujeto- luego de diez respues.
Inhibición de respuestas no pertinentes Slroop, Tova, WCST, TOl tas correctas, y nuevamente el paciente deberá deducir el nuevo criterio al que
Flexibilidad cognitiva, cambio de patrón debe adaptarse.
WCST, Ruff FFT, Fluencia Verbal. TMT,
de respuesta Pruebas de Secuencias

Automon1toreo de la conduela WCST. Laberintos, Fluencia

Tabla 1. Procesos y tests para la evalllación de la FE.

A continuación se describen las técnicas más utilizadas en nuestro


medio y los hallazgos neuropsicológicos más significativos. Dado que
el concepto de FE se superpone en parte con el de "control atencional"
y "atención ejecutiva", algunas de estas técnicas ya han sido expues-
tas en el capítulo de evaluación de la atención (véase capítulo 4), por ~
~
lo que en esta sección se limitará a destacar los aspectos más relevan- ••
.tes para la evaluación de las FE, remitiendo al capítulo correspondien-
te para una descripción más detallada de estas pruebas.
Figura 1. Modelo de cartas similares a las del
Test de Clasificación de Cartas de \Visconsin.

TEST DE CLASIFICACIÓN DE CAIlTAS DE WISCONSlN En la actualidad existen diferentes versiones de este test, pero la más di.
Wiseonsin Card Sorting Test [WCSTl (lIeaton el al., 199:l) fundida es la que corresponde a la sistematización"y normatización llevada a
cabo por Heaton (Heaton,1981; Heaton, Chelune, Talley, Kay y Curtiss, 1993;
El Test de Clasificación de Cartas de Wisconsin, WCST (del inglés: Wis- Heaton, Chelune, TalJey, Kay y Curtíss, 1997). .
consm Card Sortmg Test), ha sido muchas veces considerado corno el patrón Recientemente ha sido publicada una versión abreviada, que l?-tiliza sólo
o~o de l~s ~ruebas destinadas a evaluar funciones ejecutivas. Fue original- 64 cartas (Kongs, Thompson, Iverson y Heaton, 2000) lo cual acorta sustan-
mente dlsenado por Berg (1948) como una medida para evaluar razonamien- cialmente el tiempo de administración, reteniendo los mismos requerimientos
to ab~tracto y flexibilidad de pensamiento, evidenciada como la capacidad de que la versión extensa.
cambiar de estrategias cognitivas en respuesta a eventuales modificaciones El sujeto debe colocar cada una de las cartas del mazo debajo de la carta
ambientales. Su inclusión en la batería neuropsicológica como una de las he- clave y debe corregírsele cualquier otra ubicación~ Si se advierte que pierde la
rra~ientas má~ útiles ?afa la detección de disfunción ejecutiva se produjo a consigna de agrupar con las 4 superiores, se le deber recordar. En ocasiones,
partIr del trabajo de MIlner (1963) quien observó alteraciones en este test en con determinados pacientes (niños, pacientes impulsivos, etc.) convendrá que
pacientes con lesiones corticales frontales. sea el evaluador quien tenga el mazo y las vaya colocando de a una, en la ubio
En esta prueba el sujeto cuenta con una serie de 128 cartas (dos mazos de cación que indique el paciente.
64 cartas) que debe ir dando vuelta de a una por vez, y aparearlas o asoci~r. La administración de este test no es tarea sencilla, y exige cierta destreza y
las con una de las 4 cartas de referencia que se encuentran sobre la mesa. Las experiencia del evaluador, ya que debe ir codificando las respuestas a medida
cartas presentan combinaciones de 4 formas geométricas diferentes (círculos, que el sujeto va colocando cada carta, dar el refor.lamiento positivo ("'correcto")
306 MARINA DRAKE Y TERESA TOI{RALVA
EVALUACiÓN DE L\S FUNCIONES EJECUTIVAS 307
o negativo ("incorrecto") según corresponde, y llevar la cuenta de la cantidad de
respuestas correclas consecutivas, para cambiar de criterio categorial al arri-
_. e) capacidad de razonamiento abstracto y conceptual (para poder recono-
cer las diferentes categorías posibles);
bar a las 10 correctas. Esto es particularmente dificil en pacientes ansiosos o O mantenimento de la atención; y
que realizan la larca a gran velocidad. Cuando ello ocurre, se le debe pedir al g) capacidad de inhibición de respuestas no pertinentes o incorrectas (ya
paciente que .vaya más despacio para permitir la anolación de las respuestas. sea resistencia a la pcrseveración o porque la carta posee ciertas carac-
La interrupción del test sólo se produce cuando el sujeto alcnnza 6 catego- terísticas imperativas, cuando coi~cide en dos aspectos con alguna de
rías; no existe criterio de interrupción para el sujeto que fracasa consistente- las cartas de referencia).
mente a lo largo de la prueba, lo cual la hace una prueba incómoda para aque-
llos pacientes que presentan dificultad en su realización y no logran siquiera Desde el trabajo publicado por rvlilner (1963), diferentes estudios confirmar~n
deducir la primera categoría esperada, ya que durante 128 intentos recibe la sensibilidad del WCST al daño frontal, aunque también se ha demostrado que
mayoritariamente un reforzamiento negativo.
el daño difuso o en regiones posteriores puede alterar su desempeño, lo cual ha
La versión abreviada reduce algo esta incomodidad. Además, se cuenta con puesto en cuestión su especificidad (Stuss y Levine, 2002). Sin embargo, se ha
una versión computarizada para ambas versiones, que en cierto sentido alivia visto que existen algunos patrones diferenciales con respecto al tipo de errores
la tensión que pueda generarse con el evaluador, puesto que ya no es más es- cometidos e investigaciones recientes han permitido observar el uso justificado
te último quien califica permanentemente como incorrecta a las respuestas del WCST como medida de déficit frontal, pero con algunas precauciones.
del sujeto, sino una máquina.
Se ha visto que la corteza prefrontal dorsolateral está preferencial mente
Si el paciente se muestra frustrado y comienza a "distribuir" las cartas al implicada en el aspecto de cambio de patrón de respuesta de la prueba. Los
azar, en lugar de hacer un esfuerzo para emparejarlas con las cartas referen- pacientes con lesiones prefrontales vcntrales en cambio estarían relativamen.
cia, se detiene la prueba momentáneamente y se le pide que observe los estí.
mulos de referencia e intente emparejar las cartas del mazo con ellos. .. te indemnes en este aspecto central del test, pero tienen mayor tendencia a
cometer errores de mantenimiento del criterio de respuesta en curso, posible •
La interpretación de este test toma en consideración no sólo el éxito o el mente debido a la susceptibilidad a la interferencia. La pérdida del manteni~
fracaso en la resolución general de la prueba (es decir, el logro de la deducción miento de la categoría vigente también se observó en pacientes con daño en la
de las categorías esperadas) sino las características del rlesempeilO del sujeto corteza dorsolateral derecha, en relación a dificultades en la atención sosteni.
en la tarea. Los índices que proveen información más relevante toman en da (Stuss y Levine, 2002).
cuenta el número de categorías alcanzadas, los errores y respuestas perscve- Un minucioso trabajo de Monchi, Petrides, Petre, \Vorsley y Dagher (2001)
rativas, y las fallas en mantener la categoría.
mostró también una participación específica de diferentes áreas prefrontales
Por categ'orías alcanzadas se entiende el número de veces que el examina- durante etapas diferentes de la realización de la tarea. La corteza prefrontal
dor cambió el criterio debido a que el paciente dio 10 respuestas correctas de dorsolateral media (área 9/46) mostró mayor implicación en aspectos que im.
acuerdo a la categoría esperada.
plican memoria de trabajo, más específicamente en. el ~?mento en ~ue la in-
Cuando un paciente continúa emparejando las cartas de acuerdo a una rc- formación actual dada por el examinador (refuerzo POSitIVO o negatIvo en re-
gla anterior, incluso luego de que la regla ha cambiado, se considera un error ~-;
lación con la respuesta del sujeto) debía ser relacionada con los eventos
perseverativo.
anteriores almacenados en la memoria de trabajo. Un c~rcuito córtico-subcor-
La falla o pérdida de la categoría se refiere a la dificultad del paciente de tical que comprendía a la corteza prefrontal ventrolateral media (área 47/12)
mantener en memoria de trabajo el criterio o categoría vigente, pasando a una el núcleo caudado y el tálamo mediodorsal aumentó la actividad durante la re-
categoría diferente antes de haber completado 10 respuestas consccutivas co- cepción del feedback negativo, lo que indica la necesidad de un cambio ~ental
rrectas.
para un nuevo criterio de respuesta. La respuesta de ,la corteza prefront~l p.o,s-
Las características de la prueba explican por qué se ha convertido en el terior fue menos específica y se interpretó que po~eIa un rol en la aSOCJaClOn
metro patrón de la evaluación de las funciones ejecutivas, puesto que su co- de acciones específicas a los estímulos. Finalmente, el putamen mostró mayor
rrecta resolución requiere de la participación de varios procesos claves: aumento de actividad al aparear tras reforzamiento negativo, pero no luego
del positivo, interpretándose como señal de ~ayo~ participación en las ta~eas
a) flexibilidad COb'Tlitiva;
novedosas que en las rutinarias. Otro estucho reclCnte de Nagahama, Okma,
b) capacidad de cambio o corrección de la respuesta, en base a la informa. Suzuki Nabatame y Matsuda (2005) halló implicación diferencial de distintas
ción obtenida del evaluador;
region:s prefrontales según el tipo de error perse.verativo. I •

c) capacidad de evitar respuestas perseverativas; Una gran cantidad de trabajos realizados en dIferentes gru~os chmcos (pa-
d) memoria de trabajo (para recordar la categoría vigente y las respuestas cientes con epilepsia, esclerosis múltiple, enfermedad de Parkmson, trauma-
a las cartas previas);
tismo de cráneo y esquizofrenia) muestran niveles de realización deteriorados
EVALUACIÓN DE 1,,\5 FUNCIONES EJECUTIVAS
309
:lOS MARINA Dl{AKE Y TERESA TotW.ALVA

en el desempeño de esta tarea, si se comparan con 10$de los adultos normales examinador posee una estructura tridimensional, igual a aquella en la cual
(Beaton el al., ~99?). Se requieren estudios comparativos para comparar lo trabaja el paciente, la cual muestra la disposición-meta para cada ensayo.
pcr~les de rend1l1l1cnto y tipos de errores diferenciales entre estos grupos d~ En las instrucciones se le dice al sujeto que debe llevar las esferas de su ta.
paCIentes t~~ndisímiles. blero de numera que queden en la misma disposición o configuración que las
del tablero del examinador, en la menor cantidad de movimientos posibles.
Para ello debe seguir dos reglas: a) debe mover las esferas de a una por vez (es
decir, no puede tomar dos al mismo tiempo) y, cada vez que retira una debe in.
sertarln en alguna de las otras clavijas (no puede retenerla en la mano y sacar
TORRE DE LONDIIES [TOL] otra, o apoyarla en la mesa y sacar otra) y b) no puede superar la cantidad de
esferas permitida para cada clavija. Los ejes o clavijas en que se insertan las
(Culberston y Zillrncr, 2005)
esferas son de diferente lonbritud, la prilnera clavija posee una longitud tal que
puede albergar tres esferas, la segunda puede alojar dos, y la tercera una. Sin
La Torr~ de Londre~ (TOL) fue diseñada orib.;naimenle por Shallice (1982)
embargo, todas las clavijas exceden 1 cm de la longitud requerida, por lo cual
p~ra estudiar 1~ca~a~l~ad de planificación en pacientes con daño frontal. Si
debe aclarársele al paciente la cantidad de esferas permitidas por cada clavi-
~len ~u~.concclllda In.lcJalmente como una prueba experimental, la creciente
ja. No ajustarse a ello implica una violación a las reglas.
.lceptaclOn :omo .~edlda de evaluación de las funciones ejecutivas en general,
Se brindan dos ensayos de práctica para comprobar que se entendieron las
y de la plan~(j~a:lOn :n particular, llevó a su estandarización y normatización.
instrucciones, Y en caso de que el sujeto cometa algún error, se le señala el
Se descr~blra aqUl la versión de la Universidad de Drexel (TOL-Dx) de Cul-
bertson y ZIllmer (2005), b~sada. en la prueba original de Shallicc, pero que mismo y se le repiten las reglas.
Al comenzar cada uno de los 10 ensayos de la prueba, el evaluador coloca
pres~nta algunas leves modIficacIOnes respecto a la administración y al grado
las esferas del tablero del paciente en la configuración de partida (que es
de dificultad de los problemas.
siempre la misma en los 10 problemas) y luego coloca las de su tablero en la
La TOL.Dx co.n:iste e.n 10 problemas de creciente dificultad. A partir de
disposición-meta que corresponde a cada ensayo, y se le-indica al paciente que
una estructur~ tndlmenslOnal que posee tres clavijas verticales con tres esfe.
mueva las esferas de su tablero de manera que queden como las del modelo
ras de colores
1 . msertas en ellas (véase Figur'\"le2) se le p'd a 1 examma
' d o que
del evaluador. Inmediatamente de terminada la consibrna, se comienza a to-
mueva a~ mlsm~s para que coincidan con la configuración del modelo presen-
mar el tiempo, debiendo registrarse el tiempo transcurrido hasta que el pa-
tado: A dIferencIa de otras versiones, en la TOL Dx, en vez de presentársele
ciente realiza el primer movimiento y el tiempo total, hasta la resolución del
una Imagen con la representación del modelo al que el sujeto debe llegar, el
problema. Se permiten dos minutos para realizar cada problema (aunque es.
to no se le explicita al paciente), luego de los cuales se interrumpe Y se pasa al
siguiente problema. Si el paciente utiliza más de un minuto para realizarlo se
lo registra como "tiempo excedido", pero no se lo interrumpe sino hasta llegar
= a los dos minutos. Si a los dos minutos el paciente no hubiere completado la
prueba. se interrumpe Y se consideran como 20 movimientos (independiente-
mente de los que hubiere realizado).De igual manera, si hubiera utilizado más
de 20 movidas dentro del tiempo permitido, se le asignan 20 solámente. Vale
decir, la máxima cantidad de movidas computables es de 20 en todos los casos.
w

Una vez completados los 10 ensayos, se obtienen los siguientes indicado


res. 1) cantidad de movimientos totales; 2) cantidad de problemas resueltos en
la menor cantidad de movidas posibles; 3) cantidad de veces que hubo viola.
ción de reglas; 4) sumatoria del tiempo desde el inicio de ia prueba hasta la
primera movida en cada uno de los 10 ensayos; 5) sumatoria de los tiempos de
Posición Inicial Posición Meta ejecución de los 10 ensayos (esto es, desde la primera movida hasta la última);
(5 movimientos) G) tiempo total (desde el inicio de la prueba hasta el último movimiento), 7) to.
tal de pruebas en que se excedió el tiempo (es decir, tiempo total mayor a un
minuto). Para los sujetos mayores de 60 años, se incluye una puntuación adi-
cional que considera si el sujeto es capturado por el estímulo (stimulus bound)
. Figura 2. Tarea similar a la Torre de Londres.
e intenta usar el tablero del examinador, en vez del propio, parn resolver el
Los numeros corresponden a los diferentes colores. 1: rojo; 2: uerde;.'3: aznl.
.~
310 :\IAHINA Di{AKE Y TEHES.-\ TOHRALVA
EVAL!JACION DE l.AS FUNCIONES E.1ECUTIVAS 311
problema. Esto es, luego de la presentación del modelo a realizar en el tabIe.
ro del examinador, el paciente quita las esferas de su tablero e intenta colocar- Owen (997) refiere que los sustratos neurnles que estarían impli:ad?s en
las en las del evalundor. e 1 (esempCllo
I - d e 1a. TOL serían la corteza prcfrontal
_ dorsolaternl meu13 (arcas
La TOL-Dx presenta al examinado con varias demandas complejas inclu- 9 46) Y la corteza prefrontal vcntrolateral (areas 45 y 47~_
yendo: n) el desarrollo de un esquema global (}plan de acción; b) la identifica- YNo se halló un rol hemisférico dominante en 10 que conCIerne a corteza ~lor-
ción de sub-:metas y organización de las mismas en una secuencia de movi- solateral y su participación en la planificación, al menos tal como se evalua a
mientos; e) el automonitoreo del logro ele las sub metas y d)d mantenimiento traves de la TOL (Baker el al., 1996; Dagher el al., 1999).
del esquema de resolución en la memoria de trabajo espacial. Para los auto-
res, de los varios procesos ejecutivos que intervienen en la resolución de la ta-
rea. la planificación es el componente fundamental, mientras que la memoria
de trabajo, la distribución de la atención, la modulación de las respuestas, el
TORRE OE IL\NOl
automonitoreo, la formación de conceptos y la flexibilidad cognitiva tienen un
rol complementario y de apoyo. (Cohen el al., 1985)
Otros estudios han investigado también los procesos que contribuyen a la
resolución del test y han resaltado, en cambio, la importancia de la memoria La Torre de Hanoi es también una prueba de planificación, similar a la To-
de trabajo y, muy particularmente, de la inhibición de respuesta (entendida rre de Londres, con la diferencia que en vez de esferas de diferentes col~:es,
como la habilidad de inhibir deliberadamente una respuesta dominante, auto- los elementos a distribuir son aros o discos de distinto tamaño. Las clavIJa~,
mática o imperativa, cuando es necesario) CMiyakee el al., 2000, \Velsh, Sat- b.,o son las tres de igual longitud. En este caso la regla que debe segUIr
terlee-Cartmell y Stine, 1999; Burgess, 2004). encam, ' .d dd .1
el paciente, además de realizar la resolución en la menor cantl ¡~ e mOVlC~s
Desde su creación por Shallice (982) la TOL ha sido considerada como posibles, es que nunca puede quedar un disco más pequeño debajO de u,no mas
una tarea dependiente del lóbulo frontal. Pero también se han descripto difi- grande (véase Figura 3) . lIay varias versiones de esta prueba, que vanan res.
cultades de planificación en pacientes con enfermedad de Parkinson y otros pecto a la cantidad de aros (3, 4 ó 5).
trastornos de los ganglios basales, esclerosis múltiple y traumatismo de crá-
neo entre otras patologías. En su traLajo, Shallice encontró que los pacientes
con daño frontal izquierdo resolvían significativamente menos problemas y re-
querían más tiempo para iniciar los movimientos de resolución de problemas
que los pacientes con lesiones frontales derechas o posteriores (izquierdas y
derechas). Estudios subsiguientes han demostrado que la medida es sensible
a disfunción frontal con lesiones unilaterales o bilaterales. Un trabajo de Bur.
gess (2004) hace una revisión de los hallazgos más frecuentes en los pacientes
con daño en el lóbulo frontal y ubica a la mayor cantidad de movimientos re-
queridos para la resolución de la prueba y al mayor tiempo para llegar a la so-
lución como los más comunes. Pero señala que estas dificultades han sido ha-
bitualmente observadas en el contexto de un tiempo de inicio normal
(indicador de planificación previa) lo que parecería sugerir que las dificulta- Posición de Partida Posición Meta
des experimentadas por los pacientes con daño prefrontal residirían principal-
mente en los procesos relacionados con la ejecución de los planes más que con
la formación de los mismos. Esto es, los pacientes fallarían en la tarea de pla- Figura 3. Torre de Hanoi.
nificación debido a su incapacidad de seguir sus planes más que a formular- ,
Ios. Por su parte, Goel y Grafman (995) plantean que los pacientes con dis-
I
función frontal tendrían mayor dificultad para los problemas que requieren
un movimiento que aparentemente
conflicto meta-submeta.
se aleja del objetivo final, definido como
Esto estaría mostrando la dificultad de inhibir la res-
J \
. que compararon
EstudIOS el rend¡'miento en ambas torres (de Hanoi y .de
Londres) mostraron que si bien en ambas intervienen
ca ció n memoria de trabajo e inhibición de resp~estas,
los procesos de plalll~.
en la Torre de Hanol,
puesta automática, dominante que constituye elegir una movida que parece
en la superficie llevar hacia el objetivo, pero que, sin embargo, aleja y compli-
¡ la par;icipación del proceso de inhibición es conSiderablemente
la Torre de Londres.
menor que en

ca la resolución del problema.


I
:112 ~L-\RlNA DH.AKE y TERI~SA TOHHALVA EVALUACJ(')N DE LA~ FUNC(ONES EJECUTIVAS :313

La estrategia de Ob'TUpamicnto ha sido relacionada con el funcionamiento


del lóbulo temporal, y la estrategia de cambio con el lóbulo frontal.
Un trabajo de Troyer el al. (1998) mostró que los pacientes con lesiones
frontales realizaban menos pasajes entre categorías en una prueba de f1uen.
cia semántica (por ejemplo, cambiar de animales domésticos a animah~s de la
JlUUEBAS DE FLUENCL\ VEHBAL selva, a insectos, etc., para la categoría animales). Esto es, a diferencia de los
controles, estos pacientes tenían menor tendencia a pasar de una subcatego-
Una de las técnicas más ampliamente utilizadas para la medición de fun- ría a olra, perseverando en una subcalcgoría.
ciones ejecutivas es la prueba de fluencia verbal, y más específicamente la La Jlucncia verbal aparece alterada en múltiples procesos patológicos, tales
tluencia fO!lolót,,rica(que ya fue descripta en el capítulo 7 de evaluación del len- como las demencias degenerativas (demencia tipo Alzheimer o demencia fronto-
guaje). Como se mencionó, las tareas de fluencia requieren que los sujetos ge- temporal) (Pachana, Boone, Miller, Cummings y Berman, 1996; Allegri, Harris,
neren la mayor cantidad de palabras que comiencen con determinada letra Feldman, Taragano y Paz, 1998), las lesiones frontales, sobre todo izquierdas o
(f1uencia fonológica) o que pertenezcan a una determinada categoría (fluencia bilaterales (Parks el al., 1988; Ruff, AlIen, Farrow, Niemann y Wylie, 1994), las
semántica) en un breve período de tiempo (entre 1 a 3 minutos). Su uso expan- enfermedades psiquiátricas como la esquizofrenia (Goldberg el al., 1998) Y la de-
dido se debe a que es una técnica breve, de fácil administración, confiable y presión (Norrís, Blankenship-Reuter, Snow-Turek y Finch, 1995). La edad, los
con buen poder predictivo (Phillips, 1997; Denckla, 1994; Parker y Crawford, años de escolaridad y el rendimiento cognitivo general, y del lenguaje en parti-
1992). Se la considera una prueba que implica el aspecto de activación-produc- cular, son factores que deben ser tenidos muy en cuenta dado que influyen en
tividad, flexibilidad cognitiva y automonitoreo. La validez aparente de la ambos tests de flucncia verbal (Butman, Allegri, Harris y Drake, 2000).
prueba como medida de función ejecutiva deriva de la ausencia de claves ex- Si no se incluye la consideración de estas variables en la interpretación de
ternas para la resolución (Stuss y Levine, 2002) y de la característica de ser los resultados, un sujeto con un CI alto y una capacidad de vocabulario supe-
autogenerada. De ambas modalidades (semántica y fonológica), se considera rior al promedio, que obtiene un desempeño medio en esta prueba, represen-
que la fluencia fonológica es la que más requiere un funcionamiento ejecutivo, taría un "falso negativo", en tanto un sujeto con un déficit del lenguaje que fa-
dado que la evocación de palabras se realiza habitualmente de acuerdo a un lla debido a una falta de v{)cabulario almacenado representaría un "falso
criterio semántico, por 10 cual una búsqueda por criterio fonológico sería una positivo" (Dcnckla, 1996).
actividad nueva, no rutinaria, de mayor exigencia para el sujeto.
Si bien la puntuación más frecuente de la prueba toma en cuenta sólo la
~an.tidad d~ palabras que el sujeto es capaz de generar en el tiempo fijado, un
Int}¡cador Importante de alteración ejecutiva lo constituye la presencia de
FLUENCIA DE DISEÑOS
errores perseverativos. Los errores perseverativos consisten en la repetición
de una palabra ya producida durante el ensayo, y estarían mostrando una fa- (negara, Strauss, Knapp, 1982;Ruff, Lig~t y Evans, 1987)
lla del automonitoreo de las respuestas.
.Una productividad reducida (bajo número de palabras) o errática (sin se- La primera versión de está técnica fue desarrollada como un e9-uivalente
guir una línea directriz, como podría ser nombrar primero todos los mamífe- no verbal de la fluencia verbal, por Jones-Gotrnan y Milner (1977) en Mon-
ros, luego las aves, etc.) es también revelador de trastornos ejecutivos (Drake treal. Se trata de una prueba no estructurada en la que los examinados deben
2005). ' dibujar durante un período de 5 minutos la mayor cantidad de diseiios dife-
Troyer (2000) refiere que un desempeño óptimo en fluencia verbal implica rentes que no sean simples garabatos, pero que tampoco se les pueda poner un
generar palabras correspondientes a una subcategoría, y cuando se agota es- nombre (es decir, que no representen un objeto real). Se vio que era una prue~
ta subcategoría, cambiar a una nueva. Esto implica el uso de dos estrategias: ba sensible al compromiso frontal en general, y de) lóbulo frontal derecho en
agrupamiento y cambio. particular. Sin embargo las dificultades que plantea la puntuación de di~eños
La aplicación de la estrategia de agrupamiento en la fluencia fonológica correctos e incorrectos (decidir qué respuesta es un garabato o no, o cual co-
implica el análisis fonémico (por ejemplo, agrupar las palabras .por la sílaba rresponde a un dibujo "nombrable"), la falta de datos normativos adecuados"y
inicial) y, en la fluencia semántica, la categorización semántica (en el caso de la baja con fiabilidad intcrevaluador, hizo que se intentaran otras formas mas
f1uencia para animales, agrupar los animales domésticos, por ejemplo). Se estandarizables y objetivas en su puntuación. Regard, Strauss y Knapp 09.82)
considera que es un proceso r.elativamente automático. crearo~ una versión estructurarla, el Test de los 5 Puntos, en la que postenor-
El cambio implica flexibilidad cognitiva para pasar de una suucategoría a mente se basaron RufT, Light y Evans (1987) para crear el Test de Fluencia
. otra y es un proceso que demanda relativo esfuerzo. Figural de RufT (RFF1').
314 MARINA DI{AKfo':.vTERESA TORRALVA
EVALUACIÓN DE LAS FUNCIONES E,JECUTIVAS
315
El Test de los 5 Puntos consiste en una hoja de papel dividida en 40 cua~
e1ros (dispuestos en 8 columnas y 5 filas) cada uno de los cuales posee cinco una suma o resta de una línea respecto de la figura precedente en cada dise-
pun~os (véase. Figura 4), y se le indica al sujeto que deberá realizar In mayor 110sucesivo (véanse ejemplos en Figuras 5a y 5b).
cantidad de (hseños o figuras diferentes, en cada uno de los cuadros, uniendo
al menos dos puntos con una línea. En la versión de Ruff (1988) se presentan
5 ensayos, ~n 5 hojas diferentes, en donde la configuración de los puntos den~
tro de los cuadros varía para cada hoja, incluyendo también en 2 de los ensa-

\
yos e~tím~los distractores dentro de los cuadros. Para cada uno de los ensayos
el slIJet? tiene 3 ~uadros de práctica y luego pasa a la hoja correspondiente,
donde tiene un mInuto para realizar los diseños:

• •
Figura 5a. Ejemplo de estrategia enumerativa en una tarea similar
• • • • a la del Test de Fluencia Figural de Rúff

• • •

• •
Figura 4. Ejemplo de una actividad similar al Test de los Cinco Puntos
y el Test de Fluencia Figural de Rufr

• •
~~gún, e~autor, el RFFT fue desarrollado con el objetivo de proveer infor-
ma~l~n chmca respecto a la capacidad verbal para el pensamiento divergente, II Figura 5b. Ejemplo de estrategia rotacional en el
habIl~~ad para cam?iar de patrón de respuesta de manera flexible y capacidad
de utilizar estrateglas de planificación para maximizar la producción de res- Test de Fluencia Figural de Ruff
puestas. Para cada uno de los ensayos se cuentan los diseños correctos (dise-
~os únicos). Si un diseño se repite se puntúa como error perseverativo. Se ob-
tiene luego una puntuación del total de diseños correctos en los 5 ensayos y
i La reducción de la velocidad de fluencia figura! parece estar primariamen-
del total de errores perseverativos. Se calcula un índice de error dividiendo el te relacionada con la falta de flexibilidad en el procesamiento (esto es, el pa~
cien te se estanca utilizando una o dos estrategias o nunca desarrolla ningu-

I
número total de perseveraciones por el número total de diseño~ únicos Este
índice re~l~ja.la eficiencia de planificación. Evalúa el grado en que el pa~iente na), que inhibe la producción de diseños nuevos. Esta presunción s~ .apoya en
puede mmJnllzar la repetición mientras maximiza la producción. el hecho de que los pacientes con daño frontal se hallan comprometidos en su
Una valor~ción cualitativa toma en cuenta también si el sujeto utiliza al- capacidad de pensar fluida y flexiblemente.
guna estrategIa de producción para ayudarlo a realizar más eficientemente la Diversos estudios han demostrado la sensibilidad de esta prueba al com-
tarea y no repetir diseiios. Estas estrategias pueden ser básicamente de dos ti- promiso frontal derecho, permitiendo incluso dif,erenciar entre pacientes con
pos: estrategias de rotación y estrategias enumerativas. La existencia de es- lesiones frontales derechas o izquierdas en base al desempeño en el RFFT
trategia se r~fleja en la realización de 3 ó más diseños sucesivos que se pre- (Foster, Williamson y Harrison,2005; RufT,Allen, Farrow, Niemann y Wylie,
sentan orga~lzados ,en secuencia lógica. La estrategia de rotación implica que 1994).
se ~~an el mlsm~ nume~o de puntos y/o de líneas durante la estrategia, la ro- Una versión modificada de esta prueba es la desarrollada por Delis, Ka-
taclO~ debe ser slstem~tlca (es decir, rotar en la misma dirección a lo largo de plan, y Kramer (2001), que forma parte de la bateria D-KFES. Entre las mo-
la sene. En la estrategIa enumerativa la misma figura básica consistente en dificaciones producidas se encuentra la reducción de ensayos (3 en vez de 5),
dos o más puntos unidos, debe csta~ presente en todos los disc60s. Debe hnoer la consigna de que debe usar en todos los casos sólo 4 líneas (a diferencia del
RFFT, en donde no se pone restricción al número de lineas a utilizar) y la in-
316 MAHINA DRAKE y TERESA l'ORRALVA EVALUAC1ÓN DE LAS FUNCIONES EJECUTIVAS 317

corporación de una condición de "cambio", en donde hay puntos blancos y ne- I planteado que, si bien la parte A y la parte 13poseen la misma cantidad de es~
I
gros y el sujeto debe alternar las líneas entre un punto blanco y uno negro. Un tímulos. presentan algunas diferencias estructurales. Se ha visto que la longi~
estudio de Baldo, Shimnmura. Delis, Kramer y Kaplan (2001) mostró la sen- - I tud t~tal de las líneas trazadas en la parte B es un 32% mayor que en la par-
sibilidad de la prueba a pacientes con déficit frontal, pero no halló diferencias te A (Rossini y Karl, 1994) y que la parte 13requiere una búsqueda visual más
entre compromiso frontal derecho o izquierdo. Los autores concluyen, por tan- compleja, ya que hay m<Í.sestímulos interpuestos entre los ítems que deben
to, que la cOl're~ta realización de la prueba requiere de la participación de pro-
cesos frontales derechos e izquierdos.
I ser unidos (Gaudino, Geisler y Squires, 1995).
Un trabajo de Arbuthnott y Frank (2000) que investiga la capacidad del
TMT como medida del factor de cambio ejecutivo determinó que la relación
B:A (esto es, la proporción de 13 respecto a A) correlacionaba positivamente
con otra tarea de alternancia y cambio ejecutivo de validez comprobada. Esto
fue interpretado por los autores como indicación de que, a pesar de las diferen-
TEST DEL TRAZO
cias entre la parte B y la A con respecto a factores motores y perceptivos, la
proporción B:A permite reflejar eficazmente un funcionamiento ejecutivo, es~
Traill\Iaking Test [TMT] (Reitan y Wolfson, 1!193) pecíficamente el factor de cambio.
Ya trabajos previos (Golden, Osmon, Moses y Berg, 1981; Corrigan y Hin-
El Test del Trazo o Trail Making Test (T1\1T)ya ha sido tratado entre las keldey, 1987) habían señalado la utilidad de emplear un índice que refleje la
técnicas de evaluación de la atención, por lo que se remite al capítulo 4 para proporción del tiempo requerido en la parte B respecto al de la parte A (B:A).
su descripción detallada. Este apartado se centra sobre los aspectos relevan- Postulaban que un puntaje índice menor a 2 demDstraría mayor dificultad en
tes para las FE. el TMT-A; un puntaje índice mayor a 3 sugeriría una dificultad mayor en el
En el TMT, que consta de dos partes (A y B), la que presenta el componen- TMT-B; y un puntaje entre 2 y 3 indicaría un desempeño homologable en nm~
te ejecutivo es la parte B, puesto que una resolución eficiente implica cambio bas subpruebas (Golden el al.. 1981).
y alternancia de respuesta, y memoria de trabajo. Posee también un clemen~ Con referencia a la correlación neuroanatómica, esta prueba ha sido tradi-
to de novedad, ya que no es una tarea habitual para el sujeto realizar secuen- cionalmente utilizada como directa expresión de afectación del lóbulo frontal,
cias alternas entre números y letras, y de inhibición (ya que debe inhibir la pero algunos estudios posteriores no pudieron confirmar esta suposición (Rei~
tendencia automática, hiperaprendida, de realizar las series numéricas o al- tan y \Volfson, 1995, Stuss el al., 1981). Stuss el al. (2001) en un estudio sobre
fabéticas sin interrupción ni alternancias). Por ello, los errores que suelen In relación del TMT con el lóbulo frontal, realizado a través de la comparación
considerarse informativos de disfunción ejecutiva son los errores persevera ti- de pacientes con lesiones en regiones frontales y no frontales y sujetos sanos,
vos (es decir, cuando el sujeto pasa de un número a otro número, o de una le~ encontraron que si bien el tiempo para completar la parte B era sensible a pa~
tra a otra letra, sin respetar la alternancia: 1, A, 2, J........). Los errores "no per- tolobría frontal, este efecto diferencial se perdía cuando este puntaje era corre-
severa ti vos" (esto es, si bien hace el cambio de número a letra, o de letra a gido con el desempeño en la parte A. Sin embargo, los pacientes con lesiones
número, no lo hace en el orden correcto, como por ejemplo: 1, A, 2, a...) pue- en la corteza prefrontal dorsolateral se diferenciaron de los otros pacientes en
den ser considerados como reflejo de un componente de tipo atencional, pues- base a los errores atribuibles a dificultades en el proceso de cambio y en el
to que puede realizar el cambio requerido, sólo que equivoca el elemento. mantenimiento de la atención. Los pacientes con lesiones prefrontale's ventra-
Una crítica recurrente a este test ha sido que en su puntuación sólo se con~ les, en cambio, no mostraron alteración respecto a los errores. Los .autores
sidera el tiempo utilizado, y no se contabilizan los errores que pudiera haber concluyen entonces respecto de la utilidad del TMT B como medida de disfun-
cometido. Además, dado que los errores deben ser advertidos por el evaluador ción de la corteza prefrontal dorsolateral, pero con la precaución de utilizar la
y corregidos por el paciente, este tiempo adicional incluye no sólo el desempe- existencia de errores y no el uso del tiempo (como en la puntuación original).
ño del paciente sino también el tiempo que el evaluador emplea para realizar Lamentablemente se carece de normas que permitap determinar alb'Ún pará-
la advertencia del error Y.la invitación a corregirlo. Por otro lado, como inclu- metro del número de errores requeridos para que un desempeño pueda ser
ye un factor de destreza motora y de búsqueda visual importante, un puntaje considerado como significativo de tal implicación neuroanatómica.
alto en la parte B podría reflejar solamente la intervención de estos aspectos
y no una dificultad ejecutiva relacionada con la dificultad para el cambio de
modalidad de secuencia. Se ha propuesto que una manera de filtrar este com-
ponente motor y de búsqueda visual sería restando el tiempo insumido en rea-
lizar la parte A del correspondiente a la parte B, lo cual estaría reflejando el
plus que demanda el componente ejecutivo. Sin embargo, varios autores han
:118 MARINA DHAKE Y TEHr~SA TORHr\I.VA

TEST IJE STROOP


l' I
EVALUACIÓN DE LAS FUNCIONES EJECUTIVAS 319

! PRUEBAS DE SECUENCIAS GH•.\FICAS y MOTORAS


(Golden, 1994) 0
0
, ¡ (Christenscn, 1987)

El Test de Struap (véase capítulo 4) es una de las pruebas más ampliamen- Las tareas secuenciales, son tareas de menor complejidad que las pruebas
te utilizndas para medir funciones ejecutivas, probablemente por su fácil y rá- descriptas previamente, y permiten ver la capacidad del sujeto de cambiar al.
pida administración. Evalúa la capacidad del sujeto para inhibir una respues- ternadamente de una respuesta motora a otra. Clásicamente se utilizan las
ta automática (lectura de las palabras) a favor de una poco habitual pruebas que fueran creadas por Luria para evaluar las funciones del lóbulo
(denominar el color de la tinta con que está escrita la palabra), de acuerdo a frontal (Chrístensen, 1987).
las demandas del medio, en una situación conflictiva (la palabra corresponde Una de las pruebas posibles implica pedirle al sujeto que coloque ambas
al nombre de un color, el cual es diferente al de la tinta con que esa palabra manos sobre el escritorio, una con el puño cerrado y la otra con 1m;dedos csti.
está es~rita) . Se considera, por tanto, que es útil para medir los aspectos cje- rados (véase Figura 6) y que vaya cambianuo simultáneamente la posición de
cutivos de flexibilidad cognitiva, inhibición de respuesta automática y control ambas manos, estirando una y cerrando la otra. Debe repetir la secuencia va.
atenciona1.
rias veces seguidas.
Al interpretar los resultados en esta prueba, se deben tener ciertas precau.
ciones. En sujetos con baja capacidad de lectura (cuasi analfabetos) o que no
están acostumbrados a estar expuestos permanentemente a estímulos que de-
sencadenan la lectura automática (por ejemplo, sujetos que habitan en medios
rurales, con escaso o nulo hábito lector), la ausencia de un índice de ¡nterfe.

e B~J¡~~
rencia no es cvidencia de indemnidad de las FE, sino simplemente que la
prueba no es válida en ese sujeto. Al no ser la lectura una respuesta automá.
tica en este sujeto, no existe conflicto entrc lectura de la palabra y designación
del color de la tinta. Esto es, se debe conocer la capacidad de lectura del suje- 1/ J
I
to y el b'Tado de automaticidad que éste ha desarrollado, para poder inferir la
validez o invalidez de los resultados. f I . I I
En relación con las áreas cerebrales implicadas, los estudios lesionales ha.
bían enfatizado el rol de la corteza prefrontal dorso lateral derecha o izquier- Figura 6. Secuencias Moto~as de Luria.
da sobre el desempeño en este test (Perret, 1974, Stuss el al., 1981, Vendrell
el al., 1995), mientras que los estudios de neuroirnagen funcional han señala-
do el rol de la región frontal medial (específicamente la región. cingular ante- Otra prueba que implica también un acto motor, pero de mayor compleji-
rior) (Bench el al., 1993, Pardo el al., 1990). Un estudio con resonancia funcio- "dad, consiste en pedirle al paciente que coloque la mano sucesivamente en
nal que investigó las regiones cerebrales implicadas en la 'tarea de Stroop tres posiciones distintas: formando un puño, con los dedos extendidos y de
(McDonald, Cohen, Sterger y Carter, 2000) mostró que las áreas prefrontales canto, y con la palma extendida sobre el escritorio (véase Figura 7). Debe re-
dorslaterales estarían implicadas en el mantenimiento de la información es-
~1
petir la secuencia en idéntico orden durante varias series. I
pecífica de la tarea (memoria de trabajo) en tanto que las áreas mediales es.
tarÍan más relacionadas con la detección del conflicto. En consonancia con es-
ta última afirmación se encuentra el trabajo de Stuss, Floden, Alexander,
Levine y Katz (2001), quienes encontraron que la presencia de daño frontal
superior medial bilateral estaba asociado con mayor número de errores y len.
tituc1 en el tiempo de respuesta para la condición de interferencia.

Figura 7. Secuencias moloras de Luria. Puño-Canlo-Palma.

I
..J
320 MARINA DlL\KE Y TEHfo:SA TORHALVA
F.VALUACION DE LAS FUNCIONES E.JECUTIVAS 321
. Las secuencias gráticns implican el copiado de una guarda en donde se re.
piten dos elementos (véansc Figuras 8a y 8 b). El sujeto debe e t" 1 vida. Así, uno de los objetivos de los tests neuropsicológicos estándar
guarida hasta el. f~~al de la hoja, de manera de dar posibilidad de
ca a guna repctlclOll.
~:cl:pU:;e:~ es captar las dificultades que presenta el paciente en su funciona-
miento cotidiano. En otras palabras, se supone que las pruebas neu-
ropsicológicas tienen lo que se denomina "validez ecológica", es decir,
la existencia de una relación funcional y predictiva entre el desempe-
ño de una persona en una serie de tests neuropsicológicos y su conduc-
ta real en una variedad de situaciones de la vida, tales como el hogar,
el trabajo, el estudio o la comunidad (Sbordone, 1996).
Sin embargo, históricamente la evaluación neuropsicológica, y en
especial la evaluación de las funciones ejecutivas, ha presentado pre~
cisamente la gran limitación de presentar una baja correlación entre
el desempeño en pruebas ejecutivas realizadas en el laboratorio y las
Figura 8a. Secuencias grá(iCfls conductas que se observan en la vida cotidiana (Manchester el al.,
2004). El.objetivo final de quienes trabajamos en el campo de la eva-
luación y/o rehabilitación de las funciones cognitivas es deternlinar si
la condición que presenta el paciente ha afectado su capacidad de ma-
nejar sus actividades, o de vivir en forma independiente o ha limitado
su retorno al trabajo (Sbordone, 1996). Es por esto que contar con he-

OXOx rramientas capaces de captar esta relación, entre las pruebas de labo-
ratorio y el funcionamiento cotidiano, es de fundamental importancia.
iVluchosde los instrumentos utilizados frecuentemente por los neu-
ropsicólogos no han sido diseñados con este propósito ni tuvieron en
cuenta el concepto de validez ecológica, y probablemente sean éstas
las razones por las que se discute frecuentemente su limitación.
Figura 8b. Secuencias gráficas Como ya se ha mencionado, la evaluación de las funciones ejecuti-
vas ha sido históricamente difícil (Lezak, 1982). Mientras que muchos
pacientes con lesiones frontales y disfunción ejecutiva en la vida coti-
1 !o~~sestaspruebas tienen como objetivo ver si el pacien te persevera en diana presentan un bajo rendimiento en pruebas formales ejecutivas
a]gun Ipa d~ respuesta, con dificultad para realizar la secuencia de
a terna y flu d e d h' manera que pretenden ser sensibles a esta disfunción, existe otro grupo cuyo
t tia. uan o ay compromiso frontal severo, los pacientes encuen.
ran es as pruebas, particularmente las motoras, extremadamente difíciles.
desempeño es normal (Cripe, 1998). Uno de los problemas más fre-
cuentes de la evaluación de las funciones ejecutivas es la nat~raleza
de las evaluaciones formales: el ámbito de evaluación, las característi-
cas del ambiente y las exigencias son muy diferentes a las que un
individuo generalmente se enfrenta en el lugar donde realiza efectiva-
3. Pruebas ejecutivas con validez ecológica mente sus tareas. Allí, los estímulos distractor.es abundan y las condi-
ciones muchas veces son poco confortables.
Varios autores (Wood, 1987) han resaltado la gran discrepancia
Teresa Torra/va que existe entre el desempeño obtenido en pruebas de laboratorio en
comparación con situaciones de la vida cotidiana en la que se requie-
. dGeneralrnente se asume que aquellos procesos que producen un ba-
J,O eSlem~eno en las I~ruebas neuropsicológicas en una evaluación de ren las mismas habilidades.
consu tono, conllevaran un baJ'odesempeño en ot ras 51.t uaclOnes
. Una posibilidad para resolver este problema es utilizar nuevas
de la pruebas que tengan mayor validez ecológica. Esta aproximación re.

1
322 ~IARINA DRAKE)' TERESA TORRALVA EVALUACIÚN DE LAS FUNCIONES EJECUTIVAS 323

quiere crear nuevos instrumentos con este nuevo objetivo ecológico en zar son: ordenar facturas por cliente, ordenar monedas, buscar errores de ti-
mente: simular actividades cognitivas que sean críticas para la vida peo, buscar números telefónicos, ordenar alfabéticamente invitaciones, y abrir
del individuo. El propósito primordial de estas pruebas -a diferencia y cerrar las puertas del garaje a un hora determinada. Evalúa la organización
de las pruebas clásicas de funciones ejecutivas- es identificar aquellas y planificación de las tareas en un tiempo determinado.
personas gue tienen dificultades en el desempeño de tareas de la vida Estudios de investigación (Manl)' el al., 2002; Torralva el al., 2005) y nues-
diaria, independientemente de la etiología del problema. tra experiencia clínica han demostrado su utilidad en la detección de déficit
ejecutivos en tareas de la vida diaria en pacientes con injuria cerebral o en pa-
Esta aproximación ha llevado al desarrollo de algunas pruebas
cientes con patologías frontales en comparación con un grupo control.
neuropsicológícas clínicas tales como: el Test de Everyday Attention
(TEA; Robertson el al., 1996), el Rivermead Behavioural Memory Test
(RBMT, Wilson el al., 1985), el Test del Hotel (Manly el al., 2002), el
----......."~...o-"...--
Multiple Errands Test (MET, Knight el al., 2002), y el Behavioral As- MULTIPLE EmtANDS TEST (VEIlSIÓN HOSPITAL) [MET]
sessment ofthe Dysexecutive Síndrome (BADS; Wilson el al., 1996),
(Knigbt el al., 2002)
entre otras.
Estas pruebas intentan simular tareas de la vida cotidiana que re- Esta prueba captura una gama de actividades "de la vida diaria" en el con-
quieren atención (por ejemplo, buscar una dirección en un mapa, bus- texto de un ambiente de la vida real. El individuo tiene que realizar 12 tareas
car un teléfono en una guía y escuchar números en una lotería), ejer- simples respetando nueve reglas explícitas. La prueba consiste en: comprar
citar la memoria (por ejemplo, asociar nombres con caras, recordar la tres objetos, buscar un sobre en la recepción, utilizar el teléfono del hospital y
ubicación de un objeto personal o recordar una cita) y funciones ejecu- mandar una carta a una dirección determinada. Además debe recolectar cier-
tivas (por ejemplo, organizar diversas actividades, mantener reglas ta información, recordar encontrarse con el examinador a los 20 minutos de
explícitas e implícitas, planificar la resolución de un problema). comenzada la tarea y avisarle una vez finalizada la misma. El test requiere
A continuación describiremos algunos de los instrumentos "ecológi- planificación, organización, desarrollo de múltiples tareas en períodos de
cos" que evalúan funciones ejecutivas: tiempo mayores y mantenimiento de reglas implícitas y explícitas. Una vez co-
menzada la tarea, el evaluador a una distancia prudente toma nota del de~
sempeño del individuo en relación a errores de interpretación, rupturas de re-
glas (explícitas o implícitas), fallas en las tareas o presencia de ineficiencias al
TEST OF EVERYDAYATIENTION [TEA]
realizar las mismas.
Este test ha demostrado su poder de discriminación entre individuos con
(Robertson el al., 1996) injuria cerebral y controles normales en el número de errores cometidos
(Knight, 2002), Asimismo, en nuestra experiencia ha sido el test de mayor de-
Este test ya fue descripto en el capítulo 4. Algunas subpruebas, particular- tección de disfunción ejecutiva en pacientes con patologías frontales (trauma-
mente las tareas del "ascensor" visual y auditivo, presentan demandas ejecu- tismo de cráneo, lesiones frontales, DIT variante frontal) aun en individuos
tivas y de flexibilidad cognitiva. Este test ha demostrado ser válido en prede- donde la evaluación neuropsicológica clásica reportó valores normales (Torral-
cir qué individuos tendrán dificultades en tareas de la vida diaria como va el al., 2005).
consecuencia de desórdenes específicos de la atención.

BEIIAVIOURAL AsSESSMENT OF TIIE DYSEXECUT1VESYNDROME


HOTEL TEST
[BADS] (Wilson el al., 1996)
(Manly el al., 2002)
El BADS consiste en 6 subtests y 1 cuestionario. Los sub tests que confor-
Este test es una versión modificada del Six Element Test (Shallice y Bur- man esta batería son: alternancia de reglas, programación de una acción, bús-
guess, 1991). Incluye 6 actividades diferentes que el individuo tiene que com- queda de una llave, juicio temporal, mapa de un zoológicoy una Modificación
pletar mientras simula administrar un hotel. Las tareas que tiene que reali- del Test de los Seis Elementos (dictado, aritmética y denominación de figu-

I
1
EVALUACIÓN DE LAS FU!'OCIONES EJECUTIVAS 325
324 MARiNA DRAKE Y TERESA TORRALVA
Cohen, N. J.; Eichenbaum, n.; Deacado, B. S. y Corkin, S. (1985): "Different
ras). Además sc le entrega a cada individuo y a su acompañante el cuestiona- memory systems undcrlying acquisition of procedural and declarative
rio disejecutivo (DEX). Éste contiene 20 preguntas relacionadas con los pro- knowledgc", en Olton, D.S.; Gamzu, E. y Corkin, S. (eds.): Memory dys-
blemas cognitivos, emocionales y conuuctuales asociados frecuentemente al jimctions: An integration of animal ami human resl!arch (rom preclinical
and clinical perspectiues, Nueva York, Annals of New York Academy of
síndrome ai"sejecutivo.
Nuevos estudios de investigación serán necesarios para determinar con Sciencc, 444, 54.71.
mayor precisión el grado de validez ecológica que presentan estos nuevos ins. Corrigan, J.D. y Hinkeldey, N. S. (1987): "Lationships betwccn parts A ami
trumentos. Sin embargo, es importante resaltar que un gran beneficio de este Bof the Trnil Making Test", Journal of Clinical Psychology, 43, 402-409.
tipo de pruebas es que, independientemente de poseer una mayor validez eco. Cripc, L.l. (1998): "The ecologicnl validity of executive funetion testing", en
lógica que los c1ásic'ostests de funciones ejecutivas, brindan información, cua- Sbordone, R. y Long, C. (eds.), Ecological Validily of Neuropsyclwlogical
li y cuantitativa, que resulta de gran valor para la comprensión de las dificul. Testing, Nueva York, St. Lucie Press.
tades del paciente y que son, por lo tanto, de vital importancia para el diseño Culbertson, \V.C. y Zillmer, E.A. (2005): Tower of London. Drexel University.
Technical Manual, 2a ed., Toronto, Multi.Health System lnc.
de planes de rehabilitación.
Dagher, A.; Owea, A.M. y Brooks, D.J. (1999): "Mapping the network for plan-
ning: a correlational PE'f activational study with the Towcr of London
task", Brain, 122, 1973-1987. .
Delis, D.; Kaplan, E. y Kramer, J.H. (2001): Delis.Kaplan Executive Function
System. Examiner's frIanual, San Antonio, The Psychological Corporation.
Referencias bibliográficas Denckla, M.B. (1994): "Measurement of executive function", en Lyon, G.R
(ed.), Frames of Reference for the Assessment of Learning Disabilities. New
Allegri, R.F.; Harris, P.; Feldman, M.; Taragano, F. y Paz, J. (1998): "Perfiles Views OllMeasuremellt lssues, Baltimore. Paul Brookes Publishing.
cognitivos diferenciales entre la demencia frontotemporal y la demencia ti. _ (1996): "A theory and model of executive function ..~ neuropsychological
po Alzheimer", Rev. de Neurología, 27: 463-466. perspective", en Lyon: G. y Krasnegor, N. (eds.): Attention, Memory ami
Arbuthnott, K. y Frank, J. (2000): 'lrail making test, part B as a measure of Executive Funetions, Baltimore, Paul Brookes Publishing.
executive control: validation using a set.switching paradigm", J. ofClini. Drakc, M. (2005): "Evaluación de la atención y las funciones ejecutivas", en
cal and Experimental Neuropsychology, 22 (4): 518-528. Mangone, C.A.; Allegri, RF.; Arizaga, R.L. Y Ollari, J.A. (comps.): Demen-
Baker, S. C.; Rogers, R. D.; Owen, A. M.; Frith, C. D.; Dolan, R. J.; Frack- cia. Enfoque multidisciplinario, Buenos Aires, Editorial Polemos.
owiak, R. S. J. y Robbins, T. W. (1996): "Neural systems engaged in plan- Eslinger, P. (1996): "Coneeptualizing, deseribing and measuring components
ning: A PET study ofthe Tower ofLondon task", Neuropsychologia, 34 (6), of executive funetions", en Lyon, G. y Krasncgor, N. (cds.), Attention, frIe-
- 515-526. mory and Executive Funetions, Baltimore, Paul Brookes Publishing.
Baldo, J.V.; Shimamura, A.P.; Delis, D.C.; Kramer, J. y Kaplan, E. (2001): Foster, P.S.; Williamson, J.B. y Harrison, D.W. (2005): "The Ruff figural !lu-
"Verbal and design fluency in patients with frontallobe lesions", J. ofthe eney test. Heightened right frontallobe delta act1vity as a function of per.
International Neuropsychological Society, 7(5): 586-596. formance", Arch. of Clin/cal Neuropsychology, 20: 427-434. '
Bench, C.J.; Frith, C.D.; Grasby, P.M.; Friston, K.J.; Pau[esu, E.; Frackowiak, Gaudino, E.A; Geisler, M.W. y Squires, N.K. (1995): "Construct va)idity in the
R.S. el al. (1993): "lnvestigations of the functional anatomy of attention Trail Making Test: what makes part B harder?", J. ofClinieal and Experi-
using the Stroop test", Neuropsychologia, 31: 907-922. mental Neuropsychology, 17 (4): 529-535.
Berg, E.A. (1948): "A simple, objective technique for measuring f1efibility in Goel, V. y Grafman, J. (1995): "Are the frontallobes implicated in 'planning'
thinking", J. of General Psychology, 9: [5-22 . functions? Interpreting data from the Towcr ,.ofHanoi", Neuropsychologia,
Burgess, P.W. (1997): "Theory and methodology in executive function re-
33: 623-642.
search", en Rabbitt, P. (edJ, Methodology of Frontal and Executiue Func- Goldberg, T.; Alo¡a, M.; Gourovitch, M.; Missar, D.; Pickar, D. Y Weinberger,
tion, Sussex, Psychology Press. D.R. (1998): "Cobrnitivesubstrates ofthought disorder 1. The semantic sys.
_ (2004): "The search for specific planning processes", en Morris, R. y Ward, tem", Am. J. of psychiatry, 155: 1671-1676.
G. (eds.): The Cognitiue Psyclwlogy of Planning, Hove, Psychology Press. Golden, C. (1994): Stroop, Test de colores y de palabras, Madrid, TEA Ediciones.
Butman, J.; Allebrri,R.; Harris, P. y Drake, M. (2000): "Fluencia verbal en es- Golden, C.J.; Osmon, D.C., Moses, J.A. YBerg, R.A. (1981): "[nterpretation of
pañol datos normativos en Argentina", Medicina (Buenos Aires), 60: 561. the Halstead.Reitan neuropsychology battery", Nueva York, Grune &
564. Stratton.
Christensen, A. (1987): El diagnóstico neuropsicológico de Luri-;',Madrid, Visor.
EVALUACIÓN DE LAS FUNCIONES E,JECUTIVAS 327
326 i\IARINA DRAKI': Y TERESA TOHR.-\LVA

Norris, M.P.; Blankenship-Reuter, L.; Snow-Turck, A.L. y Finch, .J. (1995):


Heaton, R.K. (1981): A Manual for lhe Wisconsin Card Sorting Test, Odessa,
"I.nfluence of uepression on verbal tluency performance", Aging and Cogni.
Psychological Assessment Resources.
Beaton, RK.; Chelune, G.J.; Talley, J.L.; Kay, G.G. y Curtiss, G. (1993): \Vis- tiOIl, 2: 206-215.
Owcn, A.M. (1997): "Funclional organization of working memory processes
consin Carel Sorting !t[anual. Reuiscd and Expamled, Otlessa. Psychologi-
within human lateral frontal cortex: The contribution of functional neu-
cal Asscssment Rosurces.
roimaging", Ellropean Journol o{ Neuroscience, 9,1329.1339.
Beaton, R.K.; Chelune, G.J.; Talley, J.L.; Kay, G.G., y Curtis", G. (1997): Test
Pachana, N.A.; Boone, K.B.; Miller, B.L.; Cummings, J.L. y Berman, N.
de clasificación de tarjetas de \v'isconsill, Madrid, TEA Edicíones.
(1996): "Comparison of Neuropsychologicnl functioning in Alzhcimer's di.
Joncs-Gotman, M. y Milner, B. (1977): "Design fluency: the invention of non-
sease and fronto temporal dementia", J. o{the International Neuropsycho-
sensc drawings after focal corticallcsions", Neuropsychologia, 15: 653-674.
Knight, C.; Alderman, N. y Burgoess, P. (2002): "Development of a simplified logieal Soeiety; 2: 505-510.
Pardo, J.V.; Pardo, P.J.; Janer, K.W. y Raiehle, M.E. (1990): "The anterior ein-
version of the multiple errands test for use in hospital scttings", Neuropsy.
gulate cortex mediates processing selcdion in the Stroop attentional con-
ellologieal Uehabilitation, 12: 231-255.
f1ict paradigm", Pruceedings of the National f\cademy uf Sciences, 87: 256-
Kongs, S.; Thompson, L.; Iversan, G. y Beaton, R.K. (2000): Wisconsin Card
Sorting Test-64 Card Version (WCST-64), Odessa, Psychological Assess- 259.
Parker, D.M. y Crawford, J.R. (1992): "Assessment of frontallobe function",
ment Rosurces.
en Crawford, J.R.; Parker, W.W. y MeKinlay, W.W. (eds.), A Halldbooh of
Lezak, M.D, (1982): "The problem of asscssing executive functions", Interna-
Neuropsychological Assessment, Hillsdale, NJ, Erlbaum, 267-291.
tianal J. ofPsyehology, 17: 281-297.
Parks, R.W.; Loewenstein, D.A.; Dodrill, K.L.; Barker, W.W.; Yoshii, F.;
_ (1995): Neuropsychological Assessment, 3" ed., Nueva York, Oxford Univer-
Chang, J.Y. et al. (1988): "Cerehral metaholie effeets of a verhal l1ueney
sity Press.
test: A PET-scan study", J. ofClinical and Experimental Neuropsychology,
Lezak, M.; Howieson, D. y Loring, D. (2004): Neuropsychological Assessment,
41l cel., Nueva York, Oxford University Press. 10: 565-575.
Pcnnington, B.; Bennetto, L.; IvlcAleer, O. y Roberts, R. (1996): "Executive
MaeDonald, A.W.; Cohen, J.D.; Stenger, V.A. y Carter, C.S. (2000): "Dissoeia-
functions ami working memory: theoretical and measurement issucs", en
ting the role ofthe dorsolateral prefrontal and anterior cingulate cortex in
Lyon, G. y Krasnegor, N. (eds.), Attention, Memory and Executiue Func-
congnitive control", Science, 288: 1835-1838.
Malloy, P.; Cohen, R. y Jenkins, M. (1998): "Frontal lobe funetion and dys- tions, Baltimorc, Paul Brookes Publishing.
Perret, E. (1974): "The len. frontallobe ofman and the suppressioo ofhabitual
function", en Snyder, P. y Nussbaum, P. (eds.): Clinical Neuropsyclwlogy,
responses in verbal categorical bchavior", Neuropsychologia, 12: 323-330.
Washington, American Psycholobrical Association.
Phillips, L.H. (1997): "Do ..frontal tests» measure executive fundion? Issucs of
Manchcstcr, D.; Priestley, N. y Jackson, H. (2004): "Thc assessment ofexecu-
assessment and evidence from fluency tests", en Rabbitt, P. (ed.), Metho-
tive fundioos: corning out ofthe office", Brain Injury, 18 (11): 1067-1081.
dology of Frontal and Executive Function, Sussex, Psychology Press.
Manly, T.; Bawkins, K.; Evans, J.; Woldt, K. y Rohertson, LB. (2002): "Reha-
Regard, M.; Strauss, E. y Knapp, P. (1982): "Children's produetion on verhal
bilitation of executive function: facilitation of effective goal management
and non-verbal f1uency tasks", Perceptual and Motor Skills, 55: 839~44.
00 complex tasks using periodic auditory alerts", Neuropsychologia, 40 (3):
Reitan, R. M. Y Wolfson, D. (1993): The Halstead-Reitall Nearopsyehology Bat-
271-28l.
tery: Theory and Clinical Interpretation, Tucson, AZ, Neuropsychológy Press.
Milner, 13. (1963): "Effects of difTerent brain lcsions 00 card sorting", Archives
_ (1995): "Category test and trail making test as mensures of frontal lobe
of Neurology, 9: 90-100.
functions" The Clinical Neuropsychologist, 9: 50-56.
Miyake, A.; Friedman, N.P, Emerson, M.J.; Witzki, A.H.; Howerter, A. y Wa-
Robertson, l.B.; Ward, T.; Ridgeway, V. y Nimmo-Smith, 1. (1996): "The strue-
ger, T. (2000): "The unity and diversity of executive fundions aneI their
tur~of normal human attcntion: The test of ev"eryday attention", J. of the
contributions to complex "frontallobe .. tasks. A latent variable analysis",
International Neuropsychological Society. 2: 525-534.
Cogllitiee Psyehology, 41: 49-100. Rossini, E.D. y Karl, M.A. (1994): "The trail making test A and B: a teehnieal
Monehi, O.; Petrides, M.; Petre, V.; Worsley, K. y Dagher, A. (2001): "Wiseon-
note 00 structural nonequivalence", Perceptual and Motor SkIlls, 78(2):
sin card sorting revisited. Distinct neural circuits participating in different
stages ofthe task identified by event-relatcd fundional magnetic resonan- 625-626.
RufT, R. (1988): Ru{{ Figural Fluenc)' Test. Administration Manual, San Fran-
ce imaging", TheJ. o[Neuroscience, 21: 7733-7741.
Nagahama, Y.; 01<ina,T.; Suzuki, N. Nabatame, B. y Matsuda, M. (2005): "The cisco Neuropsychological Resources.
Ruff, R.~l.; Light, 1\. B. Y Evans, R.W. (1987): "The rufffigurall1ueney test. A
cerebral correlntes of difTerent types of perscveration in the Wisconsin card
norrnative study with adults", Developmental Neuropsychology, 3. 37-51.
sorting test", .J. ofNeurology, Neurosurgery and Psychiatry, 76: 169-175.
:328 MARINA DRAKE)' TEHESA TORR.ALVA
EV ALUAClúN DE LAS FUNCIONES EJECUTIVAS 329
RufT, R.M.; AlIen, C.C.; Farrow, C,E.; Niemann, JI.; Wylic, T. (1994); "'Figural
fluency: difTerential impairment in patients with left versus right fronlal Wilson, B.A.; Evans. J.J.; Alderman, N.; Burgess, P.W. y Emslie, H. (997):
lobe lesions", .tlrch. o(Clinical NeuTopsychology, 9 (1): 41.55. "Behavioural assessment of thc dysexccutive syndrome", en Rabbitt, P.
Sbordone, R.J. (1996): "Ecolo¡:,Y]calvalidity: sorne crucial issues fOf the neu. . (ed.), Alethodology of Frontal and Executive Function, Sussex, Psychology
Press.
ropsychologist", en Sbordone, R.J. y Long, e.J. (eds.), Ecological Validity
in Neurapsychological Testing, Delray Beach, GR Press / Sto Lucie Press. \Vood, R.L. (987): "'Neuropsychological assessment in brain injury", en Eisen-
Shallice, T. (1982): "Spccific impairments of planning", Philosophical Trans- burgh, M.G. y Greziak, R.C. (cds.), Advances in Clinical Rehabilitation,
aetions o{the Royal Soeiety o{ London (Biology), 298, 199-209. vol. 1, Nueva York, Springer.
ShaIlice, T. y Burgess, P.W. (1991): "Deficits in strategy application following
fronlallobe damage in man", Brain 114: 727-741.
Stuss, D.T.; Benson, D.F.; Kaplan, E.F.; Weir, W.S. y DelIa Malva, C. (1981):
"Leucotomized and nonleucotomized schizophrenics: comparison on tests
of attention", Biological Psychiatry, 16: 1085-1100.
Stuss, D.T.; Bisschop, S.M.; Alexander, M.P.; Levine, B.; Ratz, D. y Izukawa,
D. (2001a): "The trail making test: a study in focallcsíon patients". Psy.
chological Assessment, 13: 230-239.
Stuss, D.T.; Floden, D.; Alexander, M.P.; Levine, B. y Katz, D. (200Ib):
"Stroop performance in focallesion patients: dissociation of processes and
frontallobe les ion location". Neuropsychologia, 39: 771.786.
Stuss. D.T. y Levine, B. (2002): "Adult clínical neuropsychology. Lessons [roro
studíes ofthe frontallobes", Annual Reuiew of Psychology, 53: 401-433.
Torralva, T.; Bckinstein, T.; Roca, M.; Lacroze, A.; Calcagno, M.L.; Leiguarda,
R. y Manes, F.F. (2005a); "An 'ccological' battcry to detect specific executi- •
ve deficits in patients with early Frontal variant ofFrontotemporal Demen-
tia (fvFTD)", J. of Neuropsychiatry and Clinical Neuroscience, 17: 2, 266.
Torralva, T.; Lischinsky, A.; Lacroze, A.; Leiguarda, R. y Manes, F.F. (2005b):
"Executive functions in ADHD. The usefulness of an «ecological» battery",
J. of Neuropsychiatry alld Clinical Neurosciellce, 17: 2, 266.
Troyer, A.K. (2000): "Normative data for clustcring and switching on verbal
flucncy tasks", en Journal ofClinieal and Experimental Neuropsychology,
22,370-378.
Troyer, A.; Moscovitch, M.; Winocur, G.; Alexander, M. y Stuss, D. (1998):
"Clustering and switching on verbal fluency. The efTects of focal frontal
and temporal-lobe lesions", Neuropsyehologia, 36: 499-504.
Vendrell, P.; Junque, C.; Pujol, J.; Jurado, M.A.; Molet, J. y Grafman, J.
(1995): "The role ofprefrontal regions in the Stroop task", Neuropsycholo.
gia, 33: 341-352.
Welsh, M.C., Satterlee-CartmelI, T. y Stine, M. (1999): "Tower of Hanoi and
London: Contribution ofworking memory and inhibition to performance",
en Brain and Cognition, 41 (2), 231-342.
Wilson, B. A.; Cockburn, J. y Baddeley, A. D. (1985): The Rivermead Beha-
vioural Memory Test !v!anual, Bury Sto Edmunds, Thames Valley Test
Company. .
Wilson, B.; Alderman, N.; Burgess, P.; Emslie, H. y Evans, J. (996): Beha-
uioural Assessement of the Dysexecutive Syndrome, Bury Sto Edmunds,
Thames Valley Test Company.

También podría gustarte