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ARTE

DE

HACER VERSOS,
AL ALCANCE DE TODO EL QUE SEPA LEER,

POR

D. Antonio de Trueba.

DRPS UNIVERSITAT D’ALACANT


Biblioteca Universitària
FA
322
0500757260
ARTE
DE
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HACER VERSOS,
AL ALCANCE DE TODO EL QUE SEPA LEER,

POR

D. Antonio de Trueba.

BARCELONA.
LIBRERÍA DE JUAN Y ANTONIO BASTINOS} EDITORES.
Boqueria 47, San Honorato 3, Ronda de San Antonio 95.
1881.
MlMiMM
ARTE
DE

PIACER VERSOS,
AL ALCAKCE DE TODO EL QUE SEPA LEEB,

POR

D. Antonio de Trueba.

BARCELONA.
LIBRERÌA DE JUAN Y ANTONIO BASTINOS, EDITORES.
Boqueria 47, San Honorato 3, Ronda de San Antonio 95.
1881.
LO QUE ES Y PARA LO QUE ES

EST E LIBRITO.

ES PROPIEDAD DEL AUTOR.

Apénas hay quien no guste de versos cantados ó leí­


dos ó de ambos modos, y apénas hay quien no se haya
hecho esta pregunta: «¿Acertaría yo á componer ver­
sos?» Y no haya añadido: «Me alegraría mucho de sa­
ber componerlos, porque me gustan mucho, pero como
no sé las reglas, no los puedo componer.» Esta pregun­
ta y este razonamiento que se han hecho casi todos, sin
excluir á las gentes que apénas saben leer, y hasta sin
excluir á las mujeres, son más generales aun en la mu­
chedumbre de niños y adolescentes que frecuentan des­
de las escuelas de primera enseñanza hasta las univer­
sidades. Mas aun: pocos son los estudiantes, particular­
mente de segunda enseñanza, que no se hayan ensayado
en componer versos, aunque no se hayan atrevido á con­
fiar ánadie el resultado de su ensayo.
La cuestión de reglas preocupa mucho á los que de­
sean componer versos. Un «pero como me faltan las re­
Imprenta de Jaime Jepüs, pasaje Fortuny (antigua Universidad).
glas...» es lo que les detiene y embaraza en el ensayo.
1
-4 2
—g 3
No pocos de ellos piensan en proporcionarse estas re­
y por tanto ageno á todo procedimiento material, pero
glas, pero se encuentran por primera dificultad con aún así espero alcanzar, sino todo lo que me propongo,
que un libro que se las proporcione cuesta lo ménos al ménos gran parte de ello.
dos ó tres pesetas y cuando se deciden á comprarle ó Acaso se me preguntará:-«Y como tú que aunque no
alguien se le proporciona, se encuentran con otra difi­
tengas pretensiones académicas, las tienes y estás au­
cultad mayor, que es la de que no entienden las reglas torizado á tenerlas de escritor concienzudo, formal y
que el libro les dá.En efecto, en estos libros, en estos
no dado á la garrulería, porque has escrito más de
tratados de Poética y Retórica hay cosas muy buenas y veinte libros muy leídos y entre ellos algunos en ver­
muy útiles, pero es sólo para los que las entienden, á cu­
so, cuyas ediciones son ya numerosas, desciendes ápo-
yo número no pertenecen las gentes á quienes me
ner tu nombre y apellido al frente de un librejo cuyo
refiero, entre cuyas gentes hasta comprendo á la juven­ título desdice de la plumado un escritor sério y formal?»
tud campesina y artesana que es aficionada á los versos Me anticipo á contestar á esta pregunta, no tanto por­
para cantarlos y que desea componerlos porque los que en la contestación ha de ir el desagravio de mi amor
que encuentra compuestos no expresan lo que ella propio (que le tengo, como toda persona decente) como
quiere que expresen.
porque en ella ha de ir también la prueba de que este
Estas gentes que desean saber componer versos y no librito aunque en apariencia sea trabajo baladí y falto
los componen porque les faltan las reglas y si los com­ de séria trascendencia, en realidad es todo lo contrario.
ponen resultan muy malos, no quieren ni necesitan En Durango conocí yo á un maestro de instrucción
esas elevadas y sabias y revesadas teorías que cons­ primaria llamado D. Miguel Liborio de Olano, que sien­
tituyen los tratados de Poética y Retórica donde al arte do ya muy anciano y muy benemérito, le jubiló la villa
de componer el verso castellano esencialmente popu­ con toda su asignación, colocando su retrato en la sala
lar y grato al oido y al gusto de nuestro pueblo se dá
consistorial. Un dia, paseando con él por la plaza, pre­
lugar muy mínimo y se ensena en términos incompren­ gúntele si se consideraba feliz en la villa y me contestó
sibles para la mayor parte de los que quieren aprender. lleno de dulce emoción, indicándome con la mano la mu­
Lo que necesitan y quieren las gentes á que me refiero chedumbre de gente que bullía en la plaza y las calles:
son reglas sencillas, claras, practicas, á macha-mar­ —¿No me he de considerar feliz en un pueblo donde
tillo, que llamen pan al pan y vino al vino y por con­ no puedo dirigir la vista á ninguna parte sin que vea
secuencia las entienda y pueda ponerlas en práctica hombres á quienes he enseñado á serlo?
todo el que sepa leer y tenga sentido común. Tengo completa seguridad de que este librito ha de
Yo bien sé que al dar estas reglas, por mucho que enseñar á componer versos á multitud de jóvenes que
me esfuerce en llegar hasta donde deseo, he de quedar por falta de reglas á su alcance y bastante eficaces, no
muj aíras, porque no es lo mismo tomar materialmente hubieran llegado nunca á componerlos, y la tengo de
un mstrumenlo músico y enseñar á tañerle que ense­ que de entre ellos han de salir muchos que lleguen á ad­
ñar otra música compuesta de conceptos y de palabras,
quirir fama de verdaderos poetas, no precisamente por-
que este librito les haya proporcionado todas las condi­
ciones necesarias para serlo, sino porque les propor­
cionó las primeras, que son las reglas elementales para
componer versos y la afición á componerlos, que es con'
secuencia de haberlos compuesto. Y entonces al que me
pregunte si me considero feliz en la república literaria
española, le podré contestar lleno de dulce emoción, pa­
rodiando al maestro de Durango:
—¿No me he de considerar feliz en una república li­
teraria donde no puedo dirigir la vista á ninguna parte
sin que vea poetas á quienes he enseñado á serlo? TEORÍA DEL ARTE DE HACER VERSOS.
Esto es y para esto es este librito.

I.

Lo que es poesía.

La generalidad de las gentes está en la creencia de


que poesía y versos son una misma cosa, como que pa­
ra ellas lo mismo es decir: «Fulano ha leido unos
versos» que decir: «Fulano ha leido una poesía».
El Diccionario oficial de la lengua castellana, deque
me voy á valer con frecuencia para dar definiciones
autorizadas, ha contribuido á vulgarizar esta opinión
definiendo en primer lugar la poesía por «arte de ha­
cer composiciones en verso» si bien luego trae estas
otras definiciones: «La misma composición hecha en
verso con invención y entusiasmo, en la que se imita á
la naturaleza. »—«El fuego y viveza de las imágenes de
la poesía; así se dice: esta obra aunque tiene versos, ganados que tornan á los establos, y rumores de man­
carece de poesía.»—«Cualquiera obra ó parte de ella sos arroyos y de bulliciosos torrentes que la brisa de la
que abunda en figuras, imágenes y ficciones. En este tarde trae íí intérvaloshasta nosotros, y el sonidodeal­
sentido se aplica también este nombre á la prosa gún rústico y dulce albogue que un pastor tañe des­
escrita en estilo poético, como es el de algunas no­ cendiendo de la montaña tras de su ganado, todos es­
velas» . tos y oíros sonidos y rumores llegan á nuestro oido de
Me parecen no poco confusas, contradictorias y fal­ las campiñas y los bosques y las aldeas lejanas. A'gu-
tas de claridad y precision y hasta de limpieza sintáxi- nos momentos después el lento y solemne toque de
ca estas definiciones, que no cabe analizar con la de­ oración, más ó ménos lejano, viene á mezclarse con los
tención y aun con la severidad que merecen en un cantos y los rumores de la llanura y las montañas. An­
tratadito de poética popular como este. te aquel espectáculo y aquellos cantos y aquellos ru­
Casi todos los que hasta aquí han’ intentado definir mores y aquel toque de campanas detenemos como por
la poesía se han contentado con decir que es «una instinto nuestro paso en la cumbre de la colina que
imitación de la naturaleza», lo cual es una vaguedad acabamos de ganar, y contemplamos y escuchamos y
que equivale á no decir nada. Apenas me atrevo á meditamos, y una emoción inexplicable se apodera de
ensayar una definición concreta y terminante porque nosotros y sin saber porqué pensamos en los séres que­
comprendo las dificultades que ofrece. Sin embargo, ridos y las lágrimas asoman á nuestros ojos.
me parece que á falta de otra mejor, puede pasar la si­ Pues todo esto que entónces sentimos es poesía.
guiente: «poesía son los afectos más acendrados y be­ Tras el sueño invernal de la naturaleza, tras la des­
llos, inspirados por la naturaleza ó el arte y expresados nudez de los árboles, tras la aridez del suelo y tras la
en verso ó prosa». oscuridad del cielo, llega la primavera, y los árboles
Como no tengo completa confianza en la eficacia de empiezan á vestirse de hojas y flores, y el césped re­
esta definición para hacer comprender lo que es poe­ verdece, y el cielo se viste de azul, y el sol brilla y ca­
sía, voy á valerme de ejemplos prácticos que creo han lienta, y los pájaros cantan alegres, y deliciosos efluvios
de dar por completo el resultado á que aspiro. de las plantas y las flores embalsaman el ambiente que
Es una hermosa tarde de verano ó de otoño; el sol respiramos. Al contemplar y sentir esta resurrección
está próximo á ocultarse tras los montes ó los mares experimentamos una alegría y un bienestar inexplica­
lejanos y sus últimos resplandores iluminan melancó­ bles y nuestro corazón siente como una ánsia de amar
licamente el horizonte que se dilata á nuestra vista. que tampoco sabemos explicarnos.
Cantares de campesinos que dejan sus labores agrarias Pues lo que en esta ocasión sentimos es también
y tornan alegres á sus hogares, y balidos y esquilas de poesía.
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9 t-
Oímos una música alegre ó triste que parece llevar asi no fuera, ninguna habría, por ejemplo, en la com­
nuestio corazón y nuestra inteligencia á un mundo des­ posición titulada Las Madres, que irá en el Apéndice
conocido, donde creemos escuchar voces y rumores y de este tratadito y es por extremo vulgar en la forma.
cánticos que nos hacen sentir una mezcla indefinible Poesía son, pues, los efectos más acendrados y bellos
de dolor y de gozo, de ternura y de exaltación, que hu­ inspirados por la naturaleza ó por el arte y expresados
medece nuestros ojos y multiplica hasta lo infinito en verso ó prosa, y los principales géneros en que la
nuestra aptitud para amar y sentir. poesía se divide son estos: poesía lírica, poesía dramá­
Pues del mismo modo esto que sentimos y esto que tica, poesía satírica, poesía didáctica, poesía heroica y
experimentamos en tal ocasión es poesía. poesía bucólica.
Llámele el Diccionario oficial entusiasmo ó fuego,
yo creo que la poesía se debe llamar sencillamente
sentimiento, más ó menos exaltado y profundo, siem­
pre que sea puro y bello.
II.
Por más que el Diccionario, diciendo en una de sus
Lo que es verso.
definiciones que también se dá el nombre de poesía
á la prosa escrita en estilo que abunda, como el de al­
Ya hemos visto que el Diccionario, en una de sus
gunas novelas, en figuras, imágenes y ficciones, dé á
definiciones de la poesía, dá á entender que puede ha­
entender que sólo por escepcion cabe la poesía en la
ber una obra que tenga versos y no tenga poesía. En
piosa, es de inferir de los ejemplos de poesía que he
efecto, versos y poesía no son una misma cosa: como
presentado que la poesía cabe por regla general en el
verso y en la prosa. la poesía esencialmente está en el fondo y no en la for­
La belleza de forma es indispensable en la poesía. ma, puede haber una obra en verso que carezca de
Es verdad que esta tiene su esencia en el fondo, pero poesía y puede haberla en prosa que no carezca de ella.
si la forma no armonizase con él, la esencia queda­ ¿Qué viene á ser el verso? El Diccionario le define
ría desvirtuada y oscurecida, como quedaría la hermo­ perfectamente diciendo «que es una combinación de pa­
sura de una mujer, por grande que esta hermosura labras sujetas á ciertas reglas en su medida y caden­
fuese, si la mujer vistiese de suciedad y harapos. cia.» Por consiguiente el verso, que es puramente una
Lo que hay de cierto en esto es que el verso es el operación mecánica, nada tiene que ver con la poesía,
traje que más agracia á la poesía, con tal que este tra­ que es una operación puramente espiritual, ó mejor di­
je esté bien hecho. cho sólo tiene que ver con la poesía lo que el vestido
La poesía está más en el fondo que en la forma: si con la hermosura de la mujer.
Entre cada cien que componen versos hay lo ménos
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11 se­
noveiita y cinco que nada tienen de poetas, es decir,
gundo esto otro de que la imitación ha de ser en ver­
que al expresar sus ideas por medio de la combinación
de que habla el Diccionario, no han sentido emoción so me parece más inaceptable aun. ¡Imitará la natura-
alguna y por tanto no han hecho más que una opera­ le^p! Eso podrá ser cuando la poesía es descriptiva de
ción mecánica. ella. ¡Imitarla en verso! ¿Y porqué no en verso ó pro­
I-Iay una regla para apreciar el valor de lo que se es­ sa? Con lo que si estoy más conforme es con lo de la
cribe en verso ó prosa: lo que no se ha escrito llorando invención y sobre todo con lo del entusiasmo, enten­
ó riendo no puede hacer llorar ni reir. diendo por invención el ingenio que reclama la forma
La poesía no es jugar con la palabra como lo es el y por entusiasmo la emoción que reclama el fondo.
Para ser poeta se necesita en primer lugar é indis­
verso; la poesía es jugar en primer lugar con el cora­
zón y en segundo con el ingenio. pensablemente serlo por naturaleza, porque con razón
Quedamos, pues, en que el verso es, como dice el se ha dicho que el poeta nace y el sábio se hace. El
Diccionario, una combinación de palabras que, como que no haya nacido poeta, el que no tenga gran aptitud y
yo digo, esencialmente nada tiene que ver con la delicadeza para sentir compondrá versos muy sonoros,
poesía. pero estos versos no harán llorar ni reir á nadie y aun
Si este tratadito se llama Arte de hacer versos y no para componerlos así llevará gran desventaja á los ver­
Arte de hacer poesía, es porque la poesía no se puede daderos poetas.
reducir á arte: la poesía se siente y el verso se hace. He dichoque la poesía propiamente dicha no se pue­
de reducir á arte, pero no se debe tomar esta afirma­
ción en el sentido más lato y absoluto porque cabe al­
gún arte en la práctica de la poesía, y no me refiero al
III. uso del Diccionario de rimas ó consonantes, que me
parece recurso inútil aun para los meros versificado­
Lo que es necesario para ser poeta. res, ni tampoco á ciertos excitantes del sistema nervio­
so y la imaginación, tales como el café cuya virtud se
El Diccionario dice que poeta es «el que imita á la ha preconizado tanto en este concepto. Me refiero á
naturaleza en verso con invención y entusiasmo.» Ya otro recurso más noble y más eficaz que consiste en
no estoy con esta definición tan conforme como con la templar el alma, en escitar la sensibilidad por medio
del verso. En primer lugar esto de imitar á la natura­ del pensamiento ántes de tomar la pluma para dar for­
leza con que tanto han machacado los definidores de la ma en verso ó prosa á la poesía. Pongamos un ejemplo
de esta operación: yo me propongo dedicar unos versos
poesía, me parece una vaguedad inaceptable, y en se-
á una persona querida; si ántes de componerlos pienso
12 —13 —
intensa y detenidamente en aquella persona, en su her­ había imaginado capaz de hacer un verso, rotuló el sa­
mosura, en sus prendas morales, en la gratitud que le quito de este modo:
debo, en lo feliz que yo seria teniéndola á mi lado^pn
lo dolorosa que debe serme su ausencia, la emoción se Son estas avellanas
irá apoderando de mi, quizá las lágrimas asomarán á del avellano que plantó tu abuelo.
mis ojos, quizá mi corazón multiplicará sus amorosos
latidos, y poniéndome entonces á dar forma en verso ó
prosa á mis sentimientos y mis ideas, encontraré esta
forma con muchísima más facilidad, y el sentimiento, IV.
la emoción, la belleza palpitarán en lo que yo escriba.
Lo que se necesita para escribir bien
Escribir versos ó prosa en frió tiene una gran des­
en verso ó prosa.
ventaja sobre escribir versos ó prosa en caliente. Cuan­
do el escrito requiere emoción, nadie debe escribir en
Para escribir bien en verso ó prosa lo primero natu­
verso ni en prosa sin templar prèviamente el alma pa­
ralmente que se necesita es talento, pero el talento no
ra ello por medio de esta operación mental.
basta para ello, que se necesita también arte, con cuyo
Para ser poeta se necesita ante todo sensibilidad, ha­
nombre designo la instrucción y el buen gusto. Sin
ber nacido siéndolo, en una palabra, serlo, pero, aun­
este arte se puede tener mucho talento natural y no
que esta sea necesidad secundaria, se necesita también saber escribir en verso ni en prosa.
poseer, haber adquirido aptitud para la belleza de for­
Hay muchos hombres de talento, muy instruidos y
ma, sin la cual desmerece tanto la belleza de fondo
de mucho gusto y elocuencia así escribiendo como
que hasta suele quedar completamente anulada.
hablando y sin embargo estos hombres ó no saben com­
Es verdad que el que posee el sentimiento innato de
poner versos ó si los componen, los componen muy
la poesía tiene muchísimo adelantado para poseer la mal. Esto es una gran prueba de que el poeta nace y
belleza de forma con que acierta como por instinto. no se hace. Aun el simple versificador necesita apti­
Hay en mi aldea una sencilla y buenísima señora cuyo tud natural para serlo, porque lo que se llama oido, ó
corazón es una especie de arpa eòlia que no necesita sea la percepción de si la medida del verso es buena ó
el arte para vibrar dulcísimamente. Durante la última mala, es una condición natural que difícilmente se
guerra civil me hallaba yo en Madrid con mi familia y suple con la operación mecánica de contar las silabas
ofreciéndosele ocasión de enviar á mi hija algún sen­ de cada verso.
cillo recuerdo, le envió un saquito de hermosas avella­ La cuestión délo que, no ocurriéndome otro nombre
nas que sabia le gustaban mucho, y la que nunca se más expresivo, llamaré serenidades también impor­
—g U si­ —’e 1 5 S°—
tante en punto á escribir como en punto á hablar. Es
cosa averiguada que hablamos con mucha más facili­
dad cuando no nos oye nadie ó nos oyen sólo personas
de confianza que cuando nos oyen personas en quie­ V.
nes no la tenemos. Cuéntase que Jovellanos decía : —
Lo que es poesía lírica.
«¡ Es lástima que este picaro de Vargas Ponce escriba
tan mal cuando se dirige al público como bien cuando
El Diccionario oficial de la lengua castellana, sólo
se dirige á sus amigos!» Siendo yo muchacho solia
de soslayo dice lo que es poesía lírica pues lo calla
escribir cartas para su padre á una muchacha alcar-
en el artículo Poesía, y en el artículo Lírico dice: «lo
reña muy rústica. Me preparaba á ello preguntándole
que pertenece á la lira ó á la poesía propia para el
que e/a lo que quería decir á su padre y me lo decia
canto.* En un principio se llamó poesía lírica á la
todo en estilo fácil y relativamente correcto, pero
puramente destinada á cantarse al son de la lira, pero
cuando pretendí que me lo fuera diciendo conforme yo
hoy bajo el nombre de poesía lírica comprendemos toda
escribía, lo que era de suponer le fuese más fácil por­
aquella que no admite una clasificación especial como
que así tenia más tiempo para pensar y hablar, me
la de épica, satírica , didáctica etc. Todo ese cúmulo
encontré con que le era imposible dictarme período
de versos más ó ménos poéticos que corren en colec­
alguno. Preguntóle la causa de esto que para mí era
ciones ó sueltos y particularmente aquellas composi­
fenómeno, y sólo acertó á explicármelo diciéndome
ciones subjetivas, como se ha dado en decir ahora, en >
que era el miedo de dictar mal.
que el poeta ó versificador expresa directamente sus
Se necesita, pues, serenidad lo mismo para escribir
afectos é ideas, pertenecen á la poesía lírica.
que para hablar bien, porque al fin escribir y hablar
Si atendiéramos sólo á la condición de cantable para
son una misma cosa, sin más diferencia que la del ins­
calificar de líricaála poesía, necesitaríamos compren­
trumento con que se hace.
der en esta calificación á la d« todos géneros porque no
Concluyamos este importante punto de lo que se
hay ninguno que no sea más ó ménos cantable.
necesita para saber escribir bien en verso ó prosa repi­
Cantable lo es hasta la prosa castellana, como lo
tiendo que lo que se necesita para esto es: talento, ins­
prueba , por ejemplo, la Salve que se canta con fre­
trucción y buen gusto.
cuencia y sin dejar de ser deleitable su canto. Convi­
Aunque el talento sea condición natural, esta condi­
niendo , pues, en que el nombre de poesía lírica tal
ción se desarrolla y perfecciona con la instrucción y en
como hoy se usa es poco conforme con su etimología,
cuanto al búen gusto, se adquiere con la lectura de
convengamos también, puesto que no hay otro reme­
buenos libros.
dio, en que poesía lírica es toda aquella cantada osen-
16 sa­ 17 so­
lida en que el poeta expresa directamente sus afectos suceso de personas ilustres y que tiene un fin por lo
é ideas. común desgraciado, con el objeto de rectificar ó des­
arraigar las pasiones violentas por medio del terror y
de la compasión.»
VI.
El drama, composición teatral «que participa del
género cómico y el trágico.»
Lo que es poesía dramática.
La comedia, «poema dramático en el cual se repre­
También sólo de soslayo ó indirectamente nos dice senta alguna acción familiar que se supone pasar entre
el Diccionario oficial lo que es poesía dramática pues personas privadas y se dirige á la corrección de las
lo calla en el artículo Poesía y dice en el artículo Dra­ costumbres.» Después de dar el Diccionario esta defi­
ma: «Composición poética en que se representa una nición de la comedia en general, define en los siguien­
acción por las personas que el poeta introduce, sin que tes términos los diferentes géneros en que se subdivide
este hable ó aparezca. Es nombre común á la comedia, la comedia:»—Comedia de capa y espada, «aquella
la tragedia y á cualquiera otra fábula escénica, y moder­ cuya acción pasa entre personas que no esceden de la
namente se distingue también con el nombre de Drama esfera de nobles y caballeros.»—Comedia de figurón,
el que participa del género cómico y el trágico.» «aquella cuyo principal objeto es representar algún
En esta definición conviene también el Diccionario vicio ridículo y estravagante.»—Comedia heróica,
en que cabe en la prosa la poesía puesto que llama al «aquella cuya acción se supone pasar entre príncipes y
drama composición poética y el drama está escrito á otros personajes.» —El Diccionario se ha olvidado de
veces en prosa lisa y llana y no en el estilo poético de la comedia de magia que es una composición teatral
ciertas novelas. de uno ó más actos ó cuadros en que por medios mecá­
Por poesía dramática debemos entender todas las nicos ó de magia natural se aparentan sucesos mara­
villosos.
composiciones literarias cuya forma dialogada las haga
representables. La ópera, «composición dramática puesta en mú­
Los principales géneros de composición que la poe­ sica.»
sía dramática comprende son los siguientes, cuya defi­ La zarzuela «composición dramática , parte de ella
nición, tomada del Diccionario oficial de la lengua cas­ cantada.»
tellana, pongo á continuación de cada uno entre comi­ El sainete «composición dramática breve y jocosa en
llas, sin perjuicio de hacer luego las observaciones pro­ que se .reprenden los vicios y se satirizan las malas
pias que me ocurren acerca de esta definición. costumbres del pueblo, la cual se representa comun­
La tragedia, «obra dramática en que se representa un mente después de concluida la comedia.»
9
—> 18 19 »
El entremés «composición dramática breve, jocosa
y burlesca que solia representarse en los intermedios
de la comedia.
VII.
El monólogo ó unipersonal «drama en que representa
un sólo actor.» Lo que es poesía satírica.
La tonadilla «composición métrica breve y sobre
asunto familiar, la cual suele cantarse en los interme­ Poesía satírica es aquella que tiene por fin principal
dios de la comedia.» el de corregir deleitando, cuyo fin debe ser más ó ruó­
Tales son los diversos géneros de composición que nos principalmente el de toda poesía y áun el de toda
comprende la poesía teatral ó dramática. Algunas de amena literatura. Generalmente se vale de la forma
las definiciones que he tomado del Diccionario no me jocosa y á veces de la ironía y el sarcasmo. Las sáti­
satisfacen por completo. En este caso se halla la de la ras más notables de la poesía castellana están com­
comedia de capa y espada que dice ser aquella cuyos puestas en tercetos endecasílabos, cuyo mecanismo
personajes no esceden de la esfera de nobles y caba­ explicaré en el lugar correspondiente. Sin embargo de
lleros y que yo definiría «aquella cuya acción se supone esto todos los metros y todos los tonos y formas de la
en tiempos en que el uso de la capa y la espada era poesía se prestan á la satírica. Los sainetes de D. Ra­
habitual ó continuo en los caballeros y en que se mez­ món de la Cruz, que son la expresión más vulgar y
cla lo cómico con lo grave.» humilde de la poesía, son sátiras eficacísimas para con­
Para ser poeta dramático se necesitan las condicio­ denar y corregir las ridiculeces y los vicios sociales, y
nes naturales y artísticas que he atribuido como indis­ las comedias de Bretón de los Herreros, de tono más
pensables al poeta en general y además otras especiales levantado y culto, se hallan en el mismo caso.
cuales son la de conocer los efectos de la representa­ La composición llamada epigrama es una de las más
ción escénica y la de poseer facilidad natural ó adqui­ empleadas y eficaces en la poesía satírica.
rida para expresar las ideas y afectos en la forma dia­ En lo que llamamos Parnaso castellano, mejor dicho
logada. que Parnaso español, pues nos referimos al cuerpo
Poetas hay de mucha inspiración y talento que por general de poesía perteneciente á la lengua castellana,
carecer de aquellas condiciones no aciertan á producir y por Parnaso español se debe entender el cuerpo ge­
efecto en el teatro y los hay también que poseyéndolas neral de poesía perteneciente á todas las lenguas y
le producen con inspiración y talento medianos. dialectos de España, ocupa el epigrama un lugar muy
distinguido y digno de ocuparle por lo bien que cor­
responde al fin de la poesía satírica de corregir delei-
—=s 20 — 21 s—
tando. La brevedad y agudeza del epigrama que el tiene por principal fin la enseñanza de determinada
Diccionario define por «composición poética, breve y materia, como por ejemplo, la música®á que dedicó
aguda, hecha en alabanza, burla ó vituperio de alguna nuestro Iriarte un poema y la poesía á que dedicó el
persona ó cosa,» responde admirablemente al fin de francés Boileau otro, pues su Arte poética no es más
deleitar y corregir, aunque en nuestro tiempo ha tras­ que un poema didáctico.
pasado y traspasa lamentablemente los límites de la Ciertamente las composiciones didácticas en verso
honestidad, gustando más de pedir gracia al equívoco no se prestan mucho á lo que propiamente debemos
grosero que al concepto agudo é ingenioso. entender por poesía, pero tampoco están completa­
Quevedo, en el siglo xvii, Moratin (D. Leandro), mente reñidas con ella. En la enseñanza de todo arte
á fines del xviii y principios del xix, y Bretón de los ó toda ciencia cabe poesía, cabe belleza moral, cabe
Herreros y Martínez Villergas en nuestro tiempo, han emoción y mucho más cuando el que enseña se vale
dejado en el Parnaso castellano inmortales ejemplares de la expresión métrica que, aún falta de lo que cons­
de poesía satírica. tituye la poesía, que es el sentimiento, realza mucho
El Diccionario define la sátira por «obra escrita re­ el concepto.
gularmente en verso, en que se motejan y censuran Un maestro de escuela (1), ha hecho arrasar mis
las costumbres y operaciones ó del público ó de cual­ ojos en lágrimas de ternura, dando á' sus discípulos en
quier particular» y advierte que también se entiende mi presencia lecciones de agrimensura, que de suyo
por sátira «cualquier dicho agudo, picante y mordaz.» parece árida, y nada susceptible de producir el sen­
timiento, la emoción que constituye la poesía. «Figu­
raos, decía á sus discípulos, que estáis ausentes de la
VIII. casa paterna y día y noche halláis vuestra mayor com­
placencia y vuestro mayor consuelo en pensar en vues­
Lo que es poesía didáctica. tros padres, en vuestros hermanos y en las caricias
que de ellos habéis recibido y recibiríais si estuvieseis
Didáctico ó didascálido es, según el Diccionario á su lado; figuraos que de este pensamiento pasais al
oficial «lo que es á propósito para la enseñanza y lo del huerto donde jugabais y cogíais flores y fruta y al
que conduce y se refiere á ella.» Toda la poesía ense­ de la alcoba donde dormíais y recibíais un beso de
ña, ó al ménos debe enseñar, y en este concepto con
arreglo á la acepción que el Diccionario dá al adjetiva
didáctico, toda ella puede ser calificada de didáctica, (1) D. Francisco Marco y Valencia que dirige admirablemente en
pero se dá por excelencia este nombre sólo á la que Bilbao el modesto Colegio vasco-aragonés.
22 -^23 g—

vuestra madre al dormiros y otro al despertaros; por idioma latino el hexámetro, en el castellano el endeca­
último, figuraos que como consecuencia de pensar en sílabo, etc.»
esto os entra el deseo de saber aproximadamente cual Yo creo defectuosa ó incompleta esta definición, por
es el espacio que ocupan el huerto y la alcoba de que referirse solamente á la forma de la poesía heroica,
conserváis tan dulces recuerdos. ¿ Cómo os compon­ debiendo referirse más bien al fondo. El fondo no nos
dríais para satisfacer en la ausencia este deseo ? Yo os le explica el mismo Diccionario, ó al ménos yo no he
voy á decir como podríais satisfacerle, con tal que me dado con él, pero en mi concepto la poesía heróica ó
deis un punto de apoyo, mucho más fácil de dar que el épica se debe definir por «aquella en que se cantan y
que necesitaba la palanca de Arquímedes para mover exaltan acciones y virtudes heroicas, en tono cuya ele­
el mundo.» vación corresponda á la de estas acciones ó virtudes.»
Y en efecto, poesía capaz de ser sentida por todo el La octava real, de cuyo mecanismo me ocuparé en el
que no tiene el corazón y el entendimiento refractarios lugar correspondiente, es el metro por lo general em­
á ella, había’en aquel modo de amenizar una materia pleado para este género de poesía en las lenguas mo­
de suyo árida, con la evocación y la imagen de lo que dernas. Este metro adolece de alguna monotonía, pero
más fácilmente conmueve los buenos corazones. es enérgico y majestuoso.
La poesía didáctica es, pues, verdadera poesía, y no El poema épico más notable que cuenta la lengua
simple versificación, cuando es verdadero poeta el que castellana es La Araucana de D. Alonso de Ercilla,
la practica. Este tratadito popular de poética pertene­ natural de Bermeo en Vizcaya. En este poema se nar­
ce al orden didáctico por su objeto y acaso, acaso, tenga ra y canta con verdadero estilo poético la conquista de
con la poesía alguna más relación que la puramente Arauco por las armas españolas. Acaso la epopeya de
preceptiva. más mérito que se conoce y que debe ser citada aquí
no sólo por su merecida celebridad sino también por
pertenecer á un poeta y á una lengua de la península
ibérica, es la portuguesa de Luis de Camoens, titulada:
IX. Os Lusiaclas.
El padre, digámoslo así, de la poesía heróica ó épi­
Lo que es poesía heroica. ca castellana es el Poema del Cid, que se compuso
acaso cuando aún vivía el héroe principal de él ó sea
Poesía heroica ó épica es, según el Diccionario, que en la última mitad del siglo xi en que la lengua caste­
cito tantas veces desconfiando de mi individual auto­ llana estaba en sus primeros albores como lo demues­
ridad, «el metro que en cada lengua se tiene por más tra el citado poema. También debo citar aquí por per-
conveniente para escribir poemas épicos, como en el
—g 25 go-
tenecer á una de las lenguas peninsulares, por su anti­
pos los más groseros é incultos, porque son los que más
güedad y sobre todo por su admirable estructura, el
habitualmente viven en la soledad y en ménos con­
canto épico en lengua euskara Altabiscarco-cantua ó
Canto de Altabiscar en que se narra y canta la derrota tacto con los racionales, es el colmo de la insensatez
estética.
de Carlomagno en Roncesvalles por los vascos. De
Comprénderíase que se personalizase aquella hermo­
este famoso canto se han hecho versiones más ó mé-
nos fieles y bellas en todas las lenguas literarias de Eu­ sura en la gente labradora que por sus ocupaciones
habituales y su sistema de vida social participa de la
ropa y yo he hecho en verso castellano una que aún
sencillez rural y de la cultura urbana, pero no se com­
que no tenga otro mérito, tiene el de la fidelidad.
prende que se haya personalizado en pastores y pasto­
ras, que precisamente son los que más se prestan á la
personificación de la grosería física é intelectual.
Si al fin la poesía bucólica (que tampoco comprendo
X. porqué recibió este nombre pues el mismo Diccionario
dice que bucólica se entiende también en lenguaje
Lo que es la poesía bucólica.
familiar por comida, sin duda por la relación que esta
tiene con la boca cuyo nombre castellano procede del
El Diccionario define la poesía bucólica por «com­
latino «bucea»); si al fin la poesía bucólica se hubiese
posición poética ó diálogo pastoril en que se introducen
limitado á atribuir á los pastores y pastoras lo único
á hablar pastores ó gentes del campo.»
que racionalmente puede atribuírseles, que es la facul­
Este género de poesía que ha estado muy de moda
tad, más por instinto que por razón, de lavarse en el
en nuestro parnaso, ó mejor dicho en todos los parnasos
arroyo, de adornarse con tal cual flor silvestre y de
de Europa, desde la edad media, en que fueron los poe"
apasionarse los de un sexo por los del otro, podría
tas italianos los que la generalizaron, hasta nuestros dias
pasar la poesía bucólica como excepción; pero ele­
en que todavía se descuelga alguno que otro hablando
varla á género en que se han ocupado por espacio de
de Dorilas y Nemorosos, me parece la más ñoña y
siglos casi todos los poetas y personificar en los pasto­
empalagosa de todas las poesías. Enhorabuena que se
res y pastoras el discretismo, la filosofía y los afectos
canten la hermosura de los campos y los sencillos afec­
más delicados del alma, como se ha hecho casi cons­
tos de las gentes que en ellos viven, pero idealizar la
tantemente, es una aberración del entendimiento hu­
hermosura física é intelectual que en la vida campe­
mano.
sina cabe, personalizándola en pastores y pastoras que
La poesía que llamaré urbana, ó sea aquella que se
precisamente son entre todos los habitantes de los cam­
inspira en el arte, en los afectos, en la sociabilidad de
-<« 26 s— 27 —
la vida culta, es importantísima, pero no lo es ménos
la poesía que llamaré campestre con más propiedad
que si le llamase bucólica.
La naturaleza, las costumbres, los afectos en que XI.
esta poesía se inspira superan en riqueza poética á las
fuentes de inspiración que la vida urbana ofrece al Lo que es la poesía seria y lo que es la poesía
poeta. festiva.
El romanticismo que, aunque iniciado en la poesía
castellana en el siglo de oro de nuestra literatura ó sea Según el Diccionario, sério es, en la acepción más
en el xvi, tuvo su verdadero advenimiento en el aplicable á la poesía, «lo real, verdadero y sincero,
período de 1820 á 1850, vino acompañado de grandes, sin engaño ó burla, doblez ó disimulo,» y por festivo
de monstruosas exageraciones estéticas, como vienen se entiende «lo chistoso, agudo, alegre, regocijado y
todas las revoluciones radicales, pero áun así produjo gozoso.»
un gran bien á la poesía, porque la colocó en el buen Con decir que la poesía séria es la que produce en
medio en que con razón se dice estar la virtud ó sea el alma afectos tiernos, graves y permanentes, y la
entre las exageraciones del espiritualismo caballeresco- poesía festiva la que los produce alegres, placenteros
religioso del siglo xv y el noñismo bucólico de todos y fugitivos, ó sea que una hace llorar de ternura y
los siglos literarios. otra hace reir y llorar de alegría, pudiera reducirse á
En el momento en que se escribe esta poética popu­ los precedentes renglones este capitulito , pero si bien
lar la poesía castellana adolece de exagerado filoso­ la poesía séria no exige mayor explicación porque al
fismo , pero áun así ha alcanzado un gran triunfo con hablar de la poesía en general está suficientemente
haber renunciado á las ñoñerías de las Cloris, Dorilas, explicada, la poesía festiva ó jocosa ó cómica, requiere
Amintasy Galateas, y de los Nemorosos, Melibeos, que se diga de ella algo más de lo poco que se ha dicho.
Licios y Anfrisos. Hay quien cree que la emoción , el sentimiento , la
Bien está que haya desaparecido para no volver inspiración, lo que el Diccionario llama entusiasmo,
nunca la poesía pastoril. Sustituyala la poesía campes­ fuego, viveza no entra para nada en la poesía festiva
tre que es poesía verdadera y no falsa como lo era la que sólo procede de una operación mecánica del enten­
que murió á manos del romanticismo. dimiento. Es completamente errónea semejante cre­
encia.
En alguna otra ocasión he disculpado mi propensión
á juzgar de los afectos agenos por los propios, emple­
—<>§ 28 gu­
29 fr­
ando este raciocinio: «Cuando quiero ó necesito estu­
en las hembras irracionales no falta, pues estas se sien­
diar á los hombres, busco uno que me sirva para ello,
ten atraídas hacia sus hijos y hácia los padres de sus
y como yo soy el que encuentro más á mano, echo
hijos y ella no siente atracción alguna hácia los prime­
mano de mí mismo y en mí estudio á los demás.» De
ros y corresponde al amor y la protección del segundo
mí puedo decir que siempre que he escrito algo , en
verso ó prosa, capaz de hacer reir, lo he escrito en con el desvío y la falsía; un hombre ó una mujer que
no creen en Dios ni en la virtud, ni en el talento, porque
caliente, es decir hallándose excitado mi sistema ner­
no es capaz de comprender ni sentir la belleza de la
vioso , sintiendo eso que el Diccionario llama entu­
religión, ni de la virtud, ni de la inteligencia, todos
siasmo, fuego, viveza, quizás riendo y llorando de ale­
estos vichos, como con razón les llama nuestro con­
gría. Si escribiendo en frío no se hace llorar, tampoco
temporáneo Ruiz Aguilera al emplear sistema aná­
escribiendo del mismo modo se hace reir.
logo al mió para encarecer la importancia de la poesía,
Bretón de los Herreros, que es acaso el poeta espa­
ñol que más ha hecho reir y llorar de alegría, escribía todos estos vichos oyen que se está representando una
siempre riendo y llorando. comedia nueva muy buena y van á verla esperando
que con ella se han de divertir mucho.
La comedia es en efecto buena porque es obra de la
verdadera poesía, que es la hermosura moral y artís­
tica , y no de la vulgaridad, que es la fealdad moral y
XII. material. En ella se glorifica todo lo hermoso y bueno
y se condena todo lo deforme, grosero y malo. Aquella
Para lo que sirve la poesía. glorificación y aquella condenación pasan del entendi­
miento y el corazón del poeta al entendimiento y el
La poesía lleva de tal modo en sí misma el encare­ corazón de todos los espectadores; todos estos lloran
cimiento de su utilidad que debo reducir su elogio á la de amor á lo hermoso y bueno ó de horror á lo feo y
expresión más sencilla. malo, y como los vichos que individualmente he bos­
Un desalmado que tiene sobre su conciencia robos quejado forman parte de los espectadores, y todos los
y homicidios que ha perpetrado sin compasión ni mise­ espectadores lloran, aquellos vichos que nunca habían
ricordia; un hombre vulgar y miserable que pega á su llorado lloran también!
débil y enfermiza mujer y á sus tiernos é inocentes Estos milagros hace con unos renglones desiguales ó
hijos sin comprender ni sentir lo que debe á la debili­ iguales un hombre que se llama poeta y para esto sirve
dad, á la hermosura, á la consanguinidad; una mujer la poesía, que por esto tiene derecho á ser bendita entre
que hasta carece del instinto maternal y amoroso que las ciencias y las artes más dignas de bendición.
PRÁCTICA DEL ARTE DE HACER VERSOS.

I.

De las combinaciones poéticas.

La nomenclatura del arte poética es larguísima y


está plagada de nombres griegos y latinos que corres -
ponden ya á la diversidad de asuntos ó artificios poé­
ticos, como espondeos, sáficos, propénticos, epicedios,
exámetros, etc., ó ya á los diversos accidentes gramati­
cales ó retóricos como sinéresis, sinécdoque, apócope,
perífrasis y otros. Es casi inútil decir que me he
propuesto, en cuanto sea posible, descartar de esta
poética popular y esencialmente práctica, toda esta no­
menclatura que verdaderamente estaría en griego y
por tanto seria inútil para la generalidad de los que
han de adquirir nociones de versificación en este libri-
33
to, como también tocia combinación poética que no rima y no obstante son magestuosos y agradables en
pertenezca genuinamente á la poesía castellana. sumo grado.
Por ejemplo, el exámetro y el sáftco serán muy be­ . La rima es en la poesía castellana perfecta ó imper­
llos y agradables para los que estén acostumbrados á fecta, ó lo que es lo mismo consonante.ó asonante. La
los clásicos griegos y latinos y sus imitadores, pero son lima peifecta consiste en que los versos que se corres­
poco ménos que insoportables para los que no tienen ponden entre sí ó consuenan acaben con palabras en
esta costumbre. A nosotros los españoles dénnos el las cuales la vocal acentuada y todas las que la siguen
romance, la redondilla, la cuarteta, la quintilla y la sean idénticamente las mismas. Ejemplo de ello esta
octavilla, octosílabas y endecasílabas, la seguidilla ó sestilla mia:
la letrilla de cinco ó siete sílabas y aún las diferentes
combinaciones de versos de diez, once, doce y catorce Cuando yo era niño, iba
sílabas á que estamos acostumbrados y poco nos im­ ese riachuelo arriba
portará que no nos den esas combinaciones de espon­ y siempre sentía allí
deos, dáctilos, y coreos de que nos habla el Diccionario. ansia de exhalar un CAnto,
que ya estaba el gérmen sAnto
de la poesía en mi.
II.
Aquí se vé que las vocales acentuadas son: en ¿óa,
De la rima. arriba y ¿zZZz, la i de cada una de estas palabras; en
canto y santo, la a, y en mí, la i.
Por rima entiende el Diccionario «lo mismo que con­ Tratando de esto mismo hace notar Hermosilla que,
sonante», que segunel mismo Diccionario es, en esta por ejemplo, son verdaderos consonantes gem-icloy
acepción,» «la palabra cuyas letras desde la vocal en escarnec-ido y no lo son lánguido y despido que sólo
que carga, el acento hasta el fin son las mismas que son asonantes ó rima imperfecta, y esto consiste en que
las de otra voz.» en los primeros la vocal i está acentuada y en los se­
Si atendiéramos al orden de importancia, ántes de­ gundos no lo está y sí sólo la é.
biéramos haber nombrado y definido la medida ó ca­ En cuanto á la combinación de los consonantes, es
dencia, que en la poesía es más importante que la ri­ la que se ha reconocido como más armónica y agrada­
ma ó consonante, porque sin medida no puede haber ble, y no digo más de ella porque he de tratar este
veisos y sin rima puede haberlos, como lo prueban asunto cuando me haga cargo de cada género de com­
por ejemplo los endecasílabos sueltos que carecen de posición; pero lo que debo recomendar con el mayer
3
~—oa 3d —•
encarecimiento es que se evite en una misma estrofa el
olar en los versos ó en la prosa palabras que formen
empleo de consonantes que asuenen entre sí, y aún que
asonante, lo cual se tiene por un defecto.»
asuenen con los de la estrofa precedente ó siguiente.
El asonante se emplea en la poesía castellana alter­
Este es un defecto insoportable para nuestro oido y por
nando con versos sueltos lo mismo en las composicio­
eso se ha censurado, con razon, aquella redondilla de
nes de arte menor que en las de arte mayor, con cuyos
Baltasar de Alcázar que dice:
nombres se suelen designar respectivamente las de
ocho sílabas ó ménos y las de mayor número de sí­
Porque allí llego sediento, labas.
pido vino de lo nuevo,
Hé aquí tres ejemplos de consonancia tomados de mi
mídenlo, dánmelo, bebo,
Libro de las montañas.
págolo y vóime contento.

Esta redondilla, que por lo demás es admirable pol­


I.
la viveza y concision con que expresa diversas accio­
nes, tiene el gran defecto de la asonancia entre los con­ Esa poesía es santa
sonantes sediento y contento y nuevo y bebo. porque es la santa memoria
La asonancia es un defecto, aunque no tan grave del hogar y de la iglesia
como este, cuando es asonante con la palabra final al­ de nuestra infancia dichosa.
guna de las que la preceden en el mismo verso. Ejem­
plo de ello el llego que en el primero de la redondilla II.
de Alcázar precede á sediento.
El Diccionario define el asonante ó rima incompleta La historia de la mujer
diciendo: «La voz que termina en las mismas vocales que me parece mejor
que otra voz, contando desde la sílaba en que carga el es la que en resúmen dice:
acento. Así caballo y sapo son asonantes. Cuando los «Amó, rezó y trabajó.»
versos terminan en vocal aguda, basta la identidad de
dicha vocal. Asi favor y col son asonantes. En las vo­ III.
ces esdrújulas sólo hay precision de que sean iguales
la vocal acentuada y la última, aunque las penúltimas Tantas lágrimas bebes,
sean diferentes. Así son asonantes báratro y sata'ro.» mar de Cantabria,
que parecen tus olas
El mismo Diccionario dice que asonantar es «mez-
olas de lágrimas.
—g 36 -g 37
Estos tres ejemplos, que por cierto no están exentos Lo que llamamos oído es el principal requisito para
de defectos de arte, lo son del asonante grave, del aso­ componer versos cadenciosos y para juzgar si lo son
nante agudo y del asonante esdrújulo. En el primero se los compuestos. El que tiene oido sabe si un verso
vé que en los asonantes memoria y dichosa las vocales tiene ó no la medida que debe tener aunque ignore el
son las mismas contando desde la sílaba en que carga modo de averiguar mecánicamente esta medida.
el acento; en el segundo se vé que en los asonantes Para medir los versos castellanos prescindiendo del
mejor y trabajó, la última vocal aguda es idéntica; y oido, es preciso en primer lugar ver si constan de las
en el tercero se vé que en los asonantes Cantabria y lá­ sílabas debidas y en segundo ver después si tienen bien
grimas son iguales la vocal acentuada y la última, todo colocados los acentos.
conforme con lo que el Diccionario prescribe para las Se cuenta el número de sílabas por el de vocales
tres clases de consonante. (que son á é i ó ú pues las demás del alfabeto se lla­
No debo pasar más adelante sin aconsejar con la man consonantes) considerando como una sola sílaba
mayor instancia que no se haga uso de letra mayús­ los diptongos y triptongos (diptongo es la palabra de
cula al principio de los versos más que cuando tal letra dos sílabas y triptongo la de tres.) Si el verso termina
corresponda por preceder punto final ó comenzar la en voz llana ó grave, como bello, se cuentan todas las
composición. El comenzar los versos constantemente sílabas ó sea ocho en el octosílabo, once en el ende-
con mayúscula no tiene razón, alguna más que una casíbalo etc.; si en £voz aguda, como coral, una sílaba
arraigada costumbre que sólo sirve para dificultar la más; y si en voz esdrújula, como lágrimas, una sílaba
lectura. ménos.

Ejemplo.
III.
1. °—La-lu-na-se-Ie-van-ta (llana).
De la medida ó cadencia. 2. °—tras-las-le-ja-nas-cús-pi-des (esdrújula).
3. °—y-cual-con-cien-cia-san-ta (llana con sinalefas).
La medida ó cadencia es importantísima en la ver­ 4. °—se-re-naes-tá-lat-mos-fe-ra, (esdrújula id.)
sificación, como que sin ella la composición ni es verso 5. °—se-re-noel-mar-in-dó-mi-to, (id. id.)
ni es prosa sinó una mezcla híbrida de ambas cosas. 6. °—se-re-noel-cie-loa-zul (aguda con id.)
El Diccionario entiende por medida, cuando de ver­
sos se trata, «la cantidad de sílabas de que se compo­ Antes de analizar este ejemplo advertiré que sina­
nen los versos.» lefa es, según el Diccionario, «una figura por la cual
—I 38 g— 39 á—
se forma una sola sílaba de la vocal en que acaba una pueden reducirse á estas: todo verso de sílabas pares
dicción y de la que dá principio á la siguiente.» pide en las impares el acento, y todo verso de sílabas
Vemos en el propuesto ejemplo que el primer verso, impares le pide en los pares. La mejor regla para la
sin ninguna sinalefa y terminado en palabra llana acentuación de los versos está, como ya he dicho, en
ó grave, tiene siete sílabas, que el segundo, también lo que llamamos oido.
sin sinalefa alguna y terminado en palabra esdrújula, En los versos destinados á ponerse en música la
tiene ocho sílabas, que el tercero para tener siete ha acentuación es esencialísima. Los demás admiten mu­
necesitado hacer trisílaba la palabra conciencia que en cha mayor libertad, pero cuanto más se observen en
rigor debiera ser quintisílaba en esta forma con-ci-en- ellos las leyes de la medida y la acentuación, más flui­
ci-a; que el cuarto para tener las ocho sílabas que cor­ dos y sonoros serán y por consecuencia más duros é
responden al esdrújulo ha hecho las sinalefas naes y inarmónicos cuanto más se desvíen de aquellas leyes.
lat; que el quinto , también esdrújulo, ha hecho la Un verso deja de serlo sólo con la dislocación de una
sinalefa noel; y que el sexto para tener las seis síla­ palabra y áun de un acento. Prueba de ello :
bas correspondientes al agudo, ha tenido.que hacer
las sinalefas noel y loa. Juan Sebastian de Elcano fué el primero
También á veces se emplean en los versos para dar­ que dió la vuelta al universo entero.
les la cadencia ó medida las figuras llamadas diéresis
y sinéresis que son, según el Diccionario, la primera Este dístico mío es fluido y sonoro á pesar de que
«una figura poética por la cual una sílaba se desata y tiene el defecto de ser asonantes las dos últimas pala­
se hace dos en el verso» y la segunda «una figura pol­ bras del segundo verso. Pues disloquemos el fué del
la cual se contraen dos sílabas formando una sola.» primero anteponiéndole al Juan y el verso sin dejar
Como ejemplo de ambas figuras puede servirnos la de tener las mismas palabras, el mismo sentido y áun
palabra conczúncza empleada en el verso 3.° y en que las mismas sílabas dejará de ser verso porque no lo es
se ha cometido sinéresis formando una sílaba con las
dos de ci-en y se hubiera cometido diéresis en el mis­ Fué Juan Sebastian de Elcano el primero.
mo verso si se hubieran formado dos con la termina­
ción da de aquella palabra. El acento es esencialísimo en el verso castellano
La acentuación influye mucho en la buena ó mala porque no todo conjunto determinado de sílabas cons­
cadencia de la poesía. Dar reglas fijas para su coloca­ tituye verso. Se entiende por acento el mayor ó menor
ción es un imposible, porque esta colocación depende tiempo que se emplea al pronunciar las sílabas predo­
de la naturaleza de las palabras. Terradillos dice que minantes, lo que determina cierto compás al recitar el
—s 40 ài­ 41 &
verso. Esta definición basta por si sola para encarecer manee bueno, que es como únicamente se debe versi­
la importancia que el acento tiene en la versificación ficar en esta clase de composición métrica, es muy di­
castellana. fícil. El romance malo, es decir, de versos flojos, de
asonantes repetidos y compuestos de tiempos de ver­
bo, de versos cacofónicos, de conceptos triviales, de
IV. palabras vulgares ó bajas y de sintáxis forzada, ni es
verso ni es prosa sino una mezcla de ambos, verdade­
De la versificación en romance. ramente insufrible para todo el que tenga oido y gusto
un poco delicados. El romance necesita más que nin­
El Diccionario define el verso en romance de este guna otra clase de verso castellano, fluidez, sencillez
modo: «Composición propia y exclusiva de la poesía de sintáxis, lo que Moratin llamaba «difícil facilidad.»
castellana en que se repite el mismo asonante en todos La versificación en romance se puede usar desde el
los versos pares. El que consta de versos de ocho síla­ verso de cuatro sílabas que es este:
bas se llama meramente romance: romance corto
el que los tiene de seis: y romance real, heroico ó Al-de-a-na
endecasílabo el que consta de versos de este último de-mi-vi-da,
género.» de-mis-pe-nas
Me parece que el Diccionario hubiera hecho bien no-te-ri-as.
en contentarse con la primera parte de esta definición,
hasta el alejandrino, ó de catorce , que son los de esta
ó cuando más añadir que el romance se usa en verso
de toda medida. estrofa compuesta por mí:
Es esta clase de verso tan importante y tan usual en
Cuando tras de los montes excelsos y lejanos
nuestra poesía y sobre todo en nuestra poesía popular,
amarillento y tibio va declinando el sol,
que en este tratadito reclama el primer lugar y el ma­ afluyen á mis ojos lágrimas misteriosas
yor esfuerzo en dar reglas prácticas y eficaces para su pensando en los ausentes objetos de mi amor.
composición.
Es comunísima la creencia de que la versificación Puede emplearse también el asonante en los versos
en romance es la más fácil de todas las del verso caste­ de ménos de cuatro sílabas, pero mi opinión es que es­
llano y esta creencia se funda en la poca dificultad que tos versos no se deben hacer ni aún aconsonantados
ofrece el encuentro del asonante. En efecto, es muy porque carecen de armonía y gracia.
fácil versificar en romance malo, pero versificar en ro­ El verso más adecuado para el romance es el de
—og 43 i0-—
ocho sílabas que es el empleado en nuestro rico Ro­ lia y voy á razonar para que se procure no incurrir
mancero y en la generalidad de nuestros cantares po­ en ellos.
pulares. Del romance octosílabo es, pues, del que voy Si la forma es muy importante en los versos, los con­
á ocuparme con escepcional extensión. ceptos no lo son ménos. Es necesario que la razón y
Pongamos algún ejemplo de él: la lógica campeen en todo concepto porque si faltan,
por muy bien expresado que el concepto esté, hará mal
Dios me dé una pobre choza efecto. La estación de las manzanas y las guindas no
en mis nativas montañas es la misma, porque por término medio las guindas sa­
3.° donde manzanas y guindas zonan en Junio y las manzanas en Setiembre. En el
coja desde la ventana, verso tercero de los precedentes parece darse á enten­
donde oiga cantar los pájaros, der que sazonan á un mismo tiempo al decir que se
al despuntar la alborada! pueden coger mediante un mismo acto ó acción. Esto
Si pomposas inscripciones es un defecto agravado con la circunstancia de nom­
mi sepulcro no engalanan, brar á las manzanas y las guindas por orden inverso á
9.° alguien dirá-. «En esa fosa
aquel en que maduran.
un hombre honrado descansa»,
En el verso noveno hay otro defecto y es la circuns­
y esta es mi única codicia,
tancia de terminar con vocal la palabra dirá y empe -
esta mi única esperanza,
zar con vocal la siguiente En, porque haciéndose pau­
que siempre he vivido libre
de vanidades mundanas. sa al terminar la primera es casi imposible la sinalefa
Asi canté hace quince años y sin ella resulta el verso con una sílaba más.
enfermo de honda nostalgia El defecto que señalo en el verso 18.° es de género
junto al pobre Manzanares muy distinto, pero no por eso ménos digno de evitar­
18.° cuya pobreza me extraña se. Consiste en el uso de la frase me extraña que es
porque á su corriente afluyen demasiado familiar ó vulgar y por lo tanto desdice del
muchos arroyos de lágrimas, tono relativamente elevado que requiere la poesía sé-
y hoy canto: «¡Bendito sea
ria y mucho más el romance. La sencillez no consiste
aquel cuya mano santa
en la bajeza ó vulgaridad: consiste en la limpieza, dis­
á los soberbios humilla
y á los humildes ensalza!» creción y fluidez de concepto y expresión.
El romance en general necesita muchas y diversas
En estos versos, que son mios, hay lo menos tres de­ condiciones para ser bueno. Lo indispensable es que
fectos de distinto orden, que señalo con letra hastardi- sean asonantados todos los versos pares y libres todos
—44 — 45
los impares, y que este asonante no cambie por otro ú
otros en toda la composición ó al menos mientras no ha­ Caminando con presura
ya un cambio notable de asunto ó capitulo. En nuestro riberica del Besos
Romancero antiguo y en las leyendas ó composiciones á ver la mar que me gusta
poéticas modernas en romance, hay estos cambios de porque es grande como Dios,
asonante, pero es sólo cuando hay cambio de asunto ó mis compañeros me dicen
capítulo en que se considera como un nuevo romance con maliciosa intención,
el nuevo asonante. viendo una casa escondida
entre manzanos en flor:
La mezcla de consonantes con los asonantes tampo­
—No sabes quien vive all$
co es permitida en el romance, aunque los malos ver­
y alzando la vista á Dios,
sificadores suelen hacer uso de ella. Este romance en digo:—Ya no vive allí,
asonante agudo es bueno (aunque me esté mal el de­ que vive en mi corazón!
cirlo):

Caminando, caminando Compuesto de este modo el romance tendría los si­


riberica del Butrón guientes defectos: l.° el de ser asonante ¿[presura del
á ver la mar, que me gusta primer verso con el gusta del tercero, en lugar de ser
porque es grande como Dios, libre; 2.° el de ser consonante el Besos del segundo
mis compañeros me dicen verso con el Dios del cuarto; 3.° el ser consonante y
con maliciosa intención además repetición del allí del noveno verso el allí
viendo una casa escondida del undécimo ó penúltimo, y 4.° el repetirse en el dé­
entre manzanos en flor: cimo verso el asonante Dios que ya se ha usado en el
—No sabes quien allí vive? cuarto, porque aunque es lícito repetir el asonante ha
y dando un suspiro yo
de ser á distancia relativamente larga y no tan cerca
digo: Ya no vive allí,
que vive en m corazón! como aquí está repetido.
Lo que se considera también gran defecto en el ro­
mance es el uso de asonantes verbales que dan gran
Pero este romance tendría los defectos que luego flojedad y monotonía al verso.
señalaré si al componerle yo así le hubiera compuesto Por este defecto seria inaguantable á toda persona
de este otro modo: de buen oido el siguiente trozo de romance:
—< 46 §>—
guna clase de verso y mucho ménos en el romance..
Horacio concedió licenciasá los pintores y poetas, pero
Iba yo Cadagua’arriba
al despuntar la alborada no creo yo que fuesen de este género, y sobre todo Ho­
oyendo á los pajarillos racio era latino y nosotros somos castellanos.
que en los cerezos cantaban En la poesía castellana tiene tal importancia la com­
cuando encontré á una doncella posición poética llamada romance que me duele no
que de la fuente tornaba. pasar más adelante en el capítulo dedicado especial­
mente á ella, pero pongo término á este capítulo te­
niendo en cuenta que al hablar de otras composiciones,
Los asonantes cantaban y tornaba podrían pasar en
y muy particularmente de los cantares populares en
las coplas de ciego, pero no en manera alguna en com­
general y de las seguidillas en particular tendré oca­
posición de más pretensión; el romance requiere aso­
sión de completar los preceptos prácticos acerca del
nantes compuestos de nombres sustantivos ó cuando
ménos de adjetivos y adverbios. romance.
Lo que se llama licencias poéticas, que son, según el
Diccionario, «la libertad que se toman los poetas para
usar algunas frases, figuras ó voces que no están co­ V.
munmente admitidas», no se debe usar en ningún gé­
nero de composición en verso y mucho ménos en el ro­ De los cantares populares.
mance, que debe ser liso y llano en su sintáxis de modo
que parezca haberse compuesto sin artificio ni esfuerzo Por cantar, en el sentido más congruente con el
alguno. La difícil facilidad de que hablaba Moratin sentido en que voy á emplear aquí este nombre , en­
es indispensable en el romance. tiende el Diccionario «copla puesta en tono para can­
En nuestros poetas antiguos, y aún en los modernos, tarse» lo que es definición pobrísima del cantar popu­
son muy frecuentes las licencias poéticas, tales como lar, que puede definirse diciendo : «estrofa de pocos
do por donde, juece por pez, felice por feliz, entonce versos, y generalmente de cuatro , que las gentes del
por entonces, espírtu por espíritu, ¡ay me\ por ¡ay de pueblo español cantan con acompañamiento de música
mi!, cantilena por cantinela, des que por desde que y ó sin él, algunas veces improvisándolas y las más acu­
diendo á las que saben de memoria.»
otras que consisten en valerse de voces y frases anti­
Los cantares populares son ramo importantísimo de
cuadas como maguer y asaz y aún de gentes rústicas
poesía española y su número es infinito. La mayor
como enantes por antes, wdepor vi, pero repito y debo
repetir que de estas licencias no conviene usar en nin­ parte de ellos carecen de sentimiento y arte, pero hay
48 g—
49
muchísimos que son preciosos como reflejo del inge­
fidelidades, placeres y dolores, alegrías y tiistezas.
nio, del espíritu y del sentimiento populares.
Cada copla popular es para mí un capítulo de la histo­
Hacia mediados de este siglo compuse y di á luz con
ria de un corazón.»
el título de Libro de los cantares un libro del que se
La importancia que realmente tiene la poesía popu­
han hecho ya muchas ediciones en España y en el ex­
lar y la circunstancia de encaminarse principalmente
tranjero. En el prólogo de este libro, que es la glosa ó
este librito á proporcionar reglas para su cultivo me
paráfrasis de medio centenar de cantares populares,
mueven á seguir extractando el Prólogo del Libro de
dije entre otras cosas:
los cantares en cuanto pueda contribuir á perfeccionar
«El pueblo es un gran poeta, porque posee en alto
la idea de lo que son los cantares populares.
grado el sentimiento, que en mi concepto es el alma de
«Los jóvenes nos levantábamos con el canto de los
la poesía. Su expresión es comunmente desaliñada,
pajaritos y bajábamos á misa primera cantando y sal­
pero en cambio siente mucho y apenas hay género de
tando por las sombrías arboledas y los ancianos baja­
poesía que no le sea familiar. Por la mañana le vereis
ban luego á misa mayor. Mientras iban á esta nuestros
en una procesión elevando piadosos himnos á la Madre
padres y nuestros abuelos, sentábame yo bajo unos
del amor hermoso, dulcísimo nombre que el instinto
cerezos que había frente á la casa paterna, porque desde
poético del pueblo cristiano ha dado á la Madre de
allí se descubre todo el valle que finaliza en el mar, y
Jesús; por la tarde le hallaréis en las riberas del Man­
poco después iban á buscarme cuatro ó cinco mucha­
zanares entonando seguidillas llenas de picaresca sal;
chas , coloradas como las cerezas que pendían sobre
y por la noche le oiréis cantar su amor bajo la ventana
su frente ó como los airosos lazos de sus largas tren­
de su novia, suavizando con sus lágrimas las cuerdas
zas de pelo, y me hacían componerles coplas para can­
de su guitarra; unas veces respeta la gramática y otras
tar á sus novios por la tarde al son de la pandereta
la destroza; tan pronto se remonta á las nubes como
bajo los nogales donde bailábamos los jóvenes y con­
se arrastra por el suelo; ora es púdico como una vir­
versaban los ancianos regocijándose con nuestro rego­
gen y luego es obsceno como una ramera; pero casi
cijo.»
siempre es original y poeta, en todo halla poesía, todo
«Recuerdo que un dia una de aquellas muchachas
es objeto de sus cantares. El pueblo va narrando en
estaba muy triste porque su novio iba á ausentarse por
verso la historia de su corazón en presencia de los
largo tiempo, y deseaba un cantar que expresase su
sucesos, como narraba Ercilla, el poeta nativo de
tristeza y que á instancia suya compuse. Pocos dias
mis queridas montañas, la conquista de Arauco. En las
después, aquella misma muchacha ya no necesitaba
coplas populares veo yo algo más que coplas: veo amo­
mi ayuda para cantar sus tristezas. Conforme se habían
res desdeñados y amores correspondidos , traiciones y
aumentado estas, se había aumentado su aptitud para
4
50 51 g—
cantarlas, porque la poesía es hija del sentimiento.
Sus cantares, lo mismo que el que yo le compuse, no Ojos de color de cielo,
tardaron en hacerse populares en el valle.» azules como los míos,
«Una mañana vi sentada bajo los árboles que dan no perdáis las esperanzas
que yo no las he perdido.
sombra á la iglesia de mi aldea una joven forastera de
tan peregrina hermosura que jamás se apartará de mi
La niña se extremeció al oir este cantar y me pare­
memoria su recuerdo. No comprendí entonces el sen­
ció que asomaban dos lágrimas en sus ojos azules.
timiento que me inspiró, pero concluida la misa, seguí
Entonces, respetando su emoción, me despedí de ella
con la vista á aquella joven hasta que la vi desaparecer
y al pasar bajo sus balcones la oí cantar con acento
allá á lo léjos en el laberinto de una arboleda, y volví á
tembloroso y conmovido :
casa poseído de una tristeza que en muchos dias no me
fue dado vencer. Durante aquellos dias, sentado en
la cumbre de una colina, desde donde se descubría el No pierdo las esperanzas
ni tú las pierdas, amor,
camino que tomó la hermosa forastera, compuse mu­
que tú solito, solito
chos cantares que expresaban algo de lo que mi cora­
reinas en mi corazón.»
zón sentía. Diez años más tarde, pasando por un pue­
blo de Castilla, oí con profunda emoción uno de aque­ «Una noche de Noviembre me'alejaba yo de mi aldea
llos cantares á una joven que estaba tendiendo ropa á ¡tal vez, Dios mió, para nunca más volver! ¡Camina­
la orilla de un arroyo.» ba, caminaba por el valle arriba con los ojos arrasados
«Una tarde, cuando doraba la cumbre de las mon­ en lágrimas. Comenzaban á cantar los gallos, ladraban
tañas «el sol délos muertos», que así llaman en mi ios perros, lloraban los cárabos en la montaña, gemía
país á los últimos resplandores que el sol despide al to­ el viento en las copas de los nogales y mugía furioso
car en el ocaso, me hallaba yo conversando en una casa el rio despeñándose por el valle abajo; pero dormían
rica de mi aldea con una niña de quince años, dulce apaciblemente los moradores de la aldea, excepto mis
y delicada como una sensitiva. La niña cosía al lado padres y mis hermanos que asomados á la ventana se­
de un balcón. Una voz melancólica, en la que reco­ guían llorando el ruido de mis pisadas, próximo á des­
nocí la de uno de mis compañeros que me había con­ vanecerse entre los rumores del valle. Iba á dejar
fiado su amor á la niña y la oposición que en los padres atrás la última casa de la aldea cuando se asomó á una
« de esta encontraba á causa de ser ambos casi niños, de sus ventanas una de aquellas muchachas que tantas
cantó en el castañar inmediato: veces habían ido á buscarme bajo los cerezos para que
les compusiese cantares y se despidió de mí sollozan-
53 s-
-ü 52 g—
hermanos y yo; allí estará todo lo que no sentía ni res­
do. Al trasponer una colina próximo á perder de vis­
piraba cuando yo lo dejé, pero ¡dónde estarán, Dios
ta el valle, oí un cantar lejano y me detuve. Aquella
mió, todos aquellos que con lágrimas en los ojos me
misma muchacha me enviaba su último adios con un
dieron la despedida tantos años há!»
cantar bello como el sentimiento que le inspiraba.»
«Seguiré, seguiré por el valle abajo. Conoceré el
«Más tarde, cuando pude darme razón de ciertas co­
valle, pero no conoceréá sus moradores. ¡Ved si habrá
sas que entonces no había comprendido y cuando qui­
entre los dolores un dolor más grande que el mió! Las
se examinar la poesía desde el punto de vista del arte,
gentes reunidas en el pórtico de la iglesia esperando el
evoqué todos estos recuerdos y... «hé aquí, me dije, la.
momento de entrar á misa se asomarán al pretil que
historia de los cantares populares.»
dá sobre la calzada y otras se asomarán á las ventanas,
«Muchas veces, soñando con mi país nativo, que ese
todas para ver pasar al forastero. Y ni ellos me cono­
es mi sueño perpétuo» me figuro el momento en que
cerán ni yo los conoceré á ellos, que ya aquellos niños
Dios me permita tornar al valle en que nací. «Cuando
y aquellos mancebos y aquellos ancianos no serán los
eso suceda, me digo, habrá ya arrugas en mi frente y
niños, ni los mancebos ni los ancianos que yo dejé
canas en mi cabeza. Será un día de fiesta aquel en que
en mi valle nativo, pues cuando ménos se habrán
yo torne á mi valle nativo, y al traspasarla colina des­
transformado!
de la cual se descubre por completo, oiré repicar las
«Seguiré, seguiré tristemente por el valle abajo.»
campanas á misa mayor. ¡Qué dulcemente resonarán
¡Todo lo que sentia, exclamare, se ha trasformado ó
en mi oido aquellas campanas que tantas veces me lle­
ha muerto! ¿Qué es lo que conserva aquí vivos y pu­
naron de alborozo en mi niñez! Penetraré en el valle
ros los sentimientos que yo infundí?». Y entonces algu­
con el corazón palpitante, la respiración difícil y los
na aldeana entonará uno de aquellos cantares en que yo
ojos arrasados en lágrimas de regocijo. Allí estará, con
encerré los sentimientos más hondos de mi alma, y al oir­
su blanco y sonoro campanario, la iglesia donde vertie­
ía mi corazón querrá saltar del pecho, y caeré de ro­
ron sobre la frente de mis padres y la mia el agua san­
dillas, y si la emoción y los sollozos no embargan mi
ta del bautismo; allí estarán los nogales y los castaños
voz exclamaré: ¡Hermosa y tres veces hermosa, santa
á cuya sombra bailábamos los domingos por la tarde;
y tres veces santa, bendita y tres veces bendita la poe­
allí estará la seve donde mis compañeros y yo buscá­
sía que inmortaliza el sentimiento humano!»
bamos nidos de pájaros y hacíamos silbos con la corte­
Más apto para el sentimiento que para el precepto,
za del castaño y el nogal; allí, sobre las estradas, esta­
he creído que no debía dejar de incluir en este librito
rán los manzanos cuya fruta derribábamos á pedradas
los precedentes párrafos en que sentimiento y precep -
á la ida y á la vuelta de la escuela; allí estará la casita
to se prestan mútua ayuda para la enseñanza práctica
blanca donde nacimos mis abuelos y mi padre y mis
—s 54 se­ -<g 55 £
de lo que es la poesía propiamente popular. Ahora voy Un soldado me dió un ramo
yo le recibí con pena,
á descender á esfera más conforme con el título de este
que de mano del soldado
tratadito.
nunca vino cosa buena.
Los cantares populares en lengua castellana rara vez
salen del octosílabo en cuatro versos ó piés y de la se­ Así esta doble asonancia que se nota en el primero
guidilla en que alterna el verso de siete sílabas con el de estos cantares como la asonancia y la consonancia
de cinco. Ocupémonos ante todo de los primeros ó sea que se nota en el segundo son defectuosas. Los canta­
de los cantares de ocho sílabas. res populares deben tener libres los versos impares y
En estos cantares generalmente se emplea el aso­ asonantados y no aconsonantados los pares. Sobre todo
nante, pues aunque en muchos de ellos se encuentra la mezcla de consonantes y asonantes disuena mucho
el consonante, esto debe considerarse como excepción y se debe evitar. Los verdaderos poetas que en estos
defectuosa, es decir, como licencia que se ha tomado últimos tiempos se han dado á imitar los cantares po­
el que los ha compuesto empleando el consonante en pulares han cuidado de no incurrir en estos defectos,
lugar del asonante por ignorancia ó necesidad. lo que prueba que en este punto pensaban como yo.
En estos últimos tiempos se han dedicado algunos ver- En hora buena que el cantar sea aconsonantado como
daderos'poetas y también muchos meros versificadores á el segundo que acabo de citar y no asonantado como
componer cantares imitando la forma y el fondo de los el primero, pero en manera alguna debe dejar de tener
del pueblo, y en verdad que si los segundos han com­ libres los versos impares, ya sean estos graves ó ya
puesto muchos malos porque carecen de lo bueno- sean agudos.
de la poesía artística y la popular y tienen lo malo de Citaré más ejemplos para hacer más palpable la ra­
una y otra, los primeros, entre ellos D. Augusto Fer- zón en que fundo este precepto:
ran, D. Ventura Ruiz Aguilera y D. Eduardo Busli-
11o, los han compuesto bellísimos. Camino del camposanto
Muchos de los cantares populares octosílabos, así de nos solemos encontrar
terminación aguda como grave, tienen asonantes los los que penamos aún
cuatro versos en esta forma: y los que no penan ya.

Este cantar mió suena bien estando como está ajus­


Salga el sol si ha de salir
tado al susodicho precepto, pero sonará muy mal si
y sino que nunca salga,
que para alumbrarme á mí sustituimos la palabra aún con que termina el tercer
la luz de tus ojos basta. verso con otra que asonante con el primero.
—g 56 -g 57
Para que sea admisible el consonante en los canta­ te seguidilla que, aunque mal hecha, encierra una idea
res octosílabos es necesario que este consonante nada tan original como verdadera:
tenga de violento ó forzado, ó en otros términos que
sea natural y como caído por su propio peso, como su­ Cantar y Seguidilla
cede con el del cuarto verso del segando cantar que casarse quieren
he citado, en que la palabra buena completa perfecta­ para pasar la vida
mente la frase, y como sucede en este otro cantar po­ cantando alegres;
pular traducido por mí de la lengua vascongada: sea enhorabuena,
que los dos hacer deben
Una heredad en un bosque buena pareja!
y una casa en la heredad
y en la casa pan y amor, En efecto, el cantar, (con cuyo nombre designa el
¡Jesús que felicidad !
pueblo el de cuatro versos ó piés) y la seguidilla (que
para él es la de siete) desempeñan en la esfera lírico-
Aquí el consonante felicidad viene naturalmente y poética del pueblo papel que tiene alguna analogía con
como reclamado por el concepto que se va desarrollan­ el que desempeñan en la esfera social el hombre y la
do en lo restante del cantar. mujer unidos en matrimonio : se aman y se ayudan en
En los cantares populares, como en el romance, la la misión que Dios encomendó á la poesía popular, y
mezcla de agudos y graves que se observa en el cantar por medio de este amor y esta ayuda mútua, engendran
precedente es un defecto, pues en verdad disuena algo afectos que tomando la forma de cantares, continúan
esta mezcla, pero está muy admitida y no se debe ha­ aquella misión.
cer gran esfuerzo para evitarla. La seguidilla se compone de cuatro versos de siete
Loquees indispensable en los cantares populares, y cinco sílabas alternados y de siete cuando tiene lo
cualquiera que sea la medida del verso ó la combina­ que se llama estrivillo que es de tres versos el primero,
ción de asonantes ó consonantes, es que la frase sea el tercero de cinco y el segundo de siete. Así cuando
lisa y llana y el concepto claro y por tanto de facilísi­ consta de cuatro versos como cuando consta de siete,
ma comprensión. puede ser asonantada y aconsonantada. Hé aquí ejem­
No en vano dije en el Prólogo del Libro de los can­ plos de los diversos géneros de seguidillas que se usan,
tares que el pueblo español todo lo hace objeto de los tomados de mis humildes obras poéticas:
suyos. Ni los cantares mismos han sido por él olvida­
dos en sus teorías poéticas como lo prueba la siguien­
58 »- •<=§ 59 $■>-

I.
IV

Quien vive sin amores


Copia su azul celeste
muriendo vive,
que es la vida sin ellos la flor del lino
sol en eclipse, del azul de tus ojos,
fuente sin agua, ángel divino,
arbolito sin fruto, ángel divino
que Dios ha puesto en medio
cuerpo sin alma.
de mi camino!

II.
V.
Cada vez que me acuerdo
Niña palabras dulces
de tu hermosura
no te seduzcan
vuelve, morena, á darme
pues en el Diccionario
la calentura.
las hay de azúcar.
Tómame el pulso,
tómamele, morena,
que estoy convulso! VI.

III. Cuando el sol refulgente


los campos tuesta,
De tus mil soledades, ¡qué dulce es bajo un árbol
oh vida humana, dormir la siesta!
sólo me espanta una,
y es la del alma,
El primero de estos ejemplos lo es de la seguidilla
y es la del alma
asonantadaconestrivillo; el seguado loes de la misma
que á su inmortal destino
va solitaria 1 seguidilla aconsonantada; el tercero y el cuarto lo son
de una seguidilla que creo no haber usado nadie
ántes que yo; el quinto lo es de la seguidilla asonanta-
60 go­ —g 61
da sin estrivillo, y el sexto, en fin, lo es de la misma Otro de los defectos que es necesario evitar en las
seguidilla aconsonantada. seguidillas de todas clases es el encuentro de vocales
Las seis seguidillas que propongo como modelos, no en la terminación de un verso y el principio de otro.
precisamente de perfección sino de mecanismo, ten­ Ejemplo de seguidilla mala principalmente por este
drán acaso algunos defectos secundarios, pero no tie­ encuentro:
nen ninguno de los capitales que es indispensable evi­
tar en las diferentes variedades de este género de com­ Jugando á la pelota
posición; voy á indicar con toda la claridad posible estaba un tuerto
cuales son estos defectos capitales. y de un golpe le sacan
La seguidilla cuyos versos terminan en agudo no es el ojo bueno.
Él muy conforme,
desconocida en las colecciones de cantares populares
tengan ustedes, dice,
que debemos á D. Preciso, (con cuyo seudónimo pu­
muy buenas noches.
blicó la primera en España el vizcaíno D. Juan Anto­
nio de Zamácola á principios de este siglo), La Fuen­ El encuentro de la á con que termina el primer ver­
te Alcántara y Fernán Caballero. Hé aquí una de ellas so con la é con que comienza el segundo hace un efec­
en cuyo estrivillo aparece el consonante agudo: to fatal y si el defecto es ménos sensible en el encuen­
tro de la ó con que termina el cuarto con la E con que
A san Pedro en el cielo empieza el quinto, es por la pausa que reclama el pun­
le dijo Cristo:
to final que sigue á la ó.
«Ahí te entrego esas llaves;
La seguidilla ha sido hasta nuestro tiempo metro
agur, Perico.»
despreciado y creído incapaz de servir más que para
Y él le contestó;
«Vaya usted descuidado, asuntos festivos y grotescos, pero hoy se la emplea con
que aquí quedo yo.» muy buen resultado en los asuntos más graves y sen­
tidos. Cuando hace cerca de treinta años hice yo uso de
Este agudo suena malísimamente y yo aconsejo que ella en el Libro de los cantares en asunto tan grave y
no se use en ningún género de seguidillas, cuyos versos sentido como el de la composición titulada La niña de
deben ser graves así los asonantados ó aconsonantados ojos azules, me dijo el ilustre Hartzenbusch refirién­
como los libres. También es indispensable que los li­ dose á esta misma composición: «La seguidillale debe
bres lo sean verdaderamente. La seguidilla necesita á V. un voto de gracias porque de seguro la ha redi­
como ninguna otra combinación métrica limpieza, ter mido V. de la injusta esclavitud y vileza en que había
nura, fluidez, facilidad en la frase. nacido y vivido por espacio de siglos.» Pocos años
62 »- 63 so­
despues se estrenaba en el Teatro del Príncipe la co­ gente del arte, pero no debe serlo entre gente de pre­
media de Eguílaz titulada El Caballero del milagro y tensiones poéticas más modestas y en este concepto
como una escena escrita en seguidillas hiciese llorar á aconsejo á los que tengan duda de la medida de los
los espectadores, incluso el mismo Hartzembusch, este versos que cuenten las sílabas valiéndose de las reglas
se volvió á mí y me recordó estrechándome la mano que para esto he dado en el capítulo III de esta segun­
lo que me había dicho después de leer el Libro de los da parte de mi poética popular, que lleva por título
cantares.
De la medida ó cadencia, y que voy á resumir aquí en
Todavía sienten nuestros poetas cierto rubor al em­ pocos renglones cohonestando la repetición con el de­
plear la seguidilla en asuntos graves y para librarse
seo de la eficacia.
de él la disfrazan un tanto haciendo un verso de doce Para las gentes de oido poco acostumbrado á la ca­
silabas de los dos de siete y cinco, en esta forma, adop­ dencia del verso, el endecasílabo ó de once sílabas es
tada, por primera vez, si no estoy equivocado, por Ri­ el que ofrece mayor duda en la medida. Yo empecé á
cardo Sepúlveda, y de que yo mismo me he valido, no componer coplas ó cantares desde niño y era ya mo­
para ahorrar rubor sino para ahorrar papel: zo cuando á veces no tenia seguridad al simple oido
de si un verso endecasílabo tenia ó no algún defecto
En el confin lejano del horizonte de medida. Pues bien : tomemos una estrofa endeca­
el sol se va escondiendo detrás del monte sílaba para enseñar prácticamente la medida silábica
y su luz moribunda pugna ya en vano sin la cual el verso deja de serlo, y sea esta de Tirso
por disipar la sombra que invade el llano.
de Molina:

Al terminar el largo capítulo que he dedicado á los


El árbol de Guernica ha conservado
cantares populares, que tienen en España casi por única
la antigüedad que ilustra á sus señores
forma el octosílabo de cuatro versos y la seguidilla de sin que tiranos le hayan deshojado
cuatro ó siete, recuerdo que este tratadito es para ni haga sombra á confesos ni traidores.
uso hasta de las gentes ménos dotadas de disposiciones
naturales para componer versos. Entre estas gentes
habrá no pocas que carezcan de suficiente oido para es­ Después de haber ofrecido esta hermosa estrofa
tar seguras de si faltan ó sobran sílabas á los versos para que se lea del modo que debe leerse, ofrezcámos­
que compongan ó intenten componer ú otros hayan la de otro modo para que se midan sus versos como
compuesto. Contar las sílabas por los dedos ó de otro deben medirse:
modo equivalente es en verdad vergonzoso entre la
—65 a”
—=§ 64 a1
Creo que aquel que sólo busque en este tratadito
reglas para componer lo que llamamos coplas ó canta­
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
El-ár-bol-de-Guer-ni-caha-con-ser-va-do res populares, las tendrá muy suficientes con leer y es­
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 tudiar este largo capítulo, dedicado exclusivamente á
laan-ti-güe-dad-quei-lus-traá-sus-se-ño-res
este género de poesía.
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
sin-que-ti-ra-nos-le ha-yan-des-ho-ja-do
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11
ni ha-ga-som-bra á-con-fe-sos-ni-trai-do-res.
VI.
Aquí vemos como cada verso de esta estrofa cons­
ta de once sílabas por medio de la sinalefa ó sea ha­ De los octosílabos aconsonantados.
ciendo una sola sílaba de dos cuando se encuentran dos
vocales en la composición de ambas, y sólo nos resta
Los versos octosílabos aconsonantados son muy im­
recordar y repetir lo que ya dijimos en el citado capí­
portantes y de mucho uso en la poesía castellana, y las
tulo De la medida ó cadencia: que si el verso termina
combinaciones hasta aquí usadas son las que se lla­
en voz grave, como bello, se cuentan todas las sílabas,
man redondillas, cuartetas, quintillas, sestillas, octa­
ó sea ocho en el octosílabo, once en el endecasíla­
villas y décimas.
bo, etc., si en voz aguda como coral, una sílaba más y
La redondilla es de cuatro versos aconsonantados
si en voz esdrújula como lágrimas, una sílaba ménos.
primero con cuarto y segundo con tercero, como esta
Ejemplos:
de mi Libro de las montañas:
1 2 3 4 5 6 7 8
—E-raun-e-di-fi-cio-be-llo. Que la sublime belleza
1 2 3 4 5 6 7 del sol tocando á occidente,
—En-la-san-ta-ca-te-dral.
dice al alma del creyente
1 2 3 4 5 6 7 8 9
—De-rra-ma-ron-mu-chas-lá-gri-mas. «canta ó pinta ó llora ó reza.»

La regularidad es casi sinónima de armonía y por


Los precedentes versos sueltos se consideran todos
tanto es siempre conveniente en la versificación, pero
como octosílabos ó de ocho sílabas y sin embargo el
en las redondillas no es esencial requisito esta regula­
primero, que termina en voz grave, tiene 8, el segundo
ridad ó sea el que todos los versos sean agudos ó gra­
que termina en voz aguda, tiene 7, y el tercero que
ves. Lo indispensable en esta composición, como en
termina en voz esdrújula, tiene 9.
5
—66
casi todas, es que no haya asonancia entre los conso­ que, según Terradillos, hay hasta seis modos de rimar
nantes diversos como la que afea la redondilla de Al­ la quintilla.
cázar, que está en el capítulo titulado De la rima. He aquí unas de D. Eduardo Bnstilío, en que apare­
La redondilla octosílaba se presta admirablemente cen los modos de rimar más en uso por nuestros poe­
á la expresión de toda clase de afectos é ideas y á la tas modernos:
descripción, por cuyo motivo es muy usada en la poe­ A

sía lírica y aún más en la dramática moderna, en la que Ya derrotado en Pavía,


alterna casi exclusivamente con el romance octosílabo. el rey de Francia decía
La cuarteta no se diferencia de la redondilla más en medio de su dolor:
que en rimar el primer verso con el tercero y el se­
«Se lia perdido, madre mia,
todo menos el honor!»
gundo con el cuarto, de este modo:
Pudo tal vez sin llorar
la madre del rey cautivo
Yo conozco un avestruz
aquel desastre mirar,
que apesar de su ignorancia que aún para poder luchar
está regentando un juz­ el honor quedaba vivo.
gado de primera instancia. Y hablando tu orgullo herido
lo que tu conciencia calla,
Al citar esta cuarteta mia debo advertir que el divi­ «Todo, todo se ha perdido!»
dir una de las palabras finales para convertirla en con­ gritar tu madre te ha oído
sonante, como aquí hice yo con la palabra juzgado, sólo de vuelta de la batalla.
es tolerable en la versificación festiva.. Llorara dolor más fiero
Esta combinación es un poco floja para los conceptos si ella la historia estudiase,
que requieren calor y energía y por eso conviene más que en tu grito lastimero
no vió menguada la frase
que para estos conceptos, para los festivos y ligeros.
del rey Francisco primero.
Por lo demás le son aplicables las mismas reglas que
¿A qué, pues, te has de adornar
á la redondilla en punto á asonancia y terminación para volver á luchar
grave ó aguda de los versos. si con tu orgullo vencido
La quintilla consta de cinco versos, como lo expresa ya nada puedes ganar
su nombre, esta combinación métrica es muy usada y donde todo lo has pendido?
armoniosa. La rima mejor y más en uso es la de primer
verso con tercero y cuarto y segundo con quinto, aun­ En estas quintillas hay el defecto de asonantar el
68 £—
último verso de la segunda con el primero de la ter­ en esta nueva región;
cera. y el alma inerte de pena
La sextilla es combinación métrica muy armoniosa cruzando el éter tranquilo
y enérgica, aunque no exceda en bondad á esta com­ volaba á su eterno asilo
puesta por mí: en otra inmortal mansión.

Allí Scldortun asoma La décima es composición muy usada. Es poco lírica


como una blanca paloma y se presta más que á los asuntos floridos y vagos, á
en la falda del Llangon los filosóficos y conceptuosos. Las décimas del insigne
y en nombre de Montellano Calderón de la Barca son verdaderos modelos de esta
donde me hicieron cristiano composición. He aquí una de las más afamadas suyas:
me envía una bendición.
Sueña el rico en su riqueza
Por este ejemplo vemos que la sextilla se compone que más cuidados le ofrece;
de dos tercetos, rimados el primero con el segundo, el sueña el pobre que padece
tercero con el sexto y el cuarto con el quinto. Es con­ su miseria y su pobreza;
sueña el que á medrar empieza,
dición precisa para que suene bien que el tercero y el
sueña el que afana y pretende,
sexto sean agudos y los demás graves.
sueña el que agravia y ofende,
La octavilla, que también suele ser septasilaba, es y en el mundo, en conclusión,
asimismo combinación muy usada, armoniosa y enér­ todos sueñan lo que son
gica cuando está bien hecha. Los versos primero y quinto aunque ninguno lo entiende.
son libres, el cuarto rima ó aconsonanta con el octavo,
el segundo con el tercero y el sexto con el séptimo, Como aquí se vé, la rima de la décima es la siguien­
siendo condición precisa que el cuarto y el octavo sean te : primero con cuarto y quinto, segundo con tercero,
agudos y los demás graves. Sirva de ejemplo la si­ sexto con séptimo y décimo y octavo con noveno. Al­
guiente de Zorrilla, que ha compuesto muchas y muy gunas otras combinaciones de rima suelen usarse en
buenas: la décima, pero esta es la más generalizada y la que
yo aconsejo se use porque es en mi concepto la más
Y vió que una alba serena armoniosa.
con blanquísimos reflejos El octosílabo se encuentra en algunas otras combi­
amanecía ú lo léjos naciones métricas, pero casi siempre mezclado con
71 s-
piés quebrados ó de menos sílabas. Una de estas com­ que otro pasará en seguida
binaciones es el ovillejo que á las gentes extrañas al y vendrá el último á ser
mal mi grado!
arte y faltas de buen gusto agrada y maravilla mucho,
Entonces ¡cómo mis ojos
como suele agradarles y maravillarles el acróstico que
se dirigirán al cielo
según el Diccionario es «una composición poética (por de improviso
mal nombre, añado yo á este calificativo) en que las y mis fúnebres despojos
letras iniciales, medias ó finales forman un nombre ó caerán sin fuerzas al suelo
concepto.» que ahora piso!
El artificio del ovillejo es el de este, que componga Triste momento ha de ser,
con el único objeto de dar á conocer este artificio: pero al fin ha de llegar
algún dia,
Dijo al darle el patatús y ¡ay! que ui puedo saber
«Jesús» si me dejará rezar
y hasta añadió todavía la agonía!
«María»
y aún balbuceó con fé
«y José!» El epigrama, de que hablé en el capítulo titulado Lo
Como aquí claro se vé, que es poesía satírica, donde dije cómo define el Dic­
no olvidó á padres ni á hijo cionario esta composición, admite diferentes artificios
pues en la agonía dijo métricos. Generalmente se usa para el epigrama el
«¡Jesús, María y José!» verso octosílabo y en cuanto á la rima la más común es
la redondilla.
Otra de las combinaciones métricas de octosílabos y
Hé aquí dos ejemplos de epigrama:
piés quebrados que suele usarse es la que dió cele­
bridad á Jorge Manrique y en nuestro tiempo han
usado con lucimiento D. Vicente Barrantes, D. Ven­ I.
tura Ruiz Aguilera y otros, entre ellos el joven poeta
alavés D. José Roure que dice desconsolándose con la El señor Don Juan de Robres
idea de la muerte: con caridad sin igual
hizo este santo hospital
Un día más de mi vida
y también hizo los pobres.
pasó para no volver
y ¡cuidado!
72 $ -og 73
cuanto nada dice de la forma literaria ó métrica del
II. apólogo. Esta forma no tiene metro ni rima determi­
nados pues así suele ser el romance octosílabo como el
Explicando la doctrina endecasílabo, el verso de arte menor como el de arte
el párroco Don Javier mayor, la redondilla como la décima, la seguidilla co­
á los niños de Medina, mo la silva.
«¿en que quedamos ayer?» Hé aquí dos ejemplos de apólogos, el primero de
les preguntó con dulzura, Campoamor y el segundo mió:
y uno de los niños tiernos
le respondió: «Señor cura,
quedamos en los infiernos.»
I.

El primero de estos ejemplos , cuyo autor es Igle­


—Qué escándolo! en tono fiero
sias, es un gran modelo de epigramas, tanto por su fon­ una gallina decia
do como por su forma, y en cuanto al segundo, que es á una urraca que comía
de D. Eladio Albéniz, aunque carece de intención sa­ las flores de un limonero.
tírica ó moral, está bien versificado y tiene gracia el Que se come, jardinero,
equívoco con que remata. de las de arriba á destajo!
El epigrama ha de ser siempre breve, agudo y versi­ —Alabo tu desparpajo,
ficado con la difícil facilidad moratiniana. El equívoco replicó la urraca altiva.
que tomado en sentido recto y decente es trivial y to­ ¿No he de comer las de arriba
si no has dejado una abajo?
mado en otro sentido es grosero, no debe figurar nunca
en el epigrama.
Otras dos composiciones métricas hay, cuya indica­ II.
ción, como la del epigrama, acaso estédislocada en este
capítulo en que, sin embargo, voy á decir algo de ellas:
Como á un niño avispado y regordete
me refiero á la fábula ó apólogo y á la letrilla, que tie­ besara una mujer con tal exceso
nen mucha importancia y uso en la poesía castellana. que cada v.ez que le plantaba un beso
El apólogo es, según el Diccionario, una «especie le plantaba un mordisco en el moflete,
de fábula en que bajo el velo de la ficción se enseña una —¡Madre, exclamó desesperado el niño,
verdad moral.» Pobre me parece esta definición por el cariño que muerde no es cariño!
—2 74 75 3—
Generalmente los fabulistas emplean en sus compo- no he visto lazo igual...
siciones interlocutores irracionales y aún inanimados, pero otra cosa tienes
pero yo creo que seria muy conveniente sustituirlos que á mi me gusta más.
con séres racionales á fin de dar verosimilitud á la fá­ Tienes unos ojitos
que dicen soledad,
bula haciendo su acción posible. Cuando los niños se
negros como las penas
extrañan de que los irracionales de los apólogos dis­
que causa su mirar
curran y hablen, se les dice que aquello pasó en tiem­
y alegres como el cielo
pos del rey Perico en que los animales hablaban, y sue­ cuando sereno está...
len quedar muy satisfechos; pero ¿qué se les dice cuan­ pero otra cosa tienes
do el que discurre y aún habla en el apólogo es un que á mi me gusta más.
objeto inanimado? Esta falta de verosimilitud ó mejor Tienes unas mejillas
dicho de posibilidad desvirtúa, casi anula la enseñan­ que no hay en el rosal
za del apólogo, por lo que convendría, como he dicho, rosita que con ellas
que en este se introdujeran interlocutores racionales. se puede comparar,
Por lo demás el apólogo ó fábula, cuyo asunto casi que nadie vió conjunto
siempre es familiar ó vulgar, debe tener forma senci­ de perfecciones tal...
pero otra cosa tienes
lla y fácil.
que á mi me gusta más.
La letrilla, que el Diccionario sólo define por «com­
posición poética de versos cortos que suele ponerse en Tienes una boquita
con labios que han de dar
música,» adopta generalmente el verso de ocho ó mé-
envidia á los claveles
nos sílabas, es las más de las veces del género festivo
que broten por san Juan,
y aún satírico y al final de cada capítulo ó tirada corta con dientes que figuran
de versos repite, como si los precedentes fueran su glo­ perlitas de la mar...
sa, una frase ó una palabra ó una idea. Hé aquí un pero otra cosa tienes
ejemplo de letrilla tomado del Libro de los cantares: que á mi me gusta más.
Tienes una garganta
Tienes un pelo, niña, que celos á uno dá
que en brillo y suavidad la santa crucecita
el ébano y la seda que en ella tiene altar
se quedan muy atrás, y al palpitar tu seno
que para atar las almas de amor palpitará...
—77 o°—
-<$ 76 sa­
Hasta la circunstancia de tener tres consonantes se­
pero otra cosa tienes
que á mi me gusta más. guidos hace monotonos y poco agradables estos versos
Tu pelo y tus ojitos que creo sean de Zorrilla.
me gustan en verdad,, Los de diez sílabas son muy armoniosos y se usan
me gustan tus mejillas rimados de diversos modos consonantes ó asonantes y
de nieve y de coral, hasta con mezcla de piés quebrados, como los siguien­
tu boca y tu garganta tes que son compuestos por mí:
me gustan á la par...
mas tu corazón, niña,
me gusta mucho más. Es mi musa la musa del pueblo,
del pueblo que vino
desde aquella región donde tuvo
el humano linaje principio
VIL á poblar el extremo occidente
de fieras dominio
Del verso de arte mayor.
y conserva en los valles cantábricos
sangre y habla y honor primitivos.
Versos de arte mayor se llaman los que pasan de Es mi musa la musa que inspira
ocho sílabas, aunque algunos sólo dan este nombre á al mártir del Irnio
los que pasan de once. que clavado en el santo Laubúru
El verso de nueve sílabas apenas se usa porque es á la libre Vasconía alza un himno.
Es mi musa la musa que canta
necesario oido muy delicado para poder apreciar su
los triunfos perínclitos
cadencia. Sin embargo no ha faltado quien los com­
de Altabiscar, Padura y las Navas
ponga de esta medida, que es la de los siguientes: exaltando á la patria y á Cristo.

Y espacios inmensos cruzando


y atras á la tierra dejando, Estos versos de diez sílabas se lian empleado mucho
los valles de sombra saltando en himnos y particularmente en himnos patrióticos
que cercan el mundo mortal, formando con ellos octavas rimadas de este modo: pri­
creyóse su mente perdida mero y quinto libres, segundo con tercero, cuarto con
en tierra jamás conocida, octavo y sexto con séptimo. Es indispensable que el
región de otra luz y otra vida, cuarto y el octavo sean agudos y los demás sean gra­
de atmósfera limpia é igual.
78 g<-
ves ó llanos, inclusos los libres, que también pueden Tanto los versos del cuarteto como los de la redon­
ser esdrújulos. dilla son generalmente graves, pero en el primero se
Llegamos al fin á los endecasílabos que tienen en la suelen usar también agudos el segundo y el cuarto,
poesía castellana importancia sólo comparable con la como se vé en el siguiente ejemplo, que asimismo per­
de los octosílabos. tenece á Selgas:
Las combinaciones más usadas en el endecasílabo
son muchas y hasta hay algunas en que alternan con Sentir del aura el cariñoso vuelo,
los septasílabos. La más frecuente y más grata al oido oir del agüe el armonioso son,
es el cuarteto que es, como su nombre indica, de cua­ amarse mucho y contemplar el cielo...
tro versos, y se riman: el primero con el tercero y el sueños y vida de las flores son.
segundo con el cuarto, en esta forma, usada por mí en
La octava real es muy usada, particularmente en la
una inscripción del campo-santo de Portugalete:
poesía heroica que se sirve de ella casi éxclusivamen-
te, y también se ha usado en la poesía festiva como La
Esta, oh mortal, es puerta obligatoria
por donde se entra al bien ó al mal eterno: Mosquea, de Villaviciosa, que viene á ser una epopeya
para el bueno, es la puerta de la gloria, burlesca. Todos, ó casi todos los poemas heroicos cas­
para el malo, es la puerta del infierno. tellanos y portugueses y entre ellos La Araucana, de
Ercilla, y Os Lusiadas, de Camoens, están escritos en
La redondilla endecasílaba concierta, como la octo­ octavas reales.
sílaba, primero con cuarto y segundo con tercero, como En esta composición métrica riman los impares con
se vé en esta, tomada de un soneto de D. José Selgas: los pares y el séptimo con el octavo, siendo todos gra­
ves como no sea por excepción de que se debe huir.
Hija querida de la dulce aurora, Hé aquí dos ejemplos de octavas reales, una de ellas
pura como sus tímidos fulgores, seria y la otra festiva, la primera de D.a Gertrudis Gó­
entre infinitas y variadas flores mez de Avellaneda y la segunda de Villaviciosa:
una más bella acariciaba Flora.
I.
Esta combinación endecasílaba que tiene algo de
monotonía, apenas se usa más que en los sonetos, don­ La gloria de Marón el orbe llena;
de suena bien por las circunstancias que en su lugar aún suspiramos con Petrarca amante,
diré. aún vive Millón y su voz resuena
80 —« 81
en su querube armado de diamante; llama pié que tiene ocho y lo que se llama vuelta que
rasgando nubes de los tiempos, truena tiene seis. El pié son dos redondillas con dos solas con­
el rudo verso del terrible Dante sonancias que son: primero con cuarto, quinto y octa­
y desde el Ponto hasta el confín ibero vo y segundo con tercero, sexto y séptimo. En la vuel­
el son retumba del clarin de Homero.
ta la rima más usada y más grata al oido es la de pri­
mero con tercero y quinto y segundo con cuarto y
II. sexto. Algunos riman el primero con el cuarto, el se­
gundo con el quinto y el tercero con el sexto, pero de
En Africa, en España, en Alemania, este modo la consonancia resulta demasiado lejana y
en el Arabia, en Tyro y en Sydonia, no es tan grata al oido como la de dos rimas alterna­
en Francia, en Flandes, en Mcsopotania, das. Por último, también son frecuentes los sonetos en
en la Pulla, en el AusLria, y en Saxonia, que la vuelta termina con pareados.
en Lydia, en Lybia, en Persia y en Hircania,
Como ejemplo del artificio de esta difícil composi­
en Grecia, Trapisonda y Macedonia,
ción, véanse los dos siguientes sonetos de muy distin­
en Vallecas, en Meco, y la Zarzuela
to género, el primero de D.a Gertrudis Gómez de
la mosca en todas estas partes vuela.
Avellaneda y el segundo mió:

La primera de estas octavas es buenísima, tanto en


el fondo como en la forma y si fuera posible igualarla I.
fuera acertado no emplear en los asuntos graves más
que este metro, que mal manejado adolece de mono­ En vano ansiosa tu amistad procura
tonía. adivinar el mal que me atormenta,
En cuanto á la segunda octava, está muy bien en vano, amigo, conmovida intenta
revelarlo mi voz á tu ternura.
hecha y sólo tiene de malo la trivialidad del asunto.
Puede explicarse el ansia, la ternura
El soneto es muy usado en la poesía castellana, que
con que el amor sus fuegos alimenta,
cuenta muchos buenos. Yo no aconsejaré á nuestros puede el dolor, la pena mas violenta
poetas noveles que se dediquen á su composición, por­ exhalar por el labio su amargura.
que esta es dificilísima si ha de ser buena y aún siéndo­ Mas de decir mi malestar profundo
lo no corresponde el deleite que proporciona su lectura no halla mi voz, mi pensamiento medio
al trabajo que la composición ha costado. y al indagar su origen me confundo;
Consta el soneto de catorce versos ó sea de lo que se pero es un mal terrible, sin remedio,
6
—g 83
que hace odiosa la vida, odioso el mundo, epístolas filosóficas y satíricas. Su artificio consiste en
que seca el corazón... En fin, es tedio! rimar el primero con el tercero, el segundo con el pri­
mero del terceto siguiente, y este primero con el ter­
II. cero del mismo terceto, encadenándose asi sucesiva­
mente en la forma que aparece en estos de D. Manuel
Véndese en muchas tiendas como bueno Cañete:
en vez de vino, tinta de campeche,
agua con almidón en vez de leche, Del pico de Solares la belleza,
en vez de pan, engrudo de centeno, la sosegada paz de La Torriente,
en vez de chocolate ó café, cieno, que alza á par de los montes su cabeza;
en vez de liebre que á uno le aproveche, El sencillo candor de la inocente
gato con que uno hasta las tripas eche, vida del campo; la canción sentida
y en vez de amor, ó cosa asi, veneno. que suena en las cañadas tristemente,
Si á la voz del deber hay almas sordas Todo á gozar de la quietud convida
y no es razón que al público se mate de este mundo aldeano, que no seca
con celadas que no usan ni las hordas la fl®r del alma para el bien nacida.
de taparabo y téz de chocolate,
póngase en cada tienda en letras gordas: La composición en tercetos concluye con cuatro ver­
Lasciate ogni Speranza, coi che éntrate! (1). sos de los cuales el primero viene encadenado, como
he dicho, con el tercero y el segundo con el cuarto,
Finalmente conviene advertir que el soneto ha de como se vé en esta terminación de unos tercetos de
tener un pensamiento sólo siendo la vuelta como un Selgas:
comentario ó desarrollo del pié y terminando con un
concepto sentencioso ó agudo. Llenos de vuestra tímida fragancia
Los tercetos son igualmente composición muy usada venid á perfumar mi pensamiento,
en la poesía castellana principalmente en las elegías, dulcísimos recuerdos de la infancia.
Virtud, dame tufé, dame tu aliento;
olvida mis pasados desvarios;
(1) Como este librito está dedicado á gentes poco- ó nada versadas brille en mi corazón tu sentimiento,
en lengua, y literatura extranjeras no está de más advertir que este brille en mi vida y en los versos mios!
último verso es la inscripción que el Dante leyó en las puertas del In­
fierno y significa: «Renunciad toda esperanza, oh vosotros los que
por aquí entráis.» Los versos endecasílabos se combinan y mezclan fre-
=£85 &
-<% 84 &-
cuentemente con los de siete sílabas, ya en estrofas re­
Visión consoladora,
gulares como sucede en las llamadas liras ó ya sin or­
manantial de mis dulces alegrías,
den fijo como en la silva. estrella bienhechora,
La lira consta comunmente de cinco versos, dos de luz que ilumina mis oscuros dias,
ellos endecasílabos y los otros tres quebrados, ó sea de ¿que fuera yo sin ti? Planta sin fruto,
siete sílabas, como estos compuestos por mí: nebulosa mañana,
corazón lleno de amargura y luto,
hijo infeliz de la miseria humana!
¡Cuánto me maravilla
que me preguntes, Juan, porque motivo
Los versos endecasílabos, pareados, tan usados en la
en la aldea sencilla
más satisfecho vivo poesía francesa, son en la castellana poco menos que
que en la opulenta y populosa villa! inaguantables y únicamente se deben usar al final de
una composición, como se usan en las octavas reales,
O estos, llenos de armonía y majestad, que son de ó para expresar aisladamente un pensamiento, como yo
D. Ramón de Campoamor: los he usado resumiendo en un distico lo más esen­
cial de la vida de un vasco-navarro ilustre, según se vé
Lleva en paz esa nave, en los siguientes:
aura gentil que hacia el oriente vuelas,
que nunca en pompa grave Fué Garibay quien escribió primero
á tu influjo suave lá historia general del pueblo ibero.
otra más rica aparejó sus velas. Moret la historia de Navarra escribe
y en la inmortalidad por ello vive.
La lira se concierta de otros diferentes modos y uno
Ante el valor de Urbieta y la hidalguía
el rey de Francia se rindió en Pavía.
de ellos es la consonancia de los dos versos últimos,
Machín logró con su grandeza de alma
pero en mi concepto ninguna combinación es tan gra­ laurel como héroe, como mártir palma.
ta al oido como las que dejo indicadas y particular­ Cuando á Araucania subyugó Castilla
mente la última. lidió y cantó nuestro inmortal Ercilla.
En la silva no hay orden alguno en el empleo de los Morana! El dardo que le hirió en el pecho
endecasílabos y los septasílabos como tampoco en la hirió también nuestro foral derecho.
consonancia y hasta es lícito el empleo de versos li­
bres. Véase un ejemplo tomado de Selgas: Los endecasílabos libres por lo mismo que ca­
—g 86 s— —g 87
recen en un todo de rima son muy difíciles si han de, Terminaré de hablar del endecasílabo dedicando al­
ser buenos, porque necesitan ser muy sonoros, flúidos gunos renglones al romance de esta medida, que aun­
y exentos de asonancias así en los finales como en los que mucho ménos usado que el octosílabo, es frecuen­
promedios. D. Gaspar Nuñez de Arce en su poemita te en la poesía castellana. Nuestras tragedias están
La visión de fray Martín los ha compuesto admira­ escritas en romance endecasílabo, sin duda con la mira
bles y otros poetas contemporáneos han sobresalido de darles entonación grave y propia del asunto. Ado­
también en esta difícil composición, entre ellos Selgas, lece de alguna flojedad por mediar entre los asonantes
á quien pertenecen los siguientes: mayor número de sílabas que en el romance de arte
menor y por esto mismo requiere mucha fluidez y ca­
Primavera feliz, bendita seas. dencia. Hé aquí un ejemplo mió de romance endeca­
Don celestial, magnifico presente, sílabo.-
estación de los dulces pensamientos,
estación del amor, harto cansada La esclavitud humana te parece
de.las pálidas horas del invierno digna de execración é infamia eterna
el alma te esperó. Tu influjo blando y ayer doblaste á tu mujer á palos
despierta al triste corazón dormido porque fué á pasear sin tu licencia!
en el sueño mortal de sus pesares. La libertad de cultos es de todas
Renacen ¡ay! como tus bellas flores las libertades la que en más aprecias
las bellas esperanzas. La alegría y te das á doscientos mil demonios
brota del blando sol de tus mañanas si me ves santiguar ante una iglesia.
y es preciso olvidar. No más recuerdos Cuatro folletos y cuarenta artículos
de penosa inquietud. ¿Acaso sólo llevas escritos ya sobre la pena
es patrimonio de la vida el llanto? de muerte y... casi cotidianamente
Quien las penas nos dió, no dió el consuelo?' está en tus labios la palabra ¡muera!
Renace, corazón, olvida y vive;
puedes amar también; naturaleza Hasta aquí del endecasílabo, tanto aconsonantado
tiene templos de amor, y en sus altares como asonantado. Ahora me resta decir algo del verso
el alma del pesar se purifica.
de doce sílabas y del de catorce, llamado alejandrino,
¡Cuán dulce y perfumado el pensamiento
que no son más que dos de seis sílabas el primero y
vuela en la brisa y en las flores bebe
misterios infinitos de ternura! dos de siete el segundo.
Sé bien venida, Primavera hermosa, Los versos de doce sílabas son muy armoniosos y
Primavera feliz, bendita seas! sin embargo son poco usados. D.a Gertrudis Gómez de
—óy ^o—
Avellaneda los compuso muy sonoros y sentidos como La monotonía de los cuatro consonantes seguidos
lo prueban los siguientes: quita á estos versos la gracia que su ingenuidad y flui­
dez les dan.
El alma guardaba tu imagen divina Realmente los alejandrinos son dignísimos de culti­
y en ella reinabas ignoto señor, varse porque bien hechos acaso son los más armonio­
que instinto secreto tal vez ilumina
sos de la poesía castellana.
la vida futura que espera el amor.
Véase como ejemplo de su armonía esta estrofa de
Al sol que en el cielo de Cuba destella
del trópico ardiente brillante fanal, Tassara:
tus ojos eclipsan, tu frente descuella
cual se alza en la selva la palma real. Venecia! allí Venecia!... Del golfo trasparente
Del génio la aureola, radiante, sublime, se abren las blancas olas con armonioso hervor
ciñendo contemplo tu pálida sien y una ciudad de mármol alza la tersa frente
y al verte, mi pecho palpita y se oprime movida por la vara de un mago encantador.
dudando si formas mi mal ó mi bien.
No son ménos armoniosos los de estas estrofas de
La combinación rítmica que más conviene á estos
una poesía de la Avellaneda dirigido al mar:
versos de doce sílabas es la de los precedentes, es de­
cir, primero con tercero y segundo con cuarto, siendo
Espíritu invisible que reinas en su seno
graves los impares y los pares agudos.
y oscilación perpétua le imprimes sin cesar,
También produce buen efecto otra combinación que
¿qué dices cuando bramas, terrible como el trueno?
consta de ocho versos rimados del modo siguiente: ¿qué dices cuando imitas doliente suspirar ?
primero con quinto, segundo con tercero, cuarto con ¿Al mundo acaso cuentas el tenebroso arcano
octavo y sexto con séptimo, siendo agudos el cuarto y que en el abismo inmenso sepulta tu poder
el octavo y graves los demás. ó luchas blasfemando con la potente mano
El alejandrino ó de catorce sílabas es muy usado en que enfrena tu soberbia, segundo Lucifer?
nuestra poesía desde sus primeros tiempos, como lo
prueban estos versos de Berceo: Los versos alejandrinos necesitan mucha tersura y
Yo maese Gonzalo de Berceo nomado mucha uniformidad de acentuación para ser buenos.
yendo de romería caesci en un prado En el penúltimo de la precedente estrofa hay en el
verde y bien sencido de flores bien poblado, promedio la palabra blasfemando que asuena con el
logar cobdiciadero para un home cansado. consonante mano y el verso queda muy deslucido.
90 á— 91
Muchos jóvenes conciben en nuestras provincias
Asonancias y encuentros de vocales son intolerables
afición á la literatura en general y ála poesía en parti­
en los alejandrinos que no admiten medianía. La si­
cular leyendo ó viendo representar las obras de nues­
guiente estrofa de Ruiz Aguilera pierde gran parte de
tros más célebres escritores y poetas y creyéndose con
su efecto por dos de estas faltas que son el esdrújulo
facultades para seguir la gloriosa senda que estos si­
del tercer verso y la asonancia de esta misma palabra
guen ó han seguido, porque han compuesto tales ó
con campos del verso precedente:
cuales versos ó han escrito tal ó cual prosa que en el
seno de su familia ó en el de la amistad han obtenido
Irlanda, la mas bella paloma de las islas, alabanzas y aplausos. Estos jóvenes sueñan con ir á la
la de los verdes campos, la encantadora Erin, córte y entregarse allí en cuerpo y alma á la vida lite-
tendida en el romántico sepulcro de sus reyes
aria y se creen predestinados á alcanzar gloria y di­
espera resignada de su existencia el fin.
nero en esta vida. Este engañoso sueño pierde á mu­
chos jóvenes y á muchas familias y para evitarles
El artificio rítmico de los alejandrinos admite con esta perdición les voy á hablar con la sinceridad de
buen efecto los versos libres y los asonantes en los mi buen deseo y el conocimiento de la experiencia
agudos, pero solo es con la condición de que han de que he adquirido escribiendo y publicando más de
ser agudos los pares y graves los impares. veinte libros y pasando más de veinte años consagrado
casi exclusivamente al cultivo de las bellas letras en
los círculos literarios de Madrid.
La literatura cultivada con facultades para ello, es
VIII. en Francia, en Inglaterra, en Alemania y no sé si en
algunos otros países una profesión con que se puede
Del uso que se debe hacer en España de las vivir holgadamente y aun enriquecerse; pero en Es­
aficiones poéticas. paña es una profesión que si á veces proporciona glo­
ria, nunca deja de proporcionar privaciones y malque­
Creo deber de conciencia el terminar este tratadito rencias.
de poética popular diciendo á los jóvenes que estudián­ Hace cuarenta años dijo Larra que en España la
dole se adiestren en el ramo más ameno de las bellas profesión literaria era un modo de vivir con que no se
letras lo que la experiencia literaria y social me ha en­ podía vivir y hoy podría decirlo mismo ó poco ménos.
señado en punto á los límites que en España deben te­ Esos estrepitosos triunfos teatrales y esas multiplica­
ner las aficiones poéticas. das ediciones de libros y esas protecciones á los mere-
92 93 s—
cimientos literarios de que dan cuenta los periódicos la idea de que la propiedad de sus cuarenta comedias
de Madrid y llenan de envidia y esperanza á los que que continuaban representándose con aplauso en todos
en provincias y aun en Madrid mismo leen estos periódi­ los teatros de España, era la única herencia que deja­
cos y se creen con facultades literarias para aspirar á ba á su hija y con aquella herencia no dejaba á su hija
análogos triunfos, no ocultan más que miserias, des­ á cubierto de la miseria.
engaños y amarguras de toda especie. Si yo qne he consagrado cuarenta años de mi vida
La única literatura que proporciona un pedazo de al cultivo de la literatura y he escrito más de veinte
pan tal cual tierno y blanco á una docena de escritores libros y materia para otros tantos y he sido tan afortu­
en Madrid, es la teatral, ¡pero qué caro cuesta ese pe­ nado en punto á aceptación de mis libros que no pocos
dazo de pan á los que le consiguen en perpétua lidia de ellos cuentan en España muchas ediciones reales y
con empresarios, con actores, con rivales de su misma positivas y no fantásticas y no pocas en países extran­
profesión, con críticas sin conciencia ni misericordia, jeros á cuyas principales lenguas literarias se han ver­
con un público inconsecuente, atrabiliario y capricho­ tido, escribo hoy el mejor libro que he escrito en mi
so, con editores, con administradores, con tantos como vida y en que he derramado toda la luz de mi inteli­
se constituyen en arbitrios disponedores de su genio, gencia y todo el sentimiento de mi corazón, y con este
de su trabajo, de los efluvios más puros y bellos de su libro en la mano voy á Madrid á llamar á la puei ta de
corazón y su inteligencia! los editores, será dificilísimo que encuentre quien me
D. Luis de Eguilaz escribió más de cuarenta come­ dé tres ó cuatro mil reales por un trabajo que me ha
dias en los veinticuatro años que duró su vida litera­ costado un año de cavilaciones, de fatigas, de palpita­
ria activa; nunca sufrió una verdadera derrota y si ciones de corazón, de extremecimientos nerviosos y de
media docena de sus obras fueron recibidas con frial­ lágrimas de ternura!
dad, las restantes alcanzaron extrepitosos éxitos ha­ Los que sueñan en España con nadar en gloria y
biendo algunas, como Verdades amargas, La cruz del dinero y tranquila felicidad entregándose en cuerpo y
matrimonio, Los soldados de plomo, El patriarca del alma á la vida literaria no echen en saco roto estas no­
Turia, La Vaquera de la Finojosa, El molinero de ticias que les dá de esa vida uno que tiene laiga expe­
Subiza, y otras que se representaron seguidamente riencia de ella y no es inclinado á la exageración.
más de cincuenta veces, y sin embargo y á pesar de no Pero no porque la profesión literaria continué en
ser el poeta malgastador, ni pródigo, ni vicioso, en los España siendo un modo de vivir con que no se puede
últimos años de su vida necesitó buscar un empleo pú­ vivir, debo aconsejar á nadie y mucho ménos á los
blico para no morirse de hambre, y cuando murió en mi jóvenes que tengan aficiones literarias que renuncien
presencia en Julio de 1874, amargó sus últimas horas estas aficiones. Consérvenlas y acreciéntenlas, que no
95
—4 94 3>—
de mera afición, porque si pasa á profesión, será lo que
haciendo de ellas más uso ni fundando en ellas más
dijo Larra: un modo de vivir con que no se puede
esperanzas que el uso que se hace y las esperanzas que
se fundan en el cultivo de unas flores en el jardín ó el vivir.
Con esta advertencia y este consejo creo haber puesto
halcón ó tocando tal ó cual pieza de música, se puede
un honrado coronamiento á mi obrila que siendo prác­
obtener gran fruto de esas aficiones: este fruto es el de
tica en el precepto artístico, debia serlo también en el
alcanzar con ellas alguna consideración social y dulci­
ficar muchas amarguras, muchos tedios, muchos des­ precepto moral.
fallecimientos, muchos desconsuelos de la vida!
El joven que se sienta con aficiones literarias consér-
velas, acreciéntelas, diríjalas por el camino de la de­
puración y la perfección, pero guárdese de elevarlas á
profesión exclusiva, guárdese de esperar de ellas el
pan de su porvenir: espere sólo este pan de otra
profesión: de la de comerciante, de la de médico, de la
de letrado, de la de ingeniero, de la de labrador, de la
de marino, de la de militar, de aquella á que más in­
clinado se sienta ó más le inclinen sus padres. Como
descanso y tregua de su estudio para seguir la única
carrera de que debe esperar el pan del porvenir, lea
versos, lea prosa, componga los primeros, escriba la
■segunda, pero hágalo sólo de modo que lejos de perju­
dicar con ello los estudios y el trabajo con que ha de
subvenir á las necesidades reales de su vida, le bene­
ficie proporcionándose con aquel descanso y aquella
tregua nuevo vigor y nuevo aliento para estudiar y
trabajar.
El cultivo de las bellas letras y muy especialmente
el déla poesía es muy dulce, es muy útil, es muy con­
solador por cuanto con él se dulcifican las penas más
acerbas del alma y se añaden torrentes de luz á la in­
teligencia, pero este cultivo en España no debe pasar
APÉNDICE.

Para no embarazar demasiado el texto preceptivo


de mi Poética popular, lie escaseado en él los ejemplos
cuanto me ha sido posible.
Este sistema tiene algún inconveniente, que es el
de no dar inmediata y completa idea del efecto que
produce en el oido, y sobre todo en el ánimo, el metro
cuyo mecanismo se explica. Para remediar este
inconveniente y para tener mayor ocasión de explicar
los defectos que conviene evitar en la poesía, me ha
parecido oportuno adicionar mi tratadito con algunas
composiciones poéticas completas. Hubiera podido,
y quizá debido, tomarlas de poetas de más mérito y
autoridad que yo, pero he acudido á las de propia
cosecha porque entrando en mi propósito el acompa­
ñarlas de notas censorias y no gustando de censurar
lo ageno, puedo asi ejercer la censura sin mortifica­
ción de nadie.
Advertido y explicado esto, paso á elegir entre mis
humildes trabajos poéticos, no los mejores sino los que
me parezcan más conducentes al fin que me propuse
al escribir el Arte ele hacer versos.

7
MI VALLE.

i.

Mi valle es de cuatro leguas


y tiene diez mil hogares
ocultos en apacibles
hosquecillos de frutales ;
montes férreos le dan sombra,
le arrullan azules mares,
cuatro rios le fecundan,
crúzanle infinitas naves,
gozo y riqueza derraman
en él la industria y el arte,
no hay en él mano que huelgue
ni garganta que no cante;
la vid cubre sus collados
y sus vegas los cereales,
flores y eterna verdura
le dan perfume y esmalte,
y tiene al pié de sus montes
regacitos deleitables
donde la paz y la sombra
y el cántico de las aves
y el arroyuelo y el césped
lleno de flores fragantes (1)
dicen en la primavera
con dulcísimo lenguaje
á los que piensan, que piensen
y á los que cantan, que canten.
(1) Esta repetición de la ¡j, aún que repugne algún tanto á la buena
gramática, usada con discreción dá energía y carácter de esponta­
neidad á la oración.
100

II.

Tal es el valle en que tengo


mi hogar y mis amistades
y mis esperanzas de hombre
y mis recuerdos de infante. (1) ¡ Qué alegre es el domingo
. Ramificación do otro cuando el primer cantar
donde lloran los mortales, canta en su campanario (1)
no es en él todo delicias la iglesia parroquial
ni beatitud perdurable, y vestidos do fiesta
que á veces ¡ ay Dios ! encuentro (2) todos ú misa van
reprobos entre sus ángeles, (3) por la olorosa linde
espinas entre sus flores de la verde heredad
y entre su calma huracanes, ó la florida estrada
pero tengo un rinconcito ó el viejo castañar !
donde entonces refugiarme: (4) ¡ Qué alegre es el domingo
el rinconcito del alma cuando cariño y pan
á donde no hay mal que alcance. al volver de la iglesia
Desde el Llangon al Gangúren se encuentra en el hogar
y desde el Triano al Sarantes ó, bajito, bajito, (2)
la primavera ha vestido que lo oiga Dios no mas,
de luz y flores el valle, se ha conseguido alguna
y ya brotan de mi alma promesa muy formal (3)
canciones primaverales! do labios que parecen
Vamos, musa mia, vamos hechos para besar 1
por esos campos y hogares ¡ Qué alegre es el domingo
llorando con los que lloren, cuando la mocedad (4)
cantando con los que canten.
(1) La palabra infante es un arcaísmo obligado aquí por el aso­ (1) Aunque la expresión «cuando el primer cantar canta en su
nante. La que correspondía era la palabra niño. campanario» parece repetición defectuosa, no lo es en mi sentn
(2) El ¡ ay Dios ! no se puede calificar aquí completamente de ripio porque dá soltura y naturalidad á la expresión del concepto.
pues contribuye algo á la expresión del concepto, pero conviene mu­ (2) El empleo de los diminutivos reclama mucha parsimonia y
chísimo huir de los verdaderos ripios. discreción, pues con ellos el verso degenera fácilmente en trixihlidad
(3) La palabra reprobos no es completa contraposición de ángeles, y bajeza. , .
pero la empleo aquí no tanto por exigencia de la medida como por (3) El muy es aquí un verdadero ripio y por tanto un verdadero
disonarme, por la familiaridad ó vulgaridad en que ha caído, la pala­ defecto. , , ,
bra diablos. (4) La palabra mocedad no tiene aquí mas razón que la del aso­
(4) El donde debiera haberse sustituido con á donde ó mejor en. nante, que nunca es justificación completa de palabras en mala acep­
donde como lo está dos versos más adelante. ción. Debió decirse los jóvenes y no la mocedad.
-i 102 go­ 103 g—
al pié de los cerezos
no se harta de bailar
ni se harts de reir GENTE MORENA.
con loca ingenuidad
y los de edad madura
poquito más allá
de recordar no se hartan
ni se hartan de charlar ! I.
¡ Qué alegre es el domingo
cuando escondiendo vá «Muchachas de tez de nieve
el sol tras el Janeo y de rubia cabellera
su hermoso luminar son florecitas, mas son
y con sus santas lenguas florecitas sin esencia.
la iglesia parroquial, Glaciales hijos del Norte,
cuyo alto campanario queredlas enhorabuena, (1)
domina al arbolar, que os gustaren como os gusta
dice á los feligreses : la nieve de vuestras sierras, (2)
«Rezad y descansad.» pero en España queremos
¡ Qué alegre es el domingo muchachas de tez morena,
cuando la voz leal queremos almas ardientes
de la conciencia humana como este sol que nos quema.
que no miente jamás Moreno pintan á Cristo,
dice á los campesinos morena á la Magdalena, (3)
que tornan á su hogar : morenas sin duda fueron
«Mañana es dia santo la granadina Zulema,
como el que espira ya la aragonesa Isabel,
porque mañana es la castellana Jimena
dia de trabajar!» que en los anales de amor
dejaron memoria eterna;
morenitas suelen ser
las muchachas de mi tierra,
moreno es el bien que adoro...
¡ Viva la gente morena 1»

(1) Defecto grande dos asonantes en un verso de tres palabras.


íi Sen defecto el ser ssonantes las dos ulun.no peloteas del

''"^Defecto de los mayores la «onsoeanoio entre lo primera y la


última palabra.
104- -<£: 105 -i«—

II. LAS MADRES.


Así, pidiendo á la historia
razones que á dar se niega,
los cautos meridionales (1)
ensalzan á las morenas; i.
asi el pueblo de Castilla (2)
vuestra rubia cabellera —Quiquiriquí...
de color de ébano torna, —Canta el gallo
¡ oh Jesús 1 ¡ oh Magdalena 1 y con esta ya van tres.
Yo Antón el de los cantares Ea, muchachos, arriba,
también nací en esta tierra que es cerca de amanecer.
donde el amor es la gloria — Todavía es muy temprano...
y el limbo la indiferencia; (3) Padre, déjenos usted
pero yo al amor no pido otro poquito!
una mejilla- trigueña, —Que os deje
que le pido una mejilla cuando tenemos la mies
de rpsas y de azucenas. clamando porque cuanto tintes
¡ Oh virgen dé ojos azules la vayan á recoger?
que vi llorar en mi aldea Ea, arriba, perezosos!
de amor y melancolía —Antón, déjalos! ¿No vos
cuando doraba la sierra que están los pobres muchachos
el triste sol de los muertos, (4) reventadlos de ayer? (1)
¡tu amor quiero y tu tristeza! —No, buena procuradora
tienen en ti.
— Que se estén
(1) Debió decirse en lugar de cantos cantares, que es como en cas­ en la cama hasta que el gallo
tellano llamamos á los cantos que compone y canta el pueblo, reser­
vando el nombre de cantos para los de mayor extensión y pretensio­ cante siquiera otra vez.
nes; pero la medida pudo más que la conveniencia, como se vé de —Bien, que se estén... Estas madres (2)
continuo en los malos poetas. los echan siempre á perder!
(2) Debió decirse el pueblo español; pero esto no llenaba la medida —Hombre, que quieras que hagamos?
y decir el pueblo de España no sonaba bien al poeta, y con razón.
(3) En este verso y el precedente hay un defecto notable; termi­
nando el precedente con la palabra gloria, el siguiente debió termi­ (1) Los diminutivos, que ya he dicho se deben emplear jion mu­
nar con la palabra limbo; pero no todos, y uno de ellos el autor de cha discreción y parsimonia, añaden gracia en lugar de añadir ba­
estos versos, aciertan á decir las cosas como saben se deben decir. jeza en la poesía del género de esta y más en boca de interlocultores
(4) Sol de los muertos se llama en las Encartaciones de Vizcaya como los que aquí dialogan.
al que precede inmediatamente al ocaso. (2) Dos consonantes en un verso como sucede aquí, suenan mal.
—g 106 -4 107
—No haceros tanto de miel. Si su madre no los quiere,
—Hijos de nuestras entrañas, ¿„quien ha de quererlos, quien?
¿no los hemos de querer?
III.
II.
—Qué hermosa está la mañana!
Que bien se está aquí, que bien!
—Muchachos, que ya es de dia. Desde esta ventana un mundo,
—Padre, ya estamos de pié. un mundo entero se vé!
—Ea, pues á ver si hoy cunde El aire de la mañana
la tarea más que ayer. olores va á recoger
—Hombre, son algunos negros? al tormillar de los cerros
—Ya sales tú? y aquilos vierte después.
—Ya se vé Airecito que vertiendo
que salgo. olores como la miel (1)
—Pero, señor, en mi ventana suspiras,
que en todo se han de meter que Dios te bendiga, amen!
estas mujeres! Los mozos yendo á la vega
—Tratándose van cantando su amor fiel,
de mis hijos, con el rey las mozas yendo á la fuente
me peleo yo. Hijos mios, le van cantando también,
vais en ayunas? Bebed y hasta los pájaros cantan
un poquito de aguardiente en el huerto no se qué...
con un bollo. Os voy á hacer Antón, el sol de Dios sale
para almorzar unas migas por detrás del cerro aquel.... (2)
que estén diciendo comed! Qué hermoso, Dios le bendiga!
Abrochaos esos cuellos, Antón, no le quieres ver?
que con el sol os ponéis —Déjame de sol ni sombra
lo mismo que unos gitanos... que harto me abraso con él.
Válgame Dios de Israel, Si no es el sol que tu miras
que por más que una se mate el que madura la mies!
no ha de poder nunca ver Si el sol que tu miras son
arreglados á estos hijos!... tus hijos!
Id con Dios.
— Hasta después.
—Eres la madre... más madre (1) Debió decirse dulces como la miel, porque la comparación de
que se ha visto ni se vé! los olores con la miel no es enteramente lógica.
(2) Debió decirse « de detrás del carro aquel,» pero no se dijo por­
—Dejáme, Antón, por los clavos que el de detrás sonaba tan pésimamente que la cura hubiera sido
del Señor! Y qué de hacer? peor que la enfermedad.
-< 108 %>- -<§ 109 -3—
—Pues bien, y qué? (ii) —Válgate Dios!
Los hijos son el espejo —Antón, mira,
donde las madres se ven! por más vueltas que le des,
ellos han de ser mis hijos
y yo su madre he de ser
IV.
V.
Anoche los señoritos
debieron correrla bien,
que cuando se recogieron —Qué tienes, hija? ¿Estás mala?
eran cerca de las tres. Hace ya cerca de un mes
—Estás en tu juicio, Antón! que no duermes, que no comes,
Si yo misma les eché que reir no se te vé (1)
la llave para que entraran que te quedas en los huesos....
y eran.... serian las diez. ¿Qué tienes? Vamos áver,
— Mujer, si yo los senti ¿quieres que se llame al médico?
y estuve para coger —No, Antón, porque inútil es.
una tranca..... —Pero ¿no sabes qué tienes?
—Vamos, vamos, —Demasiado, Antón, lo sé.
tú estabas soñando. Los hijos de mis entrañas
—Eso es! van á ir á servir al rey!
Mire usted que es mucho cuento! —Tonta, y por eso te aflijes?
Que le han de querer hacer Mira, para conocer
á uno comulgar con ruedas el mundo no hay mejor cosa
de molino! Ya se vé, que andar siete años por él.
su madre lo tapa tocio Todos los hombres debieran
y los chicos hacen bien! esos estudios hacer.
¿Y no les diste dinero —Antón, vosotros los padres
para la bromita? así pensareis tal vez,
— Pues! pero las madres pensamos
—Mujer si yo te senti que es el dolor más cruel
abrir el cofre y coger ver á los hijos del alma
dinero cuando se fueron.... por esos mundos correr
—Si, se le di, pero y qué? muertos de cansancio un día,
Quiero que siempre mis chicos otro muertos de hambre y sed...
donde vayan queden bien. —Es verdad que hay algo de eso,

(13) La generalidad de las gentes dice te se, pero la gramática exi­


(12) Este «pues bien, y qué?» que encierra tres asonantes en mé- ge que se diga se te. En la imitación del lenguaje popular no se debe
nos de un verso, es intolerable. transigir ni con la falta de gramática ni con la falta de decencia.
pero, hija, ¿qué hemos de hacer de haberles sacrificado
si caen soldados los chicos? el pan de nuestra vejez!
—Antón, y preguntas qué? La soledad y el olvido!
Hasta los últimos clavos —Pero, hombre de Dios, no ves
para librarlos vender, que tienen familia ya
y si eso no basta, yo los pobres á que atender?
por esos mundos iré —Y se olvidan de sus padres!
pidiendo de puerta en puerta —No hay tal....
para que á servir al rey —Bien claro se vé:
no vayan los pobres hijos se casaron y no han vuelto
que con tanto afan crié! á poner aquí los piés!
—Alegando algún achaque —No habrán podido los pobres....
se podrán librar tal vez.... —No los defiendas, mujer!
—Eso seria mentir —Son mis hijos.
y dos veces ofender —Ese nombre
á Dios que los ha criado yo á darles no volveré
más hermosos que un clavel. (1) sino para maldecirlos.
—Pues venderemos las tierras —Qué corazón tan cruel!
ya que te empeñas, mujer! —Malhayan amen mis hijos!
—Gracias, Antón de mi alma! —Benditos sean amen!
Que Dios te bendiga, amen!
Para las madres la gloria
es siempre á sus hijos ver....
Ah! si Dios nos dá dolores alborada de amor.
consuelos nos dá también!

VI.
La niña y yo una manana
—Ayer tu santo bendito fuimos á coger cerezas
y nadie te vino á ver.... y la niña y yo volvimos
iQué ingratos hijos, qué ingratos! coloraditos como ellas,
—Antón, por la Virgen, ten porque unos recien casados
paciencia! que volvían de la iglesia (1)
— Paciencia! Mucha mirándonos sonriendo
necesitamos tener! dijeron : — Asi se empieza.
Mira el pago que nos dan
esos picaros, después
(1) Se debe atender mucho á la relación de algunas palabras con
el conjunto del concepto: aquí se empléala palabra volvían para dar
(1) Debió decirse «más hermosos que unos claveles. á entender con una sola que el casamiento acababa de verificarse.
Í13 g—
-Hf' 112 go-
Noble tierra de Cantàbria,
cuida de ellos, cuida de ellos,
que cuando las cruces caen
LAS CRUCES. i ay de los pueblos 1 (1)

PRELUDIO.
i.

Santas cruces, santas cruces (í)


que alzaron nuestros abuelos
desde el pueblo á la colina i.
que se alza orilla del pueblo (2)
conmemorando el sublime —Madre, todas las noches
sacrificio del cordero, junto á mis rejas
poco á poco, santas cruces, canta un joven llorando
vais cayendo, vais cayendo mi indiferencia :
y conforme caéis, caen «Quiéreme, niña,
la paz del hogar doméstico y al pié de los altares
y la paz de la república serás bendita.»
que á vuestro pié florecieron 1 Esta dulce tonada
tal poder tiene
II. que me pongo al oirla
triste y alegre;
Noble tierra de Cantabria di ¿ por qué causa
en cuyos verdes oteros entristecen y alegran
la religión y el trabajo estas tonadas?
tienen altares perpéluos,
aún en tus oteros se alzan II.
reverenciados y enhiestos
los piadosos simulacros —Hija, lo que las niñas (2)
que alzaron nuestros abuelos. como tú sienten

(1) La repetición de palabras que abunda en esta composición es (1) Estos versos quebrados inopinadamente rara vez suenan bien
ocasionada á amaneramiento y conviene no abusar de ella; sólo es y únicamente son tolerables cuando, como aquí sucede, parece que
tolerable usada con discreción y oportunidad. se caen por su peso.
(2) En este verso hay un ripio indisculpable. La limpieza de dic­ (2) Este verso tiene el grave defecto de ser asonantes la primera
ción que se debe procurar siempre exigía que se dijese á la. colina y la última palabra. Este defecto es intolerable y más en la rima in­
de orilla del pueblo. completa ó asonante.
8
-<£ 114 li­ --g 115
cuando junto á sus rejas Hecho Adan á su deseo,
á cantar vienen (1) Dios exclamó : «Retcbien,» (1)
es el preludio y se fué á dar un paseo
del poema más santo por los jardines de Edén,
que hay en el mundo. buscando manera obvia
Tornada en santa madre de dar á aquel guapo chico
la virgen pura, la correspondiente novia
tristezas y alegrías que lo avispase un tantico;
en ella turnan, y como en aquellas gratas
y este poema espesuras siempre amenas,
es , niña, el que ha empezado viese unas soberbias matas
junto á tus rejas. de rosas y de azucenas
que son flores muy hermosas,
en menos de un periquete
HISTORIA DE LAS BLANCAS. de azucenas y de rosas
hizo un lindo ramillete
que el artífice divino
ató de modo perfeclo
Allá en la región lejana con una hebra de oro fino
que riegan Tigris y Eufrates (2) que pidió al sol al efecto.
donde la familia humana Y cuando tuvo de sobra (2)
comenzó á hacer disparates, meditada su obra nueva,
porque no hay quien no recuerde puso manos á la obra
que allí se dió la primera para fabricar á Eva,
tripada de fruta verde no con un cacho de arcilla (31
que aún no ha logrado echar fuera, como fabricó al galan,
hay tradiciones orales sino con una costilla
que valen cualquier dinero que al efecto sacó á Adan
pues dan pelos y señales pues eran sus intenciones
de nuestro origen primero, que aquella obra de su mano
como esta que á conocer tuviese las perfecciones
nos dá, vulgar, pero franca, que puede haber en lo humano
la historia de la mujer
rubia, sonrosada y blanca. (1) . Esta palabra lietebien sólo es medianamente tolerable por el
tono festivo de la composición.
(1) Aquí hay una falta de sintáxis porque no se precisa quienes (2) El ele sobra es un ripio que tiene por única razón la de
son los que vienen á cantar. Unicamente puede disculparse por la es­ Fuerza del consonante ú ¡o que obliga!
pecie de pase que ha dado el uso á esta locución. A decir que son blancas las? hormigas.
(2) Este nombre se pronuncia acentuando la E inicial. Prescindir (3) Es bajísima la palabra cacho y no se pueden tolerar en la
de esta acentuación es una licencia mia que no debe imitar nadie. poesía séria tal linage de palabras.
117 15—
116
y contra el ruin parecer
del diablo, lengua de gúbia, (1)
estaba por la mujer COLOR EPISTOLAR.
blanca, sonrosada y rubia.
Dispuesto con mil primores
el molde á distancia corta (2)
costilla y ramo de flores
juntos metió en la retorta Te quejas de que mis cartas
y de todo aquel tesoro su hermoso color perdieron
amalgamado, es decir que era el carmín de las rosas
carne, hueso, flores y oro ó era el azul de los cielos 1
salió lo que es de inferir, Yo te diré en qué consiste
pues salió de todo ello y no te enfades por eso,
una mujer tan hermosa que no sé reir por fuera
que era de oro su cabello cuando sollozo por dentro:
y su tez do nieve y rosa con tus malos procederes
siendo esta preciosa perla tengo el corazón tan negro
de tan subido valor que mojo la pluma en él
que el hombre más frió al verla pensando que es el tintero. (1)
grita que salga el autor
y los diablos se sublevan
como unos pobres bolonios MI MAESTRO. (2)
poniéndose que los llevan
cuatrocientos mil demonios
y cifrando su ambición
en la mezquina corona
de echar un chafarrinón i.
en la obra do Dios más mona.»
Tal, en suma, viene á ser, Toda, toda apacible
vulgar, eso si, mas franca tarde ó mañana
la historia de la mujer veo pasar por frente
rubia, sonrosada y blanca de mi ventana
que si de mí no es bendita á un venerable anciano
con la efusión que en mí cabe, que se encamina
es porque no necesita
que la cara se le lave.
(1) Conceptos que como este tienen por base un equívoco ó pa­
(1) No me pesa haber usado aquí este consonante, porque el atre­ labra ó frase de doble sentido, son de mal gusto y por tanto aconsejo
vimiento tiene alguna gracia en su misma enormidad. que se huya de ellos. .
(2) También este a distancia corta es un ripio injustificable. (2) D. José de Sagarminaga que murió en 1879 casi nonagenario.
119 8-
á donde el agua corre que sólo entienden
y el ave trino; los que antes de escucharlos
y esperimento al verle tal lengua aprenden.
gozo tan santo Yo te llevaré al docto (1)
que se arrasan mis ojos señor maestro
en dulce llanto para que en esa lengua
y oro por él, con ellos te ponga diestro,
en lo alto fijos, y verás como entonces
como oran por los padres hallas encantos
los buenos hijos. en oir lo que dicen
Es que debió á ese anciano sabios y santos.»
mi inteligencia
circundada de sombras III.
la primer ciencia
y esta ciencia mi alma El anciano que toda
llena de encantos tarde y mañana
mostrando lo que dicen veo pasar por frente
sabios y santos. (i) de mi ventana
me enseñó con lecciones
II. y con consejos
la lengua de los libros
nuevos y viejos, (2)
Teniéndome aun mi dulce y encuentro desde entonces
madre en la falda, dulces encantos
vi unos libros muy viejos en oir lo que dicen
en una balda, (2)
sabios y santos.
y como preguntase Anciano venerable
cual su objeto era,
que con tal ciencia
me le esplicó mi madre
enriquecer supiste
de esta manera:
mi inteligencia,
«Esos se llaman libros sigue, sigue buscando
y son los labios
la paz augusta
con que lo enseñan todo de la naturaleza
santos y sabios, que á ambos nos gusta,
pero hablan una lengua

(1) En la poesía convienen la lógica y la discreción en todo; asi


en este verso debiera nombrarse á los santos antes que á los sábios
porque la santidad es superior á la sabiduría.
(2) La balda es una especie de repisa ó estante sencillo general­ los libros viejos y no á los nuevos.
mente de una tabla.
120 so­
que cuando esos collados so buscaban mutuamente
verdes traspones, y su cabecita, rubia
amorosas te siguen como el sol que nace ó muere,
mis bendiciones ! se reclinaba en mi hombro
de júbilo estremeciéndome !

II.
RECUERDOS.
¡ Qué confidencias tan dulces
y que sueños tan alegres
en aquellas arboledas
i. que rio abajo se extienden
hasta que al pié del Janeo
Aun eramos los dos niños la mar azul aparece '.
y eramos los dos alegres pero ¡ qué presentimientos
cuando á sentir empezábamos tan tristes algunas veces !
la alternativa perenne Era á mediados de octubre
de melancolía y ansia cuando todo palidece
que agita al adolescente. y todo anuncia que toda
Ya fuese que me esperase, la naturaleza muere.
ya que la esperase fuese, (1) Junto á la fuente de Torres,
la puente de nuestra aldea á la luz del sol poniente
pasábamos juntos siempre soñábamos una tarde
y más de una vez, de pechos felicidades celestes
en el pretil de la puente que en la tierra sueñan pocos
donde un nido entre la hiedra porque pocos las comprenden,
dos pájaros hacer suelen, cuando doblaron campanas
contemplábamos dos rios en la aldcila de enfrente,
que llegan hasta allí débiles y, no se porqué, la niña
y allí se juntan, y juntos de tristeza estremeciéndome,
corren hacia la mar fuertes. (2) reclinó en mi hombro llorando
Ay 1 nuestras manos entonces la cabecita inocente !

(40) Hay en este verso y el precedente y aún en el resto de la ora­


ción un grave defecto, que es el de no nombrarse expresamente al
III.
sugeto, que es la niña. La buena sintáxis y la limpieza y tersitud de
frase son indispensables en la poesía en que todo debe ser puro, bello,
y lógico. Doblaban también campanas
(41) El háeia es aquí puro ripio. porque empezaba noviembre
123 So­
en que entre muertos y vivos (i) cogiendo de un nogal nueces
sirven de sanios intérpretes; y yo que bendigo al que ama
doblaban también campanas y maldigo al que aborrece,
cuando con ansias crueles he sentido odio y tristeza
nos despedimos pensando al ver que á ella se parecen.
si seria para siempre ! Y aqu^l arroyuelo manso
Veintidós años más tarde * que del collado desciende
torné á mis valles alegres (2) no puedo una vez siquiera
pensando en ella y pensando pasar sin estremecerme
que era muerta aunque viviese, pensando que es de sus ojos
y nos encontramos bajo el agua que por él viene 1
las encinas de Sanfuentes. Y en la voz del campanario
Gloriosa santa Lucia y en el rumor de la fuente
que en aquel collado tienes y en el canto de las aves
esperanzas para el triste oir su voz me parece
que la luz ocular pierde, que enamorada me llama
cegaras mis ojos antes y desesperada muere!
que llorar los suyos viesen
porque desde que los vieron
las angustias de la muerte
no me espantan, no me espantan, LA SOLEDAD.
que ya sé como se muere !

IV.
Conozco yo una aldeita
Yo no sé si rie ó llora, allá en mi valle natal
tan agreste y solitaria
yo no sé vive ó muere
hacia san Pedro de Abanto que cuantos por ella van
al pié de un collado verde, exclaman cuando la ven :
pero sé que muchas tardes «¡ Qué espantosa soledad !»
pasando por allí alegre Entre dos montes muy altos
he visto unos niños rubios cuyas laderas están
vestidas de madroñales
(1) Este verso es malo por la dureza de las palabras en que entre. corre, corre hacia la mar
(2) El adjetivo alegres es inoportuno en la expresión de un saltando de peña en peña
concepto triste corno lo es este. Con razón censuraba un crítico un riachuelo fugaz (1)
muy discreto una noticia de periódico que decia : «Ayer salió para
Valencia nuestro querido amigo D. Fulano de Tal, con motivo de ha­
ber recibido la triste noticia deque su señora madre estaba agoni­ (1) El adjetivo fugaz es ocioso después de haber dicho que el rio
zando en la hermosa ciudad de las flores. corre, corre saltando de peña en peña.
—g 124
tan fresco como la nieve,
tan limpio como el cristal.
Orilla del riachuelo, II.
en un bosque secular
de castaños y nogales
que sombra apacible dan, , Aldeita que te escondes
y entre verdes huertecillos en el más agreste y más
que tienen por valladar apartado rinconcillo
avellanos y saúcos que hay en mi valle natal (1)
en que el jazmín y el rosal yo que bajo tus nogales
y la madreselva apoyan no jugué en la tierna edad
su dulce debilidad ni á las presas de tu rio
y cuyo interior sombrean bajé en verano á nadar
el manzano y el brevar ni subiendo á tus frutales
y el cirolero y la parra me puse como un Adan
y el cerezo y el peral ni rompí á tu señor cura
que son desde mayo á octubre de una pedrada un cristal
regocijo del lugar ; (1) ni de tu señor maestro
á orilla del riachuelo recibí un tantarantán
diseminadas están ni apedreando tus campanas
quince casas, dos molinos, fui aprendiendo á repicar (2)
una iglesia parroquial ni vestí de monaguillo
y un santuario que domina en tu fiesta patronal (3)
á toda la vecindad ni lloré por los que hallaron
para que el santo mejor en tu camposanto paz,
pueda por ella velar. ni recé por vez primera
Tal es (poco más ó ménos, en las gradas de tu altar
que pinto bastante mal) ni recibí el agua santa
la aldeita de mi valle en tu pila bautismal;
que á todos hace exclamar yo que más de media vida
por solitaria y agreste : he pasado en la ciudad
«¡ Qué espantosa soledad!» y hallo mi mayor encanto
en la vida intelectual,
yo, aldeita de mi valle
que á todos espanto dás,
(1) Todo este período adolece de confusión entre el bosque y los
huertecillos , pues es necesario para comprender el concepto poner
cuidado para saber si se habla del primero ó de los segundos. (1) De mi valle natal debiera decir.
(2) Aprendí á repicar, hubiera sido mejor
(3) Fiesta titular, es lo más usual en España.
—g 126 á—
á pesar de todo esto
me comprometo á pasar
lo que me queda de vida
en tu horrible soledad
sólo con la condición
de que no me lian de faltar:
en la estantería, libros,
en el alhacena, pan,
en el hogar propio, amor ÍNDICE.
y en el ageno, amistad.

Lo que es y para lo que es este librilo.

PRIMERA PARTE.

teoría del arte de hacer versos.

I. —Lo que es poesía............................................................. 5


II. —Lo que es verso............................................................. 9
III. —Lo que es necesario para ser poeta............................ 10
IV. —Lo que se necesita para escribir bien en verso ó prosa. 13
V. —Lo que es poesía lírica................................................. 15
VI. —Lo que es poesía dramática.................................. 16
VII. —Lo que es poesía satírica........................................... 19
VIII. -I.o que es poesía didáctica....................................... 20
IX. —Lo que es peesía heroica......................................... 22
X. —Lo que es la poesía bucólica........................................ 21
XI. —Lo que es la poesía séria y lo que es la poesía festiva. 27
XII. —Para lo que sirve la poesía........................................ 28

SEGUNDA PARTE.

PRÁCTICA DEL ARTE DE HACER VERSOS-

I. —De las combinaciones poéticas. --••••


II. —De la rima...............................................................................
IIL—De la medida ó cadencia.....................................................
jV._Pe la versificación en romance...........................
V.—Délos cantares populares. •
Vi.—De los octosílabos aconsonantados. .
VII. —Del verso de arte mayor. . • • • • .
VIII. —Del uso que se debe hacer en España ce as a .c.
poéticas..

apéndice.

99
Mi valle. 101
El domingo. . 103
Gente morena. 105
Las madres. . 111
Alborada de amor. 112
Las cruces. . 113
Preludio. 114
Historia de las blancas 117
Color epistolar. . 117
Mi maestro. . 120
Recuerdos. . 123
La soledad .
O V d lA IV

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