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PREPARACIÓN PARA LA VIDA PROFESIONAL

EVALUACIÓN FINAL

TEMA : SITUACIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA EN EL PERÚ

ALUMNOS
 ANGELA MARÍA VALLEJOS SÁNCHEZ
 FLAVIO DOMINGUEZ CCASANI
 MYRTHA ALLISON PAREDES HERENCIA
 NANCY OQUENDO CUBA
 HASON PALOMINO PRADO
 JOHN MARIO URRUNAGA PRADO
 LISBETH CHOQUE CHARA

DOCENTE: LUIGI ALBERTO SÁNCHEZ UGARRIZA

15 de octubre de 2022

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SITUACIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA EN EL PERÚ

INTRODUCCIÓN

Como sabemos, el poder judicial es el órgano encargado de administrar justicia, tal


atribución le fue encomendada por el Estado y se encuentra consagrada en el art.
139 inc. 1 de la Constitución Política del Perú. Por tal razón, tiene la exclusividad y
facultad de resolver conflictos de intereses con relevancia jurídica en pro de la paz
social. Sin embargo, tal atribución poder-deber, ha sido corrompida por la
corrupción, dicho mal que aqueja a nuestra sociedad.

Es más, en los últimos años hemos sido testigos de hechos sin precedentes, con el
conocido caso de los “cuellos blancos del puerto”, en el cual se involucran a jueves
y fiscales, vinculados al crimen organizados por los delitos de narcotráfico. Donde
hemos sido testigos como la entidad administrativa de justicia desde su interior
genera y emana injusticia contra el estado, ningún país logrará desarrollarse
económica y socialmente si es que no cuenta con un Poder Judicial capaz de
administrar justicia de una manera eficaz y confiable.

En el Perú, sin embargo, la labor judicial está muy lejos de cumplir siquiera con uno
de estos objetivos. La administración de justicia en el Perú requiere de un cambio
para solucionar los problemas que tiene y así responder a las necesidades de los
usuarios y recuperar el prestigio de los jueces y de la institución. Es cierto que el
sistema judicial abarca a personas e instituciones públicas y privadas que no están
en el Poder Judicial como son, entre otras, el Tribunal Constitucional, el Ministerio
de Justicia, los abogados, las facultades de Derecho, los colegios de abogados y
los estudiantes de Derecho; sin embargo, nos enfocaremos en el Poder Judicial por
ser especialmente representativo.

SITUACIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA EN EL PERÚ:

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Diremos en el marco filosófico, la expresión administración de justicia tiene una
visión polisémica y, por lo tanto, dicha variable tiene una fuente equívoca que es
designada para diferentes realidades filosóficas y ontológicas desde el punto de
vista del ejercicio de la función jurisdiccional.

Por otro lado, esta expresión hace referencia a todo aquello que ayude a la
realización del quehacer constitucional y legal de los magistrados, medios
materiales, y todos los actos procesales, llegando así a la trascendencia jurídica
que tienen sus implicaciones en el quehacer social.

El Poder Judicial, dentro de un estado social y democrático de derecho, cumple con


su servicio de tutela judicial respetando las normas y supremacía constitucional. El
rol del juez como miembro del Poder Judicial legitimado y habilitado por la
Constitución y las leyes para ejercer la función de administrar justicia, debe ser
desempeñado de modo independiente e imparcial que garantice el respeto
irrestricto de los derechos y libertades que corresponden a las personas.

La Constitución vigente establece que la potestad de administrar justicia emana del


pueblo, lo ejerce el poder judicial, por intermedio de los Juzgados y Tribunales,
jerárquicamente integrados en un solo organismo (art. 138).

Como sabemos en la actualidad la labor de los operadores de justicia.


Indudablemente el sistema de administración de justicia viene siendo sometido a
una constante corrupción y crisis de capacidad de sus funcionarios, que de forma
lenta, deficiente y parcial administración de justicia; perjudican la credibilidad de la
institución donde se imparte justicia, dejando en incertidumbre a la población, en
desmedro del Estado de derecho. Desde años atrás se ve como está infectado el
Consejo Nacional de la Magistratura, personajes de la Corte Suprema y Fiscalía
Suprema, al punto de que muchos de sus miembros son investigados bajo cargos
de haber integrado organizaciones criminales, desde las épocas de Montesinos que
en algún momento creímos estar superadas; pero a la fecha continua, estos hechos.

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En ese mismo sentido, la carga procesal que ostenta el Poder Judicial, con algunas
investigaciones judiciales entre los años 2018 y 2020, señalan que existe un retraso
en miles de expedientes cuya atención no ha sido valorada por múltiples razones,
los despachos judiciales se encuentran saturados de expedientes pendientes de
resolver. Sin embargo, la carga procesal no justifica los actos de corrupción de los
magistrados, pero sí, nos permite comprender e identificar uno de sus factores
condicionantes. En la actualidad, en el Perú se han penalizado muchas conductas
que se enmarcan en los tipos de corrupción, estas conductas están tipificadas en el
Código Penal, y en el derecho administrativo son consideradas faltas
administrativas, entre ellas tenemos: el Cohecho, el Peculado, Colusión,
Malversación de fondos, Tráfico de influencias, enriquecimiento ilícito, concusión y
negociación incompatible.

El Estado, en su normativa legal, en especial en la constitución del Estado,


establece en los artículos 39, 41 y 44, la lucha contra la corrupción. Estas políticas
públicas aprobadas por el Estado, y en concreto por el Poder Judicial, se deben a
que el Perú ha suscrito una serie de tratados internacionales que lo obligan a asumir
decisiones institucionales para una lucha efectiva contra la corrupción.

Cabe señalar que la Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción (2003),


propone y adecúa medidas que sancionan, descubren e investigan a quienes actúan
a favor de la corrupción. De igual modo lo hace la Convención Interamericana de
Lucha contra la Corrupción (1996), pero también se promueven acciones de
cooperación internacional, así como acciones preventivas para afrontar este flagelo
estructural de la administración pública. A ello se añade la Ley N°27482, que regula
la declaración jurada de ingresos y de bienes y rentas de los funcionarios y
servidores públicos del Estado, que obliga a todo funcionario público y servidor del
estado a presentar declaración jurada al asumir y cesar sus funciones con el estado
(artículos 40 y 41 de la Constitución Política del Perú), en función del principio de
publicidad.

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Es así, que el Poder Judicial, desde hace algunos años, cuenta con una serie de
lineamientos (políticas públicas) aprobados, que tienen como propósito combatir la
corrupción. Sin embargo, hasta la fecha no ha tenido un impacto favorable y
significativo, lo que indica que se está frente a un continuo fracaso para afrontar el
flagelo de la corrupción. Según el portal web de la OCMA, en 2020 se tenía 213
investigaciones con propuesta de destitución a magistrados por diversa índole,
entre ellos las relaciones extraprocesales, retardo en la administración de justicia,
falta de motivación y actos de corrupción y otros, resaltando la investigación al
expresidente de la Corte Superior de Justicia del Callao (Investigación Definitiva
N°01676-2018 Callao), Walter B. Ríos Montalvo, por la comisión de actos
extraprocesales en la designación indebida de jueces supernumerarios y por haber
tenido injerencia en el Consejo Nacional de la Magistratura en el nombramiento de
jueces y fiscales a nivel nacional.

A pesar, que estas autoridades tienen formación profesional, ostentan títulos,


diplomas, acreditaciones, publicaciones, perfeccionamiento a escala nacional e
internacional, acceso a la tecnología, gocen de buenos sueldos, apoyo de auxiliares,
etcétera. Pero la falta de los valores morales, éticos no permite que se vea mejorar
y cambio en el Sistema de la Administración de Justicia; Es necesario restablecer
el derecho fundamental de acceso a la justicia que se ve afectado por la corrupción,
para ello, se requiere desarrollar profundas reformas institucionales en el Sistema
de la Administración de Justicia en el Perú.

Por otra parte, podemos decir que la administración de justicia, esta es su peor
etapa ya que la situación de corrupción en la que estamos viviendo nos llama a
reflexionar que está sucediendo con nuestros magistrados de justicia. Como
sabemos, el estado peruano se organiza bajo el principio de la separación de
poderes, el poder ejecutivo, legislativo y judicial.

INSTITUCIONES DEL SISTEMA JUDICIAL PERUANO

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El Poder Judicial del Perú es un organismo de la República del Perú constituido por
una organización jerárquica de instituciones, que ejercen la potestad de administrar
justicia, que emana del pueblo. En el ejercicio funcional es autónomo en lo político,
administrativo, económico, disciplinario e independiente en lo jurisdiccional, con
sujeción a la Constitución.

PODER JUDICIAL: El Poder Judicial es uno de los tres pilares que sostienen el
estado democrático de derecho en nuestro país, junto al Poder Ejecutivo y Poder
Legislativo. Está conformado por tribunales de diversa competencia tales como
corte suprema, corte de apelaciones, civil, penal, laboral, cobranza y familia.
JUNTA NACIONAL DE JUSTICIA: Es un organismo constitucionalmente autónomo
e independiente que se encuentra sometido a la Constitución, a su ley orgánica y a
las demás leyes sobre la materia. Constituye un pliego presupuestario.
MINISTERIO PÚBLICO: El Ministerio Público es el organismo autónomo del Estado
que tiene como funciones principales la defensa de la legalidad, los derechos
ciudadanos y los intereses públicos, la representación de la sociedad en juicio, para
los efectos de defender a la familia, a los menores e incapaces y el interés social.
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: Es el órgano supremo de interpretación y control
de la constitucionalidad. Es autónomo e independiente, porque en el ejercicio de
sus atribuciones no depende de ningún órgano constitucional. Se encuentra
sometido sólo a la Constitución y a su Ley Orgánica - Ley Nº 28301.
ACADEMIA DE LA MAGISTRATURA: es la institución oficial del Estado peruano,
que tiene como finalidad desarrollar un sistema integral y continuo de capacitación,
actualización, perfeccionamiento, certificación y acreditación de los magistrados del
Poder Judicial y del Ministerio Público en todas sus instancias.

Problemas de la administración de justicia


Entre los problemas de la administración de justicia podemos mencionar los
siguientes:

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La lentitud en la resolución de los conflictos, la acusada mercantilización de la
justicia, la corrupción, la dificultad de acceso y la discriminación.

La lentitud o demora en la administración de justicia ha sobrepasado los tiempos


legales permitidos pudiéndose afirmar que la duración de un juicio es ahora incierta
y esto se deba posiblemente al embotellamiento de las causas y también a la
limitada capacidad operativa de la administración de justicia. Sin embargo, también
existe mucha burocracia para los trámites de procedimientos y normas que en cierta
manera obstaculizan el desarrollo normal de los procesos. A todas luces se puede
ver que el problema principal de la administración de justicia en el Perú es la
corrupción.

La corrupción es fuente y consecuencia a la vez de la ineficiencia del Poder Judicial.


Se podría decir que son problemas de la administración de justicia la lentitud de los
procesos, la falta de predictibilidad de los fallos judiciales, y la falta de preparación
de los jueces, entre otros. Pero todos estos problemas son secundarios y ceden el
lugar principal a la corrupción.

COMO LA PROVISIONALIDAD EN EL NOMBRAMIENTO DE JUECES Y


FISCALES INFLUYEN EN SUS DECISIONES

La función judicial es una pieza fundamental en la estructura y el desarrollo del


modelo político que se abre paso con el estado constitucional. La función judicial,
como se ha dicho, está ordenada para controlar el ejercicio del poder político y
también para contribuir a que se garantice el ejercicio de los derechos
fundamentales a la ciudadanía. Es por tal motivo que los jueces y lo que ellos
representan constituye un factor de carácter político por su relación con la forma
que adquiere el ejercicio del poder del Estado.

Podemos decir, en relación de cómo la provisionalidad en este caso en el


nombramiento de Jueces; cabe señalar, que los jueces provisionales están

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previstos en la Constitución peruana con carácter de excepción y sólo para llenar
vacantes, pero esta excepción se ha convertido en regla. Este alto porcentaje de
jueces provisionales, afecta seriamente el derecho de la ciudadanía a una adecuada
administración de justicia. No se trata sólo de que la selección de jueces
"provisionales" sea realizada por un órgano que no es el estipulado en la
Constitución, sino que además se permite a esos jueces ejercer funciones para las
que no han sido preparados ni evaluados conforme a lo que manda la
Constitución. Además, el órgano pertinente el Consejo Nacional de la Magistratura,
no está en condiciones de evaluar la conducta ética de un juez "provisional" a lo
largo de su carrera judicial. El Estado señala en su respuesta que el control
funcional de los magistrados del Poder Judicial se realiza por el Órgano de control
de la Magistratura (OCMA) y por las Oficinas Distritales de Control de la
Magistratura (ODICMAS) conformadas en cada uno de los 25 Distritos Judiciales
del país. Este es precisamente el punto. La Constitución peruana confiere esta
competencia al Consejo Nacional de la Magistratura, pero es ejercida por órganos
que han sido creados por el Estado para reemplazar a los órganos
constitucionales. El Consejo Nacional no puede confirmar en sus cargos a estos
jueces, ya que sólo está facultado para confirmar a jueces titulares. En
consecuencia, se trata de un sistema judicial que está permanentemente en manos
de jueces "provisionales", quienes, en general, no tienen las calificaciones
requeridas para cumplir las tareas que les han sido asignadas. La independencia
del sistema judicial se ve socavada además por el hecho de que los jueces
"provisionales" pueden ser destituidos sin expresión de causa. Los jueces
"provisionales" no gozan del derecho a la estabilidad en el cargo cuando se les
coloca en un plano de aproximada igualdad con los jueces titulares, lo que hace que
su permanencia dependa de una decisión unilateral del Gobierno.

Podemos decir que, sobre la provisionalidad de fiscales, que la Ley Nº 26738, del 6
de enero de 1997, modificó la Ley Nº 26623 y concedió a la Comisión Ejecutiva la
facultad de designar “Fiscales Supremos superiores y provinciales
provisionales". Suspendió la aplicación de criterios tales como la antigüedad, la

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especialización de los fiscales, así como la facultad del Fiscal de la Nación de
designar Fiscales Supremos. Esta ley declaró que el Ministerio Público se
encontraría en estado de "reorganización" hasta diciembre de 1998, plazo que se
extendió hasta el año 2000 (supra). La ley dispone que el Fiscal de la Nación, al
asumir el cargo, debe prestar juramento ante la Comisión Ejecutiva del Ministerio
Público.

Por último, en consecuencia, la Academia de la Magistratura no ha podido graduar


a un solo abogado como candidato a fiscal ni preparar a ningún fiscal para el
ascenso. El Consejo Nacional de la Magistratura no puede cumplir sus funciones
de evaluar a los candidatos para nombrar fiscales titulares. Por inexistencia de
fiscales titulares, la Comisión Ejecutiva del Ministerio Público ha seguido nombrando
fiscales "provisionales", seleccionando personas para que cumplan cargos
jerárquicamente superiores para los que no han sido evaluados ni nombrados por
el Consejo Nacional de la Magistratura según lo dispuesto en la
Constitución. Actualmente más del 80% de los fiscales del Perú son "provisionales".
La provisionalidad de los jueces y fiscales en el sistema judicial peruano es un
problema de gran importancia, que altera los significados de los valores
representados en este espacio institucional: la imparcialidad, la independencia, la
idoneidad, entre otros, son postergados o anulados por efecto del problema que
implican la ausencia de jueces y fiscales titulares.
La provisionalidad, sólo puede ser tratada como una excepción sobre reglas y
principios que ocasionan en la conformación de la idea de juez y también a los
requerimientos constitucionales y legales para el ejercicio de la función fiscal. En
concreto la expresión “provisionalidad” se refiere al supuesto de quien ejerce la
función judicial sin tener título para ejercerla en el cargo específico. En rigor, los
jueces provisionales y los jueces supernumerarios. Los primeros son jueces titulares
y en caso de vacancia, licencia o impedimento ocupan el nivel superior inmediato
vacante. Los segundos, en cambio, son aquellos que no habiendo obtenido la plaza
de Juez Titular aceptan incorporarse al registro de Jueces Supernumerarios en su
nivel, siempre y cuando se encuentren en el cuadro de aptos elaborado por la Junta

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Nacional de Justicia, para cubrir plazas vacantes conforme al artículo 239 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial, y siempre que no haya reemplazantes hábiles.

Por último, según una información proporcionada por la secretaria de la cámara del
Poder Judicial en abril del 2022, las ausencias de jueces titulares representan un
gran problema, existen más de 3,626 jueces en nuestro país, pero solo 1532 son
titulares, 779 son jueces provisionales y 1,315 son supernumerarios. Eso quiere
decir, que solo el 42.25% de jueces de la republica son titulares. Como podemos
apreciar, un déficit significativo y preocupante que va en aumento en los últimos
años.

CONCLUSIONES:

 La administración de justicia es una función pública que debe ser


suministrada de manera eficiente y oportuna por el estado.
 El desprestigio de la institución judicial es notable en actualidad. Sin
embargo, no es correcto atribuir toda la responsabilidad de esta situación a
los actuales integrantes del Poder Judicial. Porque los jueces o fiscales la
reforma judicial le compete a quienes tienen a su cargo la labor justiciable.
Por su parte, los otros poderes del estado Legislativo y Ejecutivo, han
insistido en que dicha labor de revisión y enmienda les compete. Finalmente,
este interés también lo tienen las organizaciones nacionales e
internacionales.

 Podemos concluir contextualizando lo vertido en el siguiente ensayo que, se


tiene que dar dicha reforma judicial desde el actual Gobierno con acciones
que no erosionan gravemente la independencia del Poder Judicial; ya que en
lo que respecta a futuro Jueces y fiscales serán hostigados, trasladados,
removidos o aún acusados penalmente en los casos que estos han adoptado

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decisiones que afectan los intereses del sector político del Gobierno de
turno. La falta de garantía respecto a la toma de decisiones ha hecho a que
los jueces vulneren y manipulen a los fiscales con menos chance de ser
evaluados con dignidad.
 Consideramos, que se debe promover un cambio que responda a la
emergencia del estado, sin perder de vista el largo plazo para superar la
provisionalidad en el Poder Judicial.
 Por otra parte, en el caso de las facultades de derecho, el plan debería
contemplar la construcción de una alianza específica con las universidades
para promover dos objetivos de interés para la Junta Nacional de Justicia,
para el sistema judicial y para el país en su conjunto.
 Por otro lado, la mejora en la calidad de los estudios de derecho y, ii) por otro
lado, la posibilidad de contar con candidatos más aptos para ocupar las
plazas de jueces y fiscales.
 Un Poder Judicial eficiente y confiable solo es posible con la participación de
todos, los jueces, desarrollando su vocación, permitiendo se genere una
jurisprudencia basada en resoluciones debidamente motivadas. Los otros
poderes del estado, reformando leyes, para lograr un eficiente desempeño
en el Sistema. El Poder Judicial, como institución, actuando con objetividad,
independencia y espíritu de decencia institucional.
 El acceso a la justicia es un derecho, que el estado nos la garantiza. Sin
embargo, la realidad nos muestra que no es accesible a los sectores más
pobres de nuestro país y el Estado no responde a esta necesidad de manera
adecuada. Ello se debe a la existencia de barreras de índole económica,
política, social y cultural que impiden o limitan a la población las posibilidades
para exigir justicia ante alguna vulneración de sus derechos, puesto que se
considera inútil, innecesario o porque no está dentro de las prioridades. El
Estado es el principal responsable de garantizar el acceso de los más pobres
a la justicia.
 La provisionalidad que afecta el sistema judicial peruano de forma alguna
podría resultar compatible con lo que un sistema democrático constitucional

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demanda de la justicia y los jueces. La posición de los fiscales provisionales
es semejante a la descrita debido a la precariedad de los criterios para su
nombramiento con todo lo exigido: es una forma de “estado de cosas
inconstitucional”. Un sistema judicial que carece en modo significativo de las
condiciones exigidas por la Constitución a los jueces y a los fiscales donde
la independencia, la imparcialidad y las condiciones específicas para cada
caso se mantienen ausentes.

BIBLIOGRAFIA

DERECHO, P. p. (2022). Código de Ética del Abogado. Obtenido de


https://lpderecho.pe/codigo_etica_abogado_actualizado

HUMANOS, A. I. (2017). La enseñanaza del derecho en el siglo XXI. Obtenido de


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https://revistas.pucp.edu.pe/index.php/iusetveritas/article/view/15378

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