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Para iniciar el estudio científico del Estado es necesario precisar términos que se usan
indiscriminadamente con respecto al mismo, como: Nación, Gobierno, Territorio, sociedad, país,
etc. Desde el punto de vista académico – conceptual, cada uno de los términos señalados tiene
una connotación diferente y particular, por ello se iniciará el presente análisis diferenciando los
términos Comunidad y Sociedad.
En una sociedad el objetivo es una tarea a realizar o un fin a alcanzar, que depende de las
determinaciones de la inteligencia y voluntad humanas, como por ejemplo un sindicato, una
empresa industrial, etc., que son tan sociedades como el cuerpo político. Al lado de esto
tenemos los grupos regionales, étnicos, lingüísticos, son comunidades, así como lo son la tribu,
el clan.
La palabra "comunidad" viene del latín communitas y significa "cualidad de común, conjunto
de personas que viven juntos, que tienen los mismos intereses o que viven bajo las
mismas reglas"1.
Otro concepto de comunidad señala: es un grupo de seres humanos que tienen ciertos
elementos en común, tales como el idioma, costumbres, valores, tareas, visión del mundo,
edad, ubicación geográfica, estatus social o roles. Por lo general, en una comunidad se crea
una identidad común, mediante la diferenciación de otros grupos o comunidades (generalmente
por signos o las acciones), que es compartida y elaborada por sus integrantes mediante la
socialización. Generalmente, una comunidad se une bajo la necesidad o mejora de un objetivo
en común, como puede ser el bien común; si bien esto no es algo necesario, basta una identidad
común para conformar una comunidad sin la necesidad de un objetivo específico 2.
Tonnies menciona que en la comunidad las relaciones tienen su raíz natural en los
sentimientos, en las convicciones, en el alma; de aquí que sean el conocimiento de cada uno:
inicialmente son los vínculos naturales que aparecen por medio de la descendencia como la
forma originaria más antigua de la vida colectiva. En la sociedad las relaciones son objetivas
puras, que en el intercambio de la posesión de las cosas crean su esencia y, como modificación
1 http://etimilogías.de chile.net>comunidad
2 https://es.wikipedia.org/wiki/Comunidad
de intercambio de cosas, son un resultado de interacción. Son relaciones que en parte son
consideradas de orden comunitario, pero también pueden formarse entre individuos separados
que no se conocen, así como entre enemigos, mediante la voluntad racional de los
participantes, etc. En la práctica estas relaciones se consideran como individuales y se esencia
está contenida en la conciencia de la utilidad y el valor que tienen.
Weber menciona que la comunidad es una relación social cuando y en la medida en que la
actitud en la acción social, se inspira en el sentimiento subjetivo (efectivo o tradicional) de
los participantes de construir un todo. En la sociedad hay una relación social cuando y en la
medida en que la actitud en la acción social se inspira en una compensación de intereses por
motivos racionales (de fines o de valores) o también en una unión de intereses de igual
motivación. la sociedad de un tipo típico, puede especialmente descansar (no unicamente) en
acuerdo o pacto racional, por declaración recíproca. Entonces la acción cuando es racional,
está orientada: a) racionalmente con arreglo a valores, en méritos de la creencia de la propia
vinculación, b)racionalmente con arreglo a fines, por la expectativa a la lealtad de la otra parte 3.
¿Qué determina esta voluntad de asociarse? La doctrina clásica define la SOCIEDAD como “el
hecho positivo de la convivencia y cooperación de los hombres” y debido a su naturaleza de ser
social, que se refleja en un estado psicológico de ánimo, el hombre logra su seguridad a través
de la cooperación5.
La sociedad es una pluralidad de personas relacionadas entre sí, que persiguen objetivos
similares de manera permanente y que tienen al mismo tiempo una autoridad.
a) Pluralidad de personas
b) Un fin común
c) Autoridad
d) Estabilidad o permanencia.
3 https://docs.google.com/document/preview?hgd=1&id=1vT8srsU6U_SH1wwfqRz2s6v8A6CVQFheTWgISSURysM
4 MIGUEL, Benjamín. Organización Política y administrativa del Estado. La Paz, 1988.
5 AMARO Guzmán, Raymundo. Introducción a la Administración Pública. Editorial Mc Graw Hill Segunda edición 1993. México.
1.2. NACIÓN
La palabra nación proviene del latín nātio (derivado de nāscor, nacer), que podía significar
nacimiento, pueblo (en sentido étnico), especie o clase.
Beatriz Sáenz define que nación es “una unidad geográfica conformada por un conjunto de
individuos que habitan en un territorio común y que comparten idioma, tradiciones, valores,
historia, costumbres, etnia y cultura. Una nación comparte una conciencia social” 6.
Por su parte, Manicini -citado por Amaro Guzmán-, señala que nación es “una sociedad
natural de hombres creada por la unidad de territorio, de costumbres y de idioma, formada por
una comunidad de vida y de conciencia social”.
Una nación se caracteriza por la identidad cultural, social, histórica y política de un pueblo.
En este sentido, se puede definir el sentimiento de una nación como el parecer de un grupo de
personas que comparten lazos con los cuales se identifican culturalmente.
Una nación es un conjunto de personas que comparten una serie de elementos como la historia,
la lengua, el territorio, la cultura, la etnia.
Sin embargo, algunos autores rechazan que el concepto de nación se pueda englobar bajo
todos los componentes anteriores. Así pues, según los autores que se encuentran a favor de
los elementos subjetivos que conforman una nación, se encuentran:
- Voluntad de vivir en una misma comunidad.
- Identificación del individuo con la nación.
- Solidaridad entre las personas que conviven en ella.
- Intereses compartidos.
- Conciencia común.
En cualquier caso, cabe destacar que ni siquiera existe consenso entre los elementos objetivos
y subjetivos de una nación7.
Al margen de la variedad de definiciones y conceptos del término nación, las cuales versan
sobre convenciones lingüísticas y no de la explicación científica de distintas realidades, existen
dos corrientes que intentan explicar la naturaleza y surgimiento del fenómeno. Estas son la
perennista o primordialista y la modernista o constructivista. Esta segunda surge en
relación a una crítica sobre la primera.
A) Perennistas o primordialistas
Hasta mediados del siglo XX la única visión consagrada que trataba de explicar el surgimiento
de las naciones y el nacionalismo establecía que estas habían existido desde siempre, puesto
que el sentimiento de pertenencia a una colectividad nacional era natural en el ser humano.
Por ellas se entendía a los pueblos con una determinada lengua, raza, historia, religión o cultura,
de los cuales surgirían espontáneamente unos sentimientos de pertenencia a una colectividad
y solidaridad entre los integrantes, para más tarde con el moderno despertar de los derechos
políticos desencadenar unas reivindicaciones de autogobierno.
La concepción primordialista cree por tanto que la nación es lo natural e inherente al ser
humano, mientras que el Estado, entendido como la estructura política, es lo artificial, una
construcción humana.
Estos conceptos primordialistas, heredados de Herder y del romanticismo alemán del siglo XIX,
estaban muy integrados hasta mediados del siglo XX, por lo que el presidente Woodrow
Wilson pensaba que la falta de ajuste entre los estados y las naciones era la causa de los
problemas europeos en los últimos siglos. Por ello, este planteamiento conducía
inevitablemente a adecuar las fronteras de los estados a las realidades étnicas. No obstante,
la universalización de estas ideas y su intento de ponerlas en práctica, supuso multitud de
problemas a lo largo del siglo XX, puesto que los límites culturales son en realidad difusos,
habiendo una abigarrada red cultural humana que no se podía circunscribir a compartimentos
políticos nítidos. Esta imposibilidad práctica, el hecho de que existan comunidades con una
fuerte conciencia nacional pero que están constituidas por poblaciones con diferentes lenguas,
religiones y culturas (EE. UU o Suiza por ejemplo), la configuración de los fascismos europeos
y los horrores de la segunda guerra mundial que se originaron en parte como consecuencia de
las ideas nacionales, llevaron a diferentes pensadores a cuestionarse si realmente esta
concepción explicaba la verdadera naturaleza del problema. Así pues surgirían diversos
autores, los llamados modernistas o constructivistas, que aportarían una explicación diferente
al origen de las naciones y el nacionalismo.
B) Modernistas o constructivistas
La perspectiva modernista surge a mediados del siglo XX como consecuencia de una crítica
por parte de diversos autores a los postulados primordialistas, ya que consideraban que no
conseguía explicar de manera suficiente el fenómeno nacional. Esta perspectiva es actualmente
8 https://es.wikipedia.org/wiki/Naci%C3%B3n
la compartida por la mayor parte de la comunidad académica, como mejor explicación científica
del fenómeno.
Los postulados constructivistas, de manera genérica, consideran que las naciones no son
fenómenos naturales existentes desde siempre en la historia de la humanidad e inherentes al
ser humano, sino construcciones sociales, como lo es por otra parte, según otros autores,
todo el conjunto de la realidad social. Las identidades nacionales, las cuales tienen como
rasgo característico la soberanía de la población sobre un territorio, serían asimismo un
producto de la modernidad. De esta manera, el sujeto colectivo de la nación comenzaría a
surgir solamente en el momento de la historia en el cual se empezarán a generar nuevas
libertades sociales y se defina al pueblo como sujeto soberano, lo cual solo ocurriría en los
últimos siglos. Tampoco son las naciones algo permanente en el tiempo, puesto que el
hecho de que sean construcciones implica que en algún momento terminarán por desaparecer,
nada es eterno. Cada nación sería construida en un momento dado, no fechable ni repentino,
tendría vigencia durante un periodo y acabaría por desaparecer, contrariamente al pensamiento
del común de nacionalistas.
De todo esto se deduce que el historiador es parte activa de la historia y no mero espectador
que se dedica a reflejar el pasado, puesto que con la elaboración de sus trabajos participa
activamente de la construcción de la nación.
Otro argumento aportado por estos autores de manera común es que el ser humano ha vivido
a lo largo de la historia en muy diversas organizaciones políticas (imperios, reinos, etc.) y
que ninguna de ellas se correspondía con naciones, entendidas estas como espacios
culturalmente homogéneos y diferenciados nítidamente de otros. Tampoco la identificación de
sus integrantes correspondía con las mismas. Ellos se sentían pertenecientes a otras entidades
diferentes (parroquias, comarcas, linajes, estamentos etc.) insertas a su vez en comunidades
más grandes religiosas, de manera que se identificaban con ellas antes que con sus respectivos
estados políticos. Un ejemplo de ello es que no se consideraba antinatural que el monarca fuera
extranjero, al contrario de lo que sucedería en el mundo contemporáneo.
Las naciones, aunque sean construcciones sociales, no se presentan al público como tales,
sino como elementos esencialistas e intemporales, con una historia muy antigua y ajenos al
individuo, para de esta manera asegurarse una mayor legitimidad, es decir, se muestran como
realidades per se.
La nación da autoestima, dice a las personas quien son y las entronca en un marco territorial
que se muestra como eterno, anterior al nacimiento y posterior a la muerte. Por este motivo es
capaz de cubrir problemas emocionales humanos como la debilidad, la soledad o la muerte.
Asimismo, crea un colectivo de personas, una fraternidad, en el que prima la camaradería,
a pesar de haber diferencias importantes entre sus integrantes de tipo geográfico, social o de
clase. Las naciones son construcciones de naturaleza contingente y también un sistema
de creencias y adhesión emocional que surten efectos políticos, de los cuales se
benefician ciertas élites locales.
Anthony D. Smith ha resumido así las dos concepciones de la nación, la de los modernistas o
constructivistas y la de los perennialistas o primordialistas:
4.La nación es una comunidad popular y Para los modernos se trata de algo
democrática, la comunidad "del pueblo" que conscientemente construido por las elites que
refleja sus necesidades y aspiraciones. buscan influir sobre las emociones de las
masas para alcanzar sus objetivos.
5. Para los perennialistas, pertenecer a una Para los modernos significa estar en posesión
nación significa poseer ciertas cualidades. Es de ciertos recursos. Es una capacidad para
una forma de ser. hacer cosas.
6. Las naciones son un todo sin fisuras, con La nación típica tiene fisuras y está dividida
una única voluntad y un solo carácter en un número de grupos sociales (regionales,
de género, de clase, religiosos, etc.), cada
uno de los cuales tiene sus propios intereses
y necesidades.
7. Los principios que subyacen a la nación Los principios de la solidaridad nacional
son los de los vínculos ancestrales y la deben buscarse en la comunicación social y
auténtica cultura. la ciudadanía.
Anthony D. Smith, (etno-simbolismo) define la nación como: «una comunidad humana con
nombre propio, asociada a un territorio nacional, que posee mitos comunes de antepasados
que comparte una memoria histórica, uno o más elementos de una cultura compartida y un
cierto grado de solidaridad, al menos entre sus élites».
Benedict Anderson (modernista), una nación es «una comunidad política imaginada como
inherentemente limitada y soberana». Las «comunidades imaginadas» que constituyen las
naciones proporcionarían a los individuos una sensación de inmortalidad que antes les
proporcionaban las religiones.
Ernest Gellner (modernista) critica a los perennialistas cuando afirma que «las naciones, al
igual que los estados, son una contingencia, no una necesidad universal. Ni las naciones ni
los estados existen en toda época y circunstancia». «El nacionalismo engendra las naciones,
no a la inversa».
Eric Hobsbawmn (modernista), coincide con Gellner al afirmar que no son las naciones las que
crean el nacionalismo, sino a la inversa, es el nacionalismo quien “inventa” la nación.
Xosé M. Núñez Seixas (modernista) señala la nación es: “Una comunidad imaginada,
inherentemente soberana y delimitada territorialmente, integrada por un colectivo de
individuos que se sienten vinculados entre sí, con base en factores muy variables y
dependientes de la coyuntura concreta, desde la voluntad a la territorialidad o la historia común
y el conjunto de características étnico-culturales relativamente objetivables que podemos
denominar "etnicidad", es decir, que definen una conciencia social y prepolítica de la diferencia;
y que, sobre todo, consideran que ese conjunto de individuos es el sujeto soberano de derechos
políticos colectivos. De alli concluye «que la nación es una realidad social que existe
científicamente sólo en la medida en que sus integrantes están convencidos de su
existencia».
A lo largo del siglo XVIII el concepto de «nación» -como el de patria- experimentó «un definitivo
cambio de escala y de contenido», como consecuencia fundamentalmente de la difusión de los
principios modernizadores de la Ilustración. Así se va definiendo la «nación» y la «patria» de
una forma racionalista y contractualista, aunque sin que desaparezcan los significados
anteriores.
El filósofo ilustrado que ejerció mayor influencia en fue Jean Jacques Rousseau al desarrollar
el concepto de soberanía nacional. Para Rousseau los ciudadanos deben anteponer el bien
común a sus intereses individuales naciendo así un contrato social entre todos ellos, como
depositarios de la soberanía, del que surgirá un Estado regido por la voluntad general. Y un
elemento clave para su desarrollo será el patriotismo que se deberá potenciar desde la infancia
mediante la educación. Así lo advierte Rousseau en sus Consideraciones sobre el Gobierno
de Polonia: «Al despertar de la vida el niño debe ver la patria, y hasta su muerte no debe ver
otra. Todo verdadero republicano mama, con la leche materna, el amor a su patria, es decir, a
las leyes y a la libertad». Por su parte el ilustrado español Pedro Rodríguez de Campomanes
escribía en 1780: «La política considera al hombre en calidad de ciudadano unido en
sociedad con todos aquellos que componen el propio Estado, patria o nación». Y Juan Bautista
Pablo Forner incidía aún más en el significado político de «nación» cuando la definía como «una
sociedad civil independiente de imperio o dominación extranjera». Así la expresión «nación
política», que empieza a usarse a mediados de siglo, cobra un cierto sentido redundante.
También empieza a contraponerse entonces el derecho patrio o nacional al derecho romano o
«extranjero».
Si antes el rey era el Estado, ahora lo es la «Nación». Surge así el Estado-nación que llaman
Francia, nación «política» que reúne a los ciudadanos de las «provincias» de la Monarquía (sin
distinciones entre ellos), y tras la caída de esta, de toda la República. Durante el período de la
Monarquía constitucional francesa regida por la Constitución francesa de 1791 el lema será «la
9 https://es.wikipedia.org/wiki/Naci%C3%B3n
nación, la ley, el rey» y todas las nuevas instituciones tendrán el adjetivo de «nacional»,
empezando por la Asamblea Nacional Legislativa que representa a la Nación.
En estos mismos años surgió en el ámbito germánico una concepción alternativa a la «nación
política» -o «cívica»- de los filósofos ilustrados y de los revolucionarios franceses. Fue
formulada por primera vez por el filósofo prerromántico Johann Gottfried Herder en su obra
Ideas sobre la filosofía de la historia de la humanidad. Allí desarrolló un concepto de nación
entendida como una especie de organismo biológico desarrollado a lo largo de la historia. Su
fundamento sería el Volksgeist, espíritu del pueblo o «alma colectiva» destinada a perpetuarse
generación tras generación y que se manifestaría en la lengua, en la cultura, en las artes, en
las tradiciones, etc. De estos, el elemento más importante en la conformación de la nación,
según Herder, sería la lengua. Para Herder la lengua era «un todo orgánico que vive, se
desarrolla y muere como un ser vivo; la lengua de un pueblo es, por decirlo así, el alma misma
de este pueblo, convertida en visible y tangible».
El también filósofo germánico Johann Gottlieb Fichte fue el que acabó de definir esta nueva
concepción de la nación que ha sido llamada «orgánico-historicista» o «esencialista». En sus
Discursos a la nación alemana, escritos entre 1807 y 1808, y en los que hizo un llamamiento a
la nación alemana (al «pueblo», al Volk) para que se levantara contra las tropas napoleónicas,
Fichte, siguiendo a Herder, concibió la Nación no como el resultado de la libre voluntad de
ciudadanos que han despojado a su rey de la soberanía asumiéndola ellos (es decir, no como
una «comunidad política») sino como algo que está por encima de ellos, algo que les viene
dado, algo que se recibe de las generaciones anteriores y se trasmite a las siguientes. Por ello
la «Nación» viene definida por una lengua, unas raíces, una historia, unas tradiciones, una
cultura, una geografía, una «raza», un carácter, un espíritu (Volksgeist),... específicos y
diferenciados. Así pues, allí donde hubiera personas que compartieran esos rasgos
diferenciados habría nación. Esta idea de nación casaba muy bien con la fragmentación política
de Alemania, entonces dividida en multitud de Estados, pues allí era imposible que cada
príncipe por separado pudiera resistir el empuje napoleónico. La lucha contra Napoleón debía
fundamentarse en el hecho de que los súbditos de los diferentes Estados alemanes compartían
una misma lengua, una misma cultura, un mismo espíritu... Es decir, formaban una única
«nación».
En cuanto al desarrollo histórico de estas ideas y su popularización, solo muy a finales del siglo
XIX emergieron ideas de naciones étnico-culturales como expresiones de sujetos colectivos
antiguos en búsqueda de su autorrealización en forma de un estado-nación. De esta manera,
antes de la Primera guerra mundial, solo unos veinte estados europeos tenían algo parecido a
una conciencia nacional, constituida esta por un imaginario colectivo conformado por un sujeto
imaginario que camina por la historia luchando por su integridad como cuerpo nacional, la
invención de una memoria colectiva, de tradiciones, de héroes y de experiencias vividas, de
derechos históricos y de tierras prometidas. No obstante, desde una perspectiva de
conocimiento actual, cualquier análisis histórico y científico no solo revela estas naciones como
construcciones y artefactos inventados, sino que niega la posibilidad de coincidencia entre una
nación étnica y culturalmente homogénea y un territorio determinado.
El concepto de nación (tanto política como cultural) tal como lo entendemos hoy, es decir, con
su intrínseco componente político, no surge hasta fines del siglo XVIII, coincidiendo con el fin
del Antiguo Régimen y el inicio de la Edad Contemporánea. Es entonces cuando se elaboran
las primeras formulaciones teóricas sólidas de la nación y su plasmación en movimientos
políticos concretos. Es decir, las obras de los ilustrados de fines del s. XVIII y las Revoluciones
Americana y Francesa. Desde entonces los dos tipos de nación han ido evolucionado
entrelazadamente hasta hoy.
Una nación cultural se define por aquellos que sienten pertenecer social y culturalmente a un
grupo o comunidad y que presenta los 3 elementos de una nación: una población, un territorio
y el ejercicio del poder. La nación cultural puede o no estar organizado por un Estado.
La nación política está regida por el Estado que gobierna dicha nación, dicho de otra manera,
define formalmente políticas jurídicas, económicas y sociales sobre la población, el territorio
delimitado y la forma de organización del poder.
El Estado es la entidad que sostiene el poder soberano para gobernar una nación política
(definido por fronteras).
El Estado es la forma de organización política que puede o no adoptar una nación cultural. A
las naciones que escogen ser representados por un Estado se denominan Estado nacional.
1.3. ESTADO
El Estado pertenece al orden de la sociedad, por ello el concepto jurídico del Estado tal vez
mejor logrado ha sido dado por el Profesor Daniel Antrokolets que lo definió como “La sociedad
política y jurídicamente organizada”11.
La noción de Estado lleva implícita la idea de un ordenamiento político y jurídico que debe
culminar en un gobierno propio o independiente de todo otro poder extraño.
10 https://es.wikipedia.org/wiki/Naci%C3%B3n
11 MIGUEL, Benjamín; Ob. Cit.
Para realizar una diferenciación entre Nación y Estado se puede utilizar el siguiente esquema:
NACIÓN ESTADO
Es natural y justo que una nación se convierta en una “colectividad política”, esto es, que se
convierta en Estado independiente, aun cuando como ya se ha citado no siempre sucede.
Por último, se debe señalar, que el Pueblo que es la multitud de personas unidas por leyes
justas, por la mutua amistad para el bien común, constituye una sociedad política o cuerpo
político. El pueblo es la sustancia libre y viva del cuerpo político, está por encima del Estado,
no para el Estado, sino que el Estado es para el pueblo.
El pueblo y el cuerpo político tienen un derecho natural a la plena autonomía frente al Estado.
Este derecho funciona cuando se da una Constitución y un cuerpo de leyes, elige a sus
representantes, que tienen el derecho de fiscalización a la administración, por eso se considera
la frase de Abraham Lincoln “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo” como una
de las expresiones más felices de esta autonomía, poder de fiscalización y autogeneración de
poderes.
Al principio de los tiempos, el hombre vivía casi solo o en pequeños grupos familiares aislados
y en permanente “guerra” con los demás, pero más tarde, en un estadio más avanzado de su
desarrollo, decide unirse a otras familias y organizar la tribu o clan, que sería el primer
antecedente de la sociedad y es en la fase de tribu que el ser humano desarrolló una serie de
usos, costumbres y normas de conducta, que a través de los miles de años, acabaron en
convertirse en las bases institucionales de la sociedad, es decir un vínculo de carácter emotivo,
que une fuertemente a los miembros de la tribu.
Cuando ese clan que era de carácter trashumante, toma posesión en común de un territorio,
aparece el concepto de “familia”, separada del conjunto en cuanto a ocupar una parte del
territorio, pero unida a las otras en el concepto de comunidad, de aquí que esta comuna,
compuesta en parte o en todo de familias separadas pero unidas en la posesión y defensa de
la tierra en común, constituirán los vínculos o lazos que hagan a la sociedad.
Ahora bien, ¿cuándo esa Sociedad se convierte en Estado? Según algunas corrientes, cuando
la sociedad organizada, adquiere una personalidad propia, una autonomía con poder suficiente
para manejarse por si mismo o según otros, cuando se conforma el Poder o Autoridad que
dicta normas de conducta y convivencia, es decir el Derecho, o cuando esos grupos de familias,
se someten a la autoridad de alguno o algunos, por decisión propia o por imposición de la fuerza.
Si bien se sostiene, en la teoría del contrato social, que el hombre en un principio vivía en un
estado de naturaleza o de libertad en su relacionamiento social, determinado y absolutamente
dependiente de los frutos de la naturaleza, es sólo cuando los hombres se someten a otros
hombres, cuando aparece el carácter político de su convivencia.
El Estado como producto histórico de la sociedad que se organiza en rededor del poder y el
derecho, busca finalidades fundamentalmente éticas que responden al carácter social del ser
humano.
Apenas el ser humano viene al mundo, se encuentra vinculado a grupos sociales, determinados
por vínculos y relaciones que parten de los familiares, hasta llegar a los vínculos de
nacionalidad, que lo hace por el lugar de nacimiento, como miembro de un Estado, pero la
complejidad de las relaciones sociales, que van en aumento a medida que se perfecciona la
sociedad organizada en Estado, hacen de este último un gran armonizador de las relaciones,
entre los individuos (primero familiares, padres, hijos, esposos, parientes, etc.), luego entre los
miembros de la comunidad (a través del municipio, barrio, provincia, departamento, etc.),
relaciones con el mismo Estado (pago de tributos, derechos políticos, etc.) y finalmente las
relaciones entre Estados, donde aparece el individuo como parte de un Estado y protegido por
éste (súbditos nacionales, extranjeros, naturalizados, etc.).
Todo el complejo de las relaciones dentro del Estado, está sujeto a la normatividad del Estado,
pues éste regula las relaciones a través del Derecho.
A medida que el Estado, como la sociedad de más alto desarrollo, partiendo de la familia, se
perfecciona, va estableciendo una red cada vez mayor de normas jurídicas que regulan todas
y cada una de las actividades del ser humano, individual o colectivamente, de tal manera que
todo lo que hace el hombre es objeto del derecho, siempre y cuando sea una actividad de
carácter colectiva, de cierta permanencia y fundamentada en valores morales.
La política es convivencia humana, sin hombres en convivencia no existe la política; mas ello
no supone afirmar que toda convivencia humana sea una actividad política, así, por ejemplo, en
la amistad, que es una especie de convivencia humana, no vemos actividad política, ni relación
política. Antonio Gramsci manifiesta que la política “es la actividad humana central, el medio a
través del cual la conciencia individual es situada en contacto con el mundo social y material,
en todas sus formas”. La política se centra en el fenómeno llamado poder; es decir, la fuerza
coactiva capaz de someter la voluntad de las personas, de establecer el comportamiento
humano. Allí donde el poder actúa, está la política.
Conscientes de la dificultad que entraña dar una definición precisa sobre la política, por la
ambigüedad del término, su poca precisión, los múltiples usos e interpretaciones que se le dan,
se analizará la palabra desde sus acepciones etimológica, general, específica y científica:
ni la república medieval, por que el Estado aparece recién en la Edad Moderna y, tal vez,
no habrá Estado mañana, cuando el Estado moderno se quiebre definitivamente, como
forma histórica”15.
c) El término política está vinculado de un modo directo al poder estatal; tal poder tiene
características que lo diferencian fundamentalmente de los otros poderes a que hacíamos
referencia anteriormente. El poder del Estado es irresistible y dominante en el ámbito
personal y espacial de una comunidad política determinada, posee el monopolio jurídico
de la coacción, para hacer cumplir sus determinaciones. La fuerza de compulsión estatal
no tiene parangón, toda vez que es originaria y no derivada, lo que no ocurre con las otras
organizaciones sociales.
d) La política, como ciencia, está referida al estudio de los fenómenos y de las estructuras
políticas, con sistematicidad y rigor, apoyado en un amplio y agudo examen de los hechos,
expuesto con argumentos racionales. “Ciencia Política es aquella que se propone estudiar
las relaciones de autoridad y obediencia, y sus efectos sobre el comportamiento de los
hombres, para proporcionar una explicación coherente e inteligible de la estructura y el
dinamismo de las sociedades políticas”16. El punto central para precisar la Ciencia Política,
es la Teoría del Poder, porque el “poder no es algo epocal, como el Estado u otras
estructuras, transitorias, sino algo permanente insito en la comunidad”17.
15 CORDOVA, Arnaldo. Sociedad y Estado en el Mundo Moderno. Citado por JORDÁN Q., Augusto. Ob. Cit.
16 BORDEAU, George. Citado por JORDÁN Quiroga, Augusto. Ob. Cit.
17 Para mayor análisis revisar el capitulo 1.
Es bueno establecer que la palabra Estado existía aún antes de Maquiavelo, pero con otra
significación; en Roma, status se utilizaba, para referirse a la situación de un individuo en
relación al goce o no de la libertad, la ciudadanía o la familia. En español, a la situación en que
se halla una persona o cosa y, en especial, a cada uno de los sucesivos modos de ser de una
persona o cosa sujeta a cambios que influyen en su condición, según advierte la Real Academia
Española.
Amaro Guzmán, cita que el profesor Maurice Duverger, en lo relativo al Estado, discrimina el
significado de Estado de la siguiente manera: “La voz del Estado tiene dos sentidos diferentes.
Cuando se habla de la intervención del Estado en las empresas privadas, cuando se crítica al
Estado y se plantea reformarlo se designa el conjunto de la organización gubernamental, el
conjunto de los gobernantes. Por el contrario, cuando se dice que Francia, Italia, Gran Bretaña
son Estados quiere decirse que son comunidades humanas de un tipo particular, naciones
soberanas. Indudablemente, un parentesco visible liga ambos significados: el Estado en el
primer sentido (Estado-gobierno) designa el conjunto de gobernantes de una nación es decir
de un Estado en el segundo sentido (Estado-nación).” En definitiva, el segundo sentido es más
amplio que el primero y lo engloba de alguna manera. A pesar de todo, es importante distinguir
los dos significados de la voz Estado, aunque la mayoría de las veces el contexto es suficiente
para evitar la confusión. En este párrafo se toma el Estado generalmente en su segundo
significado, en el sentido de Estado-nación18.
“El Estado-nación es una agrupación humana, una comunidad que se distingue de las otras por
diversos criterios: los lazos de solidaridad son particularmente intensos, la organización es
particularmente potente. La diferencia entre el Estado y las otras agrupaciones humanas es
más de grado que de naturaleza”19.
En el marco de la concepción filosófica de la Teoría General del Estado, ésta comienza por
preguntarse ¿Qué es el Estado?, y para responder a esta pregunta y formarse una idea de
Estado, necesariamente requiere de ser analizado y explicado sobre la propia razón de ser
como toda realidad social que comprende estructura y funciones actuales.
“En oposición a la nación, tanto el cuerpo político como el Estado pertenecen al orden de la
sociedad. Aquí se debe distinguir entre cuerpo político y Estado. El cuerpo político o sociedad
política es el todo, el Estado es una parte, la más importante. La sociedad política impuesta por
la naturaleza y lograda por la razón es la más perfecta de las sociedades temporales, constituye
una realidad humana concreta que tiende al bien común.
El cuerpo político contiene a las familias cuyos derechos son anteriores a él y otras sociedades
particulares que proceden de la libre iniciativa. La pluralidad que contiene la sociedad política
La existencia del Estado se da dentro de la sociedad. Pertenece y representa a todas las clases
dominantes y no solamente a una o algunas de sus partes. Pero, al mismo tiempo, sus
decisiones y medidas tienen un carácter obligatorio para toda la población de un país. No existe
el Estado si no es en un territorio y con una población determinada. El poder del Estado se
extiende sobre su territorio y alcanza a toda su población. Estos dos elementos son las premisas
para la existencia del Estado, pero no la definen. El elemento esencial es el poder. Es inherente
al Estado la soberanía estatal que es la capacidad, expresada en el derecho, para decidir
libremente sus asuntos internos y externos. La soberanía se expresa en la capacidad de darse
su propio Gobierno, y regularse por sus leyes.
Una definición de Estado entraña serias dificultades por los problemas que supone analizar
todas las relaciones que asume el Estado con la Sociedad. Sin embargo de ello, se puede
intentar una definición, en todo caso, es un punto de partida inicial que permite una idea global
sobre el mismo; siguiendo a Carré de Malberg, el Estado es una comunidad de hombres,
fijada sobre un territorio propio y que posee una organización de la que resulta, para el
grupo considerado con sus miembros, una potestad superior de acción, mando y
coerción. Esta primera aproximación al Estado da la idea de que éste es una comunidad
jurídico-política, posee elementos esenciales, sin los cuales no podría existir; es decir, posee
una población, un territorio determinado y un poder soberano.
Dos definiciones contrapuestas son la visión weberiana y la concepción marxista del Estado.
Para Max Weber el Estado es una “comunidad humana que, dentro de los límites de un territorio
determinado .... reivindica con éxito, por su propia cuenta, el monopolio de la violencia física
legítima”. Carlos Marx entiende el Estado, dentro de sus relaciones con la sociedad, como una
“organización de dominación de clase, de opresión de una clase por otra; es la creación de un
orden que legaliza y afirma esta presión moderando el conflicto de clases”22.
Wilburg Jiménez Castro señala que “El Estado es concebido en formas muy distintas. Alguna
de ellas obedecen a los criterios que tienen sobre sus elementos componentes fundamentales;
de los fines y funciones que debe tener; de las diferentes doctrinas de Derecho, Teoría del
Estado (como parte de la Ciencia Política), ciencia Administrativa y Sociología que sobre el
Estado existen”.
Rojina Villegas compendia y agrupa muy claramente las diferentes forma de concebir el Estado
de la siguiente forma: El Estado como sociedad; el Estado como producto social; el Estado
como superestructura social máxima; el Estado como sinérgia estática; el Estado como especie
del género sociedad, y el Estado como garantía de la libertad23.
A continuación, algunas de las definiciones que existen sobre el Estado, para derivar de ellas
los aspectos mas comunes y los elementos que lo componen, según los criterios mas
connotados y frecuentes:24
• Estado es la persona política organizada de la nación (Bluntchli).
• Estado es la personificación de la nación (Raymond Carré de Malberg).
• El Estado es la unidad de asociación dotada originalmente de poder de dominación, y
formada por hombres asentados en un territorio. (Raymond Carré de Malberg).
• El Estado es ... la unidad de orden más altamente organizada, cuyos tres elementos -
nación, territorio y poder estatal- están unidos en la constitución del Estado (Hermann
Heller).
• Estado es el conjunto de medios destinados a limitar los conflictos entre grupos
sociales, a arbitrarlos y superarlos, de manera que se realice la integración de los
diferentes grupos de la comunidad nacional y con ella se obtenga el interés general, el
bien comun. (Maurice Duverger).
• Estado es sólo aquella parte del cuerpo político a la que concierne especificamente el
mantenimiento de la ley, la promoción del bienestar comun y el orden público y la
administración de los asuntos públicos. El Estado es la parte que se especializa en los
intereses del todo. (Jacques Maritain).
• El Estado es sujeto de derechos y deberes, es persona jurídica, y es en ese sentido
también una corporación ordenada juridicamente. (Francisco Porrúa Pérez).
• Estado es ... la corporación formada por un pueblo, dotada de un poder de mando
originario y asentada en un determinado territorio. (Jellinek).
• El Estado es un fenómeno de poder. (Leon Duguit).
• Debe denominarse Estado una función política institucional, en el caso de que, y en
cuanto que, su poder de administración aspire con éxito al monopolio del poder físico
légitimo, para la la realización de los órdenes de una unidad de jurisdicción(Max Weber).
• “Estado es una sociedad humana, territorial y políticamente organizada mediante una
autoridad o gobierno que emerge del ejercicio del poder político y que regula de modo
A modo síntesis, de los conceptos señalados, Jimenez Castro apunta lo siguiente: “El Estado
es la primera persona jurídica, como tal sujeto a derechos y deberes; es una corporación
ordenada y organizada política, jurídica y administrativamente. Personifica a la comunidad
humana que constituye la nación, la cual está asentada en un territorio propio y determinado.
El Estado es poseedor de un poder superior originario y jerarquizado, el cual utiliza para
gobernar al pueblo, como instrumento anticonflictivo entre los diversos grupos sociales de la
comunidad, para ejercer la soberanía nacional y hacer que prevalezca el interés general sobre
los intereses particulares, con lo cual satisface el propósito de su origen y de su finalidad
sociales”27.
Así como se confunden los conceptos Estado y Nación, también se confunden los conceptos
Estado y Gobierno, y Estado y Administración Pública. A continuación, se señalan algunas
definiciones de Gobiernos y Administración Pública para diferenciarlas del Estado, pero a su
vez para interrelacionar con éste o en éste: “Gobierno es el conjunto de los organismos
superiores que dictan las medidas que regulan la actividad del Estado”28.
“Gobierno se utiliza para designar el conjunto de poderes públicos, de los órganos a quienes se
atribuye el ejercicio supremo de la soberanía. Entonces, el Estado es un concepto más amplio,
abarca el todo. El Gobierno únicamente se refiere a uno de sus elementos, el que tiene la
dirección misma del Estado”29.
25 VALENCIA Vega, Alipio. Educación Moral, Cívica y Política. Editorial Juventud. La Paz 1975.
26 PORRUA Pérez, Francisco. Teoría del Estado. Editorial Porrúa. México 1984.
27 JIMÉNEZ Castro, Wilburg. Ob. Cit.
28 Citado por AMARO Guzmán, Raymundo. Ob. Cit.
29 PORRÚA Pérez, Francisco. Ob. Cit.
Segundo Linares Quintana (citado por Amaro Guzmán) hace una diferenciación del concepto
Gobierno de la siguiente manera: “El Gobierno - que es algo del Estado y para el Estado, pero
no es el Estado- reconoce dos sentidos. En un sentido funcional, el gobierno son las funciones
diferenciales y específicas del Estado, vale decir es el Estado en la realización especifica de su
actividad funcional. En un sentido estructural, el gobierno es la estructura institucional
especializada, mediante la cual el Estado hace efectiva sus funciones específicas”.
“Administración Pública es la estructura orgánica del Estado, destinada a alcanzar sus fines
políticos, económicos, sociales, tecnológicos y culturales”30.
“La Administración pública debe entenderse desde el punto de vista formal como “el organismo
público que ha recibido del poder político la competencia y los medios necesarios para la
satisfacción de los intereses generales”. (Gabino Fraga).
En el último tercio del siglo XX, el Estado contemporáneo adquiere nuevas dimensiones en sus
finalidades, particularmente en los Estados Latinoamericanos y por supuesto el nuestro, como
una respuesta para tratar de romper la dependencia y subdesarrollo. El objetivo esencial y final
del cuerpo o sociedad política no es lograr el dominio industrial sobre la naturaleza o el
predominio político sobre otros hombres, sino mejorar las condiciones y la calidad de vida del
pueblo, de modo que cada persona concreta se sienta tal, se realice en la medida de su
liberación y de su propia existencia civilizada, en otras palabras como ya dijo Paulo VI: “no es
solo tener más sino ser más”31.
Es importante recordar que, así como han existido y existen distintas concepciones sobre la
naturaleza del Estado y su origen, también existen distintos pensamientos respecto la finalidad
del Estado. Para Platón la función principal es la educación y formación de los hombres,
Aristóteles en su “Política” sostiene que la finalidad del Estado estriba en el bien común,
resguardar la propiedad (Cicerón), la seguridad de los individuos (Hobbes); proteger la
propiedad de los hombres (Locke); la libertad (Rousseau); las Leyes (Montesquieu); un fin
superior (Hegel); el triunfo de la idea del Derecho (Kant); las libertades individuales (Constant);
el bienestar de los hombres (Keynes); el dominio del proletariado (Marx y Lenin); el dominio de
las masas populares (Mao)32.
Por último, con relación al postulado de Santo Tomás; que la razón de existir del Estado es “el
bien común”, se puede desglosar al respecto que “bien” quiere decir que dé satisfacción a las
necesidades del hombre (sean materiales, espirituales o morales), proporcionándole la paz, la
cultura y todo lo necesario para el desenvolvimiento de su existencia; que sea “común” significa
que el disfrute de éste “bien” ha de compartirse en la proporción justa34.
La teoría del Bien Común fue asumida como postulado fundamental de la doctrina católica y
en tal sentido se ha expresado en diversas Encíclicas y mensajes papales, donde se insiste
sobre el papel de suplencia y subsidiariedad que debe asumir el Estado en favor de la
comunidad toda. Esta rica tradición eclesiástica se reitera por el pontífice, Juan Pablo II, en la
encíclica “Centésimus Annus”, en ella se recuerda los cien años de la promulgación de otra gran
Carta Papal, la Rerum Novarum de León XIII. La Encíclica leoniana adquirió trascendencia por
su contenido de defensa social. Retornando a Juan Pablo II, y, a su señalada encíclica, respecto
al bien común, el pontífice establece: “El Estado tiene, además, el derecho a intervenir, cuando
situaciones particulares de monopolio crean rémoras u obstáculos al desarrollo. Pero, aparte
de estas incumbencias de armonización y dirección del desarrollo, el Estado puede ejercer
funciones de suplencia en situaciones excepcionales, cuando sectores sociales o sistemas de
empresas, demasiado débiles o en vías de formación, sean inadecuados para su cometido.
Tales intervenciones de suplencia, justificadas por razones urgentes que atañen al bien común,
en la medida de lo posible deben ser limitadas temporalmente para no ampliar excesivamente
el ámbito de intervención estatal de manera perjudicial para la libertad tanto económica como
civil”.
Manifiesta la encíclica que, en los últimos años, ha tenido lugar una vasta ampliación de ese
tipo de intervención, que ha llegado a constituir en cierto modo un Estado de índole nueva; el
Estado de Bienestar. Esta evolución se ha dado en algunos Estados para responder, de
manera más adecuada, a muchas necesidades y carencias, tratando de remediar formas de
pobreza y de privación indignas de la persona humana. No obstante, no han faltado excesos y
abusos que, especialmente en los años más recientes, han provocado duras críticas al Estado
de Bienestar, calificado como Estado asistencial. Deficiencias y abusos que derivan de una
inadecuada comprensión de los deberes propios del Estado. En este ámbito también debe ser
respetado el principio de subsidiaridad. Una estructura social de orden superior no debe
interferir en la vida interna de un grupo social de orden inferior, privándola de sus competencias,
sino que, más bien, debe sostenerla en caso de necesidad y ayudarla a coordinar a su acción
con la de los demás componentes sociales, con miras al bien común.
La teoría del Bien Común tiene también otros adherentes, siendo el más destacado Jacques
Maritain, quien afirma que “El fin propio y específico de la Ciudad y de la civilización es un bien
común diferente de la simple suma de los bienes individuales, y superior a los intereses del
individuo en cuanto éste es parte del todo social. El bien común de la Ciudad no es ni la simple
35 Carta Encíclica Centesimus Annus, Del Sumo Pontífice Juan Pablo II 1988.
reunión de los bienes privados, ni el bien propio del todo que se relaciona con él y sacrifica las
partes a sí; es la buena vida humana de la multitud, de una multitud de personas; es decir, de
totalidades a la vez carnales y espirituales, y particularmente espirituales... El bien común de la
Ciudad es la comunión de esas personas en el buen vivir”36.
Por su parte el tratadista belga Jean Dabin, propone como finalidad del Estado el bien público,
el mismo que se traduce en tres necesidades básicas que son:
1. De orden y paz, que significa la protección del Estado para asegurar la tranquilidad
ciudadana por todos los medios coactivos a su alcance, siempre que éstos sean
legítimos.
2. Coordinación, que supone el establecimiento de la concordia entre los intereses
privados particulares que son diversos y complejos.
3. De ayuda, mediante la cual el Estado suple las actividades que no pueden realizar los
particulares; es una ayuda (subsidium) que supone la dirección, la vigilancia, el estímulo
de actividades que garanticen el bien público general, “no solo a los vivos, sino a las
generaciones futuras, pues el público y su bien se despliegan a la vez en el espacio y
en el tiempo”37.
Bajo un concepto pragmático muchos autores consideran que el “fin del Estado se concentra
en la organización de un Gobierno mediante el cual se garantice a la comunidad su integridad
y seguridad frente a otras comunidades y la paz, el orden y justicia entre sus propios
miembros”38.
También se afirma que el Estado no tiene un solo fin, sino múltiples, y entre los más importantes
están:
1. Fin económico: que consiste en organizar los esfuerzos humanos, de tal manera que
ellos encuentren las condiciones, los instrumentos y los elementos necesarios para la
obtención y creación o adquisición de todos cuantos bienes sean requeridos para nutrir
las múltiples necesidades materiales e inmateriales de las personas y las
colectividades;
2. fin jurídico: que consiste en la creación y mantenimiento de un conjunto de normas
ineludibles y coactivas, que obliguen a sus súbditos a una determinada conducta, este
sistema de normas jurídicas, para ser eficaz, tiene que basarse en la justicia;
3. fin político: Asegurar las condiciones que sean convenientes para que todos los
miembros de la sociedad participen de la vida activa del Estado, ya sea concurriendo a
la organización de los poderes e instituciones del Estado o siendo miembros actuantes
de ellos, y
4. fin cultural: Siendo la cultura la capacidad del conocimiento y de la actuación para
realizar obras, corresponde al Estado estimular constantemente el desarrollo de la
cultura39.
Algunos autores establecen entre los fines del Estado “la promoción del progreso y el
mejoramiento económico de la comunidad mediante una acción directa del propio Estado”, u
otro que señala que, entre los fines del Estado, prioritariamente están los fines del desarrollo
económico, social, los fines de desarrollo físico y de ordenación territorial, y los fines de política
integracionista40.
Una visión más genérica sobre los fines del Estado, establece que la actividad general del
Estado, es lo que debe hacerse de acuerdo con el orden jurídico imperante en un país. El
Estado es una obra colectiva y artificial, creada para ordenar y servir a la sociedad. Su existencia
se justifica por los fines que históricamente se le viene asignando. El Estado existe para realizar
esos fines y se mantendrá en tanto se le encomienden esas metas. Con su fuerza irresistible,
no puede prescindir de lo que es el alma de la organización política, su principio vital, su motor
interno: el fin. Es la finalidad del Estado. Es la idea objetiva de un bien superior, que no puedan
realizar las comunidades menores, la que aglutina las voluntades de los miembros de la
sociedad para constituirse en Estado.
La actividad del Estado, es decir, lo que el Estado debe hacer, se define por el conjunto de
normas que crean órganos, fijan su funcionamiento y los fines que deben alcanzar. La exigencia
lógica del Estado se precisa por los fines o propósitos que una sociedad organizada le ha venido
señalando de acuerdo con su propia naturaleza.
“El Estado, dice Maurice Hauriou, no tiene el monopolio de lo que es público, ni de utilidad
pública, ni del bien público, ni de los servicios públicos, de tal suerte que el desarrollo de la vida
pública no significa necesariamente el desarrollo de la administración del Estado. El Estado y
el derecho son medios, organizaciones o instrumentos, hechos por los hombres y para los
hombres. Para asegurar sus fines la sociedad crea o reconoce el poder del Estado y lo somete
al derecho para hacerlo racional y lógico. El Estado no es un organismo dotado de alma. Porque
no hay otro espíritu que el de los propios seres humanos, ni hay otra voluntad que la voluntad
de ellos. El Estado puede definirse como una institución creadora de instituciones”41.
Frente a esta nueva realidad, la misión de la Administración Pública también sufre un cambio
en su organización, adecuándose a las complejas exigencias que cada vez son más imperativas
tanto en su contenido como en su forma, en ese sentido, los fines y funciones administrativas
deben responder y hacer al reto de la problemática del desarrollo.
Al nacimiento del Estado, éste tiene que estar estructurado y funcionando con sus órganos
respectivos para darle vida a esa estructura conformada. Del estudio de los elementos del
Estado, previos y constitutivos, se desprende que éste es, como lo anota muy bien Jean Dabin,
una sociedad jerarquizada al servicio del bien público temporal; de esta definición se derivan
también, de una manera inmediata y necesaria, los caracteres esenciales de una sociedad de
tal naturaleza. El Estado por su organización y fines es, tiene que ser, una persona moral, sujeto
de derechos y obligaciones. La norma racional y objetiva que limita su acción es el bien público
temporal; pero esa norma debe ser traducida en disposiciones positivas, constitución, leyes,
reglamentos, para que su observancia sea efectiva42.
Toda institución implica una organización, esto es, un conjunto de órganos colocados en una
situación jerárquica, los cuales, dentro de ella, desempeñan relaciones de supraordinación, la
actividad institucional para la realización de los objetivos institucionales, por tanto, el Estado no
puede existir sin órganos, ya que en sí mismo entraña una organización o sea una unidad
organizada de decisión y acción43. Como se puede apreciar, dicho por los juristas, el Estado no
puede existir jurídicamente sin órganos que lo compongan.
El Estado tiene fundamentales y diversas funciones y debe realizar múltiples actividades para
alcanzar sus fines, que también son diversos a través de sus órganos de competencia.
Dentro de esta organización política, las funciones del Estado se manifiestan como una
actividad estatal específica realizada en ejercicio del Poder Público, es decir, de la potestad de
obrar a través de órganos estatales asignados constitucionalmente, las cuales son:
a) Función Legislativa
El legislativo es el que tiene el cuerpo político más grande y también menos técnico y más sujeto
en muchos aspectos a las presiones de los grupos de interés territorial, sectorial, étnico y de
otra naturaleza. Los legisladores actúan como directores de la política y usualmente como
miembros de su partido, lo cual les da una dualidad que en la práctica presenta graves
problemas. Se necesitan conocimientos técnicos; que no siempre poseen los legisladores, para
crear una buena ley, así como comprensión de cómo debe ser, de los esfuerzos y recursos
humanos y financieros que ella requerirá para ser puesta en operación y una previsión de los
efectos que tendrá.
Es frecuente encontrar en los órganos legislativos una pluralidad tan grande de intereses que
desvirtúa la visión panorámica que un cuerpo como ése debe tener.
Un comentario crítico sobre el poder legislativo realizado por el Dr. Allan R. Brewer-Carías
señala: “siguiendo la ortodoxia liberal del siglo pasado, fue concebido como un órgano político,
de legislación y de control de la Administración Pública, dentro de un balance de poderes que
tendía a debilitar el poder del Estado, a través de mutuos frenos y contrapesos. Ese esquema
quedó en la historia, y en la actualidad no responde a la realidad.
En nuestro país, el Órgano Legislativo no legisla; la legislación básica en los últimos años, ha
sido propuesta por el Órgano Ejecutivo.
Las Cámaras tampoco controlan a la Administración Pública. Para ejercer auténticas funciones
de control, las Cámaras Legislativas tendrían que tener una amplia pluralidad. El control
partidario de las mismas, en realidad, traslada el ejercicio del control a los partidos políticos y
dentro de ellos a sus maquinarias. La consecuencia es evidente: se controla sólo en la medida
en que interesa a las maquinarias partidistas, interés que es cambiante, por supuesto, conforme
cambian las correlaciones políticas. El Congreso (la Asamblea Legislativa Plurinacional), por
tanto, no hace lo que debería hacer, o lo hace mal; y esto plantea su reformulación. Ante todo
debe convertírsele en un órgano político, que participe efectivamente, en la conducción del país,
por otra parte debe sincerarse sus funciones legislativas: sancionar leyes y ejercer las funciones
de control”44.
b) Función Jurisdiccional
La Función Judicial o Jurisdiccional se ejerce cuando el Estado aplica la norma jurídica para
dirimir controversias en materia jurídica, por existir conflicto de intereses o de derechos que se
disputan entre dos intereses contrapuestos, imponiendo una decisión a las mismas con fuerza
de verdad legal.
Otro concepto complementario señala: “Otra de las funciones esenciales del Estado es la
llamada judicial o jurisdiccional, que atiende a la solución o prevención de situaciones
contenciosas que han de producirse entre los ciudadanos o entre los ciudadanos y el Estado”48.
“El Ejecutivo es el detentador natural del poder del Estado”. Quiérase decir que siempre existe
una presunción iuris tantum (Presunción solo de derecho que ordena admitir como probado) de
competencia de poder a favor del Ejecutivo. Esta afirmación cabe ratificarla por el hecho
indubitado de que el Ejecutivo es el monopolizador de la acción de Gobierno y administración
de Estado”50.
Hay cuatro tipos de funciones que son de absoluta primacía del Órgano Ejecutivo: 1) la
seguridad nacional a través de los cuerpos de policía y del ejercito; 2) las relaciones
diplomáticas con otros Estados; 3) la planificación del Estado, la administración de sus recursos,
la formulación y ejecución de políticas públicas; 4) la coordinación de todas las actividades del
Estado y no solo las del Órgano Ejecutivo.
El Órgano Ejecutivo es el que cuenta con el mayor número de órganos mediatos, es decir, con
aquellos ministerios, organismos, oficinas, agencias, departamentos, instituciones,
dependencias, unidades, etc., creados para ayudar a las actividades de los órganos inmediatos
del Estado (legislativo, ejecutivo y judicial). Conforme crece el número de esos órganos
mediatos, y como ellos significan un nuevo reparto de soberanía, por el poder que se les confiere
en las leyes que los crea, hay una distribución de ese poder.
a) Autoridad formal para coordinar (no sólo a los despachos ministeriales sino a todos los
organismos públicos de naturaleza aplicativa), puesto que el “poder” del Estado en ese
ámbito le corresponde unipersonalmente al Presidente. Dicha autoridad es una importante
base para que el Presidente tenga liderazgo administrativo, puesto que el liderazgo
carismático es cualidad subjetiva y no institucional del cargo. “La Presidencia es, con
mucho, lo que quiere quien la ejecuta, teniendo en cuenta los problemas y la época”52.
Existen ciertas características que debe poseer una persona que aspira a ocupar el cargo de
presidente, estos rasgos le permitirán ejercer un gobierno exitoso. Entre las cualidades se
encuentran:
organizaciones sociales, el presidente debe ser capaz de ofrecer una respuesta a sus
necesidades.
• Planeación. Es clave que el presidente desarrolle un plan estratégico que especifique los
propósitos de su administración, las áreas responsables y los tiempos de ejecución, a su
vez, debe implementar mecanismos de supervisión y control que le permitan evaluar los
logros obtenidos durante su administración, de esta forma podrá llevar a cabo
modificaciones al plan de acción.
• Buen manejo de recursos. El presidente debe saber coordinar y optimizar el uso de
recursos materiales, humanos y financieros con el fin de facilitar la consecución de
objetivos.
Existen otros factores que deben ser tomados en cuenta, la experiencia política del candidato
podrá dar un parámetro para evaluar su posible administración. Igualmente, es necesario que
el presidente diseñe una agenda política que ayude a definir el rumbo del país durante su
gestión.
Si bien es función propia de los órganos ejecutivos, concretizada en actos administrativos, ello
no significa que la ejerzan con carácter exclusivo y excluyente. Al contrario, los otros dos
poderes y todos los órganos del Estado también ejercen la función administrativa. En esta
forma, la función administrativa, como actividad privativa e inherente al Estado mediante la cual
sus órganos al gestionar el interés público entran en relaciones jurídicas con los particulares,
como sujeto de Derecho, se ejerce por los tres grupos de órganos estatales en ejercicio del
Poder Público: por los órganos administrativos, en ejercicio del Poder Ejecutivo; por las
Cámaras Legislativas, en ejercicio del Órgano Legislativo; y por los Tribunales del Estado, en
ejercicio del Judicial. Por lo tanto, la función administrativa, si bien es una “función propia” del
Órgano Ejecutivo, no es una función privativa y exclusiva, pues los otros órganos estatales
también la ejercen dentro del ámbito de sus respectivas competencias constitucionales y
legales, para la consecución de los fines del Estado de Derecho.
Siguiendo el derrotero señalado por la doctrina, podemos mencionar las siguientes formas que
asume la intervención estatal, en cumplimiento de las políticas económicas y políticas.
Las funciones del Estado y los poderes públicos que le corresponden, son potestades
constitucionales que dividen, lógica y políticamente, la acción del Estado con fines democráticos
y técnicos y evitan la concentración de la fuerza estatal en una personal o entidad.
Dos aspectos del bien del Estado: 1) La existencia del Estado implica, a su vez, la defensa
contra sus enemigos, que pueden existir en su interior o en el exterior, 2) La conservación del
Estado supone el buen funcionamiento de su máquina administrativa, y supone, además, la
existencia de una sana economía estatal.
En el último tercio del siglo XX (Estado del Bienestar) pueden identificarse cuatro fines
fundamentales del Estado, en los cuales se pueden integrar la totalidad de sus actividades; en
primer lugar, los fines de la política general y orden público; en segundo lugar, los fines de
desarrollo económico; en tercer lugar, los fines del desarrollo social, tales son considerados en
su aspecto material, y cuarto, los principales fines de la actividad administrativa: el de la
economía, el de la educación y el de los valores espirituales. Los elementos formales del bien
público se concretan en tres categorías: la necesidad de orden y de paz; la necesidad de
coordinación, que es también orden, pero desde este especial punto de vista; y la necesidad de
ayuda, de aliento y eventualmente de suplencia de las actividades privadas54.
Con la crisis de 1930 surgió el Estado anti-cíclico que desempeñó un papel altamente
intervencionista, cuando las fuerzas del mercado resultaron insuficientes para superar la crisis
y la burguesía requería de nuevo el apoyo estatal. Posteriormente, después de la Segunda
Guerra Mundial, el Estado desarrollista dio nuevas características a la intervención estatal al
proponerse superar las tendencias al estancamiento del capitalismo, en una etapa en que la
burguesía comenzó a ver seriamente amenazado su poder por el ascenso del socialismo.
La noción del Estado Providencia es una concepción de la doctrina socialista que se caracteriza
por la limitación del fin y la libertad del individuo, los cuales reputa contrarios a los fines
colectivos y que considera al Estado en el deber de sobreponer el elemento común a las
aspiraciones individuales, asegurando que todos los medios a su alcance generen el bienestar
social. Esta doctrina justifica desde el punto de vista económico y social, la nacionalización, por
el Estado, de los medios de producción.
Con la crisis del Estado, en la década del 80’ se estructura el Estado Neoliberal, que deja de
lado su actividad empresaria, para orientarse al desarrollo humano y social, así como garantizar
un contexto macroeconómico favorable al crecimiento económico, crear y aplicar el marco
jurídico que garantice el accionar de los agentes económicos, crear las condiciones para el
desarrollo de la inversión privada (caminos, servicios, etc.).
Esto quiere decir que la política económica del Estado capitalista fue distinta, según las
diferentes etapas del desarrollo del sistema. Al modificarse las características de la intervención,
ampliándose o restringiéndose, la política económica adquiriría nuevas dimensiones y
perspectivas; pero no dejo de existir en ningún momento, aun en la etapa del mayor apogeo del
liberalismo. Decir que la intervención económica del Estado mercantilista no constituyó política
económica, es llevar las cosas demasiado lejos. Hubo política económica mercantilista, lo
mismo que hubo política económica liberal; las intervenciones estatales en el proceso
económico no persiguieron los mismos objetivos ni emplearon iguales instrumentos, pero en
eso consiste justamente el carácter histórico de la política económica.
4.1. EL TERRITORIO
El territorio tiene su acepción en el asentamiento desde un punto de vista físico, del hombre que
en él reside. El territorio tiene gran influencia sobre el Estado porque es este elemento el que le
va a dar al Estado la competencia de su poder soberano, en el que va a regirse autónomo y en
él ejercerá su poder. Una de las definiciones que se le da al territorio es la tierra sobre que
se asienta la comunidad Estado, considerada desde su aspecto jurídico, significa el espacio
en que el poder del Estado puede desenvolver su actividad específica, o sea la del poder
público56.
La sociedad se establece en una determinada área de la superficie del planeta, con sus
fronteras definidas y dentro de la cual se impone la soberanía o dominio de ese espacio, lo que
constituye el territorio del Estado, pues éste no es una alianza temporal o transitoria de sus
ocupantes, sino que tiene un carácter permanente (mientras no desaparezca) y donde se realiza
la vida de sus habitantes.
Ese territorio no solamente abarca la superficie donde está asentada la sociedad, sino que
alcanza al subsuelo, es decir lo que está bajo del suelo y que contiene riquezas mineralógicas,
hidrocarburos, etc.
También constituye dominio soberano del Estado sobre el territorio, el mar territorial que
constituye parte del territorio de un Estado. Existen dos corrientes sobre la extensión del mar
territorial, por un lado está la que sostiene que el mar territorial alcanza sólo a tres millas
marinas, que era en ese tiempo el alcance de una bala de cañón, pero al incrementarse el
alcance bélico, quedo más como costumbre; por otra parte están los países que sostienen que
el territorio marítimo debe alcanzar a las doscientas millas marinas y finalmente hay convenios
y tratado que sostienen las doce millas marinas como limite del mar territorial, más allá está el
alta mar que no es considerado una res nullius o cosa de nadie, sino una res communis omnium,
de tal suerte que esta posición, evitaría la apropiación de las res nullius y más bien el uso de
todos los países del mar y sus profundidades, donde se encuentran valiosos recursos marítimos
especialmente de orden alimentario, hidrocarburos y otros.
El espacio aéreo, o lo que está por encima de la superficie terrestre, es también parte de la
soberanía territorial del Estado y su alcance llega hasta donde le es posible defender ese
espacio. Sin embargo, dado el extraordinario desarrollo tecnológico de estos tiempos, las
grandes potencias mundiales, vigilan y se informan de todo lo que se mueve en la superficie
terrestre (los satélites espías, los “drones”), la soberanía aérea cubriría el espacio hasta la
atmósfera y no más.
4.2. LA POBLACIÓN
La población es uno de los elementos más importantes en la formación del Estado; son aquellas
o aquellos grupos de personas que se reúnen en un territorio determinado, instalándose en una
comunidad política para crear derechos y obligaciones sobre las demás, creando a su vez el
orden jurídico para el mantenimiento del orden dentro de su población. La población es la causa
que origina el nacimiento del Estado. El Estado podrá dar unidad política y jurídica a varias
comunidades nacionales, como lo testimonia la historia, pero no puede ser anterior a ellas.
Primero existen el hombre y los grupos comunitarios y sociales que éste compone y después la
persona jurídica llamada Estado58.
La justificación que tiene la población para con el Estado es que le da forma y estructura jurídica
y natural a éste, actuando a través de sus diferentes funciones en que se desarrolla su actividad.
El concepto de Pueblo no debe confundirse con el de Nación ya que esta última importa los
vínculos que unen a una comunidad en razón de sus rasgos étnicos, idioma, creencias,
costumbres y hábitos y que ocupan un espacio territorial, aunque hay casos en que ciertas
nacionalidades se encuentran desperdigadas por el mundo, como sucedió con la “diáspora” de
los judíos y los “palestinos” en este tiempo.
El primer elemento de la nación aparece con un carácter étnico (natío quia nata), aunque más
tarde con las conquistas, las guerras, las anexiones y asimilaciones, la pureza étnica resulta
sólo una postura y más bien aparecen las características de vida, hábitos y costumbres de un
pueblo, los que le dan sus rasgos de diferenciación con otros.
Se ha establecido en este tiempo, que cuanto mayor es la calidad humana (entiéndase su nivel
de formación profesional, técnica y sus conocimientos) su calidad de vida y acceso a los réditos
económicos será mayor, es decir que se esta configurando una sociedad nueva, basada ya no
exclusivamente en la riqueza de recursos naturales que tenga un territorio, sino en la cantidad
de conocimientos y experiencias de sus habitantes, volcadas a la producción.
La ubicación geográfica y extensión de un territorio y su entorno natural, así como el clima y las
condiciones físicas en general, al decir de ciertos tratadistas, determinan el modo de ser de sus
habitantes. Sobre esta relación han sido muchos los autores que han atribuido a las condiciones
naturales del suelo un influjo determinante sobre vida de los individuos y, en consecuencia, del
Estado.
Si bien no sólo los orígenes, sino las vicisitudes históricas de los pueblos son las que han
modelado su caracterología propia, es también cierto que el suelo influye mucho en el carácter
y pensamiento de sus habitantes, así, los que viven en lugares a la orilla del mar, en regiones
semitropicales y tropicales, son de temperamento alegre, vivaz, les gusta cantar, bailar, dormir
y disfrutar de los placeres mundanos, se alimentan casi de los frutos que da el mar y la
naturaleza exuberante, piensan poco en el futuro y prefieren la vida sencilla a las
complicaciones de la civilización, además tienen un carácter pacifista. En cambio, los habitantes
de las zonas montañosas o elevadas, con frío y naturaleza árida, viven más del pastoreo y cría
de animales, de donde extraen casi todo lo que necesitan para subsistir, tienen un
temperamento hosco y desconfiado, son tristes y desafectos a las alegrías, a su vez suelen ser
audaces, valientes y agresivos, el subsistir se les hace mucho más difícil que a los que moran
en los entornos naturales ricos en frutos, animales y temperaturas cálidas.
4.3. LA SOBERANÍA
La soberanía es otro factor importante para la formación del Estado. La palabra deviene del
latín superanus que significa: sobre, encima. Se denomina soberanía a la suprema potestad del
poder del Estado que tiene la capacidad de someter y sobreponerse a cualquier otro poder de
las asociaciones humanas; en ese sentido, la soberanía se constituye en un elemento del modo
de ser del poder estatal, conjuntamente con el derecho60.
Como afirma Jellinek, la soberanía nació a finales de la Edad Media como el sello distintivo del
Estado nacional, es el resultado de las luchas que se dieron entre el rey francés y el imperio, la
soberanía es la instancia última de la decisión, es la libre determinación del orden jurídico o,
como afirma Heller, es aquella unidad decisoria que no está subordinada a ninguna otra unidad
decisoria universal y eficaz61. Queda claro que si la soberanía de un Estado no existiera, éste
carecería de una eficacia y de una auto-regulación, sea en el ámbito de derecho internacional,
pero ¿dónde reside totalmente la soberanía de un Estado? Atendiendo a la Constitución Política
de Bolivia, artículo siete, señala: “La Soberanía reside en el pueblo boliviano”. Todo poder
público proviene del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo
el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno. Esto quiere decir que todo
poder público emerge del pueblo, que él lo constituye o crea el poder político para su propio
beneficio”.
La soberanía del Estado designa el máximo grado de potestad en el sentido que no admite
ningún otro poder por encima ni en concurrencia. Es el supremo poder político que se ejerce
en una comunidad, hacia el exterior se proyecta como independencia e internamente significa
que toda otra potestad en el interior del Estado es inferior a la suya. Un Estado manifiesta su
soberanía política cuando: no acepta injerencias de otros Estados en sus propias
determinaciones, puede dictar sus propias normas y fijarse la forma de gobierno que considere
conveniente, reconoce a los otros Estados igual derecho para autodeterminarse.
Sin embargo, la soberanía tiene dos tipos de significados, en ocasiones cercanas entre sí, pero
en otros bien diferenciados. Son la soberanía jurídica y la soberanía política. En cuanto a la
primera, se trata de la capacidad que tienen los Estados de acceder directamente a la esfera
internacional, en el sentido más amplio: pactos, tratados, participación en organismos,
representación diplomática, etc. El segundo de los conceptos, es ligado a la cuestión
meramente política, el Estado soberano es el que dispone de la facultad de coaccionar e
imponer. De esa forma y a modo de ejemplo, se podría afirmar que Haití, Panamá o Granada
eran Estados soberanos jurídicamente, pero no así políticamente puesto que su desarrollo
estaba impuesto política, social y económicamente por EE.UU. que, además, intervino
militarmente para hacer valer su interés. En el lado contrario se podría citar a Bolivia, Estado
soberano jurídica y políticamente puesto que, siendo su existencia reconocida
internacionalmente, está en disposición de imponer su modelo a pesar de las coacciones.
El cuarto elemento del Estado es el Poder que, en términos generales, se podría definir como
la fuerza coactiva que dispone el Estado, para hacer cumplir sus determinaciones y que ejerce
sobre la población asentada en el territorio.
La importancia del poder es tal que muchos autores no vacilan en establecer que el “Estado es
el poder organizado, superiormente organizado, institucionalizado” (Fraga). “El poder es
elemento clave del Estado” (Hauriou). Seider va más allá cuando dice “el poder político no es
un elemento, es decir una parte, un componente de la estructura de un Estado, sino el Estado
mismo en su función de voluntad dominante”62.
El Poder, para su mejor comprensión y acorde con la finalidad didáctica de este capítulo, será
analizado desde los puntos de vista sociológico y político.
El poder es un fenómeno social por excelencia, puesto que está referido a la relación entre
hombres o entre grupos de hombres, unos que mandan y otros que obedecen; de ahí surge el
concepto general de Poder, como relación de mando y obediencia. Como sostiene Jouvenal,
toda la problemática del poder reposa sobre la obediencia, conocer sus causas es conocer la
naturaleza del poder.
En todo grupo social, por más elemental que sea, existe un determinado orden y para lograrlo
se precisa una dirección; es decir, una autoridad, un sujeto o un grupo de individuos que
establezcan los lineamientos básicos de comportamiento y acción del conglomerado que está
obligado y sujeto a las determinaciones de los que mandan.
Fiedrich no se equivoca al definir el poder social como “una relación humana, en la cual el líder
y los secuaces están unidos para el logro de objetivos comunes, tanto por el consentimiento,
como por la coacción”, se complementa lo dicho con la opinión de Julien Freud: “El Poder es la
autoridad estructurada socialmente, dividida en funciones jerárquicas y sustentada por una o
más esferas sociales, variables de acuerdo a los regímenes. En este sentido, el poder es una
realidad esencialmente sociológica, que supone, antes de todo, la existencia de autoridad” 64.
La visión más general que podemos hacer en el medio muestra que la sociedad no es otra cosa
que múltiples grupos sociales y, pertenecer a ellos, implica un sometimiento a un poder
determinado. El ser humano o se adhiere a un poder (corporación profesional, partido político)
o pertenece de hecho, por situación (Estado, clase social, nación). Burdeau decía que la
sociedad es una constelación de poderes sociales, económicos, religiosos, culturales, etc., y en
ellos siempre se encontrará una categoría de hombre que manden y otros que obedezcan.
El concepto de poder social debe puntualizarse como una acción universal que se expresa en
todo agregado humano y en toda relación que se dé en grandes o pequeños grupos y no debe
confundirse con el poder político.
La contienda por el poder denominada lucha por el poder, por las connotaciones que implica,
tiene las siguientes características:
64 FREUD, Julien. L’ essence de la politique”. Citado por JORDÁN Quiroga, Augusto. Ob. Cit.
Las áreas de influencia de los diversos poderes que existen en la sociedad, los cuales se
señalaron anteriormente, pretenden establecer principios de mando y obediencia en los
sectores específicos donde se desarrolla (un club deportivo, una institución comercial, etc.), y
de alguna manera a la totalidad de la sociedad, puesto que se trata de un poder social, no un
poder político.
Debe anotarse que el poder político es también poder social, por que se da única y
exclusivamente en la sociedad y no al margen de ella. La pretensión del poder político es crear
conciencias colectivas en diferentes ámbitos, con el fin de establecer predominios colectivos;
esa es la labor que realiza, por ejemplo, un partido político.
El poder político tiene íntima relación con los intereses de los grupos a los cuales pretende
homogeneizar para dominarlos, no obstante, las diversas motivaciones y fundamentos que tiene
cada grupo en la sociedad.
• El poder político emerge de las acciones de los grupos sociales organizados, cuyas
fundamentaciones se dan en razón de múltiples intereses.
• El poder político es diferente del poder social: el primero pretende influir sobre el poder
del Estado, en cambio el segundo, posee un área de influencia en cada campo
específico.
• El poder político no es necesariamente poder estatal, porque existen grupos
interestatales (partidos políticos, grupos de interés), grupos de carácter no estatal
(organismos internacionales) y otros más francamente no políticos (Iglesia), que
realizan actividades tendentes a ejercer influencia política.
• El poder político, absolutamente puro, al margen del Estado, no existe; puesto que, para
que las decisiones tengan validez, legalidad y legitimidad deben ser asumidas por el
poder estatal. Parafraseando a Hermann Heller, podemos afirmar que no todo poder
que actúe políticamente es un poder estatal, aunque todo poder político aspire a serlo.
Cuarto, el orden y el poder que lo garantiza tiende a realizar el bien común público. Si el hombre
es un ser esencialmente moral, también tendrán ese carácter las sociedades en que participa.
5. ESTADO Y PODER65
El Estado, aparato jurídico-político, para hacer cumplir sus decisiones requiere de un dominio
institucional, es decir, de fuerza coactiva, de poder estatal. Este poder alcanza supremacía con
relación a otros poderes, por esto, el poder del Estado es cualificado como poder soberano.
Está también investido de legalidad por el derecho, lo que determina que ese poder está
juridizado. Por tanto, juridicidad y fuerza coactiva caracterizan de sobremanera al poder estatal;
de ahí que Hermann Heller afirme que el Poder del Estado es un poder políticamente
organizado.
El poder del Estado, además, se diferencia de los otros poderes que existen en la sociedad por
que es irresistible y dominante. Cuando nos referimos a la irresistibilidad del poder del Estado,
estamos destacando la imposibilidad de oposición hacia él; en cambio la dominación supone la
capacidad de someter la voluntad de los súbditos. Estas características señaladas -irresistible
y dominante- las asume el Estado monopólicamente, como monopólica es su coacción.
Tales características se expresan en el ámbito personal del Estado, puesto que la coacción se
aplica a toda persona asentada en el territorio sin consideración de sexo, edad u otras
motivaciones específicas, que no sea el estatus diplomático. La coacción jurídica, irresistible y
dominante, del poder del Estado, se extiende a todo su ámbito geográfico, dado que,
territorialmente hablando, no existe la posibilidad de establecer, dentro del Estado, ”tierra de
nadie”, o porción que no esté sujeta a su Poder; es en este sentido que se habla de jurisdicción
territorial o dominación del Estado.
El Estado, para cumplir con sus fines y objetivos, cuenta con aparatos de dominación que
comprenden: la administración propiamente dicha y los instrumentos mismos que aseguren
dicha administración, como la policía, el ejército, los tribunales y las sanciones en todas sus
gamas: son los aparatos represivos del Estado, o medios directos de ejercicio del Poder;
conjuntamente a esos instrumentos directos, están los llamados aparatos ideológicos del
Estado, de los que éste se vale para establecer su propia hegemonía: la religión, la educación,
la familia, los partidos políticos, las comunicaciones y, fundamentalmente, el derecho.
El poder del Estado tiene propósitos diferentes a los otros poderes de la sociedad; los propósitos
del poder estatal, de manera general, son la construcción, consolidación y conservación de la
comunidad, para lograr como fin último un sistema que se considera justo, ideal o deseado.
El Poder del Estado no es una fuerza coactiva libre de normatividad, al contrario, el Poder se
institucionaliza en la medida que se sujeta a reglas y principios jurídicos; sin embargo, en
puridad, lo que institucionaliza es el ejercicio del poder, porque éste, ya sea considerado como
fuerza, energía, coacción, según el punto de vista que se tenga de él, no puede estar sujeto a
reglas normativas, puesto que el derecho regula conductas humanas y el Poder, sin ejercicio
por parte de sus titulares, no puede ser regulado.
La Constitución Política del Estado es, en el amplio sentido del término, ese estatuto; en
consecuencia, es la ley orgánica del Estado, que establece la forma de la comunidad política,
de su gobierno; regula, distribuye y limita las facultades de las autoridades y establece principios
de alta jerarquía que no pueden ser vulnerados por normas inferiores, de ahí que se hable de
la primacía de la Constitución y de super legalidad. En las constituciones contemporáneas, se
recogen, se establecen y se garantizan los derechos humanos, dotando de instrumentos
adecuados para su cumplimiento; es el caso en Bolivia Acción de libertad, Acción de Amparo
Constitucional, etc.
El poder de dominación del Estado, en su sentido jurídico, deriva del Poder Constituyente, es
decir, de la potestad originaria, extraordinaria, suprema y directa que tiene el pueblo para
conformar su comunidad política; en palabras de Sánchez Viamonte, es originaria, por que es
la manifestación básica y esencial que da origen al orden político y normativo; extraordinaria,
porque a diferencia de los poderes de gobierno, que son ordinarios y permanentes, el Poder
Constituyente solo actúa cuando es necesario dictar la Constitución o reformarla, y cesa cuando
ha llenado su cometido; suprema, porque es superior a cualquier otra manifestación de
autoridad, ya que la crea o lo constituye; determina su naturaleza, organiza sus funciones y fija
sus límites; directa, porque según la doctrina que inspiró su creación, su ejercicio requiere la
intervención directa del pueblo. El poder constituyente, en otras palabras, es la voluntad
originaria del pueblo que decide organizar la comunidad política o reformarla.
Una vez constituido el Estado, su fuerza radica en lo que se denomina Poder constituido, o
sea, es el Poder institucionalizado del Estado, sujeto a reglas precisas que establecen las
formas y maneras del Poder y las facultades, derechos y deberes, de las personas que ejercen
el Poder.
En oposición al Poder normativo, al que nos hemos referido, se halla el Poder fáctico o de
hecho; es decir, el Poder no sujeto a ninguna regla jurídica preexistente. Es equiparado a una
66 JORDAN Quiroga, Augusto. Ob. Cit.
fuerza primitiva, típica de las sociedades pre-estatales; sin embargo, tal criterio no debe tomarse
en sentido general, puesto que aun en sociedades donde imperan corrientes absolutistas y
totalitarias, no es raro enfrentarse a poderes fácticos, tales como las monarquías absolutistas,
donde el gobernante es el Estado y la Ley.
Hemos visto la diferencia entre Sociedad y Estado y por supuesto huelga señalar el individuo
como componente de la Sociedad y del Estado, sin embargo, se debe señalar que así como
existen las personas individuales que son todos los seres humanos que al cumplir ciertos
requisitos señalados en las disposiciones constitucionales, como el cumplir cierta edad y
pertenecer a una determinada nacionalidad, se les reconoce el estatus de persona, desde el
punto de vista del derecho, esa capacidad lo hace apto para cumplir ciertas obligaciones para
con la sociedad, señaladas por la autoridad y ejercer ciertos derechos.
También el Estado, desde la concepción romana, es considerado una persona, que tiene sus
derechos y obligaciones propias, tanto desde el punto de vista público, como privado, es decir
que puede actuar como persona pública, dado su carácter de ser el Estado, la sociedad más
compleja que resume la totalidad de la sociedad en una relación Estado-continente, y desde el
punto de vista privado, ejercitar derechos y actuar como persona jurídica privada.
La esfera existencial del Estado posee validez normativa y no eficacia causal, es por definición
un sistema de normas que determinan un sistema de vínculos de tal naturaleza, que se
efectiviza la unidad del Estado, en la forma del derecho, es decir que el Estado no puede ser
sólo identificado con algún individuo o la suma de los individuos, o sólo con una determinada
extensión de territorio o geografía, el Estado significa la síntesis social y jurídica del individuo y
la colectividad.
Desde que nacemos hasta que morimos, vivimos ajustados a una extensa variedad de normas,
que van desde las elementales de la sociabilidad en la familia, hasta las más complejas en los
variados ámbitos del Derecho, pero esas normas, además de señalarnos el deber ser de
nuestra conducta en la sociedad, nos crea una variedad de vínculos que parten de la familia, el
municipio, la provincia, el departamento, hasta llegar al Estado, de donde el ser humano que
vive en sociedad organizada en el Estado, adquiere vínculos y lazos por la sangre (parentesco
sanguíneo), de parentesco por matrimonio (familiares por afinidad o políticos), de región por el
lugar de nacimiento (departamento, provincia, cantón (suizo), condado (inglés), pueblo, etc.),
hasta llegar al Estado (Nacional o natural de....), pero además está vinculado a otra variedad
de organismos e instituciones de diversa actividad social (iglesia, club, fraternidad, organización
profesional o gremial, sindical, deportiva, etc.), pero el vínculo más importante del individuo, es
el que tiene con el Estado, pues todas las otras instituciones, incluyendo a la familia, están
dentro del Estado, como organización social mayor.
los agregados sociales del obrar humano o complejo de acciones humanas, de donde resultaría
sólo una estructura social, por ello se sostiene más bien que el Estado es un complejo social en
tanto está ordenado jurídicamente.
Desde la primitiva tribu, donde alguien manda y los otros obedecen, se va configurando la
relación individuo-Estado y más tarde, cuando el Estado tiene el atributo del Poder y aunque el
Monarca sea confundido con el Estado mismo, es que el individuo siente en lo profundo de su
ser un rechazo al poder estatal, representado en la persona del gobernante, quien le impone el
pago de impuestos, prestaciones personales, combatiente en las guerras, etc., y de ahí que la
diferenciación Estado-Sociedad va a adquirir su realización en la filosofía de la burguesía, anti-
monárquica.
En la Edad Media, luego de la caída del Imperio Romano de Occidente, el Estado aparece en
contradicción al poder eclesiástico de la Iglesia, que pugnó por someter al poder temporal,
inspirándose en la Civita Dei (la Ciudad de Dios) de San Agustín, pretendiendo edificar como
heredero del imperio Romano, el Sacro Imperio Cristiano en el mundo, hasta la división de la
iglesia de Cristo entre reformista protestantes y católicos romanos. Es decir, que en la Edad
Media, la iglesia y su poder, consideraron para evitar la configuración del Estado, pero no
obstante, este fue cediendo a su desarrollo, como sucedió con Francia, Inglaterra, España, etc.
El grito de “laissez faire y laissez passer” (dejar hacer y dejar pasar) exclamado en Francia por
fisiócratas y en Inglaterra por los conformistas como Goldwing y los economistas encabezados
por Adam Smith, exaltan al individuo, libre, con su propia conciencia, dueño de su propiedad,
donde el universo, la naturaleza, la sociedad y el Estado, están para servirle.
El individuo es el eje mismo de la sociedad dotado de iniciativa privada que resulta la fuerza
que motoriza a la sociedad en su desarrollo económico, social y político, debiendo el Estado
dejar de intervenir en el comercio, la industria y toda actividad del individuo, es decir dejar hacer
y dejar pasar.
Ese individualismo que pone al individuo por encima del Estado y la sociedad es más tarde
dejado de lado, al aparecer las corrientes contestatarias al liberalismo individualista que se
pusieron de moda luego de la revolución francesa, determinaron la división de la sociedad, ya
no en la nobleza y la plebe, sino entre burguesía y proletariado. Así Jorge Guillermo Hegel,
plantea la subordinación de la sociedad civil al Estado, dentro del cual, familia y sociedad son
las partes y el Estado la integridad. Sólo en el Estado se da la síntesis de la libertad y la razón
individuales, de donde la soberanía radica en el Estado como persona legal y no en el pueblo.
El Estado para Hegel, no es una empresa de seguros para salvaguardar la propiedad y libertad
del individuo, no está al servicio de este, sino por encima, no es un medio, sino un fin en sí
mismo.
Más tarde, la concepción del socialismo científico de Marx y Engels, que convierten a la
dialéctica de la idea, en materialismo dialéctico, constituyen un sistema de organización social,
donde en su etapa más evolucionada, la revolución social o dictadura del proletariado, deviene
en comunismo, en el que desaparecen las clases, el Estado y el Derecho.
En verdad, la población que ocupa un territorio determinado, está conformado con la suma de
los individuos que llegan a constituir un todo social, en virtud de los vínculos y relaciones que
se dan entre sus miembros en un marco de organización en la que se destacan los caracteres
individuales de los componentes de esa población, diferentes en edad, sexo, patrimonio,
aptitudes, cultura, educación, clases, etc. Pero es en esa diversidad donde se hace la unidad
dentro del Estado y así el Estado, que considera a la población como un todo, por medio de sus
mecanismos de ejercicio del poder político, legisla y presta servicios para todos.
6. ESTADO Y CONSTITUCIÓN67
sentidos sirve no solo a la ciencia jurídica, sino también a las ciencias naturales. Así, se hable
lo mismo de la constitución de un ser viviente, como de un cierto ordenamiento jurídico.
Apunta Linares Quintana que “Estado moderno y Estado Constitucional son términos casi
sinónimos”, hasta el punto que Posada llega a afirmar que los Estados modernos se definen,
de un modo general, como Estados constitucionales, en el sentido de que su idea, su
funcionamiento, su estructura y el régimen de su vida, ordinariamente se concentran en una
Constitución o en documentos o normas a los cuales se inviste de carácter constitucional. Y el
fenómeno asume una generalidad tal que “apenas se concibe hoy un régimen de Estado,
civilizado y libre, si no es condensado el régimen en alguna forma de Constitución”. Podrá variar
de país a país, la manera o forma de entenderse, definir y concretar la Constitución Política -
hecho lógico que se atiende al carácter circunstancial e histórico de las formas políticas-, pero
ello no obsta para que, “por encima de las variedades y diversidades formales, se destaque el
hecho de la existencia de las constituciones como expresión que caracteriza en general la
estructura y funcionamiento de los Estados contemporáneos”.
El término Constitución, suele usarse, además, en sentido instrumental, esto es, cuando se
quiere significar el “documento legal; en el cual se recogen las normas que establecen el
ordenamiento constitucional. El documento en sí se denomina más específicamente “Carta
Magna”.
“Se puede hablar de Constitución política en un sentido lato y en un sentido estricto. En el primer
sentido, así como se dice que todo individuo tiene una constitución peculiar o flemática o
sanguínea, débil o fuerte, delicada o vigorosa, del mismo modo se dice que toda Nación tiene
una Constitución Política, cuando reúne las condiciones de un Estado, esto es, cuando posee
una organización gubernativa propia e independiente de toda otra comunidad”.
decisivo, que sea o no escrita, que sea una ley o un pacto testamentario, que tenga o no un
procedimiento de reforma dificultada, será siempre algo secundario y accidental.
RESUMEN
Una definición de política en sentido genérico sería: “la actividad orientada a obtener, conservar
o modificar los puestos de mando y dirección dentro de entidades, asociaciones o formaciones
sociales en general”.
El Estado-nación es una agrupación humana, una comunidad que se distingue de las otras por
diversos criterios: los lazos de solidaridad son particularmente intensos, la organización es
particularmente potente. La diferencia entre el Estado y las otras agrupaciones humanas es
más de grado que de naturaleza.
Una definición inicial de Estado señala que es una comunidad de hombres, fijada sobre un
territorio propio y que posee una organización de la que resulta, para el grupo considerado con
sus miembros, una potestad superior de acción, mando y coerción.
Dado que gobierno y Estado no son lo mismo, se define al Gobierno como el conjunto de
órganos del Estado. Es el instrumento a través del cual se formula la voluntad del Estado y se
cumple los fines del mismo.
Tal vez la finalidad del Estado planteada por Santo Tomás de Aquino; como “el bien común”
sea la más aceptada. Podemos desglosar al respecto que “bien” quiere decir que dé satisfacción
a las necesidades del hombre (sean materiales, espirituales o morales), proporcionándole la
paz, la cultura y todo lo necesario para el desenvolvimiento de su existencia; que sea “común”
significa que el disfrute de éste “bien” ha de compartirse en la proporción justa.
Otras finalidades del Estado, como las de Jean Dabin señalan que son el orden y paz, la
coordinación y ayuda. Otros enfoques de múltiple finalidad señalan: fin económico, fin jurídico,
fin político y fin cultural.
Los órganos del Estado son los poderes legislativo, judicial y ejecutivo, que a su vez cumplen
las funciones principales de esa naturaleza (en Bolivia además el electoral).
La relación entre derecho y Estado se expresa en que éste organiza el Poder del Estado.
Los elementos constitutivos del Estado son: territorio, población, soberanía y gobierno o
autoridad.
Respecto el poder se puede distinguir el poder social y el poder político. El poder social se
entiende como “una relación humana, en la cual el líder y los secuaces están unidos para el
logro de objetivos comunes, tanto por el consentimiento, como por la coacción”. El poder político
emerge de las acciones de los grupos sociales organizados, cuyas fundamentaciones se dan
en razón de múltiples intereses.
El poder del Estado se diferencia de los otros poderes que existen en la sociedad por que es
irresistible y dominante. El poder de dominación del Estado, en su sentido jurídico, deriva del
Poder Constituyente, es decir, de la potestad originaria, extraordinaria, suprema y directa que
tiene el pueblo para conformar su comunidad política.
4. Señale las características más importantes de los elementos del Estado y la relación entre
éstos.
5. Describa la naturaleza y características del poder y su relación con el Estado.
6. Analizar la relación derecho – Estado.
7. Revisando la Constitución política del Estado de Bolivia, establezca cual su finalidad, los
órganos de gobierno, la forma de Estado y el tipo de gobierno. Así como las normas que
establece para la actuación del Estado y de la sociedad.
8. Reflexione sobre la Constitución Política del Estado y el rol del pueblo, las pueblos
indígena originario campesino, y las personas particulares.
PALABRAS CLAVES
El orden en el que señalan los conceptos, es el orden en el que se describen en éste capítulo:
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS