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Código penal

Un código penal es un código o documento que compila


todo, o una cantidad significativa, del derecho penal de
una jurisdicción en particular. Por lo general, un código
penal contendrá delitos reconocidos en la jurisdicción,
las sanciones que podrían imponerse por estos delitos y
algunas disposiciones generales (como definiciones y
prohibiciones de enjuiciamiento retroactivo).1 Los
códigos penales son relativamente comunes en las
jurisdicciones de derecho civil, que tienden a construir sistemas legales en torno a
códigos y principios que son relativamente abstractos y los aplican caso por caso.
Por el contrario, no son tan comunes en las jurisdicciones de derecho anglosajón.

Los códigos penales generalmente se apoyan por su introducción de coherencia


en los sistemas legales y para hacer que el derecho penal sea más accesible para
los laicos.2 Un código puede ayudar a evitar un efecto paralizador cuando la
legislación y la jurisprudencia parecen ser inaccesibles o incomprensibles para los
que no son abogados. Alternativamente, los críticos han argumentado que los
códigos son demasiado rígidos y que no brindan suficiente flexibilidad para que la
ley sea efectiva.

Todo parece indicar que el 2014 seguirá el impulso


del año donde se presentó la reforma judicial: si
bien una de las primeras movidas para reformar el
sistema de justicia será el abordaje del nuevo
Código Penal, a esto se sumará las reforma
procesal penal, el nuevo Código Civil y de
Comercio, y modificaciones en la justicia contencioso administrativa.

Si bien en los últimos días los rumores sobre los alcances del nuevo Código –que
no llega a los 300 artículos– abrieron debate en diferentes áreas del estamento
judicial donde se criticaron y se pusieron en duda la duración de las penas, BAE
Judicial conversó con el coordinador de la comisión encargada de elaborar el texto
para el nuevo Código, Roberto Carlés, quien explicó que las penas fueron
revisadas a fin de adaptarlas: algunas fueron elevadas y otras disminuidas.

En este contexto, Carlés explicó a BAE Judicial que “lo que motivó iniciar un
proceso de reforma es que no existe un Código Penal como tal. El Código debe
dar sistematicidad al conjunto de normas, debe tener penas proporcionales. El
Código es de 1921 y sufrió infinidad de reformas y poco quedó del texto original”.

Lo cierto es que con más de novecientas reformas parciales, el Código Penal se


convirtió en un sistema tendiente a generar
incertidumbre judicial por lo cual bajo la orden de la
Presidenta se avanzó para que la comisión -presidida
por el juez de la Corte Raúl Eugenio Zaffaroni-
echara por tierra las contradicciones del viejo texto
para lograr un único código que buscará, entre otras
cosas, un equilibrio en las escalas punitivas y una
necesaria seguridad jurídica.

Cabe mencionar como ejemplo el absurdo que se origina cuando un robo con
arma con la participación de un menor, pueda tener la misma pena que u
homicidio; o que el secuestro de una mujer embarazada pudiera tener una pena
similar o inferior que su homicidio.

“Hace falta un Código Penal porque no lo tenemos, lo han demolido y lo han


destruido. Creo que nunca tuvimos un momento de legislación penal peor que
éste”, así el ministro de la Corte Suprema de Justicia Eugenio Zaffaroni explicaba
a la necesidad de que la Argentina se embarcara en un modelo de reforma para
dar cumplimiento al mandato de la Constitución Nacional, donde se aboga por la
sanción de una única ley que abarque todas las disposiciones referidas a la
materia y la normativa legal en forma orgánica, sistemática y racional.

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