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Índice
Fundamentos del arte efímero
Arquitectura
Elementos naturales
Jardinería
Agua
Fuego: la pirotecnia
Aerostación
El cuerpo humano
Peluquería
Maquillaje
Tatuaje
Piercing
Moda
Perfumería
Gastronomía
Arte urbano: el grafiti
Arte de acción
Arte conceptual
Body art
Land art
Nuevas tecnologías
Arte nocturno: el neón
Vídeo
Láser
Informática
Sonido
Véase también
Referencias
Enlaces externos
Un aspecto esencial en la génesis del arte es su componente social, la interrelación entre artista y espectador, entre la obra y su
consumidor. Una obra de arte responde a criterios sociales y culturales, de espacio y tiempo, fuera de los cuales, aunque perdure
como objeto físico, pierde su significación conceptual, el motivo por el que fue creada. Aun así, el ser humano ha tenido siempre
afán por coleccionar y guardar estos objetos por sus cualidades únicas e irrepetibles, como documentos de épocas que perduran
en el recuerdo, y que suponen expresiones genuinas de los pueblos y culturas que se han sucedido en el tiempo. Precisamente, el
carácter coleccionable de ciertos objetos, frente a otros de consunción más rápida, supuso una primera barrera entre la
clasificación de ciertas expresiones como arte y no de otras, denominadas frecuentemente de forma peyorativa como «moda»,
«adorno», «entretenimiento» y términos similares. Los museos y academias de arte, encargados de la conservación y difusión del
arte, se encargaron igualmente de patrocinar y preponderar unas expresiones artísticas frente a otras, y así como cuadros y
esculturas entraron sin problema en estas instituciones, otros objetos o creaciones de diverso signo fueron relegados al olvido tras
haber cumplido su función momentánea, o como mucho quedaron en el recuerdo a través de testimonios escritos o documentos
que diesen fe de su existencia.7
Desde antaño se ha especulado con la artisticidad de las expresiones efímeras, de si el carácter efímero del arte y la belleza puede
devaluar estos conceptos. La desvalorización de lo efímero arranca con Platón, para el que las cosas bellas no eran perdurables,
ya que lo único eterno es la «idea de lo bello». De igual manera, el cristianismo —del que emanó toda la estética medieval—,
rechazaba la belleza física como algo pasajero, ya que la única belleza inmutable era la de Dios. Sin embargo, desde el siglo XIX
empezó un cambio de actitud respecto a la belleza efímera, que comenzó a ser valorada por sus cualidades intrínsecas. Los
románticos valoraban «lo que jamás se verá dos veces», y Goethe llegó a afirmar que sólo lo efímero es bello: «¿Por qué yo soy
efímera, oh Zeus? dice la Belleza / Yo no hago bello, dice Zeus, más que lo efímero» (Las Estaciones).8
Por último, conviene recordar que la percepción de lo efímero no se aprecia por igual en el arte occidental que en otros ámbitos y
otras culturas, de igual manera que no en todas las civilizaciones existe un mismo concepto sobre el arte. Uno de los países donde
más se valora el carácter fugaz y momentáneo de la vida y sus representaciones culturales es Japón: el arte tiene en la cultura
japonesa un gran sentido introspectivo y de interrelación entre el ser humano y la naturaleza, representada igualmente en los
objetos que le envuelven, desde el más ornado y enfático hasta el más simple y cotidiano. Esto se pone de manifiesto en el valor
otorgado a la imperfección, al carácter efímero de las cosas, al sentido emocional que el japonés establece con su entorno. Así,
por ejemplo, en la ceremonia del té los japoneses valoran la calma y la tranquilidad de ese estado de contemplación que
consiguen con un sencillo ritual, basado en elementos simples y en una armonía proveniente de un espacio asimétrico e
inacabado. Para los japoneses, la paz y la armonía están asociadas a la calidez y la comodidad, cualidades a su vez que son fiel
reflejo de su concepto de la belleza. Incluso a la hora de comer, no importa la cantidad de alimentos o su presentación, sino la
percepción sensorial de la comida y el sentido estético que otorgan a cualquier acto.11
Arquitectura
La arquitectura es el arte y técnica de construir edificios, de proyectar espacios y volúmenes con una finalidad utilitaria,
principalmente la vivienda, pero también diversas construcciones de signo social, o de carácter civil o religioso. En su proyección
tiene un valor primordial la ordenación del espacio, tanto a nivel constructivo como urbanístico, planificando la ubicación del
edificio a construir conforme al entorno que le rodea, tanto natural como social. Así pues, el espacio, al ser modificado por el ser
humano, se transmuta, adquiere un nuevo sentido, una nueva percepción. Por tanto, el espacio adquiere una dimensión cultural,
ligada al desarrollo material de la humanidad, al tiempo que cobra una significación estética, por cuanto es percibido de forma
intelectualizada y artística, como expresión de unos valores socioculturales inherentes a cada pueblo y cultura. Este carácter
estético puede otorgar al espacio un componente efímero, al ser utilizado en actos y celebraciones públicas, rituales, fiestas,
mercados, espectáculos, oficios religiosos, actos oficiales, eventos políticos, etc.12
Uno de los ejes vertebradores del espacio para la sociedad humana es la
ciudad, que cumple la función de un macroespacio que articula la vida
social en todos sus sentidos, desde el más íntimo —como receptáculo de
viviendas individuales— hasta el más interrelacionado, con una serie de
espacios y edificios públicos destinados a diversas finalidades, como la
administración política, el intercambio comercial o el culto religioso. Cada
uno de estos ámbitos se traduce en distintas celebraciones y rituales,
monumentos y expresiones de poder y riqueza, que fluctúan con el tiempo
a través de la moda y los estilos artísticos, confiriendo al espacio urbano
una fisonomía particular y característica de cada época y lugar. El espacio
urbano es un arte de relación, cada elemento está interrelacionado con
otro, es el conjunto el que marca una tendencia o estilo por el que ese
espacio es reconocido. Dicha relación tiene un carácter multidisciplinar, ya
que son muchos los elementos artísticos que intervienen en la percepción
del espacio, desde la arquitectura y sus elementos auxiliares o
complementarios (como la pintura y la escultura, o elementos naturales
como jardines y fuentes) hasta la propia presencia del ser humano que
habita el entorno, con sus vestidos, sus perfumes, sus peinados, sus
maquillajes, todo interviene en conferir un carácter particular a cualquier
The Crystal Palace, construido para la
espacio. Una de las características de esta cualidad de relación es la
Gran Exposición de 1851 en Londres,
efimeridad, ya que la combinación de factores que intervienen en la obra de Joseph Paxton.
percepción estética del espacio es en todo momento única e irrepetible, y
no conservable o coleccionable como el resto de obras artísticas
conservadas en los museos —factor que ha relegado sin duda las artes efímeras a un segundo plano en la materialista civilización
occidental—.13
Dentro del espacio urbano se pueden distinguir tres ámbitos principales: el espacio público, el privado y un tercero intermedio, el
espacio «restringido», propio de lugares de uso público pero acotados a una zona o construcción concreta, como pueden ser
templos, teatros, circos, plazas de toros, estadios de fútbol, etc. En estos espacios se desarrollan fiestas, rituales o eventos
públicos que implican una escenificación, la recreación de un ambiente determinado, que confiere a ese espacio unas
particularidades únicas y diferenciadas de otro tipo de espacios. Por ejemplo, una catedral tiene una significación religiosa que
trasciende la simple arquitectura del edificio, con una ornamentación particular, un ambiente de recogimiento y meditación
propiciado por la luz filtrada de las vidrieras y por la velas votivas, por el humo del incienso quemado, los cantos litúrgicos, etc.
También existen espacios privados pero diseñados para la asistencia de un público general, como unos grandes almacenes, que
presentan unas características particulares encaminadas a incitar al cliente al consumo, como la ausencia de ventanas, la
iluminación constante, la temperatura controlada, la música de fondo, y demás elementos que aíslan del exterior y hacen
concentrar al público en la mercancía ofrecida.14
Un importante factor a la hora de considerar el espacio estético es el ocio, los lugares públicos de diversión y esparcimiento,
donde se liberan las tensiones originadas en el trabajo y los quehaceres cotidianos. Desde la especialización del trabajo con el
surgimiento de la agricultura, determinadas clases sociales se han visto privilegiadas con actividades menos físicas y agotantes,
como la política, la religión o las armas, mientras que el resto del pueblo hacía las tareas más pesadas. En el pasado se relacionó
estas actividades superiores con la nobleza, que despreciaba el trabajo físico como propio de plebeyos. Para estos estamentos
sociales se desarrolló todo un conjunto de actividades y creaciones relacionas con el placer, desde centros lúdicos y de recreo
(termas, salas de espectáculo), así como palacios y jardines, hasta vestidos, joyas, perfumes, comidas y bebidas, y todo tipo de
fastos para el disfrute personal. En la actualidad, estas barreras se han diluido, y el ocio se ha generalizado en todos los
estamentos sociales, que fuera del horario laboral pueden disfrutar de numerosos espacios lúdicos, apareciendo nuevas tipologías
como el gimnasio, los bares y discotecas, las salas de cine, los estadios de fútbol, etc.15
La efimeridad ha sido una constante en la historia de la arquitectura, si
bien hay que distinguir entre las construcciones concebidas para un uso
temporal y las que, pese a ser realizadas pensando en su durabilidad,
presentan una breve caducidad debido a diversos factores, especialmente la
poca calidad de los materiales (madera, adobe), en culturas que no habrían
desarrollado suficientemente sistemas sólidos de construcción. De la
arquitectura antigua existen pocos documentos de realizaciones pensadas
con una duración efímera, más bien al contrario, tanto la arquitectura
egipcia como la griega y romana destacan por su monumentalidad y el afán
duradero de sus construcciones, especialmente las religiosas. Las
construcciones efímeras se dieron especialmente en ceremonias públicas y
celebración de victorias militares, o en fastos relacionados con reyes y
emperadores. Así, existe un valioso testimonio de un pabellón levantado
por Ptolomeo II de Egipto para celebrar un banquete, relatado por Ateneo:
«cuatro de las columnas tenían forma de palmeras, mientras que las que
estaban en el centro parecían tirsos. Por fuera de las columnas, en tres
lados, había un pórtico con un peristilo y techo abovedado, donde podía
colocarse el séquito de los invitados. Por dentro, el pabellón estaba
Ceremonia funeraria en honor de Catalina rodeado con cortinas purpúreas, salvo los espacios entre las columnas,
Opalińska, suegra de Luis XV de Francia, adornados con pieles de extraordinaria variedad y belleza»
celebrada en 1747 en la catedral de Notre (Deipnosophistae, V, 196 y ss.).16
Dame de París.
El esplendor de la arquitectura efímera se produjo en la Edad Moderna, en
el Renacimiento y —especialmente— el Barroco, épocas de consolidación
de la monarquía absoluta, cuando los monarcas europeos buscaban elevar su figura sobre la de sus súbditos, recurriendo a todo
tipo de actos propagandísticos y enaltecedores de su poder, en ceremonias políticas y religiosas o celebraciones de carácter
lúdico, que ponían de manifiesto la magnificencia de su gobierno. Uno de los recursos más frecuentes fueron los arcos de triunfo,
erigidos para cualquier acto como celebraciones militares, bodas reales o visitas del monarca a diversas ciudades: existen varios
testimonios al respecto, como el arco triunfal en la Porte Saint-Denis para la entrada de Enrique II en París en 1549, el arco en el
Pont Nôtre-Dame para la entrada de Carlos IX en París en 1571, el arco de triunfo de Maximiliano I diseñado por Durero en
1513, el arco triunfal para la entrada de Carlos V en Brujas en 1515, el arco para la entrada del príncipe Felipe (futuro Felipe II de
España) en Gante en 1549, etc.17
Durante el Barroco, el carácter ornamental, artificioso y recargado del arte de este tiempo traslucía un sentido vital transitorio,
relacionado con el memento mori, el valor efímero de las riquezas frente a la inevitabilidad de la muerte, en paralelo al género
pictórico de las vanitas. Este sentimiento llevó a valorar de forma vitalista la fugacidad del instante, a disfrutar de los leves
momentos de esparcimiento que otorga la vida, o de las celebraciones y actos solemnes. Así, los nacimientos, bodas, defunciones,
actos religiosos, o las coronaciones reales y demás actos lúdicos o ceremoniales, se revestían de una pompa y una artificiosidad
de carácter escenográfico, donde se elaboraban grandes montajes que aglutinaban arquitectura y decorados para proporcionar una
magnificencia elocuente a cualquier celebración, que se convertía en un espectáculo de carácter casi catártico, donde cobraba
especial relevancia el elemento ilusorio, la atenuación de la frontera entre realidad y fantasía.18
El arte barroco buscaba la creación de una realidad alternativa a través de la ficción y la ilusión, recurriendo al escorzo y la
perspectiva ilusionista, tendencia que tuvo su máxima expresión en la fiesta, la celebración lúdica, donde edificios como iglesias
o palacios, o bien un barrio o una ciudad entera, se convertían en teatros de la vida, en escenarios donde se mezclaba la realidad y
la ilusión, donde los sentidos se subvertían al engaño y el artificio. Especial protagonismo tuvo la Iglesia contrarreformista, que
buscaba con la pompa y el boato mostrar su superioridad sobre las iglesias protestantes, a través de actos como misas solemnes,
canonizaciones, jubileos, procesiones o investiduras papales. Pero igual de fastuosas eran las celebraciones de la monarquía y la
Pabellón de la Compañía Trasatlántica, obra de
Antoni Gaudí para la Exposición Universal de Arco de Triunfo en honor de Alfonso XIII, con
Barcelona de 1888. motivo de la visita del rey a Barcelona, el 6 de abril
de 1904, obra de Enric Sagnier i Villavecchia.
Elementos naturales
Jardinería
La jardinería es el arte del cuidado y reproducción de las plantas,
así como de su ordenación en el espacio, estableciendo un
contorno de apariencia estética donde la naturaleza se ve
transformada por la acción ordenadora del ser humano. Una
consideración especial a la hora de concebir el jardín es que está
constituido por elementos vivos (plantas, árboles, flores), por lo
se encuentra en continua transformación y evolución,
circunstancia a tener en cuenta a la hora de planificar un jardín.
El espacio ajardinado, como creación humana, está sujeto a una
serie de parámetros sociales y estéticos inherentes a cada pueblo
y cada época, pudiendo reflejar una concepción sacra, áulica,
aristocrática o popular según su creador, que como cualquier
Naranjal, en el palacio de Versalles.
artista trasluce en su obra su particular visión del mundo, reflejo
del ambiente que le rodea y del que forma parte indisoluble. Un
jardín expresa, comunica, provoca emociones, vivencias. Es una sensación multisensorial, por cuanto incurren en él luces,
colores, ruidos, olores, elementos atmosféricos, etc.21
El jardín, como la naturaleza en general, tiene para el ser humano un fuerte valor simbólico, relacionado con la vida y los dones
que nos proporciona (fruta, madera). Desde antaño la naturaleza ha sido fuente de veneración, y origen de muchos ritos
ancestrales y cultos a la fertilidad, algunos de ellos que aún perduran, como la costumbre de hacer fogatas en San Juan (solsticio
de verano) o de adornar abetos en Navidad (solsticio de invierno). Muchas religiones tienen entre sus ritos la costumbre de hacer
ofrendas florales, costumbre extendida en todos los ámbitos sociales, presente en ceremonias como la boda o el velatorio.22 En
Japón, tiene una especial significación el arte de los arreglos florales (kadō o ikebana), donde no importa el resultado, sino el
proceso evolutivo, el devenir en el tiempo (naru), así como el talento demostrado en la perfecta ejecución de los ritos, que denota
destreza, así como un empeño espiritual de búsqueda de la perfección. Según el budismo zen, cualquier labor cotidiana trasciende
su esencia material para significar una manifestación espiritual, la cual queda reflejada en el movimiento y el paso ritual del
tiempo. Este concepto queda perfectamente reflejado en el jardín japonés, que llega a un grado tal de trascendencia donde el
jardín es una visión del cosmos, con un gran vacío (mar) que se llena con objetos (islas), plasmados en arena y rocas, y donde la
vegetación es evocadora del paso del tiempo. Esta idea de una búsqueda ideal de la belleza, de un estado de contemplación donde
se unen el pensamiento y el mundo de los sentidos, es característica de la innata sensibilidad japonesa para la belleza, y queda
patente en la fiesta del Hanami, basada en la contemplación de los cerezos en flor.23
Para la jardinería es esencial el estudio del terreno para
considerar los cultivos más adecuados para su correcto
crecimiento. El más idóneo es el suelo vegetal, que combina las
mejores características de suelos como el arenoso, de fácil
drenación, y el arcilloso, que retiene la humedad y contiene gran
cantidad de materia orgánica. Un factor determinante es el clima:
las áreas lluviosas favorecen suelos ácidos, y las secas los
alcalinos. Estos factores pueden ser corregidos con abonos y
fertilizantes, teniendo cuidado de mantener el equilibrio natural
de la zona. El segundo elemento a considerar es la vegetación,
que será la materia primordial que dará forma y vida al jardín,
siendo recomendable un estudio exhaustivo de las plantas más
Jardín de Kenroku-en. En la meditación zen, la
labor cotidiana es una manifestación espiritual, idóneas para cada terreno. Por último, hay que tener especial
reflejada en el movimiento y el paso ritual del consideración con el agua y las técnicas de irrigación, de las que
tiempo. dependerá el correcto mantenimiento del jardín, pudiendo
muchas veces servir de motivo ornamental, en forma de lagos,
fuentes y estanques. Las técnicas relacionadas con la jardinería
están basadas en las diversas necesidades que requiere el cuidado del jardín, pudiendo resumirse en riego, escarda, abonado,
poda, control de plagas y enfermedades, y renovación de las especies.24
El arte de la jardinería tuvo sus inicios en el neolítico, cuando el ser humano abandonó la vida itinerante de cazador-recolector y
se volvió sedentario, gracias al desarrollo de la agricultura. Junto a los campos labrados y los huertos de los que dependía su
subsistencia, la escenificación de un pequeño espacio de recogimiento estético, generalmente alrededor de la casa, supuso para el
ser humano la adecuación de un lugar de solaz y reposo. El origen del jardín parece que se encuentra en la aclimatación de la
palmera, que tuvo lugar en Mesopotamia hacia el 3000 a. C., cuya sombra permitía crear espacios de descanso y refresco. Los
primeros jardines fueron seguramente de carácter religioso, en torno a santuarios donde se celebraban ritos de fecundidad. En las
antiguas civilizaciones (Egipto, Mesopotamia) está documentada la presencia de jardines, como se detalla en el papiro Rhind o en
los relieves del palacio de Senaquerib y de la sinagoga de Cafarnaúm. Descollaron entonces los jardines colgantes de Babilonia,
una de las siete maravillas del mundo antiguo, mandados construir por Nabucodonosor II en el siglo VI a. C., dispuestos en
terrazas al modo de los zigurats sumerios. En Egipto, los jardines o vergeles tenían una disposición geométrica, y se
caracterizaban por el uso abundante de agua, que cobró por primera vez una función ornamental, con estanques donde crecían
flores acuáticas como el papiro y el loto, como se constata en la excavaciones arqueológicas de Tell el-Amarna.25
En Grecia el jardín tenía un carácter sagrado, situándose por lo general en torno a los templos, aunque no han llegado testimonios
de que fuesen concebidos bajo alguna planimetría especial. En Roma, aunque también había jardines sagrados, su función pasó a
ser laica y ornamental, recibiendo la influencia de los jardines orientales, así como de los griegos no por sus modelos reales, sino
por su reflejo en la pintura griega de paisaje. Por lo general, el jardín estaba vinculado a la domus, la casa prototípica romana,
donde era habitual un pórtico de entrada ornamentado con esculturas, que daba acceso a un jardín de vegetación mediterránea. El
trabajo de la jardinería se especializó, surgiendo la figura del topiario o paisajista, encargado de la concepción tanto material
como intelectual y estética del jardín.26
La jardinería tuvo un gran desarrollo en la cultura islámica, que valoraba sobremanera el espacio estético proporcionado por el
jardín, evocador del Paraíso terrenal. El jardín islámico fue heredero del jardín persa, del que hay testimonios que lo sitúan con
anterioridad incluso al jardín egipcio, y del que han llegado relatos como el de Jenofonte del parque de Sardes construido por
Ciro, o del Libro de los reyes de Ferdousí, que describe el parque de 120 hectáreas construido por Cosroes II en Firuzabad,
dividido en cuatro zonas separadas por dos ejes perpendiculares, simbolizando los cuatro ríos del Paraíso, elemento que sería
recreado con asiduidad por el jardín islámico. Los abásidas construyeron grandes parques con jardines y pabellones de recreo en
Bagdad y Samarra, en torno al año 750. Esta planimetría pasó a la España musulmana, como en los jardines de Medina Azahara,
de la Alhambra de Granada y del Alcázar de Sevilla. Posteriormente surgió el agdal, mezcla de jardín y huerto, otorgando una
especial importancia a los árboles frutales, con una gran alberca para irrigación, como en la villa imperial de Marrakech y el
Estanque de los Aglabitas en Cairuán. En el siglo XV destacaron los jardines mongoles, como los construidos por Tamerlán en
Samarcanda, con planimetría de chahar bagh («jardín cuádruple»), de forma geométrica y rodeados de muros. Esta tipología se
dio también en el Imperio mogol de la India, con ejemplos notables como Fatehpur Sīkrī y el Taj Mahal.27
En la Edad Media el jardín doméstico cayó en desuso, perviviendo principalmente en los recintos monásticos, donde en el
claustro se solía situar un jardín y un pozo de agua, y servía de lugar de recogimiento para los monjes. Por iniciativa de san
Bernardo de Claraval surgió el llamado hortus conclusus, un tipo de jardín donde se cultivaban árboles frutales y plantas
medicinales, anteponiendo el pragmatismo a la estética. El jardín laico era de pequeñas proporciones, estructurado generalmente a
partir del huerto, alrededor de una fuente o estanque, con bancos de piedra para sentarse. En algunos jardines de palacios reales
surgió la costumbre de alojar animales como patos, cisnes o pavos reales, convirtiéndose algunas veces en pequeños zoológicos
que podían albergar animales más exóticos, como leones y leopardos, como en el Jardín de la Reina del Palacio Real Menor de
Barcelona.28
Durante el Barroco la jardinería estuvo muy vinculada a la arquitectura, con diseños racionales donde cobró preferencia el gusto
por la forma geométrica, cuyo paradigma fue el jardín francés, caracterizado por mayores zonas de césped y un nuevo detalle
ornamental, el parterre, como en los Jardines de Versalles, diseñados por André Le Nôtre. El gusto barroco por la teatralidad y la
artificiosidad conllevó la construcción de diversos elementos accesorios al jardín, como islas y grutas artificiales, teatros al aire
libre, menageries de animales exóticos, pérgolas, arcos triunfales, etc. Surgió la orangerie, una construcción de grandes
ventanales destinada a proteger en invierno naranjos y otras plantas de origen meridional. El modelo de Versalles fue copiado por
las grandes cortes monárquicas europeas, con exponentes como los jardines de Schönbrunn (Viena), Charlottenburg (Berlín), La
Granja (Segovia) y Petrodvorets (San Petersburgo).30
Entre el siglo XVIII y el XIX se impuso el jardín inglés, que frente al geometrismo del italiano y el francés defendía una mayor
naturalidad en su composición, interviniendo únicamente en una serie de detalles ornamentales, como templetes o pérgolas, o
incluso la colocación de ruinas —naturales o artificiales—, en consonancia con los conceptos románticos de lo sublime y lo
pintoresco, como en Regent's Park, de John Nash, o Kew Gardens, de William Chambers). Gracias al colonialismo se
introdujeron especies exóticas provenientes de lugares como China y la India. Los muros de cerramiento se sustituyeron por
canalizaciones de agua o por grandes setos o grupos de árboles como cedros y cipreses. Se buscaba la variedad cromática,
combinando árboles perennes con otros caducifolios. En el siglo XIX tuvo un gran auge el urbanismo, con la adecuación de zonas
verdes dentro de las ciudades. Se puso de moda entonces el jardín mediterráneo, que combinaba elementos clásicos con una cierta
influencia del jardín islámico, como en el parque de María Luisa de Sevilla, de Jean-Claude Nicolas Forestier, el de Montjuïc de
Barcelona, de Forestier y Nicolau Maria Rubió i Tudurí, o el Parque Güell de Barcelona, de Antoni Gaudí. En el siglo XX surgió
—principalmente en Norteamérica y los países del norte de Europa— el wild-landscape, tendencia que buscaba respetar al
máximo la naturaleza, con extensos bosques y grandes lagos, como el Stanley Park de Vancouver y el Central Park de Nueva
York. Las últimas décadas se han caracterizado por el eclecticismo, tomando elementos de las diversas tradiciones que se han
sucedido en jardinería a lo largo del tiempo, como los Jardines Billy Rose de Jerusalén, diseñados por Isamu Noguchi.31
Agua
El agua es un elemento indispensable para la vida, y forma parte
de la naturaleza tanto en estado líquido como sólido y gaseoso,
siendo uno de los principales factores modeladores del relieve
terrestre. Al ser un bien indispensable para el ser humano, desde
sus orígenes ha formado parte de su visión cosmogónica del
mundo, estando presente en sus ritos y siendo personificada en
deidades. El agua está presente en la vida cotidiana en múltiples
aspectos, como la alimentación, la higiene, el transporte, la
irrigación de campos de donde se obtienen alimentos, la
obtención de energía, etc. Para su manipulación y conservación
se han creado toda una serie de objetos y construcciones, desde
vasos, ollas y demás objetos de menaje, hasta puentes,
Fuente Mágica de Montjuïc (Barcelona), obra de
acueductos, termas, pozos, fuentes o estanques. Así, al ser un Carles Buïgas.
elemento de una presencia constante en la vida del individuo, y
dadas sus múltiples propiedades tanto sensoriales como
expresivas y formales, el agua se ha convertido a menudo en un factor estético presente en diversas facetas de la creatividad
humana.32
El agua, como fluido, tiene como principal característica el movimiento, es un elemento que se adapta al entorno y transcurre por
él, adquiriendo una dimensión temporal que no tiene otro tipo de materias. El movimiento del agua tiene en el ser humano un
efecto sugestivo, fascinante, ante la observación del oleaje marino, de las ondas de un estanque o un surtidor de agua, la persona
que observa siente la evocación del paso del tiempo, de un estado de trascendencia. El agua tiene cualidades visuales y sonoras,
siendo la luz uno de los principales factores en su incidencia con el medio líquido, así como las propiedades reflectoras de la
superficie del agua inciden en su percepción visual. La naturaleza del agua puede percibirse de diversas formas, siendo las
principales el estado en reposo, fluir, brotar o precipitarse, factores que influyen en la velocidad y presión del agua.33
Desde la prehistoria, el agua ha tenido para el ser humano una connotación sobrenatural, espiritual, como elemento purificador y
generador de vida, como se constata en la ceremonia del bautismo. El agua ha estado presente en muchos mitos y leyendas
relacionadas con divinidades (Osiris, Indra, Afrodita, Orfeo, Aquiles); los griegos tenían numerosas divinidades acuáticas, desde
Poseidón hasta las oceánides, las náyades, las nereidas y los tritones, o animales mitológicos como las sirenas. En la Biblia hay
numerosos pasajes relacionados con el agua, como el Diluvio Universal, Moisés separando las aguas del mar Rojo, Juan Bautista
bautizando en el río Jordán, etc. Por otro lado, el carácter móvil del agua hace que sugiera un viaje, por lo que a menudo se ha
identificado con el viaje de la vida, cuyo fin es la muerte. El agua se ha relacionado igualmente con el cuerpo humano, siendo
corriente en numerosas culturas el simbolismo de la mujer identificada con un vaso, un recipiente de vida. Esta relación queda
ejemplificada también en las fuentes antropomorfas, y en ceremonias consistentes en verter agua u otros líquidos (vino, leche)
sobre el cuerpo. En numerosas religiones también es costumbre hacer abluciones purificadoras antes de orar o de acceder a
espacios de culto.34
Fuego: la pirotecnia
La pirotecnia es el «arte del fuego» (del griego πυρός, «fuego», y τέχνη, «arte»),
realizado mediante la obtención y dominio del fuego con procesos químicos
(«fuegos artificiales»). Utilizada tanto en el terreno civil como el militar, hoy día
la pirotecnia se asocia generalmente con celebraciones y actos festivos, donde el
fuego es un medio de expresión que manifiesta —como la pintura— unos
valores cromáticos, desarrollado en el espacio adquiriendo un carácter
tridimensional —como la escultura—. El espectáculo pirotécnico presenta
múltiples variantes sensitivas, desde las visuales hasta las auditivas y olfativas,
al tiempo que su carácter temporal lo convierte en un evento de marcada
efimeridad.38
El fuego ha sido desde antaño uno de los elementos que más ha atraído al ser
humano, por su vistosidad y su naturaleza a la vez material y etérea, al tiempo
que su función práctica como fuente de calor y para cocinar alimentos lo ha
convertido en un elemento esencial en la vida humana. Desde la prehistoria se ha
asociado el fuego con la magia y con multitud de rituales y celebraciones, y
muchas divinidades y personajes mitológicos están relacionados con el fuego
(Mitra, dios del sol y el fuego; Prometeo, que robó el fuego a los dioses para Espectáculo pirotécnico.
darlo a los hombres; Yahvé mostrado a Moisés como zarza ardiente). Aún hoy en
día se siguen realizando ritos relacionados con el fuego, como las hogueras de san Juan en el solsticio de verano, o la costumbre
de encender velas en las iglesias o de quemar incienso, cuyo humo se considera un mediador entre el mundo terrenal y el
sobrenatural. Por otro lado, según la creencia popular el fuego espanta a los demonios y los malos espíritus, creencia que está en
el origen de numerosos festivales ígnicos, como las fallas, los disparos de los trabucaires en las fiestas populares catalanas, el
chupinazo de las fiestas de San Fermín, etc.39
La pirotecnia es un arte temporal, que se genera y consume en un breve lapso de tiempo, requiriendo una percepción instantánea
similar a la audición de la música, la lectura de una poesía o la contemplación de un espectáculo escénico. Así pues, como las
otras artes ha tenido una evolución estética paralela a las formas culturales vigentes en cada período histórico: durante la Edad
Media y la Moderna su concepción ha sido básicamente figurativa, basada en la iconografía del extracto cultural imperante en
cada momento (religión en el Medievo, mitología en el Renacimiento, exaltación áulica en el Barroco); en cambio, en época
contemporánea la pirotecnia ha tendido hacia la abstracción y la expresión cinética y gestual, como fiel reflejo de una época
donde se valora más la expresividad del artista que no la realización material de la obra de arte. En la actualidad, en el
espectáculo pirotécnico se valora más la pureza del fuego de artificio que no la elaboración de unas determinadas formas, en una
conjunción de luz, color, humo y sonido que crean una atmósfera especial que embriaga y seduce al espectador por sus cualidades
intrínsecas, sin la necesidad de ornamentos adicionales.40
Los fuegos artificiales están basados en combinaciones químicas, por lo que es esencial el dominio de esta materia para su
correcta confección, debiéndose extremar el manejo de los productos pirotécnicos por parte de un personal cualificado. La base
de un fuego de artificio es la pólvora, especialmente la pólvora negra fina conocida como pulsier, pero actualmente los productos
pirotécnicos llevan numerosas sustancias adicionales, como limaduras de zinc, hierro y acero, estaño, antimonio, cobre, latón,
mica, cloruros, fluoruros, sulfuros, nitratos, cloratos, sulfatos, fosfatos, almidones, féculas, dextrina, azúcar, alcohol, goma
arábiga, resina, polen de pino, etc. Algunos productos sirven para dar color, como las sales de estronciana, que proporcionan
color rojo; las de cal, carmín; las de sosa, verde; o las de cobre, azul. Los fuegos artificiales se pueden agrupar según su función
en infantiles, fijos o aéreos, o bien en productores de ruido, luz o color, pero generalmente son combinaciones de varios de estos
factores. Entre los diversos productos pirotécnicos pueden destacarse el petardo, el cohete, la bombeta, el trueno, la carcasa, el
triquitraque, el borracho, el buscapiés, el mixto garibaldi, la traca, la bengala, la rueda, los fuegos japoneses, los volcanes o
fuentes, etc. A su vez, estos pueden tener subdivisiones, especialmente los cohetes: de estrellas, subida de chispas, truenos y
cabelleras, trueno y cola, gran trueno, paracaídas, culebrilla, estrellas chinescas, lluvia de oro o plata, acuáticos, roncadores, de
silbidos, etc.41
La pirotecnia tiene su origen en el descubrimiento de la pólvora, realizado en China hacia el siglo IX (dinastía Tang), cuando
diversos experimentos alquímicos dieron por resultado un material ígneo compuesto de carbón vegetal, salitre (nitrato de potasio)
y sulfuro. Pronto se desarrollaron las posibilidades de este compuesto, y ya en el siglo XI hay constancia de los primeros cohetes,
confeccionados con una caña de bambú rellena de nitrato y atada a una flecha. La pólvora llegó a Occidente hacia el siglo XII, a
través de la cultura islámica, que dio un gran desarrollo a este producto, desarrollando cohetes, tracas, bombas y luces de colores,
de aplicación tanto civil como militar. Muchas fiestas populares españolas provienen de los tiempos de la ocupación islámica, y
de España se expandió el gusto por los fuegos artificiales al resto de Europa. Durante el Renacimiento la pirotecnia adquirió el
valor de espectáculo popular y colectivo que tiene hoy en día, en fiestas religiosas (como las procesiones y misterios) o eventos
cívicos y ceremonias reales. También progresó técnica y artísticamente, uniéndose a la escenografía y otras artes del espectáculo,
en representaciones donde se aunaban los fuegos artificiales con la música, la poesía y el baile. Los castillos de fuegos artificiales
fueron construidos con formas cada vez más complejas, como arquitecturas, fuentes, personajes, escudos, etc. Entre el siglo XVI
y el XVII se publicaron los primeros tratados dedicados a la pirotecnia, como Pyrotechnia de Vannuzzio Biringuccio (1558) y
Tratado de artillería de Diego Usano (1612). El Barroco fue una de las épocas de mayor esplendor de los espectáculos
pirotécnicos, especialmente en la Francia de los Luises, donde los fuegos artificiales eran parte primordial de sus grandes festejos
cortesanos. Al fuego se añadieron entonces los juegos de agua, en combinaciones de gran fantasía y derroche de medios, y
surgieron los primeros cohetes que derramaban estrellas y serpentinas, confeccionados con betún y vitriolo. En los siglos XIX y
XX la pirotecnia ha avanzado técnicamente, con efectos cada vez más sofisticados de formas y colores, siendo un elemento
esencial en cualquier fiesta popular, en solitario o en combinación con otras
artes, como en los espectáculos piromusicales. Una de las fiestas donde más
presente está el fuego son las fallas de Valencia, desde la despertà (disparos de
cohetes por la mañana), pasando por la mascletà (tracas y humos de colores
durante el día) hasta la cremà (quema de las fallas por la noche). Otra famosa
fiesta es la Patum de Berga, donde se realiza un baile de diablos cargados con
cohetes y tracas, verdaderos castillos de fuego en forma humana. En Cataluña es
también habitual el correfoc, una comparsa itinerante que junto a diversos
personajes, gigantes y cabezudos, incluye un dragón que echa fuego por la boca.
A nivel mundial se realizan numerosos concursos y certámenes de fuegos
artificiales, existiendo en Cannes un galardón (la Vestal de Oro) que se otorga
cada cinco años al mejor espectáculo pirotécnico.42
Aerostación
Los experimentos de los hermanos Montgolfier, así como de Jacques-Alexandre-César Charles y los hermanos Charles y Noël
Robert, sentaron las bases de la aerostación prácticamente hasta hoy en día. Su técnica se basaba en elevar un aerostato con un
globo esférico de tela (seda impermeabilizada con caucho) hinchado con aire caliente o hidrógeno, con un sistema de lastres para
equilibrar la altura. A partir de entonces todas las investigaciones realizadas sobre la navegación aérea se sustentaron en el vuelo
con aparatos más ligeros que el aire, aunque este sistema tenía el impedimento de la maniobrabilidad y direccionalidad del
aparato, que se corrigió con el invento del dirigible en el siglo XIX, que volaba con gas —con el riesgo añadido de su alta
inflamabilidad—, hasta las nuevas investigaciones con aparatos más pesados que el aire realizadas por los hermanos Wright, cuyo
primer vuelo con éxito se efectuó en 1903.44
Desde el surgimiento de la aerostación se ha utilizado habitualmente esta técnica para celebraciones y espectáculos públicos, dado
el carácter estético del vuelo de un globo o una conjunción de ellos, junto a la vistosidad y colorido de los elementos que integran
un aerostato. Así, el espectáculo aerostático pasó a ser parte integrante de múltiples fiestas y celebraciones al aire libre,
generalmente en parques y jardines, o bien en recintos abiertos como circos, teatros al aire libre y plazas de toros, en convivencia
con otro tipo de espectáculos como actuaciones circenses y ecuestres, pantomimas, prestidigitación, acrobacia y números
musicales o de humor, o bien lanzarse con paracaídas desde el propio globo. También es frecuente la presencia de otros
elementos, como flores, banderas, efectos de iluminación, pirotecnia, liberación de palomas, o bien lanzar desde el globo objetos
al público, como poesías, estampas, juguetes, caramelos, etc. A finales del siglo XVIII empezaron a producirse pequeñas
variaciones en el globo aerostático encaminadas a embellecerlo o darle diversas formas, para acentuar su carácter de exhibición:
Testu-Brissy sustituyó en 1797 la cesta del globo por un caballo, y Lhomond creó por las mismas fechas diversos globos con
forma de figuras humanas.45
Se distinguen en el espectáculo aerostático dos variantes: el tripulado y el no tripulado; dentro del primero existen el globo libre y
el cautivo, y en el segundo las diferencias se dan por el material, principalmente papel y caucho. En el aerostato libre y tripulado
se dan tres etapas: de 1784 a 1800 fue el nacimiento de esta técnica; de 1800 a 1850 se produjo su consolidación, con un vuelo
tradicional con cesta y utilizando preferentemente el hidrógeno; y de 1850 a 1946 se dio una evolución hacia una mayor libertad y
fantasía, sustituyendo a veces la cesta por otros elementos (carruajes, trapecios, anillas gimnásticas, figuras de animales, incluso
un cañón que era disparado desde las alturas), y con preferencia por el aire caliente. Desde 1946 el globo aerostático ha perdido
un poco su carácter espectacular, y ha pasado más a usarse relacionado con el aspecto deportivo, compaginado con una
explotación comercial derivada del alto coste de estos aparatos. El globo cautivo fue utilizado originalmente con fines militares,
como puesto de observación, pero pronto pasó al terreno civil con el mismo propósito, que la gente pudiera elevarse a cierta
altura para observar el horizonte, siendo entonces muy frecuente en ferias y parques de atracciones. En el siglo XIX se
construyeron globos cautivos que podían albergar hasta cuarenta personas y elevarse a 600 metros de altura, como el construido
por Giffard para la Exposición Universal de París de 1878. Los globos no tripulados tienen también un carácter marcadamente
festivo, como atracción principal o como complemento de otras celebraciones. Los de papel derivan del método ideado por los
hermanos Montgolfier, siendo en principio de confección casera, y elaborados de forma artesanal desde 1878. Ya en 1789 fueron
utilizados en la ceremonia de coronación de Carlos IV de España, siendo desde entonces elementos característicos de cualquier
celebración, en sus dos variantes: esférica («forma de pera») o «forma grotesca» (personajes, animales). Los globos de caucho
provienen de la técnica de Jacques Charles, siendo en principio de vitela, y de goma elástica o caucho desde 1870. También
pueden adoptar numerosas formas y colores, siendo un elemento festivo presente en muchas celebraciones de forma individual o
junto a otros elementos, y usado también en meteorología y otras actividades. Llamados a menudo «aerostatos de salón», los
globos son imprescindibles hoy día en cualquier evento infantil, convertidos muchas veces en auténticos juguetes para los niños.
En espectáculos aéreos suelen usarse en grandes cantidades, siendo liberados al unísono para conseguir el efecto deseado.46
El cuerpo humano
Peluquería
El peinado ha sido a lo largo de la historia uno de los principales rasgos definitorios del ser humano, reflejo de su cultura y su
personalidad, pudiendo significar tanto un estilo personal como social, ya que a menudo el peinado, junto con el vestido y otros
factores, suponen una seña distintiva de un determinado grupo social o etnia, a la vez que en muchas sociedades también cumple
un papel distintivo de los dos sexos, o incluso de las diversas edades del ser humano. La diferenciación sexual es una de las más
marcadas, y así como las mujeres suelen dar más importancia al cuidado y ornamentación de su cabello, los hombres —
especialmente desde el siglo XIX— suelen ser más prácticos y sencillos.
La diferencia entre hombre y mujer ha ido evolucionando con el tiempo,
pero a día de hoy una de las más marcadas es la preferencia del hombre por
el pelo corto, y de la mujer por el largo. La diferencia generacional
también es perceptible en numerosas sociedades, siendo más marcada
igualmente en la mujer que en el hombre. En la infancia predominan
elementos como los flequillos, las trenzas y las coletas; en la juventud,
época de rebeldía e inconformismo, es cuando se acentúa la personalidad
del individuo, hecho que se refleja en el peinado, con predilección por el
pelo muy largo o muy corto, o por las diversas particularidades de
peinados de las llamadas tribus urbanas; en la madurez se tiende a la
serenidad, con peinados sencillos de larga durabilidad; por último, en la
vejez es determinante el factor de la caída del cabello, así como su
encanecimiento, hechos aceptados u ocultados según la persona.47
El peinado guarda una estrecha relación con el resto del cuerpo, por lo que
es conveniente establecer una serie de parámetros para favorecer una La actriz Lauren Bacall con peinado
impresión de conjunto, especialmente en la proporción entre el cabello y la ondulado.
altura, y en relación con el cuello y la cara. Por ejemplo, en relación con
las facciones se siguen una serie de recomendaciones: las modernas o
exóticas (labios gruesos, pómulos salidos) admiten prácticamente cualquier peinado; para las clásicas (perfil griego) se
recomienda un peinado moderno, para no dar una imagen anticuada; para las grandes (rasgos duros) es recomendable un peinado
sencillo, que dulcifique el rostro; para las aniñadas es conveniente el pelo corto o recogido.48
Para la peluquería son esenciales factores como los utensilios de peinado y los productos químicos para teñir el cabello (tintes),
limpiarlo (champú, suavizante) o para darle forma (laca, gomina). La tecnología del peinado ha evolucionado desde el simple
peine hasta toda una serie de instrumentos para efectuar las múltiples técnicas utilizadas actualmente, con utensilios cada vez más
específicos. Así, por ejemplo, un utensilio como el peine se ido diversificando según su función: peine batidor, para cabellos
lisos; peine con púa de hierro, para hacer separaciones en el pelo; peine africano, para cabellos rizados y con permanente; cepillo
esqueleto, para dar volumen a cabellos degradados; cepillo térmico, empleado para el brushing. La química también ha
evolucionado desde los productos naturales hasta los sintéticos. Por ejemplo, los productos para coloración se dividen en tres
tipos: de origen vegetal (alheña, camomila, índigo, nuez de agalla, ruibarbo, campeche, azafrán), de sales metálicas (nitrato de
plata, sales de plomo) y tinturas orgánicas de síntesis (parafenilendiamina, paratomilendiamina, paraminofenol, resorcina).49
Las técnicas empleadas en peluquería son de diversa índole, y han ido evolucionando con el tiempo. Para el corte, el «sistema
directo» es rápido y sencillo, con pocos golpes de tijera para cada posición de la cabeza, y con diversas formas de corte como el
vertical, el abatido, a contrapelo, por zonas, a coletas o gradual; la «técnica más tiempo» valora más la observación previa al
corte, destacando las particiones del cabello o los remolinos para considerar la globalidad del peinado; la «técnica horizontal»
parte de líneas horizontales de cabello, pudiendo hacerse de menos a más (con lo que se consiguen movimientos en degradado) o
de más a menos (para melenas o cabellos cortos de capas enteras); la «técnica plumada» (corte pluma y degrafilado pluma) se
realiza con una tijera dentada, para dar volumen. Para el teñido, a la coloración tradicional se añadió a mediados del siglo XX el
coup de soleil, con tres variedades: mechas, barridos y degradados. Para dar forma, las principales técnicas son: permanente, un
proceso químico que actúa sobre la elasticidad del cabello, a través de un producto rizador y otro neutralizador; marcado, proceso
consistente en rizar el cabello con rulos, anillas o moldes; brushing, técnica basada en la aplicación del cepillo con secador, para
alisar el cabello, dar forma a las puntas o movimiento a los cabellos largos.50
Desde la prehistoria uno de los hallazgos arqueológicos comunes a todos los pueblos de la Tierra es el de un instrumento como el
peine, confeccionado con diversos materiales, como hueso, madera, concha, etc. Se conocen algunos peinados prehistóricos
gracias principalmente a figuras escultóricas, como la Dama de Brassempouy, de cabellos trenzados y envueltos en una redecilla.
Muchos de estos peinados son aún perceptibles en pueblos primitivos: en Sudán las mujeres casadas se distinguen de las solteras
por peinarse con trenzas; en Melanesia se peinan en forma de torre y se tiñen el cabello de ocre rojizo; en Senegal las mujeres se
confeccionan un peinado llamado gossi, con trenzas de pita negra; en Nigeria tienen tal cantidad de peinados que les ponen
nombre: «gas de sol», «cascada sobre la oreja», «sin piernas», «perro agachado», «cesto de ropa sucia».51
En Egipto el peinado traslucía la posición social, y comenzó la costumbre de rasurarse la cabeza, principalmente el faraón, nobles
y sacerdotes, ya que su posición estaba por encima del hombre corriente, y el peinado tiene un carácter eminentemente humano.
Paralelamente, surgió el uso de pelucas, que desde un simple postizo con el tiempo fueron ganando complejidad, convirtiéndose
en tocados que podían incluir joyas u otros adornos. Por lo general, los hombres se dejaban el pelo hasta el hombro, sujeto con
una cinta en la frente, mientras que las mujeres llevaban el pelo más largo y peinado en moños o cintas trenzadas. Los egipcios
desarrollaron enormemente las técnicas de peluquería, siendo los inventores de la permanente —que realizaban con barro—, y
perfeccionando las técnicas de tinte de cabello, preferentemente caobas y rojizos.52
En Grecia también se otorgó mucha importancia a la peluquería, y junto al pelo se arreglaban la barba y las uñas, siendo también
frecuente teñirse el pelo, especialmente de rubio. Hipócrates, el padre de la medicina, cuenta en uno de sus tratados instrucciones
para el cuidado y conservación del pelo. Los hombres solían llevar el pelo rizado, a menudo ceñido con una venda, y hacia el
siglo V a. C. comenzaron a rasurarse la barba. Las mujeres llevaban gran cantidad de bucles y trenzas, y ambos sexos solían
utilizar sombreros, como el célebre gorro frigio. En Roma el oficio de la peluquería empezó a especializarse, surgiendo diversas
profesiones encaminadas a un determinado aspecto del cuidado del cabello: cosmetas, encargadas del peinado; cinofles, ocupadas
del teñido; cinerarias, que cuidaban y calentaban las tenacillas; calamistas, especializadas en ondular el cabello y colocar crepé u
otros postizos; psecas, dedicadas a dar los últimos retoques.53 En la Edad Media el peinado tenía un fuerte componente de
diferenciación social, y eran frecuentes los tocados con orfebrería, galones o flores. Había un gran gusto por el teñido del cabello,
especialmente de rubio, tanto en hombres como mujeres, como relata Ramon Llull: «vemos como las mujeres de mala vida y los
hombres vanagloriosos pintan sus caras, sus cabellos y sus vestidos».54
Tras la Revolución Francesa el peinado retornó a una cierta austeridad, volviendo el pelo corto a nivel masculino (à la Brutus), o
una ligera melena de apariencia despeinada, llamada coup de vent («golpe de viento»). Algunas mujeres también empezaron a
llevar el pelo corto (à la Titus). A mediados del siglo XIX se puso de moda el peinado à l'Agnès Sorel (por la amante de Carlos
VII de Francia), con los cabellos divididos por una raya central y recogidos en un moño, como era habitual en la emperatriz
Eugenia de Montijo. El siglo XIX vio igualmente numerosos adelantos científicos, como el agua oxigenada en 1867 y el primer
colorante sintético en 1883.56
En el siglo XX, como en tantos otros terrenos del arte y la estética, la peluquería se ha visto envuelta en una rápida sucesión de
modas y estilos, siendo factores esenciales en su desarrollo el auge de los medios de comunicación y la publicidad, así como
elementos influyentes como el cine, la música y el fenómeno fan. Con los movimientos de emancipación de la mujer, en los años
1920 se puso de moda el pelo corto femenino, llamado garçonne, parte de una nueva imagen femenina conocida como flapper.
En los años 1940 surgió una nueva técnica de coloración, denominada coup de soleil («golpe de sol»), encaminada al aclarado
natural mediante la acción del sol. Desde la Segunda Guerra Mundial los establecimientos de peluquería han crecido en número
de forma exponencial, dedicados muchas veces no ya sólo al peinado, sino a tratamientos estéticos integrales. También han tenido
relevancia desde los años 1960 los movimientos juveniles, como los hippies y las diversas tendencias surgidas en torno a la
música (pop, rock, heavy, techno, punk, reggae, skinhead), cada uno con un peinado característico, como el tupé de los rockers, la
melena de los heavies, las crestas de los punkies o las rastas de los reggae. Por otro lado, el oficio de peluquero ha ido ganando
prestigio y glamour, convirtiéndose muchos de ellos en auténticos gurús de la moda. Han creado tendencia peluqueros como Luis
Llongueras, Frank Bongiovi, Jamal Hammadi, Teddy Charles, George Westmore, etc.57
Maquillaje
El maquillaje es la ornamentación del cuerpo mediante sustancias colorantes, con
fines estéticos o rituales. El vocablo procede del término francés maquillage, que
designa tanto la aplicación de pintura sobre la piel como la utilización de
cosméticos. La aplicación del maquillaje requiere un diseño previo, realizado por un
visagista, así como su ejecución, efectuada por el maquillador o esteticista; aunque
ambas actividades pueden ser realizadas por una única persona, así como el receptor
del maquillaje puede ser pasivo o puede ser él mismo quien se lo realice. El
maquillaje puede ser apenas perceptible o puede tener una gran vistosidad,
reflejando en su esencia la personalidad del individuo, o diversos gustos y
sentimientos, o incluso factores sociales o culturales. También hay que tener en
cuenta que el maquillaje está sujeto a los dictámenes de la moda, y que se adapta a
otras expresiones corporales como el peinado, el vestido, etc.58
En Grecia las mujeres solían sombrear sus ojos de negro y azul, y se aplicaban carmín en las mejillas, mientras que preferían la
piel blanca, para lo cual ingerían grandes cantidades de comino. En Roma los hombres solían maquillarse casi tanto como las
mujeres, y era frecuente la aplicación nocturna de mascarillas de miga de pan amasada con leche. Las damas usaban pestañas
postizas, y se pintaban los párpados con antimonio, mientras que en las mejillas se aplicaban pigmentos blancos (albayalde) o
rojos (arrébol). En Oriente también ha existido una larga tradición en cuanto al maquillaje: en China utilizaban productos
naturales como el polen, la quina, el azafrán o el polvo de arroz, diluidos en agua o aceite, así como empleaban con profusión la
tinta china; en Japón, era típica la aplicación de una capa blanca de polvo de arroz sobre la cara, sobre la que se realizaban
diversas modalidades de maquillaje, teniendo para tal efecto numerosos tipos de pinceles que permiten diversas líneas y grosores
para conseguir el efecto deseado.61
Durante la Edad Media era frecuente el uso en Occidente de cerusa para blanquear la cara, y se pintaban labios y mejillas de
carmín. Con el Renacimiento surgieron los primeros tratados de belleza, como Instructions pour les jeunes femmes, aparecido en
París en 1573, donde se daban consejos de belleza y se consignaban diversas recetas para elaborar cosméticos. En esta época era
típico en las mujeres depilarse la frente para ensancharla y reducir las cejas, así como el uso de belladona para agrandar los ojos.
En el siglo XVII se extendió el uso del tocador, donde se guardaban los cosméticos y las damas efectuaban su maquillaje de
forma cómoda y atenta. El rostro se blanqueaba con azogue, y en mejillas y labios se usaba bermellón de granada. El siglo XVIII
produjo una gran exageración del maquillaje, en especial el uso del colorete y de las pelucas empolvadas, mientras que los labios
se maquillaban en forma de corazón. En el siglo XIX estuvo de moda la piel pálida, siendo frecuente el beber vinagre y agua de
comino para aclarar el cutis, que debía tener una apariencia de porcelana, efecto conseguido con la blanquette, una pasta de polvo
de arroz y talco con unas gotas de benjuí. También aparecieron las primeras cremas para la conservación de la piel.62
En el siglo XX el maquillaje llegó a altas cotas de sofisticación, teniendo un gran auge la industria del cosmético. Aparecieron los
primeros institutos de belleza, y surgió la moda de broncear la piel con baños de sol. También ha adquirido gran relevancia la
publicidad, y medios como el cine o las revistas de moda y belleza han servido para popularizar las diversas tendencias que se
han sucedido en lo relativo al maquillaje: Gloria Swanson puso de moda las cejas muy depiladas y los ojos pintados de negro;
Greta Garbo, las pestañas postizas y las cejas altas y dibujadas; Brigitte Bardot los ojos perfilados de negro y los labios gruesos y
desdibujados. Desde los años 1960 se aceleran las tendencias de moda, con gran influencia de la música y de las nuevas
corrientes socio-culturales, como los hippies o el llamado gay power, que recuperó el maquillaje masculino, con cierta tendencia
al afeamiento, tendencia que también se produjo en el movimiento punk, donde es característico el uso del negro, con un aspecto
algo mortuorio.63
Tatuaje
El tatuaje es una técnica artística que consiste en la representación de imágenes en el propio cuerpo humano, realizadas sobre la
piel mediante diversos procedimientos. La palabra «tatuaje» deriva del tahitiano tatawo, que designaba la práctica de realizar
dibujos en la piel, y llegó a Europa en el siglo XIX. El tatuaje está muy ligado al maquillaje, siendo ambas técnicas de
ornamentación del cuerpo humano, pero así como el maquillaje tiene una vida más corta —apenas unas horas—, el tatuaje puede
ser permanente, puede pervivir durante toda la vida de una persona. Por otro lado,
así como el maquillaje se sitúa sobre la piel (epidermis) el tatuaje se realiza bajo la
piel (dermis). En la técnica del tatuaje los colorantes se colocan bajo la piel mediante
cortes o punciones, formando líneas o figuras que forman un dibujo. Sin embargo,
hay que tener en cuenta el color de la piel: en el caso de los melanodermos, cuya piel
oscura dificulta la correcta visión del colorido, se efectúa otra técnica tatuística, la
escarificación, que consiste en una serie de heridas que al cicatrizar forman un
relieve en la piel.64
La práctica del tatuaje se puso nuevamente de moda en el ámbito occidental en el siglo XIX, gracias al contacto de marineros y
exploradores con otras culturas, especialmente las del sur del océano Pacífico. Si hasta entonces sólo se tatuaba a presos y
esclavos, hacia mediados del siglo XIX la moda del tatuaje llegó incluso a la aristocracia, como en el caso del príncipe Eduardo
de Inglaterra (futuro Eduardo VII), quien 1862 se realizó un tatuaje en conmemoración de su visita a Tierra Santa. En 1891, el
estadounidense Thomas Riley inventó la aguja eléctrica, consiguiendo un método de tatuar más rápido e indoloro. También en el
siglo XIX se realizaron numerosos estudios científicos y psicológicos sobre el tatuaje, especialmente en su relación con la
delincuencia, ya que la población reclusa es uno de los círculos sociales más propenso a tatuarse. En el siglo XX la práctica del
tatuaje se ha popularizado, siendo habitual en cualquier estamento social, aunque ha proliferado sobre todo en las llamadas tribus
urbanas, como rockers, punkies, heavies o skinheads.67
Piercing
El piercing (en inglés «abertura, penetración») es una técnica que
consiste en perforar la piel humana para colocar diversos objetos
ornamentales, como pendientes, zarcillos, aros, colgantes,
dilatadores, etc. Estas perforaciones son una forma de
modificación corporal, y reflejan tanto valores culturales como
religiosos o de otra índole, pudiendo formar parte de una
determinada subcultura como elemento identificativo de una tribu
urbana. Se suele considerar como un elemento más de la moda,
junto al vestido, el peinado y demás factores determinantes de la
imagen personal. También se suele asociar al inconformismo o la
rebeldía, por lo que suele estar más frecuente en estratos de
población entre la adolescencia y la juventud, y a menudo se le
Ejemplo de piercing.
otorga una vinculación con el erotismo, sobre todo cuando se
encuentra en zonas íntimas del cuerpo. Para la colocación del
piercing es fundamental extremar al máximo las medidas sanitarias y de higiene oportunas para evitar las infecciones, rechazos o
reacciones alérgicas, así como no intercambiar elementos con otras personas, ya que pueden ser transmisores de enfermedades
como la hepatitis C, el sida o el hepatocarcinoma.
El material del pendiente suele ser de acero quirúrgico o titanio, que tiene la ventaja de tener una curación más rápida, menos
peso, más variedad de colores y ser el más biocompatible con el ser humano. En cambio, la plata facilita el riesgo de infecciones,
y retrasa el proceso de cicatrización, además de que se vuelve negra con el tiempo. Otros materiales son el oro y el platino —más
escasos por su coste— y la silicona plástica, recomendada esta última para perforados bucales. Para realizar la perforación,
primero se marca el lugar a perforar, y se hace la incisión con la aguja, siendo recomendable usar algún tipo de anestesia local
durante el proceso, que puede ser desde hielo hasta pulverizaciones de líquidos, como la benzocaína. Se suele emplear una aguja
especial llamada cánula o catéter, y una vez practicada la cavidad se procede a introducir el pendiente, que debe estar esterilizado.
La piel debe estar limpia y desinfectada antes de perforarse, y el practicante debe trabajar con guantes de tipo quirúrgico. Después
de la perforación, la persona no debe exponerse a baños de piscina o hidromasaje durante los dos primeros meses, ni exponerse al
sol, ya que los rayos ultravioletas no son beneficiosos para la desinfección de la piel y no favorecen la cicatrización. Los aros
deben limpiarse bien durante el período de curación y con las manos lavadas con jabón neutro. La cicatrización puede tardar entre
cuatro y ocho semanas, dependiendo de la zona del cuerpo. Las partes del cuerpo que más se suelen perforar son las orejas, las
cejas, la nariz, los labios, la lengua, los pezones, el ombligo y los genitales.
En la historia occidental ha sido práctica habitual la perforación de las orejas a las mujeres para situar un pendiente, que ha sido
uno de los objetos de ornamentación personal más frecuentes desde la prehistoria, junto a collares y anillos, siendo a menudo
obras de orfebrería y joyería de gran valor artístico y económico. Sin embargo, en otras culturas del mundo la perforación
ornamental de la piel ha sido práctica habitual en ambos sexos, y no sólo en las orejas sino en diversas partes del cuerpo, práctica
que se extendió al ámbito occidental en el siglo XX y es frecuente en la actualidad. Su uso suele ser estético, pero en muchas
culturas ancestrales el piercing tiene un valor social o cultural, como distinción de la pertenencia a una determinada tribu, o como
señal distintiva del paso a la vida adulta. Los esquimales, por ejemplo, empleaban un tipo de perforación llamada labret, que
señalaba el paso de niño a adulto, y por tanto la aptitud para cazar y formar parte de las decisiones de la comunidad. Un tipo de
perforación muy particular era el practicado por las tribus mursi y masái, donde las mujeres deformaban su cavidad bucal con
discos para aumentar de tamaño la boca, y alargaban sus lóbulos llevando unos carretes metálicos de gran tamaño. Los potok
también llevaban en su boca un disco labial, y se atravesaban el tabique nasal con una hoja de árbol. Las mujeres de Nueva
Guinea se atravesaban con una espina de pez la nariz, mientras que los hombres llevaban en el tabique nasal dientes de pez. Las
mujeres tinglit se agujereaban su cuerpo como muestra del paso a la pubertad. Los antiguos mayas se perforaban el labio, la nariz
y las orejas con las joyas más caras que podían permitirse, como señal de distinción social. Entre los sioux se practicaba un rito
consistente en perforarse el pecho con garfios, colgándose con cuerdas a un árbol hasta lacerar la piel, para demostrar que estaban
preparados para ser guerreros. Los indios cashinawa se perforaban la nariz para insertarse plumas de colores que indicaban su
rango y su madurez.68
Moda
La moda es el arte del vestido, de la confección de prendas según parámetros
funcionales y estilísticos, tanto en ropa como accesorios (sombreros, guantes,
cinturones, bolsos, zapatos, gafas). El vestido es una necesidad básica para el ser
humano, para protegerse del frío y de las inclemencias del tiempo. Durante su
evolución, el ser humano ha ido perdiendo el pelo, que ha tenido que suplir con
pieles de otros animales o, más tarde, con lana o productos vegetales como el lino y
el algodón. Sin embargo, partiendo de esta primera necesidad, con el tiempo el
vestido ha adquirido un carácter estético por cuanto ha reflejado el gusto y el
carácter de su portador, y se ha ido convirtiendo en un adorno más de la persona,
sujeto a los cánones de la moda y del devenir artístico de cada civilización.
Asimismo, en el vestido intervienen factores climáticos y geográficos, así como
sociales —el vestido como reflejo de una determinada posición social—, religiosos o
sexistas —el vestido ha servido a menudo como objeto de diferenciación sexual
—.69
El vestido ha estado marcado desde sus orígenes por una amplia variedad de materiales y técnicas que han influido en su
evolución tanto práctica como estética. Los principales materiales para la elaboración de tejidos son de procedencia animal,
vegetal o sintética: de origen animal son la lana, la seda o el pelo de camello; vegetales son el lino, el cáñamo y el algodón; y
sintéticos son el rayón, el nylon, el poliéster, las poliamidas y los vinilos. Estos materiales deben pasar por diversos
procedimientos antes de su utilización: la lana deber ser lavada y vareada; el lino ha de ser vareado y peinado; el algodón,
vareado y cardado; la seda, desenvuelta del capullo y bobinada. A partir de aquí entran en funcionamiento las diversas técnicas
empleadas para confeccionar las prendas, las principales de las cuales son el hilado, el teñido y el tejido. El hilado comenzó
siendo manual, para realizarse después con huso, mecanizado desde la Edad Media con rueda y pedal. El teñido se utiliza para dar
color, con tintes de origen animal o vegetal, como la rubia o granza para el color rojo; la cochinilla y el quermes para rojo, rosa y
violeta; índigo y glasto para azul; palo (campeche y del Brasil) para azul oscuro, violeta y negro; zumaque para el amarillo;
gualdo y catú para amarillo y marrón; azafrán y cártama para el color azafrán. El tejido se realiza en el telar, combinando unos
hilos paralelos y tirantes llamados «urdimbre» con otros perpendiculares a los anteriores llamados «trama». Estos hilos se van
entrecruzando, y después se peinan para apretarlos y darles uniformidad. De aquí se obtienen distintos tipos de tejido según su
calidad: tela, sarga, satén o raso para armadura de dos hilos; tafetán, tela tejida en seda; paño, tejido de lana cardada; y popelina,
tejido de lana o algodón peinado. También existen armaduras de fantasía como el damasco y el terciopelo.71
La historia del vestido comienza con la aparición del Homo Sapiens, que en principio se cubrió de pieles de los animales que
cazaba. En el neolítico el ser humano sabe ya hilar y tejer, pero las ropas que utiliza son trozos de pequeñas dimensiones, que no
se adaptan al cuerpo, aunque aparecen ya los primeros dibujos ornamentales, en forma de cenefas. En Egipto ya se dan vestigios
de prendas muy elaboradas, siendo el lino su principal materia para confeccionar telas. La base de su indumentaria era el shenti,
una pieza de lino que envolvía las caderas, sujeta con un cinturón. Durante el Imperio Nuevo apareció el calasiris, una túnica
ceñida al cuerpo, considerada de lujo. La principal prenda femenina era la blusa, una túnica larga y ceñida de distinto color según
la posición social: blanca para las campesinas, rojo o azafrán para rangos más elevados. En Mesopotamia, la otra gran
civilización del Próximo Oriente, los sumerios solían vestir con largos mantones de lana, de tipo falda, adornados con franjas de
vivos colores y con pliegues y largos mechones de tela. Los asirios usaban túnicas de lana, cuya largura dependía de la clase
social, hasta las rodillas el pueblo llano, hasta los pies las clases dirigentes. Los persas usaban prendas de vivo colorido,
destacando el púrpura y el amarillo, y adornados con dibujos de colores, generalmente círculos, estrellas y flores, de color azul,
blanco o amarillo.72
Los pueblos germánicos que acabaron con el Imperio Romano introdujeron la práctica de coser la ropa, y usaban prendas de lana,
generalmente una túnica corta de mangas largas, unos calzones largos o pantalones —que adoptaron los soldados romanos tras la
conquista de la Galia— y un sayo sobre los hombros. En la Edad Media el material más utilizado fue la lana, siendo muy
apreciados los paños de Frisia; el lino fino —llamado cainsil— se usaba para camisas y calzas. Por lo general, el hombre llevaba
dos túnicas: una fina de hilo a modo de camisa, llamada brial, y otra de lana más larga, de mangas estrechas y ceñida con un
cinturón de cuero; además, llevaba calzones y una capa. La mujer también llevaba dos túnicas, la camisia, interior de mangas
estrechas, y la estola, larga hasta los pies y de mangas anchas; encima podían llevar una capa, un manto o una clámide, y era
común el uso de un velo que cubría la cabeza. En el Medievo también fue corriente el uso de guantes, de hilo para el verano y de
piel para el invierno. Desde el siglo XII aumentó el uso de la seda, así como del algodón, que tenía su principal centro de
producción en Italia. En el siglo XIII apareció el vellux (terciopelo), y aumentó la elaboración de peletería. En el siglo XIV se
acortaron los calzones, que pasan a llamarse calzas altas, y sobre la camisa se llevaba un jubón, prenda ajustada al cuerpo que
cubría desde los hombros hasta la cintura.74
En el Renacimiento surgió el concepto de moda tal como lo entendemos hoy día, introduciéndose nuevos géneros y adquiriendo
la costura un alto grado de profesionalización. En la Italia renacentista aparecieron los trajes más ricos y espectaculares de la
historia, de vivos colores y formas imaginativas y originales, otorgando gran relevancia a las mangas, a los pliegues y a las caídas
de tela de forma vertical, con finos bordados y rica pasamanería. En el siglo XVI el calzón corto era a modo de bombacho, y
continuó usándose el jubón, junto a capas de diverso tipo y adornos como la gorguera, tela de encajes fruncidos que cubría el
cuello. En el atuendo femenino apareció el corsé, que ceñía la cintura, sobre una falda en forma de campana llamada crinolina,
hecha de tela y crin de caballo, y reforzada con aros metálicos. En el siglo XVII predominaron las formas sobrias, austeras, por
influencia religiosa, siendo el paño el material más utilizado, y la seda sólo al alcance de las clases elevadas. El jubón se
transformó en chaqueta, con el cuello de volantes de encaje almidonados, y el calzón se alargó y quedó por debajo de unas altas
botas. En Francia, la corte de Luis XIV favoreció la alta costura, empezando a dictar la evolución de la moda a nivel europeo.
Apareció entonces la corbata, en un principio en forma de lazo, anudada al cuello; también apareció la casaca, una larga chaqueta
ajustada con forma acampanada en su parte inferior.75
En el siglo XVIII el atuendo era similar al del siglo anterior, con camisas de mangas
anchas con corbata y chaqueta, y calzones hasta las rodillas y medias. La casaca se
estrechó hasta el punto de no poder abrocharse, apareciendo el frac. En el traje
femenino se dio el «estilo Watteau», con faldas muy voluminosas sobre crinolina,
con grandes drapeados en forma de pliegues y cola hasta el suelo. La Revolución
Francesa supuso una mayor uniformización en la forma de vestir, con casacas cortas
y pantalones largos para el hombre, y corpiños, faldas redondas y chal de tela para la
mujer. El liderazgo de la moda pasó a Inglaterra, donde el hombre vestía casaca con
cuello ancho y vuelto, calzón hasta la rodilla y sombrero de copa; la mujer abandonó
el corsé y la crinolina y se inspiró en la Antigua Grecia, con vestidos largos
ajustados con una cinta bajo el pecho. En el siglo XIX la vestimenta era
prácticamente la del hombre «moderno»: el frac se fue acortando y anchando,
tomando la forma de la actual chaqueta; el pantalón era amplio por arriba y se fue
estrechando hasta el tobillo, apareciendo la raya por delante y por detrás; la capa se
La actriz Norma Talmadge,
sustituyó por abrigos de corte recto. En la mujer el talle se bajó a la cintura, con
prototipo del estilo flapper, de
mangas anchas y hombreras, y faldas anchas de amplio vuelo y pasamanería. En este moda en los años 1920.
siglo apareció la figura del modisto como creador de tendencias, así como la modelo
para el pase de ropas. También apareció el género de punto, y se inventó la máquina
de coser.76
En el siglo XX la moda masculina continuó siendo de ascendencia inglesa, mientras que la femenina estuvo marcada por la
costura francesa. En general, la indumentaria se ha ido simplificando, cobrando mayor relevancia el carácter práctico y utilitario
de las prendas, así como su aspecto deportivo y urbano. En moda femenina, las faldas se acortaron, apareciendo la minifalda, y
empezaron a usar pantalones como los hombres, surgiendo la moda «unisex». Hacia mediados de siglo los dictámenes de la moda
pasaron a Estados Unidos, que impuso un tipo de moda juvenil, práctica y deportiva, ejemplificada en el blue-jean o pantalón
vaquero. En los últimos años ha cobrado un gran auge el prêt-à-porter, el diseño de moda a precios económicos y al alcance de
cualquier estamento social, por su producción en serie. En las últimas décadas también han proliferado los movimientos
alternativos, la moda de las llamadas tribus urbanas, que buscan diferenciarse del resto de la población con gustos comunes en
música, ropa y elementos estéticos alternativos. Entre los más afamados modistos destacan: Coco Chanel, Cristóbal Balenciaga,
Christian Dior, Manuel Pertegaz, Yves Saint Laurent, Giorgio Armani, Paco Rabanne, Gianni Versace, Karl Lagerfeld, Calvin
Klein, Jean Paul Gaultier, etc.77
Perfumería
La perfumería es el arte de confeccionar perfumes, líquidos aromáticos que se
utilizan para producir un buen olor corporal. La base de la perfumería se encuentra
en el olfato, un sentido poco desarrollado en el ser humano y generalmente
considerado el de menor importancia: según Jules Cloquet, «la visión y la audición
son necesarias al estado social; la olfacción no da lugar más que a sensaciones
materiales y no establece ninguna relación intelectual entre el hombre y sus
semejantes».78 Sin embargo, el olfato es una fuente de intensas sensaciones, y su
capacidad de permanecer en la memoria lleva en numerosas ocasiones a
experimentar recuerdos agradables o desagradables, de suscitar deseos y emociones.
La sensibilidad olfativa es superior incluso a la gustativa, y es una importante fuente
de información para el ser humano sobre su entorno. El olfato humano puede captar
unas cincuenta sensaciones olfativas primarias, cuya combinación da un número de
posibilidades casi infinitas.79
En la vida de un perfume es esencial la volatilidad de sus componentes, es decir, el tiempo que tardan en evaporarse, existiendo
tonos más intensos e inmediatos y otros más sutiles y persistentes. La vida de un perfume se traduce en la llamada «melodía
olfativa», compuesta de tres partes: notas de cabeza o salida, que son las que producen el primer impacto al abrir el frasco de
perfume, generalmente esencias hesperidadas o cítricas (limón, naranja, bergamota), lavanda, aldehídos, ésteres frutales o
cetonas; notas de cuerpo o modificadores, de vida media y que proporcionan su personalidad al perfume, por lo general esencias
florales o productos sintéticos como el hidroxicitronelal, el citronelol o el alcohol-feniletílico; y las notas de fondo o fijadores, de
vida más prolongada, que proporcionan redondez y armonía, basadas en esencias amaderadas, especiadas o balsámicas (tales
como sándalo, canela, clavo, vetiver, pachuli, vainillina, cumarina, benjuí, tolú, etc.), o bien materias sintéticas como
metiliononas, salicilatos, ésteres o almizcles artificiales.81
Estas esencias son concentrados de perfume, pero si se diluyen en alcohol de 96° se obtiene un «extracto» (entre 10 y 20 %) o un
«eau de parfum» —también llamado «eau de toilette»— (entre 7 y 10 %), o en alcohol de 80-85° un «eau de cologne». Estos
productos, junto con lociones de afeitado, desodorantes y similares, constituyen la «perfumería alcohólica», que es la más
elaborada, aunque la perfumería se extiende a numerosos productos de elaboración industrial, como los cosméticos, los
detergentes y suavizantes, jabones y champús, ambientadores, insecticidas, etc.82
Los perfumes se agrupan en diversas familias olfativas según sus notas dominantes: cítrica, basada en olores cítricos como
naranja, limón, bergamota, neroli o petitgrain, de donde procede la «eau de cologne», así como las eaux fraîches y las eaux
florales; lavanda, un aroma tradicionalmente masculino; aromática, basada en productos como tomillo, salvia o artemisa, también
generalmente de uso masculino; verde, dirigido a un público joven y deportista, surgió en 1945 con Vent Vert de Balmain; floral,
destinada a una clientela femenina, basada en flores como la rosa, el jazmín o la gardenia; aldehídica, basada en aldehídos grasos,
es la familia con mayor número de perfumes, y una de las que goza de más popularidad; chipre, fundamentada en materias como
el musgo, la madera, el ámbar o el almizcle, popularizada desde 1917 con Chypre de Coty; fougère, derivada de aromas como la
bergamota, el ámbar y el musgo de encina, combinados con lavanda, geranio, salicilato o cumarina; cuero-amaderada, una de las
más antiguas y aplicada a perfumería masculina, retomada recientemente después de haber sido abandonada en los años 1920; y
oriental, de tonalidades pesadas y dulces, con fondo animal (ámbar, almizcle, civeta) y avainillado, apareció en 1889 con Jicky de
Guerlain.83
El desarrollo técnico de la perfumería se acrecentó en la cultura islámica con el uso del alambique desde el siglo X, que permitió
destilar perfumes más sofisticados, con el uso del alcohol como diluyente. Avicena describe en una de sus obras la técnica de
destilación del agua de rosas, el perfume preferido por los árabes, elaborado con ámbar y almizcle. En el Renacimiento se
acrecentó el uso del perfume, siendo Venecia uno de los primeros centros en distribución de esencias aromáticas gracias a su
comercio con Oriente, centro que se trasladó a Lisboa tras el descubrimiento de América. España también fue en esta época un
importante centro de producción y distribución de perfumes, gracias a su herencia islámica y a la importación de materias primas
de América, influyendo en gran medida en la apreciación de la perfumería en países como Francia e Inglaterra. Posteriormente,
Francia pasó a ser el principal centro de producción perfumística, instalándose en la ciudad de Grasse, en el sur del país, la
principal corporación de perfumistas a nivel mundial. En el siglo XVIII surgieron algunas de las principales firmas de perfumería,
como Houbigant, Lubin, Piva y Guerlain. En Gran Bretaña también floreció la industria perfumera, potenciada con el inicio de la
Revolución Industrial, destacando los nombres de Juan Florís, un menorquín establecido en Inglaterra, autor del perfume Red
Rose, y William Yardley, el mayor fabricante mundial de esencias de lavanda. Desde el siglo XIX empezaron a sintetizarse
productos químicos en perfumería, hecho que supuso una revolución en el sector, siendo François Coty uno de los principales
innovadores en este terreno, con perfumes como L'Origan, Chypre y Crêpe de Chine. En 1925 apareció Chanel Nº5, de Ernest
Beaux, que abrió una línea de perfumes con alto contenido de aldehídos grasos, como Arpège, Scandal, Rumeur, etc. Desde los
años 1970 ha descollado la perfumería estadounidense, con aromas como Charlie, First, Opium, Ivoire, etc. La perfumería actual
está muy relacionada con la moda, y es frecuente que modistos famosos comercialicen sus propios perfumes.85
Gastronomía
La gastronomía es el arte de la cocina, con un claro componente
práctico en cuanto la alimentación es indispensable para el ser
humano, pero con una gran faceta de creatividad derivada de la
combinación de alimentos y de la innovación en cuanto a la
creación de nuevas recetas. Las diversas tendencias
gastronómicas son debidas sobre todo a variantes regionales, ya
que cada país tiene su propio sello distintivo. En el acto de comer
hay que tener en cuenta factores como el espacio destinado a tal
efecto, la presentación de los alimentos y la decoración de la
mesa, y los diversos utensilios destinados a favorecer la ingesta
de alimentos, que han ido evolucionando y adquiriendo cada vez
mayor sofisticación, convirtiendo la comida en un rito social que
Esferificación de té verde, plato innovador de
trasciende el mero acto físico de deglutir para convertirse en un Ferran Adrià.
momento de comunión familiar, hecho remarcado por diversas
religiones con el acto de bendecir la mesa. En especial, los
utensilios y accesorios de cocina (platos, vasos, cuchillos, cucharas, tenedores) han tenido una especial evolución acorde con
criterios estéticos, que en muchos casos ha superado la mera practicidad del objeto para convertirse en piezas artísticas
transmisoras de un determinado estilo, en paralelo a los diversos períodos de la historia del arte. Inventos como la cerámica, o la
manufactura de materiales como el bronce y el hierro, revolucionaron la cocina, pudiendo crear toda una serie de utensilios para
las diversas necesidades requeridas en la confección de alimentos y su posterior ingesta.86
El acto de comer trasciende para el ser humano el mero componente físico, transformándose en una experiencia estética donde
intervienen diversos sentidos, desde el gusto y el olfato hasta la visión de la propia comida, ya que un plato bien presentado puede
parecer más apetecible que uno presentado de forma rudimentaria. El comer causa placer, e influye en nuestra fisiología en
muchos otros ámbitos, como en el dormir, ya que hay alimentos que favorecen o perjudican el sueño.87 A menudo, la comida se
convierte en un ritual que cobra una dimensión social, siendo el acto de comer una íntima forma de relación para el ser humano.
Por ejemplo, en la ceremonia del té japonesa se sintetiza de forma magistral la relación entre la vida, el arte y la belleza, ya que
representa la adoración de lo bello en oposición a la vulgaridad de la existencia cotidiana, la concepción integral del hombre con
la naturaleza. Su simplicidad relaciona las cosas pequeñas con el orden cósmico: la vida es una expresión, y los actos reflejan
siempre un pensamiento. Lo temporal es igual a lo espiritual, lo pequeño a lo grande. Este concepto queda igualmente reflejado
en la sala del té (sukiya), construcción efímera debida a un impulso poético, despojada de ornamentación, donde se da culto a lo
imperfecto, y siempre se deja algo inacabado, que completará la imaginación. Es característica la ausencia de simetría, por la
concepción zen de que tiene más importancia la búsqueda de perfección que la propia perfección. La belleza sólo puede
descubrirla quien mentalmente completa lo incompleto.88
La comida tiene también un componente cultural, por cuanto la multiplicidad de gastronomías en todos los ámbitos geográficos
provoca una distinta manera de percibir la comida, o de apreciar ciertos gustos o sabores, según la región o la población que la
perciba. Igualmente provoca en el ser humano un estado de reflexión, de enjuiciamiento, ya que después de comer se entra en la
valoración de la calidad de los alimentos o de la originalidad de su combinación o su forma de prepararlos. Otro papel decisivo lo
juegan factores como la imaginación y la memoria, que son los que permiten innovar y experimentar con los alimentos, y
transmitirlos en el tiempo permitiendo su reproducción.89
Un componente destacado en la gastronomía es la química del
alimento, que interfiere en el sabor: el cuerpo reconoce cuatro
sabores principales: dulce, salado, ácido y amargo. Muchos
gustos regionales por diversos sabores tienen un origen histórico
determinado: el gusto por el salazón en los países mediterráneos
viene de cuando se conservaban los alimentos en sal; en
Latinoamérica, el gusto por el chile procede de cuando la
población menos favorecida lo tomaba para resarcir la falta de
alimentos, por la sensación de hartazgo que produce, al tiempo de
que servía para matar parásitos.90 En cuanto a la elaboración de
alimentos, el etnólogo Claude Lévi-Strauss estableció en El
origen de las maneras de mesa tres estados básicos de
En la ceremonia del té japonesa se relacionan las
cosas pequeñas con el orden cósmico, lo temporal presentación de los alimentos: crudo, podrido y cocido, cuya
con lo espiritual. predilección es un factor cultural que depende de diversas
circunstancias. Igualmente, los alimentos se pueden preparar de
distinta manera según el elemento utilizado para su elaboración:
asado con fuego, hervido con agua o ahumado con aire.91
La historia de la cocina se inicia cuando el ser humano empieza a utilizar el fuego para preparar los alimentos, que resultan así
más fáciles de comer y más digestibles, y más agradables en cuanto a una temperatura adecuada para el cuerpo. Hace 400 000
años está ya documentada la cocción de los alimentos por parte del hombre de Pekín, y sin duda parten de entonces las primeras
combinaciones de alimentos. Otro paso de suma importancia fue la agricultura, que permitió al ser humano planificar su fuente de
recursos alimenticios, creando excedentes para épocas de escasez. En paralelo, la domesticación de animales y el surgimiento de
la ganadería propiciaron otra gran fuente de alimentos, de más fácil alcance que la dependencia de la caza y la pesca. En el
Antiguo Egipto se inventaron procedimientos para elaborar pan con levadura, así como vino y cerveza.92
Como en tantos otros terrenos, fue en la Antigua Grecia donde se sentaron las bases de la gastronomía como ciencia, y fueron los
creadores de los recetarios y la literatura gastronómica. En principio, los griegos despreciaron el pescado como comida de pobres,
pero alrededor de los siglos III y II a. C. se revalorizó, pasando posteriormente a la cocina romana, que valoró mucho el pescado
y el marisco. En Grecia se inventó la cazuela mediterránea de pescado, con aceite de oliva y cocida sobre leña. También se
consumía todo tipo de carnes, prácticamente las mismas de hoy en día, siendo los griegos los primeros en dar primacía al cerdo,
hasta entonces no muy valorado. También eran bases fundamentales de su cocina el pan y el vino, y según el escritor Ateneo en el
siglo II a. C. existían 72 clases diferentes de pan en Grecia. El vino lo tomaban mezclado con agua y aromatizado, y se usaba
mucho en guisados. La cocina griega se difundió por todo el Mediterráneo, siendo la base de la actual cocina occidental.93
En la Antigua Roma la cocina evolucionó de la frugalidad de la época republicana, basada en vegetales, legumbres y cereales, a
la riqueza de la época imperial, donde se importaban numerosos alimentos de países extranjeros, con gran influencia de la cocina
griega. Los romanos practicaron la avicultura y la piscicultura, así como la elaboración de embutidos, y perfeccionaron las
técnicas relacionadas con el vino y el aceite. Solían cocinar con especias y hierbas aromáticas, y les gustaba la mezcla de dulce y
salado. También dieron mucha importancia a la presentación de la comida y al ceremonial del acto de comer, siendo famosos los
fastuosos banquetes que organizaban los ricos y nobles romanos. Igualmente, existieron numerosos tratadistas que estudiaron el
arte de la cocina, como Lúculo y Marco Gavio Apicio, autor del célebre recetario Apitii Celii de Re Coquinaria libri decem, muy
valorado en el Renacimiento.94
Herederas de la cocina griega y romana fueron la bizantina y la árabe: de la primera destacó su repostería, así como la elaboración
de quesos y el gusto por los rellenos y la carne picada; la segunda recogió todas las influencias anteriores, junto las derivadas de
Persia y el Oriente, mientras que en España (al-Andalus) desarrolló nuevos productos agrícolas, como el arroz, la caña de azúcar,
la granada y la berenjena. La cocina árabe influyó en buena medida en la gastronomía medieval, aunada a la rica tradición
grecorromana. A pesar de las épocas de intensa hambruna, en el Medievo fue muy valorada la gastronomía, desarrollándose en
gran medida la literatura gastronómica, con tratados como The forme of
Cury, escrito por el cocinero de Ricardo II de Inglaterra; Daz Buch von
guter Spise, obra anónima editada en Alemania; Le Viandier, del francés
Guillaume Tirel, apodado Taillevent; y Libre del Coch, del catalán Robert
de Nola.95
La Revolución Francesa marcó un punto de inflexión en la gastronomía europea, que se extendió a nivel popular, siendo un
acervo común de todos los estamentos sociales, y no sólo los privilegiados. Surgieron los restaurantes, se extendió el uso de la
conserva de alimentos (proceso favorecido por la Revolución Industrial), y proliferó la literatura gastronómica, no ya en simples
recetarios, sino en obras de investigación y divulgación, de teoría y ensayo, como la Fisiología del gusto de Brillat-Savarin
(1826), o Le Grand Dictionnaire de Cuisine de Alexandre Dumas (1873); también apareció entonces la crítica gastronómica, con
publicaciones como la Guía Michelin. En el siglo XX ha tenido una especial relevancia la industria conservera y la elaboración de
alimentos precocinados, así como la tendencia a la comida rápida (con productos como hamburguesas y frankfurts) y los
preparados para microondas. En sentido inverso, ha surgido una nueva preocupación por los alimentos sanos y equilibrados, que
han favorecido el surgimiento de nuevos productos que destacan sus cualidades nutricionales. También hay que destacar la
revalorización de la cocina regional, favorecida por el avance de los medios de transporte y el auge del turismo, que conllevó el
retorno a una cocina natural y sencilla, hecho que marcó el punto de arranque de la nouvelle cuisine, que aúna la tradición y la
sencillez con los nuevos adelantos y un cierto afán de innovación y experimentación.97 Como cocineros de relevancia se podría
citar a: Auguste Escoffier, Joël Robuchon, Paul Bocuse, Heston Blumenthal, Donato de Santis, Karlos Arguiñano, Juan María
Arzak, Ferran Adrià, Santi Santamaría, etc.98
La costumbre de pintar o escribir en las paredes es tan antigua como la invención de la escritura, existiendo numerosas evidencias
en hallazgos arqueológicos, especialmente en Pompeya y Herculano, donde se conservaron gracias a la ceniza volcánica. Desde
antaño ha sido habitual escribir el nombre propio, o bien insultos, declaraciones de amor, dibujos y caricaturas. En 1888 se
atribuyó a Jack el Destripador una inscripción realizada con sangre en el escenario de uno de sus asesinatos, que decía The Juwes
are not The men That Will be Blamed for nothing («los judíos no son los hombres que serán culpados sin motivo»). En la Segunda
Guerra Mundial se hizo famoso el lema Kilroy Was Here («Kilroy estuvo aquí»), realizado por un soldado en diversos escenarios
bélicos. El grafiti moderno comenzó en los años 1960 en Filadelfia, donde un joven apodado Cornbread empezó a realizar unas
firmas (tags) para llamar la atención de una chica.[cita requerida] Con el tiempo la costumbre se extendió y fue recogida por la
prensa, iniciando un efecto de imitación que pasó de Filadelfia a Nueva York, y luego por todo Estados Unidos, para pasar
posteriormente a nivel mundial. Iniciado por jóvenes afroamericanos, el movimiento fue la fórmula de expresión de las minorías
estadounidenses, que lo usaban como una forma de protesta y reivindicación de sus derechos. Desde finales de los años 1980 y en
los años 1990 se fueron adoptando nuevas técnicas como la aplicación de aerosol con plantillas, y el pegado de carteles y
pegatinas, en una modalidad llamada post-graffiti o arte callejero (street art).
Arte de acción
Se denomina arte de acción (action art o life art) a un grupo
variado de técnicas o estilos artísticos que hacen énfasis en el
acto creador del artista, en la acción. El término fue creado por
Allan Kaprow, que señaló la interrelación entre el artista y el
espectador en el momento de la creación artística. Se podría decir
que el arte de acción nació en los años 1920 con el dadaísmo y el
surrealismo, en montajes artísticos como el collage y el
assemblage, que destacaban el aspecto tridimensional de la obra,
para cuya percepción el espectador debía moverse. Poco a poco
se dio mayor relevancia a la intervención del espectador, por lo
que los artistas empezaron a valorar cada vez más el ambiente Performance en la Avenida Reforma de la Ciudad
(environment) que rodea a la obra, en aspectos como el espacio y de México.
la luz, o incluso la intervención de otros sentidos además de la
vista. Así, por ejemplo, Marcel Duchamp hizo una exposición en
una galería a oscuras, viendo los cuadros con linternas, mientras quemaba granos de café para añadir el olfato al evento. La
intervención del espectador fue cada vez más primordial en la creación artística, y cuando éste pasó a tener un rol activo y no ya
pasivo surgió el arte de acción, que es imprevisible, no tiene comienzo ni final estructurados, depende de la libre participación e
improvisación del espectador. En la acción artística es primordial el tiempo, por lo que es un arte espontáneo e irrepetible,
enteramente efímero.100 Según Amalia Martínez Muñoz, «el valor de lo inmutable, uno de los presupuestos que habían
sustentado la formulación del arte en su acepción tradicional, se sustituyó por el concepto de lo efímero, más adecuado a una
sociedad en perpetuo cambio».101
Entre las múltiples formas de expresión del arte de acción figuran el happening, la performance, el environment y la instalación.
El happening es una forma de creación artística donde el autor colabora con el público para la confección de la obra, que no tiene
por qué ser una obra material, sino que se valora el acto creador, el mensaje, la interrelación entre artista y espectador. Suelen
intervenir la música y los diálogos (o monólogos), por lo que tiene un cierto componente teatral. Aunque pueda parecer que está
todo dejado al azar, el happening no es una mera improvisación, existe un guion previo con unos parámetros mínimos fijados por
el autor, al partir del cual interviene la espontaneidad del medio y las personas. Se puede realizar tanto en espacios cerrados como
al aire libre, aunque por lo general no hay un espacio ni un tiempo determinados, a veces una acción puede tener varios
escenarios, y puede dividirse en varios momentos inconexos, para romper el estatismo del teatro tradicional. Según Jean-Jacques
Lebel el happening «es un arte plástico, pero su naturaleza no es exclusivamente “pictórica”; es también cinematográfica, poética,
teatral, alucinatoria, social-dramática, musical, política, erótica, psicoquímica».102 Por su parte, la performance es una acción
similar en cierta forma al happening, pero donde se valora más el carácter teatral y gestual de la acción, así como la intervención
del cuerpo humano (por lo que está ligado con el body art) y el uso de nuevas tecnologías, especialmente el vídeo.103
Uno de los pioneros de la acción artística fue John Cage, quien desde su escuela en el Black Mountain College de Carolina del
Norte creó en los años 1950 una serie de theater events («acontecimientos teatrales») donde se compaginaba la música con la
poesía, el teatro, el baile y otros elementos escénicos, desarrollados al azar dentro de un contexto predeterminado. En Estados
Unidos tenían muy presente el ejemplo del action painting, la pintura gestual del expresionismo abstracto norteamericano, uno de
cuyos máximos exponentes fue Jackson Pollock. Así pues, la interrelación entre arte, música, teatro y demás disciplinas,
destacando el aspecto vital, activo, de este tipo de representaciones, fructificó en una serie de artistas que desarrollaron este tipo
de acciones entre los años 1950 y 1960, como Allan Kaprow, Red Grooms, Jim Dine y Claes Oldenburg. En 1959 Kaprow realizó
el primer happening en la Reuben Gallery de Nueva York, titulado 18 happenings en 6 partes. En Europa otro pionero fue Yves
Klein, artista francés adscrito al Nuevo Realismo, artífice de diversos eventos realizados en paralelo a su obra material, como su
Salto al vacío (1960), donde el propio artista se lanzaba desde un muro de dos metros de altura, significando en el acto de volar el
desligamiento de la actividad creadora del mundo comercial de las galerías de arte. Desde entonces la acción artística fue una
práctica corriente de numerosos artistas de muy diverso signo, desde los neodadaístas norteamericanos y los nuevos realistas
franceses hasta artistas minimalistas y conceptuales, así como inspiró a movimientos como el E.A.T. (Experimentos de Arte y
Tecnología) y el Judson Dance Theater.104 El primer happening en Europa fue El teatro está en la calle (1958), realizado en
París, seguido de Cityrama (1961), ambos de Wolf Vostell.105
Posteriormente el arte de acción estuvo representado por dos grupos de artistas: Gutai, surgido en Japón, y Fluxus, de corte
internacional. Los artistas de Gutai asimilaron la experiencia de la Segunda Guerra Mundial a través de acciones cargadas de
ironía, con un gran sentimiento de crispación y agresividad latente. Entre sus miembros destacan: Jirō Yoshihara, Sadamasa
Motonaga, Shozo Shimamoto y Katsuō Shiraga. Fluxus nació en 1961, agrupando a una serie de artistas de diversa procedencia,
como George Maciunas (que ideó el nombre del grupo), Dick Higgins, George Brecht, Yoko Ono, Nam June Paik, Daniel
Spoerri, Wolf Vostell, Joseph Beuys, Emmett Williams y otros. Para los miembros de Fluxus la vida puede experimentarse como
arte, y otorgan igual relevancia a la música y la poesía que el chiste y el vodevil, al tiempo que asumen diversas influencias, desde
el neodadaísmo y el Nuevo Realismo hasta el letrismo, el beat art, el funk art y la Internacional situacionista. También asumieron
un claro compromiso político, añadiendo un componente reivindicativo a sus acciones, al tiempo que criticaban el mercantilismo
del arte. Igualmente, buscaban la participación del espectador, participando de la idea de que cualquiera puede ser artista, que
ejemplificaron en su eslogan «hazlo tú mismo». Maciunas manifestó en 1965 que pretendía «demostrar que cualquier cosa puede
ser arte y cualquiera puede hacerlo».106
La acción siguió desarrollándose entre los años 1960 y 1970, asumiendo muchas
veces reivindicaciones políticas y sociales, como el racismo, el sexismo, el
ecologismo, la guerra, la homofobia, el sida, etc. También recibió numerosas
influencias y se abrió a un amplio abanico de actividades culturales, desde el teatro y
el cine hasta el circo, el cabaret, el music-hall, la pantomima y el rock'n'roll, así
como se relacionó estrechamente con el body art, como en la obra de Vito Acconci y
Carolee Schneemann. También incorporó las nuevas tecnologías, en espectáculos
multimedia que incluían vídeos, láser y otros elementos visuales, como en la obra de
Laurie Anderson.107
Por su parte, la instalación artística es una mezcla entre la obra de arte como objeto
—generalmente en forma de assemblage— y el environment o espacio envolvente,
pudiendo tener incluso un componente de acción como escenario de happenings o
performances. Uno de sus pioneros fue nuevamente Marcel Duchamp, quien en
1942 realizó un montaje en el seno de la Exposición Surrealista de Nueva York
titulado Milla de cuerda, donde llenó una galería de arte con cuerda enlazando los
Instalación del grupo Gutai, en la
Bienal de Venecia de 2009. paneles que contenían los cuadros de la exposición. Otro precedente se encuentra en
el Nuevo Realismo francés, con la exposición El vacío realizada en 1958 por Yves
Klein, donde vendió el espacio vacío de la sala, contestada en 1960 por Arman con
Lo lleno, una galería llena de basura. La instalación se desarrolló en los años 1960 en paralelo a la obra de artistas de acción como
Allan Kaprow y Jim Dine, artistas funk como Edward Kienholz o pop como George Segal, Claes Oldenburg y Tom Wesselmann.
También recogió numerosas influencias, como el minimalismo, el arte cinético, el arte povera, el sound art y el videoarte. Desde
entonces se ha desarrollado como un medio de gran efectismo para el espectador, y numerosas galerías y museos han recogido
instalaciones en sus exposiciones temporales, creándose incluso un museo específico para este medio, el Museum of Installation
de Londres en 1990. Entre los artistas dedicados a este medio destacan: Maurizio Cattelan, Robert Gober, Mona Hatoum, Barbara
Kruger y Claude Simard.108
Arte conceptual
El arte conceptual (también llamado project art o idea art) surgió a mediados de
los años 1960 como un conjunto de manifestaciones artísticas que incidían en la
idea del arte más que en su realización material. Tras el despojamiento matérico
del minimalismo, el arte conceptual renunció al sustrato material para centrarse
en el proceso mental de la creación artística, afirmando que el arte está en la
idea, no en el objeto. Para estos artistas, el arte no se encuentra en la obra, sino
en el proceso generativo o formativo que conduce a la obra. Un pionero en ese
sentido fue Marcel Duchamp, quien con su Fuente de 1917 (un inodoro
presentado como si fuese una escultura) ya pretendía reflexionar sobre la función
del arte, trivializándolo para denunciar su reducción a un simple objeto usado
con fines mercantilistas. El propio Duchamp expresó entonces que estaba «más
interesado en las ideas que en el producto final». El arte conceptual incluye
diversas tendencias, como el «arte conceptual lingüístico» o el arte povera, pero
en el terreno de la efimeridad destacan el body art y el land art.109
Uno de los pioneros de esta tendencia fue nuevamente Yves Klein, que en 1958 empezó sus «antropometrías», donde una modelo
desnuda —que él llamaba sus «pinceles vivientes»—, embadurnada de pintura, se acostaba sobre un lienzo, dejando la huella de
su cuerpo pintada en la tela, en diversas improntas que variaban según la posición del cuerpo, o según el movimiento, ya que a
veces hacía girar a las modelos sobre la tela. En ocasiones, también realizaba «antropometrías en negativo», es decir, situando la
modelo delante de la tela y pulverizando pintura, con lo que quedaba marcada su silueta. Estas experiencias estaban a medio
camino entre el body art y el happening, por la escenificación que Klein confería a estas realizaciones, desarrolladas a menudo en
galerías ante el público, en veladas con música y degustando un aperitivo.111
Entre los principales artistas de esta tendencia destacan: Dennis Oppenheim, que experimentó con el bronceado, dejando partes
del cuerpo en blanco; Gilbert and George, famosos por ejercer de «esculturas vivientes»; Bruce Nauman, autor de un Autorretrato
como fuente (1966), en que se colocó él mismo detrás de un marco pictórico; Stuart Brisley se hacía manchas en el cuerpo,
imitando la sangre; el grupo Wiener Aktionisten (Günther Brus, Otto Mühl, Hermann Nitsch y Rudolf Schwarzkogler) realizaban
automutilaciones, incidiendo en su propio cuerpo; Youri Messen-Jaschin se centró en el body painting, recubriendo integralmente
cuerpos desnudos con colores psicodélicos y biológicos; Urs Lüthi empleaba diversos medios (fotografía, pintura, escultura,
vídeo), explorando su propio cuerpo, en autorretratos de estilo kitsch, con una fuerte carga irónica, que constituyen una reflexión
sobre el cuerpo, el tiempo y la vida, así como la relación con los otros.112
Land art
El land art (o earth art, «arte de la tierra») es una tendencia que utiliza la
naturaleza como soporte artístico. Surgió a finales de los años 1960,
contraponiendo el retorno a la naturaleza frente al arte urbano del pop art
de moda en el momento. En su génesis figura un fuerte componente de
reivindicación ecológica, en una era de intensa industrialización y de
destrucción de los recursos vitales del planeta. Vinculado principalmente a
la cultura anglosajona, se desarrolló en Estados Unidos y el Reino Unido,
con figuras como Robert Morris, Sol LeWitt, Christo, Walter de Maria,
Spiral Jetty, considerada la obra más
Robert Smithson, Richard Serra y Dennis Oppenheim. También estuvo importante de Robert Smithson, una
vinculado al minimalismo, pudiéndose considerar la vertiente natural de escultura earthwork construida en 1970
ese movimiento, especialmente por lo concerniente al uso de la geometría (fotografía de 2005).
para las realizaciones de este estilo. Su punto de partida fue la exposición
Obras de la Tierra, organizada en la Dwan Gallery de Nueva York en
1968, que presentaba fotografías de obras earthwork («trabajo de la tierra») de diversos artistas. Por lo general, las obras se
realizan en lugares remotos, como desiertos, montañas o praderas, donde la naturaleza se encuentra inalterada y el artista disfruta
de la soledad necesaria para efectuar su trabajo.113
Entre las principales realizaciones del land art se encuentran: Spiral Jetty de Robert Smithson (1970), un malecón en espiral de
piedras negras de basalto y tierra enrojecida por las algas, en el Gran Lago Salado de Utah; El rayo en el campo de Walter de
Maria (1977), un conjunto de 400 varas de acero situadas en un campo desértico de Nuevo México, que atraen los rayos,
habituales en las tormentas de verano de la zona; y la obra de Christo y su compañera Jeanne-Claude, característica por el
embalaje de paisajes, arquitecturas o monumentos de grandes dimensiones, con la intención de poner en evidencia el anonimato
de los objetos en la sociedad consumista, enfatizándolos con el aire de misterio y sorpresa que presenta un objeto envuelto (Costa
cubierta, Little Bay, Sídney, 1969; Cortina del valle, Rifle, Colorado, 1970-1972; Cerca corredera, costa de los condados de
Sonoma y Marin, California, 1972-1976; Islas rodeadas, Biscayne Bay, Miami, 1980-1983).114
Nuevas tecnologías
Posteriormente, fue determinante en el desarrollo de la iluminación nocturna la luz de neón, proveniente de un tubo con dos
electrodos lleno de gas neón que se ilumina por el paso de la corriente eléctrica. Este invento fue el resultado de un largo proceso
de experimentación por parte de varios investigadores: Heinrich Geissler creó en 1856 un tubo de vidrio cerrado dentro del cual
produjo luz con corriente alterna; Nikola Tesla consiguió luz en 1892 bombardeando gases con corriente alterna de alta tensión;
William Ramsay y Morris Travers aislaron el neón en 1897, con el que rellenaron tubos de Geissler; Georges Claude y Karl von
Linde perfeccionaron en 1907 el proceso de fabricación de los tubos de neón, y lograron producir luces de diversos colores. En
1912 se instaló el primer anuncio de neón en una barbería de Montmartre (París), y desde entonces se difundió por todo el
mundo, especialmente para uso comercial y publicitario. La multiplicidad de formas que puede adoptar el tubo de neón, así como
su variado colorido, ha generado una nueva forma de expresión artística, de posibilidades ilimitadas y gran efecto estético, siendo
un potente reclamo para el espectador. La iluminación nocturna y las luces de neón han cambiado la fisonomía de la ciudad,
convirtiéndola en un gran espacio estético donde la combinación de luces y colores, de dibujos, letras y formas diversas, generan
en el espectador una respuesta admirativa, de apreciación artística del espacio que lo envuelve. Un claro ejemplo es Las Vegas,
donde las luces de neón enfatizan el carácter lúdico de esta ciudad, dedicada al juego y la diversión, al ocio nocturno.116
Vídeo
El vídeo es una técnica que consiste en la captación de imágenes mediante un aparato basado en la tecnología óptica y su
almacenamiento en una cinta magnética, para posteriormente ser reproducido en una pantalla de televisión. Aunque está ligado a
la cinematografía, tiene unas especificidades propias, empezando porque su fácil manejo permite la utilización individual y
amateur de este medio. En el terreno del arte la imagen de vídeo tiene ilimitadas posibilidades, siendo el videoarte uno de los
nuevos procesos artísticos que más ha crecido en los últimos tiempos. Así, el vídeo ha trascendido su inicial carácter meramente
técnico para convertirse en un lenguaje expresivo, una nueva forma de comunicación y de creación artística.117 El videoarte
surgió en 1965 con la aparición de la primera cámara de vídeo portátil (la Portapak de Sony). En esta modalidad destaca no sólo
su componente físico —la emisión de imágenes, generalmente en el marco de instalaciones o performances—, sino el mensaje
inherente a la imagen filmada, fusionando el mundo de la comunicación con la cultura popular. Exponentes de esta modalidad son
Nam June Paik, Dan Sandin, Bill Viola, Tony Oursler, etc.
El videoarte ha tenido una constante evolución desde sus inicios hasta nuestros días: la primera generación de videoartistas
(liderada por Paik) asimilaron el lenguaje televisivo —caracterizado por la espontaneidad y un componente lúdico en cuanto
medio de entretenimiento— transformándolo en una crítica a la simplificación de un medio potencialmente tan expresivo e
idóneo para la difusión de la cultura. Para estos artistas, la tecnología era un medio para denunciar la pérdida de valores inherente
a la nueva sociedad del consumo y de los medios de comunicación de masas, hecho que Paik sintetizó en su famosa frase
«ridiculizo la tecnología».118 Poco a poco el videoarte entró en los circuitos del arte convencional, y ya en 1969 la Galería
Howard Wise de Nueva York dedicó una exposición a este medio, titulada La televisión como medio creativo. El desarrollo de
esta técnica artística fue paralelo al de los nuevos adelantos tecnológicos: Dan Sandin fue uno de los principales introductores de
los efectos especiales, que tendrían un eco posterior en numerosas producciones televisivas y en vídeos musicales; Woody y
Steina Vasulka introdujeron el articulador digital de imagen, que permitía numerosos efectos de posproducción. En los años 1970
y 1980 el videoarte fue uno de los medios preferidos por numerosos artistas por su versatilidad y su rico lenguaje expresivo, por
lo que atrajo especialmente a colectivos como el feminista o los de reivindicación racial o de identidad sexual. Desde los años
1980 y durante los años 1990 el medio videoartístico se fue sofisticando, con creaciones cada vez más elaboradas que requerían
un complejo trabajo de posproducción, como en la obra de Bill Viola, caracterizada por sus grandes instalaciones centradas a
menudo en temas tan trascendentales como el nacimiento o la muerte. Por último, desde los años 1990 y en la primera década del
nuevo milenio el videoarte se acercó al mundo de la informática, aprovechando los nuevos adelantos —especialmente la
tecnología digital— para explorar nuevos campos de creatividad en el mundo de la imagen, siendo de destacar en ese contexto la
obra de Tony Oursler, que explora la emotividad humana en campos tan diversos —y a veces contrapuestos— como el humor y el
miedo.119
Láser
El láser es un dispositivo amplificador de luz por emisión
estimulada de radiación, que emite haces de luz de fase y
amplitud controladas. Los fundamentos teóricos para su
descubrimiento fueron formulados por Einstein en 1917, pero no
se desarrolló en la práctica hasta 1960 gracias a Theodore
Maiman. El láser tiene múltiples aplicaciones, desde las
telecomunicaciones y la holografía hasta la medicina, e
igualmente ha adquirido un valor artístico al ser utilizado como
medio de expresión, ya que la luz ha sido siempre uno de los más
potentes factores estéticos para el ser humano, dadas sus
cualidades visuales y su naturaleza etérea e inasible. El láser
emite una luz homogénea e inmutable, por lo que sus cualidades
El músico francés Jean Michel Jarre empleando el
intrínsecas y predecibles permiten su manipulación y su instrumento musical conocido como Arpa láser, en
concepción basada en un diseño previo. Otra característica que lo la que las cuerdas son sustituidas por rayos láser.
diferencia de otros medios artísticos basados en la tecnología es
la tridimensionalidad, ya que diversos haces de luces generan
volumen, por lo que en su concepción debe tenerse muy en cuenta la relación con el espacio que lo envuelve. Igualmente hay que
apreciar en su percepción el factor temporal, indisoluble en un medio que genera formas en el espacio. En arte se utiliza
básicamente en dos terrenos: la holografía láser y la animación láser. La holografía se basa en la reproducción de una imagen
incorporando el fenómeno de la difracción, que está ausente en fotografía, por lo que ésta es bidimensional y el láser permite la
reproducción tridimensional de una imagen. Esto se consigue con la interacción de las ondas originadas por una fuente luminosa
y las reflejadas en un objeto determinado, incidiendo la luz difractada y la reflejada en la placa holográfica; al incidir el láser
sobre el objeto éste se refleja en la placa, que luego restituye la imagen iluminando el holograma con el mismo tipo de luz,
creando por sustracción una imagen virtual del objeto. Por su parte, la animación láser se usa preferentemente en espectáculos
luminosos, dada la alta potencia luminosa de la radiación y su manipulabilidad de espesor y direccionalidad, así como las
múltiples variantes ópticas derivadas de su capacidad de filtrado y coloración. Estas características permiten su aplicación en
grandes espacios, por lo que el uso del láser es habitual en grandes eventos y espectáculos públicos, así como locales de ocio
como discotecas.120
Informática
El desarrollo de la informática ha generado nuevas formas de
creación artística, dado que abre un número ilimitado de
posibilidades en el terreno del diseño gráfico. En este campo la
herramienta primordial es el computador, para cuyo
funcionamiento hacen falta una serie de conocimientos
específicos, no asequibles al profano en la materia. Así, en el
computer art se conjugan ciencia y arte, rompiendo las clásicas
distinciones entre los diversos géneros del conocimiento humano
establecidos desde la Ilustración. En esta modalidad, el diseño y
el proceso mental de la creación artística están supeditados a los
conocimientos necesarios para plasmar el concepto ideado en un
lenguaje adaptado al medio informático. Así como en otros
Escena realizada utilizando técnicas digitales.
procedimientos técnicos —como la fotografía y el cine— hay una
relación entre el soporte y la obra, y ésta responde a las
características específicas de esos soportes, en la informática esa relación se pierde, ya que el ordenador no reproduce las formas,
sino que las genera. La creación es virtual, basada en una serie de procesos de computarización donde el diseño tiene un carácter
unitario, desarrollado sobre un conjunto integrado de tratamiento de datos. Un ordenador no puede trabajar sobre la realidad, ya
que incluso una imagen real debe ser digitalizada para poder ser tratada informáticamente. Esto provoca que cualquier proceso
informático sea autogenerado, y que cualquier diseño gráfico sea producto de un proceso mental traducido a un lenguaje
informático.121
Uno de los medios que más ha favorecido la creación artística con tecnología informática ha sido Internet, que por su rapidez de
difusión a nivel mundial ha permitido la interacción de numerosos artistas de todas partes del mundo. Esta modalidad ha recibido
numerosos nombres, como arte interactivo, arte web o net.art, y desde los años 1990 ha sido de los sectores artísticos que más ha
crecido, tanto a nivel de artistas consolidados como de artistas sin formación y amateurs. El aspecto más relevante de esta
modalidad es el contacto inmediato entre artista y espectador, sin necesidad de intermediarios, con la opción en numerosas
ocasiones de que el público participe en la creación artística, y que provoca que se diluya la determinación de la autoría artística.
Así, artistas como Olia Lialina, Jake Tilson y Heath Bunting han sido los responsables de numerosas iniciativas de arte en la red
que han tenido una rápida difusión internacional, algunas de ellas con planteamientos que trascendían el medio informático y
conectaban con la vida real en un conjunto multidisciplinar cercano a la performance, como el proyecto King's-Cross Phone-In de
Bunting, en el que anunciaba en Internet varios números de teléfono de una estación ferroviaria de Londres para que la gente
llamara y estableciera comunicaciones entre personas al azar.122
Sonido
Otro de los terrenos de experimentación del arte en las últimas décadas del siglo XX ha sido el sonido, en una búsqueda por
integrar este medio en las artes visuales, que generó una nueva forma de creación artística conocida como sound art o audio art.
Iniciado en los años 1960, tuvo su apogeo en los 1990, cuando se integró el sonido de forma frecuente en diversos medios
artísticos como la instalación, la performance, el ensamblaje o el arte cinético, a menudo en combinación con el vídeo y, más
adelante, con la informática. Uno de los pioneros en la experimentación con el sonido fue John Cage en los años 1950, a través de
la experimentación en sus composiciones musicales de la combinación entre sonidos y ruidos. Otro precedente fue el artista pop
Robert Rauschenberg, que incluyó el sonido en muchas de sus instalaciones y obras tridimensionales, como Radiodifusión
(1959), donde instaló tres radios detrás de un lienzo, con sus botones de sintonización en la parte delantera del cuadro. La
creciente utilización del sonido en el arte tuvo un primer reconocimiento en la exposición Para los ojos y los oídos, celebrada en
la galería Cordier & Ekstrom de Nueva York en 1964, con obras de Rauschenberg, Billy Klüver, Jean Tinguely o Vassilakis
Takis. Cabe destacar en estos primeros años la usual colaboración entre artistas y músicos, e inclusive con ingenieros de sonido
en numerosas ocasiones.123
El principal desarrollo de esta modalidad artística se produjo entre los años 1970 y 1990, con artistas como Laurie Anderson, Lee
Ranaldo, Brian Eno y Robin Rimbaud (apodado Scanner). Desde entonces, esta modalidad se ha enriquecido con las nuevas
tecnologías, y ha proliferado sobre todo gracias a Internet. El año 2000, la exposición Estampido sónico: el arte del sonido,
organizada en la Hayward Gallery de Londres, puso de manifiesto el creciente interés de los nuevos artistas por el sonido, cada
vez más ligado a la imagen en las nuevas creaciones multimedia de los artistas experimentales.124
Véase también
Arte
Historia del arte
Psicología del arte
Sociología del arte
Estética
Historia de la estética
Arte contemporáneo
Arte de los nuevos medios
El sueño (ópera gastronómica)
Arquitectura efímera barroca española
Arte urbano de Barcelona
Referencias
Notas
1. El término «efímero» proviene del griego ἐφήμερος (ephêmeros), que significa «que dura sólo un día», aunque
por extensión acabó significando «de corta duración», sin especificar un tiempo determinado, pero siempre con
la condición de su caducidad.
2. Término proveniente del italiano, donde graffiti es el plural de graffito, que significa «marca o inscripción hecha
rascando o rayando un muro».
Referencias
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