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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL COMAHUE

FACULTAD DE HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE LETRAS
Literatura Argentina II
Prof. Adjunta: Dra. María Alejandra Minelli
Prof. Asistente de docencia: Esp. Rayén Daiana Pozzi
Prof. Ayudante de docencia: Esp. Rocío Fit

Trabajo práctico evaluativo

“A cien años de Veinte poemas para ser leídos en el tranvía de Oliverio Girondo”

Escriban un ensayo en el que trabajen el poemario Veinte poemas para ser leídos en el
tranvía de Oliverio Girondo a partir del abordaje de uno de los siguientes temas:

● El yo poético
● La ciudad
● El erotismo
● El humor
● El viaje cosmopolita
● Los usos del lenguaje

Desarrollen una hipótesis de lectura sobre el tema seleccionado a partir del análisis de
algunos de los poemas de la obra.

Extensión recomendada: entre 1500 y 2500 palabras.

Fecha de entrega: 3 de octubre, vía PEDCO.


UNIVERSIDAD NACIONAL DEL COMAHUE.
FACULTAD DE HUMANIDADES,
DEPARTAMENTO DE LETRAS.
2022.

LICENCIATURA EN LETRAS.
LITERATURA ARGENTINA II.

KAREN AYLÉN SBRIGLIO.


N° LEGAJO: FAHU-1562.

Trabajo práctico evaluativo N°1

El sujeto moderno: absorbido por una ciudad repulsivamente atractiva


Un yo que se pierde, una metrópolis que siente.

Ensayo sobre Veinte poemas para ser leídos en el tranvía de Oliverio Girondo.
El sujeto absorbido por una ciudad repulsivamente atractiva
Un yo que se pierde, una metrópolis que siente.

“…nos hallamos en presencia de una NUEVA sensibilidad y una NUEVA


comprensión, que, al ponernos de acuerdo con nosotros mismos, nos
descubre panoramas insospechados y nuevos medios y formas de expresión”
(manifiesto Martín Fierro, 1921)
“se trata de hacer de la poesía no ya un canto sino el chirriar violento que
sacude nuestros oídos al cruzar las calles de la ciudad (…) El yo aparece en
esa red interurbana como un trozo de materia más” (Muschietti, 1985:144)

La modernidad fue un período de tiempo que impactó no solo en el contexto urbano


sino en la manera que los sujetos percibían su entorno y se relacionaban con él. La ciudad
moderna marcada por la convulsión, el progreso, las transformaciones sociales y el
movimiento, se caracterizaba por presentar un nuevo sujeto (y, por ende, lector) que se reunía
alrededor de lo nuevo; un sujeto en circulación y acción, con una nueva sensibilidad. Este
período, entonces, se establecía en relación al cambio, tanto en las costumbres, como en la
percepción de los individuos.

Es en este contexto que Oliverio Girondo, poeta vanguardista perteneciente a la


vanguardia de floridaFlorida, publica en 1922 su primer poemario, denominado Veinte
poemas para ser leídos en el tranvía, en Francia, en una edición de autor. La obra presenta
una ruptura de la tradición, puesto que adentra lo urbano a la poesía, en un intento de poetizar
la ciudad. Establece, podríamos decir, una poética de lo cotidiano, donde aunó a los versos de
Veinte poemas para ser leídos en el tranvía lo caótico, banal e incluso oscuro de la ciudad
moderna. En el presente ensayo, entonces, trataremos de dar cuenta comocómo, en el
poemario, Girondo adopta y plasma la ciudad moderna, esta urbe en proceso de cambios y
transformaciones, dejando esto al descubierto por medio del recurso poético denominado
personificación: personifica los objetos y cosifica a los sujetos. Para ello, nos apoyaremos
principalmente en la obra de Schwartz denominada Vanguardia y cosmopolitismo en la
década del 20.

En Veinte poemas, es posible notar que la ciudad que nos presenta Girondo se aleja
del modelo urbano que habían planteado hasta ese momento otros poetas argentinos, tal como
ocurre en Fervor de Buenos Aires de Borges, el primero poemario del autor, publicado en
1923. Este se centra -los poemas se ubican principalmente- en el arrabal porteño y, con un
tono cargado de nostalgia y desde la simpleza, describe los espacios de la ciudad. Veinte
poemas, en cambio, da cuenta de una ciudad completamente distinta, en la que lugares tales
como la milonga, la plaza, el café-concierto y el casino ocupan un rol central. En dicha obra,
entonces, se nos presenta una perspectiva cosmopolita de la Buenos Aires de los años veinte,
una ciudad moderna cargada de los avances tecnológicos tales como “Automóviles afónicos”
(p.53), “Un tranvía que es colegio sobre ruedas” (p.57) “…la llave de la electricidad” (p.37).
Es una ciudad que se construye de modo tal que los objetos adoptan características de lo
humanos “El casino sorbe las últimas gotas de crepúsculo” (p.53), “¡Los patios fabrican
azares y noviazgos!” (p51) “Ventanas con aliento y labios de mujer” (p.51) y el sujeto se
deshumaniza “Una señora que hace gestos de semáforo a un vigilante...” (p.61)

La ciudad retratada por Girondo en su primer poemario pasa a convertirse en un


espacio donde todo gesticula, se articula, todo se humaniza. Los elementos que la componen
adquieren personalidad, modos de ser y sentir, caracterizando a los objetos a partir de rasgos
diferenciales que hacen posible encuadrarlos en el marco del vivir, de lo humano. En estas
metrópolis, entonces, se abolen los límites propios del sujeto y el objeto, tal como ocurre en
el poema denominado Apunte callejero:

Pienso dónde guardaré los quioscos, los faroles, los transeúntes, que se me
entran por las pupilas. Me siento tal lleno que tengo miedo de estallar… Necesitaría
dejar algún lastre sobre la vereda.
Al llegar a una esquina, mi sombra se separa de mí, y de ponto, se arroja entre
las ruedas de un tranvía. (Girondo, O. 2014:41)

En este poema lo urbano penetra en el sujeto poético. El yo lírico absorbe lo exterior y


los elementos propios de la ciudad pasan a formar parte de él; la magnitud e inconmensurable
cantidad de sujetos-objetos que forman parte de la urbe lo hace sentir lleno, al punto de temer
ser rebalsado por las sensaciones que le provocan. El yo no sabe qué hacer, cómo actuar, por
lo que debe dejar un residuo de sí sobre la vereda, restos de su persona. Debe perder parte de
él para, de este modo, ingresar al interior de la ciudad y fundirse en ella; al volverse parte de
la metrópolis es, en consecuencia de ello, cosificado. Esta ciudad, además, muestra a un
sujeto fragmentado “mi sombra se separa de mí”, quien, atemorizado por el caos de la
metrópolis, es dividido en dos “yo-sombra”.
Los sujetos, entonces, por un lado, son presentados como objetos, perdiendo los
rasgos característicos humanos y los objetos, por otro lado, antropomorfizados, humanizados,
puesto que se les otorga atributos propios de las personas que habitan y se mueven al interior
de una sociedad particular. Estamos, podríamos decir, frente a “Un proceso de reificación, en
el que los individuos se caracterizan por los atributos cosificadores, y, a su vez, los objetos
aparecen antropomorfizados” (Schwartz, J., 1993:146. Cursiva propia). Así también,
podemos identificar en Veinte poemas la presencia de un borramiento del sujeto y del objeto,
en el que los límites se vuelven grises y se van difuminando poco a poco, hasta borrarse y
perderse totalmente, tal como ocurre en siguiente verso “Junto al cordón de la vereda un
quisco acaba de tragarse a una mujer” (p.57), en el que la cosmópolis actúa sobre los
transeúntes, y estos pasan a formar parte de ella, de su interioridad. Por eso podemos decir
que la idea de tragar, acción humana y violenta (si se piensa que se trata de un sujeto quien
está siendo devorado) no solo presenta un yo pasivo que se deja hacer, sino que da cuenta de
que el yo lírico se vuelve uno con la ciudad al ser tragado por la misma.

Por otro lado, a través del recurso poético denominado personificación, en el que el
poeta les otorga sentidos humanos a los objetos, se pone en evidencia la convulsión, la
agitación y la estruendosa sonoridad propia de la ciudad en proceso de cambios, de avances
tecnológicos. Una urbanización que no es cálida, que no es vista desde una perspectiva
nostálgica o afectuosa, sino que más bien es descripta desde un punto de vista totalmente
alejado y desprendido de emoción, explicitando el caos urbano, tal como ocurre Pedestre,
poema en el que se menciona que “un edificio púbico aspira el mal olor de la cuidad” (p.56) o
donde “Con un brazo prendido a la pared, un farol apagado tiene la visión convexa de la
gente que pasa en automóvil” (p.56). Esta ciudad es una que estremece (p.57), en la cual las
casas se despiertan y ven a los transeúntes pasar (p.55), en la que las sombras se acuestan a
fornicar en la vereda (p.56)

La fusión de diferencias hombre-naturaleza-objeto son el panorama que Girondo


plantea en el poemario. Se funde sujeto y objeto, hombre y ciudad. Podemos plantear, por lo
tanto, las siguientes ecuaciones:

hombre=ciudad

hombre=objeto

Tal como plantea Schwartz, no es el hombre quien modifica a la ciudad, sino la


ciudad quien transforma al hombre, por lo tanto, el objeto actúa sobre un sujeto que se
presenta fragmentario y despersonalizado. El hombre se iguala al sujeto, ambos forman
parte equivalente de la metrópolis, tal como es posible interpretar en la siguiente cita del
poema denominado Río de Janeiro:

Hay viejos árboles pederastas, florecidos en rosas té; y viejos árboles se tragan los
chicos que juegan al arco en los paseos (…) negro que tienen cutis de tabaco, las
palmas de las manos hechas de coral y sonrisas desfachatadas de sandía (Girondo, O.
2014:40)
Los árboles degluten a los niños, quienes son tragados y pasan a formar parte de la
entidad urbana, a estar en su interior. Los hombres, además, poseen piel de tabaco y manos de
coral, siendo sus atributos corporales descriptos como objetos, es decir, que la descripción
realizada en Río de Janeiro no marca diferencia alguna entre los rasgos propios de un sujeto y
los que son pertenecientes al mundo de los objetos. Del mismo modo en que las diferencias
de sujeto-objeto se pierden, así también, en Nocturno, por ejemplo, son los objetos quienes
pasan a un plano central en el poema, la ciudad es lo que destaca y domina la obra. Los
objetos sienten incluso más que los humanos, como es posible observar en la siguiente
metáfora: “Hora en que los muebles viejos aprovechan a sacarse las mentiras, y en que las
cañerías tienen gritos estrangulados, como si se asfixiaran dentro de las paredes” (p.37) o “A
veces se piensa, al dar vuelta la llave de la electricidad, en el espanto que sentirán las
sombras, y quisiéramos avisarles para que tuvieran tiempo de acurrucarse en los rincones”
(p.37). Es una ciudad donde los sujetos y los objetos se desdibujan. La cosificación y
personificación, como hemos intentado dar cuenta, es constante a lo largo de la obra,
formando parte de una estructura que caracteriza al poemarioa Veinte poemas.

Para concluir, entonces, podemos decir que, en Veinte poemas para ser leídos en el
tranvía de Oliverio Girondo, a través de la metáfora y la personificación, da cuenta de una
ciudad moderna caótica, una ciudad en la que el sujeto y la urbe se funden, porque esta última
lo absorbe. El sujeto es consumido, tragado. La ciudad que representa e intenta plasmar el
autor, por medio de poemas en versos y en prosa, es una que se muestra como un ente que
siente, absorbe y condensa el ser-sentir moderno, un sentir cuestionable, sucio, muchas veces
inmoral, desacralizante, fragmentario, pero, aun así, aun poseyendo estas características,
resulta repulsivamente atractiva.

Bibliografía:
Girondo, Oliverio (2014). Veinte poemas para ser leídos en el tranvía. Losada, Buenos Aires.

Luque García, A. (2 de diciembre de 2012). La ciudad poliédrica de Oliverio Girondo. Pliego


Suelto. Recuperado de http://www.pliegosuelto.com/?p=2719

Muschietti, D. (1985) La fractura ideológica en los primeros textos de Oliverio Girondo.


En: Filología, U.B.A., Bs. As.

Muschietti, D. (1988). El sujeto como cuerpo en dos poetas de vanguardia (César Vallejo y
Oliverio Girondo), en Filología, U.B.A., Bs. As.
Sarlo, B. (1988). Oliverio, una mirada de la modernidad. En Una modernidad periférica:
Buenos Aires 1920 y 1930, Buenos Aires, Nueva Visión.

Schwartz, J. (1993). Vanguardia y cosmopolitismo en la década del 20. Oliverio Girondo y


Oswald de Andrade. Beatriz Virterbo: Rosario.

El trabajo está muy bien, está aprobado para la instancia práctica del cursado. Si desearas
presentarlo a las Jornadas de Lectura Crítica, deberías incorporar las correcciones señaladas y
colocar en diálogo el estudio de Schwartz con el de Muschietti, en particular en torno a la
fragmentación del sujeto poético. Recibiríamos la nueva versión hasta el 24 de octubre para
realizar otra corrección previa a la presentación a las Jornadas.

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