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ISFDC y T “Félix Atilio Cabrera”

Profesorado de Educación Superior en Ciencias de la Educación


Psicopedagogía.
Docente: Mendieta Diana.
Cohorte 2018

La Educación Hospitalaria:
Un derecho y una necesidad.

Britez Nayla Anahi.


naylaanahibritez02@gmail.com
Ibarra Adela Viviana.
adelaibarra08@gmail.com
Maciel Agustín Facundo.
agus_96_03@hotmail.com
Oviedo Ricardo Inocencio.

Palabras Claves:
Educación Hospitalaria: La Educación Hospitalaria y Domiciliaria (EDyH) es la
modalidad del Sistema Educativo destinada a garantizar el derecho a la educación de
los alumnos que, por razones de salud, no pueden asistir con regularidad a su institución
educativa.

Derecho: conjunto de principios y normas, generalmente inspirados en ideas de


justicia y orden, que regula las relaciones humanas en toda sociedad y cuya
observancia puede ser impuesta de forma coactiva por parte de un poder público
Resumen: La educación hospitalaria es una modalidad relativamente nueva del sistema
educativo argentino, tuvo sus orígenes en Europa, y luego fue traída a Latinoamérica y adoptada
en nuestro país de manera legislada en 1946, es allí donde comienzan los desafíos para buscar
que los sujetos que deban acceder a esta modalidad, reciban una educación de calidad y además
el trato humano que merecen, debemos considerar todas las dimensiones que atraviesan a una
persona que está cursando una enfermedad, además de la forma en como esta afecta a su
entorno. Es por ello, que abordaremos el rol que cumple la psicopedagogía en la educación
hospitalaria, y de que forma contribuye a ayudar al sujeto y su entorno.

Introducción
El siguiente trabajo fue desarrollado en la cátedra de Psicopedagogía, en el mismo se busca
abordar la educación en diferentes contextos, centrándonos en este caso en la Educación
Hospitalaria.
Estamos hoy en día en una sociedad que va sufriendo cambios de una forma cada vez más
acelerada, esto se ve reflejado en la educación la cual debe ir adaptándose a estos cambios para
lograr su finalidad primera, la cual es formar personas integrales que puedan desenvolverse en
sociedad. En esta búsqueda de formar personas, el sistema educativo tiene la tarea y obligación
de llegar a todos los habitantes de nuestro país. Es aquí donde la diversidad de contextos
educativos busca llegar a esos rincones donde las instituciones educativas tradicionales no
pueden.
La educación hospitalaria y domiciliaria se encuentra dentro del programa de atención a la
diversidad, en la escuela inclusiva. Por ello, se requiere el conocimiento y la búsqueda de sus
orígenes y su evolución posterior, para construir un futuro alentador y propiciar una educación
inclusiva.
La ley de educación nacional Nº26.206 en el Titulo II, Capitulo XII plantea la “EDUCACIÓN
DOMICILIARIA Y HOSPITALARIA”, la misma tiene por objetivo permitir la igualdad de
condiciones a aquellas personas que estén cursando los niveles obligatorios, y que por diversos
motivos de salud no puedan asistir con regularidad a su institución educativa. Se busca con esta
modalidad educativa que puedan continuar con su trayectoria escolar, para que luego puedan
reinsertarse a la modalidad tradicional, si así pudieran hacerlo.
Desarrollo
Educación Hospitalaria
La actividad pedagógica es un complemento de la acción médica en los hospitales, ha tomado
carta de naturaleza desde ya varios años en muchos países, la razón fundamental estuvo en las
frecuentes y severas alteraciones psicológicas que sufrían los niños que eran ingresados durante
largos períodos en los hospitales, alejados de su entorno familiar.
Cuando se busca definir a la Educación Hospitalaria, se debe realizar un recorrido histórico
breve, considerando que esta modalidad es reciente y comenzó en el siglo XX, es por esto
también que esta terminología ha recibido cambios con el correr de los años.
En Europa como señala Sigerist (2006), el verdadero precursor fue Johann Frank (1745‒1821),
como pionero de la Medicina Social, quien creía que la condición natural del ser humano es
gozar de salud y felicidad, y que la educación es el medio de iluminarla. Estas ideas siguen
avanzando en la actualidad, y dan lugar a una nueva disciplina como es la Pediatría Social
(García‒Caballero, 2001), que supone una actividad peculiar del médico para promover la salud
y prevenir y curar la enfermedad, de manera multidisciplinar.
Retrocediendo al siglo XIX, nos encontramos con que surgen en Francia las primeras
intenciones y preocupaciones vinculadas con la Pedagogía Hospitalaria. En un primer lugar,
fueron particulares externos al mundo de la Pedagogía y la Educación (enfermeros, auxiliares,
etc.), los que empezaron a gestionar las primeras acciones pedagógicas dentro de los centros
sanitarios y con niños y niñas hospitalizados/as. No siendo hasta momentos más tardíos cuando
la figura del profesional de la Educación se personificó en estos escenarios (García Docampo,
2015).
La primera intención que surge para con los niños/as hospitalizados o enfermos, eran más de
carácter social y lúdico, no siendo hasta años más tardes cuando iría progresivamente surgiendo
una intención resolutiva de los problemas de escolaridad de los discentes, intentando evitar el
“hospitalismo” y buscando generar estabilidad emocional (Teijeiro, 2010).
Siempre ha existido una preocupación hacia los niños/as que han estado en una situación de
enfermedad, y se ha buscado el trato humanitario, dentro de estas preocupaciones la que surgió
con el tiempo fue la de su educación.
Asimismo, aparece un progresivo interés en ampliar la Pedagogía hospitalaria hacia la década
de los 90. Indican González – Simancas y Polaino – Lorente (1990) que, amplía sus horizontes
y ya contempla la necesidad de trabajar “en beneficio de los enfermos, cualquiera que sea su
edad y condición”
De forma lenta, pero continua, se va transitando de una pedagogía terapéutica más restringida a
una pedagogía hospitalaria más amplia y extensa, pasando todo esto por un momento en el que
la educación inclusiva juega un papel fundamental.
Partimos y acordamos con el pensamiento que la Pedagogía Hospitalaria “es la rama diferencial
de la Pedagogía que se ocupa de la atención educativa del niño enfermo u hospitalizado, de
manera que no se retrase en su desarrollo personal ni en sus aprendizajes, a la vez que procura
atender a las necesidades psicológicas y sociales generadas como consecuencia de la
hospitalización y de la concreta enfermedad que padece” (Lizasoáin, Olga 2000). Así, “La
Pedagogía Hospitalaria consiste en la implementación y desarrollo de un sistema educativo que
cubra las necesidades de los niños, niñas y/o jóvenes en edad escolar que por razones de
enfermedad, accidentes o convalecencia permanecen largos períodos hospitalizados y no pueden
asistir al sistema formal de educación”. (Lizasoáin y Polaino, 1996).
Partimos y acordamos con el pensamiento que la Pedagogía Hospitalaria “es la rama diferencial
de la Pedagogía que se ocupa de la atención educativa del niño enfermo u hospitalizado, de
manera que no se retrase en su desarrollo personal ni en sus aprendizajes, a la vez que procura
atender a las necesidades psicológicas y sociales generadas como consecuencia de la
hospitalización y de la concreta enfermedad que padece” (Lizasoáin, Olga 2000). Así, “La
Pedagogía Hospitalaria consiste en la implementación y desarrollo de un sistema educativo que
cubra las necesidades de los niños, niñas y/o jóvenes en edad escolar que por razones de
enfermedad, accidentes o convalecencia permanecen largos períodos hospitalizados y no pueden
asistir al sistema formal de educación”. (Lizasoáin y Polaino, 1996).
Historia de la educación hospitalaria en Argentina
En la argentina se trabaja en las distintas instituciones tanto públicas como privadas por una
educación cada vez más inclusiva y generadora de oportunidades para todas y todos, un país
pionero en la consideración y reconocimiento público sobre las Escuelas Hospitalarias, antes
denominada Aulas Hospitalarias hoy denominado por la normativa vigente como modalidad
educativa.
El análisis de esta realidad es clave para reflexionar y debatir sobre el impacto que produce una
estadía hospitalaria prolongada en los pacientes y las pacientes, en sus familias y en los centros
de referencia. También es preciso estudiar cómo el dispositivo del Aula Hospitalaria les
aproxima a su entorno y al centro escolar en el Hospital
La aparición de la Escuela Hospitalaria se debe al Dr. Ricardo Gutiérrez, director del Hospital
de Niños, el 1 de abril del año 1922, quien trabajó en las décadas de 1910 y 1920 en
instituciones hospitalarias nacionales (Gallardo y Tayara, 2009a). Debido a las largas
internaciones que había en el servicio de Traumatología, un médico de sala solicitó maestras o
voluntarios para ocupar el tiempo libre de los pacientes ingresados. Más tarde, se consideró que
no solamente era para aquello, sino que también se podía introducir actividades propias de la
educación formal. A partir de entonces lo que eran maestras voluntarias pasaron a ser maestras
contratadas. A dicha experiencia se le llamó la Escuela ambulante del Hospital Durand.
La transformación del servicio puede vincularse también con cambios en los modelos de salud
pública y hospitalización, con criterios más globales y sociales en la medicina, que consideraba
no sólo la medicación que se le daba a los pacientes sino las condiciones exigidas para esta
recuperación, luchando contra el aislamiento infantil por largos periodos de hospitalización
(Paviglianiti, 1988)
Con el tiempo, en cuestión de un par de décadas, el servicio fue tomando forma y reforzando la
entidad de sus labores, tan diferentes y aledañas a la vez al mundo médico en que se
desenvolvían.
En el Hospital Durand se originó un aula-taller incluyó a voluntarias, maestras de grado y
profesoras que tuvieran que ver con lo artesanal, profesoras de manualidades; el objetivo de esto
era la enseñanza de las primeras letras, que tenía correlación con todo el movimiento nacional
que había surgido en la lucha contra el analfabetismo. (García, 2014)
Debido al movimiento generador de la atención educativa y de la concientización de las
situaciones de abandono de la infancia, y con los resultados que pudieron verse con el correr de
los años y en función también de decisiones políticas, se solicitó al Consejo Nacional de
Educación el funcionamiento oficial de la Escuela Hospitalaria, y así es como se oficializa la
primera Escuela Hospitalaria que es la Escuela del Hospital de Niños (actual Hospital Ricardo
Gutiérrez) el 19 de septiembre de 1946. (Proyecto Escuela de E. Hospitalaria nº 1, 2011)
En los inicios las Escuelas Hospitalarias tenían una gran flexibilidad en su atención, así como su
diversidad de destinatarios, lo que nos hace dar cuenta del carácter abierto que tenían estos
espacios.
Otro médico muy influyente fue el Dr. Ramón Carrillo ya que contribuyó a la conformación del
área, era el ministro de Salud de Juan Domingo Perón, y en esta época se crearon los famosos
Sanatorios y Policlínicos, se dio cabida a los sectores más pobres. Todo ello en el marco de una
política pública que declaraba la salud y la educación debían ser derechos garantizados por el
Estado. Por lo tanto, la experiencia se oficializa por medio del Ministerio de Educación de la
Nación, y van apareciendo las distintas Escuelas Hospitalarias en cada uno de los hospitales que
se van creando y dependían de la autoridad estatal. Además, las experiencias de Buenos Aires se
extendieron a otros lugares: La Plata, Córdoba, Cosquín, Misiones, Chubut, Tucumán, Rawson
y otros lugares del sur del país. Por ese entonces también se creó la Escuela Domiciliaria,
denominada Escuela Ambulante en 1948. (García, 2014)

Factores que intervienen en la educación Hospitalaria


El personal que trabaja en las aulas hospitalarias y en los equipos de atención domiciliaria no
recibe un alumnado homogéneo, ni por edad, ni por niveles educativos, ni siquiera por
patologías médicas. El tratamiento debe ser individualizado y adaptado a sus necesidades, pues
las personas no se enfrentan a una misma enfermedad del mismo modo. (Palomares, Sánchez y
Garrote, 2016)
Sabemos y entendemos que cada persona transita su enfermedad a su manera, y que esta
siempre va a influir en las emociones del sujeto que aprende, necesitamos que el personal que
este abocado a la tarea de enseñar comprenda todas estas realidades que atraviesan a las
personas y que estén capacitados para brindar una educación de calidad, contemplando siempre
lo humano por, sobre todo.
Los docentes deben considerar adecuadamente las circunstancias que rodean a la niña y al niño
hospitalizados, siendo muy importante emplear una serie de técnicas, encaminadas a fomentar
su creatividad, perfeccionamiento de sus destrezas, habilidades y capacidades manipulativas, y
la utilización de las TIC, como observan Serrano y Prendes (2015).
En estas aulas-taller, se crea un clima propicio para el intercambio de experiencias entre el
alumnado hospitalizado, en el aula y también durante el tiempo que pasan en las dependencias
compartidas del hospital: en los pasillos, en la sala de juegos, en sus habitaciones. Se procura
que sientan lo menos posible la lejanía de su ambiente familiar y social. Por ello, el Aula es un
espacio abierto y flexible, atento a las necesidades de las niñas y los niños hospitalizados, donde
consiguen ir libremente con la posibilidad de ausentarse y luego volver a reincorporarse a sus
tareas escolares, siempre que no sean requeridos por cuestiones sanitarias.
En estas actuaciones de atención a la diversidad, se tienen presentes otros componentes
decisivos para el desarrollo del trabajo de los docentes: los padres y las madres, y el personal
sanitario. En efecto, como indican Olivares, Méndez y Ros (2002), la relación con los padres y
las madres ha de ser permanente, por ser los primeros en orientar al personal docente sobre el
nivel educativo de sus descendientes, y sirven de nexo de unión entre los tutores y las tutoras
del centro escolar y los del Aula Hospitalaria.
La hospitalización provoca en el paciente o la paciente, miedo a lo desconocido, a ser valorado
por personas a quienes desconoce, lo que crea una ruptura con su vida y produce un sentimiento
de inferioridad y se deteriora su autoestima. En este sentido, Angulo (2009) indica que el
Hospital es un paréntesis en su vida. En la misma línea, López y Fernández (2006) subrayan que
el estrés y la angustia que surge de la enfermedad y la hospitalización causan un impacto
psicológico que se manifiesta en diversas alteraciones.
Si partimos de la idea de que la enfermedad física es una circunstancia vital potencial para
cualquier ser humano, todo el equipo multidisciplinar que atiende al sujeto enfermo y
hospitalizado (enfermeras, médicos, psicólogos, maestros, trabajadores sociales, etc.) deberían
incluir entre sus objetivos que la sienta como un momento y una oportunidad más, susceptible
de crecimiento y maduración personal (López y Fernández, 2006).
La continua humanización de los hospitales tiene como objetivo promover y mejorar la salud de
los pacientes pediátricos, mediante el empleo del juego, la expresión de sentimientos, el
intercambio de roles y el control de materiales, conceptos y acciones, que pueden reducir el
impacto negativo de la hospitalización.

La psicopedagogía en la Pedagogía Hospitalaria.


En 1912, Édouard Claparede fundó, en Ginebra, el instituto Jean-Jacques Rousseau, conla
finalidad de formar de manera psicopedagógica a los maestros y contribuir al desarrollo de la
pedagogía, logrando un mayor conocimiento del infante. Por su parte, Andrey y Le Men
constituyeron en Francia el primer laboratorio de Psicopedagogía en la escuela pública. En el
resto de Europa y Estados Unidos, a principios de siglo, se institucionaliza la psicopedagogía
como disciplina para atender a los niños con necesidades educativas especiales, mientras en
España se seguía manteniendo psicología y pedagogía como dos ciencias diferenciadas. No
obstante, los profesionales se nutrían del conocimiento de los países cercanos, introduciéndolo y
ubicándolo a través de diferentes escritos. Sin embargo, no fue hasta 1914 cuando, apareció en
España el término “psicopedagogía”, atribuyendo éste a la pedagoga Francisca Rovira (Moreu y
Bisquerra, 2002) quien escribió el texto “Método psicopedagógico para el tratamiento de la
sordera”.
Las necesidades que se plantea la educación hospitalaria ponen de manifiesto, según Polaino –
Lorente (1990), una clara obligación a intervenir de forma psicopedagógica, ya sea en la
preparación para la hospitalización, contribución al desarrollo íntegro, evaluación de su
potencial de aprendizaje, etc.
Algunos autores como López y Fernández (2006) proponen que la Psicopedagogía en el
contexto hospitalario se vea más como un servicio ofertado por los hospitales desde el que se
articulen las funciones de apoyo y ayuda psicológica, educativa y social al paciente y su familia.
Todo ello adaptado a la edad y estado de salud de los enfermos para que cada paciente pueda
participar en el proceso de enseñanza - aprendizaje más adecuado a sus circunstancias
articulares, intentando de esta manera ayudar a mejorar su calidad de vida.
La intervención psicopedagógica dentro del marco de la pedagogía hospitalaria ha de dirigirse
en tres direcciones principalmente (López y Fernández, 2006): adaptar al niño y su familia al
hospital, evitar el desarraigo del niño o niña de su medio habitual (hogar, escuela, amigos,
ciudad, etc.) y el aportar los medios psicopedagógicos necesarios para ayudar al paciente y sus
progenitores a autorregular sus propias emociones en un momento de sus vidas especialmente
difícil.
J. Fernández – Sierra y S. Fernández- Larragueta (2006), que indican que el profesional de la
psicopedagogía debe tener su punto de mira en una acción que permita abordar la complejidad
de la educación actual y ha de ser enfocada como una profesión que persiga la búsqueda de una
escuela igualitaria, inclusiva y comprehensiva, capaz de adaptarse a la compleja sociedad actual
en la que vivimos.
Según Aznar, Hinojo y Fernández (2007), como el psicopedagogo ha de ser un profesional en la
aplicación de estrategias psicoeducativas en diferentes contextos: escolar, familiar y social y
todos ellos han de ser tenidos muy en cuenta a la hora de desarrollar estas funciones señaladas
en el apartado anterior ya que estas no pueden actuar de forma independiente y aislada.
Por otro lado, de forma general, recoge García-Fuentes, Rodríguez y Rodríguez (2006) que las
principales capacidades y habilidades de un profesional de la Psicopedagogía han de ser:
capacidad de trabajar en un equipo interdisciplinar; apreciación de la diversidad y
multiculturalidad; conocimientos generales básicos sobre el área de estudio, conocimientos
básicos de la profesión; capacidad de análisis y síntesis; capacidad de aplicar los conocimientos
en la práctica; capacidad para generar nuevas ideas (creatividad); capacidad para adaptarse a
nuevas situaciones; capacidad de aprender, capacidad de crítica y autocrítica; toma de
decisiones; habilidades básicas de manejo del ordenador; compromiso ético; habilidades
interpersonales; conocimiento de un segunda lengua; comunicación oral y escrita en la propia
lengua; habilidades de investigación.
Podemos analizar entonces que el rol del psicopedagogo es clave en la educación hospitalaria,
ya que, cuenta con todas las herramientas para abordar estas situaciones tan complejas que
deben atravesar determinadas personas a lo largo de su vida. Además, muchas veces será este
profesional el que pueda detectar si la persona está atravesando momentos difíciles que
imposibiliten su aprendizaje.

Discusión
La educación hospitalaria es una pieza clave y fundamental en lo que respecta a la inclusión
educativa, vemos en nuestro país una modalidad que no está lo suficientemente fortalecida, ya
que, carece de personas o profesionales que se dediquen a ella, además de que las instituciones
de salud como hospitales o clínicas, no siempre cuentan con el personal necesario, y hay una
gran demanda de aprendizaje por parte de los estudiantes que estén transitando una
enfermedad.
Por otra parte, nos encontramos con Instituciones de Salud que están preparadas
específicamente para afrontar estos casos, el problema que se encuentra es que están localizadas
en las grandes urbes y que muchas veces el acceso para todas las personas es difícil. Muchas
veces se tiende a creer que esta tarea es solo parte de un docente, y no vemos que son muchos
los profesionales que deben intervenir en estas situaciones, logrando de esta manera que se
brinde una educación puramente de contenidos conceptuales y descuidando la parte humana,
que es lo que debe prevalecer en estas situaciones.
Por último, vemos también que existe un gran interés, en relación a las políticas públicas
educativas sobre esta modalidad, como dijimos es una modalidad que en nuestro país surgió
como tal hace 60 años, y que está en crecimiento, de la mano con la demanda que se va
precisando.

Conclusión/sugerencias
Luego de la realización del trabajo podemos llegar a la conclusión de que la educación
hospitalaria es un tema muy interesante y novedoso, es por ello, que debe llevarnos a todos los
que construimos el sistema educativo a una reflexión, hay que sumar y coordinar esfuerzos de
las políticas educativas y sanitarias, del profesorado de los centros educativos, del personal
sanitario, y de los educadores y las educadoras que realizan su trabajo en este medio.
Mediante la colaboración y la coordinación de todos y todas, se podrá conseguir una atención
hospitalaria y domiciliaria de calidad, dirigida al alumnado que, por causa de una enfermedad,
se ve privado de su centro educativo y rompe su dinámica de vida habitual, ingresados en un
centro hospitalario por un tiempo indefinido, dependiendo de las patologías que padecen
Por último, debemos realizar este trabajo de forma conjunta, entendiendo que el enseñar no es
solo la tarea del docente, y que los saberes conceptuales no es lo único que el sujeto debe
aprender, es aquí, donde el psicopedagogo cumple un rol fundamental, ya que será e, quien
pueda ayudar de una manera más eficiente a guía al niño para que luego pueda volver a
reintegrarse en sus diferentes contextos sociales, en los casos que pase mucho tiempo en un
hospital.
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