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TEMA 42 CIVIL

EL OBJETO DEL CONTRATO: REQUISITOS


Art 1261CC: “No hay contrato sino cuando concurren los requisitos siguientes:
1º Consentimiento de los contratantes
2º Objeto cierto que sea materia del contrato
3º Causa de la obligación que se establezca.”

Respecto a su concepto la doctrina distingue que:


 el objeto inmediato del contrato es la obligación que por él se constituye; pero
como ésta, a su vez, tiene por contenido una prestación de dar, hacer o no hacer,
 se llama ordinariamente objeto mediato a las cosas o servicios que son materia de
las obligaciones de dar o hacer.

Hemos de señalar cuáles son las condiciones o requisitos del objeto del contrato, y así
se afirma que ha de ser posible, lícita y determinada o determinable:
1. El requisito de la posibilidad:
Art 1271CC: “Pueden ser objeto de contrato:
 todas las cosas que no están fuera del comercio de los hombres, aun las futuras.
 Sobre la herencia futura no se podrá, sin embargo, celebrar otros contratos que
aquéllos cuyo objeto sea practicar entre vivos la división de un caudal y otras
disposiciones particionales, conforme a lo dispuesto en el art1056.
 Pueden ser igualmente objeto de contrato todos los servicios que no sean contrarios
a las leyes o a las buenas costumbres.”
Art 1272CC: “No podrán ser objeto de contrato las cosas o servicios imposibles.”
Esta imposibilidad puede ser:
a) Originaria, cuando ya existe al tiempo de nacer el cntrato y, en consecuencia,
determina la inexistencia de ésta
b) o subsiguiente o sobrevenida, cuyos efectos regulan los arts. 1182 ss CC, que se
estudian en otro tema.
c) También puede ser total o parcial.  
2. El requisito de la licitud, viene impuesto por el art1271.1º CC, y añade el:
Art. 1255 CC, que consagra el principio de autonomía de la voluntad diciendo que:
“Los contratantes pueden establecer los pactos, cláusulas y condiciones que tengan por
conveniente, siempre que no sean contrarios a las leyes, a la moral ni al orden
público”.

Bajo la extracomercialidad de las cosas deben incluirse:


a. los bienes de dominio público (art 339),
b. las cosas no susceptibles de apropiación (art 333),
c. y los bienes sustraídos a la libre disponibilidad de los particulares como el estado
civil de las personas.

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3. A continuación, el requisito de la determinación o determinabilidad de la
prestación se deduce del art. 1273 CC:“El objeto de todo contrato debe ser:
 una cosa determinada en cuanto a su especie.
 La indeterminación en la cantidad no será obstáculo para la existencia del
contrato,
 siempre que sea posible determinarla sin necesidad de nuevo convenio entre los
contratantes”.
Esta determinación posterior:
 puede ser hecha de diversos modos, tales como la referencia a una cosa o
circunstancia cierta (arts. 1147 y 1148 CC) o la decisión de una persona distinta de
los contratantes (arts. 1447 y 1690 CC).
 En cambio, tal determinación no puede quedar al arbitrio de una sola de las partes;
así, dice el art1256 CC que “La validez y el cumplimiento de los contratos no
puede dejarse al arbitrio de uno de los contratantes”.
 Una expresión de la indeterminación en el quantum la contempla el art 1447CC
cuando supone a propósito del contrato de compraventa que: “Para que el precio se
tenga por cierto bastará que lo sea con referencia a una cosa cierta, o que se deje
sus señalamiento al arbitrio de persona determinada. Si ésta no pudiere o no
quisiere señalarlo, quedará ineficaz el contrato”.

LA CAUSA
La teoría de la causa ha suscitado discusiones en la doctrina en torno a si puede o no
considerarse como elemento esencial y autónomo del negocio jurídico.
1. La teoría clásica de la causa contractual se atribuye a Domat y según esta teoría:
- La causa es de la obligación y no del contrato;
- Se encuentra en relación inmediata y directa con esta obligación, de la cual es la
causa próxima
- y forma parte integrante del contrato, representando uno de sus elementos
constitutivos: es una causa intrínseca y específica, siempre la misma para cada
categoría jurídica determinada.
2. La teoría moderna objetivista de la causa de los negocios jurídicos:
 introduce la novedad de llevar la idea de la causa a la teoría general de los negocios
jurídicos,
 en ella Coviello define la causa como la “razón económico-jurídica del negocio”
 y Batti concibe la causa como función o fin económico-social del negocio
contemplada en la síntesis de sus elementos esenciales
 y es la posición dominante entre los civilistas italianos.
3. La teoría objetivista de la causa como elemento propio de los negocios de
atribución patrimonial o enriquecimiento se sigue por la doctrina alemana y
considera la causa no como elemento esencial de los negocios jurídicos y de todos
ellos, sino como un elemento propio del contenido de los negocios llamados de
atribución patrimonial.

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4. La teoría subjetivista añade a la causa la finalidad concreta perseguida por las
partes e incorporada al acto como elemento determinante de la declaración de la
voluntad (móvil impulsivo y determinante), y con esta se permite la anulación de:
o aquellos negocios cuya causa, abstractamente considerada, no es inmoral,
o pero que han de ser considerados ilícitos cuando se les aprecia en función de los
móviles que los han inspirado y el fin a que tienden.
5. Las teorías anticausalistas critican la teoría de la causa argumentando que:
 en los contratos onerosos, la causa se confunde con el objeto y en los gratuitos, con
el consentimiento.
 Consideran además que la causa falsa es un fenómeno de simulación o de error de
consentimiento y que la causa ilícita es igual a la prestación ilícita.
6. Teorías sincréticas, que es la actual corriente científica, combina las teorías
objetiva y subjetivas.

Finalmente, el TS no adopta exclusivamente ninguna de estas teorías, sino que


resuelve cada caso de la forma más moral y equitativa.

NORMAS DEL CÓDIGO CIVIL


Art 1274CC: “1. En los contratos onerosos se entiende por causa, para cada parte
contratante, la prestación o promesa de una cosa o servicio por la otra parte;
2. en los remuneratorios, el servicio o beneficio que se remunera,
3. y en los de pura beneficencia, la mera liberalidad del bienhechor.”

Los requisitos que exige a la causa nuestro CC son su existencia, veracidad y licitud.
Art 1275CC: “Los contratos sin causa, o con causa ilícita, no producen efecto alguno.
Es ilícita la causa cuando se opone a las leyes o a la moral.”
Art 1276CC: “La expresión de una causa falsa en los contratos dará lugar a la nulidad,
si no se probase que estaban fundados en otra verdadera y lícita.”

Por tanto, ha de ser verdadera, y en tal sentido debemos distinguir:


 Causa falsa, que se basa en la credulidad de un hecho no existente, y produce la
inexistencia de causa
 y simulada que tiene lugar cuando se hace aparecer artificiosamente una distinta
de la verdadera, y no siempre produce la inexistencia porque puede suceder que la
causa oculta pero verdadera, baste para sostener el contrato.

Art 1277CC: “Aunque la causa no se exprese en el contrato, se presume que existe y


que es lícita mientras el deudor no pruebe lo contrario.”
El TS ha declarado que el art 1277 supone la inversión de la carga de la prueba y
traslada la demostración de la falta de causa a quien la invoca.

FORMA DE LOS CONTRATOS


En atención a los criterios que se siguen en cada legislación sobre la forma necesaria
para reconocer la existencia jurídica del contrato, suelen distinguirse dos grandes
sistemas:

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 el formalista, que exige determinadas formas externas para la exigencia del
contrato
 y el espiritualista, que atiende sólo al consentimiento.

En cuanto a su evolución:
1. En los pueblos primitivos, dado el carácter acentuadamente religioso de su
constitución política, se celebraron los contratos mediante fórmulas de juramento o
ceremonias de índole litúrgico.
2. Por su parte, en el Derecho romano no toda promesa de deuda tenía validez
jurídica, ni era susceptible de dar una actio, sino que era preciso para ello que
existiera además:
 un fundamento jurídico determinado (causa civilis) que podía ser:
- una forma especial, como sucedió con el llamado contrato literal (literarum
obligatio)
- una prestación, que tenía lugar en los contratos reales, como el comodatum, o
- un reconocimiento especial que el Derecho civil o el honorario prestaban a la
simple convención de las partes, lo que dio lugar a los contratos consensuales,
como el mandatum
 Las demás convenciones se llamaban nuda pacta y eran productoras únicamente de
obligación natural.
3. La contratación germánica fue aún más formalista que la romana y se generalizó
entre los pueblos de ese origen la contratación por documentos no simplemente
probatorios, sino constitutivos,
4. En realidad, el sistema espiritualista es una novedad del Derecho medieval:
 Los jurisconsultos llegaron a reconocer la obligatoriedad del simple acuerdo de
voluntades, fundándose en los textos del Derecho romano que admitían los
contratos consensuales y en los del Derecho canónico que, de modo más claro,
habían proclamado el principio pacta quantumcumque nuda, servanda sunt.
 En nuestro Derecho fue acogido plenamente en el Ordenamiento de Alcalá de 1348.
5. Sin embargo, más modernamente ha sobrevenido en las legislaciones una reacción
a favor de la forma escrita para evitar los inconvenientes de la prueba testifical y a
fin de proteger el interés de terceros:
 Una veces, esa forma ha llegado a ser un requisito ad solemnitatem, afectando a la
existencia misma del contrato, como sucedió con el CCo. 1829;
 otras, se ha considerado como una simple exigencia ad probationem, sistema que se
aproxima más al que acogió nuestro CC.

En nuestro CC el art 1278CC consagra el principio de libertad de forma:


“Los contratos serán obligatorios, cualquiera que sea la forma en que se hayan
celebrado, siempre que en ellos concurran las condiciones esenciales para su validez.”.

Por excepción, el art 1280CC recoge una exigencia de forma pública y otra privada:
“Deberán constar en documento público:

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1.º Los actos y contratos que tengan por objeto la creación, transmisión,
modificación o extinción de derechos reales sobre bienes inmuebles.
2.º Los arrendamientos de estos mismos bienes por 6 o más años, siempre que deban
perjudicar a tercero.
3.º Las capitulaciones matrimoniales y sus modificaciones.
4.º La cesión, repudiación y renuncia de los derechos hereditarios o de los de la
sociedad conyugal.
5.º El poder para:
a. contraer matrimonio,
b. el general para pleitos y los especiales que deban presentarse en juicio;
c. el poder para administrar bienes,
d. y cualquier otro que tenga por objeto un acto redactado o que deba redactarse en
escritura pública, o haya de perjudicar a tercero
6.º La cesión de acciones o derechos procedentes de un acto consignado en escritura
pública.
También deberán hacerse constar por escrito, aunque sea privado, los demás contratos
en que la cuantía de las prestaciones de uno o de los dos contratantes exceda de 1.500
pesetas (9,02€).”

Esta exigencia de forma puede revestir una doble naturarleza como simple forma ad
probationem o como forma ad solemnitatem:
 La regla general es la primera: que cuando la ley exige una forma lo hace
simplemente como forma ad probationem, y esto es lo que dice precisamente el art
1279CC: “Si la ley exigiere el otorgamiento de escritura u otra forma especial
para hacer efectivas las obligaciones propias de un contrato, los contratantes
podrán compelerse recíprocamente a llenar aquella forma desde que hubiere
intervenido el consentimiento y demás requisitos necesarios para su validez.”
 Como excepción a esta forma ad probationem, existen algunas formas ad
solemnitatem en nuestro Código, a saber:
1. La hipoteca sobre inmuebles y muebles que requiere escritura pública e
inscripción en el RP (art 1875), la constitución de un derecho de prenda sin
desplazamiento que requiere escritura pública (art 3 Ley 16 diciembre 1954);
2. La donación de inmuebles que deberá hacerse en escritura pública (art 633)
3. El censo enfitéutico que sólo podrá constituirse en escritura pública (art 1628)
4. El derecho de superficie que exige títulos públicos para su constitución además de
la inscripción en el RP (art 16 RH)

Planteamos finalmente la cuestión de la renovatio contractus, es decir, algunos autores


considera que si el contrato ha sido hecho en forma verbal o escrita y se eleva
posteriormente a escritura pública, implica la renovación del contrato, o únicamente
que están conforme con las declaraciones que en ella se les imputa, siendo último lo
admitido por la STS 30 noviembre 1996, entre otras.

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