Está en la página 1de 3

Área problemática

Error en la voluntad o error vicio y error en la declaración

El error en la voluntad o error vicio consiste en la ignorancia o en la representación falsa


de la realidad (de los acontecimientos, de los bienes, de las personas o del Derecho) que
determina la mal formación de la voluntad

La voluntad puede ser considerada en su doble aspecto: sea en su proceso de


formación en la conciencia del individuo, caso en el que se habla de
«determinación de la voluntad» o de «voluntad de contenido», sea en su externa
expresión, a la cual se refiere la locución «manifestación de la voluntad» o
«declaración de voluntad».

Error de hecho y error de derecho

El error puede ser de hecho (error facti) o de Derecho (error iuris). El error de hecho es el


conocimiento equivocado o la ignorancia que se tiene sobre los elementos del acto jurídico o sus
circunstancias externas. El error de Derecho es el conocimiento equivocado o la ignorancia que se
tiene del Derecho objetivo o del derecho subjetivo. Tanto el error de hecho como el de Derecho
puede ser esencial o indiferente.

Se discute sobre si el error de Derecho vicia o no la voluntad, existiendo al respecto dos aforismos:
«La ignorancia de hecho exime la responsabilidad» (Ignorantia facti excusat) y «la ignorancia no
excusa de cumplir la ley» (Ignorantia non excusat legem). Ambos aforismos han sido reconocidos o
desconocidos a través de los tiempos y en la actualidad van perdiendo vigencia.

Por regla general, el error de Derecho es considerado inexcusable (imperdonable), debido a que la
ley debe ser aplicada, aunque el sujeto no la conozca, prevaleciendo el presupuesto de la garantía
de la certeza del Derecho.

El error de Derecho objetivo consiste en la ignorancia o falso conocimiento de una norma


jurídica o conociendo su existencia se tiene una falsa representación de su contenido,
significado o aplicación, y el error en el derecho subjetivo consiste en el falso
conocimiento de un derecho subjetivo

Error propio e impropio

El error impropio actúa destruyendo alguno de los requisitos esenciales del


acto[27]. Por ejemplo, A vende a B una nave que días antes ha perecido en un
naufragio, sin que ellos lo supieran: la compraventa es nula por falta de objeto. Sin
duda los contratantes han incurrido en error al creer que la nave existía en el
momento de celebrar contrato, pero este error no constituye un vicio de la
voluntad. Para solicitar la declaración judicial de nulidad del acto jurídico, no es
necesario ni siquiera invocarlo. El error impropio solamente influye indirectamente
en la validez del acto.

El error propio produce la anulabilidad del acto jurídico directamente por virtud


propia (es el llamado error esencial o substancial). No ataca a uno de los
requisitos de validez del acto, sino que solamente obra sobre la voluntad
viciándola.

Error excusable y error conocible

Frente a las graves consecuencias de la anulación del acto jurídico por error, y con
el fin de poner freno a las posibilidades de invalidez del acto y proteger
adecuadamente tanto los intereses del declarante que ha caído en error como los
del destinatario que confía en tal declaración, se han configurado dos sistemas: el
de la excusabilidad del error y el de la cognoscibilidad del error.

El error es excusable cuando el declarante ha tenido razón para errar, no cuando el


error proviene de su negligencia. Además se reputa inexcusable cuando proviene
de una negligencia grave.

El error es conocible si el destinatario de la declaración actuando con normal diligencia


hubiera podido reconocer que el declarante está en error, o sea, estaba en condiciones de
no tener confianza en la declaración. Solamente el error conocible puede dar lugar a la
anulación del acto

Error esencial y error indiferente

Error esencial y error indiferente El error se clasifica en esencial y accidental o


indiferente; el primero se refiere al elemento del acto que se ha tenido en cuenta al
tiempo de celebrarlo, el segundo recae sobre circunstancias accesorias o
intrascendentes que no pueden determinar la invalidez del acto. Para que cause la
anulabilidad del acto se requiere que el error sea esencial, a fin de impedir que
cualquier error sin entidad perjudique la validez del acto, cuya conservación el
ordenamiento jurídico procura. Es preciso que el error sea esencial para invocar la
anulabilidad, pues no se puede permitir que cualquier error afecte la validez del
acto, porque se afectaría la seguridad en el tráfico.

También podría gustarte