La dignidad humana es una base fundamental del respeto, ya que esta
constituida en la libertad que tiene cada individuo en distintos ámbitos,
desde la libertad de expresión, de pensamiento o incluso de elegir un culto religioso. Pese a que la ciencia y en especial la biología ha confirmado que todos los seres humanos formamos una sola especie, sin diferencia de razas, es muy común ver que algunos seres humanos tienen más privilegios que otros por motivos de color de su piel, de sus ojos, conformación física, lenguaje, lugar de nacimiento o residencia, educación, etc. Lograr la igualdad resulta un gran reto debido a que, para empezar, los seres humanos somos físicamente muy diferentes, al igual que hay diferencias en la forma de hablar y de comportarnos; pero esas diferencias aparentes que surgen son convencionales más que naturales, es decir, que son cuestiones aprendidas de acuerdo a nuestra educación o a las creencias que se tiene bajo sociedad. La Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU, y se refiere al derecho a una vida digna y a la dignidad como fundamento del propio sistema de derecho. De esta manera también lo proclama el Preámbulo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos del 10 de diciembre de 1948: “La libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana. Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y consciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. La igualdad implica un trato jurídico idéntico entre personas que tengan las mismas condiciones y situaciones. La equidad comprende un trato justo a las personas, dando a cada cual lo que le pertenece a partir del reconocimiento de las condiciones y las características específicas, por lo tanto, significa justicia, reconocimiento de la diversidad y eliminación de cualquier actitud o acción discriminatoria. El derecho a la igualdad es aquel derecho inherente que tienen todos los seres humanos a ser reconocidos como iguales ante la ley y de disfrutar de todos los demás derechos otorgados de manera incondicional. En América latina es la región del planeta con más desigualdad, discriminación y violencia. Las identidades, circunstancias, oportunidades y discriminaciones que experimentan cada ser humano no son homogéneas; cambian según el lugar de residencia, normas sociales y la condición de pobreza sumando a esto factores como vivir con algún tipo de discapacidad, pertenecer a comunidades indígenas o afrodescendientes, además de las necesidades específicas de niñas y adolescentes por el hecho de ser mujeres y menores de edad. La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra las Mujeres (CEDAW por sus siglas en inglés), y la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD), establecen que es muy importante reconocer y proteger los derechos de niñas, adolescentes y mujeres para transformar los patrones de conducta y redefinir las relaciones de género. Para lograr cambios significativos en materia de igualdad de género es necesario aumentar la sensibilización y fomentar un cambio de conducta, así como promover políticas públicas que transformen las dinámicas de poder y las relaciones desiguales de género. El respeto es un valor y una cualidad positiva, es uno de los valores morales más importantes del ser humano, pues es fundamental para lograr una armoniosa interacción social. El respeto debe ser mutuo y nacer de un sentimiento de reciprocidad. Podemos entenderlo como el reconocimiento, consideración y atención que se deben a las otras personas. El ser tolerante con los demás es una forma de mostrar respeto y al mismo tiempo de reconocer la diversidad de nuestra sociedad, ya que en ella distintas culturas, religiones, lenguas, costumbres, formas de vestir, etc. El valor del término está basado en la ética y en la moral. Una persona cuando es respetuosa acepta y comprende las maneras de pensar y actuar distintas a las de ella, también trata con sumo cuidado todo aquello que lo rodea.