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Bogotá Colombia, 10/04/2023

TITULO: ¿Es Colombia un Estado? ¿Colombia un Estado de Derecho? ¿Colombia un


Estado Social de Derecho?
ESTUDIANTE: Andres Felipe Garces
PROFESOR: Bernardo Vela
ASIGNATURA: Teoría del Estado
PROGRAMA: Maestría en Derecho Constitucional.
UNIVERSIDAD: Externado de Colombia.

¿Es Colombia un Estado? ¿Colombia un Estado de Derecho? ¿Colombia un Estado


Social de Derecho?
A lo largo de la historia de la humanidad han existido una serie de personajes de carácter
excelso, que han demostrado una probidad tan impresionante que al escuchar de sus hazañas,
nos surge la duda si de verdad existieron en nuestro plano terrenal o si solo son un producto
de nuestra imaginación, que cansados de esta realidad tan brutal que nos absorbe, buscamos
en las historias del pasado esa pequeña y temporal oportunidad de desprendernos de nosotros
mismos y regresar a los tiempos en los que existían hombres dotados de dignidad y de una
capacidad humana cuasi divida, que les permitía dejar a un lado sus propios privilegios y
pensar en el bienestar del otro. O como diría mi maestro Bernardo vela (Orbegozo, 2015), en
el libro en cual me inspiré para realizar esta pequeña disertación, titulado Colombia no es
una isla: “existen individuos de la especie humana que no necesitan de la autoridad para
vivir en paz, para respetar a sus congéneres y para amar el Planeta que nos acoge…” Los
cuales, a lo largo de la historia de la humanidad han buscado por todos los medios posibles,
desde una perspectiva pacifista y alejada de la represión social, la búsqueda de la paz.
Desde aquel carpintero revolucionario en el 37 hasta nuestros tiempos, la búsqueda de la paz
se ha convertido para algunos en una constante necesaria para garantizar la supervivencia de
la especie y para otros en el fin mismo de sus vidas, ese nazareno que nos enseñó que
debíamos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, nos dejó una directriz muy difícil
de seguir, dado que La lucha es natural e inherente al ser humano, que han hecho de ello su
profesión. Desde aquel hombre que logro, que antes y después de él, se escribe nuestra
historia, han existido muchos intentos por alcanzar la paz, desde Henry Thoreau; Mahatma
Gandhi; Nelson Mandela; Rigoberta Menchú Tum; Malala Yousafzai; y mi gran referente
Martin Luther King, todos han luchado por el mismo objetivo, aunque con distintos medios,
pero…

la evidencia muestra una constante que desde la perspectiva de los pacifistas es


lamentable, esto es, que los seres humanos seguimos necesitando de la autoridad y la
represión para vivir en sociedad, de donde se infiere que el orden político de la
sociedad humana a lo largo de su historia ha estado determinada por relaciones de
poder cuyas características van variando con el paso del tiempo hasta la conformación
de lo que en nuestros días se define como un Estado. (Orbegozo, 2015)

(Tilly, 1992) en su obra publicada en castellano, sostiene que si se considera la diversidad de


los procesos históricos que dieron lugar a la configuración del Estado en el mundo moderno,
no se puede inferir una teoría general que pueda explicar de manera adecuada y suficiente el
proceso de su surgimiento, pero si se puede reconocer algunas características esenciales que
nos servirán para comprender como esta complejo proceso se ha venido desarrollando en el
tiempo, y estas son las siguientes: La primera consiste en el hecho de que la sociedad humana
siempre ha estado sometida a un orden político, como lo manifestó Aristóteles en su libro la
política, en donde establece que los seres humanos somos seres gregarios y por ende, siempre
buscamos estar en comunidad, generando con esto unas relaciones de poder que en principio
eran naturales pero que con el tiempo las vamos institucionalizando. Es importante entender
que las relaciones de poder, poco a poco se van decantando hasta formar lo que hoy
conocemos como estado. (Orbegozo, 2015) Ahora bien, si se sigue esta idea del sabio griego
se infiere que las relaciones de poder que conforman un orden político obedecen a la dinámica
social y que, por esa razón, están en constante transformación.
Una sociedad primero se constituye políticamente y, luego, se instituye
jurídicamente, dice Aristóteles. En este caso no se trata de opinar sobre cuál es el
orden más justo sino, como lo propone la filosofía política en su construcción más
simple, de constatar una realidad, esto es, de constatar que toda sociedad humana
tiene una autoridad fundada en la obediencia. Aristóteles sostiene que el orden
político -la polis o “comunidad política" (koinonia politike)- es natural: el ser humano
es gregario por naturaleza y debe someterse a unas relaciones de poder que se van
estabilizando en el tiempo mediante la ley, esto es, mediante la institucionalización.
Pueden verse el “Libro Primero”, de La Política y, además, (barker, 1906) y Miller,
Fred. Nature, Justice, and Rights in Aristotle’s Politics, Oxford University Press,
1995.
No obstante, la constatación de una dinámica social que se explica por las relaciones
de poder y de una estática que trata de establecerse mediante las instituciones, debe
complementarse con una reflexión sociológica sobre las razones por las cuales las
personas obedecen. (Orbegozo, 2015)
(WEBER, Economia y sociedad . cap. III, 1993), en su obra economía y sociedad,
galardonada como la más importante del siglo XX en las ciencias sociales, sostiene que
existen tres tipos puros de dominación el primero sería la tradición, esto es lo que hemos
tenido en común en el pasado; el segundo radica en el carácter carismático del gobernante; y
la tercera se fundamenta en la obediencia a una ley general. Russell aduce que la búsqueda
del poder hace parte de la naturaleza humana, pero este poder que se busca detentar, radica
en el control que se tiene sobre las personas y la sociedad en sí, mediante distintas formas de
ejercerlo, de forma personal o través de alguna otra persona, pero buscando siempre que el
mismo no sea regulado ni limitado por ninguna regla.
El proceso analizado por Max Weber y fundado en la sociología se refiere a los
acontecimientos que significaron la consolidación de los primeros estados en torno
de un príncipe y mediante unas guerras fundacionales que terminaron imponiendo,
en un vasto territorio y sobre toda la población que allí vivía, un orden político que
significó el fin del feudalismo. Max Weber ha definido el Estado como la comunidad
humana que, dentro de un territorio específico, ha reclamado con éxito para sí “el
monopolio de la violencia física legítima” (WEBER, EL POLITICO Y EL
CIENTIFICO, 1984)
La tesis de Weber abrevó, sin duda, en las originales observaciones de los analistas
políticos del Renacimiento bajo cuya impronta absolutista se fueron consolidando los
primeros estados-nación. Además, debe comprenderse que gracias a la ventaja que
tuvieron en el tiempo, esos primeros estados fueron dando lugar a reinos enormes -
como el imperio español y el portugués- que gracias al declinar del mundo árabe y a
los desarrollos que habían alcanzado en Occidente la astronomía y la navegación, se
convirtieron en las primeras potencias mundiales en un contexto global que empezaba
a tomar el camino económico propuesto por los mercantilistas y que terminó dando
forma al colonialismo que sometió durante más de tres siglos al Nuevo Mundo
descubierto entonces y denominado América (Orbegozo, 2015)
En términos políticos, el proceso de modernización comenzó con el absolutismo
renacentista, esto es, con el establecimiento del Estado-nación fundado en el
monopolio de la fuerza y con la construcción de un sistema de estados europeo, cuya
acta de nacimiento fue la guerra de los treinta años y la declaración del principio de
libre determinación contenido en la firma de la Paz de Westfalia. A su vez, la
consolidación del nuevo orden estatal y de una sociedad internacional estadocéntrica
demandó la construcción racional de un saber sobre el Estado. (Orbegozo, 2015)

¿Es Colombia un Estado?


Con los argumentos expresados anteriormente, correspondientes al origen del concepto de
estado, y las características que se dieron en las sociedades para que este concepto naciera a
la vida jurídica, se pretende establecer ¿si Colombia es o no un estado? Teniendo en cuenta
los conceptos presentados, como son orden político; relaciones de poder; y dinámicas de
poder.
Después del proceso de colonización en américa, Colombia fue uno de los territorios que más
sufrió para poder establecer un orden político, dado que existían muchas dinámicas de poder
tan diversas e innumerables, que resultaban imposible unificarlas para su posterior
institucionalización, pero a pesar de las dificultades y de las diferencias sustanciales que
existían entre américa y Europa, se pudo lograr la unificación de un orden político
colombiano, propiciado por un proceso social, conseguido con el resultado de la participación
de diversos actores sociales, como los pueblos aborígenes, los colonizadores, las élites
criollas, la iglesia católica, los partidos políticos, los movimientos sociales, los terratenientes,
la incipiente burguesía asociada al comercio, la industria y la banca, los militares, los
campesinos, los indígenas, los negros.
En este sentido, lo que se puede proponer es que el orden político colombiano ha sido
el producto de los esfuerzos de la sociedad por consolidar tras la independencia un
Estado moderno siguiendo, en todo caso, el paradigma político europeo por
excelencia; no obstante, las relaciones de poder en Colombia conformaron dinámicas
propias y singulares diferentes de las que se desarrollaron en Europa y que se han
prolongado hasta el siglo XXI suscitando una cuestión sobre el proyecto político de
nuestra sociedad. (Orbegozo, 2015)
Para continuar con este trabajo, introduciremos algunos nuevos conceptos que nos permitirán
evidenciar el nuevo cambio social que se avecina, esos conceptos serán los siguientes:
Monopolio de la fuerza; acumulación de capital y sometiendo del estado al derecho.
(MAQUIAVELO, 1513) sostiene en este trabajo que la moral tradicional no es útil
para interpretar la cambiante e inestable política de la Europa del Renacimiento. Por
esa razón, considera “el arte de conquistar el poder” y, desde estas bases, aconseja al
príncipe que debe unificar Italia. El Príncipe que debe llevar a cabo esta tarea,
sostiene, no puede estar sometido a ataduras morales porque el bien común está en el
poder y en la fuerza del Estado, y en ningún caso el gobernante debe estar sometido
a fines particulares. El gobernante, pues, ha de estar exento de toda norma.
Los procesos que se dieron en el renacimiento, asociados al monopolio de la fuerza y a las
transformaciones del orden político medieval generaron una transformación del orden estatal,
que conllevo a lo que Charles Tilly denomina acumulación capitalista. (Cassirer, 1968)
propone una aproximación al problema político sin las consideraciones morales medievales,
con la creación del estado/nación, surgieron múltiples problemas para comprender el
fenómeno que se había creado y sobre los límites que este debía tener.
La obra de Thomas Hobbes, en sentido parecido, está dirigida a explicar el origen y
la existencia del Estado-nación en una Inglaterra que se había unificado en cabeza de
los reyes absolutos. Como en el caso de Maquiavelo, el antropocentrismo y el
naturalismo renacentistas propiciaron una explicación del poder que no se fundó en
criterios teológicos y, por esta razón, la defensa que Hobbes hizo del absolutismo en
Inglaterra no se basó en el derecho divino del medioevo sino en la razón y, en este
sentido, en un mito denominado contrato social que el autor del Leviathan utilizó para
explicar el interés que tienen los individuos en la seguridad y la paz.
En los términos de Max Weber, el Estado moderno se estableció cuando un príncipe
monopolizó en su favor el poder político y lo impuso por la fuerza -la legitimidad al
finalizar la Edad Media y al comenzar la Modernidad estaba fundada en la sucesión
hereditaria- sobre todas las personas que habitaban un territorio determinado
(Van Dülmen, 1995) establece que la formación de un estado está asociada a tres elementos
importantes que no pueden faltar, el primero un territorio delimitado, el segundo un pueblo
de la sociedad individualizada y el tercero un poder estatal soberano. Pero estos elementos
deben ir acompañados de otro muy importante que plante Max weber y es el proceso de
legitimación del nuevo orden, ya que después de que se conquista un nuevo territorio se
necesita de un proceso de legitimación que brinde solides y durabilidad a los procesos, por
eso, las palabras de Aristóteles cobran mucho sentido cuando establece que una sociedad se
constituye políticamente y luego se constituye jurídicamente, dado que la relación entre lo
político y lo jurídico crean el componente de legitimidad o en palabras de weber la aceptación
y la obediencia que los gobernados profesan frente a sus gobernantes, porque se considera
válido y necesario.
desde los tiempos del Renacimiento en Europa Occidental, como el propuesto por
Max Weber que consiste en el establecimiento de un orden fundado en el monopolio
de la fuerza, el propuesto por Charles Tilly sobre el papel de la coerción y la guerra
para alcanzar la acumulación capitalista y el propuesto por Eric Hobsbawm referido
a la consolidación de los procesos de identidad. Un cuarto proceso social que
interviene de manera esencial en la transformación del orden político moderno se
puede encontrar en tiempos de la Ilustración y, tal como lo propuso Locke y lo sigue
desarrollando el constitucionalismo liberal, se puede denominar sometimiento del
poder al derecho. (Orbegozo, 2015)
Hans Joachim Storig, el pensamiento político de Locke se caracterizó por el
individualismo y por un corolario utilitarista, esto es, por la idea según la cual la
libertad de los individuos es inseparable de la felicidad. De esta manera, el ilustre
filósofo y naturalista infiere que el fin de toda organización social era la búsqueda de
una felicidad que, como bien común, residía en la paz y la prosperidad. (Orbegozo,
2015)
La ilustración irrumpió con novedosos postulados, que pretendía renovar la formas como se
venía entendiendo la política y el estado, uno de los principios más relevantes adoptados por
la ilustración es el individuo, el cual era un sujeto de la especie humana revestido de dignidad
y que tenía la facultad de imponer límites al poder del principie, logrando con esto un tránsito
del absolutismo liberal al liberalismo, ideología que propugnaba que los hombres nacían libre
se iguales y debían permanecer así por el resto de su vida.
En consecuencia, y sin negar la autoridad del Estado, los liberales lucharon contra los
privilegios derivados de la sociedad señorial y contra el despotismo, y abogaron por
la libertad y la igualdad de todos los seres humanos, proponiendo límites al poder del
príncipe para evitar los abusos y la opresión. (Orbegozo, 2015)
Kant denominó Estado de derecho, esto es, en un orden político fundado en el principio de
legalidad, en la división del poder y en el respeto de los derechos de los individuos que ha
sido ampliamente divulgado por el constitucionalismo liberal.

¿Colombia un Estado de Derecho?


Teniendo en cuenta que el concepto de estado de derecho surge con el objetivo de limitar el
poder del gobernante y en este sentido, prevalecer la generalidad de la ley. Dividiendo el
poder para evitar la concentración del mismo en una sola persona, y con el fin de reconocer
los derechos de los ciudadanos. Atreves de este método el derecho se convierte en un
instrumento para el ejerció del poder. (Orbegozo, 2015)la guerra de independencia, que pudo
equivaler en la historia colombiana a la guerra fundacional y pacificadora, no fue seguida de
un proceso de legitimación. Los héroes de la independencia proponían instituciones liberales
que representaran el orden y la justicia, todo esto con el fin de promover una igualdad formal
entre los ciudadanos, bajo el manto de la generalidad de la ley y en efecto, la libertad, los
derechos individuales y el espíritu progresista, como una paradoja, entran en contradicción
con la igualdad y se convierten en opresión y explotación para la nueva clase proletaria
porque el Estado de derecho establece, en términos jurídicos, lo que es negado en la práctica
económica. (Habermas, 1981) sostiene que la legitimidad del Estado debe fundarse en
categorías normativas que sean justas. Legitimidad significa, pues, el reconocimiento de la
justicia de un orden político. Para concluir con este apartado, es importante mencionar que
frente a la pregunta sobre si Colombia es o no un estado de derecho, se puede expresar que a
historia de Colombia está caracterizada, entre otras cosas, por un autoritarismo y una
estructura señorial marcada, que lucha por ejercer el monopolio de la fuerza en su territorio
y con este establecer de una mejor forma un monopolio del poder al derecho.
La ausencia de un orden social legítimo y estable se hace evidente cuando se constata
que las constituciones que rigieron a lo largo de ese siglo fueron imposiciones de los
vencedores sobre los vencidos, y cuando se constata que la Constitución de 1886, que
proyectó al país hacia el siglo XX, se construyó sobre la base de unos intereses de
clase que reprodujeron la exclusión social, sobre el centralismo presidencialista que
resultó agobiante para las regiones, sobre la restricción casi absoluta de los derechos
de los ciudadanos que fortaleció la estructura autoritaria, jerarquizada y desigual de
la sociedad colombiana, y sobre las bases de una iglesia católica que, desconociendo
principios básicos del cristianismo que dice profesar, legitimó esa estructura social.
(Orbegozo, 2015) Estas consideraciones políticas conducen a unas observaciones
económicas: durante el siglo XIX en Colombia no se dieron los procesos que
permitieron la acumulación capitalista y la modernización de la economía que en
Europa occidental contribuyeron con el establecimiento de los primeros estados-
nación. La prolongación de los valores del antiguo régimen significó, en términos
económicos, la prolongación de la estructura social basada en la tenencia de la tierra
que dio origen al modelo hacendatario tradicional y, con posterioridad, al modelo
hacendatario comerciante y exportador que, basado en un sistema de extracción de
materias primas dirigido a satisfacer las demandas de la primera revolución industrial
y, más tarde, de la segunda revolución industrial, se fue formando a lo largo de la
denominada primera fase de la internacionalización de la economía de mercado.
El 6 de agosto de 1945, algo en el mundo cambió. Estados Unidos decidía "adelantar" el final
de la guerra con Japón utilizando un arma nunca antes vista, la bomba atómica. Ese día, se
cernió sobre Hiroshima una gran explosión que arrasó con dos tercios de la ciudad, mató al
instante a unas 100.000 personas. Cuenta la anécdota que Einstein estaba tranquilo en el
porche de su casa de Long Island cuando recibió la visita de Leo Szilar, un físico nuclear que
también había huido de Alemania en el 33. Su trabajo se centraba en investigar cómo se
podría suceder una reacción nuclear en cadena, la base de una bomba atómica. Esto pone en
alerta al físico, que decide visitar a Einstein para que alerte a Roosevelt de las posibles
implicaciones bélicas que esto puede tener. Szilar redacta la carta y Einstein es el que la
firma. Tras aquella carta, Rooselvelt manda la creación de un nuevo grupo de trabajo para la
invención de una bomba atómica. Era el comienzo del Proyecto Manhattan. Einstein se
lamentó toda la vida por este descubrimiento, que buscaba con finalidad ayudar a la
humanidad y termino destruyendo gran parte de ella. Este mismo, sentimiento de impotencia
sintieron los pensadores liberales de la ilustración, al darse cuenta que el liberalismo que
crearon con el fin de garantizar la libertad individual, transformaba al mundo mediante una
industrialización y el comercio, propiciaba, como una paradoja, las desigualdades y las
exclusiones, de esta manera, el bienestar se tornó en un privilegio de algunos. (Bentham,
1789), establece que el liberalismo liberal busca “la felicidad al mayor número de personas”
lo cual contribuirá a excluir a algunas personas del sistema. Herbert Marcuse, que el
liberalismo, con su defensa de la libertad y los derechos individuales y, además, con su
espíritu progresista, entra en contradicción con la igualdad.1
En otras palabras, lo que se pretende demostrar es que el esfuerzo de la sociedad colombiana
por globalizarse ha propiciado un declive de los precarios procesos de democratización y un
declinar de lo público social y, por esa razón, las instituciones del Estado social de derecho
afrontan una paradoja porque bajo el nuevo contexto global se deben alcanzar dos objetivos
que parecen opuestos y, tal vez, irreconciliables: en primer lugar, deben asumir mayores
responsabilidades para regular las prácticas derivadas de la internacionalización de la
economía de mercado; en segundo lugar, deben alcanzar las premisas sobre la humanización
del desarrollo referidas a la internacionalización de los derechos humanos. No obstante, el
Estado debe alcanzar esos objetivos en un contexto globalizado bajo cuyas dinámicas se
experimentan dos fenómenos: por un lado, un declive de lo público social y de la democracia
que a mediados del siglo XX dieron sentido a las instituciones que buscan garantizar los
derechos sociales y propiciar su intervención en la economía; por el otro, un declive de su
soberanía, una pérdida de su legitimidad y una merma considerable de sus competencias o
atributos. El Estado de derecho, agrega Marcuse, establece en términos jurídicos lo que es
negado en la práctica. La libertad en este nuevo contexto político es concebida en los
términos generales de la ley, pero funciona prácticamente solo para lo que él denomina clase
dominante.
Cristóbal Colón, dice Cesare Beccaria, tras el asombro de su hallazgo, abrió para España un
Nuevo Mundo, y los españoles, con más avidez y avaricia que cristianos deseos, se lanzaron
allende los mares a buscar fortuna. “Fluyen torrentes de sangre -dice- y son inmoladas

1
Marcuse, Herbert. Para una teoría crítica de la sociedad, Bogotá, Tiempo Nuevo, 1969, pp. 50 y ss
millones de víctimas, aparentemente a la religión de un Dios de paz, y en realidad a la
voracidad del metal que representa todos los placeres”2
La civilización europea, pues, estructurada en términos políticos y económicos con
base en el imperialismo colonialista y mercantilista, dio origen a la expansión y
aceptación de la superioridad de unas ideas sobre otras y a la imposición de una raza
sobre otra. En efecto, el racismo tuvo origen en el colonialismo porque fue entonces
cuando se conformó el germen de una doctrina fundada en la nobleza y civilización
del blanco y en el vicio y la barbarie de los aborígenes.
En este punto del análisis se abre un tercer paréntesis para recordar que esos prejuicios
se fundaron y validaron universalmente en el novedoso método científico, esto es, en
supuestas observaciones empíricas realizadas sobre el comportamiento de las
personas de culturas distintas. Charles Darwin, que vivió en la época del dogmatismo
científico auspiciado y divulgado por el cientificismo y que, además, fue muy
receloso para publicar sus libros, expuso con claridad que su teoría, que fue propuesta
en los ámbitos de las ciencias naturales, no podía ampliarse a los ámbitos de la
sociedad y de la cultura. No obstante, sus discípulos, fundadores del darwinismo
social, no tuvieron el mismo pudor. A ellos debemos atribuirles, dice Dosil Mancilla,
el hecho de haber fundado esta nueva teoría basada en la creencia de que la lucha por
la supervivencia operaba en todas las esferas de la vida, tanto biológicas como
sociales. Herbert Spencer fue el más destacado e influyente defensor del llamado
darwinismo social, y a él debemos la explicación y, en el mismo sentido, la
justificación de la existencia de las clases y, por ese camino, de las castas, de la
esclavitud y de la explotación.
Para Gobineau “La raza negra es la menos capaz, marcada por una naturaleza animal, falta
de moralidad e inestabilidad emocional”. Esto se manifiesta, agrega Gobineau, con carácter
independiente del medio donde se desarrollen los individuos. Puede verse su obra Ensayo
sobre la desigualdad de las razas humanas. Los discípulos de Gobineau -Broca y Laponge en
Francia y Ammon en Alemania- apoyados en la estadística y los estudios frenológicos,
presentaran una ciencia llamada antropo-sociología que, con Houston Chamberlain, adquirió
la dimensión del nacionalismo y convirtió el gobinismo en un culto alemán. Puede verse su
obra Fundamentos del siglo XIX. Del mismo talante son los estudios frenológicos de John
Gall y el índice cefálico de Anders Retzius, cuyos datos, basados en supuestas observaciones
objetivas y puestos al servicio de los prejuicios racistas, permitieron diagnosticar durante
mucho tiempo la filogenia racial y la capacidad intelectual y cuya falsedad solo pudo
demostrarse en 1912, con los trabajos de F. Boas. Bertrand Russell criticó el falso carácter
científico-darwiniano que permite sostener que los hombres no son todos iguales en dotes
congénitas porque ese tipo de afirmaciones permite considerar a un grupo aislado como
superior o inferior y, a partir de allí, permite predicar, como se ha hecho en muchas ocasiones,

2
Beccaria, Cesare. Principios de economía pública y otros ensayos, Bogotá, Universidad Externado de
Colombia, 2003, p. 23.
que el aislamiento, la explotación o la guerra de exterminio contra otras culturas son
justificables3
La proyección de las instituciones liberales en el siglo XX tampoco logró superar las
herencias del colonialismo y la dependencia económica porque, como dice Amartya
Sen51 , estas se prolongaron hasta nuestros días. Este siglo es escenario de otro
proceso social que fue esencial en la transformación del orden estatal moderno y que
propició las reflexiones propuestas por Herman Heller sobre la profundización de la
democracia y las ideas de L. Maynard Keynes sobre la intervención del Estado en la
economía.
Siguiendo esa tesis de Keynes, Joseph E. Stiglitz sostiene que la intervención del Estado en
la economía se hace necesaria por tres razones: en primer lugar, porque es necesario definir
las reglas del mercado, esto es, proteger los derechos de propiedad y velar por el
cumplimiento de los contratos; en segundo lugar, porque el mercado tiene fallas que el Estado
debe corregir; en tercer lugar, porque la economía de mercado no puede generar
redistribución social de las rentas4
En efecto, la construcción del Estado social de derecho está asociada a la
profundización de la democracia -esto es, a la superación de la idea según la cual la
democracia se reduce a la elección de los cargos de representación- y, de manera
específica, al restablecimiento de la democracia en Alemania e Italia -la denominada
segunda ola democratizadora 56 - y, además, a los movimientos sociales que la
promovieron, como el sindicalismo y el feminismo

¿Colombia un Estado Social de Derecho?


Frente a la pregunta de si Colombia es o no un estado social de derecho, surgen muchos
interrogantes que no podría solo dimilitar en 10 paginas, teniendo en cuenta lo que
establece Hannah Arendt, en ese espacio público social están los debates y los saberes
sociales que limitan la intromisión del Estado en la vida privada (intromisión que ha dado
lugar al denominado totalitarismo de Estado) o la intromisión de los poderes privados en los
espacios públicos sociales. El totalitarismo es, desde esta perspectiva, esa forma de gobierno
que busca negar la democracia y sus logros sociales estrechando hasta eliminar ese espacio
público social5 y teniendo en cuenta las dinámicas sociales y la institucionalización de
algunos factores que garantizan derechos sociales legitimados, por las lucha sociales. Se
puede concluir que el esfuerzo de la sociedad colombiana por globalizarse ha propiciado un
declive de los precarios procesos de democratización y un declinar de lo público social y, por
esa razón, las instituciones del Estado social de derecho afrontan una paradoja porque bajo

3
Russell, Bertrand. “El impacto de la ciencia en la sociedad”, en Obras escogidas. Filosofía, ensayo, novela,
Madrid, Aguilar, 1956, p. 429
4
Stiglitz, Joseph. La economía del sector público, Barcelona, Antoni Bosch Editor, 2002, pp. 91 y ss.
5
Arendt, Hannah. La condición humana, Argentina, Paidós, 2009. Ver especialmente el Capítulo 2 “La esfera
pública y la privada”
el nuevo contexto global se deben alcanzar dos objetivos que parecen opuestos y, tal vez,
irreconciliables: en primer lugar, deben asumir mayores responsabilidades para regular las
prácticas derivadas de la internacionalización de la economía de mercado; en segundo lugar,
deben alcanzar las premisas sobre la humanización del desarrollo referidas a la
internacionalización de los derechos humanos. (Orbegozo, 2015)
La sociedad colombiana carece de muchas de las características que debe tener un estado
social de derecho, y una muestra de ello es el conflicto armado interno que evidencia la
insistencia de proceso que debiera ser agotas hace mucho tiempo, como el monopolio de la
fuerza, para generar una industrialización que genere capitalismo y este a su vez genere
libertad individual y a la vez desigualdad y eso sea el detonante para la creación de un
intervencionismo de estado. La paz debe ser la búsqueda constante del pueblo colombiano,
porque solo así se podrá avanzar en un proceso complejo de modernización; industrialización
y globalización.
Pero esta paz, que se debe buscar no es solo la ausencia de guerras, sino la
construcción de una sociedad más justa. Así, se considera que el conflicto armado
interno, como una manifestación específica de la violencia que sufre la sociedad
colombiana, debe explicarse a partir de los tiempos de la formación del Estado y, en
este sentido, a partir de sus precariedades para establecer en todo el territorio y sobre
toda la población un monopolio de la fuerza legítima. En otras palabras, el conflicto
armado interno debe explicarse a partir de las exclusiones políticas, de las iniquidades
sociales y de la pobreza, propias de la sociedad colombiana. En consecuencia, la
construcción de la paz demanda del Estado una misión descomunal que consiste en
propiciar los medios necesarios para llegar al fin de una sociedad más justa en un
contexto global en el que el Estado pierde legitimidad y ve disminuidas sus políticas
públicas de orden social. (Orbegozo, 2015)
Bibliografía
barker, E. s. (1906). The Political Thought of Plato and Aristotle. londres: universidad de Oxford.

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