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CENTRO DE ESTUDIOS DE FORMACIÓN INICIAL (CEFI)

SOCIOLOGÍA (2703)

Con estas notas presentamos una introducción al objeto, los principios y propósitos de una forma de
observar y pensar la realidad social a la que llamamos “sociología”.

De la mano de los autores que integran la bibliografía obligatoria de la UNIDAD 1 nos proponemos “definir
con la mayor precisión posible” el contexto histórico, político social e intelectual de surgimiento de nuestra
disciplina, su espíritu (objeto y finalidad) y los problemas que suscita.

Y advertimos la dificultad del propósito, ya que no es posible precisar el ámbito de estudio de la sociología
con una definición sencilla y exhaustiva, sin hacer referencia a los contextos teóricos e históricos en los que
se estudian unas entidades que, como “las relaciones sociales”, aparecen como datos básicos de nuestras
investigaciones, pero no son observables, sino construcciones teóricas utilizadas para describir y explicar las
conductas humanas observadas.

Entonces, para hacer frente a la dificultad que supone la comprensión de algunos textos les sugerimos que
consideren, además del foro y las guías de lectura (indispensables): 1) realizar lecturas complementarias en
función de las necesidades que les vaya plantando la bibliografía obligatoria (por ejemplo, consultar libros o
apuntes de historia); 2) leer detenidamente los textos, trabajarlos, subrayarlos, estar con la máxima
frecuencia posible en contacto con el resto de integrantes de su equipo.

En esta ocasión, y para pensar el surgimiento de la disciplina, nos vamos a focalizar en el texto de Juan
Carlos Portantiero.

1. LOS ORÍGENES DE LA SOCIOLOGÍA

Portantiero (1934- 2007), en la introducción del libro “La Sociología Clásica: Durkheim y Weber”, sostiene
que la sociología como campo de conocimiento científico autónomo surge al promediar el siglo XIX , ligada
a una situación de crisis.

A partir de ese momento, la sociología adquiere el status de disciplina científica autónoma, caracterizada
por el uso de teorías, métodos e instituciones propias para producir y distribuir conocimiento; pero ese
momento, o punto de llegada, es el resultado de un largo proceso histórico.

1
El momento de ruptura con filosofías y doctrinas de la sociedad y el poder ligadas a especulaciones
metafísicas y religiosas, que permitirá progresivamente el nacimiento de las ciencias sociales en general y de
la sociología en particular, hunde sus raíces en el Renacimiento.

El autor nos recuerda que el origen y desarrollo de las ciencias sociales inevitablemente se vincula con las
preguntas y desafíos que plantea el desenvolvimiento la realidad.

Así es como el surgimiento de las Naciones y los Estados centralizados, planteó el problema de la
organización del poder que, en el marco del capitalismo en expansión, fue pensando como un contrato
voluntario entre sujetos jurídicamente iguales. Hobbes, Locke, Montesquieu, Rousseau, son algunos de los
filósofos más destacados en ese camino donde lo social y lo político dejan de pensarse como algo invariable,
fijo, regulado por un orden exterior, y comienza a ser pensado como resultado de una construcción donde
las personas, son anteriores a la sociedad, la crean y la organizan. Y sobre ese mito originario, se asienta la
idea del Contrato Social que, con sus matices, recorrerá el pensamiento político desde el siglo XVI. 

La idea de Contrato Social expresa en el mundo de las ideas lo que la generalización de las relaciones
mercantiles en la práctica, y la ciencia política (o las teorías del gobierno y de sus relaciones con la sociedad),
será el primer campo de conocimiento secular en nacer.

La segunda ciencia social que surge es la economía política. Si en la sociedad mercantil importaban los
problemas del cambio y la circulación, con la Revolución Industrial (a partir del siglo XVIII), comienzan a
importar también, y mucho, los problemas de la producción.

Política y economía política eran pensadas por sus fundadores “como fragmentos de una única ciencia de la
sociedad” porque los acontecimientos estudiados (a la luz de la experiencia y la razón librada de
especulaciones metafísicas), se relacionaban y condicionaban mutuamente, produciendo el problema a
investigar.

La sociología será el tercer campo de conocimiento de las relaciones de entre las personas, los grupos y las
instituciones entre sí y con la naturaleza, que surgirá después del Renacimiento.

Sin lugar a dudas la sociología es tributaria de los grandes filósofos de la Ilustración como Hobbes, Locke,
Montesquieu, Rousseau que nutrieron su estructura conceptual; pero sus raíces las encuentra básicamente
en los rasgos de la nueva sociedad que se esboza a fines del siglo XVIII.

En el transcurso que va desde mediados del siglo XVIII a mediados del siglo XIX se sucedieron en Europa
grandes crisis (los historiadores la denominaron la Crisis del Antiguo Régimen 1), impulsadas por la
Revolución Industrial y la Revolución Francesa, que significaron el fin de la transición del feudalismo al
capitalismo, el establecimiento del liberalismo como ideología dominante, impulsora de la organización
económica y política, y el surgimiento de la burguesía como nueva clase dominante.

Ese largo proceso histórico, estuvo marcado por una serie de acontecimientos tan significativos en la vida de
pueblos y las personas, que generaron la percepción generalizada de “ruptura con el orden anterior
(feudal)”. La fábrica como nueva unidad productiva y el consecuente surgimiento de las ciudades
1
La crisis del Antiguo Régimen alude a un proceso de cambios que surgen en Europa Occidental en el período que va aproximadamente
desde la publicación de la Enciclopedia (1751) hasta las Revoluciones de 1848. Suele identificarse con tres grandes procesos
revolucionarios (revolución burguesa, revolución liberal, revolución industrial). Entre sus consecuencias, podemos destacar el final de la
transición del feudalismo al capitalismo, la emergencia de la burguesía como nueva clase dominante, el establecimiento del
pensamiento liberal como organizador de la economía y la política, el comienzo de los conflictos de clases (entre burguesía y
proletariado). Respecto del mundo de las ideas y las creencias, destaca el proceso de secularización del mundo occidental, que deja de
pensarse como producto del misterio divino para ser pensado como “campo de acción para la Razón que se basta a sí misma para
comprenderlo y transformarlo”. El desarrollo de la ciencia y la técnica, vinculadas y dando respuesta las demandas que generan los
procesos productivos industriales.

2
industriales, los rápidos procesos de urbanización, los cambios en las relaciones entre el campo y la ciudad,
el crecimiento demográfico, los movimientos migratorios, la emergencia de una nueva clase social “el
proletariado industrial” y sus pobres condiciones de vida en los suburbios, crearon problemas nuevos. Esos
problemas tensionaban el pensamiento tradicional y su tendencia a colocar todo (o casi todo) para su
explicación en el “orden natural de las cosas”.

Hacinamiento, delincuencia, alcoholismo, prostitución, violencia, muerte precoz, el surgimiento de nuevas


potencias económicas, la transformación de las relaciones de poder entre los sectores sociales, exigían ser
pensados como problemas sociales en el sentido moderno del término, esto es, como emergentes de la
organización de la vida económica, política y social que requerían para su solución de la invención de formas
de acción de la sociedad sobre sí misma. Nada de lo que sucedía podía continuar siendo pensado como
regulado por un orden superior, meta social o exterior (llámese Dios, el Rey, la Naturaleza) sino como
producto de la organización social.

 A diferencia de las ciencias políticas y la economía, la sociología nace cuando las relaciones de mercado y el
liberalismo representativo, se habían generalizado en la nueva sociedad y hacían su aparición los conflictos
sociales vinculados al industrialismo.  Portantiero afirma:

“El estímulo para la aparición de la sociología es la crisis social y


política que genera la Revolución Industrial. Con ella aparece el
proletariado vindicador de un nuevo orden cuando todavía estaban
calientes las ruinas del “Ancien Régimen”. (p.10)

La Revolución Industrial transformó la economía en urbana, industrializada y mecanizada, significó la


consolidación de un capitalismo basado en la propiedad privada del capital y de los medios de producción, la
explotación del trabajo y de los recursos naturales, la legitimación del liberalismo económico y social,
doctrina que sostiene que el Estado lejos de intervenir en las cuestiones económicas y sociales, debe
permitir a los individuos organizar libremente sus empresas y negocios.

Alguno de los impactos de esa nueva economía que se afirmaba en su evolución exenta de controles y de
regulaciones estatales, fueron la explotación, la exclusión, la pobreza y la marginalidad. Trabajo infantil,
jornadas laborales de 12 o 14 horas, condiciones insalubres con altos riesgos para la seguridad de los
trabajadores, bajos salarios y altas tasas de desocupación, son características de la época.

A medida que su número y miserables condiciones de existencia aumentaban, el proletariado, dueño solo de
su fuerza de trabajo y obligado por eso a venderla a cambio de un salario que no garantizaba su subsistencia
y mucho menos la de su familia, comenzó a organizarse y a movilizarse.

De ese modo, a partir de mediados del siglo XIX, los movimientos sociales revolucionarios europeos tendrán
como protagonista fundamental al proletariado urbano, y en su organización y movilización, los primeros
socialistas tuvieron un papel destacado2.

2
El socialismo surge en la primera mitad del siglo XIX en oposición al capitalismo. Entre otras cuestiones, predica que la propiedad de
los medios de producción debería estar en manos de la comunidad y que es obligación del Estado ordenar e intervenir en la economía.
Los socialistas pensaban que, así como la burguesía había hecho su revolución contra la monarquía absoluta, el proletariado debería
hacer la suya contra el Estado burgués, sin renunciar a las libertades conquistadas y revindicando la igualdad entre los hombres.
Rechaza el nuevo orden que promueve relaciones de explotación, dominación y conflicto. Para el socialismo, la verdadera historia de la
humanidad, un tiempo histórico creado y vivido entre iguales, debía llegar y requería del trabajo de organización y movilización para
que sucediera.

3
Frente a esta nueva sociedad, que veía como una amenaza al orden y a la cohesión las luchas en torno a la
distribución de recursos y derechos, un grupo de pensadores se propuso la tarea de explicar y describir los
mecanismos, las normas, los ordenamientos que la estructuraban. Pero, según afirma Portantiero, las
respuestas que la sociología clásica dio a esa situación de crisis, lejos de ser revolucionarias (como el
marxismo), serán conservadoras o propulsoras de reformas tendientes a garantizar el mejor funcionamiento
del nuevo orden. La sociología:

“Nace íntimamente ligada con los objetivos de estabilidad social de las clases
dominantes. Su función es dar respuestas conservadoras a la crisis planteada
en el siglo XIX. Es una ideología del orden, del equilibrio, aun cuando sea, al
mismo tiempo, testimonio de avance en la historia del saber, al sistematizar,
por primera vez, la posibilidad de constituir a la sociedad como objeto de
conocimiento”. (p.10)

Para los primeros sociólogos, cómo y por qué los hombres y mujeres en su calidad de ciudadanos se
organizan, actúan y toman decisiones fuera de las estructuras gubernamentales, se convirtió en un objeto
autónomo3 de investigación, y dada la magnitud de los problemas que presentaba la nueva sociedad
industrial, debía ser abordado científicamente.

El espíritu de los padres fundadores es describir, explicar y hacer recomendaciones útiles que permitan
resolver los nuevos conflictos; buscan encontrar leyes que expliquen la evolución de la sociedad,
fundamentar e instrumentar científicamente técnicas de ajuste de los desequilibrios sociales.

Consideraban que para materializar ese espíritu, la sociología debía constituirse positivamente 4 (principios
del método científico), en un doble sentido:

1- La sociedad debía ser comparable al modelo del organismo. Del pensamiento tradicionalista, la sociología
clásica hereda la idea de la sociedad como un todo orgánico, con un orden y un tipo de funcionamiento
propio, independiente y exterior a la voluntad de los individuos que la integran. Ese todo orgánico y superior
a las partes, se considera unificado por unos valores que le dan cohesión, estabilidad y fundamentan unas
normas y unas leyes que regulan la conducta de individuos e instituciones. Si esos valores, normas y/o
instituciones se alteran, la sociedad entra en un proceso de desgarramiento y desintegración. El problema
del orden es para estos pensadores una preocupación central. El cambio ocurre, observan que sucede, pero
lo consideran un caso especial y controlado del necesario equilibrio del organismo social; además de ser un
postulado metodológico para el estudio científico de la sociedad, el equilibrio (orden y el progreso) se
considera el ideal que debe orientar a la humanidad toda. 

Para el estudio de la sociedad como un organismo, habrá que distinguir tal y como lo hacen los médicos,
una morfología y una fisiología. Así definía Saint-Simón las tareas de la nueva ciencia:

“Una fisiología social, constituida por los hechos materiales que derivan de la observación directa de la
sociedad y una higiene encerrando los preceptos aplicables a tales hechos, son, por tanto, las únicas bases
positivas sobre las que se puede establecer el sistema de organización reclamado por el estado actual de la
civilización”.

Fisiología e Higiene, no especulación, sino la posibilidad de instrumentar “preceptos aplicables” para


corregir las enfermedades del organismo social.

3
Con Comte la unidad de las ciencias sociales se parcelará. El punto de partida metodológico de la sociología clásica, será el postulado
de la independencia de los problemas sociales con respecto a los económicos.
4
Refiere a la constitución científica de la ciencia en base a los principios del Positivismo.

4
Para Saint-Simón, el nuevo orden industrial debería ser gobernado por una élite integrada por científicos,
capitalistas y proletarios (“productores”), que aseguraría la unidad orgánica de la sociedad, unidad perdida
tras la disolución del orden medieval, con la ciencia ocupando el lugar de la religión, los técnicos el de los
sacerdotes y los industriales el de los nobles feudales

Este positivismo, que exigía estudiar a la sociedad como se estudia la naturaleza, encontraría su método en
el de la biología, rama del conocimiento científico en pleno desarrollo, por lo tanto, modelo a seguir.

Para Émile Durkheim sociólogo que expresa la sociología en su momento de madurez, el modelo para
pensar “Las reglas del método sociológico” (1895), libro indispensable y lectura obligatoria para todos los
integrantes de la disciplina, fue la “Introducción al estudio de la medicina experimental” (1865) del fisiólogo
Claude Bernard. 

2- Pero constituirse positivamente significó también reaccionar contra el negativismo de la filosofía


racionalista de la Ilustración. 

Portantiero nos recuerda que la tradición revolucionaria del Iluminismo operaba a través del contraste entre
la realidad y una Razón Trascendental al orden existente que permitía distinguir lo bueno de lo malo, lo bello
de lo feo, etc. Distinguir e identificar para transformar la miseria, la injusticia y el despotismo. En ese
sentido, en tanto crítica de la realidad, era considerada como una “filosofía negativa”. 

Para la escuela positivista, la realidad no debía subordinarse a ninguna Razón Trascendental. Los hechos, la
experiencia, el reconocimiento de lo dado, debía predominar sobre la actitud crítica negadora de lo real.

Augusto Comte (1798-1857), filósofo francés considerado padre del positivismo y (habitualmente) de la
sociología, creía que la filosofía crítico- negativa del Iluminismo había cumplido ya con su misión histórica.
Había demostrado ser un arma eficiente en manos de la burguesía en su lucha contra los dogmas y el
despotismo del sistema teológico y feudal (lucha que desembocó en la Revolución Francesa y la disolución
del viejo orden)5. Pero, con la llegada del nuevo orden burgués industrial y con el final de los absolutismos,
cuando el desafío era construir una sociedad orgánica e integrada, Comte entendía que el pensamiento
crítico negativo generaba fragmentación, división y estimulaba el conflicto de clases. Negaba el negativismo
de la Ilustración. Por supuesto que Comte percibía la necesidad de introducir modificaciones para mejorar la
situación de clase de aquellos que veían postergados, cuando no vulnerados, los derechos prometidos por la
Razón Ilustrada y la Revolución. Pero no aceptaba la acción revolucionaria del proletariado para transformar
la sociedad, sino su ajuste pacífico al nuevo orden de cosas establecido. El mejoramiento de la situación de
los trabajadores debía producirse a medida que la sociedad evolucionara armónicamente de una etapa a
otra. No serían la crítica, el conflicto y la revolución los que aseguraran el progreso, sino la reconciliación de
los antagonismos de clases y la educación, particularmente de las clases trabajadoras y para que aceptaran
de buen grado al lugar que la nueva sociedad, jerárquicamente organizada, les había asignado. La función de
la ciencia positiva consolidar el orden industrial burgués, garantizar un orden social orgánico y libre
antagonismos y de conflictos.

Así como el distanciamiento del trascendentalismo y la metafísica de cierta manera estimuló el avance de las
ciencias y la tecnología, elementos que están en la base del desarrollo del sistema capitalista de producción
y de toda promesa vinculada al progreso económico y social, la sumisión de la ciencia a los hechos
amenazaba con naturalizar lo dado. Para los primeros sociólogos, mediante la observación, la cuantificación,
la experimentación y la demostración, la Razón debía encontrar las leyes que gobiernan el orden y evolución
de las sociedades, hacer recomendaciones científicamente fundadas para prevenir el conflicto y corregir
desvíos promotores de lucha y desorden, “todo conflicto que tendiera a destruir radicalmente ese orden
debía ser prevenido y combatido, lo mismo que la enfermedad en el organismo”. 

5
Alguna de las características del orden feudal: básicamente agrario, estamental, teocéntrico, monarquías absolutas.

5
Durante la primera etapa de su constitución como conocimiento científico con una autonomía relativa
respecto de otras formas de pensar lo humano, además de las posturas reformistas y conservadoras,
surgieron filosofías reaccionarias como las inspiradas en Bonald (1754-1850) y de Maistre (1754-1821), que
no buscaban mejorar el nuevo orden, sino que, nostálgicos de la cohesión medieval perdida, directamente
reivindican el orden medieval.

Portantiero cita a Lisbeth cuando afirma que “el redescubrimiento de lo medieval –sus instituciones, valores,
preocupaciones y estructuras– es uno de los acontecimientos significativos de la historia intelectual del siglo
XIX”. Cinco son las “ideas fuerza” que atraviesan a los teóricos clásicos y se vinculan con el pensamiento
conservador (NO reaccionario) preocupado por las consecuencias desintegradoras del conflicto de clases:
comunidad, autoridad, sagrado, status y alienación. Con diferencias significativas, dependiendo de los
contextos sociales e intelectuales de surgimiento, lo cierto es que todas esas ideas están presentes en Saint-
Simón, en Comte, en Tönnies, en Durkheim o en Weber.

De este modo, Portantiero nos describió la carga ideológica con que nació la sociología clásica. Siendo muy
joven dio respuestas conservadoras a la situación de crisis que atravesaban los países europeos al considerar
la sociedad desde el modelo organicista y al negar el negativismo de la Ilustración. En su madurez, la
sociología se estructurará, entre otros, en torno al diálogo y debates teóricos, metodológicos, filosóficos y
políticos con el marxismo. Pero esto excede ampliamente los objetivos de este texto.

Hasta la próxima. María Laura Peña

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