Está en la página 1de 3

La filosofía de la historia

Ibn Jaldun

Realizado por: Ana Sofia Rivera Osorio

La historia debe estar fundamentada en el análisis empírico de hechos concretos y


comprobables, que siempre deben estar dotados de una explicación causal. También, es
fundamental tener presentes las características psicológicas de los grupos de individuos, y,
los factores sociales, económicos y políticos que condicionan el entorno en que estos se
desarrollan.

Lo anterior es un poco de lo que expone el geógrafo y pensador político tunecino,


Ibn Jaldun, quien por medio de su obra “Al Muqaddimah”, o también conocida como
“Introducción a la historia universal” hace un análisis historiográfico de la sociedad, en
términos puramente humanos, esto, porque el autor reconoce la ambivalencia del ser
humano al depender de diversas fuerzas psicológicas y materiales, que lo condicionan a
comportarse de diferentes maneras. Bien lo expresa en la siguiente cita:

“La historia tiene por verdadero fin hacernos comprender el estado social del
hombre, es decir la civilización, y darnos a entender los fenómenos que le son conexos
naturalmente, a saber: la vida salvaje, la atenuación de las costumbres; el vínculo familiar y
tribal; las divergencias de supremacía que los pueblos obtienen unos sobre otros y que
conducen al nacimiento de imperios y dinastías”. (p.30)

De acuerdo con el autor, la historia puede ser catalogada como una ciencia, la cual
cuenta con un método y por ende, un ordenamiento legal que la rige. Esto hace alusión
principalmente a cómo debe de ser manejada e inferida la información histórica; primero,
se debe sistematizar en un conjunto coherente de datos, para posteriormente organizarlos de
manera cronológica, con el propósito de diferenciar los fenómenos constantes del proceso
histórico de aquellos que son catalogados como variables. Esta es una clara diferenciación
entre lo accidental y lo sustancial.
Por esto, Jaldun centra su atención sobre los procesos que actúan como
vertebradores de la historia, los que componen su esencia. Él mismo plantea un ejemplo al
manifestar que el hecho de la existencia de un gobierno en una sociedad es algo esencial,
pero la personalidad o características individuales de un gobernante son asuntos
secundarios y accidentales. Lo anterior se traduce en lo que conocemos como método
inductivo, el cual fue uno de los pilares y aportaciones más grandes de la obra de Ibn
Jaldun, ya que, básicamente lo que el autor nos quiere decir, es que independientemente de
la naturaleza y contexto de origen del ser humano, éste siempre actúa bajo una serie de
principios previamente razonados y conocidos.

Ya sean comunidades sedentarias o nómadas, ambas están regidas -en cierta


medida- por lo que él denomina como “asabiyya”, el cual es un principio de solidaridad
social, que potencializa en las colectividades la lucha y prevalencia de los intereses
colectivos. Por ende, ambas comunidades son civilizaciones humanas, en donde lo común
se sobrepone a lo diferente; se asumen como principio fundamental el de la igualdad entre
los hombres y sociedades en lo esencial, así como el hecho de que su modo de proceder
puede ser conocido y explicado.

La reunión de los hombres en sociedad y el principio del “asabiyya” son dos


elementos cruciales que componen el comportamiento del orden político, y para que la
constitución de dicho orden sea cabal es necesaria la predominancia de uno de estos, en el
orden político es el “asabiyya” el elemento con mayor predominancia, puesto que es lo que
da origen a la soberanía.

Sin embargo, el autor reconoce que dicho principio de solidaridad tiende a


desaparecer, sobre todo en comunidades sedentarias. Jaldun reconoce que las sociedades
son fenómenos naturales que se apoyan en dos elementos determinantes: la economía y la
seguridad. (p.35) Por ende, en las tipologías de gobierno de la Grecia clásica siempre se
iban a presentar disputas de diferente índole, sin importar cual fuera el gobierno regente,
iba a ser reemplazado por otro que estaba también destinado a un eventual derrocamiento.
Siendo lo anterior muy familiar con la “anaciclosis” que Polibio narraba en su obra; los
hombres, como los imperios, crecen, maduran, declinan y mueren en un ciclo vital
ineluctable. (p.36)

Por tanto, es claro que existe un constante ciclo de hechos entre las dos
civilizaciones que el autor presenta, hechos que se dan alrededor de todo el globo terráqueo
y en todas las culturas, por lo que es enfático en que estos principios son universales, pues
cada sociedad está definida y construida según éstos. Y sin los cuales no podría existir la
humanidad en primer lugar.

Es interesante ver como la conceptualización de la historia según el autor, más que


cíclica, es una espiral, porque cada inicio de los procesos de civilización de un pueblo,
supone un avance sobre los ciclos anteriores, es decir, se reconoce la idea de progreso.

También podría gustarte