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11. Arte Concreto (1930) El arte concreto es una propuesta artística que busca la
claridad de la forma, concebida racionalmente a partir de un ordenamiento simple
de los elementos sensibles. El término “art concret” fue introducido en principio
por Theo van Doesburg y otros artistas en 1930 con estos términos:
“1) El arte es universal. 2) La obra de arte debe ser concebido por la razón antes
de su ejecución. Las formas no deben ser las de la naturaleza, ni deben expresar
sensualidad, sentimentalismo, tampoco simbolismo, lirismo o dramatismo. 3) La
obra debe ser construida con elementos puramente plásticos, es decir con planos,
colores y formas como elementos artísticos sin más significación que ellos
mismos, en consecuencia la obra artística no tiene otra significación que ella
misma. 4) La construcción de la obra y sus elementos, debe ser simple y
controlable visualmente. 5) La técnica debe ser mecánica, es decir exacta y
antiimpresionista. 6) Esfuerzo por la claridad formal absoluta.”
Las segundas vanguardias artísticas (1945)
Las segundas vanguardias continúan siendo prácticas artísticas inéditas, pero ya
no se expresan través de manifiestos, de modo que su los nombres que los
caracterizan son denominaciones designadas por curadores, críticos de arte o
personas especializadas, ligadas al mundo del arte.
1. Expresionismo Abstracto norteamericano (1947).
El expresionismo abstracto es en principio un arte que busca expresar los
sentimientos, pero a diferencia del expresionismo de la primera vanguardia, no
recurre a la figura humana o a la naturaleza para expresar los sentimientos, es
decir, los artistas aquí, pintan directamente sus sentimientos valiéndose solo de la
pintura y la subjetividad expresiva. Aquí, el arte es el registro directo de los
impulsos internos del artista.
El expresionismo abstracto es un fenómeno de esencia postsurrealista y
existencialista. Del surrealismo deriva su concepción del acto de pintar como
expresión del automatismo psíquico puro, contrario a los dictados de la razón o a
cualquier normativa estética externa. Del existencialismo proviene la exaltación del
individualismo y la afirmación de la experiencia de ser en este mundo. Las ideas
sartrianas se conjugan con las surrealistas para dar lugar a un acto creador como
espejo del propio yo.
En este sentido, los artistas del Color Field Painting crean amplios campos de
color, mediante un uso de la pintura muy fluido y a veces compacto. Impregnan
un soporte liso, como el lienzo por ejemplo, para evitar todo efecto de relieve,
usando un reducido número de colores y de manera uniforme e impersonal, es
decir, alejado de trazos gestuales. Se considera que para conseguir que el
efecto del color prevalezca, invadiendo el espacio visual y emocional del
espectador, el soporte debe tener grandes dimensiones (de dos a tres metros
como mínimo).
Artistas Principales: Pol Bury, Schoffer, Jean Tinguely, Zero (un grupo alemán),
Vasarelli, y los venezolanos Jesús Rafael Soto y Carlos Cruz Diez.
El Nuevo Realismo implica una reflexión acerca del objeto que suele
representarse pictóricamente a partir de la realidad. Si lo que se buscaba era
acercarse a la realidad lo más cerca posible, entonces no hay aproximación más
cercana que la realidad misma, que ese objeto físico y cotidiano que vemos y
tocamos. Si el arte estaba sustentado en una realidad ficticia, en un espejismo
creado con trucos y técnicas que buscaban hacer creer al espectador que es la
realidad, el Nuevo Realismo propone una nueva realidad: la realidad misma. El
artista debe actuar por tanto, directamente sobre sus objetos.
Paralela a esta reflexión de carácter estético, hay otra derivada de las
circunstancias sociales de aquél momento. El Nuevo Realismo, al proponer el
objeto físico de la realidad como objeto de arte, suele elegir, con un sentido crítico,
aquellos objetos que se desperdician porque son desechables, esos objetos
propios de una sociedad consumista y despilfarradora, esos objetos que por
efectos de moda o de abundancia, etc., se botan. En ese sentido, los materiales
que usa provienen de la vida cotidiana.
El nuevo realismo parte del objeto cotidiano como tal, para transformarlo en objeto
de arte, por medio de un desplazamiento de su status habitual. Ese objeto
cotidiano, extraído de su contexto por el artista con un criterio estético, nos sitúa
directamente en lo real, pero más allá de la lógica que subyace en su estructura
semántica original.
7. Fluxus (1963)
Fluxus es un movimiento artístico que fue creado en New York en 1961 por
George Maciunas. El término “Fluxus” pretende evocar fluidez, corriente
permanente de intercambio, una actitud que hace del arte un amplio campo de
posibilidades, sin fronteras artísticas.
Fluxus, es una especie de postdadaismo pues es ante todo un estado de espíritu
que reivindica la necesidad de un arte ligado al fluido de la vida. Su campo de
acción es por tanto vasto. Una parte de su manifiesto dice: “El arte Fluxus rechaza
la distinción entre arte y no-arte, rechaza el criterio de indispensabilidad del artista
como individuo especialmente inspirado, como pretensión de exclusividad, de
profundidad, de grandeza, de valores institucionales”.
Aún cuando en el Fluxus hay un fuerte acento que recuerda al happening, ese
acento esta puesto más sobre la actitud que sobre el cuerpo. El artista Fluxus,
hombre o mujer, es un actor integral que celebra el sentido festivo y lúdico que
puede tener la vida de modo colectivo, buscando sobrepasar la dimensión
individualista propia del arte corporal (Body Art).
Fluxus se extiende rápidamente a los dos lados del Atlántico, hacia Alemania,
Holanda, Francia y hacia Japón principalmente. Igual que su fluctuante nombre,
muchos de sus numerosos miembros no harán más que pasar, como el mismo
Joseph Beuys, pero entre los más constantes estarán Eric Andersen, Henry Flynt,
Geoffrey Hendricks, Dick Higgins, Yoko Ono, Robin Page, Naim June Paik, La
monte Young, etc.
Las raíces de Fluxus, según Maciunas, son Dada, el surrealismo, el Bodevil, los
cómicos (Búster Quiton, Charlot), el futurismo, los “pianos preparados” de John
Cage, el arte aleatorio que recurre a los procedimientos del azar, el readymade,
los juegos de rompecabezas, el circo romano, etc.
El trazo que caracteriza a esta tendencia suele ser ligero pero cargado de pintura,
como intentando hacer del color, una sustancia física capaz de transmitir un
dramatismo interno. Los colores son cálidos e intensos tal como podría ser la
vitalidad y el dinamismo que caracteriza a la vida cotidiana. Las formas figurativas
son tan libres e inmediatas como la primera percepción que se tiene de las cosas,
como buscando captar, antes que la inmovilidad, el gesto esencial que las
sustenta.
El lenguaje de la Instalación
La instalación como lenguaje artístico se hizo vigente a partir de los años 60.
Inicialmente fue propuesta por el norteamericano Edward Kienholz, quién
reconstruía con el nombre de “instalaciones”, espacios de vida, familiares al
espectador, como si fueran un decorado escénico; eran interiores populares,
ocupados por maniquíes, que buscaban expresar el ambiente de un café, un
burdel, una galería de arte, etc. La idea era simbolizar con un sentido crítico, esa
imagen dorada, cómodamente adormecida, de la sociedad norteamericana
durante los años treinta.
1. La cultura de la Posmodernidad
Se dice que la época que actualmente vivimos es la posmodernidad, esto significa
“después de la modernidad”, significa también que hay características culturales,
sociales e incluso políticas, que distinguen a la posmodernidad de la modernidad.
En este sentido ya no somos modernos, sino posmodernos. Hay que aclarar que
el término “moderno” tiene por tanto, dos sentidos, uno permanente que se refiere
a lo nuevo, a lo último, a lo que está de moda; y otro que corresponde a la
periodización histórica desde el punto de vista de la historia general y que afirma
que la Edad Moderna, con sus propias características, corresponde a los siglos
XVI y XVIII.
Así que cuando decimos “moderno” aquí, no nos referimos al sentido de
“actualidad” que tiene la palabra. Nos referimos a un movimiento histórico-cultural
que surge en Occidente a partir del siglo XVI y persiste hasta mediados del siglo
XX, cuando aparecen ciertas características distintas a las de la modernidad,
estas características nuevas son las que están agrupadas bajo el nombre de
posmodernidad.
Según el filósofo francés, Jean-Francois Lyotard, la posmodernidad señala una
condición de las sociedades actuales, desencantadas de las promesas de la
modernidad y sus ideales de “progreso”, de innovación permanente y sistemática;
de fe en la razón, en la ciencia, en la “Verdad” con mayúsculas, en la posibilidad
de la utopía (ese no lugar en el que los individuos seremos razonables, justos y
estéticos). El hombre posmoderno, dice Lyotard, vive sin esos “metarrelatos” que
alimentaban los grandes ideales y las utopías. Los metarrelatos son esas grandes
doctrinas integradoras, esos sistemas teóricos como el humanismo, el positivismo,
el racionalismo, o aquellos propuestos por filósofos como Hegel o Marx, que han
nutrido las sociedades desde el siglo XVI.
Pero la experiencia vivida, los horrores de la guerra, los regímenes totalitarios y la
contaminación han demostrado que los hombres no pueden confiar más
totalmente en el racionalismo, la verdad o en las utopías programadas por las
ideologías políticas para alcanzar la libertad o la justicia, tampoco se puede creer
en el progreso o el desarrollo continuo cuando este significa el deterioro continuo
del medio ambiente. Por eso el desencanto es uno de los rasgos de nuestra
época, por eso reafirma el presente en lugar del futuro, rescata fragmentos del
pasado y no se hace demasiadas ilusiones respecto del futuro.
En este mundo posmoderno que vivimos, reina el pluralismo, la diversidad, el
mestizaje en todo sentido; se borran las fronteras disciplinarias en las ciencias; la
probabilidad, y no ya la certeza, es lo que caracteriza a las teorías científicas (la
física cuántica); todo tiende a mezclarse bajo una estrategia de collage: el arte
erudito con la artesanía, la cotidianidad del arte pop con la solemnidad de los
museos, la música rock es interpretada por orquestas sinfónicas, las grandes
composiciones de los músicos clásicos pueden surgir desde un sintetizador; los
tenores más renombrados cantan en estadios y plazas públicas; la diferencia
cultural está en continua tensión con la globalización económica planetaria; cada
individuo se acomoda convenientemente en las sociedades, teniendo en cuenta
las diferencias culturales del otro, sin esperar fundirse en un ideal único, o
integrado, de civilización. En cuanto a la ética, ya no hay ese juez divino o
supremo (Dios) que decía lo que estaba bien y lo que estaba mal, ahora estos
asuntos se deciden por el interés social. Y esto sucede en todas las áreas de la
vida, por eso puede hablarse de una post-ciencia, de una pos-ética, una post-
filosofía, una post-sexualidad, y de una pos-estética.
Por otra parte, los medios de comunicación y la red del internet han convertido el
planeta en una aldea global, lo que hace cada vez más difícil definir al hombre
como una identidad homogénea, sino, más bien, como un proceso en
metamorfosis donde el concepto tradicional de identidad queda en cuestión.
La música y la posmodernidad
En música, el movimiento modernista irrumpe aproximadamente al mismo tiempo
que las artes visuales. Esta música, llamada de vanguardia, se produjo a
principios del siglo XX, etapa en la que se registraron cambios en las normas
sociales y los parámetros artísticos.
En medio del nacimiento de la música de vanguardia aparecieron influencias
expresionistas y orientalistas, pero lo más radical fue el surgimiento del futurismo,
que cuestionó la diferenciación entre música y ruido.
En esa época también se experimentó una gran influencia étnica tras el origen de
varias expresiones musicales provenientes de diferentes partes del mundo.
Asimismo fue muy fuerte la búsqueda de la libertad individual y del
experimentalismo.
Uno de los pioneros del posmodernismo musical es el estadounidense John Cage
(1912-1992), quien introdujo equipos electrónicos para la ejecución de la música
clásica y recicló instrumentos como el piano preparado insertando entre las
cuerdas del piano pedazos de papel, de madera, de metal para transformar el
sonido. Para Cage la música debe ser una investigación de la lógica de los
materiales. La más audaz de las composiciones de John Cage es su obra 4’33’’,
que consistía en no producir ningún sonido durante cuatro minutos y treinta y tres
segundos. La obra se construyó entonces gracias a la grabación de los ruidos
ambientales de la sala, aunque fueran mínimos. Era una manera de hacernos
tomar conciencia de los sonidos que nos rodean. Otros compositores se dedicaron
a llevar al extremo las posibilidades técnicas y los modos de ejecución de un
instrumento o una voz. Secuencia III, extraída de las Secuencias del compositor
italiano Luciano Berio (1925-), es una obra consagrada a la voz, donde se
explotan todos los órganos necesarios para la emisión de un sonido (boca, lengua,
pulmones…). Las silabas se vuelven material sonoro y se recitan pedazos de texto
sin que sea necesaria la comprensión de las palabras. Entre los diferentes efectos
sonoros se pueden escuchar chasquidos de lengua, risas, sonidos con la boca
cerrada, toses, gruñidos.
A principios de la década de 1950 nacieron paralelamente dos corrientes, la de la
música “concreta” en Francia (que utiliza ruidos de la vida cotidiana, así como
Andy Warhol y el arte Pop, incluían en la misma época, la cotidianidad mediática
en sus obras), y la de la música electrónica en Alemania. Luego, hacia 1960,
ambas serían agrupadas bajo el nombre de música electroacústica. En Paris,
Pierre Schaeffer (1910-1995) y Pierre Henry (1927-) utilizaron sonidos de origen
“concreto”, grabados con micrófonos, como material sonoro. Luego los modelaron
según diferentes formas y agregaron a veces sonidos sintéticos. Por ejemplo,
Pierre Henry compuso en 1963 su Variaciones para una puerta y un suspiro. Por
otra parte, el húngaro Gyorgy Ligeti (1923-) –cuya música fue utilizada en la
película 2001 Odisea del espacio de Stanley Kubrick (1968), - exploró las
posibilidades de realizar un continuo sonoro. Esta música consiste en repetir
continuamente algunas fórmulas melódico-rítmicas, introduciendo ínfimas
variaciones o desfases. Luego, en la década de 1960, este proceso incorporó la
influencia del rock y de la música india.
Música de vanguardia: principales corrientes
Después de la II Guerra Mundial, la música vanguardista se centró en el ritmo y el
timbre, los que se concretaron de formas libres: la aleatoria y la electrónica.
Sus principales corrientes fueron:
Neorromanticismo
Misticismo
Expresionismo dodecafónico
Politonalismo
Microtonalismo
Neoclasicismo
Nacionalismo
Exotismo
Música de vanguardia contemporánea
En el siglo XX, la música recurrió a diversas técnicas para la composición.
Esta etapa generó corrientes nuevas, tales como la música dodecafónica,
caracterizada por su gran refinamiento y su enorme sonoridad. Mientras Edgar
Varese creó la música absoluta e independiente, Aaron Coplan persistió en ritmos
y colores como los étnicos.
En este período también predominó la síncopa y el ritmo, lo que hizo que el jazz
fuera introducido en las salas de concierto por George Gershwin. Igualmente,
nació la experimentación con la música electrónica, y la música de cámara registró
nuevas incorporaciones en la orquesta.
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