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402
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ORTEGA
DESPACHO!
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VALENCIA .
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Á SU QUERIDISIMO MAESTRO
ble la misma filosofía, que después de reinar necesita perder algo de su rigidez dogmática,
con absoluto imperio, habíase estancado y hacerse más flexible, más popular y ménos
caído en corrupción y decadencia lamentable, enigmática en sus formas expositivas, todos
merced á la misma seguridad de su victoria. lo reconocemos; que fuera de ella no hay más
El renacimiento del escolasticismo, personifi que servidumbre para el pensamiento y para la
cado hoy en un eminente filósofo, por todos voluntad, y dentro gérmenes fecundos de
conceptos respetable, no es obra de sus pro grandiosos desarrollos y titánicos progresos,
pios bríos, harto amortiguados desde el si es una de esas verdades que sólo pueden ser
glo xvi acá, sino del acicate de las doctrinas negadas por la más supina ignorancia ó la más
opuestas; porque la lucha es. la vida, y toda insigne mala fé.
enseñanza que vive sin oposición ni combate, Mas, para que esta filosofía cumpla debida
estáncase, y al cabo muere á manos de la mo mente entre nosotros su misión civilizadora,
licie que el poder no disputado engendra. fuerza es que no se mantenga encerrada en los
La reanimación de la vida científica y como estrechos límites de un reducido cenáculo, ni
de rechazo de la vida religiosa, la elevación de se envuelva, al determinarse en producciones
la política á la condición de verdadera ciencia, escritas, en las formas abstractas de la exposi
la vitalidad poderosa dada á la enseñanza, la ción magistral y en los enigmáticos jeroglífi
creación de hábitos de reflexión y de estudio, cos de un lenguaj e que nada tenga de común
la renovación radical de las ciencias empíri con el idioma castellano. Sin negar la conve
cas, la revelación de nuevos ideales artísticos y niencia de que sus enseñanzas se expongan en
literarios: tales son los frutos positivos y razo obras fundamentales, hay que reconocer la ne
nados que, á vuelta de innegables errores y cesidad de que se vulgaricen en tratados ele
notorios descaminos, ha deparado á la sociedad mentales, y mejor aún en estudios sobre pun
española esa filosofía alemana, tan combatida tos concretos, de señalado carácter práctico,
y ridiculizada por los que no la entienden, tan como los que componen el libro á que preceden
villanamente calumniada por los que no quie estas mal trazadas líneas. Sin desconocer tam
ren ni les conviene entenderla, y tan compro poco las exigencias del tecnicismo científico y
metida á veces por el celo, no siempre ilustra las inevitables dificultades que entraña el len
do ni prudente, de algunos de sus entusiastas guaj e filosófico, j usto es condenar con acrimo
partidarios. Que en ella caben, y son necesa nia el insensato empeño de escribir las obras
rias grandes reformas, es cosa evidente, que de filosofía en indescifrable y bárbara jerga,
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bro no es útil solamente para el filósofo sino
que á ninguna necesidad ni exigencia científi
también para los que, sin aspirar á este título,
ca responde, á no ser que por tal se reputen un se interesan en la solución de los grandes pro
espíritu de imitación servil, una crasa ígnoran- blemas que á la actual generación preocupan,
cia-del idioma castellano, y un afan pedantes problemas que sólo podrán ser esclarecidos á
co de escribir en una leng'ua que nada tenga la luz de la ciencia, única guía y directora que
de común con la que hablamos los simples mor acata y obedece esta sociedad, cuya capital re
tales. gla de conducta es no reconocer dirección, au
Y hé aquí precisamente los verdaderos méri toridad ni enseñanza que no tenga por exclusi
tos de la presente obra. Trátanse en ella, en vo origen y único fundamento á esa divinidad
estilo llano y comprensible, sin ser elegante, del siglo xix que se llama Razón. Ella es tam
arduas y fundamentales cuestiones filosóficas, bién la que en este libro domina en absoluto,
y á la par se ventilan problemas importantes, y de ella proceden las serenas, levantadas y
si relacionados con la ciencia, no ménos liga consoladoras enseñanzas que en sus páginas
dos con la vida, y de palpitante interés de ac-
abundan.
tualidad. Ocupan estos trabajos el término De los tres Estudios que el presente volú-
medio entre la severa investigación científica, men comprende, uno sólo carece de aplicación
accesible sólo á los doctos, y el superficial es inmediata á la vida, aunque su. carácter críti
tudio que, sin base sólida ni racional tunda- co-histórico le distinga de la pura especula
mentó, emprende sobre problemas . tamaños el ción. Los otros dos versan sobre problemas de
político adocenado ó el mal adoctrinado litera palpitante actualidad y de interés vivísimo pa
to; concertándose en ellos la profundidad y so- ra la vida moral de la sociedad contempo
lidez de la enseñanza con la llaneza y facili
ránea.
dad de la exposición, la especulación teórica Revela en esto el autor un alto sentido prác
con la aplicación práctica, y reflejando, por tico y un claro conocimiento de la misión que
tanto, esa necesaria armonía de la ciencia con ha de llenar la filosofía, misión que cumple
la vida, exigencia imperiosa dé los presentes por su parte con singular acierto. Las' necesi
tiempos, y sin la cual es aquélla especulación dades de la vida presente son tan apremiantes,
rara y abstracta, y camina ésta sin rumbo ni y la exigencia de que la ciencia sea su única y
dirección, á riesgo de estrellarse en los esco suprema directora tan imperiosa que, como ya
llos que el mal y el error á cada paso suscitan hemos dicho, no le es hoy permitido al cientí-
en su camino. Por tales razones, el presente li
XII XIII
fleo encerrarse en su gabinete, sumirse en so tiana. Todas las doctrinas que bajo uno ú otro
litaria abstracción y apartar su mirada del concepto afirman la realidad de lo extra y su-
mundo y de la vida; antes bien, es en él obli pra-sensible, todas las que pregonan la reali
gación ineludible prestar su poderoso apoyo á dad sustancial del espíritu humano, la realidad
la solución de tan árduos problemas, y fuera de las ideas absolutas, la realidad de Dios, ora
verdadero crimen encastillarse desdeñosamen lo hagan en nombre de religiones positivas,
te en las alturas de la especulación. En la ora en nombre de libres investigaciones racio
Edad Media pudo la ciencia ser frívolo y sutil nales, ya profesen el idealismo absoluto de al
j uego del entendimiento ó vana curiosidad; en gunas escuelas alemanas, ya el abstracto y
ms tiempos presentes ha de ser obra viva y efi superficial esplritualismo que creó Descartes,
caz, como factor principalísimo que es del des-, ya el racionalismo fundado por Krause, retro
tino humano, entonces confiado á instituciones ceden en revuelta confusión, perdiendo el ter
que ya no son acatadas ni obedecidas por la reno palmo á palmo, ante la invasión creciente
humanidad. de las huestes positivistas. Dueñas estas en
Comprendiendo esto el autor del presente li absoluto del campo de las ciencias experimen
bro, dedica su primer estudio al exámen de una tales, aceptadas casi sin debate ni protesta por
cuestión, de cuya gravedad basta su enuncia todos los que llaman savants nuestros vecinos,
do á dar idea. practicadas—ya que no profesadas—en la vida
Orígenes del positivismo’, valor de sus teorías ordinaria por la sociedad entera, con poderosos
morales, tal es el título de este profundo y aca apoyos en la esfera de la política y del arte,
bado trabajo, cuya importancia excusa todo con simpatías mal disimuladas áun en algunas
encarecimiento. sectas religiosas, dotadas de la fuerza que les
La doctrina positivista—con la cual se re prestan los resultados innegables y positivos
lacionan más ó ménos directamente todos los de la experimentación científica, los errores,
diversos matices del materialismo que se cono exageraciones, debilidad, divisiones é interio
cen con los nombres de sensualismo, realismo res luchas de sus enemigos, la razón que hay
y otros análogos—váse hoy señoreando de la en su legítima protesta, y el empuje que toda
ciencia y de la vida en términos tales y con reacción por ley natural tiene, su victoria pa
rapidez tan vertiginosa, que la historia no rece inevitable, y el mundo la contempla, no
ofrece ejemplo de invasión semejante, ni áun sin espanto, pero al ménos con la resignación
remontándose á la época de la propaganda cris que impone lo ineludible. Y sin embargo, ese
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dad de la ética; al reivindicar, por último, la absoluto y sentando á cada paso principios y
libertad más absoluta para el pensamiento y la leyes absolutas; desconociendo el valor de todo
ciencia, el positivismo asienta verdades inne lo que no sea probado por los hechos, y edifi
gables, formula valiosas protestas y presta cando teorías fundadas en arbitrarias hipótesis
grandísimo servicio á la causa de la civiliza que ningún hecho comprueba; estos y otros
ción y del progreso, sin contar con los méritos descaminos del positivismo bastan para conde
que contrae dando maravilloso ó inusitado im narle á los ojos de la sana crítica y son mejor
pulso á las ciencias de observación. Así lo re arma contra él que los anatemas, las declama
conoce, con imparcial criterio, el autor del pre ciones y los insultos.
sente libro, al paso que vigorosamente refuta Aunque principalmente bajo el punto de
los errores de la nueva escuela. vista de la ética, no deja el autor de este libro
Muchos y prolijos de enumerar son éstos; de señalar estos errores y de refutar con sumo
antiguos los más, pues casi todos son la reno acierto la doctrina positivista, después de ha
vación de los tradicionales errores del sensua berla concedido lo que de legítimo hay en ella.
lismo y del materialismo, próximos parientes A cuyo estudio crítico acompaña un estudio
de la flamante doctrina. El completo descono histórico en que desentraña los orígenes de la
cimiento de la teoría racional del conocer, des nueva escuela, hallándolos en la crítica kan
conocimiento que da origen a la pretensión tiana, que es su principal fuente, en el antiguo
extraña de desterrar de la ciencia lo absoluto sensualismo del siglo xvin, en las doctrinas
y convertirla en pura fenomenología,^ exage materialistas, hoy estrechamente aliadas con
rando de modo notable la crítica^ de Kant, la el positivismo, en el concepto del processus ó
fé ciega y casi fanática en los resultados del devenir (werden) hegeliano, matriz filosófica de
conocimiento sensible y en el valor y .alcance la doctrina evolucionista, en el desarrollo de
de la observación y experimentación, sin haber las ciencias físicas y naturales y en los descu
analizado préviamente hasta qué punto y baj o brimientos á ellas debidos, y finalmente en el
qué condiciones es posible y digno de crédito espíritu prácticamente positivista del presente
y en qué concepto y hasta dónde tienen valor siglo, tan apegado á los intereses y goces ma
las segundas; las palmarias contradicciones é teriales, como apartado de todo lo ideal y
inconsecuencias en que caen los doctores de divino.
la nueva escuela, proscribiendo la metafísica y Tal es el génesis del positivismo, diestra
haciendo metafísica sin embargo; negando lo mente trazado por el autor de este libro. Quizá
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XVIII XIX
hubiera resultado más completo el estudio se del pensamiento, la ruina de todos los ideales,
ñalando á la par sus ramificaciones y conse todas las creencias y todas las instituciones,
cuencias en otros órdenes de vida distintos de no perturba la vida moral de Alemania. Allí
la ciencia, especialmente el derecho publico y vivé inalterable la ley moral en el alma del
el arte, dondetan funesto influjo ejercen estas ateo y del demagogo; en nuestros países lati
teorías, sobre todo en el último, puesto hoy en nos, merced á la monstruosa confusión entre
orave neligro por lo que impropiamente se de ella y el dogma positivo, la emancipación del
nomina realismo. Pero atento el autor a tras pensamiento se traduce por negación de todo
ladar la cuestión al terreno de la moral, sin freno moral, y la ruina de los dogmas engen
duda predilecto para él, no ha sacado todo el dra la ruina de la conciencia y de la virtud.
partido que pudiera de la primera parte de su En tal conflicto, la suprema necesidad es ha
llar un fundamento de la moral que no radique
6StÍnotable es el exámen de los orígenes del en perecederos ideales, sino en algo perma
positivismo, no lo es ménos el de susteonas nente é ingénito á la humana naturaleza.
morales, compendiadas en lo que se l ama mo Tal es la intención, laudable sin duda, del
ral independiente. Grande es la importancia de positivismo, al proclamar la moral indepen
esta doctrina en los presentes J gan diente; pero su odio á la metafísica le hace ex
des los servicios que pudiera piestar, recta tremar la tésis, envolviendo en igual anatema
mente interpretada. La creciente anarquía del las representaciones positivas de lo divino con
mundo religioso, la descomposición aterradora lo divino mismo, y dando al olvido la sana y
de las sectas positivas, hace necesario abrir fuerte doctrina de Kant. La inmanencia de la
un abismo entre la moral y el dogma, so pena ley moral en la conciencia humana, principio
de que, al perecer este, aquella sufra análoga fecundo, fortificante y levantado del positivis
suerte, y todo vínculo social quede disuelto. mo, se entiende por éste como sinónimo de la
Fn el naufagio de las creencias, es fuerza en negación de toda trascendencia de la ley mo
cerrar en arca santa las verdades inmutables ral, de todo fundamento absoluto y divino de
del mundo moral, sin las cuales es imposible ella. En vez de considerar como postulados
la vida humana. Kat1', con su Critica de la Ra necesarios de la vida moral esas grandes y con
zón práctica, supo librarlas del naufragio de la soladoras verdades que se llaman la existencia
antigua metafísica y fundarlas sobre inconmo de Dios, la libertad humana, y la espirituali
vibles cimientos; y gracias á el, la anarquía dad é inmortalidad del alma (como hizo Kant,
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asentando sobre la firme base de la razón prác
tica lo que pone en peligro la razón pura, y tre el positivismo teórico y el práctico, que nada
dando al hombre un seguro abrigo contra los tienen de común. La mala fé y la calumnia sue
más terribles ataques de la crítica), el positi len propalar la odiosa especie de que la teoría
vismo cifra su empeño en desterrar á Dios del moral positivista es en la práctica egoísmo,
mundo moral, relegándole á la región de lo corrupción y escándalo. La experiencia dice, por
desconocido. Con tal doctrina, la moral queda el contrario, que la pureza de vida- de los sec
privada de todo valor trascendente y de todo tarios de esta doctrina contrasta notablemente
fundamento absoluto, la conciencia falta de con la relajación que suele observarse en los
criterio seguro y reg'la fija, la voluntad entre que con mayor encono la combaten. Y á decir
gada á motivos relativos y flotantes, y el de verdad, grandes serán los méritos de los que
ber y el derecho sometidos necesariamente a la profesen la moral de una religión positiva, pero
ley de la reciprocidad. Las razonadas páginas nunca se igualarán á los que, viviendo sin Dios
de este libro, en que claramente se ponen de y sin esperanza de futura vida, practican con
manifiesto las profundas heridas que infiere á austera entereza el bien, por el puro motivo
la moral doctrina semejante, son,, á nuestro del bien mismo. Y cuando á la ruda austeri
juicio, la más concluyente refutación de los dad de esta moral fortísima se unen más sa
errores positivistas, cuyas lamentables conse nas y racionales doctrinas, como en la moral
cuencias sociales y políticas harto revela la ra kantiana acontece; cuando se realiza el bien
zón y harto han confirmado con irresistible por el bien mismo, y por ser divino, pero nun
elocuencia los hechos. El autor de este libro ca por la recompensa, la grandeza de la cloc-
asienta después en sólidas razones la necesidad trina raya en lo sublime. Por eso los escritos
de que la moral no se separe de la metafísica, inspirados en la moral kantiana (y toda la mo
ántes bien con ella se relacione estrechamente ral del racionalismo procede de Kant) tienen
y en ella busque su absoluto fundamento, el un sello de elevación y grandeza que 'sólo pue
cual no puede ser otro que Dios, como el Bien de compararse con la que resplandece en los
absoluto, ideal, eterno de la vida moral. antiguos estoicos, sello que á cada paso se vé
La vigorosa refutación que de la moral posi marcado en las páginas del presente libro.
tivista hace el autor de este libro, no le impide La desmesurada extensión del presente pró
(tomando pretexto de unas palabras de Haec- logo nos obliga á abreviar el resto de estas
kel), establecer la debida y justa.distinción en consideraciones, dando muy ligera idea de los
estudios que siguen al que acabamos de exami
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Colocándose en un terreno desembarazado de
nar, detenidamente sin duda, pero no tanto co toda preocupación, combate el autor la sangui
mo su importancia merece. naria tesis de Dumas y la inmoral doctrina de
El más interesante de ellos.(bajo el punto Girardin; y atacando de frente la cuestión, se
de vista práctico) se refiere á la familia, y pa pronuncia por el divorcio en caso de adulterio,
rece motivado por las polémicas á que dió lu desvaneciendo las infundadas especies y las
gar el célebre folleto de Alejandro Dumas, hijo: tradicionales preocupaciones que se oponen a
L‘üomme-femme. Sabido es que, con motivo esta solución necesaria y salvadora.
de un proceso formado á un marido que babia Necesaria y salvadora décimos, porque mien
dado muerte á su adúltera esposa, y de un ar tras subsista la legislación actual, miéntras el
tículo de Mr. Ideville sobre el asunto, escribió matrimonio no sea disuelto por el adulterio de
Dumas ese famoso folleto, bajo el extravagante la esposa, y las bárbaras preocupaciones rei
título precitado, y cuya conclusión era la jus nantes en este punto no desaparezcan sin re
tificación del asesinato de la mujer adúltera. paro lo decimos—la solución, no justa ni mo
Contestó Girardin con otro folleto en que refu ral, pero fatal y necesaria del drama desarro
taba las doctrinas de Dumas, y cuyo título era: llado en el seno del hogar por la esposa, adul
L‘homme 'et la femme (l‘homme suzefain, la tera, será el sangriento imperativo de Dumas.
femme vassale). En este trabajo, ingenioso y Miéntras la sociedad arroje la deshonra' y el
paradójico como todos los suyos, intentaba Gi escarnio sobre el marido engañado, miéntras el
rardin resolver la temerosa cuestión del adulte adulterio de la esposa no tenga más sanción
rio, negando resueltamente el derecho de pa que la irrisoria é imposible para todo marido
ternidad. al varón, atribuyéndosele esclusiva- honrado del Código penal, ó la separación de
mente á la muj er, y desenvolviendo una com cuerpos y bienes, que es en el fondo un salvo
plicada teoría, que en el fondo no es otra cosa conducto dado al vicio por la hipocresía, la voz
que la más inmoral y repugnante organización terrible del honor ultrajado se impondrá en el
del libertinaje, y la destrucción radical de la alma del esposo ofendido' á los preceptos de la
familia. Esta curiosa polémica ha dado motivo moral, y puesto en la alternativa de ser crimi
al autor del presente libro para desentrañar con nal ó ridículo; no vacilará en obedecer á esa
gran acierto las complejas cuestiones que á la voz que con. imperioso acento le dice con Ale-
organización actual de la familia se refieren, j andró Dumas: Tue-la! Y tanto es así, j de tal
señalando de paso los graves males de que suerte la bárbara ley de la indisolubilidad de
hoy adolece.
XXIV xxv
safía á la concienciá del género humano, que eso, y que el contrato es sólo su forma exter
la sociedad aprueba la »conducta del marido ho na y legal, siendo en sí mismo sociedad fun
micida, y la ley positiva le castiga con pena damental humana, que por sus fines y condi
tan leve, que antes parece recompensa que cas ciones trasciende de la mera voluntad de los
tigo. cónyuges, aunque á ella deba su origen. Otros
El asesinato en unos casos, el libertinaje espíritus románticos y novelescos, mal aveni
organizado bajo el nombre de separación de dos con la realidad de la vida y con las leyes
cuerpos y bienes, ó en otro caso, la deshon de la moral, lo defienden, fundándose en que
ra, la vergüenza, el ridículo, la vida tras el origen y el fin del matrimonio se compren
formada en eterno suplicio para el esposo en dían exclusivamente en el amor, debiendo, por
gañado, y el escándalo, y el mal ejemplo tanto, disolverse aquél, cuando éste se ha extin
para los hijos, tales son las consecuencias ne guido. Pero tal teoría, sobre ser impracticable,
cesarias de esa absurda teoría del matrimonio' inmoral y disolvente, desconoce la naturaleza
indisoluble á outrance, sostenida á nombre de del matrimonio, reduciendo su variedad de'
la moral que ultraja y de la religión que de fines á uno solo, en que se absorben los res
grada, no defendida por la razón, ni justifica tantes, y obedeciendo á las dañosas sugestio
da por la experiencia, y únicamente apoyada nes de cierto idealismo romántico, que nunca
en añejas é irracionales preocupaciones. reporta provechosos frutos, confunde el racio
Pero á la vez que el autor de la presente- nal y tranquilo afecto conyugal, que rara vez
obra defiende el divorcio por adulterio de la es deja de sobrevivir á la sensualidad, con la pa
posa, combate con no menor vigor el divorcio sión desordenada y violenta que la razón y la
por mútuo disenso, actualmente en boga entre moral reprueban, y que sólo es tolerable en la
ciertos espíritus exagerados, que desconocen esfera de la poesía. Contra errores semejantes
por completo la naturaleza del matrimonio, con se pronuncia el autor de esta obra, refutándo
fundiéndole con el mero contrato. los con la fuerza de lógica que resplandece en
Sobre ser ilusorio, imposible y ocasionado á todos sus razonamientos.
todo linaje de violencias é injusticias en la
práctica, el divorcio por mútuo disenso no se
funda en razones plausibles. Defiéndenlo unos El último de los tres Estudios que compren
por considerar al matrimonio como un contra de este libro (y el más científico y de ménos
to, sin tener en cuenta que es algo más que interés de actualidad dé todos) versa sobre la
XXVI XXVII
Cienda según Platon, y es un profundo traba en los siguientes principios. Primero: El prin
jo acerca del modo cómo tan insigne hlosoto cipio de la ciencia está en las ideas, que son el
concibió y desarrolló la doctrina de la ciencia. principió de esencia y distinción de los objetos
Ménos interesante este Estudio para el común particulares. Segundo: Las ideas son conocidas
de las gentes que los que le preceden, lo es en directamente en la Noesis flntellectusf ó me
alto grado para el filósofo, por versar sobre diante la Reminiscencia. Tercero: En virtud de
asunto que, con ser en todo tiempo objeto pre ser las ideas juntamente idénticas y distintas,
ferente de la atención de los doctos, requiere y participar de ellas los objetos particulares, se
todavía no pocos esclarecimientos para su com explica la relación de lo particular á lo gene
prensión definitiva; porque el sistema exposi ral mediante las ideas, obra que es llevada á
tivo de Platon, su falta de trabazón. y método cabo por la Dialéctica.
y la forma dialogada de sus obras, erizan su es En vista de estos principios, formula el au
tudio de dificultades y convierten su comenta tor su juicio acerca de la doctrina platónica,
rio en muy ardua empresa. De aquí el cumulo considerándola como un puro idealismo, cuyo
de trabajos críticos, históricos y biográficos á carácter distintivo es identificar lo cognoscible
que Platon lia dado lugar, trabajos que consti- (la idea) con lo real, y por tanto la lógica con
tituyen una verdadera y rica literatura plato- la metafísica, camino que recorren y han re
nica, diariamente aumentada por los esfuerzos corrido siempre de una manera fatal y necesa
de los mas renombrados filósofos. ria todos los idealismos, desde el idealismo es
En la "presente obra se analiza primero la piritualista de Platón hasta el idealismo pan-
parte crítica ó negativa de la doctrina de la teista de Hegel, cuyas íntimas relaciones con
ciencia, según Platon, parte contenida princi el platonismo no son ménos evidentes que las
palmente en el Teetetes, y reducida casi en su que le ligan, baj o otro diferente concepto, con
totalidad á la refutación de la doctrina de los la filosofía aristotélica y áun con la Escolástica.
jónios. Sigue á este análisis el exámen de lo
que puede llamarse parte afirmativa ó dogmá
tica, contenida en el Fedon, el Sofista y _el Par Tal es, en ligero resúmen, el contenido del
menides, y reducida á la teoría de las ideas y presente libro. Con mayor lucimiento que nos
á la Dialéctica. Por último, pasando del estu otros hubiera desempeñado, sin duda, su autor
dio histórico al crítico, resume el autor la teo la tarea de condensarlo en los límites de un
ría platónica, que á su juicio puede encerrarse prólogo: que nosotros, ménos aficionados á este
XXVIII
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ORIGENES DEL POSITIVISMO.
ley cumplida completamente. Con tener un prin del positivismo, se señala hoy ya casi unánime
cipio fundamentalmente originario la aparición mente por todos la Crítica de Kant, y las conse
del positivismo, ha ido después, al tomar la diver cuencias implícitas en el profundo análisis hecho
sidad de matices de que es susceptible en sus por este filósofo del conocimiento. Precedentes y
múltiples aplicaciones, asumiendo en sí várias di consiguientes que contribuyen por igual á dar
recciones del pensamiento, y al parecer, las más robusta constitución á la nueva escuela son el
encontradas. Estas corrientes que han aparecido inteiectualismo empírico subjetivo de Locke, la
como distintas, y sus naturales procedimientos Dialéctica hegeliana, señaladamente en su extre
que se han manifestado como diversos, vienen á ma izquierda, los adelantos empíricos del Psicolo-
coincidir en un punto que formulan concretamen gismo moderno, y los matices ménos exag'erados
te algunos pensadores, repitiendo la frase de lu del antiguo materialismo. Con tales componen
cha pronunciada por Proudhon: Guerra á lo ab tes es difícil, si no se atiende cuidadosamente á
soluto. Quizá no exageramos, sino que nos pone sus caractères comunes, hallar conexión ningu
mos en lo cierto, cuando afirmamos que la quinta na entre pensadores y escritores que la tienen,
esencia del positivismo se halla sintetizada en la sin embargo, realmente. Como la Crítica kantia
frase trascrita, y cuya pretensión es borrar la na es el punto inicial de donde arranca todo el
metafísica de la ciencia y suprimir todo principio pensamiento moderno, hasta el extremo de ha
ontológico en la vida, sustituyéndolo por princi ber podido afirmar un pensador tan respetable
pios, en su fondo tan absolutos como éste, pero como Vacherot, que toda la filosofía anterior á
que, revestidos de ciertas apariencias realistas Kant, es sólo digna y estimable por su valor his
(ó procedimientos empíricos) llevan á los nuevos tórico, sucede que los pensadores de la nueva es
sectarios á hacer metafísicas más hondas, y fun cuela toman sus principios fundamentales de la
dar especulaciones más abstrusas que las de los crítica del profesor de Koenisberg, perogmian en
sofistas y escolásticos, siquiera no se hallen nun lo ulterior su pensamiento á los fines y conse
ca en disposición de abdicar el indisputable de cuencias que se rozan más de cerca con el asunto
recho que se atribuyen de combatir siempre que más principalmente les ocupa y á que consa
la metafísica, y pretender, aunque infundada gran todos sus esfuerzos.
mente, establecer como dogma la distinción, y El éxito algo ruidoso y rápido del positivismo
más aún la antítesis, entre la ciencia y la filo corresponde en parte á la necesidad latente en
sofía. todos los espíritus de protestar contra los abusos
Como principio fundamentalmente originario del idealismo, y que inició la escuela escocesa
8 ESTUDIOS DE MORAL Y FILOSOFÍA 9
con su idea del sentido íntimo ó conciencia de los el último trance de la vida, como áncora de sal
hechos, que es en el fondo la obra de la sana ra- vación para ella.
zou común contra las abstracciones idealistas. Si exceptuamos algunas divergencias insigni
Las gigantescas construcciones del idealismo ficantes, todos los partidarios de la nueva escuela
alemán y francés en estos últimos tiempos, fal aceptan contextes, como única fuente de conoci
tas de realidad y de verdadero alimento para el miento, la experiencia exterior sensible, y des
espíritu, y los adelantos de las ciencias naturales echan por vano cuanto de ésta excede. Y en este
produjeron una fuerte reacción contra la filoso punto tomada la cuestión, consideran el conoci
fía y en pró de la experiencia, de lo cual ha naci miento, al modo según lo hizo Kant, como m&ra,
do la tendencia crítica como consecuencia natu relación de sujeto á objeto, entendiendo siempre
ral del desenfreno del pensamiento. que la relación como tal trasciende de los térmi
El predominio de la nueva escuela está además nos, y suponiendo, por consecuencia, que el que
en armonía con el criterio reinante en las socie conoce, jamás recibe la realidad del objeto. Es,
dades modernas, verdaderamente positivistas, por lo mismo, obligado afirmar que sólo conoce
que atienden con exclusivo afan á los intereses mos la mera realidad del hecho, el fenómeno, sin
materiales, cuyos indudables beneficios seducen, que la ciencia pueda ser otra cosa más que una
descuidando los morales que, puestos de nuevo simple ^nomsnólogia, ó recolección positiva de
en cuestión, no prestan firme inspiración á la hechos. La ampliación y justificación de este
conciencia. Quizás es esta una de las causas que principio fundamental y común á las distintas
explican mejor que nada la aceptación que hoy direcciones del positivismo, es llevada á cabo me-'
alcanza el positivismo, tanto como criterio cien diante dos ideas capitales que, áun formando la
tífico cuanto como norma y ley de conducta. Pal base de la nueva concepción científica, están to
to el córazon de la sociedad moderna de un ideal, madas respectivamente de la Crítica de la Razón
ausente de él la fé que por entusiasmo le inspi pura de Kant y de la Dialéctica hegeliana.
rara las más grandes acciones en tiempos pasa La afirmación de que no comprendemos nada
dos, se adhiere servilmente á la fácil claridad del más allá del fenómeno, la eliminación de todo co
criterio positivista, interpreta sus conclusiones nocimiento que no es empíricamente observa
como instrumento capaz para sancionar su egoís ble y la condenación de toda metafísica y de
mo, y olvida, enajenado por el sibaritismo de la toda realidad trascendente, son las conclusio
cultura moderna, el fondo noble y puro del espí nes que toman los positivistas de la Crítica kan
ritu humano, recurriendo sólo á su antigua fé en tiana. De la Dialéctica de Hegel toman los po
10 ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 11
sitivistas el concepto de lo real, que es lo con acaso, según ellos, para expresarlos sueños teo
creto, desestimando lo ideal como abstracción lógicos de los primeros hombres.
que no tiene más valor que el que va adquirien No es todavía ocasión oportuna para mostrar
do en la determinación por la sucesión de los fe de una manera evidente la flagrante contradic
nómenos. ción en que caen los defensores del conocimiento
empírico y enemigos de toda percepción ideal al
asentir á los dos principios que subrepticiamente
III. arrebatan á los dos grandes metafísicos: á Kant y
á Hegel. Ni tampoco es del caso, ni por tanto pre
tendemos detenernos en mostrarles el círculo vi
Á las justísimas pretensiones formuladas por cioso en que caen, obligados por la racionalidad
el positivismo cuando protesta de la especulación del espíritu, cuando niegan á éste la posibilidad
desenfrenada del idealismo, asentando que el co del conocimiento absoluto, y afirman después á
nocimiento debe formarse siempre en razón de lo renglón seguido el carácter incondicional del re
conocido, y que el que conoce debe estar á lo que sultado de la Crítica de Kant y del principio de
muestre la realidad del objeto, única garantía la Dialéctica hegeliana. Lo que sí creemos es
de yerdad, tenemos que añadir los dos asertos inexcusable, lo que entendemos es de necesidad
de que ya hemos hecho mención. Es el primero la absoluta, es examinar detenidamente los resul
afirmación que los positivistas hacen con Kant, tados de su indagación por ellos, jactanciosa
relativa á que la ciencia no tiene más contenido mente llamados verdades positivas.
real que el de los fenómenos, y es el segundo el Examinando la afirmación del positivismo re
tomado de la concepción hegeliana, más que á ferente á que el objeto, lo dado al conocimien
calidad de principio racional, como forma para la to, nos es presente sólo en apariencia individual
sucesión y engrane de los fenómenos, el processili ante los sentidos, y admitiendo que lo que el ob
general ó devenir. Tales asertos, patrocinados jeto muestra es siempre una particular manifes
por el positivismo y defendidos con una aparente tación modal del atributo ó sus maneras de ser,
novedad, serian suficientes para constituir ya según la expresión de Stuart Mili, notamos desde
todo un sistema ontològico y toda una ciencia luégo, que el fenómeno es siempre cognoscible
metafísica, mal que les pese á los apóstoles de la y conocido en razón de un supuesto objeto.
nueva doctrina, para quienes supone un absur Podrá negarse por los positivistas el conoci
do el proferir sólo aquellas palabras, propias si miento real de las cosas, pero se imposibilitarán
12 ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 13
á la vez, los que hagan tal negación, para expli experiencia, cierto carácter general y perma
car el enlace de unos con otros fenómenos, y las nente como base, para aplicar á estos datos los
distinciones y clasificaciones respectivas de to procedimientos intelectuales.
dos ellos. Unidos unos fenómos á otros, se cla Para obviar en parte la dificultad que envuelve
sifican en distintos órdenes, se ponen en relación dicha, contradicción, recurren los ménos exage
y diferencia necesariamente en supuesto de algo rados entre los positivistas á lo que llaman fe
real objetivo á que pertenecen dichos fenómenos nómeno general, ó fenómeno de fenómenos; pero
y de lo cual son otras tantas manifestaciones. semejante afirmación se reduce á trasladar aque
En lo que tienen indisputable razón los positi lla primera dificultad al mero enlace y correla
vistas, es en rechazar los conceptos de esencia, ción de los fenómenos; de lo cual resulta, que las
sustancia, etc., como abstractos y separados de cualidades fundamentales, negadas á la realidad
la realidad de los objetos, como si fueran otras de los objetos, precipitada é infundadamente de
tantas concepciones subjetivas para dar luz y clarada como incognoscible, se atribuyen á la
claridad al conocimiento de los fenómenos. Si al forma de producción de los fenómenos, cuando
refutar teorías tan abstractas y subjetivas como ellas son precisamente la condición inexcusable
las formadas por la antigua Escolástica, hubiera para conocerlos. Con tales imperfecciones, el po
insistido más el Positivismo en el examen del co sitivismo, que hace, áunsin quererlo, metafísica,
nocimiento como un todo simple é indivisible de y que, contradiciendo sus propósitos, especula y
relación interior en la esencia y realidad de sus filosofa al querer sacar algún fruto de los nume
elementos constitutivos, hubiera reconocido (á la rosos datos que recoge, deja llena su ciencia de
vez que el principio de que todo conocimiento hipótesis á cual más atrevidas y de cálculos de
debe formarse en razón del objeto) la necesidad probabilidades, que exigen para su completa le
de considerar que el objeto es cognoscible en su gitimidad tanto los datos empíricos como los ra
puesto de toda su esencia y realidad determina- cionales. Y no puede ménos de acontecer de tal
ble y juntamente determinada. De este modo, suerte, porque si la experiencia y la idea, por la
creemos que el positivismo hubiera evitado la imperfección relativa con que el hombre forma
contradicción que envuelve su afirmación de re el conocimiento, pueden aparecer momentánea
ducir toda la realidad cognoscible á lo fenome mente como contradictorias, están destinadas,
nal y pasajero, y la necesidad en que se halla, en último término, á completarse y concertarse
por la ley indeclinable de la ciencia, de dar á to bajo él principio de la unidad del objeto conocido.
dos los conocimientos adquiridos mediante la Ejemplos de lo que acabamos de decir existen
14 ESTUDIOS
DE MOEA.L Y DE FILOSOFÍA 15
muchos en la historia del pensamiento humano, zas del espíritu para conocer á la vez que su
que prueban cómo, si por circunstancias y condi pone todas las razones ó aspectos en que el ob
ciones históricas, la experiencia y la idea mar jeto es cognoscible. Pensamiento muy homogéneo
chan á veces como fuerzas separadas y divergen con el que aquí expresamos es el que declaran
algunos pensadores, que, aunque partidarios del
tes, adelantándose recíprocamente la una á la
otra, llegan después á concertarse, confirmando positivismo, y enemigos por tanto de todo co
nocimiento à priori, declaran, no obstante, que
mùtuamente sus resultados. No obedecen cierta
mente á otra ley las múltiples teorías y especu las ideas son inmanentes en el aparecer de los
laciones, que se forman diariamente respecto á fenómenos, copcepcion sin duda superior y más
puesta en razón que la del idealismo antiguo y
todo el conocimiento de la naturaleza, necesitado
hoy más que nunca de síntesis y de principios la de todo el esplritualismo francés, que entiende
ciertos que ordenen el rico y prodigioso caudal
las ideas como algo vago é indeterminado que
se aplica al conocimiento de los objetos, más por
de datos recogidos por el positivismo, mediante
virtud y fuerza del espíritu que por la realidad
la experiencia.
virtual de las ideas en los objetos.
No ha negado ni contradicho, ántes bien ha
Si la observación sensible, único medio de co
confirmado la experiencia, el pensamiento, clara
nocimiento que admite el positivismo, ofrece sólo
mente presentido por muchos filósofos, de la ani
últimas concreciones ó estados individuales del
mación general y de la propia dignidad de la na
sentido, y el objeto en esta manifestación mues
turaleza, desechando éstos, por la fuerza misma
tra concretamente y como en globo toda su reali
de las ideas, la concepción de la naturaleza como
dad determinada en un individual aspecto, preciso
lo muerto é inerte, áun ántes de que la experien
es, pues lo demandan de consuno la concreción
cia lo hubiera mostrado tan cumplidamente como
de lo real y la discreción de la obra del espíritu,
ha logrado hacerlo ya. Ni la concepción ideal, de que se forme el conocimiento á la luz de las ideas,
otro lado, repugna, más bien debe aceptar, los
primwrn movens, de todo razonamiento como afir
adelantos que la experiencia proporciona; Y si es ma Mr. C. Bernard, y se conozca la sensación
tas síntesis son asequibles para el hombre y llega según las categorías, sin las cuales es aquélla
á conciertos tan racionales entre los datos empí ciega como d.eeia Kan*, interpretando y ordenan
ricos y los ideales, aparentemente contradicto do los datos sensibles al reconocer implícitos en
rios, es porque el conocimiento, como un todo ellos como relaciones reales las ideas, tanto en
simple é indivisible, en medio de su compleja el órden ontològico (causa y efecto), como en
formación, lleva en sí implícitas todas las fuer
16 ESTUDIOS DE MORAL ¥ DE FILOSOFÍA 17
teridad de su alma como la profunda penetración la vida moviéndose siempre en circuios concé
y severa lógica de su espíritu. tríeos sin adelantar un paso en el camino de la
. No queremos por esto inculpar de inmorales perfección, repitiendo con nombres nuevos con
sin más á los partidarios de la Moral indepen cepciones é ideas que ya son viejas y reprodu-
diente, ni esto fuera de otro lado argumento de ciendo torcimientos y males inveterados. El afo
gran peso, pues que si lo tenido por absurdo é rístico apotegma: nihil novum sub solerte te
inmoral resulta real y verdadero, y como tal lo ner á veces en su aplicación un sentido comple
halla y reconoce la razón, á ello debemos adhe- tamente falso, y lo tiene desde luego cuando se
1 irnos, si es que tenemos el sério propósito de pretende aplicarlo como prueba delestaciona
tener la verdad por única maestra de la vida; miento en la historia de la moralidad y de 1
pero sí queremos mostrar que, reducida la moral Ciencia. Es verdad que se repiten y renuevan las
al empirismo, se cae en consecuencias insosteni mismas cuestiones filosóficas en cortos periodos
bles, porque son falsas é impracticables, porque de tiempo; pero no lo es ménos que cada nueva
son inmorales. Por lo demás, salvamos la pura evolución del pensamiento trae alguna mejoia
intención de estos pensadores, y aunque aquí no sobre la antigua, aumentando así constantemen
es cuestión de intención, sino de verdad, cúm- te el rico tesoro del saber humano, mediante los
plenos declarar que los nuevos moralistas/quizá progresivos esfuerzos de los hombres y las So
poi* una contradicción para ellos desconocida, ciedades. Aunque la teoría de la Moral indepen
observan en general una conducta intachable y diente reproduce los sistemas morales del sen
i espetan en alto grado las condiciones de la vida sualismo del siglo xviii, á parte del punto de
moral. Ya el fundador del Postivismo, A. Comte, vista enteramente nuevo bajo el cual los presen
en su obra Systéme de politique posifÁve, desdeña ta lleva sobre éste la inmensa ventaja de una
los goces materiales y egoístas, y refiere la feli pureza y bondad de intención que no se hallan
cidad del hombre al noble deseo de vivir para los en ningún moralista del siglo pasado. Pruébalo
demás (altroismo); pero no radicando en principios así la comparación del propósito en unos y otros .
la conducta moral, fácilmente se tuerce la pureza Helvetius, moralista del siglo xvni, escribe un
de la intención á impulso de las relaciones que libro sobre el Espíritu, en cuyos capítulos se leen
solicitan y arrastran al sujeto. los siguientes epígrafes: «El interés preside en
La pureza y bondad de intención en las nuevas »todos nuestros juicios; un particular dáel nom-
escuelas prueban cómo se engañan los enemigos »bre de probidad á las acciones que le son útiles;
del progreso cuando irracionalmente conciben
26 ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 27
»otros mismos, etc., etc.» ¿Puede compararse es una ciencia positiva. A. este fin pretenden que
ta moral con el precepto citado de A. Comte? tenga el criterio para la moralidad como única
¿Cabe parangón alguno entre los propósitos que base la experiencia, y que la moral se construya,
revela el libro del moralista del siglo pasado, y no sólo fuera de toda creencia religiosa, sino li
los de los nuevos moralistas ? ¿Hay ó no progreso bre. de toda concepción metafísica. En tal preten
de una doctrina á otra, ¿un estimadas ambas sión consiste la novedad de la tésis sostenida por
como erróneas? el positivismo. Desde el sig’lo xvni queda la mo
Sea que acuse una contradicción entre el pen-, ral emancipada de la enseñanza dogmática y
samiento y la obra, sea que los principios mora firmada eomo ciencia sustantiva, con el nombre de-
les son leyes imborrables en la conciencia huma Moral universal-, pero hasta estos últimos tiem
na, lo indudable es que los nuevos moralistas, pos no se ha pretendido que la moral deba que
áun defendiendo teorías que llevan implícito un dar reducida á la generalización de las observa
sentido utilitario, contradictorio de la pureza y ciones empíricas, habiéndose fundado siempre en
abnegación de la vida moral, ofrecen ejemplos concepciones racionales y filosóficas. Lo mismo
educadores y respetables de una vida austera, los antiguos epicúreos que los sensualistas del
íntegramente consagrada al bien, é impulsada siglo pasado procuraban deducir de indagaciones
por móviles dignísimos y generosos (1). filosóficas consecuencias sobre la conducta moral
adecuadas á su doctrina. Para negar á la Etica el
carácter de ciencia filosófica, es preciso neg*a.r la
IL filosofía misma. La Moral, que toca al fuero in
terno, que se refiere á lo más íntimo de la vida,
Los partidarios de la moral independiente de humana, que implica la solución de los más com
sean construí!* la doctrina de las costumbres como plejos problemas, no puede, no debe separarse
nunca de la filosofía, porque esto equivaldría á
(1) A este propósito consagra Haeckel uno de los más elocuentes
reducir el criterio moral á la observación y á la.
párrafos de sus lecciones para distinguir lo que se conoce con el experiencia, y sujetar la reg’la general de las cos
no mbre de materialismo científico, del ffwfcrwKMíio ético ó de las
costumbres. Acepta el primero como sinónimo de loque él llama tumbres á la serie de los hechos, suprimiendo
monismo ó principio de que todo se desenvuelve en el mundo por así toda la racionalidad de nuestra vida y entre
raz ones naturales, y rechaza enérgicamente el segundo, afirmando
que la verdadera felicidad no reside en los bienes materiales, sino gando á una completa anarquía la conciencia
en una conducta virtuosa, de la cual no suelen dar muchos ejem
plo s precisamente aquellos que más tildan á las nuevas doctrinas
de materialistas.—Haeckel: Histoire de la Creation, traducción,
moral. Necesario es estudiar con aplicación á la
francesa, pág. 3-1. Etica la cuestión antes considerada en sus tér-
28 ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFÍ/. 29
minos generales científicos. Que el criterio de la por la austeridad de su carácter como por su gé-
Moral puede y debe ser universalmente reconoci nio vigoroso, muestra Proudhon en todas sus
do y acatado por todos, los hombres, cosa es en obras un espíritu demoíedor, un talento crítico y
que unánimemente c onvienen cultos é incultos, un razonamiento agresivo tan incontrastable,
dividiéndose sólo las opiniones en el medio y en que parece el ángel exterminador de las injusti
el método para lograrlo. Y ya aparece hoy fuera cias sociales. Revolucionario por naturaleza tanto
de duda que es vano pretender buscar este crite - como por convicción, luce su poderosa dialéctica
rio en principios dogmáticos, cuanto más negan cuando se propone criticar y destruir; talento
do la sustantividad de la moral, y haciéndola de sutil y polemista habilidoso, sabe poner en con
pender de determinadas creencias religiosas. To tradicción á Dios con el hombre, la autoridad con
da la cuestión consiste, por tanto, al tratar de la libertad, el derecho con el hecho, y concibe así
formar científicamente la moral universal, en la vida como una lucha continua que se desen
averiguar de qué manera hemos de hallar en cla vuelve en el movimiento y el progreso. Pero con
ra conciencia, y con sentimiento vivo é íntimo, el todas estas condiciones, y en- parte á causa de
criterio, que con valor absoluto hemos de apli ellas, impotente para la afirmación cuando trata
car á la apreciación y estima, de la cualidad ética de formular una teoría, apenas si hace otra cosa
déla vida. Examinemos, ante todo, de qué suer que combatir la moral dogmática y poner de re
te los partidarios de la Moral independiente con lieve algunas de sus consecuencias insostenibles.
ciben y resuelven este vital problema. En casi todos sus escritos había mostrado la as
La repulsión constante á toda idea trascenden piración de recabar la independencia de la Mo
te, el esfuerzo no interrumpido por construir la ral; pero donde aquella aspiración aparece ya
Etica sobre una base empírica, y el deseo conti convertida en doctrina, es en su célebre obra Le
nuo de deducir toda la moral del hecho de la li la Justice dans la Rèvolution et dans VEglisc.
bertad constituyen el sentido de casi todas las «Esta obra, dice, tiene por objeto constituir la
obras del verdadero fundador de esta escuela »filosofía moral en su base legítima y libre de la
P. J. Proudhon, cuya doctrina pasa hoy como el »influencia del poder eclesiástico.... La ciencia de
código moral entre materialistas, positivistas y »las costumbres no puede salir de una deducción
críticos, comprobando así una vez más la homo »dialéctica de las nociones, así es necesario no
geneidad de todas estas direcciones del pensa »dogmatizar, sino observar, descubrir, compa-
miento en sus tendencias y en sus conclusiones. »rar, no buscando las fórmulas del derecho en
Pensador profundo y original, tan respetable »las fantásticas honduras de una psicología ilu-
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 31
30 ESTUDIOS
»soria, sino en las manifestaciones positivas de mismos en cuanto trascienden de las meras re
»la humanidad..... Para determinar la regla de laciones efectivas de la vida. El origen de tales
«las costumbres, hasta observarla fenomenalidad pretensiones es debido á la protesta levantada
«jurídica á medida que se produce en los he- contra las exageraciones del trascendentalismo,
»chosde la vida social.» que reducían la ley moral á un precepto extraño
Algunos pensadores ántes que Proudhon ha impuesto por una autoridad heteronómica. Pug
bían intentado afirmar la sustantividad de la naban de otro lado por romper estos estrechos y
Moral, haciéndola independiente sobre todo del opresores moldes de la vida los nuevos ideales,
dogma religioso; pero él es sin duda el primero, proclamado los derechos del hombre y preparan
como sostiene Caro, que, rechazando todo pro do un ataque decisivo átodas las instituciones. El
tectorado trascendental y poniendo el principio resultado natural, y ael que actualmente somos
y fundamento de la justicia en el hombre, ha especuladores y áun actores, ha sido la confusión
pretendido erigir un vasto sistema de la Ética de todos los principios, la anarquía de todas las
sobre el hecho de la libertad, en .lo cual precisa conciencias y el escepticismo que cual fria losa
mente consisten el carácter y el sentido de la pesa sobre todas las almas. Esta situación estéril
Moral independiente, según hoy se anuncia como y falsa hace que la vida corra hoy por cauces
el Evangelio de la era revolucionaria. Proudhon lejanos de la moralidad, y que los pretenciosa
mismo, que era bastante justo para no atribuirse mente llamados hombres prácticos no tengan
glorias que no le pertenecieran, se declara el más guía en el obrar que el gastado recurso de
fundador de la nueva doctrina: «Esta manera, los términos medios, cómodo balancín que se
»dice, de tratar la Etica, cuando todo el mundo inclina siempre del lado de la victoria, y que
»la hace comenzar por Júpiter, constituye, la, mM- sólo da culto al éxito, ídolo mezquino y prosáico
y>yor originalidad de mi obra.» sobre voluble y loco más que todas las divinida
des paganas, hijas de la poética fantasía de los
helenos.
in- Conocida la imperiosa necesidad histórica á
que obedecen y el fin á que tienden los esfuerzos
Aspira la nueva escuela á fundar la morali de los nuevos moralistas, no hemos de decidir
dad en la dignidad personal y en la virtud inma ahora de plano si su estima de la experiencia
nente del bien en la conciencia, dejando, sin como base de la moral es ó no fundada. Debemos
embargo, en cuestión, el valor de los principios examina!' los términos principales de su teoría,
32 ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 33
para que el juicio no se reduzca sólo al valor de de toda deducción abstracta, y se afirma en un
su criterio. hecho real y concreto, en el que nos percibimos
La doctrina de la Moral independiente puede experimentalmente como una libertad libre é
reducirse á tres puntos capitales: l.°, la concien inviolable en el individuo como en los dímás
cia de la moralidad formada por la observación, hombres, de donde se deduce la necesidad del
del hecho de que somos libres, del cual deducen respeto á la persona humana. Esta primera afir
el derecho y la dignidad personal; 2.°, la inma mación contiene, por consiguiente, dos elemen
nencia del fundamento de la moral como deter tos distintos: La percepción empírica del hecho de
minada exclusivamente por el sentimiento de La Libertad y La de su inviolabilidad (1).
la dignidad que debe dirigir la vida en recíproca El segundo punto de la doctrina de la Moral
relación de derechos y deberes entre séres mo independiente se refiere á la indagación del fun
rales; y 3.°, la consideración de la ley moral que damento de la Moral, necesario para la regula-
reconocen á póster iori,—negando toda concep rizacion de las acciones humanas. Decididos á
ción racional—mediante la observación del prin mostrar la inutilidad de toda realidad trascen
cipio regulador de todas las relaciones que unen dente, resueltos á negar todo objeto absoluto y
á los séres libres. Se ve, pues, que la origina deseosos de encerrar la vida toda en el moví-
lidad de esta escuela consiste en emancipar la
Moral de la Filosofía, constituyéndola como una (1) «La realidad de la justicia no se concibe sino en la facul
ciencia positiva y especial, que funda en un hecho tad del yo individual, que sin saín1 de su fuero íntimo siente su
dignidad, en la persona del prójimo con la misma vivacidad que
de experiencia, cuya elevación á la ley y aplica la siente en su propia persona.»—P. J. Proudhon. De la Justice
dans la Révolution et dans 1‘Eglise.
ción á las relaciones forma toda la construcción «La moral es independiente de toda filosofía trascendente y su
independencia consiste en la naturaleza del hecho primitivo, irre
científica. ductible, que la constituye, la libertad, que no es para nosotros un
fantasma ilusorio que reside en esferas nebulosas, sino que es un
Consideremos atentamente esta trilogía del Hecho humano, que aislamos por abstracción para analizarlo.»—
hecho, del fundamento y de la ley de la Moral C. Coignet, La Morale indépendante dans son principe et dans son
objet.
independiente. . «Para que la moral tenga condiciones de fijeza y universalidad es
necesario que descanse en un hecho probado, patente, sensible á
Desechando toda concepción racional exterior todos, al sabio como al ignorante, hecho que todo individuo, á
ménos que haya cesado de ser hombre, compruebe en sí mis
ó superior al hombre, se halla su cualidad moral mo. Este hecho es que el hombre es un sér libre y responsable;
es decir, una persona, ó al ménos que se concibe tal.»—Mr,
en La Libertad , hecho humano por excelencia Massol, Journal delà Morale indépendante, numero premier.
accesible á todos por la experiencia personal. «Nosotros fundamos ' nuestra moral en dos hechos psicológi
cos, el hecho de la libertad y el hecho de que esta libertad nos
Así se erige la Moral en ciencia positiva, emanci aparece como sagrada ¿ inviolable, priacipiode todo deber y de
todo derecho.»—Mr. Morin, Journal de la Marale indépendante
pándose de toda idea ó sentimiento indefinido, del 17 de Junio de 1866.
♦
ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFIA 35
34
miento relativo y constante del progreso, los de considerar como basé de su doctrina la per
partidarios de la Moral independiente afirman cepción empírica de la libertad y su inviolabili
que la moralidad no tiene más fundamento que dad, refiere la libertad á la justicia como la li
la personalidad humana y la reciprocidad con bertad que á sí propia se regula en virtud de
dicional de relaciones en que ésta se halla cons una ley que ella misma dá y cumple. Por consi
tituida, donde se halla la Justicia como inma guiente, la libertad, hallando la base de la indi
nente en el hombre. De modo que para poder, vidualidad en el derecho y en la obligación, fun
seguu ellos, aseverar la libre independencia del da la sociedad en la igualdad de derechos y en la
hombre, es necesario que éste no obedezca á reciprocidad de obligaciones, y hace al hombre
nadie más que á sí mismo, reconociéndose como el creador de la Moral. Las consecuencias que se
autor del farden de derechos y obligaciones reci desprenden de este segundo punto, de la doctrina
procas que le unen con sus semejantes. Siendo son: que el fuñí amen to de la Moral radica en el
idénticos el sujeto y el objeto de la Moral, no hombre y el derecho y el deber en la reciprocidad,
hay más regla de conducta ni más criterio para de relaciones (1).
La última afirmación de la nueva escuela, con
apreciar las acciones que el hombre mismo, con
lo cual el sentimiento individual y la conciencia secuencia de las anteriores, se refiere á la natu
subjetiva quedan como el Tínico juez de la vida. raleza de la ley moral. Fieles al fin que se han
Además, como el hombre se reconoce con digni propuesto, negando lo absoluto eu la realidad y
dad personal, halla su propio derecho en el respeto lo racional é intuitivo en la ciencia, los partida-
que á esta dignidad deben todos sus semejantes,
quienes á su vez deben igualmente ser respetados si el hombre en presencia del hombre lo 0^170 para su persona,
por justa relación de reciprocidad, en la cual por esto mismo siente forzosamente que igual respeto es exigible
por los demás y debido á los demás» Tales el origen del derecho
se funda el deber, ó sea el derecho reconocido en y del deber, que no es sino el derecho recoaooido en otro.»—M.
Massol. Journal de la Morale indépendante, nùmero premier
otro (1). De suerte que la nueva escuela, después (1) <E1 principio de regularizacion de las relaciones humanas^
que -s lo que llamamos justicia, no puede estar fuera del hombre,
sino que está en la concieuc'.a del sugeto jurídico, idéntico al
¡11 Da la definición de la justiciase deduce la del derecho y la hombre mismo.»—Peoudhon. Dd la Justice dans la Revolution et
dans 1‘ Eglise.
del deber. El derecho es la facultad para cada uno de exigir a los «La moral resideen el hombre y solo en él... La persona hu
demás el respeto de la dignidad humana en su persona, y ei deber mana, la persona libre y responsable, la persona respetada y obli
la oblio-acion para cada uno de respetar esta dignidad. En el fondo
derechoy deber son términos idénticos, no difieren sino en elsu- gada al respeto, tal es' el fundamento de la moral. - Todo parte,
jeto vo ó tú,-en quien la dignidad esta comprometida.» r J. pues, de la persona humana y todo vuelve á ella, y la sociedad no
tiene otro objeto que garantirla y '-econocerla. La justicia no tien«
PaoüDHON, Dz la Justice dans la Révo'ution et dans l Jzglise. nada de ontològico, no se refiere á un principio primero, ni á un
«Como libre y responsable, todo sér humano protesta contra to Sér creador, tiene su fundamento en el hombre.»-—C. Coignbt. La,
da violencia bajo cualquier forma, donde nace e. sentimiento ti Morale indépendante dans son principe et dans son objet.
sú dignidad, del respeto que se de’>e a sí mismo. Pero este respeto as
5
♦
36 ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 37
ríos de la Moral independiente combaten el co halla en el hombre, siendo por tanto ley subje
nocimiento ápriori de la ley moral, que quieren tiva (1).
reconocer mediante generalización de los heehos Tales son los pensamientos capitales que des
observados. La ley moral es la libertad mis cubrimos en la doctrina de la Moral indepen
ma cumplida como principio regulador de las diente. En términos casi idénticos los expone
acciones humanas, ó sea la Justicia ó el res F. Pillon en su estudio sobre la Morale indépen
peto á la libertad de todos y á la de uno mis dante et le principe de dignité. «La concepeion
mo, mediante el cumplimiento de los dere proudhoniana de la moral, dice, adoptada por
chos y deberes. Pero como el derecho y el de Mr. Massol y sus colaboradores, puede resumirse
ber son conocidos empíricamente, de aquí que en las proposiciones siguientes: Primera, la mo
la ley moral no pueda ser conocida sino á poste ral no se apoya ni sobre la revelación externa ó
riori. Así yo percibo el hecho de la libertad y el' interna de un mandato divino, ni sobre una idea
hecho de la conciencia moral, que declara esta metafísica ó ápriori-. sino sobre un hecho de ex
libertad inviolable; pues cuando mi conciencia periencia psicológica, el sentimiento expontáneo
proclama sagrada mi libertad, reconozco el dere dé la dignidad personal: Segunda, el sentimiento
cho que tengo á ella, y cuando proclama la liber de la dignidad personal, tomado por base de la
tad de los demás, tan sagrada como la mia, reco moral, excluye la moral utilitaria de Helvetiusy
nozco el deber que tengo de respetarla. De modo de Bentham, la moral teocrática de todas las re
que la necesidad de repetar la libertad en mí y ligiones, áun de la religión dicha natural y la
después en todos mis semejantes, que es en lo
que consiste la Justicia, constituye la ley de la
vida moral, reconocida por tanto empíricamente (1) «Tratar la moral por la religión es corromperla. Para evi
tarlo es necesario abstenerse de t da especulación ontológica y
en su existencia condicional y recíproca. Inda religiosa, no hacer nnnea intervenir la idea de Dios ó del alma la
autoridad de la revelación, el temor á Satanás ó la esperanza en
gada empíricamente la ley moral como ley in la vida eterna. Es necesario observar atentamente los hechos,
analizarlos con exactitud, definirlos justamente, clasificarlos con
ductiva, negándola por consecuencia todo fun método y no afirmar nada que no pueda confirmar siempre la ex
damento trascendente y fundándola en la justi periencia.«—P. J. Pboudhon. Le la Justice dans la dévolution et
dans l'Eghse.
cia, claro es que el hombre mismo hace y da, á «En tanto que la metafísica, para llegar á la demostración de
su principio ápriori, establece una jerarquía confusa enque todos
la vez que cumple, la ley moral de su vida. Las los términos son preferidos arbitrariamente los unos á los otros
la Critica, que no tiene á la vista ningún principio á priori, no
conclusiones que de esto resultan son: que la constituye sino series separadas, cuyo origen y fin desdeña, pero
cuyos términos tedos se condicionan recíprocamente, y conduce
ley moral debe ser reconocida á posteriori como asi paso a paso al espíritu humano de la metafísica á la Ciencia »
—C. Coignet. La Morale indépendante dans son principe et dans
empírica é inductiva, y que su fundamento se son objet. 1 *
ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 39
bre la mera efectividad histórica de la condicio- nuestras acciones. Sin la libertad, las relaciones
nalidad recíproca entre los hombres. No ponemos del órden moral son enteramente inconcebibles:
desde luego la cuestión en la esfera trascendental; el mérito y el demérito, la virtud y el vicio, la
ántes bien reconocemos como un singular mérito propia estima y el remordimiento, son palabras
de la doctrina que juzgamos haber afirmado la in vanas y nociones ininteligibles.
manencia de la moralidad; pero se trata de saber La necesidad ineludible de considerar la liber
si el órden ético de la vida trasciende de la con tad como la nota distintiva de la vida humana,
ciencia personal del sujeto, y se funda en un prin obliga en todo estudio moral á tratar siempre en
cipio absoluto, que es la ley eterna del deber. Sin primer lugar la cuestión de la libertad. En el
tai consideración, y limitando la vida moral á más llano y común sentido afirmamos, y sobre
este complejo tejido de las relaciones subjetivas, todo en el testimonio inmediato de la conciencia
nunca podrá mostrarse el verdadero carácter de sabemos que la libertad se refiere á la actividad,
lamoral, que, lejos de consistir en la reciprocidad propiedad que supone la unión de un elemento
correlativa del derecho y del deber, base sufi permanente y otro mudable, dados ambos en el
ciente tal vez para la estricta justicia, se apoya sór activo, que produce su vida, determinando
en la naturaleza absoluta de la ley del deber, en estados efectivos, y según la forma del tiem
obligatoria para el hombre áun allí donde falta po, lo permanente de su naturaleza, en lo cual se
el derecho. De esta suerte se podrá después ex reconoce como causa libre. Donde se vé que no es
plicar razonadamente cómo es la cualidad fun la libertad un simple fenómeno, sino que es la
damental de la vida moral, no el egoísmo, sino forma en que determinamos nuestros actos, sien
la abnegación-, no la utilidad, sino el desinterés do causa de ellos. En este respecto ha dicho muy
bien Kant: «afirmarse como causa primera de una
série de efectos es afirmar más que un fenóme
IV- no, es llegar al noúmenos.» La afirmación de la
libertad supone en efecto el conocimiento de la
La primera afirmación en que se funda la teo esencia del hombre, no bastando para ello el co
ría de la Moral independiente, es la declaración nocimiento del simple fenómeno.
del hecho de la libertad. Principio más que hecho, Si el hombre no supiera de sí mas que los
carácter fundamental y no cualidad contingente, hechos, ¿cómo afirmaria su libertad, que consis
requiere la libertad ser examinada en todo su te en quedar propio y sustantivo en sí sobre la
valor, ya que ella da condición moral á todas determinación efectiva de sus estados? Y si la
42 ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 43
libertad humana coexiste con la ley divina del pírica. Kant hace también la moral subjetiva,
bien, que la confirma, ordena y regula dentro de según lo prueba la forma de su imperativo cate
un órden superior. El hombre vive con otros sé- górico: «obra siempre según una máxima tal,
res libres como él, y si sobre la libertad de cada »que puedas desear que sea ley universal;» pero
uno no hubiera un principio de unión y depen afirma al ménos la realidad de las ideas morales
dencia recíproca, cada cual obraría al azar, y la en el sujeto que las piensa, aunque luego les
colisión permanente de la libertad impediría to niegue valor objetivo, llegando á decir: «que el
do órden y armonía en el mundo. Por esto no »sentimiento del deber en el fondo de nuestros
contradice, ántes bien confirma nuestra libertad »corazones y el cielo estrellado por cima de nues-
el Principio absoluto de la vida, que ordena to »tras cabezas, son los dos espectáculos más ad-
das las relaciones y la libertad misma. No es »mirables del universo.» Se concibe la sustanti-
verdad, como pretenden los moralistas indepen vidad de la moral en el sujeto mediante las ideas;
dientes, que sólo siendo inmanente la libertad se pero es inconcebible, si, como la nueva escuela
puede jser libre, y que en el momento que el hom pretende, se reduce á la relación empírica el
bre obedece á otra cosa que al hombre mismo ya criterio de las costumbres.
es esclavo (1). ¿Quién determinará hasta dónde No; la Moral no es sólo subjetiva y mucho mé
llega la libertad de cada uno si el hombre es, nos empírica, como contradiciéndose sin • duda
como dice Coignet, la causa creadora de su pro lo afirma el más eriticista y ménos empírico de
pio fin?¿Bastará para la eondicionalidad exterior los moralistas independientes, Coignet, quien
la propia estima que cada cual haga de su liber combatiendo áMr. Barries, redactor de La Scien
tad? ¿No querrá cada cual traspasar los límites ce Sociale, dice en el Journal ífc la Morale indé
de sus atribuciones? Estas y otras dificultades pendante del 5 de Mayo de 1867: «O la Moral no
nacen, como consecuencia necesaria, del empeño »es sino una palabra, ó es otra cosa que un atrac
en no reconocer realidad ninguna trascendente, tivo opuesto á otro atracti vo. Los motivos mora
y del afan con que se aspira á constituir subjeti rles son á nuestros ojos esencialmente diferentes
vamente, la moral y á estimarla como ciencia em- »de los atractivosjnatúrales; tienen otra fuente...
» La obligación moral es uniforme para todos, es un
»mandato, que no admite ni discusión ni cálculo,
(1) «La libertad moral no se refiere á un órden anterior y ulte
rior al hombre que se llama la voluntad de Dios ó la ley universal »la obligación moral es una ley invariable de la
del mundo, sino que ella misma constituye el órden humano. El »conciencia.» Tales palabras muestran el triple
hombre es libre, porque es la causa creadora y el agrente respon
sable de un fin que le es propio.» —C. Coignet, La Moral indépen- carácter imperativo, absoluto y universal de la ley
dante dans son principe et dans son ohjet.
48 ESTUDIOS
DE MODAL Y DE FILOSOFÍA 49
moral, que no puede haber sido deducido por yan sus afirmaciones en este razonamiento, que
Coignet de premisas experimentales. seduce por la altiva virilidad que rebosa. La ley
No basta, para formar el criterio moral, la per moral sería una ley de servidumbre si viniera de
cepción empírica; no es la libertad un mero he otra parte que de nuestra voluntad, y el hombre,
cho subjetivo, sino una propiedad formal, que con á ménos de ser un esclavo, no debe obedecer sino
ser inmanente en la conciencia, es indivisamente á sí mismo, á su propio fin, del cual es la causa
trascendente en la Razón, en cuya cualidad sin creadora. Es en vano buscar un ideal superior y
tética radican precisamente su esencial confor eterno, porque el ideal no es, se hace-, y es abs
midad con la ley objetiva del Bien y su absoluta tracto idealismo afirmar la supremidad de la ley,
inviolabilidad. Quien desconozca ó niegue la in siendo sólo el sentimiento de la propia dignidad
manencia de la libertad, despoja de la dignidad individual la única medida y la exclusiva regla
moral al hombre; quien desconozca ó niegue su de todas las relaciones.
trascendencia, presumiendo robustecerla, lamu- Examinemos este pensamiento, que disputa hoy
tlia, y al suplantar su fundamento real por con ventaja el imperio de las conciencias al dog
una relación abstracta, aunque el pretencioso tí matismo racional.
tulo de ¡positiva la asigne, la degrada y pervierte, La inmanencia de la Moral es una concepción
porque disuelve el orden moral en el atonismo tomada de la doctrina hegeliana. Hegel concibió
de relaciones subjetivas. idealmente el principio de la realidad como lo
puramente abstracto (el ser es la nada) que ad
quiere existencia en la determinación, y explicó
V. la vida sintetizándola en el processus ó evolución
continua de las determinaciones de la idea (el
El segundo punto en que se apoya la construc ser es el suceder), que es por tanto inherente é
ción de la Moral independiente consiste en afir inmanente en el sér mismo que vive.
mar la inmanencia del fundamento de la moral, Ahora bien, el suceder y la determinación se
procedente sólo del sentimiento de la dignidad, piensan de la actividad como en la relación del
qu debe dirigir la vida en la recíproca relación sér que hace á lo esencial dado para el hacer lo
de derechos y deberes entre los agentes libres. factible, que no es creado por el sujeto, sino ab
De esto deducen después la necesidad de conocer soluta y eternamente dado para la realización
la ley moral á, posterior i. efectiva mediante determinaciones temporales,
Los partidarios de la Moral independiente apo como el objeto y fin en que la actividad se cuín-
50 ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 51
pie y termina. Reconociendo la necesidad ineludi lidad sin mas esencia que laque le prestára la
ble de los supuestos, que exige la actividad, se intención del sujeto. Es enteramente cierto que
concibe fácilmente cómo es esta inmanente y el hombre, en cuanto quiere el bien con pureza de
trascendente á la vez, resultando patente el error motivo y recta intención, es moral, áun cuando
de afirmar la inmanencia como exclusiva de toda yerre en su aplicación: Qwidquid agant homines
trascendencia. Es sin duda inmanente el fin de la intentio judicat pero es igualmente indu
vida, porque sólo es posible efectuar lo que so dable que esto no basta para la plena afirmación
mos en propiedad, ó relación-, mas en esto mismo del órden ético, restando saber si el bien se cum
es trascendente, porque nuestra esencia misma pie conforme á su ley objetiva, en la cual radica
es dada y en la conciencia propiamente recibida, el principio absoluto de la vida moral, que no pi
como fundada en principio que de nosotros abso de sólo pureza en el sujeto, sino verdad en el cri
lutamente trasciende, sabiendo todos en auténti • terio y eficacia en la obra. En lo que dejamos di
co testimonio que no es nuestra esencia la una cho se apoya la necesidad de que la ciencia y el
y toda esencia, cuanto ménos que seamos autores arte sean elementos constitutivos de la virtud, y
y creadores de ella como objeto de nuestra acti lo que es más que, la cabal pureza de intención
vidad. De lo dicho claramente se deduce que la no se dé tampoco sin ellos; que nunca fué la ino
inmanencia supone necesariamente la trascenden cencia el ideal de la moralidad.
cia, como el sér es ántes que el hacer en razón Por consecuencia, no pudiendo ser el criterio
de la actividad misma. Así se comprende fácil moral meramente subjetivo, como tampoco tras
mente que el fin y ley de nuestra vida tienen un cendental, sino inmanente-traseendente en inter
principio absoluto y nacen de un origen puro y na composición bajo principio absoluto, sólo pue
de una fuente viva que, léjos de humillar, glori de reconocerse en la razón como fuente real de
fican la dignidad humana, estando, en verdad, la conocimiento en unidad sobre toda oposición de
humillación para el hombre en sustraerse á esta idea y experiencia. Así podemos formular losywí-
ley y en servir á relaciones propias ó extrañas cios sintéticos á priori con el valor absoluto que
contra la sustantividad del /z» mismo, único se la conciencia moral exige, y á que jamás alcanza
guro de la libertad racional. el criterio empírico de la nueva escuela. Preten
Repugna, pues, á la índole sintética de la Mo den sus partidarios dar fuerza obligatoria al
ral erigir en criterio de la bondad de las acciones bien, partiendo del sentimiento espontáneo de la
la conciencia subjetiva, que haría el bien cosa dignidad; porque «el hombre en faz del hombre
cambiable continuamente y la moralidad una cua- »afirma la dignidad, la inviolabilidad de la perso-
6
52 ESTUDIOS DE MOHAL Y DE FILOSOFÍA 53
»na humana en sí y en otro, y porque la persona el bien como fundamento real de aquella varie
»libreyresponsable, respetada y obligada al respe- dad orgánica sobre la relativa y personal apre
»to, es el fundamento de la moral.»De semejantes ciación de cada sujetó? ¿Qué importa que el sen
afirmaciones deducen, confundiendo la Moralidad timiento de la dignidad os lleve á respetar el de
y la Justicia, su célebre teoría del derecho y recho en otro hombre, si en esta mera relación
del deber, que radica sólo en la reciprocidad, egoista no se halla un principio que determine la
base relativa y estrecha que niega en parte la obligación recíproca? ¿Cómo un sentimiento es
pureza de intención que debe dominar siempre pontáneo personal llega á convertirse en deber
en el cumplimiento del imperativo absoluto del cuando éste es de ley absoluta y eterna?
deber, y que no desaparece porque falte la justa No: la obligación moral no es un sentimiento,
reciprocidad. Tal consideración del fundamento es un imperativo absoluto y categórico de la ra
de moralidad en la dignidad recíproca excluiría, zón, que manda cumplir la ley moral, á veces
aunque bajo otro respecto que la doctrina espiri contra el sentimiento personal mismo. ¿Qué seria
tualista dogmática, toda una esfera de deberes, sin esto de la abnegación, el grado más alto de la
relativa á la Naturaleza y á los séres no -raciona virtud moral y que rinde á todos los hombres á
les, con los cuales no se da la reciprocidad. Y es, incondicional respeto? No negamos que al deber
como se ve, á más de meramente, subjetiva, base acompañe el sentimiento de la dignidad y que
insuficiente, no ya para laMoral, sino hasta para éste sea un auxiliar y áun revelador de aquel;
el Derecho. mas no por esto estamos autorizados á afirmar
Si el sentimiento de la dignidad fuera la única que el deber procede de este sentimiento. Si la
base de la Moral, habria de traducirse en ésta el ley moral apoya toda su fuerza obligatoria en el
carácter individual subjetivo y áun inefable del sentimiento de la dignidad, ¿cómo afirmar la in
sentimiento, declinando entónces la cualidad éti mutabilidad y universalidad de la ley moral? El
ca, rasgo distintivo de la vida racional, en una sentimiento de la dignidad, en cuanto participa
verdadera anarquía que la reciprocidad de lasre- déla Índole de todo móvil afectivo é interesado,
laciones, falta de un principio fundamental, no no es invariable ni uniforme, y tanto más carece
bastaría á contener. Ni ¿cómo las variadas y va de la identidad y permanencia, necesarias para
riables infinitas relaciones de la vida pudieran formular los juicios morales, cuanto más se le
concertarse en un recto sistema, como el órden despoja de su elemento racional, reduciéndolo á
moral exige y la aspiración de la sana razón co una relación subjetiva.
mún persigue, si no se afirmára substantivamente El propósito de construir la Moral prescindien-
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 55
54 ESTUDIOS
» que es aquí, allí, con tal ó cuál modo; pero es ser conocida inductivamente por lo que es en el
»imposible que conozca lo que es en todas partes hecho, sino en lo que debe ser por conocimiento á
»y siempre;» frases que suponen como necesa priori, y mediante los principios absolutos y ca
rias las verdades primeras, base de todo razona tegóricos que, presentes eternamente en la Ra
miento, zón, pueden ser reconocidos por la Conciencia
Y si en las ciencias naturales puede la expe humana, para saber la ley que está obligada á
riencia ofrecer datos de que, partiendo de una cumplir.
inducción legitima, resulten conocimientos gene Después de estas consideraciones, ¿podrá soste
rales y permanentes, cuando se la exige su cri nerse que la ley moral se reconoce á posteriori
terio moral, pretendiendo que la ciencia de las como un producto de la generalización ó del
costumbres arranque toda ella de los hechos, y método inductivo? Tal es, sin embargo, la aspira
se constituya empíricamente, aparece su radical ción de los nuevos moralistas, que no reparan en
impotencia, porque el órden ético es contrario que erigir la experiencia en norma de nuestra
en su naturaleza y ley al mundo material. conducta, equivale á abrir paso al escepticismo y
Las leyes físicas, en cierto sentido, son fatales-, autorizar, ante la diversidad de costumbres en
son lo que deben ser, cada hecho confirma nece los diferentes pueblos y según el curso de los
sariamente su ley, por lo cual se puede inducir tiempos, la negación de la existencia de una ley
á ésta desde los hechos; tal es la razón de la im moral universal y necesaria.
portancia del método experimental para cons Por ser impotente la experiencia para librar
truir las Ciencias naturales. No sucede otro la moral de la duda, tienen que invadir la esfera
tanto en el mundo moral, en el cual coexiste la de las ideas los mismos que relegan todo conoci
libertad con la ley, que puede ser contradicha miento á priori, y afirmar leyes, proclamar prin
por los hechos morales, no dando estos, por con cipios y determinar un fin á la obra de la vida,
secuencia, la certidumbre necesaria para ele pretendiendo en vano, para salvar aparentemen
varnos de su observación al concepto de la ley. te su contradicción, qne forman inductivamente
Indagada ésta empírica é inductivamente, la aquellos conceptos racionales (1). La inducción
conoceríamos sólo de un modo parcial, en aquello
en que se manifiesta en los hechos, ya contradi (1) En vano los redactores de la Moral independiente pretenden
prescindir en Moral de ide»s á priori, y preten-ien librar á la Mo
cha, ya confirmada; pero quedaría desconocida en ral de la nuda, fundándola en hn hecho observable y verificable.
todo aquello que trasciende del hecho, en loque El lenguaje mismo, oponiendo el derecho al hecho, protesta contra
esta pretensión. Lo que debe ser (en el sentido moral) no esta con-
la ley debe ser. Por esto la ley moral no puede '.enido en lo que es, no puede deducirse de lo que es. Lo que es se
00 ESTUDIOS de moral y de filosofía 61
es, como queda probado, impotente para llegar el conocimiento debe tener por única garantía
al conocimiento de la ley moral, porque la obser de su formación la realidad de lo conocido, há-
vación de los hechos y la consiguiente, generali cia la cual llama más poderosamente que nunca
zación de el'os no dice más que lo qv,e es, y nunca la atención del indagador, como se muestra en
lo gue debe ser, no pudiendo dar más regla de los progresos hechos en las ciencias naturales,
conducta que la inmoral teoría de los hechos donde impera casi exclusivamente en toda la di
consumado versidad de sus matices, olvida que parte en to
Por consecuencia, la realidad de la ley morales das sus proposiciones fundamentales de un con
inasequible por el procedimiento inductivo: el cepto relativo del conocimiento que hace siem
fin, el bien, la libertad, el deber, el mérito, cuan pre transitivo para el sujeto, ignora ó pretende
tos términos en suma se componen en la, Etica, ignorar que existe otra realidad más que la del
no son meros hechos ni nudas relaciones empíri heeho y se incapacita, negándose á usar otros
co-subjetivas; sino que constituyen la esencia procedimientos que los empíricos, para resolver
misma de la efectividad siendo el elemento ab las cuestiones de mas vital interés en la Filoso
soluto y permanente de la vida. fía natural. Exigirle, reconociendo sus justos tí
tulos á un sério exámeu, que cese en sus intran
sigencias empíricas; aceptar como legítima su
Vil. aparición y como útil su desarrollo para aportar
ála cultura común la riqueza incomensurable de
Al concluir este estudio, debemos resumir sus sus datos, y esforzarse por mostrarle que su re
resultados, y repetir algunas de las conclusiones sultado final, á pesar de su pretendida guerra á
que quedan ya implícitamente expuestas en lo las ideas, ha sido comprobar por completo lo ya
anterior. presentido en la filosofía respecto á la anima
Respecto á su tésis general, si el Positivismo ción de lo natural y orgánico, y á la vida univer
representa un progreso indudable contra las ten sal de la naturaleza, compenetrada toda ella pol
dencias arbitrarias del entendimiento humano, las ideas, nos parece obra meritoria, que puede
si confiesa y demuestra con entera verdad que gradualmente preparar una superior síntesis y
concierto de todas las direcciones opuestas del
ve, se toca, se verifica, lo que debe ser escapa á toda verificación, pensamiento, y en virtud de la cual sea asequible
á toda observación. En su materia como en su forma, la Moral
traspasa el positivismo experimental, y si hay ideas que pueden para el hombre determinar una composición que
ser llamadas metafísicas, son ant* todo, las ideas m >rales.»— P. Pil- haga cesar la antítesis existente hoy entre la
Lqx, La Morale indépendante et le principe de dignité.
DE JiIOBAL V DE FILOSOFÍA 63
62 ESTUDIOS
CONSTITUCION Y CARÁCTER,
LA FAMILIA.
ciedad las doctrinas respecto á la familia es de la conciencia, evoca el deber é impone el remor
bida al interés profundo y á las respetables afec dimiento como ley necesaria y como prueba evi
ciones que tales problemas despiertan- siempie dente de los eternos impulsos con que la natura
en el fondo del corazón humano. Verdad es, y leza humana aspira á conseguir el bien. Al fal
no hay para qué negarlo, que en la actualidad tarnos tal convicción, de la cual jamás querre
corroen las entrañas de la sociedad moderna un mos carecer, porque conforma con la idea que
positivismo tan práctico y un materialismo tan tenemos de la naturaleza humana, habríamos de
utilitario, que no parece de este mundo quien se explicarnos todos los hechos por una concepción
pesimista de la vida.
atreve á entretener sus ócios con ideas que no
son de todo punto mundanales ni á intereses Una prueba bien clara del interés que despier
terrenos pertinentes, pero también es indudable tan los problemas referentes á la familia es el
que el fondo bueno del corazón humano, que se éxito ruidoso conseg-uido por dos folletos de dos
revela áun en medio de estos miasmas corrup escritores franceses (1) que, tratando, con moti
tores, no olvida nunca de un modo completo to vo de un crimen de adulterio, de cuestiones refe
dos aquellos asuntos que claramente muestian rentes á la mujer y al matrimonio, consiguieron
el aspecto moral y la faz divina de la vida.
el uno treinta y dos reimpresiones, y el otro ocho.
Sin duda son, en el mayor número de casos, Impresionado Mr. Henri d'Idevill por el proce
éxitos pasajeros y momentos fugaces los que la so seguido en Francia á Mr. Dubourg, que mató
corriente social consagra á los intereses más á su mujer por haberla sorprendido cometiendo
permanentes y más morales de la vida; pero un adulterio, publicó en el periódico Le ¡S'oir un
aquéllos y éstos son otros tantos testimonios que artículo que titulaba de este modo: ¿ó'e dete ma
importa recoger, para convencerse de que jamás tar ó perdonar i la mujer adúltera^ Resolvió
la conciencia humana permanece sorda á la voz Mr. D'Idevill la cuestión, decidiéndose por el
del deber, sino que á ella responde siempre y último extremo, y para refutar esta solución es
cribió Mr. A. Dumas su célebre folleto, intervi
ante ella mantiene toda su integiidad-
Son frecuentes las ocasiones en que la falta niendo en la polémica para contestar á este últi
de luces ó la carencia de fuerzas impiden al
mo Mr. E. de Girardin.
hombre obedecer en la vida á la divina, necesidad
con que se impone el deber, pero todavía en tran (1) Al. Dumas ( fils ), I/hom famme.-Emile de Girardin,
ce tan duro, y áun en medio de la ilegítima di ¿‘Ziowme el la femme. L‘Jiomme suzerain, la femme vassale. Con
objeto de examinar dichos folletos fueron escritos estos artículos,
rección de nuestros actos, se nos hace presente que se publicaron en la Revista de España.
de moral y filosofía 71
ESTUDIOS
70
neralmente observado en toda la cultura moder
Tratada la cuestión por estos dos grandes es na que consiste en servir la Francia de órgano
critores, fué necesario que rebasáramos limites á de comunicación de las ideas, estableciendo una
que estaba circunscrita, y que mostrára toda la corriente homogénea en la vida espiritual de to
complejidad que le es propia y que no podía. pa dos los pueblos civilizados, y consiguiendo que
sar desapercibida al buen talento de los conten ninguno permanezca extraño á movimien os y
dientes. Pertenecen, en efecto, Dumas y nai direcciones nuevas que en el pensamiento se se
din á estos espíritus privilegiados que tanto
abundan en la vecina República, cuya facilidad Misión es esta, que desempeña el pueblo fran
en el decir y rapidez de comprensión encantan y cés en la vida científica, muy semejante á la
seducen, basta el punto de lograr identificar con que desempeñó á fines del siglo pasado y princi
todas sus ideas al que por primera vez lee sus pios del presente en la vida política y social de
escritos» • las naciones justamente influidas por su gigan
No es el fenómeno que hacemos notar exclusi tesca revolución. Si tal misión, cuyo mérito es
vamente aplicable á los dos escritores menciona innegable, se debe á la posición geográfica de la
dos; ántes bien es propio de todos ó la mayoi Francia ó al carácter genial de sus hijos, es
parte de los escritores franceses. Ya proceda del ya otra cuestión, que puede dar lugar á du
fácil manejo á que la lengua se presta, ya se ori das; pero lo que es preciso confesar, so pena de
gine del estilo agradable que usan, es lo cierto ser apasionados é ingratos, es el inmenso bene
que los escritores franceses tratan los más com ficio que han recibido y aún reciben en las esfe
plejos problemas con una facilidad indescriptible ras mencionadas todos los pueblos cultos del
v con una serenidad admirable, como si para génio francés, por más de un concepto respe
ellos no hubiera obstáculo alguno. A todas estas
circunstancias hay que añadir las no ménos fa table.
Poseídos ambos escritores, Dumas y Girardm,
vorables condiciones que reúnen de gémo y po de un sentimiento excesivamente idealista, no
der para la exposición clara de las ideas hasta trata ninguno de los dos de agotar el problema y
en sus menores detalles, con una especie de la infinidad de consecuencias que respecto á la
presentación mjél de todas sus soluciones que mujer y al matrimonio pueden señalarse; pero sí
caminan di uno á otro extremo. Solo teniendo en aspiran, en una admirable síntesis, á recopilar
cuenta todas estas envidiables facultades, que todos los datos complejos que sobre el asunto les
se hallan juntas en la generalidad de los escrito proporcionan á la par su delicada observación y
res franceses, logramos explicamos el hecho, ge
DE MORAL V DE FILOSOFÍA 73
72 ESTUDIOS
tente entre el pensamiento y la vida, lo cual se
su vasta cultura, haciendo aplicaciones más ó logra, unlversalizando las ideas, trayendo al
ménos aceptables á todas las instituciones fun cultivo de ellas el mayor número de inteligen
damentales de la sociedad. cias posibles, y formando, en una palabra, sentido
Léjos de plantear la cuestión en un solo aspec y conciencia sobre la necesidad qu'e existe de
to, examinando el matrimonio como una cues buscar principios mas altos para todo aquello
tión jurídica ó considerando exclusivamente el que constituye la sávia de la vida social. Y cuen
aspecto moral ó religioso de la familia, procuran ta que para asentir á esta afirmación hay que
Dumas y Girardin, ayudados por intuiciones po hacer caso omiso de las soluciones para el proble
derosas, reunir compositivamente todas las cir ma concebidas; basta el hecho de poner simple
cunstancias y múltiples aplicaciones que el pro mente la cuestión y divulgar los inconvenientes
blema ofrece. A este fin se dirigen á la concien de la solución actualmente dada á ¡ella,. para que
cia pública, evocan el sentido moral y hablan estemos en camino de reformas progresivas. y en
guiados por todos aquellos principios que son de vias de abandono de errores y preocupaciones
una evidencia inmediata, y que constituyen el
tesoro de la cultura común. Quizás esta sea la viejas,
Predomina en los folletos de Mr. A. Dumas y
causa de la falta de exactitud en muchas de sus de Mr. E. de Girardin un idealismo que podría
ideas; tal vez por esta misma razón aparezcan mos llamar contradictorio. A través de sus decla
gratuitas algunas de sus afirmaciones, y puede maciones, exageradamente idealistas, y áun en
ser, por último, que no se encuentre en los folle
medio de su sensibleñe, se descubre en . sus es
tos de Duma3 y Girardin todo el enlace sistemá critos una levadura interna de materialismo,
tico que el pensamiento requiere. Pero á cambio que es de todo punto contradictoria con el ca
de todas estas dificultades que dubitativamente rácter predominantemente ideal que ántes he
indicamos, puede afirmarse que reporta grandes
beneficios la lectura de la polémica por ellos sos mos notado.
No es tal vicio exclusivo de los escritores que
tenida.
hemos mencionado; por el contrario esta contra
La facilidad seductora con que están escritas
dicción es muy general en los escritores france
sus obras, la santa indignación con que señalan
ses; no 'parece sino que la Enciclopedia y 103
los males de la situación presente, y el vivo in
D'Holbach y Helvetius han dejado inficcionadas
terés que muestran por todas las fases morales
la vida y la cultura de la Francia de un virus
de la vida humana, son otras tantas condiciones
materialista, tan intensamente pénetrante, que
favorabilísimas para que cese el desacuerdo exis
74 ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 75
de él ño se libran áun los mismos que se llaman» que desempeña la mujer que es madre, y afir
idealistas. mando, inspirado por una idealidad vaporosa,
Para no citar muchos escritores en quienes re «que el contacto del hombre, que hace perder á
saltan los caractères de que hemos hecho mérito, »la mujer su integridad, su unidad de cuerpo y
nos limitaremos á dar una prueba citando á Qui- »alma, perturbándola en sus sentidos y modifi-
net y Michelet. Leyendo las obras de Quinet, »cándola hasta en su forma, es un decaimiento
nos vemos arrastrados por sus libres especula »para ella.»
ciones y nos consideramos poseidos de un idea No puede imaginarse un idealismo más exclu
lismo casi fantástico, para terminar después con sivo que el que se deduce de las frases que he
la afirmación semifatalista, y de todo punto mos trascrito: si algo se desprende de su sen
pertinente al materialismo, de que la relación tido, e3 ciertamente el desconocimiento más com
del continente con la vida espiritual de los pue pleto de la vida corporal y el olvido absoluto
blos ha sido la causa principal y exclusiva de las favorables condiciones que á la vida hu
mente determinante de la aparición de los dog mana presta. Deificada la virginidad, menos
mas religiosos (1). No puede pasar desapercibido preciada la maternidad y rechazada la procrea
para nadie el génio materialista que inspira los ción, habla el asceta,, no el hombre racional; se
escritos de Michelet: si en todos ellos hallamos quiere la vida monástica, no la vida humana; se
bellezas poéticas, producto de su fantasía, ras pretende qué el espíritu avasalle al cuerpo, que
gos ideales procedentes de sus vastas concep la idea asesine la materia.
ciones, y una evolución casi hegeliana en el Al lado de afirmaciones tan exclusivamente
desarrollo de sus pensamientos, en ninguno de idealistas como las que hemos citado, se en
aquellos falta tampoco alguna conclusion ma cuentran otras enteramente contradictorias de
terialista. aquéllas é inficcionadas de materialismo. No le
Iguales caractères, tal vez más exagerados, basta á Dumas, cuando trata de explicar el
se observan en los folletos de Dumas y Girardin. dogma del pecado original, señalar como causa
Poseído de un idealismo sin nombre y guiado del castigo que supone la falta y el orgullo de
por abstracciones, cuya aparente belleza seduce, Eva, sino que expresamente afirma «que el dog-
enaltece Mr. A. Dumas el prístino estado de la »ma del pecado original es una ley fisiológica, y
virginidad, desconociendo, los fines más altos »que la herencia fisiológica comienza con el na-
»cimiento de Caín, hijo de la desobediencia y de
(I) Edgard Quinet: Le Génie des religions. »la tentación.»
ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 77
7(5
Y si estas consideraciones no bastáran para que sobre tal asunto tenemos por verdaderas,
hacer notar la contradicción permanente entre y que han tomado cuerpo en nuestra mente-al
el exagerado idealismo’y aseñalado y las concep leer los folletos de Dumas y Girardin, cuya fama
ciones materiales del pensamiento de Dumas, es ya casi universal (1), si no por lo aceptable de
sería suficiente para ello reparar en su nocion sus conclusiones, al ménos por la maestría con
sólo utilitaria del derecho, atender á la negación que están escritos, especialmente el del moderno
que hace de todo caráter moral á la vida jurí académico, y por el talento con que cada uno de
dica, ó reparar en la manera que tiene de resol- . los autores defiende su tesis.
ver todos los problemas al matrimonio referen
tes, zanjando todas ó la mayor parte de sus di
ficultades por el derecho de la fuerza.
Faltas y contradicciones de todo punto seme
jantes á las expuestas se hallan en el folleto de Comienza Mr. Dumas su folleto con la misma
Mr. E. de Girardin. Después de aspirar á la igual pregunta que sirvió de título al artículo demon-
dad del sexo por la del hombre y la de la mujer, sieur D'Idevill: debe matar ó perdonar á la
y de presentarse como el defensor de la emanci mujer adúltera^ Afirma que desde hace mucho
pación de ésta, haciendo gala de hallarse com tiempo le preocupa esta cuestión, y que será la
prendido entre los que satíricamente apellida base de una obra dramática que piensa escribir,
Dumas feminisies, concluye por abolir la pater titulada: Lafemme de Glaude. Con tal motivo an
nidad, que es incierta, y por limitar el ministerio ticipa la solución que piensa dar al problema,
del padre á concurrir al acto material de la có pues dice, dirigiéndose al articulista: «os anun-
pula y á asegurar, mediante las arras ó emolu »eio que Claudio y yo llegamos á conclusiones
mentos que debe dar á la mujer, la subsistencia »distintas de la vuestra.» Posteriormente el dra
ó educación del hijo que ha de nacer. ma ha aparecido y causado honda emoción y
No se crea que por lo que dejamos dicho fuertes impresiones al público parisién, que si
nos consideramos excusados de exponer el pen toma parte muy activa y acalorada en estas po -
samiento que domina y el desarrollo que éste lémicas que el génio de sus poetas lleva al tea-
alcanza en cada uno de los folletos citados; por
el contrario, vamos á ocuparnos de la exposición
(1) Los folietos de Dumas y Girardin lian sido traducidos á
y crítica de los dos folletos, lo cual nos dará oca nuestra lengua. En Portugal lian sido también traducidos y co
sión para apuntar las consideraciones morales mentados por Garvalho.
DE MORAL Y FILOSOFÍA 79
78 ESTUDIOS
tro, pronto vuelve á su indiferencia habitual, lugar, son estas las cortesanas ó mujeres que lla
aunque dejando siempre, á quien le proporciona ma de calle y que coloca en el peldaño más bajo
tales espectáculos, alguna fama y mucha más uti de esta escala social.
Contra la aceptación de tal jerarquía protesta
lidad, todo ello revuelto con los escándalos y po
lémicas vertiginosas que el caso requiere impres la conciencia pública, y se manifiesta el sentido
moral de todos los pueblos, intuitivamente re
cindiblemente.
Pero no es nuestro fin examinar el drama de pulsivo á la desestima de la maternidad, poique
Dumas, sino el folleto, en cuyas ideas está cal todo el respeto profundo que inspira la virgini
cada la creación de La femme de Claude. Franca dad y toda la belleza poética que reviste, son
y abiertamente decidido por la afirmativa de la otras tantas condiciones que le concede gratui
primera parte de la pregunta, se dispone Dumas tamente la consideración de que es un estado
á razonar su decisión, y para ello procura abor preparatorio para otro superior. Y que nada va
dar el problema, según dice, desde lo más alto len contra esta afirmación las declaraciones más
posible, sin desconocer que es uno de los más ascéticas de un esplritualismo que penetra cuan
graves que existen, lo cual le obliga á llamar á do más en el entendimiento lógico, pero nunca
la mujer la terrible y encantadora X, que pre en el corazón ni en la vida, lo prueba bien la
ocupa constantemente á la humanidad colectiva pérdida necesaria de todos los encantos de la vir
ginidad cuando se quiere hacer de ella un esta
é individual.
Con el objeto, sin duda, de llegar á establecer do perpétuo, esclavizando cruelmente el cuerpo,
las relaciones que deben mediar en el matrimo destruyendo de una manera prematura la sávia
nio, comienza Dumas á hacer un estudio de la de su vida, y haciendo que el espíritu ahogue en
mujer, clasificándola en tres órdenes. El primero gérmen los más nobles impulsos y las más altas
es el de las vestales,-mujeres del templo ó vírge afecciones del corazón.
nes, órden superior á todos, lo cual es una conse El carácter de estado transitorio que tiene
cuencia lógica del exclusivismo espiritualista de siempre la virginidad , lo reconoce el mismo
sus creencias. En el segundo comprende las ma Dumas cuando dice: «La naturaleza y la socie-
tronas, esposas ó mujeres del hogar, que coloca »dad de consuno dicen á las vírgenes, al llegar
en el centro, y que estima como el término medio »á cierta edad, diferente según las latitudes,
entre dos extremos; el máximun de dignidad »que deben amar.» Si algo significa este grito
(que son las vestales) y el máximun de indigni interno é ineludible de la naturaleza, si algo
dad, que le forman las comprendidas en el último quiere decir esta voz unánime que el sentimiento
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 81
80 ESTUDIOS
si hay después de ella armonía y composición, cion al estado actual, y recogiendo los datos que
resulta un sér providencialmente combinado, la experiencia proporciona, podría notar si las
doble y uno, total en una palabra. Pero lo gene imperfecciones de que todos se quejan, si las lla
ral es la lucha entre el elemento masculino y gas sociales que aparecen á la superficie y que en
femenino, y, según afirma Dumas, es vencido el el fondo impenetrable del hogar doméstico per
hombre, aunque aparentemente sea vencedor. turban su santa paz, tienen un origen permanen
Todavía el autor de L‘homma-fmmQ cree ne te, ó son, por el contrario, hijas de la perversion
cesario insistir en las afirmaciones que ya ha de nuestra vida. Una vez convencidos de que la
asentado, y para ello se vale de una expresión discordia, el ódio, la inquinia y la lucha de ca
schemàtica, diciendo que los tres lados del trián ractères nacen de la viciosa dirección que ellas y
gulo pterno están representados por Dios, el hom nosotros traemos á la vida, sería lógico plantear
bre y la mujer, de cuya mùtua inteligencia re la cuestión de la educación, especialmente de la
sultará la armonía universal. mujer, y examinar el fondo de una série bien
Tembien se olvida en el resto de su obra el es compleja de ideas que juegan diariamente en to
critor francés de las anteriores afirmaciones, y das las conversaciones De esta suerte se apre
abandona el camino emprendido, sin deducir to ciaría fielmente lá parte de la verdad que haya
das las consecuencias que debiera. Si ha llegado en las protestas emancipadoras de la mujer, y se
tácitamente á reconocer que el principio de la desenmascararía la ridicula pretensión de con
contrariedad de los sexos, que la raiz y fuente de vertir la mujer en hombre, por el olvido de su
la oposición de los elementos masculino y feme verdadera misión y por la ignorancia de la mul
nino está en Dios, debia declarar que tal con titud de condiciones físicas y morales que impi
trariedad ha de ser permanente, que tal oposi den, é impedirán siempre, la confusion de los dos
ción necesita sér eterna, lo cual habria de servir sexos.
le de base para asignar á cada uno de los dos Mayores inconsecuencias que las anteriormen
sexos el ministerio que debe desempeñar en la te notadas son las que revela el escrito que exa
vida. Además, si la oposición y contrariedad á minamos, cuando, después de haber empleado su
la unión y armonía deben estar destinadas, oca autor una série bien larga de páginas para seña
sión favorable se le presentaba para consignarlo, lar, unas veces sarcásticamente, otras con chis
así como también para hacer constar la igualdad tes y ejemplos clarísimos, los graves males é
de los dos sexos en dignidad y estima. innumerables obstáculos con que tropieza la
Con todos estos precedentes, llevando la aíen- tranquilidad doméstica, se declara enemigo de
8
OE MOEAL Y DE FILOSOFÍA 85
84 ESTUDIOS
toda reforma, proclama, casi sin variación nin remedios para estas imperfecciones, se encontra
guna, el mantenimiento del statu quo, y se burla rá que el único que aquél propone es el de que
de las pretensiones de los que quieren educar la el hombre, como sér de mediación, de iniciativa
mujer, inventando para calificarlos el neologis y de movimiento, inicie á la mujer en loque
mo de féministes.—Estamos conformes con el Dios le dice, y la asocie á su destino eterno. Sin
autor del folleto Dhommo-fomme cuando rechaza más medios para evitar las catástrofes conyuga
la emancipación completa de la mujer, que daría les, y oponiéndose á toda reforma pertinente al
necesariamente un resultado contraproducente, organismo de la familia, se declara tácitamente
pues que la ansiada armonía entre la oposición partidario de lo existente el autor del folleto que
de los dos sexos no podría llevarse á cabo. Si la estamos examinando.
mujer se considera útil para legislar, apta para Pasando de ios medios que pudieran prevenir
mandar ejércitos, y cree que tiene facultades pa los males que existen en Ja actual organización
ra guiar las locomotoras, preciso será que no de la familia (los cuales, como dejamos dicho,
pare el ridículo en esto, y que la tergiversación son desechados por Dumas) á aquellos que po
de todas las leyes físicas y morales del mundo drían reparar y remediar estos mismos males;
sea llevada hasta el último extremo; necesario reconoce tácitamente que no hay ni puede haber
será que el sexo fuerte gaste escotes y cuide de más que el divorcio.
la lactancia délos niños. De este modo habremos Apoyado en razones enteramente utilitarias,
de terminar reuniendo las dos naturalezas en afirma Dumas que el matrimonio reporta más
una sola y formando séres hermafroditas, que ventajas á la mujer que al hombre, lo cual le
concluyan con la potencia creadora de ambos sirve para legitimar la necesidad que, según él,
sexos. Pero no por esto podemos conformarnos con existe deque el hombre se halle provisto de multi
la defensa casi inexplicable que hace Dumas del tud de derechos preventivos, propios para el buen
estado actual, llegando hasta el extremo dd opo régimen de la familia, y que son en realidad la
nerse á la más mínima reforma, negando la ne garantía exterior, á cuya sombra tiraniza el hom
cesidad de que la mujer obtenga más libertad ni bre á la mujer cuando falta en el matrimonio la
más derechos que los que ya tiene. Así es que, correspondencia bienhechora de cariño y abne
después de innumerables párrafos, en que se gación, fuente de la paz y felicidad domésticas.
leen mil y mil críticas magistralmente hechas Al mismo tiempo, detiene el autor del folleto su
por Dumas del vicioso organismo de la familia, atención en los distintos electos que produce el
quien quiera hallar lenitivos para, estos males, adulterio del hombre y de la mujer, consideran
86 ESTUDIOS de moral y de-filosofía 87
do con razón el de ésta mucho más grave, y de dice Girardin, dentro de la nación francesa for
duciendo de su mayor gravedad el derecho que man otra nación los dos millones ochocientos mil
tiene el marido para matar á la adúltera. Parece franceses que son reputados como hijos ilegíti
increíble que después de haber pensado madura mos y bastardos. Pero áun así, la solución pro
mente este asunto, crea todavía el escritor fran puesta por Dumas á modo de correctivo es de
cés preferible al divorcio la autorización tácita todo punto inaceptable, porque en ninguna cosa
v la garantía implícita prestadas por la ley al se reconoce más fácilmente la impotencia ó inefi
asesino de la adúltera. Se considera como cosa cacia del imperio violento de la fuerza, que en la
ridicula que un tribunal pueda sorprender á su vana pretensión de reformar de un modo despó
seductor en camisa, como si ésta fuera la condi tico las costumbres del mundo moral.
ción'ineludible para la declaración del divorcio, Menospreciado el sacrosanto derecho de la in
y no se estima como ignominioso y contrario á violabilidad de la vida por un asesinato legal, y
todo princinio moral que la institución, que es escandalosamente ultrajada la conciencia pública
órgano' vivo del derecho, y por tal ministerio re por la impunidad de un asesino, que más que sú
viste la sagrada representación de la ley, con honra tal vez veng’a su.amor propio desengrana
sienta y áun apruebe el asesinato. No se concibe do, todavía se robustece dicha solución, oponien
que tai solución sea preferible al divorcio, ni tal do al divorcio la dificultad que ofrece éste ó el
nombre merece el remedio brutal que Dumas otro principio religioso, como si hubiera religio
imagina nara reparar la perturbación que pueda sidad, ni bondad, ni justicia en negarse, fundados
causar el adulterio. Si el asesinato de la adúl en distinciones ineficaces, á remediar tamaños
tera es una solución que tiene partidarios, y escándalos mediante el divorcio legal, que anu
que ios tiene lo prueban la impresión que ha la el valor de una institución que desde luégo
producido y el éxito que ha alcanzado el folleto está invalidada por el adulterio.
de Dumas, es, sin duda alguna, porque la acep Para defender con el derecho de la fuerza la
tan como un último extremo y como un recurso arbitrariedad y aceptar la impunidad del asesi
de fuerza, horrorizados ante las profundas raíces nato, no necesitaba-el autor de L'Jiom/nw-f6m,m&
que el vicio tiene en la sociedad francesa, y con haber recurrido á examinar los puntos que expo
movidos por la frecuencia con que se comete el ne en su escrito: le bastaba haber cantado las ex
adulterio. celencias de la actual organización de la familia,
La estadística ofrece datos terribles respecto y terminar con la exposición clara de su sistema.
al adulterio. Llega éste á tal extremo, que, según Se reduce éste á considerar el matrimonio de todo
DE MORAL V FILOSOFÍA 89
88 ESTUDIOS
dos los demás inconvenientes que puedan acon
punto indisoluble, porque se apoya en la cópula tecer? Nos basta con que el Código esté conforme
eterna de dos almas. Y para ser lógicos en seme con el espíritu ca/rit&tivo de ciertas g'entes, áun
jante caso, preciso es que se mande y ordene que cuando para ello la ley tenga que tolerar el ase
cuando el cuerpo del alma femenina se separe
del que ha sido su compañero, procure el varón, sinato.
Vuelve Mr. Dumas de nuevo á consideraciones
para que cese tal separación y conseguir una de carácter general, y trata de explicar la crea
unión más firme y estable, asesinar á la adúlte ción según las narraciones bíblicas. La inter
ra, en la esperanza sin duda de que un lazo más pretación que da al sentido del Génesis es casi
firme y una ceremonia más suntuosa, consagra natural y materialista, y no sabemos hasta qué
rán en el otro mundo la unión mística é indi punto pueda hallarse conforme con la que defien
soluble del asesino con su víctima. de y sanciona la Iglesia; pero estos son asuntos
Tiene tal solución tanto de trágico como de que arreglará el escritor francés con sus directo
cómico, sin que valga de palia!ivo para su legi res espirituales, y en los cuales ni podemos ni
timidad la preocupación social, hoy generalmen queremos tener intervención de ningún género.
te reinante, que consiste en estimarnos con honra Lo que nos interesa es notar las deducciones que
y dignos del aprecio de las gentes hasta el mo infiere de la exposición de las narraciones bíbli
mento y hora en que la mujer se vea seducida por cas. Considera, según ya hemos dicho, el pecado
una nueva serpiente tentadora. Nadie se atreve original como una herencia fisiológica, y esta
rá á defender tal preocupación como racional, creencia le sirve luégo para afirmar que la mu
nadie querrá escudarse con semejante argumento jer ha seducido al hombre, obligándole á que la
para defender el asesinato de la adúltera como haga madre, desde cuyo momento ésta, solicita
preferible al divorcio. da por la animalidad de sus entrañas, por la idea
Vergüenza de la civilización, resto de barbarie lidad de su corazón y por la curiosidad de su es
y escarnio del derecho son, y serán siempre, los píritu, s 3 remonta hasta su Dios, suprime el in
artículos del Código penal que amparen abierta termediario (el hombre) hasta el nuevo llama
ó solapadamente la impunidad del asesino de la miento de su naturaleza y se declara superior al
adúltera. Es verdad que de esta suerte queda á hombre, que es siervo de las sensaciones que la
salvo el principio de la indisolubilidad del matri mujer le proporciona. Para exponer la génesis
monio, no se rompe el lazo místico de los cónyu fatal que sirve para la procreación de los ani
ges ni se contradice el espíritu de la Iglesia; y males, é igualar la mujer con la hembra de es
ante tales consideraciones, ¿qué valor tienen to
90 ESTUDIOS DE MORAL Y FILOSOFÍA 91
tos, no se necesitaba haber traído á colación la »paralo cual le sirve de simple ayuda la mujer.»
Biblia así como tampoco era preciso rodear de Con tales creencias, cuyo carácter piadoso nos
ciertas consideraciones místicas y religiosas lo atrevemos-á poner en duda,' y con tales conclu
que en el fondo no es sino el menosprecio de los siones, cuyo espíritu caritativo no percibe nues
más caros sentimientos del corazón humano. De tro corazón, llega á enseñorearse el hombre de
todo lo que deja expuesto, infiere Dumas que el la tierra, del destino humano, del cielo y de
hombre necesita reconquistar el Edén perdido Dios, diciendo con Dumas: «Tengo un señor, que
por la mujer, á cuyo fin ha sido elegida María »es Dios; un dominio, que es la tierra; poseo un
para dar á luz este Salvador indispensable. Aun »medio, que es el trabajo; un fin, que es el bien:
en la exposición de todos estos dogmas religiosos »tengo uñar promesa, que es el cielo; un hermano,,
se conoce bien la intención que mueve la pluma »que es el hombre-. poseo un auxiliar, que es la
de Dumas y el pensamiento que domina sus con »mujer.—Adelante.»
cepciones, que se reducen á proclamar la com Llegando á la exposición de sus soluciones, que
pleta subordinación de la mujer al hombre por han de revelar el mismo espíritu de intransigen
una superioridad, quizá de origen, el derecho que cia con la mujer que ya muestra en sus paráfra
tiene á mantener poi’ la fuerza á la mujer en esta, sis respecto á la redención, dice Dumas que si
subordinación, y el carácter de mero auxiliar tuviera un hijo le hablaría al llegar á los veinte
que aquélla debe tener. Sentadas tales premisas, años del siguiente modo: «Ya que conoces tus re-
habrá de concluirse, recomendando el asesinato »laciones con el Creador y la criatura, y tienes el
de la mujer cuando falte al sér superior, al »sentido de tu mediación terrestre, ¿te sentirás
hombre. »quizá con fuerza suficiente para decir á la mu-
Según el sentido exclusivamente espiritualista »jer que nada tiene de común contig’o, y alean-
de Dumas, queda establecida de una manera ex »zarás el valor necesario para consagrarte uni-
presa y terminante la desigualdad de los sexos, »camente al amor de las cosas eternas, Dios, la
así como también queda afirmado el privilegio y »naturaleza, la ciencia, el arte? Si así sucede, el
absorción de la vida, y áun de lo divino, por parte »problema está, resuelto, y yo de ello me congra-
del hombre, según se deduce de las frases mis »tulo.» De modo que prefiere Dumas el celibato
mas del escritor francés. Dice éste: «El hombre como estado más perfecto y sólo admite el matri<-
»no escuchará más que á Dios; la mujer no escu- monio con aquella reserva ascética y antinatural
»chará más que al hombre; éste procede de su de que habla San Pablo cuando dice que vale más
»padre, que es Dios, y es el mediador en la vida,. casarse que quemarse. Sea, pues, franco el es-
92 estudios DE MOKAL Y DE FILOSOFÍA 93
crltor francés y llegue á confesar que el matri cluido su libro pidiendo el restablecimiento del di
monio es un mal; que esto y no otra cosa se de vorcio. Es, en efecto, inexplicable que allí donde
duce de la lectura del folleto L'homme-femme, los lectores esperaban encontrar este consejo de
donde en realidad no admite la posibilidad de un padre á su hijo—No te cases hasta que se es
aquél, sino como el extremo peor, que ménos sa tablezca el divorcio—hayan encontrado este otro:
tisfacción le causa, de los dos en que se encierra —Que la indisolubilidad del matrimonio, cuyos
su disyunción. En tal sentido, sigue Mr. Dumas peligros te he mostrado y descrito, no sean uu
la educación de su hijo diciendo: Pero si el esce- obstáculo que te detenga: cásate.—Esperando los
so de tu vida requiere extenderse en otra forma lectores una solución, se han encontrado con un
que la tuya, si crees poder conciliar el amor con sermón. ¡Y qué sermón! Un sermón que, después
tu misión ele líomlre, no le busques nada más que de haber comenzado por este exordio—es nece
en el matrimonio; cásate, é inicia lealmente á tu sario que conformen los tres lados del triángulo:
mujer en tu destino. Y si á pesar de todas tus Dios omnipotente, el hombre mediador y la mu
precauciones has sido eng’añado por apariencias, jer auxiliar—concluye con esta palabra: mátala.
si has asociado á tu vida una criatura indigna,
si, no queriendo escucharte ni como esposo, ni
como padre, ni como amigo, se marcha con el II
primer advenedizo para llamar á la vida otros sé-
res que continúen su raza maldita en esta vida, Como remedio para los males de que adolece
declárate personalmente, en nombre de Dios , el hoy el matrimonio, por la injusta organización
juez y el ejecutor de esta criatura. No es mujer, de la familia, y como paliativo de todos sus gra
no está en la concepción divina; es puiamente vísimos inconvenientes, sólo hallamos en el fo
animal, es la mona del país de Nod, es la hembra lleto de Mr. Dumas un recurso violento y una
de Cain, mátala. , apelación á la fuerza. El asesinato, que no corri
Con razón afirma Mr. de Girardin que ha debi ge, sino que suprime la vida deleulpable; quemo
do sorprender á todos los lectores del folleto de es una enmienda interior para ahogar en gérmen.
Mr. Dumas que, hibiendo éste afirmado que es los malos instintos, sino que es una coacción ex
preferible admitir el divorcio en la ley á.consen terna, cuya influencia es la de una mera impo
tir el asesinato en las costumbres (1), noliayaeon- sición por el miedo, lleva á ocultar, más no á
evitar el adulterio
(1) Ai. Duina.-;: L'homme-femme, pág. 97-. Ni el asesinato tiene poder para separar del ca
■>
DE MORAL, Y DE FILOSOFÍA 95
94 ESTUDIOS
ó evocar, dado éste, el recuerdo de los séres á
mino del mal, ni su influencia penetra jamás quienes el fondo del alma consagra todo su ca
en la corrección interior. Intimida y atemoriza, riño.
quizás obliga á la adúltera á persistir en una con El pensamiento que domina en la preciosa no
tinencia temporal, semejante á la que retrata el vela de Goethe, titulada Las afinidades electivas,
gran poeta Campoamor en su precioso poemita y el desarrollo de las situaciones en que sus per
Los amores en la Luna-, pero, aparte que dicho sonajes se encuentran, son otras tantas pruebas
obstáculo se salva más tarde ó más temprano, no de los inconvenientes que ofrece la mentida
habrá quien no estime que tal continencia es un unión del matrimonio, cuando el lazo que le hace
adulterio disimulado; que semejante apariencia indisoluble obedece simplemente á fuerzas exte
de virtud es una falsa hipocresía, la cual obliga riores, á consideraciones sociales ó á intereses
á aquella que súfrela imposición del miedo ex momentáneos, que perturban y vencen tempo
terior á cometer uno y otro dia, y en los actos ralmente, pero no de una manera definitiva, las
más solemnes de la vida matrimonial, adulterios libres inspiraciones del alma ó las santas afec
in mente, no ménos funestos para la dignidad del ciones del corazón. De una manera igualmente
matrimonio que aquellos otros que llevan tras sí gráfica, y por una comparación ingeniosa, reve
el escándalo. lan las mismas dificultades notadas las siguien
Y no basta objetar á esta afirmación la argucia tes palabras de un escritor francés: «No deis
de que al cónyuge debe bastarle la fidelidad ma »nunca el nombre de mujer virtuosa á la que,
terial de su compañera. Tal fidelidad no puede »combatiendo una pasión involuntaria, nada ha
satisfacer las legítimas aspiraciones del corazón, »concedido al amante á quien adora. Esto sería
ni hacer que subsista el mutuo cariño que el ma »la injuria más cruel que pudiera hacerse á un
trimonio requiere; »marido enamorado. ¿Qué le queda de su mujer
. Como el sér humano no es sólo materia, como »en tal caso? Una cosa sin nombre, un cadáver
en el matrimonio hay algo más que la unión de »animado. Aquella mujer está en el seno de los
dos cuerpos, y como de otro lado todos estos ele »placeres conyugales como el convidado adver-
mentos poseen solamente apetitos ciegos, deseos »ti.do por Borgia de que lós manjares estaban en-
necesarios, por la fantasía guiados y por las ilu »venenados; ya no tiene hambre, come de dien-
siones conservados, suelen aquellos subordinarse »tes afuera ó aparenta comer. Echa de ménos la
á las afecciones íntimas del corazón, si secretas, »comida que dejó para aceptar la del terrible
siempre poderosas, é influyentes en todas estas »cardenal, y suspira por el momento en que,
relaciones, hasta hacer repulsivo el acto sexual
96 ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 97
»terminada la fiesta, pueda levantarse de la cipios que consigna, y por deducir de ellos todas
»mesa (1).» las consecuencias al caso pertinentes. Pero si
Del contexto de lo dicho , y áun omitiendo quisiéramos adelantar un poco la apreciación del
otras muchas y muy diversas consideraciones folleto de Girardin, habríamos de terminar del
que pudiéramos indicar, se deduce de una ma mismo modo que lo hemos hecho al juzgar el
nera precisa lo inaceptable y repulsivo del asesi folleto L·liommc fvmme.
nato como un medio para curar las profundas Se observa que para Girardin toda la dificul
llagas y terribles perturbaciones que vician la tad del problema consiste en la incertidumbre
organización matrimonial, y entendemos que, que acompaña siempre á la paternidad. La pro
semejante á la espada del gran Alejandro, al creación de los hijos, que es uno de los fines del
destruir y no desenredar el nudo gordiano, el matrimonio, ha sido siempre rodeada de un mis
asesinato corta, pero no resuelve, la dificultad de terioso velo, que exigen de consuno el pudor hu
la cuestión. mano y la dignidad social. También van enlaza
Girardin en su carta-folleto á Dumas, disiente dos con este necesario secreto muchos y muy
de todo punto de las afirmaciones de éste, y tra variados encantos, que la imaginación alimenta
ta de resolver el problema de una manera más y que son indispensables para que el acto de la
franca y en forma más lógica. Quizás el rigorismo cópula no degenere en la mera satisfacción de
sistemático de su folleto habrá hecho á Mr. de Gi una necesidad sensual. El consorcio de los cuer
rardin pasar por alto alguno de los puntos esen pos requiere un conjunto de circunstancias, sin
ciales del problema, suprimiendo en la familia las cuales es imposible que aquél se verifique;
uno de sus agentes; pero áun con todo esto, lo porque también tiene el cuerpo su pudor, y tam
confesamos ingénuamente, hay, según nuestro bién exige la vida corporal sus propias y adecua
entender, en la producción de Mr. de Girardinun das condiciones: el que vence todo esto, lo hace
pensamiento orgánico y enlazado, una clara per llevado por un cinismo en muchas ocasiones ex
cepción del problema y una série de soluciones, terior y perjudicial al estado de su ánimo, disi
si no aceptables de todo punto, al ménos, lógica mulando, á veces por móviles tan pequeños como
mente deducidas de los principios sentados. los que supone la hipocresia del vicio, que viene
A diferencia de Mr. Dumas, se esfuerza á ser hoy (á modo contrario que en otros tiem
Mr.de Girardin pomo abandonar nunca los prin- pos lo era la hipocresía de la virtud), el vestido
de gala de los más; porque, como dijo nuestro
(1) Mr. H. Balzac, Fisiologia del matrimonio.
Larra, la preocupación de este siglo es la des-
98 DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 99
ESTUDIOS
preocupación. Los secretos y misterios que siem Expone Girardin sentidas quejas respecto al
pre han de rodear el acto más solemne de la vida estado de intolerable servidumbre en que se
corporal en el matrimonio, son otras tantas halla la mujer, cuyo estado es producto natural
sombras, de que favorablemente se aprovechan del principio autoritario que da vida al matri
los culpables para llevar á cabo sus más viles monio, organizado siempre con la previsión de
acciones. Y son éstas tanto más viles, cuanto las desconfianzas que inspiran respecto á la con
■que en ellas, por una preocupación social gene ducta de la mujer. Existe, en efecto, un verda
ralmente extendida, son siempre los culpables dero feudalismo conyugal, cuyo imperio se ex
los que adquieren honra,, fama y áun considéra- tiende á las más mínimas circunstancias, y cuya
cion, y son los ofendidos los que recogen las fuerza niega de un lado la capacidad de la mujer
burlas y escarnios sociales. para ser testigo, y recomienda de otro que, á
Ante el inconveniente señalado hace notar Gi cambio de la protección, preste la casada obe
rardin con razón, que toda la dificultad del diencia a su marido, único juez que determina
problema y toda la desconfianza que reina, es el lugar dónde ha de vivir, que concede la
triba en la incertidumbre que existe para de autorización á la mujer para contratar y que
terminar la paternidad. Desecha los razona ejerce exclusivamente la autoridad en la fa
mientos de probabilidad, en virtud de los cua milia.
les los juristas romanos daban un fundamento Tanto como á Mr. Girardin nos indignan esto
ficticio á la certeza del padre de familia, y se monstruoso estado y estas despóticas relaciones
limita á afirmar la certeza de la madre, que na en que el marido impera como dueño absoluto y
die se ha atrevido á poner en duda. Así como la mujer sirve como esclavo degradado. Tenemos
Dumas encontrábalos inconvenientes del matri la pretensión de creer que ni se disuelve la or
monio en el adulterio, aconsejando á su hijo que ganización déla familia, ni sus bases fundamen
matára á la adúltera y zanjando la dificultad tales quedan destruidas por aspirar á que cese el
con la violencia, llega Girardin, aunque invir menosprecio de la mujer como un sér degiada-
tiendo los términos, á la misma conclusión; por do, ni por último, se menoscaban en nádalos de
que, señalada la incertidumbre de la paternidad rechos del varón al querer hallar en aquélla algo
como el origen de todos los males del matrimo más que un mero instrumento de placer; ántes
nio, declara abolida ésta, de suerte que podemos bien, afirmamos que sólo á condición de aumen
decir que, en el fondo, lo mismo uno que otro tar la dignidad de la esposa y la consideración de
•escritor, cortan, pero no resuelven la dificultad. la madre de familia, es posible un mejoramiento
9
100 ESTUDIO« DE MORAL V DE FILOSOFÍA 101
moral de vez en vez más progresivo para toda la la ofrece. Aunque el gran pueblo griego herede
vida. lo mas sustancial para su vida de la cultura
La mujer, que siempre ha estado én tutela, no oriental, él proclamará, inspirado con un divino
muy cariñosa ni galante algunas veces, debe sentido y con una poderosa intuición artística, la
mejorar su condición y entrar más de lleno en la santidad de la belleza corporal, y se verá por esto
vida, cuyo inmenso campo ha estado vedado para obligado á glorificar al sér que superiormente la
ella por motivos que no honran grandemente al expresa en el mundo, á la mujer. No le parece
protector que la Providencia le ha deparado. Y no suficiente al pueblo grieg'o poner frente á frente
se entienda que lo que aquí pedimos seamna cosa la belleza y la fuerza, la mujer y el hombre, para
jamás acontecida, cuando siempre han ido acom que libren la batalla de la vida: aspira aún á
pañados con la reforma y mayor estima, de la mucho más; hace bi-sexualla religión del Olim
condición de la mujer los progresos más trascen po, quiere que la mujer concurra á todas las
dentales en la vida humana cumplidos. manifestaciones del mas alto fin de la vida, y lé~
Si fuá creencia muy común en los pueblos más jos de negar, como lo hace Dumas, toda comu
antiguos la de que el mal estaba encarnado en la nicación á la muj er con la divinidad, la procla
mujer, lógico era el pensamiento que se tenia ma Pitonisa y la hace árbitro de la paz y de la
de que su cultura no podría contribuir más que á guerra. A todo esto se une la altísima idea que
aumentar el mal, como era indispensable también respecto á la mujer domina en los poemas de
que se halláran convencidos de la necesidad que Homero. Si el primero nos muestra una horrible
habia de menospreciar á la mujer. A tales ideas y sangrienta guerra, sostenida por todos los grie
obedece la organización de la familia oriental, gos para vengar la violación de la santidad y de
constituida en general bajo la base déla clausu la hospitalidad del matrimonio, nos enseña el
ra de la muejr y de la comunicación con ella sólo otro la invariable fidelidad de los esposos que,
para el placer. Pero olvidaban los orientales que viviendo ausentes veinte años, consagran la una
al librarse del imperio avasallador del sentimien á su marido los más puros recuerdos de la juven
to, se entregaban á la sensación que rebaja y al tud, el otro á la esposa sus más preciados es
placer que envilece. Quizás estas gravísimas faltas fuerzos y sus perpétuas afecciones. Con tales
explican el vicio que corroe la cultura oriental, ideas, y con la distinción del ministerio propio de
condenada á morir en la inmovilidad ó destinada cada uno de los dos sexos, se va sustituyéndola
á regenerarse, perdiendo su antiguo carácter y autoridad absoluta é inmoral del patriarca por la
asimilándose la nueva sávia que la culta Europa asociación d* dos seres libres, y se vá afirmando
ESTUDIOS ÜE MOKAL V DE FILOSOFÍA 103
102
la existencia personal de la mujer que, aunque especialmente en sus relaciones con la vida sen
precaria, ha de’conducirla á la monogamia. sual. Proclama igualmente al hombre y á la mu
No decae, sino que progresa la organización jer miembros del reino espiritual, y ésta, cansa
de la familia en Roma, donde la mujer viene á da de la tierra y de sus fugaces placeres, vuelve
ser la matrona que contrae con su esposo el la vista al cielo, se acoge á la nueva idea, mira
consortiwm omnis vites, base del hogar domésti el cuerpo como su más feroz enemigo, y se inti
co, rodeado de una autoridad despótica, la del ma más y más con Dios para ganar la felicidad
padre de familia, y amparado bajo un sentimien eterna.
to religioso, el de las divinidades lares. Verdad De esta suerte, recibido el sentimiento cristiano
es que la mujer sigue en una tutela perpétua, como una reacción saludable contra el imperio
que su marido es su juez natural, que tiene de absoluto é intolerable de la carne, no puede mé-
recho á matarla si le sorprende cometiendo una nos de aspirarse á la separación de los sexos, pol
falta, mientras que ella, ante la defección del lo cual predicará San Pablo que si los fieles se
marido, no tiene derecho á tocarle ni con la yema casan, obran bien, pero que obrarán mejor sino
de sus dedos; pero todas estas imperfecciones son se casan; y recomendará San Jerónimo la virgi
pequeñas i si se comparan con la fuerte y viril nidad como el ideal de la nueva ley, el celibato
organización que adquirió la familia en los bue como el estado más perfecto, y el cenobitismo
nos tiempos de Roma. No se cumplen estos pro como el desiderátum de todas las conciencias.
gresos siguiendo una marcha uniforme, ni tal Mirada desapasionadamente la misión cumplida
puede ser la dirección que lleve la humanidad en por el cristianismo en la gran obra de la dignifi
su vida; por esta razón, á la humanidad atenien cación de la mujer, puede decirse que se limita á
se sucede la libertina bacante; y por igual moti separarla de la corrupción romana y á obligarla
vo, después de Lucrecia, que ensalza el honor y á pensar en el infinito, -olvidando el mundo y los
la castidad, aparece la impúdica Mesalina, que fines terrenales. Trajeron los bárbaros, al invadir
hace una epopeya de la prostitución. la Europa, un sentimiento individual de la per
Falseado todo el organismo social y político de sonalidad que no podía rnénos de influir favora
Roma, y cuando esta mostraba su venalidad has- blemente para la consideración y respeto de la
taun extremo incomprensible, y en ella reinaban mujer; pero no hay que dejarse llevar, sin em
la orgía del despotismo y la liebre del vicio, apa bargo, de ilusiones, que en el fondo son engaño
rece el cristianismo con un carácter eminente sas y que nacen de la complejidad con que apa
mente disciplinario y corrector de la vida moral, recen todos los elementos que constituyen la vida
DE MORAL Y DE .FILOSOFÍA 105
104 ESTUDIOS
social de estos tiempos. Es indudable queebcris- El triunfo completo del catolicismo en Europa
tiauismo se hizo con el tiempo ménos espiritual hace que la influencia del sentimiento religioso
y más humano; es también cierto que las ideas de penetre más y más en la organización de la fa
los bárbaros, unidas con el cristianismo, engen milia. Procura entónces la Iglesia, al establecer
draron el sentimiento caballeresco; pero no por el matrimonio como un sacramento, hacer, olvi
esto se ha de poetizar tal época como aquella en dar el espiritualismo exclusivista de los.primeros
que mejor se ha reconocido la verdadera misión tiempos cristianos, y absorber todo el complejo
de la mujer. Bajo las poéticas descripciones que conjunto de elementos morales que en el matri
leemos de los tiempos caballerescos, puede descu monio existen, dejando sólo para la esfera ex
brirse una inmoralidad excesiva, que se disimu terna del derecho el arreglo de las condiciones
laba con argucias torpemente hiladas. Poco les económicas de la sociedad conyugal.
debía importar á los antiguos señores que la Aunque con sentido más libre y restableciendo
Iglesia hubiera declarado abolido el divorcio; el divorcio, sigue más tarde la reforma el mismo
ellos la obligaban á acoger el caso en que nece camino, y de esta suerte se encuentra actual
sitaban echar mano de él, bajo el manto hipócri mente constituido el matrimonio como una unión
ta del parentesco, á cuya sombra parafraseaban corporal, casi siempre determinada por móviles
su pomposa frase, mi Dios y mi dama, del si y consideraciones utilitarias, una vez que los
guiente modo: mi Dios es el clero, y mi dama la elementos superiores de la vida han sido absor
mujer del vecino. De estos tiempos data también bidos por la fé positiva hasta el punto de ser más
la idea del honor, que reside tanto en la conduc íntima la comunicación de la mujer con el sacer
ta personal como en la fidelidad de la esposa, dote que con su marido.
error nacido sin duda del poderoso carácter in Por pasos tan contados ha venido progresando
dividual que revistió la organización de la fami la condición de la mujer, cuyo estado—preciso
es confesarlo—no está en armonía hoy con las
lia. Una mayor intimidad en el círculo familiar,
exigencias de la vida. Pero si, como hemos visto,
y un culto progresivo de la mujer en tiempo de
la situación de la mujer viene cambiando cons
paz, así como un predominio creciente de la vida tantemente mediante los continuos progresos
individual por el amortiguamiento déla pública, que bu pró de su condición se han afirmado,
tan prepotente en las antiguas repúblicas grie
justo será pedir' hoy también que varíe su ma
ga y romana, son los elementos qué favorecen
nera de ser y su mezquina concepción de la vida.
realmente el aumento de consideración y mejora
De aquí se origina la necesidad, que se im-
del estado de la mujer.
DE MOBAL Y DE FILOSOFÍA 107
106 ESTUDIOS
pons á todo el que trata de estas cuestiones, de recen tan ridículos como los de algunas mujeres
ocuparse de la educación de la mujer, sobre la de hoy, que olvidan, al quererse convertir en
cual pocas ó ningunas consideraciones se en hombres imberbes, la apariencia engañosa de los
cuentran en los folletos, cuyo exámen y crítica triunfos que consiguen y la perpétua muerte á
han sido la ocasión para publicar estos artículos. que entregan los más preciados encantos de que
El complejo y dificilísimo problema de la edu han sido dotadas.
cación de la mujer ha venido á hacerse de todo Aumentan las dificultades del problema de la
punto insoluble por la mala dirección que para educación de la 'mujer cuando se repara que el
estudiarle se ha/ seguido, y por la peor manera mejoramiento y reformas que hayan de hacerse
con que se ha planteado. Las huecas palabras de posibles deben ser cumplidas en el seno de la fa
igualdad de los sexos y emancipación de la mu milia, la cual no llena su delicada misión en este
jer, unidas á pretensiones tan exageradas como punto. Casi nula es la influencia de la educación
ridiculas, obligaron ya en su tiempo á Proudhon cuando ésta no procede de la familia misma, cu
á protestar contra tales tendencias y á afirmar ya dirección es tanto más importante para la
que son una misma cosa la emancipación y la mujer cuanto que éstá hace una vida más íntima
prostitución de la mujer. Si ésta ha de ser edu y ménos libre que el hombre.
cada, preciso es que se conozca su cualidad; in La instrucción que socialmente puede recibirla
dispensable es examinar su valor y dignidad, y mujer es siempre fragmentaria; su influencia
que se renuncie de una vez para siempre á la ha de ser pasajera; causará, si acaso, efectos con
empresa utópica é impía de deshacer las leyes traproducentes, cuando no va acompañada de la
naturales, violando la constitución y carácter de rectitud de la voluntad y de la fuerza de los
la sexualidad humana y cambiando la naturaleza sentimientos, condiciones todas que puede sola
de la mujer. La igualdad uniforme de los sexos mente prestar la permanente y bienhechora vigi
ahoga la contrariedad, que es fuente de toda lancia de la familia. Pero como ésta es, á su vez,
vida, del mismo modo que la identidad completa producto de uniones que tienen iguales faltas
del hombre y de la mujer borra la oposición de que las que se trata de corregir; como también
caractéres, que es origen de infinitos y múlti los móviles casi exclusivos del cariño de los pa
ples contrastes, negando así los atractivo^ de dres suelen ser meramente utilitarios, se viene á
ambos y entregando el mundo á ser víctima del caer en un círculo vicioso, que imposibilita tem
poralmente traer á la práctica un nuevo y refor
fastidio. Los propósitos de identificar la obra que
mador sentido en la educación de la mujer.
deben cumplir los dos sexos en la vida nos pa
de moral y de filosofía 109
108 ESTUDIOS
relación, y la mayor influencia del sistema san ferioridad intelectual respecto á los hombres:
guíneo sobre el nervioso, son otros tantos ca porque les falta, según confiesa una de ellas,
ractères ya señalados por todos los fisiólogos, Mme. de Saussure, la fuerza creadora, cuya fal
suficientes para mostrar la manera de ser de la ta, si logran disimularla á veces por una mayor
vida corporal en la mujer. Como consecuencia de rapidez de comprensión, vienen á hacerla mássen-
tales caractères, se observa siempre en la mujer sible después, cuando se advierte que llegan á la
una mayor receptividad que en el hombre, vién region de las ideas por abnegación y por pasión
dose, por su falta de espontaneidad, sacrificada á más que por convicciones reflexivas. Pudiéramos
las funciones materiales con una delicadeza ex decir que, así como en la vida corporal la mujer
cesiva de cuerpo, con gran amplitud en el tronco no produce, sino que recibe gérmenes, en el
de éste, y en cambio, con una gran estrechez del mundo espiritual no llega á la esfera superior,
cerebro. que es la de las ideas, ni mucho ménos al poder
La oposición sexual penetraron igual valor en general y creador. No produce la mujer ideas,
toda la vida del espíritu (1), cuya determinación pero en cambio ejerce un imperio casi soberano
contraria es condicionada, que no producida, por en la vida del sentimiento, del cual se vale para
la vidac orporal. El predominio del sentir sobre el suplir su inferioridad intelectual y áun para ad
conocer, del corazón sobre la cabeza, de lo ideal quirir un poder intuitivo y adivinador, superior
sobre lo racional, de la pasión sobre la reflexión; al del hombre mismo. Importa mucho insistir en
el imperio de la tradición sobre todo.elemento esta consideración para mostrar de un modo evi
innovador, de las afecciones cercanas sobre los in dente cuán equivocado camino siguen aquellos
tereses permanentes, de los detalles sobre las que quieren reformar la condición de la mujer,
grandezas de la vida y el avasallamiento de la atendiendo exclusivamente á proporcionarla una
Ciencia por el Arte son las señales evidentes y cultura excesiva, casi siempre estéril, la mayor
las manifestaciones diarias del modo de ser y parte de las veces inútil, olvidando que hay en
producirse la vida espiritual en la mujer. Con tal la misma constitución del cuerpo de la mujer
peculiaridad en su manera de ser espiritual, no una fatalidad invencible, que la impide dedicarse
puede ménos de notarse en las mujeres cierta in- por largos trascursos de tiempo al estudio. De
biera tenerse siempre presente la frase de Miche
let; la mujer, desde que es mujer, está enferma,
(1) La diferencia de los sexsos 210 es meramente del dominio y por tanto, no puede dedicarse á las especula
de la Fisiología; la inteligencia y el corazón tienen también sil ciones que los estudios serios requieren. De otro
sexo.—Mme. Stern.
10
116 ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 117
lado, el período de la pasión, síntoma obligado Si existe, en verdad, una injusticia monstruo
en ellas al despertarse al amor, les priva de toda sa en la condición de la mujer respecto á la vida
serenidad de juicio, al mismo tiempo queda pre civil, en la cual creemos debían contrapesarse
ñez debilita el imperio que puedan tener sobre sí mútuamente los derechos y deberes de los indi
mismas. Ante tales inconvenientes, invencibles viduos de ámbos sexos, no entendemos que pue
por su naturaleza, tiene que encerrarse la mujei da acontecer lo mismo en la vida política. En
en este dilema: 6 ser mujer, ó ser un pensador; en trando en ella, no alcanzaría la mujer las cuali
el último caso mata su condición y se convierte dades necesarias y que son privativas del hom
en un ser neutro, que renuncia á la maternidad bre, y además perdería todas las dotes que ca
y á la familia. racterizan su manera, de ser y su vida. Y si en
Como la fuerza de la lógica no tiene término, alguna ocasión necesita la gestión política de los
como el enlace de unas á otras consecuencias es asuntos de un Estado emplear á la mujer como
fatal, se han visto obligados los defensores de la uno de los infinitos resortes del complicado or
emancipación de la mujer á pretender arrojarla ganismo social, todavía en tal caso debe exigirse
al foro é introducirla en la vida pública. De aquí á la mujer la prestación de un servicio, pero
ha nacido el deseo febril de algunos, que se han jamás la renuncia de su peculiaridad de vida ó
empeñado, desconociendo la verdadera natura la pérdida de su tierna sensibilidad y delicadeza.
leza de la mujer, en aumentar el número de los Recúrrase en buen hora á ella, pero que no se
pretendientes de carteras ministeriales. No nega- la obligue á salir de su propio círculo, esforzán
gamos que la vida política, encargada de íesol- dose en que consiga, lo cual es imposible, la
ver los más arduos y complejos problemas, nece energía y capacidad del varón; porque en tal «aso
sita todas las fuerzas sociales é interesa á todos vendrá á ser una planta exótica, cuya suerte se
los individuos;pero no por esto creemos quepueda verá en peligro, si vuelve á la estrechez del
defenderse la necesidad de que las mujeres hagan círculo familiar, ó concluirá ahogando toda su
política. El carácter tierno y afectuoso de la mu condición femenil si sigue en la vida pública.
jer, su inteligencia fácilmente impresionable y Si en algunos casos es legítima la influencia
siemprel apasionada, la separan naturalmente de de la mujer en la vida pública, que la ejerza des
los centros políticos y la atraen hácia la vida indi de su propio círculo, que no es pequeña la fuerza
vidual y de la familia, donde endulza con sus en de acción que puede prestar desde el centro del
cantos los sinsabores que el hombre recoge en los hogar doméstico.
vaivenes irregulares de la loca fortuna política. Sean políticas las mujeres, si lo estiman con
118 EST0DIOS DE MORAL Y DE EILOSOEÍA 119
veniente, pero que influyan indirectamente, y Bien dirigida la vida del sentimiento, recta
desde su esfera de acción en la gestión de los ne mente educado el corazón de la mujer, hallará
gocios públicos, siguiendo y teniendo siempre pre siempre el hombre en su comunicación con ella
sentes estas prudentísimas advertencias: «Sos un tesoro inagotable de ternura, iucapaz de en
tener la causa de la justicia en los salones, de- gendrar el hastío; porque la condición humana
ofender los fueros de la libertad...; y cualquier es tal, que ama eternamente y se une de un
»día la influencia constante de vuestra palabra, modo indisoluble á todo aquello que le falta y
»hará salir triunfante del fondo de la urna un supone que completa la limitación de su ser.
»diputado demócrata (1).» Ya ha sabido Proudhon lo que se hacía al mos
Superior al hombre por todos los instintos mis trar la inferioridad de la mujer respecto al hom
teriosos de la ternura y del sentimiento, inven bre, estudiando aquella en su naturaleza física,
cible en la resignación, grande en el entusiasmo, en su vida intelectual y en su carácter moral,
divina por su belleza física y moral y santifica pero sin decir nada respecto al corazón de la mu
da en todos los períodos de su vida, si es donce jer. Por grande que sea el poder de la sofística
lla por la inocencia, si es esposa por el deber, y proudhoniana, se verá obligado todo el que exa
si madre por el sacrificio, puede y debe ser edu mine esta faz esencial de la vida de la mujer á
cada la mujer en todos estos elementos que per confesar la inmensa superioridad de ésta respec
tenecen á la vida del corazón. Aquí debe ser pro to al varón; de tal suerte que, áun incultos, es
clamada reina y soberana, y á este punto es al pontáneos é irreflexivos, los impulsos y senti
que deben tender todos los esfuerzos que se ha mientos del corazón femenino tienen todavía
gan para mejorar su educación, pidiendo sólo á mayor cualidad, más fuerza y un poder más in
la cultura científica las ideas indispensables para tenso que aquellos propios del varón, é hijos en
dirigir el sentimiento y borrar las mil faltas que su mayor parte de disciplinaria reflexión 'ó del
les enseñan de consuno el disimulo de la vida y dominio de las malas tendencias. Y tío se crea
la mentida hipocresía de una encubierta castidad, que con lo dicho desestimamos la influencia que
limitada, como dice Balzac, á tener por lúbrico el conocimiento y la idea tienen sobre el senti
el lenguaje vulgar, y á considerar las gasas miento; por el contrario, pedimos que vengan
como telas muy tupidas que ocultan demasiado aquél y ésta á iluminar el fondo puro y noble del
los encantos de su belleza física. corazón de la mujer; pero entendemos que hay
siempre en la fuerza discursiva del pensamiento,
(1) pelleta». que existe en el esfuerzo lógico un elemento in
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 121
120 ESTUDIOS
visible que contraría la espontaneidad del senti y de las relaciones universales de Dios con el
miento, que le roba su aspecto más noble y que mundo.
oscurece sus más preciados triunfos. Así es en La religión de la mujer nace de donde nace
verdad, y por esto será siempre digna de estima todo en ella, del corazón. Para ella es la religión
la vida del sentimiento, espontáneamente pro un sentimiento, una fé que llena las mas altas
ducida, mientras que el esfuerzo de reflexión, el afecciones de su ternura y delicadeza, y por lo
dominio por la idea, el sacrificio oblig’ado y el mismo aspira á vivir permanentemente en la fé
bien cumplido por imposiciones, entibiarán el positiva, manifestada en símbolos exteriores, cuya
mérito de los actos y la moralidad de la conduc mayor ó menor* racionalidad no examina, sino
ta, aunque de otro lado muestren un poder digno que los acepta, interpretándolos, más que con la
de tenerse en cuenta y siempre estimable para idea, por sus sentimientos y por la necesidad que
dominar los malos instintos. tiene de hallar objeto á quien dedicar su amor
No estamos muy léjos de afirmar que no hay en la esfera mas alta que sus concepciones en
verdadera moralidad, y mucho ménos verdadera treven.
belleza, allí donde se cumple ésta y es llevada á Así hallamos en todos cada y uno de los ele
cabo aquélla á costa de sacrificios, sufridos con mentos esenciales de la vida repetida aquella con
valor, pero repulsivos al fondo del alma; y esto, trariedad que caracteriza la distinción sexual.
que parece una argucia intelectual, lo distingue De modo que podemos afirmar que la distinción
bien el poder intuitivo del sentimiento, y lo adi de los sexos muestra: primero, la imperfección y
vina fácilmente la nobleza y lealtad del corazón. limitación de la mujer, que si posee toda la na
En la esfera superior de la vida que en lo hu turaleza humana, es según uno de sus aspectos
mano se concibe, en la religión, no se borra, sino solamente determinada; segundo, que las faltas
que se confirma más y más la oposición, que que el varón encuentra en sí mismo correspon
mantiene siempre viva la afección mutua y el den á perfecciones de la mujer y vice-versa.
tierno interés entre ios individuos de sexo dife Nace de aquella primera contrariedad y de esta
rente. Si en el varón predominan, según hemos segunda armonía la tendencia, el deseo (llámese
dicho, el conocimiento y la idea, no puede ménos como se quiera) á la unión de los dos sexos que,
de determinar todas las manifestaciones de su
una vez digmificada ante todo en el altar de la
vida religiosa por aquél y por ésta, subordinan conciencia (y no primeramente por las preocupa
do siempre la fé á la razón, entendiendo que es ciones sociales) constituye el matrimonio.
preciso adquirir conciencia de las cosás divinas Está, pues, la base fundamental del matri-
ESTUDIOS DE MORAL Y FILOSOFÍA 123
superior de la cultura moderna, y entender que por consiguiente, que declare, llegado el caso á
el verdadero destino y el estado más perfecto del que nos hemos referido, disuelto el matrimonio.
varón y de la mujer es el de la dignificación del No dudamos que Dumas y Girardin, y con ellos
amor dot el matrimonio, y no el de la muerte algunos otros, objetarían á todas estas conside
cruel ó impía del más bello sentimiento humano, raciones á que da lugar la lectura de los folletos
sacrificando á un idealismo estéril las nobles de aquéllos, diciendo que estos son medios poco
prerogativas de la vida corporal. viables, paliativos ineficaces, porque no pueden
No menospreciamos la virginidad, estado de traducirse inmediatamente en leyes. Y es ver
candor y de inocencia que seduce como si fuera dadera tal objeción; pero no es falso que en el
vea fanal trasparente de hermosura, según ha di órden civil y en el organismo interno de las so
cho el poeta; pero creemos que puede y debe ser ciedades se hacen viables los principios de justi
legítimamente roto este misterioso cristal, para cia, más que por imposiciones que proceden del
dar origen á un estado superior. Afirmar este centro á los diversos puntos de la circuferencia,
valor superior de la maternidad sobre la virgi á la inversa, es decir, haciendo las costumbres,
nidad equivale á dignificar de una vez para infiltrando en la sávia de la vida social las re
siempre el matrimonio. formas, dando nuevo alimento á la vida moral
El matrimonio, cuya base única es el amox, de las familias y esforzándose en sustituir á las
tiene su sanción interior en la conciencia y la miras utilitarias y á las preocupaciones sociales
exterior en,el contrato. Si falta cualquiera de es los intereses eternos de la justicia.
tos elementos, podrá subsistir el matrimonio ante
la consideración social y en las apariencias ex
teriores: en la intimidad del hogar, ante la santi II!.
dad de la promesa jurada, el matrimonio ha de
jado de existir, contra todos los argumentos de No en balde hemos dado gran importancia á la
conveniencia que la consideración del derecho educación de la mujer, porque, como ha dicho
externo pueda suministrar. un escritor, educando á ésta se forman las ge
¿Qué progreso será, por tanto, necesario llevar neraciones que están por venir. En la mujer debe
á cabo en esta esfera? Uno muy sencillo de ex el hombre ver la más bella síntesis y el más di
presar, y que se reduce á procurar que deje el vino resúmen de toda su vida. Ella, con su ter
derecho de estar en contradicción perpétua con nura inagotable, recuerda al hombre los senti
la esencia, fin y tendencias del matrimonio, y mientos amorosos de su pasada juventud, y le
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 127
126 ESTUDIOS
No basta, como entienden habitualmente las
atrae constantemente á la fuente de la vida, en gentes, una educación rutinaria y limitada á la
la cual ha de hallar goces legítimos al presente enseñanza y prescripción del cumplimiento de
y esperanzas santas en el porvenir, con ¡la conti sus deberes domésticos: entender que de este
nuación de su personalidad y la perpetuación de modo puede formarse una buena madre de fami
su nombre. Ella, con la mayor ó menor digni lia, es olvidar el cambio completo que han su
dad que su condición revela, proporciona al hom frido las condiciones y circunstancias de la vida
bre el termómetro más seguro para graduar la entera, y es no reconocer el aforismo vulgar de
moralidad y la virtud del ambiente social en que que necesidades nuevas exigen el desarrollo de
vive, pues es cosa por demás averiguada que el nuevas fuerzas. Cuando los padres de familia
poder y consistencia de una civilización corres estiman haber cumplido su deber, procurando
ponden con el respeto de que se rodea á la ma que sus hijas sepan ser (como se dice en frase
dre y á la esposa. Así se observa que aquellos vulgar) mujeres de su casa, no tienen presente
pueblos que, como el romano lograron formar una consideración importantísima y es la de que
matronas virtuosas, tuvieron á millares varones el bienestar de la familia y la prosperidad del
fuertes, honra de sus familias y gloria de la pa hogar doméstico, no absorben ni llenan cumpli
tria; miéntras que pueblos como el Oriente, apa damente toda la vida de la mujer como en otros
recen amenazados de una ruina inevitable y po tiempos en que, faltas del perfeccionamiento en
ssidos de una enfermedad mortífera por la de los procedimientos mecánicos, obligadas á pro
gradación que de la frente de las mujeres resalta porcionarse todos los medios por el trabajo ma
al hogar doméstico, convertido en impúdico al nual y careciendo de los beneficios de la división
bergue de sensuales placeres, que sólo pueden del trabajo y déla facilidad en ] os cambios, se
producir individuos y hordas para pueblos des veian las familias en la precisión de encargara
póticos, jamás hombres con virtudes cívicas y la mujer el cuidado de quince ó veinte oficios di
ménos aún pueblos libres y dignos. - ferentes, que consumían toda la atención de la
Teniendo en cuenta el vivísimo -interés de tan madre de familia.
trascendental problema, no exageramos el alcan Una vigilancia inteligente, pero que requiere
ce de sus consecuencias si decimos que de las poco tiempo, una distribución ordenada en sus
bases prudentes, racionales y justas que se asien mandatos y un interés continuo en -evitar lo
ten para educar á la mujer, penden en su mayor mezquino y huir de la prodigalidad, son condi
parte las muchas ó pocas soluciones que, para la ciones bastantes para que una mujer tenga bien
organización de la familia, puedan ser indicadas.
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 129
128 ESTUDIOS
arreglada su casa, pero no son .circunstancias muy general el del célibe. Con el celibato toda
suficientes para que llene el gran vacío de sus moralidad se pierde, toda fuerza social se extin
horas. Ante tal obstáculo, el gónio vivo déla gue y la fuente de la vida debe dejar de producir
mujer, el carácter inquieto que la es natural y la nuevos séres, una vez que.el célibe, dado el caso
voluble transición que de uno á otro detalle ne de que fueran verdaderos los inconvenientes que
cesita, la obligan á consumir frívolamente su él supone son contrarios á la unión conyugal,
vida, cuando no la arrastran á diversiones con está obligado á divorciarse completamente de la
tinuas, donde lo ménos que puede perder es los vida y á no ocupar dentro de ella lugar alguno,
bienes materiales de la familia; á todo lo cual salvo el que ocuparon los ascetas y monjes de
quizá se ve atraída, más que por instintos per los siglos medios. Así nos parecen, á no ser en
versos ó por tendencia al mal, porque se halla excepciones muy contadas, despreciables y en
irremisiblemente solicitada por el deseo de tem sumo grado egoístas los móviles que retienen al
plar el fastidio de una vida sin ocupación. hombre en el estado de célibe. Quizá éste huye
Huyamos con horror del pensamiento impío la lucha con los inmensos inconvenientes que
que pretenda atribuir la disipación y la frivoli puede ofrecerle el matrimonio y se aprovecha de
dad, tan habituales en la vida de la mujer, á ins sus ventajas por medios subrepticios, reducidos
tintos nativos de su alma ó á impulsos perversos á explotar la credulidad de la mujer ó á con ver
de su corazón; afirmemos, por el contrario, la tirla en una cosa venal.
inagotable bondad de su carácter y hagamos res No puede ser jamás defendible tal situación;
ponsable, en el mayor número de los casos, de sea en buen hora célibe el que así lo quiera, pero
estas faltas suyas á la sociedad, que la ha librado entienda que se halla obligado á negarse com
del trabajo manual y la deja fuera de la vida pletamente á la vida conyugal, sepa que la lóg.-
moral, sin darla otra ocupación equivalente. ca le lleva de un modo necesario á romper todo
Sin la educación, la mujer no puede de modo vínculo con la mujer, y que si quiere conservar
alguno cumplir su destino; la madre del amor y alg'un sentido moral en medio de su infructuoso
de la vida queda reducida á una vigilante de los estado, se halla en la precisión de rechazar la
cuidados del hogar doméstico, que puede servir cortesana, ya que no admite al consorcio de su
de ama de llaves, pero no de bella auxiliar y vida la honradez y la dignidad de una esposa.
tierna compañera del hombre en las tribulacio Sean célibes los hombres, si lo creen condición
nes de su vida. Por estas y otras imperfecciones de su vida: creemos que se equivocan, pero to
semejantes, observamos que es hoy un estado davía nos merecerán respeto si son lógicos y lie-
130 ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 131
van sus ideas á las últimas consecuencias; en tal héroes por cada Alejandro y cada Annibal, un
caso, el falso principio moral que toman como millar de filósofos por cada Platón, y muchos
criterio de su conducta, lia de conducirles á pro millares de poetas por cada Homero y cada Ho
clamar lo siguiente: «La mujer no puede ser racio y cada Virgilio, han doblado su cerviz bajo
»ni mi asociada ni mi esposa: pero yo no la el yugo de himeneo.
»quiero ni la puedo admitir como mi cortesana.» No son inconvenientes bastantes para retener
A cumplir este precepto es á lo ménos que una al hombre en el celibato las malas condiciones de
sociedad bien organizada y moral debia obligar á que adolezca la educación de la mujer. Es ésta
los hombres; porque á nadie se le puede compe un sér que fácilmente se adapta á las nuevas cir
ler á que tome mujer, pero á todo el mundo se le cunstancias que su nuevo estado la proporcione,
debe prohibir que envilezca á la dulce compañera y que se asimila con gran rapidez las cualidades
del hombre. morales que un esposo digno y con conciencia de
Para librarse de la tiranía de las pasiones, pa sus deberes pueda enseñarla; que el hombre. la
ra evitar la lucha con la vida y las necesidades eduque, que la dirija y que la guie, que jamás
del cuerpo, y para adquirir la santa libertad del quedará sorda á la voz del amor. Ella sabrá, áun
espíritu que prepara el estado igual y constante falta de cultura y careciendo de toda educación,
del ánimo, tiene el hombre un recurso eficaz, que mostrar al hombre toda la idealidad de su sér;
completa toda su vida y con el cual alcanza la ella excitará, para ganar el tiempo perdido, los
plenitud fisiológica, moral y estética de su natu inagotables tesoros de su paciencia, de su espe
raleza, que es el matrimonio, el Sacramento uni ranza y de su resignación; y si en medio de ta
versal, como le llama Proudhon. Si el hombre no les esfuerzos no puede la mujer levantarse de la
cumple con tal ley, que confiese su falta y que no postración intelectual y moral que el trascurso
disimule su desconfianza y su egoísmo con argu del tiempo ha fijado en su espíritu como un a hue
cias referentes á. las mejores ó peores condicio lla imborrable, todavía puede el hombre tener el
nes que el celibato pueda ofrecerle para el cum consuelo de que la mujer enseñará todo lo que
plimiento de fines altísimos. Contradicen tales de él haya oido á sus hijos, y áun lo idealizará
argucias las observaciones que cada cual pueda mucho más con los inmensos recursos que su in
hacer por sí mismo, y áun el testimonio de la teligencia, fácilmente excitable, y su corazón,
historia, porque, según ha dicho un escritor, por demás sensible, puedan suministrarla.
si vivieron en soltería Alejandro y Annibal, Pla ¥ si todas estas consideraciones no tienen pa
tón y Homero,. Virgilio y Horacio, un millar de ra ciertos caractéres la fuerza que les atribui-
11
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 133
132 ESTUDIO S
mos, todavía, habremo? de recordarles que la que ha debido contemplar la mujer, observando
unión conyugal no debe dejar de contraerse por la vida de su esposo íntegra y completamente
consagrada al bien, puede y debe éste exigir á
la desigualdad en las partes contratantes, por
su compañera, como juez recto, el cumplimiento
que si tal sucediera, quedaría reducido el matri
monio á un pacto sinalagmático, en el cual las de todas las condiciones que la subsistencia del
causas determinantes serian la utilidad y la con matrimonio requiere..
veniencia, negando así el deber de la abnegación Como el matrimonio, según hemos dicho, apo
del sexo fuerte en pró del sexo débil, y áun bor yado en el amor tiene por sanción interior la con
rando de la vida uno de sus aspectos más esen ciencia, siendo sólo el contrato la garantía ex
ciales, el aspecto moral. Nada más natural en terna y la fórmula consiguiente para dar estabi
este caso que supla el varón las faltas de la mu lidad á las relaciones sociales, y como la familia
jer, que la dispense su debilidad y sus flaquezas, es una personalidad, cuya paz y tranquilidad de
que recuerde la enfermedad constante de su penden del mutuo cariño más que de fuertes la
compañera y que se apiade dé ella, acostumbrán zos exteriores, euando en el matrimonio ha que
dose á ver, en la que por el pronto considera como dado roto el vínculo interno y euando en la fa
una persona extraña, su más constante auxiliar, milia ha dejado de existir la condición esencial
su más consolador apoyo, y sobre todo la tierna que la da vida, tiene el hombre que ha cumpli
do leal y dignamente todos sus deberes el dere
madre de sus hijos.
Cumpliendo el hombre todos estos deberes, cho, no de matar á la mona del país de Nod, se
concurriendo el varón á la unión conyugal con gún dice Dumas, sino de arrojar del templo de
tal suma de atenciones para hacer posible el per su hogar á aquella que, debiendo ser la sacerdo
feccionamiento social, y sacrificando todo lo sa- tisa que honrára y dignificára el culto de la fa
milia, mancha y envilece con su aliento impúdi
crificable en aras del más grande y noble de los
sentimientos que tienen su albergue en el cora co el santo albergue del amor al mismo tiempo
zón humano, es de todo punto necesario que el que escarnece los más nobles y leales esfuerzos
matrimonio se constituya bajo la egida de la ab del corazón del hombre.
negación y bajo el amparo del amor. Sólo en este ¡Ojalá que el hombre obrára siempre como de
caso, y cuando el hombre ha tenido presente para cimos, porque no creemos que esto sea imposi
la educación de su mujer, más que las teorías y ble, y sí entendemos que la mayor parte de los
cásuismos de una moral filosófica, la enseñanza que tales consejos olvidan, no es porque la voz
elocuente del ejemplo y el imperio de la virtud, de la conciencia no se los dicte, sino porque son
134 ESTUDIOS DE MOK.iL Y DE FILOSOFÍA 135
víctimas de preocupaciones sociales, cuando no dad imperfectamente su destino, pues lleva den
de intereses mezquinos! ¡Ojalá que el hombre se tro de su propio seno, aunque no lo confiese, gér
convenciera de que éstos y no otros son los prin menes de disolución garantidos por una falsa
cipios que deben regir la organización de la fa moralidad y regidos por un órden semejante a
milia; ojalá que, sin atender á ninguna condición aquél que hacia reinar el Czar en Varsovia.
exterior, hiciera el hombre ley de su vida matri Nos parece que no tiene ningún valor la ob
monial la práctica de tales exigencias por la con jeción que al planteamiento del divorcio opone
ciencia requeridas y para la santidad de la pro Mr. Girardin, cuando dice.- «que el divorcio hace
mesa jurada obligatorias; porque en tal caso la »del matrimonióla escuela del escándalo (1).»
legislación positiva, que por desgracia procede la Cuando examinemos las soluciones que él pro
mayor parte de las veces á posteñori y obede pone para resolver el difícil problema de la orga
ciendo sólo á necesidades de gran entidad, no nización de la familia, veremos, sin tener que
tendría más remedio que adaptarse á esta nueva hacer más trabajo que exponer sus propias fra
necesidad y proclamar legítimo el divorcio y na ses, quién entrega al escarnio más completo la
tural la disolución de la familia, cuando los familia y todos los sentimientos que en ella vi
vínculos fundamentales de su unión han sido vi ven: si los que defienden el ¡.divorcio ó los que
ciados ó falseados. con él llegan á proclamar la prostitución como
¡Nos declaramos desde luego incapaces para la más alta institución social, que ha de curar
prevenir la múltiple é infinita sórie de objecio radicalmente todos los males que se refieren á
nes que podrán ocurrir á algunos al hallar que los dificilísimos problemas que nos ocupan.
defendemos el divorcio; pero si una tras otra Es por demás pueril y ridículo que quien, como
fueran presentándonoslas, creemos, sin dejarnos Girardin, apadrina un ideal que conduce á la dig
llevar de pretensiones ridiculas, que podrían ser nificación del amor al estilo de las fieras, y sm
contestadas, siquiera no entendamos que sea el que medien entre ambos sexos más relaciones que
divorcio una solución que ofrezca algunos obs las del deseo sensual y las del pago de este sei-
táculos; mas son éstos siempre pequeños si se vicio á la mujer, deseche el divorcio solamente
tiene en cuenta la necesidad con que se impone apoyado en un escrúpulo tan fútil como el del es
á todo hombre bien sentido remediar de esta sola cándalo que pueda producir la noticia de un adul
y única manera los vicios de la familia. Si tales terio ó de otra causa cualquiera, origen del divoi-
vicios permanecen ocultos para evitar hipócrita
mente un mentido escándalo, prosigue la socie (1) E. de Girardin, pág. 23, L‘Komme et la femme.
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 137
13Ü ESTUDIOS
rio sería engañarse á sí mismo y mantener á los matrimonio, desaparece para siempre el adulte
demás en una ignorancia completa de la perver rio, que es un crimen de mera invención social.
sión que reina en las relaciones y organización Poeo experto necesita ser el lector para penetrar
de la familia, como si pudiera alguna vez llegar en la intención de la fórmula de Girardin, porque
á constituir la inocencia el verdadero ideal de la él se la explica exactamente, declarando que no
moralidad. existe adulterio y afirmando implícitamente que
Veamos ahora las prudentes soluciones que toda cópula material entre los sexos es legítima.
Mr. Girardin propone para dar firme y legítimo Sin precipitación ninguna podemos decir que la
fundamento al matrimonio y bases inquebranta libertad en el matrimonio que pide Girardin es
bles á la familia. No se crea que después de ha la abolición del matrimonio,' y por consiguiente
ber tildado el divorcio de escandaloso va á dar de la familia, y en término no muy lejano de la
Mr. Girardin soluciones que restablezcan la legi sociedad, una vez que ésta se apoya en una serie
timidad y el carácter ético de la familia; más bien, ordenada y en un organismo jerárquico de unio
presintiendo que la dificultad que estos proble nes tan esenciales de suyo, tan insustituibles por
mas ofrecen consiste en que toda la esencia del su naturaleza como lo es la de la familia.
matrimonio y toda la constitución de la familia Si la sociedad no es una mera suma, ni consis
radican en principios eminentemente morales, te en un conjunto indefinido de séres, ni se refie
sobre los que poca ó ninguna influencia tiene la re á una masa confusa de individuos semejantes
.sanción externa de la ley, va á concluir supri á los rebaños de los animales, donde no hay con
miendo de la vida todo aspecto moral, y redu trariedad ni cabe por tanto la armonía y en don
ciendo el matrimonio á la cópula material de los de el individuo se sacrifica al mayor acrecenta
cuerpos. Concisamente formula su pensamiento miento de la especie, sino que, por el contrario,
Girardin, dando como resultado de veinte años es la sociedad un todo racional que consiste en
de reflexiones y observaciones la siguiente fór la unión ordenada de todos los séres y que se
mula, que él cree resuelve completamente la refiere, por consiguiente, al reconocimiento de la
cuestión: libertad en el matrimonio e igualdad de sustantividad del individuo como á la afirmación
los hijos ante la madre. de la subsistencia del todo, preciso es protestar
En la previsión de que no se perciban fácilmen de una vez para siempre contra pretensiones tan
te todas las aplicaciones de su solución, señala absurdas como las que envuelve la fórmula de
Mr. Girardin como una de sus primeras conse Girardin.
cuencias la de que, proclamada la libertad en el Con la santa é infalible esperanza de que tal
i
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 141
140 ESTUDIOS
solución jamás será viable, ni la combatimos por hiera reparado en la complexion armónica del
temores infantiles, ni la refutamos evocando el todo social, que hace que nada exista realmente
valor imperecedero de los más altos intereses en la sociedad sin- un enlace comprensivo de lo
sociales y de los más nobles sentimientos huma mínimo á lo máximo y viceversa, habría com
nos; somos de los que creen que nada radical prendido fácilmente que no tiene por exclusivo
mente falso y enteramente absurdo, como la fin el matrimonio la procreación, sino que obe
proposición de Mr. Girardin, podrá jamás poner dece la necesidad de su existencia á fines supe
en peligro las trabajadas bases de la sociedad en riores, desde luego á procurar el complemento
que vivimos; porque en tal caso, más que de la cualitativo de la esencia humana por el consor
razón humana, cuyo infinito poder se muestra lo cio de los dos sexos contrarios, y después á ser
mismo en el reino de la verdad que en la confusa vir de origen á la union y proximidad de los dos
servidumbre del error y del absurdo, habríamos polos opuestos, entre los cuales la vida general
de dudar de la intervención protectora y de la se mueve: la individualidad y el todo social.
asistencia constante de la Providencia al hom Por tal razón se exige que la sociedad matrimo
bre para cooperar con él al cumplimiento de su nial no pierda su individualidad, y que la fami
lia conserve el sello y origen de su fundación, de
destino. igual modo que se requiere que el individuo no
Combatimos y refutamos la fórmula de mon-
sieur Girardin, porque procede de un desconoci se pierda en este mar sin fondo del todo social,
miento completo de la complejidad del problema sino que á él se una, mediante que forma parte
y de un olvido absoluto de las relaciones necesa de una sociedad, á aquella general subordinada,
rias que mantiene con todo el organismo social, es decir, del matrimonio.
sin que las consecuencias á tal solución inhe Cuando falta la gradación jerárquica que de
rentes puedan tener otro origen que el predo jamos señalada, no queda solamente destruida
minio irracional y la atención exclusiva presta la organización de la familia, sino completa
dos á la satisfacción de las necesidades corpo mente negada la sociabilidad humana, abrién
rales. Si Mr. Girardin hubiera notado que el dose entónces paso para retroceder á la barbarie
individuo no es dentro de la sociedad una planta de los primeros tiempos. Añadamos á todo esto
exótica, que el hombre no tiene una sola raíz en el vacío natural que se establece al suprimir el
la vida, ni al mundo se halla unido meramente círculo de la familia; consideremos ésta reducida
por un vínculo tan sólo garantido por una rela á un refugio pasajero, profanado por el placer,
ción de la parte al todo; si, por el contrario, hu- y habremos deducido alguna de las graves con-
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 143
142 ESTUDIOS
empresa es fácil y el camino que para ello ha de
secuencias que resultan de la solución dada al seguirse es muy sencillo; pero nos atrevemos á
problema por Mr. Girardin. poner en tela de juicio el género de satisfacción
Con una serenidad hasta cierto punto increí que puedan proporcionar á Girardin los resulta
ble, señala Girardin, como otra de las ventajas dos que de su doctrina deduce.
de su solución, la de que dejarian de existir hijos Abolida la paternidad para el hombre csmo in
ilegítimos, pues que la madre no puede dar á dividuo é igualadas sus funciones á las que des
luz bastardos. Tampoco necesita en este punto empeñan los de igual sexo en un rebaño de ani
el lector aguzar gran cosa su entendimiento males, no hay necesidad de recomendar al hom
para convencerse de que la solución que Girar- bre que ordene todos sus sentimientos y deter
din propone, al proclamar la igualdad de los hi mine la inagotable riqueza de sus afecciones de
jos ante la madre, se reduce á la abolición de la una manera racional y siempre ascendente, cuyo
paternidad, y por consiguiente á suprimir entre comienzo ha de ser el amor de los individuos á
el varón y la mujer el vínculo ihdisoluble de los él más cercanos y con él ligados por los vínculos
hijos, que son la continuación de la personali de la sangre, y cuya plenitud bailará en el amor
dad, el orgullo de la vida y el sosten y consuelo general humano. Por el contrario, es preciso
de la vejez. Seamos justos y reconozcamos el contraponer los términos de la série, y aun negar
mérito del escritor francés: es indudable que no alguno de ellos, y en lo tanto hay que amar ge
abandona la lógica; ignoramos si sabe que ésta, neral é indistintamente á todos los hombres para
cuando entra en el error, arrastra el espíritu con poder, bajo esta mentida 'hipocresía, no tener
una fuerza brutal á las consecuencias más ab afecto á ninguno, aparentando una filantropía
surdas, pero nos consta que tales consecuencias universal y guardando una indiferencia com
no son capaces de detener un momento la série pleta.
irracional de ideas ;que el autor de iPhowmc et Después de estas y otras semejantes conse
la femme viene formulando. Declara Mr. Girar- cuencias que Mr. Girardin deduce del principio
din que el principal inconveniente que existe antes consignado, dice, y en ello le asiste la ra
para organizar bien la familia es la incertidum- zón por entero, que con la libertad del matrimo
bredelapaternidad; y necesitando indicar medios nio no tienen lugar multitud de cuestiones que
que, en lo posible, borren semejante obstáculo, el divorcio había de dejar indecisas. Son las ob
ó suprimir con una frase fácil de expresar insti jeciones que Girardin hace contra la convenien
tuciones tan respetables cqmo las de la paterni cia del divorcio más referentes á detalles que al
dad y de la familia, se decide por esto último. La
144 ESTUDIOS DE MOBAL Y DE FILOSOFÍA 145
fondo mismo del asunto, de tal suerte, que bien de su casa á su esposa adúltera, y que la enco-
podríamos no hallar solución satisfactoria pa mendára al mismo tiempo la educación de sus
ra ellas, y seguir, sin embargo, creyendo el hijas. Pregunta después Mr. Girardin cómo con
principio justo y la necesidad de su plantea tribuirá cada cónyuge á los gastos de la educa -
miento de todo punto racional. Mas afortunada cion de sus hijos. La contestación es obvia; ha
mente no acontece semejante cosa; las objecio brán de contribuir por partes iguales, ó si la ley
nes que Girardin presenta son todas ellas de lo estimara conveniente imponiendo al cónyuge
poco ó ningún valor, de pequeña ó casi nula culpable la pena consistente en soportar los gas
dificultad. tos dé la educación de sus hijos. Ya se ve, pues,
Pregunta Girardin cuál de los dos cónyuges se como hay, solución fuera de las afirmaciones ab
encargará de los hijos, una vez verificado el di surdas de Mr. Girardin para lo que él llama ca
vorcio. Fácilmente se comprende que deberá llejón sin salida (impasse] de Dumas y de Ideville.
encargarse de los hijos el cónyuge inocente de No le importa sólo al Estado en este dificilísimo
la causa productora de la disolución del matri problema el acrecentamiento de la población
monio, sin que se pueda refutar tal oblig'acion, di bajo el imperio de condiciones favorables á su
ciendo que en tal caso resultará castigado el doble desenvolvimiento físico é intelectual (1);
que no es culpable ; porque semejante aserto jamás podrá darse por satisfeccho un gobierno
sería un escarnio del corazón humano, un in con el cumplimiento de este fin exclusivamente
sulto á todo sentimiento noble y un desconoci material, que supone el abandono de todas las
miento del placer con que vemos á nuestros se- demás condiciones de la vida social. Sigue Gi
majantes cumplir los deberes de la paternidad. rardin razonando lógicamente, aunque siempre
No nos podremos acostumbrar jamás á creer dentro de los mismos é inadmisibles absurdos,
que haya séres tan desprovistos de todo senti para ofrecer condiciones viables á la solución
miento de ternura que estimen como un castigo que anteriormente ha propuesto, y á este fin ima
desempeñar el sagrado ministerio de educar á gina un nuevo organismo político, cuya vida
sus propios hijos, teniendo la inmensa satisfac consistiría en terminar con las asambleas legis
ción de ver continuada su ya decrépita vida en la lativas, que son la dilapidación del tiempo más
vida de aquéllos. Además, si así no fuera,si el cón precioso y el uso de una palabrería estéril, en
yuge inocente no se encargárade sus hijos, podría
llegar el caso, á que ninguna ley obligaría nunca
á nadie, de que un hombre tuviera que arrojar (1) E. de Girardin: L'homme-femme, pág. 43.
X
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 147
146 ESTUDIOS
esta falta general, ni tal vicio llegará á ser ley el elemento divino de las ideas, purificando en
de la vida. mucho ó en poco los más groseros impulsos, y li
Pudiéramos contestar á quien de tal manera brando al hombre del embrutecimiento sensual.
insulta la condición de la mujer, con la adverten- No hay para qué dudar que el hombre y la mu
tencia que hacía no recordamos qué escritor á jer pueden hacerse siervos del placer, pueden ol
un maldiciente perpètuo del sexo débil, obligán vidar hasta sus más preciadas facultades y limi
dole á pensar en atribuir las malas condiciones tar su vida á relaciones meramente sensuales y
que tenía por generales en todas las mujeres á la utilitarias; pero ambos sentirán un vacío inmen
madre que le dio el sér, y á la hermana cuyos so, notarán la falta de algo, desearán cierto pla
tiernos afectos le sirven de bálsamo consolador cer desconocido, incapaz de ser proporcionado
en la vida; en la firme seguridad de que habría por la fuerte irritabilidad á.qup se sujete el sis
de comenzar por incluirlas en lo que por el pron tema nervioso, y habrán de traer necesariamente
to llamaría raras excepciones y después se había al acto de su unión elementos morales mejor ó
de ver precisado á proclamar ley general. peor determinados, pero siempre inexcusables á
El amor, la unión conyugal y la cópula de am la satisfacción de deseos é impulsos que no tie
bos sexos constituyen un poema entero en el nen su origen meramente en los apetitos corpo
cual hay que reconocer multitud de elementos á rales.' ¿Cómo ha de bastar, por consiguiente, que
cual más complejos, y todos ellos ó su mayor el varón sea responsable del niño ante la mujer,
parte, revestidos de un carácter eminentemente y ésta lo sea ante la sociedad? Esta responsabili
moral y digno, que repele esta especie de contrato dad obedece solamente á uña mera prestación
brutal y meramente económico. En vano será económica y al pago de un servicio asalariado,
quererse dejar llevar por una ridicula hipocresía que suprime, por consecuencia, todo el encanto
del vicio; infructuoso será pretender vivir siem que la atracción de los sexos necesariamente
pre en una atmósfera completamente impregna supone.
da de positivismo, porque son para el hombre las Además, el mismo inconveniente debería ofre
ideas, según dice Goethe, las verdaderas madres cerse. para la prestación económica que para
de la vida, y allí donde ésta existe, allí donde el el. reconocimiento de la paternidad. Si ésta es
corazón no está todavía apagado, áun cuando se cierta, caso en que según las prescripciones de
halle entregada la naturaleza humana á las locas Mr. Girardin debe ser remunerada la mujer,
palpitaciones del placel* que parecen mostrar una ¿qué obstáculo puede presentársele al varón pa
muerte temporal, allí mismo ha de presentarse ra proclamar ante la faz de la sociedad que es
150 ESTUDIOS I)E MORAL Y FILOSOFÍA 151
padre de tal hijo? Indudablemente aparece un rardin hacer general lo que llama duairs (emolu
inconveniente grandísimo, de todo punto inven mentos que ha de dar el hombre á la mujer para
cible, y que sin duda ha tenido á la vista el que ésta sufrag'ue los g'astos que ocasione el acto
autor francés, para declarar desde luego abolida de la cópula, ó sea la manutención y educación
la paternidad, y cuyo inconveniente se refiere al del hijo), abolir la paternidad y establecer el ré
necesario envilecimiento á que ha quedauo redu gimen siempre cierto de la maternidad. x
cida la mujer por la libertad del matrimonio. Se Triste conclusion, por cierto, la que se des
comprende de una manera fácil que Mr. Girar- prende del trabajo hecho por Mr. Girardin; re
din no haya querido obligar al padre á reconocer pugnante consecuencia, en verdad, la que lleva
á sus hijos y haya preferido que éste sea un fac lógicamente á no sostener más relaciones entre
tor innominado, un agente impersonal, cuya fun el hombre y la mujer que las meramente econó
ción se limita á concurrir al acto de la cópula y micas y utilitarias.—Pero tales soluciones son
á retribuir el servicio de la mujer con los emo incomprensibles, absurdas é indignas de ser
lumentos necesarios para la educación de los hi aceptadas por nadie que de honrado se precie.
jos; porque ¿quién habría de declararse padre de Ni las lucubraciones radicalísimas de la Aso
los hijos de una mujer que habrá vivido, que ciación internacional llegaron jamás á conclu
vive y seg'uirá viviendo en la más completa ab- siones tan opuestas á la dig’nidad y carácter éti
veccion y entregada á una prostitución cons co de la vida humana como las que se despren
tante? den del exámen de la doctrina expuesta en el fo -
Tal es el punto verdaderamente objetivo del lleto IShomme et la femrne.—Al ménos la teoría
trabajo Mr. de Girardin. Porque aspira á gene de la Internacional se apoya en lo llamado amor
ralizar el mal ynoá aminorarlo; porque quiere que libre, donde há lugar todavía legítimamente á
las distinciones cesen, no haciendo que las mu afirmar la sustantividad de la vida moral y el
jeres prostituidas se rehabiliten para igualarse valor de los móviles internos que puedan guiar
con las honradas, sino pretendiendo que éstas se á los dos sexos á su union. Hay en tal teoría el
rebajen y se identifiquen con las prostituidas: peligro inminente de encerrar la vida en el es
porque, en una palabra, desea hacer universal la trecho círculo de la reciprocidad, negando la es
prostitución; le parece mal que ésta se suprima, fera de la abnegación; pero estas son consecuen
y recházala crítica que de ella hace San Agustín. cias que no han entrado quizá en el ánimo de
Para sostener lo qüe pudiéramos llamar la uni los mismos que profesan tal teoría, cuya deno
versalidad de la prostitución propone Mr. Gi- minación obedece tal vez á un espíritu justísimo
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 153
152 ESTUDIOS
de protesta contra los vínculos insoluoles y las clones á que ha dado lugar, es ciertamente la
uniones obligadas, tan usuales en la familia ac- idealización del principio femenino opuesto al
masculino, ó la purificación y ennoblecimiento
túal. simbólico de la atracción de los sexos. Lo mismo
En la teoría que Mr. Girardin defiende, ni en
mera hipótesis puede afirmarse que quede lugar en el misticismo oriental que en el politeísmo
para algo que no sea determinado por el móvil greco-romano, y áun en el cristianismo, podría
mos hallar creaciones simbólicas que represen
del apetito físico y por la fuerza ciega de su sa
tisfacción. Cumplido el acto que lleva tras sí tal tan con mayor ó menor exactitud el poder nece
satisfacción, ni la mujer debe acordarse del va- sario é ineludible de la atracción de los sexos, y
ron, ni éste de aquélla hasta que vuelva á sen que es la causa excitante de toda nuestra activi
tirse la pasión sensual. De modo que la oposición dad y energía.
délos sexos, que hemos ya examinado, queda ¿Se refiere Astarté en "Fenicia á la gracia, ó
suplantada por un apetito brutal; la riqueza de se aplica acaso la Vénus de Grecia á la belleza, ó
contrastes, que anima la vida de unión del varón expresa la Isis egipcia la inspiración, y las Ra
y déla mujer, se halla limitada á los momentos quel y María el amor, mientras la Margarita del
fugaces del placer corporal; y la sociedad del Fausto personifica la pasión? Creemos que todas
matrimonio, origen de todo lo más grande y no estas creaciones representan cualidades morales,
ble de la vida, se reduce á la prestación mutua sintetizadas y concisamente expresadas en la
impresión suprema que produce la contrariedad
de un servicio.
Jamás podrán tales opiniones infiltrarse en la y consig'uiente atracción de los sexos, que ha
corriente social. Se engañan lastimosamente los hecho á todos los pueblos presentir necesaria
que opinan que la contrariedad de los sexos mente y referir tal contrariedad al principio mis
desaparecerá y que la vida matrimonial sólo ha mo de toda vida, á Dios.
de consistir en el consorcio de los cuerpos. Ya hemos dicho que la contrariedad da los se
Muéstranlo enteramente contrario toda la vida xos muestra laimperfeccion de cada uno de ellos,
humana y la laboriosa gestación de los símbolos y que la unión de ambos hace que cese tal imperfec
y mitos con que ha venido representándose la ción, así es que el matrimonio responde á esta
atracción de los dos sexos, y cuya más alta necesidad del complemento humano, que no puede
expresión es ni eternofemenino de Goethe. Si algo ser llevado á cabo sin hacer permanente—al mé-
representa esta frase, genuinam ente alemana por nos mientras no se halle viciada por alguna de
su oscuridad y por las numerosas interpreta- sus condiciones—la unión del varón y de la mu
154 ESTUDIOS di; moral y de filosofía 155
jer. Concurren á esta unión ambos á satisfacer- personalidad, ¿quién se atreverá á pensar que es
necesidades superiores álas que revelan los ape un crimen de mera invención social el adulterio,
titos sensuales; busca el hombre en la mujer, no sino quien, como Mr. Girardin, se decide áaboln
sólo la hembra (como necesariamente tiene que sociedad tan racional y tan justa?
acontecer siguiendo las prescripciones de Mr. Gi Hay en todos los elementos que constituyen la
rardin), sino la armonía complementaria de toda sociedad matrimonial condiciones esenciales para
su naturaleza, la expresión de su juventud y la la realización de la vida humana. El que produ
cariñosa compañía que le anima y consuela: cua ce ésta fuera de la sociedad matrimonial, puede
lidades contrarias y que corresponden á dotes que dar testimonio del vacío inmenso que á su alre
predominan en el varón, debe buscar la mujer en dedor siente, sin que basten á llenar los más ín
el matrimonio. Se despierta así entre ambos sé- timos deseos de su alma y las más recónditas ne
res unidos un interés vivísimo y una afección im cesidades de su corazón la ficticia alegría de las-
perecedera, que hade sostener necesariamente la diversiones ó la ocupación de la actividad exte
mútua correspondencia que el contraste de la de rior, tan comunes actualmente. Apoyado en ta
terminación de la naturaleza humana caracteriza les consideraciones, llamaba A. Comte estado im
en cada uno, haciéndoles distintos y opuestos, perfecto el del hombre que no estaba constituido
aunqueá un íntimo consorcio destinados. Así, es en matrimonio. Todo este aspecto verdaderamen
preciso que los cónyuges se unan completamen te íntimo de la unión conyugal es desconocido
te, de suerte que el esposo se deba á la esposa y por Mr. Girardin, que limita el fin de aquélla á la
vice-versa, con plena abnegación de parte de cada procreación de los hijos, como si ántes que ésta
cual y con sacrificio de las utilidades recíprocas á sea llevada á cabo y se cumpla la ley de la reno
la paz del hogar y á las recompensas más puras vación por la cópula de ambos sexos á que está
y más ideales del. mundo del espíritu y del co sometida la humanidad, no sintieran los indivi
razón. duos de ambos sexos el impulso que los atrae,
Constituida de tal suerte la unión de los cón la fuerza que los impele y el principio á que obe
yuges, cada uno cumple voluntariamente el mi decen. No pretendemos con tal afirmación redu
nisterio que le corresponde por su sexo y ambos cir el matrimonio, como llegó á hacerlo A. Com
concurren juntamente á vencer las cargas de la te, á que en él predomine una amistad íntima y
vida cuyos goces son comunes., cuyas contrarie un aLtroismo y sociabilidad superiores al egoís
dades son de ambos y cuyas recompensas recogen mo, debilitando los apetitos carnales y aspirando
juntos. Con tal comunidad de vida, de honra y de á conciliar la maternidad con la virginidad, ver-
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 157
156 ESTUDIOS
dadera utopia de la Edad Media. Estimamos que esta indagación de la paternidad ha de quedar
son tan parciales los que así opinan como los que siempre encargada al individuo, y en tal sentido
reducen la vida matrimonial á la procreación de se confirma el principio asentado en la ley, cuan
la especie. Este fin es justo, dig'no y esencial en do ante el nacimiento de un hijo no protesta el
el matrimonio; pero no es el único, y por lo tan padre de su legitimidad ó ilegitimidad. Pero áun
to el vínculo matrimonial necesita durar y per con todos estos inconvenientes creemos preferi
manecer para satisfacer las complejas necesida ble la existencia del padre de familia con mayor
des corporales, morales y humanas como indivi ó menor certeza de su legitimidad que la supre
duales y sociales, que constituyen al hombre en sión de éste, sin el cual e-s imposible que el ma
la plenitud de todo su sér. trimonio subsista, y es preciso que la poligamia y
La doctrina que Mr. Girardin expone está en la poliandria sean los usos admitidos para consti
contradicción, según hemos observado, con la tuir las relaciones conyugales.
esencia misma del hombre, don la naturaleza de Por lo demás, nos sigue pareciendo inútil el
la sexualidad, con el principio que determínala anuncio que hace Mr. Girardin de sustituir en
atracción de los sexos, y áun con los fines mismos el órden social la probabilidad por la certeza. Po
que el matrimonio cumple, pues que trata de ab ner la cuestión sobre el mayor ó menor grado de
sorber en uno de ellos todos los demás. probabilidad que á la paternidad acompaña, y
El proyecto de Mr. Girardin no es de ninguna contestar afirmando la certeza de la madre, que
manera viable. Aboliendo el matrimonio y la pa nadie niega, creemos que es evadir la cuestión,
ternidad y sustituyéndolos por lo que llama la pero no resolverla. Está afirmado de muy anti
gran revolución déla homogeneidad nacional, guo, y áun expresado en la ley desde el tiempo de
pretende en vano que el órden social tenga por los romanos, que la madre siempre es cierta, de
fundamento la certeza, en vez de la probabilidad modo que el g’ran principio que Mr. Girardin
en que se funda la paternidad, según el princi anuncia, queda reducido á la nada, una vez que
pio tan conocido de los romanos: Patvr est qwem no contiene la certeza de la paternidad, que es
justce nuptice demostrant. Tiene este principio su lo que se desea saber.
fundamento en la presunción justa y de todo Mostrando el mal generalizarle, indicando el
punto racional de la bondad g’eneral de la natu vicio defender su legitimidad, y examinando la
raleza humana y de la condición de la mujer, de prostitución unlversalizarla aspirando á cons
la cual no puede nadie tener derecho á dudar sin tituirla como el derecho común en las relaciones
haber recogido algunos datos para ello. Además, matrimoniales: tal es, en suma, el fin y término
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 159
158 ESTUDIOS
sidades que descubra fundadas en algún princi
de la doctrina que Mr. Girardin expone en su pio moral, y plegándose en todo lo demás á seguir
folleto. atentamente todas las innumerables vicisitudes
Una diferencia capital nos separa dei pensa que pueden acontecer en el matrimonio.
miento que ha inspirado á Mr. Girardin su fo Si la unión conyugal está viciada en su origen
lleto. Comienza señalando el deplorable estado de ó es perturbada gravemente por faltas que nie
la constitución de la familia, hace resaltar los ma gan las condiciones más esenciales del matrimo
les que en su seno, se producen y se indigna jus nio, debe la justificar semejante nulidad, me
tamente de las terribles consecuencias á que jor que encerrar aquélla, que es familia aparente,
aquéllos dan lugar. Estamos conformes con en el círculo de hierro de una indisolubilidad
Mr. Girardin en todo lo que á tal asunto se re que, de no resultar prácticamente del leal cum
fiere, pero le abandonamos completamente cuan- plimiento de los deberes mutuos por parte de
dOj léjos de idear algún remedio eficaz para evi ambos cónyuges, puede ser una consecuencia
tar estos males, procura generalizar* este estado, formal y rigurosa de una premisa lógica, pero ja
borrar toda distinción y legitimar toda unión con más alcanzará la cualidad de ser un principio
yugal, dando carta de naturaleza y título perma- eficaz parala vida.
msnte de legitimidad entre las instituciones so A este fin hemos propuesto como solución el
ciales á la prostitución. Creemos que es obra más divorcio. Pero el divorcio no es más que un re
útil, aunque no tan fácil, la de procurar, después medio para evitar el mal de las uniones in
de ' reconocer el mal, señalar el camino por el sostenibles; jamás podrá ser defendido como
cual pueda alcanzarse su sustitución por el bien. ideal de la vida matrimonial. Esta necesita, por
Ya sabemos que en esta esfera de la vida, en la el contrario, constituirse mediante el predominio
de la familia, vale poco el espíritu.formalista de las de la individualidad, y aspira á perpetuarse como
ceremonias exteriores y lo es todo, con las sanas una é indisoluble. De aquí resulta que el divor
costumbres, la atmósfera moral, de que debe.es cio no puede ser considerado más que como un
tar impregnada constantemente la sociedad con remedio, cuyo uso (¿para qué negarlo?) no deja
yugal. En este orden de relaciones exigiríamos de tener sus peligros, necesitando, por consi
á la ley que, después de imponer, en los límites guiente, ser rodeado de muchos y muy eficaces
asequibles/un alto sentido moral á la constitu-, preservativos.—Cuáles puedan ser éstos, es difí
cion de la familia, fuera parca en sus prescrip cil decirlo concisamente, porque ya hemos hecho
ciones, lo mismo positivas que negativas, cir notar que la vida matrimonial tiene su origen
cunscribiéndose á traducir en mandato las nece
DE MORAL Y FILOSOFÍA 161
1G0 ESTUDIOS
en móviles internos, y su fundamento en tenden voluntad de ambos contrayentes basta para disol
cias y afecciones cuya intención queda siempre ver el matrimonio, de esperar es que sean fre
ocultapara los ojos profanos de la ley. Así es que cuentes los casos en que la voluntad enérgica del
la dificultad del problema se repite, y no se varón se imponga á’ la más débil de la mujer, y
halla otro preservativo que ofrezca condiciones la obligue á declarar que es consentimiento mú-
de posibilidad para el uso racional del divorcio tuo lo que no es más que una decisión arbitraria
que el de la educación de la mujer y el mejora y despótica del más fuerte. Y como en todas es
miento de la moralidad de las familias.
tas dificilísimas cuestiones la ley encuentra cons
Si está cumplidamente justificado el divorcio tantemente un tupido velo, ocultando á los ojos
por el adulterio de la mujer, que introduce la más escrutadores las verdaderas causas de tal
perturbación en el matrimonio y hace perder á decisión, aumentan las dificultades y acrecen los
la familia su carácter individual, carácter que peligros con la repetición frecuente de desunio
siempre se ha procurado conservar hasta en la nes injustificadas.
organización absorbente y autoritaria de Roma, De todas suertes, poco es loque puede influir en
no puede decirse otro tanto respecto al mutuo fia reforma moral de la familia la acción siempre
consentimiento. Para ser completamente funda externa de la ley positiva, la cual puede ser fal-
da ésta, que algunos presentan como segunda seada de un modo muy fácil en todos y cada uno
causa del divorcio, habría que identificar el ma de los actos referentes á la vida matrimonial.
Por esta razón entendemos que importa en esta
trimonio con un simple contrato' y hay algo
esfera, más que formular.muchas leyes, dar con- z
más queésto en él,—-y tendríamos que hacer, áun
dado este punto de vista, ya de suyo inadmisible, diciones que procedan de todos y cada uno de los
una abstracción tan infundada cuanto injusta individuos, á fin de que el mejoramiento moral
de todas las consecuencias que son anejas á la sea producido, no por un mandato externo de la
consumación del matrimonio. ley, sino por un hábito legítimo, fuertemente in
La completa trasformacion de la mujer des crustado en las costumbres.
pués de consumado el matrimonio, la existencia,
Formar costumbres, combatir preocupaciones,
presente ó futura, de los frutos naturales de él,
desechar errores y recurrir al testimonio elo
los hijos, y otras tantas condiciones á cual más cuente del ejemplo, son remedios eficaces, y cuyos
respetables, quedan sin amparo, desaparecen por útiles resultados se recogen máspl'onto de lo que
entero, proclamando disoluble el matrimonio sólo algunos espíritus desconfiados pueden imaginar.
por la voluntad de los cónyuges.—Hay más: si la • La educación, pues, es el gran recurso á que hay
ESTUDIOS DE MOKAi Y DE FILOSOFIA
163
162
-que acudir. Educando á la mujer en el sentido A medida fiue aumente la confianza J crezca la
que dejamos expuesto, haciendo que ésta desarro ,X«ad de vida entre el varón , la mujer, tra
lle de vez en vez más su naturaleza'y procuran siendo más factible una mútua inteligencia, que
do que resalte la contrariedad cualitativa de su evite un régimen de desconfianza, contrario a la
modo de ser frente al varón, se obtendrán me naz doméstica. Constituida según esta pauta la
dios eficaces para que se aumenten los contrastes familia, podrá llegar á formar un remo sufióienm
y atractivos que deben existir entre ambos se para el cumplimiento de sus altísimos fines
xos, y para que se logre que la vida matrimonial donde no abrigará el varón la ridicula pretensión
quede libre del fastidio y de la rutina, que mata de dominar como un déspota, ni halagará á la
el cariño. De esta suerte se conseguirá, que en mujer el infantil propósito de imperar autocrá-
tre el varón y la mujer medien un respeto y con ticamente sino donde ambos se complementarán
trámente daier0 microcosmos y para
sideración siempre crecientes, y se llegará, por La„ ti,—y.
último, á ver regidas las relaciones de los sexos,
no por el fútil deseo del predominio de la volun
tad del uno sobre el otro, sino por la confianza
recíproca de ambos, que conserva el cariño perso
nal y alimenta el consorcio íntimo de los corazo
nes. Sería ineficaz de todo punto la pretensión de
señalar, dentro de la familia, una jerarquía de
poderes y una división de atribuciones, porque,
áun considerando como un estado doméstico la
unión conyugal, es preciso tener presente que en
tal estado valen muy poco las prescripciones po
sitivas y son de mucha utilidad las prácticas le
gítimas y las costumbres morales. El predominio
no deberá ser de ninguno; y si uno de los dos lo
ejerce, no será ciertamente fundado en una cons
titucion legal, sino en el mejor uso que de él
pueda hacer, una vez que. en el estado doméstico
no puede haber más principio ordenador de sus
poderes que la afección y el amor. (i) Sa.nz dsl Río, W««í de la humanidad-
13
LA CIENCIA SEGUN PLATON-
INTRODUCCION.
I.
saltar más y más la importancia que actualmente El referido problema, sea el nombre que se le
tiene reflexionáis sobre el pensamiento, percibir t asigne éste ó el otro, tiene indudablemente por
exactam ente su índole y naturaleza, conocer las único objeto el estudio de la cualidad del cono
condiciones que exige su cualidad, y adquirir cimiento ó sea de las condiciones y requisitos
pleno convencimiento de que con tales preceden que ha de tener para constituirse como ciencia,
tes podrá el espíritu humano llegar á formar hecha abstracción de la cantidad, ó sea de la
gradual y progresivamente conciencia de lo que mayor ó menor extensión del conocimiento de
vale y supone el problema científico, con tanta su contenido.
insistencia examinado y con tanta necesidad in
quirido por los pensadores. lí.
La amplísima esfera que abraza el problema,
referente á las condiciones de la verdad cientí
fica, á la vez que las innumerables consecuen Convencidos de la importancia que tienen los
cias que entraña, son difíciles de circunscribir; estudios hoy conocidos con el nombre de Doctri
todo su contenido, que es por demás complejo,, na de la Ciencia, y anhelando contribuir, en la
suele ser designado con el nombre de Ciencia corta medida de núes tras fuerzas, á la exacta so
de Ta Ciencia ó Doctrina de la Ciencia. lución de las cuestiones complejas que tales es
La última denominación, que tomó carta de tudios envuelven, creemos que no será ineficaz
naturaleza por el uso que de ella hizo en sus nara ello tener en cuenta cuantos precedentes
obras Fichte, tiene la ventaja de que significa, ha ofrecido respecto á tal asunto, la manifesta
aunque no con toda la claridad y precisión que ción del pensamiento humano.
fueran de desear, un orden de conocimientos No es otra ciertamente la razón que nos mue
cuyo fin fácilmente se sobreentiende, y cuyas ve á dar á luz estas líneas, donde procuraremos
conclusiones se presienten como postulados in- . examinarla idea de la Ciencia, según la concibió
dispensables para la constitución legítima de Platón, aspirando á señalar las consecuencias
todo conocimiento con carácter científico; ya que de tal doctrina se desprenden, y los resulta
que por fortuna va siendo axioma indudable en dos que puedan ser útiles para los estudios ulte
la cultura moderna la afirmación y organismo de riores. Y, aunque meditado el motivo que nos
la unidad de la ciencia, y el reconocimiento del inspira, ni desconocemos su dificultad ni olvida
mútuo enlace y recíproco influjo que mantienen mos la natural desconfianza del éxito, todavía
todos los conocimientos entre sí. insistimos en nuestro primer propósito, en la fir
de moral y de FILOSOFIA 173
172 ESTUDIOS
me convicción de que pueden recogerse enseñan más ámplio y comprensivo que pueda evitar la
zas muy provechosas de la exposición de la doc falsedad de todos los exclusivismos.
trina platónica respecto á la ciencia, siquiera En estas y otras consideraciones análogas fun
no logremos nosotros todo el acierto requerido damos y mantenemos nuestra creencia de la uti
para el caso. lidad que tiene el conocimiento de los preceden
Si la vida del pensamiento no es una manifes tes históricos de una cuestión para formar idea
tación anárquica de ideas arbitrariamente pro de su valor é importancia al presente, y para
ducidas por el hombre, sino que es la expresión averiguar de qué modo exige ser estudiada la
de los esfuerzos graduales y ordenados que el cuestión en el estado actual de la ciencia.. Si no
espíritu humano va haciendo en el trascurso del queremos con lo dicho negar la sustantividad y
tiempo para formar conciencia reflexiva de todo gradual progreso del pensamiento, pretendemos,
lo que es objeto de conocimiento, y si esta ex sí, que se entienda que su manifestación en la
presión obedece á un ritmo constante y á una ley historia de la filosofía obedece á leyes, en parte
igual que se revela en la continuidad de la vida, ya cumplidas, en parte por cumplir. De este
es por demás obvio y claro que debe ser el modo no elevamos, lo cual fuera un grave error,
conocimiento de los precedentes históricos de la historia á criterio y guia de las indagaciones
un problema, condición en cierto modo obliga del pensamiento, pero la estimamos en su justo
da para que éste pueda ser estimado en todo su valor al decir que jamás son desatendibles los
valor. precedentes y enseñanzas que muestra; pues por
Al conocer los precedentes históricos de un algo dijo Leibnitz que el conocimiento exacto del
problema, al saber las soluciones que ha obteni presente, tanto exige el del pasado, del cual.está
do, al percibir en una ojeada general los distin lleno y compenetrado, como requiérela previsión
tos puntos de vista, á la vez que los opuestos del porvenir, que en el presente se halla implíci
criterios con que ha sido examinado, se conoce ta y virtualmente contenido.
lo que aún resta por considera!’ en dicho proble Y de no ser suficientes los motivos que nos
ma, y por tanto los términos en que discreta impulsan á acometer este trabajo, todavía asis
mente ha de ser formulado, se adquiere concien tiría á nuestra obra una razón principalísima
cia exacta de la parcialidad y error, que engen que no se oculta á nadie, y es la de la grande im
dran las soluciones contrarias y las escuelas an portancia é influencia que ha tenido, tiene y tal
titéticas, y se percibe, como en un aspecto más vez tendrá la filosofía de Platón en toda la cul
sintético, la necesidad de un criterio siempre tura.
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 175
174 ESTUDIOS
RESPECTO Á LA CIENCIA.
TEETETES.
I.
defendida por la escuela de Elea, abandona el No debe extrañar, en verdad, que Platón, al
exámen y refutación de esta escuela, y vuelve combatir la opinión de los que identifican la cien
de nuevo la discusión á discernir lo que es y vale cia con la sensación, Uegára á veces á menospre
la sensación puesta como principio del conoci ciar ésta, y sobre todo el que no haya en todas
miento. En otro diálogo, en el Sofista, examina sus obras afirmaciones bastante categóricas para
más detenidamente la opinión contraria á la sus colegir de una manera exacta lo 4ue Pensaha s°'
tentada por la escuela jóniea, y prueba, contra breel valor del conocimiento sensible. Es éste
las pretensiones de la escuela de Elea, que la ver tan complejo, concurren á su formación tantas
dadera ciencia admite los contrarios, uniéndolos v tan diversas condiciones espirituales y fisiol -
en una idea superior. gicas, que no es fácil que Platón lograra deter
Grave y por extremo compleja y difícil es la minar exactamente su valor. Al presente, cuan
discusión que existe entre los comentadores de do la ciencia atesora tantos y tan preciosos da
Platón é intérpretes de sus obras sobre el verda tos recogidos por la observación empírica, se ha
dero sentido que éste da al conocimiento for llan aún las opiniones de los científicos suma
mado mediante la sensación, atribuyéndole unos mente divididas, sin que sus soluciones dejen de
la negación completa de. todo valor á la sensa revelar casi todas un gran exclusivismo proce
ción como principio del conocimiento, y con ella dente del punto de vista relativo bajo el cual la
su tendencia favorable á la escuela de Elea con sensación se considera. Entre los más empeder
tra la jónica; miéntras que otros pretenden que nidos empíricos y los más exagerados idealistas
Platón, colocado en un punto de vista superior, no hay avenencia posible respecto al valoi y
ha discernido exactamente la importancia de las trascendencia del conocimiento empírico
esferas opuestas del conocimiento. Aun ántes de No son tampoco más afortunados en este asun
examinar detalladamente lo que piensa Platón tó los que aspiran de un lado á reducir toda la
sobre el conocimiento sensible, es fácil percibir, realidad del conocimiento á la observación y a
que el sentido exagerado que da á las ideas le la experiencia, y de otro se ven obligados á re
hace desconocer en parte el valor de la sensa conocer y declarar que es imprescindible la exis
ción, contra cuyo desconocimiento protestaba, sin tencia de ciertas ideas, ya como subsistiendo
duda su discípulo Aristóteles. De esta protesta á priori, ya como inmanentes en las evoluciones
ha nacido después la preocupación constante de del fenómeno, para poder generalizar el conoci
entender que existe un antagonismo completo miento empírico. .
entre Aristóteles y Platón. Si Platón no formula de una manera precisa
(
184 ESTUDIOS de moral y de filosofía 185
de satisfacer á Sócrates la contestación de Teete- ma. Así puesta la cuestión, se vé que habla el
tes, vuelve á argüirle, insistiendo en su primera filósofo, que indaga el pensador, es decir, que el
pregunta y exigiéndole contestación más ade espíritu humanóse libra de preocupación de
cuada al problema en ella formulado. Reparemos limitar la ciencia á una mera suma cuantitativa
en las aclaraciones que hace Sócrates respecto de conocimientos, para elevarse a la idea de algo
al sentido de su pregunta, meditemos las conse esencial cualitativo, que es lo característico de
cuencias en ellas implícitas, y necesariamente la verdad científica.
recogeremos resultados de gran importancia é Pensar en el pensamiento mismo, cuestionar la
interés para poder colegir la intención filosófica cualidad más que la cantidad, la propiedad mas
y el carácter científico de toda esta doctrina. «No que la extensión con que el espíritu humano ad
me propongo yo con mi pregunta, dice Sócrates, quiere reflexivamente conocimiento de la reali
que enumeres las diversas ciencias que existen, dad, equivale á declarar cuál es la índole del
ñique me señales sus diversos objetos; debemos fin y propósito del verdadero filósofo en todas
cuestionar sobre un objeto simple, debemos pen sus especulaciones. A lo intrínseco y esencial en
sar, más que en enumerar las ciencias, en inqui las cosas es á lo que debemos atender para ad
rir lo que es la ciencia misma.» quirir de ellas conocimiento científico, porque,
Las frases que dejamos trascritas y el sentido según el mismo Sócrates afirma, sólo sabiendo la
que en ellas se descubre tienen, ánuestro enten naturaleza de un objeto se sabe lo que su nom
der, un valor muy estimable y digno de ser espe bre significa. Averiguar la naturaleza del sabei,
cialmente considerado. En lo dicho poi’ Sócrates será formar idea exacta de la ciencia; para ello
existe algo más que un presentimiento, se revela ningún otro requisito se exige más que ei de saber
la firme convicción de la unidad, de la ciencia, á lo que es el saber, sin lo cual hay que estar cons
la vez que la idea del enlace fundamental de to tantemente repitiendo lo que al mismo Sócrates
das las ciencias entre sí; no marcha aquí el pen servia de punto de partida en todas sus indaga
samiento indefinidamente, ántes bien se afirma ciones es decir, saber que nada sabemos. Asi es,
que la ciencia misma es la que debe constituirse v jamás creeremos haber insistido bastante en
como objeto del conocimiento. A esta condición la profunda verdad que tales afirmaciones en
es posible formar la ciencia de la ciencia; con tal cierran: ellas muestran la distinción OíaZítaíw«
intención se deja asentado que sobre los múlti que existe entre el conocimiento vulgai y el
ples objetos de la ciencia existen, como asunto científico; ellas indican la primera y más gene
cognoscible, las condiciones de la ciencia mis ral cuestión que debe hacerse todo el que sienta
DE MOKAL Y DE FILOSOFÍA 189
188 ESTUDIOS
que dice Kant en su Crítica, al afirmar que la del presente, tan pronto aparece como desapar-eceD.
sensación es ciega sin las categorías. La misma Con tales razonamientos nada se afuma expre
afirmación hace Vacherot, reconociendo la nece ,amante, pera » necearte
sidad ineludible de los conceptos « priori para nerspicuidad de interpretación el lectoi. paia
formar el conocimiento sensible; é iguales razo comprender que lo dicho por Platón ó no S1^
nes tienen en cuenta muchos empíricos, que, si „a nada, ó afirma de una manera implícita como
niegan el valor y la existencia trascendentes de una condición necesaria para formar la cienu ,
los conocimientos suprasensibles, declaran que
es posible formar conocimiento de las sensacio sa Y semejante condición nadie pretenderá fun
SdLZte ,ua procede del movhmept.. eaatmua
nes, porque la aparición y desaparición de éstas
se hallan regidas inmanentemente por las ideas. de la apariencia fenomenal, sino que todo el que
Continuando el exámen de este mismo asunto, se haga cargo de la cuestión tendrá que confesa
prosigue el diálogo, y Sócrates dice: «Si la sensa que es preciso sea, subsista y permanezca el es-
ción es la ciencia, ésta será como es la sensación Stt que piensa en medio del oleaje de las apa
misma, y por tanto se borrará con la desapari r dones y desapariciones de los fenómenos si
ción fugitiva del fenómeno, sin que sea posible éstos han de ser conocidos ordenadamente Ya
adquirir conocimiento de lo que ya ha pasado. Si será fácil comprobar lo que hemos an iup
conocemos los objetos, porque los vemos sensi respecto á nuestra firme creencia, de que si Pl
blemente, dejaremos de conocerlos al cerrar los ton usa en éste como en otros muchos diálogo3
ojos, porque ya no los vemos, de lo cual resulta un método negativo, deja en el mismo P^°
que es inasequible para el hombre el enlace de miento implícitas afirmaciones de una gian tías
TeXia’puc se hallan - .
unos con otros conocimientos, es decir, la memo
ria, sin la cual la obra continua de la ciencia no sus obras. Hasta ahora, y sin violentai la dootn
puede ser llevada á cabo. Habremos de borrar de na de Platón, hemos hallado que para en a
nuestra mente cuanto pertenece al pasado, y, como £ sacian h, d»e atender 4
consecuencia legítima de esto, tendremos que proceden délos sentidos, y que para conoce! o
suprimir en las inteligencias la previsión de lo penadamente los fenómenos, es PreC1^
porvenir, y apagar en el sentimiento la luz de la manezca y subsista el sujeto que los conoce
esperanza. El conocimiento tendrá que quedar cuya condición tampoco debe tener su base y
reducido sólo á la sensación y comprensión de orí-en en los sentidos. Insiste Platón en esta se
lo fugaz y pasajero, que en el límite inapreciable cunda afirmación, haciendo notar que los sentí-
de moral y de filosofía 207
206 ESTUDIOS
dos ofrecen sólo sensaciones individuales y ais las dos opiniones que acepten como verdaderas
ladas, porque cada uno tiene su dominio propio, dos sujetos, que al percibir un mismo viento, lo
del cual no puede salir; de suerte que las cuali sientan el uno frió y el otro de mayor tempera
dades comunes á varios objetos no pueden ser tura, Estasobjeciones, que Platón repite por todo
conocidas por los sentidos, ya que sus datos son el diálogo, autorizan para preguntar con Sócra
siempre aislados y separados unos de otros. ¿Có tes ¿no es una consecuencia necesaria de tal de
mo es posible enlazar estos diversos datos? Uni finición de la verdad que ésta no existe para
camente por virtud de la existencia del alma, nadie? Y á semejante pregunta puede añadir todo
bajo cuya unidad y permanencia es posible unir el que lea con alguna atención este diálogo a
y referir entre sí los datos que todos nuestros siguiente: si se desecha como erróneo é infundado
sentidos nos ofrecen para la formación del cono el carácter subjetivo atribuido por Protágoras al
cimiento. conocimiento verdadero, ¿no queda con ésto pre
Insistiendo en rebatir la opinion de Protágo- sentida la necesidad de un principio suprasensi
ras, se hace cargo Platon de la relación idéntica ble, objetivo é impersonal para afirmar la exis
que aquél establece entre el aparecer y el ser, tencia de la verdad?
y prueba, mediante un razonamiento que se re
pite por todo el diálogo y que estimamos de un
valor incontrovertible, el carácter subjetivo de la
VI.
sensación, la distinta idea que de una misma
sensación pueden formarse dos hombres, y ánn No es posible en la enumeración que nos pro
uno solo en dos estados diferentes, y, por consi ponemos hacer en estos artículos, de las reflexio
guiente, que la afirmación de Protágoras de que nes que despierta una lectura detenida de la
el hombre es la medida de la verdad„equivale á doctrina de Platón sobre la ciencia, bosquejar
negar ésta ó á identificarla con el error. Admi con todo el rigor que una indagación racional
tiendo que todo conocimiento procede de la sen exige el cuadro general de las conclusiones
sación, y que es siempre verdadero para cada principales que se hallan implícitas en la filoso
cual, según le aparece la sensación, tendrá que fía platónica, respecto á las condiciones cientí
admitir Protágoras, á la vez que el vino sabe mal, ficas del conocimiento. Reconocemos y decaía
como dice el que está enfermo, y que el vino sabe mos de buen grado, que quizá sería conveniente
bien, según afirma el que goza de salud; sin que señalar las conclusiones que se deducen del pen
pueda tampoco rechazar como falsa ninguna de samiento de Platón con mayor órden y sistema
208 ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 209
del que necesariamente ha de resultar en este perderían la forma y trabazón de sus diálogos la
estudio, donde van unidos y mezclados el comen rica complejidad de detalles que en todos ellos
tario á las grandes especulaciones del filósofo se descubren, y que guia y conduce al espíritu
griego y el resúmen de los resultados de estas por una especie de tránsito maravilloso, que es
mismas especulaciones; pero temeríamos al ha privilegio exclusivo del génio, de las más altas y
cerlo de aquel modo que la interpretación no superiores regiones á los dominios del más común
fuera fiel, y que tal vez, dejándonos llevar del y sencillo pensamiento. Y si la filosofía de Platón
pensamiento propio, diéramos á conocer un Pla se halla así expuesta en todas sus obífcs, no nos
tón, que, siendo en realidad un producto de la •creemos autorizados para dejar de ser fieles á lo
idea preconcebida respecto á su doctrina, fuera, que constituye su carácter especial, pues que en
sólo un reflejo y sombra lejana del verdadero. el mundo del pensamiento puede y debe existir,"
Si, por el contrario, vamos exponiendo las mis en medio de su objetividad y universalidad, al
mas palabras y pensamientos de los diálogos pla go que sea subjetivo y característico en el que
tónicos y con tal exposición excitando la refle lo expone. Lo objetivo y lo universal es, sm duda
xión propia á meditar sobre tales afirmaciones* alguna, lo que queda de real para el progreso ul
creemos que habrá de resultar mayor fidelidad terior del pensamiento; pero la discreta observa
en la exposición, y sobre todo, un conocimiento ción de lo que de subjetivo y característico
más exacto del fondo y de la forma en que se existe en el pensador sirve para la educación in
sostiene y expresa la filosofía de Platón. dividual, es útil para que cada uno compare sus
Habremos de aducir todavía, en abono de nues dotes y aptitudes propias con las que predomi
tro procedimiento, otra razón que estimamos nen en los grandes pensadores, que llevan, y lle
digna de tenerse en cuenta. Más que de consen varán siempre el envidiable título de maestros
timiento universal, de carácter evidente es la de los hombres, y no deja de ser provechoso
afirmación de que el discípulo de Sócrates posee para conocer cómo va el espíritu humano librán
en igual, ya que no en superior grado, las cuali dose de los lazos que le unen á relaciones exte
dades del artista y las condiciones del pensador; riores que le enajenan de sí mismo, adquiriendo
por lo cual no se sabe en muchas ocasiones, al con un mayor y más soberano imperio sobre to
leer sus obras, qué admirar más, si la claridad* das sus facultades, más plena y acabada con
viveza y movimiento de la expresión, ó la pro ciencia de la realidad.
fundidad y acierto de sus reflexiones. Si diéra Por último, ante la contemplación de la ley
mos á estas últimas mayor enlace y precisión, intrínseca del pensamiento, que consiste en la
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 211
210 ESTUDIOS
libertad y posesión del espíritu para producir la una consideración referente á la vida morad y
ciencia exclusivamente guiado por las exigencias la política, que se confunden casi siempre en todas
de su objeto, no hay más medio que declarar y las escuelas socráticas, por el concepto amplísi
consagrar el valor del pensamiento tal cual se mo que éstas tenían de la virtud. Carece dicha
produce. Quien sienta en sí mismo el noble amor consideración de la importancia de las anteriores
al saber, quien reconozca la verdad libremente para la teoría especulativa del conocimiento; pero
indagada como la luz indispensable para producir áun así no debe ser de todo punto desechada,
una vida racional, debe consagrar por igual y porque revela, con la rica movilidad del pensa
con la más completa y acabada tolerancia á las miento de Platón, pruebas indirectas del grave
obras de los grandes pensadores, en su fondo y error que ha dado y da hoy márgen á todos los
en su forma , en su conjunto y en sus detalles, errores del empirismo, el cual se manifiesta cada
la admiración de que son dignas. Por tal motivo vez más absorbente y con más anhelo de invadir
confesamos que nos seducen el rigor lógico, la la vida toda.
severidad de juicio y la concision de Espinosa Con el objeto de legitimar el derecho con que
tanto como nos atraen la amplitud de mirás, la Sócrates penetra en el campo de la moral y de
poderosa idealidad y áun la amplificación de los la política con el razonamiento filosófico, y á fin
diálogos platónicos. de justificar cumplidamente que el filósofo pueda
A pesar de todo lo dicho, conviene tener pre y deba ocucarse de todos estos asuntos, áun sin
sentes los resultados principales que se hallan ser perito en la Política, en la Legislación, ni en
en lo que ya llevamos expuesto del Teetetes la Oratoria, se introduce en el diálogo que exa
para confirmar más y más cómo Platon, fiel á la minamos una digresión, que no deja de ser útil
intención de su maestro, sigue el procedimiento para colegirla extensión dada por Platón á la
que hemos llamado de eliminación de lo que esti filosofía. Entiende éste, con un sentido tal vez
ma falso, dejando implícitas en sus afirmaciones superior al de su maestro Sócrates, que el filósofo
las verdades que cada cual debe reconocer. educado en la libertad y en el ocio, y qué pasa por
Respecto á la cuestión hasta ahora examinada, un hombre cándido, inútil para todo, pues ignoia
reducida á mostrar que la sensación es distinta las cosas más comunes, eleva, sin embargo, su
del conocimiento, no indica ya Platon en el mirada al mundo entero, y debe considerarlo todo
diálogo titulado el Teetetes ninguna otra conse desde una región superior.
cuencia lógica; pero insiste todavía en señalar el No es el filósofo, dice terminantemente Platón,
error de semejante opinion, aduciendo para ello el que se entretiene en averiguar, por ejemplo,
1(5
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 213
212 ESTUDIOS
del saber, vuelve el diálogo que examinamos á inclinándonos más bien á reparar sólo en la
establecerse entre sus dos primeros interlocuto concreción determinada en que el hecho del co
res, Sócrates y Teetetes, y viene á recaer el dis nocimiento se nos manifiesta.
curso otra vez sobre el primer punto, sobre la Como el conocimiento es un todo simple y ra
identidad establecida por Teetetes entre la sen cional, como el reino de la verdad es en su índo
sación y la ciencia. le prooia indivisible, y como no admite partición
Aunque al comienzo del diálogo Sócrates enun ni separación abstractas, resulta que en el cono
cia varios razonamientos que obligan á poner en cimiento empírico se halla y se revela, aunque á
duda la legitimidad de la sensación para explicar su modo propio y según el límite que es ingénito
la génesis del conocimiento, y aunque várias de á su naturaleza, toda la realidad de las cosas
las consideraciones que enumera revelan implí cognoscibles; y al percibir en esta concreción,
citamente ya la idea platónica relativa á la cien comprensiva de todo el conocimiento, unidas y
cia como contraria de todo punto á la sostenida casi insenarables para el distraído la sensación y
por Teetetes, el discípulo de Sócrates, no se cree la percepción, somos llevados, por una generali
escusado de seguir examinando la teoría de la zación precipitada y en extremo peligrosa á pen
sensación, y entiende que hay en ella algu sar que todo saber tiene su principio en la sen
nos puntos dignos de más detenida considera
ción. No existe causa más poderosa que la indicada
Así es, en efecto; porque si bien ante la más para la persistencia en tal error, ni hay quiz ía
sencilla crítica respecto á la naturaleza del cono zon que explique más satisfactoriamente que la
cimiento y á los principios en que su relación se expuesta el cómo y el por qué de las mú tiples
sostiene, la hipótesis sensualista no es susceptible anariciones del sensualismo en diversas épocas
de defensa, acontece, sin embargo, que en la vida de la historia del pensamiento. Y es en verdad
usual y en el conocimiento precientífico existen necesario que el pensador se precava más y más
tan unidas y aparecen tan confundidas la sensa 4 cada momento, í ja que, según dice el —
ción y la percepción, que lleva muchas veces la Platón, vive educado en la libertad y en el ócw
fuerza del hábito distraído á pensar con Teetetes,. emnlee, sin tregua alguna de descanso, aquell
que el origen de todo saber se halla en la sensa libertad y aproveche aquel ócio en pensar y med -
ción. Al mismo error conduce también la falta tar sobre los distintos aspectos con que el sen
de costumbre que tenemos en la vida usual para sualismo se oponeá los progresos del pensamiento,
„„„t™ ií>a constantes v siempre victoriosas
reflexionar sobre los fundamentos del conocer,
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 221
22 0 ESTUDIOS
suceden unas á otras, á veces con razonamientos y aunque en tal sentido no debiera censurarse
tomados del sentido común, y en ocasiones con la falta que hemos notado, esperando verla re
la exposición de las consecuencias erróneas que parada en algún otro diálogo, es lo cierto que
de ella se deducirían; siempre se ve desechada y en ning'un pasaje de las obras de Platón se halla
victoriosamente negada la falsa doctrina de que consignado de un modo discreto lo que entiende
la sensación es el principio del conocimiento; por conocimiento sensible, ni la manera cómo se
pero nunca se encuentra en esta polémica, tan ha de formar para que adquiera lá cualidad de
hábil y metódicamente sostenida por Platón, na ser científico.
da que pueda conducirnos á formar idea del va Desechada y refutada en el Teetetes la sensa
lor que tenga el conocimiento sensible para la ción, porque no puede ser el fundamento de la
formación de la ciencia, ni mucho ménos se des verdad científica, llega á ser en el resto de las
cubre una enumeración discreta de las condicio obras de Platón y en el desenvolvimiento ulte
nes que deban exigirse al conocimiento empírico rior de su dialéctica casi destruido y asimilado
para que pueda ser estimado como científico. á una apariencia siempre engañosa el conoci
Ya hemos dicho que la falta de afirmaciones miento de lo contingente. Tan sólo en el diálogo
concretas relativas al valor de la sensación como titulado el Timeo se hallan algunos pasajes, en
origen del conocimiento, y el menosprecio que los cuales parece aspirar el discípulo de Sócrates
de ella se hace en la filosofía platónica, desesti á mostrar la existencia y perfección de Dios pol
mando el conocimiento de lo contingente, lle la belleza y armonía del inundo, conocidas empí
gando á decir que sólo existe ciencia de lo ge ricamente. En ésta, como en algunas otras con
neral, y terminando por asignar al indagador’ tradicciones que tendremos ocasión de descubrir
como único objeto de su trabajo la dialéctica y en la filosofía platónica, el pensamiento sigue
la organización de las ideas, ha dado margen á entregado á una incertidumbre completa res
que la mayor parte de los críticos tachen de pecto al verdadero concepto que Platón tuviera
idealista á Platón y quieran descubrir entre su del conocimiento sensible.
doctrina y la de Aristóteles un abismo completo, Acontece necesariamente en tal caso que el
al ménos en lo que se refiere á este punto. ■ crítico más circunspecto y que ménos quiera pe
Aunque en el procedimiento que se sigue en car de atrevido en sus juicios se ve obligado á
todo este diálogo predomina más el razonamiento pensar que Platón olvida, en puntos muy princi
para desechar opiniones falsas que la libre inda pales, las condiciones que él mismo señala de
gación para llegar á saber lo que sea la ciencia, una manera magistral como propias del cientí-
17
228 ESTUDIOS DE MORAL Y FILOSOFÍA 229
fieo. Y en este punto del pensamiento, y adelan tos, nos faltaría una nota para' distinguirnos de
tando él juicio á la detenida exposición de toda los animales.
la doctrina platónica, es preciso, después de re El conocimiento de aquellos objetos que perci
conocer el mérito envidiable de Platón, rebajar be el alma por sí misma, conocimiento de que ca
un poco su talla como filósofo, siquiera se deba recen los animales, y áun la percepción reflexiva
confesar y declarar que nunca deja de ser con de las sensaciones, son producto y obra del estu
sumado artista. dio, mediante el' cual aspira el hombre á des
En nada aminora cuanto acabamos de decir el cubrir la esencia de las cosas y á conocer con
valor de todo lo que dejamos expuesto del Teete verdad.
tes, referente al examen déla sensación, que no Cuando el espíritu se ha hecho cargo de todo
puede ser nunca todo el conocimiento, ni tampo lo que antecede y ha reconocido que la sensación
co la que nos proporcione la verdad que por una es impotente para conocer la esencia de las cosas,
exigencia natural requiere la ciencia, ya que la sin cuyo conocimiento la ciencia no existe, tiene
sensación es, según se muestra á la más sencilla que venir á confesar con Teetetes que la sensación
observación, tan subjetiva y variable como fu no puede descubrir la verdad,.porque no afectad
gaz y pasajera. Esta índole de la sensación obli- la esencia de los objetos cognoscibles. Y así des
g-a al mismo tiempo á recurrir á otros conoci envuelta la cuestión, puede legítimamente, y
mientos para percibirla, y, por lo tanto, nos pone sin temor á incurrir en precipitación irreflexiva
en el caso de reconocer que existen, como ya se en el pensamiento, decirse con Sócrates, que la
ha dicho, cosas que el alma conoce por los senti ciencia es una cosa distinta de la sensación.
dos y cosas que conoce por sí misma. Llegar á la afirmación que acabamos de con
Respecto á la primera clase de conocimientos, signar es cuanto se proponía Platón en esta
ya queda dicho cuanto es necesario para entender primera parte de su diálogo. Parece que el re
que no pueden ser el principio de la ciencia, sultado obtenido, siguiendo el método socrático,
porque jamás conocemos mediante la sensación es negativo; pero, como ya hemos dicho varias
la esencia de las cosas; pero además, añade Só veces, quedan implícitas muchas y muy capitales
crates, tal clase de conocimientos, esto es, la afirmaciones en todo el contenido de estos razo
percepción de ciertas afecciones que pasan al namientos , desenvueltos magistralmente, pa
alma por los órganos del cuerpo, ha sido dada ra venir de una manera gradual y metódica á
por la naturaleza á los hombres y á las bestias, y eliminar por falsa y á desechar como errónea
si careciéramos de toda otra clase de conocimien la primera opinión mantenida por Teetetes, de
DE MORAD Y OS ETLOSOlÚA 231
230 ESTUDIOS
fecundación de sus almas por la luz divina de la
que la sensación es la ciencia, y que sentir es
verdad.»
conocer. Nada se ha producido, pues, hasta ahora en to
Es indudable que para el espíritu perezoso y do el desenvolvimiento del diálogo, ni nada pro
dominado por el hábito del dogmatismo, que in ducirá Sócrates por sí sólo, porque en tal caso
capacita para el übre-éxámen y hace odiosa la faltaría á su propósito irrevocable de renovar y
dirección propia del pensamiento, es preferible al reformar el sentido científico. El que se vea po
método racional [en razón del objetó) seguido en seído del amor á la verdad, ñola busque prestada,
este diálogo por Platón, fiel á la enseñanza de su pues ésta siempre le proporcionará una luz refle
maestro, una afirmación categórica expuesta' en ja; que piense, que medite por sí mismo y entón-
forma de definición concreta de lo que sea la cien ces sentirá cuánta verdad encierra lo dicho por
cia. Haciendo que esta definición fuera seguida Sócrates al asegurar ¿ Teetetes que el alma se
de alguna prueba indirecta de su verdad, capaz halla preñada del saber. Para llegar al alumbra
de ahorrar al espíritu el trabajo de indagar por miento de la verdad exija el hom bre en buen hora
sí mismo las condiciones de la ciencia, quedaría dirección y guia á la enseñanza; pero jamas debe
satisfecha la aspiración de aquellos que no esti pedir que esta produzca por él, suplantando su
man la reflexión libre como el único medio para propia energía. Por esto hace Sócrates decir a su
la educación científica, obra, que, si es laboriosa, interlocutor Teetetes,' sin dar por terminado el
pide también ser lenta; pero quien sepa apreciar problema: «Mira de nuevo si en el punto en que
el valor virtual de los resultados adquiridos me estás ahora se te muestran las cosas mas clara
diante el método socrático no desestimará jamás mente, y dime otra vez qué es la ciencia.» El pro
la obra y el procedimiento de este diálogo. I si cedimiento que exige Sócrates no vana, la ley que
alguna vez la flaqueza humana vence y la pereza impone á la discusión es inalterable, yel carácter
habitual del espíritu pide lo que es contrario á la de su razonamiento permanece siempre el mismo.
índole racional de la enseñanza y de la ciencia, Seguirle en todo y por todo, debe ser también la
que se tenga en cuenta lo que decía Sócrates al regla de cuantos aspiren á vivir y educarse en el
comienzo del diálogo y, que expresa en el lengua
je llano y sencillo que le era propio una verdad pensamiento libre.
que es sublime: «Estéril para la producción de la
verdad, decía Sócrates, sólo siento en el fondo del
alma una ajlcion demoniaca que me hace anhelar
ser partero del espíritu y dirigir á los demás á la
233
232 DE moral y filosofía
ESTUDIOS
Esta segunda afirmación va á ser dllu“da¿a 1
Sócrates con el mismo método que lo ha sino ya
la anterior, sin perder de vista el asunto, prmci
¡X- pal del diálogo, que es indagar cual sea la natu
Se trata en el diálogo que examinamos de ave raleza de la ciencia, pero sin dejar PaS“
poco esta segunda opinion ántes de sujetai
riguar qué sea la ciencia. Queda ya desechada
la critica sutil de su poderosa dialéctica.
por errónea la idea que consiste en identificar el Así es que lo primero que cuidadosamente se
sentir con el conocer y la sensación con la cien hace notar en el diálogo, es la imprescindible
cia. Pero además resulta de la polémica soste necesidad de examinar el valor que puedai tener
nida para desechar la opinión al principio sus la respuesta, debiendo tener presente para ello
tentada por Teetetes, que existen cosas que co una afirmación que puede ser considerada co
noce el alma por medio de los sentidos, y cosas mo un aforismo incontrovertible de la ciencia, á
que conoce el alma inmediatamente por sí misma, saber: que vale más profundizar pocas cosas,
siendo estas últimas las que deben ser objeto que recorrer muchas de un modo insuficiente
propio de la ciencia, pues, según repite Sócrates, Tiene gran importancia tal aserto, porque, como
á cada momento, el que no conoce la esencia de ya hemos visto, equivale á declarar de. un modo
una cosa, no la conoce verdaderamente (cientí implícito que el pensamiento filosófico no c
ficamente.) Y para no perder el hilo de la discu siste en la cantó««* de 1« pensado, sino en la cua
sión y venir siempre al punto inicial de estas
lidad con que se piensa y en el valor y
cuestiones, vuelve Sócrates á solicitar la aten dad con que se indaga, de tal suerte que el fil
ción de su interlocutor y á rogarle que, sin olvi sofo ha de atender más preferentemente á inqui
dar que la ciencia no es. la sensación, diga de rir la esencia de las cosas que á sumar de un
nuevo cuál es y en qué consiste la naturaleza de modo incoherente muchas cosas pensadas Este
la ciencia. último trabajo que es de acopio y acarreout
Puesto que el conocimiento científico no está sin duda para enriquecer y aumentar la cultura
en la sensación, es preciso referirlo, piensa Tee es propio del erudito, y tiene un valor que nadie
tetes, á la reflexión del alma sobre sus sensa pone en duda; pero la obra á quesei
ciones, cuya operación es llamada en el diálo el diálogo platónico es de distinta mdol „
go -ri ócAtiO-í-jC Sófa la opinión verdadera ó el juicio á un fin diferente. Se pretende, como ya se
verdadero. Sin vacilar eu este punto, contesta
Teetetes que el juicio verdadero es la ciencia.
7"
234 ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 235
bre un objeto simple, que se reduce,. más que á del gran maestro ateniense; pero, en medio de
enumerar las ciencias, á inquirir lo que sea la todas estas circunstancias y de cierta apariencia
ciencia ,misma. Para llenar cumplidamente tal de abandono y descuido en la conversación, los
propósito, recurre Sócrates, fiel á su idea de que diálogos están confeccionados con un arte admi
el alma está preñada de saber, al único medio, rable y laley del pensamiento queda cumplida con
capaz de conservar al espíritu su libertad de ac un cuidado y. esmero que no dejan nada que de
ción, áun solicitada por la diversidad de opi sear. Por esto resulta ser tan difícil la exposición
niones que pueden arrastrarle. Recomienda de y crítica de los diálogos plátonicos, áun pasando
nuevo la reflexión, auxiliar poderoso que rec por alto, como lo hacemos aquí deliberadamente,
tamente usado sirve para dar legitimidad al la cuestión de indagar hasta qué punto es Pla
pensamiento verdadero y además guia a!, espíri tón mero expositor de las doctrinas de su maes
tu para desechar lo falso de las demás opiniones. tro y desde qué momento comienza lo que pu
Desenvolviendo el. diálogo y la polémica en él diéramos llamar la doctrina propiamente platóni
establecida por tales medios, no extrañará á na ca. Indudablemente, lo que se llama en diversos
die que se haga cargo de semejantes condicio diálogos causa suprasensible del género y de la
nes, como, áun á vueltas de algunos rodeos y di especie que existe por sí, y á la cual se refieren
gresiones que parecen inútiles, resultan las co por medio del procedimiento dialéctico las rea
sas y los pensamientos tomados en sí mismos, y lidades individuales en lo que tienen de común
examinados discretamente por Sócrates, sin que y permanente es lo que constituye el núcleo del
jamás se permita ser infiel á las exigencias del pensamiento platónico y lo que lleva en su seno,
pensamiento libre, ni ménos consienta que pase aunque en gérmen, todo el idealismo que se atri
ó sea aceptada en discusión dirigida por él nin buye al discípulo de Sócrates y áun también lo
guna afirmación que no lleve consigo la prueba que dá lugar á que se originen de ia doctrina
de su verdad. Es cierto que en los diálogos pla platónica algunas tendencias panteistas, que se
tónicos y en la exposición de la doctrina socrá inician y desenvuelven en la escuela de Alejan
tica se descubre mucho de la amplificación retó dría y que son aceptadas hasta por alg'uuos Pa
rica de los antiguos griegos, que no faltan algu- dres de la Iglesia. Pero todas las discusiones pre
nor escarceos semejantes á los usados por los so liminares, la sencillez de la argumentación, el
fistas, y que abundan en muchas ocasiones ras ingenio en la dirección del espíritu, la crítica me
gos ingeniosísimos de aquella tan celebrada sa.1 tódica y la duda reflexiva son otras tantas condi
ática, de que jamás careció el alma siempre jóven ciones dignas de gran estima, que han debido ser
236 ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 237
propias de la manera especial y característica de en tener conciencia del valor científico de sus pen
enseñar que usaba Sócrates. Así somosllevados á samientos.
pensarlo por las noticias que se tienen de hom Examinar el valor científico del pensamiento
bre tan original como sabio en el pleno sentido de enunciado por Teetetes de que la ciencia es el
la palabra. No empece esto al gran mérito de juicio verdadero é indagar hasta adquirir con
Platón que, según ya hemos dicho, confecciona ciencia de la legitimidad con que tal pensamien
los diálogos con una viveza en su exposición y to se afirma será la obra á que consag’re Sócra
con una propiedad de expresión en todos los in tes sus esfuerzos y para ello invita á su interlo
terlocutores que no ha tenido hasta ahora quien cutor á que le siga en la conversación que desea
le iguale. entablar sobre este nuevo punto. Volverán, sin
Sócrates, según dice un célebre historiador de duda, las digresiones, á que se muestra tan afi
la filosofía (1), procuraba aplicar el pensamiento cionado Sócrates, y en las cuales desea emplear
filosófico á las cosas más vulgares, haciendo bajar, todos sus ócios; pero en último término y sin
como se ha afirmado también (2), la filosofía del abusar de la libertad que le concede ser él quien
cielo á la tierra, y para ello procuraba someter el dirige el diálogo, vendrá á parar al punto de
pensamiento á todas las combinaciones posibles, donde ha partido, porque nunca olvida que todo
dando tortura, si vale la frase, á la. distracción pensamiento, en tanto que es sabes en el sentido
habitual del espíritu, -y esforzándose en sacar del que da á esta palabra, es verdadero en todas sus
mismo estado anárquico del pensamiento común combinaciones y de otro lado tiene presente el
su propio freno para encauzarlo en las vías de la enlace esencial que existe entre todos los pensa
reflexión filosófica. De aquí procede su costumbre, mientos científicos.
nunca interrumpida, de tomar, las cosas ab ovo y Muy prolongadas y sutiles son las digresiones
comenzar por. lo más llano y usual para ir gra en que se entra en la exposición del diálogo con
dualmente á lo más difícil. Por tal motivo, repe el objeto de averiguar lo que sea el juicio falso.
tía siempre Sócrates,su afirmación favorita: Aunque sin llegar á un resultado definitivo en
sé que no sé nada, de donde natural y necesaria este punto, queda consignada la complejidad de
mente se infiere que se debe dudar, y por consi condiciones intelectuales que precede á la for
guiente que la base lec/itima de lodo saber consiste mación de los juicios tanto verdaderos cómo fal
sos y por consiguiente mostrado de un modo im
plícito que el juicio no puede ser el principio de
(1) Ritte». la ciencia. Hace constar Sócrates en una infini
(2.) Cicerón
238 ESTUDIOS DE MORAL Y DF. FILOSOFÍA 239
dad de ejemplos que la materia sobre la cual se sensación, la memoria, la reflexión, la compara
ejercita esta conversación interior del alma con ción y el juicio. ¿Puede llegarse con tales ele
sigo misma, que es lo que da por resultado el mentos á constituir la ciencia? De ningún modo;
juicio, es la sensación actual ó la que, ya pasada, que la sensación es cosa distinta de la ciencia
se retiene mediante la memoria. No se insiste queda probado en la primera parte de este diálo
aquí, siguiendo como pudo seguir Platón los go; á la memoria no puede tampoco referirse la
mismos pasos de Kant, en señalar además como naturaleza de la ciencia, pues el recuerdo, lejos
materia del juicio y de toda operación intelec de ser capaz para producir por sí el material
tual las ideas, porque precisamente vá á resul científico, es recuerdo de lo ya conocido, es decir,
tar como una verdad necesaria del contexto de que la memoria supone, que no produce, la cien
las demás afirmaciones, que va consignando el cia. Para ejercitar la reflexión es preciso volver
análisis delicado de Sócrates, que son también á pensar lo que ya ha sido pensado, no siendo,
las ideas materia del juicio, sin que llegue Pla por tanto, posible que la reflexión explique por
tón nunca á establecer claramente el valor que sí misma qué sea la ciencia. De otro lado, la
tienen los datos individuales que toma el enten comparación, ó mejor, la referencia en general
dimiento de la sensación para formular sus jui de unos á otros términos de pensamiento, no
cios. I)e aquí procede, como ya hemos dicho va crea, ni produce por sí, sino que más bien supone
rias veces, la tendencia idealista que se atribuye ya conocidos los términos que se van á comparar.
al pensamiento de Platón. No hay, pues, solución posible para el problema
Recogida la materia del juicio, el espíritu se propuesto, y es preciso, como gráficamente se
pregunta la relación que pueda existir entre va dice en el diálogo, afirmar que conocemos y no
rias sensaciones, las cuales son traídas á concien conocemos, si el principio del conocimiento está
cia actual mediante la memoria, y son pensadas en la comparación y en el juicio. Resulta, pues,
de nuevo mediante la reflexión, según la cual se que el juicio verdadero no es la ciencia.
comparan los términos, resultando de tal com Ante las nuevas dificultades que ofrece el pro
paración los juicios. blema, Sócrates consigna otra vez la necesidad
de recurrir al único medio aceptable para el pen
samiento racional, á la reflexión. Y como él gus
X- taba de frecuentes y clarísimas analogías, dice á
Los elementos necesarios para formar los jui Teetetes, que así como sólo al pasar un rio se
cios son, según lo que acabamos de exponer, la calcula bien la profundidad de las aguas, así
240 ESTUDIOS
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 241
también sólo entrando en la discusión presente, que la traducción exacta es decir que la ciencia
sus mismos obstáculos nos descubrirán lo que consiste en la definición.
buscamos. Sigámos la exposición del diálogo y con ella
Aún se añaden en el diálogo algunos otros ra la crítica de los razonamientos que esta nueva
zonamientos para mostrar que no es aceptable la contestación inspira á Sócrates. Supone la nue
definición de la ciencia, diciendo que es el juicio va idea de la ciencia el conocimiento de tér
verdadero. Tienen alguno de esto« razonamien minos compuestos, y éstos, como muestra bien
tos mucho de relativos y proceden, á no dudar, Sócrates, por medio de un ejemplo clarísimo,
de la costumbre que Sócrates tenia de hacer que sacado de las sílabas y de su descomposición
á todas las ideas enunciadas se las diera tantas en letras, no son cognoscibles si no lo son prè
aplicaciones cuántas fuera posible. Así insiste en viamente de los términos simples que entrañen
mostrar que no son cognoscibles mediante el jui la composición. Además, en la composición no
cio los términos simples de sér, identidad, seme existe otra realidad que la de los mismos elemen
janza, etc. , pues aplicados al juicio de com tos simples, que no son cognoscibles mediante
paración, suponen que sonya conocidos cuando el juicio, luego los términos mismos compuestos
los aplicamos. De otro lado, todavía hace em no deben ser conocidos directamente por el jui
peño especial en notar cómo es posible que la ver cio. Pero si los diálogos platónicos pueden ser á
dad del juicio dependa de la mera persuacion ó veces tachados de incoherentes y se señala como
proceda sólo de simples referencias, cuyos títu falta de la mayor parte de ellos las continuas di
los no son lo suficientemente legítimos para dar gresiones y el constante cambio de objeto de pen
al conocimiento el valor de ciencia. samiento por la gran movilidad, con que en ellos
Desechada la opinión de que la verdad está se produce el espíritu, jamás podrá inculparse á
en el juicio verdadero, dice Teetetes que la Sócrates, ni á su discípulo y expositor, de ser
ciencia consiste en lo que en el diálogo se de precipitados en adoptar ó rechazar un pensa
signa con el nombre de 8o£á pera Áóyou Estas pa miento. Fiel en esto, como en otras muchas co
labras son traducidas en la versión española sas á su maestro, procura Platon agotar todas
por las de juicio verdadero acompañado de expli las combinaciones posibles, todas las aplicaciones
cación. Análoga á esta traducción es la que dá imaginables y todas las consecuencias, ya implí
Mr. Chaignet, sin que falten algunos que entien citas ya explícitas de las ideas que se debaten
dan que se refiere al razonamiento, mientras en los diálogos. No se crea, pues, que ya queda
otros que atienden al resto del diálogo, suponen desechada la idea últimamente, enunciada de
242 ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 243
que la ciencia es juicio verdadero acompañado tarda mucho Sócrates en venir á tal extremo,
de explicación; por el contrario, vuelve de nue porque, como hace notar muy exactamente, la de
vo el pensamiento hacia tal idea, y la refutación finición nominal ó sea la expresión del pensa
de lo expresado en él proseguirá, mediante un miento por medio la palabra supone ya el cono
análisis tan delicado y agudo como complejo y cimiento del objeto, hasta el extremo de ser
severo de todas las acepciones que puedan darse expresable sólo en el grado y medida en que es
á semejante afirmación. conocido. Además, la precisión en los términos
A este fin cuida Sócrates de adelantarse ap de que nos servimos para expresar el pensamien
pensamiento de su interlocutor y se pregunta á to es tan aplicable á la verdad como al error,
sí mismo: ¿entendemos por explicación el acto de por lo cual es necesario reconocer que implica
hacer el pensamiento sensible por medio de la un absurdo la pretensión de identificar la cien
palabra, de tal modo que lo pensado se pinte en cia con la expresión sensible del pensamiento en
ésta como en un espejo? Acepta Teetetes tal inter la palabra.
pretación y por lo tanto pasa en seguida Sócrates Quizá consistirá ésta nueva dificultad, sigue
á hacerse cargo de ella. Esta interpretación de lo razonando Sócrates, en que no entendamos ni
que se puede entender por juicio explicado es interpretemos exactamente lo que es el juicio
muy semejante á lo que se llamó en la Edad Me acompañado de explicación. Veamos, pues, si el
dia definición nominal. Y si alguna duda cupiera juicio explicado consiste en la descripción de una
respecto á lo que entienden Sócrates y Teetetes, cosa en sus elementos, es decir, si podemos ad
al interpretar de esta suerte el juicio explicado, quirir el conocimiento científico por un análisis
quedaría completamente desvanecida con íepa- de las cosas pensadas, mediante el cual llegue
rar tan sólo en lo que dice después Sócrates, que mos á los elementos simples é indivisibles de que
contestaría si le' preguntaran qué es un carro: aquellas se componen. Por lo tanto, la cuestión
ruedas, ejes, llantas y lanza. Por consiguiente, estará ahora, no en nombrar el carro, como ante
se ve de un modo bien claro que se hace al pie- riormente, sino en enumerar ordenadamente to
sente cuestión de la definición nominal. das las piezas de que se compone, en describir
Ahora bien: ¿consiste la ciencia en la defini también, por ejemplo, el nombre de Teetetes con
ción nominal? ¿Se adquiere la verdad científica el pormenor de los elementos que le componen.
haciendo sensible el pensamiento por medio de la Pero aún hay algo que objetar á esta nueva in
palabra y convirtiendo ésta en espejo de lo pen terpretación; porque, como ya ha procurado mos
sado? Sin dudar, puede afirmarse que no; y no trar Sócrates en razonamientos anteriores con el
18
244 ESTUDIOS
DE MORAL y DE FILOSOFIA 245
ejemplo de la sílaba, si no conocemos la esencia
to seguido sin interrupción por el gran maestro
de los elementos, es imposible que obtengamos
ateniense, no extrañará á nadie que todavía, se
ciencia de los compuestos. Y de no ser cognosci
insista en sostener la opinión ya refutada en dos
bles los elementos simples de que se componen
de sus interpretaciones.
las cosas que explicamos, tendrá que resultar
Tal vez equivalga el juicio explicado, dice Só
que conocemos los objetos mediante algo que es
crates, á decir que la cosa acerca de la que se
por su propia índole incognoscible. Que semejan
nos interroga, difiere de todas las demás, esto
te conclusión implica absurdo, no hay que de
es, á afirmar que la determinación del carácter
mostrarlo por la evidencia con que se revela.
Aceptado el extremo contrario, á saber, que
propio de lo pensado, de su diferencia y distin
ción de todo lo demás, constituye la ciencia. «Se
los elementos simples son cognoscibles, hay que
gún esta interpretación, sigue diciendo Sócrates,
declarar que el conocimiento científico no con
creo explicarte suficientemente el sol, diciendo
siste en la descomposición de lo pensado en sus
que es el más brillante de todos los cuerpos ce
elementos simples, sino en el conocimiento di
lestes que giran al rededor de la tierra, porque
recto de estos. Tampoco resuelve la segunda
de este modo se logra fijar la diferencia que
interpretación de lo que se entiende por juicio
separa al sol de todos los demás objetos y obtener
explicado la verdadera dificultad, que consiste,
la ciencia'de él.» Hasta aquí cuanto se refiere á
en saber qué es la ciencia. Se van agotando
la importancia y alcance que puede darse á la in
ya todas las aplicaciones y consecuencias que
terpretación nuevamente aceptada de lo que
puedan suponerse implícitas en la idea de que la
debe entenderse por ciencia, ó sea por juicio ver
ciencia es el juicio verdadero, acompañado de
dadero acompañado de su explicación. Pero es
explicación; pero el diálogo sigue su desenvolvi
preciso observar cómo resiste tal interpretación
miento, y en él se aspira á agotar todos los re
la prueba á que Sócrates sujeta todas las afirma
cursos, para ver si en tal opinión se halla la ver ciones, juzgándolas y estimándolas discreta é
dad. Así se reconocerá ahora la completa autori imparcialmente ante su procedimiento racional.
zación, con que hemos afirmado que jamás se
Entra en esta obra, que es siempre la más im
precipita Sócrates en sus polémicas, que nunca
portante en la enseñanza socrática, diciendo:
procede por saltos, sino que, uniendo siempre la. «Ahora, Teetetes, que veo más de cerca esta defi
práctica á la teoría, pone por obra el método ra nición, á la manera de lo que sucede con el bos
cional, que durante toda su vida enseñó de pa quejo de un cuadro, todo se me oculta, siendo
labra. De esta suerte, entendido el procedimien así que cuando estaba lejano, creia ver alguna
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 247
246 ESTUDIOS
Mr. Grote, atribuyen al Teetetes un valor simple negativo cuanto Platón dice respecto al filósofo
mente negativo, dudando de que Platón se haya y á las cuestiones que deben preocuparle, sino
propuesto en él otra cosa que una mera refuta que la idea que da del conocimiento filosófico
ción de algunas opiniones reinantes en su tiem implica ya un alto concepto de la ciencia, y con
po. Verdad es que en el Teetetes se desechan, ya firma lo que tantas veces se repite en el diálogo:
por falsas, ya por contradictorias, todas las solu que sólo conociendo la esencia de las cosas se
ciones propuestas al problema de la ciencia; tam sabe lo que éstas son. «No es el filósofo, dice (1),
bién qs cierto que tales refutaciones no van se el que se entretiene en averiguar, por ejemplo,
guidas de la exposición de un criterio y doctrina si un rey que posee muchos tesoros es feliz, sino
suficientes para formar idea exacta de la natura el que examina la institución real y lo que cons
leza de la ciencia, pero no es ménos cierto que tituye generalmente la felicidad ó la desgracia
en todo el desenvolvimiento del diálogo se ini del hombre.» Se vé, pues, que Platón repite en
cian cuestiones y se indican principios que con diversos pasajes del diálogo la necesidad de re
ducen necesariamente á una solución del pro ferir la ciencia al conocimiento de la esencia de
blema. las cosas, de estos elementos simples y primeros,
Cuando se indican por Platón como necesarios que exigen un procedimiento especulativo, que
otros elementos que los contenidos en la sensa requieren un fundamento ontológico y que sir
ción para formar el conocimiento, cuando se ven de supuesto á todos los conocimientos parti
afirma terminantemente, como él lo hace, que sólo culares. Y estas afirmaciones apuntadas, que no
sabiendo la naturaleza de un objeto se sabe lo desenvueltas en el diálogo, son las que estima
que su nombre significa (1), nO se sigue sólo un mos como propias de la doctrina platónica, y
procedimiento negativo, ántes bien se hacen afir son los precedentes que entendía el discípulo de
maciones que tienen una trascendencia muy Sócrates ser necesarios para averiguar después
grande. cuanto hay que saber respecto á la naturaleza
Al desechar como errónea la idea de que la de la ciencia. Semejantes precedentes podrán ser
sensación es la ciencia, se hace en el diálogo algo consecuencias de la reforma llevada á cabo por
más que asentar una proposición negativa, se Sócrates, pero no son suyos, forman un tejido
habla de elementos simples y de conocimientos sistemático y son parte de una teoría que es
que el alma percibe por sí misma. Tampoco es propia de Platón y no de su maestro, como deja-
\
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 261
260 ESTUDIOS
existe por sí misma en la esencia de las cosas, tales errores y se mantienen por todo el tras
en las ideas, y que el alma con su pensamiento, curso de la doctrina platónica; porque queda
libre de las trabas del cuerpo, debe penetrar en abandonada casi por completo aquella prudente
este mundo de lo inteligible; afirmación extre y ordenada discreción, que ha presidido al des
mada en algún pasaj e de la República, hasta de envolvimiento del diálogo titulado: Teetetes.
cir que la verdadera ciencia consiste en la cópu En el diálogo que ahora nos ocupa no examina
la divina del alma con lo inteligible mediante la cuidadosamente Platón doctrinas y opiniones
razón. El contexto de la doctrina platónica en respecto á la ciencia, no camina acompasada
este lugar es subidamente idealista; para el que mente con la reflexión, expone con atrevimiento
acepta semejaotes afirmaciones existe sólo lo in sus más altas concepciones, vuela, como dice
teligible, que es todo lo real, y la sensación, mera Kant, y aspira abstractamente, según el ideal
apariencia de la realidad, es un límite que pone que se forma del verdadero filósofo que ansia se
el cuerpo á la contemplación de la verdad abso pararse del cuerpo, á penetrar con las fuerzas
luta por el alma. Se vé, pues, claramente que aisladas del pensamiento en el mundo de lo inte
Platón identifica lo real con lo inteligible, menos ligible y á llegar á la región de las puras ideas.
precia la sensación como apariencia que es de las La comprobación de cuanto afirma, percibiendo
cosas, sin que en ella llegue á descubrirse jamás directamente las cosas tal cual ellas realmente
la esencia, lo que son en sí mismos los objetos. son y no como pueda imaginárselas el sujeto,
Ocasión ba de llegar en que veamos al fundador falta por completo en estos precedentes de la teo
de la Dialéctica dar valor mayor á la sensación; ría de las ideas de Platón. A una representación
pero siempre quedando ésta limitada á ser una meramente intelectual seguirá otra, á ésta otra,
imágen relativa é imperfecta de lo inteligible. y así indefinidamente, sin que el espíritu se dé
Afirmar' que la sensación puede sei- conocida en punto de reposo, ni encuentre base cierta para su
supuesto de lo esencial, que en ella se contiene, conocimiento más que en el engranaje indefinido
y que en la realidad existe algo más que lo inte de unas con otras ideas, cuyo principio es otra
ligible es ponerse en contradicion completa con vez, si acaso una idea suprema, la primera, pero
el pensamiento de Platón, cuyo error fundamen sobre la cual es posible sin duda cuestionar de
tal tiene su origen, según ya dejamos dicho, nuevo el valor real que tenga. En vano se bus
en asumir la realidad de las cosas en su conoci carán aquí percepciones directas, reflexiones in
miento y quizá todavía más, en proclamar lo mediatas en las cuales el conocimiento marche y
inteligible como principio de lo real. Y nacen progrese acompasadamente con lo conocido; que
268 ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 269
da hecha ya la inversión de los términos, se impedimento para la verdad y como fuente pe
anticipa el conocimiento á lo conocido y la exis renne de distracción y desórden en el conoci
tencia de esto es real cuando se ha convertido en miento. Tanto insiste Platón en semejante pen
inteligible por el esfuerzo subjetivo del alma samiento que dice lleg'a á ser el alma irracional
mediante la Dialéctica y sus diversos y complejos cuando deja que le roben por entero su atención
procedimientos. las múltiples sensaciones que se suceden en la
Muchos y muy variados son ciertamente los vida diaria. Sentadas tales afirmaciones, no po
sentidos en que Platón toma las ideas; ya exis drá extrañar á nadie que se represente en el
ten éstas por sí y son representación de lo gene Fedon el deseo del filósofo para llegar al conoci
ral que aparece en las sensaciones, después se miento como un deseo realizable sólo después
ofrecen como conocimientos implícitos en el al de la muerte, es decir, un deseo que sólo es ase
ma, más tarde se muestran como los tipos per quible al librarse el alma de los infinitos obs
manentes de que participan las cosas particu táculos que la opone el cuerpo para contemplar
lares, son, por último, conocimientos totales que directamente la verdad absoluta. Confirmando
se despiertan en el alma mediante la imágen que más esta doctrina, llega á consignar Platón que
de ellas ofrecen las sensaciones; pero siempre, lo el conocimiento más verdadero es el que tiene
mismo al considerar el alma, contemplando las por objeto el sér, lo que existe realmente y cuya
ideas directamente, que al observar cómo ascien naturaleza es siempre la misma; y en este mismo
de por medio de la Dialéctica al conocimiento sentido añade que la estabilidad y la verdad no
de lo general, acontece lo que dejamos dicho, se encuentran sino en lo que subsiste siempre en
que el problema está invertido, que los términos el mismo estado y de la misma manera, y en se
quedan traspuestos y que se prueba la existencia guida en lo que más se aproxima á esto (1). No
de las cosas por la de las ideas, declinando irre existe, por lo tanto, según la doctrina de Platón,
misiblemente el pensamiento en un idealismo, más ciencia que la de lo universal y necesario
que carece de contenido real. (la Dialéctica y las Matemáticas puras), tomando
Se confirma más y más este sentido idealista ' lo particular y contingente, más que como con
de Platón, aunque disimulado en parte su ca tenido de lo primero, como imágen imperfecta de
rácter abstracto por la virtualidad de su propio la realidad perfecta, por Platón reducida al mun
entendimiento, reparando en el frecuente me do de lo inteligible.
nosprecio que hace de la sensación, conside
rada por él la mayor parte de las veces, como un (1) V. el diálogo titulado Filebo.
DE MOHAL Y FILOSOFÍA 271
270 ESTUDIOS otro lado, en la explicación que hace Platón de
la manera cómo pasa el alma de esta causa oca
A pesar de cuanto dejamos expuesto respecto sional que ofrece la sensación á percibir lo inte
á lo que acerca de la sensación repite constante ligible, no sería difícil descubrir el principio de
mente el cisne de la filosofía socrática (como que procede la teoría de las especies sensibles é
se asegura llamaba Sócrates á su discípulo Pla inteligibles, que ejerció tanta influencia en la
tón) en varios de sus diálogos, todavía es preciso filosofía escolástica. Sea de ello lo que quiera,
tener en cuenta que no faltan pasajes en sus y dejando á un lado cuestiones de meras refe
obras, en los cuales es estimada la sensación co rencias históricas, es lo cierto que para Platón
mo un medio, aunque imperfecto, para llegar al los objetos sensibles son copias y semejanzas de
conocimiento. No se contradice Platón al colo la verdad suprasensible, cuyo pensamiento es
carse en este nuevo aspecto para juzgar el co explicado más explícitamente al exponerla teo
nocimiento sensible; léjos de esto, vuelve á re ría de la Reminiscencia, que, aunque desenvuelta
petir que jamás los sentidos nos dan por sí mis en el Fedon como una prueba de la preexistencia
mos un conocimiento puro y verdadero, aun y de la inmortalidad del alma, tiene una gran
que afirma que la sensación puede servir para trascendencia para la teoría del conocimiento.
recordarnos la esencia de las cosas, una vez que
ella es, según queda dicho, imágen imperfecta
délo inteligible. Recuerda la sensación la esen
cia de las cosas, suministrándonos con su apa til.
riencia ocasión para indagarla, aunque nunca
puede ser la sensación causa real del conoci Es para Platón la reminiscencia el recuerdo
miento de aquella; pues fuera esta última propo de un objeto mediante la vista de otro, que tiene
sición de todo punto contraria á la concepción con el primero alguna relación, ya sea de seme
general platónica, relativa al conocimiento y á janza, ya de diferencia. A fin de probar que es
la verdad. posible establecer dicha relación, y, mejor aún,
En el nuevo aspecto, bajo el cual considera las múltiples relaciones de los objetos, reduce
el discípulo de Sócrates la sensación como causa Platón todas estas referencias á las ideas de se
ocasiona!, para despertar el conocimiento implí mejanza y desemejanza; y considerando estas
cito en el alma, sería fácil quizá descubrir el ideas en sí mismas, pone en boca de Sócrates
origen de uno de los principios fundamentales
una série de razonamientos muy exactos y pa
de la filosofía aristotélica, que daba tanta y tan
grande importancia al conocimiento sensible. De
de moral y de filosofía 273
272 ESTUDIOS
recidos en lo esencial á los usados con igual mo un estudio comparativo de la doctrina platónica
tivo en el Teetetes para mostrar cómo estas ideas, con la aristotélica, hemos dicho, y repetimos
y en general todas las ideas, deben ser conoci aquí, que la contradicción generalmente señalada
das ántes de que podamos percibir su aplicación entre Platón y Aristóteles, atendiendo á las dis
á los objetos sensibles; pero siempre vuelve á tintas conclusiones de sus discípulos, es una
insistir en su empeño de dar á dichas ideas una contradicción más aparente que real. Proceden
existencia meramente inteligible. Por esta razón las conclusiones, á veces opuestas de los discí
hace que Sócrates diga al terminar sus razona pulos de uno y otro, de la indecisión y vaguedad
mientos, que ántes de que conozcamos las cosas con que quedan expuestos algunos principios de
sensibles que son iguales, necesitamos conocer la teoría del conocimiento, y señaladamente del
igualdad inteligible para que podamos compa abismo abierto por Platón entre el conocimiento
rar con ella las primeras. ideal y el sensible, abismo que no llegan á salvar
Estas ideas inteligibles son después las cate ni la aguda penetración de Aristóteles, ni los es
gorías de Aristóteles, y son las que dan más tar fuerzos intelectuales de toda la Escolástica, es
de origen á la célebre cuestión de los Escolásti tériles para alcanzar progresos ulteriores en la
cos, relativa al valor de los universales, cuya teoría del conocimiento, que tuvo que tomar y
continuada polémica se debe indudablemente á analizar el poderoso talento de Kant casi en los
la indecisión de la doctrina platónica en este mismos términos en que la habían formulado
punto. Según ésta, tales ideas tienen sólo una Platón y Aristóteles.
existencia inteligible, y sirven para conocer la Poseemos, dice Platón, con el propósito de se
participación que de ella tienen los objetos sensi guir exponiendo su teoría de la reminiscencia,
bles. Y en tal indeterminación, tan óbvio es el las ideas inteligibles ántes de conocer las cosas
camino que lleva á la conclusión de la filosofía particulares; pero una vez que conocemos éstas
platónica, cuando ésta afirma que sólo las ideas desde que nacemos, es preciso declarar que antes
tienen realidad y las cosas sensibles poseen la de este momento, es decir, antes de nacer tene
mera apariencia, como es fácil el procedimiento mos conocimiento de las ideas inteligibles, las
que consiste en consignar lo contrario, estiman cuales, si están olvidadas y como dormidas en
do la realidad sólo en la determinación de los el fondo de nuestra alma, despiertan de nuevo,
objetos sensibles y las ideas como desinencias cuando contemplamos las cosas particulares. Es,
generales de las cosas. Por tener en cuenta esta pues, cierto que saber es acordarse y que la
y otras consideraciones que serian ampliables en ciencia consiste en la reminiscencia. Hasta aquí
274 ESTUDIOS
re MORAL Y DE FILOSOFÍA 275
la teoría de la reminiscencia, en la cual insiste
sin embargo Platón en éste y áun en otros diá diante abstracciones de lo particular, y en tal
logos. Aunque con dicha teoría se llega á conclu caso llaman y solicitan con todas las fuerzas de
siones semejantes á las de la teoría de las ideas la lógica el dominio de esta teoría las concep
innatas, no deben confundirse la una con la otra, ciones intelectuales más exageradas del aristo-
según hace constar muy discretamente Mr. A. telísmo. Si el problema se resuelve, afirmando la
intuición racional, la Noesis que nos lleva al
Fouillée.
Las ideas inteligibles son anteriores á nuestro conocimiento de lo inteligible sin ningún inter
nacimiento; existían como existia nuestra alma mediario y por fuerza y ministerio de una con
ántes de nacer y aparecer bajo esta forma huma templación directa de las ideas, solución que á
na, porque, en último término, para Platón el veces parece aceptarse en la filosofía platónica,
alma es eterna, porque es una idea con existen todavía tiene que objetar á tal teoría la crítica,
cia inteligible anterior y posterior á su aparición y aún puede oponer muchas y muy valiosas re
presente. futaciones á la doctrina platónica, ¿Qué valor
Fijando algún tanto la atención en los graví tiene esta contemplación directa de lo inteligi
simos asertos, que con cierta candidez consigna ble? ¿Es acaso la existencia de las ideas proce
Platón en el diálogo que examinamos, y que pro dente sólo de que son tipos de una mente supre
cura revestir aparentemente con la habitual sen ma y divina? Pues en tal caso la dificultad sub
cillez del razonamiento socrático, no se puede siste y la realidad de las ideas queda reducida
pasar por alto, aunque se quiera, la trascen á lo meramente inteligible. De uno y de otro
dencia de su pensamiento. Si las ideas tienen modo, resulta que la realidad de lo ideado (prin
una existencia eterna en cuanto inteligibles, cipio único que debiera servir para mostrar la
¿qué relación misteriosa existe entre las ideas realidad de las ideas) se escapa a-1 esfuerzo gi
y los fenómenos particulares, que nos sirven gantesco del pensamiento subjetivo, y que sigue
para recordarlas? ¿Cómo el fenómeno sensible, subsistiendo aquel error de que ya hemos habla
que es una apariencia y se reduce á ser imágen do, que consiste en invertir los términos del pro
de lo inteligible, lleva y guia rectamente al alma blema.
al conocimiento de las ideas? Si hay contestación Es tanto más difícil el exámen y crítica de la
posible á estas preguntas dentro de la filosofía teoría de las ideas de Platón, cuanto que son va
platónica, tiene que resultar necesariamente, rios, y á veces aparentemente contradictorios,los
que las ideas son sólo lo general, conocido me sentidos en que Platón toma las ideas y áun la
ciencia. Al refutar las representaciones sensibles
20
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 277
273 ESTUDIOS
Sin las ideas es imposible el conocimiento. Las á lo inteligible se funda el principio capital de la
ideas son, según queda mostrado, inmutables-, teoría de Platón respecto á la moralidad, que
son además, por su aplicación al conocimiento de consiste en la perfección, ó en la mayor semejan
todas las cosas, universales. Las ideas son la esen za posible de lo particular con lo. inteligible. Así
cia pura de las cosas, porque ellas en sí mismas dice Platón que el bien supremo consiste en
no admiten sus contrarios, que se refieren sólo á asemejarse áDios.
los objetos particulares en cuanto participan re Se vé, pues, que, tanto en la esfera del cono
lativamente de la esencia de una ó de várias cimiento como en la de la moralidad, Platón
ideas, como se muestra en multitud de ejemplos sólo encuentra la realidad de las cosas en su par
citados en el Fedon. Lo esencial de la idea, al pre ticipación en las ideas. Pero jamás formula di
sentarse su contrario, se retira para quedar en rectamente el discípulo de Sócrates la cuestión
sí puro, y por tal motivo, dice Sócrates, se reti del valor real de las ideas; se dá por satisfecho
ra el alma de la muerte y queda inmortal. Este con las pru'ebas aducidas en pró de su existencia
carácter asignado á las ideas en- el Fedon sirve y no le ocurre en pasaje ninguno de sus obras
más tarde para formular el axioma de la identi que se puede, y áun es legítimo cuestionar sobre
dad y establecer el principio de contradicción, las ideas en sí mismas, sin lo cual el problema de
tan usado por Aristóteles, lo cual’prueba una la ciencia, a! que ha puesto tantas objeciones en
vez más la homogeneidad existente entre las doc- el Téetctes al refutar las soluciones dadas en su
tririas platónica y aristotélica. tiempo, no queda, sin embargo, resuelto. La
Las ideas inmutables, universales y puras son cuestión de la realidad del conocimiento subsiste
el principio de la esencia y realidad de las cosas la misma y sólo se consigue con su teoría trasla
particulares y sirven para explicar la determi darla á términos superiores á la sensación, á la
nación de ios objetos sensibles en sus maneras opinión y al juicio. Las advertencias lógicas que
relativas de existir, en sus apariencias ó imáge él vierte en todo el desenvolvimiento del Teetetes
nes imperfectas de lo inteligible. Y, según tal son aplicables al presente á su teoría délas ideas.
teoría, los objetos sensibles, los hechos particu Hubiera Platón temido ménos sei* fiel á la dis
lares de la vida humana y todo lo individual creción y crítica seguida en el Teetetes, y hubie
tendrán más esencia, serán más reales, á medida ra temido más seguir aquel vuelo de que habla
que sean más perfectos, es decir, en el grado en Kant, y quizás no serian justificadas muchas de
que se acerquen á las ideas de que son imágen y las objeciones que le hace su mismo discípulo
causa ocasional. En esta relación de lo sensible Aristóteles.
284 ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 285
Mostrando la existencia necesaria de las ideas ciencia, y de haber llevado la enseñanza socráti
para la formación de todo conocimiento particu ca y sus consecuencias á las más altas regiones
lar, hubiera sido muy propio del fin que intenta del pensamiento y de la vida, siendo así, al mis
ba llevar á cabo Platón considerar si son me mo tiempo que el cisne soñado por Sócrates para
ramente las ideas representaciones intelectuales su doctrina, el precursor del movimiento espiri
del sujeto, que es la conclusión á que hay que tualista, cuya génesis teórica en la filosofía ale
llegar con él, ó son, por el contrario, propiedades jandrina fecundó abundosamente su práctica,
y esencias de la realidad, en razón de la cual llevada á cabo por el cristianismo en la Edad
son cognoscibles y no vice-versa, como él pre Media.
tende. Y ya que fué y quiso ser discípulo de Só De no tener presentes estas consideraciones, es
crates en la aplicación de uno de los principios de todo punto inexplicable su influencia en la
por éste constantemente repetidos el de cono filosofía de Alejandría y en la de ios primeros
cerse á sí mismo, debió hallar base para conside Padres de la Iglesia, sin que sea fácil tampoco
rar inmediatamente las condiciones y exigencias justificar cómo ha seguido posteriormente la idea
de la verdad, al par que la prueba directa de la platónica infiltrándose en los más altos pensa
realidad del organismo de las ideas. mientos de los filósofos.
Ni cuanto dejamos dicho aminora en nada el
mérito envidiable de Platón , ni por otra parte
oscurece el valor inestimable de los grandes
V-
principios que ha consignado en su teoría del
conocimiento. El Fedon es un diálogo que no contiene, res
Aunque no ha cumplido Platón en lo que hasta pecto al asunto que nos ocupa, más doctrina que
ahora llevamos examinado , ni cumple en lo que la que dejamos expuesta y examinada. De ésta
nos resta por examinar con las condiciones más se infieren, á no dudar, afirmaciones de gian
exenciales de la verdad científica, de tal suerte trascendencia; pero el desenvolvimiento ulte
que la parte afirmativa de su filosofía mereció á rior de la doctrina platónica es preciso bus
Kant el juicio que hemos trascrito, todavía le carlo en las demás obras en que se trata de este
queda la gloria imperecedera de haber elevado mismo asunto y en las cuales se expone ya más
más que nadie hasta su tiempo la cuestión de la detenidamente la teoría de las ideas.
realidad del conocimiento, de haber señalado Confeccionado con el mismo arte que los demás
algunas de las condiciones más esenciales de la diálogos, pertenece el Fedon á aquellos que todos
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 287
286 ESTUDIOS
bles, ya por virtud de la contemplación directa ton y Aristóteles, sin poder jamás descubrir sus
ó intuición de la inteligencia Noesis, ya me puntos de contacto, si el exámen de la teoría
diante el despertar y recuerdo de la inteligencia platónica sobre el conocimiento no es proseguido
misma ante las apariencias contradictorias del hasta averiguar el valor de la idea y del hecho,
sentido, como se muestra en el Fedon y en otros así como también la índole intermediaria y rela
diálog-os. tiva del conocimiento de lo general. De esta
La distinción entre lo ideal y lo sensible, y la suerte se descubren todos los elementos plató
superioridad de lo primero respecto á lo segundo, nicos que existen en el aristotelismo que, esti
es todo lo que hasta ahora puede consignarse mando especialmente la esfera del conocimiento
como resultado obtenido en este exámen de la general, dió margen á tantas polémicas en la
doctrina de Platón relativamente al conocimien Edad Media con la eélebre cuestión de los uni
to. Es indudable que la distinción entre lo ideal versales. Por este camino es posible llegar á po -
y lo sensible (1) y el predominio siempre cre ner por obra el pensamiento concebido, aunque
ciente de la idea sobre los objetos particulares no realizado, por Santo Tomás, de llegar á armo
son los rasgos más característicos de la filosofía nizar las dos tendencias principales nacidas de la
platónica, y contra los cuales protestaba con más filosofía socrática, es decir, á constituir una sín
insistencia su discípulo Aristóteles. Pero se for tesis de las doctrinas platónica y aristotélica,
ma un concepto parcial é inexacto de la filosofía que son, al mismo tiempo que los resortes de toda
platónica y se cae en el error de considerar co la civilización cristiano-europea, los polos extre
mo tendencias enteramente opuestas las de Pla- mos dentro de los cuales se mueve el espíritu
humano, buscando á veces por presentimiento
en algunos casos por reflexión y siempre pol
(1) No debe extrañar la frecuencia con que nos proponemos la ley necesaria de la verdad, un mediador justo
examinar el valor del conocimiento sensible en la filosofía plató
nica, ni tampoco debe echarse de menos en una exposición fiel de
la doctrina de Platón iin concepto claro de lo que es el conoci
que dé la razón suficiente para mostrar la reali
miento sensible. En ningún asunto ha mostrado seguramente el
discípulo de Sócrates tantas indecisiones y tan palpable contra
dad del conocimiento humano.
dicción como en el del conocimiento sensible. Tan pronto es el co Tratemos, por consiguiente, de inquirir la
nocimiento de los objetos particulares mera causa ocasional para
el recuerdo de las ideas (Kcr7on), como es la simple apariencia de manera de completar la teoría platónica del co
la realidad, que no merece otro nombre que el de la opinión, sin nocimiento, ya que con este estudio hemos de al
que pueda denominarse filósofo más que al que se consagra a la
contemplación de la esencia de las cosas (Libro V de la Repubh- canzar la inestimable convicción de la idealidad
ac}, como se reduce á mostrar el orden y armonía, que es obra de
Dios (Timeo), como, por último, se limita á servir á manera de subjetiva que preside ála concepción platónica
preparación y antecedente cronológico del conocimiento ideal (Li
bro VII de la República}, según tendremos ocasión de indicar mas
adelante.
de la ciencia.
I-
goras y los jónios, que no es asequible la verdad El mundo de lo inteligible ó de las ideas para
medíante el conocimiento de lo que pasa, y prue Platón está formado de un conjunto u organis
ba que reducir el conocimiento á 'la sensación mo de principios, que son la base del conoci
es lo mismo que negar la ciencia, cuya verdad miento y de la realidad de todas las cosas panl ti-
es preciso buscar en los conocimientos primarios culares. Todo lo real y todo lo cognoscible.tie
y Suprasensibles de que se halla interiormente su fundamento en las ideas; es, por consiguien ,
llena el alma. Y al volver sobre esta conclusión» la idea platónica principio de esencia y de cono
trata de probar en el Fe don, en el Federo, en el cimiento de los objetos particulares.
Fílelo y áun en el libro VII de la República,, Las ideas sin los objetos particuxares, ye
deradas como esencias existentes áprion en una
que lá ciencia consiste en el conocimiento de las
determinación abstracta, no pueden llegar á sei
ideas, ya sea este conocimiento adquirido me
más que datos intelectuales del pensamiento d 1
diante el recuerdo, ya mediante la intuición.
sujeto que las concibe. Como esencias sin con
Todo tiene su razón de sér y de conocer en las creción real hasta que los objetos no participan
ideas; en ellas encuentra Platón resuelto el pro
d- ellas son las ideas abstracciones intelectuales
blema que en la tecnología moderna se conoce sin correspondencia con la naturaleza de lo co
con el nombre de la identidad entre el sér y el
nocido, pero no podrán llegar á ser percepciones
conocer; por esta razón es necesario considerar
reales. Y si se atiende al modo cómo se establece la
especialmente la teoría de las ideas. Todavía en
relación de los objetos particulares con las ideas
esté ínismo asunto resta saber cómo las ideas
se notará mejor aún este carácter abstracto é
se unen entre sí, lo cual es el objeto del diálogo
idealista que atribuimos al principio sentado por
titulado el Sofista, y de qué suerte las cosas par
Platón para resolver el problema de la ciencia.
ticulares se unen con las ideas, cuya cuestión La existencia de los objetos particulares (hasta
constituye el contenido del diálogo llamado el
de los hechos mismos cuya lógica fatal reconoce
Parménides, ó de las ideas. la experiencia diaria) depende en la teoría plató
Pero ántes de dilucidar estas cuestiones, nos
nica de la esencia ó idea de que tales objetos pai-
creemos obligados á examinar, siquiera sea rá
ticipan; consecuencia de tal precedente tiene que
pidamente, el fundamento que pueda tener el ser la de que el sujeto piensa la idea como el
principio capital del platonismo, aunque pasemos
principio de todo objeto particular, y, en ultimo
por alto, y en gracia á la brevedad, el traer á término, que el conocimiento es producto de la
juicio las pruebas dadas por Platón déla exis
tencia de las ideas.
300 ESTUDIOS de moral y de filosofía 301
falso principio origen de multitud de errores en pitiendo en toda la historia del pensamiento la
la historia de la filosofia, y muy especialmente oposición entre idealistas y empíricos que, por
de todas las falsas representaciones idolátricas estar encerrada en un círculo vicioso, es una
de la ciencia y de la vida, así como también de contradicción insoluble, en la cual tienen relati
la asumcion arbitraria de toda la realidad en la vamente unos contra otros plena razón, siendo
idea. Y ha sido precisala renovación filosófica y nreciso elevarse para resolver tal contradicción
con ella la fuerza imperiosa de los hechos para á.un principio superior á ambos extremos igual
mostrar que no hay conocimiento verdadero allí mente ilegítimos; principio que ya en parte pre
donde éste se forma, atendiendo, más que al sintió Santo Tomás al querer armonizar la te -
contenido de su objeto, á una idea prèviamente ría platónica con el aristotelismo, y qrie .
concebida. más concisamente todavía la dirección sintética
Contra las ideas platónicas, contra los univer de la cultura moderna, aspirando á determinar
sales de la escolástica y contra todos los pensa una racional composición de estas dos teon
mientos meramente subjetivos, protesta y se re fundamentales del pensamiento, 7. ^,„
vela siempre la previsión del sentido común, yes Si aún no parece suficientemente idealista la
completamente justificada la opinion de los no base de la teoría platónica, si no basta para des
minalistas; las ideas, como esencias indetermina cubrir la poca solidez del principio del platonis
das, y en cuanto concepciones subjetivas, son fla mo notar que todo el conocimiento depende de
tus vocis, que dejan sin resolver la cuestión de la lo inteligible que precede o^mariamen e á to
verdad del conocimiento. Esta protesta salvado das las cosas, y que explica la realidad délos ob
ra de los fueros de la verdad, que fué iniciada en jeto por una pretendida participación en las ideas
la Edad Media por los nominalistas, y exagerada todavía es digno de tenerse en cuenta el sentido
por el sensualismo del siglo xvm, es llevada á que dá Platón á lo inteligible en vanos de sus
consecuencias y extremos inadmisibles por el po diálogos, sentido que, á más de ser una cumplida
sitivismo moderno y por los que actualmente se prueba del error que acabamos de senaiar p
llaman realistas, que aspiran á separarse abstrac que exagera el principio anterior, repite el falso
tamente del fondo de la cuestión para atender concepto de que ya hemos hecho mención, y q
sólo al dato del objeto y tomar por única guia consiste en identificarla realidad con la m tel
gencia, cuidando siempre de asignar á ésta, no
para conocerlo la determinación espontánea des
entendimiento. Ya podrá encontrarse cumplida sólo precedencia para dirigir y ordenar lasmesas
explicación á la insistencia con que se viene re_ sino cualidad suficiente para producir poi si la
302 ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFÍA. 303
I.
ideas. A este fin comienza á examinar la cues cosa y que una de estas dos palabras, sin signi
tión de la existencia del sér y del no-sér; y con ficar nada, debe quedar reducida á ser el nom
ella las opiniones relativamente contrarias de bre de un nombre; en el caso contrario, si lo ex
las escuelas de Jonia y Elea. Si el no-sér se presado es de un lado lo uno y de otro el sér, no
enuncia y expresa existe y de tal suerte, que, existe tal identidad absoluta, há lugar á la dis
según se dice en el diálogo, el que intenta com tinción. Obligado por este mismo razonamiento,
batir el no-sér, se encuentra entorpecido, porque tiene Parménides que reconocer que lo múltiple,
apenas comienza á refutarlo se pone en contra el mal, lo imperfecto, el no-sér, en una palabra,
dicción consigo mismo, nombrándolo. Luego el son otras tantas ilusiones del entendimiento hu
no-sér existe de cierta manera. mano; de suerte que el mismo Parménides, el
Para saber qué es el no-sér, y hasta qué punto que lleva el carácter absoluto de la identidad á
puede atribuírsele realidad, veamos, dice Platón, un extremo que nadie ha seguido con igual ri
lo que es el.sér, y con tal motivo llama á juicio gor, á no ser Espinosa con su concepción de la
las teorías jónicas y eleáticas. Si el sér es, según sustancia, declara lo existencia del no-sér si
afirman los jónios, lo múltiple y diverso, lo uno quiera sea como opinión, como ilusión ó como
y lo otro, preciso es declarar que lo diverso y lo error, ya que el valor, al ménos subjetivo, de tal
uno y lo otro son, y en tal respecto tienen uni existencia es de todo punto innegable. Platón
dad. Pero si terminára aquí Platón su razona refuta la opinión de Parménides y afirma la
miento, declinaría necesariamente en la infun existencia del no-sér, pues que si existe tal
dada pretensión de Parménides, que declara la nombro es necesariamente signo de algo. Y al
existencia del sér en la unidad é identidad sin explicar Platón lo que entiende por no-sér, de
distinción ninguna y niega absolutamente la clara, según veremos más adelante, que el no-sér
existencia del no-sér. Es.preciso, por consiguien es lo distinto y diverso en relación á objetos par
te, examinar de qué..suerte es el sór uno y cómo ticulares, sin que sea concebible el no-sér abso
la unidad repugna toda distinción ó es suscep luto, ni exista la nada más que en la mera rela
tible, por el contrario, de variedad interior que ción de los contrarios. De este modo llega Platón
que explica la existencia del no-sér. á salvar las dificultades insolubles que entraña
Si el sér es uno con identidad absoluta, como el principio de Parménides. Reducido éste á pro
afirman Parménides y la escuela de Elea, no ad clamar la identidad absoluta, no consiente la ló
mite distinción ninguna, resultando necesaria gica introducir en la concepción de la realidad
mente que el sér y lo uno expresan una misma ninguna distinción, que explique la mUltiplici-
310 ESTUDIOS
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA. 311
dad. de objetos que existen dentro de la unidad,
y es irracional pretender formar conocimiento basta á nuestro fin por el pronto declarar que á
de las cosas, porque todas son absolutamente la afirmación de Parménides, que es simplemen
idénticas y por lo tanto indistintas, quedando te la tésis, y por tanto lo indistinto y simple, opo
en tal sentido la verdad como una incógnita y la ne Platon la antítesis con razonamientos toma
ciencia como un imposible. dos de los jónios y muestra la síntesis en el
En el Sofista se acepta por Platón la idea fun concierto de la unidad y multiplicidad en las
damental del sistema de Parménides, pero, pre ideas.
viendo las dificultades inherentes al problema de Para Platon la ciencia supone tanto la unidad
exagerar el principio de la unidad del sér, pro como la distinción del sér y de sus géneros, dis
cura el discípulo de Sócrates hacer constar que, tinción que no llegó á hacer Parménides, y qne
si es cierto que el sér es uno, es también indu en parte intentó Espinosa con su distinción de la
dable que en tal unidad se concilian todos los sustancia y de los atributos. Los géneros eter
contrarios, que son tales unos respecto á otros, nos explican, mediante las ideas platónicas, la
para revelarse después unidos en el principio su existencia relativa de un no-sér, que da hasta
perior que los comprende. Tal es la importancia cierto punto razón del mundo exterior. Y de esta
que tiene en toda la discusión del Sofista la suerte, no hacemos digresiones, sino que entra
prueba de la existencia del no-sér, tal es tam mos más de lleno en el núcleo de la filosofía pla
bién el mayor alcance de la doctrina de Platón tónica, que reside en las ideas. Las ideas son pu
respecto á la de Parménides y áun la de los jó- ras, no admiten en sí mismas contrario alguno,
nios. Con pleno conocimiento de los vicios implí pero para las relaciones y en ellas se constituyen
citos en una y otra escuela, Platón aspira á una de nuevo como principio de distinción entre los
síntesis superior y desea consignar un princi contrarios ó sea entre los objetos particulares.
pio ecléctico, igualmente comprensivo de la En dicho punto no hay nada que tachar al pla
parte de verdad que exista en ambas opiniones. tonismo; preciso es, por el contrario, reconocei
No es del momento, pues ocasión más oportuna en él un rigorismo lógico, exacto al ménos en el
se nos ofrecerá, examinar si tal principio asen enlace de unas y otras afirmaciones. Recordemos,
tado por Platón es una idea meramente intelec en efecto, que la idea platónica es principio de la
tual, hija de un esfuerzo subjetivo del pensa esencia y del conocimiento de los objetos parti
miento, ó es una ley real que explica la existen culares, y como las relaciones y distinciones en
cia del conocimiento y da razón de su verdad; tre dichos objetos constituyen su esencia y reali
dad, preciso es, una vez admitido el primer piin-
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 313
312 ESTUDIOS
porque el lenguaje mismo contradice tal teoría y Con vários ejemplos de combinación de los gé
muestra claramente su absurdo. neros ó ideas entre sí, tomados especialmente de
Si se acepta la segunda hipótesis, resulta que los pensamientos: sér, movimiento, reposo, lo
el movimiento está en reposo y éste se mueve, otro y lo mismo viene á concluir Platón que el
de lo cual se originan un desórden y una confu no-ser se encuentra por necesidad en todos los
sión inadmisibles en la realidad. No hay, por géneros, en cuanto éstos (como veremos más ade
consiguiente, posibilidad de admitir más que la lante al examinar el Parménides) participan del
tercera hipótesis y afirmar que pasa con los sé- sér; péro no son todo el sér, llevando por conse
res y las cosas lo que con las letras, que existe cuencia consigo toda idea el sér y no-sér. Pero
acuerdo entre unas y desacuerdo entre otras. entiéndase bien, pues, á medida que llega el
Léjos de existir sólo el movimiento, como pre diálogo á su término, muestra Platón más vivos
tenden los unos, ó de ser meramente real el re deseos de esclarecer por entero su pensamiento,
poso, según afirman los otros, halla Platón que el no-sér no es lo contrario del sér, sino solo una
los contrarios coexisten en un mismo objeto y cosa que es lo otro-, y en tal sentido, el no-sér
que de una misma cosa se puede decir el sér y el existe sólo mediante el sér, é indica la distinción
no-sér y afirmar el reposo y el movimiento, de esencia. No significa en este sentido cualita
uniéndose entre sí las ideas en los objetos parti tivo y metafísico la negación, lo contrario (1),
culares. Pero de igual modo que se necesita el indica más bieu la distinción y diferencia de una
arte gramatical para saber qué letras pueden á otra cosa. Y más adelante aclara Platón este
unirse entre sí y qué letras son desacordes, es mismo sentido cuando dice que la oposición sig
indispensable la Dialéctica, la ciencia propia del nifica una cosa distinta, á lo cual se refiére la
filósofo, para explicar con exactitud qué géneros idea del no-sér. Existe, pues, el no-sér (lo distin
se asimilan y qué géneros se rechazan. «La cien to), y toda cosa participa juntamente del sér y del
cia que enseña, dice Platón (1), qué ideas pue- no-sér, porque los objetos particulares no son en
»den unirse y cuáles no son susceptibles de sí el sér absoluto.
»unión, es la Dialéctica, que, mediante el análisis Por la breve exposición que dejamos hecha del
»y la'síntesis, reconoce la identidad de los géne- Sofista puede colegirse los caminos que sigue
»ros iguales y ladiferencia entre los géneros dis Platón con el fin de establecer la solución inter
tintos.»
di Más exactamente se hubiera explicado Platón diciendo, en
(1) Cratilo. vez de lo contrario, lo antitético y contradictorio.
316 ESTUDIOS
317
media y el principio ecléctico, que buscaba para cipio de identidad que llevado á una exageración
evitar por igual los errores de las escuelas de absoluta, conduce á los errores en que cayó la
Jónia y de Elea. Hay ideas que se combiuau por escuela de Elea); segundo, las ideas, á medida
una afinidad natural y existen otras que se re que son más puras, más se distinguen unas de
chazan por una natural contradicción: estas dos otras, conciliándose, sin embargo, en los objetos
afirmaciones constituyen el término natural de particulares, aunque en distintos respectos, me
la teoría del conocimiento ideado por Platón, á diante la compenetración del sér y del no-s r
la vez que dientan la base de los principios de (principio de contradicción).
identidad y de contradicción, que han ejercido
después tanta influencia desde el tiempo de Aris
tóteles hasta Leibnitz. NI-
De modo que la idea es para Platón lo que, po
niendo en comunicación el sér con el no-sór, sir El principio de identidad y el de contradicción
ve, al mismo tiempo que para unir los objetos son el fundamento de la relación que existe en
homogéneos en lo que se llama el género, para tre las ideas platónicas y á la vez la base de todo
establecer diferencias entre los séres distintos. conocimiento científico para Platon. Con tales
El ministerio principal que en la Dialéctica pla principios y con la pretendida participación de
tónica desempeña la idea es el de ser término los objetos particulares en las ideas, explica Pla
medio entre la multiplicidad indefinida de los ton toda la teoría de la ciencia.
jónios y la unidad indeterminada de los eleataá, Respecto al principio de la identidad toma
cuyo exárnen y refutación tanto preocupó á Pla do por Platon, según ya hemos dicho, del siste
tón. A medida que una idea es más una y más ma de Parmenides, conviene advertir que no
pura en sí, se distingue y diferencia de lo que puede ser admitido como primer principio de la
no-es, más muestra el no-sér, siendo así asequi cieneia, ni tampoco como el único. En primer lu
ble hallar la unidad en la distinción, y ésta otra gar, la identidad no lleva implícita la realidad
vez en la unidad. La conciliación ecléctica de los de las ideas, no expresa todo lo contenido en
dos sistemas opuestos, jónico y eleático, es lle ellas, ni declara tampoco más que una de las
vada á cabo por Platón mediante los dos princi cualidades inherentes á la esencia de las ideas.
pios siguientes que resumen toda su teoría: pri Además, ó la identidad queda reducida a una
mero, cáda idea es idéntica consigo misma, por mera repetición de términos, ó supone necesa
que es pura y no admite ningún contrario (prin riamente tauto la unidad como la totalidad de la
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 319
313 ESTUDIOS
discípulo de Sócrates quiso añadir al sistema de
esencia declarada en las ideas mismas, que son
la identidad absoluta.
idénticas sólo en el grado y en la medida en que ¿Lleva en sí lo idéntico la distinción? ¿Puede
son unas y totales. Por último, la identidad es conocerse la distinción de las ideas, declarando
una referencia, y exige para su expresión ser sig que cada una es idéntica consigo misma? Para
nificada en un juicio, lo cual equivale á procla contestar tales objecciones, ideó Platón sin duda
mar que el principio de la ciencia tiene que ser alguna el principio de contradicción como com
un juicio, no ya juicio siquiera sintético y á prio- plementario del de identidad.
ñ como decia Kant, sino simplemente analítico. Es indispensable, por tanto, que examinemos
Y en tal caso, preciso es no olvidar que en todo también el principio de contradicción y que le
juicio se conoce una relación, y que ésta supone consagremos en este trabajo algunas líneas, ya
dos términos, que son considerados en una de que puede ser considerado como laúnica origina
terminada referencia, siendo necesario, por con lidad que en este asunto añade Platón á las teo
siguiente, al proferir un juicio conocer ántes sus rías jónica y eleática (1).
dos términos y la relación en que se constituyen. Ya sea la fórmula usada por Platón la que se
De no formular así el juicio, se camina siempre acepte para expresar el principio de contradic
en el conocimiento de supuesto á supuesto, pero ción «lo conforme pone como verdadero lo que
nunca se procede con conocimiento directo de la »niégalo disconforme,» ya sea la de su discí
realidad de los objetos. Por tales razones afir pulo Aristóteles, ménos admisible que aquella
mamos que ningún juicio puede ser el principio por su forma negativa, ya sea la de Leibnitz, «de
de la ciencia. No son de menor valor las objecio »dos proposiciones contradictorias, la una es ver-
nes que pueden hacerse al principio de la identi »dadera, la otra falsa,» ya sea, por último, la
dad, cuando se piensa en la necesidad de la dis declarada por Kant «á ninguna cosa le conviene
tinción entre las ideas. Aceptando la identidad »un predicado que le contradiga,» siempre re
en el sentido absoluto en que la aceptaba Par- sultará que la exprexion de tal principio indica
ménides, el absurdo que implica es bien claro; ante todo una relación, un conocimiento rela
porque todo resulta ser lo mismo, y no hay oca tivo que supone, pero que no conoce la unidad
sión siquiera para pensar en la distinción. Mas, de los términos ántes idénticos y ahora contra-
si se acepta la identidad tal cual la declara Pla
tón, es indispensable exigir á tal principio que
explique por sí lo que es más contrario á él, lo
distinto, lo que no es idéntico, corrección que e^
320 ESTUDIOS
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 321
dictorios, siendo, por tal motivo, igualmente culares. Y se confirma lo que acaoamos de de
aplicables á este principio las objeciones hechas cir al reconocer que la contradicción no es un
en semejante respecto al de identidad. principio susceptible de aplicación universal,
El principio de contradicción, que casi nunca carece de valor para ciertos conocimientos y no
se ha usado en la relación afirmativa y siempre puede ser criterio para aquilatar la certeza de
ha tenido aplicación en la forma negativa que muchas verdades, por ejemplo, de las verdades
le dió Aristóteles, supone, pero no conoce lo inmediatas y evidentes. Por tal motivo, el prin
esencial de los términos contrapuestos, hace cipio de contradicción proporciona sólo pruebas
abstracción de lo que lo contradictorio puede indirectas para el conocimiento.
tener de común y se limita á conocer lo particu Las consideraciones que preceden nos excusan
lar y relativo, sin cuidarse para nada de la rea de examinar la razón de las prolongadas polémi
lidad, que es inherente á tales términos, y des cas á que ha dado lugar la naturaleza relativa
de la cual puede y debe ser explicada toda re del principio de contradicción, ineficaz para ex
lación, lo mismo la idéntica que la contradic plicar por sí mismo lo distinto dentro de lo idén
toria. Y tales imperfecciones se muestran bien tico, como quería Platon, é inútil para servir de
á las claras en la filosofía formada según el base á todo conocimiento científico, como han
principio de contradicción, en la filosofía es pretendido después Aristóteles y los escolás
colástica, que, sin penetrar en el conocimiento ticos.
de la realidad, revistió de forma lógica la reali Queda, pues, mostrado que los principios de
dad creída (1). El carácter relativo del principio identidad y contradicción son ineficaces para
de contradicción se descubre fácilmente; basta explicar la relación que existe ó debe existir en
para ello notar que su base reside en la relación tre las ideas. Todavía es necesario examinar
del sór y del no-sér, y que su aplicación se hace cómo explica Platon la relación de las ideas con
mediante el pensamiento ó idea dei no-sér, que los objetos particulares, ó sea la participación
es un pensamiento siempre relativo, como ense desenvuelta en el diálogo titulado Parmenides, ó
ña Platón en el Sofista, sin que sea concebible de las ideas.
la existencia absoluta del no-sér, pues la nada
ó el no-sér carece de existencia primaria, y se
ofrece sólo al pensamiento en relaciones parti
Veamos ahora cómo se desenvuelve este pen en sí misma y en multitud de objetos? porque la
samiento de la participación. Lo que participa idea permanece en sí misma y existe sólo como
de una idea, ¿participa de la idea entera ó sólo imágen en lo sensible, de igual modo que la luz,
de una parte? Hé aquí la primera pregunta for permaneciendo una é idéntica, está al mismo
mulada en el diálogo respecto al modo cómo par tiempo en muchos lugares diferentes, sin estar
ticipan los objetos sensibles de las ideas. separada de sí misma (1).
Las cosas no son ni existen más que por su No queda, sin embargo, muy satisfecho de
participación de las ideas, pero si los objetos esta explicación el mismo autor del Parméni-
sensibles participan de toda la idea, hay que con des, comprendiendo sin duda, según piensa un
fesar que ésta se separa de sí misma, y es, por comentador (2), que toda ella reside en la idea
tanto, divisible. Además, los objetos sensibles no
como un todo cuantitativo y extenso. Rechaza
también anticipadamente Platón la manera de
pueden participar de las ideas en parte, porque
éstas son puras y carecen de partes. De suerte explicar la participación, suponiendo que es la
que uno y otro modo de participar son igual idea un género, una nocion lógica, obtenida por
la comparación de los caractéres com unes de los
mente desechados. No obstante, es de presumir,
buscando interpretación á este pasaje en otros objetos particulares. Esta explicación, que dió
diálogos, por ejemplo, en el Timeo, que Platón origen al conceptualismo de Aristóteles, era de
todo punto inadmisible para Platón, que siempre
se inclina á pensar que toda la idea está presente
entendía el pensamiento como pensamiento de
en la cosa sensible que participa de ella, á modo
de semejanza, como una obra de arte participa algo, del sér, y que negaba ai espíritu el poder
para formar concepciones sin algo concebido (sin
del pensamiento del artista que la ejecuta, te
niendo, por tanto, los objetos sensibles de seme objeto). Conviene tener en cuenta en este punto
la diferencia que existe entre el peüsamienío
jante con la idea lo que en ellos hay de sér, y
abstracto de Aristóteles y lo inteligible (la idea)
refiriéndose lo desemejante, lo que no participa
platónico. Para Platón, jamás es la idea un mero
de la idea, alno-sár de los objetos particulares (1). pensamiento ó una forma general de la razón
Así parece resultar de la manera cómo contesta
á esta objeción: ¿De qué modo toda la idea está
(1) A esta relación de la luz con las ideas quieren referir algu
nos intérpretes del Fausto de Goethe la explicación de las antor
(1) El tránsito del sér al no-sér y áun la relación entre ambos, chas, representadas en la magia del gran poema, como las madres
que Platón explica mediante la participación, era razonado por de la vida.
Heg-el en virtud del suceder, como la determinación, en que se (2) A. Ed. Chaignet.
unen lo abstracto y lo concreto.
330 ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 331
humana, que se va llenando de realidad ante la cientes para explicar la participación, se cae de
contemplación de los objetos particulares, que lleno en el dualismo y es preciso confesar que
es en último término la pretension, bajo la cual las ideas son en sí y permanecen relacionadas,
se ampara toda teoría conceptualista, imaginán pero sin ninguna referencia á los objetos parti
dose herir de muerte el dualismo. Ante la doc culares, miéntras que éstos, enlazados entre sí,
trina platónica, el problema tiene precisamente no muestran tampoco relación ninguna con las
la posición inversa, por cuyo motivo se desecha ideas. Y esto sentado, el absurdo’que lleva con
y refuta el conceptualismo, ya que Platon proce sigo es inevitable; paira salvarle, Platon tiende en
de de esta afirmación para él incontrovertible, todo el resto del diálogo á asumir la realidad de
la idea es un principio real de esencia y de exis lo sensible en el mundo de las ideas, preocupán
tencia, á la vez que de conocimiento de todos dose de las exigencias de una unidad entre estos
los objetos particulares. términos contrapuestos, hasta el extremo de ase
. ¿Será tal vez explicable la participación por la verar que, conociendo bien la naturaleza de lo
semejanza, de tal suerte que las ideas sean como inteligible y las relaciones que entre sí tienen
modelos que existen en la naturaleza en general las ideas, lograremos descubrir también su rela
y los objetos copias de estas mismas ideas? Este ción con las cosas particulares, pues no hay que
principio, tomado indudablemente de Pitágoras, olvidar que el principio siempre incontrovertible
y en parte admitido en el Timeo, es rechazado del platonismo consiste en referir á la idea toda
en éste diálogo, porque contradiría la naturaleza la realidad.
de Jas ideas, qne necesita ser, según la concep
ción platónica, distinta de la délos objetos parti
culares, lo cual no es posible si la comparación III.
que implica la semejanza exige siempre é inde
finidamente una idea superior, bajo la cual pue En esta última parte del Parmenides se halla
da establecerse aquella comparación. Por otra la doctrina más difícil de la filosofía platónica, la
parte, áun admitido este principio dualista, en que ha dado márgen á las más graves indagacio
virtud del cual se concede existencia á dos rea nes de los comentaristas, y queda todavía, áun
lidades que se asemejan, es inevitable concebir conociendo todos los juicios y datos existentes
un principio superior con virtualidad suficiente sobre ella, tan indecisa en su fondo y tan vaga
para justificar aquella semejanza. en su procedimiento, que justifica por igual las
Al desechar todas estas hipótesis por insufi- interpretaciones más encontradas.
332 ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 333
sólo una exposición indirecta (le la teoría de la La división más general al interpretar el Par
participación (1). ménides está entre los que creen que es un diá
logo que sirve sólo de ejemplo de un ejercicio ló
IV- gico, mostrando el método propio de la escuela
de Elea, y los que entienden que el Parménides
Termina el Parmenides con afirmaciones que, tiene un sentido altamente trascendental y on
al mismo tiempo que son muy vagas, dan origen tològico. Los principales partidarios de la prime
á muy diversas interpretaciones, siquiera sea ra opinion son Chaignet, Tenneman, Sleierma-
indispensable para razonar éstas de algún modo, cher, Ast, Cousin, Karsten y Stumph, mientras
tener en cuenta todo el desenvolvimiento ante que se deciden por la última, apoyados en la au
rior del diálogo. toridad de Proclo, Hegel, Zeller, Cuno Fischer y
Dice Parménides, dirigiéndose á su interlocu Fouillée, tomando una especie de término medio
tor: «Si, por lo tanto, dijésemos, resumiendo; si entre ambas opiniones, P. Janet.
»lo uno no existe, nada existe, ¿no diríamos la Aunque se rechace, como pretende Mr. Chai
»verdad? Digámoslo, pues, y digamos también gnet, por falta de imparcialidad, la autoridad de
»que, á lo que parece, que lo uno exista ó que no Proclo, todavía creemos que debe hallarse en el
»exista, él y las otras cosas, con relación á sí Parménides algo más que un mero ejercicio lógi-
»mismas y en la relación de las unas con las gico, cuando se observan los esfuerzos llevados
»otras, son absolutamente todo y no son nada; lo á cabo por su autor para agotar todas las hipóte
»parecen y no lo parecen.». sis relativas á la existencia ó no existencia de lo
Ante semejante conclusion, los comentaristas uno, dejando implícitas, qüe no explícitas, algu
han interpretado este diálogo de la manera más nas de las más importantes consecuencias para
diversa. Desde los que le hacen carecer de prin entender la doctrina platónica, euya última y
cipio (aquéjalos) y de fin, hasta los que le pro superior expresión queda reducida, según se des
claman como una de las maravillas del arte, me prende del diálogo, á asumir lo sensible en lo
dian una multitud de opiniones, cuál más, cuál inteligible, y á poner como principio de toda
ménos, todas ellas fundadas en alguno de los mu cosa la idea de las ideas, lo universal, la unidad
chos aspectos que la complejidad del diálogo absoluta, concebida directamente en la Noesis
ofrece. mediante la identificación del pensamiento con
la existencia.
(1) A. Fouillée. La Phüosopliie dé Platon, Tomo I, pág. 226.
Por o*ra parte, aunque se asienta á la interpre-
338 ESTUDIOS
DE MORAL Y DE FILOSOFÍA 339
tacion más lata de los que quieren ver en el Par
ménides una ontologia completa, y se siga la contradicción, que él ha mostrado al exponer y
opinion más exagerada entre ellos, que es la sus refutar las teorías jónica y eleática. Ha hecho
tentada por Mr. Fouillée, todavía sera necesario uso para ello de la Dialéctica, ha querido, me
tener en cuenta que el objeto principal del diá diante ésta, establecer una relación éntrelos ob
logo es la teoría de la participación, y que, res jetos particulares y su principio y conociendo
pecto á semejante asunto, no se halla una cum que le era imposible explicar dicha relación, ha
plida contestación en él; y buena prueba de ello terminado, asumiendo todos los objetos en lo in
es que el mismo Fouillée, que ha hecho todos los teligible y universal, en lo uno, declinando ne
esfuerzos inconcebibles para dar Carácter onto cesariamente en el más extremo idealismo.
lògico al Parmenides, declara que éste contiene No le bastan á su autor en el Parménides, como
sólo una explicación indirecta de la teoría de la en el Timeo, metáforas é imágenes para explicar
participación. Además, bueno será no olvidar la participación, y aunque ante tales obstáculos
relativamente á este asunto que si las inferen no llega Platón á negar ló múltiple y el movi
cias que es razonable hacer TP Parménides con miento, de igual modo que lo hizo la escuela de
ciertan con la teoría platónica del conocimiento Elea, es lo cierto que, ocupándose casi exclu
(lo cual creemos confirma la opinion de que el sivamente de la contemplación de lo universal
Parmenides se reduce á pretender explicar la y de elevarse á lo inteligible, no encuentra tér
participación, señalando principio de union para minos hábiles para deducir de las ideas la exis
los dos mundos del conocimiento, ó asumiendo el tencia de los objetos particulares, viéndose obli
uno en el otro), disconforman, no obstante, de gado á cortar la dificultad, afirmando que la ma
otras teorías metafísicas de Platon, que, expues teria es el no-sér, que recibe y toma existencia
tas en otros diálogos, en el Timeo por ejemplo, y reali dad en el grado en que participa de las
revelan, más que afinidades con la escuela de ideas.
Elea, como el Parmenides, conexiones íntimas En éste, como en todos los demás diálogos, bus
con las doctrinas pitagóricas. ca Platón, según hemos dicho (1), una unidad,
Creemos, pues, que en el Parménides se pro bajo la cual aspira á identificar el pensamiento
puso Platon como objeto principal explicar la teo con la acción, reuniendo ambos elementos en la
ría de la participación para resolver la contra complegidad del bien (sol del mundo inteligible),
dicción, qué le aparece continuamente en la es y en tal sentido quizá el pensamiento de Platón
fera de la ciencia entre lo uno y lo múltiple,
(1) V, Exàmen del Fedon, núm. 1.
24
ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFÍA
340
quedaría completo, refiriendo todos los términos
contradictorios que ha examinado, y áun la exi
gida identificación entre ellos á la idea del bien.
Así hubiera aparecido su pensamiento más claro
y más fiel á la enseñanza de su maestro; pero la CONCLUSION.
idea del bien no explicaba lo inmediatamente
puesto en cuestión, la relación y participación
entre lo uno y lo múltiple, y recurre, por tal
motivo, á la UnM absoluta, que entiende, sin
embargo, como una unidad fecunda y capaz de
producir por sí el movimiento y la vida, siquiera Resumiendo brevemente los principales resul
tal producción sea para el hombre un misterio tados de la filosofía platónica (que quedan ex
en los términos en que se resuelve el problema. puestos en este estudio), relativos á la teoría de
Buen cuidado tiene también Platón en los demás la ciencia, será fácil mostrar el sentido ya latente
diálogos de hacer entrever que, en último tér de la teoría de Platón, respecto al conocimiento.
mino, esta unidad absoluta ó idea de las ideas es Hemos dividido este estudio en dos partes. De
la primera, ó sea de la parte crítica y negativa
el bien- . , „ contenida en el Teetetes, se infiere: que la ciencia
En resúmen: entendemos que ni el Parmem-
des explica la teoría de la participación, ni se es para Platón cosa distinta de la sensación, que
libra por completo de los errores atribuidos por no puede ser explicada por la opinión ni referida
él á la" escuela de Elea, sino gracias á una incon al juicio razonado, debiendo más bien buscar la
secuencia de todo punto infundada y á una con ciencia en los elementos suprasensibles ó ideas de
tradicción palmaria, que consiste en afirmar la que está interiormente llena el alma.
existencia de las cosas y objetos particulares De la parte afirmativa ó dogmática que se ha
para refutar la identidad absoluta de los eleatas, lla en los diálogos Fedon, Libro VI de la Repú
terminando después por declarar lo part.culai blica, Sofista y Parménides se concluye: que el
múltiple y movible, como la región del no-ser, principio de la ciencia está en las ideas conoci
que toma su realidad de las ideas. das ó directamente ó mediante la reminiscencia
y que las ideas, principio de esencia de los obje
tos particulares, son á la vez idénticas y distin
tas, y se compenetran entre sí mediante la uni
342 ESTUDIOS DE MORAL Y DE FILOSOFIA. 343
Págs.
Prólogo........................................................
Orígenes del Positivismo.
Orígenes del Positivismo............................. 1
Teorías morales del Positivismo.................. 21
La Familia.
Consideraciones morales sobre su constitu
ción y carácter......................................... ^7
La Ciencia según Platón.
Introducción................................................. I67
Parte crítica ó negativa de la filosofía pla
tónica respecto á la ciencia.—Exposición
y exámen del diálogo titulado TwUtvs. . 179
Parte afirmativa ó dogmática de la filosofía
platónica respecto á la ciencia.—Teoría
de las ideas.—La Dialéctica.—Exámen del
...................................................................
Exámen del Libro VI de la República.......... 291
Exámen del Sofista....................................... 305
Exámen del Parméniens.............................. 323
Conclusion..................................................... 341
ERRATAS-
2T 9 firmada afirmada.
31 12 especuladores espectadores.
48 n atonismo atomismo.
83 1(5 de la verdad de verdad.
151 1 duaire douaire.
151 15 lucubraciones elucubraciones
213 11 parecer aparecer.
241 11 de los términos los términos.
291 6 condicional condición.
Alcalá, 18.—Madrid.