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Lo simbólico promete el todo, pero está constituido del no todo. Los sistemas
simbólicos, incluso los más formalizados como pueden ser los matemáticos, no
son perfectos, no son el todo, están acusados de una falla. Un conjunto siempre
presupone una exterioridad para poder determinar los elementos interiores, y ese
elemento que no está por dentro introduce una falla en el conjunto, porque el
conjunto como tal no está completo, dado que le falta el elemento que está afuera,
y no lo podemos meter. Si está afuera falta y si está adentro sobra. Este podría
ser el axioma de la falla del sistema simbólico. Un código, una ley siempre
requiere que alguien interprete, si la ley fuera consistente, rigurosa, completa, se
diría este es el caso aplíquese. No hay sistema simbólico completo, totalizante. Si
hay algo que tiene el funcionamiento de lo simbólico es la repetición (ejemplo del
cuento), por eso hay gramática, hay axiomas que deducen los seres humanos de
la biblioteca.
La promesa de lo simbólico es que aquí está tu vindicación, pero no tenemos como alcanzarla. El
efecto de falta de ser del sujeto tendría que ver con esa imposibilidad del todo en el sistema
simbólico, pero porque está constituido ya con una falla inherente, pues un elemento si está
afuera falta y si está adentro sobra. La falta de ser es el efecto del incumplimiento de la promesa.
Una de las cosas que se hace para suplir la falta de ser es buscar el objeto perdido que
ensamblado en la falta de ser totalizaría nuevamente al sujeto. La falta de ser da lugar al deseo,
como efecto de lo simbólico, de estar metidos en la palabra.
La elucubración pasa por las imágenes que tengo de mí mismo, del otro, como cuando Johnny dice
que Bruno es fiel como el mal aliento, de mi lugar en el deseo del otro, es el caso de Johnny
cuando le reclama a Bruno por lo que ha escrito sobre él, pues Johnny no se reconoce en eso, y
muchas cosas más. Es lo que hacen Johnny y Bruno. Lo simbólico es un atasco, de tal modo que
cuando se habla con alguien llega un momento en que es insoportable y empiezo a no escuchar.
Sé que puedo decir algo, pero es mejor no decirlo para no provocar problemas, así lo simbólico es
un atasco.
que hay un deseo reprimido, que se expresa a través de lo simbólico, por la discontinuidad de lo
simbólico, por ejemplo, el olvido que es un hueco, olvida el autor de las pinturas, de los frescos en
Orvieto, lo reprimido hace que el discurso pierda la continuidad y haya un bache. Y se trata de
llevarlo a tomar una posición ante eso, no de volverlo armonioso con su mundo, que tenga
sentido, no se trata del sentido sino de tomar una posición.
Pero cuando el sujeto no cabe en lo simbólico, que lo simbólico tiene una falla de entrada, que el
sujeto no cabe en las promesas de lo simbólico, que la promesa de caber en esa elucubración que
se hace a partir de esa operación simbólica no se cumple… etc (…) Y entonces aparece una
dimensión del sujeto como respuesta al problema con lo simbólico.
discusiones que giraron en torno de la obra de Freud y sus discípulos tenían que ver con eso: ¿qué
estatuto darles a las imágenes? ¿Las imágenes del sueño son aquello que nosotros soñamos o son
elucubraciones que hago de la frase que aparece en la cabeza cuando estoy soñando?
discusiones que giraron en torno de la obra de Freud y sus discípulos tenían que ver con eso: ¿qué
estatuto darles a las imágenes? ¿Las imágenes del sueño son aquello que nosotros soñamos o son
elucubraciones que hago de la frase que aparece en la cabeza cuando estoy soñando?
¿Qué es lo simbólico? Es Otro, con o mayúscula, que no es ni tú ni yo, es una referencia que no
está, aquello que nos permite saber si algo es verdadero o no, nos permite juzgar, es aquello en
relación con lo cual forjamos un proyecto.
Solamente en el lenguaje puedo decir que haré algo en el futuro; ese es el otro, el que pone un
referente que no está presente. Lo simbólico toma así preponderancia sobre lo imaginario, y luego
se le dará una primacía a lo real.
¿Cómo se ve lo real en el texto? En el texto adviene un sujeto porque no se cumple una promesa
de consistencia, porque por más que se haga elucubración no se logra dar cuenta de la ironía y del
absurdo de la biblioteca y entonces aparece la respuesta, la toma de posición, se configura
otra cosa distinta; escribir no estaba presupuestado en el tema de la biblioteca; el funcionamiento
de esa biblioteca no presuponía que alguien se pusiera a escribir.
El lenguaje determina al sujeto, y una vez instalado en el lenguaje este sujeto se pone a hacer
elucubraciones y hay algo que no cabe y se pone a responder por el lado de lo pulsional. De la
determinación se pasa a la contingencia, hay algo que empuja al sujeto, en contra de lo que ya
está
hecho, a hacer.
Hay un empuje del sujeto todo el tiempo: “eso”, hablando de pulsión, empuja. La elucubración, la
precipitación al tratar de que las cosas tengan sentido, el motor de ese empuje es la pulsión en
función de lo que no queda representado e intento de comprenderlo. Se trata de lo real en
sentido lógico, no lo real como la realidad, en sentido que en el sistema lógico tiene un límite y
más allá de ese límite se le llama lo real, lo que escapa a quedar cubierto por la estructura.
El elemento de entrada y lo excluido constituyen la singularidad del vínculo del sujeto con el
lenguaje. Los padres de Johnny, el orden simbólico, el tiempo.
Cuando una persona compra algo para acabar con su indigencia de ser, no hay en él un sujeto, hay
un algo para todos. Un sujeto rompe con lo que está sucediendo. Un acto es una postura del
sujeto respecto de algo que lo desafía y que constituye una salida singular.
Es como con el psicoanálisis o la religión: ahí voy a encontrar el sentido de mi vida, o espero que
así sea. Si yo le digo al sujeto que hay un camino de palabras que explica su vida, esto querría decir
que no hay nada real, que no hay nada excluido de lo simbólico. El sigue dando vueltas en torno de
lo simbólico. Resulta que la decisión y la singularidad del sujeto se juega es en lo real, por ese real.
Lo simbólico no apunta a la singularidad, tampoco lo imaginario. La singularidad es el resultado de
la
articulación de esas tres cosas poniendo el elemento de lo real a funcionar.
el problema del sujeto es creer en lo simbólico, ahí está su angustia, … En creer en la promesa de
lo
simbólico, y en elucubrar y construir con eso algo que le tape o le vele la falta.
El narrador sabe que su vindicación, el sentido de su vida, está en algún lugar de lo simbólico, pero
no la busca. Igual a lo que ocurre en el psicoanálisis, allí no se apunta a lo simbólico, se apunta a lo
real.
El psicoanálisis diría que la solución a tus asuntos sería lo que seas capaz de inventar, un poco
separado del sistema simbólico, del colectivo que legitima las decisiones de lo imaginario, de las
elucubraciones.
Lo primero que opera al hablar es el goce, no el vínculo con el otro, o la tolerancia. Si el sujeto no
gozara al hablar no hablaría, no opera de primeras la presencia del otro, no se habla para el otro.
Lo que el sujeto tiene en la cabeza no es la lengua, lo que aprehende es otra cosa, es una
aproximación a conveniencia. Eso que hay en la cabeza no es la lengua común, que se puede
teorizar. Es otra cosa, que para Lacan se llama lalengua.